mora carrillo ivan darÍo_a mula y machete_2010

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1 UN PROYECTO DE DESARROLLO A MULA Y MACHETE: EL CULTIVO DE PALMA AFRICANA EN GUAPI MONOGRAFÍA PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE ANTROPÓLOGO IVAN DARIO MORA CARRILLO 473124 DIRECTOR JUAN JOSE VIECO UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA JUNIO DE 2010

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UN PROYECTO DE DESARROLLO A MULA Y MACHETE: EL CULTIVO DE PALMA AFRICANA EN GUAPIMONOGRAFÍA AUTOR: IVAN DARIO MORA CARRILLO. DIRECTOR: JUAN JOSE VIECO-UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA-FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS-DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA-2010

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UN PROYECTO DE DESARROLLO A MULA Y MACHETE: EL CULTIVO DE

PALMA AFRICANA EN GUAPI

MONOGRAFÍA PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE ANTROPÓLOGO

IVAN DARIO MORA CARRILLO

473124

DIRECTOR

JUAN JOSE VIECO

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS

DEPARTAMENTO DE ANTROPOLOGÍA

JUNIO DE 2010

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Tabla de contenido

Introducción 4

Parte I

Desarrollo en Guapi. Cultivos empresariales para salir de la pobreza 9

Antropología del desarrollo 9

Desarrollo rural y modernización de los agricultores 12

El desarrollo en el Pacifico: Construcción del Pacifico como

subdesarrollado 15

Antecedentes. Precariedad del desarrollo y recreación de idearios de

bienestar: Dos intentos fallidos del cultivo de palma 19

La primera etapa. Coadepal y el Proyecto Cauca No. 1 19

La segunda etapa. Asopalma 21

Proyecto de palma en Guapi. Cultivo empresarial para superar la pobreza

y desarrollar a los agricultores 25

Organización institucional del proyecto. Entidades y funciones 30

Parte II

Un proyecto de desarrollo a mula y machete: etnografía del cultivo de palma

africana en el Consejo Comunitario en Guapi Abajo 34

Un claro en el monte 35

Las familias palmicultoras 35

Lugares de habitación 37

Labores de siembra 46

Practicas económicas alternas al cultivo de palma 60

Relaciones laborales 68

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3

La oposición de las organizaciones sociales. Posiciones críticas de

reivindicación étnica. 72

Parte III

Análisis y conclusiones 78

Limitaciones

El espacio acuático 78

Desigualdad socioeconómica 81

Especializarse o vivir al diario 82

Transformaciones en marcha

Cultivos permanentes y delimitación de lotes 84

Compra de tierras 85

Autorreconocimiento de la pobreza 86

Polivalencia en la monovalencia 88

Bibliografía 92

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4

Introducción

El municipio de Guapi en la costa caucana ha sido declarado por el Gobierno Nacional

como municipio piloto para la erradicación de la pobreza en Colombia. Para lograr

dicho objetivo, se ha planteado un proyecto productivo para el cultivo de 15.000

hectáreas de palma africana en el consejo comunitario de Guapi Abajo.

La estrategia pretende, concretamente, generar desarrollo económico mediante la

introducción de un cultivo empresarial y establecerse como sustituto de los cultivos

ilícitos que vienen azotando a la región desde el año 1997 y que se han expandido desde

el 2002. Por último, se espera incorporar el municipio al Plan de Desarrollo de la

Cuenca del Pacifico.

Este proyecto se encuentra actualmente en su etapa inicial, que consiste en el cultivo de

700 hectáreas en territorios del consejo comunitario de Guapi Abajo, vinculando a 117

familias con una distribución de 6 hectáreas por familia. El proyecto se financia con

recursos de Finagro, en un crédito supervisado por un comité técnico y administrativo

que se encarga de su administración y en el cual los agricultores solo reciben recursos

en especie y en desembolsos semanales o quincenales para la realización de las labores

respectivas.

Este trabajo pretende construir una fotografía de ese proyecto, privilegiando la

experiencia diaria de las familias agricultoras en sus esfuerzos por levantar con mulas y

machetes y exponiendo la espalda al sol, la siembra de las 700 hectareas, con la genuina

expectativa de abrirse nuevos horizontes y mejorar sus condiciones de vida. Expone su

introducción en nuevos tipos de economía, que difieren de los propios, y que ponen

énfasis en conocimientos y practicas técnicas de la agricultura modernizada: semillas

hibridas, fertilizantes y agroquímicos y asistencia técnica en manejo integrado de fincas,

priorizando la producción para una economía de mercado.

Para este análisis, me ubico en la propuesta teórico metodológico de la antropología de

la modernidad, la cual toma al desarrollo como discurso, que en la vinculación de

conocimiento y poder, crea la realidad social y moldea las subjetividades. En ese orden

de ideas, el desarrollo, en tanto régimen de representación, se erige como único

paradigma posible y niega la posibilidad de alternativas basadas en las culturas locales.

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En este sentido es importante explorar como la región y en este caso el municipio de

Guapi y su población, son construidas como entidad desarrollable para la intervención

de proyectos de desarrollo planificados. Así, se explora como la economía local es

denotada por los planificadores del desarrollo en términos del uso inapropiado e

irracional que hace del territorio, caracterizado por los cultivos ilícitos y la extracción

maderera indiscriminada, y por la improductividad de las practicas económicas locales,

todo lo cual se establece como causante de la situación de pobreza que caracteriza la

zona. En respuesta, se plantea la introducción de un cultivo empresarial que

implementara el uso adecuado del territorio, generara empleo y mejorara las

condiciones de vida, además de incluir los conceptos de desarrollo viable y sostenible.

Tal como se argumente desde esta perspectiva teórica, las intervenciones del desarrollo

introducen conocimientos expertos y prácticas que generan transformaciones en las

culturas. Lo que se busca de parte del Estado y el capital, es la modernización de los

agricultores y su introducción en una economía de mercado. Sin embargo, esta

propuesta insiste en las adopciones, transformaciones, resistencias e hibridaciones que

las culturas locales logran hacer en respuesta a las intervenciones del desarrollo, y su

carácter activo, a pesar de sus limitaciones, en la reorientación y resignificacion de los

embates del capital. En este trabajo se evalúan estos temas, tomando la comunidad de

agricultores vinculados al proyecto como actores del desarrollo, en tanto que están

siendo incorporados dentro de un proyecto de desarrollo que introduce una agricultura

tecnificada en su economía.

Así pues, divido este trabajo en tres partes: en la primera presento la orientación teórica

y metodológica que se acabó de introducir, mostrando cómo funcionan los proyectos de

desarrollo rural integrado (DRI) en Colombia y los efectos reguladores que producen en

las economías campesinas. Posteriormente muestro el proceso de “invención” del

Pacifico colombiano en términos de la modernidad, y de cómo se define de manera

decisiva en “entidad desarrollable”, objeto de las más variadas intervenciones de parte

del Estado y el capital, para entrar finalmente a la era del desarrollo sostenible y la

diversidad étnica. Esto para mostrar los lineamientos que sigue este proyecto de palma.

Luego, sigo con la presentación de las dos experiencias pasadas de cultivo de palma en

Guapi, las cuales fracasaron en sus objetivos, pero generaron transformaciones en la

cultura y además recrearon una idea de bienestar material en la población involucrada.

Finalmente presento el marco gubernamental dentro del cual se sitúa el proyecto de

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palma y expongo la manera como los planificadores construyen la región en términos de

uso inapropiado del territorio e improductividad, con lo que se justifica la intervención

de un cultivo empresarial con alto impacto económico.

En la segunda parte entro en la presentación específica del proyecto de palma,

elaborando una etnografía sobre los agricultores vinculados al proyecto, sus lugares de

habitación, las modalidades de trabajo, y las formas de organización que se emplean en

cada una de las labores. Aquí presento como el cultivo de palma se alterna con otras

actividades económicas que garantizan la subsistencia, y que se desarrollan tanto en el

mismo espacio de la parcela de palma, como en otros espacios, ilustrando como la

movilidad sigue siendo estratégica en la economía local y como la gente no se introduce

aún en la especialización del cultivo de palma. En esta misma parte presento las

perspectivas críticas y de resistencia al proyecto de palma que se emiten desde las

organizaciones locales, las cuales advierten sobre los problemas ambientales, culturales

y económicos que trae consigo el monocultivo de palma.

En una última parte presento un análisis de los “datos” en orden a las limitaciones que

experimenta el proyecto, debidas a la desatención prestada a particularidades locales del

medio y la economía y también expongo una serie de transformaciones que se están

evidenciando, resultado de la introducción de conocimientos y practicas modernas que

difieren de las lógicas locales.

Por último expongo como la poliactividad característica de la economía local, aun no es

reemplazada por la dedicación a una sola actividad económica, debido principalmente a

que el proyecto de palma no es capaz de garantizar la subsistencia cotidiana.

Guapi es el principal municipio de la costa caucana y su cabecera municipal se ubica

sobre el rio Guapi a 9 kilómetros de su desembocadura en el océano Pacifico. Lo bañan

los ríos Guapi, Guajuí, Napi, San Francisco, Anapanchi, Yantin y Pilpe y se conforma

políticamente por 5 consejos comunitarios: Napi, San Francisco, Alto Guapi, Guajui y

Guapi Abajo, este último fue el escogido para desarrollar el cultivo de palma africana1.

Su población es predominantemente negra; las comunidades indígenas habitan

generalmente las cabeceras de los ríos y quebradas y la población paisa predomina en la

1 El territorio que abarca este consejo comunitario es de 55.791 hectáreas, de las cuales 15.000 resultaron aptas para el cultivo, según estudios de Corpoica.

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cabecera, donde controlan las actividades comerciales2. Las principales actividades

económicas son de subsistencia con bajos ingresos y comprenden la agricultura, la

pesca comercial en el mar y los esteros y de subsistencia en ríos y quebradas, así como

la minería y la extracción maderera.

Este trabajo se realizó entre la cabecera municipal y el caserío Las Parcelas, principales

lugares de habitación de las familias agricultoras, aunque se resalta el trabajo realizado

en el caserío, ya que allí pase la mayor parte del tiempo en campo. Este caserío se ubica

al interior del bosque y representa el poblado más cercano a los territorios de la

plantación. Con las familias que habitan sus 18 casas fue con las que más establecí

relación y de cuya cotidianidad y trabajo este texto es resultado. De entre ellos doy

especial agradecimiento a la familia de Henry Sinisterra y Linda Nieves, quienes

estuvieron siempre dispuestos a colaborarme y ofrecerme las mejores atenciones.

El trabajo de campo lo realicé durante dos temporadas, distribuidas de abril a junio y de

septiembre a octubre del año pasado. Debo resaltar aquí que la facilidad de acceso que

tuve hacia los protagonistas de este trabajo, las familias agricultoras, estuvo mediada en

gran medida por los funcionarios de Corpoica y por don Tomas Obregón, quienes me

recibieron gratamente y estuvieron siempre dispuestos a colaborarme en mi

investigación. Desde el primer día me ofrecieron todo lo necesario para movilizarme al

territorio de la plantación, y me presentaron formalmente con los agricultores. Debo

expresar mi agradecimiento a ellos y a los agricultores ya que mi trabajo de campo no

tuvo ningún inconveniente mayor.

Metodológicamente, este trabajo priorizó la documentación de información de primera

mano, a partir de la observación directa de las realidades sociales. Diariamente

acompañaba a los agricultores a sus parcelas, en donde observaba las jornadas de

trabajo y entablaba valiosas conversaciones o diálogos informales que registraba en el

diario de campo. Allí también podía realizar algunas entrevistas semiestructuradas,

aunque esto no fue muy común.

La herramienta de la entrevista semiestructurada, la utilice para conocer las diferentes

perspectivas en torno al proyecto de palma, y sobretodo las de las organizaciones

2 Entre finales de 1980 y principios de 1990 se produce una importante inmigración de la colonia paisa hacia Guapi, ocupándose en el comercio en la cabecera (Agudelo 2004: 291)

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locales y también para conocer la historia de las experiencias pasadas de cultivo de

palma, de boca de sus protagonistas.

Una tercera herramienta fue la recolección y análisis del material documental disponible

en la oficina de Corpoica, fundamentalmente textos que contenían información sobre el

funcionamiento del proyecto, su organización institucional y el conjunto de entidades

involucradas, informes sobre el estado y desarrollo del proyecto donde se evidenciaban

las limitaciones y los problemas que enfrenta así como información importante sobre las

familias agricultoras, sus ocupaciones y fuentes de ingresos, sus condiciones de vida y

otro tipo de datos que hubiera sido bastante difícil recoger mediante observación directa

o relatos informales. También se utilizó esta herramienta para conocer la perspectiva de

las organizaciones locales que se oponen al proyecto de palma.

El trabajo propone una mirada sobre el cultivo de palma en Guapi, pero advierte una

importante limitación, ya que solo da cuenta de un proceso inicial de siembra. Para

analizar el proceso de manera completa sería necesario observar e investigar las etapas

de la producción y comercialización, algo que solo será posible en un futuro.

Por último, es importante recordar que este trabajo se sitúa en la propuesta teórica de la

antropología del desarrollo, por lo que el foco a través del cual se filtró la realidad

social, fue el de rastrear los procesos mediante los cuales estos agricultores, portadores

de conocimientos y prácticas propias relacionadas con la economía, adoptan, resisten,

resignifican o hibrdizan una lógica económica distinta. Pone énfasis en la forma como

se vinculan a la modernización por medio de la aplicación de una agricultura

tecnificada, transmitida por el conocimiento experto de los técnicos agrónomos del

desarrollo y de cómo esperan alcanzar mejores niveles de vida.

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Parte I

Desarrollo en Guapi

Cultivos empresariales para salir de la pobreza

Para la elaboración de este trabajo me ubico en la perspectiva teórico-metodológico de

la antropología de la modernidad. Sitúo el cultivo de palma como proyecto de

desarrollo, el cual construye, en orden a unos conocimientos sobre la improductividad y

el uso inadecuado de los territorios, una región atrasada y menos desarrollada, para

luego proponer un cultivo empresarial como respuesta a esa condición. El proyecto de

palma sigue los lineamientos de los programas de desarrollo rural integrado elaborados

por el Banco Mundial, los cuales, como se verá, pretenden modernizar a los agricultores

e introducirlos en la economía de mercado, la cual se instituye como fuente de bienestar.

Antropología del desarrollo

Según consta en la cartilla informativa del proyecto, realizada por Corpoica:

“El municipio de Guapi a través de su historia ha venido sufriendo por falta de

proyectos e inversiones sociales que apunten al desarrollo económico de sus

pobladores, por tal motivo la Alcaldía Municipal a través de su gestión y por petición

de la comunidad, llevó al Gobierno Central la idea de desarrollar en este Municipio un

Proyecto Palmero que generará un desarrollo social y económico para esta región”

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El párrafo gira en torno a una sólida idea, la cual se constituye como fuente de todos los

años de historia durante los cuales el municipio ha venido sufriendo: El desarrollo y en

este caso particular, la ausencia del desarrollo.

Hoy nadie pone en duda dicha urgencia, y las imágenes más comunes que se refieren a

la región del Pacifico, como atraso y pobreza, contribuyen a consolidarla como certeza

en el imaginario social. El desarrollo condiciona nuestra forma de ver y actuar sobre la

realidad.

Sin embargo, el concepto del desarrollo, en tanto “fuerza directriz del pensamiento y la

conducta” (Esteva 2000: 71) debe comprenderse como experiencia histórica singular,

como construcción que dio inicio en un momento determinado de la historia, y como

resultado de un proceso social y unas condiciones que le dieron forma. Solo así

podemos llegar a sustraerlo de esa envoltura de universalismo que nos impide pensar en

otros términos.

En efecto, el desarrollo surge en la década que siguió a la Segunda Guerra Mundial

como parte de un proceso en el cual el Occidente industrializado buscaba redefinir y

consolidar su posición en el mundo, para lo cual se hacía necesario extender al resto del

mundo no industrializado las características de estas sociedades “avanzadas”:

urbanización, tecnificación de la agricultura, rápido crecimiento de la producción

material y los niveles de vida y adopción generalizada de la educación y los valores

culturales modernos (Escobar 1998: 20). A partir del discurso de posesión del

presidente Harry Truman en Enero de 1949, se inventaron los conceptos monolíticos del

“Tercer Mundo” y del “subdesarrollo”, y se constituyeron como condición indigna,

obstáculos y amenazas no solo para los mismos países subdesarrollados, sino para su

contraparte desarrollada. Tal como lo ilustra Esteva, “el subdesarrollo empezó el 20 de

enero de 1949. Ese día, dos mil millones de personas se convirtieron en

subdesarrolladas (…) dejaron de ser lo que eran, en toda su diversidad, y se

metamorfosearon en un espejo invertido de la realidad de otros” (Esteva 2000: 69).

La misión del mundo desarrollado, en estos términos, consiste en orientar sus esfuerzos

para brindar a ese mundo subdesarrollado todo el acervo de conocimientos técnicos y

científicos propios de la sociedad moderna, como única alternativa de esos pueblos para

superar dicha condición. Era necesario adoptar el modelo de las sociedades

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industrializadas si se quería avanzar hacia la prosperidad y el progreso, y erradicar del

mundo la pobreza y la marginación.

Sin embargo, después de 50 años de aplicación de este modelo al los países del llamado

Tercer Mundo, la evidencia histórica demuestra su rotundo fracaso en los problemas

que supuestamente pretendía resolver o erradicar y por el contrario, fue responsable

directo de su extensión y empeoramiento. Así, “las expectativas de un progreso

acumulativo, ilimitado y universal implícitas en el discurso desarrollista comienzan a

resquebrajarse” (Viola 2000: 17), dando como respuesta el replanteamiento de la idea

del desarrollo, y la aparición de críticas orientadas a pensar alternativas al mismo.

La nueva corriente del pensamiento propone, desde la antropología3, pensar el

desarrollo como discurso, que desde los postulados de Michel Foucalt, vincula la

producción de conocimiento con sistemas de poder reguladores, creando la realidad

social (Escobar 1998, 1999). En efecto, ya que el discurso producido en un sistema

mundial donde occidente tiene dominio sobre el Tercer Mundo esta corriente permite

pensar “los mecanismos mediante los cuales un determinado orden de discurso produce

unos modos permisibles de ser y pensar al tiempo que descalifica e incluso imposibilita

otros” (Escobar 1998: 29). Este discurso, entonces, produce todo un conjunto de

conocimientos acerca del Tercer Mundo, para intervenirlo y ejercer poder sobre él. Así,

se construye un Tercer Mundo a base de representaciones reduccionistas como la

sobrepoblación, la amenaza permanente de la hambruna, la pobreza y el analfabetismo

(Escobar 1998: 35), los cuales fundamentan la necesidad que tiene el mundo

subdesarrollado de aceptar el discurso desarrollista como única alternativa para

enfrentar dichos problemas. Un desarrollo que está vinculado estrechamente con el

orden moderno y su particular visión del mundo, en la cual la preponderancia de la

3 Respecto a la relación de la Antropología y el desarrollo, han sido identificadas dos corrientes o

tendencias distintas. La antropología para el desarrollo se propició por el fracaso de los enfoques verticalistas de orientación económica. En este sentido creció significativamente la importancia de relacionar la cultura con el desarrollo y se aceptó que los pobres rurales debían participar activamente en los programas de desarrollo, si se pretendía que estos alcanzaran resultados positivos. Esta tendencia abogó siempre por la alternativa según la cual se debía transformar la práctica del desarrollo desde adentro, conforme su política de intervención. Tal vez uno de los temas más discutibles de la antropología para el desarrollo, es el hecho de que no cuestiona la necesidad general del desarrollo, sino que lo toma como su marco de referencia. Por el otro lado, la antropología del desarrollo, la cual tomo como referencia en este trabajo, sigue lineamientos diferentes, como se verá. Básicamente cuestiona la noción misma del desarrollo volviéndolo exótico y problemático, para lo cual los investigadores se proponen examinar los fundamentos del desarrollo y la forma como ha sido entendido en la historia.

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economía como esfera autónoma regula toda la vida humana, y donde la ciencia y los

conocimientos expertos han sido privilegiados.

Es fundamental entonces entender al desarrollo como régimen de representación, en el

cual las identidades y las subjetividades son construidas por el discurso y donde las

personas llegan a reconocerse a sí mismas como “desarrolladas” o “subdesarrolladas”.

De igual manera, este régimen descalifica otros tipos de subjetividades y sistemas de

conocimiento y de ver el mundo (Escobar 1998). En estos términos, la propuesta “aboga

por el retorno a la cultura, en particular a las locales, en el análisis crítico del desarrollo”

(Escobar 1998: 38).

Por último, en la propuesta del retorno a la cultura no debe leerse una división

dicotómica simple entre cultura pura/modernización, sino que es fundamental

comprender como los procesos de globalización que introducen el discurso del

desarrollo, son apropiados, resistidos, transformados e hibridizados por parte de las

culturas locales. El manifiesto de Escobar invita a pensar como “ni siquiera la

globalización esta borrando de la faz de la tierra las especificidades del lugar4. Estas

se reconvierten, resisten o se recombinan con otros elementos llegando a producir una

gama de configuraciones impresionantes” (Escobar 1999: 29)

Desarrollo rural y modernización de los agricultores

Tal como hemos visto, el objetivo primordial del desarrollo es la transformación total de

las sociedades del mundo subdesarrollado en ejemplos modernos de sociedades

industriales: la homogenización de un mundo muy diverso en un mismo modelo

normalizado en el cual se privilegia la aplicación de la ciencia y la tecnología por medio

del conocimiento experto. En términos del desarrollo rural, esto implica la

modernización de la gente del campo, es decir, su integración a una economía moderna,

la tecnificación de su proceso productivo y su conversión en empresarios (Escobar

1999).

Así, el Desarrollo Rural, concebido e impulsado en Colombia por el Banco Mundial,

contempla medidas para incrementar la producción de pequeños agricultores mediante

el suministro combinado de créditos, asistencia técnica, insumos agrícolas e

4 Escobar utiliza la categoría de Lugar como concepto central en su propuesta critica del posdesarrollo y la define como: “espacio de prácticas culturales, económicas y ecológicas de alteridad a partir de las cuales se pueden derivar estrategias alternativas de desarrollo y sostenibilidad” (Escobar 1999: 29)

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infraestructura básica, con el fin de insertarlos en la economía de mercado. Según el

Banco Mundial, se debían reconocer aspectos puntuales como la transferencia de gente

de la agricultura de baja productividad a ocupaciones más rentables y la movilización de

fuerza de trabajo, tierra y capital para reducir la pobreza y mejorar la calidad de vida.

(Escobar 1999: 66) En su estrategia, se articularon un componente de producción, un

componente de programas sociales y un componente de infraestructura5. El primero

contemplaba medidas como el desarrollo y transferencia de tecnologías apropiadas para

incrementar la producción y la productividad, un programa de crédito a los usuarios, la

capacitación de los campesinos en “manejo integrado de fincas” que suponía la

programación técnica de todos los aspectos de producción, “la explotación racional de

los recursos del suelo y del agua” con medidas como la reforestación y la acuicultura y

una capacitación para el mercadeo y la comercialización con el fin de que los

agricultores controlaran los riesgos financieros propios de la economía de mercado. Un

segundo componente comprendía programas en salud y educación para elevar el nivel

de vida en las zonas rurales y el tercer componente incluía construcción de carreteras,

electrificación y acueductos (Escobar 1998: 267-268). En síntesis, según Escobar, la

intervención “consideraba al cambio tecnológico como la piedra angular de una

estrategia de fortalecimiento de la producción” y agrega que “lo que estaba en juego,

como siempre, era la modernización de las prácticas campesinas a través de su

capitalización simbólica y económica” (1998: 272).

Lo importante aquí es resaltar como estos programas de desarrollo rural introducen todo

un conjunto de conocimientos y prácticas nuevas que difieren de aquellas que han

construido las comunidades locales hacia las cuales se dirigen. Así, siguiendo a

Escobar:

“El concepto del DRI (Desarrollo Rural Integrado) era un mecanismo regulador: los

agricultores tenían que adoptar un “paquete tecnológico” (semillas mejoradas,

fertilizantes, control químico de plagas), especializarse en la producción de ciertos

cultivos (normalmente, no más de tres, en una subregión dada, y a menudo solamente

uno o dos), seguir una disposición rígida de las parcelas, preparar planes detallados de

producción, mantener registros y llenarlos periódicamente, organizarse para

5 Aquí me refiero concretamente a la primera fase del programa de Desarrollo Rural Integrado (DRI) aplicado en Colombia por parte del Banco Mundial, entre 1976- 1981. Este proceso es descrito por Escobar (1998).

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mercadear los cultivos y así sucesivamente. Estas prácticas diferían mucho de las que

los campesinos de diversas regiones acostumbraban a seguir, entre las cuales estaban

el abono y control de plagas orgánicos, la producción no especializada (las parcelas

tradicionales mostraban una mezcla de cultivos comerciales y de autoconsumo, árboles

frutales y especies animales menores); la producción básicamente para el

autoconsumo; el uso menos intensivo de la mano de obra familiar y mas intensivo de

los recursos de la finca” (Escobar 1998: 276-277).

Tal implementación de modelos ajenos a las lógicas productivas locales, traen consigo

efectos perjudiciales para la sustentabilidad de esas economías locales. Según Viola

(2000), estos modelos de modernización agrícola bien pueden denominarse como

marcadamente “anti campesinos”, y se fundamentan en una serie de prejuicios entre los

cuales resalta “el prejuicio favorable hacia las grandes explotaciones agroexportadoras,

percibidas como un equivalente rural de la industrialización; por no mencionar el

prejuicio sobre los propios campesinos, percibidos habitualmente como atrasados,

retrógrados e improductivos” (Loker, 1996: 75, citado por Viola 2000: 48). Como

resultado, argumenta Escobar, “los programas de desarrollo rural y la planificación del

desarrollo en general han contribuido no solamente a la creciente pauperización de los

pobladores rurales, sino también a agravar los problemas de malnutrición y hambre”

(Escobar 1999: 69). A esto habría que sumarle un conjunto de graves secuelas como la

peligrosa dependencia de las unidades domésticas del campo respecto a los proveedores

de insumos y créditos y respecto al mercado y sus fluctuaciones de precios, la gradual

intensificación de la producción y la consecuente desaparición de barbechos y

descansos hasta la sobreexplotación del suelo (Viola 2000). Asimismo, se ha

comprobado que el paquete tecnológico, formado por semillas híbridas, fertilizantes

químicos y herbicidas no han tenido los efectos milagrosos que prometieron y en

cambio han contribuido a la erosión del suelo y la proliferación de intoxicaciones o

enfermedades relacionada con la ingestión de agroquímicos. (Viola 2000: 49). Por

último, no hay que olvidar que estos programas implican el encuentro de racionalidades

distintas, representadas por el conocimiento local y su lógica económica, y el

conocimiento experto que traen consigo los técnicos agrónomos. Debido a que se trata

de sistemas de conocimiento distintos, estos entran en conflicto y el conocimiento local

puede ser percibido como “obstáculo al desarrollo”, lo que conduce a su menosprecio.

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Frente a esto se vuelve necesario encaminarse hacia la búsqueda de modelos

alternativos en los cuales no se desconozca el conocimiento local y se valore, entre otras

cosas, la diversificación de los cultivos y variedades para minimizar los riesgos. Tal

como argumenta Esteva, “no es fácil, por ejemplo, quebrar la fidelidad a los cultivos

comerciales o renunciar a la adicción al crédito o a los insumos industriales, pero los

policultivos ayudan a regenerar tanto la tierra como la cultura, proporcionando con el

tiempo una mejora de la nutrición” (Esteva 2000: 94).

El desarrollo en el Pacifico: Construcción del pacifico como subdesarrollado

A lo largo de su historia, el pacifico colombiano ha atravesado varias etapas que han

configurado las distintas visones construidas alrededor suyo. Estas representaciones del

pacifico, principalmente, han respondido a los intereses de las élites andinas, así como a

los requerimientos del capital transnacional. Primero como gran despensa natural,

fuente de materias primas y riquezas a la espera de ser explotadas por agentes foráneos,

luego como región que debe ser desarrollada e integrada al país y al comercio

internacional, para entrar, finalmente, a la era conservacionista del desarrollo

sustentable, en la cual se ubica actualmente.

El Pacifico no entró a la era del desarrollo sino tardíamente, en la década de los ochenta

y como parte de un nuevo discurso en el cual la región se configura como lugar

privilegiado para integrar al país a la cuenca del pacifico. Durante toda su historia

pasada, el pacifico se integró a los mercados extrarregionales por medio de un modelo

económico: la economía extractiva, la cual ha imperado en esta región durante más de

tres siglos (Leal y Restrepo 2003). Primero como resultado de la insaciable demanda

europea del oro durante la colonia, la cual estableció la configuración espacial de la

región alrededor de los entables mineros en los cursos medios y altos de los ríos

(Restrepo 1998: 29). Luego, después de abolida definitivamente la esclavitud y de

iniciarse un modelo de poblamiento diferente, se inician otro tipo de actividades

extractivas impulsadas igualmente por procesos exógenos a la región. Aquí se ubican, a

finales del siglo XIX y principios del siglo XX, la demanda internacional de la tagua

para la fabricación de botones y a partir de la segunda mitad del siglo pasado, la

explotación de maderas blandas y duras para la construcción. Durante los años

cincuenta y sesenta se explotó la corteza del mangle rojo y más tardíamente, durante los

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ochenta se inició un auge del cogollo de la palma del naidí, (Leal y Restrepo 2003).

Estos procesos económicos, caracterizados todos por responder a un mismo modelo de

economía extractiva, y sujetos a los avatares de una economía de auge y depresión

(Whitten 1992), estaban soportados en la misma representación del pacifico colombiano

como “una gran despensa”, una fuente de riquezas naturales que debían ser explotadas

para sustentar económicamente al resto del país y a los mercados europeos y

norteamericanos (Leal y Restrepo 2003).

Si bien el desarrollo se había iniciado desde finales de los años cuarenta del siglo

pasado, y su intervención en Colombia no se hizo esperar6, el pacifico seguía

profundizando su situación de “periferia” y ante el Estado aparecía como “tierra de

nadie”, lo cual se materializaba en la figura jurídica del baldío7 (Restrepo 1998: 10). El

modelo extractivista, como hemos visto, representaba la más burda expresión del

capital, y se sustentaba en esa noción del pacifico como lugar inhóspito y fuente

inagotable de recursos.

Para que la incursión del desarrollo fuera posible en esta región inhóspita y periférica

del territorio nacional habría primero que “inventarla”, en términos de la modernidad.

Al respecto, nos expone Pedrosa: “Para que el Pacifico colombiano sea convertido en

una región de desarrollo planificado y en un área de interés para la modernización

intensiva, ha sido necesario designarla previamente como una región homogénea y

unilateralmente tradicional, atrasada, marginada y subdesarrollada (…) con esta

designación se declara la necesidad de una transformación geográfica y cultural

mediante una empresa de desarrollo planificado”. (Pedrosa 1996: 68)

Era necesario, agrega Pedrosa, establecer una situación de desequilibrio entre la región

y el resto del país que lo circunda, en términos de atraso/desarrollo, tradicional/moderno

y nación marginada/nación integrada. Mediante la previa consagración de la

marginalidad y el atraso del pacifico en la conciencia colectiva, se volvía imprescindible

6 La invención del desarrollo en Colombia comienza desde muy temprano, con la visita de la “Misión Currie” entre el 11 de julio y el 5 de noviembre de 1949. La Misión estaba patrocinada por el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento y su propósito era plantear un programa comprehensivo de desarrollo para nuestro país (Escobar 1986: 13) 7 La figura jurídica del baldío, imperante para el pacifico antes de la Ley 70 de 1993, invisibilizaba a los miles de pobladores que desde hacía siglos habitaban estas selvas y ríos, y promovía el modelo de las concesiones territoriales que hacia el Estado a nacionales y extranjeros para la libre explotación de sus recursos, principalmente mineros y forestales. Con esto, el Estado buscaba impulsar la incorporación de estos territorios al desarrollo nacional, basado en el presupuesto de que solo la colonización foránea podía sacar a la región de su atraso.

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17

que el Estado, junto con los empresarios y la cooperación internacional acudieran a la

tarea de desarrollar el pacifico e integrarlo al resto del país. (Pedrosa 1996)

Igualmente importante es resaltar aquí las condiciones coyunturales que volvieron

necesario volcar la mirada sobre la región pacifica para desarrollarla. El creciente

dinamismo económico de la vertiente asiática de la cuenca del pacifico ha resignificado

al Pacifico como el “mar del Siglo XXI”. Esto ha llamado la atención sobre la posición

geoestratégica que posee esta costa colombiana como plataforma para integrar al país a

la cuenca del pacifico. Es en Asia donde se encuentran los principales productores de

palma africana en el mundo8. Y el interés de los industriales, estimulados por el Estado,

es convertir a Colombia en uno de los más grandes productores del mundo. En síntesis,

argumenta Pedrosa: para “aprovechar su posición central en la costa americana del

Pacifico – la más extensa existente entre los dos polos- se hace necesario convertir el

Pacifico colombiano en un corredor de “tráfico intenso de bienes y servicios” y de esta

manera involucrarse en una red compleja de intercambios tanto pan-pacíficos como

trans- pacíficos” (Pedrosa 1996: 72).

Dicho proceso se materializó en la década de los ochenta, durante el gobierno de

Belisario Betancur y con la formulación del Plan de Desarrollo Integral para la Costa

Pacifica (Pladeicop). Así, el desarrollo del pacifico se emprendió desde la planificación

e implicaba la concentración de los expertos del desarrollo en las nuevas instituciones

del Estado (Pedrosa 1996: 84), con el compromiso de los sectores empresariales de

convertir a la región en una réplica de las potencias comerciales del pacifico asiático

(Pedrosa 1996: 88).

En la década siguiente, debido a la inocultable crisis del desarrollo y del capital,

reflejada a su vez en una crisis mundial de la naturaleza (la acelerada destrucción de las

selvas húmedas tropicales) irrumpe en la escena internacional los discursos de la

biodiversidad y de lo biológico como hecho social global (Escobar y Pedrosa 1996: 17).

Como resultado surge una nueva versión del desarrollo, presentada en las formas de

capitalismo verde o desarrollo alternativo: el desarrollo sostenible. Respecto al pacifico

colombiano, es importante recordar, junto con Escobar y Pedrosa que “la doble crisis

de desarrollo y naturaleza sitúa los bosques húmedos tropicales en un lugar de

8 Malasia e Indonesia controlan el mercado mundial de aceite de palma. Colombia se encuentra en el quinto lugar tanto en la producción mundial como en la superficie destinada al cultivo

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18

importancia estratégica de la geopolítica mundial” (1996:18), ya que contiene los topes

más altos de biodiversidad. Es así que organizaciones multilaterales del Norte,

principalmente el Banco Mundial, inventan una nueva versión de esta región como

banco genético por su biodiversidad y endemismo y comienzan a exigir por parte del

gobierno central la protección de su patrimonio genético. Desde ese momento, para

negociar cualquier financiamiento de un proyecto de desarrollo con la cooperación

internacional, este debe contemplar ese énfasis conservacionista del desarrollo

sostenible. Planes como el Plan Pacifico para el desarrollo sustentable, el Proyecto

Biopacífico para la conservación de la Biodiversidad o el Plan de Acción Forestal de

Colombia (PAFC) son claros exponentes de la nueva versión (Pedrosa 1996)

Igualmente, la década de los noventa fue testigo de una nueva reconfiguración del

Pacifico colombiano como territorio afroindígena, conforme a la generación de una

nueva constitución política que reconoce la diversidad cultural (Pedrosa 1996: 87).

Ahora el Pacifico era significado como territorio biodiverso habitado por comunidades

negras e indígenas y con derechos propios sobre sus territorios, estableciéndose así la

necesidad de incluir estas dos variables en cualquier proyecto de desarrollo que se

quisiera implementar en la región. El Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010, dentro

del cual se incluye el Proyecto palmero en el consejo comunitario Guapi Abajo, tal

como se puede rastrear en sus líneas, se ubica dentro de esta nueva versión del

desarrollo.

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Antecedentes. Precariedad del desarrollo y recreación de idearios de bienestar en

la comunidad.

Dos intentos fallidos del cultivo de palma

El cultivo de palma africana en Guapi ya se había realizado en dos ocasiones. Las dos

experiencias, una en 1965 y la otra en 1982, fueron impulsadas por el Incora, hoy

Incoder y resultaron intentos fallidos ya que no se logró procesar ni comercializar

adecuadamente la producción. Los detalles de estas dos experiencias pasadas son

difíciles de reconstruir debido a que se encuentran en la historia oral de los agricultores

que participaron en dichos proyectos. Respecto a la experiencia de 1965 llamada

Proyecto Cauca No. 1, si existe una investigación basada en entrevistas a los

agricultores y funcionarios protagonistas.

La primera etapa. Coadepal y el Proyecto Cauca No. 1

El trabajo realizado por Jesús Grueso y Arturo Escobar (1996) retrata bien la

experiencia de los años sesenta en Guapi, ubicándola dentro del modelo del

cooperativismo en Colombia, el cual, según constatan, recreaba una idea de bienestar

entre los agricultores y una posibilidad de progresar, aunque estos nunca llegaran a

apropiarse realmente de aquella cooperativa.

Estos ensayos cooperativos se argumentaron institucionalmente por el bajo desarrollo

de la producción y la poca circulación de mercancías. Así, durante los años sesenta se

estableció en Guapi la Cooperativa Agrícola del Pacifico (Coadepal) por parte del

Incora y dentro del Proyecto Cauca No. 1. El Incora era el mayor accionista de

Coadepal, y los aportes económicos de los socios agricultores fueron mínimos, por lo

que estos nunca llegaron realmente a apropiársela. Las dos instituciones, vistas como

una sola por los agricultores, expandieron la frontera económica a través de tres

prácticas: el reconocimiento de la propiedad privada rural por medio de la titulación de

predios “baldios” a favor de los pobladores locales9 (aunque contrariando la tradición

9 El proyecto se inició en el municipio de Guapi, vinculando 25 usuarios en la zona del Aeropuerto y el Encerrado. Cada usuario sembró aproximadamente 12 hectáreas para un total de 300 hectáreas. En ese mismo periodo, promovido también por el Incora, se sembraron 15 hectáreas en Timbiqui y otras 15 en López de Micay, y se esperaba procesar la producción de estas 30 hectáreas en Guapi. (Información suministrada por Silvio Sinisterra, ex funcionario del incora)

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local respecto a la tenencia de la tierra, la cual considera un uso comunal de los

espacios), el financiamiento de un sistema de crédito supervisado para fomentar el

cultivo del coco y la palma africana y la experimentación con el modelo asociativo del

cooperativismo (Grueso y Escobar 1996).

Al momento de ser aprobado el crédito, el Incora ordenaba los desembolsos a Coadepal,

los cuales se entregaban en su mayoría, en forma de especie a los agricultores. Estas dos

instituciones, a través de supervisores e instructores habían capacitado a los agricultores

para que hicieran buen uso de los insumos. Enseñaban también un conjunto de

conocimientos y prácticas modernas sobre los cultivos que encontraron resistencia por

parte de los agricultores. El sistema seriado de tres bolillos para sembrar, no era

asimilado localmente ya que no se entendía porque se desperdiciaba tanto espacio (9

metros entre cada palma). Igualmente los pesticidas, fertilizantes y semillas fueron

sujetos a interpretaciones y usos locales distintos a los que se enseñaban por medio del

Incora (Grueso y Escobar 1996). Se evidenció un choque entre prácticas agrícolas

distintas, en el cual el conjunto de conocimientos y prácticas impartido por los técnicos

del Incora, aunque trasmitidos de manera vertical y prevaleciendo sobre el nativo,

fueron asumidas de maneras particulares de acuerdo con los usos locales.

Importante resaltar aquí el impacto cultural que tuvo este ensayo de cultivo de palma

basado en el modelo del cooperativismo. Según los autores: “Como los programas de

desarrollo rural integrado en los cuales se inspiran, la tecnología de planificación de

fincas, por ejemplo, actúa como un mecanismo de transformación de las culturas”

(Grueso y Escobar 1996: 106). De esta manera, el nativo comienza a confiar en la

necesidad de capacitarse en el “conocimiento técnico” para salir adelante y superar el

estado de ignorancia en el cual se encontraba. Las prácticas agrícolas también se

modifican, tal como se expuso cuando hablamos del desarrollo rural integrado (p.12-

15.).10

. Esa lógica económica de la polivalencia (Restrepo 1996), que consiste en la

práctica itinerante y complementaria de distintas actividades económicas a lo largo del

año, es reemplazada por una lógica de la uniformidad en la cual los esfuerzos se dirigen

hacia la productividad de una sola actividad. No obstante, afirman los autores, sigue

10 Por ejemplo, las granjas experimentales que montaron los técnicos del Incora, no se correspondían con las formas locales de construcción de las fincas. Algo que se expresa muy bien en el empleo del alambre de púas para encercar el predio. Así lo pude evidenciar cuando visite las antiguas instalaciones del Incora en Bonanza, uno de los territorios del actual proyecto. Este practica ligada a la agricultura “tecnificada” y “racional”, no se emplea localmente en las parcelas de los agricultores.

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existiendo una cultura local de la tierra, a pesar de los embates de la agricultura

moderna, y que además se “hibridiza” con ella:

“Continua existiendo en los ríos del Pacifico otra cultura de la tierra (…) (no se)

abandonan completamente las parcelas lejanas, que continúan visitando así sea con

menor frecuencia. A la tierra trabajada se la conoce no solo como tecnificada sino

como beneficiada (…) esta concepción “tradicional” parece estar entonces

hibridizándose con las concepciones modernas introducidas por los técnicos (Grueso y

Escobar 1996: 107).

Como se dijo al principio, el proyecto fracasó debido a varias razones. Según

argumentan estos autores, basados en la opinión de ex funcionarios del Incora y de

intelectuales locales, se debió a las “grandes limitaciones estructurales con que se

establecen las intervenciones institucionales”. Ya que los aportes de los agricultores

fueron siempre exiguos para subsidiar la cooperativa y esta dependió económicamente

del Incora, la cooperativa nunca fue autosuficiente y los agricultores no tuvieron

participación en las decisiones (pág. 101). Cuando la reestructuración del Incora

trasladó la administración del proyecto a la zona andina (Popayán), los nuevos

administradores condenaron a Coadepal a dejar de recibir recursos. La nueva situación

exigía financiar el proyecto con recursos de los agricultores pero para que estos fueran

suficientes se debía transformar e industrializar la materia prima en la región, para

generar rentabilidad. Ello solo sería posible con la construcción de una planta

extractora, la cual, según afirma Silvio Sinisterra, antiguo funcionario del Incora, “no se

instaló, pues un ingeniero agrónomo conceptuó que la variedad sembrada tenía muy

bajo rendimiento de aceite y por otra parte la compra de la planta y el montaje eran muy

altos. Por lo anterior toda la producción de las 300 hectáreas se perdió”.

La segunda etapa. Asopalma

Un segundo intento se ejecutó en 1982, también a la cabeza del Incora. Este proyecto

tenía el objetivo de dar ocupación a desplazados, por lo que muchos de sus usuarios

provenían de otros lugares del pacifico sur, especialmente de Nariño11

. Se sembraron

11 Información suministrada por Don Tomas Obregón, actual agricultor del proyecto, quien también participo en la experiencia de 1982 y Silvio Sinisterra.

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258 hectáreas por 43 agricultores, los cuales se agruparon en una asociación de

palmicultores llamada Asopalma. Los usuarios foráneos compraron las tierras, 6

hectáreas cada uno, y construyeron un asentamiento de 23 casas al interior del bosque

(el caserío “Las Parcelas”) lo cual se oponía al patrón de asentamiento rural al borde de

los ríos (Restrepo 1996; Oslender 1999; West 2000). Las tierras para el cultivo de palma

estaban distribuidas en la Bocatoma con 48 hectáreas, en el Encerrado 36 hectáreas y en

las Parcelas, Bonanza y la quebrada Temuey 174 hectáreas, territorios que hacen parte

del actual proyecto de palma.

Según Don Tomás Obregón, agricultor del proyecto actual y quien fuera el

representante legal de Asopalma en la etapa a la cual nos referimos, el fracaso del

proyecto se atribuye al abandono estatal. El gobierno, asegura, “nos dejos solos y sin

recursos”, por lo que se vieron en la necesidad de contratar el montaje de la planta

extractora con una empresa privada. Cuando se logró instalar el principal medio de

producción, la palma estaba muy afectada debido a la falta de recursos para su

mantenimiento y la producción se perdió una vez más. Hoy se pueden ver los residuos

de aquella planta extractora, las partes que no fueron robadas o consumidas por la

implacable acción de la naturaleza.

Respecto a los agricultores de este proyecto, la regla general, a excepción de 13

personas que actualmente vuelven a intentar el cultivo, fue la dispersión y el abandono.

“Los antiguos cultivadores, unos se murieron, otros se fueron, otros están en el Nariño,

otros se fueron pal interior, entonces pues no continuaron (…) algunos mantienen su

tierra ahí y otros la vendieron… las tierras se abandonaron”12

.

De la lectura de estas dos experiencias pasadas se pueden encontrar elementos

importantes que contribuirán al análisis de la tercera y actual etapa del cultivo de palma.

En primer lugar resalta en ambas experiencias el problema del abandono estatal y de la

precariedad de su apoyo financiero para impulsar a los agricultores. Estos nunca

lograron la independencia económica de las entidades que promovían el cultivo y

manejaban los recursos y cuando estos recursos dejaron de suministrarse, los

agricultores simplemente no lograron continuar con el proceso. El éxito de estas

asociaciones de agricultores dependía de la generación de recursos propios para dirigir

12 Don Tomas Obregón

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realmente y de manera autónoma los proyectos. Pero esto nunca se logró, lo cual

constata “la precariedad del aparato del desarrollo en el Pacifico” (Pedrosa y Escobar

1996: 102).

Por otro lado, contradictoriamente, si bien ambas experiencias fracasaron en los

objetivos que pretendían alcanzar, si lograron recrear en la población involucrada una

idea de bienestar, progreso y asenso social. Si se tienen en cuenta los móviles que llevan

a las personas a participar en estos proyectos, los cuales se acercan más al deseo de

consumir ciertos bienes de prestigio identificados localmente, que a cambios

estructurales en las condiciones de vida, se comprende la contradicción. El bienestar se

materializa en aspectos particulares como los títulos sobre las tierras, la modificación de

los materiales de construcción de las casas (se techaron las casas con zinc), y la mayor

participación en el consumismo de bienes (compra de motos y motores fuera de borda),

lo cual se atribuyo a estos proyectos.

También deben considerarse aquí las transformaciones culturales que generaron en la

comunidad: la construcción de asentamientos con referencia a vías terrestres - y no en

las orillas del rio- , una autovaloración de sí mismos como atrasados y la confianza en la

capacitación en tecnologías agrícolas para superar esta condición13

, así como la

integración a los cultivos comerciales según tecnologías agrícolas, generan nuevas

modos de ser y de relacionarse con el medio y devienen nuevos significados y usos de

la tierra.

Un último aspecto, no menos importante, es la manera en que estos agricultores

responden a las crisis y conmociones tan típicas de una región caracterizada por la

incertidumbre del futuro, y el constante cambio (Arocha 1991). Cuando el proyecto

fracasó, relata Don tomas Obregón, la gente se dispersó, abandonó sus tierras o las

vendió y se movilizaron hacia otros lugares buscando nuevos horizontes para subsistir y

reacomodarse. Esta cualidad de la movilidad, se convirtió en garantía de superación

frente a la crisis. La gente mantenía la capacidad de viajar a otras tierras donde podía

realizar otro tipo de actividades económicas, o decidió emigrar y probar suerte en el

interior. Las ataduras a la tierra o la especialización en una sola actividad económica o

producto agrícola, hubiera significado un desastre ante la liquidación del proyecto.

13 Lo que implica, a su vez, una reconfiguración de la escala social en la cual los técnicos agrónomos y otro tipo de expertos ocupan posiciones elevadas.

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Estos proyectos fracasaron pero generaron unas condiciones que van abriéndole paso a

nuevas intervenciones. Contrario a abandonar el desarrollo después de experimentar las

desilusiones de sus resultados, estas personas aprenden a desearlo aun más, en sus

legítimas aspiraciones por mejorar su vida económica y material.

La historia del cultivo de palma en Guapi hoy se encuentra en una tercera etapa y sus

protagonistas esperan firmemente que no se repitan los mismos errores que otrora.

Aquellos que fueron testigos de las pasadas experiencias, confían en que el apoyo

estatal sea incondicional y no los dejen abandonados a mitad de camino. Aunque

muchos se encuentran insatisfechos con la precariedad del crédito, cumplen con los

compromisos de sembrar sus parcelas de palma.

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Proyecto de Palma en Guapi

Cultivo empresarial para superar la pobreza y desarrollar a los agricultores

El proyecto de palma en Guapi se enmarca dentro de una estrategia nacional de política

económica y social materializada en el Plan Nacional de Desarrollo 2006- 2010 “Estado

Comunitario: Desarrollo para todos, en el cual se establecieron estrategias concretas

para dar solución al problema del “menor desarrollo” que presenta la población del

Pacifico respecto del resto de la población.

En documento Conpes (Consejo Nacional de política económica y social) 3491 de

Octubre de 2007, coordinado por el Departamento Nacional de Planeación (DNP), se

plasmaron 5 estrategias fundamentales, que presentadas en una división sectorial,

pretenden dar solución a problemas concretos de la población del pacífico: Seguridad,

educación, infraestructura, salud, gestión ambiental, género, empleo, equidad, pobreza,

servicios públicos e integración nacional e internacional, los cuales se muestran como

causas del “menor desarrollo” que caracteriza la región. Dichas estrategias se

presentaron en el siguiente orden:

1. Seguridad Democrática

2. Reducción de la pobreza, promoción del empleo y la equidad

3. Crecimiento alto y sostenido

4. Gestión ambiental que promueve el desarrollo sostenible

5. Dimensiones especiales del desarrollo (en la cual se consideran la equidad de

género, la cultura, el deporte, el fortalecimiento institucional y el fortalecimiento

de los grupos étnicos)

La planeación contó en su proceso de construcción con un grupo de expertos

pertenecientes a distintas entidades, conformado por 13 ministerios, delegados del

Congreso de la República, entidades territoriales del pacifico (Consejos Comunitarios),

organismos multilaterales (como el Banco Mundial) otras entidades nacionales y el

DNP como coordinador14

. Y dio inicio a partir de Julio de 2006, cuando se propuso

14 Las entidades involucradas son: el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, Ministerio de Ambiente Vivienda y Desarrollo Territorial, Ministerio de Comercio Industria y Turismo, Ministerio de Comunicaciones, Ministerio de Cultura, Ministerio de Hacienda y Crédito Público, Ministerio de la Protección Social, Ministerio del Interior y de Justicia, Ministerio de Minas y Energía, Ministerio de Relaciones Exteriores, Ministerio de Transporte, Instituto Colombiano de Desarrollo Rural INCODER,

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identificar las necesidades básicas de la región, para proponer alternativas de solución a

sus problemas económicos, sociales, culturales y ambientales. Dicho documento resalta

como objetivo principal:

“mejorar las condiciones de vida de la población afrocolombiana a través de la

planificación de estrategias y proyectos que apunten a la solución de los problemas

más sentidos de la comunidad, mejoren el acceso y calidad de los servicios básicos de

la población, den respuesta a problemas específicos que han obstaculizado su

desempeño integral y promuevan la reactivación económica y social de la región. Todo

lo anterior con el fin de revertir la situación histórica de pobreza que la ha

caracterizado y lograr una inserción en el desarrollo nacional e internacional,

aprovechando sus particularidades etnoculturales y ambientales, la biodiversidad y su

posición geográfica estratégica” (Conpes 3491, p 1, las negrillas son mías).

Como respuesta, se plantearon las 5 estrategias arriba enunciadas para su aplicación en

46 municipios del afropacifico, dentro de los cuales aparece Guapi, Cauca. Dos de estas

estrategias son fundamentales para el caso que aquí nos ocupa: el punto primero,

referido a la seguridad democrática y el punto tercero, relacionado con el crecimiento

alto y sostenido. Ambos ilustran la naturaleza de la intervención del gobierno nacional

en esta región, cuyo fin responde al desarrollo de la misma.

La primera estrategia reúne un conjunto de acciones específicas que buscan extender y

fortalecer en la región los lineamientos de la Ley de Seguridad Democrática, en la

ofensiva del gobierno nacional por doblegar los grupos terroristas (activación de la

fuerza pública, modernización del armamento, ampliación de la presencia de la Policía

Nacional) y eliminar el narcotráfico (erradicación de cultivos ilícitos mediante

fumigaciones y programas de proyectos productivos). Entre las acciones específicas

encaminadas a cumplir con la estrategia de erradicación de cultivos ilícitos surge el

Programa Proyectos Productivos (PPP) en el año 2002. Se trata de sustituir los cultivos

ilícitos mediante proyectos agrícolas y agroforestales de mediano y largo plazo,

impulsados por el gobierno nacional: “El PPP, con una inversión de $16.928 millones,

ejecuta 7 proyectos productivos de aprovechamiento forestal, cafés especiales, palma

de aceite, coco y cacao, beneficiando un total de 2.218 familias y estableciendo más de

Servicio Nacional de Aprendizaje, Instituto Geográfico Agustín Codazzi IGAC, Agencia Presidencial para la Acción Social y la Cooperación Internacional.

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26.044 hectáreas de cultivos lícitos” (Conpes 3491, p. 17). El programa, además

desarrolla de manera complementaria actividades de acompañamiento socio

empresarial.

En ese mismo orden, la estrategia tercera de Crecimiento Alto y Sostenido, en su sector

de Desarrollo Agropecuario, contempla la ALIANZA GUAPI – Plantación de Palma:

“El gobierno nacional promueve alianzas estratégicas entre empresarios y

comunidades afrodescendientes, con la participación del Estado que permitan el

desarrollo en un esquema donde ganen todos los participantes. La Alianza Guapi

ubicada en ese municipio y en tierras pertenecientes al Consejo Comunitario de Guapi

Abajo, se constituye en el primer proyecto de este tipo (…) el objetivo del proyecto,

además de implementar un sistema de producción viable y sostenible del cultivo de

palma y crear alternativas de desarrollo a la comunidad del Municipio de Guapi,

incorporando a la vez la zona al Plan de Desarrollo de la Cuenca del Pacifico, es

garantizar a los productores la comercialización del aceite de palma producido en

condiciones de mercado, brindando estabilidad social y económica a las comunidades,

así como generar empleo para los campesinos, que les garantice ingresos permanentes,

seguridad social y estabilidad laboral. Con esta iniciativa se busca propiciar bienestar

y paz para la región y contrarrestar las migraciones hacia los ya superpoblados

centros urbanos” (p 86, las negrillas son mías)15

.

El proyecto contemplaba como meta la siembra de 5000 hectáreas de palma para el año

2010, creando empleos directos en el sector agrícola e indirectos en transporte y

suministro de alimentación, entre otros. Su fase inicial consiste en el montaje de un

vivero, con dinero aportado por el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, y la

implementación de 700 hectáreas vinculando a 117 familias con terrenos dentro de la

jurisdicción del Consejo Comunitario de Guapi Abajo, con una distribución de 6

hectáreas por familia. Su costo fue proyectado por 9.198.1 millones de pesos, de los

cuales un 80% es financiado con un crédito supervisado del Banco Agrario, y el 20%

restante es aportado por la comunidad en mano de obra. Las 117 familias agriculturas se

encuentran aún en esta fase de siembra, hecho que evidencia el significativo atraso que

15 Cabe aclarar que en la actual fase del proyecto, dicha alianza estratégica entre la comunidad y los empresarios no se ha presentado, ya que las entidades involucradas son del Estado, así como la financiación proviene de dineros públicos. Si bien Corpoica es una empresa privada, este solo actúa como prestadora del servicio de operador, como se verá más adelante.

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experimenta el proyecto debido a una serie de dificultades importantes, las cuales,

evidentemente, no fueron contempladas en el proceso de planeación16

.

El proyecto para el establecimiento de 700 hectáreas de palma de aceite en terrenos

colectivos del consejo comunitario Guapi Abajo, se presenta como proyecto

comunitario, por y para la comunidad, en respuesta a su interés por mejorar su calidad

de vida y conforme a la Ley 70 de 199317

. De igual manera, resalta su ambientalismo

como proyecto ecológico, integrando los conceptos de desarrollo sostenible y

argumentando ser un cultivo que “conforma verdaderos paisajes forestales donde

cohabitan numerosas especies de flora y fauna”, mitiga el calentamiento global y

previene la erosión, además de asegurar que se establece sin necesidad de talar bosques

nativos.

En ese mismo orden, el proyecto se justifica por ser un cultivo empresarial que

consolida un “uso racional” y “apropiado” del territorio, buscando reemplazar una

economía con poco impacto económico y una explotación indiscriminada del bosque

característica de la región. De igual manera, pretende, como ya se expuso, erradicar los

cultivos de uso ilícito y atacar el problema de la pobreza, generando empleo y elevando

los ingresos:

“la agricultura, la pesca y la explotación maderera, son las actividades que realizan

las comunidades tradicionalmente para la subsistencia, con pocas posibilidades de

desarrollo empresarial, es por ello que se precisa adelantar proyectos de alto impacto

económico que permita la generación de empleos y mejores ingresos para que los

pobladores puedan mejorar su calidad de vida y dar un uso apropiado a estos

territorios de titulación colectiva, que hoy día están siendo fuertemente afectados por la

explotación indiscriminada del bosque en el desarrollo de cultivos de uso ilícito y la

extracción maderera. Con el cultivo de la palma estas personas tendrán una

16 Para Noviembre de 2009 se habían sembrado 365 hectáreas de palma 17 La Ley 70 de 1993 tiene por objeto “reconocer a las comunidades negras que han venido ocupando tierras baldías en las zonas rurales ribereñas de los ríos de la Cuenca del Pacifico, de acuerdo con sus prácticas tradicionales de producción, el derecho a la propiedad colectiva (…) Así mismo tiene como propósito establecer mecanismos para la protección de la identidad cultural y de los derechos de las comunidades negras de Colombia como grupo étnico, y el fomento de su desarrollo económico y social, con el fin de garantizar que estas comunidades obtengan condiciones ralaes de igualdad de oportunidades frente al resto de la sociedad colombiana” (Ley 70 de 1993: Art 1). Esta ley establece en su capítulo VII de Planeación y Fomento del Desarrollo Económico y Social, todo lo referido a este tipo de proyectos.

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oportunidad de empleo digno frenando así el incremento de cultivos ilícitos en la región

y la tala del bosque para la extracción maderera sin control alguno”.

Finalmente, el proyecto responde a los lineamientos típicos del desarrollo rural: el

suministro de un paquete tecnológico formado por semillas hibridas, fertilizantes y

herbicidas, asistencia técnica y empresarial y la ejecución de una serie de actividades

rigurosamente planificadas para asegurar la productividad del cultivo: el estudio de las

condiciones agroecológicas de la zona, el levantamiento topográfico, la construcción de

infraestructura, establecimiento y mantenimiento de la plantación, organización de las

labores y relación de costos, todas en orden a consideraciones técnicas realizadas por

expertos.

En este orden, el proyecto de palma reúne todos los procedimientos del desarrollo

planificado que acabamos de enumerar, en los cuales se pretenden intervenir el área

para transformarla en términos de la modernización. Comienza por construir a Guapi y

su población en orden a una serie de afirmaciones contundentes, en las cuales sobresale

el uso inadecuado e irracional que hacen de la tierra, caracterizado por la explotación

indiscriminada del bosque y el cultivo ilícito, y la improductividad de sus actividades

económicas tradicionales, lo cual se establece como causa de la situación de pobreza y

de sus dificultades sociales y económicas. Se introduce así la urgencia de implementar

un cultivo empresarial, como respuesta para erradicar estas dificultades y mejorar la

calidad de vida.

Se sitúa también dentro de la nueva versión del pacifico como región biodiversa y

multiétnica, al presentarse como ambientalmente sano, y en respuesta al interés de la

comunidad congregada en el Consejo Comunitario de Guapi Abajo(reconociendo la

diversidad étnica), por mejorar su calidad de vida.

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Organización institucional del proyecto.

Entidades y funciones

Respecto de la administración de los recursos y la dirección del proyecto, hay que

describir como se estructura, que entidades están involucradas y cuáles son sus

respectivas funciones.

En primer lugar, es necesario hacer énfasis en que la financiación del proyecto proviene

de un crédito supervisado por un Comité Administrativo y Técnico que involucra varias

entidades con funciones especificas: El Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural

(MADR), la Secretaría de Agricultura de la Gobernación del Cauca, el presidente del

Consejo Comunitario de Guapi Abajo, Corpoica (que cumple la función de operador del

proyecto), un representante de los productores (elegido por la Asociación de Familias

Palmicultoras de Guapi AFPG), un representante del Fondo para el Financiamiento del

Sector Agropecuario (Finagro), entidad de la cual provienen los recursos, y un

representante del Banco Agrario, con voz pero sin voto. Esto quiere decir que el dinero

no se transfiere directamente a los agricultores y mucho menos es manejado por ellos,

sino que está estructurado y manejado por entidades que autorizan y administran los

desembolsos. El dinero se entrega en su gran mayoría en especie, es decir en insumos,

materiales, semillas, herramientas, y asistencia técnica. El único dinero que reciben los

agricultores es aquel que se entrega después de haber realizado las labores, y solo cubre

la remesa.

Para estos desembolsos, existe una fiducia (Fiduagraria) que se encarga de destinar el

dinero del crédito a la ejecución del proyecto. Esta entidad realiza los desembolsos y

pagos a los proveedores de insumos y servicios y al operador del proyecto (Corpoica).

Asimismo, desembolsa el dinero a los agricultores por la realización de las labores a

través del Banco Agrario, para lo cual exige que el agricultor titular de la parcela cree

una cuenta allí. Los trámites necesarios para los desembolsos a los agricultres pueden

demorar entre una y dos semanas.

Importante resaltar aquí las funciones de Corpoica como operadora del proyecto, ya que

es esta entidad la encargada de dirigir el proyecto en campo, directamente con los

agricultores. Corpoica debe brindar la asistencia técnica a las familias agricultoras,

ordenar el gasto de los recursos, organizar la logística del proyecto, ejecutar las

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31

compras y suministros, gestionar los pagos y dirigir planes de asistencia social (ya que

el proyecto cumple con un componente social). Actividades desempeñadas por

funcionarios especializados en dichas labores, tanto foráneos como locales, entre los

que se encuentran técnicos e ingenieros agrónomos18

.

Corpoica realiza las compras de materiales e insumos y se encarga de administrarlos,

entregándolos a los agricultores en la cantidad y en el momento en que deben ser

utilizados, realiza controles detallados de los gastos del presupuesto, gestiona los

trámites necesarios para que se realicen los desembolsos a los agricultores, así como

ejecuta la función central de transmitir a los agricultores todo un cuerpo de

conocimientos expertos y de prácticas acerca del cultivo tecnificado de la palma

africana. El ingeniero agrónomo enseña sobre el cuidado de las palmas en viveros, la

adecuada utilización de abonos, fertilizantes y herbicidas, la siembra de semillas

producidas técnicamente como el kudzú, para el control de las malezas, el sistema de

siembra según la distribución triangular de 9 a 10 metros entre palmas y el manejo

integrado de plagas. También se estimula la creación de linderos entre las fincas,

demarcando líneas rectas definidas por postes pintados (que posteriormente se

reemplazaran con mojones de cemento según anuncian en Corpoica). De igual forma, la

oficina convoca reuniones periódicas con los agricultores para dar informes a nivel

técnico, financiero (da cuenta de los gastos del presupuesto), social y ambiental, lo cual

introduce todo un modelo de planificación de fincas que instaura prácticas

empresariales como la evaluación cuidadosa de los recursos y el cálculo individual y

colectivo de los costos del trabajo, los insumos, las semillas y el mantenimiento. Todo

estructurado en una división por sectores: social, financiera, ambientales y técnica.

Por su parte, los agricultores se organizaron en una entidad jurídica, aunque tiempo

después de haber comenzado el proyecto19

y como iniciativa ante una serie de

problemas financieros que venían enfrentando. El 6 de Agosto de 2009 se reunieron las

18 El gerente del proyecto, cabeza de Corpoica en la dirección del proyecto, es ingeniero agrónomo y abogado de Pasto, el cual reemplazó en sus funciones a un profesional de Bogotá. Asimismo, el ingeniero agrónomo de campo, es tumaqueño. Los otros cargos de la oficina de Corpoica como la gestión documental y el registro de la información, la supervisión de labores en campo, el desarrollo del plan de trabajo social y ambiental y la organización logística del proyecto, son desempeñados por funcionarios locales. 19 El proyecto se empezó a ejecutar recién iniciado el año 2008.

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32

familias agricultoras del proyecto con el fin de constituir una entidad de naturaleza

jurídica sin ánimo de lucro: la Asociación de Familias Palmicultoras de Guapi (AFPG).

En la reunión se aprobó de manera unánime la elección de un presidente para que

represente a la asociación ante el Comité Técnico y Administrativo, lo cual llama la

atención acerca de la ausencia de representación efectiva por parte de los agricultores

ante el Comité que dirige y organiza su proyecto. Ausencia de más de un año.

Según Don Roberto Segura, uno de los agricultores que convocó y presidió esa junta

que conformó la asociación, la necesidad de organización era urgente. En primer lugar,

por una insatisfacción ante los recursos del crédito. Don Roberto asegura que las

familias agricultoras no participaron en la planeación del proyecto ni en la formulación

de los costos y precios de las labores. En ese sentido el proyecto ignora unas

condiciones de trabajo básicas, como es el costo de los jornales empleado localmente.

Asimismo, el proyecto se planteó ignorando unas condiciones ambientales particulares,

como el régimen de lluvias, que tiene un impacto determinante en el cronograma de

actividades proyectado. Estos temas los describiré con detalle más adelante.

Por último, la AFPG pretende también modificar el lenguaje con que el proyecto los

designa. Según Don Roberto, la categoría de “beneficiarios” no podría estar más

alejada de la realidad y es necesario desecharla. Esa categoría supone que los

agricultores están recibiendo un auxilio, un regalo desinteresado y bondadoso, lo cual,

frente al actual conflicto que tienen por la precariedad de los recursos, no parece

adecuado. En su lugar hay que decir “familias palmicultoras”, y esto además introduce

una claridad acerca de la concepción local respecto a la tenencia de la tierra. Implica

que la parcela es de usufructo familiar (Restrepo 1996: 82), aunque este a nombre de un

titular que aparece como dueño. La familia trabaja esa tierra, y en el caso de los hijos o

el conyugue, tienen derecho a ella por herencia. Es la familia la propietaria, y en ese

sentido tienen voz y voto en las decisiones que se tomen en el proyecto20

.

Lo anterior sugiere que la participación de los agricultores, dueños del proyecto y

principales responsables de él, no tuvieron la participación adecuada en su planeación, y

están siendo afectados por decisiones mal planteadas, sin conocimiento del lugar.

20 Además, en caso de que el titular de la parcela llegue a faltar, por muerte por ejemplo, debe aclararse que la familia es la propietaria y que la tierra inmediatamente pasa a pertenecer a los hijos o el conyugue

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Decidieron organizarse para exigir el replanteamiento de esos aspectos mal formulados

que los están afectando.

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34

Parte II

“Un proyecto de desarrollo a mula y machete: Etnografía del cultivo de palma

africana en el Consejo Comunitario Guapi Abajo”

Mula y machete es la tecnología básica, y la única, con la cual se está levantando con

esfuerzos inmensos el cultivo de 700 hectáreas de palma africana en territorios del

Consejo Comunitario de Guapi Abajo. Ocasionalmente se escucha una motosierra, la

cual seguramente pertenece a un “paisa”21

que fue contratado para tumbar la parcela de

algún agricultor. De resto, los agricultores y sus trabajadores se adentran a las parcelas

con nada más que unas botas, un sombrero y un machete, el cual afilan laboriosamente

antes de la jornada. Con el machete rozan monte, abren zanjas, y abren los huecos para

sembrar la palma. Las mulas y los caballos transportan las palmas de los viveros a las

parcelas, en un difícil trayecto a través de un camino arcilloso, inundado e invadido por

la maleza. Esta tecnología ha sido apropiada y suficiente para trabajar dentro de un

sistema económico en el cual la acción sobre el entorno es variada y no intensiva.

Incluso el uso de animales de carga se vuelve improcedente en este medio, y resulta más

apropiado emplear la propia fuerza de los cuerpos. Pero la agricultura tecnificada y el

monocultivo supone una presión sobre el entrono distinta, la que dicta la ley de la

21 Paisa es el exónimo que utiliza la gente negra para referirse a los individuos blancos-mestizos que provienen del interior.

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productividad. Aun así, los agricultores están a punto de finalizar la siembra de todas

sus parcelas.

Un claro en el monte

No tengo intención, para efectos del presente trabajo, de discutir los impactos

ambientales que produce el proyecto de palma africana en Guapi. Sin embrago, es

innegable que una de las primeras impresiones que llegaron a mí, fue la de ver cientos

de hectáreas tumbadas, en contraste con un denso bosque tropical, alto e impenetrable

en el horizonte, que aun estaba en pie. El verde oscuro y uniforme de esos altísimos

árboles, se interrumpe para dar paso a un inmenso claro de un color pajizo, tal vez por el

sol que ahora cae directamente sobre el suelo. La luz impregna todo el territorio de la

plantación, y contrasta con la sombra y la oscuridad que brinda el bosque tropical.

También impacta el contraste que produce observar ese bosque espeso y oscuro y un

paisaje formado por hileras rectas y disciplinadas de pequeñas palmas con estrictos

espacios entre sí, tanto en los viveros como en las parcelas. El paisaje, sin duda, se ha

transformado drásticamente. Y también desde el aire se presencia el fenómeno. Hace 50

años, Robert West describía esa característica que a su juicio era la más llamativa de la

región, el bosque húmedo tropical:

“Si el área tiene alguna unidad física, esta está dada por su clima húmedo y cálido, y

por el denso bosque tropical que constituye la cobertura vegetal (…) Visto desde el

aire, el dosel, formado por arboles gigantes, parece un mar de sombrillas verdes que se

superponen, interrumpido apenas por las corrientes de agua y algunas rozas

ocasionales” (West 2000: 3)

Hoy un inmenso hueco se abre entre la densa vegetación, una enorme roza con espacios

de hileras de palmas interrumpen ese característico paisaje del bosque guapireño.

Las Familias Palmicultoras

Ofrecer una visión general acerca de las 117 familias involucradas en el proyecto de

palma resulta muy complejo, en razón de la heterogeneidad de aspectos que los definen.

En primer lugar, los principales lugares de habitación varían, presentándose tres

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espacios: la cabecera municipal, el asentamiento rural al interior del bosque, y el

asentamiento rural ribereño. Asimismo, aunque puede decirse que una gran cantidad de

agricultores presentan una similitud socioeconómica entre sí, existen familias

agricultoras que disfrutan de una posición socioeconómica más alta, lo cual les genera

facilidades a la hora de desarrollar el cultivo. Igualmente, la diferencia socioeconómica

de las familias se expresa en diferencias en las modalidades de trabajo que utilizan en la

plantación.

Las actividades económicas que desempeñan estos agricultores, aparte del cultivo de

palma, son bastante variadas, lo cual se constituye como característica fundamental

dentro de un particular sistema económico que ha sido definido como polifónico

(Arocha 1991,1999) o polivalente (Restrepo 1996). Así, entre los palmicultores existen

quienes se dedican a la agricultura (de policultivo y orientada al consumo), jornaleo en

distintas actividades, a la albañilería, la pesca, la carpintería, los rebusques, la

extracción maderera y el cargue de barcos (cotero). Se presenta así una proliferación de

oficios que el agricultor conoce y practica dependiendo de la oferta laboral y la

oportunidad de generar ingresos.

Por otro lado, se encuentran también, exclusivamente en la cabecera municipal,

agricultores que se desempeñan en oficios más especializados, o que exigen una

dedicación mucho mayor en tiempo y espacio. Es el caso de oficios como el comercio y

el trabajo en empresas públicas y privadas. Aquí se presentan diferentes modalidades de

trabajo en la plantación, ya que sus oficios no dejan tiempo para emplear en el cultivo

de palma. De igual forma, en razón de esos oficios, estos agricultores disfrutan de una

posición socioeconómica más alta, lo que genera un desnivel en relación al resto de

agricultores. Estos temas se discutirán con más detalle a lo largo de este capítulo.

Por último, pero no menos importante, hay que decir que el proyecto se basa en la

organización social local, es decir, existen una compleja red de lazos de parentesco

entre los miembros del proyecto, no hasta el extremo de afirmar que todos están

emparentados, pero si puede asegurarse con tranquilidad, que lo conforman extensos

grupos de parientes. No existe ningún agricultor que no tenga parientes en el proyecto.

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Esto es fundamental para la organización laboral, ya que el principio organizativo de los

grupos de trabajo es el parentesco22

.

A propósito de esto último, hay que subrayar que todas las actividades del proceso

laboral de cultivo de palma, se realicen o no entre parientes, están monetizadas,

mediadas por el pago de jornales o por unidad producida o destajo. La presencia de

formas de trabajo de intercambio simétrico al margen de la monetización (mano

cambiada), son muy extrañas.

Lugares de habitación

Las familias agricultoras no pertenecen a un mismo lugar de habitación, aunque la

plantación en donde se ubican sus parcelas si se expande en un mismo territorio

agrupado. La gran mayoría de los agricultores tienen sus lugares de residencia en la

cabecera municipal, área urbana, mientras que un número muy reducido de ellos viven

en el área rural a la orilla del rio.23

Como ya se advirtió, los “datos” que nutren este

trabajo son resultado de una convivencia mucho mayor con los habitantes del caserío,

por lo que se privilegiará a este lugar de habitación.

Tres son los lugares específicos de habitación de las familias agricultoras:

La cabecera municipal

El Caserío “Las Parcelas”

Unos cuantas casas a la orilla del rio Guapi, dentro de los poblados denominados

Bonanza y Sansón (este último ubicado en la orilla opuesta del rio).

22 Esto no quiere decir que los agricultores trabajen exclusivamente con parientes, sino que el parentesco es el principal criterio para la organización del trabajo. Tal como expone Restrepo para el caso de los tuqueros negros de los ríos Satinga y Saquianga: “Se puede afirmar que el principio organizativo de las brigadas es el parentesco. Sin embargo, ello no quiere decir que necesariamente la brigada este conformada solo por parientes ni, mucho menos, que se circunscriba a la unidad doméstica, a los parientes más cercanos. Es imposible desconocer la importancia fundamental del parentesco en la configuración de las brigadas y, para el antropólogo, este es un primer dato que permite entender la particular lógica de las mismas.(Restrepo 1996:264). Por otro lado, como se verá en este capítulo, existen caso en los que este principio no se cumple en lo absoluto.

23 Es importante recordar que el Consejo Comunitario de Guapi Abajo es el más próximo a la cabecera municipal, de los 5 que existen en Guapi, y en este caso es normal que los propietarios de estas tierras comunales vivan en el pueblo.

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La Cabecera municipal

En el municipio de Guapi vive el grueso de las familias agricultoras del proyecto con un

total de 93 familias. Aquí se evidencian tres modalidades de trabajo en orden al tiempo

que dedican al cultivo de palma: la primera modalidad la conforman los agricultores que

trabajan tiempo completo en la plantación, en ocasiones de lunes a sábado. La segunda

modalidad es opuesta a la anterior, y la componen un grupo de agricultores que no

trabajan en su parcela, sino que contratan trabajadores para que realicen las labores. La

tercera modalidad es intermedia, y corresponde a aquellos agricultores que distribuyen

el tiempo entre las labores en la plantación, y el trabajo en diversos oficios en el pueblo.

Los agricultores residentes del municipio que dedican tiempo completo al cultivo de

palma, según pude escuchar de algunos funcionarios de Corpoica, es reducido. En la

idea que tiene Corpoica del proyecto, todos los agricultores deberían emplear esta

modalidad y dedicarse de lleno a los fines del proyecto. En estos casos, el agricultor

trabaja de lunes a sábado en su parcela de palma, regresando los domingos a su morada

en el pueblo. Don Serveliano Segura representa bien este caso. El reunió y encabeza una

cuadrilla de trabajo entre parientes, vecinos y otros trabajadores sin lazos de parentesco

con él. En su parcela de palma construyó un rancho con materiales que ofrece el monte,

en el cual se asienta con su cuadrilla toda la semana, mientras realiza las distintas

labores. Esta modalidad de trabajo, en la cual se trabaja tiempo completo en la parcela,

no implica que el agricultor sea exclusivamente un palmicultor, es decir que solo cultive

palma. La parcela, como expondremos con detalle más adelante, no es un espacio

monovalente, sino que en ella se despliegan otras actividades económicas sustentadas en

una lógica de subsistencia. Así, Don Serveliano, aparte de cultivar palma, siembra en

su parcela una variedad de cultivos de pan coger, entre los que destacan el maíz, el

chivo, la yuca y la papachina, caza con trampas o con escopetas animales de monte

para el consumo de la cuadrilla y pretende construir un corral para la cría de cerdos

Don Serveliano también puede trabajar con su cuadrilla en otras parcelas diferente a la

suya, por lo general la de algún vecino o pariente que también es agricultor del

proyecto, pero que por alguna razón no puede trabajar en su parcela. Esto hace que el

tiempo que emplea en la plantación de palma sea total, dejando el domingo para

regresar al pueblo a descansar.

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Un segundo grupo de agricultores, que tampoco es mayoritario, presenta la modalidad

opuesta a la anterior: no emplea su fuerza de trabajo en el cultivo de palma sino que

contrata trabajadores para que le realicen las labores de campo. Estos agricultores no

trabajan en sus parcelas de palma porque tienen oficios que requieren de tiempo

completo, y además tienen los recursos para costear los jornales sin emplear el trabajo

familiar. Ellos simplemente contratan un grupo de trabajo o cuadrilla a través de un jefe,

con el cual se entiende y al cual le paga. Los trabajadores no necesariamente deben ser

vecinos o parientes, por lo general son jornaleros que se acercan al agricultor o a la

oficina de Corpoica a pedir empleo. En ocasiones, cuando el agricultor declara que no

puede hacerse cargo de su parcela, entrega esa responsabilidad a Corpoica, quienes

consiguen los trabajadores para que realicen las labores. Esta modalidad podríamos

denominarla transitoriamente como empresarial, debido a que el agricultor no emplea

su mano de obra ni la familiar, solo invierte el capital.

Un tercer grupo de agricultores, son aquellos que deben alternar las actividades en la

plantación, con diversos oficios en el pueblo. Estas personas deben dar prioridad a

aquellas actividades que les generan más ingresos. Don Francisco Segura, por ejemplo,

dedica 2 días de la semana para trabajar en el cultivo de palma, y los cuatro restantes

para trabajar en el pueblo jornaleando en construcción. O simplemente distribuye su

tiempo dependiendo de la oferta laboral que encuentre en el pueblo. Es importante

destacar que esta modalidad de trabajo responde a la necesidad que tienen los

agricultores de conseguir diariamente el sustento (viven al diario). Esto se opone a la

modalidad de pagos que maneja el proyecto, a través del Banco Agrario, cuyo trámite

puede demorarse hasta quince días.

La residencia en la cabecera municipal no implica una inexistencia de vocación

agrícola, ya que estas personas están vinculadas con el área rural y las actividades que

allí se realizan. Tienen tierras donde practican agricultura (en la medida que puedan

mantenerlos) y mantienen montes para la extracción maderera. Vivir en el pueblo

significa estar conectado a una economía orientada a la adquisición de dinero para

lograr la subsistencia (Whitten 1992:105) y mientras el proyecto de palma no genere

ingresos similares, es natural que la gente de prioridad a estos oficios, trabajando

ocasionalmente en la plantación.

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40

El caserío “Las Parcelas”

Como ya se expuso, este caserío tiene una historia ligada al cultivo de palma en la

región, y a la intervención del desarrollo que el Incora experimentó en los años ochenta.

El caserío, formado por 23 casas de madera, se construyó al interior del bosque a lado y

lado de una carretera que conecta la cabecera municipal con el asentamiento Bonanza,

al borde del rio Guapi. Las carreteras obedecen a una infraestructura básica de los

proyectos de desarrollo y los caseríos que se construyen en torno a estas, responden a

una economía de ganancias de dinero (Whitten 1992: 75). Esta configuración del

espacio habitacional, como se ha dicho ya, no corresponde con el patrón de

asentamiento rural, el cual toma los ríos o corrientes de agua como referente. En este

sentido, la importancia del río como espacio de lo colectivo y de la interacción humana

(Restrepo 1996: 299) y lugar central en todas las actividades económicas, domésticas y

socio-culturales (Oslender 1999: 35), entra a competir con la carretera, la cual modifica

lógicas de movilización e interacción. Al respecto, por ejemplo, los hombres comienzan

a desear motos para movilizarse, y estas se constituyen como referente de asenso social.

También la configuración del espacio y la gramática del entorno se ven alteradas. En

efecto, el eje horizontal adentro/afuera propuesto por Restrepo (1996) para la

representación simbólica del territorio, toma como referentes al rio a lo largo del cual se

construyen las casas, como el afuera, y al monte, como el adentro. En Las Parcelas, el

poblado tiene dos acepciones dependiendo del lugar desde el cual se parte: el rio

continúa invariablemente siendo referenciado como afuera, y cuando se camina desde

este hacia el caserío, los pobladores hablan de ir hacia adentro, hacia el caserío. Así,

cuando se dirigen desde el caserío hasta el rio, hablan de ir hacia afuera. En este caso,

es decir, en relación al rio, el caserío se referenciaría como adentro, diferente a la

configuración habitual al borde de los ríos, en la cual las casas son afuera. Pero también

el caserío es afuera, siempre que los pobladores se dirigen desde los montes

circundantes, o bien desde las parcelas donde siembran sus cultivos, incluida la palma,

hacia el caserío. Cuando la cuadrilla finaliza su jornada de trabajo, bien sea que se

encontrara sembrando palmas o rozando y tumbando monte, hablan de ir afuera, es

decir hacia el caserío. Se ve aquí como se complejiza el eje horizontal, cuando los

asentamiento rurales no se construyen tomando como referente al rio.

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No obstante los efectos anotados, la carretera aún no desplaza la importancia del rio

como vía de comunicación, ya que si bien la gente del caserío se desplaza por ella, no se

evidencia un desuso del potrillo. En primer lugar porque la carretera solo comunica el

caserío con el municipio (rio abajo), y cuando hay que movilizarse hacia veredas en

otros ríos (rio arriba), con las cuales estas personas mantienen vínculos, los potrillos son

la única opción. En segundo lugar porque, debido a las precarias condiciones de esta

carretera, se convierte en una opción de movilización poco atractiva, principalmente

después de fuertes lluvias. Por último, esta carretera no permite el tránsito de ningún

vehículo, lo que la convierte en una vía ineficiente en comparación al rio, el cual

continúa siendo fundamental para el trasporte24

.

El caserío está organizado sobre una base de parentesco “efectivo”, es decir, por

parientes consanguíneos y afines (Restrepo 1996b), conformado por 4 familias

extendidas25

cuyos miembros establecieron relaciones por medio de la alianza, así como

con algunos miembros de las familias de Bonanaza. En total existen 18 núcleos

familiares, resultado de esas alianzas, los cuales, casi en su totalidad, son agricultores

del proyecto26

. Los núcleos familiares o personas que no poseen tierras para cultivar

palma, tienen algún grado de parentesco con algún agricultor, lo cual los vincula al

trabajo en la plantación.

Debido a que el caserío tiene una historia corta, que inicia en los años ochenta con la

segunda experiencia de cultivo de palma y cuyo fin era albergar a los agricultores

emigrantes de esa experiencia, algunos de sus fundadores aún viven allí. Las personas

que nacieron en el caserío son jóvenes o niños apenas. Otros llegaron hace apenas unos

años provenientes de otros ríos, interesados en conseguir empleo en el cultivo de palma,

o bien por vínculos familiares. Henry Sinisterra, por ejemplo, llego al caserío hace 7

años y se casó con Linda27

, sobrina de Aristides Nieves, antiguo agricultor de palma y

uno de los fundadores del caserío. Cuando el actual proyecto de palma inició, el compró

24 Ahora bien, conforme el proyecto avance y se logre construir una vía que cumpla con los requerimientos de transporte del mismo (vías primarias y secundarias), es de esperar que esta adquiera una importancia cada vez mayor, y el rio empieza a pasar un segundo plano. 25 En el caserío predomina la presencia de dos apellidos: los Nieves, parientes de los fundadores, y los Sinisterra, familia con una presencia mucho más reciente, algunos provenientes del rio Napi. 26 El núcleo familiar, conformado por la pareja de conyugues y los hijos, habitan una casa. No obstante, es común que la casa también la habiten parientes de la esposa, como hermanos o hermanas. 27 La relación de afinidad no implica que exista un matrimonio mediado por la iglesia, esta relación se establece cuando el hombre y la mujer acuerdan vivir juntos (Restrepo 1996b)

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18 hectáreas28

, de las cuales seis dedico al cultivo de palma, otras seis las cedió a su

hermano para el mismo fin, y las seis restantes las mantiene en montaña29

, como reserva

de madera.

Las viviendas del caserío son todas construcciones de madera, hechas de material

extraído de los montes circundantes: guayacán para los postes de medio metro que las

sostienen, madera de chaquiro para construir las vigas del techo y el piso, y techo de

palma seca de corozo con plástico negro encima, o bien algunas casas ostentan techos

de zinc. El zinc es un material de construcción que localmente se reconoce como

referente de asenso social y desarrollo. Las zanjas de drenaje rodean y atraviesan todo el

caserío.

La construcción interior de la vivienda respeta unos espacios determinados mediante

divisiones (paredes) para la sala, las habitaciones y la cocina. La sala es el primer

espacio que se encuentra al ingresar a ellas, allí ubican sillas o los electrodomésticos, si

los hay. Luego, detrás de esta o a los lados, están las habitaciones, cuyas entradas se

tapan con cortinas blancas semitransparentes (no hay puertas al interior de las casas).

Por último, en la parte trasera, está la cocina, lugar femenino por excelencia (Restrepo

1996). Después de la cocina, en la parte exterior trasera de las casas, se encuentra el

lugar del lavado de ropa y de los platos y ollas de cocina, lugar también

primordialmente de presencia femenina.

Posteriormente se entra al huerto familiar en el cual se siembran una gran variedad de

cultivos básicos, orientados a cubrir la demanda alimenticia del grupo doméstico. Una

gran diversidad de palos, matas, palmas y frutales se extienden por el huerto sin respetar

ningún orden aparente, pero teniendo en cuenta las características del suelo, el cual

determina la pertinencia del cultivo: en orden de su abundancia los sembríos de colino y

chivo, junto con los de yuca, son los de mayor presencia, luego le siguen la papachina y

28 Las modalidades de acceso a la tierra entre los agricultores del proyecto son las de herencia, compra y trabajo (Rivas 1999; Restrepo1996)). En el caserío, la mayoría de los agricultores accedió a la tierra por medio de la compra, a excepción de aquellos agricultores que heredaron la tierra de parte de parientes fundadores. Aquellos que accedieron a la tierra por medio del trabajo o desmonte, son residentes del municipio y lo hicieron hace muchos años. 29 Acepción local para designar el territorio que aun no ha sido intervenido, ni tumbado ni cultivado. O que ha permanecido mucho tiempo en descanso o barbecho, y que se interviene para extraer madera o cazar. Aunque estas tierras fueron sembradas de palma hace veinte años, se mantuvieron mucho tiempo sin intervenir, abandonadas, y su vegetación creció exuberantemente, formando ese denso bosque húmedo al que me réferi anteriormente.

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la piña. También se encuentran las palmas de chonta, de naidí y de coco, la caña, así

como todo un conjunto de frutales.

Los cultivos de plantas medicinales y hierbas aromáticas para las comidas se siembran

en las plataformas elevadas llamadas azoteas (Whitten 1992; Restrepo 1996), y están al

entero cuidado de las mujeres. También se utilizan como semilleros para empezar el

cultivo de algunos frutales. Allí están la albahaca, el anizillo, la chillangua, el poleo y el

orégano. La tierra en la cual se siembran estas hierbas no puede ser dura, ni compacta,

ni mucho menos seca, por lo cual se prepara utilizando diversas técnicas30

y luego se

mantiene húmeda protegiéndola del sol para que conserve su savia, en ocasiones

construyéndole un techo con hoja seca de corozo.

Una particularidad de este caserío es el cultivo de chiyangua, el cual, a diferencia de

todos los demás cultivos familiares que se ubican en el huerto, tiene además de un fin de

autoconsumo, un fin comercial. Esta hierba, utilizada primordialmente para sazonar

sancochos, se siembra tanto en las azoteas (para el consumo doméstico) como en

semilleros largos de aproximadamente tres metros y con la misma tierra húmeda que se

utiliza en las azoteas (para vender). Se rodea con una malla metálica de medio metro de

altura aproximadamente y se protege del sol con hojas secas de corozo. En las tardes del

sábado, un grupo de tres mujeres seleccionadas según los turnos de trabajo se dirigen a

estos semilleros a arrancar los brotes listos para cosechar. La mañana del domingo se

dirigen al municipio y venden la producción en “La Galería”, el mercado de Guapi. Esta

es una actividad femenina orientada a las ganancias en dinero.

La cría de animales también se evidencia en estos huertos. Patos y gallinas se ven

caminando debajo de las casas y en ocasiones se construyen corrales elevados sobre

postes para criar pollos y engordar cerdos. La cría de estos animales, así como la

siembra de la yuca, el plátano y la mayoría de los cultivos del huerto, son una actividad

generalmente masculina. Es el hombre quien fumiga o roza la maleza del huerto, y

quien alimenta los animales. También el prepara la tierra adecuada para los semilleros,

o arranca con machete la yuca que esta lista para cosechar. Si bien la mujer puede

ayudar en estas labores, su principal actividad en el huerto es el cuidado de las azoteas y

el cultivo de la chiyangua.

30 Una de las técnicas para preparar la tierra de las azoteas, es quemarla con cenizas calientes, con lo cual se mantiene blanda y suave, además de fertilizarse.

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A diferencia de los agricultores residentes del municipio, los cuales suelen alternan el

cultivo de palma con otras actividades que les generen ingresos para el sustento, o bien

algunos no trabajan en su parcela debido a su concentración en otras ocupaciones, el

habitante del caserío dedica todo su tiempo al cultivo de palma, trabajando en su propia

parcela, o en otras parcelas generalmente de parientes31

, ya que no tienen una oferta

laboral alternativa32

. Para ellos, la principal actividad que genera ingresos monetarios es

el trabajo en la plantación. Si bien existen temporadas, por lo general después de

terminar alguna labor, en las que el agricultor se dedica a otras actividades o viaja a

visitar otras tierras, puede decirse que el trabajo en la plantación mantiene ocupados a

los habitantes del caserío la mayoría del tiempo.

Aquí, la organización del trabajo se da principalmente a partir de relaciones de

parentesco (primero acudiendo a la unidad doméstica y luego a otros parientes), por lo

cual, lo más común es que los trabajadores que utilizan estos agricultores, sean los

mismos habitantes del caserío (o parientes que viven en el pueblo). No obstante, no se

excluye la contratación de trabajadores sin lazos de parentesco. Todas las actividades

del proceso laboral de cultivo de palma, sean estas entre parientes o no, están

monetarizadas,

Por último cabe resaltar, tal como se expuso anteriormente, que la total dedicación al

trabajo en la parcela de palma no implica que esta actividad sea la única realizada. En

las parcelas se cultivan, entre las disciplinadas hileras de palmas, una gran variedad de

cultivos orientados al consumo doméstico, se extrae madera de terrenos propios para la

comercialización o de montes aledaños para construir ranchos y casas. También se caza

animales atraídos por los cultivos de las parcelas, o se adentran a los montes a buscar

venados, conejos y guatín.

31 Pero no solo de parientes, ya que puede trabajar en parcelas de agricultores que viven en el municipio con las cuales no tiene ningún parentesco. 32 Recordemos que esta modalidad de trabajo en la cual el agricultor dedica todo su tiempo al trabajo en su parcela, no es exclusiva de los habitantes del caserío, ya que en el municipio también hay individuos que trabajan así.

Page 45: MORA CARRILLO IVAN DARÍO_A MULA Y MACHETE_2010

45

Asentamientos ribereños

El número de agricultores que habitan en asentamientos a la orilla del río Guapi es muy

reducido, contando apenas 5 familias en Bonanza, y una en Sansón, al lado opuesto del

río.

Aunque Bonanza es un asentamiento ribereño, está conectado a la carretera que da

acceso terrestre al municipio, por lo que cuenta con las dos vías de comunicación. El

asentamiento, donde actualmente viven estas familias, se conforma de dos casas de

madera palafíticas con sus repectivos cultivos domésticos y azoteas, y una edificación

de dos pisos fabricada con cemento, que sirve al mismo tiempo como vivienda para los

pobladores y como bodega de almacenamiento para los insumos del proyecto33

. Esta

edificación funcionó durante muchos años como discoteca, tal como lo evidencia el

letrero pintado a su entrada34

, ya que Bonanza es uno de los lugares de “paseo” a los

cuales se dirigen los habitantes del municipio a bañarse en el rio en días festivos. Esto

indica que Bonanza no tiene un pasado como lugar de habitación, y que su adecuación

como lugar de residencia está ligada también al proyecto de palma. Era en Bonanza

donde se situaban las instalaciones del Incora cuando promovió las dos anteriores

experiencias de cultivo de palma.

Bonanza alberga un número mucho más reducido de personas que los que habitan el

caserío. Allí vive una sola familia extendida, que se divide en 5 núcleos familiares

formados por la pareja de cónyuges y los hijos. También vive allí un agricultor que no

pertenece a esta familia, pero que tiene un hijo agricultor viviendo en el municipio.

Estas personas tienen lazos de parentesco consanguíneo con habitantes del caserío.

Respecto de las modalidades y las formas de organización del trabajo, se puede afirmar

que son las mismas anotadas para el caserío. Se trabaja con la unidad doméstica y el

grupo de parientes, aunque se puede presentar la contratación de trabajadores por fuera

de la parentela

33 Actualmente se adelanta la construcción de una nueva bodega para el almacenamiento de estos materiales e insumos. 34 El letrero dice: “Centro Turístico y Recreacional Discoteca La Playita”.

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46

Labores de siembra.

A continuación enunciaré cada una de las actividades agrícolas que hacen parte del

proceso laboral de cultivo de palma, concentrándome en aspectos fundamentales como

su valor monetario, las formas de organización para cada una, la división del trabajo por

género, la especialización o no en algunas labores y la tecnología empleada en cada una

de ellas.

Es fundamental recordar el carácter predominantemente monetario de las relaciones

laborales aquí enumeradas, ya que cada una de las labores de siembra están planteadas

dentro del proyecto con su respectivo costo, el cual se desembolsa al propietario de la

parcela una vez las haya realizado. Además de efectuar el desembolso por labor, se hace

por unidad producida, es decir, por el número del producto realizado: palmas

sembradas, hectáreas rozadas, metros de drenaje cavados o puntos de trazas realizados.

Siendo esta modalidad de pago similar al destajo, ya que se paga a la persona por el

resultado de su trabajo35

.

Semanalmente, un funcionario de Corpoica36

encargado de la supervisión de labores en

campo, hace un recorrido por cada una de las parcelas y registra las labores realizadas

por cada agricultor. Luego Corpoica debe ejecutar los procedimientos necesarios para

solicitar el desembolso a la fiducia (Fiduagraria), en la cuenta de cada uno de los

agricultores. El día del “pago” puede demorar quince días, y cuando este finalmente

llega los habitantes del caserío y de Bonanza se embarcan con entusiasmo en sus

potrillos y se dirigen al Banco Agrario en la cabecera.

Las labores aquí señaladas presentan un tipo de organización que oscila entre los grupos

grandes y medianos de hombres conformando cuadrillas, hasta parejas, y en algunas

ocasiones son tareas individuales. También existen labores realizadas por mujeres de

forma cooperativa o individual, en las que colaboran también niñas, así como grupos

con una composición mixta entre hombres y mujeres.

35 Todo esto fue planteado por las entidades encargadas de la administración del proyecto (el comité técnico y administrativo), en las cuales como se anotó, los agricultores no tuvieron la participación adecuada. 36 Don Tomás Obregón, el encargado de realizar la supervisión para la oficina de Corpoica, es también agricultor del proyecto.

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47

Dos características fundamentales del trabajo en la plantación son la ausencia de

división técnica del trabajo al interior de los grupos, es decir, el grupo o la pareja se

forma para realizar una misma actividad, y la no especialización en tareas especificas, a

excepción de dos labores que serán expuestas a continuación.

Socola, Tumba y Repique: Se trata de la primera intervención que se hace al

terreno, cuando la parcela está en montaña. Se conforma una cuadrilla de 5 a 8

hombres, los cuales se adentran al monte tumbando los arboles más grandes en

primer lugar. Hachas y motosierra son las principales herramientas para la

ejecución de esta actividad.

Si bien la motosierra trabaja más eficazmente, esta herramienta no es accesible

para muchos agricultores. Por esta razón es común que muchos de ellos

contraten a un motosierrista, por lo general un “paisa”, para que les tumbe su

parcela. El desembolso que se entrega por esta labor es de $ 1. 800. 000 por la

parcela, es decir $ 300.000 por hectárea.

Luego de haber tumbado el monte y conforme al sistema de adecuación de los

terrenos empleado localmente, denominado tumba y pudre, los árboles caídos y

la vegetación debe dejarse en proceso de descomposición para que fertilice los

suelos (Whitten 1992: 79; West 2000; Restrepo 1996: 125). No obstante, y sólo

en períodos de verano, se practica la quema de algunos sectores de la vegetación

rozada para reducir la acidez de los suelos37

.

Rocería para siembra: Tres meses después de haber tumbado el monte, la

parcela debe rozarse para despejar la maleza que ha crecido en ese lapso de

tiempo38

. Cualquier rocería o limpieza es una actividad esencialmente grupal y

para ella se conforman cuadrillas de 4 a 8 hombres quienes a punta de machete

cortan la maleza y dejan listas las parcelas para la siembra.

37 Según el personal técnico, el procedimiento regular no es quemar los suelos, sino fertilizarlos con cal, además de que el régimen de lluvias hace improcedente el sistema de siembra con quema. Sin embargo el agricultor lo realiza sobre todo para los cultivos de pan coger que también siembra en la parcela y porque no tiene los recursos para conseguir más cal que la destinada para fertilizar las palmas. 38 El régimen de lluvias hace que las malezas crezcan a una velocidad acelerada. Cada tres meses aproximadamente deben realizarse labores de rocería o sino los cultivos se pierden.

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48

Esta actividad se paga a $160. 000 la hectárea. Sin embargo, como deben

utilizarse varios trabajadores y más de un día de trabajo para completar la

unidad pagada (una hectárea), se acude al jornal, que oscila entre $20.000 si el

propietario pone la remesa de los trabajadores o $25.000 cuando este no pone la

remesa. Por menos dinero el trabajador “no se mete al monte”.

En un caso observe la utilización de una bomba fumigadora estacionaria para

esta actividad. Esta herramienta era propiedad de dos hermanos los cuales son

propietarios del proyecto y la bomba se utiliza para quemar la maleza en las

parcelas de ellos y sus primos.

El propietario de la parcela que va a ser fumigada debe comprar el veneno, y

junto con sus primos y hermanos queman la maleza. Luego, una vez finalizada

esa parcela, el mismo grupo trabaja en la otra parcela, estableciéndose un

cambio de mano al margen del pago monetario.

El cambio de mano se evidencia también en los trabajos de rocería con machete,

principalmente entre hermanos o parientes consanguíneos que trabajan en un

mismo grupo. Sin embargo, el pago monetario es preponderante y atraviesa

todas las labores en la plantación, así los grupos de agricultores estén

compuestos por parientes.

Las rocerías son actividades que el trabajador prefiere no efectuar durante días

lluviosos. En varias ocasiones pude evidenciar como los trabajadores que

esperaban en el muelle de la cabecera la lancha que los transporta hacia la

plantación, desistían de embarcarse o simplemente no asistían a la plantación

cuando amanecía lloviendo. Era evidente que el trabajador local no se mete al

monte mientras está lloviendo, por lo menos para realizar estas labores de

rocería. En vez de ello, el agricultor agarra el machete y la pala para abrir zanjas

para drenaje.

Siembra de Kudzu (cultivo de cobertura): El kudzu es una semilla certificada

y producida por especialistas técnicos que se utiliza también para el control de

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49

malezas. El cultivo actúa apropiándose rápidamente del terreno, impidiendo el

crecimiento de la maleza.

El kudzu se siembra al voleo regando la semilla por toda la parcela, y solo

requiere el trabajo de una persona, generalmente una mujer pero también la

realizan hombres. No es una actividad grupal.

El desembolso que se entrega por esta actividad es de $14. 000 por hectárea.

Trazado o estaquillado: El trazado o estaquillado consiste en la medición del

terreno según el sistema de tres bolillos, clavando estacas o trazas respetando

una distancia de 9 a 10 metros entre ellas, y de forma triangular.39

Tal

distribución debe resultar en un número determinado de palmas por hectárea que

depende de las distancias que se hayan medido.

Para esta actividad se reúnen grupos de dos a tres trabajadores, siempre

hombres, quienes usando un decámetro miden las distancias y luego clavan las

trazas en el sitio indicado. En los puntos señalados se deben sembrar las palmas.

Para el pago de esta actividad, el banco desembolsa un total de 480 pesos por

punto clavado.

El trazado es una actividad que, como ocurre también con el manejo integrado

de plagas, el uso de fertilizantes, y el cuidado de las palmas en la fase de vivero,

conforman el paquete tecnológico de conocimientos y prácticas que los

ingenieros y técnicos enseñan a los agricultores del proyecto. Los nuevos

conocimientos y prácticas ciertamente implican la transformación del paisaje y

una nueva concepción de la agricultura.

39 Según el tipo de palma que se vaya a sembrar, se establece una distancia. Si la semilla es de tipo ténera, la distancia entre palma y palma debe ser de 9 metros, y si la semilla es híbrida debe ser de 10 metros, ya que se trata de una planta más frondosa.

Page 50: MORA CARRILLO IVAN DARÍO_A MULA Y MACHETE_2010

50

El denso y peligroso monte en el cual se incursiona con el fin de extraer madera

o cazar animales silvestres, o bien, esa gran variedad de palos, matas y frutales

que se cultivan de forma asociada pero dispersa en el espacio de las fincas

familiares y cuyo principal fin es la reproducción del grupo doméstico, difieren

en gran medida a las interminables hileras rectas de palmas que se están

sembrando actualmente en las parcelas. Con el trazado se define un orden

espacial estándar para el cultivo que respeta distancias estrictas y además se

establece una lógica de lo contable (número de palmas que puede tener cada

hectárea) La alineación del terreno con trazas marca el primer paso para la

transformación del paisaje en una entidad disciplinada, en la cual los esfuerzos

agrícolas se dirigen a un solo producto.

Estos conocimientos y prácticas que se están introduciendo parecen no encontrar

resistencia alguna por parte de los agricultores, quienes los aceptan y reconocen

como legítimos en los deseos de mejorar sus condiciones de vida. Muchos

encuentran en las hileras de palmas un paisaje bello y digno de admirar, y se

imaginan con expectativa un futuro en el cual el cultivo disciplinado de las

palmas colme la vista. Al ingeniero, técnico, o funcionario, al cual se representa

con el vocablo “jefe” y a los conocimientos que trae consigo, se los rodea con

una burbuja de autoridad, la cual facilita en gran medida su credibilidad40

.

Los casos en los cuales se desatienden las indicaciones técnicas del cultivo de

palma, son siempre interpretadas, tanto por ingenieros como por los mismos

agricultores, como ignorancia y carencia de información por parte de los

últimos, sin nunca entrar en un cuestionamiento profundo acerca de formas

alternativas de cultivar41

.

40 Esto no quiere decir que el agricultor no esté consciente de su posición en la relación, y que no se presenten conflictos con los ingenieros. Cuando se presentan inconformismos, relacionados generalmente con la precariedad y la demora en los desembolsos, el agricultor no duda en hacerse oír, llegando al límite de levantar el machete sobre su cabeza. No obstante, los conflictos nunca están relacionados con una resistencia del agricultor respecto de las nuevas prácticas agrícolas y los conocimientos técnicos que introducen los ingenieros. 41 El caso se presentó cuando uno de los propietarios sembró su parcela. El agricultor realizó correctamente el trazado, respetando las distancias y la distribución triangular indicada, pero cuando se dispuso a sembrar, en lugar de sembrar la palma en el punto indicado por la traza, las ubico dentro del espacio triangular entre ellas. El episodio causaba risa entre otros agricultores y un ingeniero que lo narraban. Sin embargo, es muy probable que el “error” estuviera fundamentado en una modalidad

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51

Transporte de semilla al lote: El transporte de la semilla al lote se hace por vía

terrestre, transitando la carretera que atraviesa el espacio de la plantación y por

vía fluvial, a través de algunas quebradas que dan acceso a las parcelas.

El transporte por vía terrestre es una de las dos labores en la plantación que

requieren de la especialización de un individuo. El arriero del proyecto, llamado

por todos Tocayo, es también agricultor de palma, pero debido a su

especializada labor no puede trabajar en su parcela. De ella se hace cargo su

esposa y acude a la contratación de trabajadores para completar las labores.

Tocayo trabaja con dos arrieros más, uno de ellos un paisa que vive en la

cabecera y todos los días se embarca en la lancha de Corpoica. Es el único paisa

que trabaja en la plantación, salvo por aquellos que son contratados por algunos

propietarios para tumbar las parcelas.

El trabajo consiste en cargar las palmas en mulas y caballos desde los viveros,

generalmente desde el vivero Central, hacia las parcelas que ya están listas para

sembrar. Cada animal puede cargar entre 8 a 10 palmas y diariamente trabajan

entre 5 a 7 mulas o caballos. El pago de esta labor es de 260 pesos por palma

llevada al lote.

Para el transporte fluvial, debido a que existen 22 parcelas en la plantación cuyo

acceso se da únicamente a través de las quebradas, las palmas deben ser

transportadas en una embarcación. En este caso se cargan las palmas en la

lancha de Corpoica y un motorista hace el trabajo. A diferencia del caso anterior,

la labor de este motorista no es especializado, ya que también trabaja en otras

labores en la plantación (trazando, rozando o arreglando la carretera). Su pago es

por viaje realizado

Como se ha dicho ya, el avance del proyecto está a la merced de una carretera en

condiciones muy adversas y de un grupo de mulas y caballos que a través de ella

local de cultivo, en la cual las palmas se siembran a veces juntas y sin dejar espacios tan amplios, tal como pude observar con las palmas africanas que se sembraban en los huertos de las casas.

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52

deben transportar la semilla hacia las parcelas. La infraestructura y en particular

el tema de las vías, es fundamental en las plantaciones agroindustriales, y define

su vialidad: “grandes pérdidas o ganancias están en juego con el diseño de la

red de vías que recorrerán la futura plantación. Estas vías deben cubrir, cual

esmerada telaraña, todos los puntos del sembrío” (Restrepo 2004: 76).

Estas plantaciones dependen de una infraestructura y maquinaria modernas que

no es accesible para los agricultores. Tractores y volquetas transportan insumos

y semillas a través de las vías principales, y animales fuertes de tracción como

los búfalos, hacen lo propio en las vías secundarias, entre las parcelas (Restrepo

2004: 79). Las tumbas y rocerías se efectúan en ocasiones con guadañas y

retroexcavadoras42

. Es bastante ilustrativo ver que se está adelantando un

proyecto de 700 hectáreas de palma, siguiendo el mismo modelo agroindustrial,

con una infraestructura y maquinaria totalmente opuestas, haciendo uso

principalmente de la fuerza de brazos y piernas para maniobrar el machete y las

mulas.

Además, las condiciones ambientales del lugar, particularmente las

características del suelo y el régimen de lluvias, son claros limitantes para este

modelo de proyecto agrícola, cuando carece de la infraestructura y la maquinaria

obligadas. Estas mulas y caballos deben transportar una pesada carga de 10

palmas sobre sus lomos a través de un camino arcilloso y blando que se

encharca con excesiva facilidad después de las lluvias, las cuales son constantes.

Las zanjas se tapan con facilidad y en ocasiones son invadidos con maleza

arruinando su tarea de mantener drenada la carretera y convirtiendo su trayecto

en un martirio, máxime cuando se trata de manipular a estos animales. Las

mulas resbalan, quedan enterradas en el camino o meten sus patas en las zanjas y

el arriero debe levantarlas y volverlas a cargar con las palmas. Muchas terminan

el día con profundas heridas en los lomos lo cual las imposibilita de trabajar al

día siguiente. En ocasiones, debido a las grandes limitaciones, la única opción de

transporte son los brazos y hombros de los trabajadores.

42 Esto se refiere particularmente a las plantaciones agroindustriales de Tumaco. La información fue proporcionada por algunos funcionarios de Corpoica

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53

Al mismo tiempo que las lluvias limitan enormemente el transporte de palma

por la carretera, también aceleran el crecimiento de las malezas, obligando a los

agricultores a conformar grupos para realizar la rocería pertinente. Así pues,

sucede que el propietario ha rozado su parcela y la ha dejado lista para la

siembra, pero debido a los inconvenientes del transporte de palma, esta no llega

a tiempo y la parcela vuelve a cubrirse de maleza. El agricultor debe entonces

realizar otra rocería – la cual no está contemplada en el cronograma- con todos

los gastos en jornales que esta implica y obligándolo a cubrirla con recursos

propios. La situación es crítica ya que muchos agricultores no cuentan con

dichos recursos.

También los movimientos de las mareas determinan el transporte de palmas, en

lo que respecta al transporte fluvial. En el área de la plantación, cercana a la

bocana del rio, la influencia de las subidas y bajas del mar cambian la dirección

del rio Guapi dos veces por día. Así, las altas mareas provocan la entrada de

agua al rio, hasta de 4,5 metros (Del Valle 1996). Cuando la marea baja, el

transito a través de las quebradas se imposibilita ya que el agua retrocede.

Durante estos espacios de tiempo el transporte de palma no es posible, obligando

a organizar dicha actividad conforme a los ciclos de las mareas43

.

Si bien no podemos afirmar aquí que los ciclos climáticos definan el tipo de

actividades que se realizan en la plantación, como si sucede con los sistemas

económicos locales, es cierto que el factor precipitación y los ciclos de las

mareas influyen de manera determinante en el desarrollo de algunas actividades,

como el caso que aquí tratamos. Los días de verano son propicios para

transportar la palma por vía terrestre y la labor se facilita en gran medida, así

como en algunas horas del día es imposible transportar la palma a través de las

quebradas.

El proyecto define su propia temporalidad de actividades ligada al compromiso

de entregar las 700 hectáreas sembradas a una fecha límite y no contempla

43 Las aguas ascienden por periodos de 6 horas y media y descienden en lapsos de la misma duración (Arocha 1991: 210)

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54

variaciones de orden ambiental, ni considera estos ciclos como determinantes44

.

Sin embargo, la dureza del medio y de sus ciclos, sumada a la carencia de

infraestructura y maquinaria, obliga a considerar otra forma de organizar las

actividades, mas a fin con los ciclos ambientales45

.

Distribución de semilla en el lote: Una vez los arrieros han transportado las

palmas al lote del propietario, estas deben distribuirse por toda la parcela y

ubicarse en los puntos que ha definido el trazado. Para ello se reúnen un grupo

de mujeres u hombres, o bien grupos mixtos quienes utilizando brazos y

hombros cargan las palmas. Cuando las parcelas están cerca a algún vivero, la

actividad se lleva a cabo desde el vivero, y el grupo de trabajo selecciona las

palmas que quiere sembrar en su parcela.

El desembolso por esta actividad es de 140 pesos por palma cargada.

Siembra: La siembra de la palma se ha divido en tres actividades: el ahoyado, la

fertilización, y la siembra, cada una relacionada con su costo. En primer lugar

debe abrirse un hueco de una profundidad determinada en el punto exacto donde

se ha clavado la traza, utilizando un machete para limpiar el lugar y una pala

para cavar. La actividad se paga a 300 pesos por hueco.

Luego de la ahoyada, la persona que siembra debe fertilizar el hueco,

esparciendo una cantidad de cal al interior de este. La cal la entrega Corpoica

44 En opinión de algunos ingenieros, resultaba insostenible frenar algunas actividades como la rocería debido a las lluvias, desconociendo la organización temporal de las actividades agrícolas utilizada localmente, la cual está, en gran medida, supeditada a los ciclos climáticos. 45 En Informe presentado por Corpoica al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, a propósito de un llamado de atención por el retraso en las actividades, Corpoica argumenta: “Si hacemos un análisis del cronograma de siembra podemos establecer que el promedio de siembra mes es de 46 hectáreas y precisamente en uno de los meses de mayor precipitación pluvial en septiembre, en donde se presentan las mayores dificultades en el terreno, el cronograma establecido se multiplica por 4,3 veces más del promedio. Sin que ello implique en lo real cambio de las condiciones de siembra, ni a habido aumento en el numero de mulares y caballares, ni aumento de la maquinaria agrícola (tractores y vagones de carga), las condiciones viales están en proceso de mejoramiento pero a la fecha de este escrito las labores no se han terminado. Se pretende alcanzar mayores resultados sin alterar las condiciones que precisamente lo dificultan. Aquí no se tiene en cuenta para nada todos los imprevistos planteados”.

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55

cuando el agricultor solicita fertilizar su parcela, y define la cantidad que debe

aplicarse. Esta actividad se paga a 180 pesos.

Por último se desembolsa la palma y se siembra en el hueco fertilizado,

asegurándola bien a la tierra. El pago correspondiente es de 260 pesos por palma

sembrada.

Estas actividades de siembra son realizadas por mujeres generalmente, aunque

también la realizan hombres o grupos mixtos, y de manera individual por parte

del propio agricultor.

Limpieza: La limpieza es la rocería que se realiza después de la siembra. La

maleza, como ya se ha dicho, tarda apenas tres meses en crecer de nuevo y

amenazar los cultivos, lo cual exige un control constante de tres a cuatro rocerías

al año46

, 47

.

Cuando la actividad se realiza con machetes exige cuadrillas de 4 a 8

trabajadores pero si se utiliza bomba fumigadora se forma un grupo de 4

trabajadores mínimo, que maniobran la maquina y manejan las mangueras que

riegan el herbicida. Como cualquier rocería o labor de tumba, se trata de una

actividad esencialmente grupal y realizada únicamente por hombres.

Aquí también se evidencian relaciones laborales como el cambio de mano entre

parientes propietarios, particularmente hermanos o primos, que intercambian

simétricamente el trabajo de las cuadrillas. Sin embargo, como ya se ha dicho,

estas situaciones son excepcionales.

El pago de esta actividad es de 100.000 pesos por hectárea. Como se ha descrito

para las anteriores rocerías, Corpoica instrumentaliza aquí el destajo para

efectuar el desembolso de la actividad, es decir, un pago por unidad producida,

en este caso la hectárea. Sin embargo el propietario debe instrumentalizar el

46 Si se realizan con machete, ya que cuando se utilizan herbicidas la maleza tarda en crecer periodos más largos. 47 Cada 70 días.

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jornal, 25.000 pesos con remesa y 20.000 pesos sin remesa, para pagar sus

trabajadores ya que la labor ocupa varios días y varios brazos.

Plateo: El plateo consiste en limpiar de maleza los alrededores inmediatos de

cada palma, utilizando el machete. Puede realizarse de manera individual o en

grupos, y la desempeñan hombres.

El plateo debe realizarse cada 50 días y se desembolsa un valor de 180 pesos por

palma.

Apertura y mantenimiento de drenajes: En la plantación existen un drenaje

principal que sigue el mismo curso de la carretera, el cual había sido abierto con

ocasión de la experiencia del cultivo pasada. Naturalmente la zanja se tapó

completamente y se cubrió de maleza, por lo que era necesario abrirlo de nuevo.

Los otros drenajes los componen aquellos que deben abrirse en las parcelas,

fundamentalmente en aquellas que se ubican en suelos bajos e inundables.

Las labores de mantenimiento se dirigen hacia la zanja de la carretera,

limpiándola de maleza con machete y cavándola de nuevo con palas. La apertura

de drenajes se realiza en aquellas parcelas con suelos bajos, y los sitios son

identificados por sus propietarios.

La actividad puede desempeñarse de forma individual, especialmente para el

drenaje de la carretera, o bien de forma grupal para la apertura de drenajes en las

parcelas, y se realizan en épocas de invierno o después de las lluvias. El pago es

de 800 pesos por metro de zanja.

Mantenimiento de la carretera: Esta labor no estaba contemplada en la

planeación del proyecto pero debido a los grandes inconvenientes que se

presentan en el trasporte por la carretera, se planteó y puso en práctica una

solución temporal, en base a la oferta de los recursos del medio circundante. Se

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57

trata de empalar la carretera con trozas o tablas de maderas extraídas de los

montes circundantes48

.

Para la realización de esta actividad se reúne una cuadrilla de 8 integrantes,

conformada por hombres miembros de las familias de agricultores49

quienes, con

motosierra y hachas, deben extraer las trozas y tablones más adecuados y

resistentes de los montes circundantes50

. Luego de extraídas las trozas, estas

deben colocarse sobre la carretera dejando espacios entre ellas para el camino a

personas, y totalmente juntas para el paso de animales. Este trabajo se paga a

8000 pesos por metro de carretera empalado.

En algunos tramos de la carretera, el procedimiento posterior es cubrir los

tablones con tierra y luego consolidar la obra agregando piedra de rio,

conformando una vía artesanal que soluciona el problema solo temporalmente51

.

Para estos trabajos se conforman grupos mucho más pequeños o en ocasiones

parejas de hombres.

Si se lograra construir esta vía artesanal en toda la carretera, los funcionarios de

Corpoica vislumbran la posibilidad de poner en funcionamiento un mototaxi52

para las labores de transporte, y así reemplazar a los agotados animales. Todo lo

anterior en espera de la construcción de una posible vía pavimentada, sobre la

cual solo se han hecho los estudios de ingeniería civil.

48 Estos montes tienen propietarios, pero debido a una concepción particular de la propiedad, en la cual sólo lo susceptible de comercialización es considerado privado (Restrepo 1996: 298), la extracción de esta madera para empalar la carretera no debería generar conflictos. Estos montes son de carácter colectivo siempre y cuando la persona que explote sus recursos no comercialice con ellos. No obstante, escuche un par de veces sobre conflictos generados con los propietarios ya que interpretaban que con esas trozas extraídas de sus montes, las personas del proyecto se estaban enriqueciendo. Aunque la madera que se extrae de allí no tiene fines comerciales, la denuncia del propietario puede ser comprensible ya que con esta madera se contribuye al desarrollo de un proyecto productivo. 49 Cuando Corpoica inicio la realización de esta labor contrato trabajadores externos a la comunidad de agricultores del proyecto, lo cual disgusto a la AFPG, quien exigió participación y accedió al contrato. 50 Maderas como chanul, chaquiro, pacora y guasca son las más utilizadas por su dureza. 51 Hay que resaltar el carácter puramente provisional de esta obra, ya que después de unas semanas de haber empalado la carretera, la humedad y el peso de los animales sobre los tablones terminan por doblarlos y arruinarlos, o bien, el suelo arcilloso y blando los absorbe. 52 El mototaxi es la modalidad de transporte público en la cabecera. Los carros no existen salvo por aquellos que utilizan la armada nacional y la policía.

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Trabajo en viveros: Los viveros son tal vez los sectores de la plantación donde

el ingeniero de campo concentra la mayor parte de su tiempo, supervisando y

controlando el desarrollo de las palmas y coordinando el trabajo del supervisor

encargado de su cuidado. El vivero Central, el más grande y más importante en

la plantación, recibe la constante visita de los técnicos, y se ha contratado a uno

de los habitantes del caserío, Don Lea, para que se encargue exclusivamente de

su cuidado. Su labor, junto con la realizada por Tocayo en el transporte de

palmas, quien además es su hijo, son las únicas especializadas en la plantación,

sin contar claro con el trabajo de los ingenieros y funcionarios de Corpoica. Don

Lea, nombrado por algunos como símbolo del proyecto, es un hombre de

avanzada edad que conoció y participó en los proyectos anteriores de palma, en

los cuales recibió la capacitación técnica de los expertos de del INCORA.

Aunque no participa en el actual proyecto como propietario si hace parte de las

familias agricultoras ya que sus dos hijos, a quienes les heredó sus tierras para

que sembraran palma, si conforman la lista de agricultores.

Desde las 7 de la mañana hasta la finalización de las jornadas en la plantación,

entre las 4 y 5 de la tarde, su especializada labor en el cuidado general del vivero

central consiste en una actividad básicamente manual, revisando el estado de las

palmas, podando las más grandes, desyerbando manualmente la maleza al

interior de las bolsas, o fumigando con herbicida los alrededores y enderezando

las que han sido dobladas por el viento, entre otras labores. Se le paga un jornal

de 20.000 pesos.

También allí trabaja un fumigador que utilizando una bomba cargada a sus

espaldas, quema la maleza de los alrededores. A este trabajador se le paga un

jornal.

Los otros viveros de la plantación, “El Barro”, El Núcleo”, “Nemesio” y

“Parcelas”, no tienen a su disposición personal especializado que se encarguen

de su cuidado y mantenimiento constante. Cuando las malezas crecen allí, se

contratan mujeres que de forma cooperativa trabajan en los viveros desyerbando

las bolsas, labor que se paga por unidad, es decir bolsa- palma, desyerbada. La

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59

ubicación y distribución de estos viveros responde a consideraciones de acceso a

los lotes, ya que la totalidad de las parcelas no pueden ser suministradas con las

palmas que se transportan desde el vivero Central53

.

Otra de las actividad realizadas fue la desempeñada por grupos de mujeres

cuando se estaban estableciendo y adecuando los viveros. El vivero es el espacio

agronómico donde las semillas de palma se siembran y cumplen un periodo de

desarrollo de aproximadamente un año, en el cual reciben una serie de

tratamientos agrícolas y técnicos –aplicación de abonos y fertilizantes- hasta

que están listas para plantarse en las parcelas. Inicialmente las palmas

permanecen 3 meses en pequeñas bolsas y alineadas en una empalizada

denominada camas –etapa de previvero- , para luego, una vez han alcanzado las

dimensiones requeridas, ser transportadas a bolsas mas grandes las cuales

también se alinean en el suelo donde cumplen 10 meses de tratamiento final. Los

viveros están divididos en bloques, en los cuales se ubican las palmas según el

desarrollo que presenten.

Para estas labores se reunieron grupo de mujeres que de forma coopertaiva, y

con la supervisión y ayuda de los ingenieros, preparaban la tierra y llenaban las

bolsas54

, sembraban las semillas y las ubicaban en hileras rectas tanto en

previvero como en vivero. Los pagos para estas actividades se hacían por bolsa

llenada de tierra y sembrada.

Es importante anotar que si bien la consecución de tierra, el llenado de las bolsas

y sobretodo su transporte y alineamiento en los viveros son actividades que

requieren mucho esfuerzo físico y resistencia, la labor no fue desempeñada por

hombres, quienes en apariencia, y como se ha demostrado a lo largo del texto,

desempeñan las labores que implican mayor fuerza. Lo anterior es revelador en

cuanto a la división del trabajo por género que se presenta localmente, en la cual

las mujeres, en lo que respecta a la agricultura, se desempeñan

fundamentalmente en labores manuales que suponen un contacto directo con el

53 Únicamente aquellas que tienen acceso a la carretera, las otras parcelas, ubicadas más adentro, deben suministrarse con las palmas de estos viveros periféricos. 54 Según las cosideraciones técnicas sobre la composición de los suelos, ya que la tierra de la región es bastante arcillosa y no drena lo suficiente, esta debe mezclarse con arena.

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60

cultivo, es decir el acto de sembrar y particularmente, en el cuidado de las

plantas en su etapa inicial. En adición, hay que recordar que en los huertos o

cultivos familiares, el espacio de trabajo de las mujeres son los semilleros y las

azoteas, en comparación, lo más parecido a estos viveros tecnificados.

Prácticas económicas alternas al cultivo de palma africana

El modelo de agricultura modernizada cuyo mayor exponente es la plantación, responde

a la lógica de la rentabilidad del capital y la acumulación. Este modelo se sostiene en

unos significados y usos de la naturaleza particulares (Escobar 1996: 126), a partir de

los cuales se produce un paisaje disciplinado propio del monocultivo. La plantación “se

divide en lotes de extensiones homogéneas, con igual número de palmas, que a

distancias predeterminadas constituyen hileras que se suceden unas a otras en exactos y

monótonos intervalos” (Restrepo 2004:76). Se trata, en síntesis, de un modelo de

naturaleza uniforme, en el cual el espacio productivo y el trabajo se orientan a la

reproducción de un solo cultivo. Con ese paisaje esperaba encontrarme al visitar mi

campo de estudio, un extenso monocultivo de filas verdes en lugar del bosque.

La deforestación del bosque, como expuse en las primeras líneas de este capítulo, era

evidente, y las disciplinadas hileras de palmas ya se estaban sembrando. Sin embargo,

en las parcelas de los agricultores no solo había palma africana, sino una gran variedad

de cultivos entre los cuales sobresalían los colinos, el maíz, la yuca y la papachina, pero

no sembrados en hileras rectas respetando intervalos de distancia estándar, sino en un

orden que responde a conocimientos locales y mapas mentales sobre el tipo de suelos y

la asociación entre los cultivos. La monotonía de la palma era interrumpida por el

policultivo, hasta el punto de convertir el paisaje en un mosaico impensable desde el

punto de vista de la plantación.

Como ya se ha enunciado en páginas anteriores, el cultivo de palma no se instaura en la

economía de los agricultores en término absolutos, ya que es alternada con una variedad

Page 61: MORA CARRILLO IVAN DARÍO_A MULA Y MACHETE_2010

61

de prácticas económicas diversas, realizadas tanto en las parcelas y montes

circundantes, como en diversos oficios desempeñados en la cabecera. El agricultor del

proyecto puede trabajar como constructor en Guapi jornaleando y dedicar unos días para

dirigirse a su parcela, pero no solo a cultivar palma, también puede cazar en los montes,

o bien a sacar madera por las quebradas. Si bien algunos dedican mayor tiempo al

cultivo de palma que otros, como se explicó, en ningún caso el agricultor es

exclusivamente un palmicultor, que concentra todas sus fuerzas económicas hacia la

reproducción de un mismo producto agrícola.

Según se ha investigado múltiples veces, la característica más sobresaliente de la

economía de las comunidades negras es la combinación y alternancia de múltiples

actividades económicas, utilizando diversos espacios productivos. Sea que se le llamen

polimorfos o polivalentes, existen modelos productivos en los cuales se practica una

actividad económica alrededor de la cual se articulan un conjunto de actividades

alternas (Restrepo 1996: 86). La minería se puede alternar con la agricultura en las

zonas medias y altas de los ríos, y en las zonas bajas, se da lo mismos entre la pesca en

esteros y mares y la agricultura (Arocha 1996). Estas comunidades se articulan al

mercado mediante alguna actividad particular (minería, extracción maderera, pesca de

mar, o vendiendo su fuerza de trabajo en diversos oficios en el pueblo), y como

complemento practica otras actividades al margen del mercado, que se fundan y se

orientan hacia la reproducción del grupo doméstico y en función de la auto subsistencia.

Con el cultivo de palma se establece un modelo en el cual el agricultor se inscribe en

dos lógicas económicas distintas: la de la agricultura modernizada y tecnificada del

capital, cultivando palma y la de la economía de subsistencia que proporciona seguridad

a la reproducción del grupo doméstico. No obstante existen variantes, que fueron las

anotadas para el caso de los agricultores del pueblo, cuando este se articula a oficios y

empleos que ubican en un segundo plano el cultivo de palma.

Las actividades económicas alternativas al cultivo de palma pueden encasillarse en dos

clases, según su realización en el espacio y en el tiempo:

a) Aquellas prácticas económicas que se realizan simultáneamente con el

cultivo de palma y en el mismo espacio de la plantación:

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62

Para este caso hablamos de un conjunto de prácticas económicas que

realizan el agricultor y su grupo de trabajo, cuando se dirige hacia las

parcelas con la intención de trabajar en la siembra de palma. La cacería, la

extracción maderera, el cultivo de pancoger, la cría de animales en

ocasiones, y de manera reducida la pesca en quebradas, son aquellas

actividades.

La cacería es una actividad típicamente relacionada con la agricultura. Según

Whitten, “La agricultura va cogida de la mano con la caza, no solo porque

el rastrojo es un buen lugar para encontrar animales como el agutí y el

ciervo, sino también porque el viaje entre la casa y la chacra les brinda a

los hombres la oportunidad de cazar saíno de labio pecarí y algún tapir. La

caza es el complemento usual del cultivo” (1992: 80)

En el caso de la plantación, es claro que la gran deforestación en la zona ha

impactado de manera importante esta práctica económica, ya que vulnera el

hábitat natural de los animales silvestres que se cazan localmente,

volviéndolos escasos. No obstante, en la interpretación local, el sonido de la

motosierra ahuyenta a los animales y los desplaza hacia montes más arriba,

pero nunca desaparecen, e incluso estos vuelven55

. Así pues, la cacería se

sigue practicando por los grupos de trabajo en la plantación, y en varias

modalidades, según lo expuesto por Restrepo (1996: 280-288). La modalidad

mas practicada es la cacería diurna ocasional. En efecto, es muy común

observar que los trabajadores cargan consigo escopetas o llevan perros a los

ranchos que construyen en las parcelas. Mientras realizan la rocería o

siembran las palmas, es probable que algún venado salga a la vista atraído

por los cultivos de pancoger y los trabajadores deben estar preparados para

darle caza. También en las noches, después de las jornadas de trabajo en la

parcela y sólo en los casos donde el propietario construye ranchos allí, el

grupo puede adentrarse en los montes circundantes a conseguir algún

venado, conejo o tatabro, para la alimentación del rancho. Esta modalidad de

cacería directa nocturna la realizan algunos trabajadores y agricultores en

55 Conversación con Don Tomas Obregón. Esta interesante interpretación cultural se encuentra también en Restrepo 1996

Page 63: MORA CARRILLO IVAN DARÍO_A MULA Y MACHETE_2010

63

las fechas de menguante. La cacería con trampas también se practica con

bastante frecuencia (cacería indirecta). El grupo las deja a las afueras del

rancho y cerca a los cultivos de pancoger o a las palmas africanas durante

toda la noche56

, ya que hay un ratón de monte que disfruta comiéndose las

pequeñas palmas. Al amanecer encuentran en su interior al desafortunado

animal, al cual despellejan y asan para el consumo del grupo.

Sobre el cultivo de pancoger en las parcelas de palma ya se ha adelantado

información. Así como se observa al trabajador que se dirige a la parcela con

escopetas, también a los agricultores o sus esposas se le ve cargando con

frecuencia alguna cepa de palma de chivo o colino, tallos de yuca, caña o

palos de frutales enchuspados57

con la intención de sembrarla en su parcela.

En la plantación se encuentran principalmente parcelas con colinos y maíz58

Es común que estos cultivos sean traídos desde otros ríos donde los

propietarios tienen también tierra. Don Serveliano Segura, por ejemplo, se

embarco a las tierras de San Francisco en el rio Napi a traer semillas de maíz

para sembrar en su parcela de palma. Igual proceder fue el de Henry

Sinisterra, quien trajo, también del Napi, tallos de chivo y colino, aunque, en

opinión suya, la tierra de las parcelas no es tan fértil como las suyas más

arriba.

Los frutales pueden ser sembrados con anterioridad al interior de chuspas y

puestos en las azoteas mientras están listos para sembrar en las parcelas, todo

lo anterior a cargo de las mujeres. Para la siembra en la parcela, el agricultor

selecciona los lugares más propicios en orden a un conjunto de

conocimientos y mapas mentales sobre la propiedad de los suelos y su

aptitud para cada cultivo. Reconoce los suelos por su color, textura y

56 Recientemente una plaga eta afectando a los agricultores del proyecto. Los ratones de monte salen durante las noches y atacan las pequeñas palmas recién sembradas, principalmente sus hojas. En respuesta el agricultor usa venenos, o bien, ubica trampas en la parcela, con lo cual controlaría el problema, además de hacerse con la carne de estos animales. 57 Chuspa es la acepción local para referirse a las bolsas. 58 Un colino en una finca donde predomina variedades de plátano, asociados a otros cultivos, en este caso yuca, papachina, piña, caña y otros frutales. El maíz, por su parte, es una finca donde predomina este cultivo, también asociado a otros cultivos de pancoger.

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64

consistencia: en los suelos más oscuros y húmedos, de color negro, siembra

las variedades del plátano principalmente, los frutales y los semilleros59

, y

en los suelos de color claro, secos y duros, siembra la yuca principalmente,

la papachina, la piña y la caña. También identifican suelos altos y bajos,

siendo estos últimos los indicados para sembrar el maíz, debido a su

humedad. Los suelos altos, los más secos, fueron los indicados para adecuar

los viveros, en los cuales el agricultor siembra también cultivos de pancoger

como la yuca y la caña.

La siembra y cuidado de estos cultivos se realiza en orden a conocimientos y

prácticas agrícolas locales que difieren a los conocimientos expertos. El

pancoger no se siembra respetando un patrón de distancia entre los cultivos

ni conforme a un conjunto de estudios de aptitud agroecológica de los

suelos. Además, la siembra de algunos cultivos responde a un calendario

cultural, como sucede con el maíz. Este se siembra al voleo, regando de

manera dispersa las semillas sobre los suelos bajos durante el mes de julio,

en ocasión de la celebración de la virgen del Carmen, para ser cosechado en

Noviembre. Por ser un cultivo rotativo, solo vuelve a sembrarse hasta el

próximo año, en ocasión de las mimas festividades60

. El colino y los demás

cultivos si pueden sembrarse en cualquier mes del año y duran

aproximadamente de 3 a 5 años. Los tiempos de carga o cosecha de estos

productos superan siempre los tres meses. Así, el maíz dura cuatro meses, el

plátano ocho, la papachina tres meses, y hay yucas de año y yuca de tres

meses.

Asimismo, la extensión de estos cultivos no supera las dos hectáreas-de las

seis que ocupa la palma- y su lógica es siempre la de cubrir la demanda

alimenticia del grupo doméstico, no la de la comercialización del producto.

59 Semilleros de chiyangua y borojó son los que pude observar. Estos semilleros se sitúan cerca a algún tronco que les de sombra o bien se tapan con palmas de corozo, ya que la tierra debe mantener su humedad. 60 Aquí se evidencia la coexistencia de disimiles tipos de cultivos. Mientras la palma es un cultivo perenne de tardío rendimiento que puede durar 3 años para empezar a producir y una vida de hasta 25 años, el maíz es cíclico, dura solo 4 meses y se cultiva una vez al año.

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65

La convivencia de estos cultivos con la palma africana puede conducir a la

alteración de algunas prácticas utilizadas localmente. En la etapa actual de

cultivo, cuando las palmas están recién sembradas y no alcanzan alturas

importantes, este modelo de cultivo multiestrata es perfectamente

compatible, sin embrago, una vez las palmas alcancen dimensiones

superiores comenzaran a ser incompatibles. Las técnicas de cultivo tendrán

que modificarse en orden a la disciplina de la plantación. Por ejemplo, el

cultivo del maíz que describí anteriormente, conforme las palmas empiecen a

crecer, tendrá que modificarse, si no abandonarse. Ya no se podrá sembrar al

voleo, regando la semilla aleatoriamente en los suelos bajos, sino sembrando

tallos en sitios determinados para que no interrumpan el crecimiento de la

palma, como por ejemplo, en el espacio entre palma y palma. Así sucede ya

con los colinos en algunas parcelas, los cuales se alinean con las palmas

africanas. Otro resultado podría ser el creciente uso de abonos y fertilizantes

químicos en estos cultivos. Don Aristídes Nieves, por ejemplo, recicla la

tierra de las bolsas que son descartadas en vivero, la cual contiene

fertilizantes y abonos químicos y se la aplica al plátano de su parcela.

La extracción maderera se ejecuta también en los montes que circundan la

plantación. Algunos propietarios sacaron las maderas más finas mientras

tumbaban su parcela de palma, y la comercializaban en la cabecera, o bien

construyeron ranchos, casas en el pueblo o potrillos. Se sacan maderas como

el cuesandé, el peinemano, el poteco y el chaquiro61

. Dependiendo de la

accesibilidad de la parcela a una vía de comunicación, los propietarios

pueden sacar la madera por la carretera o por las quebradas, en cuyo caso se

deben tener en cuenta las pujas o pleamares que suben y bajan el nivel de los

ríos.

La pesca en quebradas y la cría de animales son actividades que se realizan

en menor medida que las anteriores, ya que en raras ocasiones las pude

evidenciar. En mi visita a algunas parcelas de la plantación puede observar

en los ranchos que se construyen allí, anzuelos y catangas62

para pescar. Los

61 En la cabecera se vende una docena de tablones de chaquiro por 50.000 pesos 62 La catanga es una trampa para peces.

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66

trabajadores las utilizan ocasionalmente en las quebradas cercanas a los

ranchos o los sitios de trabajo en la parcela, mientras realizan alguna

actividad, como por ejemplo la fumigación. También los niños y niñas que

acompañas en ocasiones a sus parientes a trabajar, pescan allí mojaras, todo

para el consumo del grupo.

La cría de animales en la mayoría de los casos es un proyecto de algunos

agricultores. Como ya había anotado, esta actividad se presenta en los

huertos familiares detrás de la casas, pero se piensa también realizar en las

parcelas. Don Serveliano Segura, por ejemplo, vive en el municipio donde

tiene cultivos familiares y cría cerdos. Su intención es construir un corral en

su parcela, en el espacio triangular entre las hileras de palmas, para dedicarlo

a la cría de cerdos.

b) Aquellas actividades que se realizan en otros espacios y otros tiempos

alternos al trabajo en la plantación de palma.

Existe otro conjunto de prácticas económicas que se efectúan en espacios

diferentes a la parcela de palma. Ello implica la suspensión de los trabajos en

la plantación y la movilización de los agricultores.

Para este caso existen dos posibilidades. Que el agricultor se emplee en

diferentes oficios fuera del área rural, generalmente en la cabecera municipal

y según la oferta laboral, o que trabaje en el área rural pero en otras tierras.

La primera posibilidad, como había mencionado ya, sucede con los

agricultores que residen en el pueblo y la segunda es más común con los

habitantes del área rural (caserío Las Parcelas y Bonanza) aunque no

exclusiva de ellos.

La ocupación de los agricultores en otros oficios es interpretada por algunos

funcionarios de Corpoica como ausencia de vocación agrícola, tal vez

ignorando la movilidad característica de estas personas, la cual hace que no

se dediquen a una sola ocupación. El jornaleo en diversos oficios, la

albañilería, el rebusque, y la construcción y cargue de barcos son los más

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67

comunes. En algunos casos, fundamentalmente cuando el propietario cuenta

con recursos para ello, dedica la mayoría de su tiempo a sus ocupaciones en

el pueblo y consigue trabajadores para su parcela de palma, sin trabajar

activamente en ella. En otras ocasiones, el propietario si trabaja en su parcela

pero debe alternar los días de trabajo entre cada actividad, dando prioridad,

en la mayoría de los casos, al oficio en la cabecera. Debido al profundo

carácter polivalente de la economía en esta región, el agricultor de palma

puede trabajar durante la semana en dos actividades distintas. Y la razón

principal por la cual se ausenta de sus parcelas de palma para trabajar en

estos oficios, tal vez no es por una inexistencia de vocación agrícola, sino

fundamentalmente por la necesidad inmediata de suplir sus necesidades,

principalmente alimenticias63

. Así pues, si estos oficios brindan mayores

ingresos al agricultor que el trabajo en su parcela, debe darles prioridad.

Además, la modalidad semanal o quincenal de los desembolsos es de difícil

asimilación por parte de la población local, la cual acostumbra a trabajar al

diario. El agricultor no puede esperar tanto tiempo para recibir el dinero, ya

que carece de los medios para hacerse del sustento diario.

En las ocasiones en que acompañaba a los ingenieros o funcionarios de

Corpoica y nos encontrábamos con alguno de los propietarios o trabajadores

del proyecto, se les preguntaba porque no habían trabajado en la parcela, a lo

cual el agricultor respondía: “tengo que ir a trabajar a otro lado porque no

hay comida en la casa”.

En el área rural se realizan otras actividades económicas. Es común que

algunos agricultores se embarcan hacia otros ríos o quebradas

principalmente a extraer madera. Allí poseen tierras de herencia familiar

desde tiempos remotos, mientras que una importante cantidad de terrenos en

la plantación fueron comprados para sembrar palma64

. El agricultor visita

63 “sin comida yo a ese monte no me meto”, es una de las expresiones más escuchadas entre propietarios y trabajadores del proyecto. 64 El costo de las tierras se determina localmente y depende principalmente de lo domado del terreno, es decir del trabajo o grado de intervención que presenta. Como las tierras de la plantación se habían dejado en barbecho durante muchos años y el bosque secundario creció exuberantemente, los precios eran los más bajos, de 300.000 a 500.000 pesos la hectárea.

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68

estas tierras cuando necesita extraer madera para casas o potrillos, o bien

para hacerse cargo de los cultivos de maíz, arroz o plátano que sus familiares

siembran allí. Como no son actividades que se orientan al mercado, ya que la

madera que extraen no es para vender y los cultivos tampoco, podríamos

decir que estas actividades económicas son de subsistenca primordialmente.

Henry Sinisterra proviene del el rio Napi, en donde sus padres y hermanos

extraen madera, cultivan maíz, arroz, yuca y plátano y ocasionalmente

trabajan en la mina. El cultivo de coca también se realiza en su rio, lo cual ha

afectado drásticamente esta economía debido a que las fumigaciones queman

todos los cultivos. No obstante el trabajo en la plantación le exige la mayor

parte de su tiempo, logra siempre sacar un espacio cada mes para visitar a su

familia, donde se encarga de los cultivos. De igual forma, Henry también

dedica parte de su tiempo a extraer madera de terrenos propios, o de los de

algún vecino o pariente que lo haya convocado, con el fin de construir casas

o potrillos.

Aun así, Henry asegura que el trabajo en la plantación no le deja tiempo para

rebuscarse la plata en otros sitios, en los cuales, seguramente ganaría más

que dependiendo del crédito para cultivar palma. Preferiría irse a “minear”,

ya que si bien se aguanta hambre, la recompensa es grande.

Relaciones laborales

Las formas de organización laboral ejecutadas por los agricultores de palma ya han sido

esbozadas en las páginas anteriores, aquí solo resta describirlas con más detalle. Se

advierten diferencias entre modalidades de trabajo respecto del nivel socioeconómico de

los agricultores, y en el trabajo de mujeres y hombres.

El agricultor, como ya se expuso, puede trabajar tiempo completo en su parcela, alternar

ese trabajo con ocupaciones en el pueblo que le generan ingresos o bien no trabajar en

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69

su parcela y contratar trabajadores, en orden a una modalidad que decidí llamar

empresarial. Este último agricultor también podría denominarse con la categoría de

patrón, ya que además la fuerza de trabajo que emplea en su parcela es ajena a la

parentela o la vecindad (Castillo 2009: 44).

Cuando el agricultor, propietario de la parcela, trabaja en ella en actividades grupales, es

jefe de cuadrilla. En este caso, el conforma y moviliza su grupo, garantiza la comida y

paga sus trabajadores65

. Generalmente recluta a los miembros del grupo entre sus

parientes efectivos o vecinos66

, aunque también puede incluir trabajadores sin este tipo

de lazos. Debido a que el proyecto se basa en grupos de parentesco, es común que el

grupo de trabajo este conformado por otros agricultores. En estos casos, el grupo

trabaja las parcelas de todos ellos, alternando las actividades por días. Henry Sinisterra

trabaja con su hermano y sus dos primos, cada uno de los cuales es agricultor de palma.

Entre ellos cuatro realizaron la mayoría de las labores de cada una de las parcelas,

alternando el trabajo: un día/una parcela, o una semana/una parcela. Cuando realizaron

la fumigación, acudieron a un cambio de mano en el cual los cuatro fumigaban cada una

de los terrenos, intercambiando trabajo al margen del pago monetario. A estos grupos

pueden acompañarlos mujeres, que son generalmente las esposas, cuñadas o hermanas

de los agricultores, y se dedican, además de las labores de siembra enunciadas, a

sembrar algún frutal o a preparar la comida del grupo de trabajo.

De lo anterior se deduce claramente como el agricultor pasa de ser propietario y tener su

mano de obra a ser mano de obra de otros propietarios. Dicho de otro modo, el

agricultor no concentra su trabajo únicamente en su parcela, sino que la rota en otras

parcelas, por lo general de familiares o vecinos67

, llegando a trabajar simultáneamente

en dos parcelas durante una semana.

En el otro caso, cuando el agricultor no trabaja en su parcela, asume una figura de

patrón, y no de jefe de cuadrilla. El contrata un grupo de trabajadores por medio del jefe

de ese grupo, y generalmente sin ningún lazo de parentesco o vecindad con ellos. Estos

trabajadores son jornaleros que se acercan a él o a Corpoica a pedir empleo, o son, en

ocasiones, otros agricultores que necesitan ingresos, por lo general habitantes del

65 Si no garantiza la comida debe pagar un dinero adicional, que es de 5000 pesos por día. 66 Existen barrios en el pueblo que concentran una importante cantidad de agricultores, lo cual favorece la organización laboral a partir de los vecinos. 67 Es aquí donde pueden evidenciarse relaciones económicas simétricas al margen del intercambio monetario, aunque, vuelvo a insistir, estas son excepcionales.

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70

caserío. También Corpoica puede hacer la contratación, en los casos en que el agricultor

declara que no puede hacerse cargo de su parcela. Aquí el agricultor está completamente

ausente de la relación.

Lo anterior representa dos casos opuestos de agricultores, lo cual no niega la existencia

de agricultores intermedios que recurren a ambas modalidades. Así pues, los hay

quienes trabajan con parientes en algunas actividades y para otras contratan trabajadores

sin participar en estas.

Es importante señalar que estas posibilidades expresan situaciones socioeconómicas

distintas, ya que el agricultor que acude únicamente a la contratación y no al empleo de

la propia fuerza de trabajo o la de la familia, debe contar con los recursos necesarios

para ello.

Aparte de las labores circunscritas a las parcelas, existen otras que tienen que ver con el

sostenimiento de la plantación en general, como el mantenimiento y apertura de

drenajes, la empalada de la carretera y el trabajo en los viveros. Para este tipo de

labores, el trabajador, puede ser un agricultor o no, debe hacer el contrato en la oficina

de Corpoica o con el ingeniero de campo, los cuales pagan las labores con los recursos

del crédito.

Como ya se expuso, el presupuesto del proyecto está estructurado para desembolsar un

precio determinado para cada actividad y por unidad producida, así que todas las

relaciones laborales aquí evidenciadas están monetizadas. Los casos en los cuales el

agricultor acude al intercambio de trabajo (mano cambiada), con parientes también

agricultores, son excepcionales.

La categoría más adecuada para describir esta modalidad de pago seria el destajo, ya

que el trabajo se mide por unidades y se paga por el resultado obtenido. Por otro lado,

en el caso de las rocerías se presenta una relación diferente. Esta es la única actividad en

la plantación que es esencialmente grupal, y más importante aún, exige más de un día de

trabajo para terminar la unidad pagada, que es la hectárea. En otras palabras, el destajo

es compatible con todas las demás actividades ya que la unidad pagada puede realizarse

varias veces en un día: se siembran varias palmas en un día, se hacen varios puntos, se

cavan metros de drenaje o se transportan varias palmas. Pero con las rocerías no sucede

lo mismo, ya que una sola hectárea puede llevar más de dos días. Por esta razón, el

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71

agricultor debe pagar jornales a sus trabajadores, que es un pago establecido localmente

por día trabajado. El conflicto se origina porque el monto que se desembolsa por cada

hectárea, no alcanza a cubrir estos jornales.

Las mujeres, como se vio en páginas anteriores, participan en determinadas actividades

en la plantación, sea de manera cooperativa o individual.

Pueden trabajar de forma cooperativa tanto en grupos de mujeres, generalmente en el

trabajo en los viveros, como en grupos mixtos, junto a sus esposos, hermanos, cuñados

y otros parientes, en la siembra.

En la gran mayoría de los casos, cuando la mujer trabaja en labores de la plantación lo

hace con su grupo doméstico y con parientes cercanos, y en las parcelas propias o de

aquellos. Es extraño que la mujer sea contratada para trabajar en parcelas de agricultores

externos a la parentela, mientras que en el caso de los hombres si sucede con frecuencia.

Sin embargo si evidencie algunos de estos casos, en los que la mujer trabaja

principalmente en siembra. En algunas conversaciones con agricultores del proyecto

cuando les preguntaba sobre el trabajo de sus parcelas, me comunicaban que habían

contratado un grupo de mujeres para que les sembraran. En este caso, cuando las

mujeres trabajan en estas parcelas también lo hacen en grupos conformados por

parientes. Henry Sinisterra, por ejemplo, fue contratado por el señor Eudoxio Cesar

Prado para trabajar en su parcela, sembrando las palmas. Para el trabajo formó un grupo

junto con su esposa Linda Nieves y sus dos cuñadas.

Acudiendo a lo expuesto con relación al trabajo de las mujeres, puede argumentarse que

este es de carácter predominantemente familiar, ya que se organizan para trabajar

exclusivamente con parientes y su trabajo se concentra en gran medida en las parcelas

familiares. El hombre por otro lado, trabaja con más frecuencia junto con trabajadores

sin lazos de parentesco y puede concentrar su trabajo tanto en las parcelas familiares

como de otros agricultores.

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72

La oposición de las organizaciones sociales.

Posiciones críticas de reivindicación étnica.

El proyecto de palma en Guapi suma muchas voces de rechazo en toda la costa caucana.

A excepción de sus protagonistas -el Consejo Comunitario de Guapi Abajo- los otros

cuatro Consejos Comunitarios de Guapi y los Consejos Comunitarios de los municipios

de López de Micay y Timbiquí, en voz de sus representantes, se han manifestado en

contra de estos proyectos productivos. De igual forma, organizaciones de base con

marcada importancia en Guapi, como Junpro (Juventudes Unidas por el progreso) y

Coopmujeres, incluidas dentro de la Regional Cococauca (Cordinadora de Consejos

Comunitarios y organizaciones de base del pueblo negro del Pacifico caucano),

expresan su rotundo rechazo a este proyecto palmero, y lo sienten como amenaza

inminente para el patrimonio ambiental y cultural de su grupo étnico.

Conforme a su rechazo, asumen el proyecto como estrategia malévola del Gobierno

central y los empresarios para expropiar a la gente negra de sus territorios colectivos,

vulnerar la normatividad que los ampara, romper las relaciones sociales tradicionales y

socavar sus sistemas de producción mediante la destrucción del medio ambiente. Son

alegatos con un fuerte componente étnico.

En respuesta, proponen alternativas de desarrollo propio en las cuales se atienda las

particularidades culturales de la economía propia y donde se mire los productos locales

y no los monocultivos promovidos por el Estado.

La coca y la palma: “estrategia malévola” para vulnerar los territorios colectivos.

Tal como se expuso antes, en lo establecido por el Departamento Nacional de

Planeación, el proyecto de palma en Guapi tiene un doble propósito: el mejoramiento de

la calidad de vida mediante la implementación de un cultivo empresarial y la

erradicación de los cultivos ilícitos bajo el Programa de Proyectos Productivos. En ese

orden de ideas, el gobierno quiere eliminar los cultivos ilícitos de la zona brindando

Page 73: MORA CARRILLO IVAN DARÍO_A MULA Y MACHETE_2010

73

alternativas en proyectos productivos a sus cultivadores, con el fin de devolverlos a la

legalidad y de paso mejorar su calidad de vida. No obstante, hay una versión que no ve

tanta bondad en dicha iniciativa.

Junpro68

, interpreta dicha iniciativa como una “intención malévola”69

del gobierno

nacional para vulnerar los territorios colectivos de la comunidad. En efecto, el Estado

asumió una actitud ambigua respecto a los cultivos de coca en la región. En primer

lugar, debido al abandono estatal que experimentan estas comunidades ribereñas,

evidenciado en la “carencia de programas sociales y de desarrollo económico, la

exclusión y el aprovechamiento que de sus recursos hacen actores foráneos-empresas

pesqueras, mineras y madereras” (Castillo 2009: 64), los pobladores se vieron abocados

a sembrar coca como única alternativa. Luego, como respuesta, el Gobierno intensifica

su acción represiva mediante las fumigaciones aéreas, las cuales queman los cultivos de

subsistencia y los bosques y envenena las aguas. Se genera así desalojo territorial e

inseguridad alimentaria. El proceso culmina con la propuesta de establecer el proyecto

productivo de palma africana, como salida a estas dificultades sociales. En este orden

de ideas, el estado mismo es responsable de la expansión acelerada que experimenta el

cultivo de coca en los ríos de la región70

, lo cual debe situarse en la estrategia de

implementar monocultivos de palma africana en beneficio suyo y del sector privado.

Si bien la presencia de la inversión privada no existe aún, según se lee en el documento

del DNP este proyecto se sitúa en el marco de las alianzas estratégicas entre

“empresarios y comunidades afrodescendientes, con la participación del Estado”, lo

cual representa una inminente amenaza para las comunidades, en opinión de esta

organización local. Según Junpro, el proyecto se decidió entre el Gobierno nacional, la

Alcaldía de Guapi, el Consejo Comunitario de Guapi Abajo, Asopalma (la antigua

asociación de palmicultores, fundad en 1985) y Promotora Palmas Salamanca S.A, cada

una con intereses particulares contrarios a los de la comunidad. En el encuentro se

acordó ceder 6000 hectáreas de territorios colectivos en usufructo a esta empresa

68 La Junpro es una organización local que se fundó en 1986, con el fin de reivindicar las particularidades culturales de la comunidad negra de Guapi. Esta organización jugó un papel decisivo en los proceso de difusión del AT55 para la titulación de territorios colectivos, a principios de los años noventa. 69 Entrevista con Dionisio Rodriguez, líder de Junpro. 70 La coca llegó al Pacifico caucano entre 1997 y 1998, y las versiones de su introducción apuntan a grupos guerrilleros y paramilitares. Hacia el año 2002 este cultivo ilícito ya se había expandido en todo los ríos de la costa caucana y hoy hace parte de la vida económica y cotidiana de sus habitantes (Castillo 2009: 35-39)

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74

privada, con el subsecuente desalojo de las comunidades propietarias. Esto último

totalmente al margen de la legislación vigente sobre territorios colectivos, los cuales son

inalienables, inembargables e inexequibles71

.

Las amenazas del monocultivo: Destrucción del ambiente y transformación de las

relaciones sociales.

“En Guapi Arriba se pescaba con los anzuelos, con la catanga para el camarón, el corral para

el sábalo y la mojarra. Y en tiempos de verano se pescaba el sábalo, que era barriendo la red y

con la atarraya. La gente no era dedicado sólo a la pesca, pero hacia de todo y siempre tenia

de todo, tenia siempre comida y si le faltaba, si usted coge pescado y como no tenía el banano

por ejemplo ese día, usted le daba pescado al otro y ese otro le daba el banano, tal vez no como

trueque si no que era la relación de que yo le doy lo que yo tengo. Igual el maíz, el arroz, el que

cogía primero le iba dando al otro (…) El pescado se pescaba durante todo el año. La minería

era como alterno, por ejemplo un día en la semana podía ser para ir a rozar el colino o el

arroz, en la tarde y en la mañana dedicaba un tiempo para pescar, en la noche también. En la

mina si era en tiempo de invierno, la gente se dedicaba más a la minería, por la lluvia. (…)

Entonces todo estaba tan encadenado que la gente tenía de todo. Con la minería se conseguía

la plata por ejemplo, con el arroz, dependiendo de la cosecho y también tenía sus ingresos.

Dependiendo como estaba el día se dedicaban todo el tiempo completo a la cacería, de guatín y

conejo. (…) En esa época la gente no estaba tan pegao` a la plata, compartían, de vez en

cuando podían vender algo pero generalmente lo compartían o guardaban para después. Eso

va a cambiar porque la gente ahora se ha mentalizado mucho que la plata, antes la gente

andaba, por ejemplo se venía de allá arriba en su potrillo, canalete y palanca, si uno necesita

que llevara por ejemplo una caja de jabón, ósea había esa relación de ayuda, pero ahora por

ejemplo como ahora son los motores, dependiendo de lo que yo le pida que me traiga tengo que

aportarle pa´ la gasolina. Entonces hay un desarrollo bueno, porque no es lo mismo uno llegar

a canalete que a motor, pero eso está cambiando también la relación de la gente”72.

La nutrida declaración de Doña Silveria construye un diagnóstico del desarrollo en la

región, de las transformaciones que ya ha desencadenado en todos los ámbitos de la

vida cotidiana, las relaciones sociales y la economía. En realidad, del desarrollo dentro

de una percepción local, que lo concibe en forma del progreso material, de la mayor

circulación del dinero, y del consumismo de bienes. Su argumento gira en torno al

71 Ley 70 de 1993 Art. 7 72 Doña Silveria, líder de Coopmujeres.

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75

dinero como fuerte mecanismo de transformación de las culturas. El dinero altera el

encadenamiento de las actividades económicas y las relaciones cooperativas que estas

comunidades construyeron al margen de una economía de mercado.

Las voces críticas frente a los monocultivos se hacen siempre desde tres frentes

fundamentales: el ambiental, el económico y el social.

Desde el punto de vista ambiental, el proyecto de palma tendría un impacto irreparable

sobre un bosque biodiverso sumamente frágil. La deforestación de la selva seca las

corrientes de agua y vuelve árida la tierra y los monocultivos, abonados con

agroquímicos, “envenenan la tierra y acaba con las especies de flora y fauna”73

.

Como efecto inmediato de la destrucción de la selva se desencadenaría una crisis

económica debido a la inseguridad alimentaria. Esta selva es sustento vital de prácticas

como la cacería y la recolección, las cuales presentarían un importante descenso. Por

otro lado, la agricultura de múltiples cultivos asociados, que mantiene el nivel de

nutrientes de la tierra y brinda la subsistencia alimenticia, se vería reemplazada por el

monocultivo de productos comerciales, lo cual empujaría a estas comunidades a una

dependencia cada vez mayor al mercado para lograr el sustento.

“Con la siembra de la palma, al secarse el agua, ya la gente no va tener donde pescar, se va a

ver obligado a ir hasta el pueblo a comprar el pescado con la plata que le de la palma, y la

palma no le va dar plata (…) la gente que sembraba sus cultivos va tener que comprarlas en el

pueblo. Eso va generar un problema económico terrible en la gente

porque ya no va tener como subsistir. La gente está acostumbrada, porque las actividades

productivas son variadas y variables, si la palma invadió la selva, no hay conejo, no hay

guatín, no hay tatabro.” 74

Por otro lado, la palma reemplazaría esa economía tradicional de subsistencia por una

“falsa economía”, la del consumismo para suplir las necesidades del momento. Esta

afirmación tiene importancia central, ya que refleja bien los incentivos y las

motivaciones de los agricultores del proyecto, los cuales se relacionan con el bienestar

material e inmediato, definido por pequeñas cosas. Según Dionisio, la gente que

participa en el proyecto fue engañada con una idea falsa acerca del proyecto, según la

cual, este brinda la oportunidad de empleo:

73 Dionisio Rodríguez 74 Dionisio Rodríguez

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76

Hay condiciones que la sociedad de consumo me obliga tener (…) Con la palma le hacen creer

a la gente que le están dando el auxilio, que le están dando la colaboración, y la gente lo recibe

(…) Entonces la gente tiene metido en la cabeza es los 100.000 que recibe, porque necesita los

100.000 para comprar un pantalón bonito, unos tenis, para que su hijo vaya al colegio (…)Hoy

la gente está sembrando palma porque siente esa posibilidad de empleo, porque sintió que le

resolvieron sus necesidades del momento, nuestra comunidad no tiene claro a qué diablos se

están metiendo.

En su elemento social, estos proyectos a gran escala tendrían efectos trasformadores en

las relaciones sociales de la población, como vimos en el testimonio de Doña Silveria.

Según Dionisio, el individualismo cultural viene de la mano con la llegada del dinero en

estos proyectos de desarrollo, aunque este fenómeno sea actualmente relacionado con la

expansión del cultivo de coca en la región.

“Con la coca usted ve que la gente compra casa, compra televisión, equipos de sonido, eso es

una falsa economía, ¿pero el pueblo progresa? No. Aumenta la violencia, no hay formación

académica. La palma es igual, crecimiento social no va haber (…) la gente va perder la

solidaridad, cada uno va interesarse en su vida, igual como ocurre con la coca, y si una vecina

se paso y me cogió medio metro entonces yo saco un machete y le doy, acá nunca ha existido

eso, hoy por la coca nuestra gente se mata, y va volver a ocurrir con la palma”

Propuestas para un desarrollo propio.

Las alternativas que se plantean desde las organizaciones locales75

propenden por

desarrollar productos locales y atender las particularidades de las economías

encadenadas o cadenas productivas. Sin embargo, según la demanda de Dioniso, esta

propuesta no ha sido atendida por las entidades responsables como el Incoder. Las

cadenas productivas, resaltan la importancia de esa polivalencia de la economía local,

en la cual varias actividades se combinan y alternan conforme a la demanda de ciertos

productos y a las variaciones climáticas y ambientales, tal como se observa en el relato

de Doña Silveria. Esta opción garantizaría la seguridad alimentaria y contribuiría a la

conservación del ambiente. De igual forma, las propuestas se dirigen a desarrollar

productos que tengan una relación más estrecha con la historia de la gente, productos

que tengan una arraigada tradición dentro de la comunidad y correspondan con

conocimientos y practicas económicas locales. La caña, por ejemplo, presenta un

periodo más corto de producción y más beneficios para la alimentación.

75 Particularmente Junpro.

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77

“Los monocultivos cualquiera que sea para nuestro medio no es lo mejor, pero si la gente se

dedica a sembrar caña, se que sería totalmente diferente a la palma, es que la caña tiene un

periodo de tiempo mucho más corto para dar resultado, por otro lado atrae, bueno en mi

experiencia, yo me crie en el campo, nosotros cuando íbamos a donde teníamos caña, todos los

muchachitos queríamos ir porque teníamos caña para comer, cuando se llegaba a la casa había

caña para comer, eso me parece que da mucha más garantía para la gente, además se puede

producir guarapo, se reemplazar la azúcar, por ejemplo hay caña, acá había lugares por la

calidad de la caña que se convertía en azúcar, se puede hacer la miel que reemplaza la panela,

entonces sería una perspectiva mucho mas diferente y a favor de la comunidad que la palma”76

76 Doña Silveria.

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78

Parte III

Análisis y Conclusiones

El proyecto de palma en Guapi puede ser analizado en orden a dos puntos

fundamentales: Sus limitaciones, que defino como resultado de la poca atención

prestada por los planificadores del proyecto a condiciones del entorno y del trabajo

locales que son fundamentales y las transformaciones que genera o pone en marcha,

conforme a la introducción de un cuerpo de conocimientos y prácticas técnicas que

difieren de las lógicas locales.

Por último presento como el cultivo de palma se introduce dentro de la lógica de la

poliactividad, en la cual convive con otras prácticas económicas que garantizan la

subsistencia.

Limitaciones

El espacio acuático

En el Pacifico existen unas percepciones particulares sobre la naturaleza y sobre como

relacionarse con ella para lograr la subsistencia. El entorno ambiental de esta región

presenta características particulares que la convierten en un ámbito arduo y obliga a sus

habitantes a construir estrategias para relacionarse y convivir con estas presiones del

entorno.

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79

Las lluvias y las mareas, son tal vez las características ambientales más determinantes,

debido a que atraviesan todos los ámbitos de la vida y particularmente a la economía77

.

Así, el Pacifico colombiano es probablemente la zona “más lluviosa del Nuevo Mundo,

con una precipitación anual de 3000mm a 10.000mm. En la mayor parte de la región

llueve copiosamente casi a diario, aunque las lluvias disminuyen durante algunos meses,

especialmente en febrero y marzo” (West 2000: 7)

De igual manera, en las partes bajas de los ríos los movimientos de las mareas son

significativos. Las pujas permiten la entrada de agua de mar a los ríos, cambiando su

dirección y subiendo el nivel de sus aguas hasta 4,5 metros.

Estos dos factores tienen un impacto considerable en la constitución y evolución de la

vida cotidiana, y la gente ha aprendido a convivir en este espacio acuático (Oslender

1999). Las lluvias y las mareas determinan un cierto nivel de las aguas, lo cual permite

la movilización a través de ríos o quebradas, y también son determinantes a la hora de

enfatizar una u otra actividad económica. Así, la extracción maderera solo es posible

cuando el nivel del agua de ríos o quebradas es suficientemente alto para transportar a

través de estas las trozas y en la agricultura, hay actividades de preparación del terreno

que se realizan teniendo en cuenta los periodos lluviosos. La organización de las

actividades económicas se correlaciona con este y otro tipo de variaciones ambientales.

En la plantación, por otra parte, las actividades de siembra no se organizan teniendo en

cuenta estos ciclos ambientales, sino que responden únicamente al compromiso de

sembrar las 700 hectáreas a una fecha límite, lo cual exige que el trabajo sea constante y

se organiza en torno a días y meses. Sin embargo, las condiciones particulares de la

plantación, como la ausencia de una infraestructura obligada para este tipo de

megaproyectos, exigen que algunas actividades se realicen teniendo en cuenta estas

variaciones ambientales. Así, como se dijo, las parcelas cuyo acceso se da únicamente

por vía de las quebradas, solo pueden ser surtidas con la semilla y los insumos cuando

el nivel de las aguas permiten la navegación. Igual sucederá en los periodos de cosecha

cuando se deba sacar el fruto para procesarlo. Y en el trasporte de semilla por la

carretera, son las lluvias las que determinan su realización, ya que es durante los días

secos cuando la vía es consistente y permite el paso de los animales de carga. Estos

caminos, además, parecen no ser lo más apropiado en un medio como este. El suelo

77 No se entienda esto como determinismo ambiental.

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80

arcilloso, blando y fácilmente inundable es inhóspito para caballos y mulas y no permite

el uso de la rueda para transporte. Así, “con pocas máquinas y menos animales de tiro,

sus pobladores no tienen otra alternativa que la de explotar la energía de sus propios

cuerpos” (Arocha 1991: 210), algo que se expresa bien en la plantación, donde brazos y

machetes son las principales herramientas.

Las actividades de tumba y roza para la preparación del terreno parecen estar

relacionadas también con los días menos lluviosos. En efecto, los trabajadores prefieren

no rozar el monte mientras llueve, sino dedicar estos días húmedos a actividades como

la apertura o mantenimiento de zanjas. Según se evidencia en otros lugares del Pacifico:

“En cualquier sector el factor precipitación incide en el ciclo de actividades. En los

meses menos húmedos, que van de enero a marzo en el alto Baudó y de diciembre a

marzo en el medio y bajo Baudó se acostumbra por parte de los agricultores a preparar

los terrenos a sembrar una vez entren las lluvias de abril” (Valencia 1990: 175). En

efecto, ese ausentismo de trabajadores y agricultores en labores de roza que observe en

campo, se produjo durante el mes de mayo, uno de los más lluviosos del año en Guapi,

lo cual causo preocupación en los funcionarios de Corpoica ya que esto significaba

enormes retrasos.

De esta manera, debido a que el proyecto cuenta con su propio cronograma de

actividades, el cual ignora por completo estas variaciones fisiogeográficas, este enfrenta

serias limitaciones. Dichos factores del espacio acuático son vistos como obstáculos y

problemas que deben aplacarse, controlarse o desaparecerse. Así, los funcionarios de

Corpoica idean formas de adecuar la carretera con troncos y tablones de madera

extraída de los montes circundantes, pues es imperativo usar vehículos para el

transporte de semillas e insumos. Sin embargo, está claro que estos proyectos requieren

de una infraestructura y maquinaria modernas para lograr aplacar la acción de la

naturaleza, pero dicha infraestructura no está a disposición de los agricultores y además

no corresponde con su especial relación con el entorno.

Por ahora, puede decirse con total certeza, que la temporalidad de la organización de

actividades propuestas desde afuera en el proyecto de palma, encuentra serias

limitaciones en un medio en el cual es necesario organizar temporalmente las

actividades atendiendo a los ciclos ambientales.

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81

Desigualdad socioeconómica

Una de las grandes ventajas que tiene el proyecto de palma es estar basado en una

organización social local ya que se estableció de acuerdo a grupos extensos de parientes,

en el cual todo agricultor propietario tiene varios parientes también propietarios. Tal

como se vio, el acceso y uso de la tierra es familiar así como el trabajo se organiza, en

principio aunque no exclusivamente, teniendo en cuenta los lazos de parentesco. Esto

favorece el desarrollo del proyecto ya que tiene en cuenta un importante aspecto cultural

local78

.

No obstante, existe otro factor que puede tener efectos negativos y es la presencia de

algunos agricultores con un nivel socioeconómico superior al del resto de agricultores.

Como vimos en el capitulo anterior, estas personas tienen los recursos para ejecutar las

labores de su parcela contratando mano de obra, sin necesidad de utilizar su fuerza de

trabajo ni la de su familia. Este tipo de agricultor absentista, puede resultar más

beneficiado que aquellos agricultores con recursos inferiores, quienes dependen

totalmente del crédito para ejecutar las labores. Las actividades en sus parcelas no se

retrasan debido a las demoras en los desembolsos y además pueden mantener

constantemente mano de obra trabajando. Como resultado, estas parcelas están

sembradas mucho antes que las otras y serán las primeras en empezar a producir.

En ese mismo orden, este agricultor puede empezar a expandirse, comprando mas

parcelas y aumentando así su producción. En este caso, puede suceder que algunos

agricultores terminen vendiendo sus parcelas debido a las grandes dificultades que

enfrentan. Por esta razón, hoy algunos aseguran que el proyecto no fue planteado para

beneficiar al pequeño agricultor o las personas con bajos recursos, ya que han sido estas

personas las que más dificultades han enfrentado.

Este tipo de proyectos compuesto por grupos deben considerar el incluir personas

socioeconómicamente equiparables para lograr objetivos equitativos (Kottak 2000:114).

78 También en el acceso y uso de maquinaria, las familias agriculturas pueden agruparse para conseguir una herramienta, por ejemplo una guadaña, y utilizarla en común.

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82

Especializarse o vivir al diario

Tal vez el aspecto que más decepciona y preocupa a los agricultores, es la precariedad

de los desembolsos del crédito, el cual aseguran, es insuficiente. El valor del jornal local

es de 20.000 pesos con remesa para los trabajadores y 25.000 sin remesa y como se

expuso en el capitulo anterior, hay actividades que requieren el pago de estos jornales y

el dinero del crédito no es suficiente para cubrirlos. Esto evidencia que la participación

de los agricultores en la planeación del proyecto y sus costos no fue la adecuada, razón

por la cual se organizaron en una asociación. Corpoica tuvo que subir los costos de las

labores y hacerlos corresponder con los manejados localmente, aunque el crédito no se

hubiera extendido.

Por otra parte, el proyecto pretende que el agricultor aporte un 20% del costo en mano

de obra, y se dedique tiempo completo a la siembra de palma africana, en el cual se

utilizan modalidades de desembolso quincenal o semanal, lo cual representa un error ya

que ignora la situación particular de vivir con relación al presente o vivir al diario.

Esta situación, bastante extendida localmente, implica que una persona debe conseguir

el sustento familiar diariamente y trabajando en oficios o actividades económicas

múltiples (poliactividad). Dicho de otra forma, una persona se encuentra en una

situación de liquidez constante que debe solucionar diariamente, trabaja para conseguir

el sustento el cual gasta inmediatamente. En este contexto, la movilidad es fundamental,

ya que se debe estar preparado para desempeñar uno u otro oficio, según la oferta

laboral, o emplearse en labores de subsistencia79

.

Contrario a esto, el proyecto introduce una modalidad de desembolsos semanales que

puede extenderse a quincenas y pretende que las familias vinculadas a él se especialicen

en la agricultura de palma, entrando a depender económicamente de un crédito que

además, como ya se afirmó, es insuficiente. Si la gente consigue el sustento económico

diariamente es un error introducir el desembolso quincenal, ya que durante ese lapso de

tiempo el agricultor se encuentra sin el sustento, y es natural que se emplee en otros

oficios para conseguirlo, dejando el cultivo de palma en un segundo plano. Es por esta

79 Según Whitten la estrategia adaptativa general del litoral es balancear las actividades para la subsistencia con las que generan ganancias en dinero, lo cual exige siempre un movimiento. Se alternan actividades que se articulen a la economía capitalista, por medio de la proletarización o en la comercialización de productos de demanda mundial, con una economía de subsistencia, en la pesca, recolección, la agricultura y la caza (Whitten 1992; Whitten y Firedemann 1974).

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83

razón que el agricultor de palma realiza múltiples actividades económicas, ya que solo

así se asegura la subsistencia.

Lo principal aquí es entender que el crédito que recibieron estos agricultores no es

suficiente para que se especialicen en el cultivo de palma, con todo lo que esto implica,

por ejemplo, la dependencia del mercado. Así, es lógico que el agricultor se emplee en

otros oficios, no descuide la agricultura de subsistencia, y realice actividades como la

extracción maderera para conseguir lo que no está en capacidad de comprar. La

especialización vendrá cuando se vuelva rentable cultivar palma, cuando el dinero que

resulte de la palmicultura sea suficiente para dejar de cultivar la comida, de cazar o de

extraer madera para construir casas.

Lo anterior nos lleva a otro asunto. Estos megaproyectos implican inversiones a largo

plazo. La producción de aceite de palma tarda de 2 a 3 años desde el momento en que

las palmas son sembradas y la rentabilidad se garantiza únicamente con el

procesamiento del fruto por medio de la planta extractora. A esto le sigue un largo

periodo en el cual los agricultores deberán dirigir gran parte de la producción al pago

del crédito. Después de esto, si la demanda del producto se mantiene estable, el negocio

de la palma puede empezar a generar importantes ganancias. Todo lo anterior implica

planear a futuro, que los resultados del esfuerzo y el trabajo invertidos solo se obtendrán

a plazos largos, en un medio en el cual, por el contrario, parece lógico darle prioridad al

presente, dado su incertidumbre característica (Arocha 1991).

Si la gente ha aprendido a desempeñarse en una gran cantidad de oficios y a alternarlos

con actividades de subsistencia, es porque la especialización en una sola actividad

económica no es rentable, ni garantiza la subsistencia. Cuando se vuelve rentable

dedicarse a una sola actividad de corte capitalista, como se espera con la palma, esta

economía está sujeta a los avatares del auge y depresión (Whitten 1992), y cuando

llegan los colapsos la gente les debe hacer frente con la movilidad, regresando a sus

fincas de colinos, sementeras o cañaverales, a sus minas, o migrando hacia otros lugares

buscando mejores porvenires.

En síntesis, se concluye que la modalidad de desembolsos con lapsos semanales o

quincenales parece no ser compatibles en un medio donde el sustento se consigue

trabajando al diario. Además, la especialización en una sola actividad solo es razonable

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si esta garantiza completamente la subsistencia, y hasta ahora este crédito es insuficiente

para ello, lo cual exige que el agricultor de palma mantenga la poliactividad.

Transformaciones en marcha

Como vimos en el primer capítulo, los programas de desarrollo introducen nuevos

significados y usos de la tierra y el entorno, y crean unos modos permisibles de ser y

pensar, en los cuales se hace énfasis en el conocimiento científico y tecnológico como

piedra angular del bienestar y el progreso.

En el desarrollo rural, nuevos conocimientos y prácticas agrícolas, que difieren de las

usadas por las comunidades locales, actúan como un mecanismo regulador que genera

profundas transformaciones y pretende modernizar a los agricultores introduciéndolos

en una economía de mercado.

El proyecto de palma en Guapi estimula una serie de transformaciones importantes con

respecto a la tierra, sus límites y sus significados, así como refuerza unos modos de auto

percepción negativos.

Cultivos permanentes y delimitación de lotes

Los modelos de agricultura manejados localmente responden a dos principios

fundamentales: el uso diverso del espacio y los usos de distintos espacios, lo cual puede

definirse como principio de complementariedad (Villa 2004). Dicho de otro modo, las

fincas o parcelas se siembran con una gran variedad de cultivos y además una misma

familia posee varias fincas las cuales cultiva de manera estacional y alternada.

Esta práctica, realizada en las fincas al interior del monte, permite establecer periodos

de barbecho en los cuales la tierra se deja enrastrojar o descansar, y se posibilita la

regeneración de bosques secundarios (Restrepo 1996a: 127).

“Los cultivos realizados en el monte bravo son estacionales, los momentos de la

siembra y recolección de la cosecha están definidos por ciclos climáticos y culturales

que establecen las épocas adecuadas para efectuarlo” (Restrepo 1996a: 126).

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85

Los cultivos que se siembran en las parcelas de la plantación, diferentes a la palma, así

lo demuestran, ya que son diversos y no tiene una larga duración. En el caso del maíz,

por ejemplo, este se siembra de manera estacional durante una época del año definida

culturalmente.

Por su parte, el cultivo de palma inscribe un principio diferente sobre el espacio

agrícola, que implica el uso intensivo en un mismo lote y con un único producto, el cual

se mantiene de forma perenne80

. Se transforma así el espacio agrícola o la parcela, de

ser un lugar de tránsito y de trabajo estacional, a ser un lugar de trabajo permanente e

intensivo. La práctica agrícola de establecer periodos de barbecho en las fincas aquí se

elimina.

Otra transformación importante con respecto al espacio productivo de la parcela, es la

que resulta de la introducción de prácticas de delimitación de lotes.

En los espacios privados de uso familiar, en este caso las parcelas, se emplea la

demarcación de tierras con límites naturales, linderos o mojones (Oslender 1999: 42).

Para establecer donde se acaban los predios propios y comienzan los del vecino se

utilizan zanjas, quebradas o árboles grandes.

Esta práctica aun se efectúa en varias parcelas de la plantación, pero se ha empezado a

desplegar otra práctica, que consiste en establecer líneas rectas con hileras de palos

pintados para delimitar las parcelas. En un futuro, como escuche en una reunión de

agricultores, se piensa cambiar estos palos con mojones de cemento.

A lo anterior se le suma otra práctica totalmente inédita, que consiste en nominar la

parcela con el nombre del propietario, para lo cual este se escribe en una placa metálica

y se clava en un palo o un árbol que aun quede en pie.

Compra de tierras

El acceso a la tierra por medio de la compra no es preponderante en la plantación. Allí

se evidencian las tres modalidades de acceso y circulación de la tierra: trabajo o

desmonte, compra y herencia (Restrepo 1996a; Rivas 1999), donde esta última es la más

común. Sin embargo, la compra adquiere una importancia creciente, teniendo en cuenta

80 La palma africana tiene una vida útil de unos 25 años.

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86

que el proyecto de palma atrae personas de otros ríos que no poseen tierras en la

plantación. Como vimos en la experiencia de cultivo en 1982, muchos agricultores eran

foráneos y llegaron a comprar tierras para vincularse al proyecto.

Según investigaciones realizadas en otros lugares del Pacifico Sur, la compra tiene

características específicas que hacen que la tierra no esté valorizada de acuerdo a una

economía de mercado. Las tierras se compran por diversas razones: para dejarle mayor

respaldo a los hijos, o para adquirir tierra en un lugar donde no se tiene, y esta

compraventa responde a las relaciones de parentesco y solidaridad entre los habitantes

de un río (Rivas 1999).

“El bajo valor de las parcelas y la ausencia de un mercado abierto condiciona que,

para los individuos del rio, la tierra no tenga un valor de cambio, sino un valor de uso

y un valor como garante patrimonial (…) en la compraventa se están recreando

constantemente estas relaciones de parentesco y de solidaridad entre todos los

habitantes del rio (…) la compra remite a las relaciones de solidaridad y no a

relaciones exclusivamente económicas” (Rivas 1999: 104-105).

En la plantación esta situación se transforma, ya que la tierra empieza a tener un valor

comercial que se fija por el hecho de que la parcela se adquiere para utilizarla en una

economía capitalista, para desarrollar allí una agricultura orientada al mercado. Dicho

de otra forma, la tierra se va a utilizar en un negocio de inversión y esto comienza a

valorizarla en términos monetarios.

En adición, es de gran importancia recordar que estas tierras son las únicas en todas las

veredas del municipio, que tiene acceso por medio de la carretera que conecta con el

pueblo, lo cual, como anuncian algunos agricultores, contribuirá en gran medida a su

valorización.

Sin embargo, por el momento este mercado de tierras sigue estando regido por las

condiciones internas, ya que los precios se determinan localmente y dependen de lo

domado del terreno.

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Auto reconocimiento de la pobreza

La interiorización de la versión del pacifico como atrasada y pobre en sus pobladores

nativos, ha sido construida a partir de las condiciones de marginalidad y discriminación

socioétnica a las cuales se ha sometido a la región (Arocha 1991: 220). La percepción

de sí mismos como gente pobre e ignorante, viene de la mano con una percepción del

otro, en este caso del mestizo del interior o paisa, como gente próspera, apta para el

trabajo y para conseguir dinero, además de “capacitada”.

Conforme a esta percepción, se refuerza la idea de que el progreso y el desarrollo de la

región solo vendrán del interior andino, lugar donde se encuentran los capitales y la

gente “capacitada”. A esta modelo se le ha denominado “andinocentrismo” (Arocha y

Moreno 2007).

En la plantación, estas percepciones tienen sus efectos sobre la aceptación del proyecto

y el conjunto de conocimientos y prácticas que traen consigo los expertos, los cuales

además entran a ocupar posiciones elevadas en el reconocimiento social. La

transformación radical que sufre el paisaje con las hileras de palmas, se valora

estéticamente con exaltación, y se relaciona con las expectativas y deseos de la gente

por cambiar sus vidas. Las prácticas técnicas sobre el cultivo, el sistema de distribución

triangular para sembrar, el uso de fertilizantes y herbicidas y la delimitación de fincas

que acabamos de enunciar, son aceptadas y realizadas sin resistencia o cuestionamiento,

ya que provienen de gente capacitada. Los ingenieros y funcionarios de Corpoica son

referenciados por los agricultores con la categoría de jefes, y los conflictos que se

generan con ellos tienen que ver con la desaprobación de los costos de las labores o con

retrasos en los desembolsos, pero nunca con un cuestionamiento de las prácticas

agrícolas tecnificadas que estos difunden.

El principio básico de la antropología de la modernidad según el cual cada acción de

desarrollo genera una resistencia, una resignificacion o una interpretación locales parece

no encontrar cabida aquí. Las personas desean el desarrollo y lo aplican con la legítima

esperanza de que van a cambiar sus vidas. Las resistencias evidenciadas en las

experiencias pasadas por parte de la comunidad local, los usos particulares de semillas,

pesticidas y fertilizantes y el cuestionamiento de los sistemas de siembra tecnificados

que se describieron en la experiencia de 1965, no se presentan en la actualidad, debido

en gran parte a esa mayor experiencia que se tiene con las instituciones del desarrollo y

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sus intervenciones. El proyecto de palma es para muchos la oportunidad de aumentar

sus ingresos, generar empleo y progresar en términos de su vida material.

Como se experimentó en las experiencias pasadas, los proyectos de palma anteriores,

aunque demostraron su precariedad y fracasaron en los objetivos que supuestamente

pretendían cumplir, recrearon en la gente involucrada una idea de bienestar,

fundamentalmente material, en la compra de bienes de prestigio como los techos de zinc

y las motos.

En definitiva, las personas se autoreconocen como pobres e ignorantes, y confían en la

capacitación y en la agricultura tecnificada y rentable para superar dicha condición. Por

esta razón aplican todo el acervo de conocimientos y prácticas expertas sin ponerlas en

duda.

No obstante, como se vió en el capitulo anterior, es evidente la permanencia de otra

cultura de la tierra, que convive con la agricultura tecnificada aun en el mismo espacio

de la parcela y que se basa en la movilidad y la poliactividad para lograr la subsistencia.

Polivalencia en la monovalencia

La especialización en el cultivo de palma, en la etapa actual del proyecto, no garantiza

la reproducción del grupo doméstico, y mucho menos genera ingresos adicionales. Una

gran cantidad de agricultores convergen en asegurar sobre la precariedad de los recursos

y lo bajo de los costos que se plantearon para financiar las actividades. Esto sucede en

parte por la inadecuada participación de los agricultores en la planeación del proyecto y

también porque el crédito está planteado para que los agricultores aporten un 20% de los

recursos en mano de obra. Sin embargo, como se expuso, una gran cantidad de

agricultores no está en la capacidad de hacer este aporte, debido a que debe priorizar el

trabajo para conseguir el sustento diario. En ese mismo orden, es un error pensar que el

agricultor va a dirigir toda su fuerza de trabajo al cultivo de palma y esperar hasta que,

en el futuro, este comience la producción y genere los ingresos para sostener a la

familia. Y es un error fundamentalmente porque, parafraseando una vez más a Arocha

(1991), en este medio particular, se hace lógico que la gente le dé prioridad al presente,

y se gane la vida al diario.

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La especialización vendrá, como ya se dijo, cuando el cultivo de un único producto, la

palma africana, se vuelva rentable y genere los ingresos que permitan mantenerse

económicamente, aunque ya en la forma de una total dependencia al mercado para

lograr la subsistencia. Por ahora, el agricultor sigue practicando una lógica económica

de la poliactividad, dentro de la cual el cultivo de palma se introduce siendo alternado

con otras prácticas económicas.

Esta economía fluctuante se presenta en tres formas, que ya fueron enunciadas en el

capitulo anterior, a propósito del tiempo dedicado al trabajo en la plantación: en unos

casos el agricultor se dedica a otros oficios en la cabecera y debe contratar jornaleros

para que trabajen en su parcela de palma, en otros casos el agricultor dedica tiempo

completo al trabajo en la parcela, pero en ese espacio realiza otras actividades

económicas, tanto de subsistencia como orientadas al mercado y en un último caso, el

agricultor debe alternar el trabajo en su parcela con el trabajo en la cabecera. En las tres

modalidades se aplica un modelo de poliactividad, en el cual el trabajo en la plantación

varía de acuerdo al tiempo que se le dedica. Y esta dedicación variable al cultivo de

palma depende siempre de las opciones laborales que tiene el agricultor y de los

ingresos que estas le generan. Así, cuando el agricultor dedica la mayor parte de su

tiempo a la plantación, es porque carece de otras opciones laborales que le generen

mejores ingresos, situación que le genera grandes dificultades debido a la precariedad

de los desembolsos en el cultivo. De estas personas se suele escuchar frases como: los

trabajos de la plantación no le dejan a uno tiempo para rebuscarse la plata en otro

lado. Yo preferiría irme a minear, allá se aguanta hambre pero la recompensa es

grande.

Como ilustramos ya, las prácticas económicas alternas al cultivo de palma se pueden

desarrollar en el mismo espacio de la parcela o en otros espacios, tanto en la cabecera

como en otras tierras. Para el primer caso, la relación económica que el agricultor

establece con su parcela no se limita al cultivo de palma, sino que concibe este espacio

como sitio para desplegar otras actividades, como la agricultura de una gran variedad de

cultivos para el consumo, la cacería allí o en los montes circundantes y hasta la cría de

cerdos. Su parcela no es un espacio monovalente, como se supondría desde la lógica de

la plantación capitalista, sino un espacio polimorfo que es escenario de prácticas

basadas en conocimientos locales y que cumplen el fin de la auto subsistencia. En el

segundo caso, el agricultor acude a la movilidad entre diferentes espacios donde se

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ocupa de otros oficios. Puede embarcarse a otras tierras a sacar maderas para vender en

el pueblo o construir casas y potrillos, o también para visitar cultivos familiares,

manteniendo sus lazos con estos. De igual forma, puede vender su fuerza de trabajo en

el pueblo en diferentes oficios, a los cuales da prioridad en tanto generan ingresos

mayores y aseguran el sustento.

Lo anterior asegura una subsistencia que difícilmente les traerá la palmicultura por sí

sola, por lo menos hasta que esta no comience a producir y generar ganancias. Y,

visualizando un porvenir en esta situación, que es el que todos desean, aun sigue siendo

estratégico mantener esta movilidad entre actividades alternativas, debido a un conjunto

de riesgos propios de la economía de mercado.

Estas economías dependen de los avatares de la oferta y la demanda, las cuales crean

prósperas bonanzas pero también crisis con las caídas. Igualmente, hay que recordar los

fracasos de los anteriores proyectos, que dejaron en evidencia la precariedad de las

intervenciones desarrollistas. En adición, no hay que olvidar los riesgos típicos de los

monocultivos en forma de plagas y enfermedades que acaban hasta la última mata. En

particular, la palma africana sufre la pudrición del cogollo (pc) el cual es devastador.

Ante cualquiera de estas situaciones resulta fundamental mantener alternativas

económicas que mínimamente garanticen la reproducción del grupo doméstico o la

seguridad alimentaria. En otras palabras, es estratégico mantener los cultivos de

pancoger en las parcelas y los respaldos de monte para la extracción de madera y la

cacería. Los lazos con otras tierras y otros cultivos deben mantenerse, en tanto se

garantiza una autonomía con respecto al mercado de alimentos.

Cuando la palma alcance dimensiones superiores, se volverá cada vez más incompatible

con esa variedad de cultivos multiestrata que garantizan la seguridad alimentaria, ya que

estos no crecen a la sombra. Poco a poco se irá imponiendo en las 700 hectáreas el

monocultivo típico de la plantación, y el deseo de la gente es que cuando ese momento

llegue ya sus ingresos les permitan ese bienestar material que tanto anhelan. En tanto la

palmicultura logre los objetivos propuestos, el camino a la especialización se irá

consumando, con la consecuente dependencia al mercado de los productos que antes

cultivaban o extraían del bosque. Aquí hay que atender las advertencias de las

organizaciones locales expuestas en el capitulo anterior.

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Los deseos y las expectativas de la gente por cambiar su situación y mejorar su calidad

de vida, hoy se orientan al cultivo empresarial de la palma africana, para lo cual se están

inscribiendo en la agricultura tecnificada, la planificación de fincas, el uso de semillas

hibridas, fertilizantes y agroquímicos. Lo importante aquí es que no se descuide esa

estrategia adaptativa con la cual han logrado durante siglos hacerle frente a este medio

arduo y fluctuante, y se resista a la total dependencia de una sola actividad y un solo

producto comercial. Si el cultivo de palma no se puede inscribir dentro de la movilidad

y alternancia con otras prácticas económicas, no puede ser viable económicamente.

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