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Museo Barjola | 2015

¡Más madera!Laramascoto

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LOS MITOS TRAHIGHICÓMICOSÓscar Alonso Molina

Pueden hallarse auténticos elementos míticos incrustados en las fábulas menos prometedoras, y la versión más completa o más esclarecedora de un mito determinado rara vez la proporciona un solo autor; cuando se busca su forma original tampoco se puede dar por supuesto que cuanto más antigua sea la fuente escrita tanto más autorizada ha de ser.

Robert Graves

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La lectura del hombre en clave mítica sobre la que incide la poética de Laramascoto parte del entendimiento antropológico y etnográfico de los usos y costumbres de nuestro presente. La tecnología les proporciona el motivo perfecto para mostrarnos cómo el ser humano alcanza hoy porciones de lo que antaño quedaba reservado al imperio de la magia o la imaginación. Intervenir en la distancia, oír voces llegadas del más allá, aparecer en efigie reservando la dimensión material del cuerpo… Los aparatos adquieren bajo esta perspectiva el carácter del talismán mientras el ciudadano contemporáneo se ha acostum-brado en su día a día a operaciones cotidianas que revisten un carácter alquími-co. Como luminosamente advirtió Jünger, la nueva mentalidad que ya apuntaba en los inicios del siglo XX, logró una cohesión a la vez racional y simbólica.

De este modo, lo que proponen al cabo esta pareja de artistas no es sino una suerte de reactualización, en clave tecnológica, del primitivo programa ico-nográfico medieval, tan vasto y articulado, donde se encajaba al hombre en el marco de su propia producción material y espiritual. En otras épocas este tipo de índices asignaban a cada porción del mundo un aspecto figurado que permi-tía anclarlo y relacionarlo con otras familias y núcleos de imágenes, o lo que es lo mismo, con las ideas que en ellas se aglutinaban. El arte se constituía, pues, como una deriva constante y zigzagueante que extendía el número creciente de las alianzas, las combinaciones, la articulación de los enunciados, recurriendo incansablemente a una serie de fórmulas magistrales donde se expresaban de manera inmediata las convicciones asumidas por la comunidad: Cristo en la mandorla -la almendra mística- aludiendo al mundo celeste o a la sección entre dos círculos, dos mundos que se cruzan (así tantas veces sobre el umbral de los

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templos); María como un nueva Eva o trono del Niño Jesús; la paloma encarnan-do el alma, la pureza, la sencillez… Los ejemplos son inagotables, pero como observaréis, en el fondo de todo este asunto se trata no sólo de decir lo invisible, que es un empeño propio del impulso estético de todos los tiempos, sino más allá, incluso lo inefable.

Para ambos impulsos el símbolo es la figura retórica perfecta, pues aúna la sín-tesis intelectual con la percepción inmediata, directa, de hacia dónde apunta el sentido que en allí anida. Y es que el plano simbólico posee esa fértil cualidad, ese “hábito” de establecer relaciones profundas entre el mundo material y el espiritual, por medio de la analogía inicial. A esta relación de lo superficial con lo profundo se le ha concedido una importancia notable en la cultura imaginal humana, por cuanto parece revelar el secreto que esconden las cosas bajo su apariencia más asequible que, no obstante, intuimos limitada e incluso tergi-versadora: se simula lo que se no se es; se disimula lo que se es…

Las leyes físicas lo mismo que las biológicas; las condiciones del ser del hom-bre, los animales, las plantas o las cosas; el tamaño, la forma, el color, etcétera, se enlazan por este medio con cierta aplicación teórica en clave educativa, ne-motécnica, ética, doctrinal… La caída de los cuerpos, por ejemplo, deja de ser la inercia de la masa frente a la gravedad experimentada por todos nosotros a diario, para revelarse como una “fuerza” moral de largo alcance en la formación no sólo del creyente, sino del ciudadano e incluso del sujeto; u otro ejemplo: el zorro, cuyo comportamiento natural, sigiloso y cauto deviene en la interpreta-ción cultural como taimado, embustero, traidor, delincuente...

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Frente a la complejidad de este cruce entre lo que se ve y lo no se ve que se delata en todas las imágenes, se trataría entonces de dilucidar a qué capas de significa-do atiende la particular simbología de Laramascoto, para quizá con ello alcanzar el sentido último de las suyas. Os advierto desde ya que, por definición estética, éste no puede ser único ni estable: no estamos frente a un diccionario gráfico que sustituya, traduzca, encripte las palabras por figuras dibujadas ni claves cerradas de lecura. Así que para ello lo más plausible será siempre encauzar la empresa desde una combinación de vectores de interpretación: del paisaje psíquico del inconsciente (Freud) al intrapsíquico de los arquetipos (Jung), los juegos de opuestos, la complementariedad de los enunciados; el anclaje de “la cita” en la tradición (o las más distantes tradiciones), o por el contrario su con-tacto con la actualidad, la noticia, los usos que se imponen; quizá en ocasiones las raíces etimológicas, a menudo la paradoja y el juego, la sombra…

El carácter híbrido de sus imágenes se reparte de manera nada inocente entre lo más esencial –el dibujo- y los últimos aportes de la tecnología –dispositivos móviles, proyecciones, animación-, recordándonos de este modo la filiación genética de propuestas de última hornada como el “dibujo expandido”, de la que ellos son unos de los más activos y atractivos representantes en nuestro país. Junto a ello, el carácter de su gráfica, radicalmente resuelta en un básico blan-co-negro, desde modelos figurativos esquemáticos y un antropomorfismo de aspecto muy rudimentario, alcanza niveles de sofisticación inesperados en su habitual evolución por los muros del espacio expositivo, el enlace con las pistas de audio y la consecución del movimiento. No me parece casual en este sen-tido el sesgo que le han impreso a esta intervención suya en la capilla barroca

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del Museo Barjola, siguiendo las características habituales de sus trabajos más ambiciosos, en los cuales la ocupación de los paramentos entre las pilastras a través de dibujo, siempre muy escueto, cobra vida con sus también contenidas y sofisticadas proyecciones.

Al contar con la combinación espacio-temporal de las imágenes, Laramascoto sobrepasa las ancestrales limitaciones técnicas de los ciclos murales y los pro-gramas iconográficos del medievo o el Barroco, por ejemplo, en cuya organiza-ción interna se tenía en cuenta el orden de la secuencia, la dirección de la lectu-ra, pudiéndose ahora decantar los artistas por juegos más libres en la narración de los hechos. Y eso que en su caso los acontecimientos adquieren casi siempre un aire muy sucinto: pequeñas metamorfosis, breves bucles de acciones muy concretas, o la eternización del instante infinito.

Es una respuesta desde la concisión al descomunal despliegue narrativo innato que arrastran los nuevos medios digitales de generación de la imagen, respon-sables de la saturación de microhistorias propia de nuestro presente visual: desde los videoclips hasta los anuncios televisivos, desde un banner hasta un gif, la experiencia escópica contemporánea parece decantarse hacia una conden-sación casi instantánea del modelo clásico de la dramaturgia, superponiendo violentamente en el mismo momento la presentación, el nudo y el desenlace de la acción.

Efecto conceptista donde todo queda enlazado y al tiempo fundido en úni-co punto, donde no decir nada está a punto de decirlo todo. También en ese

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momento el principio y el final se vuelven ya indistinguibles, y como bien sabe-mos ya, del encuentro, del enfrentamiento entre opuestos nacen con frecuencia los efectos de comicidad. Lo ostentosamente banal en manos de la más alta expresión del conocimiento positivo; o por el contrario, la densidad simbólica, los retruécanos del espíritu humano soportados por la concreción física de un pensamiento high tech, cuya teleología está orientada a la producción de renta-bilidad, claridad, maximización, eficacia, optimización, rapidez…

Bien pensado, es todo sutilmente irónico, desde luego, pero creo que incluso cómico; estoy seguro que Bea y Santi son conscientes de ello, y lo emplean con perversa, discretísima inteligencia en la consecución de un modelo actualizado con el cual manejar nuestros nuevos y tragicómicos mitos.

[Madrid, noviembre de 2015]

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TRAGHIGHCOMIC MYTHS Óscar Alonso Molina

Yet genuine mythic elements may be found embedded in the least promising

stories, and the fullest or most illuminating version of a given myth is seldom

supplied by any one author; nor, when searching for its original form, should

one assume that the more ancient the written source, the more authoritative

it must be.

Robert Graves

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The reading of man as myth, which is the focus of the poetics of Laramascoto, arises from an anthropological and ethnographic understanding of the uses and customs of our present. Technology provides them with the perfect occasion to show us how human beings nowadays achieve portions of what was once limited to the sphere of magic or imagination. Remote intervention, hearing voices from the beyond, appearing in the form of an effigy while reserving the material dimension of the body… Under this perspective, devices take on the character of talismans, while the people of today have become accustomed to everyday operations of an alchemical nature in their daily lives. As Jünger so luminously warned, the new mentality, which was already emerging in the early 20th century, achieved both a rational and symbolic cohesion.

Thus, what this pair of artists proposes is none other than a sort of re-updating, in technological terms, of the original medieval iconographic program, so vast and articulated, in which man fitted into the framework of his own material and spiritual production. In other ages, indices of this kind assigned a figura-tive appearance to each portion of the world that allowed it to be secured and linked to other families and groups of images, or, in other words, to the ideas that were drawn together within them. Art therefore comprised a constant, zig-zagging drifting current that broadened the increasing number of alliances and combinations, the articulation of statements, resorting untiringly to a series of masterly formulae in which the convictions assumed by the community were expressed in an direct way: Christ in the vesica piscis –the mystical almond sha-pe–, an allusion to the celestial world or to the intersection of two circles, two intersecting worlds (so often found above the doorways of churches); Mary as a

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below their more accessible aspect which, however, we discern as being limited and even misrepresentative: what is not is simulated; what is is dissimulated...

Physical laws just like biological laws; the conditions of existence of man, ani-mals, plants or things; size, shape, colour, et cetera, are linked by this means with a certain theoretical application in educational, mnemonic, ethical or doctrinal terms… The fall of bodies, for example, stops being the inertia of mass versus gravity experienced by us all on a daily basis to become revealed as a long-term moral “force” in the formation not only of the believer, but of the citizen and even of the subject. Or another example: the fox, whose natural, stealthy and cautious behaviour becomes, via cultural interpretation, devious, deceitful, treacherous, criminal...

new Eve or as the throne of the Child Jesus; the dove embodying the soul, purity and simplicity... The examples are boundless, yet, as you will observe, under-lying all this is the fact that it is not just a matter of relating what is invisible, which is an undertaking characteristic of the aesthetic impulse of all ages, but of what lies beyond, or even the ineffable.

For both impulses, the symbol is the perfect figure of speech, as it combines intellectual synthesis with immediate, direct perception of as to what the sense that resides therein points. What’s more, the symbolic plane possesses that fertile quality, that “habit” of establishing deep relationships between the ma-terial and the spiritual world, via the initial analogy. This relationship of the superficial with the profound has been afforded significant importance in hu-man imaginal culture, insofar as it seems to reveal the secret that things conceal

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As opposed to the complexity of this crossover between what is seen and what is not seen that it is revealed in all images, the idea would accordingly be to elu-cidate the layers of meaning that Laramascoto’s particular set of symbols refer to, so as to possibly grasp their definitive meaning. I caution you right now that, by virtue of aesthetic definition, this cannot be unique or stable: we are not fa-cing a graphical dictionary that replaces, translates, encrypts words in sketched figures or closed keys of reading. So the most reasonable thing to achieve this aim will always be to channel the endeavour from a combination of interpre-tative vectors: from the psychological landscape of the unconscious (Freud) to the intra-psychological landscape of archetypes (Jung), games of opposites, the complementarity of statements; the anchoring of “the reference” in tradition (or the most distant traditions), or the opposite, namely their connection with today’s reality, the news, the uses that are imposed; perhaps, on occasions, ety-mological roots, often paradox and play, shadow...

The hybrid nature of their images is distributed in a far from innocent way between the most essential –the drawing– and the most recent contributions of technology –mobile devices, projections, animation–, thereby reminding us of the genetic affiliation of the latest proposals as “expanded drawing”, of which they are one of the most active and attractive representatives in Spain. Alongside this, the nature of their graphic work, radically resolved in basic black and white, from schematic figurative models and an anthropomorphism of a very rudimentary appearance, reaches unexpected levels of sophistication in its habitual evolution along the walls of the exhibition space, the links with the audio tracks and the achievement of movement. The bias that they have

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imposed on this intervention in the baroque chapel of the Barjola Museum does not seem accidental to me in this respect, following on from the usual features of their most ambitious work, in which the occupation of the walls between pillars through drawings –always very brief– is brought to life with their co-rrespondingly contained and sophisticated projections.

By employing a combination of space and time in their images, Laramascoto go beyond the ancestral technical constraints of mural cycles and medieval or baroque iconographic programs, for example, whose internal organization took into account the order of the sequence, the direction of reading, as artists are now able to choose freer stratagems when narrating facts. And it must be said that events almost invariably take on a very concise air in their case: small metamorphoses, short loops of very precise actions, or the perpetuation of the infinite moment.

It constitutes an answer from the concision to the extraordinary innate un-folding narrative that the new digital media for generating images bring in tow, responsible for the saturation of the characteristic microhistories of our visual present: from video clips to TV commercials, from a banner to a GIF, the contemporary scopic experience seems to opt for an almost instantaneous condensation of the classic model of dramatic art, violently superimposing the presentation, crux and outcome of the action at one and the same time.

A conceptist effect in which everything is linked together while at the same time merging at a single point, where saying nothing is bordering on saying

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everything. Also at this point, the beginning and the end become indistingui-shable and, as we already know, the effects of humour are born of the encounter, the confrontation between opposing effects. The ostentatiously banal in the hands of the highest expression of positive knowledge; or, to the contrary, sym-bolic density, the puns of the human spirit supported by the physical concretion of high tech thought, whose teleology is aimed at the production of returns, clarity, maximization, effectiveness, optimization, rapidity and the like.

If you think about it, it is all subtly ironic, of course, and even comic I believe. I am sure that Bea and Santi are aware of this and use it with enormously discrete and profligate intelligence to achieve an updated model with which to address our new, tragicomic myths.

[Madrid, November 2015]

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BEATRIZ COTO, Gijón, 1977

Licenciada en Bellas Artes.

Master Lenguajes y poéticas del arte contemporáneo.

Actualmente realiza el doctorado en la Universidad Alonso Cano de Granada.

SANTIAGO LARA, Tomelloso, 1975

Licenciado en Bellas Artes.

Master en Investigación de Arte y Creación.

Actualmente realiza el doctorado en la Universidad Complutense de Madrid.

LARAMASCOTO

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2009 Lumen_ex. Palacio de Camarena. Cáceres.

Proyecto Circo. La Habana.

Arte Santander. Galería Guillermina Caicoya.

El Hervidero (Galería Espacio Líquido). Gijón.

Bethanien Kunstraum Kreuzberg. Berlín.

Delegación del P. de Asturias. Madrid.

2008 Museo de BBAA de Asturias. Oviedo.

Foconorte. Santander.

Arte Santander. Galería Guillermina Caicoya.

Arte Lisboa. Guillermina Caicoya.

2007 Óptica festival 08. Instituto Cervantes de París.

Arte AlNorte. Palacio Revillagigedo. Gijón.

CNAL. Museo Álvaro Delgado. Luarca.

Emergent. Mostra de Creació Audiovisual. Lleida.

AlNorte. Galería Espacio Líquido. Gijón.

Óptica festival. Festival internacional de video arte de Gijón.

Video Art Loop. Sala LAi. Gijón.

BECAS, PREMIOS Y RESIDENCIAS

2013 Subvención de la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Gijón. Proyecto “Animalium”.

2012 Primer premio Arte40.

Premio JustMAG (Mustang Art Gallery). Just Madrid.

2008 Residencia Glogauer Atelier Kunstlerhaus. Berlin

Premio adquisición Certamen Ángel Andrade “Del agua…”

CEX. Diputación de Ciudad Real.

2007 Beca AlNorte. Gijón

Subvención de la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Gijón. Proyecto “Hombre-Medicina”. Senegal.

OBRA EN COLECCIONES

Museo de Bellas Artes de Asturias. Oviedo

MAG. Mustang Art Galley. Elche

LABoral Centro de Arte. Gijón

CEX. Diputación de Ciudad Real

Almacén de las Artes. Santander

EXPOSICIONES INDIVIDUALES

2015 “¡Más madera!”. Museo Barjola de Gijón.

2014 “Mil ojos y cien oídos”. Galería Liebre. Madrid

“Animalium”. CCAI. Gijón

2013 “Ecotopía”. A window in Berlín. Berlín.

“Hackland”. Mustang Art Gallery. Elche.

Open Studio. Madrid.

“Avatares” Gema Llamazares. Gijón.

2012 “Pequeña biografía de un monstruo”. Galería Liebre. Madrid.

Arte Santander. Solo Project. Galería Liebre

2010 El hervidero (Espacio Líquido). Gijón.

2009 Galería Guillermina Caicoya. Oviedo.

“Hombre Medicina”. Sala 1, CCAI. Gijón.

EXPOSICIONES COLECTIVAS

2015 “Esti1”. Galería 6a. Palma de Mallorca.

2013 “Hackland”. AMD. Museo de San Ildefonso. México.

“Los titulares”. Galería Liebre. Madrid.

ARCO 2013. Espacio Líquido. Madrid.

2012 JustMad Art Fair. Galería Liebre. Madrid.

“Ideas y presupuestos”. Jugada a 3 bandas. Galería Liebre. Madrid.

Arti in Group. MuVim. Valencia.

Circuito Berlín 012. Instituto Cervantes. Berlín.

Just Madrid. Galería Liebre.

2011 Estampa se mueve. Galería Liebre. Madrid.

Mulafest. Galería Liebre. Madrid.

2010 Galería Liebre. Madrid.

Intransit. C Arte C. Madrid.

“Recreacción” museo López Villaseñor. Ciudad Real.

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COMISIÓN ASESORA DEL MUSEO BARJOLA DE GIJÓN

Presidente:D. Genaro Alonso Mejido

Vicepresidente: D. Vicente Domínguez García

Directora Museo Barjola: Dña. Lydia Santamarina Pedregal

Vocales:D. Vicente Díez FaixatD. Calixto Fernández HernándezDña. Maite CentolD. José Antonio Galea FernándezD. Jaime González HerreroD. Fernando Alba

Representante Liberbank

Representante Ayto. de Gijón

Textos:Óscar Alonso Molina

Traducción:Paul Barnes

Montaje:

Fotos:Kela Coto

Edita:Museo Barjola

Diseño del catálogo:Marco Recuero

Imprime:Eujoa

DL:

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