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Módulo – Métodos y técnicas de resolución de conflictos Unidad 4 – Formas de intervención en la resolución de conflictos Tema 1 Las técnicas adversariales Las técnicas adversariales Son aquellos en los cuales un tercero asume la responsabilidad de resolver un conflicto, en sustitución de las partes. Típicamente, podemos señalar en este grupo al arbitraje y al proceso judicial. Vinyamata mencionó un espectro más amplio de la resolución de los conflictos en donde podemos encontrar la mediación, la terapia, la conciliación, el “couceling”, “coaching”, incluso la psiquiatría. (Vinyamata, 2002, págs. 36- 37). La cultura del litigio. El sistema jurídico, especialmente en su faz judicial, tiene un objetivo abstracto como es el de “descubrir la verdad”; con lo que no siempre se soluciona el problema, menos aún en forma rápida y económica, como lo es necesario al hombre común, al ciudadano, al hombre de negocios, quienes desean dejar el conflicto atrás, terminar con el mismo para así poder continuar con su vida normal, con mayor razón si el litigio es con alguien a quien deben continuar viendo o con quien debe o le convendría seguir manteniendo relación. Los tribunales necesariamente utilizan un método adversarial de adjudicación, de modo tal que una vez que el pleito se ha desarrollado entre las partes, las que han ofrecido o producido prueba, un tercero neutral resuelve la controversia. El juez arriba a su decisión después de que se han ventilado los hechos en tal procedimiento contencioso, lo que demanda tiempo, dinero, angustias y nuevas fricciones entre los contendientes. Además esto puede llevar aparejada la no deseada publicidad del juicio o de los hechos que en él se ventilan. Aparece en consecuencia, la grave y real necesidad de encontrar otros métodos – especialmente si son adversariales- de solución de controversias, con ventajas para el sistema judicial sobrecargado y para los ciudadanos comunes que no tienen acceso al mismo, o que por distintos motivos no pueden sobrellevar la pesada carga que impone un juicio. Lamentablemente, nuestro sistema de resolución de conflictos es ineficaz ya que Las técnicas adversariales Página 1 de 15entran al tribunal más causas de las que 1

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Módulo – Métodos y técnicas de resolución de conflictos Unidad 4 – Formas de intervención en la resolución de conflictos Tema 1Las técnicas adversarialesLas técnicas adversarialesSon aquellos en los cuales un tercero asume la responsabilidad de resolver un conflicto, en sustitución de las partes. Típicamente, podemos señalar en este grupo al arbitraje y al proceso judicial. Vinyamata mencionó un espectro más amplio de la resolución de los conflictos en donde podemos encontrar la mediación, la terapia, la conciliación, el “couceling”, “coaching”, incluso la psiquiatría. (Vinyamata, 2002, págs. 36-37).La cultura del litigio.El sistema jurídico, especialmente en su faz judicial, tiene un objetivo abstracto como es el de “descubrir la verdad”; con lo que no siempre se soluciona el problema, menos aún en forma rápida y económica, como lo es necesario al hombre común, al ciudadano, al hombre de negocios, quienes desean dejar el conflicto atrás, terminar con el mismo para así poder continuar con su vida normal, con mayor razón si el litigio es con alguien a quien deben continuar viendo o con quien debe o le convendría seguir manteniendo relación.Los tribunales necesariamente utilizan un método adversarial de adjudicación, de modo tal que una vez que el pleito se ha desarrollado entre las partes, las que han ofrecido o producido prueba, un tercero neutral resuelve la controversia. El juez arriba a su decisión después de que se han ventilado los hechos en tal procedimiento contencioso, lo que demanda tiempo, dinero, angustias y nuevas fricciones entre los contendientes. Además esto puede llevar aparejada la no deseada publicidad del juicio o de los hechos que en él se ventilan.Aparece en consecuencia, la grave y real necesidad de encontrar otros métodos – especialmente si son adversariales- de solución de controversias, con ventajas para el sistema judicial sobrecargado y para los ciudadanos comunes que no tienen acceso al mismo, o que por distintos motivos no pueden sobrellevar la pesada carga que impone un juicio.Lamentablemente, nuestro sistema de resolución de conflictos es ineficaz ya queLas técnicas adversariales Página 1 de 15entran al tribunal más causas de las que sales; la duración de los procesos excede al tiempo razonable, a los que debe sumarse otro tanto para lograr la ejecución de las sentencias; y el costo de litigar es alto no sólo en términos económicos, sino de energías, ansiedades, esperas e incertidumbre.Un somero análisis del sistema de resolución de conflictos que en la actualidad nuestra sociedad tiene disponible muestra que: una cantidad considerable de ellos (quizás la mayoría) deben de ser decididos en derecho por los tribunales; algunos pocos son resultados por las partes entre sí o con ayuda de un tercero lográndose satisfacer sus necesidades e intereses; otros se resuelven por el triunfo del más poderoso en la disputa; finalmente, y no menos desdeñable, gran cantidad de conflictos queda sin resolver, porque el acceso a la justicia es complicado y costoso y las partes no tienen otros

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procedimientos disponibles.La óptima directriz desde la cultura del litigio será lograr al máximo posible de litigiosidad de modo tal que la correlación entre el agravio a un sujeto de derecho en intervención juridiccional fuera uno a uno. Dicho de otra manera, en este sencillo esquema, un sistema sería eficiente para cuando cada agravio proporcionara una intervención jurisdiccional, o sea, cuando para cada conflicto hubiese un litigio ante la judicatura.Un sistema de resolución de conflictos es eficiente cuando cuenta con numerosas instituciones y procedimientos que permiten prevenir las controversias y resolverlas, en su mayor parte con el menor costo posible, partiendo de las necesidades e intereses de las partes, sobre la base del principio de subsidiariedad que se expresa así: “las cuestiones deberán ser tratadas al más bajo nivel en la mayor medida posible, en forma descentralizada; al más alto nivel se tratarán los conflictos en que ello sea absolutamente necesario”. Obvio es que el más alto nivel está dado por el sistema judicial. Los tribunales no deben ser el lugar donde la resolución de disputas comienza. Ellos deben recibir el conflicto después de haberse intentado otros métodos de resolución, salvo que, por la índole del tema, por las partes involucradas o por otras razones el tratamiento subsidiario no sea aconsejable.Es necesario, en consecuencia, pasar del sistema ineficaz o frustrante a un sistema efectivo. La ausencia de mecanismos diversos y adecuados para resolver los conflictos hace que se recurra a los tribunales de justicia de forma irracional. Hay una cultura del litigio enraizada en la sociedad actual, que debe ser revertida si deseamos una justicia mejor; y lo que permite calificar a una cultura como litigiosa, no es, propiamente, el número de conflictos que presenta, sino la tendencia a resolver esos conflictos bajo la forma adversarial del litigio. Además del litigio, siempre han existido otros modos de resolver conflictos, puesLas técnicas adversariales Página 2 de 15

indudablemente, no es el derecho la única solución a que acuden los contendientes.Tomemos como referente el texto de Víctor Martínez Guzmán, profesor de la cátedra UNESCO de educación para la paz que nos habla sobre los métodos adversariales en especial de la mediación, la cual nos ocupa un lugar preponderante en lo que refiere a lo social:Usando la imaginación aprendemos sobre la necesidad del reconocimiento. Ciertamente nos estorbamos unos seres humanos a otros. Muchas veces queremos estar solos, con los otros entramos en conflictos, chocamos. Sin embargo, al mismo tiempo, nos necesitamos. Kant decía que los seres humanos nos caracterizamos por una «insociable sociabilidad» (Martínez Guzmán, 1997b).A veces nos pasa como a la paloma que piensa qué bien volaría sin la resistencia del aire, ignorando que gracias a esa resistencia puede volar porque de otra manera se caería. El árbol en el medio del bosque puede pensar cuán erguido crecería si no le molestaran los otros árboles, ignorando que gracias a la interacción con los otros su tronco sube y sube para poder «respirar» mejor, para tener la luz del sol y realizar su función clorofílica.

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Los seres humanos nos necesitamos y nos estorbamos. En nuestras relaciones entramos en conflicto, chocamos. Conflicto, etimológicamente, alude a «chocar», incluso a «darse un topetón», aunque también a luchar o batirse. En el diccionario de María Moliner la primera acepción de conflicto va directamente al «combate»: «Momento más violento de un combate»; aunque también deja un margen abierto a la reflexión: «Momento en que el combate está indeciso». En español, un conflicto se puede, «causar», «mover», «ocasionar», «promover», «suscitar». Las preposiciones que acompañan a conflicto son «de», o «entre». Podemos «estar en conflicto» o «tener un conflicto». Se relaciona con oposición, desacuerdo, lucha... Propongo analizar casos en que se aproveche la «indecisión», como una forma de manejar los conflictos. La última definición aprovecha esta indecisión: «Situación en que no se puede hacer lo que es necesario hacer o en las que no se sabe qué hacer».En mi interpretación ese margen de indecisión o de no saber qué hacer es un indicador de que las relaciones humanas son más complejas de lo que una simple interpretación negativa de los conflictos podría parecer. Este momento de indecisión alude a la intuición que tenemos los seres humanos de que las cosas que nos hacemos podrían ser de otra manera. Kant decía que todos tenemos una «oscura metafísica moral» [2] según la cual somos capaces de comparar cómo nos hacemos las cosas con cómo nos las podríamosLas técnicas adversariales Página 3 de 15

hacer. Creo que en esta última definición se refleja cómo en la experiencia humana tenemos esa intuición moral a la que aludía Kant, respecto de que, a veces, «tenemos la impresión» de que deberíamos hacer las cosas (nuestras acciones) de otra manera.Por otra parte y a pesar de la carga negativa de la palabra conflicto que el propio diccionario recoge, el conflicto siempre es una muestra de la interdependencia de los seres humanos. El propio prefijo «co» que acompaña al lexema «flicto» procedente del verbo latino que significa chocar y topar, como hemos dicho, genera interdependencia: el conflicto se da cuando chocamos o nos topamos unos con otros. También las preposiciones que acompañan al conflicto, «de» y «entre», implican interdependencia.Parece, pues, que podemos vislumbrar una significación positiva del conflicto. El conflicto como un indicador de la interdependencia de las relaciones humana puede ser positivo, incluso creativo. Además se nos muestra inherente a las relaciones humanas. Las relaciones humanas son intrínsecamente conflictivas: los seres humanos chocamos, topamos unos con otros. De ese choque puede surgir la anulación de las otras y los otros o la transformación creadora entre las propias tensiones de los conflictos. El papel creador y transformador del conflicto no nos exime de tensiones, indecisiones y de no saber qué hacer. Para eso también nos necesitamos unos a otros.Aquí surge el papel de la mediación. Quien media en un conflicto, interviene, viene a ponerse entre las partes, se pone en medio, intercede. Desde mi propuesta de reflexión filosófica quien media ha de reconocer las intuiciones

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morales de las partes en conflicto y provocar su explicitación. Las propias partes en conflicto son competentes moralmente y saben que pueden hacer las cosas de otra manera. Se trata de interceder para reconstruir las alternativas conjuntamente, para ampliar la visión del conflicto, para transformarlo sin la anulación de las otras o los otros. En lo que resta del trabajo voy a profundizar filosóficamente en la reconstrucción de la normatividad de lo que nos podemos pedir unos a otros a partir de la experiencia moral y de las experiencias de reconocimiento, para transformar los conflictos. Previamente, voy a resumir algunas ideas fundamentales de los conflictos tomadas de la investigación para la paz.La mediación entre la resolución, la gestión y la transformación de conflictosLa investigación para la paz en la que venimos trabajando ha desarrollado toda una Las técnicas adversariales Página 4 de 15

disciplina, llamada inicialmente, resolución de conflictos como forma de buscar una convivencia en paz. De hecho las primeras investigaciones sobre la paz en los años 30 eran más un estudio de la guerra como conflicto y llevaron a los estudios de los conflictos interpersonales y su aplicación a los conflictos entre comunidades y estados. Es así como surgió la importante revista Journal of Conflict Resolution.Lo que me interesa en este contexto es hacer un pequeño balance de algunos de los avances de estos estudios sobre los conflictos que estoy aprendiendo en mis reflexiones filosóficas sobre la investigación para la paz.1) En primer lugar hay una importante relación entre conflicto y cooperación estudiada por Raport (1992) y que resumo en el siguiente cuadro:Conflicto y Cooperación1. En ambos hay reciprocidad, que supone reconocimiento mutuo incluso de individuos egoístas que tienden a cooperar para ganar cada uno él mismo. Hay una racionalidad estratégica que como tal no supone todavía compromisos éticos, a pesar de la reciprocidad y el reconocimiento. Se divide en racionalidad individual y colectiva2. Según la racionalidad colectiva se puede cooperar con el conflicto para ganar aunque sea poco, con el riesgo de que todos pueden salir perdiendo. Conflicto y cooperación dos caras de la misma moneda.3. Ambos dependen de la manera en que percibimos el mundo. El conflicto estimula la cooperación y viceversa, como contraste figura-fondo. Ejemplos: el acto sexual, la “mano invisible” del liberalismo económico, la guerra, la solidaridad corporativa...4. La percepción puede ser educada, modificada. Fomentar la conciencia de problemas comunes.5. Aprender a ponerse en lugar del otro, comprender al oponente.6. El conflicto es la percepción de la contradicción y la cooperación es la percepción de la identidad, pero la contradicción y la identidad son complementarias.2) Es fundamental la relación entre conflicto y percepción. También es fundamental que la mediación ayude a explicitar a los involucrados su propia percepción de la situación.Las técnicas adversariales Página 5 de 15

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Lederach (1984: 44 ss.) considera que la forma en que los involucrados perciben el conflicto, los objetivos, las intenciones y los motivos del otro determinará casi siempre su intensidad.Muchas veces, la regulación del conflicto tiene mucho que ver con la clarificación de las percepciones y comprensión de la otra o el otro.En el conflicto se da la paradoja de que los seres humanos para cooperar hemos de contender, hemos de entrar en conflicto. Por eso ya no podemos definir el conflicto como una oposición. En el conflicto somos co-partícipes, co-operamos, trabajamos conjuntamente. En este sentido y aunque parezca una paradoja, el conflicto es positivo y necesario para el crecimiento del ser humano. La vida sin conflictos supondría una sociedad de robots, cuyos miembros habrían eliminado la diversidad y singularidad que nos distingue como humanos.3) Propongo hacer un ejercicio lingüístico de los campos semánticos o de las redes conceptuales, los sinónimos y antónimos, que relacionarían conflicto con cooperación. Algunas palabras podrían ser las siguientes: Conflicto: reciprocidad, reconocimiento, egoísmo, juego, racionalidad, estrategia, ganancia de algunos, alianzas, percepción, creatividad, educación, problemas comunes, ponerse en lugar de otra u otro, comprensión, contradicción, interacción, objetivos incompatibles, escasez de recursos o recompensas, interferencias de otros, interdependencia, es positivo, puede ser destructivo, regulación. Cooperación: reciprocidad, reconocimiento, egoísmo, juego, racionalidad, estrategia, ganancia de todos, alianzas, percepción, creatividad, educación, problemas comunes, ponernos en lugar de la otra u el otro, comprensión, identidad, interacción, interdependencia.Es curioso que en esta lista de características vemos más elementos comunes que separados. Quizá por este motivo Lederach afirma que el conflicto es positivo y necesario para el crecimiento del ser humano.4) Por otra parte parece que entramos en conflicto cuando «lo que yo quiero» choca con «lo que otras u otros quieren». «Poder hacer lo que quiero» relaciona el conflicto con el poder (Boulding, 1992). Individualmente el poder es la capacidad de conseguir lo que uno quiere. Socialmente es la capacidad de conseguir objetivos comunes por parte de familias, grupos, organizaciones, estados, etc. En este caso hay que tomar en cuenta las opiniones yLas técnicas adversariales Página 6 de 15

decisiones humanas. Poder, en este caso, es poder decidir sobre lo que quiero o queremos. El poder está relacionado con la noción de límite o frontera de nuestras posibilidades.El conflicto estalla cuando unas personas reducimos a otras las fronteras de nuestras posibilidades. Aunque las categorías de poder pueden ser borrosas y solaparse, según Boulding, tenemos el poder destructivo. Por ejemplo las armas son fruto de nuestro poder destructivo. Sin embargo los arados tienen un poder destructivo y un poder productivo a la vez. Un huevo fertilizado «puede» producir polluelos, nuestros proyectos, ideas, herramientas y máquinas pueden ser productivos. Como parte del poder productivo tenemos el poder integrativo. Tenemos capacidad de construir organizaciones, formar familias, unir a la gente, inspirar lealtad, legitimar. Sin embargo este poder

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también puede ser destructivo: creamos enemigos, reñimos unos con otros.Hay que ser conscientes de cuán cerca estamos de la destrucción tratando de integrar, o de destruir produciendo, o de producir destruyendo. La conducta más relacionada con el poder destructivo es la amenaza, con el productivo el intercambio, con elementos de destrucción e integración. La conducta más estrechamente ligada al poder integrativo es el amor. «Haces algo por mí porque me amas»: Un cónyuge a otro, un dirigente a su seguidor... Quizá se puede hablar también de respeto. También hay varios tipos de respuesta y de reacción. Por ejemplo puedes decirme «no me pidas tanto que no te amo tanto»; o yo puedo decirte «ámame: mira lo que he hecho por ti». En este último caso, el amor queda rebajado a intercambio. El amor se relaciona con otras estructuras integradoras como el orgullo, la vergüenza y la culpa. Aquí el elemento destructivo aparecería en el poder de «herir»: «has herido mis sentimientos»; otro elemento destructivo es el odio.5) La denominación más académica ha sido resolución de conflictos (Lederach, 1995). Se basaba en la necesidad de comprender la evolución y finalización de los conflictos. Así se trataba de desarrollar estrategias y habilidades para enfrentarse a sus demasiado a menudo resultados destructivos. No obstante, la terminología «resolución» parecía dar la impresión de que el conflicto era algo no deseable que debía ser eliminado o, al menos, reducido. Las críticas preguntaban si realmente podemos «resolver» un conflicto, o si su «resolución» es, en muchos casos, un objetivo deseable. Parece que, muchas veces, se ha parado un conflicto y se ha creado la armonía, a costa de la justicia. En este caso no se alteran las causas estructurales, con tal de frenar la confrontación.Las técnicas adversariales Página 7 de 15

Otra denominación ha sido la de gestión (management) de conflictos. En nuestra mentalidad occidental parece que los conflictos siguen determinados modelos y dinámicas que podemos entender, prever, y regular. Hay un esfuerzo por considerar al conflicto algo natural, parte de las relaciones humanas, y que debe ser «gestionado», «manejado». Se reconoce que los conflictos no se resuelven en el sentido de «deshacernos» de ellos. Más bien se enfatizan sus consecuencias y componentes destructivos. Sin embargo, en este caso las objeciones se centran en que realmente, la acción e interacción humana no se maneja de la misma forma que manejamos las cosas del mundo físico.Desde el punto de vista de los estudios sobre los procesos de pacificación (peacemaking), hay que cuestionar de nuevo la relación entre el manejo de los conflictos y los criterios de justicia. Desde el punto de vista del trabajador por la paz, este enfoque se centra demasiado en los aspectos prácticos y técnicos.Más relacionada con los procesos de pacificación está la denominación transformación de conflictos. No sólo interesa eliminar o controlar el conflicto, sino describir su naturaleza dialéctica.El conflicto se considera un fenómeno que transforma los acontecimientos, las relaciones humanas en las que ocurre e, incluso, a sus mismos creadores. Es un elemento necesario en la construcción y reconstrucción humanas transformadoras de las realidades y organización sociales. De ahí que tenga

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ciertas fases predecibles en su capacidad de transformación de las relaciones y organización social. Sus características podrían ser las siguientes:A. La transformación de los conflictos cambia las formas de comunicación. En momentos de alta tensión la transformación y la mediación consisten en recuperar las posibilidades de comunicación entre las partes.B. Así mismo la transformación cambia las percepciones de una o uno mismo, de las otras y los otros y de los temas que producen el conflicto. La falta de una percepción amplia y generosa de la situación nos hace tener una comprensión menos exacta de cuáles son las intenciones de las otras personas y disminuye nuestra capacidad de articular con claridad nuestras propias intenciones. Es más, desde el punto de vista psicológico, una inadecuada percepción daña la concepción de nuestra propia identidadLas técnicas adversariales Página 8 de 15

y autoestima y favorece la perdurabilidad de la imagen creada de la enemiga o enemigo.C. Finalmente la transformación de los conflictos ayuda en la descripción de su naturaleza dialéctica. Precisamente la asunción de esta naturaleza dialéctica hace que la descripción de un conflicto no sea mera descripción, sino que resalte también la naturaleza prescriptiva de la reconstrucción de las maneras de percibir los conflictos. Si el conflicto no se transforma y se mantiene inalterable puede seguir modelos destructivos. Por el contrario, en el marco de las relaciones personales, la transformación produce un cambio desde expresiones hirientes y mutuamente destructivas hacia otras mutuamente beneficiosas y cooperativas. Desde la perspectiva institucional se puede producir una transformación del sistema y la estructura en la que se dan las relaciones aprovechando la energía y el impacto del conflicto mismo. Por tanto la transformación del conflicto describe su dinámica y prescribe alternativas.6) Otra propuesta (Bush y Folger, 1994: 83 ss.) considera que un conflicto es un reto, una dificultad o una adversidad con las que las partes tienen que lidiar. Desde el punto de vista personal un conflicto nos da la oportunidad de clarificar nuestras propias necesidades y valores, aquello que nos causa satisfacción o que no nos satisface.Es la ocasión de descubrir y forzar nuestros propios recursos para afrontar nuestras preocupaciones. En definitiva, los conflictos ofrecen a las personas la oportunidad de desarrollar y ejercer la autodeterminación, independencia y confianza en uno mismo. Por otra parte, desde el punto de vista de la necesidad de reconocimiento de las otras personas, un conflicto enfrenta a cada parte con «otra/otro» quien, desde una situación diferente mantiene puntos de vista contrarios. Da la oportunidad de reconocer las perspectivas de los otros seres humanos, de sentir y expresar algún grado de comprensión y preocupación por el otro y la otra, a pesar de la diversidad y el desacuerdo. De esta manera la transformación del conflicto busca el crecimiento moral desde dos dimensiones, la del empoderamiento y el reconocimiento. Es decir, la dimensión de la recuperación de la propia valía, las propias capacidades, el propio poder (empowerment) en interacción con la recuperación del reconocimiento de la otra y el otro. Como alternativa a

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una visión individualista de losLas técnicas adversariales Página 9 de 15

conflictos propone una visión del mundo relacional.El crecimiento moral lo entienden estos autores desde la perspectiva de las éticas feministas del cuidado, de la atención, la ternura y la compasión por los otros seres humanos (Gilligan, 1986). Los autores que estoy mencionando, Bush y Folger recomiendan aprovechar los momentos en los que tenemos cierta intuición moral hacia el crecimiento moral en las dimensiones del empoderamiento de uno mismo y el reconocimiento de los otros seres humanos, para reconstruir los valores que transformarían los conflictos asumiendo que la realidad social es construida.Por mi parte voy a finalizar estas reflexiones con una reconstrucción de la normatividad a seguir para transformar los conflictos utilizando los instrumentos de la fenomenología comunicativa de la experiencia moral y la teoría filosófica del reconocimiento.La reconstrucción normativa de la experiencia moral cotidiana: el reconocimiento como transformación de conflictosEn primer lugar, de la reconstrucción normativa de la experiencia cotidiana aprendemos que los seres humanos somos causa de nuestras propias acciones. Por tanto somos capaces de responder de ellas, de asumir nuestras responsabilidades. Del análisis simple de una situación en la que me veo a mismo tirando una piedra, interpreto que «yo mismo soy la causa de haber tirado la piedra». Sin embargo en la historia de la filosofía y la ciencia occidental hemos utilizado este modelo para generalizar y hemos afirmado que «todo lo que sucede tiene una causa». Después hemos aplicado este principio a los seres humanos, olvidando la experiencia inicial de la que procede y hemos llegado a dudar que seamos causa de nuestras propias acciones y, consiguientemente que tengamos alguna responsabilidad y, no digamos, libertad.Así, hemos llegado a afirmar teológicamente que los seres humanos sólo somos causas segundas porque la causa primera sólo es Dios; o hemos llegado a decir científicamente que, en definitiva, todas nuestras acciones están determinadas por el mismo funcionamiento de la naturaleza. De la misma manera si éramos espiritualistas, decíamos que nuestras acciones eran consecuencia de un «acto espiritual interno», la voluntad o lo que sea; o si éramos materialistas decíamos que, en el fondo, todas nuestras acciones se reducen a «simplesLas técnicas adversariales Página 10 de 15

movimientos físicos». (Martínez Guzmán, 1986).Sin embargo, de acuerdo con nuestra experiencia «yo» me veo a mí mismo como causa de mis acciones y las otras y los otros no siempre aceptarán mis excusas si nos les gusta lo que he hecho. Las acciones humanas no pueden reducirse a simples movimientos físicos, como la acción de decir algo no puede reducirse a simples movimientos con la lengua o a meros ruidos con la garganta. Pero tampoco pueden reducirse a actos espirituales internos, como decir una promesa no es ningún acto espiritual interno, sino la asunción de un compromiso por parte de quien promete, de que va hacer alguna cosa. Las otras y los otros siempre pueden pedirnos cuentas de lo que nos hacemos unos a otros porque la experiencia originaria es una

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atribución de responsabilidad (Austin, 1975: 171 s., 191, 219).En los actos de habla se ve claramente este sentido original de causa, según el cual, no siempre nuestras excusas son aceptables. Hay una dimensión de lo que decimos que técnicamente se llama acto perlocucionario que consiste precisamente en las consecuencias que se siguen de lo que nos decimos unos a otros. El «yo» que realiza la acción de decir algo entra inevitablemente en escena. Siempre podemos preguntar quién ha dicho o quién ha hecho algo y la respuesta en nuestras lenguas cercanas siempre es el «yo» agente quien se da cuenta de su responsabilidad y a quien se la pedimos (Austin, 1971).Todavía más, hay otra dimensión en los actos de habla que muestra la fuerte ligazón que tenemos unos seres humanos con otros, los sólidos fuertes lazos que nos unen a unos y unas con otras y otros. A esta dimensión se la llama técnicamente la fuerza eleccionaria o dimensión performativa de lo que nos decimos unos a otros. Decir es hacer y, cuando decimos algo, lo que importa es qué nos hacemos unos seres humanos a otros, a qué nos comprometemos al decir lo que decimos. No sólo interesa la significación de lo que decimos sino con qué fuerza lo decimos: ¿es una promesa, una amenaza, una advertencia, un enunciado?La fuerza o acto ilocucionario de lo hacemos al hablar nos liga sólidamente con nuestros interlocutores por medio de los llamados efectos ilocucionarios. Para que se produzca la comunicación se tiene que dar uno de los efectos ilocucionarios llamados de aprehensión o comprensión por parte del oyente de las intenciones y convenciones que seguimos cuando decimos lo que decimos. Si digo que prometo me comprometo a cumplir.El oyente que comprende que lo que acabo de decir es una promesa y no, por ejemplo,una advertencia, tiene todo el derecho del mundo a exigirme que cumpla. El efecto decomprensión se da cuando el oyente comprende la fuerza con la que he dicho lo que he Las técnicas adversariales Página 11 de 15

dicho. La fuerza y los efectos ilocucionarios explicitan el fenómeno de la fuerte ligazón sólida que tenemos los seres humanos y que se muestra cuando nos comunicamos.A este fenómeno de sólida ligazón entre seres humanos que se comunican, propongo llamarlo solidaridad comunicativa o pragmática. Pragmática, porque se da en la práctica de la comunicación. Quiere decir que los seres humanos, cuando nos comunicamos y hacemos que la comprensión sea posible, mostramos la sólida unión, la solidaridad que nos liga a unos seres humanos con otros y que hace posible la comunicación. De ahí que se alabe a las personas que «tienen palabra» y que exijamos que se cumpla la «palabra dada». En este sentido la solidaridad se muestra como originaria a las relaciones humanas cuando hay comunicación. La solidaridad no es algo añadido porque somos buenos, tenemos buenos sentimientos, somos muy religiosos o muy humanitarios. La solidaridad es intrínseca a las relaciones humanas de comunicación. La violencia comienza con la ruptura de esa solidaridad comunicativa, con la falsedad y la insinceridad de quien habla

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que no asume la responsabilidad de lo que hace y dice, que no responde por lo que hace y dice. Ser responsable es responder por lo que se hace y se dice. La violencia también es la desatención de quien escucha, la falta de cuidado frente al que habla, desoír lo que se dice, romper la relación establecida por el efecto ilocucionario de comprensión.En definitiva, la violencia comienza cuando evitamos la actitud performativa que es la actitud que asume los compromisos de lo que nos decimos y nos hacemos unos a otros. La violencia comienza con la falta de reconocimiento de unos y unas a otras y otros como seres competentes para comunicarnos. Creo que la mediación tiene que tener en cuenta el incremento de la violencia en los conflictos por falta de reconocimiento de unos seres humanos a otros como interlocutores válidos, por falta de comunicación, por falta de comprensión de la fuerza ilocucionaria con que nos decimos las cosas, por abandono de la actitud performativa que nos compromete y responsabiliza por lo que nos decimos y nos hacemos. La solidaridad no se crea sino que se reconstruye cuando reconstruimos lo que nos podemos pedir unos y unas a otros y otras, cuando reconstruimos la normatividad de cómo podríamos hacernos las cosas.Desde la fenomenología de la experiencia moral cotidiana, y teniendo en cuenta las características de la actitud performativa (Habermas, 1985: 61-68; Strawson, 1995), podemos transformar los conflictos reconstruyendo lo que nos podríamos hacer unos seres humanos a otros desde tres perspectivas: la de cómo me siento por lo que me hacen a mí, la de la indignación que siento por lo que una segunda persona hace a una tercera y desde laLas técnicas adversariales Página 12 de 15

perspectiva de cómo me siento por lo que yo hago. Creo que son tres buenas perspectivas para la mediación.Las tres perspectivas están interconectadas por una suerte de conexión humana, más que por algún tipo de relación lógica. Si fuera un santo, quizá sólo me preocuparía por lo que yo hago, y por lo que unas personas hacen a otras. Si fuera un egoísta absoluto sólo me preocuparía por lo que me hacen a mí. Pero soy humano con mi formación masculina, blanca, del Norte y soy del «montón». Por consiguiente, hay como una interdependencia entre las tres perspectivas de manera que, es cierto que muchas veces me preocupa lo que me hacen a mí, pero también me siento indignado por lo que unas personas pueden hacer a otras y me siento responsable de lo que yo mismo hago a los otros.Así, desde las tres perspectivas podemos explicitar las normas, la normatividad de lo que podríamos pedirnos unos a otros, a partir de las expectativas que unas personas generamos sobre otras cuando nos interrelacionamos. Necesitamos educarnos en esta capacidad para adoptar las tres perspectivas, debemos recuperar nuestra capacidad de indignación, mediar para que otros la recuperen, así como recuperar la asertividad y ayudar a recuperarla por lo que se nos hace a nosotros mismos, y la responsabilidad por lo que nosotros podemos hacer.Podemos mediar para la reconstrucción normativa de cuándo ser asertivos, cuándo sentir indignación o cuando asumir responsabilidad. Evidentemente

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tanto la transformación como la mediación de los conflictos desde estas tres perspectivas supone el reconocimiento de la capacidad, el poder, la competencia, de los seres humanos para adoptar las tres perspectivas desde la actitud performativa. No reconocer esas capacidades y esas competencias, es excluir a los seres humanos de lo que consideramos los límites de nuestra comunidad moral. Esta es la actitud cuando decimos que somos «objetivos». La objetividad nos distancia del compromiso performativo con las otras personas.No reconocer las capacidades o poderes de las otras personas, es no considerar a algunos seres humanos capaces de tener aquella oscura metafísica moral, las intuiciones morales que hacen que actuemos moralmente y nos pidamos unos a otros actuar moralmente. De ahí la necesidad de la interacción entre el reconocimiento y el empoderamiento, de recuperar la asertividad para ser tenidos en cuenta como seres humanos y poder actuar como tales.La reconstrucción normativa de la fenomenología de la experiencia moral tambiénpuede hacernos reflexionar sobre las formas de reconocimiento (Honneth, 1992; 1997a; Las técnicas adversariales Página 13 de 15

1997b). En este caso la mediación podría partir de experiencias en las que las partes en conflicto sienten alguna forma de desprecio, piensan que no ha sido tenida en cuenta su dignidad, se sienten ofendidas. En la tradición de Kant podríamos decir que las personas piensan que se ha atentado contra su dignidad cuando se les ha faltado al respeto. «Respeto» etimológicamente tiene que ver con spectare con mirar, considerar. Por eso podemos faltar al respeto, o podemos ser desconsiderados.En el sentido de Kant atentaríamos contra la dignidad de un ser humano cuando no lo consideramos como «fin en sí mismo», sino como «medio» para conseguir otra cosa. Tendría un sentido de reconocimiento moral, reconociendo a los seres humanos como sujetos capaces de intuiciones morales. Tendría, incluso, un sentido de reconocimiento jurídico de los seres humanos como sujetos de derechos.Sin embargo, Honneth amplía el estudio del reconocimiento inspirado en una propuesta de Hegel de tres formas de reconocimiento a partir de tres formas de menosprecio. Esta reflexión es importante para la mediación porque parte de la tesis que hemos estado manteniendo que los conflictos humanos y su transformación pueden tener una dimensión creativa para las relaciones humanas. Ciertamente en nuestra tradición occidental el reconocimiento se ha basado muchas veces en el reconocimiento exigido por los que tenían algún tipo de privilegio o jerarquía.Sin embargo, a partir de Hegel, interpretamos que el reconocimiento de la dignidad de las personas excluidas o marginadas no se consigue por graciosa donación de los privilegiados sino en las luchas por el reconocimiento que se producen en los movimientos sociales. Las rebeliones de los esclavos, la revolución del proletariado, las demandas de los movimientos feministas, indigenistas, étnicos, constituyen luchas por el reconocimiento en el marco de una concepción creativa del conflicto en la

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que podemos aprender a transformarlos en formas no violentas.El primer tipo de menosprecio es atentar contra la integridad física de la persona. Refiere a aquellas formas de malos tratos prácticos en los cuales una persona es privada por la fuerza de toda oportunidad a disponer libremente de su propio cuerpo. Es la degradación más fundamental, no sólo por el mismo daño físico, sino por la alteración de la propia identidad que se configura desde el dominio sobre el propio cuerpo. La tortura o la violación como tortura además de dolor físico producen el sentimiento de estar a merced de otro hasta el punto de estar privados de todo sentido de realidad. En este sentido la persona agraviada en su identidad corporal pierde la confianza en sí misma. La alternativa queLas técnicas adversariales Página 14 de 15

supone la recuperación de la autoconfianza perdida se basa en las relaciones primarias de amor y amistad. Aquí creo que son fundamentales las éticas feministas del cuidado. La mediación en este caso tiene que colaborar en la recuperación emocional de las partes, pues el menosprecio muestra su necesidad de afecto en las que la valoración del propio cuerpo juega un papel fundamental, incluso en la constitución de la propia identidad personal.El segundo tipo de desprecio es el que estaría ligado al sentido kantiano de falta de respeto como desposesión de derechos y exclusión de la comunidad jurídica. Aquí las propias partes que se sienten excluidas, no sólo no tienen confianza en ellas mismas, sino que pierden el respecto a sí mismas al considerase excluidas de la comunidad de reconocimiento jurídico y moral. Es así como se crea un argot en el que los que se consideran «un tío o una tía legal» son los que son como ellos y no los «otros» que «disfrutamos» de los derechos formales con pretensión de reconocimiento universal. El papel de la mediación en este caso, más que de recuperación afectiva, es de reafirmación cognitiva de los derechos para todos los seres humanos. La alternativa es el reconocimiento de todos los seres humanos como sujetos morales y de derechos.La tercera forma de menosprecio es cuando una determinada forma de vida se considera indigna y se «hieren» los sentimientos de formas de vida diferentes, porque a uno se lo considera «gitano» o «latinoamericano», «cristiano» o «musulmán». Va contra los valores sociales individuales o de un grupo porque se considera degradado, inferior, con menor honor, estatus, etc. Produce una pérdida de estima de los propios valores. Así, es mejor usar la lengua de los colonizadores que mi lengua vernácula, o vestir como ellos, etc. La alternativa es la solidaridad del grupo y con las diferentes formas de vida. Tiene elemento emocional y cognitivo. La mediación ha de hacer que las partes recuperen los conocimientos y la simpatía por la singularidad e irreemplazabilidad de los proyectos de vida personales y colectivos de los otros.Estas son las aportaciones que podría realizar desde la reflexión filosófica, para una mejor comprensión de la interrelación entre la mediación y el reconocimiento en el marco de una concepción de la transformación de los conflictos. (Martínez, 1999)

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Módulo – Métodos y técnicas de resolución de conflictos Unidad 4 –Formas de intervención en la resolución de conflictos Tema 2Las técnicas no adversariales o técnicas alternativas de resolución de conflictosLos Mecanismos Alternativos de Solución de Conflictos son formas pacíficas que pueden utilizar los ciudadanos para solucionar sus conflictos distintos a la justicia ordinaria (acudir a los jueces o a los fiscales). Por lo tanto, los ciudadanos pueden acudir a los Mecanismos Alternativos de Solución de Conflictos (M.A.S.C.) para solucionar sus conflictos sin tener que acudir a los procesos judiciales tradicionales.Existen muchas definiciones de conflicto y muchos autores que lo han estudiado a profundidad. La definición que considero más apropiada de conflicto en la actualidad, es la que expone Remo F. Entelman: “El conflicto es una especie o clase de relación social en que hay objetivos de distintos miembros de la relación que son incompatibles entre sí”. (Etelman, 2005, pág. 49)Hoy en día se considera que los conflictos no son algo negativo, no destruyen en sí mismos las relaciones entre las personas, lo que puede resultar negativo y desgastar las relaciones entre las personas es su desconocimiento y tratarlos de resolver de manera violenta. El conflicto es al contrario una oportunidad de crecimiento, de mejoramiento, si se sabe gestionar y mejor aún si es gestionado por un operador del mismo.Me refiero a formas pacíficas, debido a que pueden existir formas violentas de solucionar los conflictos, diferentes a los Mecanismos Alternativos de Solución de Conflictos y a la justicia ordinaria. Algunos autores consideran que los mecanismos alternativos de solución de conflictos son métodos no-adversariales para solucionar conflictos, considerando los métodos adversariales como los que requieren que las partes resuelvan en conflicto con base a lo establecido en las leyes, reglamentos y otras disposiciones jurídicas.¿Cuáles son las clases de mecanismos de solución de conflictos?Las técnicas no adversariales o técnicas alternativas de resolución de conflictos Página 1 de 6Varios autores en el mundo consideran que existe una clasificación de mecanismos de respuesta al conflicto, denominados autocompositivos y heterocompositivos. Los mecanismos autocompositivos son aquellos en los que las personas deciden sobre cuál será la decisión que le darán a su propio conflicto. Los mecanismos heterocompositivos son aquellos en los que las personas permiten que un tercero decida sobra la forma de solucionar sus conflictos.El segundo grupo, denominado de heterocomposición, compuesto por aquellos medios en los cuales las partes enfrentadas someten la solución de sus conflictos a terceros que se encargan de resolverlos independientemente de la autonomía de la voluntad de las partes. En este segundo grupo se ubican tanto los mecanismos de justicia formal como el arbitraje.Los mecanismos heterocompositivos también se conocen como métodos de solución impuesta, definidos como aquellos en que un tercero, ajeno a las partes, decide sobre la resolución del conflicto y las partes deben ajustarse a

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la decisión.En Colombia los mecanismos autocompositivos son: la transacción o arreglo directo, la conciliación y la mediación. Y los mecanismos heterocompositivos son: el arbitraje, la amigable composición, la justicia de paz y la justicia formal u ordinaria.¿Qué es la conciliación?La Conciliación es un mecanismo alternativo de solución de conflictos, de carácter autocompositivo, mediante el cual dos o más personas tratan de solucionar sus conflictos o diferencias con la ayuda de un tercero, que debe ser ajeno al conflicto, que se denomina conciliador. Es un mecanismo alternativo debido a que es diferente a la justicia formal u ordinaria. Es de carácter autocompositivo porque son las mimas partes las que deciden qué solución le darán a su conflicto, a pesar de que exista la intervención de un tercero.¿Qué es la mediación?La mediación es un mecanismo alternativo de solución de conflictos, mediante el cual un tercero imparcial y neutral, denominado mediador, ayuda a una o varias partes en conflicto y facilita la comunicación entre ellas, para que ellas voluntariamente puedan alcanzar su propia solución al conflicto.Según Christopher Moore: Las técnicas no adversariales o técnicas alternativas de resolución de conflictos Página 2 de 6

“La mediación es la intervención en una disputa o negociación de un tercero aceptable, imparcial y neutral que carece de un poder autorizado de decisión para ayudar a las partes en disputa a alcanzar voluntariamente su propio arreglo mutuamente aceptable.” (Moore, 2006, pág. 36)Establece además que en la mediación el mediador facilita la comunicación entre las partes, pero no interviene de forma activa.También se puede definir como:“...una negociación cooperativa, asistida por un tercero neutral, profesional especializado en técnicas de negociación. La mediación no tiene poder de resolución sobre el fondo de la disputa”. (Moore, 2006, pág. 35).Algunos autores establecen diferencias conceptuales entre mediación y conciliación. Para algunos la diferencia básica entre mediación y conciliación radica en que en la conciliación el conciliador tiene dentro de sus funciones, la de proponer fórmulas de arreglo, en cambio, el mediador sólo orienta a las partes, para que las partes superen sus problemas de comunicación, pero sin proponer fórmulas de acuerdo o inducir a las partes a una determinada solución.Para algunos autores, es todo lo contrario, el conciliador no propone alternativas o fórmulas para la solución del conflicto. Dichos autores se basan en el significado etimológico de las palabras: la palabra conciliación se deriva de conciliare, que significa acercar o unir en pensamiento, mientras la palabra mediación, proviene de la expresión mediare, que se refiere a ocupar una posición intermedia.Según lo anterior, no podemos decir que existe una base sólida para hacer una distinción fundamental entre mediación y conciliación. Adicionalmente en el ejercicio de la mediación y conciliación, el mediador y el conciliador, a

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veces, encuentran la necesidad de proponer fórmulas de acuerdo, debido a que las partes no tienen o no quieren proponer sus propias fórmulas para solucionar el conflicto, o por el contrario el conciliador no propone fórmulas de acuerdo porque se acoge a la decisión a la que quieren llegar las propias partes. Adicionalmente, la actividad del facilitador, ya sea mediador o conciliador, varía de acuerdo a los valores o tradiciones de las distintas culturas o de acuerdo con las necesidades requeridas por las partes.Las técnicas no adversariales o técnicas alternativas de resolución de conflictos Página 3 de 6

Además, debemos recordar que la tendencia actual es hablar de operador de conflicto, que debe ser una persona capaz de actuar como mediador, conciliador, negociador, hacedor de paz o propiamente abogado, según las necesidades de las partes para resolver el conflicto.Como referencia de los principales modelos de Mediación en el mundo podemos mencionar el Modelo Tradicional: basado en la escuela de Negociación de Harvard, no es un modelo como tal, sólo se basa en algunas fórmulas que fueron concebidas para la negociación en la escuela de Harvard (Vinyamata, 2002, pág. 23). Ideado como una negociación asistida que tiene como objetivo llegar a un acuerdo. La comunicación es vista como una acción lineal, el conflicto tiene como causa el desacuerdo, no considera como un factor importante el contexto en el que se desarrolla el conflicto, no considera el factor relacional. Busca que las partes hagan una catarsis, el mediador permanece neutral, imparcial y equidistante. Su meta es llegar a un acuerdo entre las partes y disminuir las diferencias entre las personas. Por lo tanto la función del mediador es restablecer la comunicación entre las partes y orientar a las mismas en el proceso.El Modelo Transformativo, (Vinyamata, 2002, págs. 23-24) es un modelo establecido por Robert Baruch Bush y Joseph Folger, plasmado principalmente en su libro “La promesa de la mediación”, se centra en el paradigma de la transformación de las relaciones humanas, por lo tanto se centra en lo relacional, no busca sólo el acuerdo, sino este debe surgir de la transformación de la relación entre las partes. Se basa conceptualmente en el enfoque de la transformación que tiene como base la revalorización, que es el valor que busca cada individuo de sí mismo y de su conflicto, y el reconocimiento, que consiste en valorar al otro, o ponerse en el papel del otro.Diferentes académicos han contribuido a la evolución de la teoría de la transformación de conflictos, Johan Galtung, Adam Curle, John Paul Lederach, Christopher Mitchell, Cordula Reimann y Hugh Miall, mencionando que:“...la transformación del conflicto es una forma de visualizar y responder al ir y venir de los conflictos sociales como oportunidades que nos da la vida para crear procesos de cambio constructivo que reduzcan la violencia e incrementen la justicia en la interacción directa y en las estructuras sociales, y respondan a los problemas de la vida real en las relaciones humanas”. (Redorta, 2007, pág. 63)Las técnicas no adversariales o técnicas alternativas de resolución de conflictos Página 4 de 6

Modelo Circular Narrativo de Sara Cobb: (Vinyamata, 2002, págs. 23-25) Se denomina circular narrativo al considerar la causalidad y la comunicación como procesos de una dinámica circular. Este modelo

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establece que las partes llegan a la mediación con una historia construida y lo que se busca es desestabilizar las historias de las partes para construir una nueva historia alternativa, para así, finalmente, lograr un acuerdo. Recoge elementos de: la Teoría de la Comunicación, la Terapia Familiar Sistémica, la Teoría del Observador, la Teoría Postmoderna del Significado, entre otras.Modelo estratégico de mediación de Rubén Alberto Calcaterra:

(Calcaterra, 2010) Sostiene que la mediación es, esencialmente, un proceso formal que trasciende el contenido del conflicto que se pretende resolver. Altamente estructurado en etapas, estadios y pasajes, está movilizado por tres grandes objetivos: la deconstrucción el conflicto, la reconstrucción de la relación y la co-construcción de la solución. Concibe el conflicto como un fenómeno social que, como tal, comprende varias realidades, lo que fundamenta mantener un foco permanente en los patrones de interacción, trabajar a partir de las narrativas de las partes e incluir al mediador en el sistema mismo que conforma con ellas. Es un modelo que busca ser capaz de operar en contextos de incertidumbre.Modelo Sistémico Cibernético: Desde el punto de vista sistémico, el proceso de mediación configura un sistema. Por otra parte, la cibernética se ocupa de del estudio del mando, del control y de las regulaciones de los sistemas, y sus conceptos son útiles para entender el funcionamiento de los sistemas complejos, como la mediación. Desde el ángulo cibernético el proceso de mediación se encuentra sometido a retroalimentaciones positivas o negativas del medio ambiente y también posee sus propias retroalimentaciones internas, posee variedad interna, posee controles que regulan las interrelaciones entre sus elementos y posee sus propias regulaciones y reservas, que le dan autonomía frente al entorno. Considera que sería útil construir modelos sistémico-cibernéticos de los diversos procesos de mediación, lo que implicaría la creación de instrumentos para estudiarlos más precisa y eficientemente a efectos de que resulte cada vez más una eficaz técnica para la resolución de los conflictos sociales.Las técnicas no adversariales o técnicas alternativas de resolución de conflictos Página 5 de 6

Modelo Apreciativo de mediación, positivización del conflicto o conflicto positivo: El mediador debería poder apreciar, ser capaz de percibir, de descubrir lo positivo tanto de la personas, como de las situaciones no conflictivas y constructivas que las partes han vivido. Según el autor Oscar Daniel Franco Conforti: (Franco Conforti, 2008)“La mediación apreciativa es una metodología de trabajo que propone la exploración, un camino sin recorrer que como tal es tomada por algunos autores como una herramienta para buscar, recuperar, recrear o crear “armonía” (Dicc. RAE: conveniente proporción y correspondencia de unas cosas con otras.) entre los mediados; en lo personal el vocablo “armonía” (que vengo estudiándolo y analizándolo desde hace ya un largo tiempo) no me termina de sentar bien; creo que es más adecuada la palabra “ecuanimidad” (Dicc. RAE: igualdad y constancia de ánimo, imparcialidad de juicio); en la exploración que propone ésta metodología de trabajo, me persuade más la idea de que tanto el mediador como los mediados, buscamos ser ecuánimes entre nuestro corazón y nuestra mente .”

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Orígenes de la conciliación o la mediaciónLa conciliación o mediación como alternativa para resolver conflictos no es nueva. La existencia del tercero como parte o neutral es tan antiguo como la existencia de los seres humanos sobre la tierra. Los autores Jay Folberg y Alison Taylor nos llevan a que las investigaciones históricas sobre la institucionalización de la mediación nos llevan hasta el antiguo Japón, donde la conciliación y la mediación tienen una historia en la ley y las costumbres, donde se consideraba al líder de la población como la persona apta para resolver los conflictos. Antes de la Segunda Guerra Mundial los tribunales japoneses manejaban disposiciones legales para la conciliación.En China la referencia que se tiene es una frase de Confucio que decía: “...la resolución óptima de una desavenencia se logra a través de la persuasión moral y el acuerdo, y no bajo coacción”. En África se reunía una asamblea o junta de vecinos como mecanismo informal para la resolución de conflictos. Además, siempre se observa en la historia que los jefes de familias patriarcales o matriarcales han utilizado sus modelos y sabiduría para ayudar a sus miembros a resolver conflictos. William Ury (Ury, 2005), se refiere a cómo los Bosquimanos en el desierto de Kalahari, manejaban históricamente los conflictos.

Módulo – Métodos y técnicas de resolución de conflictos Unidad 4 –Formas de intervención en la resolución de conflictos Tema 3Niveles de intervención en la resolución no violenta de conflictosProceso de intervención.Aunque todo este proceso de intervención nos parece irreprochable, digno de ser seguido por otros profesionales, resulta que a menudo el profesorado pide la colaboración de un experto o se aventura a intervenir ante situaciones conflictivas, sin disponer de una situación objetiva y, en definitiva, sin haber efectuado un diagnóstico. Además, tiende a emplear medidas sancionadoras, a veces extremas, que sólo sirven para marginar aún más a los sancionados. Para poder intervenir se requiere de los siguientes puntos (Ury, Alcanzar la paz, 2005): Se debe detectar el problema generado por el conflicto. Hacer un diagnóstico exhaustivo del problema. Formulando correctamente laspreguntas: 1. ¿Cuáles son los comportamientos o las conductas más habituales que sonmotivo de conflicto? 2. ¿Qué tipo de conflictos fueron los más graves? 3.

¿Quiénes fueron los agentes causantes de esa situación? 4. ¿En qué momentos se producen, en qué lugares, en presencia de quién? 5. ¿Qué antecedentes presentaban? 6. ¿Quién intervino en primer lugar y qué proceso sugirió? 7. ¿Qué actuaciones se llevaron a cabo: medidas seguimiento, corrección..? 8. ¿Qué evolución ha tenido? 9. ¿Qué tipo de repercusión tuvo ese conflicto en los demás? La intervención debe ser concreta sobre los protagonistas del conflicto, sobre los afectados, sobre los posibles espectadores, y desde luego sobre las

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causas últimas que haya generado ese conflicto para evitar que se reproduzca continuamente.Niveles de intervención en la resolución no violenta de conflictosPágina 1 de 17Esto se logra mediante la observación sistemática y el registro de los aspectos más significativos. Cuanto más organizado se tenga el registro más fácil será y menos tiempo se le dedicará. Detectando el problema se puede constatar un tratamiento adecuado de reintegración social.Otras formas de intervención para transformar los conflictos en oportunidades- Diagnóstico de los esquemas violentos y transformarlos - Podemos ponernos del lado del más débil, seríamos un tercer lado equilibrador,ya que las fuerzas se igualan.- Mantener abierta la comunicación con respeto- Hacer ver que todos pierden con la guerra, retirando armas es como se impide el uso de éstas.- Siendo autoridad cuando se tiene cierto poder - Llevar a las partes a la mesa de negociaciones - Reemplazar el conflicto destructivo - Promover la justicia- Respaldar la acción no violenta - Crear el clima adecuado - Escuchar y reconocer -Alentar las disculpas- Si se es testigo prestar atención a la escalada - Patrullar y hablar -

Solicitar ayuda pronta si no es suficiente la propia - Fortalecer defensas de un modo no ofensivo - Proponer o imponer la paz - Establecer reglas para la lucha limpia - Desactivar la violencia antes de que estalle - InterponerseNiveles de intervención en la resolución no violenta de conflictosPágina 2 de 17

- Contener la pelea - Buscar siempre la solución en la paz.Como árbitro si no es adecuado el mediador, ya que éste solo sugiere, pero el juez o árbitro más bien determina o decide, aquí en este caso además de la paz, la meta es lograr la justicia. Se hacen alianzas ganadoras (Ury, Alcanzar la paz, 2005, pág. 111).- Se habla y se solicita ayuda pronta, allegando a los amigos y familiares de las dos partes en disputa. Así se fortalece el tercer lado, por medio del cual podemos salvar relaciones y vidas ahora mismo, asumiendo ser el tercer lado.Ron Fisher nos comenta a esto (Fisher, 2001):Aunque existen múltiples definiciones de la mediación disponibles en la bibliografía científica, todas se apoyan en un meollo de rasgos comunes.En resumen, generalmente se percibe la mediación como la intervención de un intermediario experto e imparcial que se esfuerza por facilitar un acuerdo negociado mutuamente aceptable en torno a los temas de fondo de la disputa entre las partes. Como tal, la mediación es principalmente un enfoque pacífico, no coercitivo y no vinculante de la gestión de conflictos, en la cual participan libremente las partes involucradas, las cuales mantienen, al mismo tiempo, el control sobre los elementos substanciales del acuerdo. Por consiguiente, la mediación es fundamentalmente un método centrado en

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tareas, y que pretende resolver los problemas compartidos por las partes. Además, en general, la mediación no está directamente interesada en el carácter de las relaciones sociales entre las partes. La mediación puede aplicarse a disputas entre dos partes en su dimensión bilateral, pero también puede englobar a varias partes cuando se trata de asistir en negociaciones multilaterales. La mayor complejidad y dificultad de este tipo de intervenciones multilaterales sólo muy recientemente han sido objeto de atención teórica y empírica en el terreno de la mediación.Dado que el conflicto social es una faceta omnipresente de la experiencia humana, no es sorprendente que la mediación aparezca en todos los niveles del funcionamiento social y, al parecer, en todo tipo de sociedad, pasada o actual. Según Christopher Moore (1996), en su completo pero conciso estudio de la historia de la mediación, esta forma de intervención de terceras partes ha sido empleada en casi todas las culturas de todas las regiones delNiveles de intervención en la resolución no violenta de conflictosPágina 3 de 17

mundo, y en todas las etapas de la historia conocida. Tantos líderes religiosos como los ancianos de la comunidad y, a veces, intermediarios especiales, han desempeñado la tarea de mediador en sus esfuerzos para tratar las disputas potencialmente destructoras de sus respectivos grupos. Actualmente, la práctica de mediación en las sociedades seculares occidentales ha ido proliferando y se aplica en la esfera interpersonal, desde el divorcio hasta litigios sobre custodia de hijos de parejas que se separan, hasta asuntos de quejas y problemas laborales, riñas en el patio de recreación, litigios entre propietarios e inquilinos, reclamaciones de consumidores, o luchas empresariales entre ejecutivos.A escala intergrupal, la mediación entre sindicatos y patronal tiene una larga trayectoria institucional, mientras que la intervención de terceras partes a nivel comunitario, en disputas raciales o de vecindario es, en cambio, un fenómeno más reciente. Otro ámbito de creciente interés para la teoría y la práctica de la mediación es la intervención en disputas entre diversas partes acerca de temas medioambientales, reglamentarios y políticos. La resolución alternativa de disputas funciona paralelamente a los tribunales, intentando mediar en casos delictivos y legales a través de programas tales como la reconciliación entre víctimas y delincuentes. La motivación de todas estas iniciativas es reemplazar, o complementar, los tradicionales métodos de gestión de conflictos, proponiendo enfoques que exigen algún tipo de resolución mancomunada de problemas por parte de los adversarios.La mediación en las relaciones internacionales también cuenta con una larga historia y, simultáneamente con el desarrollo del sistema de estados-nación, se emplea cada vez más.Los diplomáticos ya consideran que la mediación forma parte de sus labores tradicionales; algunas de las primeras obras sobre la mediación son apasionantes testimonios de sus experiencias y de su sabiduría personal. En este ámbito, la mediación internacional suele ser realizada por un representante oficial de un estado, de una organización regional o de las Naciones Unidas. Por otra parte, las intervenciones informales de personalidades reconocidas y de intermediarios religiosos son cada vez más

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importantes en la mediación internacional. La labor que realiza actualmente el ex Presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, así como la discreta diplomacia no oficial de los Cuáqueros, son ejemplos ilustrativos.La práctica de mediación internacional en el terreno político es cada vez más complementada por las actividades de intermediación de numerosos protagonistas del nivel medio y de base de las sociedades aquejadas por conflictos violentos. Aunque sus esfuerzos no están bien documentados, es indudable que, entre otros, los funcionarios medios, elNiveles de intervención en la resolución no violenta de conflictosPágina 4 de 17

personal de organizaciones no gubernamentales y los oficiales militares encargados de misiones de mantenimiento de la paz, participan en una amplia gama de actuaciones intermediarias. Operando en zonas de guerra, en áreas en plena reconstrucción o experimentando otras formas de transformación social, esos individuos aprovechan su papel institucional para impulsar la cooperación y la resolución conjunta de problemas entre los representantes de las facciones antagonistas que continúan estimándose enemigas.Además de negociar los abundantes trámites necesarios para llevar adelante su misión o lograr sus cometidos organizativos, dichos individuos deben, a menudo, mediar entre distintas partes para poder cumplir su propio mandato, sea el mantenimiento de un alto el fuego, el suministro de ayuda humanitaria a personas desplazadas, o la administración de atención médica a grupos vulnerables de la población. Las manifestaciones actuales del conflicto étnico-político, así como la respuesta de la comunidad internacional, han planteado nuevos retos para la teoría y la práctica de la mediación como tipo de intervención de terceras partes.Las terceras partes deben reflexionar atentamente sobre quiénes son y qué atributos e intereses específicos aportan a la situación de negociación tripartita. Los mediadores se caracterizan por no tener la misma identidad que una u otra parte, por no tener un interés directo en la disputa. Pero esto no significa que los mediadores sean desinteresados o que carezcan de cualquier tipo de interés tangible cuando abordan el ámbito del conflicto. Por ejemplo, los estados suelen participar en la mediación de conflictos de otras partes para reforzar su propia seguridad o sus intereses económicos, para mantener o aumentar su esfera de influencia, o para salvaguardar una alianza. Los motivos de una mediación son diferentes y, por tanto, no deben darse por supuestos. Los motivos operan tanto a escala individual y a escala institucional. En todo caso, el mediador obtiene un beneficio del papel que desempeña, sea a través del proceso o en los resultados.Cuando se estudia el extenso inventario de situaciones sociales en las cuales la mediación es capaz de intervenir, queda claro que la identidad del mediador puede variar considerablemente tanto en relación con las partes como con el contexto. Christopher Moore (1996) expone una útil taxonomía de dicha variedad basada en la identificación de tres tipos de mediador.i) Los mediadores de redes sociales están vinculados a los contrincantes mediante una continua red de conexiones, lo cual frecuentemente significa que tienen una cierta obligación de impulsar y mantener relaciones armoniosas. Por ejemplo, losNiveles de intervención en la resolución no violenta de conflictosPágina 5 de 17

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ancianos patriarcas, personalidades religiosas, colegas de negocios, amigospersonales. ii) Los mediadores oficialmente autorizados tienen una relación formal con laspartes y cierto grado de poder sobre ellas (aunque no recurran a él para determinar el resultado). Por ejemplo, gerentes empresariales, supervisores de organizaciones, funcionarios de agencias, representantes de las potencias de la comunidad internacional.iii) Los mediadores independientes forman parte de tradiciones de servicios profesionales que ofrecen consultoría objetiva a las partes en disputa; por ejemplo, mediadores entre patronal y trabajadores, mediadores en temas familiares, terceras partes en complejos litigios medio-ambientales. Aunque estos tres tipos de mediador tienen ciertos atributos y competencias comunes, también necesitan pericias específicas para su ámbito concreto de operación.En lo tocante a las motivaciones de las partes que entran en el proceso de mediación, en general se supone que lo hacen porque desean resolver el conflicto y que se sienten frustrados (cuando no en un punto muerto) con sus propios esfuerzos unilaterales o bilaterales. Desafortunadamente, los observadores no pueden simplemente dar por supuesto motivos tan constructivos; las partes también suelen tener otras razones. Frecuentemente, por ejemplo, les es difícil rehusar la invitación de un mediador poderoso; un rechazo podría afectar negativamente la credibilidad o imagen de la parte en cuestión.Las partes pueden aceptar la mediación para ganar tiempo mientras que desarrollan nuevas posibilidades para poner en obra estrategias alternativas, o simplemente intentan manipular la mediación para impulsar sus intereses unilaterales, sin tener la más mínima intención de llegar a un compromiso o resolver problemas mancomunadamente. En consecuencia, una de las primeras (y constantes) tareas del mediador es la correcta evaluación de los motivos de las partes así como de la autenticidad de su deseo de alcanzar un acuerdo mutuamente aceptable.Cualidades y competenciasUna cualidad fundamental, estrechamente ligada a su identidad, es la imparcialidad del mediador. Este atributo se manifiesta en las actitudes y conductas del mediador hacia lasNiveles de intervención en la resolución no violenta de conflictosPágina 6 de 17

partes en el proceso de mediación. Más adelante se discute en detalle el tema de la imparcialidad o parcialidad de las terceras partes. Por el momento cabe indicar que casi siempre se espera una cierta imparcialidad por parte del mediador, es decir, que no favorezca a una u otra parte y que sea neutro de cara a los resultados que puedan emerger conjuntamente. La identidad del mediador debe suscitar confianza en las partes.Efectivamente, a menudo dicha tercera parte mediadora es el único depositario de confianza entre antagonistas que inicialmente sólo albergan sospechas mutuas. Además de estos atributos fundamentales, las terceras partes requieren las pericias y conocimientos necesarios para cumplir con su tarea. Esto significa, en el caso de la mediación, entender plenamente a las partes, así como los temas de fondo que las dividen y el proceso de

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negociación como tal, amén del sistema circundante en el cual se imbrica. En consecuencia, la competencia mediadora depende ante todo de la real capacidad de facilitación del proceso negociador. La lista de las necesarias pericias comportamentales y tácticas es sumamente extensa y no suele ser asunto consensuado. Las sugerencias para la lista incluyen la escucha comprensiva, el manejo de la información, la habilidad para redactar borradores rápidamente y, finalmente, el sentido del humor. Mientras que la comunicación y la formalización son elementos constitutivos del enfoque tradicional, imparcial y básicamente altruista de la mediación, cualquier indicio de manipulación puede plantear interrogantes sobre el poderío y sesgo del mediador, asuntos que se discuten posteriormente en más detalle. En general, el mediador necesita todas las competencias indispensables para hacer avanzar a las partes por el camino de la negociación, desde los contactos iniciales y la fase de pre-negociación, hasta la definición de los temas y la identificación de intereses, desde barajar alternativas hasta intercambiar preferencias y concesiones, desde integrar alternativas hasta persuadir a las partes a llegar a un acuerdo y, finalmente, ultimar todos los detalles de su aplicación.Evaluación de la eficaciaAunque su eficacia sólo ha sido objeto de estudios científicos recientemente, desde hace siglos la mediación forma parte integral de la práctica de la diplomacia a escala internacional. Y en el ámbito doméstico también han existido formas tradicionales de mediación desde hace mucho tiempo, aunque la atención académica se centra más bien en los nuevos tipos de mediación que han surgido paralelamente a los habituales procedimientos legales de solución de conflictos. Se han realizado coordinados esfuerzos deNiveles de intervención en la resolución no violenta de conflictosPágina 7 de 17

evaluación de estas formas alternativas de resolución de disputas, sobre todo en cuanto a su presunta superioridad de cara a las diligencias utilizadas por los tribunales existentes.Se recurre a una gran cantidad de indicadores para evaluar la eficacia de la mediación en una plétora de situaciones distintas: reconciliación entre víctimas y delincuentes, casos de divorcio, causas de menor cuantía, litigios de vecindario, disputas entre propietarios e inquilinos, controversias medioambientales y de políticas públicas. En cuanto a los resultados se refieren, la proporción de acuerdos obtenidos es un indicador evidente, mientras que las tasas de cumplimiento de dichos acuerdos, así como la satisfacción de los litigantes con ellos, también son elementos importantes. Además, el carácter mismo del acuerdo es de sumo interés puesto que se acostumbra afirmar que la mediación produce un mayor grado de compromiso y un más equitativo reparto de recursos que los procedimientos de adjudicación.Cabe añadir que es igualmente importante apreciar la naturaleza integradora de los acuerdos, es decir, en qué grado se generan resultados que son de tipo "todos ganan" (win- win) en vez de tipo "uno gana, otro pierde" o, incluso, "todos pierden". Kressel y Pruitt subrayan la importancia no sólo de la eficacia sino también de la eficiencia de la mediación. Los indicadores que ilustran este criterio incluyen la rapidez del proceso de

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acuerdo, el coste de los procedimientos empleados, los ahorros obtenidos gracias a no tener que pagar costosos gastos judiciales y otros estipendios legales. Finalmente, Kressel y Pruitt también recalcan que el ambiente posdisputa y la relación a largo plazo entre las partes son aspectos que merecen ser valorados a la hora de evaluar la eficacia global de la mediación.Comentaremos en otra sección el tema de la eficacia de la mediación en el contexto de la intervención de terceras partes.Si bien la mediación es la forma más común de intervención de terceras partes, a menudo es complementada con varios otros métodos, tanto en teoría como en la práctica.En la bibliografía sobre terceras partes se manejan muchos términos tales como la conciliación, misiones investigadoras, buenos oficios, mediación por los pares, arbitraje, facilitación, adjudicación, mediación arbitral, diálogo sobre políticas, construcción del consenso. Y la complejidad, incluso la confusión, del tema aumenta puesto que las terceras partes operan en distintos niveles y en diferentes sectores dentro y entre sociedades. Algunos de estos quehaceres los realizan personas en su calidad oficial, mientras que otros son ejecutados a título más informal. Ciertas intervenciones se sitúan al nivel más elevado detoma de decisión (macro), otras dependen de la influencia ejercida en las zonas medias Niveles de intervención en la resolución no violenta de conflictos Página 8 de 17

(meso) de la sociedad, y otras operan típicamente a nivel comunitario o de base (micro).En el ámbito global, las actividades de terceras partes pueden insertarse en un enfoque más amplio de la diplomacia de vías múltiples. Proponemos una tipología con seis formas de intervención pacífica, aplicable principalmente a escala internacional, pero que también es apropiada para los otros niveles:1. Conciliación: terceras partes de confianza ofrecen un vínculo informal de comunicación entre los antagonistas a fin de identificar los temas candentes, disminuir la tensión e impulsar la interacción directa, normalmente en el marco de una negociación.2. Consulta: terceras partes intentan facilitar la solución creativa de problemas mediante la comunicación y el análisis, empleando sus pericias de relaciones humanas y sus conocimientos social-científicos de la etiología y la dinámica del conflicto.3. Mediación pura: terceras partes intentan facilitar un acuerdo negociado en torno a temas de fondo mediante el uso del razonamiento, la persuasión, el control efectivo de la información y la sugerencia de alternativas.4. Mediación imperativa ("power mediation"): engloba a la mediación pura pero también incluye el ejercicio de presión o coerción por parte del mediador mediante promesas de recompensa o amenazas de castigo, y también puede situar a la tercera parte como supervisora y garante del acuerdo.5. Arbitraje: terceras partes emiten un dictamen vinculante a la luz de los méritos individuales de las posiciones antagonistas, y luego imponen un acuerdo considerado justo y equitativo.

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6. Mantenimiento de la paz: terceras partes suministran personal militar para supervisar un alto el fuego o un acuerdo entre los contrincantes, y también pueden participar en actividades humanitarias en aras de la restauración de la normalidad conjuntamente con personal civil, que podría además ayudar en la gestión de procesos de toma de decisión política.Un enfoque flexible de la intervenciónConscientes de que los métodos de terceras partes pueden emplearse encombinaciones o secuencias distintas, condujo a Loraleigh Keashly , a investigar cómopodían empalmarse más correctamente con los rasgos clave de una situación de conflicto Niveles de intervención en la resolución no violenta de conflictos Página 9 de 17

concreta. Partimos del reconocimiento de que los conflictos son, por su naturaleza, una mezcla de intereses objetivos (por ejemplo, competencia por recursos escasos tales como el territorio) y elementos subjetivos (como percepciones, actitudes, valoración de fines).Somos conscientes que a medida que un conflicto va escalando o intensificándose, los aspectos subjetivos cobran mayor importancia. Así, los individuos o grupos enraizados en un conflicto auténticamente destructor terminan percibiendo dos realidades muy distintas y albergan imágenes extremadamente negativas del antagonista (mientras que conservan sin cuestionamientos una visión positiva de sí mismos).Estos factores suelen dificultar mucho la gestión de los intereses tangibles por parte de mediadores u otros terceros, y obstaculizan sus tentativas de acercar los antagonistas a un acuerdo. Para ayudarles en su labor, hemos desarrollado un modelo flexible de intervención de terceras partes que contempla distintas eventualidades y que recoge el trabajo realizado por otros investigadores en este campo, especialmente, en el ámbito organizativo, por Friedrich Glas (1982) y Hugo Prein (1984). Nuestro modelo propone ajustar la intervención original o inicial de la tercera parte a la fase concreta de escalada del conflicto, es decir, a la combinación específica de factores objetivos y subjetivos. Nuestra conjetura es que, si se estructuran correctamente, las intervenciones originales pueden inicialmente surtir efectos que luego se complementan con otras intervenciones diseñadas para des-escalar el conflicto hasta un punto en que las partes puedan gestionarlo por sí mismas.En primer lugar esbozamos un modelo de escalada de conflictos por etapas, abarcando los distintos elementos objetivos y subjetivos que suelen ser importantes a medida que se intensifica el conflicto, a medida que las partes ejercen acciones cada vez más fuertes y contenciosas, a medida que aumenta la diferencia entre vencer y perder. Continuando el trabajo de otros estudiosos, proponemos un modelo de escalada de cuatro fases: 1) discusión; 2) polarización; 3) segregación; y 4) destrucción.Durante la primera etapa de discusión, las partes generalmente conservan una relación de respeto mutuo y ambas buscan alcanzar beneficios conjuntos en torno a sus intereses objetivos. Pero no están muy decididos a entrar en negociaciones; por consiguiente, la conciliación es la forma apropiada de intervención de terceras partes. Este tipo de intervención

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puede tratar eficazmente divergencias perceptuales y emotivas menores, y empujar a las partes hacia la negociación para abordar sus diferencias. En la segunda etapa, la polarización, las relaciones comienzan a deteriorarse y surgen percepciones negativas (estereotipos) y emociones (hostilidad). En este caso la consulta es el principal tipo deNiveles de intervención en la resolución no violenta de conflictosPágina 10 de 17

intervención. Si la consulta consigue superar los malentendidos y prejuicios, y distender el creciente ambiente emocional negativo, se puede alentar a las partes a participar en una mediación pura para alcanzar un acuerdo.En la tercera etapa, la segregación, predominan los aspectos subjetivos, con altos niveles de desconfianza y falta de respeto, poca comunicación directa, manejo de amenazas, e uso creciente de imágenes de tipo "el bien contra el mal". En esta fase, nuestro modelo propone recurrir a medidas más contundentes tales como el arbitraje (si disponible) o la mediación imperativa, para intentar controlar la hostilidad entre las partes y reducir los efectos negativos sobre su relación. Sin embargo, a estas alturas, la imposición de un acuerdo temporal o un alto el fuego sólo sirve para ofrecer la oportunidad de trabajar seriamente sobre la relación gracias a la consulta. Y si las cosas mejoran, se puede entonces animar a las partes a recurrir a la mediación pura para ampliar y finalizar el proceso de solución del conflicto.La cuarta etapa, la destrucción, representa el mayor reto para las terceras partes intervinientes, puesto que los bandos en conflicto se perciben mutuamente como "infrahumanos", estiman su situación desesperada y están dispuestos, si no pueden vencer, a simplemente perder menos que el adversario. En esta fase, las partes frecuentemente piensan que su supervivencia está en juego (ya sea la pérdida del puesto de trabajo, la violencia física hasta extremos asesinos, o incluso la aniquilación de un grupo identitario como en el caso del genocidio). En esta situación nuestro modelo prescribe alguna forma de mantenimiento de la paz para separar a las partes y ofrecer a otros métodos la posibilidad de operar. Una vez más, cierto nivel de arbitraje o de mediación imperativa pueden ser útiles para el control inicial de la hostilidad y la agresión. Pero no son suficientes. Se requiere una forma más profunda de consulta a través de un análisis intenso y prolongado del conflicto para inducir a las partes a ir descendiendo algunos peldaños en la situación de escalada (que por entonces está atiborrada de resentimientos acerca de lo ocurrido). Aquí la consulta debe alentar la reconciliación y ayudar a las partes a forjar una visión compartida de cómo las cosas llegaron a tal punto de intransigencia.Este modelo flexible propone métodos que permiten acrecentar el nivel, y multiplicar los tipos, de potestad del que disponen las terceras partes intervinientes, en correlación con las decisiones tomadas por las partes en conflicto para intensificar su propia influencia. Una mayor involucración, compromiso y contundencia de los antagonistas puede requerir modalidades más amplias y más fuertes de influencia de la tercera parte para inducir a losNiveles de intervención en la resolución no violenta de conflictosPágina 11 de 17

adversarios a reconsiderar radicalmente su visión del conflicto.Distintas formas de intervención se legitiman en distintos tipos de poder, y deben evaluarse desde la óptica de su eficacia y de su aceptabilidad ética. La conciliación, la consulta y la mediación pura tienden a ejercer niveles de

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control inferiores sobre procesos y resultados, y están más supeditadas a poderes de referencia (profesional) y pericial (conocimientos) compartidos ("power with": poder compartido). Por su parte, el arbitraje, la mediación imperativa y el mantenimiento de la paz se caracterizan por un nivel de control superior sobre procesos y resultados, y aportan más poder legítimo (papel oficial), recompensatorio y coercitivo a la situación ("power over": poder sobre).Por consiguiente, la combinación y la secuencia de estos métodos plantea una serie de interrogantes éticas y morales que exigen una atención cuidadosa y constante. El modelo flexible insta a las terceras partes a examinar detenidamente el enfoque que proponen aplicar, y a analizar detalladamente el conflicto en vez de suponer que su método es el más apropiado y fructífero en un momento dado. No se trata, pues, de rechazar el recurso simultáneo a diferentes métodos que podrían cumplir una útil tarea concomitante (por ejemplo, consultas paralelas durante la mediación). Se trata más bien de animar a los intervinientes tradicionales a evaluar si sus métodos son realmente adecuados para manejar las demandas específicas que la subjetividad y la complejidad generan en conflictos intensos y destructores, independientemente del nivel de interacción. Un análisis agudo a través del enfoque de consulta puede ser la mejor manera de iniciar la serie de intervenciones, siempre y cuando las partes estén dispuestas a participar en este tipo de interacción. La experiencia demuestra que las partes generalmente aceptan entrar en discusiones informales y de poco riesgo, antes de decidirse a participar en las negociaciones.Los enfoques oficiales son, en general, impulsados al nivel más elevado de liderazgo político, militar y religioso, con gran visibilidad. Las iniciativas incluyen negociaciones que cuentan con un mediador de gran proyección, tradicionalmente una personalidad eminente apoyada por un gobierno o una organización internacional. En este nivel, las intervenciones de terceras partes son principalmente de tipo conciliación, mediación pura o imperativa, arbitraje y mantenimiento de la paz (tal cual las define nuestro modelo flexible). Se trata generalmente de enfoques de "diplomacia Vía I" (aún cuando, recientemente, la participación de agentes oficiales en procesos innovadores y oficiosos, tales como diálogos y mesas redondas, ha resultado en la acuñación del concepto de "Vía I y medio").En los niveles de liderazgo medio, personas procedentes de diversos sectores pueden Niveles de intervención en la resolución no violenta de conflictos Página 12 de 17

intervenir e influir en los procesos conflictuales; entre otros: académicos, intelectuales, escritores, periodistas, líderes étnicos y religiosos, dirigentes de organizaciones no gubernamentales. Aunque estas personas y sus asociaciones no detienen un poder formal, son sin embargo influyentes mediante el manejo de formas más suaves del poder, y constituyen un vínculo importante entre los líderes de primera línea y la sociedad en general. Los enfoques más apropiados para este nivel consisten en talleres de solución de problemas (resolución interactiva de conflictos), formación en resolución de conflictos, organismos que tratan asuntos de paz y de reconciliación. Según las definiciones de nuestro modelo, a esta escala se

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puede avanzar mucho recurriendo a la conciliación y la mediación pura, así como a la consulta con terceras partes mediante el diálogo y el análisis del conflicto entre líderes de nivel medio.A nivel de base de la sociedad, los líderes locales pueden trabajar como organizadores comunitarios, funcionarios de los servicios sociales, encargados de campos de refugiados, y administradores de organizaciones no gubernamentales. Estas personas representan y están en contacto con las masas de la sociedad directamente afectadas por la dinámica del conflicto. Normalmente operan cotidianamente y se interesan principalmente por la temática práctica de la supervivencia y la calidad de vida. En este nivel, los enfoques más idóneos combinan líderes locales y otros en actividades de mantenimiento de la paz, cuyos efectos también pueden transcender hacia niveles más altos. Los tipos de actividad más útiles son las comisiones locales para la paz, los programas de reducción de prejuicios, la formación en resolución de conflictos, el trabajo psicológico contra el trauma.Según el modelo flexible, las modalidades de base de consulta con terceras partes pueden incluir personas de bandos antagonistas, mientras que la ayuda al desarrollo y la labor humanitaria correspondiente, mediante el fomento de proyectos conjuntos de cooperación, pueden contribuir a construir la paz desde abajo. La mediación también es sumamente necesaria en situaciones donde los grupos de mantenimiento de la paz, las misiones de ayuda y otros colectivos deben afrontar las innumerables disputas locales y regionales que surgen constantemente y que cabe resolver para que la tarea de construcción de la paz tenga éxito. Por ende, existen muchas posibilidades, tanto en teoría como en la práctica, para vincular las intervenciones de terceras partes con las realidades jerárquicas presentes en casi todas las sociedades organizadas y que se reflejan en los conflictos entre ellas.El enfoque flexible implica situar las actividades de terceras partes en el contexto más Niveles de intervención en la resolución no violenta de conflictos Página 13 de 17

amplio de la paz y de la transformación de conflictos. La conciliación, la mediación (tanto pura como imperativa) y el arbitraje se manejan normalmente en el ámbito de las operaciones de establecimiento de la paz ("peacemaking"). Y aun cuando el grado de legitimidad o poder que las terceras partes aportan a la discusión varía, todos estos métodos aspiran principalmente a lograr un acuerdo político entre los antagonistas sobre los problemas de fondo.La consulta, en cambio, se sitúa más bien en el ámbito de la construcción de la paz ("peacebuilding"). El concepto original de la construcción de la paz engloba el cambio del sistema político y económico de la sociedad a fin de reducir o eliminar las desigualdades estructurales que, se estima, causan la violencia abierta entre diferentes grupos. Más recientemente se ha añadido una dimensión social al concepto de construcción de la paz, en el sentido de iniciar diversas interacciones entre los antagonistas para construir o reconstruir relaciones colaborativas caracterizadas por la comprensión, la confianza y la cooperación.

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Así, pues, tanto la vertiente estructural como la vertiente social de la construcción de la paz son importantes para establecer relaciones pacíficas fundadas en la equidad, el respeto y la justicia.Según el modelo flexible, las modalidades de base de consulta con terceras partes pueden incluir personas de bandos antagonistas, mientras que la ayuda al desarrollo y la labor humanitaria correspondiente, mediante el fomento de proyectos conjuntos de cooperación, pueden contribuir a construir la paz desde abajo. La mediación también es sumamente necesaria en situaciones donde los grupos de mantenimiento de la paz, las misiones de ayuda y otros colectivos deben afrontar las innumerables disputas locales y regionales que surgen constantemente y que cabe resolver para que la tarea de construcción de la paz tenga éxito. Por ende, existen muchas posibilidades, tanto en teoría como en la práctica, para vincular las intervenciones de terceras partes con las realidades jerárquicas presentes en casi todas las sociedades organizadas y que se reflejan en los conflictos entre ellas. El enfoque flexible implica situar las actividades de terceras partes en el contexto más amplio de la paz y de la transformación de conflictos. La conciliación, la mediación (tanto pura como imperativa) y el arbitraje se manejan normalmente en el ámbito de las operaciones de establecimiento de la paz ("peacemaking"). Y aun cuando el grado de legitimidad o poder que las terceras partes aportan a la discusión varía, todos estos métodos aspiran principalmente a lograr un acuerdo político entre los antagonistas sobre los problemas de fondo.Niveles de intervención en la resolución no violenta de conflictosPágina 14 de 17

La consulta, en cambio, se sitúa más bien en el ámbito de la construcción de la paz ("peacebuilding"). El concepto original de la construcción de la paz engloba el cambio del sistema político y económico de la sociedad a fin de reducir o eliminar las desigualdades estructurales que, se estima, causan la violencia abierta entre diferentes grupos. Más recientemente se ha añadido una dimensión social al concepto de construcción de la paz, en el sentido de iniciar diversas interacciones entre los antagonistas para construir o reconstruir relaciones colaborativas caracterizadas por la comprensión, la confianza y la cooperación. Así, pues, tanto la vertiente estructural como la vertiente social de la construcción de la paz son importantes para establecer relaciones pacíficas fundadas en la equidad, el respeto y la justicia.Negociación.Ponerse de acuerdo en la solución, de manera que todos los involucrados queden conformes con su parte en la repartición de los bienes o el objeto por lo que comenzó el conflicto, o la situación en disputa se clarifique y haya una conciliación de intercambio, o lo que convenga.En el 90% de los casos el trabajo consiste en la negociación. Cuando ocurre que las partes en conflicto no están preparadas para resolverlo por si solas entonces es conveniente que haya un tercero.¿Cómo se puede ayudar en este caso? Hablando por separado con cada una de las partes. ¿Cuál es la función del tercero? Ayudar a cada parte a entender lo que la otra realmente dice o pide. ¿Cuál es la meta del tercer lado? Lograr un acuerdo mutuamente

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satisfactorio.Otro objetivo del pacificador sería lograr que las partes que comenzaron como adversarios pudieran ser asociados en lugar de enemigos y aquí todos ganan. La discusión es buena siempre y cuando se lleve a cabo con respeto y dignidad, con una escucha atenta y dispuesta a resolver las diferencias.Se dice que “un mal arreglo es siempre mejor que un buen pleito”, la negociación permite ganar-ganar, esto habrá que decírselo a las partes involucradas en un pelea, hacer ver que hay otros caminos, permiten aclarar el panorama de quien está habituado a verNiveles de intervención en la resolución no violenta de conflictosPágina 15 de 17

“guerra” por todo y para todo.La discusión llega a ser positiva si hay respeto y deseo genuino de arreglar las cosas, no tiene por qué llegar a ser conflicto, si desde que se presentan las diferencias se llega a un buen acuerdo. Ury, 2005.

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