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ÍNDICE

1. RESUMEN.……………………………………………………………………… 4

2. INTRODUCCIÓN.………………………………………………………………. 5

3. OBJETIVOS………………………………………………………………………18

4. MATERIALES Y MÉTODOS……………………………………………………19

5. RESULTADOS………………………………………………………………….. 24

6. DISCUSIÓN………………………………………………………………………34

7. CONCLUSIONES………………………………………………………………. 38

8. BIBLIOGRAFÍA.…………………………………………………………………. 39

9. ANEXOS…………………………………………………………………………..42

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1. RESUMEN

There are so many factors that influence in the develop of the olive crop,

the aim of this project is analize the effects of the climatology, cultivation

technicals and the characteristics of the land, along sixteen years period, in the

producction of eight plots of olive cultivation which are distribut in the municipal

area of Beas de Segura. By the calculate of bioclimatic rates developed by Rivas

Martinez was done a correlation analisys with the producction of differents plots

to see the relations among both parameters. The conclusion of this project is that

although the climatology have a big importance in the growth of the olive

grove´s harvest, this may see compensed by other parameters, like the slope,

edaphics characteristics and the volume of top of the tree.

Son muchos los factores que intervienen en el desarrollo del cultivo

del olivar, en este trabajo se analiza la influencia de la climatología, técnicas

de cultivo y características del terreno, durante un periodo de 16 años, en la

producción de 8 parcelas de olivar distribuidas en el término municipal de

Beas de Segura. Mediante el cálculo de los índices bioclimáticos

desarrollados por Rivas Martínez se realizó un análisis de correlación con las

producciones de las diferentes parcelas para ver la relación entre ambos

parámetros. La conclusión extraída de este trabajo es que aunque la

climatología tiene un peso importante en el desarrollo de la cosecha en el

olivar, ésta puede verse compensada por otros parámetros, como la

pendiente, características edáficas y volumen de copa del árbol.

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2. INTRODUCCIÓN

Son varios los factores que determinan el correcto desarrollo de un cultivo

de olivar, entre todos ellos, el clima es uno de los mayores condicionantes. En el

caso de la Península Ibérica, y concretamente en la provincia de Jaén, las borrascas

procedentes de Atlántico junto con el anticiclón de las Azores, originan una serie de

aspectos bioclimáticos determinados que intervienen en la producción y calidad del

fruto del olivar (Cano et al. 2016), haciendo que esta provincia presente la mayor

superficie a nivel mundial dedicada a este tipo de cultivo. Por todo ello, es necesario

tener en cuenta los factores climatológicos y edáficos en la planificación de una

nueva plantación de olivar o modificar las ya establecidas por no encontrarse las

variedades en zonas en las que su desarrollo es óptimo.

2.1. BIOCLIMATOLOGÍA

La bioclimatología es una ciencia que ha experimentado un notable

desarrollo en los últimos años, la cual expone la relación existente entre los seres

vivos y el clima. Presenta la característica de que toda la información, índices y

unidades están relacionados y delimitados por las especies y la fitocenosis. Gracias

a la bioclimatología, junto con el factor suelo, geografía y actividad humana, en los

últimos tiempos se han podido conocer más a fondo todas las formaciones

vegetales, pudiendo aplicarse también a la agricultura.

Con el objetivo de desarrollar más esta ciencia, la bioclimatología, en la

década de los años noventa se desarrollaron una serie de índices bioclimáticos

estrechamente relacionados con la vegetación (Rivas-Martínez, 1987), (Rivas-

Marínez, 1996) y (Rivas-Martínez & Loidi, 1999). Además de la temperatura,

precipitación y altitud sobre el nivel del mar, se desarrollaron los siguientes índices:

- Índice ombrotérmico (Io), que consiste en el cociente de la suma

de la precipitación media en mm de los meses cuya temperatura media es

superior a 0o C y la suma de las temperaturas medias mensuales superiores

a 0o C.

- Índice de continentalidad (Ic), que expresa la diferencia en

grados centrígrados entre la temperatura media del mes más cálido y la del

mes más frio del año.

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- Índice de termicidad (It), que mide uno de los factores limitantes

para gran cantidad de plantas y comunidades vegetales, la intensidad del frío,

consiste en la suma en décimas de grado de la temperatura media anual, la

temperatura media de las mínimas del mes más frio del año y la temperatura

media de las máximas del mes más cálido.

- Índice de termicidad compensado (Itc): se desarrolló para

equilibrar el exceso de frío que se da en las zonas al norte y sur del paralelo

27 con clima continental u oceánico. En este caso, si el índice de

continentalidad tiene un valor comprendido entre 9 y 18, el valor de Itc se

considera igual que el de It, pero si el valor del Ic está fuera de ese rango, se

compensa el Ic adicionando o restando una cifra C o valor de compensación.

En los climas continentales fuera de la franja ecuatorial en los cuales el Ic es

mayor a 18, el valor de compensación (C) se suma al de It. El valor de

compensación en este caso se calcula en función de del índice de

continentalidad por lo que cuando la continentalidad es moderada (entre 18 y

21) el valor de compensación se obtiene multiplicando por el factor f1 = 5 el

resultado de la diferencia entre el Ic y 18. Si, por otro lado, la continentalidad

es elevada y el valor de Ic mayor de 21, el valor de compensación se calcula

mediante un sumatorio cuyos valores parciales son proporcionalmente

mayores debido al incremento del factor multiplicador fi en función del

aumento de la continentalidad. En resumen, los valores de compensación se

obtienen en función de los valores del Ic y del factor multiplicador fi.

Tabla 1: valores compensación obtenidos en función del índice de

continentalidad y del factor multiplicador fi (Cano et al. 2016)

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En el caso de los cultivos, es necesario considerar otros factores como son

el periodo de actividad vegetativa (PAV), la evapotranspiración (ETP) y la capacidad

de retención de agua del suelo (CR).

- Periodo de actividad vegetativa es el espacio de tiempo en el

que el árbol está activo y del cual dependen todos los procesos que ocurren

en el árbol. Está marcado por el número de días de heladas y el momento en

que ocurren, considerando que el árbol no está activo cuando la temperatura

media mensual no supera los 7,5 oC, pudiendo dañar o matar al árbol si son

muy prolongadas.

- Evapotranspiración, por su parte, es la combinación de dos

procesos de pérdida de agua del sistema, uno por evaporación directa desde

el suelo, condicionada por la disponibilidad de agua en los horizontes

superficiales, radiación que incide sobre la superficie, temperatura y humedad

del aire y por la velocidad del viento, y otro por la transpiración de la planta,

condicionada por los mismos factores que la evaporación directa desde el

suelo sumado a la capacidad del mismo de conducir el agua hasta las raíces,

su salinidad, las características del cultivo y el medio en que se desarrolla y el

manejo tanto del cultivo como del suelo (Allen et al., 2006).

- Capacidad de retención de agua del suelo (CR), el cual depende

esencialmente de la textura y estructura del mismo, de la cantidad de

materia orgánica presente y de la presencia de una cubierta vegetal (Cano et

al., 2001 b).

Teniendo en cuenta algunos de los índices anteriormente descritos, en 1996

Rivas Martínez establece una primera clasificación climática de la Tierra, quedando

esta dividida en 5 zonas macrobioclimáticas: tropical, templado, mediterráneo, polar

y boreal, estando la Península Ibérica incluida en el macrobioclima mediterráneo y

templado. Posteriormente, en 1999, Rivas Martínez & Loidi dividen cada uno de

estos macrobioclimas un bioclimas, describiéndose en la Península Ibérica los

siguientes: mediterráneo pluviestacional-oceánico (Ic ≤ 21, Io > 2.0), mediterráneo

pluviestacional-continental (Ic > 21, Io > 2.2), mediterráneo xérico oceánico (Ic ≤ 21,

1 < Io < 2.0), mediterráneo xérico continental (Ic > 21, 1.0 < Io < 2.2) y mediterráneo

desértico oceánico (Ic ≤ 21, 0.1 < Io < 1.0). Además de esta clasificación, añadieron

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otra basándose en los valores de los índices It/Itc, Ic e Io, determinando así los

pisos bioclimáticos.

2.2. PISOS BIOCLIMÁTICOS

Un piso bioclimático es un espacio termoclimático que se sucede en una

serie altitudinal o latitudinal, teniendo cada una de las regiones biogeográficas, sus

pisos particulares con unos valores térmicos calculables en función de It/Itc, que los

distingue del resto. Además, cada uno de los pisos bioclimáticos presenta un

horizonte superior y otro inferior que los delimita y difiere del resto. Dentro de cada

piso bioclimático, Rivas Martínez & Loidi establecieron otra clasificación, en función

de It/Itc (termotipo) y de Io (ombrotipo).

Según el ombrotipo, un piso bioclimático se puede clasificar como:

- Árido (precipitación < 200 mm e Io 0,3 – 1,0)

- Semiárido (precipitación 200-300 mm e Io 1,0-2,0)

- Seco (precipitación 350-600 mm e Io 2,0-3,6)

- Subhúmedo (precipitación 6000-1000 mm e Io 3,6-7,0)

- Húmedo (precipitación 1000-1600 mm e Io 7,0-14)

- Hiperhúmedo (precipitación > 1600 mm e Io 14-28)

- Ultrahiperhúmedo (Io >28).

Por otro lado, según los valores de It/Itc, el bioclima mediterráneo se

clasifica en:

- Termomediterráneo (It/Itc entre 350-450)

- Mesomediterráneo (It/Itc entre 210-350)

- Supramediterráneo (It/Itc entre800-210).

Centrando todo lo anteriormente mencionado en el cultivo del olivar, éste se

encuentra en zonas con un bioclima mediterráneo pluviestacional oceánico (Ic ≤ 21,

Io > 2), mediterráneo pluviestacional continental (Ic ≤ 21, 1 < Io < 2) y con muy

pocos cultivos en el bioclima mediterráneo xérico continental (Ic ≤ 21, 1 < Io < 2,2)

(Cano et al. 2016). Teniendo en cuenta los pisos bioclimáticos, la gran mayoría de

los olivares se encuentran bajo los termotipos termomediterráneo (Itc 210-450) y

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mesomediterráneo (Itc 210-350) y bajo los ombroclimas semiárido (Io 1 – 2), seco

(Io 2 – 3,6) y subhúmedo (Io 3,6 – 7) (Cano et al. 2016).

2.3. SERIES DE VEGETACIÓN

Cuando no existen datos climatológicos disponibles para poder calcular los

índices anteriormente mencionados, es posible definir los pisos bioclimáticos en

función especies y comunidades vegetales propias de cada uno, las cuales actúan

como bioindicadores. Para poder emplear plantas o series de vegetación como

indicadores bioclimáticos es necesario tener en cuenta que:

- Es mejor indicador la población que la especie.

- Mejor que la población, es la comunidad.

- La ausencia de algún bioindicador o la presencia de varios es

más útil para la determinación del piso que uno solo.

- Es necesario la existencia de una correlación entre el medio

físico (climatología, edafología, etc) y los bioindicadores para evitar errores.

Cada uno de los pisos bioclimáticos tiene indicadores exclusivos y otros en

común con otros pisos:

- Piso termomediterráneo: los bioindicadores de este piso son

Ceratonia siliqua, Chamaerops humilis, Osyris cuatripartita y Asparagus

aphyllus. Además, comparte con el piso mesomediterráneo: Olea sylvestris,

Asparagus albus, Myrtus communis, Rhamno oleoides y Smilax mauritanica.

- Piso mesomediterráneo: los bioindicadores son Pistacia

terebinthus, Retama sphaerocarpa, Stipa tenacísima, Pyrus bourgaeana,

Cistus ladanifer, Genista boissieri y Olea sylvestris, pudiendo encontrar en el

piso superior, supramediterráneo, Retama sphaerocarpa.

- Piso supramediterráneo: los bioindicadores son Genista

boissieri, Erinacea anthyllis, Salvia lavandulifolia, Berberis hispanica, Daphne

laureola, Linicera arbórea, Cytisus reverchonii, Festuca hystris, Helictotrichon

filifolium, Festuca elegans, Stipa gigantea, Sorbus torminalis, Luzula forsteri y

Genista florida.

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Además de los indicadores antes mencionados para cada uno de los

diferentes pisos bioclimáticos, algunos de ellos pueden además emplearse para

determinar el ombroclima de una zona, de tal forma que:

- En el ombrotipo húmedo-hiperhúmedo se pueden encontrar

hayedos, melojares, bojedas, pinsapares…

- En el ombrotipo subhúmedo-húmedo se pueden encontrar

alcornocales y acerales o especies como Quercus suber, Acer granatense,

Quercus faginea, Pistacia terebinthus, Arbutus unedo, Bupléurum fruticosum,

Hedera helix, Quercus pyrenaica, Quercus canariensis, Quercus lusitanica,

Crataegus monogyna subsp. brevispina, Helleborus foetidus y Viburnum tinus

- En el ombrotipo seco-subhúmedo podemos encontrar especies

como Retama sphaerocarpa, Cytisus bourgaei, Cistus ladanifer, Cistus

albidus, Phillyrea angustifolia, Cistus monspeliensis, Rosmarinus officinalis,

Lavandula stoechas, Pyrus bourgaeana, Quercus rotundifolia, Quercus

coccifera, Paeonia broteroi y Pistacia lentiscus

- En los ombrotipos secos, semiáridos y áridos podemos

encontrar especies como Pistacia lentiscus, Quercus coccifera, Chamaerops

humilis, Rhamnus lycioidis, Hammada articulata, Stipa tenacísima, Lygeum

spartum, Launaea arborescens, Salsola genistoides, Capparis spinosa subsp.

Canescens y Atriplex glauca.

Todo el conjunto de comunidades vegetales que se encuentren en zonas

climáticamente parecidas, ya sea en etapas maduras o iniciales de la sucesión del

ecosistema, se definen como series de vegetación. Basándose en esto, en 1987,

Rivas Martínez diseñó el mapa de series de vegetación de la Península Ibérica,

estableciendo en la región mediterránea de la Península ibérica un total de 66 series

de vegetación agrupadas en 23 macroseries.

En cuanto a las series de vegetación, es posible encontrar plantaciones de

olivar en las siguientes: serie mesomediterránea luso-extremadurense silicícola

subhúmeda-húmeda del alcornoque (Quercus suber): Sanguisorbo agrimonioidis-

Querco suberis S., Serie mesomediterránea luso extremadurense silicícola húmeda

del roble melojo (Quercus pirenaica): Arbutus unedonis-Querco pyrenaicae S., Serie

supramediterránea bética basófila seca subhúmeda de la encina (Quercus

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rotundifolia): Berberido hispanicae-Querco rotundifoliae S., Serie supra-

mediterránea bética basófila subhúmeda del quejigo (Quercus faginea): Daphno

latifoliae-Acero granatensis S., Serie mesomediterránea almeriense occidental

semiárida del lentisco (Pistacia lentiscus): Bupleuro gibraltarici-Pistacia lentisci S.,

Serie meso-supramediterránea filábrica y nevadense silicícola de la encina (Quercus

rotundifolia): Adenocarpo decorticantis-Querco rotundifoliae S.

Además de estas, Cano et al. (2016) también determinaron aquellas series

de vegetación en las que es óptimo el cultivo del olivar: Serie mesomediterránea

luso-extremadurense seca subhúmeda silicícola de la encina (Quercus rotundifolia):

Pyro bourgeanae-Querco rotundifoliae S., Serie termomediterránea mariánico-

monchiquense y bética seco-subhúmeda silicícola de la encina (Quercus

rotundifolia): Myrto communis-Querco rotundifoliae S., Serie termomediterránea

bética y algarviense seco-subhúmeda basófila de la encina o carrasca (Quercus

rotundifolia): Rhamno oleoidis-Querco rotundifoliae S., Serie mesomediterránea

manchega seca basófila de la encina (Quercus rotundifolia): Asparago acutifoli-

Querco rotundifoliae S., Serie mesomediterránea bética basófila subhúmeda del

quejigo (Quercus faginea): Viburno tini-Querco alpestris S. y Serie

mesomediterránea bética seco-subhúmeda basófila de la encina (Quercus

rotundifolia): Paeonio coriaceae-Querco rotundifoliae S., la cual abarca todo el

territorio de estudio. Se trata de una serie muy bien extendida en la Provincia bética,

apareciendo en la provincia de Jaén en todo el alto valle del Guadalquivir y sierras

Subbéticas. En dichas zonas es posible encontrar cualquiera de las 3 faciaciones

que presenta esta serie:

- Faciación típica: el estadio climax de esta serie se corresponde

con un encinar bien estratificado en zonas con ombroclima seco, con el

estrato arbóreo dominado por Quercus rotundifolia y el arbustivo muy diverso,

con especies como Juniperus oxycedrus, Crataegus monogyna, Daphne

gnidium, Ruscus aculeatus, etc. El estado subserial está compuesto por un

coscojar de Crataego monogynae-Quercetum cocciferae o de un retamal de

Genisto speciosae-Retametum sphaerocarpae. Las comunidades seriales

están formadas por espartales de Thymo-Stipetum tenacissimae. En zonas

con suelos poco desarrollados y con afloramientos rocosos considerables,

aparecen tomillares y romerales, pertenecientes a la asociación Thymo

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orospedani-Cistetum clusii. Finalmente, cuando el estado de vegetación es

muy avanzado, aparecen los pastizales de Phlomido-Brachypodietum ramosi.

- Faciación termófila: ocupa la gran parte del piso

mesomediterráneo inferior, bien representado en el valle del Guadalquivir. En

este caso el encinar se transforma en un coscojar de Asparago-Quercetum

cocciferae, que a su vez y sobre litosoles, se transforma en un tomillar de

Saturejo-Coridothymenion captitati.

- Faciación mesofítica: presente en zonas con ombrotipo seco-

subhúmedo, pudiendo aparecer en el encinar elementos como Quercus

faginea, típicamente mesofítico, y el matorral subserial formado por las

asociaciones Crataego monogynae-Quercetum cocciferae, Genisto

speciosae-Retametum sphaerocarpae, que en suelos formados

principalmente por litosoles se presenta en forma de Thymo orospedani-

Cistetum clusii.

- Cuando el ombroclima avanza hacia el subhúmedo y en el suelo

dominan las margas, el encinar cede su espacio a un quejigar de Viburnum

tinus y Quercus faginea, con un matorral subserial formado por Bupleurum

rigigum y Arbutus unedo.

2.4.GEOLOGÍA

La zona de estudio presenta diferentes tipologías de suelos, según Aguilar

et al. 1987, las cuales han determinado su utilización y definido las comunidades

vegetales presentes. Los cultivos de la zona centro y este del término municipal se

desarrollan sobre relieves fuertes y materiales duros y zonas a pie de monte. El

material original de estos suelos está formado por calizas de origen jurásico que

van de oolíticas a margosas o dolomías, pasando por fases intermedias calizo-

dolomíticas o margo-calizas. El suelo dominante varía en función de la posición

geográfica y la unidad geomorfológica presente es la formada por cambisoles

cálcicos, regosoles calcáreos y litosoles, con inclusiones en cantidades variables de

phaeozems calcáreos y redsinas.

Más al este, en las zonas más escarpadas y de derrubios, aparecen

margocalizas, calizas y dolomías muy tectonizadas como rocas dominantes, y con

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pinares de repoblación con restos de antiguos encinares como vegetación

dominante, aunque también aparecen cultivos de olivar. El suelo de esta zona está

formado por una asociación de regosoles calcáreos, cambisoles cálcicos y

phaeozems calcáreos.

En las zonas de menor altitud de la zona de estudio, situadas al este del

mismo, predominan dos unidades geomorfológicas entremezcladas; la primera de

estas unidades, formada por regosoles calcáreos, vertisoles crómicos con

inclusiones de cambisoles cálcicos, se desarrolla a partir margas del Mioceno, limos

y margas del Cretácico y margas o arcillas del Keuper, la cual dibuja un paisaje

acolinado con pendientes no muy fuertes y suelos profundos. La otra unidad,

formada por cambisoles cálcicos, regosoles calcáreos, se desarrolla a partir de

margas, margocalizas y areniscas de distintas edades. El paisaje es muy parecido al

anterior y los perfiles de suelo dependen de los materiales litológicos

predominantes, los cuales a su vez dependen de la posición geográfica.

En el margen izquierdo del río Guadalimar, entre Sierra Morena y la

depresión del Guadalquivir, aparece una unidad formada a partir de materiales del

Trias con compuesta fundamentalmente de margas arcillas y areniscas de

tonalidades rojizas y amarillentas. Esta zona se caracteriza por presentar escasas

pendientes o suaves lomas con los suelos cubiertos con piedras angulosas,

cuarcíticas o dolomíticas procedentes de los terrenos montañosos circundantes. En

ocasiones se presenta una capa freática cerca del horizonte superficial, de ahí el

carácter gleyco de este suelo. Aparecen plantaciones homogéneas de olivar sobre

suelos calcáreos y arcillosos con profundidades por encima del metro. Esta unidad

está formada por cambisoles cálcicos, luvisoles crómicos y regosoles calcáreos con

inclusiones de cambisoles y luvisoles gleycos.

Finalmente, en las zonas cercanas a los cursos fluviales, aparece una

unidad asociada a posiciones topográficamente llanas, sobre materiales del Trias,

Glacis o derrubios calizos, formada por luvisoles crómicos con cambisoles cálcicos

con inclusiones de luvisoles cálcicos y luvisoles crómicos.

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2.5.EDAFOLOGÍA

La calidad de un suelo para el cultivo del olivo está determinada por factores

químicos (pH, salinidad, exceso de sodio y posibles toxicidades) y físicos (textura,

pedregosidad, condiciones de aireación, profundidad y capacidad de erosión). La

textura influye en el cultivo en la capacidad de retención y movimiento de nutrientes

y agua, aireación, facilidad para la movilidad de las raíces, realización de labores,

etc. La textura óptima para el olivar es la franca, porque reúne las cualidades

positivas de los suelos arenosos (muy permeables a agua, raíces y aire) y arcillosos

(buenos para la retención de agua y nutrientes). Por lo general, un cultivo de olivar

de secano precisa texturas más gruesas cuanto menor sea la pluviometría, para

aprovechar todo lo posible el agua de lluvia y evitar las pérdidas por escorrentía.

Según Loussert & Brousse (1890) para una pluviometría de entre 300 y 60 mm el

suelo óptimo es aquel que tiene un 20 % de arcilla. Los cultivos de olivar en

Andalucía están distribuidos, en su mayoría, en zonas con texturas francas, franco-

arcillo-arenosas y arcillo-arenosas, texturas que aportan una buena retención de

agua y facilidad para la aireación, esencial para la respiración de las raíces y

microorganismos.

La pedregosidad también juega un papel importante en el cultivo del olivo,

ya que, si no son excesivamente abundantes ni de gran tamaño, reducen la erosión

y la escorrentía causada por el agua de lluvia, principalmente en zonas con

pendientes pronunciadas, y evitan la evaporación del agua del suelo.

La erosionabilidad de un suelo es esencial para el desarrollo de un cultivo,

más aún cuando se trata de un cultivo de secano como es el del olivo. Las

pendientes elevadas, muy abundantes en la zona de estudio, junto con un bajo

contenido en materia orgánica (entorno al 2 %) y unas prácticas agrícolas que dejan

el suelo prácticamente desnudo de vegetación, hacen que la erosión sea

considerable, perdiéndose así el material fértil del suelo.

En cuanto al pH óptimo para el cultivo del olivo está entre 5,5 y 8,5, rango

en el cual las concentraciones de los elementos nutritivos para el olivo están bien

reguladas, así como una estructura que facilita la penetración de las raíces.

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Los suelos en los cuales se cultiva el olivar en la zona de estudio cumplen

en gran medida las necesidades para un correcto desarrollo. Estos son:

- Cambisoles cálcicos: presentan unas combinaciones de

horizontes muy variadas (A BwC; A Bwy Cy; AwCy; …) y se dedican

exclusivamente al cultivo del olivar. El horizonte A está humanizado, es decir,

labrado históricamente para el mantenimiento del olivar. La tonalidad es rojiza

o parda clara y su textura es principalmente franco arenosa, aunque depende

de la naturaleza de la roca madre. Tienen un pH neutro, generalmente inferior

a 8 y un contenido en materia orgánica algo por debajo del 1,5 %. El

horizonte A, además, generalmente suele ser bastante pedregoso.

- Regosoles calcáreos: estos regosoles tienen su origen en la

erosión de cambisoles y luvisoles de la edad Jurásica. Aparecen en zonas

con fuertes pendientes (entorno al 30 %). El perfil básico es del tipo ApBCk o

AC, con un horizonte A antropizado, pobre en materia orgánica y bastante

pedregoso. En algunos casos es posible ver afloramientos de yesos.

- Litosoles: son formaciones con un perfil AR, presentando un

horizonte A de escaso grosor (inferior a 10 cm) y generalmente pedregoso.

- Phaeozems calcáreos: se encuentran en las laderas o pies de

monte, en zonas relativamente protegidas de la erosión. Son suelos

profundos con texturas que van de franco-arenosas a franco areno-

arcillosas.

- Redsinas: son suelos con un perfil con tipología AC o AR, en

función del material original. El horizonte A es bastante calcáreo, con un

espesor por debajo de los 25 cm y de pedregosidad variable. Además,

presentan una actividad biológica bastante elevada.

- Vertisoles: se dan en vaguadas o depresiones y con una

pederegosidad prácticamente nula. El perfil típico es AC o ABC con una

tonalidad parda oscura. La textura es franco arcillosa principalmente, el pH

entorno a 8 y un contenido en materia orgánica cercano al 2 %.

- Luvisoles crómicos: se presentan en zonas suavemente

inclinadas. El perfil de horizontes típico es A Bt C, con un horizonte A rojizo

oscuro, poca materia orgánica (por debajo del 2 %) y un pH entre 6,5 y 7.

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- Luvisoles cálcicos: estos suelos aparecen en zonas

prácticamente llanos y con una pedregosidad variable, siendo bastante

vulnerables a la erosión. Puede presentar distintos perfiles en función de la

roca madre aunque destacan A Bt Ck, A Btk Ckm o A Btc. En la zona de

estudio, dedicada principalmente al olivar, el horizonte A suele estar

antropizado y posee una coloración que va de pardo- rojizo a rojo. La textura

varía entre franco-arenosa y franco-arcillosa, el contenido en materia

orgánica no es muy elevado, ligeramente superior al 2 %.

2.6.DESCRIPCIÓN DEL ÁREA DE ESTUDIO

El término municipal de Beas de Segura, donde se encuadra este trabajo,

se encuentra al noreste de la provincia de Jaén y es zona de transición entre la

campiña de la comarca de La Loma, los terrenos rojizos de la comarca del Condado

y la Sierra de Segura. Tiene una superficie de 160,3 km2 de la cual, una parte

considerable está dedicada al cultivo del olivo.

La topografía del término municipal presenta una clara tendencia

descendente con una orientación este-oeste, estando las zonas más elevadas

incluidas dentro del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas,

áreas estas de montaña con pendientes más pronunciadas y terrenos que no han

sido capaces de colonizarse por el olivar. En esta parte del territorio se encuentran

los picos más elevados del término municipal, siendo el de mayor altitud el Pico de

las Pegueras con 1341 m. En el extremo opuesto del término, el territorio pasa a ser

mucho más somero, presentando un paisaje más alomado y llano hasta llegar al

límite, el río Guadalimar, el cual se encuentra a una altitud entorno a los 500 m de

altura sobre el nivel del mar. Al norte y al sur, el término municipal limita con los

municipios de Arroyo del Ojanco y Villanueva del Arzobispo respectivamente, y no

presenta una tendencia del relieve tan marcada como la este-oeste, ya que la

orografía de los municipios colindantes es bastante similar. Atravesando el término

se encuentra el rio Beas, cuya cuenca hidrográfica engloba todo el territorio

municipal, el cual posee varios arroyos afluentes que con el tiempo han hecho

posible la formación de vegas en las cuales se pueden encontrar tanto cultivos de

olivar como pequeñas parcelas dedicadas a otros cultivos de menor importancia.

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Según un estudio realizado por UNASUR en 2014, el olivar del término

municipal de Beas de Segura puede clasificarse en olivar de sierra y olivar de

campiña. El olivar de sierra, situado en la parte central y oriental del municipio

supone la mayor parte del territorio del mismo, en torno al 60 %. Se trata de un

terreno abrupto, con cultivos rondando los 1000 metros sobre el nivel del mar y con

pendientes superiores al 30 %, lo que hace que su mecanización sea prácticamente

imposible en algunos puntos. Estas características hacen que este territorio sea

susceptible a la erosión. Casi en su totalidad, el olivar de sierra de Beas de Segura

es de secano y de más de 50 años de edad. Por otra parte, el olivar de campiña, el

cual supone algo menos del 20 % de la superficie del término municipal, se

encuentra en la parte más occidental del mismo a una altitud entorno a los 500 –

600 m. Esta tipología de olivar presenta una orografía mucho más suave y alomada,

aunque de manera puntual también existen pronunciadas pendientes que hacen que

el riesgo de erosión también deba tenerse en cuenta. En esta zona de olivar se

agrupa la mayor parte de regadío del término municipal, el cual toma agua

subterránea del acuífero de la Sierra de Cazorla para la zona sur y del embalse del

Guadalmena para la zona norte. En el olivar de campiña se combinan tanto

plantaciones de avanzada edad como de reciente implantación. En forma numérica,

el término posee una superficie dedicada al olivar de 15.815 ha de las cuales 14.185

ha son de olivar de secano y el resto, 1.630 ha, son de regadío. En total suman

1.874.675 olivos, siendo la población con mayor superficie dedicada al olivar de la

Sierra de Segura y de los primeros a nivel provincial (Junta de Andalucía, 2001).

El sistema de cultivo predominante en Beas de Segura es el tradicional, con

la mayoría de las plantaciones con árboles de 2 o 3 pies, plantadas en un marco de

10 x 10 como norma general, salvo en algunos regadíos, donde el marco puede ser

menor (Junta de Andalucía, 2001). Tanto en el olivar de sierra como en el de

campiña no se presta al suelo la atención necesaria dado el riesgo de erosión que

presenta, generalizándose el no laboreo con suelo desnudo, al tratar el terreno con

herbicida (UNASUR 2004). En la actualidad, cada vez se va extendiendo más la

cultura de implantar cubiertas vegetales en las entrecalles o dejando una cubierta

inerte mediante restos de poda triturados, aunque aún no es de forma generalizada.

En cuanto al abonado, se hace por lo general sin el asesoramiento de un técnico

especializado, aplicando más de lo necesario tanto de forma foliar como sólido

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esparcido por el suelo (UNASUR 2004). En el caso de los plaguicidas, se trata tanto

con insecticidas como con fungicidas aunque las plagas no hayan alcanzado el

umbral de daño necesario para iniciar un tratamiento. Las plagas no presentan una

gran importancia, salvo casos puntuales de mosca, debido a la presencia de

bastantes masas vegetales naturales que actúan de barrera a la llegada de las

plagas por el ataque a las mismas de enemigos naturales propios de dichas masas

forestales (UNASUR 2004).

3. OBJETIVO

El objetivo de este trabajo es identificar las series de vegetación dominantes

en el término municipal así como la influencia de la bioclimatología de la zona en los

últimos años en la productividad de distintas fincas de olivar tradicional de secano

situadas en distintos puntos del término municipal de Beas de Segura

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4. MATERIAL Y MÉTODO

4.1. DATOS BIOCLIMÁTICOS

Para la realización de este estudio se han tomado los datos bioclimáticos de

una estación climatológicas instalada en la zona de estudio, cerca del límite oeste

del término municipal, en el municipio de Chiclana de Segura, a 38o 18’ de latitud

norte, 2o 59’ de longitud oeste y a 510 metros sobre el nivel del mar.

Los datos de esta estación climatológica fueron tomados de la web del

Instituto de Investigación y Formación Agraria de la Consejería de Agricultura,

Pesca y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía, al tratarse de una de las

estaciones agroclimáticas que tienen dispuestas por toda la geografía andaluza. De

este portal se tomaron los datos correspondientes a temperaturas máximas y

mínimas diarias junto con la precipitación diaria del periodo de tiempo comprendido

entre el 1 de enero de 2001 y el 31 de diciembre de 2016, realizando posteriormente

el mismo tratamiento que a los datos de la otra estación.

4.2. DATOS AGRÍCOLAS

Con el objetivo de establecer una relación entre bioclimatología y la

producción del olivar del término municipal, se han obtenido los datos de producción

de 8 parcelas distribuidas por el término municipal y 2 en los municipios de Arroyo

del Ojanco y Chiclana de Segura, todas ellas de secano, visibles en el mapa del

anexo 1. De cada una de las parcelas se tomaron datos de la producción, la cual

varía de los 3 años a los 16 según la disponibilidad de los mismos por parte de los

propietarios, coordenadas, superficie en hectáreas, altitud sobre el nivel del mar,

pendiente media, orientación, edad y marco de plantación y variedad cultivada.

Además, se le consultó a cada agricultor por el sistema de cultivo y los tratamientos

realizados en la parcela.

- Parcela P1 (Polígono 47, Parcela 27 según SIGPAC): se

encuentra fuera del límite del término municipal, dentro del municipio de

Chiclana de Segura, en el paraje conocido como “Fábrica Mora”. Esta parcela

tiene una superficie de 1,46 hectáreas dedicadas exclusivamente al cultivo

del olivar, situada a 565 metros sobre el nivel del mar, con una pendiente

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media del 5,5 % y orientación noreste. De esta parcela se consiguieron los

datos correspondientes a 16 campañas agrícolas.

- Parcela P2 (Polígono 17, Parcela 54 según SIGPAC): esta

parcela se encuentra en la zona sureste del término municipal, en el paraje

conocido como “El Robledo”, situada a 972 metros sobre el nivel del mar.

Tiene una superficie de 1,02 hectáreas cultivadas solamente de olivar, con

una pendiente media del 28,5 % y orientación sureste. De esta parcela se

consiguieron datos de 16 campañas.

- Parcela P3 (Polígono 20, Parcelas 13-14-237 según SIGPAC):

esta parcela se encuentra en la zona sur del término municipal, a 960 metros

sobre el nivel del mar, en el paraje conocido como “Cerro Hoyoquite”. Esta

parcela presenta una superficie de 4,02 hectáreas de olivar, con una

pendiente media de un 22,4 % y orientación noreste. De esta parcela se

dispone de los datos de producción de 16 años.

- Parcela P4 (Polígono 50, Parcelas 40-106 según SIGPAC): esta

parcela se encuentra en el paraje conocido como “El Soto” en la zona este

del término municipal, a una altitud de 850 metros sobre el nivel del mar.

Tiene una superficie de 1,06 hectáreas de olivar exclusivamente, con una

pendiente media de un 22,8 y orientación sur. De esta parcela se

consiguieron los datos correspondientes a 9 campañas.

- Parcela P5 (Polígono 44, Parcela 235 según SIGPAC): esta

parcela se encuentra dentro del término municipal de Arroyo del Ojanco, muy

cerca del límite con el municipio de Beas de Segura, en el paraje conocido

como “La Zarza”. Presenta una superficie de 2,1 hectáreas dedicadas

únicamente al cultivo del olivar. Esta finca se sitúa a 947 metros sobre el

nivel del mar, tiene una pendiente media de un 34 % y está orientada al

norte. Los datos de producción obtenidos de esta parcela corresponden a 8

años.

- Parcela P6 (Polígono 46, Parcela 197 según SIGPAC): esta

finca se encuentra en al norte del municipio de Beas de Segura, en el paraje

conocido como “Cortijo de los Chaparros”, a una altitud de 950 metros sobre

el nivel del mar. Tiene una superficie de 3,5 hectáreas, con una pendiente

media de un 21,3 % y orientación este. Los datos de producción de esta

parcela corresponden a un periodo de 7 años.

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- Parcela P7 (Polígono 15, Parcela 215 según SIGPAC): esta

parcela se encuentra al este del término municipal en el paraje conocido

como “La Parrilla”, a 1040 metros sobre el nivel del mar. Esta parcela

presenta una superficie de olivar de 1,79 hectáreas, una pendiente del 45 % y

orientación oeste. De esta parcela se consiguieron datos de producción de 7

años.

- Parcela P8 (Polígono 76, Parcela 162 según SIGPAC): está

situada, al igual que la anterior, en las cercanías del núcleo urbano, en el

paraje conocido como “Los Molares”. Esta parcela está dedicada únicamente

al cultivo del olivar y posee una superficie de 1,15 hectáreas. Está situada a

597 metros sobre el nivel del mar, con una pendiente media del 31 % y

orientación oeste. De esta parcela se consiguieron datos de cosecha de 6

años.

Todas las parcelas estudiadas presentaban un régimen de poda bianual, un

marco de plantación irregular y una única variedad presente, la picual.

Además de los datos de producción, a cada uno de los propietarios se le

consultó sobre el sistema de cultivo empleado, siendo común en todas ellas el no

laboreo con suelo desnudo, aplicando herbicida de preemergencia a principio del

otoño y de postemergencia en primavera. En cuanto al uso de cubiertas solamente

el propietario de la parcela P4 mantiene una estrecha banda de cubierta vegetal en

la entrecalle y junto con las parcelas P1, P2, P3, P5, P6 y P8 dejaban sobre el

terreno una cubierta inerte procedente de restos de poda, no siendo esta

homogénea por toda la parcela. El propietario de la parcela P1 junto con los restos

de poda, aporta al terreno en las calles materia orgánica en forma de hojas

procedentes de la limpieza de la aceituna en la almazara, lo cual sí supone un tipo

de cubierta inerte que abarca toda la parcela. Finalmente el propietario de la parcela

P7 no mantiene en ella ningún tipo de cubierta, salvo la que de forma natural está

presente en forma de pedregosidad.

4.3. MUESTREOS DE VEGETACIÓN

Dado que no fue posible obtener datos climáticos de cada una de las

parcelas, se seleccionaron retazos de vegetación cercanos a ellas con el objetivo de

realizar un muestreo de vegetación y determinar así la serie de vegetación en la que

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se encuentra el cultivo. Estos muestreos se hicieron por duplicado cuando en los

alrededores de la parcela existieran más de una mancha de vegetación con

orientaciones opuestas.

Los muestreos se realizaron en parcelas previamente medidas de 100 m2,

de las cuales se anotaron sus coordenadas, altitud sobre el nivel del mar, pendiente

y orientación. En cuanto al inventario de vegetación, se rellenó una ficha que tenía

en cuenta el porcentaje de suelo cubierto y el tipo de cobertura (matorral, herbazal o

suelo desnudo), la talla del matorral (> 3 m, 1,5 – 3 m, 0,5 – 1,5 m, 5 cm – 0,5 m y

matorral rastrero), el estado vegetativo del mismo (bueno, aceptable, mediocre y

malo) y la composición florística, anotando cada una de las especies presentes en la

parcela marcada y el número de individuos de cada una de ellas.

4.4. TRATAMIENTO DE LOS DATOS

Una vez recopilados todos los datos, tanto de producciones como

climatológicos se procedió a su preparación para el tratamiento estadístico, el cual

consistió en lo siguiente:

- Los datos de producciones de las diferentes parcelas estaban

en forma de kilogramos totales recolectados en la parcela. Este formato no es

útil para el tratamiento estadístico, por lo que se transformó a kilogramos por

hectárea dividiendo cada uno de los valores anuales por la superficie total de

la parcela.

- Dado que de los muestreos de vegetación dictaminaron que la

serie de vegetación presente en todo el término municipal es la misma, se

decidió tomar solamente los datos bioclimáticos de la estación situada en el

término municipal de Chiclana de Segura, por tener los datos de un mayor

número de años. Los datos recogidos de dicha estación se adecuaron para el

cálculo de los diferentes índices bioclimáticos. Para ello se calculó la

precipitación mensual, sumando los valores de precipitación diarios para

cada uno de los 12 meses del año, y la temperatura media mensual,

calculando el promedio de las temperaturas medias de cada uno de los días

del mes. Con estos valores ya calculados, se procedió al cálculo anual de los

diferentes índices bioclimáticos desarrollados por Rivas-Martínez. Los índices

calculados fueron el índice de termicidad (It), índice de termicidad

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compensado (Itc), índice de continentalidad (Ic) e índice ombrométrico (Io). El

cálculo de estos índices se realizó a través de la página web

www.globalbioclimatics.org desarrollada por Salvador Rivas Martínez y

Salvador Rivas Sáenz en 1996.

Cuando tanto los datos bioclimáticos como los de producción estaban listos

para el análisis estadístico, se enfrentaron en una tabla de Excel con los valores de

los diferentes índices bioclimáticos obtenidos en ese mismo año.

El análisis realizado consistió en un análisis de regresión lineal, con el

objetivo de analizar si existe relación entre los índices y la producción, y el cálculo

del coeficiente de correlación de Pearson, para medir el grado de relación que existe

entre las variables antes mencionadas. Este análisis se realizó de manera aislada

para cuada una de las parcelas e índices a través del software XLSTAT.

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5. RESULTADOS

5.1. DATOS DE PRODUCCIÓN

En la tabla 4.1 aparecen los datos de producción en kilos por hectárea de

las diferentes parcelas proporcionados por los propietarios. La ausencia de datos en

algunas de las parcelas se debe a que los propietarios no disponían de ellos. Por

otro lado, los valores de 0 kg/ha que aparecen en algunas de las parcelas no

significan que la producción fuera nula en ese año, sino que al presentar ese año

una producción baja esa parcela, el agricultor optó por no realizar la recolección, ya

que el coste de hacerlo superaría el beneficio obtenido, de ahí que no se disponga

de dicho dato y se le dé un valor de 0.

Tabla 5.1. Datos de producción de cada una de las parcelas en los diferentes años

de duración del estudio

AÑO/PARCELA (P1) (P2) (P3) (P4) (P5) (P6) (P7) (P8)

Año 2016 9476,03 4799,02 5704,73 6752,83 5357,65 7010,56 3470,39 3819,13

Año 2015 18004,79 6902,94 5443,03 6851,89 4809,25 1926,37 2363,13 4664,35

Año 2014 814,38 743,14 997,26 1603,77 827,85 197,77 608,38 2020,87

Año 2013 22584,93 7258,83 7039,05 5410,38 8284,22 9916,38 3174,31 5368,71

Año 2012 0 749,02 1429,6 1037,74 0 1187,51 239,66 3498,26

Año 2011 14924,65 6584,31 5508,96 5817,92 6974,73 8160,39 5425,14 3470,43

Año 2010 16517,12 3897,06 6349,75 3254,72 7972,34 7490,87 3474,86

Año 2009 15931,51 6891,08 4724,88 4745,28 5382,93

Año 2008 10042,47 1050,11 5265,67 5399,06

Año 2007 9696,57 7794,12 6157,21

Año 2006 5808,9 3934,31 4684,33

Año 2005 0 1957,84 2038,31

Año 2004 445,21 1182,35 1546,77

Año 2003 9184,25 8055,88 5085,07

Año 2002 12984,93 5035,29 4266,67

Año 2001 11851,37 3802,94 5077,86

5.2. MUESTREOS DE VEGETACIÓN

El resultado de los muestreos de vegetación llevados a cabo en retazos de

monte situados en las cercanías de cada una de las parcelas de cada una de las

parcelas seleccionadas para el trabajo se muestra a continuación.

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Tabla 5.2. Resultado de los muestreos de vegetación próximos a las parcelas de

estudio

ESPECIES/ PARCELAS

P1 (NO)

P2 (E)

P3 (O)

P4 (N)

P5 (S)

P5 (N)

P6 (N)

P7 (SO)

P7 (N)

P8 (SE)

Arbutus unedo

7

2 Asparagus

acutifolius 4

2

8

Cistus albidus 8 11 17 6 15 7

2 Cistus ladanifer 54

Crataegus monogyna

17

Cytisus arboreus baeticus

4

2

Genista scorpius

7 Halimium

halimifolium

8

2 Juniperus

communis

9

13 2 Lavandula

stoechas 8 Lonicera implexa

4 3

6 3

5 3

Olea sylvestris 2

2

4

5

Pinus pinaster

10 5 Pinus halepensis

2

4

2

Pistacia lentiscus 12

1

5

4

Pistacia terebintus

12 2 7 5

3

Quercus coccifera

15 8 18

5

Quercus rotundifolia 10 5

13 4 9 6

30 12

Retama sphaerocarpa

9 11

Rosa canina

6

1 Rosmarinus

officinalis

55 32

40

55

8

Satureja montana Smilax aspera

3 2 6

4 57

4 10

Thymus vulgaris

6

30 6

50 Viburnus tinus

4

50 5

4

El resultado de los muestreos demuestra que todas las parcelas pertenecen a

una misma serie de vegetación, la serie mesomediterránea bética seco-subhúmeda

basófila de la encina (Quercus rotundifolia): Paeonio coriaceae-Querco rotundifoliae

S.

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5.3. ÍNDICES BIOCLIMÁTICOS

Con el objetivo de visualizar gráficamente el clima de una zona concreta, la

página web www.globalbioclimatics.com permite obtener los diagramas

ombrométricos desarrollados por Gaussen-Baugnols y modificados posteriormente

por Rivas-Martínez. Este diagrama consiste en una gráfica cartesiana en la cual se

representan los valores correspondientes a T (temperatura media mensual) y P

(precipitación mensual), con ambos valores ajustados en una misma escala pero

haciendo coincidir P=2T. De tal forma que aquel periodo de tiempo con unas

precipitaciones dos veces por encima de la temperatura, es considerado seco, es

decir, cuando P<2T la curva de temperatura estará por encima de la de

precipitación. Además permite obtener los diferentes índices bioclimáticos y los

datos hídricos de la zona con su correspondiente gráfico. Los diagramas

correspondientes a cada uno de los años de desarrollo el estudio se muestran en el

anexo 2.

El análisis realizado a través de www.globalbioclimatics.com mostró que el

territorio se comporta como un mesomediterráneo inferior en la mayoría de los años,

con valores de It/Itc entre 261-272, salvo en 2007, 2013 y 2014 que fue

mesomediterráneo superior, presentando valores de It/Itc entre 277-313. Es en el

ombrtipo donde aparece una mayor variabilidad, siendo húmedo superior en los

años 2007, 2008, 2012, 2013 y 2016, con valores para el Io entre 2,73 – 3,44;

húmedo inferior en los años 2001, 2002, 2003, 2004, 2009, 2011 y 2014, con Io

comprendido entre 2,06-2,72; subhúmedo superior en 2010 con un Io de 4,83;

semiárido superior en 2015, con Io = 1,86 y semiárido inferior en 2005, con un valor

para Io de 1,21.

Tabla 5.3. Valores de los diferentes índices bioclimáticos.

AÑO It Itc Ic Io

Año 2016 298 310 20,4 2,97

Año 2015 228 299 24,7 1,86

Año 2014 261 272 20,2 2,45

Año 2013 246 265 21,3 3,44

Año 2012 204 261 23,8 3,32

Año 2011 258 281 21,5 2,06

Año 2010 287 313 21,7 4,83

Año 2009 266 289 21,5 3,31

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Año 2008 251 266 20,9 3,2

Año 2007 254 277 21,5 2,73

Año 2006 260 302 22,8 2,09

Año 2005 205 291 25,7 1,21

Año 2004 280 292 20,6 2,37

Año 2003 261 286 21,7 2,63

Año 2002 296 305 19,8 2,55

Año 2001 268 283 21 2,72

5.4. ANÁLISIS DE REGRESIÓN LINEAL

El análisis se realizó parcela por parcela con el objetivo de ver si existe

influencia en las producciones de cada uno de los parámetros descritos (It, Itc, Ic e

Io).

En la parcela P1 la influencia es positiva en It, Itc e Ic, pero no tanto para Io,

el cual presenta un R2= 0,8498.

Figura 1. Resultados del análisis de regresión lineal para la parcela P1

y = 0,0338x - 8,7005 R² = 0,9273

-2

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

0 50 100 150 200 250 300

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

It

It / Residuos estandarizados

y = 0,0591x - 16,951 R² = 0,9773

-2

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

0 100 200 300

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Itc

Itc / Residuos estandarizados

y = 0,5781x - 12,614 R² = 0,9685

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

2

2,5

0 5 10 15 20 25 30

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Ic

Ic / Residuos estandarizados

y = 1,0879x - 2,9739 R² = 0,8498

-2

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

2

2,5

0 1 2 3 4 5

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Io

Io / Residuos estandarizados

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28

En la parcela P2 la influencia es positiva para todos los índices ya que el

valor de R2 es superior a 0,95 en todos los casos.

Figura 2. Resultados del análisis de regresión lineal para la parcela P2.

En la parcela P3 la influencia es buena para Itc e Ic, pero no tanto para It e

Io, que presentan valores de R2 por encima de 0,85.

y = 0,0345x - 8,8919 R² = 0,9685

-2

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

0 50 100 150 200 250 300

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

It

It / Residuos estandarizados

y = 0,0587x - 16,854 R² = 0,9661

-2

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

2

0 100 200 300

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Itc

Itc / Residuos estandarizados

y = 0,5869x - 12,806 R² = 0,9981

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

2

2,5

0 5 10 15 20 25 30

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Ic

Ic / Residuos estandarizados

y = 1,1797x - 3,2249 R² = 0,9993

-2

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

2

2,5

0 1 2 3 4 5

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Io

Io / Residuos estandarizados

y = 0,0332x - 8,5525 R² = 0,896

-2

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

0 50 100 150 200 250 300

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

It

It / Residuos estandarizados

y = 0,0584x - 16,765 R² = 0,9559

-2

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

0 100 200 300

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Itc

Itc / Residuos estandarizados

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29

Figura 3. Resultados del análisis de regresión lineal para la parcela P3.

En la parcela P4 solamente queda por debajo de R2 ≥ 0,9 el Ic, con un valor

de 0,7964.

Figura 4. Resultados del análisis de regresión para la parcela P4.

y = 0,5779x - 12,609 R² = 0,9676

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

2

2,5

0 5 10 15 20 25 30

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Ic

Ic / Residuos estandarizados

y = 1,0922x - 2,9859 R² = 0,8567

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

2

2,5

0 1 2 3 4 5

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Io

Io / Residuos estandarizados

y = 0,0338x - 8,6407 R² = 0,9259

-2,5

-2

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

0 50 100 150 200 250 300

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

It

It / Residuos estandarizados

y = 0,0502x - 14,21 R² = 0,9994

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

0 100 200 300

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Itc

Itc / Residuos estandarizados

y = 0,5909x - 12,853 R² = 0,7964

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

2

0 5 10 15 20 25

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Ic

Ic / Residuos estandarizados

y = 1,1157x - 3,366 R² = 0,9861

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

2

0 1 2 3 4 5

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Io

Io / Residuos estandarizados

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30

En la parcela P5 son Ic e Io los que tienen una mayor influencia sobre la

producción con R2 superior a 0,9, no así los otros dos parámetros, que están por

debajo de 0,8.

Figura 5. Resultados del análisis de regresión lineal para la parcela P5.

En la parcela P6, R2 sólo es superior a 0,9 para el Itc, estando por debajo de

este valor el resto de índices.

y = 0,0264x - 6,766 R² = 0,75

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

0 50 100 150 200 250 300

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

It

It / Residuos estandarizados

y = 0,0416x - 11,907 R² = 0,7986

-2

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

0 100 200 300

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Itc

Itc / Residuos estandarizados

y = 0,5761x - 12,609 R² = 0,9574

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

2

0 5 10 15 20 25

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Ic

Ic / Residuos estandarizados

y = 0,9373x - 2,8401 R² = 0,9108

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

2

0 1 2 3 4 5

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Io

Io / Residuos estandarizados

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31

Figura 6. Resultados de los análisis de regresión lineal para la parcela P6

En la parcela P7, la influencia de Ic es buena y de Io es muy buena, siendo

R2 muy próximo a 1. No ocurre lo mismo con It e Itc, para los cuales los valores de

R2 están por debajo de 0,81.

y = 0,0241x - 6,1331 R² = 0,7345

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

0 50 100 150 200 250 300

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

It

It / Residuos estandarizados

y = 0,0417x - 11,911 R² = 0,9587

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

0 100 200 300

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Itc

Itc / Residuos estandarizados

y = 0,4843x - 10,626 R² = 0,8038

-2

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

0 5 10 15 20 25

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Ic

Ic / Residuos estandarizados

y = 0,829x - 2,4786 R² = 0,8426

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

2

0 1 2 3 4 5

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Io

Io / Residuos estandarizados

y = 0,0239x - 6,0915 R² = 0,7246

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

0 50 100 150 200 250 300

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

It

It / Residuos estandarizados

y = 0,0382x - 10,913 R² = 0,8048

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

0 100 200 300

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Itc

Itc / Residuos estandarizados

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32

Figura 7. Resultados del análisis de regresión lineal para la parcela P7.

En la parcela P8, R2 es superior a 0,9 para It, Itc e Io, no para Ic, aunque se

acerca bastante, siendo R2= 0,8552.

Figura 8. Resultados del análisis de regresión lineal para la parcela P8.

y = 0,5216x - 11,444 R² = 0,9323

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

0 5 10 15 20 25

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Ic

Ic / Residuos estandarizados

y = 0,9029x - 2,6997 R² = 0,9996

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

2

0 1 2 3 4 5

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Io

Io / Residuos estandarizados

y = 0,0276x - 6,8656 R² = 0,9682

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

0 50 100 150 200 250 300

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

It

It / Residuos estandarizados

y = 0,0456x - 12,816 R² = 0,9864

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

0 100 200 300

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Itc

Itc / Residuos estandarizados

y = 0,4477x - 9,8418 R² = 0,8552

-1

-0,5

0

0,5

1

1,5

0 5 10 15 20 25

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Ic

Ic / Residuos estandarizados

y = 1,3146x - 3,5276 R² = 0,9423

-1,5

-1

-0,5

0

0,5

1

0 1 2 3

Resid

uo

s e

sta

nd

ari

zad

os

Io

Io / Residuos estandarizados

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33

3.5. ANÁLISIS DEL COEFICIENTE DE CORRELACIÓN DE PEARSON

El análisis del coeficiente de correlación de Pearson muestra que, a pesar

de existir una relación entre los diferentes índices y las producciones para cada una

de las parcelas, esta relación no es directamente proporcional, sino que existen

otras variables que también influyen en la producción.

Tabla 5.4. Resultado del análisis de correlación de Pearson para cada una de las

parcelas.

It Itc Ic Io

P1 0,2697 0,1508 -0,1775 0,3876

P2 0,1775 0,1840 -0,0431 0,0264

P3 0,3225 0,2099 -0,1800 0,3786

P4 0,2723 0,2723 -0,4512 -0,1180

P5 0,5000 0,4487 -0,2065 0,2986

P6 0,5152 0,2032 -0,4430 0,3968

P7 0,5248 0,4418 -0,2601 -0,0195

P8 -0,1784 0,1167 0,3805 0,2402

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34

6. DISCUSIÓN

Como se ha podido ver en los resultados, no solamente los factores

bioclimáticos son los que influyen en la producción del olivar, aunque unas

condiciones climatológicas adversas en momentos críticos para el olivar pueden

provocar una caída de las cosechas. Cuando las condiciones climáticas son

favorables, también se incrementa considerablemente la producción, apoyada por

las técnicas de cultivo y otros factores.

En la parcela P1 (Fábrica mora), la producción media por hectárea es muy

superior a la del resto de parcelas estudiadas, en torno a los 10000 kg/ha, debido

entre otros factores a la escasa pendiente (5,5 %), lo que permite una mayor

infiltración del agua de lluvia (Francia Martínez, J.R. et al 2007). Esta baja pendiente

y mayor infiltración del agua de lluvia, hace que los árboles tenga un volumen de

copa muy superior al resto de parcelas de estudio, lo que también influye en una

mayor producción (Pastor, M. et al 1999). La orientación de esta parcela no influye

significativamente en la producción, debido a la escasa pendiente. A diferencia del

resto de parcelas, el sistema de cultivo empleado en esta finca es el de no laboreo

con cubierta inerte de restos de poda y hojas procedentes del limpiado de la

aceituna en la almazara. Según Ordóñez, M. et al. la aplicación de restos

orgánicos, como son los restos de poda y hojas, además de evitar la erosión y

retener una mayor cantidad de agua que un suelo desnudo, suponen una enmienda

orgánica para suelos degradados y poco fértiles, influyendo de esta manera en la

producción. Aún presentando las características antes mencionadas que mejoran

las producciones y la calidad del suelo, los factores climatológicos también afectan a

la producción. En el resto de parcelas, la producción media por hectárea no es tan

superior como en la anteriormente comentada, estando entre los 4000 - 5000 kg/ha

en las parcelas P2, P3, P4, P5 y P6, independientemente de su orientación y

sistema de cultivo, todas tuvieron producciones medias relativamente similares.

Todas estas parcelas tienen una pendiente por encima del 20 %, y aunque todas

presenten una cubierta inerte formada por restos de poda triturados, la escorrentía

hace que se pierda parte del agua de lluvia. La parcela P7 es la que presenta una

menor producción media, debido principalmente a la elevada pendiente que posee,

un 45 %, que unido a un sistema de cultivo de no laboreo con suelo desnudo, hace

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35

que las pérdidas de agua por escorrentía sean muy elevadas, con la consiguiente

pérdida de suelo y materia orgánica (Francia Martínez, J.R. et al. 2007). La parcela

P8 también presenta una producción media inferior a la de las parcelas P1 a P7,

debido a que se tratan de olivos jóvenes que aún no han alcanzado el volumen de

copa que presentan los árboles del resto de parcelas

En las parcelas P1, P2 y P3 en los años 2001, 2002 y 2003 las

producciones estuvieron cercanas a las medias de cada una de ellas, además de

por la influencia de los factores antes mencionados, referentes al sistema de cultivo

y las características de la parcela, las condiciones climáticas no fueron muy

adversas, siendo los valores de It/Itc, Ic e Io aceptables para un buen desarrollo del

cultivo.

El año 2004, sin embargo la producción cayó considerablemente debido,

posiblemente, a un periodo de varios días durante el mes de mayo con

temperaturas mínimas por debajo de 7,5 oC y abundante precipitación, lo que podría

haber afectado a la polinización (Rallo Romero, L. 1994). Para este fenómeno se

descarta el efecto de la poda ya que, según Pérez Mohedano, D. 2005, el sistema

de poda bianual no influye de manera significativa en cambios en la producción.

En 2005 la producción en dichas parcelas fue aún menor que en el año

anterior, debido a la adversidad para el cultivo de las condiciones climáticas, como

se observa en el Io, muy bajo y un Ic muy elevado.

En el año 2006, la producción se aumentó en las 3 parcelas respecto al año

anterior, a pesar de que las condiciones climáticas no fueron óptimas, Ic

relativamente alto e Io bajo. Esto puede deberse a que se produjera una

compensación por la baja producción del año anterior, pero sin ser muy elevada por

la limitación climatológica (Rallo Romero, L. 1994).

En el siguiente curso, año 2007, las producciones aumentaron ligeramente,

debido principalmente a una mejora de las condiciones climáticas respecto al año

anterior.

En el año 2008, la producción de las parcelas P1, P3 y P4 son bastante

similares a la media, ya que se trató de un año con precipitaciones abundantes y

temperaturas aceptables por el olivo en los momentos críticos de su ciclo. Sin

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36

embargo en la parcela P2, se produjo un descenso de la producción, del que se

desconocen las causas o posiblemente debido a un error en la toma de datos por

parte del propietario.

El año 2009 presentó unas característica bioclimáticas muy similares al año

anterior, por lo que las producciones de las parcelas P1, P3, P4 y P5 estaban en

torno a la media de cada una. Por su parte, la parcela P2 experimentó un

incremento en la producción bastante superior que el resto de parcelas, similar a lo

ocurrido en esta misma parcela en el año 2006, síntoma de vecería. Este año el Io

fue de 3,31 y la Ic algo superior al año anterior, 21,5.

En el año 2010 la pluviometría fue muy superior a la del resto de años del

estudio, con 889 mm recogidos, por lo que el Io fue de 4,83, lo que sumado a unas

temperatura normales y a las condiciones particulares de cada parcela, provocaron

un incremento en las cosechas de las parcelas P1, P3, P5, P6 y P7. No ocurrió lo

mismo en las parcelas P2 y P4, las cuales presentaron un comportamiento vecero,

sumado en el caso de la parcela P4 a una posible inversión hídrica debido a la

situación que presenta en el fondo de un valle bastante cerrado y atravesado por un

río, lo que hiciera que las condiciones de humedad fueran excesivas para un buen

desarrollo del cultivo (Cano et al. 2016).

La producción en el año 2011 se mantuvo respecto al año anterior a pesar

de tratarse de un año seco y caluroso. Esto puede deberse a las características

edáficas de las parcelas, las cuales presentan suelos profundos, pedregosos y con

cubiertas de inertes de restos de poda, lo que unido al exceso de humedad del año

anterior, hizo que la reserva hídrica del suelo no estuviera agotada, aún en la

parcela P7, la cual no presenta cubierta inerte de material vegetal (Aguilar J. et al

1995).

En el año 2012 se produjo un descenso significativo de la producción

respecto al año anterior en todas las parcelas de estudio a pesar de que la

precipitación fue abundante, pero se produjo un periodo de temperaturas por encima

de los 30 oC durante la floración, lo que unido a la elevada producción del año

anterior, provocara un comportamiento vecero en los árboles o un bajo poder

germinativo de los granos de polen al alcanzar el pistilo de otra flor (Rallo Romero, L

1994).

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37

En el año 2013 tanto la precipitación como la temperatura en los momentos

críticos para el olivo fueron buenas, teniendo en cuenta el periodo de sequia estival,

lo que unido a la baja producción del año anterior provocó que la producción se

disparara en todas las parcelas del estudio, hasta valores muy superiores a las

producciones medias para algunas de las parcelas. Este fenómeno es el causante

de que en el año 2014 las producciones cayeran drásticamente, al consumirse los

asimilados por la aceituna y no en la producción de nuevos brotes.

En 2015 la producción de todas las parcelas experimentó un más que

considerable aumento en todas las parcelas debido, posiblemente, a un

comportamiento vecero; el año anterior los árboles presentaron una muy baja

producción, lo que hizo que los asimilados producidos por la planta no se

consumieran en los frutos, sino que provocaran un mayor desarrollo de los brotes,

independientemente de que las condiciones climatológicas no fueran las óptimas

para que se diera una buena producción (Rallo Romero, L 1994).

En el último año de estudio, 2016, se dieron unas condiciones climáticas

aceptables para el correcto desarrollo del cultivo, lo que unido al resto de factores

que determinan el desarrollo del fruto, provocó que las cosechas en cada una de las

parcelas estuvieran entorno al promedio establecido durante los años analizados.

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38

7. CONCLUSIÓN

Las conclusiones que se pueden sacar de este estudio son que queda

demostrado que las condiciones climatológicas que se dan en el olivar son

determinantes para la producción, aunque no de una forma estricta ya que existen

otros muchos factores que pueden compensar esas condiciones adversas o

favorecer las propicias para el desarrollo del fruto. Estos otros factores son el

terreno sobre el que se asienta la plantación, las técnicas de cultivo empleadas, el

volumen de copa del árbol, el efecto en el árbol de cosechas anteriores junto con el

momento de recolección, situación geográfica, pendiente máxima, edad de la

plantación, etc. Todas ellas de especial consideración cuando se pretende instaurar

un nuevo cultivo o realizar enmiendas en los ya plantados.

Otra conclusión que se puede extraer de este estudio es la diferencia en

productividad entre parcelas situadas en zonas con fuertes pendientes y zonas

prácticamente llanas, siendo mucho mayor en las segundas. Esto hace reflexionar

sobre la necesidad de la puesta en valor de los cultivos más desfavorecidos, como

son aquellos situados en pendientes superiores al 20 % en los que la mecanización

es compleja y los costes de producción más elevados.

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Anexo 1.

Mapa de la zona de estudio

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Anexo 2.

Índices, diagramas

bioclimáticos y producciones

anuales.