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CARLOS CONTRERAS * * Editor de “Historia Prehispánica” y del “Compendio de Historia Económica del Perú”. Docente de la PUCP. MONEDA CULTURAL prehispánica" ISTORIA punto de partida para conocer nuestro pasado Especialistas analizan los hechos más resaltantes del Perú antiguo, en obra publicada por el BCRP en coedición con el IEP " MONEDA 54

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Parte de la revista Moneda del BCRP

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    Nos pareci importante comenzar desde el prin-cipio, y no desde el siglo XVI con la Conquista o invasin espaola, o desde la Independencia, que eran otras opciones, debido al convencimiento de la importancia de conocer el proceso de asentamiento demogrfico en el territorio donde hoy se desen-vuelve la repblica peruana, y el surgimiento en l de una civilizacin. Para la preparacin de los textos que forman parte de este primer tomo han sido con-vocados distinguidos especialistas, que tienen adicio-nalmente la capacidad de comunicar sus hallazgos a un pblico no erudito.

    El primer tomo condensa el prolongado lapso que va desde la ocupacin del territorio peruano por el gnero humano, hace unos veinte mil aos, hasta los inicios del siglo diecisis de nuestra era. Echando cuentas, semejante lapso equivale al 98 por ciento de nuestro pasado. Si recurrisemos a la conocida analoga de comparar esos doscientos siglos con las veinticuatro horas de un da, tendramos que a lo largo de toda la madrugada, la maana y buena parte de la tarde los hombres an vivan de la caza de ani-males y la recoleccin de plantas y mariscos. Recin hacia las cuatro de la tarde comenzaran los primeros avances en la agricultura y ganadera. La cermica hara su aparicin en los Andes centrales hacia las siete y media de la noche, y recin despus de las ocho aparecera Chavn. Cuando el seor de Sicn reinaba en Lambayeque correspondera a las once y diez de la noche, y el imperio incaico habra cado en manos de los espaoles poco antes de las once y media.

    El elemento comn de esta larga era fue el aisla-miento en el que vivi la poblacin respecto del resto del mundo. Quizs no un aislamiento total, porque algunas hiptesis se han lanzado acerca de contactos de las gentes andinas con pueblos mesoamerica-nos, o de la Polinesia, pero a nivel de lo prctico no hubo intercambio comercial ni de otro tipo con otros pueblos del mundo. En la medida que el contacto posterior ocurri de forma traumtica para el pas, se entiende que algunos historiadores hayan califi-cado a esta era, positivamente, como el perodo de la autonoma. Autonoma es una palabra simptica. Se opone a dependencia que tiene una carga o con-notacin negativa. Sin embargo, tambin podramos calificarla como el perodo del aislamiento, que, en

    cualquier caso, era la otra cara de la autonoma. Ser autnomos es bueno, pero estar aislados no lo es, porque acenta la vulnerabilidad y hace perder las oportunidades de aprendizaje que da el intercambio. El desafo del Per a partir del siglo diecisis, ha sido cmo mantener su autonoma, sin volver a caer en el aislamiento.

    Aislados y sin depender de nadie, hasta hace cinco siglos los habitantes de este suelo debieron inventar sus propios artefactos y crear su propia cultura. Los logros no debieron ser escasos, porque al momento de la conquista o invasin europea, el territorio que hoy ocupa el Per sumaba entre cinco y nueve millo-nes de habitantes, segn los clculos ms prudentes y rigurosos. Mantener esa densidad de poblacin en un pas de poca tierra agrcola y sin comercio que atrajese alimentos desde otras regiones del mundo, exigi una organizacin econmica compleja y eficaz. Explicarla es precisamente la tarea de los autores de este volumen.

    El volumen est dividido en cuatro captulos. El primero, a cargo de Luis G. Lumbreras, se ocupa de las bases territoriales de la cultura de los pueblos asenta-dos en el rea andina. Se tratara de la fase conocida como el perodo Arcaico o Pre-cermico. Realizando un recorrido desde veinte mil aos antes de nuestra era o antes de Cristo, hasta aproximadamente el ao 1700 a.C, el autor estudia el proceso de asentamiento

    Doscientos siglos, el 98 por ciento de nuestro pasado, transcurren por las pginas de Historia Prehispnica, el primer tomo del Compendio de Historia Econmica del Per, que acaba de ser publicado por el Banco Central de Reserva del Per y el Instituto de Estudios Peruanos, dentro de un ambicioso programa editorial que busca promover y difundir el conocimiento sobre el pasado econmico del pas.

    ORFEBRERA. Pieza donde se aprecia la maestra alcanzada por pobladores peruanos.

  • de los grupos humanos en las distintas regiones de los Andes centrales y la manera como fueron inte-ractuando con la naturaleza. El cambio climtico ocurrido con la transicin de la fase climtica del Pleistoceno a la del Holoceno (que corresponde al clima actual) tuvo consecuencias en dicho proceso. Durante este perodo los hombres domesticaron las plantas y los animales, abrindose paso el proceso que la arqueologa bautiz como la revolucin neoltica. El segundo captulo corre a cargo de Peter Kaulicke, y se ocupa del perodo, conocido como Formativo, que corre entre los aos 1700 y 200 (aproximadamente) a.C. Se trata de la fase en que la agricultura y la gana-dera se consolidan, dando paso a una mayor produc-cin de excedente econmico. Aparece la cermica y las formaciones estatales, como lo ejemplifica el caso de Chavn, en la sierra norte. El autor recuerda aqu la tesis de Rosa Fung, de que la riqueza extraordina-ria del mar peruano posterg la consolidacin de la agricultura del maz. Tambin nos advierte Kaulicke acerca de la ideologizacin que ha existido en torno al estudio de la economa antigua, convertida en un campo de batalla entre los partidarios del estatismo y del libre mercado.

    Julin Idilio Santillana presenta en el tercer cap-tulo, el desarrollo acontecido durante los perodos de desarrollo clsico, llamados tambin Intermedio Temprano, Horizonte Medio e Intermedio Tardo. Se trata de la fase que comnmente asociamos con el desenvolvimiento de las culturas (Nazca, Moche, Huari, Chancay, Chim) y lo que sera el floreci-miento de las civilizaciones andinas, evidenciado en una refinada alfarera, textilera y orfebrera. Estas fueron posibles gracias al excedente producido por una agricultura ya consolidada (y por una ganadera tambin consolidada, en las regiones de puna). El horizonte Inca corresponde al cuarto captulo del libro, a cargo del historiador Waldemar Espinoza. Aunque se trata del perodo que ocupa la menor extensin temporal (menos de un siglo, aproxima-damente entre los aos 1470-1532 d.C.), es el que resulta mejor conocido, por juntarse a la evidencia arqueolgica, el testimonio escrito de los primeros testigos europeos que llegaron a conocer personal-mente el Tahuantinsuyu o imperio inca. Durante este ltimo perodo el desarrollo poltico habra alcan-zado su mayor grado de complejidad, lo que tuvo un lgico correlato en el campo de la organizacin econmica.

    Es quizs importante retener algunos elementos centrales para una mejor consideracin del conjunto del perodo prehispnico. El medio geogrfico adqui-ra un papel crucial, puesto que vena a determinar directamente las posibilidades de subsistencia de los grupos humanos. El asentamiento de estos en deter-minados lugares, as como sus migraciones, obede-

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    ca a la cambiante dotacin de recursos animales y vegetales. Estos respondan a su turno a los cambios climticos y de la morfologa terrestre. Tal como los autores del volumen lo destacan, la historia de este perodo es en buena parte resultante de los cambios de temperatura, de rgimen pluvial, de huaycos y sequas que asolaron a la regin andina a lo largo del tiempo. Esta fragilidad en relacin a la naturaleza, cre un tipo de organizacin poltica cuya funcin era preservar la subsistencia de la poblacin frente a las contingencias de la geografa y del eventual ataque de grupos vecinos que luchaban por el acceso a los recursos. Se trataba de ordinario de Estados milita-ristas, vidos captadores de excedentes, que dejaban poco espacio a la libertad individual o civil, segn la entenderamos ahora. Esta caracterstica no debe sorprendernos, en la medida que era la consecuencia de condiciones materiales que exigan la presencia de una organizacin capaz de movilizar con rapidez y eficacia el esfuerzo de una parte importante de la poblacin hacia obras de infraestructura hidrulica o militar.

    Asimismo, las posibilidades para la actividad comercial eran muy reducidas. La falta de ros navegables y la imposibilidad del uso de la rueda, por la fragosidad del territorio andino, o la falta de firmeza del suelo de los desiertos en las regio-nes costeras, volvan el transporte una actividad limitada a muy cortas distancias. Esto era todava ms cierto, porque no existan animales como los de Europa y Asia, que pudiesen conducir grandes cargas. nicamente se contaba con la llama, cuya capacidad porteadora no superaba a la de un hom-bre. En consecuencia, las cosas deban consumirse in situ, prcticamente en el lugar donde eran recogidas o producidas. Por ello, la organizacin econmica era bsicamente de autoconsumo, lo que no exclua, por cierto, la especializacin de ciertos miembros de las aldeas o grupos tnicos, en las tareas de gobierno o administracin reli-giosa; as como tambin, conforme el excedente fue creciendo, en los oficios de ceramista, curandero u orfebre.

    Esta falta de comercio se compensaba con la estra-tegia que el extinto antroplogo rumano, John V. Murra, llam el control vertical de pisos ecolgicos, que implicaba una organizacin destinada a que la comunidad o etnia dispusiese de tierras en diferentes zonas ecolgicas, a fin de conseguir la autosuficiencia en los bienes que le eran vitales 1. A partir de un ncleo o piso central se mantenan as colonias en otros pisos, desde donde poda traerse productos ganaderos, martimos o de tierra caliente. Caravanas de hombres o de llamas trasladando productos de una regin a otra debieron ser parte del paisaje andino prehispnico, y lo son an en tiempos recientes.

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    1 Puede verse el estudio de Murra en la compilacin ms reciente de sus trabajos: John V. Murra (2002) El mundo andino. Poblacin, medioambiente y economa. Lima: IEP-PUCP.

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    Que no hubiese comercio como una actividad privada o cotidiana, no significaba, empero, que no existiesen intercambios importantes. En su trabajo dentro de este volumen, Waldemar Espinoza seala los trueques o permutas que se hacan, tanto den-tro de las comunidades aldeanas, o incluso entre las regiones de sierra y selva alta o montaa. El ocano Pacfico permita tambin un comercio de ms larga distancia, que vinculaba la actual costa ecuatoriana con la costa central peruana. Tanto este autor como Santillana, contraponen el desarrollo de una activi-dad comercial en la regin del litoral, al esquema de Murra, que prcticamente declaraba que el Tahuan-tinsuyu y con l la civilizacin andina en su conjunto, fue un mundo sin comercio ni mercados.

    En un pequeo pero sustancioso libro, el premio nobel de economa de 1972, John Hicks, observ que el estudio de la economa en los tiempos anteriores a la modernidad se volva tanto ms fascinante, cuanto intrincado, por el hecho de que era mucho ms difcil para el investigador separar los hechos econmicos del resto de hechos de la sociedad2. El mundo de hoy se erigi sobre la base de separar las actividades mercantiles de las dems, de modo que casi siempre tengamos claro cundo estamos trabajando, pro-duciendo o en suma, ganndonos los frejoles y cuando a despecho de que estemos realizando un gran esfuerzo fsico-- estamos realizamos actividades

    de entretenimiento, accin cvica, religiosa o familiar, o simple ocio. En el pasado esta distincin no exista y las actividades econmicas se confundan dentro de instituciones que eran fundamentalmente sociales y polticas3. Por ello, tampoco debe llamarnos la aten-cin que los autores de este volumen, para esclarecer los temas econmicos deban referirse a la arquitec-tura, la religin o las formas del poder.

    Las fuentes principales para el conocimiento de la era prehispnica son los restos materiales, estudiados preferentemente por la arqueologa. Por ello, este tomo recoge preferentemente el aporte de los arquelogos. Para el estudio de la etapa ms cercana a la irrupcin europea, las crnicas o relatos de los primeros obser-vadores europeos que pusieron por escrito sus impre-siones y la memoria transmitida oralmente por los hombres andinos, suelen desplazar en importancia al testimonio material, por lo que en este caso se confi a un historiador el captulo respectivo.

    Cada captulo va acompaado de algunas im-genes que ilustran los lugares u objetos referidos en el texto, o cuando esto no fue posible, algunos muy semejantes. La investigacin para ello fue realizada por Carla Lpez Medina, egresada de la especialidad de historia, quien tambin se encarg de estandarizar la presentacin editorial de los captulos y prepar los cuadros cronolgicos y los mapas que aparecen dentro del volumen.

    CHAVN. Templo de antigua cultura prehispnica, una de las primeras del antiguo Per.

    2 John Hicks, 1974. Una teora de la historia econmica. Madrid: Aguilar.3 Sobre ello incidi tambin Karl Polanyi (1947) La gran transformacin. Los orgenes econmicos y sociales de nuestro tiempo. Buenos Aires: Claridad, sobre cuyas ideas se refiere Peter Kaulicke dentro del segundo captulo.