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495Caño Chucurí, San Rafael de Chucurí (Santander). Foto: F. Nieto

Debido a la declinación de las poblacionesde tortugas por la extracción que se ejer-ce sobre las mismas para el consumo, latenencia como mascotas, contaminacióny factores ambientales como degradacióny pérdida del hábitat y el cambio climáti-co, en Colombia se están o se han toma-do medidas generales para proteger estepatrimonio natural, como la designaciónde áreas protegidas, la adopción de nor-mas para prohibir la cosecha de tortugasy la generación de programas o planes demanejo. Éstas iniciativas desafortunada-mente aún no son suficientes, lo cual seevidencia en la declinación de los tamañospoblacionales, la reducción de las áreas dedistribución y en consecuencia, en la in-clusión de especies que se listan en algunade las tres categorías de amenazas de laUICN.

Para la conservación del patrimonio na-tural, Colombia se ha adherido a nivelinternacional a diferentes convenios y tratados. Para la conservación de los eco-sistemas continentales, se encuentra el

Convenio para la Protección del Patrimo-nio Mundial, Cultural y Natural- UNESCO(1972), el Tratado de Cooperación Amazó-nica (1978), la Convención relativa a los Humedales de Importancia Internacional-Ramsar (1981), la Convención Marco de las Naciones Unidas contra el Cambio Cli-mático-UNFCCC (1992) y la Convención para la Lucha contra la Desertificación y la Sequía-UNCCD (1994). A nivel de espe-cies, en los años 70 se firma el tratado so-bre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres –CITES, con lo cual Colombia asumió com-promisos en el ámbito internacional para facilitar el comercio legal de especies y productos y simultáneamente, implemen-tar medidas que permitan un control máseficiente del tráfico ilegal. A nivel genéti-co, Colombia hace parte de la Decisión 391 de la Comunidad Andina (CAN), sobre elRégimen Común de Acceso a los Recursos Genéticos (1996). De forma general está el Convenio de Diversidad Biológica firmado en Río de Janeiro en 1992.

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Estrategias para la conservación de las tortugas continentales de Colombia20.Mónica A. Morales-Betancourt, Carlos A. Lasso, Vivian Páez, Fernando Trujillo, Mario Vargas-Ramírez, Germán Forero-Me-dina, Omar Hernández y Gustavo Trujillo

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A nivel nacional se han realizado esfuerzos generales para la conservación de las tor-tugas continentales. Así, en primera ins-tancia, se evaluó el estado de conservación de estas especies, donde de las 27 tortugas continentales, 11 se clasificaron bajo algu-na categoría de amenaza a nivel nacional (Castaño-M. 2002). Debido a este núme-ro tan elevado y por la importancia de las tortugas en la seguridad alimentaria de las comunidades rurales e indígenas y su rol a nivel ecosistémico, en el 2002 el Ministeriodel Medio Ambiente publica el Programa Nacional de Conservación de Tortugas Ma-rinas y Continentales en Colombia (MMA 2002), el cual buscaba garantizar la super-vivencia de todas las especies de tortugas presentes en nuestro país, implementando estrategias de conservación, investigación, valoración, uso y manejo, a través de un trabajo coordinado interinstitucionalmen-te y con la participación de la comunidad.Las líneas de acción de este programa fue-ron: 1) investigación y monitoreo de pobla-ciones; 2) manejo sostenible; 3) educación ambiental y participación comunitaria; 4) información y divulgación y 5) gestión y fortalecimiento institucional. A pesar de ser un programa que abarca las principales áreas a tener en cuenta, su implementa-ción ha sido en la mayoría de los casos par-cial y a cargo de iniciativas individuales, más que bajo la coordinación de los entes implementadores.

Nueve años después de publicado el pro-grama y en vista de no haberse consoli-dado el grupo de trabajo que impulsaría la implementación de éste, como lo men-ciona el plan: “Para la implementación del Programa Nacional para la Conservación de las Tortugas en Colombia, se pretende consolidar a nivel nacional el grupo coor-dinador constituido por el Ministerio delMedio Ambiente, representantes de los

institutos de investigación, delegados delMinisterio de Educación y el Ministerio deAgricultura y representantes de las Unida-des de coordinación regional de las áreasandina, Caribe insular, Pacífica, Orino-quia y Amazonia”, surgió una iniciativa de la Asociación Colombiana de Herpetolo-gía-ACHerpetología con el apoyo de varias instituciones, que reunió al sector acadé-mico y algunas ONG, para estructurar laprimera fase del plan estratégico de con-servación para las tortugas continentales colombianas, cuyo periodo de ejecuciónsería de enero 2012 a noviembre 2013.Las acciones planteadas en este Plan sonconcretas, viables, verificables y tienenresponsables. No se requieren de grandessumas de dinero para realizar estas accio-nes, sólo es imprescindible la voluntad y la coordinación de sus actores. El objetivo deeste Plan no es garantizar la supervivenciade estas especies en el país, sino obtenerinformación esencial para saber cómo ha-cerlo en un futuro próximo e iniciar accio-nes concretas de investigación y educacióncon miras a la conservación (ACHerpeto-logía 2011). El presente libro y este capítu-lo en particular, responden a los avances en varios de los objetivos del Plan.

En Colombia a nivel regional se han reali-zado algunos trabajos puntuales sobre laconservación de las especies de tortugas,sin embargo mucha de esta informaciónno está publicada o disponible para suconsulta (informes, consultorías, tesis).Entonces, para poder abordar este tema,se revisaron (dependiendo la disponibili-dad), los planes de manejo o de acción delas corporaciones autónomas regionales,así como los de Parques Nacionales Na-turales, los documentos de algunas ONGy conceptos de expertos para determinarque especies estaban contempladas en losmismos.

A continuación se presentan cada uno de estos aportes, organizados para las cinco cuencas hidrográficas de Colombia. Lue-go se abarcaran los temas más represen-tativos que se encuentran enmarcados -o deberían estarlo- dentro de estos planes, como los son la educación ambiental y eltrabajo comunitario, modelos poblacio-nales y monitoreo, la zoocría, protecciónde nidadas y levantamiento de neonatos y normativa ambiental. Finalmente, sediscute la efectividad de los mismos y se plantean recomendaciones al respecto.

20.1 Planes de manejo y/o acción (Mónica A. Morales-B., Carlos A. Lasso, Fernando Trujillo y Vivian P. Páez)

AmazonasLos principales trabajos de investigación y manejo en esta cuenca corresponden a lacharapa (Podocnemis expansa). En la déca-da de los 80, la Fundación Biológica PuertoRastrojo y la Corporación Araracuara de-sarrollaron trabajos en la zona baja del ríoCaquetá, con el fin de proteger, conservary realizar estudios enfocados a la biologíareproductiva de la charapa, investigacio-nes realizadas en conjunto junto con lascomunidades indígenas allí establecidas(von Hildebrand et al. 1997). Los resul-tados de estos estudios promovieron lacreación en 1987 del PNN Cahunarí que incluye los principales sitios de refugio para la charapa en el área de influencia del parque. En la actualidad esta especie esconsiderada como objeto de conservacióndel parque, al igual que para el PNN Chiri-biquete (Mendoza 2009, Páez 2009).

A partir de 1994, el PNN Cahunarí y la Fundación Natura bajo la filosofía delmanejo participativo, formularon el PlanCharapa, constituido por cinco componen-

tes: protección, monitoreo, manejo, capa-citación e investigación. De esta forma, las comunidades indígenas se involucraron en la conservación de la especie mediantela participación de representantes indíge-nas, y definieron los lineamientos que en-marcaron las acciones en las temporadas reproductivas (Bello et al. 1996). En 1998 se finaliza el Plan Charapa y se interrumpe el trabajo con la comunidad. Esta ha sido una de las pérdidas más lamentables en lagestión del parque por la falta de recursos desde Parques para la Territorial. Luego en junio de 2001, se firmó el “Convenio Inter-administrativo para la Coordinación de la Función Pública de la Conservación y Manejo del Área del Parque Nacional Natural Cahuinarí, entre el Ministerio de Ambiente y la Autoridad Pública Miraña”. Llegar a la firma del convenio fue el resul-tado de un proceso de diez años, donde los espacios de diálogo entre las dos visiones han sido vitales y han arrojado resultados tan valiosos como el establecimiento de acuerdos de manejo, visión intercultural del manejo de la tortuga charapa, discu-sión sobre el sentido del plan de manejo y su significado local y zonificación del ma-nejo del territorio del Parque por parte delpueblo Miraña – Bora, entre otros (Muñoz et al. 2009).

Por otro lado, para el río Amazonas en el área de influencia de Puerto Nariño, la Fundación Omacha ha llevado a cabo labo-res de recuperación de nidos y educación ambiental para las especies del género Podocnemis. Como empezaron a escasear las charapas se empezó a generar presión sobre las terecayas (Podocnemis unifilis), que es la especie que le sigue en tamaño a la charapa. Esta labor fue continuada des-de el 2003 por la Fundación Natutama, la cual generó un programa para su conser-vación con tres componentes principales:

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1) monitorear y proteger las playas nidos y adultos de las tres especies (incluyendo Podocnemis vogli); 2) involucrar a los habi-tantes y las autoridades de la zona, reali-zar programas de educación que busquen desestimular la extracción de huevos y la captura de adultos y 3) a través de este proceso, recopilar información biológica, ecológica y cultural que permitan a ali-mentar y guiar los procesos de conserva-ción (García et al. 2008).

En 2005, Corpoamazonia junto con Fun-dación Natura, extendieron el Plan Cha-rapa para toda la Amazonia colombiana y en particular en el río Caquetá, el Trapecio Amazónico y el medio Putumayo, lo que terminó con la generación del Plan de ma-nejo para cada uno de estos tres sectores (Monje y Martínez 2008). Sin embargo, al revisar el plan, éste no fue más que un ejercicio de diagnóstico de la situación delrecurso en las áreas estudiadas.

Dando continuidad a este proceso, en el 2008 se crea una alianza interinstitucio-nal entre Corpoamazonia, el Instituto Sinchi, la Fundación Omacha y la Fun-dación Natura, donde el área de estudio fue el Trapecio Amazónico (municipio de Puerto Nariño y su área de influencia), el alto y bajo Putumayo (Puerto Leguizamo y Tarapacá y sus áreas de influencia) y el bajo Caquetá (Pedrera y su área de influen-cia). El objetivo fue que las comunidades generaran acciones de manejo para al me-nos seis especies de fauna acuática (Inia geoffrensis, Sotalia fluviatilis, Pteronura brasiliensis, Trichechus inunguis, Melonosu-chus niger y Podocnemis spp). Un resultado importante de este trabajo fue que de las especies estudiadas, las tortugas fueronreconocidas como prioritarias tanto por las comunidades locales como las insti-tuciones ambientales de la región. Esto es debido a que por un lado en los cuatro

sectores se reconoció la disminución de laspoblaciones y por otro, se reconoció la im-portancia de estos animales como recursoalimenticio y tradicional para las comuni-dades locales, por lo que se sugirió reali-zar acciones de manejo y conservación enla Amazonia colombiana (Arévalo et al.2008, Bermúdez-R. et al. 2010a, b). Espe-cíficamente para el área de influencia deTarapacá se identificaron playas de anida-ción importantes para realizar un progra-ma de monitoreo y conservación. Además, por ser un área tri-fronteriza (Perú-Brasil-Colombia), se firmó un acuerdo de coope-ración entre las comunidades peruanas, brasileñas y colombianas allí asentadas, para la protección de las tortugas. Estosúltimos trabajos vienen enmarcados en elPlan de Acción Regional en Biodiversidaddel Sur de la Amazonia Colombiana 2007-2027 de Corpoamazonia, en donde se con-sidera a P. expansa como especie de impor-tancia para promover la implementaciónde acciones estratégicas y mecanismos deseguimiento que garanticen el manejo sos-tenible (Arévalo et al. 2008).

CaribeEn la cuenca del río Sinú las especies ob-jeto de trabajos de conservación son Che-lonoidis carbonaria (morrocoy), Trachemys callirostris (hicotea), Mesoclemmys dahli (carranchina) y Podocnemis lewyana (tor-tuga de río). La principal iniciativa para la región es el trabajo realizado por la Cor-poración Autónoma Regional de los Valles del Sinú y del San Jorge-CVS, junto con Conservación Internacional-CI, que de-sarrollaron el proyecto Manejo y Conser-vación de Especies Amenazadas del Bajo Sinú, donde se incluye un plan de manejo para cada una de las tortugas: Chelonoidis carbonaria, Trachemys callirostris, Meso-clemmys dahli y Podocnemis lewyana (CVS y CI 2006).

Después de dos años, se han realizado varias actividades las cuales han queda-do plasmadas en el informe de la CVS y CI (2008). Para el caso de la hicotea y la tortuga de río, se formularon acciones en-focadas al mantenimiento de las poblacio-nes naturales de las especies mediante la mitigación de los impactos que las afectan, el mejoramiento de su hábitat y el forta-lecimiento de los procesos comunitarios. Dentro de este marco, se han desarrolladoacciones de rescate e incubación artificial de nidos de hicotea durante la temporada reproductiva, se han realizado activida-des de restauración y reforestación de las áreas críticas dentro de la Ciénaga de Bañócon la intención de mejorar los hábitat y se fortaleció el programa comunitario mediante la capacitación en temas inhe-rentes al plan de manejo de hicotea. De igual manera, como parte del programa de alternativas económicas, se fortalecieronlas acciones de promoción del proyecto ecoturístico comunitario.

La carranchina es considerada emblema regional de conservación (Rueda-A. et al.2004). En la comunidad de Ceiba Pareja del municipio de Lorica se realizó el IV Festival Ecológico de la Tortuga Carran-china, donde a través de actividades lú-dicas y expresiones culturales propias del folclor cordobés, se llama la atención a losparticipantes sobre el cuidado de la tierra, las plantas y sus animales. Este tipo de evento ha permitido generar conciencia sobre la importancia de conservar a la tor-tuga carranchina y el cuidado del medioambiente. A raíz de estos esfuerzos, se han impuesto una serie de autorregulaciones para disminuir las amenazas para la tor-tuga carranchina, las cuales consisten en no maltratar o sacrificar las tortugas quequedan enganchadas accidentalmente enlos anzuelos, revisar cuidadosamente los

barbechos durante el verano a fin de reti-rar las tortugas que allí estivan y llevarlas a un ambiente más seguro para reducir deesta manera la mortalidad provocada por las quemas de estos rastrojos, a la vez que incrementan la oferta de hábitat mediante la reforestación de las riberas de los arro-yos temporales que constituye el hábitatde la tortuga (CVS y CI 2008).

Para el morrocoy, varias de las comuni-dades del bajo Sinú se han vinculado alprograma “Salvafauna” que busca mejorar las condiciones de mantenimiento de las tortugas cautivas e incrementar las tasas de eclosión a través de pequeñas unidades familiares de manejo ex situ, con las que seespera iniciar en un futuro cercano y si las condiciones técnicas así lo determinan, el reforzamiento poblacional de la especie en su ambiente natural (CVS y CI 2008). Hay que recordar que esta es una especie que las comunidades mantienen confinadas en sus patios y solares, lo que en la prácti-ca constituye una de las principales ame-nazas para la conservación de la especie, a tal punto que algunos investigadores han llegado a afirmar que “existen más morro-coyes cautivos que en libertad”, en esta re-gión del país. Para el fortalecimiento deltrabajo comunitario se han publicado car-tillas didácticas que brindan información sobre la biología y ecología de la especie, al igual que de manejo de las nidadas ex situ(De La Ossa y Riaño 1999, De La Ossa et al. 2002).

Otro esfuerzo muy importante es el tra-bajo realizado por la Universidad Nacio-nal junto con el Ministerio de Ambiente,Vivienda y Desarrollo Territorial (2009), los cuales generaron el plan de manejo orientado al uso sostenible de la tortuga hicotea (Trachemys callirostris) en toda suárea de distribución. Este plan incluye las

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áreas prioritarias para el monitoreo de la especie, así como las líneas principales de acción: uso y manejo sostenible; restau-ración, recuperación y conservación del hábitat; participación comunitaria y di-vulgación; educación ambiental; gestión del conocimiento científico y tradicional y fortalecimiento de la gestión institucio-nal, política y legislación.

Por otro lado, Corpomojana en su plan de acción 2010-2011 identificó entre sus pro-yectos a ejecutar, elaborar el Plan de mane-jo integral de la especie hicotea (Trachemyscallirostris) (Corpomojana 2009). Para el departamento del Cesar hay un convenio de cooperación interinstitucional Corpo-cesar-Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia, para un proyecto titulado “Caracterización de la biota y del medio físico en áreas bajo la jurisdicción de Corpocesar”. En este traba-jo, dentro de las actividades a desarrollar, está el monitoreo de las poblaciones de la tortuga montañera (Mesoclemmys dahli) ymorrocoy (Chelonoidis carbonaria). Adi-cional a esto, se están realizando esfuer-zos de reforzamiento poblacional para Chelonoidis carbonaria en el Santuario de Vida Silvestre Los Besotes (Corpocesar com. pers.).

Para el departamento del Atlántico, la Corporación Autónoma del Atlántico-CRA en 2008 propuso el programa de conser-vación para las especies Trachemys calliros-tris y Podocnemis lewyana en la ciénaga del Uvero. Para el 2010 la CRA y la Fundación de Hidrobiología George Dall-Fungdhall, realizan un programa de conservación de C. carbonaria con participación de la comunidad en el corregimiento de Cho-rreras, municipio de Juan de Acosta (CRA com. per.). Por último, en el plan de acción2007-2011 de Codechocó, se plantean

campañas de protección para la especieTrachemys venusta (Mosquera 2009).

Magdalena-CaucaPara esta cuenca se han adelantado al-gunas acciones para la conservación de la tortuga de río (Podocnemis lewyana) yla hicotea (Trachemys callirostris). Para la hicotea está el trabajo ya mencionado an-teriormente, realizado por la Universidad Nacional junto con el Ministerio de Am-biente, Vivienda y Desarrollo Territorial(2009), que también incluye esta cuenca.

Para Podocnemis lewyana, Cornare, Co-rantioquia y la Asociación Ambientalista Futuro Verde-AAFUVER, realizaron, un proyecto denominado “Manejo y conser-vación de la tortuga de río (Podocnemis lewyana), en la cuenca baja del río Claro Contorna sur, zona limítrofe entre los mu-nicipios de puerto Nare y Puerto Triunfo, Antioquia”. Este fue un proyecto con un gran componente comunitario, apoyados por instituciones de carácter guberna-mental y académico, el cual tuvo resulta-dos muy positivos en cuanto al manejo ex situ de las nidadas (Romero 2011).

En el 2011 se crea un programa de educa-ción ambiental y monitoreo dirigido a la conservación de las especies de tortugasen la región del Magdalena medio (Tra-chemys callirostris, Podocnemis lewyana,Rhinoclemmys melanosterna y Kinosternonleucostumun), específicamente en la zona de influencia de la central térmica Ter-mocentro en el municipio de Cimitarra, Santander, en el marco del convenio de cooperación interinstitucional entre la empresa Isagen S.A.E.S.P., la Universidad de Antioquia y el Grupo Herpetológico de Antioquia (GHA). El proyecto se tituló: “Educación ambiental para los pescadores del área de influencia de la central Ter-

mocentro, a través de la implementación de un plan de monitoreo de la comunidad de tortugas de agua dulce presentes en las ciénagas”. Esta estrategia está diseñaday orientada al aumento de los niveles deconciencia y sensibilidad que tienen los pescadores de la región y la comunidad engeneral, frente a la importancia de la con-servación, protección y el manejo de las especies de tortugas dulceacuícolas pre-sentes en la zona. A este proyecto se en-cuentran vinculadas tres asociaciones depescadores de la región Asomilla, Asopes-ca y Asoambiental, quienes han participa-do activamente en los talleres educativos y en los monitoreos. Los resultados de estainiciativa se encuentran en evaluaciónpara determinar si se lograron cumplir sus objetivos (Páez com. pers.).

OrinocoEn la cuenca del Orinoco al igual que enel Amazonas, las especies objeto de estu-dio son la terecaya o terecay (Podocnemisunifilis) y la charapa (Podocnemis expansa),que están catalogadas en Peligro Crítico(Castaño-M. 2002), para las cuales exis-ten algunas acciones encaminadas a suconservación. Para toda la Orinoquia lastortugas del género Podocnemis están ca-talogadas como especies focales en el Plande acción de biodiversidad en la cuenca delOrinoco-Colombia 2005-2015 (Correa et al. 2006).

Corporinoquia en 2005 después de reali-zar la recopilación de información preli-minar sobre los aspectos ecológicos de laterecay (Duarte 2005a), elaboró el plan demanejo para esta especie. En este plan sedeterminan acciones para cada uno de lossiguientes aspectos: 1) importancia socio-cultural; 2) comportamientos y etapasbiológicas y 3) manejo y control (Duarte2005b). En este mismo año, para la cha-

rapa se desarrolla el proyecto “Nociones de la biología y plan de manejo de la tor-tuga charapa (P. expansa)” (Corporinoquia 2005). En 2009 la Fundación Terrapleta y WWF desarrollaron un trabajo junto conla comunidad sobre la conservación de áreas estratégicas para la protección de la tortuga charapa (P. expansa), donde se identificaron las áreas claves para la con-servación, se caracterizaron las playas de anidación, se tomó información sobre la biología reproductiva así como de uso tra-dicional y se trasladaron nidos para luego liberar los tortuguillos (Fundación Terra-pleta y WWF 2009).

En el departamento de Guainía en 1997 se realizó un estudio sobre la situación del chipiro (Podocnemis erythrocephala)(Castaño-M. 1997) y sólo hasta 2007, la CDA promueve el tema de las tortugascon la evaluación del estado de las pobla-ciones de quelonios del género Podocnemis(P. expansa - charapa, P. unifilis - terecay, P. erythrocephala -chipiro y P. vogli y - galápa-go, en la cuenca baja del río Guaviare (Ber-múdez-R. et al. 2007), para luego realizar una experiencia piloto para el cuidado de playas y nidadas como estrategia de con-servación (Bermúdez-R. 2008).

Para el Vichada, la Fundación Omacha realizó una evaluación de la terecay y la charapa en 1998, cubriendo 200 km des-de Puerto Carreño por el río Meta y 50 kmpor el Bita, aportando registros de tortu-gas y nidadas (Martínez-S. et al. 2004). Posteriormente, en el 2008 la Fundación Omacha y la Fundación Horizonte Verde en colaboración con otras instituciones, elaboraron el Plan de manejo y conser-vación de especies amenazadas en la Re-serva de Biosfera El Tuparro, incluyendo a Podocnemis expansa, Podocnemis unifilis y Podocnemis vogli. Las líneas de acción

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de este plan fueron: investigación y mo-nitoreo de las poblaciones, manejo soste-nible, educación ambiental y participación comunitaria, información y divulgación y por ultimo gestión y fortalecimientoinstitucional (Trujillo et al. 2008). En elmarco de este proyecto se evaluó la biolo-gía reproductiva de la charapa y la terecay en el río Bita y se implementó un progra-ma piloto de manejo de nidadas en playas artificiales, liberando más de 1.200 tor-tuguillos e involucrando a reservas de la sociedad civil como Nimajay y Bojonawi (Echeverry 2009, Quinche 2010). Esta ini-ciativa se conectó con la existente en Ve-nezuela en Puerto Ayacucho y Santa María del Orinoco, participando de la liberación de más de 50.000 tortuguillos.

Más recientemente (2012), la Fundación Omacha y la Fundación Palmarito inicia-ron un programa de conservación de la tortuga charapa y la terecay en el río Meta, desde Orocué hasta Puerto Carreño y a lo largo del río Bita, con el apoyo de Eco-petrol. En esta iniciativa se registraron las coordenadas geográficas de todas las playas de anidación de las tortugas, iden-tificándose las áreas claves para su protec-ción. Se implementó un fuerte componen-te social, trabajando con las comunidades de pescadores a lo largo del río Meta y se detectaron las principales amenazas para estas tortugas. Igualmente, se comenzó un programa de manejo de huevos en playas cuidadas para aumentar la tasa de supervivencia de los tortuguillos. En fe-brero de 2012 se colectaron 2.248 huevos de Podocnemis expansa y 111 de Podocnemisunifilis, de los cuales al eclosionar 500 fue-ron mantenidos en Wisirare (Casanare) y el resto liberados.

La cuenca Orinoco es de carácter binacio-nal por lo que la conservación de las espe-

cies debe ser compartida como se recono-ció en el 2003, durante la cumbre entreVenezuela y Colombia en Puerto Ordaz,y en especial para el caso de Podocnemisexpansa. Acciones de esta índole incluyenel acto de liberación de Podocnemis expansade 2003, en el cual los Ministros del Am-biente de ambos países plantearon la libe-ración de ejemplares en zonas limítrofesentre ambos países (Periódico El Nacio-nal, 28 de abril de 2003 en Hernández et al. 2011). Con Podocnemis expansa se hanrealizado algunas actividades binacio-nales conjuntas. En el 2007 la Fundaciónpara el Desarrollo de las Ciencias Mate-máticas y Naturales-Fudeci fue invitadapor la Fundación Omacha al “Taller de capacitación No. 1, Protección, monitoreoy manejo de nidadas de tortugas conti-nentales, Fundación Omacha en PuertoCarreño, Colombia”. Asimismo, ese mismoaño Fudeci invitó a la Fundación Omachaa las liberaciones de tortuguillos en elRefugio de Fauna Silvestre de la TortugaArrau-RFSTA y en la Reserva de Fauna Sil-vestre los Esteros de Camaguán-RFSEC.Adicionalmente, en varias oportunidadesesta Fundación colombiana ha visitado elzoocriadero de Fudeci en Puerto Ayacucho(Venezuela) (Hernández et al. 2011). Es-tas iniciativas han sido muy valiosas paraintercambiar experiencias y estandarizarmétodos de manejo de los huevos y los tor-tuguillos, pero es necesario formalizarlas y darles continuidad en el tiempo.

En el IV Taller binacional para la conser-vación y uso sostenible de la biodiversidaden la cuenca del Orinoco: avances, pers-pectivas y propuestas de trabajo conjuntobajo el contexto de cambio global, se pro-pusieron acciones conjuntas para las tor-tugas P. expansa y P. unifilis (Lasso y Mata-llana 2012).

Después de revisar los planes de manejo disponibles de Parques Nacionales Na-turales (los cuales están en proceso deactualización en estos momentos), para determinar que especies de tortugas sonobjetos de conservación o entran en el monitoreo de consumo se encontró que el PNN Tiningua tiene como especie objetode conservación a Podocnemis unifilis (Aré-balo y Sarmiento 2009) y el PNN Puinawairegistra dentro del monitoreo de consumoa Peltocephalus dumerilianus, Podocnemiserytrocephala, Chelonoidis denticulata yChelus fimbriatus (Ospino et al. 2005).

PacíficoPara esta cuenca la CVC junto con la Fun-dación Zoológica de Cali y el Centro deInvestigación para el Manejo Ambiental y el Desarrollo-CIMAD, construyeron en el2006, el Plan de acción para la conserva-ción de las tortugas continentales y mari-nas del departamento del Valle del Cauca(Corredor-L. et al. 2006).

20.2 Educación ambiental y trabajo comunitario (Mario Vargas-R. y Germán Forero-M.)Como bien es conocido en los planes demanejo, la educación ambiental y el tra-bajo comunitario es una de las líneas deacción que se propone y casi la única quese ejecuta, la otra sería la protección de ni-dadas, tema que se abordará más adelan-te. La educación ambiental es una de laslíneas que se incluye en todos los planes deconservación, ya que incrementa el gradode conciencia ecológica, promueve valo-res y actitudes positivas frente al medioy promueve la conservación de recursosnaturales (Jacobson 1995). Adicional-mente, produce cambios significativos decomportamiento en la audiencia objetivo

(Jacobson 1987, Padua 1994) y en algunos casos podría ser más importante para la conservación a largo término que la in-vestigación científica (Jacobson y McDuff 1998). El establecimiento temprano de un programa de educación ambiental consti-tuye las bases sobre las cuales planes de conservación a largo plazo, involucrando comunidades locales, pueden ser construi-dos (Trewhella et al. 2001).

Sin embargo, los proyectos de educación ambiental no deben confundirse con pro-gramas de socialización o de divulgación, ni deben limitarse a transmitir conoci-mientos biológicos sobre una especie o ecosistema. La educación ambiental debe ser entendida como un proceso largo, que no difiere de otros procesos educativos. Por lo tanto, el objetivo es formar perso-nas íntegras, ciudadanos con nuevos valo-res y paradigmas frente a la percepción delmedio ambiente, y con actitudes respon-sables. Entendiendo como actitudes unas disposiciones que se deben despertar en las personas para adquirir y asimilar un valor y entendiendo como valor, un obje-tivo de la educación que parte de la idea que se tenga del hombre, y que le ayuda a ser más persona, la convicción razonada de que algo es bueno o malo para llegar a ser más humano (Carreras et al. 1999). En este sentido, la educación ambiental es una cuestión de valores, son estos los que realmente llevan a una persona a actuar de determinada forma frente a su entorno y a concebirse como parte integral de éste mismo, permitiéndole una participación crítica y responsable en la toma de deci-siones relacionadas con el medio ambien-te (Forero-M. y Mahecha-G. 2006). De la misma forma, si bien muchos proyectos de conservación de quelonios contienen componentes educativos, pocas veces se realizan evaluaciones de su efectividad. El

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uso sistemático de técnicas de evaluación es importante para determinar el éxito delos proyectos o las actividades que deben ser reformuladas para cumplir los objeti-vos planteados (Machado-P. 1997).

El conocimiento de las comunidades loca-les en muchos casos es rico y variado, con un gran potencial para ser utilizado en el manejo de recursos naturales. Entender entonces el papel que las comunidades humanas juegan sobre las poblaciones naturales y sus hábitats, es fundamental para llevar a cabo esfuerzos de conserva-ción, particularmente para organismos de larga vida como las tortugas (Dunham et al. 1989, Congdon et al. 1994). Se debe proveer los medios a las comunidades para que jueguen un papel primario en las fases del proyecto con la cual se identifican, de tal modo que puedan participar y benefi-ciarse directamente, de una manera con-sistente con sus valores, tiempos, espacios y procesos de toma de decisiones (McNeely y Pitt 1985). Involucrar comunidades lo-cales en el desarrollo e implementación de estrategias de conservación, incrementa considerablemente el potencial para al-canzar los objetivos propuestos (McNeely y Pitt 1985). Como se describe en este ca-pítulo, recientemente en Colombia se han llevado a cabo proyectos de investigación y conservación de especies de tortugas con-tinentales que han involucrado diferentes estrategias de educación ambiental y tra-bajo comunitario.

Debido a la estrecha relación existente entre comunidades humanas y tortugas continentales, la educación ambiental y el trabajo comunitario constituyen dos de las más importantes estrategias hacia su conocimiento y conservación. El trabajo comunitario acompañado de educación ambiental constituye un proceso largo

que requiere de planeación y recursos. Sinembargo, incluir dichas actividades en labúsqueda de alternativas reales que mini-micen el impacto de las comunidades hu-manas sobre las poblaciones de tortugas continentales colombianas, debe ser unaprioridad de cada proyecto de investiga-ción y/o conservación.

20.3 Monitoreos y modelos demográficos poblacionales (Vivian P. Páez)Las tortugas, por ser especies longevas, constituyen un reto particularmente di-fícil para los programas de conservación, porque requieren de programas de moni-toreo a largo plazo para documentar de forma confiable tendencias demográficas poblacionales que vayan más allá de posi-bles fluctuaciones naturales en respuesta a la variabilidad natural en las condicio-nes ambientales y/o en la dinámica misma de la población (Spencer y Janzen 2010). Desafortunadamente, es frecuente que de existir una declinación real, ésta sea detectada demasiado tarde para poder revertir efectivamente dicha tendencia (Crouse et al. 1987). En otros países, los programas de conservación para especies de tortugas continentales se sustentan cada vez más en datos robustos obtenidos de poblaciones silvestres para evaluar el estado de conservación y la eficiencia delprograma (Loehr et al. 2004, Baruah 2010, Sirsi 2010, Walker et al. 2012).

Hoy en día, existen métodos que facilitan una estimación confiable del estado demo-gráfico de una especie longeva, incluyendo la habilidad de hacer retrospecciones so-bre el estado pasado y proyecciones sobre el estado futuro, con base en el análisis de datos obtenidos en periodos de tiempo re-lativamente cortos, en términos de la ex-pectativa de vida de estas especies (Crouse

d.

e.

a. Niños con cartilla para colorear parte del programa de educación ambiental. Proyec-to hacia el conocimiento y conservación de Podocnemis lewyana en el alto Magdalena. Foto: M. Vargas-R.

b. Traslado de nidos de tortuga en el río Bita, Orinoco. Foto: F. Omacha.c. Taller con líderes indígenas en Tarapacá. Foto: Proyecto Facuam.d. Taller de cartografía social con las comunidades en la zona de frontera Colombia-Perú

en el bajo río Putumayo. Foto: Proyecto Facuam.e. Talla en madera de la tortuga tericaya. Puerto Nariño, Amazonas. Foto: M. Morales-B.f. Zoocriadero de morrocoy, Llanos de Apure, Venezuela. Foto: O. Lasso-Alcalá.

f.

a. b.

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et al. 1987, Doak et al. 1994, Heppell 1998, Benton y Grant 1999, Spencer y Janzen 2010, Walker et al. 2012). Por otra parte, es posible utilizar la teoría de coalescencia con base en análisis de datos de micro-satélites de ADN, para tratar de inferir el pasado demográfico histórico de cada población (Emerson et al. 2001, Capítulo 15) y así poder inferir cuales podrían ha-ber sido los tamaños poblacionales histó-ricos de estas especies antes del contacto humano, si el propósito es poder revertirlas tendencias demográficas actuales has-ta niveles en donde las especies puedan desempeñar nuevamente sus funciones ecológicas.

Los análisis de conjuntos de datos obte-nidos a través de las técnicas de captura-marca-recaptura, proveen estimativos rigurosos de las tasas de sobrevivencia y crecimiento ontogénico de las diferentes clases de edad, tamaño o categoría en que se haya estructurado su población de es-tudio y entre los sexos; estimativos que se requieren para determinar el tamaño y las tendencias demográficas en las pobla-ciones naturales (Spencer y Janzen 2010). En el capítulo 13 se describen diferentes técnicas para la captura, marcación, me-dición, sexaje, determinación del estado reproductivo y seguimiento de las tortu-gas dulceacuícolas y terrestres. Emplean-do modelos como el de Pradel en Program MARK, se puede estimar las tasas de re-clutamiento y la tasa de incremento pobla-cional finita ( ) para la población. Además, para cada análisis, se pueden formular múltiples modelos, en los cuales las tasas de los parámetros puedan ser constantes sobre los intervalos de muestreo, varia-bles sobre el tiempo, o funciones lineales sobre el tiempo. El programa MARK, em-plea métodos de verosimilitud logarítmi-ca basados en la teoría de la información

para evaluar cada modelo (Anderson et al.2000). Con una estrategia multi-modelose emplean los pesos Akaike para calcularestimaciones de los parámetros demográ-ficos (Burnham y Anderson 1998). Paracalcular las tasas de fertilidad, se puede multiplicar el número de individuos encada clase de edad, tamaño o estadio porel estimado del promedio de producción dehuevos en cada una (número de hembrasresidentes por el tamaño promedio de la nidada, Begon y Mortimer 1986).

Una vez se hayan estimado los valores delas tasas de sobrevivencia, crecimiento y fecundidad de las clases en que se haya estructurado la población, es posible cons-truir matrices de transición para modelarla dinámica de la población y determinarel impacto que tendría en ( ) cambios pro-porcionales en el valor de estos parámetrospara una categoría específica (aumentar la fecundidad/disminuir la mortalidad) a tra-vés de la implementación de diferentes es-cenarios de manejo (de Kroon et al. 2000).Hay que tener en cuenta que para las tasasde sobrevivencia, crecimiento y fecundi-dad estimadas sean biológicamente re-presentativas de la población (y no de una pequeña sub-población en un periodo detiempo particular), se requiere una repeti-ción de las estimaciones a una escala tem-poral y espacial que contemple la variaciónnatural de las mismas (Bertolero 2002).

En este momento, es reconocible por lacomunidad vinculada a la conservación delos quelonios a nivel mundial, la necesidadde establecer programas de monitoreo altiempo que se ejecutan estudios de la bio-logía, genética y ecología, para permitirla formulación de programas de manejono solo rigurosos metodológicamente, sino efectivos en términos demográficos.Aunque para las especies de tortugas con-

tinentales colombianas no hay datos sobre sus expectativas de vida o tiempo genera-cional, se puede aprovechar la existencia de herramientas analíticas de conserva-ción utilizando el valor estimado de las tasas vitales y la edad/tamaño de madurez sexual. En la tabla 1 del capítulo 14 se re-sumen las estimaciones de las edades y/o tamaños de madurez sexual, el cual es un parámetro demográfico fuerte y positiva-mente asociado con la expectativa de vida (Congdon y Gibbons 1990). El valor prác-tico de estos modelos es que permiten ha-cer exploraciones sobre cuales estrategias podrían ser más efectivas dependiendo de la biología de la especie y luego evaluar el éxito o fracaso de esa estrategia a través delos monitoreos, para así hacer un manejo adaptativo.

En Colombia deberían iniciarse planes de manejo adecuados, los cuales deben ba-sarse en una comprensión del estado de-mográfico de las poblaciones remanentes y del efecto de los principales factores de amenaza (Ojasti 2000). En las 27 fichas de especies (Capítulo 18), dentro de las ame-nazas y prioridades de conservación, se menciona la necesidad urgente de obtenerinformación demográfica de las poblacio-nes colombianas de estas especies, lo cual refuerza la prioridad antes mencionada.

20.4 Zoocría (Gustavo Trujillo)La zoocría puede ser concebida como unaalternativa para la demanda de especies defauna silvestre y acuática bajo el principio que ésta sería una herramienta para el usosostenible del recurso (Ley 611 de 2000). Las autoridades ambientales colombia-nas sólo conciben los procesos de zoocríamediante el sistema de ciclo cerrado (seproduce en cautiverio lo que se aprovecha económicamente o biológicamente).

Según el “Programa Nacional para la Con-servación de Tortugas Marinas y Continen-tales de Colombia” (MMA 2002a), en Co-lombia sólo existen criaderos de tortugas continentales en la Estación de Biología Tropical Roberto Franco de Villavicencio y otro dedicado a la especie Podocnemis ex-pansa de la Corporación Araracuara de en la Amazonía. También existe un zoocria-dero de morrocoy (Chelonoidis carbonaria)en la jurisdicción de Corpocesar en fase comercial (http://tortugamorrocoy.com/index-1.html acceso marzo 25 de 2012).

La cría de tortugas continentales en Co-lombia, ya sea con fines comerciales, de repoblamiento o científicos es incipiente y no hay evaluaciones rigurosas de su efi-ciencia o del cumplimiento de las normas operativas de los zoocriaderos. Adicional-mente, se desconoce el número de criade-ros no reglamentados, las especies some-tidas a este tipo de procesos y la fase, ya sea comercial y/o experimental, en la que se encuentran, al igual que los aportes a la conservación.

20.5 Protección de nidadasy levantamiento de neonatos (Omar Hernández y Vivian P. Páez)El Grupo de Especialistas en Reintroduc-ción de Especies de la IUCN recomiendaque antes de iniciar programas de manejoque intente ayudar en la recuperación depoblaciones, se deben identificar los facto-res que causaron la disminución en primerlugar, para así eliminarlos o aminorar suefecto (IUCN 1998). Desafortunadamen-te, en los países del tercer mundo es difícilreducir los problemas fundamentales quelas poblaciones de tortugas continentales enfrentan, debido a factores socioeco-nómicos, por lo que frecuentemente seinician programas de recuperación de es-pecies aunque todavía estén presentes los

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factores subyacentes en la disminución de estas poblaciones.

Frente las dificultades de reducir el con-sumo humano de huevos y adultos de tor-tugas continentales, varios proyectos han intentado compensar estas pérdidas por medio de programas de rescate de nidos que se pierden por causas naturales (como inundaciones o depredación) o antrópicas. Ojasti y Rutkis (1965) quizás han sido losprimeros en tratar de minimizar la pér-dida de nidos por inundación, cuando en 1965 rescataron a 80.000 neonatos de P. expansa en el Orinoco medio, sacándo-los directamente de los nidos próximos a inundarse y liberándolos en caños cerca-nos para evitar su depredación por aves y peces. Fernández-Y. (1968) empleó la misma técnica usada por Ojasti y Rutkis (1965) para rescatar a 105.460 neonatos de la misma especie unos años después. Los programas que trasfieren nidos hasta nidos artificiales en la parte alta de la pla-ya con el fin de reducir pérdidas por inun-daciones son comunes (Paolillo 1982, Soi-ni 1986, Thorbjarnarson et al. 1993, von Hildebrand et al. 1997, Ortega et al. 1998, Rojas-R. 2004, García 2005, Echeverry-A. 2008, Hernández et al. 2010). A veces las tasas de éxito de eclosión de los nidos arti-ficiales es inferior a la tasa en nidos natu-rales (Hernández et al. 2010) y a veces son superiores (Ortega et al. 1998).

Un paso más allá de la simple protección de nidos es criar los neonatos obtenidos un tiempo antes de su liberación en su medio natural. En Venezuela desde 1992el Ministerio del Ambiente inició la críaen cautiverio de neonatos de P. expansay P. unifilis para reforzar las poblaciones (Hernández et al. 2011). En los años 1998, 2000 y 2001, un total de 269 ejemplares de P. expansa fueron capturados en este zona,

de los cuales el 41,26% provenían del pro-yecto de levantamiento, mostrando unefecto positivo del proyecto en el recluta-miento de juveniles en esta población y seencontró que la estructura de tallas de lapoblación cambió en los tres años de cap-tura, aumentando la cantidad de ejempla-res de las clases de tamaño intermedias.Se considera que debido a las liberacionesde ejemplares de P. expansa criados en cau-tiverio, se ha logrado aumentar las clasesjuveniles de la población y con ello se au-mentó la generación de relevo, mientrasque para P. unifilis, la gran proporción dela población son ejemplares adultos (98,65%), asumiéndose que al no haber liberacio-nes de juveniles de P. unifilis, la poblaciónestá integrada principalmente por adul-tos, con poca generación de relevo (Her-nández y Espín 2006). En el Brasil, la ma-yoría de los sitios que han mantenido pormás de diez años la protección combinadade hembras y nidos en las playas, han ex-perimentado aumentos significativos enel número de adultos anidando cada año.Ambos tipos de programas son evidenciaque la protección de áreas de anidaciónpuede tener un impacto positivo medible,aunque no necesariamente suficiente paracompensar el efecto de una cosecha inten-sa dirigida a las hembras adultas.

Algunas recomendaciones para esfuerzosfuturos de refuerzo de poblaciones explo-tadas sonlas siguientes. 1) Todo programade manejo de especies con determinaciónsexual dependiendo la temperatura-DSTdebe tener en cuenta la dependencia tér-mica del sistema de determinación sexualdurante la evaluación de planes que in-volucren la traslocación de nidos o incu-bación artificial de huevos (Capítulo 8).2) En ausencia de estudios genéticos, lasnidadas de cada playa deben considerarse como unidades independientes de manejo

y los neonatos deben ser liberados en suplaya natal para preservar al máximo la identidad genética de las poblaciones (Ca-pítulo 15). 3) Dado que el principal factornatural causante de pérdidas de nidos para algunas especies son las crecidas repenti-nas de los ríos, es importare evaluar cómoel cambio climático podría influir este fac-tor, para poder tomar medidas de mitiga-ción cuando sean necesarias (Capítulo 19). 4) En los programas de protección de nidos o cría de neonatos, es importante marcar los juveniles liberados para poder medir el impacto de la actividad en aumentarla generación de relevo y en recuperar las poblaciones. 5) Igualmente, es importan-te cuantificar para cada especie sujeta a programas de esfuerzo las tasas de super-vivencia de las diferentes clases de edad y la edad/talla de madurez, para poder esta-blecer con mayor precisión el impacto delas diferentes estrategias de conservación sobre la demografía de la población (Capí-tulo 14). 6) Se debe determinar para otrasespecies de tortugas aún no estudiadas, los índices de pérdida de nidos, factibili-dad de incubación artificial y el reforza-miento poblacional mediante la liberación de juveniles criados en cautiverio. 7) Paraalgunas especies de tortugas se ha demos-trado que a través de un proceso complejollamado impronta (“imprinting”), el cere-bro de los recién nacidos temporalmente es sensible a las señales magnéticas, tér-micas y/o químicas del área donde se incu-baron, las cuales ayudarán parcialmente a reconocer las rutas y los sitios de postura una vez alcance la madurez sexual. El con-finarlos a los criaderos de levantamiento puede impedir que se efectúe este proceso.8) Involucrar a los organismos de seguri-dad en las labores de guardería ambiental para minimizar el saqueo de nidos y la cap-tura de ejemplares.

20.6 Normativa (Mónica A. Morales-B., Gustavo Trujillo y Carlos A. Lasso)La normativa relacionada con la conserva-ción de los recursos naturales se encuen-tra enmarcada en los principios genera-les del Código Nacional de los RecursosNaturales Renovables y de Protección alMedio Ambiente (1974) y la ConstituciónNacional (1991), que son los dos grandesinstrumentos normativos que rigen laNación. De estos, se derivan numerosasleyes, decretos y resoluciones entre otros,que velan por la conservación de la diver-sidad biológica del país. En este apartadose tratarán las más representativas e im-portantes para las tortugas, en particularlas que hacen referencia al uso, del recursoya que es una de las principales fuentes depresión sobre sus poblaciones. También seabordaran algunas referentes a la preven-ción del deterioro ambiental e igualmente,se tratará el tema de los permisos de in-vestigación científica puesto que este esun punto clave para el conocimiento y laconservación de la biodiversidad.

Aprovechamiento de la fauna Debido a los niveles preocupantes de ex-tracción de algunas especies en los años60, se han expedido numerosas normasorientadas al control de dichas activida-des y al fomento de métodos alternativosde aprovechamiento con base en el princi-pio de sostenibilidad. Para las especies detortugas continentales, se cuenta la reso-lución 219 de 1964 expedida por el Minis-terio de Agricultura, la cual establece unaveda nacional para la caza de Podocnemisexpansa (menores de 80 cm), Podocnemisunifilis, Podocnemis lewyana y Trachemyscallirostris; así como  también la recolec-ción de huevos, captura y explotación de tortuguitas (ejemplares recién nacidos).Para el área de Magdalena y Sinú, la Cor-poración Autónoma Regional de los Valles

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del Magdalena y del Sinu –CVM, expide laresolución 126 de 1965 por la cual se re-glamenta la caza Podocnemis lewyana (seprohíbe la caza de tallas inferiores a 40 cm) y Trachemys callirostris (menores de 20 cm) y la recolección de huevos de las dos especies. Todos estos tamaños incluyen las categorías reproductivas y para este grupo que son especies longevas, las vedas deben ser de cierto tamaño para arriba, no para abajo y siempre protegiendo los adul-tos reproductivos.

Luego en el Decreto Ley 2811 de 1974-Có-digo Nacional de los Recursos Natura-les Renovables y de Protección al MedioAmbiente (CNRNR), se desarrolla lo con-cerniente al manejo, administración, pro-tección, control, uso y aprovechamiento de los recursos naturales renovables, y de manera particular de la fauna silvestre y los recursos hidrobiológicos. Igualmente, se estableció la necesidad de que el Estado efectuara la planificación y ordenamiento de los recursos naturales renovables y es-tableciera los mecanismos e instrumentos administrativos a través de los cuales se puede realizar el uso y aprovechamiento de dichos recursos, reconociendo la nece-sidad de la participación social y su uso racional, para garantizar la supervivencia actual de la humanidad y de las generacio-nes futuras.

Según el artículo 250 y siguientes, la for-ma de aprovechar la fauna silvestre nativa en el país, es a través de las actividades de caza (subsistencia, comercial, fomento, científica, deportiva, control) y para reali-zar esta actividad se requiere de la obten-ción de permiso o licencia ambiental que debe ser otorgada por la respectiva corpo-ración autónoma regional con jurisdicción en el sitio donde pretende realizarse la ac-tividad. Se exceptúala lo dispuesto para la

caza de subsistencia (sin ánimo de lucro,tiene como objeto exclusivo proporcionaralimento a quien la ejecuta y a su familia).Debe señalarse que la citada norma ex-presa que dicha actividad no requiere per-miso (art. 259) e igualmente dispone quecorresponde a la administración, es decir,a las corporaciones autónomas regionalesy de desarrollo sostenible (CAR), autorizarla venta de los productos de la caza de sub-sistencia que por su naturaleza no puedanser consumidos por el cazador o su familia(art. 258). Es de anotar que este aspecto no cuenta con ningún tipo de regulacióna nivel nacional, de manera que se desco-noce qué requisitos deben cumplirse y quéprocedimiento debe aplicarse para esteefecto (Negrete 2011). Si bien la caza desubsistencia no requiere de la obtenciónde un permiso previo, no puede realizar-se con individuos de las especies sobre lascuales las autoridades ambientales hayandeterminado que exista prohibición, as-pecto que según Negrete (op. cit.), no se hacumplido, porque se ha interpretado queesta prohibición sólo aplica con respecto a las especies sobre las cuales existe veda.La caza de subsistencia al no estar sujetaa permiso alguno y no existir estrategiasy acciones concretas por parte de las au-toridades ambientales sobre el desarrollode esta actividad, no existe informacióndocumentada del alcance e incidencia dela misma, así como tampoco se conoce con certeza el impacto que genera esta activi-dad sobre la biodiversidad (Negrete op.cit.).

Adicionalmente a las regulaciones naciona-les, Colombia se adhirió mediante la Ley 17de 1981 a la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas deFauna y Flora Silvestres – CITES, con locual ha asumido compromisos en el ám-bito internacional para facilitar el comer-

cio legal de especímenes y productos y, simultáneamente, implementar medidas que permitan un control más eficiente del tráfico ilegal. Esta convención pro-mueve reglamentar de manera estricta el comercio de especies. En Colombia se apli-ca mediante la coordinación que ejerce la autoridad administrativa, en cabeza del Ministerio del Medio Ambiente y el apoyode la autoridad científica, constituida por los institutos del Sina, con el apoyo cien-tífico y técnico de las universidades. De las especies de tortugas continentales co-lombianas, todas las especies de la familia Podocnemididae (P. expansa, P. unifilis, P.erythrocephala, P. sextuberculata, P. vogli, P. lewyana y Peltocephalus dumerilianus) y lasdos de la familia Testudinidae (Chelonoidiscarbonaria y C. denticulata), están incluidas en el apéndice II. En este apéndice se in-cluyen las especies que no se encuentran necesariamente en peligro de extinción, pero cuyo comercio debe controlarse a fin de evitar una utilización incompatible consu supervivencia. En este sentido sólo se podrán exportar individuos que proven-gan de zoocriaderos y el número permi-tido será dependiendo de la cuota que el Ministerio adjudique. Como se mencionóanteriormente estos temas son aún inci-pientes en el país. Sólo desde 2009 se esta-blece anualmente una cota de exportaciónpara Chelonoidis carbonaria.

Con la Ley 84 de 1989 se adopta el Estatu-to Nacional de Protección de los Animales.Con este estatuto se llegó al punto de pro-hibir la caza comercial en el territorio na-cional, de tal manera que las únicas acti-vidades comerciales permitidas se limitan a aquellas relacionadas con especímenes o productos derivados de la zoocría o cría en cautiverio. La prohibición de la caza con fi-nes comerciales, se mantuvo vigente hasta el año 2000, cuando a través de la Ley 611,

se levantó dicha prohibición. La presenteley tiene por objeto regular el manejo sos-tenible de la fauna silvestre y acuática, y elaprovechamiento de las mismas y de susproductos, el cual se podrá efectuar a tra-vés de cosecha directa del medio o de zoo-cría de ciclo cerrado y/o abierto. Para estemismo año, el Ministerio del Medio Am-biente mediante la resolución 1317 esta-bleció unos criterios para el otorgamientode la licencia de caza con fines de fomentoy para el establecimiento de zoocriaderosentre otras determinaciones.

Con el decreto 4688 de 2005 se regla-menta el Código Nacional de RecursosNaturales Renovables y de Protección alMedio Ambiente, la Ley 99 de 1993 y Ley 611 de 2000 en materia de caza comercial.En este se establece que el interesado enrealizar caza comercial deberá tramitar y obtener licencia ambiental ante la corpo-ración autónoma regional con jurisdicciónen el sitio donde se pretenda desarrollar laactividad; esta situación necesariamenteconlleva a que el interesado debe presen-tar un estudio de impacto ambiental. Lalicencia ambiental citada se otorgará porun término de cinco años, y anualmentese deben asignar los cupos de aprovecha-miento por parte de la corporación res-pectiva, lo cual se traduce en la necesidadde que el titular de la licencia ambientalpresente los resultados del monitoreo delas poblaciones silvestres que serán obje-to de aprovechamiento. Dicho monitoreodeberá haberse realizado dentro de lostres meses anteriores a la fecha de pre-sentación de la solicitud. Sin embargo, unmonitoreo debe hacerse en el continuo deltiempo, puesto al realizarlo en tres mesesno brinda información contundente de la estructura y estado de la población quepermita dar directrices para el manejo delrecurso. Las corporaciones autónomas re-

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gionales solamente podrán otorgar licen-cias ambientales para actividades de caza comercial, en los casos que previamente el Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desa-rrollo Territorial haya fijado las especiesy los cupos globales de aprovechamiento. Según Negrete (2011), a la fecha el Minis-terio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, no ha señalado las especies que pueden ser objeto de esta actividad, y tampoco los volúmenes (cupos) de aprovechamiento de cada especie, conforme dispone en nume-ral 42 del artículo 5 de la Ley 99 de 1993 y el artículo antes citado, por lo que hoy en día no puede autorizarse esta actividad.

Para lograr ejecutar todo esto, el país cuenta con instrumentos de apoyo tales como el creado por medio de la resolución 3438 de 2011 de la Fiscalía General de la Nación, que dio vida a la Unidad Nacional de Delitos contra los Recursos Naturales y el Medio Ambiente. También existe lapolicía ambiental y una dependencia de la dirección de investigación criminal e In-terpol-Dijin, entre otros, que en conjunto monitorean, controlan, vigilan y sancio-nan a quienes incumplan con la normativa existente en Colombia en materia de fauna silvestre (MMA 2002b).

BiodiversidadPor otro lado, en cuanto a la conservación de la biodiversidad del país, por medio dela Ley 165 de 1994 se aprueba el Conve-nio sobre la Diversidad Biológica. En este se determinan medidas generales a efecto de la conservación y la utilización sosteni-ble de la biodiversidad. Para lograr esto, primero que todo hay que identificar los componentes de la diversidad biológica (especies o ecosistemas) que sean impor-tantes para su conservación y utilización sostenible. Se incluyen especies amenaza-das, especies con valor cultural, social o

económico, entre otros. Las tortugas con-tinentales cumplen con estos criterios. Yaidentificadas las especies, la ley dice quese “elaborarán estrategias, planes o pro-gramas nacionales para la conservación y la utilización sostenible de la diversidadbiológica o adaptará para ese fin las estra-tegias, planes o programas existentes”. Eneste sentido como se menciona en la pri-mera parte de este capítulo, el país elaboróuna serie de estrategias (planes, progra-mas, etc.) para la conservación de algunastortugas continentales. Sin embargo, nohan sido efectivas puesto que la ejecuciónde los mismos es incipiente. Adicional aesto, se plantea para estas especies quese “procederá, mediante muestreo y otrastécnicas, al seguimiento de los componen-tes de la diversidad biológica identifica-dos, prestando especial atención a los que requieran la adopción de medidas urgen-tes de conservación y a los que ofrezcan elmayor potencial para la utilización soste-nible”. Esta parte no se cumple, ya que losmonitoreos deben hacerse de forma conti-nua en el tiempo y para esto se debe contar con un buen presupuesto y una metodolo-gía estandarizada y en el país no se invier-te lo suficiente para cumplir con esta ne-cesidad. La ausencia de monitoreo generapor un lado el desconocimiento del estadode las poblaciones de las especies objeto deuso y por otro, no se puede evaluar la im-plementación de los planes o programas.

En cuanto a las especies amenazadas, me-diante la resolución 584 de 2002 el Minis-terio declaró las especies silvestres que seencuentran amenazadas en el territorio nacional, con fundamento en la informa-ción consignada en la serie de Libros rojosde especies amenazadas de Colombia. Esta resolución fue modificada por el Minis-terio de Ambiente, Vivienda y DesarrolloTerritorial, a través de la Resolución 572

de 2005, con el propósito de adicionar ellistado de especies silvestres amenaza-das. Nuevamente se vuelve a revisar este listado para la expedición de la resolución383 de 2010 del Ministerio de Ambiente,Vivienda y Desarrollo Territorial. En esta se encuentran 11 de las 27 especies de tor-tugas continentales.

Deterioro ambientalPor otra parte están las normas que velanpor el mantenimiento del medio ambienteen general, como lo es la ya mencionadaLey 165 de 1994. Se encuentra también el Decreto 1791 de 1996 por el cual se regulael aprovechamiento forestal y el Decreto2340 de 1997 por el cual se dictan unasmedidas para la organización en materiade la prevención y mitigación de incendiosforestales. Ya más enfocado al deterioroambiental, se cuenta con el Decreto 1443de 2004 en donde se reglamenta parcial-mente el Decreto Ley 2811 de 1974, Ley 253 de 1996 y la Ley 430 1998 en relación con la prevención y control de la contami-nación ambiental por el manejo de plagui-cidas y desechos o residuos peligrosos. ElDecreto 2820 de 2010 por el cual se regla-menta el título VIII de la Ley 99 de 1993sobre licencias ambientales. La licenciaambiental, es la autorización que otorgala autoridad ambiental competente para laejecución de un proyecto, obra o actividad, que de acuerdo con la ley y los reglamentos pueda producir deterioro grave a los recur-sos naturales renovables o al medio am-biente, o introducir modificaciones consi-derables o notorias al paisaje, la cual sujetaal beneficiario de ésta, al cumplimientode los requisitos, términos, condiciones y obligaciones que la misma establezca enrelación con la prevención, mitigación,corrección, compensación y manejo de losefectos ambientales del proyecto, obra oactividad autorizada. Es indispensable

que los planes de manejo ambiental gene-rados por las empresas presentes en áreasde distribución de las especies de tortugas endémicas, así como las especies que se encuentran en categorías de amenaza alta,incluyan estas especies en sus actividades de monitoreo. Igualmente, se debe tomar esta medida como un apoyo a la toma deinformación ambiental, por lo que la in-formación generada por la empresa priva-da debe ser de fácil acceso.

Investigación científicaComo se ha podido evidenciar en los apar-tados anteriores, el país cuenta con ins-trumentos jurídicos para la conservaciónde la biodiversidad. Sin embargo, parapoderle dar un manejo que esté acordecon los principios de sostenibilidad, esnecesario tener un conocimiento comple-to del recurso a evaluar. En este sentidola investigación científica es quien debedar lineamientos al uso de los recursos tal como lo plantea la ley. La investigacióncientífica está regulada por el Decreto 309de 2000 con una modificación en el De-creto 302 de 2003. El decreto 309 dicta-mina que las personas naturales o jurídi-cas que pretendan adelantar un proyectode investigación científica en diversidadbiológica que involucre alguna o todas lasactividades de colecta, recolecta, captu-ra, caza, pesca, manipulación del recursobiológico y su movilización en el territorionacional, deberán obtener permiso de es-tudio, el cual incluirá todas las actividadessolicitadas. Estos permisos son otorgados por la corporación autónoma regional o dedesarrollo sostenible o los grandes centrosurbanos, cuando las actividades de inves-tigación se desarrollen exclusivamente ensus respectivas jurisdicciones. Cuando elestudio se abarque más de una jurisdicciónel procedimiento para el otorgamiento delpermiso será adelantado por el Ministerio

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del Medio Ambiente o por la autoridad ambiental que éste determine. Cuando las actividades de investigación se desarrollen dentro de las áreas del Sistema de Parques Nacionales Naturales, el otorgamiento del permiso de estudio se efectuará a través de la Unidad Administrativa Especial del Sistema de Parques Nacionales Naturales.

Aunque parece un trámite muy sencillo, en la realidad la gestión de estos permisos es muy dispendiosa, tardando varios años en otorgarlos. Se espera que esta situación se vea mejorada con la creación de la Auto-ridad Nacional de Licencias Ambientales (Resolución 260 de 2011), que se encar-gará del otorgamiento de los permisos de investigación científica en diversidad bio-lógica, entre otros. El acceso a los recursos genéticos está regulado por el Decreto 730 de 1997 donde el Ministerio del Medio Ambiente actuará como autoridad nacio-nal competente sobre acceso a los recur-sos genéticos y por la Resolución 620 del mismo año en la cual se delegan algunas funciones y se establece el procedimiento interno para tramitar las solicitudes de acceso a los recursos genéticos y sus pro-ductos derivados, estos dos enmarcados dentro de la Decisión de la Comunidad An-dina 391 de 1996. La obtención de permiso de acceso al recurso genético es mucho más demorada, dispendiosa y costosa que la de permisos de estudio, más aún, cuando el estudio requiere consulta previa con las co-munidades indígenas o afrodescendientes.

20.7 Conclusiones y recomendacionesPara las cinco grandes cuencas hidrográ-ficas de Colombia se han llevado a cabo diferentes iniciativas que van desde tra-bajos de investigación, acciones de con-servación, planes de acción, festivales, talleres, declaración de áreas protegidas, convenios, etc., que en algunos casos han

contribuido en parte a la conservación delas tortugas. La región del Caribe es la queha llevado adelante más iniciativas de estetipo, seguida por el Amazonas, Orinoquia,Magdalena-Cauca y finalmente Pacífico.

Respecto a los Planes de Acción elabora-dos y/o implementados, destaca en primer lugar la Orinoquia, seguida de Amazonia,Caribe y Pacífico. A pesar de que se hanrealizado estos importantes esfuerzosmencionados anteriormente en la con-servación de las especies, no han sido su-ficientes para mostrar la recuperación dealguna de las poblaciones, de hecho lasmismas siguen disminuyendo, lo cual pue-de atribuirse a diferentes factores que seenumeran a continuación:

Factores biológicos1. Normalmente, hay un enorme desco-

nocimiento de la biología básica de las tortugas (se concibe erróneamente su manejo bajo el esquema de otras es-pecies cosechadas como peces o babi-llas), lo cual se refleja en el hecho que la mayoría de los recursos humanos y económicos de estos programas se en-focan casi en su totalidad al rescate e incubación de huevos y posterior libe-ración de neonatos, en vez de atender e intentar remediar la causa más fac-tible de declinación poblacional que es el aumento en las tasas de morta-lidad de los adultos (principalmente hembras reproductivas, Capítulo 14). Si los esfuerzos se concentraran en elverdadero problema, tendrían mayor eficiencia.

2. Antes de implementar cualquier pro-grama de manejo, no se realizan es-tudios poblacionales que permitan evaluar eventualmente cual fue la in-cidencia o el efecto del trabajo de con-servación, sin importar la naturaleza del mismo.

3. Los esfuerzos realizados son pun-tuales, tanto en términos espaciales (localidades) como temporales (con-tinuidad a mediano y largo plazo), loque imposibilita que el programa de conservación tenga algún impacto poblacional, en vista que éstas son especies longevas y que utilizan há-bitats por fuera de los límites del área de incidencia del programa de conser-vación.

4. En conjunto con lo mencionado en los puntos anteriores, las liberacio-nes tanto de neonatos provenientes de nidos “rescatados” como de adul-tos y juveniles decomisados, se hacen sin preocuparse de las consecuenciaspara la población receptora de efectos de contagio genético o de enfermeda-des que surgen del proceso de cría encautiverio.

5. Tampoco se hace un seguimiento o monitoreo a las poblaciones de inte-rés para corroborar que las acciones(cualquier sea su naturaleza) tengan un impacto positivo en las condicio-nes demográficas y de no ser así, di-señar un cambio en la estrategia de conservación.

6. Las poblaciones de tortugas enfren-tan una multitud de amenazas antró-picas directas e indirectas (Capítulo 19), que las afectan de forma sinér-gica. Las amenazas indirectas aún nohan sido adecuadamente evaluadaspara poder proponer acciones concre-tas y eficaces que ayuden a mitigar su efecto deletéreo.

Factores institucionales1. Para lograr la conservación de una po-

blación, es indispensable un trabajo alargo plazo, lo que es difícil cuandohay una falta de continuidad insti-tucional, tanto a nivel presupuestalcomo de personal. Esto trae consigo

la perdida de los pocos avances que serealizan. Hay un olvido también de la memoria institucional y colectiva.

2. La información obtenida es muy dis-persa y de difícil acceso, dado la falta de incentivos en las ONG y entidades gubernamentales, de divulgar los da-tos detallados de sus proyectos en re-vistas o en internet.

3. Ligado a las dificultades de acceder a información previa hay una falta de coordinación y cooperación entre las diferentes entidades estatales, la aca-demia, los zoológicos y las ONG, loque genera que se dupliquen esfuer-zos, perdiendo tiempo y recursos.

4. Los planes de manejo, tan populares, son en la mayoría de los casos dema-siados generales y no existe una ruta de trabajo que permita orientar cua-les son las acciones prioritarias para realizar por especie o las formas de evaluar el éxito de cumplimiento de los objetivos.

5. La implementación de los planes está enfocado principalmente en el traba-jo comunitario y de educación, olvi-dando la importancia de la investi-gación científica y el monitoreo de las especies. Así mismo, no se incentivan las alternativas de manejo para las especies como el caso de la zoocría o cuotas de extracción para las especies permitidas.

Factores culturales1. Las tortugas son fuente importante

en la alimentación de las comunida-des rurales (indígenas, campesinos y afrodescendientes) y al no generarlesalternativas que les permitan supliresta necesidad, cualquier esfuerzode disminuir el consumo de tortugasserá en vano.

2. Aunque una de las variables impor-tantes en el consumo de tortugas es

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la seguridad alimentaria, en muchoscasos corresponde a arraigos cultu-rales asociados a la Semana Santa o a creencias sobre supuestos poderes medicinales o afrodisiacos. En este sentido, la extirpación de poblaciones no ha atentado la seguridad de las co-munidades que la consumen, sino que se han cambiado hábitos culturales.

3. La mayoría de acuerdos generados enlas comunidades indígenas carecen de consecuencias al momento de su incumplimiento, lo que genera que no exista respeto por dichos acuerdos.Esto es particularmente evidente en zonas de fronteras donde existen múltiples actores (colonos, mineros) que contribuyen a que las comunida-des no mantengan sus acuerdos moti-vados por retribuciones económicas.

Por otra partes, las áreas de distribución de las tortugas son en muchos casos, zo-nas de difícil acceso, utilizadas inclusivepor los grupos armados al margen de laley. Esto genera por un lado que el consu-mo del recurso se eleve y por otro, que no se pueda realizar investigación por partede los científicos.

Así como se mencionó ya hace diez años en el Programa Nacional de Conservación de Tortugas Marinas y Continentales en Colombia, es sorprendente comprobar como las especies de quelonios endémi-cos en Colombia (que deberían tener lasmáximas prioridades para su protección y conservación), carecen de poblacionesprotegidas dentro del sistema de parquesnacionales, ni han sido objeto de medidasespeciales de protección por parte del Es-tado. Ante eso surge la pregunta: ¿porqué no hay un grupo de trabajo coordinadopor las entidades oportunas que impul-se la ejecución del Programa Nacional de

Conservación de Tortugas Marinas y Con-tinentales en Colombia y que coordine el trabajo interinstitucional e intersectorial, agrupando a todos los actores, generando los escenarios jurídicos y financieros apro-piados para esto?.

Después de revisar los planes de manejo disponibles de Parques Nacionales Natu-rales, para ver cuales presentan especies de tortugas como objeto de conservación o son consideradas en el monitoreo de espe-cies consumo, se encontró que algunos de los parques que se ubican en las cuencas Amazonas y Orinoco, los incluyen.

En cuanto a la normativa del país, se pue-de decir de manera general que las espe-cies cuentan con herramientas jurídicas para su conservación. Sin embargo, su aplicación y puesta en marcha, no es efec-tiva. Por otra parte, al revisar la normativaespecifica para las tortugas (vedas), se ob-serva que estas ignoran las características biológicas de las especies y el conocimien-to científico, por lo que se sugiere a la luz de las investigaciones realizadas en los úl-timos 50 años, sean reevaluadas.

Por último, es indispensable que los per-misos de investigación se puedan gestio-nar de manera rápida, puesto que el desa-rrollo económico del país no da espera. La información científica es la base para queel Estado pueda tener herramientas para la toma de decisiones en la planeación de la Nación.

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