neopopulismo en venezuela

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Este documento está disponible para su consulta y descarga en Memoria Académica, el repositorio institucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata, que procura la reunión, el registro, la difusión y la preservación de la producción científico-académica édita e inédita de los miembros de su comunidad académica. Para más información, visite el sitio www.memoria.fahce.unlp.edu.ar Esta iniciativa está a cargo de BIBHUMA, la Biblioteca de la Facultad, que lleva adelante las tareas de gestión y coordinación para la concre- ción de los objetivos planteados. Para más información, visite el sitio www.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar Licenciamiento Esta obra está bajo una licencia Atribución-No comercial-Sin obras derivadas 2.5 Argentina de Creative Commons. Para ver una copia breve de esta licencia, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/. Para ver la licencia completa en código legal, visite http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/ar/legalcode. O envíe una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA. Rivas, Ricardo Alberto 1999, Nro. 6, p. 243-258. Sociohistórica Cita sugerida Rivas, R. A. (1999) Populismo y neopopulismo en Venezuela [en línea]. Sociohistórica, (6). Disponible en: http://www.fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.2816/pr. 2816.pdf Populismo y neopopulismo en Venezuela

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revolucion, militarismo y neopopulismo en ameria latina

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  • Este documento est disponible para su consulta y descarga en Memoria Acadmica, el repositorio institucional de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin de la Universidad Nacional de La Plata, que procura la reunin, el registro, la difusin y la preservacin de la produccin cientfico-acadmica dita e indita de los miembros de su comunidad acadmica. Para ms informacin, visite el sitio www.memoria.fahce.unlp.edu.ar

    Esta iniciativa est a cargo de BIBHUMA, la Biblioteca de la Facultad, que lleva adelante las tareas de gestin y coordinacin para la concre-cin de los objetivos planteados. Para ms informacin, visite el sitiowww.bibhuma.fahce.unlp.edu.ar

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    O enve una carta a Creative Commons, 559 Nathan Abbott Way, Stanford, California 94305, USA.

    Rivas, Ricardo Alberto

    1999, Nro. 6, p. 243-258.

    Sociohistrica

    Cita sugerida Rivas, R. A. (1999) Populismo y neopopulismo en Venezuela [en lnea]. Sociohistrica, (6). Disponible en: http://www.fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.2816/pr.2816.pdf

    Populismo y neopopulismo en Venezuela

  • Populismo y neopopulismoen Venezuela

    Ricardo Alberto Rivas*

    Introduccin

    El 15 de diciembre de 1999, uno de los peores desastres del siglo XXdejaba a los venezolanos sin los tradicionales festejos poselectorales, suspendi-dos en solidaridad con miles de damnificados por las lluvias torrenciales queazotaban al norte del pas.

    Qu hicieron los venezolanos para merecer esto? Absolutamente nada, peroalgunos quiz hayan pensado que se trataba de una dura seal del furor divi-no, pues aquel da otra tempestad, El Huracn Hugo, haba arrasado en lasurnas, al obtener el 71.50/0 de los votos por el S, que refrendaban la nuevaConstitucin Nacional. Los votantes por el No inclua buena parte de los em-presarios, de los partidos polticos tradicionales, del periodismo, de la Iglesia ysta, como se sabe, no es una opositora desdeable.

    Hugo Chvez, quien cita permanentemente a Bolvar, quiz haya recordadoque cuando en 1812 se produjo un terrible terremoto que dej alrededor de10.000 vctimas, la Iglesia haba sugerido que el desastre era un castigo deDios ante el movimiento insurgente de los patriotas. Tambin es posible que

    * Profesor e Investigador UNLP-CISH

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    haya pasado por su cabeza la respuesta de Bolvar: Si la naturaleza se opone,lucharemos contra ella y haremos que obedezca.

    Probablemente tambin Hugo Chvez est dispuesto a continuar con-tra toda oposicin el camino iniciado hace siete aos, cuando era un oficialescasamente conocido en las instituciones armadas y casi nada entre las civiles.En aquel entonces, pocos tomaron en serio ese intento, pues el sistema demo-crtico pareca consistente y aunque no dudaran que estaba en crisis, la salidagolpista no pareca probable y mucho menos un triunfo electoral de los insur-gentes, tal como sucedi en 1998.

    Efectivamente, cuando el 4 de febrero de 1992 un grupo de militaresinsurrectos comandados por el teniente coronel Hugo Chvez Fras atacaronLa Casona y el Palacio de Miraflores, (vivienda presidencial y casa de gobierno,respectivamente), se estaba ante un intento poco habitual en la historia vene-zolana del siglo XX, pues los golpes de estado han sido escasos y en sentidoestricto slo uno atent contra un gobierno democrtico.

    El primero, el 19 de diciembre de 1908, cuando Juan Vicente Gmezejerciendo la primera Magistratura en su carcter de vicepresidente, se queddefinitivamente en el cargo desplazando a su compadre, amigo y compaerode ruta, el presidente Cipriano Castro que se encontraba en el exterior.

    El segundo, cuando el 18 de octubre de 1945 oficiales jvenes del Ejr-cito junto al Partido Accin Democrtica dieron un golpe contra el Gobiernode Isaas Medina Angarita, un posgomecista que aunque democratizaba lenta-mente el pas no otorgaba el voto directo, consigna cara a los insurrectos, talcomo lo proclamaba Rmulo Betancourt, el ms carismtico de ellos.

    El tercero, fue s un golpe antidemocrtico, ya que el 24 de noviembrede 1948 se derrocaba al electo gobierno de Rmulo Gallegos, que suceda a laJunta Revolucionaria presidida por Bentancourt y slo dur nueve meses en elgobierno.

    El cuarto golpe de estado se produjo el 23 de enero de 1958 contraMarcos Prez Jimnez, realizado por una coalicin de partidos democrticos ylas fuerzas armadas, acontecimiento que ha sido ponderado como iniciador deun proceso democrtico que llega hasta la actualidad.

    El intento golpista de 1992 estaba fundado en denuncias de corrupcincontra el segundo gobierno de Carlos Andrs Prez, quien durante su primergobierno (1974-79) haba desarrollado una poltica populista que, a la vez queenriqueca desmesuradamente a un sector de la burguesa y de la burocraciagubernamental, aquietaba las demandas populares mediante la accindistributiva del Estado y la proyeccin de una imagen de lder tercermundista,antiimperialista, antioligrquico, latinoamericanista y demcrata.

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  • Popu/ismo y neopopu/ismo...

    Hugo Chvez fue derrotado y encarcelado por dos aos pero acumul po-pularidad en grado tal que en 1998 lleg al poder por elecciones libres, en lasque obtuvo el 57.05% de los votos emitidos, iniciando lo que llam una Revo-lucin con un estilo poltico que algunos analistas califican como populista oneopopulista.

    Presupuestos sobre el populismo

    El populismo latinoamericano sigue siendo un tema de debate y lugar dedesencuentro entre los cientistas sociales; sea porque los procesos a que se refie-re tienen mltiples interpretaciones y valoraciones, corno porque el conceptomismo dista mucho de ser unvoco. A la diversidad de definiciones dadas,algunos han optado por invalidarla como categora analtica y por si esto fuerapoco, ciertos procesos polticos recientes como los liderados por Alberto Fujimorien Per y Carlos Menen en la Argentina se los denomina neopopulismos, comosi el prefijo "neo" sugiriera una misma matriz, slo que remozada por realida-des y condiciones diferentes a los populismos "clsicos'",

    Sucede que las condiciones diferentes lo son en grado tal que poco margenqueda para demostrar un vnculo parental entre uno y otro fenmeno poltico,como no sea desmantelando al populismo de sus caractersticas ms sobresalientes,como fueron las polticas econmicas y sociales que lo caracterizaron entre los aostreinta a setenta y conservando como identidad principal un peculiar "estilo pol-tico'".

    N o es objeto de esta comunicacin exponer las distintas formulaciones tericasacerca del populismo y el neopopulismo sino aplicar algunos de sus ingredientes alcaso venezolano, incluyendo entre ellos al que hace referencia al "estilo poltico",pero sin desmedro de otros que considero ms tiles para el anlisis, tales como lascondiciones estructurales, el modelo de acumulacin y el rol del Estado:'.

    1 Mara Moira Mackinnon y Mario Alberto Petrone (compiladores). Populismo y neopopulismo en Amrica latina.El problema de la Cenicienta.. Buenos Aires. Carrera de Sociologa. Facultad de Ciencias Sociales. Universidadde Buenos Aires. EUDEBA, 1998.2 Kenneth M. Roberts. "El neoliberalismo y la transformacin del populismo en Amrica Latina. El casoperuano". En Ibd. Pg. 375-407. Evelina Dagnino (org.). Anos 90: politica e sociedade no Brasil. Sao Paulo.Brasiliense, 1994. Citado por Angela de Castro Gomes. "O populismo e as ciencias sociais no Brasil: notassobre a trajetria de um conceito''. En 'lempo. Departamento de Histrica da Universidade Federal Fluminense.Vol. I-nro 2. Dezembro 1996. Pg. 31-58. Alan Knight. "Populismo y Neo-populismo en Amrica Latina,especialmente en Mxico". Traducido por Andrea Rosas Prncipi y Osear H. Aelo. Ctedra de Historia Generalde Amrica n. Facultad de Humanidades. Universidad Nacional de Mar del Plata. Publicado en Journal ofLatin American Studies, 30, Cambridge University Press. Reino Unido, 1998. Pg. 223-248.3 Carlos Vilas. "El populismo como estrategia de acumulacin: Amrica Latina", En Crticas de la economapoltica. Mxico. Julio-diciembre de 1881. Pg. 95-147.

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    Inexorablemente, clases sociales y Estado constituyen categoras esencialespara esta cuestin, aunque ms no sea como contexto conceptual. En efecto, elestilo del populismo es una manera de administracin poltica del Estado,cuyo contenido y accionar no son ajenos a las relaciones existentes en la socie-dad civil y es ese contexto el que sustenta el abordaje al tema, aunque en estecaso se haga desde una perspectiva que privilegia bsicamente dos aspectos dela realidad histrica venezolana. Uno, su sistema poltico; otro, la renta petro-lera. Ambos tienen mucho en comn en la historia venezolana del siglo XX engeneral, y en particular en el auge y declinacin del populismo, as como en eleventual surgimiento del neopopulismo actual.

    Tambin es necesario aclarar, desde esta perspectiva analtica, algunos presu-puestos acerca del populismo latinoamericano y su ubicacin en el tiempo. Notodo Estado interventor es necesariamente populista, aunque ste s lo sea, por lomenos en su accionar ms conocido (distribucin progresiva del ingreso, protec-cionismo industrial, integracin sindical). Ms an, el Estado interventor en lamayora de los pases latinoamericanos con mayor grado de desarrollo relativoprecedi al populismo y ste, por su parte, no siempre se hizo presente.

    Primer presupuesto: Puede haber estado interventor sin populismo, pero nolo contrario y ese fenmeno es sin duda, posterior a 1930, por. lo menos en suforma ms elocuente.

    Segundo presupuesto: El populismo es un modo de consenso cuya validez sloes demostrable en el Gobierno, la instancia ms destacada del accionar estatal.

    Tercer presupuesto: El patrn de acumulacin populista tiene mayor o me-nor grado de viabilidad segn las condiciones del capitalismo mundial al cualest integrado.

    En base a los presupuestos mencionados, por un lado se deja de lado el llamadopopulismo temprano, referido por lo general a gobiernos reformistas de las primerasdcadas del siglo, tales como el de Yrigoyen en Argentina y Batlle y Ordfiez enUruguay; por la otra, se relativiza el surgimiento de la alternativa populista comoconsecuencia de la crisis de 1929, centrando el perodo clsico del populismo latino-americano entre los aos de la Segunda Guerra y fines de la dcada del sesenta.

    Se explica as el agotamiento del populismo, coincidentemente con la fina-lizacin de la fase ascendente del ciclo econmico desplegado entre la recupe-racin de posguerra y la crisis que en los setenta anunciaba el inicio de una fasedescendente de duracin prolongada.

    Fuera de ese contexto, las experiencias populistas de la dcada del setentason intentos que pueden ser considerados tardos, tal como fue el caso delsegundo gobierno de Pern",

    4. Horacio Tarcus. "La crisis del estado populista. Argentina 1976-1990". En Realidad Econmica. n 107. Pg. 40-67

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  • Popu/ismo y neopopu/ismo...

    Un populismo tardo relativamente exitoso como el de Carlos Andrs Prezfue posible, como veremos, por el notable incremento de la renta petrolera ylas condiciones sociopolticas imperantes en la sociedad venezolana.

    El neopopulismo por su parte, puede tener dos contenidos contrapuestos.O es la negacin del populismo y tiene como finalidad desmantelar el Estadointerventor/benefactor o por lo contrario, es la proyeccin del populismo porla cual se intenta recomponer acciones estatales selectivamente abandonadas",

    Ambas realidades polares tienen en comn la presencia de un liderazgopersonalizado, un significativo apoyo popular y una crtica situacin polticaprecedente, pero si en un caso promueve de manera extrema el ajuste neoliberal,en el otro se difunde una retrica que reinstala en el Estado una responsabili-dad social. Mientras que Fujimori y Menen encarnan la primera de las acep-ciones, Chvez parece encajar en la segunda.

    Utilizando esta taxonoma, que ha logrado gran aceptacin, se podra afir-mar que populismo clsico, tardo y neopopulismo tienen como referentesvenezolanos ms representativos a Rmulo Betancourt, Carlos Andrs Prez yHugo Chvez, respectivamente, as como en la Argentina los son los gobiernosde Pern y Menen, aunque con diferencias significativas en cada caso nacional.En efecto, como veremos, los casos no se aproximan al modelo conceptual masque de manera muy incompleta y en el de Hugo Chvez puede llegar a ser anms dudosa su inclusin, pero ya se sabe que si en algo estn de acuerdo losestudiosos del populismo es en su gran diversidad y en que todos se sustentanen un significativo apoyo de las clases subalternas o si se prefiere, sectores popu-lares. El gobierno del Presidente Pern entre 1946 y 1955 constituye unaexpresin bastante acabada del populismo clsico; su segundo Gobierno de1973-74 es un intento fallido de populismo tardo, cuyo fracaso no puedeatribuirse slo a la muerte del lder", Finalmente, el decenio menemista que seinicia en 1989 es una experiencia representativa del neopopulismo actual.

    Rmulo Betancourt, por su parte, fue sin duda el primer lder populistavenezolano, pero ni por su discurso ni por su gobierno desarroll en igualgrado que Pern los componentes del llamado populismo clsico, a quien, seadicho de paso, adversaba vehementemente. Carlos Andrs Prez, durante sugobierno de 1974-79 llev a cabo una poltica populista, mucho ms exitosa

    5. La clase dominante no renuncia al intervencionismo estatal en aquello que la favorezca en polticas fiscales,subsidios, proteccionismo, aunque promueva privatizaciones y abandono de poltica sociales. Cf. Carlos M.Vilas (coordinador). Estado y polticas sociales despus del ajuste. Debates y alternativas. Mxico. UNAM.Editorial Nueva Sociedad, 1995.6. En 1974 el historiador Leandro Gutierrez, ya fallecido, deca con inteligente irona que Pern no podarepetirse a s mismo. "Pern cree que Gelbard es Miranda; que Isabel es Evita y que l es Pern", Conversacinpersonal.

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  • CUADERNOS DEI CISH 6segundo semestre 1999

    que la del tardo populismo de Pern. Finalmente, Hugo Chvez se erige comoun lder neopopulista, pero a diferencia de Menem, su discurso recuerda mu-chas formulaciones propias del populismo clsico, tales como elantiimperialismo, la oposicin a los grandes terratenientes y un peculiarintervencionismo estatal.

    En su momento, todos alcanzaron un reconocido liderazgo en la sociedad yse impusieron negando ms o menos enfticamente situaciones precedentes,autoconsiderndose fundadores de instancias polticas superadoras. Efectiva-mente, surgieron en medio de crisis polticas y legitimaron su liderazgo porencima de los artfices que los sustentaron (Partido o Ejrcito), aunque la crisisactual es de una magnitud mucho mayor a las precedentes y sus efectos sonmenos previsibles.

    No se expone a continuacin un estudio comparado de los casos argentino yvenezolano; ni siquiera se compara las tres experiencias populistas venezolanas.El anlisis se centra en el primer gobierno de Carlos Andrs Prez y en la pers-pectiva abierta por Hugo Chvez, en particular desde que asumi la presidencia.

    "Venezuela. Poltica y petrleo"

    As denomin Rmulo Betancourt a su obra literaria ms relevante, InICIa-da en 1937 aunque terminada muchos aos despus y publicada recin en1955, durante uno de sus numerosos exilios",

    Tena razn Betancourt: poltica y petrleo van juntos en la historia venezola-na durante la mayor parte del siglo xx. Desde 1926 el valor de las exportacio-nes petroleras supera al valor de todas las dems, anunciando el fin de la Vene-zuela agraria y en 1928, por primera vez, la clase media esboza un tmido yconfuso reclamo democratizante, expresada en las luchas estudiantiles de eseao. En ambos casos, se estaba perfilando la crisis terminal del Estado oligrquicoy la entrada de Venezuela al siglo xx.

    En efecto, como ha sealado Mariano Picn Salas, Venezuela entr al nuevosiglo con la muerte de Juan Vicente Gmez en 1935, un dictador modernizanteque bajo su firme autoridad impuesta en 1908 transform a Venezuela sin modi-ficar el rgimen poltico, es decir, sin ampliar la participacin ciudadana",

    La renta petrolera era an insignificante comparada con pocas ms recientespero muy significativa en relacin con la del sector agrario, y aunque los hacenda-dos continuaron reteniendo la mayor parte de ambas, la estructura de clases se fue

    7. Rmulo Betancourt. Venezuela. Poltica y petrleo. Caracas. Editorial Senderos, 1967. 2da edicin.8. Mariano Picn Salas. La aventura venezolana. Caracas. Ediciones del Ministerio de Educacin. Direccinde Cultura, 1949.

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  • Popu/ismo y neopopu/ismo...

    modificando por efecto de la propia dinmica modernizante, emergiendo una poconumerosa pero cada vez ms inquietante clase media, que pugnaba por una mayorparticipacin poltica y que propugnara tambin una mayor participacin en larenta nacional.

    Entre los estudiantes de la Generacin del 28 surgieron futuros dirigentesdel sistema poltico que se fue formando luego de la muerte de Gmez, fun-dndose los partidos polticos en que se sustentara la novsima democraciavenezolana, tal como el Partido Accin Democrtica creado en 1941, aunqueplasmado en experiencias anteriores con otros nombres".

    El cambio de nombre trajo consigo el abandono de algunas de las msextremas posiciones ideolgicas del pasado, ubicndose tan lejos como fueraposible del comunismo y manteniendo igual distancia con el fascismo, al cualnunca haban adherido.

    El Partido del Pueblo, como tambin se autodenomina, propona un pro-grama transformador para Venezuela, basado en la industrializacin, lasindicalizacin libre, la eleccin directa y con participacin ampliada, regula-cin de las ganancias petroleras de las empresas extranjeras, planes de salud yeducacin. En fin, al intervencionismo estatal que se vena implementandodesde comienzos de la dcada del cuarenta, Accin Democrtica agregaba uningrediente "popular" que lo diferenciaba del rgimen de transicin democr-tica posgomecista.

    Acrecentando su liderazgo interno en el seno del partido, Rmulo Betancourtalcanz un reconocimiento an mayor a partir de 1945, cuando conspirandocontra el posgomecismo propugnaba una verdadera ampliacin democrticaen complicidad con militares jvenes. En una conocida convocatoria popularrealizada en Caracas el 17 de octubre de 1945, un da antes de la insurreccincvico-militar, Betancourt habl segn l, como vocero casi fantstico de lamultitud.

    "Nunca igual que en esa noche, he sentido cmo el orador que no hace frases sinointerpreta estados de nimo colectivo, sirve de instrumento para exteriorizar senti-mientos y voliciones surgidos de la multitud.(...). Cuando mi mujer (...) me pregun-t qu haba dicho me di cuenta que no lo recordaba"!".

    Los participantes del golpe de 1945 tenan como objetivo comn la

    9. La democracia venezolana naci y se desarroll como reaccin antiliberal. La Generacin del 28 fue unasemilla que tard en germinar, pero dej esa impronta que en su origen tuvo influencias diversas como la LaRevolucin Mexicana, la Revolucin Rusa, la Reforma Universitaria y los escritos de Jos Ortega y Gasset. Ct.Ricardo A. Rivas. "Ecos de la Reforma Universitaria en Venezuela". Red de Ctedras de Historia de Amrica.Boletn N 2. Rosario, 1998. Pg. 11-20.10. Rmulo Betancourt. Op cit. Pg.233-234.

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    ampliacin de la democracia y solamente Accin Democrtica estaba resuelta aimplementar polticas populares, de tal modo que las medidas que propiciprovocaron la ruptura de una alianza coyuntural y consecuentemente del or-den institucional.

    "Cuando el partido empez a poner en prctica las leyes recin aprobadas, mejorandola situacin de los campesinos por medio de la reforma agraria, la de los trabajadorespor medio del movimiento obrero organizado y la economa por medio del aumentode la participacin en los beneficios del petrleo, disminuy el apoyo que contabaentre los dems partidos polticos, las fuerzas armadas y la lite"!'.

    Los gobiernos de fuerza que se sucedieron luego de 1948 y culminaron conla dictadura de Marcos Prez Jimnez frustraron los intentos de consolidar unrgimen poltico de partidos democrticos que reclutara los integrantes de unainstancia importante del aparato de Estado, tal como es el gobierno y desdeall, reproducir la acumulacin de capital y asignar las pautas de distribucinde la renta.

    Diez aos despus, a diferencia de la dictadura de Gmez, Marcos PrezJimnez deba vrselas con un sistema de partidos polticos, una sociedad civilen situacin de sentirse representada, una coyuntura externa que se tornfavorable y una Accin Democrtica mucho ms moderada, lo cual cre condi-ciones para instalar un rgimen poltico democrtico confiable a la clase domi-nante y con un generalizado consenso.

    Un movimiento cvico-militar derroc a Prez Jimnez el 23 de enero de1958, instaurndose una Junta de Gobierno que convoc elecciones, resultan-do electo Rmulo Betancourt, cuyo gobierno entre 1959 y 1964 impulsalgunos cambios, tales como la Reforma Agraria en 1960 y la nueva Constitu-cin al ao siguiente'".

    11. john V Lombardi. Venezuela. La bsqueda del orden. El sueo del progreso. Barcelona. Editorial Critica,1985. Pg. 235-236.12. A partir de entonces, Accin Democrtica y el Partido Social Cristiano CaPEI se alternaron en el poder. Elprimero en el mencionado Gobierno de Rmulo Betancourt, seguido de Ral Leoni (1964-69), de CarlosAndrs Prez (1974-79), de Jaime Lusinchi (1984-89), un nuevo perodo de Carlos Andrs Prez que noconcluy por ser destituido por el Congreso (1989-93). El segundo, bajo la presidencia de Rafael Caldera(1969-74) y Luis Herrera Campins ( 1979-84). La crisis poltica luego del segundo Gobierno de CarlosAndrs Prez llev a un acuerdo entre partidos de distinto contenido ideolgico, con importante presencia de laizquierda que impuso la candidatura y el triunfo de Rafael Caldera que lleg sin el apoyo del partido SocialCristiano del cual fuera su fundador y en 1998 se produjo el triunfo de Hugo Chvez, como candidato de unacoalicin an ms diversa.

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  • Popu/ismo y neopopu/ismo...

    COPEI, siglas del Comit de Organizacin Poltica Electoral Independien-te, fue creado en 19.46 sobre la base de organizaciones anteriores de matrizsocial cristiana en las que desde 1936 trataban de agruparse jvenes de la Ac-cin Catlica, acorde con los intereses de la derecha democrtica.

    Tanto Accin Democrtica, como los dirigentes que con Rafael Calderafundaron luego COPEI, apoyaron el Golpe del 18 de octubre de 1945 y desdeentonces se perfilaron como la base se sustentacin de la democracia venezola-na, aunando esfuerzos frente a la izquierda insurgente en la dcada del sesentay legitimando exitosamente el accionar del Estado.

    Los partidos de la izquierda, -pacificados- en 1973 mediante acuerdocon el Presidente Rafael Caldera- y otros partidos menores, ampliaron anms la base del sistema democrtico sustentado en los partidos polticos, di-fundiendo la imagen de una fuerte democracia, bipartidizada por Accin De-mocrtica y COPEl.

    La economa petrolera por su parte, cada vez que reciba el impacto delincremento de precios, afianzaba la creencia de que se dispona de una riquezainmensurable. De esta manera el estado, administrado democrticamente yfinanciado rentsticamente, desarrollaba su accin especfica con una gran ca-pacidad de maniobra.

    La renta petrolera es el recurso financiero ms significativo y aunque su usoen el discurso poltico ha diferido del uso en la poltica econmica, en Vene-zuela ha sido una constante en el accionar estatal, en particular desde que lohace con la modalidad intervencionista desde comienzos de la dcada del cua-renta, ms an al asumirse como Estado-benefactor desde los sesenta y porsupuesto, cuando se desarrollan iniciativas populistas.

    Como se dijo, desde 1926 el valor de las exportaciones petroleras superabaa la suma de los dems rubros, pero el Estado venezolano an tena escasaparticipacin en las ganancias producidas y buena parte de las mismas la rete-nan los terratenientes a travs del crdito agrcola y la regresiva distribucindel ingreso.

    El Estado fue adquiriendo mayor control sobre la renta petrolera, particu-larmente al lograr imponer a las empresas concesionarias mayor tributacin apartir de 1943, convirtiendo cada vez ms a Venezuela en un pas rentstico,de tal manera que no slo ejerce las funciones propias que requiere toda rela-cin de dominacin para garantizar el funcionamiento. del sistema y la apro-piacin del plustrabajo por parte de unos en detrimento de otros, sino deapropiarse y. distribuir la creciente renta gene"rada por la explotacin petrolera,sin duda con igual criterio pero como veremos, con consecuencias diferentes.

    Desde 1958 la sociedad ha plasmado un capitalismo basado en la rentapetrolera, arbitrada por un Estado cuyo gerenciamiento ejerce alternativamen-

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  • CUADERNOS DEL CISH 6segundo semestre 1999

    te alguno de los partidos polticos hegemnicos, en el marco de un sistema departidos que sustentan la cuarentona democracia, venezolana13.

    En esas condiciones, el Estado garantizaba las grandes ganancias de la bur-guesa emergente que reclamaba exenciones tributarias, proteccionismo, sala-rios relativos bajos y diversas medidas de fomento sin afectar en su totalidad lascondiciones de vida de los trabajadores, ya que subsidios de todo tipo y elaumento del gasto pblico sirvieron a ese fin de contencin social, situacinque adquiri mayor dimensin al producirse el muy significativo incrementodel precio del petrleo que hizo posible que el presupuesto nacional secuadruplicara entre 1974 y 1978 14

    En este perodo el Estado benefactor tuvo su mayor alcance y fue viable lamodalidad populista bajo el gobierno de Carlos Andrs Prez, cuando se pre-tendi transformar y engrandecer a Venezuela.

    La Gran Venezuela

    El 21 de diciembre de 1973 el Consejo Supremo Electoral proclamabacomo Presidente electo a Carlos Andrs Prez. Con casi el 480/0 de los votosvlidos volva Accin Democrtica al Gobierno, sucediendo a Rafael Caldera,con la imagen generalizada de que el triunfo se deba ms al candidato que alpartido, imagen para nada caprichosa pues anunciaba el poder personal con elcual gobernara durante cinco aos, sin una oposicin significativa.

    En efecto, al asumir el 12 de marzo de 1974 Carlos Andrs Prez contabacon mayora parlamentaria y los partidos de la oposicin no pusieron grandestrabas, ni siquiera los de izquierda. Si alguna oposicin tuvo fue la crtica dellder de su propio partido Rmulo Betancourt, que en cierta medida se sentatraicionado por su antiguo Ministro del Interior.

    El 31 de marzo Carlos Andrs Prez obtuvo del Congreso Nacional poderesextraordinarios para administrar las finanzas por Decreto, de tal modo quecuando precisamente stas tenan un incremento sin precedentes, el Presiden-te no estaba obligado a rendir cuentas. El presidencialismo venezolano llegaba

    13. Sobre cundo se inicia la democracia en Venezuela existen criterios diversos, pues mientras algunos lofijan en el Gobierno de Isaas Medina Angarita (1941-46), otros en el golpe del 18 de octubre de 1946 ylos ms exigentes consideran que recin se alcanza con el derrocamiento de Marcos Prez ]imnez el 23 deenero de 1958. Manuel Caballero prefiere llamarla sesentona, al fijar su natalicio en 1936, luego de la muertede Gmez, pero coincide que en 1958 se consolid, en todo caso, una "democracia petrolera". Cf. Ni Dios niFederacin. Caracas. Editorial Planeta Venezolana, 1995. Pg. 272-276.14. Dentro de una tendencia que resultaba cada vez ms favorable a los pases petroleros luego de la creacinde la OPEP en 1960, se produjeron hechos que incidieron en el aumento del precio y en la demanda, talcomo fue la guerra en el Medio Oriente en 1973 y el embargo establecido por los pases rabes.

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  • Popu/ismo y neopopu/ismo...

    as a su mxima expresin, constituyendo con sus ministros el ms importantecentro de decisin que sin trabas, impona polticas de sesgo populista".

    Los partidos polticos y las corporaciones empresariales, sindicales y milita-res perdieron una relativa influencia y no opusieron demasiada resistencia,adaptndose a una situacin que ofreca distribuir la renta petrolera bajo unapoltica econmica y social populista. Todos parecan conformes; los empresa-rios con sus ganancias, los sindicatos con el pleno empleo y el aumento desalarios, los militares con el moderno equipamiento.

    Por si esto fuera poco, la izquierda, que haba abandonado la lucha armada,competa en desventaja con un Presidente cuyo discurso se ubicaba en la so-cialdemocracia, propugnando la solidaridad en la lucha contra las dictaduras,el antiimperialismo, la integracin latinoamericana y adems, las universida-des obtenan un presupuesto sin precedentes y se asignaban masivamente lasbecas Gran Mariscal de Ayacucho!".

    Con el poder poltico y los petrodlares en sus manos, la burguesa llamada"emergente" tena en Carlos Andrs Prez la oportunidad que la democracia lesdaba para un descomunal enriquecimiento. Desde su propia perspectiva, elproyecto nacional que llam pomposamente La Gran Venezuela, era la ltimaoportunidad de la democracia para superar el subdesarrollo.

    Su viabilidad se sustentaba en la renta petrolera. La nacionalizacin delhierro en enero de 1975 y la del petrleo un ao ms tarde, as como la inver-sin directa en la produccin de otros bienes y servicios dan cuenta de unacentuado capitalismo de Estado, cuya participacin en la inversin bruta lle-g a superar a la del sector privado.

    El poderoso capitalismo de Estado, que se fortalece en la economa venezolanamediante el aumento y la consolidacin de estas empresas, transfiere al Estado losaspectos ms crticos de los conflictos de clases17.

    La poltica econmica y social implementada por el gobierno de CarlosAndrs Prez pona en el Estado la responsabilidad de satisfacer las demandasde la sociedad en su conjunto, mediante decisiones tales como el control deprecios al consumidor, importaciones, subsidios, aumento de salarios, protec-

    15. Gene E. Bigler. La poltica y el capitalismo de Estado en Venezuela. Madrid. Editorial Tecnos, 1981. Pg. 169Y ss.16. Jos Antonio Gil Yepes. "De 1976 hasta nuestros das". En WAA. Polticay economa en Venezuela. 1810-1991. Caracas. Fundacin John Boulton, 1992. Pg. 293-379.17. 11 Mensaje del Presidente Carlos A. Prez. Pg. XVIII. Citado en Ricardo A. Rivas. Proceso socialvenezolano. Evolucin histrica de la industrializacin. Tesis de Maestra. Facultad de Derecho y CienciasPolticas. Universidad de Los Andes. Venezuela, 1979. Pg. 121.

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    cionismo, crdito a las empresas, estmulos a la generacin de empleos, ademsde las especficamente sociales como educacin, previsin, deportes, vivienda,salud.

    Los empresarios producan bienes cuya concurrencia al mercado no depen-da de ventajas comparativas pues se generaban con ineficiencia, salarios altos ygrandes ganancias, contradiccin que slo era posible superar mientras durarala bonanza petrolera y como se sabe, nada es para siempre. Pero incluso aunquedurara, la economa venezolana resultaba progresivamente ms costosa en rela-cin al crecimiento del ingreso petrolero, que adems deba sostener un gastopblico creciente y la llamada corrupcin administrativa.

    En 1979 las evidencias del agotamiento del proyecto populista eraninocultables, pese a que los ingresos petroleros siguieron su ascenso hasta 1981.La deuda externa, el desmesurado crecimiento de las importaciones, la infla-cin, la mayor desocupacin y otros indicadores resultaban desalentadores,deteriorndose el pacto de dominacin poltica vigente aunque mantenindo-se el sistema de partidos.

    En las elecciones de 1978 Accin Democrtica result derrotada frente aCOPEI y se increment la abstencin. La corrupcin, histricamente endmi-ca, haba alcanzado un nivel alarmante y aunque fue muy mencionada en lacampaa electoral, haba tambin otras prioridades que pospusieron su realvaloracin hasta la crisis de la deuda externa que estall en 1983.

    Al iniciarse la dcada del ochenta la burguesa venezolana comprendique la renta petrolera no daba para todos y que era el momento de realizar unajuste que se llam eufemsticamente "enfriamiento de la economa" y quesigui con propuestas de apertura de carcter liberal.

    "...la experiencia del gobierno de Prez y las de los eventuales gobiernos de LuisHerrera y Jaime Lusinchi demostraron que la economa venezolana no pudo crecerdesde 1974 hasta 1988 sin caer en desequilibrios macroeconmicos y que, al tratarde corregir estos ltimos, la recesin y el desempleo comprometan la estabilidadsocial: la alternativa era estimular la oferta privada mediante la liberacin de laeconorna'I'".

    Era sin duda la alternativa de la burguesa ante un pacto populista agotado,cuya hegemona nunca le fue seriamente disputada durante el gobierno deCarlos Andrs Prez. Sin embargo las expectativas populares se conservaron enla memoria de todos quienes se haban credo favorecidos y en 1988 un abru-

    18. Jos Antonio Gil Yepes. Op cit. Pg. 303.

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    mador triunfo electoral lo llev nuevamente a la Presidencia con el 53% de losvotos vlidos.

    Al igual que catorce aos antes, Carlos Andrs Prez venci pese a la dirigenciade su propio partido y sin una oposicin convincente. Con l el populismopareca retornar para la felicidad de todos y sin embargo, no pudo reeditarse apartir del 2 de febrero de 1989 cuando asumi su segundo gobierno.

    En realidad, durante su campaa electoral no haba sido muy explcito encuanto a la poltica econmica y social que llevara a cabo, pero las expectativasbasadas en la memoria resultaron frustradas al implementarse medidas de ajustepropuestas por sus colaboradores y el principal partido de oposicin COPEI,en concordancia con 'las presiones ejercidas por importantes sectores empresa-riales, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

    La oposicin de la Central de Trabajadores Venezolanos fue quiz la mscontundente, ya que si bien no llev a cabo medidas de accin directa signifi-caba un revs poltico para un gobierno del Partido del Pueblo, desvanecindo-se antes de nacer, la viabilidad de un pacto populista.

    La poltica econmica y social se orientaba en otra direccin, reduciendoaranceles, privatizando y disminuyendo la generacin de empleos. El dficiten las polticas sociales se manifest en la proliferacin de organizaciones civi-les tendientes a presionar sobre el Estado reclamando derechos sobre educa-cin, salud, vivienda, recreacin y en muchos casos satisfaciendo directamenteesas necesidades.

    El ajuste neoliberal, la represin a la resistencia popular en las calles, las de-nuncias de corrupcin y una importante oposicin poltica generaron un debili-tamiento creciente y una sensacin de vaco que por primera vez en muchos aosalent a un grupo de militares golpistas, entrando en escena Hugo Chvez Fras,cuyo fracaso lo envi a la crcel pero no salv a Carlos Andrs Prez, pues al aosiguiente ste fue legalmente destituido, juzgado y encarcelado.

    La Repblica Bolivariana de Venezuela

    El Consejo de la Internacional Socialista, reunido en Buenos Aires los das25 y 26 de junio de 1999 aprob una Resolucin sobre Venezuela en la cualexpresaba su preocupacin por el proceso poltico de ese pas, lamentandoel desconocimiento de los partidos polticos como institucin fundamentalde la democracia.

    Con anterioridad, la Unin Internacional de Juventudes Socialistas reuni-das en Suecia entre el 4 y el 7 de marzo haba aprobado un documento similar,alertando sobre la amenaza al sistema de partidos polticos y la manipulacinpopulista .

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    La preocupacin es indudablemente legtima para quienes conciben la de-mocracia basada en el sistema de partidos polticos, pero no ha sido el gobier-no de Hugo Chvez el que realmente los ha desconocido sino la sociedad vene-zolana que no se siente representada en ellos.

    La llamada crisis de representacin no es ms que la incapacidad de laclase dominante por lograr consenso para la administracin poltica del Estadoutilizando partidos polticos en las intermediaciones con la sociedad civil19

    Los partidos polticos tradicionales, las corporaciones empresariales y la Igle-sia se han mostrado incapaces de detener el avance chavista. Accin Democr-tica, partido que adems de pertenecer a la Internacional Socialista conserva unbuen prestigio internacional, trata de compensar en ese mbito el deterioroexhibido a nivel nacional, acudiendo a instituciones como a la Secretara Gene-ral de la EA para alertar con su inconfundible retrica democrtica, sobre lospeligros que asechan a la democracia venezolana".

    La percepcin ms generalizada es que los partidos no slo han sido inefica-ces en aspectos considerados ahora cruciales como la lucha contra la corrup-cin, sino que han sido los responsables de este y otros grandes males queaquejan a la sociedad venezolana, destacndose un balance negativo de las cua-tro dcadas de gobiernos democrticos, incluido el ahora satanizado gobiernopopulista de Carlos Andrs Prez y ms an su segundo gobierno, consideradoel ms corrupto de todos.

    El clculo -quiz exagerado- de que el monto acumulado durante veinteaos por actos de corrupcin ascienda a 100.000 millones de dlares est sien-do esgrimido por el gobierno de Chvez al denunciar a los partidos polticosque estuvieron en el poder y a las empresas nacionales y extranjeras,responsabilizndolos del empobrecimiento del pas, ya que casi triplica el totalde la deuda externa",

    En cierta medida, se asocia corrupcin con la miseria generalizada y aunqueno ha faltado la acusacin a la concentracin de la riqueza, el impacto de laprimera ha sido considerada muy significativa y con eso, la complicidad de lospartidos polticos.

    19. Las ponencias presentadas en el Seminario Del liderazgo populista al liderazgo de la Venezuela posiblepublicadas en la Revista Venezolana de Ciencia Poltica. N 10. Mayo-agosto de 1995. (Mrida-Venezuela)con diversos enfoques y diagnsticos perciban la crisis, pero ninguna alcanzaba a pronosticar el alcance de lamisma ni la magnitud de sus efectos.20. Secretara de Accin Democrtica. Carta alerta al Secretario General de la OEA. Caracas, 11-04-98.21. El Nacional. Caracas. 26-11-99. Segn el Canciller Jos Vicente Rangel uno de los dramas de lademocracia es.que la corrupcin ha sido mayor en el sistema democrtico que en la dictadura.

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    Al concluir Carlos Andrs Prez su primer gobierno en 1979 la corrupciny la fractura del pacto populista alertaba sobre la necesidad de una estrategiaalternativa que incluyera a los sectores populares.

    No se hizo as, y diez aos ms tarde se anunciaba el principio de una crisispoltica que ira preparando el escenario de la situacin actual.

    En efecto, cuando el 27 de febrero de 1989 se produjo el estallido socialconocido como caracazo, los sectores populares parecan indicar mediante for-mas espontneas de resistencia, que estaban dispuestos a encontrar otros meca-nismos de representacin y sin embargo, esto no parece haber sido percibidoen su real importancia por los partidos polticos ni por los analistas profesiona-les. No pocos lo consideraron resultado de tensiones sociales sin mayor proyec-cin, ya que no estaban canalizados orgnicamente por ninguna institucinpoltica.

    ... salvo estallidos anmalos, como los del 27 de febrero de 1989, difciles derepetirse, su movilizacin requiere de organizaciones que coordinen las prorestas-".

    La brutal represin fue denunciada ante la Comisin Interamericana deDerechos Humanos y diez aos despus, dolorosamente por ironas del desti-no como ha dicho Hugo Chvez, le toca a su gobierno responder a nombredel Estado venezolano por aquel genocidio, ante el cual, contina diciendo:

    levantamos la voz con la mayor fuerza posible contra la utilizacin degenerada dela institucin militar por parte del poder civil corrupto de Carlos Andrs Prez:",

    Luego del levantamiento del 4 de febrero de 1992 y la crisis que desem-boc en la destitucin de Carlos Andrs Prez se pens que el funcionamientode las instituciones republicanas de la democracia coadyuvaran a superar lasituacin. La transicin, a cargo del historiador Ramn J. Velzquez y la elec-cin del nuevo gobierno conducido por Rafael Caldera, con una coalicin decentroizquierda que derrot a los dos partidos del sistema, uno de los cuales elcandidato era su fundador, no alcanz para cambiar el rumbo de lo que desdehaca bastante tiempo poda suponerse, ya que la creciente popularidad deChvez reemplazaba la decreciente representacin de los partidos.

    Entre el 4 de febrero 1992 y el 15 de diciembre de 1999, esto es, entreel frustrado intento golpista y el referndum mediante el cual se dio aprobacin ala nueva Constitucin Nacional, la sociedad venezolana ha profundizado una frac-

    22. Miguel Vanderdijs. Los partidos y la reforma del sistema poltico. En Revista Venezolana de CienciaPoltica. Op cit. Pg. 43-78. Cita en pg. 75.23. El Universal. Caracas, 1999.

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    tura que divide en trminos sociales a dos proyectos diferenciados. Por un lado, losempresarios, la Iglesia, la dirigencia de los partidos polticos tradicionales y la pren-sa, a quienes Chvez define como "rancia oligarqua", constituye un frente de lasdistintas capas de la burguesa venezolana cuya reivindicacin ms homogeneizantees el mantenimiento del sistema democrtico basado en los partidos polticos. Porel otro, fracciones desencantadas de la clase media y de los partidos de izquierda,pero fundamentalmente la inmensa mayora empobrecida.

    La nueva Constitucin cambia el nombre del pas' denominado ahoraRepblica Bolivariana de Venezuela, habilita la reeleccin presidencial y alargael mandato de cinco a seis aos. La potenciacin del mito bolivariano, tanutilizado por todos los gobernantes desde Antonio Guzmn Blanco en el siglopasado hasta ahora, tiene significados especficos en la clave chavista.

    En efecto, el culto bolivariano servir a los fines sagrados de la nacin,entre otros la lucha contra la corrupcin que el Libertador castigaba con lapena capital, as como el uso de la figura de Ezequiel Zamora, un caudillo de laGuerra Federal de 1859 a 1863 enfrentado a la oligarqua conservadora, al quealgunos historiadores le asignan cualidades' agraristas e igualitarias resulta ejem-plar para su enfrentamiento con los grandes propietarios de tierra.

    "Aquellos que tienen muchas tierras que vayan preparndose, porque o las ponen aproducir o a disposicin de la gente" 24.

    Pero ms all del uso de hroes ejemplares, de un discurso confusamentesocializante yde una fe democrtica que muchos consideran poco sincera, elchavismo dispone con la nueva Constitucin de un instrumento que cuentacon un inmenso apoyo popular. Se modifica sustancialmente la estructura po-ltica del Estado, aunque al no visualizarse un consistente bloque hegemnicoy con fuerzas militares que no deben subordinarse al poder civil, el futuroinmediato es imprevisible.

    La Constitucin otorga un gran poder poltico al gobierno y establece unamayor intervencin estatal como regulador de la economa y satisfactor dedemandas sociales, pero la poltica econmica y social est por definirse yesoes precisamente lo que dar contenido al proceso que est viviendo la sociedadvenezolana.

    Populismo o neopopulismo son palabras con distinto significado para laoposicin a Chvez, aunque coincidentemente peyorativas. Quienes denun-cian el advenimiento de formas autoritarias, como sinceramente creen algunos

    24. La Nacin. Buenos Aires, 15-12-99.

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    dirigentes polticos, ven en el populismo el instrumento abortivo de las insti-tuciones democrticas. Quienes temen un intervencionismo estatal, como creecon igual sinceridad gran parte del empresariado, ven en el populismo unainconveniente estrategia de acumulacin, tal como lo ha explicitado un exasesor del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional:

    El peor escenario es aquel en que prevalece el populismo y las restricciones al flujode capitales y el comercio juegan su habitual papel demaggico. (...)Chvez debe elegir el futuro de Venezuela. Si abre la economa y ajusta la tasacambiaria, ir hacia el crecimiento y la estabilidad. Si opta por un estatismo popu-lista, el 2001 ser un ao de crisis--".

    El ingreso petrolero a sido auspicioso durante este ao y la lucha contra lacorrupcin est siendo encarada, de tal modo que es viable desarrollar unapoltica econmica y social que atienda aunque sea en parte las demandas so-ciales ms urgentes, an en las condiciones mundiales de un capitalismoglobalizado que propugna e impone un neoliberalismo a ultranza.

    Esto es posible porque el intervencionismo estatal, tal como lo propicia laConstitucin, no afecta a las inversiones privadas extranjeras en el sector petro-lero e incluso las alienta en otras reas como el gas, la petroqumica y la electri-cidad, lo cual sin duda es parte de una estrategia nacional, tal como lo estable-ce el Artculo 303.

    Pero sta es slo una probabilidad entre otras del supuesto populismo, se-gn se defina por su forma o por su contenido, pues el estilo populista no esms que eso, una forma; el contenido ser dado por la manera en que se distri-buya la riqueza, ms all del discurso providencialista que se difunda.

    Es factible que la puja por la distribucin de la renta provoque nuevastensiones, pero la vigencia de instituciones democrticas pueden coadyuvar aque el arbitraje estatal permita construir un nuevo consenso y si bien difcil-mente se logre sembrar el petrleo para transformar la estructura productiva,como propona Arturo Uslar Pietri en 1936, es factible que por lo menos, sealcance a mejorar las condiciones de vida del sufrido pueblo venezolano".

    Las democracia, en ste y en todos los casos, ms que necesaria es impres-cindible.

    25. Rudi Dornbusch. Venezuela en la hora decisiva. La Nacin. Buenos Aires, 20-12-9926. La frase se convirti en una consigna nacional, al punto que Accin Democrtica, tan distante delprestigioso intelectual venezolano, la tom para s, aunque supuso otra paternidad. Cf. Arturo Uslar Pietri.Medio milenio de Venezuela. Caracas. Monte Avila Editores, 1991. Pg. 429 Y ss.

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