museo del Árbol no.4
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Revista de arte y cultura del árbol en Costa RicaTRANSCRIPT
Publicación mensual de arte y culturadel árbol en Costa Rica
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Año 0 No. 4 Diciembre 2010museo del árbol
Publicación mensual de arte y culturadel árbol en Costa Rica
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Publicación independiente sobre arte, cultura y sostenibilidad en Costa Rica, circula en Internet a través de la plataforma Issu.com.Por la calidad de diseño y concepto, obtuvo el Sello de Respaldo de la Presidencia de la Asociación Latinoamericana de Diseño, 2010.
Fotografía de Maurizio Bianchi, 2010
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Fotografía de la portada: Cenízaro en Guanacaste, Giancarlo Pucci.
museo del árbolAño 0 No. 4 Dic iembre �0�0
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¿De qué árbol en flor?
No sé, ¡pero qué perfume!
Matsuo Basho
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Museo del Árbol brota como un espacio contempla-
tivo, de reflexión crítica y valorativa, y de sensibilidad acerca
de la figura del árbol en la naturaleza y en nuestras vidas.
No es un museo físico, sino virtual, podemos subir a su
espacio en la red y movernos por sus páginas-salas.
Árbol de Cortés amarillo en floración, Fotografía de MauricioBianchi
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Grupo editorLuis Fernando QuirósRodolfo Uder
Amigos de la publicaciónRolando CastellónIlse UderMiwako SuzukiManuel ObregónCarmen CubillosCecilia ParedesMayra BarrazaGiancarlo PucciOscar PamioAurelio HortaMiguel Flores CastellanosMiguel Ángel Bonilla ToruñoPaolo BergomiRodolfo MoralesNaín ArtjoyJoaquín MurilloRoberto CastilloIrina YebenesFermín NavascuésRicardo Ávila Nelson Moya
Javier GuerraMauricio BianchiFranca RosiCristina GastaldelloCecilia BrugniniTom CrownCarolina Valencia
Colaboran en esta edición:Mauricio BianchiLuis ChacónJaime GamboaGiancarlo PucciMauricio ValverdeNelson MoyaFernando QuirvalNaín Artjoy Vera SchoepeAlex ChanSara Gamboa
Créditos:Revisión textos, Ilse UderDiseño: L.F.Q.Fundación Árboles MágicosDiciembre de 2010
Museo de ÁrbolCr
édit
os
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Museo del Árbol, Créditos, pág. �
Contenidos, pág. �
Rodolfo Uder: Árbol de esperanzas, editorial, pág.8
Luis Chacón: El libro es la obra: imágenes del cielo,
la tierra y el inconsciente, pag. �8
Fundación Árboles Mágicos, El Viejo Sabanero: Cenízaro, pág. ��
Nuevo libro: Árboles Mágicos de Costa Rica, pág. 44
Jorge Chavarría: Los silencios yacen, los árboles se levantan, pág. 4�
Mauricio Valverde: El caminante del bosque, pág. ��
Fernando Quirval: El árbol ausente, pág.�9
Naín Artjoy: Olvidaba y Solsticio, Poesía, pág.��
Nelson Moya: Caribe Sur, pág. ��
Reseña: Otro árbol de esperanzas: arte y emigrantes, pág. ��
Celebración: Árbol de la Navidad, por Nelson Moya, Periodista, pág ��
Alex Chan: Un árbol Navideño Diseñado, pág. ��
Para contemplar el árbol, pág. �9
Cont
enid
os
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Los seres humanos en su naturaleza superior vivimos
de las vibraciones generadas en el alma, y en el espíritu
-pero también, muy importante-, considerar que el cuerpo
físico vive gracias a los alimentos y al abrigo.
De ahí que, desde siempre, hemos necesitado de
nuestros hermanos los árboles, hoy más que nunca se debe
ser conciente que estos son imprescindibles, pues sin
ellos no viviremos. Los necesitamos para que nos brinden
oxígeno para respirar, frutos, bebidas, medicinas, leña para
el fogón, calor en la chimenea, cálida madera para hacer
muebles y casas, entre otros. También estos fieles hermanos
brindan albergue a la fauna y a otras centenares formas de
vida; brindan sombra que nos refresca, agua que sacia la sed.
Ellos la recogen del suelo y a través de sus hojas la transpi-
ran hacia las nubes, luego este preciado líquido se precipita
como maná del cielo.
Árbol de esperanzasRodolfo Uder, co-editor
Edit
ori
al
Árboles en las zonas rurales, en este caso en San Jerónimo de Cachí, Paraíso.Foto LFQ
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Árboles entre los sembradíos de café en la zona de Urasca, Paraíso. Foto LFQ
El árbol emana energía vital para alimentar nuestras
auras. Caminando en el bosque limpiamos y energizamos el
cuerpo (físico, emocional, mental y espiritual). Debemos, en
síntesis, sembrar, cuidar y amar al hermano árbol.
La era de la producción sostenible
Al tener los humanos necesidades físicas permanentes,
debemos regirnos por y dentro de un “modus vivendis” de
producción sostenible, permanente; se necesita producir
lo que se consume, y tener una reserva para imprevistos.
La mentalidad y producción sostenible se volvió condición
“sine qua non” para que la raza humana no desaparezca.
En el Planeta Tierra, se acabó el derroche de la energía
acumulada en la naturaleza por milenios, se terminó la co-
dicia y el despilfarro de recursos, se terminaron los lujos es-
clavistas que además contaminan.
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El hombre ya no es el centro del Universo, ni la criatura
escogida por Diosito que le regaló la naturaleza para que la
altere a su antojo.
A como el hombre evolucionó de homo habilis a homo
sapiens, ahora el homo sapiens debe evolucionar a homo
recuperabilis, esto si quiere, o, si quiere seguir existiendo.
El ser humano debe cambiar su egoísmo que le hace
estéril e infeliz por un modus vivendis altruista en el que co-
seche felicidad, producto de sus sembradíos de amor. Debe
dejar de solo servirse y ser servidor. El ser humano debe ser
conciente del costo de oportunidad del tiempo actual, pues
nos estamos pasando…, asfixiando…, al borde…
Nuestros ancestros vivían en armonía con el árbol y el
bosque, pero en la desmedida explosión demográfica olvi-
damos su original importancia.
El homo recuperabilis, debe ser protagonista de la recu-
peración del planeta, haciendo honor a nuestros ancestro s
indígenas, quienes vivieron sosteniblemente y de manera
feliz durante miles de años respetando el ambiente.
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También el ser humano debería ser partícipe dentro
de la cosmogonía maya para reinvindicarse como raza inte-
ligente, en esta nueva era, de la cuenta larga del ca-
lendario Maya, ciclo de 5200 años que termina y reinicia el
�� diciembre del �0��.
Debemos sanar tanto el planeta físico como recuperar
nuestro mundo interior, ardua tarea ética y moral; debemos
retornar a la amorosa vibración original OM, la que dio ori-
gen a todo y transformó la materia en vida.
Urge interactuar con fe y buena voluntad de hacer
el bien, estas virtudes moverán montañas, limpiarán at-
mósferas, ablandarán corazones, limpiarán percepciones y
sanarán pensamientos.
Proceso vital del árbol
El árbol es fuente de oxígeno, elemento indispensable
para existir, de él siempre tendremos vida en abundancia.
En el árbol y en sus virtuosas hojas se realiza quizás
el proceso más importante del planeta, la fotosíntesis. El
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fenómeno divino se origina en el átomo de magnesio de
la molécula de clorofila localizada en las hojas, los fotones
del sol bombardean los electrones del magnesio energizán-
dolos hasta hacerlos sobrepasar a otros niveles fuera de sus
órbitas; cuando los mismos electrones regresan a su origen,
liberan energía que la sabia molécula inteligentemente
recoge, organiza y la usa como puentes energéticos entre
los átomos formando carbohidratos. Aquí entran en juego
los elementos de carbono, nitrógeno, hidrógeno y oxígeno
formando las unidades esenciales del mundo orgánico, el
carbohidrato, base de la materia viva; luego a través de la
sabia, el árbol importa otros elementos del suelo para
fabricar moléculas más complejas.
El carbono irá a formar parte del carbohidrato a través
del resultado del proceso de la fotosíntesis; este elemento
que ahora tiene mala fama es esencial en el mundo orgá-
nico, base para la vida en el planeta. El árbol toma el car-
bono del CO� que está en la atmósfera y que ahora el ser
humano lo transformó en contaminante y que es responsable
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del calentamiento del planeta, al extraerle a través de la fo-
tosíntesis el carbono C al dióxido de carbono CO�, se libera
como resultado de la reacción el O� oxígeno que el árbol
devuelve a la atmósfera, el cual es el elemento esencial para
la respiración de los seres vivos.
Por eso el árbol es el símbolo actual de la esperanza de
la recuperación del planeta ya que él filtra el aire retirando el
carbono que está perjudicando y lo mejor de todo, lo trans-
muta a algo positivo como la creación de oxígeno y materia
orgánica esencial.
Presencia Divina
En semejante sabio proceso, queda evidentemente de-
mostrada la existencia y presencia de un Dios Sabio y Bon-
dadoso; son las sabias palabras del Maestro de la Sanación
Pránica Master Choa Kok Sui. Con él he venido aprendiendo
a despertar en el alma de las cosas, llámese naturaleza, arte
y producción amigable con el ambiente. Prácticamente todo
a través de nuestro hermano el árbol.
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¡Qué maravilla es la simbiósis en la ciudad de Dios!, hay
de todo: electrones, fotones, neutrones, protones, átomos,
moléculas, células, órganos, individuos, sociedades, comu-
nidades, ecosistemas, planetas, estrellas, galaxias…
Y aquí, en el planeta Tierra, el milagro de la vida sa-
liendo del hermano árbol y del hermano Sol.
El símbolo de la esperanza
Debemos incorporar la conciencia de que el árbol es el
símbolo de esperanza para todos(as), éste debe ser el com-
ponente activo en la misión y visión humana.
En tanto el árbol se plante, se cuide y se utilice correc-
tamente, se dará forma a este seguro y pacífico bosque de
esperanzas, floresta de energía benévola, espacio en el que
tenemos que estar para evolucionar -y que de seguro- si
tratamos desde ya, de ser honestos y correctos con nosotros
mismos y con nuestra madre tierra, compartiremos y vivire-
mos desde ya, donde habita la Santa Trinidad, los Ángeles y
los seres grandes como Jesús.
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Este es el primer trabajo en el que exploro el uso de la
fotografía como medio de expresión artística. Yo no soy un
fotógrafo profesional que sabe de técnica, soy un artista
usando una herramienta para expresarme.
Todo comenzó con una invitación de la Korea Founda-
tion para participar, junto a artistas del mundo entero, en un
proyecto artístico en diferentes desiertos de Estados Unidos.
Yo fui uno de los dos artistas latinoamericanos que parti-
ciparon. La invitación proponía crear con lo encontrado en
el desierto, llevando el mínimo de materiales del estudio y
trabajar el concepto de “la nada”.
Antes de partir, yo estaba trabajando en una serie de
obras sobre el cosmos y los huecos negros, y se me ocurrió
que para este proyecto podía hacer fotografías con es-
pejos circulares, que para mi son huecos blancos. Ese sería
Foto
graf
íaEl libro es la obra: imágenes del cielo, la tierra y el inconscienteLuis Chacón
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mi símbolo de “la nada”. Los huecos negros se tragan todo
pero los huecos blancos lo único que hacen es reflejar, tirar
todo para afuera, y esa ilusión es “la nada.”
Creo que con mis huecos blancos portátiles resolví muy
bien la elección de materiales. Me permiten viajar liviano y
los puedo usar en muchas situaciones. La otra decisión que
me ayudó mucho fue la cámara que escogí. Es una buena
cámara, una réflex digital de alta resolución. Yo no soy un
gran conocedor de técnica fotográfica, así que esta cámara
se encargó de resolver automáticamente el problema
técnico por mí.
La experiencia en el desierto fue muy rica. Creo que
como la mayoría de la gente, yo tenía la idea de que
un desierto es un lugar inhóspito y sin vida. La imagen que
tenía era de dunas, ¡del Sahara!, pero aprendí que los desier-
tos son todos diferentes y variados. Que ahí hay más vida
que muerte y que poseen una gran riqueza de flora, fauna,
colores, texturas, extensiones y paisajes.
Portada del libro Desierto Imaginario, del artista costarricense Luis Chacón, publicado en �0�0.
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Los paisajes ancestrales del desierto me hicieron re-
flexionar sobre la evolución de nuestro planeta, de dónde
venimos, quiénes somos y hacia dónde vamos. El contraste
entre esta tierra inmaculada, sin basura ni suciedad, con la
contaminación que veo por doquier me obliga a cuestio-
nar nuestras nociones sobre la ecología. En el desierto, el
respeto al medio ambiente verdaderamente existe porque
no hay humanos. Jonas Salk dijo: “Si todos los insectos
desaparecieran de la tierra, antes de �0 años toda las for-
mas de vida desaparecerían. Si todos los seres humanos
desaparecieran de la tierra, antes de �0 años todas
las formas de vida prosperarían”. Ver paisajes intactos, como
esos, me obliga a reflexionar sobre cómo sería un mundo en
el que los seres humanos aprendiéramos a limitar el impacto
brutal de nuestra presencia.
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Las obras que aparecen en estas y las demás páginas de este artículo pertenecen al libro en referencia.
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Yo fui invitado al proyecto como artista y también como
crítico, pero esto último no se dio. En algún momento se
pensó en hacer un libro con la obra de todos los partici-
pantes del proyecto, pero eso tampoco se concretó.
Las imágenes llevaban dos años archivadas y yo todavía
tenía ganas de hacer un libro con ellas. Ahí comienza el sin-
cronismo y la alineación de astros y circunstancias. Apareció
un diseñador de publicaciones, Sebastián, justo en el mo-
mento en yo que tenía los medios, el tiempo y la disposición
para trabajar, para así enfocarme en la serie de fotografías de
los desiertos. También fue un momento personal de bienes-
tar interior, de paz, de bien etrê, de amor y creo que esto se
refleja en el libro.
La segunda parte de este proyecto consistió en trabajar
estas imágenes en la computadora con la ayuda de Sebastián.
Todas las imágenes eran digitales: no existían. Desarro-
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llamos el concepto del libro pensando en eso. A diferencia de
otros libros de arte, este libro no es sobre una obra plástica
que existe fuera del libro. Quizá, en el futuro, las imágenes
de esta obra se transformen en base o en inspiración para
imágenes que van a existir fuera del libro, pero por ahora ¡el
libro es la obra!
Esta es una obra para deleitarse visualmente. Hay un
sentido zen en ella y a la vez está la complacencia de usar
nuevas formas y herramientas, las técnicas del siglo XXI. Para
mí, trabajar en este proyecto ha sido transformador. Me he
adaptado a nuevas formas de trabajar y he evolucionado con
los tiempos en los que vivo.
El período transcurrido entre las visitas a los desiertos
y mi reencuentro con esta serie, ha permitido relacionarme
con las imágenes de otra manera, tener otras asociaciones e
incorporar otras influencias. Al trabajar en esta obra, no sólo
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afloraron recuerdos de mis experiencias personales en los
desiertos, sino que también surgieron asociaciones con mu-
chas otras experiencias de mi pasado: recuerdos de mi época
como asistente de Cruz-Díez en París, y de su trabajo en arte
cinético. El hecho de trabajar con artistas asiáticos en la fase
inicial del proyecto exaltó mi veta japonesa, ¿quizás remi-
niscencias de alguna encarnación previa? Y por supuesto,
también están muy presentes mis raíces latinoamericanas.
En este trabajo incorporo la fotografía y el diseño, lo
cinético con evocaciones de Japón, nuevas formas de tra-
bajar y nuevas tecnologías (que permiten gran sofisticación
en la búsqueda cromática) con la repetición, la geometría y
el patrón. Capas, estratos. Contrastes y armonías cromáticas.
Intervengo las imágenes o las manipulo, aunque mi inter-
vención en verdad comienza antes, con la geometría de los
espejos, con la intervención humana de la geometría en el
paisaje.
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También hay una meditación sobre la vida y la muerte,
sobre lo permanente y lo efímero. ¿Por qué esta cámara, al
captar un instante, vuelve efímero un paisaje que nos ha es-
tado observando por millones de años?
Estas son imágenes descontextualizadas. Son la geogra-
fía de cualquier lugar sobre la tierra: lo que me importa es
el planeta y nuestra percepción de estos desiertos desde
la emoción. Las imágenes y las emociones son ambiguas,
pero al ahondar en nuestras lecturas de ellas descubrimos o
identificamos conceptos, emociones y evocaciones. Y eso es
lo que me interesa: lo que puedan generar las imágenes en
el observador, estas imágenes que, para mi, son del cielo, la
tierra y el inconsciente.
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Fundación Árboles Mágicos
Arboles Mágicos es una organización sin fines de lucro
creada para incentivar la conservación de los árboles, es-
pecialmente de las especies nativas.
Mediante el conocimiento de sus espectaculares flora-
ciones, sus cualidades ornamentales y medicinales, su ori-
gen, historia y relación con la sociedad humana, buscamos
estrechar los vínculos de afecto hacia nuestros árboles y
popularizar su cultivo y protección.
Visítenos en www.arbolesmagicos.org
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Textos: Jaime Gamboa
Fotografías: Giancarlo Pucci
El cenízaro o genízaro de Costa Rica es la misma
especie del llamado Samán de Güere en Venezuela, a cuyo
pie el Libertador Simón Bolívar reunió a su ejército, y que
según el naturalista Alexander von Humboldt poseía una
sombra de aproximadamente �80 metros de circunferencia
y �0 metros de diámetro.
Espectacular desde todo punto de vista, por su copa
que triplica su estatura, o por su follaje tupido que escurre
el agua de lluvia desde el centro hacia afuera, exactamente
como un gigantesco paraguas, el cenízaro se cubre además,
El viejo sabanero Cenízaro (Samanea saman)
Educ
ació
n
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Árbol de cenízaro en la pampa guanacasteca.
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entre enero y marzo, de hermosas flores con decenas de es-
tambres rosados que estallan como pequeños juegos pirotéc-
nicos en toda la extensión de su copa. Cuando no está en
flor, a veces es confundido con el árbol de Guanacaste, con
el cual guarda algunas semejanzas.
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En algunos países, debido a una misteriosa bruma que
se forma bajo su copa (producto, entre otras cosas, de la
constante orina de centenares de chicharras), se le ha dado
el nombre de rain tree (árbol de lluvia).
A menudo este sólido habitante de nuestras sabanas
enfrenta problemas para crecer, pues el ganado tiene una
particular preferencia por sus pequeños brotes. Cuando
crece, el cenízaro le proporciona también un apetecido
forraje.
Testigo de la historia latinoamericana o compañero an-
cestral de los sabaneros guanacastecos, a quienes ofrece la
frescura de su ancha sombra, el cenízaro es un habitante
originario de la América tropical que además, según algu-
nos, posee el don de llegar a vivir más de �00 años.
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Árbol de Cenízaro a orillas de una de las carreteras guanacastecas.
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Nuevo Libro: Árboles Mágicos, Costa RicaFundación Árboles Mágicos
Portada del libro
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La Fundación Árboles Mágicos presenta
en la ciudad de San José, en el Museo de la
Aduana, el martes � de diciembre de �0�0,
su libro “Árboles Mágicos” con una aprecia-
ble colección de fotografías de los árboles-
más representativos que se ecuentran en el
paisaje costarricense.
Con fotografías de Juan José Pucci,
Sergio Pucci, Giancarlo Pucci, y textos de
Jaime Gamboa.
Este importate libro de colección, se
podrá adquirir en las principales librerías del
país, las fotografías fueron cedidas por los
fotógrafos para contribuir con la fundación
y los ingresos del libro serán destinados a
campañas educativas y siembra de árboles.
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Hay presencia de una silenciosa soledad con carga
de extrañamiento, en estas fotografías del joven artista
guatemalteco Jorge Chavarría. En estos trabajos llegados
a nuestra mirada indagatoria -gracias a la colaboración del
Los silencios yacen, los árboles se levantan Por Luis Fernando QuirósFo
togr
afía
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crítico de arte Miguel Flores-, Chavarría trata un paisaje de
profunda perspectiva, donde por lo general, los árboles son
una única muestra de presencia vital; yerguen en un entorno
azulado, violáceo, de sensación atmosférica casi invernal.
A primera vista cualquiera diría que provienen de un
país nórdico, a no ser por el signo de pertenencia que
marcan los sembradíos de maíz, los cultivos de vegetales, y
un monte volcánico que atrae la mirada para darnos el
indicio de encontrase en tierras guatemaltecas.
En las fotografías de mayor interés para esta publicación,
que el artista llama “irreales” y “meta paisajes”, los árboles
despuntan a la vista en los cementerios, afirmando ese sen-
timiento de silencio mortuorio entre las tumbas, las lápidas
y la hierva creciendo caótica y profusa en esos prados de la
memoria.
Su oficio -como muchos otros maestros fotógra-
fos guatemaltecos, ahora me viene al pensamiento la obra
de Daniel Hernández Salazar-, evidencia alto dominio téc-
nico: el exquisito detalle, el manejo de la luz, el enfoque, la
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profundidad, el uso de filtros que acrecienta la variedad de
matices entre grises y cobres terrosos tiñendo a esos árbo-
les enmarcados por un juego visual que los hace testigos
de un tiempo que vuela, se aleja; un tiempo neutro –a
lo Maurice Blanchot-, que aunque parezca estar en total
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detención desvanece en una condición térmica tanto gélida
como desértica, atrapado por la eterna contradicción
heraclitiana de cuando todo fluye y a la vez permanece.
Puede visitar la página de este artista en la siguiente
dirección: < http://www.jorgechavarria.com >
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��
Es uno de los más atentos observadores que conozco; se trata de
un verdadero caminante colectando indicios de su andar, cuyo fuego
interior lo atiza la pasión y la sensibilidad de gran artista. Con su cámara
fotográfica rastrea esas veredas que se abren entre la montaña cuando
arrecia el temporal, que se convierten en cauces; cauces para descubrir,
para fluir la imaginación y crear un imaginario en esa humedad profunda
donde va descubriendo un universo poblado de insectos, hongos, mus-
gos, raíces, lianas, bejucos. A la vista de los demás quizás ese mundo
escondido no existe, pero él lo conoce muy bien y nos lo obsequia para
esta edición de Museo del Árbol No. 4.
Nar
rati
vaMauricio ValverdeEl caminante del bosqueLuis Fernando Quirós
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Nos regala fotografías de esas enormes “catedrales góticas” -como
él llama a los árboles del entorno donde centra su casa-, se trata de unos
higuerones colmados de trepadoras que entretejen su forma despuntan-
do en las alturas del bosque como peleando entre sí para captar mejor la
luz.
Mauricio conoce a esos árboles porque –como se dijo-, él vive ahí
en una casona de maderas añosas, integrada al paisaje del bosque nu-
boso y húmedo de Monteverde, provincia de Puntarenas, Costa Rica.
En la edición anterior publicamos una de esas fotorgrafías suyas, se
trata de un viejo higuerón que Mauricio llama “el padre de la familia del
bosque”, y, una semana después de haber capturado la fotografía, lo en-
contró derribado, en el normal proceso de integrarse a su hábitat donde
pulula toda clase de vida regenerada y silvestre.
Hoy nos ofrece la entrada a un algo más, a un cauce nuevo por don-
de merodear el bosque, con una cascada cuyas aguas brillantes atraen
la mirada de quienes somos sensibles a todas estas formas de belleza in-
manente, así como otras fotografías de diversas especies de hongos que
brotan de los troncos, que brotan de su alma enamorada que persigue
toda clase de vida en la espesura de Monteverde.
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Rese
ñaEl árbol ausentePor Fernando Quirval
El maestro del movimiento de la poesía hermetista italiana
Salvatore Quasimodo (�90�-�9�8), Premio Nobel de Literatura �9�8, en
su libro “Ed é subito sera”, con el poema del mismo nombre, nos regala
una hermosísima imagen que aunque no trace la figura de un árbol en la
escena, nosotros los lectores lo imaginamos:
Ognuno sta solo sul cuor della terra
trafitto da un raggio di sole:
ed è subito sera.
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En una traducción libre, pues la poesía es dificil de traducir a otro
idioma sin romper la musicalidad y el ritmo propio de cada idioma -en
este caso el italiano-, yo lo traduciría de esta manera:
“Cada uno se encuentra solo clavado al corazón de la tierra,
por un rayo de sol:
y enseguida oscurece.”
Y digo “árbol ausente” en la medida de imaginar a un individuo
clavado por un rayo de sol a un árbol –que, por sus raíces, penetra al
corazón de la tierra. Es difícil sostener en la imaginación a un cuerpo
solitario y traspasado por el rayo de sol, rayo que no existe, que en tanto
es luz y es inmaterial. Pero el árbol, repito, no está, será entonces un olivo
sinuoso, que quizás en las profundidaes de la tierra exista en la espesura
de una selva fantástica y oscura de nuestra psique.
Ahí radica la belleza de la poesía hermética, al dejar abierta la in-
cógnita para que la imaginación trace e ilustre con libertad. El mo-
vimiento italiano del hermetismo, se caracterizó por la creación de una
poesía oscura, de profusas analogías las cuales nos mueven de un lado a
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otro en el escenario poético, nos permite crear figuras como el árbol en
el cual el deseo nos motiva a imaginar ese cuerpo traspasado y solitario
pero que de repente quedó libre, porque el sol fenece.
Esta metáfora del árbol ausente posee una aplicación posible en
nuestras vidas y en el proceso creativo, cuando nos acostumbramos a las
fórmulas, pero de repente éstas desaparecen, sin saber qué hacer queda-
mos a la deriva, perdidos, porque ya aquel “rayo de luz” no está, nos dejó
en total libertad y en esa condición algunos nos perdemos.
La otra imagen que me viene a mente en esta libre intepretación
poética, es la figura de San Sebastián, amarrado al árbol o al
tronco y atravesado de muchas flechas. Aquí precisamente me gusta la
imagen de una fotografía creada por el artista costarricense Olger
Sánchez, quien imaginó al cuerpo del santo atravesado por las flechas
de las marcas del comercio. Esa interpretación libre que hace el arte
para incorporar el lenguaje del mundo actual, es conmovedora. Sánchez
cambió la flecha por la marca, en una visión traviesa y crítica de nuestra
condición actual ante el desenfreno de estrategias de comercialización,
somos precisamente criaturas atravesadas por un rayo de un Sol a punto
de atardecer y no sabemos qué hacer.
Olger Sánchez, San Sebastián de las marcas, Tríptico en fotografía a color
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Poes
íaOlvidabaPor Naín Artjoy
Revolcando mis ideas
y ordenándolas en el insomnio;
algunas se me escapan con el olvido
y otras me remontan a mi infancia.
Tanto tiempo de vigilia
y tan poco para el sueño;
caigo en un abismo muerto
de cansancio y sin pensamientos…
Aparece una idea primitiva
que trato de traducir en vano;
algo que me pesa en la conciencia
y no puedo abrir.
Es el ayer que se borra
es la memoria traicionera
que me prometía para la vejez
un paraíso de recuerdos puros..
Una palabra flota en el olvido,
tiene cuatro letras que no puedo leer.
A M O R, ¿qué significa eso?
¿qué será el A M O R?, ¿qué fue’?
Ayer recordé la palabra VIDA,
es eso que hacemos diariamente
sin pensar ni cuestionarnos nada,
pero ¿qué seré la vida sin vivir..?
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��
La rosa del jardín me recuerda
que hay seres bellos que viven…,
hay seres como rosas que perfuman
por un momento eso que es la vida.
Recordé tu nombre flotando en
el cuarto azul de mis recuerdos personales
y sinembargo tu nombre ya no tenía peso;
era un recuerdo abstracto sin volumen..
Tu volumen sin peso hoy;
me llevó a recordar tu peso real,
era algo que yo manejaba entre mis brazos;
algo que se convirtió en idea trasnochada.
IDEA, ¿qué será la idea de algo como tu?
Será un color que puedo digerir mientras
como una fruta de color rojo,
o será simplemente una forma masticable…
Olvidaba decir que nada olvido,
simplemente juego a olvidar…
claro que te recuerdo en el azul
de mi cuarto perfumado por tu rosa.
Claro que tu peso lo llevo entre mis brazos
y siempre lo deposito en la cama del pasado;
para recorrer nuevamente tus espacios
y la extensión de tus hormonas vivas…
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AMOR era entonces una verdad a medias;
tu ponías tu parte y yo la mía,
eclipsados por el sol y la luna;
amándonos sin visas y sin puertos.
Hoy esta vigilia parecía olvidar
algunas cosas que se escapan del pasado;
pero el olvido juega razones imposibles
y entre mas olvido; mas recuerdo..
...hoy el AMOR es mas grande que el olvido…
Amigo de mi piel y pensamientos
es el SOL divino de mis ideas,
en EL contenidas están mis esperanzas
de los años por venir y de mi vida.
Solsticio de verano abraza mi alma;
la envuelve en tu luz incandescente,
la prepara para la purificación interna
de lo que se renueva con la mente.
SOL, dios milenario de los seres pensantes,
de lo que tiene vida en el planeta;
permítene adorarte como siempre;
como el dios vivo que puedo percibir.
Solsticio
Publicación mensual de arte y culturadel árbol en Costa Rica
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Sin TI la existencia no sería posible,
estas presente en nuestro calendario
y juegas esa importante parte
del juego celestial de dioses vivos..
Hoy me inclino ante TI como todos los días
y te doy gracias por la luz que yo recibo;
esa luz que penetra en mi cabeza
y aviva mis neuronas y todas mis ideas.
Llueve luz en mi jardín que es tuyo.
Sin TI; sin tu presencia no sería..;
no sería nada posible sin tu calor
que da color a todo lo existente.
Soy partícula externa de tu ser.
Me haces funcionar como una máquina
y todo se conjuga en un presente
que llenas con tu presencia y alma..
Con el solsticio te alejas mas de mi
pero te siento siempre cerca,
tu resplandor no respeta la distancia
y tu llenas la estancia que yo habito.
SOL; divina presencia universal; ilumíname siempre...!
NAIN-009
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Rese
ña Caribe SurPor Nelson Moya
La zona caribeña costarricense posee una diversidad silvestre al
igual de exuberante, encantadora, casi mágica. Caminar por el sendero
del Parque Nacional Gandoca Manzanillo, como lo demuestran estas fo-
tografías, te llenan el alma y el espíritu de una paz y una tranquilidad,
que solo quien sabe apreciar lo bello de nuestra naturaleza lo puede
experimentar.
La imponencia de los cocotales, de los almendros; en fin de la gran
variedad de flora y fauna a la vera del camino, nos deja solo un mensaje:
que apenas somos una pequeña parte del gran universo que comparti-
mos con las diferentes especies que nos rodean.
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Y es que el Poder Supremo se presenta ante nuestros ojos de ma-
nera al igual que imponente, bella; por ejemplo el almendro que crece
y se desarrolla de forma impresionante sobre la roca bañada por las es-
pumosas aguas del Parque. Y cómo obviar el paisaje que nos ofrece el
gran árbol de Almendro, que pareciese querer acostarse para besar o dar
un sorbo al agua salina, o porqué no, reposar su “cuerpo” en las cálidas
arenas.
Este majestuoso paisaje es el que nos ofrece el Parque Nacional
Gandoca Manzanillo, el cual colinda con la República de Panamá; al igual
que otras playas del precioso Caribe: Cahuita, Puerto Viejo, Cocles, Uvita,
Uva; colmadas de arboledas centenarias, corales y gran riqueza de vida y
repastos marinos.
El Caribe Sur es un importante territorio para percatarse del te-
soro cultural autóctono donde se mezcla el negro, el chino, el indio y el
blanco, además de cientos de extranjeros de muchas nacionalidades que
llegaron para quedarse, sí, pues no resistieron el encanto de despojarse
de este ambiente tan acogedor.
Ahí, se mezclan tanto los distintos idiomas como la gastronomía.
La provincia de Limón, Costa Rica ofrece una experiencia inusual para
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quien se pasea por esas playas, en su mayoría de arenas de concha y
corales molidos, entre esos cacaotales y almendros que entretejen una
vegetación espesa y profunda como su cultura.
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Rese
ña Otro árbol de esperanzas:arte y emigrantes
La artista española Marthazul -amiga de esta publicación-, junto
con el artista mexicano Augusto Metzi, realizaron un interesante taller
de expresión creativa en la localidad de Salnés, provincia de Pontevedra,
Galicia. Fue ofrecido para inmigrantes, y lo organizó la Cruz Roja del lu-
gar. Recolectan hojas caídas en el otoño, ramitas, arenas, piedras, pape-
les, y otros medios alternativos para crear pinturas, como en este caso
que fueron dedicadas al árbol.
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Dentro de la producción del taller, destaca un árbol creado por el
participante senegalés de nombre Mayada, así como una abuela brasileña
que junto con su nieta se vieron muy sorprendidas de lo que podían ser
capaces de hacer.
Una de las piezas obtenidas en este taller, realizada por una abuela brasileña y su nieta, en frente, el árbol creado por Mayada.
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Esta plausible actividad de la Cruz Roja con el apoyo de los artistas se
vuelve indispensable para alivianar esas tensiones migratorias y con-
tribuyen a integrar culturas en este caso bajo la sombra protectora her-
mosos árboles.
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Cele
brac
ión
El árbol de la NavidadPor Nelson Moya
La historia acerca del árbol navideño es lejana, como también lo
es la tradición de decorarlo para las fiestas que se celebran cada fin de
año. Solían utilizarse las coníferas, porque sus hojas siempre se muestran
verdes y frescas, pero en la actualidad, se adopta el uso de árboles ar-
tificiales de plástico, o ramas secas, a los que se les cuelga esferas de
fantasía, series de luces multicolores, estrellas, lazos de cinta y bastones,
entre otros elementos del imaginario festivo navideño.
Su significado
Se dice que en el mundo antiguo, los pueblos europeos celebraban
el nacimiento de “Frey”, el “dios del Sol”, y lo hacían adornando un árbol.
Una creencia proveniente de Alemania, decía que un árbol gigantesco
sostenía el mundo y que en sus ramas estaban colgados las estrellas, la
luna y el sol. Esto explica la tradición de decorarlo.
“Semiramis” decía que el �� de diciembre, brotaba un árbol que
se mantenía siempre verde y, que “Nimrod” –en la visión babilóni-
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ca-, retornaba todos los años, a la misma hora, para dejar regalos en el
árbol. Los cristianos cambiaron aquella tradición celebrando la fecha del
nacimiento de Jesús en Belén el �� de Diciembre, pues desde la historia
Antigua ese era un día sagrado.
Las celebraciones actuales
Sin embargo, la forma de aquella conífera decorada cambió con
el tiempo, y dejó de ser un arbolito que adornaba las salas y donde se
colocaban los regalos; se trasladó al exterior de las residencias e incluso,
se decoran las fachadas de las casas y edificios con luces, pero el ícono
del árbol es el que prevalece.
Pero también es triste y criticable que para esas fechas, se cortan
miles de cipreses y otras coníferas para decorarlas, pero pasada las fies-
tas dejan su significado y pasan a ser basura; aunque fueran cultivadas
con esa finalidad, es un árbol el que se tala, que sufre y deja de purificar
el aire, y deja un vacío en el paisaje donde fue cortado.
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El Diseñador Industrial Alex Chan, quien es un atento colaborador
y amigo de esta publicación, nos envía varias fotografías de árboles de su
viaje por varias ciudades de Suiza; además, para esta edición de Diciem-
bre �0�0 nos obsequia las fotografías de un árbol de navidad diseñado
por él, fabricado en cartón corrugado y con el cual participó en un con-
curso internacional.
Su proyecto del clásico arbolito navideño tiene la cualidad de ser
ensamblado por dos módulos, con agujeros para colgar esas esferas ro-
jas tan típicas de esta manifestación cultural que se celebra casi en todo
el mundo.
Un árbol navideño diseñado
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El modelo se puede disponer directamente en el piso o elevado,
generando la alternativa de colocar los regalos debajo.
Se trata de una muestra más de la creatividad humana que con-
tribuye con la sostenibilidad, en la medida de ofrecer una nueva forma
de gestión y de celebración de las tradiciones, pero como en este caso
sin afectar directamente al árbol natural, tan utilizado en estas fechas
como árbol de navidad pero que es cortado.
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Foto
graf
íaPara contemplar el árbol
Hoy llegó hasta nuestra vista una fotografía de
la artista fotógrafa Vera Schoepe, se trata de un árbol
cuyas raíces se ciñen al muro de un cementerio, en el
barrio de Bachoura, centro de la ciudad de Beirut. La
imagen forma parte de un proyecto personal en forma
de instalación llamado “Another Beirut” que en estos
momentos se esta mostrando en el FOAM Museum
de Amsterdam, Holanda. La fotografía original es una
imagen mural que mide ��0 x �00 cms.
Las raíces se prenden al muro con fuerza de
extrañamiento, con carga sugestiva. El árbol crece
donde uno menos lo imagina, como lo hace la amis-
tad, el amor, o la tan esperada paz, la cual deseamos a
todos(as) nuestros(as) amigos(as) lectores y visitantes
a Museo del Árbol.
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Además, se presentan tres foto-
grafías del joven diseñador cos-
tarricense Alex Chan, de su viaje
por Suiza; se trata de árboles cuan-
do caen sus hojas y dejan esa al-
fombra de recuerdos y de colores
otoñales.
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Interesante fotografía de un árbol en la ciudad de Car-tago, Costa Rica. Se observa cómo el tronco da forma al perfil de un rostro, a manera del famoso pintor italiano Giuseppe Arcimboldo.
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