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MONOGRAFÍA DE PREGRADO EN CIENCIA POLÍTICA CLIENTELISMO EN LA CAJA AGRARIA: “LA CAJA MENOR DE LOS POLÍTICOS” PRESENTADA POR: ÁNGELA MARÍA FONSECA GALVIS CÓDIGO: 200021362 DIRECTOR DE MONOGRAFÍA DE GRADO: FELIPE BOTERO JARAMILLO LECTOR: JUAN CARLOS RODRÍGUEZ RAGA DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLÍTICA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES UNIVERSIDAD DE LOS ANDES BOGOTÁ, 24 DE ENERO DE 2007

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MONOGRAFÍA DE PREGRADO EN CIENCIA POLÍTICA

CLIENTELISMO EN LA CAJA AGRARIA: “LA CAJA MENOR DE

LOS POLÍTICOS”

PRESENTADA POR: ÁNGELA MARÍA FONSECA GALVIS

CÓDIGO: 200021362

DIRECTOR DE MONOGRAFÍA DE GRADO:

FELIPE BOTERO JARAMILLO

LECTOR:

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ RAGA

DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLÍTICA

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

UNIVERSIDAD DE LOS ANDES

BOGOTÁ, 24 DE ENERO DE 2007

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Índice

Introducción............................................................................................................................ 4

1. Marco Conceptual................................................................................................................ 8

El clientelismo ..................................................................................................................... 8

El clientelismo como estrategia electoral y el síndrome de la “restricción presupuestal débil”

.......................................................................................................................................... 11

2. Clientelismo en Colombia .................................................................................................. 14

El clientelismo tradicional.................................................................................................. 14

El clientelismo moderno .................................................................................................... 15

El clientelismo de mercado ................................................................................................ 17

3. La Caja Agraria................................................................................................................... 20

4. La influencia política sobre la Caja Agraria y la asignación de sus créditos.......................... 29

5. Efecto de la calidad de la cartera sobre los resultados electorales........................................ 34

Datos................................................................................................................................. 35

Estadísticas descriptivas..................................................................................................... 36

Distribución regional de los votos y la cartera .................................................................... 38

6. Conclusiones...................................................................................................................... 58

Referencias............................................................................................................................. 60

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Agradecimientos

Esta monografía es el resultado de un largo proceso con muchos sobresaltos y algunos obstáculos, y la constante, a pesar de la distancia, fue el apoyo de Camilo García, a quien dedico este trabajo. Sin sus ideas, consejos, compañía y soporte éste no hubiera sido posible. Le agradezco su paciencia, sus palabras y el ser el impulso que me permitió concluir este trabajo. Quiero darles las gracias a mis papás y a mi hermana por su comprensión y apoyo durante el tiempo que dediqué a la monografía. En especial le agradezco a mi mamá, Gloria, quien pasó muchas horas trascribiendo el contenido de los libros que contenían la información con la que se construyó la base de datos de esta tesis. A mis amigas, Cri stina Vélez y Olga Lucía Romero, les agradezco su ayuda desinteresada en la consecución de información esencial para la investigación. A Diana Hincapié y Andrea Velásquez les doy gracias por la compañía en esas largas noches y fines de semana. Por último, quiero agradecer a Felipe Botero, quien se interesó en el tema de esta investigación y me ayudó justo en el momento en que lo necesitaba, aceptando ser el director de esta monografía. Sus sugerencias y consejos fueron muy valiosos para la realización de este trabajo.

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“Aquí por lo menos las cuestiones de la Caja Agraria se levantan

es por medio de po lítica. Si no es con política no lo atienden a uno.

El día de las elecciones mandan un carro, lo recogen a uno para

que vaya a votar”

Testimonio de un dirigente campesino, Colosó, Sucre (Díaz, 1986: 31)

Introducción

La Caja Agraria, o “banco de los campesinos”, fue creada en 1931 con el propósito de que

promoviera el desarrollo del campo, dando acceso a crédito a aquellos pequeños agricultores

que de otra forma no lo tendrían. Entonces, la prioridad de esta entidad debían ser los

campesinos, y más adelante los proyectos industriales y mineros también lo fueron. Para la

década de los noventas la Caja Agraria tenía oficinas en más de 700 municipios, lo que equivale

a una presencia en alrededor del 70% de los municipios del país y en este aspecto superaba a

todos los bancos en Colombia. Para entonces era popular la idea de que para acceder a los

servicios de la entidad era necesario tener la “ayuda” de algún político, como lo indica el

epígrafe, y de que ésta era manejada por los políticos para hacer clientelismo y favorecer a sus

amigos, con lo que la mayoría de los créditos eran asignados a personas que no eran la

población objetivo de la caja.

El clientelismo, entendido como el sistema informal de intercambios de votos por favores

entre políticos (patrones) y los ciudadanos (clientes), es una estrategia política que puede

resultar exitosa para los políticos en determinadas condiciones y trae como resultado la

distribución ineficiente de los recursos del Estado y una representación política particularista.

El clientelismo puede resultar en una distribución ineficiente de los recursos públicos, ya que

ésta está determinada por criterios políticos, como hacer favores a los amigos, y no por la

maximización del beneficio económico y social. El que la distribución esté determinada por

criterios políticos hace que ésta sea ineficiente en la medida que la única forma de hacer creíble

el pago por los votos es bajo formas ineficientes de asignación de recursos.

Este tipo de estrategia política ha estado presente a lo largo de la historia de Colombia, se ha

adaptado y ajustado a los cambios institucionales y sociales que ha vivido el país, hasta llegar a

lo que hoy se conoce como el “clientelismo de mercado” (Dávila y Delgado 2002: 331-332).

Los principales usuarios de las redes y estrategias clientelistas han sido los partidos

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tradicionales, quienes a partir del Frente Nacional dejaron de acudir a los recursos de los

políticos, y se extendió el uso de los recursos del Estado para la compra de votos y apoyo

electoral. Este uso de los recursos del Estado hace referencia a la privatización de los bienes

públicos y a la limitación al acceso a los servicios estatales si no se pertenece a alguna red

clientelista, es decir, los políticos se convierten en intermediarios de sus clientes ante el Estado.

Si se mira la presencia territorial, los recursos económicos y el número de cargos públicos que

tenía la Caja Agraria, se puede ver que controlar su funcionamiento podría significar tener a

disposición un medio muy eficaz para hacer clientelismo. Este banco era el más importante en

el campo y en muchos municipios era la única entidad bancaria presente; tener el control sobre

los créditos que otorgaba o las personas que contrataba sería una herramienta muy útil para

hacer clientelismo.

En línea con lo anterior, en este trabajo se busca evidencia empírica del uso del clientelismo a

través de la Caja Agraria, siguiendo de cerca lo planteado por el modelo de Robinson y Torvik

(2006). Este modelo sostiene que la financiación de proyectos, en este caso créditos, que se

sabe que son malos y será necesario refinanciarlos en el futuro, lo que se conoce como

“restricción presupuestal débil”, se da porque ésta es deseada por los políticos en el poder. Los

autores plantean un modelo en el que los políticos no se pueden comprometer con políticas

que para ellos no son ex post óptimas para implementar. A su vez, hay un problema de

compromiso inherente en la “restricción presupuestal débil”, que se refiere a que quien tiene

control sobre los recursos puede inicialmente decirle al dueño del proyecto de mala calidad que

si éste fracasa no lo ayudará, pero una vez fracasa lo ayuda y el dueño puede prever esto. Esta

incapacidad de comprometerse a no refinanciar los proyectos malos les permite a los políticos

crear un compromiso con esos ciudadanos, que tienen mayores incentivos para votar por él y

reelegirlo. En este caso el compromiso es entre los políticos en el poder y las personas que

desean obtener créditos cuando no cumplen con las condiciones mínimas requeridas para

garantizar que pagarán y no están en condiciones de hacerlo. En últimas, los políticos pueden

crear compromisos creíbles para ambas partes con estos ciudadanos o empresarios, quienes a

cambio del crédito votan por el político, con lo que éste puede mejorar su probabilidad de

reelección. De esta forma, la “restricción presupuestal débil” tiene sentido desde la política, ya

que puede influir sobre el resultado de las elecciones.

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En este caso, se quiere ver si los políticos que estaban en el poder usaron la asignación de

créditos por parte de la entidad como estrategia para obtener votos en las elecciones y

aumentar su probabilidad de ser reelegidos. Es decir, para que un político pueda hacer

clientelismo con una entidad pública debe estar en el poder, ya que esto le da la autoridad para

decidir sobre la entidad, lo cual representa una ventaja frente a su oponente (candidato o

partido). La presencia de créditos malos en los municipios se verá a través de los indicadores

de calidad de la cartera, que permiten evaluar la relación entre la cartera vencida (que está en

mora) y el total de la cartera. Entonces, se verá si existe una relación significativa entre la

distribución geográfica de los créditos de mala calidad y la distribución geográfica de los votos

de los políticos que buscaban la reelección.

Los políticos que se estudiarán son los Representantes a la Cámara y los Senadores, y se verá si

su participación en los votos está de alguna forma relacionada con la calidad del crédito de la

Caja Agraria en los municipios. Los resultados obtenidos sobre la distribución del crédito y de

los votos se compararán para ver cuáles políticos podrían haber hecho mayor uso de esta

estrategia, o al menos para cuáles de ellos pudo ser más exitosa en las elecciones de 1994 y

1998. Lo que se hace en este trabajo apenas constituye una aproximación indirecta a la

presencia de clientelismo en la Caja Agraria y a la relación entre la cartera de la entidad y los

votos de los congresistas. Por este motivo, los resultados aquí presentados solamente son una

primera evaluación del problema, y sugerirán si la hipótesis aquí planteada tiene algún sentido o

no.

Inicialmente se espera que exista una relación positiva entre el deterioro de la calidad de la

cartera en los municipios antes de las elecciones y la participación de los congresistas que son

candidatos al Congreso en los votos en el nivel del municipio. Además, se espera también que

no haya diferencia entre el uso de clientelismo en la Caja Agraria entre Senadores y

Representantes a la Cámara. Aunque la circunscripción del Senado es nacional y la de la

Cámara es departamental, autores como Botero (1998) y Crisp e Ingall (2002) han encontrado

que el uso de una estrategia electoral regional para el Senado, como se hace para la Cámara, fue

una estrategia efectiva para ser elegido en esa corporación en las elecciones estudiadas acá.

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Por otra parte, en la medida que los partidos tradicionales tenían una maquinaria clientelista

mucho más grande y estructurada que los partidos nuevos a principios de la década de 1990, se

puede esperar también que la relación entre la calidad de la cartera y los resultados electorales

sea mayor para aquellos candidatos. Dado que en las dos elecciones estudiadas el partido en el

poder era el Liberal, con lo que el manejo de la Caja en el nivel central estaba en manos de este

partido, lo que incluía el nombramiento del presidente de la entidad, es probable que los

políticos liberales pudieran tener una mayor influencia en la Caja Agraria. Esto se traduciría en

una relación más fuerte entre la cartera y los votos obtenidos por sus candidatos.

Para el estudio del clientelismo en la Caja Agraria se llevó a cabo un análisis cualitativo y otro

cuantitativo de la cartera de la entidad y de la forma cómo los políticos podían influir en ella.

El primer análisis, basado principalmente en informes de las auditorías llevadas a cabo por

entidades de control como la Contraloría General de la Nación y en entrevistas a personas

relacionadas con la Caja Agraria, se centra en explicar la relación entre los políticos y el manejo

del banco. El análisis cuantitativo parte de esta sustentación y, a partir de datos de elecciones

de Congreso en el nivel municipal, así como de la cartera de la entidad, muestra el impacto que

tuvo el clientelismo sobre los votos que obtenían los políticos que recurrieron a él.

La contribución de este trabajo puede verse desde dos ángulos. El primero tiene que ver con la

expansión del conocimiento existente sobre el funcionamiento del clientelismo, sobre su

impacto en los resultados de las elecciones y la forma que toma como estrategia, en especial en

Colombia. Este estudio tiene que ver principalmente con un análisis del clientelismo a partir de

los recursos y de las entidades del Estado que han sido usadas para alimentar sus redes. En este

país se encuentran estudios de caso y análisis de redes de clientelas pero no parece haber algún

tipo de trabajo que tenga una visión más sistemática del funcionamiento y los efectos, en

términos de votos, del clientelismo, ni que vea la forma como eran usados los dineros y la

burocracia del Estado para pagar favores. En la medida que la Caja Agraria era una entidad con

presencia en la mayoría de municipios del país y que era la única fuente de crédito para un

importante sector de la sociedad, representaba una institución muy atractiva para el

clientelismo. De esta manera, este trabajo podría contribuir a entender mejor la política en

Colombia para los años noventa.

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El otro tipo de contribución de este trabajo se deriva del primero y se refiere al rol que jugaba

la entidad en el país, la cual en un principio debía servir a los pequeños agricultores como

medio de acceso a los servicios financieros, que de otra forma no tendrían. La Caja Agraria no

pudo cumplir con este papel durante la mayor parte de los años noventa, lo que dejó

desprotegido al sector de la población al que servía. Vale la pena estudiar si la incapacidad de la

entidad para cumplir con su deber con los campesinos fue producto de la influencia que

ejercían los políticos sobre ella.

Lo expuesto anteriormente se desarrolla de la siguiente forma. La sección 1 contiene el marco

conceptual sobre clientelismo y la sección 2 se refiere al clientelismo en Colombia. Es

importante ver también cuál es la historia de la Caja Agraria, cómo funcionaba, y cómo podían

influir los políticos en las decisiones que se tomaban en la entidad, esto se hará en la sección 3.

En la sección 4 se presenta el análisis cualitativo sobre la influencia de los políticos en el banco,

donde se habla de cómo era esta influencia y cuál era el impacto sobre la política. A

continuación, en la sección 5 se presenta el análisis empírico de los datos, basado en el modelo

de economía política de la “restricción presupuestal débil” de Robinson y Torvik. La sección 6

muestra las principales conclusiones y las posibilidades de investigación que quedan abiertas

para el futuro.

1. Marco Conceptual

A continuación se presenta una definición del clientelismo y se hará énfasis en aquellos rasgos

y características que son más relevantes para este trabajo. A partir de esto se explicarán los

principales elementos del modelo de Robinson y Torvik, del cual surge la principal hipótesis de

esta monografía.

El clientelismo

En las democracias representativas los políticos emplean diversas estrategias para obtener los

votos de sus electores, una de estas formas es la práctica clientelista. El clientelismo se puede

definir como una relación de intercambio entre dos agentes, el patrón o político y el votante o

cliente, donde intercambian apoyo electoral por algún tipo de favor individual. Esta relación se

caracteriza porque las partes, que han entrado a ésta de manera voluntaria, establecen un

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contrato informal para el cual no tienen medios legales para hacerlo cumplir, por lo que éste

debe contener los medios necesarios para hacerse cumplir (self enforcing). La relación clientelista

genera y se sustenta en lealtades asimétricas entre el patrón y sus clientes, donde estos tienen

una mayor dependencia en aquellos. Por último, como dice García (2003), el clientelismo es un

sistema de interacciones, es decir, no basta con que haya encuentros aislados u ocasionales, “se

trata de interacciones que se producen en un espacio que no es el privado (…), que involucran

a, y tienen efectos sobre, más de dos individuos” (Gutiérrez 1998: 57-58).

En relación al primer elemento de la definición de clientelismo, en el intercambio entre el

patrón y el cliente, éste puede dar no solamente su voto, sino también su apoyo en la campaña

electoral del patrón. Y el patrón da a cambio algún bien o servicio, que sea importante para el

cliente adquirir. Un ejemplo de lo que puede dar el patrón es empleo, en la forma de un cargo

en la burocracia estatal, lo que se conoce como patronaje (Piattoni 2001).

Se dice además que en el clientelismo las partes establecen un contrato implícito o informal

que es self-enforcing. Los contratos de este tipo contienen compromisos que se refieren a

beneficios esperados en el futuro para cada parte, que no se pueden hacer cumplir por la vía

legal, pero que a la vez constituyen promesas creíbles. Para que las promesas sean creíbles el

contrato debe estar diseñado de tal forma que la mejor opción para cada parte sea cumplir

estas promesas. Esto se da si el cumplimiento de la promesa le reporta a cada parte un

beneficio superior al que se obtiene si éste no se cumple. Esto es importante ya que ambas

partes deben considerarse como “tramposos potenciales”, de lo cual son concientes ellas

mismas. Con esto se quiere decir que el hecho de que exista el contrato no significa que de

antemano se puede asegurar que cada parte lo cumplirá, para que lo haga debe existir ese

beneficio mencionado anteriormente. Es decir, cada parte satisfará su compromiso solamente

si hacerlo le conviene. (Carmichael 1989)

La relación clientelista por lo general es una relación personal, que se sostiene sobre

sentimientos de apego y lealtad1. Produce lealtades porque “la transferencia permanente de

recursos en ambas direcciones, de abajo-arriba y de arriba-abajo, está asociada simultáneamente

1 Véase, entre otros, LEAL y DÁVILA (1994), GUTIÉRREZ (1998), PIATTONI (2001), ROBINSON y VERDIER (2003), ROBINSON Y TORVIK (2005y 2006).

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a un patrón y a una sensación subjetiva de interdependencia” (Gutiérrez 1998: 58). Estas

lealtades son fuertemente asimétricas, según Gutiérrez (1998) por tres razones principalmente,

la primera de las cuales se refiere a la calidad de los recursos que se transfieren: los que van en

una dirección son diferentes, por ejemplo, más escasos, que los que van en la otra. La segunda

razón tiene que ver con la importancia que tiene para cada parte los recursos que se transfieren.

El político puede prescindir del voto de su cliente, ya que habrá otros ciudadanos dispuestos a

intercambiarlo; mientras que para el cliente es más difícil obtener los servicios y recursos que le

puede dar el patrón, como puede ser el acceso a los servicios del Estado (Gutiérrez 1998). Es

decir, el político tiene un “poder de mercado” que el ciudadano no tiene.

Por último, las lealtades serían asimétricas por el carácter del compromiso que adquiere cada

parte: mientras que la parte “débil”, el cliente, adquiere un compromiso obligatorio, la parte

“fuerte”, el patrón, tiene mayor discrecionalidad sobre el cuándo y el cómo de sus

compromisos (Gutiérrez 1998; García 2003). En este trabajo esta última fuente de asimetría en

las lealtades no se considera válida, en la medida que Gutiérrez no toma en cuenta que el

político puede no tener forma de asegurarse de cómo votó su cliente, si en efecto si cumplió su

parte del pacto, por lo que el compromiso no sería obligatorio. En este sentido, el político y el

cliente tienen información asimétrica, el cliente si puede verificar que aquél cumpla su parte (y

retirarle su apoyo en el futuro si no lo hace), mientras que el político no puede hacer lo mismo

con el ciudadano2. Además, la posición de Gutiérrez se opone a lo expuesto anteriormente

sobre los contratos que son self-enforcing, ya que lo que sostiene sugiere que el cliente cumpliría

su parte en cualquier circunstancia y que el patrón puede hacer promesas no creíbles y aún así

consolidar el contrato. Es decir, de acuerdo a lo que dice Gutiérrez al suscribir el contrato el

cliente sería conciente de que la promesa del político no es creíble y aún así cumplir su parte de

éste.

En cuanto a lo que se refiere García, que el clientelismo es un sistema de interacciones, es

importante referirse a lo que son las redes de clientela, y cómo según el tipo de red se puede

clasificar el clientelismo. Estas relaciones han evolucionado en el tiempo, y según Archer

(1990) esto ha sido producto de la centralización del Estado y la expansión del mercado; y se

2 Esto a menos que recurra a alguna estrategia ilegal para veri ficar que su cliente si vota por él, de todos modos, esta estrategia podría no ser efectiva siempre.

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pueden asociar también a la transformación de las sociedades tradicionales en modernas. El

clientelismo tradicional se caracteriza porque la relación entre el cliente y el patrón es directa,

recíproca y completamente vertical. Por su parte, en el clientelismo de intermediarios o agentes

(broker clientelism) hay tres partes: el patrón, el patrón intermedio (intermediario) y el cliente. En

esta relación hay un intermediario entre el patrón y el cliente, que es quien se encarga de

arreglar el intercambio entre ambas partes. Esta relación se percibe como menos vertical y

personal que la del clientelismo tradicional (Kettering 1988; Archer 1990). En este clientelismo

de intermediarios el balance de poder entre las partes se redefine frente al del clientelismo

tradicional, y en la relación, los votantes tienen más poder que antes (Piattoni 2001).

Gutiérrez sostiene que una de las maneras clásicas como patrón y cliente obtienen beneficios

es a partir de la explotación de un tercero, el Estado. El patrón transforma bienes públicos en

privados y luego redistribuye, con lo que otorga beneficios a sus clientes y a cambio obtiene su

apoyo. Esta compra del apoyo de los clientes depende de la capacidad de obtener recursos del

Estado, de la capacidad de saquearlo, la cual está limitada por las defensas que pueda imponer

el mismo Estado y por la competencia entre redes clientelistas (red de patrón o patronos y

clientes) (Gutiérrez 1998).

El clientelismo como estrategia electoral y el síndrome de la “restricción presupuestal débil”

El clientelismo es una estrategia para la adquisición, mantenimiento y expansión del poder de

los políticos; para los clientes es una institución a través de la cual pueden proteger y promover

sus intereses (Piattoni 2001). De acuerdo con esto, la estrategia clientelista debe estar

encaminada a maximizar la probabilidad de elección o reelección del político que la emplea,

por ser las elecciones el campo en el que se determina el poder de los políticos.

Anteriormente se dijo que en el clientelismo se establece un contrato informal, sin medios

legales para hacerlo cumplir por lo que debe estar constituido de tal forma que tenga sea self

enforcing y se sustenta sobre la credibilidad de cada parte. Robinson y Verdier (2003) ven este

asunto de credibilidad como de doble vía. El ciudadano no está obligado a votar por el político

y éste no está obligado a cumplir con sus promesas de campaña una vez llega al poder. De esta

forma, el político se enfrenta a un problema de compromiso, en la medida que las políticas que

llevarían a los ciudadanos a votar por él pueden no serle óptimas para implementar una vez es

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elegido y al ser conscientes de esto, los ciudadanos solo tienen incentivos para votar por los

políticos cuando perciben que las promesas que hacen se refieren a políticas que ex post les será

óptimo implementar y que les proveen alguna utilidad. A su vez, el político no tiene cómo

observar el voto del ciudadano, es por esto que para asegurar que sí obtendrá el voto debe

ofrecer políticas que liguen la utilidad futura del votante con el resultado de las elecciones. Si el

comportamiento del votante fuera observable, el político podría atraerlo con políticas que

permitan castigar al votante si no cumple su compromiso. Este castigo se puede dar cuando las

políticas son reversibles, selectivas y creíbles, como en el caso de los cargos en la burocracia

estatal, el político escoge a quién emplear y si el cliente no cumple su parte el político puede

removerlo de su cargo (Robinson y Verdier 2003).

Entonces, el político que busca ser elegido enfrenta un problema de compromiso, ya que

ofrece programas o favores futuros a cambio de votos, y debe buscar la forma de hacer que sus

promesas sean creíbles para los votantes y que las promesas que hace no las puedan hacer los

demás políticos. Si el político hace promesas no creíbles, los votantes votarán por quien

ofrezca promesas creíbles, es decir, le asegure determinado beneficio futuro. Si las promesas las

pueden hacer otros políticos, el ofrecerlas no incrementará la probabilidad de elección del

político (mejorando su posición frente a sus contendores), ya que tendrá el mismo efecto

positivo sobre la probabilidad de elección de los demás candidatos que pueden ofrecerlas y al

final el efecto de esa promesa se cancelará.

El clientelismo lleva a una distribución ineficiente de recursos, caracterizada por la poca

inversión en los bienes públicos que es función del Estado proveer a los ciudadanos, y la sobre

inversión en proyectos ineficientes, innecesarios o inútiles. Como dicen Robinson y Torvik,

estos proyectos ineficientes, conocidos como “Elefantes blancos” hacen parte de la relación

patrón–cliente, y son escogidos y apoyados por los políticos precisamente por su carácter de

ineficientes, y esta redistribución es llevada a cabo por parte de quienes están en el poder y

quieren ser o que sus partidos sean reelegidos (Robinson y Torvik 2005). Los proyectos

ineficientes son políticamente atractivos porque no todos los políticos pueden hacer una

promesa creíble de implementarlos y así redistribuir a favor de sus clientes y esto le da ventaja

a quienes están en el poder sobre los demás políticos.

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Un posible tipo de medio para distribuir de manera ineficiente, y así ganar el apoyo de

determinado sector de la sociedad, es la asignación del crédito por parte de bancos del Estado.

El clientelismo por este medio no funciona bajo la misma lógica que el de los “Elefantes

Blancos”. Según Kornai et al (2003), que se otorguen créditos que se sabe no serán pagados

oportunamente puede constituir un ejemplo de síndrome de “restricción presupuestal débil”.

Este síndrome se da cuando determinada empresa (o persona) al entrar en crisis financiera

recibe ayuda de otra organización, como el Estado. Antes de la crisis, el Estado promete no

intervenir para ayudar a la empresa en problemas; sin embargo, esta promesa no es creíble

porque al Estado no le conviene que esa empresa o persona quiebre. Entonces, si la persona en

problemas financieros o quien maneja la empresa en esa condición sabe que el Estado no

cumplirá e intervendrá, se le dará un manejo diferente a la empresa o a los recursos de la

persona que el que se le daría si no se contara con la ayuda del Estado. Éste es un claro

ejemplo de riesgo moral, una vez se conoce que el Estado intervendrá para ayudar a la

empresa, quienes la administran tienen menos incentivos para hacer esto bien y de forma

responsable. Uno de los motivos para que el Estado intervenga y ayude a la empresa en

problemas puede ser de tipo político. En los mercados financieros la restricción presupuestal

débil se daría cuando se otorgan créditos que se sabe no serán pagados oportunamente o se

financian proyectos que serán ineficientes y no rentables.

El caso en el que el síndrome de la “restricción presupuestal débil” se da por motivos políticos

es tratado por Robinson y Torvik (2006). Los autores sustentan que esta debilidad es deseada

por los políticos en el poder que buscan la reelección, ya que de esta forma pueden hacer una

promesa creíble a sus votantes para recibir su apoyo (miembros de su mismo partido), y es una

promesa que sus competidores no pueden hacer. Es decir, los políticos en el poder que quieren

ser reelegidos pueden usar como estrategia clientelista el financiar proyectos malos, que

requerirán financiación en el futuro, para obtener votos. Ésta es una forma creíble de transferir

recursos a quienes apoyan al político, ya que, como no se pueden comprometer a imponer una

restricción presupuestal fuerte, puede comprometerse a hacerle transferencias a los ciudadanos

que lo apoyan por este medio.

Esta distribución influye sobre los resultados de las elecciones ya que a los ciudadanos del

partido del político les conviene más que éste sea reelegido a que sea reemplazado, ya que así

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sus proyectos serán refinanciados. Para que esto se pueda cumplir es necesario además que,

por una parte, para los políticos sea óptimo implementarla ex post (después de las elecciones); y

por otra parte, debe ser algo que no todos los políticos puedan prometer. Es en relación con

esto último que toma importancia la ineficiencia del proyecto que se financia (o la mala calidad

del crédito que se otorga), en la medida que todos los políticos pueden, creíblemente,

comprometerse a financiar o refinanciar proyectos buenos (sean o no de sus partidarios), ya

que esto es rentable para el Estado o entidad que financia el proyecto y beneficia al que está en

el poder, al constituir evidencia de su buen gobierno. Los proyectos que financiaría el político

son de los miembros de su mismo partido, ya que a ellos los conoce mejor y le cuesta menos

obtener información sobre sus preferencias. Por último, los políticos en el poder financiarán

proyectos malos de sus partidarios, pero, de acuerdo al modelo, estos deben generar algún tipo

de renta, deben alcanzar un nivel mínimo de rentas, si no es así, para ningún político sería

provechoso financiar proyectos malos.

2. Clientelismo en Colombia

El clientelismo ha sido una constante a lo largo de la historia del sistema político colombiano, y

su relevancia en el funcionamiento de éste ha sido tal que, según García (2003: 24) es el

“elemento definitorio del sistema político” del país, o como dicen Leal y Dávila (1994: 36-37),

el sistema político colombiano después del Frente Nacional se constituyó en el “sistema

político del clientelismo”. Este fenómeno ha evolucionado a la par con los cambios que ha

vivido el país, y se ha adaptado al crecimiento del Estado y a la transición de una sociedad

tradicional a una más moderna. Dávila y Delgado (2002) tienen una tipología del clientelismo

en Colombia, según la cual hay “dos formas y media” de clientelismo: el tradicional, el

moderno y desde la década de los noventas, el de mercado. A continuación se describirán estas

formas o etapas del clientelismo y se hará énfasis en el de mercado, por ser el que corresponde

al período de estudio de este trabajo.

El clientelismo tradicional

El primer tipo de clientelismo, el tradicional, duró hasta la llegada del Frente Nacional, cuando

las transformaciones de la sociedad y los cambios en el sistema político producto del pacto

consociacionalista, hicieron que éste se adaptara y tomara las características del clientelismo

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moderno o de intermediarios. Antes del Frente Nacional el Estado era precario y débil, y

estaba virtualmente ausente en grandes partes del territorio nacional; y el campo no estaba

conectado por relaciones de mercado, por lo que la economía rural era autosuficiente y sus

sociedades estaban poco integradas entre si y con las ciudades (Archer 1990; Dávila y Delgado

2002). Según Dávila y Delgado (2002), la sociedad colombiana era tradicional, agraria y

bipartidista.

Con anterioridad al Frente Nacional, y como lo evidencia la Violencia, la sociedad colombiana

era fuertemente bipartidista, la pertenencia y la lealtad de la gente a su partido era absoluta, “se

llevaba en la sangre”. Esta lealtad era el fundamento de las redes clientelistas, las cuales iban

desde los “jefes naturales” o líderes de los partidos tradicionales, pasando por los gamonales o

líderes regionales y la gente de las regiones, de donde salían los electores (Dávila y Delgado

2002). Las redes clientelistas tenían una forma piramidal, iban desde los clientes, pasando por

los líderes locales, quienes construían una relación directa con los electores, hasta llegar a los

líderes nacionales.

De acuerdo con Archer (1990), el clientelismo tradicional en Colombia, o de patrón-cliente, se

caracterizaba por el tipo de relaciones que se establecían entre los gamonales y los campesinos,

éstas se basaban en lealtades muy fuertes, en el apego y el respeto mutuo, y eran

completamente verticales; esta lealtad y apego hacían que las relaciones patrón-cliente fueran

muy durables, se heredaban de una generación a otra. También se caracterizaban por cubrir

grandes sectores de la población (redes muy amplias) y por cubrir muchos aspectos de la vida

de aquellos que hacían parte de la relación, los clientes dependían en gran medida del patrón

para obtener recursos que el Estado no les brindaba. Además, las transacciones o intercambios

entre el patrón y el cliente (el gamonal y el campesino) eran llevadas a cabo de forma personal,

y los beneficios que otorgaba el patrón provenían de sus propios recursos casi exclusivamente.

Es característico del clientelismo tradicional que los recursos que provee el patrón sean de

origen privado, lo que no significa que el Estado no tuviera ningún papel.

El clientelismo moderno

Con el inicio del Frente Nacional el clientelismo tradicional fue reemplazado por un clientelismo

moderno, de intermediarios. En las décadas anteriores al Frente se dieron cambios que

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contribuyeron a que cuando éste llegó las relaciones clientelistas tradicionales se disolvieran y

fueran reemplazadas por las clientelistas modernas. Entre estos cambios se cuenta el crecimiento

y fortalecimiento del Estado y la diversificación de sus instituciones, que le permitió expandirse y

llegar a rincones del país a los que antes no tenía acceso (Archer 1990; Dávila y Delgado 2002).

A la par con esto se dio la expansión y formación de un mercado interno más grande, que

también alcanzó al campo colombiano, hubo también un proceso de industrialización y

urbanización, a partir de lo cual la sociedad colombiana evolucionó hacia una sociedad más

moderna. Los anteriores elementos, así como la influencia de la Violencia sobre la migración de

patronos y campesinos hacia las ciudades, llevaron a que las antiguas relaciones patrón-cliente se

rompieran, y a que se abriera espacio a unas nuevas (Archer 1990).

A lo anterior se le debe sumar el efecto que tuvo el Frente Nacional sobre el funcionamiento de

la política y del sistema político en Colombia. La división equitativa del poder entre los partidos

tradicionales tuvo como consecuencia que la competencia política cambiara de ámbito, ésta se

trasladó al interior de los partidos (Dávila y Delgado 2002). Las antiguas relaciones clientelistas

cambiaron, por una parte, porque la presencia del Estado y la conexión con el resto del país

permitieron que la relación de dependencia de los campesinos hacia sus patronos se debilitara, ya

que aquéllos encontraron una vía o fuente alternativa para obtener recursos básicos. Por otra

parte, esta misma presencia del Estado y su expansión representó una nueva fuente de recursos

para hacer clientelismo, para los políticos ya no era necesario hacer uso de sus recursos, podían

usar los del Estado, éste se volvió su “botín” (Dávila y Delgado 2002).

En este nuevo marco institucional surgió un nuevo tipo de políticos, los políticos profesionales,

que reemplazaron a las oligarquías liberales y conservadoras y se convirtieron en intermediarios

entre el Estado y los ciudadanos, siendo los recursos de éste los medios para hacer clientelismo.

Para pertenecer a la política ya no era necesario provenir de las clases altas y la política se volvió

un factor de movilidad social. Los liderazgos nacionales fueron reemplazados por liderazgos

regionales, los de estos nuevos políticos. Según Leal y Dávila,

el nuevo líder político viene de abajo, casi siempre de sectores sociales con

pocos recursos económicos. No es un producto preestablecido del sistema

económico, al menos directamente. Es un resultante del sistema político, de

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17

los mecanismos clientelistas que le han dado al líder los medios para escalar

posiciones. (Dávila y Leal 1994: 45)

De acuerdo con lo anterior, las relaciones clientelistas modernas se pueden definir como

menos asimétricas que las tradicionales, ya que los clientes tienen alternativas al intercambio

con los patronos; estaban menos basadas en el sectarismo y eran más calculadas, esto se daba

sobretodo en las relaciones que estaban más allá del vínculo primario entre el cliente y el líder

local. Estas relaciones también involucraban menos aspectos de la vida de los miembros de la

relación y eran menos durables. Aumentó el número de clientelas pero éstas se hicieron menos

extensas, la mayoría solo llegaba del nivel local al regional, muy pocas llegaban hasta el nacional

(Archer 1990; Dávila y Delgado 2002).

Es importante resaltar dos aspectos importantes de esta nueva forma de clientelismo. Primero,

las transacciones en el clientelismo moderno consistían principalmente en una intermediación

del político entre el cliente y el Estado, el acceso a los recursos y servicios de éste se

constituyeron en el principal beneficio que obtenía el cliente a cambio de su voto. Segundo,

como dicen Leal y Dávila (1994), el sistema político colombiano a partir del Frente Nacional se

convirtió en el “sistema político del clientelismo”, esto se dio porque el clientelismo “se

convirtió en la principal relación política para articular al régimen y mantener el monopolio

bipartidista” (Dávila y Leal 1994: 326). Frente al debilitamiento del sectarismo y de las

ideologías, la forma de lograr la adhesión a los partidos era a través del clientelismo (Dávila y

Leal 1994).

El clientelismo de mercado

Según la caracterización de Dávila y Delgado (2002), el clientelismo de mercado surge después

de la Constitución de 1991, como resultado de esta reforma y de la evolución de los procesos

que se habían iniciado con el clientelismo moderno. Entonces, en cierta forma el clientelismo

de mercado se parece al clientelismo moderno, pero muchos rasgos que en éste eran atenuados

en aquél están mucho más marcados. Precisamente Dávila y Delgado se refieren a esta forma

de clientelismo como “media” forma, en la medida que su surgimiento es reciente y su

separación del clientelismo moderno es apenas una hipótesis en proceso. En lo que sigue se

explicarán algunas de las reformas de la Constitución de 1991, haciendo énfasis en las que se

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esperaba que tuvieran algún impacto sobre el clientelismo y cuál sería éste. Más adelante se

describirán las principales características de la nueva forma de clientelismo.

Uno de los principales propósitos de la Constitución de 1991 era abrir los espacios políticos,

hacer la política más inclusiva, por lo que se facilitó la creación de movimientos y partidos

políticos; por otra parte, también se buscaba “sanear” la política, eliminando la corrupción, el

clientelismo y la intermediación política. Para lograr lo anterior se llevaron a cabo cuatro tipos

de reformas: a las reglas burocráticas, a las reglas para la conformación del legislativo, a las

reglas electorales y a las reglas para las organizaciones políticas (Dávila y Delgado 2002).

Entre las principales reformas a las reglas electorales están: modernización del proceso

electoral, elección popular de gobernadores y miembros de las JAL, nuevo calendario electoral

y cambio de la circunscripción de Senado, la cual pasó de ser departamental a ser nacional. La

modernización del proceso electoral incluye la introducción del tarjetón, la inscripción de

cédulas, entre otras. Por último, las reformas a las reglas para las organizaciones políticas abren

la entrada a todo tipo de movimientos y partidos y les da autonomía.

Las reglas para la conformación del legislativo tenían como propósito quitarles a los

congresistas el acceso a recursos del Estado para hacer clientelismo. La modernización del

proceso electoral pretendía controlar la capacidad de los políticos de emplear la estrategia

clientelista en el momento de las elecciones; por ejemplo, al sustituir la papeleta -repartida por

los partidos- por el tarjetón -entregado por una entidad independiente-, se elimina el control

que tenía el partido sobre la forma como votaban sus clientes. Al hacer esto es cuando se hace

más relevante el problema de compromiso y credibilidad sobre el que se habló anteriormente y

que desarrollan Robinson y Verdier (2003). Si el político no puede monitorear a su cliente lo

que le ofrece debe depender de que logre continuar en el poder, para asegurar que éste cumpla

su parte del contrato. El trabajo de Romero (2006) estudia el efecto de la introducción del

tarjetón sobre el clientelismo, llevado a cabo a través de la contratación de docentes. Aunque

sus resultados no son muy robustos, si encuentra evidencia de que la introducción del tarjetón

está relacionada con un menor nivel de clientelismo en la asignación de cargos de docentes en

secundaria.

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Se esperaba que la introducción de la circunscripción nacional en el Senado llevara a los

candidatos a esta cámara a buscar sus votos en regiones más extensas del país que un solo

departamento, por lo cual representarían intereses más generales. Una estrategia electoral de

tipo nacional no sería compatible con la obtención de votos por medio de favores clientelistas

ni con la defensa de intereses muy particulares. Los constituyentes “esperaban que una

circunscripción nacional hiciera ineficientes a las maquinarias regionales e hiciera iguales las

condiciones de competencia de todos los actores que quisieran participar en el juego político”

(Botero 1998: 288). Sin embargo, como muestra este autor para las elecciones de la década de

los noventa, los políticos, en especial los miembros de partidos tradicionales, continuaron con

la estrategia concentrada en un solo departamento, la cual continuó siendo exitosa y menos

costosa (Botero 1998).

Por otra parte, lo que encuentran Dávila y Delgado (2002) es que la escena política

efectivamente si se abrió a una mayor competencia y participación, pero esto se logró a costa

del bipartidismo y de mayores niveles de articulación, cohesión y gobernabilidad del sistema.

En el caso de las prácticas clientelistas, éstas sobrevivieron y se adaptaron para seguir

funcionando en el nuevo marco institucional, que incluía medidas que intentaron acabar con

ellas.

Dávila y Delgado dicen que, en la actualidad,

permanece la tendencia a que sólo los miembros de las redes de

intermediación política logren acceder a los beneficios que ofrece el Estado

aún bajo el costo que implica esta relación a nivel colectivo. El clientelismo

ha logrado mantenerse, así, como una característica esencial de la forma de

funcionamiento de la política en Colombia. (Dávila y Delgado 2002: 333)

En cuanto a la necesidad de construir redes en un régimen articulado por las relaciones

clientelistas, los políticos han empezado a elaborar de manera muy particularizada la red de

complejas relaciones con su electorado. A nivel nacional, regional y local los políticos trabajan

de la mano con sus electores y buscan generar unas redes limitadas hacia ciertos sectores,

donde las relaciones se caracterizan por su menor verticalidad, en comparación a la del

clientelismo moderno.

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La descentralización contribuyó a que el eje de la intermediación política se deslizara, del

ejecutivo nacional, articulado a los distintos niveles del legislativo, a los ejecutivos locales y

regionales, con el ejecutivo nacional. De esta forma, el ámbito local toma mayor importancia,

es ahí donde está el centro de las redes clientelistas, que se articulan con el ejecutivo central. El

enfoque de este trabajo de investigación va en línea con esta nueva característica, en la medida

que lo que se verá es el clientelismo al nivel de los municipios, y cómo la asignación de ciertos

tipos de créditos subsidiados (los créditos de “mala calidad”) influyó sobre la distribución de

los votos en diferentes elecciones.

Lo que muestran los anteriores autores es que el clientelismo actual se financia con recursos

públicos y sirve a los políticos para mantenerse en el poder. Lo que dice Díaz (1986), así como

Rodríguez (2001), es que una de las entidades que fue manejada por los políticos para influir

sobre sus probabilidades de reelección, o de sus partidos, fue la Caja Agraria.

3. La Caja Agraria

La Caja Agraria ocupó un papel muy importante en el sistema financiero y en la promoción del

desarrollo de la agricultura durante gran parte del siglo veinte. Antes de analizar cómo fue la

influencia de los políticos en su funcionamiento y cómo fue utilizada para hacer clientelismo,

es necesario hacer referencia a la historia de la entidad y al contexto en el que se enmarcó en

los años ochenta y noventa, cuando finalmente se llegó a su liquidación.

El interés por fomentar la agricultura a través de la provisión de créditos preferenciales y/o

subsidiados surgió en los años veinte, poco después de la fundación del Banco de la República

en 1923. Se percibía que hacer esto por medio de las entidades comerciales ya existentes y del

Emisor no era suficiente, por lo que era necesario un banco que se dedicara a proveer recursos

para el sector agrícola. Según el superintendente bancario de la época,

La agricultura necesita recursos fijos y estables y créditos a largos plazos,

sin que le basten los auxilios transitorios y contingentes. Los bancos de

depósito, giro y descuento, lo mismo que el Banco Emisor sólo pueden

satisfacer en muy pequeña escala las necesidades de la agricultura… Es

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21

indiscutible, pues, la necesidad que tiene el país de una institución de esta

índole (García y González 2002: 74).

Al poco tiempo, a finales de 1924, se fundó el Banco Agrícola Hipotecario (BAH), precursor

de la Caja Agraria, con capital del Gobierno Nacional, de los departamentos y de algunos entes

privados. El propósito del banco era prestar dinero a corto, mediano y largo plazo a este

sector, a partir de los recursos que obtuviera con cédulas hipotecarias; éstas no encontraron

suficientes compradores nacionales y terminaron, en su mayoría, en manos extranjeras

(Kalmanovitz y López 2002: 25).

Las instituciones financieras creadas en la década de los veinte tuvieron que soportar la crisis

del 30 y la mayoría de los bancos hipotecarios, que obtenían sus recursos del exterior, no

sobrevivieron. El Banco Agrícola Hipotecario enfrentó una situación fiscal complicada y

dificultades para financiar su balance. Esto, sumado a la necesidad de crear bancos públicos

que financiaran a los deudores del sector de la agricultura y al hecho que el BAH nunca se

especializó en las actividades de fomento para las cuales fue creado, llevaron al nacimiento de

la Caja Agraria en 1931 (Ley 52 de 1931; García y González 2002; Kalmanovitz y Avella 1998;

Kalmanovitz y López 2002). El surgimiento de la Caja Agraria, así como de las demás

entidades creadas en esa época (i.e. el Banco Central Hipotecario), sentó las bases para la

política del crédito de fomento que tomó fuerza en la década del 50 (García y González 2002).

A los pocos años de haberse creado la Caja Agraria y el Banco Central Hipotecario (BCH) se

ampliaron sus funciones, y a la promoción del sector agrícola se agregó el crédito de vivienda y

para el sector industrial y minero.

La entidad presentó un comportamiento muy dinámico desde su creación, con un incremento

permanente de su participación dentro de la cartera total del sector financiero (17% en 1950).

“Sus operaciones, sobre todo a partir de 1940, fueron el principal instrumento de ejecución de

las políticas de fomento agropecuario y democratización del crédito para dicho sector” (García

y González 2002: 90-91). La entidad además administraba una sección de provisión agrícola,

donde vendía insumos y los materiales necesarios para el desarrollo del sector.

A principios de los años 50, en el marco del discurso de la industrialización por sustitución de

importaciones promovido por la CEPAL, tomó forma la política de fomento a través del

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crédito y se crearon mecanismos nuevos y se consolidaron los ya existentes. Estas reformas,

resultado en parte de la misión Alter y Grove de 1951, le dieron al Banco de la República un

papel más importante en la dirección del crédito hacia los sectores “productivos” (agricultura,

industria, ganadería, entre otros) de la economía, y nuevos instrumentos para hacer esto

(García y González 2002; Kalmanovitz y Avella 1998). La ola de reformas también incluyó la

creación de nuevas entidades oficiales para la promoción de sectores específicos, algunas de

ellas fueron el Banco Cafetero y el Banco Ganadero (García y González 2002: 102). La Caja

Agraria, y en menor medida, las demás entidades de fomento, recibieron un trato preferencial

en el sector financiero, según García y González,

la Caja se benefició de un tratamiento especial por parte del Banco de la

República en términos de acceso a sus recursos de crédito y redescuento (sus

cupos se incrementaron en forma sistemática); en el mismo sentido, se

dispuso que parte de los recursos liberados por la venta de las acciones del

Gobierno Nacional en el Banco de la República, así como del diferencial

cambiario obtenido por las operaciones de la Federación Nacional de

Cafeteros, se destinarían al fortalecimiento de dicha entidad. (2002: 114)

Para ayudar a la entidad a financiar su balance, además de las medidas ya mencionadas, desde

1948 (Ley 90 de 1948) las entidades financieras debían constituir un encaje adicional del 5% en

bonos de la Caja Agraria. Ésta fue una de las inversiones forzosas que debieron llevar a cabo

los bancos comerciales y demás intermediarios financieros que no implementaban las políticas

de fomento, se crearon nuevas inversiones hasta mediados de los años 80 (Correa 1986).

Todo lo anterior permitió que la Caja Agraria creciera considerablemente durante las décadas

de los 50 y 60. Así, entre 1950 y 1962, “el crecimiento real promedio de la cartera de los

bancos comerciales fue de 6% mientras que la del resto de entidades oficiales y de reciente

creación (Caja Agraria, Banco Ganadero…) fue de 16%” (García y González 2002: 115). Para

este mismo período, el 44% de la cartera de la Caja Agraria se dirigió a la financiación de la

agricultura y 50% a la financiación de la ganadería.

En la década de los 70 la situación de la Caja Agraria y la composición del sistema financiero

cambiaron. Según Kalmanovitz y Avella,

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23

La banca privada creció al ritmo de la economía, al tiempo que la de origen

extranjero… alcanzó una participación ínfima. La Caja Agraria, cuyos

años dorados se extendieron a lo largo de los cincuenta y sesenta, comenzó a

crecer a un paso inferior al de la economía y tuvo frecuentes pérdidas que

tuvieron que ser asumidas por el presupuesto nacional. (1998: 37)

Como se puede ver en la tabla 1, la Caja Agraria alcanzó su mayor tamaño entre 1956 y 1970,

cuando sus activos representaron más del 5% del PIB de la época. Este valor es notable

considerando que en ese momento los activos de los bancos privados en su totalidad apenas

sumaban el 15% del PIB y los de los extranjeros solamente un 2%, y que ese 5% era la sexta

parte del total de los activos del sistema financiero. A partir de 1970 la participación de los

activos de la Caja Agraria fue disminuyendo lentamente, mientras que la de los demás bancos

oficiales crecía y surgían nuevos tipos de entidades financieras. Según García y González, “en

1970 y 1985 la Caja Agraria fue la entidad más grande del sistema financiero, pero su

participación dentro del total de los activos pasó del 14% al 9% entre esas dos fechas” (2002:

154).

Durante el primer lustro de la década de los 80 el sistema financiero vivió una grave crisis, el

deterioro de la calidad de la cartera fue generalizado entre los bancos y demás entidades

financieras. En esa década se implementaron algunas reformas que comenzaron a liberalizar el

sistema y, además, se comenzó a desligar la política de fomento de la política monetaria, con lo

que el Banco de la República dejó de administrar algunos fondos financieros, los cuales se

eliminaron o volvieron independientes, y se suprimió la mayoría de las inversiones forzosas

(García y González 2002). La situación de la Caja Agraria se siguió deteriorando desde

entonces, según Jaramillo, “la Caja Agraria venía arrojando pérdidas crecientes desde 1986,

debido al lento crecimiento de sus ingresos financieros, mientras que el costo de sus recursos y

sus costos administrativos crecían más rápido” (2002: 110). Esto último era producto de sus

altos costos de personal, unos volúmenes de operación reducidos y problemas en la calidad de

la cartera. En relación con esto, Guzmán (1995) dice que la cartera de dudoso recaudo era del

11% en 1990, del 14% en 1991 y llegó al 30% en 1992.

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Con la llegada de la década de los 90 comenzó la apertura económica, que trajo la reducción de

aranceles y el desmonte de los créditos subsidiados. Según Jaramillo (2002), se puso en marcha

un plan para reducir de manera gradual y eventualmente eliminar los subsidios a las tasas de

interés. Se esperaba atraer más oferta de crédito de los privados. Paralelo a esto se

implementaron nuevas políticas de desarrollo rural campesino, entre las cuales estaban una

reforma agraria, programas de adecuación de tierras, de generación y transferencia de

tecnología, entre otros. En cuanto a las reformas al crédito agrario, el desmonte gradual de los

subsidios a las tasas se dio de manera más lenta para los campesinos (pequeños productores); y

se creó el Fondo Agropecuario de Garantías (más adelante FINAGRO) para permitir el acceso

a créditos a pequeños productores que obtuvieran el respaldo del gobierno. Además, el

gobierno se comprometió a subsidiar a sucursales apartadas de la Caja Agraria que no

generaran los suficientes ingresos para cubrir sus costos, de esta forma se permitió que la

entidad continuara operando a pérdida, según Siabato (1992), solamente el 33% de las oficinas

producían ganancias financieras (Jaramillo 2002).

Justo después de iniciada la apertura, la Caja Agraria y la agricultura entraron en crisis. “El

desbarajuste del banco rural más grande del país salió a flote de un momento a otro. Casi que

con la crisis del agro vino la crisis de la entidad, y viceversa. El crédito cayó de 389.000

millones de pesos en 1990 a 268.000 millones en 1991, cuando se tenía un presupuesto de

480.000 millones” (Guzmán 1995: 8). La crisis de la entidad se agravó por las dificultades con

los planes pensionales y los rumores de sus problemas llevaron a que muchos dejaran de pagar

sus obligaciones con ella hasta cuando se aclarara lo que sucedía, con lo cual la cartera vencida

creció aceleradamente y se obstaculizó la aprobación de nuevos créditos.

Es probable que la inhabilidad de la Caja Agraria para ayudar a los

productores a sortear la caída en sus ingresos y los problemas de liquidez

hubiera agravado la crisis de 1992. Este apretón del crédito afectó a

muchos pequeños productores de manera desproporcionada, debido a que la

escasa proporción de campesinos que tienen acceso a crédito con una

institución formal tradicionalmente han sido los clientes de la Caja

Agraria. (Jaramillo 2002: 115)

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Para enfrentar la crisis de la agricultura, junto a la de la Caja Agraria, se diseñó un Plan de

Reactivación, el cual incluyó medidas para la capitalización y reactivación de la entidad, para

fomentar el flujo de crédito. Dada su crisis, el gobierno se comprometió a asumir sus

obligaciones pensionales futuras. Dentro del plan también estaba la modernización de la

entidad, reformas administrativas, la sistematización integral de las operaciones de la Caja y la

reducción de su planta de personal de alrededor de 15.000 empleados a apenas 8.000 (Jaramillo

2002; Guzmán 1995). Inicialmente se anunciaron medidas para aliviar las deudas pendientes de

los agricultores, esto después se sustituyó con un programa completo de refinanciaciones a

través del Fondo Agropecuario de Garantías, y buscaba además que la Caja recuperara la

cartera vencida. Además de esto, se decidió aplazar el desmonte gradual de los subsidios a las

tasas de interés de los créditos y se estipuló que debían subsidiarse los préstamos a los

campesinos y que los créditos agrícolas deberían otorgarse a tasas inferiores a las de los

créditos comerciales (Jaramillo 2002).

Las reformas implementadas para salvar a la Caja Agraria fueron infructuosas. Por una parte,

aún cuando la planta de personal se redujo considerablemente, los costos que implicaba cada

empleado eran muy altos, principalmente por la convención colectiva, defendida por un

sindicato muy poderoso. Los costos laborales de la entidad representaban el 13% de sus

activos, más de cuatro puntos por encima del promedio del sistema financiero (“La Caja

Agraria: una agonía…” 1996: 36). En cuanto a la recuperación de la cartera vencida, los planes

para lograr esto no fueron exitosos, en 1995 ésta había crecido 28,6% frente al año anterior, y

en ese mismo año representaba el 13,4% de toda la cartera, mientras que en el sistema

financiero ese porcentaje era de apenas el 3,6% (Guzmán 1995).

El gobierno capitalizó varias veces a la entidad, para ayudarla a sobrevivir y mantener los

requisitos de sobre niveles patrimoniales y respaldo a los ahorradores, sin embargo, éstas

fueron en su mayoría capitalizaciones “de papel”. Según Gustavo Castro, gerente de la entidad

en 1994, solamente en ese año se llevó a cabo una capitalización real, de 70 mil millones de

pesos, el resto no fueron más que un mero formalismo y el apoyo del Estado fue mínimo

(Guzmán 1995; “Por qué y por quiénes…” 2000). Por su parte, según Benjamín Medina,

gerente de la entidad durante el gobierno de Ernesto Samper, los problemas de la entidad

tenían que ver también con el hecho que ésta tenía múltiples objetivos, que entraban en

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conflicto entre sí, “a la Caja se le exigen resultados de eficiencia bancaria en tanto que las

decisiones de manejo de su principal recurso se toman por fuera de la empresa y con criterios

de política y gasto social” (“La Caja Agraria: una agonía…” 1996: 36). Como se verá más

adelante, los intereses políticos influyeron mucho en el manejo de la entidad y dificultaron que

ésta pudiera recuperarse de la crisis en la que estaba a principios de los años 90. Un ejemplo de

esto es el efecto que tuvieron los problemas políticos que enfrentó el presidente Ernesto

Samper por la entrada de dineros del narcotráfico a su campaña. Según Jaramillo, debido a la

crisis del gobierno de Samper, el ejecutivo se debilitó y los criterios políticos se hicieron más

importantes a la hora de asignar dineros públicos y cargos del gobierno. “Esto afectó el ritmo y

la efectividad de la implementación de muchos programas. Los gremios se quejaron de los

crecientes niveles de ineficiencia burocrática y corrupción” (Jaramillo 2002: 132).

Después de la crisis que enfrentó en la primera mitad de la década de los 90 la Caja Agraria no

se recuperó y luego, con la crisis generalizada en la que entró la economía y el sistema

financiero colombiano, la situación empeoró hasta que en 1999 fue necesario liquidar la

entidad. Antes se había propuesto privatizarla y hasta liquidarla, sin embargo, las condiciones

nunca fueron tales como en 1999, cuando la liquidación se hizo inminente.

La crisis se evidenció en la desaceleración de la actividad económica, el aumento del

desempleo, lo cual, junto al elevado nivel de las tasas de interés, tuvo un efecto contundente

sobre el estado del sistema financiero. “A partir de 1997 la relación entre la cartera vencida y la

cartera bruta (indicador de la calidad de la cartera) se aceleró, y los costos asociados con la

protección y el castigo de los activos crediticios fueron absorbiendo porciones cada vez más

importantes de los ingresos generados por los activos de buena calidad” (García y González

2002: 180). Por otra parte, desde el segundo trimestre de 1993 la tasa de crecimiento real de la

cartera del sistema financiera fue decreciendo, llegando a presentar niveles negativos desde

septiembre de 1999, en 2001 la cifra llegó a -7,2% (García y González 2002). A causa de la

crisis del sistema financiero, y de toda la economía, a finales de 1998 se expidió un decreto de

emergencia económica que le permitió al gobierno implementar ciertas medidas para enfrentar

la crisis. Estas medidas hacían parte de una estrategia con tres frentes: apoyo a los deudores

hipotecarios, el desmonte de la banca pública, que se vio más afectada por la situación que la

privada, y el apoyo a las entidades financieras privadas que lo necesitaran. En cuanto a las

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entidades públicas, se buscaba sanear sus balances, “efectuar una reestructuración

administrativa en las que fuera viable su privatización y, finalmente, liquidar aquellas que no se

consideraran viables” (Campos, González y Vélez 2002: 41).

Con la Caja Agraria se decidió que ésta ya no era viable, por lo que fue liquidada en 1999 y en

su lugar se creo el Banco Agrario, como una institución especializada en el crédito rural y

agrario y heredó los activos y pasivos productivos de la antigua entidad (Campos et al 2002). A

finales de 1998 la Caja tenía un patrimonio negativo de 331.050 millones y el 28,9% de su

cartera estaba vencida, muy por encima del promedio del sector financiero, que era 8,9%. Para

febrero de 1999, pocos meses antes de su liquidación, el índice de vencimiento de la cartera de

la entidad ya había ascendido al 34,9% (“El deceso de la Caja Agraria…” 1999). Las auditorías

realizadas por la Contraloría incluyeron la revisión de la cuarta parte de los créditos de la Caja,

alrededor de 400.000 millones, de los cuales 330.000 millones se habían otorgado de forma

irregular. Las indagaciones en el funcionamiento de la entidad aportaron evidencia que

sustenta el desorden que reinaba en el manejo de la Caja, la ausencia de supervisión adecuada,

la influencia de los intereses personales de los funcionarios y de los intereses de muchos

políticos que intervenían en ella. Todo esto llevó a que la entidad fuera muy ineficiente,

estuviera mal manejada y que los recursos que tenía no llegaran a quienes debían ir, los

campesinos y pequeños agricultores, y a que finalmente la única salida posible fuera la

liquidación de la Caja de los campesinos (“Por qué y por quiénes…” 2000; “El deceso de la

Caja Agraria…” 1999; Rodríguez 2001).

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Tabla 1

Estructura Financiera

Activos Totales

1923-1997

(Porcentaje del PIB)

Bancos Privados Nacionales

Banc os Privados Extranjeros o

MixtosCaja Agraria (1) Bancos Oficia les Bancos

Hipotecarios (2)Corporaciones

Financieras

Corporaciones de Ahorro y

Vivienda

Compañías de Financiamiento

ComercialTotal (3)

1925-30 8.09 3.05 6.36 17.51931-35 8.73 5.38 0.91 11.41 26.51936-40 6.4 3.12 1.73 6.96 18.21941-45 7.57 2.63 2.91 5.01 18.11946-50 9.03 2.00 3.84 2.70 17.61951-55 11.11 1.55 4.87 1.06 2.61 21.21956-60 15.49 2.00 5.55 4.39 3.32 30.81961-65 13.34 1.98 5.44 5.42 3.17 1.95 31.31966-70 14.13 2.23 5.09 6.56 3.45 3.61 35.11971-75 13.58 2.21 4.64 6.47 4.85 5.88 1.97 39.61976-80 14.22 1.72 3.06 6.21 3.10 5.49 3.75 0.88 38.41981-85 15.51 2.03 3.58 7.81 3.28 6.24 6.32 2.01 46.81986-90 8.07 2.15 3.79 12.93 2.78 6.96 7.00 1.95 45.61991-95 12.91 2.17 2.78 8.55 2.07 6.25 9.44 3.41 53.71996-97 19.18 2.96 2.02 5.36 2.10 7.26 13.40 5.47 64.3(1) Incorpora la Caja Colombiana de Ahorros y otras cajas de ahorros.(2) Considera también los bancos prendarios.

Fuentes: Kalmanovitz y Avella (1998)

(3) En los per íodos 1991-95 y 1996-97 incluye las Entidades Financieras Especiales (BANCOLDEX, FEN, F INAGRO, FINDETER) cuyos activos representaron el 6.09% del PIB en el primer período, y el 6.55% del PIB en el segundo período.

Nombramiento de los gerentes y regulación sobre la asignación del crédito

Gerentes

Los gerentes de todas las oficinas y regionales, además de otros funcionarios de la entidad,

eran representantes legales de ésta, por lo cual su nombramiento debía ser ratificado por la

Junta Directiva de la Caja. Esta Junta estaba compuesta por el Ministro de Agricultura, el

Ministro de Hacienda y Crédito Público, dos representantes del Presidente de la República y

un representante de la Comisión Nacional de Crédito Agropecuario. Quien efectivamente

nombraba a los gerentes de las regionales y sucursales era el vicepresidente comercial de la

entidad, y era nombrado por el presidente de ésta.

Asignación del crédito

La Caja Agraria debía servir principalmente como fuente de financiación de los pequeños

productores agropecuarios, sin embargo, si la Junta Directiva lo aprobaba y se tenía el

consentimiento del Ministro de Agricultura, también se podía otorgar créditos a medianos y

grandes productores agropecuarios, y para actividades de la pequeña y mediana industria, para

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29

la minería y la artesanía. Una vez se asignaran los volúmenes para los anteriores sectores, en el

presupuesto anual también se podía determinar la provisión de crédito para otras actividades.

Inicialmente, los pequeños productores agropecuarios podían acceder a créditos con la sola

firma del deudor, sin necesidad de garantías, como se le debía exigir a los demás usuarios.

Desde 1995, los nuevos créditos que se otorgaran a los pequeños productores agropecuarios

podían ser respaldados por el Fondo Agropecuario de Garantías en los términos que dispusiera

la Comisión Nacional de Crédito Agropecuario (Decreto 1427 de 1995; Ley 16 de 1990).

4. La influencia política sobre la Caja Agraria y la asignación de sus créditos

En esta sección se presenta un análisis cualitativo del clientelismo en la Caja Agraria, haciendo

énfasis en la influencia de los políticos sobre la entidad y el efecto que esto tuvo sobre los

criterios utilizados para asignar los créditos de la entidad. Primero se argumenta que era el

presidente de la República quien decidía qué políticos, específicamente qué congresistas,

podían influir sobre la entidad. Esta influencia era de dos tipos, la primera se daba en la

“recomendación” de personas para que fueran contratadas en las oficinas de la Caja bajo su

influencia; y la segunda es que a través de los funcionarios recomendados por ellos intervenían

para la aprobación de créditos a otros miembros de su red clientelista y a otras personas

relacionadas con ellos.

Las auditorías e investigaciones de la Contraloría revelaron que la Caja Agraria se quebró por

los malos manejos a los que fue sometida, los cuales se basaban principalmente en la

aprobación de créditos de manera irregular, que no cumplían los requisitos básicos que

imponían la normativa de la entidad y de la Superintendencia Bancaria, en la ineficiencia de sus

prácticas y además, según otros autores, en el poder del sindicato, que llevó a una convención

colectiva excesivamente generosa (“La Caja Agraria: una agonía perpetua” (1996), Rodríguez

(2001), Mateus). Una de las razones detrás de la aprobación de estos créditos, que en muchos

casos no se pagaban y la misma Caja no los cobraba, es el manejo político que se le dio a la

entidad y que la convirtió en la “caja menor” del gobierno (Mateus).

La Caja Agraria, era una entidad muy atractiva para los políticos, era el banco más grande del

país con presencia en la mayoría de sus municipios (Superbancaria, 1999), lo que implicaba un

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importante número de cargos públicos, así como una gran disponibilidad de recursos para

prestar cada año. El presidente de la República nombraba directamente al gerente de la

entidad, quien a su vez podía intervenir en la elección de gerentes y funcionarios de ésta.

Durante los años noventa el gobierno podía intervenir en el funcionamiento de la Caja a través

de estos nombramientos y gracias al hecho que la supervisión de la Superintendencia Bancaria

no fue muy buena en esta época, como indica el informe de la investigación llevada a cabo por

diferentes organismos de control sobre la quiebra de la banca estatal. “La Superintendencia se

abstuvo de tomar medidas punitivas y de corrección ante el incumplimiento de regulaciones

fundamentales en la Caja Agraria, con todas sus consecuencias para la buena policía

administrativa que debe ejercer y en detrimento de la confianza pública” (“Por qué y por

quiénes….” 2000: 37). Este informe también sugiere que la Superintendencia carecía de la

autonomía suficiente para cumplir a cabalidad con sus funciones de vigilancia de entidades

públicas del sector financiero y que los métodos de supervisión utilizados en la década de los

noventa y antes de 1998 no eran los más adecuados para llevar a cabo una labor efectiva de

prevención y predicción de crisis en el sector y en especial en la banca pública (“Por qué y por

quiénes…” 2000: 37).

El gobierno usaba a la Caja Agraria entregando sus regionales a diferentes políticos, según la

región a la que pertenecían, y aquellos que tenían acceso a esta “repartición” de la entidad eran

los miembros del mismo partido del presidente. Esta repartición era llevada a cabo con el fin

de poder tramitar los proyectos de ley que le interesaban al gobierno, el cual la llevaba a cabo

para consolidar el apoyo de sus copartidarios. Una vez que un político recibía una regional, un

grupo de oficinas o una oficina, podía proceder a nombrar a quienes quisiera en los cargos de

las oficinas. Según Jorge Enrique Mateus, quien fue director de la Oficina Anticorrupción de la

Caja Agraria en Liquidación, los gobiernos de la década de los noventa recurrieron a estas

tácticas y no solo se repartía la Caja Agraria sino también muchas otras entidades más. Un

actual congresista liberal del Putumayo apoya la idea de que la Caja Agraria fue utilizada para

hacer clientelismo de esta forma y dice que en la actualidad esto se sigue haciendo con el

Banco Agrario, por ejemplo, “en Putumayo el representante uribista tiene ahí sus cuotas

políticas y así reparten créditos”. Jesús Bernal Amorocho, que fue presidente del Sindicato de

la Caja sostiene la misma idea y dice sobre el Banco Agrario, “cada vertiente del uribismo tiene

sus gerentes regionales. La fuerza uribista que manda en cada región tiene el director.” Según

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31

esto, el manejo que se le dio a la Caja Agraria en su época se da ahora con el Banco Agrario,

que tiene características muy similares a las de la antigua entidad, como su presencia en el

territorio nacional y la forma como se hace el nombramiento de su gerente.

Esta repartición de entidades dependía también en parte de la región a la que pertenecía el

político, y así es como se sigue haciendo ahora con el Banco Agrario. En relación con esto,

dice Rodríguez,

Durante dos décadas la Caja había sido un fortín costeño, pero cada

regional era un feudo intocable, de un político distinto, y a la vez cada

agencia u oficina respondía a los intereses de otro político. En Bogotá, diez

sucursales eran las más apetecidas, y eran repartidas milimétricamente

entre nombres aportados por los miembros de la Junta Directiva designada

por cada gobierno. (Rodríguez, 2001, P. 26)

De acuerdo con esto, en la entidad tenían mayor poder los políticos de una región, pero al

mismo tiempo partes de la Caja se distribuían entre otros políticos afines con el gobierno.

Rodríguez (2001) hizo un estudio sobre los últimos años de la Caja Agraria y una “autopsia” a

lo que quedó de ella. Este autor sustenta que el presidente Ernesto Samper nombró a

Benjamín Medina en marzo de 1996 como gerente de la Caja Agraria para que desde allí le

ayudara a mantener el apoyo a su gobierno, que se encontraba en crisis por el escándalo de la

entrada de dineros del narcotráfico a su campaña que desembocó en el proceso 8.000. El

trabajo de Jaramillo apoya esta idea y dice que, el clima negativo generado por la cri sis política

perjudicó a la Caja Agraria y a otras entidades. La crisis debilitó al ejecutivo y los criterios

políticos se hicieron más importantes a la hora de asignar dineros públicos y cargos del

gobierno (Jaramillo, 2002, P. 132). El manejo que le dio Medina a la entidad se destapó hacia el

final del gobierno Samper. Según Mateus, desde el escándalo, la Contraloría y demás entidades

de control siguieron muy de cerca el funcionamiento de la Caja. En 1998 aquel organismo

inició una serie de auditorías a las oficinas de la entidad. Esta supervisión hizo más difícil que

continuara la aprobación de créditos irregulares por parte de la Caja.

Tanto Mateus como Amorocho sostienen que en la Caja Agraria quienes podían influir eran

los congresistas y no los gobernadores o alcaldes. Según el primero, porque el gobierno la

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usaba para aprobar sus proyectos de ley por lo que solo le interesaba darle cuotas a los

parlamentarios. La forma como los alcaldes y gobernadores tenían relación con la entidad era a

través de su conexión con los congresistas. Para estos últimos, recibir de parte del gobierno

alguna regional u oficina era importante no solo por el número de cargos que podía distribuir

dentro de su clientela; el presupuesto para créditos era clave. Los parlamentarios usaban su

control sobre los cargos de los empleados de sus oficinas para que estos aprobaran créditos a

sus recomendados. Así, por ejemplo, durante el gobierno de Samper los proyectos de

otorgamiento de créditos a sectores desfavorecidos de la población se hicieron atractivos para

los políticos, para alimentar sus relaciones clientelistas, lo que llevó a que organismos

multilaterales dejaran de interesarse en financiarlos (Jaramillo 2002).

Por otra parte, cuenta Mateus que los parlamentarios aprovechaban sus conexiones con los

alcaldes y gobernadores de varias maneras. Les pedían que,

Otorgaran contratos a sus amigos, a cargo del municipio o departamento.

Si el municipio no contaba con el presupuesto para pagar esos contratos

entonces éste debía endeudarse con la Caja Agraria. El crédito era

aprobado fácilmente por la Caja aún si el municipio no contaba con las

garantías necesarias para endeudarse, ya que el congresista tenía allá a

miembros de su clientela. (Mateus)

Las investigaciones de la Contraloría, el trabajo de Rodríguez y el de Mateus en la Oficina

Anticorrupción revelan que en la Caja Agraria se aprobaron y desembolsaron numerosos

créditos irregulares. Estas son algunas de las irregularidades referentes al manejo de la cartera:3

• “La extralimitación de funciones por parte de los empleados.” (“Por qué y por

quiénes…” 2000: 43)

• Otorgamiento de créditos cuando no se tenía una garantía o ésta era insuficiente para

cubrir la deuda, estaba sobrevalorada o servía de garantía para otra deuda. Esto incluía

el desconocimiento de la información disponible en la Cifin.

• La falta de una adecuada evaluación de la capacidad financiera de los clientes, a algunos

de ellos se les daba un tratamiento preferencial injustificado.

3 Éste es un resumen de los hallazgos de las auditorías de la Contraloría y de la investigación de la comisión, compuesta por los diferentes organismos de control y la Superbancaria, que indagó por las causas que llevaron a la quiebra a varios bancos estatal es en los años noventa.

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• La autorización y desembolso de dineros, por parte de los gerentes regionales o

directores locales, a deudores con obligaciones vencidas.

• “El otorgamiento y desembolso de créditos con tasas de interés inferiores a las

autorizadas.

• La carencia de análisis en la determinación de cupos de endeudamiento de los clientes

e incumplimiento de los requisitos generales para el estudio aprobación y aceptación de

los créditos. ” (“Por qué y por quiénes…” 2000: 43-44)

• No se realizaban estudios de riesgo para muchas operaciones bancarias.

• “Los titulares de los derechos de dominio de los bienes inmuebles hipotecados no eran

las mismas personas que suscribían los pagarés, ni estaban en calidad de

codeudores”.(“Por qué y por quiénes…” 2000: 44)

• La mala administración de los bienes (inmuebles) entregados como dación en pago.

• La aprobación por parte de las gerencias regionales de créditos solicitados

por los clientes, sin mediar el concepto de la Dirección de la Oficina

correspondiente, encontrándose autorización de apertura de cuentas

corrientes a sociedades de hecho sin personería jurídica legalmente

constituida, autorizándose todo tipo de operaciones bancarias en aras de

favorecer intereses de terceros.” (“Por qué y por quiénes…” 2000: 45)

A estas irregularidades se le suma, según lo encontrado por Mateus, la eliminación de los

originales de los pagarés de los créditos aprobados a los recomendados de los políticos. Es

decir, al poco tiempo de otorgar algún crédito a algún amigo del congresista que tenía control

sobre determinada oficina, el original del pagaré, el cual certificaba la existencia de la deuda, era

desaparecido del archivo de la oficina. Éste en algunos casos era reemplazado por una

fotocopia, que carece de validez, o simplemente se dejaba incompleta la información de este

crédito. De esta forma, si el crédito se vencía era más difícil para la entidad cobrar la deuda o

iniciar un proceso judicial en contra del deudor. Según Mateus, esto se podía hacer ya que la

mayoría de los cargos de cada oficina dependían del político en cuestión y éste en muchas

ocasiones daba a cambio un ascenso o aumento de sueldo, lo que facilitaba obtener la

cooperación de los empleados de niveles medios y bajos de la entidad. Esta relación entre los

políticos y estos empleados contribuyó a aumentar el poder del sindicato, ya que sus

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miembros conocían cómo los políticos influían sobre la entidad y les ayudaban a llevar a cabo

este tipo de acciones ilegales.

5. Efecto de la calidad de la cartera sobre los resultados electorales

Anteriormente se habló de la forma como los políticos pudieron haber influido en la elección

de gerentes y funcionarios de la Caja Agraria, y como ellos en muchas ocasiones otorgaron

créditos sin cumplir con los requisitos legales y de la entidad. Según los testimonios e informes

consultados los políticos usaron sus influencias para hacer que estos créditos sirvieran como

una forma de hacer o retribuir favores a los miembros de sus clientelas o a quienes financiaban

sus campañas. Ésta es una parte del caso que se está estudiando, la otra tiene que ver con el

efecto que pudo haber tenido la asignación de créditos de mala calidad (que no serían pagados

oportunamente) sobre los votos que obtuvieron los políticos que estaban en el poder y que

buscaban la reelección.

El caso completo, que va desde la intervención de los políticos que están en el poder en la

entidad, pasando por el desembolso de créditos malos, hasta el efecto que esto tiene sobre los

votos que obtienen aquellos en las elecciones donde buscan la reelección, corresponde a lo que

sustenta el modelo de Robinson y Torvik. Según este modelo, los políticos en el poder

aprobarían proyectos de mala calidad, que necesitarían ser refinanciados en el futuro, para

mejorar sus probabilidades de ser reelegidos. A continuación se muestra una primera

aproximación al efecto que pudo tener la calidad de la cartera en el trimestre inmediatamente

anterior a las elecciones de Congreso sobre los votos de los congresistas que buscaban ser

reelegidos. Ésta es apenas una aproximación en la medida que sería muy difícil probar que el

estado de la calidad de la cartera de la Caja Agraria en cada municipio del país era un resultado

directo de las decisiones de los políticos en el poder. Sin embargo, encontrar algún tipo de

tendencia o resultado sistemático a lo largo de los municipios si puede ser un indicio de que la

hipótesis aquí planteada, que los congresi stas hacían clientelismo con los créditos de la Caja

Agraria y que esto tenía un efecto positivo sobre sus resultados electorales, se acerca a la

realidad.

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35

Datos

La base de datos utilizada en el presente trabajo contiene información al nivel municipal y sus

principales variables se refieren a la cartera de la Caja Agraria para el período 1994-1999, los

resultados de las elecciones de Congreso de 1994 y 1998, información sobre la orientación

partidista de los municipios y de algunas de sus características económicas y referentes al

conflicto con los grupos guerrilleros. La ventaja de utilizar información en el nivel municipal

radica en el hecho que permite capturar la mayor variación posible, ya que al interior de los

departamentos hay municipios muy diversos y el municipio es la unidad de análisis más

pequeña.

La información sobre la cartera de la Caja Agraria proviene de los informes estadísticos por

ciudades de la Superintendencia Bancaria de Colombia (ahora Superintendencia Financiera),

los cuales eran publicados con una periodicidad trimestral y desde 1994 hasta 2001 incluían la

cartera vigente y vencida clasificada según su destino, ya fuera consumo, comercial o vivienda.

La base de datos con los resultados de las elecciones de Congreso para el período ya

mencionado fue construida por el CEDE, al igual que las demás variables de orientación

política y características de los municipios.

A partir de la información sobre la cartera de la Caja Agraria se construyeron indicadores de la

calidad de ésta. Estos indicadores, que muestran la proporción de la cartera total (o del tipo de

cartera) que está vencida, permiten evaluar y encontrar aquellos municipios donde se adjudicó

un mayor número o monto de créditos malos. Esta variable es preferible a tomar la cartera

vencida per capita ya que es una forma directa de medir los créditos malos y su participación

dentro del total de la cartera, mientras que con la cartera vencida per capita no se ve su relación

con el resto de la cartera.

En relación a los votos obtenidos por los congresistas que buscaban la reelección, se

clasificaron según el partido al que pertenecen, y aquellos partidos con orientación liberal o

conservadora, es decir, que votan en línea con esos partidos, se incluían junto con estos. Los

candidatos que no pertenecieran a los partidos Liberal o Conservador o sus afines fueron

clasificados como Otros. Para que un candidato fuera clasificado como incumbent o político en

el poder que busca la reelección, podía ser representante a la Cámara y candidato a esta misma

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o al Senado, o podía ser senador y candidato en esta misma corporación. Una vez fueron

clasificados según partido, se obtuvieron las proporciones de votos de los incumbents por

partido (y en total) sobre el total de votos por municipio. Esto se hizo para el Senado, la

Cámara y el Congreso en general.

Las variables de orientación política de los municipios se refieren al partido del alcalde que

estaba en el momento en el que se llevaron a cabo las elecciones de Congreso en 1994 y 1998.

Al igual que con los votos de los candidatos, los alcaldes se clasificaron según su pertenencia al

partido Liberal (o de orientación liberal), al partido Conservador (o de orientación

conservadora) o a otros partidos. Con esto se creo una variable binaria, llamada “alc_lib”, que

toma el valor de 1 cuando el alcalde era liberal y 0 cuando no, y otra “alc_cons”, la cual toma el

valor de 1 cuando el alcalde era conservador y 0 cuando no. A partir de las variables de los

partidos de los alcaldes se puede percibir la filiación política de los municipios para la época de

las elecciones así como cuál red clientelista (liberales, conservadores, etc.) podía tener mayor

poder en ese momento.

La base de datos también incluye algunas variables de control que caracterizan a los municipios

y que pueden influir sobre los resultados de las elecciones. Por una parte, se toman en cuenta

variables binarias regionales, con las cuales se clasifican los municipios del país según su

ubicación en la región andina, pacífica, oriental o caribe. Otras variables de control son: el

número de ataques de las FARC en el año de las elecciones y el número de ataques del ELN

para el mismo período. La última variable de control es el crecimiento anual del índice de

necesidades básicas insatisfechas en cada municipio para el año inmediatamente anterior a las

elecciones, lo que permitirá ver si los ciudadanos evaluaron el desempeño de los gobernantes a

la hora de votar por ellos o si más bien las prácticas clientelistas, como los créditos malos de la

Caja Agraria, fueron más importantes.

Estadísticas descriptivas

Los indicadores de calidad de la cartera son la proporción de ésta que se encuentra vencida. Se

muestran los indicadores de calidad de la cartera total, la cartera comercial y la de consumo. No

se muestra la cartera hipotecaria ya que muy pocos municipios tenían cartera hipotecaria o ésta

representaba una muy pequeña porción de la total.

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37

Elecciones, indicadores de la calidad de cartera y características de los municipios

1994 Variable Obs Media Desv. Est. Min Max

SenadoPart icipación en los votos de los liberales 1038 0.323 0.193 0 0.847Part icipación en los votos de los conservadores 1038 0.171 0.185 0 0.826Part icipación en los votos de los otros partidos 1038 0.045 0.070 0 0.662Part icipación en los votos del total de candidatos 1038 0.538 0.179 0.021 0.908CámaraPart icipación en los votos de los liberales 1038 0.151 0.154 0 0.824Part icipación en los votos de los conservadores 1038 0.084 0.134 0 0.803Part icipación en los votos de los otros partidos 1038 0.012 0.045 0 0.596Part icipación en los votos del total de candidatos 1038 0.246 0.192 0 0.857

CongresoPart icipación en los votos de los liberales 1018 0.234 0.138 0 0.741Part icipación en los votos de los conservadores 1018 0.129 0.124 0 0.767Part icipación en los votos de los otros partidos 1018 0.028 0.042 0 0.331Part icipación en los votos del total de candidatos 1018 0.391 0.123 0.018 0.836

Variables independientesCalidad de la cartera en 1994-03 737 0.193 0.194 0 0.980Calidad de la cartera de consumo en 1994-03 737 0.196 0.195 0 0.980alcalde liberal en 1994 1082 0.365 0.482 0 1alcalde conservador en 1994 1082 0.273 0.446 0 1alcalde de otro part ido en 1994 1082 0.362 0.481 0 1ataques del eln 1062 0.283 1.216 0 17ataques de las farc 1062 0.365 1.042 0 12crecimiento del NBI 1062 -2.523 2.609 -11.741 8.412Nota: Las variables de pa rticipación en los votos se refieren a la participación obtenida en el t otal de votos por municipio por los congresistas que a la vez eran candidatos al Congreso, es decir, quienes buscaban la reelecciónFuentes: Base de datos construida por el CEDE con base en información de la Registraduría Nacional y DNP y base de datos construida por mí con base en información de la Superbancaria La similitud en la media, la desviación y los valores mínimos y máximos de la calidad de la

cartera total y de consumo muestran que su comportamiento es muy parecido. En efecto, la

cartera de consumo, para el primer trimestre de 1994, representó en promedio el 96% del total

de la cartera de los municipios, la cartera comercial apenas el 3% y la hipotecaria el 1%.

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38

1998

Variable Obs Media Desv. Est. Min Max

SenadoPart icipación en los votos de los liberales 1078 0.279 0.180 0.006 0.891Part icipación en los votos de los conservadores 1078 0.184 0.190 0 0.949Part icipación en los votos de los otros partidos 1078 0.069 0.082 0 0.707Part icipación en los votos del total de candidatos 1078 0.520 0.205 0.028 0.966CámaraPart icipación en los votos de los liberales 1077 0.183 0.187 0 0.860Part icipación en los votos de los conservadores 1077 0.082 0.135 0 0.828Part icipación en los votos de los otros partidos 1077 0.044 0.101 0 0.911Part icipación en los votos del total de candidatos 1077 0.309 0.206 0 0.911

CongresoPart icipación en los votos de los liberales 1077 0.231 0.134 0.005 0.808Part icipación en los votos de los conservadores 1077 0.133 0.134 0 0.695Part icipación en los votos de los otros partidos 1077 0.057 0.066 0 0.465Part icipación en los votos del total de candidatos 1077 0.415 0.140 0.029 0.929

Variables independientesCalidad de la cartera en 1998-03 734 0.177 0.166 0 0.891Calidad de la cartera comercial en 1998-03 734 0.139 0.168 0 1alcalde liberal en 1998 1062 0.425 2.577 0 1alcalde conservador en 1998 1062 0.744 1.820 0 1alcalde de otro part ido en 1998 1062 -3.093 2.972 -15.240 1ataques del eln 1082 0.401 0.490 0 73ataques de las farc 1082 0.317 0.466 0 17crecimiento del NBI 1082 0.282 0.450 0 7.152Nota: Las variables de pa rticipación en los votos se refieren a la participación obtenida en el t otal de votos por municipio por los congresistas que a la vez eran candidatos al Congreso, es decir, quienes buscaban la reelecciónFuentes: Base de datos construida por el CEDE con base en información de la Registraduría Nacional y DNP y base de datos construida por mí con base en información de la Superbancaria La distribución de la cartera en el primer trimestre de 1998 es diferente al de 1994. La cartera

comercial representó el 59% del total de la cartera, mientras que la de consumo apenas fue el

35% y la hipotecaria el 6%.

Distribución regional de los votos y la cartera

A continuación se muestra en el nivel del municipio la distribución de la calidad de la cartera y

de la proporción de votos de los candidatos que buscan la reelección.

La más alta proporción de cartera vencida, en 1994, se encuentra en la región del Urabá, en

algunos municipios de la costa pacífica, la costa atlántica y Arauca; la distribución de la calidad

de la cartera de consumo coincide con la de la cartera total. Al comparar la distribución de la

proporción de votos de los candidatos al congreso que buscan la reelección se puede ver que la

de los liberales y la de la suma total coinciden en gran medida. Donde los votos liberales

predominan es en algunos municipios de la región andina, la costa atlántica, Santander, Norte

de Santander y Arauca. Los candidatos conservadores obtienen sus votos en la región andina,

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en especial en la zona cafetera y Antioquia; y los candidatos independientes en los Llanos

Orientales, Arauca, la zona del Urabá y Norte de Santander.

Para el primer trimestre de 1998 la calidad de la cartera comercial es similar a la de la cartera

total. La cartera comercial vencida, como proporción de la cartera comercial, se concentra en

algunos municipios de la costa atlántica, los Llanos Orientales (en particular en Arauca), Huila

y Cundinamarca. Los votos de los liberales se concentran en su mayoría en la costa atlántica.

Los votos de los conservadores se concentran en Nariño, Boyacá y la costa atlántica, en ésta

última en menor proporción que para los liberales. Por último, los votos de los independientes

se encuentran en municipios dispersos en la zona oriental del país, el Urabá, Arauca y

Santander.

1994

[0 .00 ,0.03](0 .03 ,0. 05](0 .05 ,0. 07](0 .07 ,0. 10](0 .10 ,0. 20](0 .20 ,0. 30](0 .30 ,0. 40](0 .40 ,0. 50](0 .50 ,0. 99]

1994-03Calidad de la cartera

[0 .00 ,0.03](0 .03 ,0. 05](0 .05 ,0. 07](0 .07 ,0. 10](0 .10 ,0. 20](0 .20 ,0. 30](0 .30 ,0. 40](0 .40 ,0. 50](0 .50 ,0. 99]

1994-03Calidad de la cartera de consumo

Page 40: MONOGRAFÍA DE PREGRADO EN CIENCIA POLÍTICA CLIENTELISMO EN …

40

[0 .00 ,0.14](0 .14 ,0. 28](0 .28 ,0. 42](0 .42 ,0. 56](0 .56 ,0. 70](0 .70 ,0. 84]

1994Proporción votos de candidatos

[0 .00 ,0. 12](0.12,0 .25 ](0.25,0 .37 ](0.37,0 .49 ](0.49,0 .62 ](0.62,0 .74 ]

1994Proporción votos de candidatos liberales

[0.0 0,0. 13](0. 13,0 .26](0. 26,0 .38](0. 38,0 .51](0. 51,0 .64](0. 64,0 .77]

1994Proporción votos de candidatos conservadores

[0 .00,0 .06 ](0 .06 ,0.1 1](0 .11 ,0.1 7](0 .17 ,0.2 2](0 .22 ,0.2 8](0 .28 ,0.3 3]

1994Proporción votos de candidatos de otros partidos

Page 41: MONOGRAFÍA DE PREGRADO EN CIENCIA POLÍTICA CLIENTELISMO EN …

41

Ganadores (de los candidatos que a la vez son congresistas) según partido

0123

1994Partido ganador en el Senado

0123

1994Partido ganador en la Cámara de Representantes

0123

1994Par tido ganador en el Congreso

Nota: el color blanco indica que no se dispone de datos para esos municipios; el rojo, que el ganador en ese municipio es el

partido Liberal; el azul, que el ganador es el partido Conservador; y el amarillo indica que en ese municipio ganaron los

partidos diferentes a los tradicionales.

En estos mapas es evidente la predominancia del Partido Liberal en la mayor parte del país. De

acuerdo con estos mapas, los incumbents liberales en estas elecciones fueron los que mayor éxito

lograron en las elecciones, en gran parte de los municipios obtuvieron más votos que los

incumbents conservadores e independientes. Los conservadores se concentran en la región

andina, principalmente en Antioquia, Meta, la zona Cafetera y parte de Santander. Los

independientes se ubican en municipios dispersos, en especial en los llanos orientales y en

Vaupés.

Page 42: MONOGRAFÍA DE PREGRADO EN CIENCIA POLÍTICA CLIENTELISMO EN …

42

1998

[0 .00 ,0.03](0 .03 ,0. 05](0 .05 ,0. 07](0 .07 ,0. 10](0 .10 ,0. 20](0 .20 ,0. 30](0 .30 ,0. 40](0 .40 ,0. 50](0 .50 ,0. 90]

1998-03Calidad de la cartera

[0 .00 ,0.03](0 .03 ,0. 05](0 .05 ,0. 07](0 .07 ,0. 10](0 .10 ,0. 20](0 .20 ,0. 30](0 .30 ,0. 40](0 .40 ,0. 50](0 .50 ,0. 99]

1998-03Calidad de la cartera comercial

[0 .00 ,0.15](0 .15 ,0. 31](0 .31 ,0. 46](0 .46 ,0. 62](0 .62 ,0. 77](0 .77 ,0. 93]

1998Proporción votos de candidatos

[0 .00 ,0. 13](0.13,0 .27 ](0.27,0 .40 ](0.40,0 .54 ](0.54,0 .67 ](0.67,0 .81 ]

1998Proporción votos de candidatos liberales

Page 43: MONOGRAFÍA DE PREGRADO EN CIENCIA POLÍTICA CLIENTELISMO EN …

43

[ 0.0 0,0 .05 ](0.0 5,0 .10 ](0.1 0,0 .20 ](0.2 0,0 .30 ](0.3 0,0 .40 ](0.4 0,0 .50 ](0.5 0,0 .70 ]

1998Proporción votos de candidatos conservadores

[0 .00,0 .08 ](0 .08 ,0.1 6](0 .16 ,0.2 3](0 .23 ,0.3 1](0 .31 ,0.3 9](0 .39 ,0.4 7]

1998Proporción votos de candidatos de otros partidos

Ganadores (de los candidatos que a la vez son congresistas) según partido

0123

1998Partido ganador en el Senado

0123

1998Partido ganador en la Cámara de Representantes

0123

1998Partido ganador en el Congreso

Nota: el color blanco indica que no se dispone de datos para esos municipios; el rojo, que el ganador en ese municipio es el

partido Liberal; el azul, que el ganador es el partido Conservador; y el amarillo indica que en ese municipio ganaron los

partidos diferentes a los tradicionales.

Page 44: MONOGRAFÍA DE PREGRADO EN CIENCIA POLÍTICA CLIENTELISMO EN …

44

Para 1998 la predominancia del Partido Liberal es menor, aunque se sigue manteniendo en la

mayoría de regiones del país y adquieren importancia los candidatos independientes, los cuales

de nuevo son ganadores en Vaupés y en otros departamentos como Vichada, Santander,

Caquetá y Chocó.

Estrategia empírica

De acuerdo al modelo propuesto por Robinson y Torvik, la aprobación de proyectos de mala

calidad debería repercutir positivamente sobre los votos recibidos por aquellos políticos que

aprobaron los proyectos y posteriormente buscaron ser reelegidos en sus cargos o en otro de

elección pública. Para evaluar si en el caso de la Caja Agraria se dio algo similar a lo que predice

el modelo se propone estimar el siguiente modelo con mínimos cuadrados ordinarios con

errores estándar robustos:

iiitititititti regiónfarcecrecnbialcconsalclibcarteraqpvotos εββββββββ ++++++++= − ln . 765143210it

Donde,

Pvotos: proporción de votos que obtienen los candidatos que buscan la reelección sobre el

total de votos por municipio. Se utiliza la suma total de votos, luego se hace lo mismo para

cada partido (liberal, conservador, otros) y por cámara del congreso (todo el Congreso, el

Senado, la Cámara de Representantes).

Q.cartera: es el indicador de calidad de la cartera total o de consumo (cartera vencida/cartera

total) para el trimestre inmediatamente anterior a las elecciones.

Alclib: variable binaria que toma el valor de 1 si el alcalde, en el momento que se llevan a cabo

las elecciones, es del partido liberal.

Alccons: variable binaria que toma el valor de 1 si el alcalde, en el momento que se llevan a

cabo las elecciones, es del partido conservador.

Crecnbi: es la tasa de crecimiento del índice de necesidades básicas insatisfechas (aumento o

disminución de la pobreza) entre 1992 y 1993, para las elecciones de 1994, y 1996 y 1997, para

las de 1998.

ELN: número de ataques del ELN en 1994 y 1998

FARC: número de ataques de las FARC en 1994 y 1998

Región: tres variables binarias que indican en qué región (andina, caribe, oriental o pacífica) se

encuentra el municipio.

Page 45: MONOGRAFÍA DE PREGRADO EN CIENCIA POLÍTICA CLIENTELISMO EN …

45

Se estima un modelo para la proporción de votos del total de candidatos que a la vez son

incumbents para cada cámara y para el Congreso como un todo. Se hace esto mismo pero

diferenciando los candidatos por partido político (Liberal, Conservador, otro). La utilización de

la opción de los errores estándar robustos permite controlar por una posible

heterocedasticidad en la muestra.

En cuanto al indicador de calidad de la cartera, se espera que su coeficiente sea positivo, es

decir, que un deterioro de la calidad esté relacionado positivamente con una mayor proporción

de votos para los incumbents, tanto cuando se toman en total como cuando se dividen por

partido. Como se vio anteriormente, los políticos que parecían tener mayor influencia sobre el

funcionamiento de la Caja (y ahora sobre el Banco Agrario) eran aquellos del mismo partido

del presidente, ya que era él quien nombraba a los principales funcionarios de la entidad, de

quienes dependía la aprobación de los demás nombramientos. De acuerdo con esto, dado que

los presidentes en 1994 (César Gaviria) y en 1998 (Ernesto Samper) eran del Partido Liberal, se

espera también que la calidad de la cartera tenga un efecto mayor sobre los votos de los

políticos liberales, para ambas elecciones. Para los conservadores y los de otros partidos se

espera que el efecto de la calidad de la cartera sobre sus resultados electorales sea muy bajo.

Para las variables de control referentes a la filiación política de los alcaldes, se puede esperar

que, las variables de alcalde liberal y de alcalde conservador tengan efectos opuestos sobre los

votos de los candidatos según el partido político al que pertenecen. De esta forma, para los

modelos en los que se incluyen los candidatos del partido Liberal es probable que la variable de

alcalde liberal tenga un efecto positivo sobre los votos y la variable de alcalde conservador

tenga un efecto negativo. Para el caso de los modelos estimados con los votos de los

candidatos conservadores se espera lo contrario a lo del partido Liberal, y para los candidatos

de otros partidos se espera que ambas variables de alcaldes tengan un efecto negativo sobre lo

votos. Por último, para los modelos donde no se diferencian los candidatos por partido es

posible que el efecto que tiene cada variable sobre los candidatos liberales sea contrarrestado

por el efecto que tiene esa misma sobre los candidatos conservadores, lo que haría que el

efecto total de cada variable de alcaldes sobre los votos sea cercano a cero.

Page 46: MONOGRAFÍA DE PREGRADO EN CIENCIA POLÍTICA CLIENTELISMO EN …

46

Para las variables de control que se refieren al nivel de violencia de los municipios y cómo éste

puede influir sobre los votos de los incumbents que son candidatos, se plantea la hipótesis de

que, tanto los ataques de las FARC como del ELN tuvieron un impacto negativo sobre ellos,

en especial sobre los candidatos de los partidos tradicionales. Esto sustentado en la idea de que

los grupos guerrilleros han aprovechado las épocas de elecciones para llevar a cabo ataques y

han usado otras tácticas para amedrentar a la población y hacer más difícil la realización de las

elecciones en municipios apartados del país.

Finalmente, se esperaría que los electores decidieran si votan o no para reelegir a sus

gobernantes (en este caso a los congresistas) con base en su desempeño durante el tiempo que

ejercieron su cargo. Un elemento clave de este desempeño sería la capacidad de la

administración pública para disminuir la pobreza. De esta forma, se esperaría que la relación

entre la variable que se refiere al crecimiento del índice de necesidades básicas insatisfechas,

una medición de la pobreza, y los votos obtenidos por los candidatos que a la vez son

incumbents, fuera negativa.

Resultados

Elecciones de 1994

Para las elecciones de Congreso de 1994 se estimó el siguiente modelo:

iiiiiiii regiónfarcecrecnbialcconsalclibcarteraqpvotos εββββββββ ++++++++= 76543210 94 94ln93 94 94 9403 .94

Donde las variables mencionadas tienen los significados explicados anteriormente.

Congreso

En la tabla 2 se muestran los resultados de las estimaciones donde la variable dependiente es la

proporción de votos, frente al total, que obtienen todos los incumbents que son candidatos en

las elecciones de Congreso. La variable independiente de interés, la calidad de la cartera, en las

columnas 1 a la 4 es el indicador para el total de la cartera, para las columnas 5 a la 8 es el

indicador para la cartera de consumo.4 Las columnas 1 y 5 muestran los resultados de las

estimaciones para la totalidad de los candidatos al Congreso que son incumbents. Tanto para el

caso de la cartera total (columna 1) como el de la cartera de consumo (columna 5), el 4 Las estimaciones también se llevaron a cabo con los indicadores de calidad de la cartera comercial, sin embargo, los coeficientes para la cartera no fueron significat ivos. Estos resultados están disponibles a petición de los interesados.

Page 47: MONOGRAFÍA DE PREGRADO EN CIENCIA POLÍTICA CLIENTELISMO EN …

47

coeficiente no es significativo, al igual que los coeficientes de las variables de la filiación política

de los alcaldes. Para estas dos estimaciones solamente son significativas las variables de

crecimiento del NBI y la de la Región Andina y Caribe. Para el caso de la primera variable, el

coeficiente es negativo y significativo al 5% en ambos casos, lo cual coincide con lo esperado y

evidencia que a los electores si les interesan los resultados de las políticas públicas

implementadas por sus gobernantes a la hora de decidir si los reeligen. El R-cuadrado de las

estimaciones de las columnas 1 y 5 es mínimo, es apenas 0.03.

Una vez se diferencian los candidatos según partido y se realizan estimaciones para cada uno

de ellos, los resultados cambian considerablemente. Por una parte, los coeficientes para la

calidad de la cartera, tanto total como de consumo, son significativos en las seis estimaciones

realizadas, y sus signos dependen del partido al que pertenezcan los candidatos. Para el caso del

Partido Liberal los coeficientes de la cartera son positivos, tal y como se esperaba, lo que indica

que la menor calidad de la cartera está asociada con una mayor proporción de votos para los

candidatos liberales que además son incumbents (columnas 2 y 6). Las variables de la orientación

política de los alcaldes tienen los signos esperados para el partido Liberal, la variable de alcalde

liberal tiene un coeficiente positivo y significativo, mientras que el del alcalde conservador lo

tiene negativo y también significativo. Es de anotar que el crecimiento del índice de NBI no

tiene ningún efecto sobre los votos obtenidos por los liberales, lo que sugiere que ésta no es

una variable que tomen en cuenta los ciudadanos que prefieren a este partido en las elecciones.

En cuanto a los ataques de las guerrillas, solamente se obtuvieron los resultados esperados para

los ataques del ELN, para las FARC el coeficiente es igual a cero. La ubicación del municipio

en la región andina influye negativamente sobre los resultados para los liberales, frente a la

región base que es la pacífica. El R-cuadrado de estas estimaciones es notablemente superior al

de las presentadas para el total de candidatos, para los liberales es de 0.29.

Para las estimaciones con los votos de los candidatos conservadores (columnas 3 y 7) se

encuentra que el deterioro de la cartera influye negativamente sobre sus resultados electorales,

lo cual es contrario a lo que se esperaba inicialmente. Se esperaba que la cartera no influyera

sobre los resultados electorales de los conservadores, o que si lo hacía, esta influencia fuera

positiva e inferior a la presente para los liberales. Esta diferencia en los resultados para los

liberales y los conservadores conduce a pensar que al estimar los modelos con todos los

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48

candidatos, sin importar su partido, si se tenía un caso en el que dos efectos opuestos se

compensaban, llevando a que el coeficiente de la cartera fuera cero. A diferencia del caso de los

liberales, la evolución del índice de NBI si es una variable significativa a la hora de decidir si se

vota por los conservadores, lo que indicaría que quienes votan por miembros de este partido si

evalúan el desempeño de los políticos en relación a los resultados de las políticas públicas que

implementaron. Sin embargo, tiene poco sentido la idea de que los votantes conservadores

sean más sofisticados que los liberales, cuando la orientación partidista en Colombia no está

relacionada con el nivel económico o educativo de la población y para mucha gente es un

legado de sus padres y ancestros. En línea con lo esperado, el que el alcalde del momento sea

liberal tiene una relación negativa con los resultados electores para los candidatos del partido

contrario, y el que sea conservador tiene una relación positiva. Los ataques de las FARC están

asociados con una menor proporción de votos para los conservadores, mientras que los

ataques del ELN tienen una relación positiva con ellos, lo cual es contrario a lo planteado

como hipótesis inicial. La variable del ELN es significativa al 10% solamente y su signo puede

sugerir que esta guerrilla ejerció mayor presión sobre quienes votaban por los otros partidos, lo

que llevaba a que se prefiriera al partido Conservador. El pertenecer a la región Caribe está

relacionado con una menor participación de los conservadores en los votos, lo cual va en línea

con la idea tradicional de que la costa Atlántica es predominantemente liberal, por encima de la

mayoría de regiones. El R-cuadrado para estas estimaciones es similar al de las de los liberales y

es de 0.26.

Por último, para los candidatos de partidos diferentes a los tradicionales (columnas 4 y 8), el

deterioro de la calidad de la cartera, tanto total como de consumo, está asociado con una

mayor proporción de votos para ellos. El coeficiente es un poco inferior al obtenido en el caso

de los liberales. Para estos candidatos, tanto un alcalde liberal como uno conservador están

asociados con la concentración de una menor proporción de votos. La disminución o aumento

de la pobreza, medida con el índice de NBI, si tiene relación con los resultados electorales para

estos candidatos. Mientras que los ataques del ELN no tienen ninguna relación con la variable

dependiente, los de las FARC tienen una relación positiva con ella. Esto podría deberse a que

dentro de estos partidos se encuentran algunos con orientación de izquierda, que podrían ser

preferidos por el grupo guerrillero por encima de los partidos tradicionales. Por último, la

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49

ubicación en la región oriental está asociada con una mayor preferencia por los candidatos

independientes de los partidos tradicionales. El R-cuadrado de estas estimaciones es de 0.2

Tabla 2

Variable dependiente: proporción de votos en el Congreso 1 2 3 4 5 6 7 8

Todo Liberal Conservador Otros Todo Liberal Conservador OtrosCartera (total) en 1994-03 0.0223 0.0689 -0.0767 0.0301

[0.0274] [0.0286]** [0.0275]*** [0.0122]**Cartera de consumo en 1994-03 0.0235 0.0709 -0.0771 0.0297

[0.0275] [0.0285]** [0.0276]*** [0.0122]**Alcalde liberal en 1994 0.008 0.0766 -0.0503 -0.0184 0.008 0.0766 -0.0502 -0.0184

[0.0109] [0.0118]*** [0.0088]*** [0.0039]*** [0.0109] [0.0118]*** [0.0088]*** [0.0039]***Alcalde conservador en 1994 -0.0104 -0.0867 0.089 -0.0126 -0.0103 -0.0864 0.0888 -0.0126

[0.0129] [0.0108]*** [0.0133]*** [0.0035]*** [0.0129] [0.0108]*** [0.0133]*** [0.0035]***Crecimiento del NBI -0.0053 0.0002 -0.0036 -0.0019 -0.0053 0.0002 -0.0036 -0.0019

[0.0023]** [0.0020] [0.0018]** [0.0007]*** [0.0023]** [0.0020] [0.0018]** [0.0007]***Ataques del ELN -0.0026 -0.0074 0.0046 0.0003 -0.0027 -0.0075 0.0046 0.0002

[0.0025] [0.0024]*** [0.0017]*** [0.0012] [0.0025] [0.0024]*** [0.0017]*** [0.0012]Ataques de las FARC 0 -0.0034 -0.0053 0.0087 -0.0001 -0.0035 -0.0053 0.0087

[0.0030] [0.0039] [0.0023]** [0.0024]*** [0.0030] [0.0039] [0.0023]** [0.0024]***Región Andina -0.0486 -0.0294 -0.0239 0.0047 -0.0484 -0.0287 -0.0245 0.0048

[0.0165]*** [0.0134]** [0.0173] [0.0039] [0.0166]*** [0.0134]** [0.0174] [0.0040]Región Caribe -0.0366 0.0242 -0.0531 -0.0077 -0.0367 0.0242 -0.0534 -0.0075

[0.0167]** [0.0162] [0.0157]*** [0.0054] [0.0167]** [0.0161] [0.0156]*** [0.0054]Región Oriental -0.0053 -0.0162 -0.0192 0.0301 -0.0051 -0.0157 -0.0198 0.0303

[0.0193] [0.0177] [0.0172] [0.0084]*** [0.0194] [0.0177] [0.0172] [0.0085]***Constante 0.4136 0.2404 0.1531 0.0202 0.4132 0.2394 0.1537 0.02

[0.0167]*** [0.0148]*** [0.0181]*** [0.0041]*** [0.0169]*** [0.0149]*** [0.0183]*** [0.0041]***Observaciones 702 702 702 702 702 702 702 702R-cuadrado 0.03 0.29 0.26 0.2 0.03 0.29 0.26 0.2Errores robustos estándar en paréntesis* significativo al 10%; ** significativo al 5%; *** significativo al 1%

Var independien te: cartera total Var independiente: cartera de consumo

El gráfico 1 muestra cómo el deterioro de la calidad de la cartera, total y de consumo, está

asociado con los resultados electorales para los diferentes partidos. Así, mientras que un peor

nivel de calidad de la cartera tiene una relación positiva con los resultados electores para los

liberales y los miembros de partidos diferentes a los tradicionales, para los conservadores esta

relación es negativa. De esta forma, un deterioro del 10% de la cartera permite predecir una

participación en los votos un 0,69% superior para los liberales; un 0,3% mayor para los de

otros partidos; y un 0,77% inferior para los conservadores.

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50

Gráfico 1

Relación de la calidad de la cartera con la proporción de votos de los incumbents según partido

-0.08-0.06-0.04-0.02

00.020.040.060.08

0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1

LiberalConservadorOtro

Relación de la calidad de la cartera de consumo con la proporción de votos de los incumbents según

partido

-0.08-0.06-0.04-0.02

00.020.040.060.08

0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1

LiberalConservadorOtro

Senado

La tabla 3 presenta los resultados de las estimaciones donde la variable dependiente es la

proporción de votos, frente al total, que obtienen todos los incumbents que son candidatos en

las elecciones de Senado. Las estimaciones están dispuestas de la misma forma que en la tabla 3

y también se llevaron a cabo con la cartera total y la de consumo. Para las dos estimaciones

(columnas 1 y 5) en las que la variable dependiente incluye a todos los candidatos al Senado

que son incumbents sin importar su partido, el coeficiente de la cartera no es significativo, al

igual que los coeficientes de las variables de la filiación política de los alcaldes. En estas dos

estimaciones se obtienen resultados similares a los de aquellas donde se tomaron en cuenta a

todos los candidatos al Congreso, solamente son significativas las variables de crecimiento del

NBI y la de la Región Andina. El R-cuadrado de las estimaciones de las columnas 1 y 5 es

apenas 0.03.

De nuevo se diferencian los candidatos según partido y se realizan estimaciones para cada uno

de ellos. Los resultados obtenidos son muy similares a los presentados en la tabla BBB, lo que

indica que el caso del Senado sigue de cerca las tendencias encontradas para el Congreso en

general. Por este motivo solamente se resaltan las diferencias más importantes entre ambos

casos, éstas tienen que ver con la influencia de la variable que se refiere a la evolución de la

pobreza sobre los resultados electorales para los conservadores y los independientes. Al igual

que para las estimaciones de los candidatos liberales, para el caso de las elecciones de Senado el

crecimiento o disminución del índice de NBI no tiene ninguna relación con los resultados

electores para los demás partidos.

Page 51: MONOGRAFÍA DE PREGRADO EN CIENCIA POLÍTICA CLIENTELISMO EN …

51

Tabla 3

Variable dependiente: proporción de votos en el Senado 1 2 3 4 5 6 7 8

Todo Liberal Conservador Otros Todo Liberal Conservador OtrosCartera (total) en 1994-03 0.015 0.0888 -0.1277 0.054

[0.0399] [0.0391]** [0.0340]*** [0.0220]**Cartera de consumo en 1994-03 0.0162 0.0916 -0.1281 0.0528

[0.0399] [0.0391]** [0.0343]*** [0.0219]**Alcalde liberal en 1994 -0.0128 0.0795 -0.0599 -0.0324 -0.0128 0.0795 -0.0599 -0.0325

[0.0147] [0.0160]*** [0.0124]*** [0.0066]*** [0.0147] [0.0160]*** [0.0124]*** [0.0066]***Alcalde conservador en 1994 -0.0262 -0.1268 0.1208 -0.0202 -0.0261 -0.1265 0.1205 -0.0201

[0.0176] [0.0149]*** [0.0197]*** [0.0059]*** [0.0176] [0.0149]*** [0.0197]*** [0.0059]***Crecimiento del NBI -0.0066 -0.0008 -0.0038 -0.0021 -0.0066 -0.0007 -0.0038 -0.002

[0.0031]** [0.0028] [0.0029] [0.0013] [0.0031]** [0.0028] [0.0029] [0.0013]Ataques del ELN -0.0062 -0.0117 0.0065 -0.001 -0.0063 -0.0118 0.0066 -0.0011

[0.0046] [0.0043]*** [0.0034]* [0.0025] [0.0046] [0.0043]*** [0.0034]* [0.0025]Ataques de las FARC 0.0056 -0.0016 -0.0101 0.0173 0.0056 -0.0017 -0.01 0.0173

[0.0040] [0.0052] [0.0034]*** [0.0049]*** [0.0040] [0.0052] [0.0034]*** [0.0049]***Región Andina 0.0425 -0.0171 0.0336 0.0259 0.0427 -0.0162 0.0326 0.0263

[0.0204]** [0.0182] [0.0252] [0.0056]*** [0.0205]** [0.0183] [0.0254] [0.0057]***Región Caribe 0.0368 0.0689 -0.0309 -0.0013 0.0367 0.0688 -0.0312 -0.0009

[0.0233] [0.0229]*** [0.0231] [0.0066] [0.0234] [0.0229]*** [0.0230] [0.0066]Región Oriental -0.0233 -0.0921 -0.0104 0.0792 -0.0232 -0.0913 -0.0115 0.0796

[0.0278] [0.0245]*** [0.0255] [0.0160]*** [0.0278] [0.0245]*** [0.0256] [0.0161]***Constante 0.5053 0.321 0.1648 0.0195 0.5049 0.3197 0.1658 0.0194

[0.0215]*** [0.0204]*** [0.0264]*** [0.0064]*** [0.0217]*** [0.0205]*** [0.0267]*** [0.0065]***Observaciones 718 718 718 718 718 718 718 718R-cuadrado 0.03 0.27 0.26 0.24 0.03 0.27 0.26 0.24Errores robustos estándar en paréntesis* significativo al 10%; ** significativo al 5%; *** significativo al 1%

Var independ iente: cartera total Var indep endiente: cartera de consumo

En el gráfico 2 se muestra la relación entre el deterioro de la calidad de la cartera y los

resultados de las elecciones para los partidos Liberal y Conservador y los otros, de acuerdo a

los resultados mostrados en la tabla 3. Este gráfico permite ver con mayor claridad cómo la

calidad de la cartera sirve para predecir los resultados electores, donde una menor calidad

predice mejores resultados para los liberales y los otros partidos, y peores resultados para los

conservadores. De esta forma, para el caso de la cartera total, un deterioro de la cartera del

10% está asociado con un 0,88% más de participación en el total de votos para los liberales;

mientras que para los conservadores está relacionado con un 1,27% menos de participación en

los votos; y para los otros partidos, con un 0,54% más de participación.

Page 52: MONOGRAFÍA DE PREGRADO EN CIENCIA POLÍTICA CLIENTELISMO EN …

52

Gráfico 2

Relación de la calidad de la cartera con la proporción de votos de los incumbents según partido

-0.15

-0.1

-0.05

0

0.05

0.1

0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1

LiberalConservadorOtro

Relación de la calidad de la cartera de consumo con la proporción de votos de los incumbents según

partido

-0.15

-0.1

-0.05

0

0.05

0.1

0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1

LiberalConservadorOtro

En cuanto a los resultados de las elecciones en la Cámara de Representantes, la calidad de la

cartera total, de consumo y comercial no tiene ninguna relación con la participación en los

votos del total de candidatos que a la vez son incumbents, y para las estimaciones donde se

diferencian por partido esta variable tampoco fue significativa. De acuerdo con esto, se plantea

que eran los senadores y no los representantes a la Cámara quienes tenían alguna influencia

sobre el funcionamiento de la Caja Agraria a principios de la década de los noventa.5

Lo que evidencian los resultados para las elecciones de 1994 es que en esta época los liberales,

en especial los senadores, pudieron haber influido en el funcionamiento de la Caja Agraria y

hacer clientelismo con sus recursos. Estas prácticas a su vez contribuyeron a mejorar sus

probabilidades de reelección, mientras que fueron en detrimento de las de los conservadores.

Si se toma en cuenta que el partido en el poder era el Partido Liberal, tanto en la presidencia

como en el Congreso (tenía 56 de 102 senadores y 87 de 161 representantes), las prácticas

clientelistas llevadas a cabo con recursos de la Caja Agraria influyeron positivamente sobre las

probabilidades de reelección de los miembros del partido, lo que se reflejó en una disminución

de las probabilidades de reelección del partido opositor, que era el Conservador. Esto parece

ser consistente con lo que predice el modelo de Robinson y Torvik, sin embargo, falta explicar

lo que sucede con la relación entre la calidad de la cartera y la mayor participación en los votos

de los candidatos independientes. Es posible que los congresistas independientes pudieran

aprovechar espacios en los que no estuvieran los partidos tradicionales e intervenir en la Caja

Agraria y su asignación de recursos.

5 Los resultados de estas estimaciones se encuentran disponibles a petición de los interesados.

Page 53: MONOGRAFÍA DE PREGRADO EN CIENCIA POLÍTICA CLIENTELISMO EN …

53

Elecciones de 1998

Para las elecciones de 1998 se estimó el siguiente modelo:

iiiiiiiii regiónfarcecrecnbialcconsalclibcarteraqpvotos εββββββββ ++++++++= 76543210 98 98 ln98 98 98 9803 .98

Las variables mencionadas tienen los significados explicados anteriormente.

Congreso

Para el caso de las elecciones de 1998 los resultados obtenidos son muy diferentes a los de

1994. Las estimaciones para la totalidad de candidatos al Congreso se presentan en la tabla 4.

Para los indicadores de calidad de la cartera se utilizó la cartera total y la comercial, ya que para

1998 la cartera comercial representaba alrededor del 59% del total de la cartera.

Las columnas 1 y 5 muestran los resultados de las estimaciones en las cuales no se

diferenciaron los candidatos por partido. Los coeficientes para la calidad de la cartera total y

comercial son negativos y significativos, de tal forma que el deterioro de la cartera está

asociado con una menor proporción de votos para los candidatos que a la vez son incumbents.

Para estas estimaciones, tanto el que el alcalde sea liberal como que sea conservador está

asociado con mayores votos, mientras que la evolución del NBI no tiene ninguna relación con

ellos. De acuerdo con lo esperado, los ataques del ELN tienen una relación negativa con los

votos obtenidos en el Congreso, mientras que los de las FARC no influyen sobre ellos. El estar

ubicado en la región Caribe, frente a estarlo en la base que es la Pacífica, está asociado con una

mayor proporción de votos, esto también se presenta para los candidatos liberales y los

conservadores. El R-cuadrado de estas estimaciones es bajo, es 0,08.

Para las estimaciones en las que la variable dependiente es la proporción de votos de los

candidatos liberales (columnas 2 y 6), los coeficientes de la calidad de la cartera tanto total

como comercial no son significativos. Por su parte, las variables de filiación política de los

alcaldes son significativas y tienen el signo esperado. A diferencia de los resultados obtenidos

para 1994, en este la evolución de la pobreza si tiene una relación con los resultados electorales

de los liberales, sin embargo, el coeficiente tiene el signo contrario al esperado. El signo

positivo del coeficiente para el crecimiento del NBI indicaría que un aumento de la pobreza

está asociado con una mayor proporción de votos para los liberales. Por último, los ataques del

Page 54: MONOGRAFÍA DE PREGRADO EN CIENCIA POLÍTICA CLIENTELISMO EN …

54

ELN están asociados con una menor proporción de votos para los liberales, mientras que los

de las FARC no tienen ningún efecto sobre ellos.

Las columnas 3 y 7 de la tabla 4 muestran las estimaciones para la proporción de votos de los

conservadores. En este caso se obtienen resultados similares a los de las elecciones de 1994, ya

que el coeficiente de la calidad de la cartera es significativo y negativo. Las variables de la

orientación política de los alcaldes tienen el signo esperado, al igual que el coeficiente de la

evolución del NBI. Tanto los ataques del ELN como de las FARC están asociados con una

menor proporción de votos para los conservadores. Para estas estimaciones, así como para las

de los candidatos liberales, el R-cuadrado es cercano a 0,3.

Tabla 4

Variable dependiente: proporción de votos en el Congreso 1 2 3 4 5 6 7 8

Todo Liberal Conservador O tros Todo Liberal Conservador O trosCartera (total) en 1998-03 -0.0801 0.0111 -0.06 -0.0351

[0.0282]*** [0.0275] [0.0190]*** [0.0123]***Cartera comerc ial en 1998-03 -0.0769 0.0129 -0.0558 -0.0355

[0.0274]*** [0.0271] [0.0187]*** [0.0113]***Alcalde l iberal en 1998 0.0255 0.0751 -0.0376 -0.0098 0.0255 0.0748 -0.0367 -0.0101

[0.0124]** [0.0116]*** [0.0086]*** [0.0060] [0.0124]** [0.0116]*** [0.0087]*** [0.0060]*Alcalde conservador en 1998 0.0224 -0.0542 0.0868 -0.0136 0.0228 -0.055 0.0889 -0.0142

[0.0134]* [0.0111]*** [0.0122]*** [0.0064]** [0.0135]* [0.0111]*** [0.0123]*** [0.0064]**Crecimiento del NBI 0.0004 0.006 -0.0086 0.0006 0.0015 0.0067 -0.0076 0

[0.0021] [0.0018]*** [0.0018]*** [0.0011] [0.0025] [0.0021]*** [0.0020]*** [0.0012]Ataques del ELN -0.0017 -0.0012 -0.0012 0.0004 -0.0018 -0.0011 -0.0013 0.0003

[0.0010]* [0.0005]** [0.0006]* [0.0005] [0.0011]* [0.0005]** [0.0007]* [0.0006]Ataques de las FARC -0.0027 -0.0006 -0.0031 0.0004 -0.003 -0.0005 -0.0037 0.0005

[0.0027] [0.0022] [0.0016]* [0.0016] [0.0028] [0.0022] [0.0016]** [0.0016]Región Andina -0.0141 -0.0236 0.021 -0.0064 -0.0136 -0.0236 0.0233 -0.0078

[0.0164] [0.0137]* [0.0111]* [0.0064] [0.0164] [0.0137]* [0.0113]** [0.0063]Región Caribe 0.0744 0.0716 0.0251 -0.023 0.0698 0.0704 0.0238 -0.0249

[0.0194]*** [0.0172]*** [0.0106]** [0.0071]*** [0.0191]*** [0.0171]*** [0.0107]** [0.0070]***Región Oriental -0.0343 -0.0169 -0.0231 0.0114 -0.0348 -0.0187 -0.021 0.0111

[0.0223] [0.0192] [0.0117]** [0.0112] [0.0223] [0.0193] [0.0118]* [0.0112]Constante 0.4062 0.2394 0.0842 0.0789 0.4059 0.2394 0.0859 0.077

[0.0171]*** [0.0148]*** [0.0122]*** [0.0075]*** [0.0173]*** [0.0146]*** [0.0123]*** [0.0074]***Observac iones 721 721 721 721 720 720 720 720R-cuadrado 0.08 0.29 0.28 0.04 0.08 0.29 0.27 0.05Errores robustos estándar en paréntesis* significativo al 10%; ** significativo al 5%; *** significativo al 1%

Var independiente: cartera total Var indep endiente: cartera comercial

Los resultados de las estimaciones para las elecciones de 1998 con los candidatos de partidos

diferentes a los tradicionales son muy diferentes a los obtenidos para 1994, en la medida que la

relación entre la calidad de la cartera y los votos obtenidos por los candidatos cambió entre un

año y otro. Mientras que en 1994 el deterioro de la cartera estaba asociado con una mayor

participación en los votos por parte de los independientes, en 1998 esta relación se invirtió.

Los signos de los coeficientes de la calidad de la cartera en 1998 son negativos en ambos casos

Page 55: MONOGRAFÍA DE PREGRADO EN CIENCIA POLÍTICA CLIENTELISMO EN …

55

(columnas 4 y 8). Para el caso de la estimación con la cartera comercial (columna 8), las dos

variables que se refieren a la orientación política de los alcaldes presentan una relación negativa

con la participación en los votos; para la estimación con la cartera total (columna 4), solamente

es significativo y negativo el coeficiente de la variable que se refiere al alcalde conservador. El

R-cuadrado de estas estimaciones es de apenas 0.04 (columna 4) y 0.05 (columna 8).

El gráfico 3 muestra el efecto en la proporción de votos asociado al deterioro de la cartera total

y comercial. Para el Congreso en las elecciones de 1998 se encuentra que lo que predice el

modelo de Robinson y Torvik no se cumple, ya que un peor nivel de calidad de la cartera está

relacionado con una menor participación en los votos por parte de los candidatos que a la vez

son incumbents. Para todos los candidatos al Congreso, un deterioro del 10% de la calidad de la

cartera está relacionado con una menor participación en los votos del 0,8%; para los

candidatos conservadores este efecto es del 0,6% y para los candidatos independientes del

0,35%.

Gráfico 3

Relación de la ca lidad de la car tera con la proporción de votos de los incumbents según partido

-0.09-0.08-0.07-0.06-0.05-0.04-0.03-0.02-0.01

00 0.1 0 .2 0.3 0 .4 0.5 0 .6 0 .7 0.8 0 .9 1

CongresoConservadorOt ro

Relac ión de la calidad de la cart era comerc ia l con la proporción de votos de los incumbents según par tido

-0.09-0.08

-0.07

-0.06-0.05-0.04

-0.03

-0.02-0.01

00 0 .1 0 .2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0 .9 1

CongresoConservadorOtro

En la tabla 5, en las columnas 1 a la 4, se muestran las estimaciones con la cartera comercial

para los candidatos a la Cámara de Representantes, y en las columnas 5 a la 8, para los

candidatos al Senado. Para el caso de la Cámara se obtuvieron resultados muy similares a los

del Congreso en general, que fueron presentados en la tabla 4, la principal diferencia con esos

resultados es que en el caso de la Cámara el deterioro de la calidad de la cartera no tiene

ninguna relación con la participación en los votos de los candidatos independientes. Además,

las variables de los ataques guerrilleros no son significativas en esa estimación y en caso de los

otros partidos solamente tienen un impacto negativo los ataques del ELN.

Page 56: MONOGRAFÍA DE PREGRADO EN CIENCIA POLÍTICA CLIENTELISMO EN …

56

Tabla 5

Variable dependiente: proporción de votos en la Cámara de Representantes (columnas

1 a 4) y en el Senado (columnas 5 a 8)

1 2 3 4 5 6 7 8

Todo Liberal Conservador O tros Todo Liberal Conservador O trosCartera comerc ial 1998-03 -0.1038 -0.041 -0.0544 -0.0085 -0.0552 0.0646 -0.0569 -0.0649

[0.0418]** [0.0370] [0.0203]*** [0.0164] [0.0390] [0.0374]* [0.0268]** [0.0146]***Alcalde l iberal en 1998 0.0442 0.0821 -0.0173 -0.0205 0.0048 0.0684 -0.0599 0.0008

[0.0175]** [0.0151]*** [0.0084]** [0.0086]** [0.0178] [0.0169]*** [0.0125]*** [0.0081]Alcalde conservador en 1998 0.0497 -0.0229 0.0876 -0.015 -0.0082 -0.0874 0.0857 -0.0131

[0.0186]*** [0.0135]* [0.0132]*** [0.0093] [0.0204] [0.0161]*** [0.0174]*** [0.0081]Crecimiento del NBI 0.0108 0.0108 -0.0001 0.0001 -0.011 0.001 -0.0177 0.0009

[0.0030]*** [0.0023]*** [0.0020] [0.0017] [0.0030]*** [0.0027] [0.0025]*** [0.0013]Ataques del ELN -0.0029 -0.0019 -0.0011 0.0001 -0.0008 -0.0008 -0.0011 0.0006

[0.0012]** [0.0010]* [0.0006]* [0.0007] [0.0017] [0.0012] [0.0011] [0.0005]Ataques de las FARC -0.0028 -0.0025 0.0008 -0.0011 -0.0018 -0.0006 -0.0054 0.0029

[0.0037] [0.0028] [0.0018] [0.0019] [0.0041] [0.0035] [0.0029]* [0.0026]Región Andina -0.0361 -0.0439 -0.0031 0.0109 0.0048 -0.0014 0.0434 -0.0272

[0.0185]* [0.0147]*** [0.0115] [0.0085] [0.0220] [0.0198] [0.0144]*** [0.0096]***Región Caribe 0.0569 0.1328 -0.0513 -0.0246 0.0851 0.0095 0.0984 -0.0248

[0.0263]** [0.0228]*** [0.0116]*** [0.0080]*** [0.0234]*** [0.0225] [0.0154]*** [0.0117]**Región Oriental 0.015 0.0481 -0.0582 0.0251 -0.0878 -0.0772 0.007 -0.0066

[0.0302] [0.0227]** [0.0117]*** [0.0186] [0.0307]*** [0.0280]*** [0.0159] [0.0145]Constante 0.3279 0.1934 0.0809 0.0536 0.4814 0.2862 0.0829 0.1039

[0.0200]*** [0.0153]*** [0.0122]*** [0.0102]*** [0.0226]*** [0.0219]*** [0.0157]*** [0.0108]***Observac iones 720 720 720 720 720 720 720 720R-cuadrado 0.07 0.27 0.19 0.04 0.07 0.15 0.25 0.05Errores robustos estándar en paréntesis* significativo al 10%; ** significativo al 5%; *** significativo al 1%

Var dependiente: Cámara de Representantes Var dep endiente: Senado

Las estimaciones para los candidatos al Senado se asemejan a las obtenidas para las elecciones

de 1994. La columna 5 muestra que el deterioro de la cartera no tiene relación con los votos

obtenidos por todos los candidatos cuando no se diferencian por partido, y la filiación política

de los alcaldes tampoco está asociada con los resultados electorales. Los resultados para los

candidatos liberales indican que el deterioro de la cartera está asociado con una mayor

participación en los votos por parte de estos candidatos. Las variables referentes a los alcaldes

tienen los signos esperados, mientras que la de la evolución de la pobreza tiene un coeficiente

estadísticamente igual a cero. Para los conservadores y los independientes la variable de la

calidad de la cartera presenta una relación negativa con la participación en los votos de esos

candidatos. La estimación con los candidatos conservadores presenta los signos esperados para

las variables de los alcaldes y del crecimiento del NBI, mientras que para los candidatos

independientes estas variables no son significativas.

En el gráfico 4 se puede ver cómo el deterioro de la calidad de la cartera está asociado con una

menor participación en los votos por parte de los conservadores y todos los candidatos en

general en las elecciones de la Cámara, y por parte de los conservadores y los independientes

en las elecciones de Senado. Un deterioro del 10% en la calidad de la cartera comercial está

Page 57: MONOGRAFÍA DE PREGRADO EN CIENCIA POLÍTICA CLIENTELISMO EN …

57

asociado con una participación menor en un 1% en los votos en las elecciones de la Cámara

para la totalidad de candidatos, y para los conservadores del 0.05%. Para el caso del Senado, los

liberales se ven beneficiados con el deterioro de la cartera, cuando éste es del 10%, sus votos

aumentan en un 0,6%; los conservadores se ven perjudicados y su participación en los votos

cae en un 0,8% y la de los independientes en un 0,6%. Es importante aclarar que el coeficiente

de la calidad de la cartera en las estimaciones con los candidatos liberales solamente es

significativo al 10%, lo hace un poco más arriesgado extraer conclusiones con base en esta

estimación.

Gráfico 4

Relación de la ca lidad de la car tera con la proporc ión de votos de los incumbent s en la Cámara de Representantes

según par tido

-0 .12

- 0.1

-0 .08

-0 .06

-0 .04

-0 .02

00 0 .1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0 .7 0 .8 0.9 1

CongresoConservador

Relación de la ca lidad de la car tera con la proporc ión de votos de los incumbents en e l Senado según par tido

-0.1-0.08-0.06-0.04-0.02

00.020.040.060.08

0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1

LiberalConservadorOtro

Lo que muestran los resultados para 1998 es que el efecto positivo del deterioro de la cartera

sobre los resultados electorales de los liberales y de los partidos no tradicionales, es mínimo, en

el caso de los primeros, o ya no existe, en el caso de los segundos. Esto indica que para esta

época el canal de la influencia política sobre la Caja Agraria, que llevaba a una asignación de

créditos para dar favores a los recomendados de los políticos, lo que a su vez se podía traducir

en mayores votos en las elecciones, ya no funcionaba así. De acuerdo con lo mencionado en el

capítulo anterior, durante el gobierno de Samper se destapó un escándalo de corrupción en la

entidad, lo cual llevó a que los organismos de control le hicieran un mayor seguimiento,

auditorías y demás controles a la entidad. Esto pudo haber hecho más difícil para los

funcionarios de la entidad el cumplimiento de las peticiones de los políticos y la aprobación de

créditos irregulares, por lo que los liberales perdieron este medio para hacer clientelismo. A la

vez, se mantuvo el efecto negativo del deterioro de la cartera sobre los resultados de los

conservadores y ahora este mismo efecto surgió para los candidatos de los partidos no

tradicionales. Esta relación puede estar capturando no solamente la incapacidad de los políticos

no liberales para hacer clientelismo con la Caja Agraria sino también otro tipo de evaluación

del desempeño de los políticos por parte de los electores. Es decir, un deterioro en la calidad

Page 58: MONOGRAFÍA DE PREGRADO EN CIENCIA POLÍTICA CLIENTELISMO EN …

58

de la cartera puede estar también indicando un peor desempeño económico del municipio, que

estaría asociado a la labor de los políticos en sus cargos y por el cual los castigaron los

electores. La anterior posibilidad puede ser una crítica al modelo empírico implementado en

este trabajo y sobre el cual habrá que profundizar en el futuro, para obtener resultados más

fuertes.

En relación con los resultados para las elecciones de 1994 y 1998, es importante profundizar

en la razón detrás de los signos obtenidos para los coeficientes de la variable del crecimiento

del NBI, que en unos casos es positivo, en otros es negativo y en otros no es significativo; así

como para las variables de los ataques de las guerrillas. Estas variables también pueden estar

capturando algún otro efecto no observado acá. Por todo lo anterior, es importante resaltar

que la metodología utilizada requiere ser refinada en el futuro, para que se pueda observar

mejor la relación entre las variables de interés.

6. Conclusiones

En este trabajo se mostró evidencia de la forma como los políticos, en especial el gobierno

central y los congresistas, utilizaron a la Caja Agraria para hacer clientelismo durante los años

noventa. Esta entidad fue manipulada para servir estos intereses particulares y el clientelismo

estuvo presente en el nombramiento de los empleados de la entidad y en el manejo de su

cartera. La Caja debía ser un banco de fomento, a la cual pudieran acceder los campesinos y las

personas con algún proyecto de industria, pero para cuando fue liquidada su cartera parecía

más la de un banco comercial que uno agrario.

Se indagó también sobre el efecto de esta asignación de créditos de mala calidad, que en

muchas ocasiones no fueron pagados, sobre los votos obtenidos por los políticos que

intervinieron para que fueran aprobados. Para esto se construyó una base de datos que

contiene información sobre la cartera de la Caja Agraria en los últimos cinco años de su

existencia, así como de los resultados de las elecciones de Congreso que corresponden a esa

época. La evidencia empírica aquí presentada es una primera aproximación a este problema y

permite ver alguna relación entre el deterioro de la calidad de la cartera de la Caja y la

participación electoral de los políticos que influían en ella, específicamente, aquellos cercanos al

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presidente de turno. Este trabajo es una primera etapa de un proyecto de investigación más

grande y para el futuro se buscará mejorar esta metodología y buscar nuevas evidencias sobre

la forma como fue utilizada la entidad para hacer clientelismo.

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Entrevista con Jorge Enrique Mateus, ex director de la Oficina Anticorrupción de la Caja Agraria en Liquidación, 17 de enero de 2006. Entrevista con el Senador Jesús Bernal Amorocho, ex presidente del Sindicato de trabajadores de la Caja Agraria, diciembre de 2006. (Con ayuda de Cristina Vélez) Entrevista con un congresista liberal del Putumayo, 1ª entrevista en diciembre de 2006, 2ª entrevista en enero 19 de 2006. (Con ayuda de Cristina Vélez)