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1. La organización de la mujer rural y la busqueda de la felicidad Todas las historias, los mitos y las leyendas de la creación del mundo y de la especie humana hacen especial énfasis en que ni el hombre, ni la mujer pueden estar solos y siempre aparecen otras especies, otros seres u otras personas que los acompañan. Por ejemplo en Australia, creen que el ser MÓDULO CUATRO Las organizaciones de mujeres

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1. La organización de la

mujer rural y la busqueda

de la felicidad

Todas las historias, los mitos y las leyendas de la creación del mundo y de la especie humana hacen especial énfasis en que ni el hombre, ni la mujer pueden estar solos y siempre aparecen otras especies, otros seres u otras personas que los acompañan. Por ejemplo en Australia, creen que el ser

MÓDULO CUATRO

Las organizaciones de mujeres

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humano forma parte de una esencia superior

que es la Naturaleza, de la cual forman

parte los seres vivos y los muertos, desde la roca, la lluvia, la lombriz, o los árboles, hasta los canguros y los demás animales. De acuerdo con esta concepción, el ser humano comparte el medio ambiente con el resto de los seres de la tierra. En África, dieciséis dioses descendieron de los cielos para crear al ser humano y vivir con él en la tierra. Entre ellos,

Obatala, uno de los dioses más importantes, que es el creador del cuerpo humano, en el cual su padre Olorun introdujo el alma. En Méjico el supremo creador de todo fue el dios Ometecuhlti que, junto a su esposa Omecihuatl, creó todas las especies sobre la tierra. En la cultura China al inicio hay un Universo original

que llaman el huevo cósmico, donde reside un ser superior llamado P’an-Ku, de cuya acción y sacrificio procede nuestro Universo.

Si Dios fuera una mujer, ¿Cómo te imaginas

que sería este mundo?

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De las pulgas y piojos que P’an-Ku tenía en su cuerpo nace la humanidad.

Teniendo en cuenta las anteriores historias y otras muchas que hablan de la forma como el mundo es mundo, el universo es universo y la especie humana es lo que es, resulta inevitable pensar acerca de cómo todas las especies, sean estas animales o vegetales, humanas o no humanas, han venido construyendo o buscando las mejores formas de existir y de acomodarse a este mundo, sobre todo para satisfacer las necesidades y buscar su bienestar. De hecho, muchos mitos empiezan haciendo alusión a que en el principio todo era caos y oscuridad y luego todas las cosas y los seres empezaron a tener un lugar y un tiempo, en un intento por estar ordenados. Esta es quizás la manera como empieza a surgir el concepto de la organización, teniendo un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar.

En el caso de nosotros y nosotras, el concepto de organización tiene que ver con varias cosas. Así como el mundo se viene organizando, es decir que los ríos

han buscado su curso, las montañas su extensión, los animales su disposición, las plantas sus ritmos, hay colores, olores y sonidos que se mezclan para constituir un medio ambiente ordenado y equilibrado, así mismo nuestro cuerpo, como parte de la naturaleza también busca su equilibrio y se organiza de manera coherente y armónica para que estemos bien, tanto a nivel físico, como a nivel mental, en lo que podríamos llamar un estado saludable.

Pero así como el cuerpo es individual y tiene un sentido, también tenemos el cuerpo que se hace sociedad. Es en donde nos encontramos con otros y otras. Allí la organización empieza con la existencia de una comunidad. Sin embargo, el hecho de que exista una comunidad no implica que haya una organización. Deben existir otros elementos que la enriquezcan.

Una organización implica además de un grupo de personas, un conjunto de normas que permita a estas personas actuar dentro de unos parámetros. Eso quiere decir, que la comunidad debe responder a los criterios de una sociedad, de una cultura y de una

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historia particular. Sumado a las normas, la organización tiene un objetivo. Toda comunidad organizada tiene uno, es decir, aquello que la reúne, la ordena y la moviliza para realizar determinadas acciones. Y para terminar, aparece un elemento fundamental. Una organización implica la presencia de un componente afectivo, es decir, el pegamento que hace que las personas estrechen un vínculo entre ellas, se confíen y se apoyen.

¿Qué opinas de las organizaciones de mujeres?

¿Cuántas organizaciones de mujeres conoces?

¿A qué se dedican?

Cuando estos elementos están presentes, podemos decir que existe realmente una organización. Sin embargo, esta idea puede complementarse. Tener una organización es tener un primer nudo en la construcción de un complejo y hermoso tejido social. Este ejemplo nos permite afirmar que, así como en un tejido existen diferentes cosas

que se unen para que sea excelente, así mismo en una organización aparecen sus diferentes componentes. Es por eso que decimos que está compuesta de sistemas, y cada uno de ellos posee “órganos” que son el equivalente social de los órganos del cuerpo. Un ejemplo de un sistema en una comunidad puede ser el municipio y uno de sus órganos es la alcaldía. Un sistema puede ser la asociación de campesinos y campesinas y uno de sus órganos es el comité de salud de la asociación.

Todo lo anterior tiene varias implicaciones:

Por un lado, una organización tiene varios integrantes, en donde cada uno de ellos y ellas tiene un papel, cumple una función y una responsabilidad para que la organización funcione.

Al mismo tiempo, al interior de la organización los y las integrantes establecen equipos que igualmente cumplen funciones y tienen responsabilidades.

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Al mismo momento la organización está cumpliendo una función dentro de la sociedad a la cual pertenece.

Esta forma de ver las cosas nos permite entender la complejidad de una organización en una sociedad, como si fuera una figura que encaja en otra y esta en otra y así sucesivamente, a la vez que nos permite comprender sus distintas dinámicas, responsabilidades y funciones. Sin embargo, lo más importante de entender esta lógica es que con ella nos podemos acercar al concepto de democracia participativa (la misma que sustenta nuestra constitución nacional), en la medida que una nación como la nuestra, es la suma de una serie de organizaciones de diferente naturaleza que unidas tenemos un objetivo: El de buscar la felicidad, el bienestar y la tranquilidad de todos y todas, en fraternidad con todo aquello que nos rodea, sea vegetal, animal o mineral.

Por lo tanto, si nos devolvemos un poquito, resulta conveniente mantener unas organizaciones sociales lo suficientemente

� fuertes, armónicas y activas para acercarnos al país que queremos.

2. Las organizaciones y las

mujeres rurales

Podríamos empezar este apartado, citando los siguientes datos:

La cifra de mujeres rurales, en su mayoría agricultoras, es de más de 1.6 billones, es decir más de un cuarto de la población mundial.

Las mujeres sólo tienen la propiedad del 2 % de la tierra y reciben sólo el 1 % de créditos destinados a la agricultura.

Las dos terceras partes de la población mundial analfabeta son mujeres, muchas de ellas, mujeres rurales.

El número de mujeres rurales que viven en la pobreza se ha doblado desde 1970.

Las mujeres producen en promedio más de la mitad de la

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comida que se cultiva en el mundo. Más del 80% en África, 60% en Asia, entre el 30 y el 40 % en Latinoamérica.

Como podemos apreciar, con estos pocos y significativos datos, las mujeres rurales de la actualidad así como sus antepasadas, son frecuentemente unas líderes no reconocidas, una productoras primarias de alimentos, pilares de su familia y, teniendo en cuenta los nuevos discursos ambientalistas, unas campeonas del desarrollo sostenible. Sin embargo, su misma situación hace que se enfrenten a una gran cantidad de problemas que les impiden

participar en posiciones reconocidas de liderazgo. Enumeremos algunos. Tienen poco tiempo y una información limitada, pocos recursos financieros, se enfrentan a barreras culturales importantes y en ocasiones se ven sumidas en una situación de violencia o miedo que les reprime sus aspiraciones y sus sueños.

Teniendo en cuenta estos y muchos otros elementos que hacen de la situación de

la mujer rural, un espacio por transformar, es preciso

proponer varios puntos que permiten avanzar en éste

propósito.

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Para ello, que mejor que retomar lo promulgado en el día internacional de la mujer rural, el 15 de octubre de 2006:

1. Para que las mujeres rurales puedan llegar a representar intereses sociales en puestos de liderazgo, primero deben ser reconocidas como líderes, no sólo por la sociedad, sino también por sí mismas. Este reconocimiento se ve dificultado por una regla universal que valora a las mujeres como cuidadoras y no como líderes y por el limitado acceso que tienen las mujeres del ámbito rural a los espacios de participación.

2. Los puestos de liderazgo han estado tradicionalmente en manos de los hombres y, como consecuencia, la cultura política está dominada por redes masculinas y un enfoque masculino. Con el fin de superar esta cultura, las mujeres rurales deben construir redes con otros grupos y otras organizaciones rurales mediante encuentros y acciones de interacción social.

3. A menudo, las mujeres tienen muy poco acceso a dos tipos de información necesaria para poder ejercer un liderazgo: información

sobre temas esenciales e información sobre cómo participar. Adelantar acciones para superar el analfabetismo y acceder a información es una acción prioritaria.

4. Sin independencia financiera, las mujeres no disponen del tiempo, la autoestima ni el estatus necesarios para ejercer su liderazgo. En general, las mujeres rurales tienen menores ingresos que los hombres y suelen tener un peor acceso al crédito y la tierra.

5. También es necesaria una estrategia a corto plazo para que más mujeres participen en puestos de liderazgo ahora. Esta estrategia a corto plazo supone la utilización de mecanismos de influencia voluntarios y legales.

¿Tienes alguna idea que complemente las anteriores?

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3. La organización y la salud

Afortunadamente la idea de salud en el mundo actual ha venido cambiando y en esa medida, también la forma como se trabaja para conseguirla. Recordemos que se decía que la salud era el silencio de los órganos, luego se dijo que la salud era la ausencia de la enfermedad.

Ahora podemos decir que la salud no sólo es la ausencia de enfermedad sino que se define como el estado de completo bienestar físico, mental y social. Es más, incluso algunos autores añaden que la salud es una forma de vida en donde prima la felicidad, la autonomía y la solidaridad. En este sentido, para tener un estado saludable, intervienen múltiples factores tales como el entorno, los hábitos de vida, el ocio, la alimentación, las relaciones sociales y familiares, la idea que tenemos de nuestra propia salud, la autoestima, la autonomía y el trabajo. Por esa razón, dónde, cómo y cuánto trabajamos entraña riesgos para la salud y puede generar también la enfermedad.

Es muy común que las mujeres trabajadoras rurales tengan a su cargo (o recargo) trabajos de orden productivo, reproductivo y en ocasiones comunitario. Esto supone una carga física, mental y emocional fuerte, sobre todo porque dicha carga no permite tener acceso a un trabajo mejor remunerado y a otros espacios de participación social. Pero también implica una renuncia al tiempo propio, una limitación a su propio desarrollo, una rutina e incluso un aislamiento. Si unimos estos elementos con la falta de reconocimiento de su trabajo, lo que influye en la manera como sus labores se desempeñan y las pocas acciones preventivas que se tienen para evitar riesgos, encontramos que debido a sus quehaceres cotidianos se está viendo afectada en su dimensión física, en su dimensión mental y también en su autoestima y su rol social. Por lo tanto, es necesario pensar en acciones dirigidas en varios sentidos y desde varios espacios para disminuir estas afectaciones, en procura de buscar espacios cada vez más tranquilos y felices. Intentando un esquema podríamos plantear lo siguiente:

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En la gráfica, aparecen cuatro espacios identificados: La familia (hijos, hijas, esposo o compañero y demás integrantes), La sociedad y sus organizaciones sociales, las organizaciones particularmente de mujeres rurales y el gobierno. Igualmente identificadas con flechas, aquellas acciones que requieren realizarse para mejorar las condiciones de vida de la mujer rural. Como vemos, las acciones son en doble vía. Por lo tanto tenemos que:

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Los integrantes de la familia deben crear cada vez mas y mayores espacios de diálogo que permitan la comunicación y el compartir responsabilidades. Esto permitirá un mayor nivel de participación y por lo tanto la posibilidad de repartir de manera equitativa las acciones de la casa. De otro lado, la mujer rural debe ganar independencia y exigir un espacio para su vida privada. A nivel más amplio, entendido como lo social, la mujer debe abrir y exigir los

espacios para poder visibilizar sus diferentes roles y posicionarlos como factores de desarrollo. Igualmente la sociedad debe generar dichos espacios y garantizar el reconocimiento de sus labores, de sus particularidades y de sus derechos. Las organizaciones de mujeres deben garantizar espacios de reflexión, de

formación, información y comunicación para destacar asuntos de importancia así como la mujer rural debe participar de dichos espacios y fortalecerlos. A nivel gubernamental debe posicionarse el tema de la mujer rural, de sus

aportes, de sus dinámicas, derechos y situaciones en el espacio público para que esta realidad pueda fortalecer los diferentes planes de desarrollo. Las mujeres deben exigir sus derechos y participar en los espacios que legalmente se han destinado para hacerlo.

Si te fijas bien, falta un nivel al cual llamaremos íntimo. Este es el de cada una allí en su soledad y es en dónde queremos incidir con esta cartilla, haciendo propuestas, planteando ideas y reconociendo algunas problemáticas, para que tú, a partir de la reflexión, consideres asumirlas o no. ¡Este es el reto!

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