música y arquitectura

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La relación entre estas dos artes

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    08.05.2010 | MSICA

    Las hijas del asombro

    06:28 | De Monteverdi a Miles Davis y de all a los efectos sonoros del cine,

    la arquitectura tuvo un rol central en la historia de la msica. Estudios y

    discos recientes vuelven a poner esa relacin en primersimo plano.

    Hace apenas unos meses se llev a cabo la cuarta versin del Festival

    Internacional de Msica en Cartagena de Indias. Entre tantos festivales

    dedicados a la msica clsica, ste tiene un atractivo especial. La ciudad en

    que Garca Mrquez ubic su novela El amor en los tiempos del clera

    conserva todava el sistema de transporte de carrozas tiradas por caballos,

    los aejos faroles en las fachadas de las casas y, en general, la arquitectura

    de los siglos diecisiete y dieciocho. Algunas cosas han cambiado, pero no

    mucho: los primeros conventos de monjas, hoy convertidos en lujosos

    hoteles, mantienen ms que el nombre y la fachada. Cada celda es ahora una

    lujosa habitacin, pero la roca slida, los dinteles bajos, parecen contener

    los ecos de los rezos o los suspiros de las novicias.

    Los conciertos que se ofrecieron en las capillas de los hoteles nos mostraron

    algo ms all del refinamiento de los intrpretes. Nos mostraron un sonido

    caracterstico, una resonancia especial entre esos altos muros de piedra

    blanca y esas enormes vigas de madera. La capilla del hotel Santa Clara,

    construida en 1617 para la oracin de las monjas Clarisas, dej resonando

    durante eternos segundos las enormes vibraciones de Fratres para violn

    y orquesta de Arvo Prt. En tanto que la capilla del hotel Santa Teresa, de

    la misma poca pero ms pequea, se prest para msicas de cmara, ms

    ntimas, como las Escenas infantiles para piano de Robert Schumann.

    Nunca como en ese momento fue tan evidente la frase que dijera

    Schopenhauer: "la arquitectura es msica congelada".

    Es irnico que slo a partir de esas experiencias extremas volvamos a

    reflexionar sobre el espacio como componente de la msica. Las

    dimensiones, los planos, las proporciones con que trabajan los arquitectos

    son conceptos que tambin, a su manera, ocupan a los compositores. En el

    marco de las religiones, por ejemplo, la creacin sonora ha estado ligada al

    espacio en que se interpreta. La psicloga Susan Elizabeth Hale propone que

    las cuevas, nuestros primeros habitculos, nos parecan acogedoras por ser

    una remembranza del tero.

    De ah brota el impulso humano de construir, de inventar nuevos espacios

    para magnificar esa sensacin. En su libro Sacred space, sacred sound,

    Hale recrea ese trayecto de la cueva a la capilla y luego a las grandes

    catedrales, detenindose especialmente en el aspecto sonoro. Como su

    especialidad no es la fsica, sus definiciones acsticas terminan parecindose

    ms a una poesa mstica. De la Catedral de Chartres, en Francia, dice: "Es

    msica en s misma. La catedral puede hacer un eco con el sonido ms leve.

    Incluso los susurros suenan como un aleteo de ngeles en el cielo". Pero algo

    queda resaltado a lo largo de su libro: cada lugar tiene una reverberacin

    nica determinada por las dimensiones, los materiales, la temperatura, la

    humedad y tantas otras sutiles variables. No hay dos construcciones que

    suenen igual.

    En 1613, cuando Claudio Monteverdi inici labores como maestro de msica

    en la Catedral de San Marcos en Venecia, supo que tena un espacio

    fascinante para llenar. La arquitectura de la baslica veneciana es el sueo de

    cualquier compositor interesado en los conceptos de planos y balance.

    Adems de las cinco cpulas que garantizan una especial resonancia, a lado

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  • y lado del altar se abren dos naves con sus respectivos balcones para dos

    coros enfrentados. En la obra sacra de Monteverdi, la armona se explica por

    ese monumental recinto en que era interpretada.

    Parece que el compositor italiano hubiera experimentado las nociones de

    escucha que muchos aos despus fueron definidas por la ciencia. El msico

    y neurlogo Daniel Levitin public hace cuatro aos This is your brain on

    music, un estudio sobre cmo el cerebro humano asimila la informacin

    musical. All explica que nuestros odos tienden a agrupar sonidos en

    trminos de su posicin en el espacio. No somos muy sensibles a la

    diferenciacin sonora de arriba y abajo, pero s a los planos de izquierda y

    derecha (y en menor medida, a la distancia entre los planos de adelante y

    atrs). A la vez, segn Levitin, "nuestro cerebro es exquisitamente sensible a

    la informacin de tiempo. Somos capaces de localizar objetos en el mundo

    basndonos en la diferencia de unos pocos milisegundos entre la llegada del

    sonido a un odo y al otro". En la Catedral de San Marcos, escuchar es sentir

    exactamente eso.

    Monteverdi tena a su disposicin veinte cantantes y veinte instrumentistas,

    y supo ubicarlos en cada una de las alas para generar una polifona ms all

    de las mltiples voces en la msica, un juego de mltiples fuentes sonoras.

    Por eso se dice que Monteverdi es el santo patrono del estreo. Pero el

    msico no se limit a jugar con los planos de izquierda y derecha. En las

    actas de oficios que sobreviven podemos leer que, para las grandes misas,

    los cantantes se ubicaban tambin en los plpitos, generando lo que

    imaginamos ms parecido a un sonido cuadrafnico, o al sistema surround

    que exhiben hoy algunos reproductores de dvd. Todo ello, sobra decirlo, en

    una poca en que no haba micrfonos ni amplificadores. La arquitectura se

    encargaba de todo. Si la msica no se congelaba, al menos se contena en

    forma de baslica.

    La arquitectura en disco

    Entonces, ms que servir de escenario, puede la arquitectura llegar a ser

    parte de la msica? Sin duda la condiciona y, en momentos afortunados, la

    optimiza. Un disco como Kind of blue, del trompetista Miles Davis, no

    sera igual sin esa reverberacin mnima vibrando todo el tiempo, algo que

    algunos han comparado con un tapiz sonoro. La razn, no tan difundida, es

    que el Estudio Columbia donde se grab el disco, sobre la calle 30 de

    Manhattan, haba sido antes una iglesia. Algunos afirman que se ubic un

    micrfono en la antigua cripta subterrnea ("cmara de eco", segn la

    terminologa de los ingenieros de sonido) para recrear ese efecto

    eclesistico.

    El material fotogrfico que subsiste nos ofrece otra respuesta: los ingenieros

    aprovecharon la resonancia de los techos altos, suspendiendo varios

    micrfonos muy por encima de las cabezas de los msicos, en lo que

    pareciera una voluntad de grabar ms el espacio que los instrumentos. El

    periodista Ashley Kahn defiende la tesis de la arquitectura como

    responsable del sonido, no slo de Kind of blue, sino de los mejores discos

    de jazz que se grabaron en los aos 50 y 60. Para l, tanto el estudio de

    Columbia como el de Vanguard Records en Brooklyn (que fue previamente

    un templo masn) "fueron los santuarios de la era de la alta fidelidad gracias

    a su espacio generoso, sus interiores curvados y sus paredes de madera.

    Todo ello ofreca una reverberacin clida y natural".

    Hay otras ocasiones en que la msica busca directamente a la arquitectura.

    Desde 1968, y durante un par de dcadas, el flautista Paul Horn nos

    obsequi con una serie de discos grabados en construcciones de valor

    histrico. Gracias a l supimos cmo suenan el Taj Mahal, en India, o el

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  • Copyright 1996-2010 Clarn.com - All rights reserved Directora Ernestina Herrera de Noble

    Templo del Cielo, en China. Y sobre todo, escuchamos en nuestros hogares

    la resonancia increble que hay en el interior de la pirmide de Keops, en

    Egipto: un eco de ocho segundos, el eco ms prolongado que existe sobre la

    tierra. Sin restarle valor a su msica de profundidad espiritual, los discos de

    Paul Horn se venden porque nos generan curiosidad por el elemento

    espacial. Las grabaciones, en este caso, llegan a registrar tambin las

    bvedas y sus dimensiones.

    El productor de radio John Schaefer, autor de la antologa sonora Music

    and architecture: the sound inside, va an ms all. Afirma que la

    msica y la arquitectura brotaron juntas "como hijas del asombro frente al

    universo y la pregunta por nuestro lugar en l". Segn sus apreciaciones, el

    invento de la grabacin y los discos le arrebat a nuestra experiencia

    musical un elemento no tan evidente, pero muy importante: el espacio. "La

    idea de hacer msica en el ambiente esterilizado de un estudio de grabacin

    resulta absurda a la luz de la historia musical".

    A no ser, por supuesto, que la tecnologa de grabacin permita recrear otros

    espacios, incluso inventar nuevas arquitecturas. Cuando en 1993 empezaron

    a aparecer los discos del conjunto Anonymous 4, un cuarteto vocal femenino

    dedicado a la recreacin de msicas del Medioevo, hubo algo de resistencia

    entre los ms puristas. En Francia, por ejemplo, no las dejaron participar en

    un festival de msica antigua porque no hay prueba histrica de que en el

    Medioevo existieron cuartetos vocales femeninos. Estas damas, sin

    embargo, lo tienen todo calculado. No cantan por una intencin de

    recreacin histrica sino por simple amor al repertorio. Y si esas misas o

    esos motetes nunca se oyeron as, por qu no prolongar la ilusin con una

    especie de acstica imposible?

    Solamente un crtico de la revista inglesa Gramophone pareci notarlo en un

    principio. En una resea discogrfica defini el sonido de Anonymous 4 (un

    cuarteto de voces femeninas a capella) como "una acstica de capilla

    californiana", tal vez en contraposicin a la acstica de catedral europea a la

    que sus odos estaban acostumbrados. Revisando los crditos, reluce el dato

    curioso. No hubo en el proceso ninguna iglesia pero s una locacin en

    California: los estudios del cineasta George Lucas, responsables de los

    zumbidos de espadas lser y tantos otros efectos sonoros de La guerra de

    las galaxias. La capilla de estas invocaciones es de la misma estirpe de

    aquella "galaxia muy, muy lejana": slo existe mientras dura la ilusin.

    La intervencin de George Lucas ha sido un acierto en trminos de nuestra

    conciencia acstica porque recrea esos microsegundos en que las notas,

    despus de emitidas, se expanden, rebotan y resuenan antes de extinguirse

    totalmente. Tal vez no se trata de cambiar la experiencia virtual por el

    verdadero encanto de cantar y tocar entre autnticas columnas y dinteles,

    pero al menos ya existen discos que arrastran consigo la arquitectura, esa

    expresin que termina de darle a la msica su contorno.

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