miranda y la emancipacion

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  • 8/8/2019 Miranda y La Emancipacion

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    MIRANDA YLA EMANCIPACIN

    SURAMERICANA

    Jos Mara Antepara

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    Claves Polticas de Amrica es una colec-

    cin creada por Biblioteca Ayacucho con

    el propsito de recoger lo ms signica-

    tivo de la historia de los movimientos y

    procesos polticos ocurridos en nuestro

    continente. Aborda su materia a partir del

    pensamiento de los lderes histricos, de

    los nombres en torno a los cuales seforjaron procesos importantes en sus

    pases de origen pero que deben ser

    entendidos como conjunto dentro de la

    historia social latinoamericana y caribea.

    La coleccin gira entonces en torno a la

    gura de los estadistas, los polticos y jefes

    de Estado, su pensamiento, los documen-

    tos personales y de su tiempo, todo

    material que garantice la conformacin de

    una imagen objetiva por parte de los

    lectores, sobre todo de los jvenes lecto-

    res y de los lectores del futuro. El tiempo a

    abarcar ser el siglo XIX, a partir del

    momento en que se consolidan las

    nacionalidades con ideas republicanas y

    luego el siglo XX. En la seleccin de los

    nombres se tendr, como siempre, el

    criterio ms amplio y cientco, toda vez

    que no se busca privilegiar un solo tipo de

    pensamiento sino mostrar la diversidad de

    tendencias.

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    MINISTERIO DE LA CULTURA

    Francisco Sesto NovsMinistro de la Cultura

    Rosngela Yajure SantelizViceministra de Identidad y Diversidad Cultural

    Emma Elinor Cesn CentenoViceministra para el Fomento de la Economa Cultural

    Ivn Padilla BravoViceministro de Cultura para el Desarrollo Humano

    FUNDACIN BIBLIOTECA AYACUCHOCONSEJO DIRECTIVO

    Humberto Mata

    Presidente (E)

    Luis Britto GarcaFreddy Castillo Castellanos

    Luis Alberto CrespoRoberto Hernndez Montoya

    Gustavo PereiraManuel Quintana Castillo

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    Documentos, histricos y explicativos,que muestran los proyectos que estn encurso y los esfuerzos hechos por el

    general Miranda durante los ltimosveinticinco aos para la consecucinde este objetivo.

    MIRANDAY LA EMANCIPACINSURAMERICANA

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    MIRANDAY LA EMANcIpAcIN

    SuRAMERIcANADocumentos, histricos y explicativos, que muestranlos proyectos que estn en curso y los esfuerzos hechospor el general Miranda durante los ltimos veinticinco

    aos para la consecucin de este objetivo

    Carmen BohrquezPrlogo

    amelia hernndezy andrs CardinaleTraducciny noTas

    Por J.M. Antepara, natural de Guayaquil

    Londres, impreso por R. Juign, No

    17,Margaret-Street, Cavendish-Square

    (puede ser adquirido a travs de todos los libreros), 1810

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    Fundacin Biblioteca Ayacucho: 2006Derechos exclusivos de esta edicin

    Coleccin Claves Polticas de Amrica, No 1Hecho Depsito de Ley

    Depsito legal lf50120069002470

    ISBN 980-276-423-XApartado Postal 14413Caracas 1010 - Venezuela

    www.bibliotecayacucho.gob.ve

    Director Editorial: Edgar PezCoordinadora Editorial: Gladys Garca Riera

    Jefa Departamento Editorial: Clara Rey de GuidoAsistente Editorial: Shirley Fernndez

    Edicin al cuidado de: Teresa CasiqueJefa Departamento Produccin: Elizabeth Coronado

    Asistente de Produccin: Jess David LenAuxiliar de Produccin: Nabaida MataCoordinador de Correctores: Henry Arrayago

    Corrector: Thamara Gutirrez

    Concepto grco de coleccin: DIGITALSPOT C.A.Diagramacin: Miguel . P. Murcia

    Preprensa: Soluciones Grcas Editorial ArteImpreso en Venezuela/Printed in Venezuela

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    pRLOGO

    Miranda y la emancipacin suramericana

    EL AO DE 1810, en Londres, estuvo dominado por las noticias que lle-

    gaban de Espaa acerca del desmoronamiento de la monarqua, ante la con-solidacin de la ocupacin napolenica y el resurgimiento de las autonomaslocales como mecanismo de resistencia ante el invasor. Se expanda igual-mente el temor de que los codiciados territorios americanos cayeran tambinen manos del emperador francs. Francisco de Miranda, refugiado en Trinidadluego del fracaso de su expedicin, haba regresado a la capital inglesa en losltimos das de 1807, al vislumbrar que ocurrira lo que ese ao 1810 le estabamostrando al mundo y que para l representaba una oportunidad excepcional

    para reintentar organizar una nueva expedicin libertadora contra el dominiocolonial espaol en la Amrica del Sur. A su entender, dado el aislamiento enque Napolen haba colocado a Inglaterra, a sta no le quedaba otro camino,si no quera asxiarse econmicamente, que impedir que el emperador incor-porara Amrica a sus dominios; y esto slo podra lograrlo ayudando a estascolonias a conquistar su independencia. Con estas ideas en mente regresa,pues, Miranda a Londres a nes de 1807, dispuesto a emplear todos los mediosa su alcance para que esta vez la expedicin fuera lo sucientemente poderosa

    como para que sus compatriotas no temieran sumarse al ejrcito colombianode la libertad. De esta manera, se hara nalmente posible el establecimien-to de una gran repblica de hombres y mujeres libres en la Amrica del Sur:su Colombia1.

    1Cuando Miranda concibe, en 1783, la idea de la independencia de las colonias de la Amrica delSur respecto al dominio espaol (al igual que lo haban hecho las colonias de la Amrica del Norterespecto a Inglaterra), piensa tambin en la necesidad de contar con un nombre que distinguiera,

    en el concierto de las naciones libres, a la Repblica que nacera una vez que esas colonias se

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    Convencido de esta posibilidad, Miranda emprende, desde el inicio mis-mo de esta nueva etapa en Inglaterra, una intensa campaa epistolar dirigidaa los miembros de los cabildos de las ms importantes ciudades coloniales,as como a otros hombres capaces y virtuosos con inuencia poltica en su

    respectiva regin, para incitarlos a que, aprovechando el debilitamiento delimperio espaol y mediante la concertacin de los esfuerzos de todos, se de-clararan denitivamente independientes.

    Paralelamente, intensica la presin sobre el gobierno ingls para de-cidirlo a otorgar el apoyo tantas veces requerido e igualmente negado. Peroesta vez no se conformar con las gestiones privadas de algunos amigos o lassuyas propias, sino que buscar multiplicar esa presin generando una opi-nin pblica favorable a la inmediata intervencin de Inglaterra en pro de la

    independencia hispanoamericana. Cuenta para ello, con la fama que la propiaprensa inglesa le haba otorgado al cubrir durante varios meses los avataresde la expedicin de 18062, y con la amistad de personajes clave en el mundopoltico e intelectual ingls.

    En el cumplimiento de este objetivo deviene estrecho colaborador del es-critor William Burke, un ferviente defensor de la independencia de las coloniashispanoamericanas, pero tambin de los intereses de Inglaterra, y quien habapublicado, en 1807, un pequeo libro titulado South American Independence;

    or, the Emancipation of South America, the glory and interest of England, en elque trata de probar que ambos objetivos se avenan de manera casi inevitable.

    En 1808, con la evidente colaboracin de Miranda y quin sabe si es-timulado por ste, publica un segundo libro en el que ampla y refuerza losargumentos dados anteriormente en defensa de la causa de la independencia:Additional Reasons for our immediately emancipating Spanish America3. Eneste escrito, Burke insiste en la necesidad de una intervencin inmediata de

    emanciparan e integraran en una sola nacin. Para esta repblica libre y unida crea el nombre deColombia y, ms tarde, el gentilicio colombianos. Este nombre no debe confundirse con el de Co-lombeia, utilizado exclusivamente por el Precursor para designar el conjunto de los documentosque tienen que ver con Colombia, es decir su archivo.2 Cfr. Jess Rosas Marcano, El Times de Londres y la expedicin de Miranda a Venezuela (1806).Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1964.3 En 1809, William Burke marcha a los Estados Unidos y al ao siguiente llega a Caracas, dondeparticipa activamente en favor de la declaracin de independencia. Durante los aos 1810-1812,Burke publica en la Gaceta de Caracas, una serie de artculos bajo el ttulo Derechos de la Am-

    rica del Sur y de Mjico, los cuales sern luego recogidos en una obra que con el mismo nombre,

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    vacin de los esclavos negros de Hait, con sus radicales consecuencias sobresus amos blancos, obligaban a Miranda a explicar y reivindicar su actuacindurante la Revolucin francesa y, en particular, a dejar claramente establecidoque la revolucin que propiciaba para la Amrica meridional, no tena nada

    que ver con el jacobinismo que haba ensangrentado la Francia. De all que,comprendiendo que una falsa imagen de su persona y de las verdaderas di-mensiones de su proyecto emancipador, podra hacerle perder la oportunidadtan largamente esperada, Miranda redobla sus esfuerzos de propaganda y depresin pblica.

    Hacia esa misma poca y siguiendo la misma estructura argumentativadel trabajo de Burke, pero con un alcance mayor, el Precursor comienza atrabajar junto al lsofo y economista ingls James Mill, en la preparacin de

    un nuevo artculo que Mill publicar en The Edinburgh Review, en enero de1809, con el ttulo de Emancipation of Spanish America7. Ser este ensayo,originalmente de treinta y cuatro pginas, el que, al ao siguiente, dar ori-gen a la obra que Biblioteca Ayacucho ofrece al pblico casi doscientos aosdespus y por primera vez en espaol: South American Emancipation*. Estaltima obra apareci rmada por Jos Mara Antepara8, pero al igual que el

    7 Un resumen de este trabajo ser reproducido al poco tiempo por un peridico norteamericano[Archivo del general Miranda, ed. cit., t. XXIII, pp. 117-120 (Arch. Orig., Neg., t. XVII, fol. 104)].Igualmente, el ensayo es largamente comentado en el Correio Braziliense, peridico publicadotambin en Londres. Por otra parte, en el caso de James Mill, su prestigio y su vinculacin personalcon los medios impresos ingleses, garantizaba de antemano la aparicin del artculo, mucho msque si Miranda o cualquier otro, se hubieran empeado en suscribirlo.* Al artculo de Mill, Antepara slo agrega dos notas a pie de pgina (nota 2, p. 13 y nota 8, p. 31);completa la cita tomada del peridico The Morning Chronicle (ver infra) e incluye 13 prrafos msde la carta de Viscardo. El resto del texto permanece igual. Su aporte estuvo en la inclusin delgran soporte documental que aparece como anexo.8 Jos Mara Antepara (1770-1821), nacido en Guayaquil, llega a Londres en 1809 procedente deMxico, donde se haba radicado y se dedicaba a actividades relacionadas con la minera. Ligado

    a los crculos revolucionarios de la Nueva Espaa, se traslada a Inglaterra en actividades comercia-les, pero muy pronto, como l mismo reere en el Prefacio de esta obra, entra en contacto conMiranda. A partir de all se convertir en uno de los ms entusiastas colaboradores de la campaaeditorial iniciada por el Precursor, no slo en lo que se reere a esta obra, sino tambin a la publi-cacin del peridico El Colombiano. De hecho, ser el intermediario entre Miranda y el impresorde ambos trabajos editoriales, R. Juign [Archivo del general Miranda, t. XXIII, pp. 361-362 (Arch.Orig., Neg., t. XVIII, fol. 141-142)]. Luego de iniciado el proceso independentista en Amrica,Antepara se traslada a Venezuela, incorporndose, a instancias de Miranda, al ejrcito patriota.En 1814, lo encontramos combatiendo en Guayaquil y luego de la independencia de Ecuador,participar en la redaccin de los principios constitucionales y en la formacin del gobierno de la

    nueva repblica. Muere asesinado en 1821.

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    ensayo de Mill, fue preparada en conjunto con Miranda y, en este caso, bajosu supervisin directa9.

    El ensayo Emancipation of Spanish America, publicado por Mill, parte de unanlisis de los argumentos contenidos en la Carta a los espaoles-americanos de

    Viscardo, a la que Miranda atribuy gran signicacin en la batalla de las ideasque permanentemente libr. Sin embargo, la Carta slo sirve de introduccin altema de la independencia de las colonias hispanoamericanas y a la propia gurade Miranda. Al igual que lo hace Burke, el lsofo ingls traza a grandes rasgosla vida de Miranda, para dedicarse luego a explicitar su proyecto emancipador.De la misma manera, se dedica a aclarar en detalle la participacin de Mirandaen la Revolucin francesa, su lealtad a la causa republicana y su rechazo a todocuanto signique o conduzca a la violencia y la anarqua. De nuevo, el nfasis

    est puesto en mostrar que la revolucin que Miranda proyecta para la Amricadel Sur es una revolucin pacca que no tiene nada que ver con los excesosjacobinos y, por tanto, no hay razones para no atreverse a un cambio de modelopoltico que las propias circunstancias de Amrica estn exigiendo.

    Algunos meses ms tarde, en la misma revista, Miranda publica otro en-sayo esta vez con su nombre en el que comenta las obras Saggio sulla Sto-ria Naturale del Chiliy Saggio sulla Storia Civile del Chili,atribuidas al abateMolina y publicadas en Bolonia, Italia, en 1782 y 1787, respectivamente. Al

    igual que en las publicaciones anteriores, la resea de estas obras le sirve deintroduccin a otros temas, todos los cuales conducen a la misma conclusin:ha llegado el momento de dar el paso denitivo hacia la independencia. Enesta ocasin, Miranda argumenta a partir de las inmensas riquezas que encierrala Amrica del Sur y sobre el gran papel que sta podra jugar en el contextomundial, una vez duea de su propio destino. Para reforzar sus argumentos,traduce e incorpora a su artculo un estudio de Francisco Javier Clavijero sobrela poblacin de Mxico, Guatemala y Guadalajara10; as como examina las

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    9 Aun cuando Antepara seala que Miranda le dej total libertad para hurgar en los sesenta vol-menes que constituan su archivo (el nmero denitivo del archivo ser de sesenta y tres volme-nes), la acertada seleccin de los documentos que fundamentan los aspectos ms lgidos que aMiranda le interesaba aclarar, no hubiera podido hacerse sin su precisa intervencin.10 Francisco Javier Clavijero (1731-1787), jesuita mexicano, igualmente expulsado de Amricaen 1767. Autor de Storia Antica del Messico, publicada en Bolonia, Italia, en 1780; obra ex-traordinaria escrita a partir de un riqusimo acervo documental compuesto por textos de los msimportantes cronistas de la Nueva Espaa, hasta ese momento inditos. La obra de Clavijeropuede considerarse, con toda justeza, como la primera historia de Mxico. En el caso de los textos

    trabajados por Miranda, los mismos corresponden a apuntes sueltos de Clavijero sobre varias ciu-

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    ventajas que reportara para el mundo la construccin de un canal en el istmode Panam. Finalmente, Miranda concluye su ensayo analizando la situacinque vive Espaa en ese momento, y las consecuencias favorables que de talessucesos se derivaban para la causa de la independencia de la Amrica del Sur.

    Como parte de esta misma estrategia de presin pblica, Miranda asume lapublicacin de su ms importante esfuerzo editorial: el peridico El Colombiano,que circul en Londres cada quince das, entre marzo y mayo de 181011, con elobjetivo fundamental de dar a conocer a los habitantes del Nuevo Mundo el es-tado de cosas de Espaa para, segn las ocurrencias, tomar el partido que juzguenconveniente en tan peligrosa crisis12. Al igual que en la mayor parte de las oca-siones anteriores, el nombre de Miranda no aparece asociado a la publicacin,aunque numerosos documentos prueban que era su principal motor. Adems de

    Miranda, de su el secretario Toms Molini, seguramente de James Mill y del pro-pio Jos Mara Antepara, participaron tambin en la elaboracin del peridico elrepublicano espaol Manuel Corts Campomanes y los mexicanos Jos FranciscoFagoaga Villaurrutia, segundo marqus del Apartado, su hermano Francisco y suprimo Wenceslao de Villaurrutia13. Para ese momento, Miranda se haba convertidoen la gura fundamental del movimiento independentista en Europa y su incansa-ble accionar en esta direccin lo haba convertido tambin, a ojos de la corona, enel ms peligroso enemigo del Estado espaol; y la publicacin de El Colombiano

    vena a conrmarlo.Impreso con el deliberado propsito de ser enviado a Amrica14, el peri-

    dico asume como objetivo fundamental el de contrarrestar las noticias ocialesque la Junta de Gobierno Central, primero, y luego el Consejo de Regencia y

    dades de Nueva Espaa, obtenidos tal vez por el Precursor durante su paso por Bolonia y siendoposiblemente l, el primero en utilizarlos y darlos a conocer.11 El primer nmero apareci el 15 de marzo de 1810. Cada nmero estaba compuesto de ocho

    pginas impresas recto-verso, a dos columnas.12El Colombiano, No 1 (ed. facsmil), Prlogo de Caracciolo Parra Prez, Publicaciones de laDcima Conferencia Interamericana, Caracas, 1952, p. 1.13 Cfr. Carta del representante espaol en Londres, Apodaca, al virrey del Per. En ngel Grisanti,Miranda juzgado por los funcionarios espaoles de su tiempo, Caracas, J. Grisanti Editores, 1954,p. 142. Ver, igualmente, Salvador Mndez Reyes, La relacin de Miranda con los novohispanosFagoaga Villaurrutia, El papel de Miranda y de su generacin en la emancipacin latinoamerica-na: identidad latinoamericana, integracin regional y gobernabilidad, Actas del Simposium del 51Congreso Internacional de Americanistas, Santiago de Chile, 2003 (en prensa).14 Se puede documentar su recepcin en Caracas, Buenos Aires, Santa Fe y la isla de Trinidad. Asi-

    mismo, hay referencias de su envo a Veracruz, Mxico, Ro de Janeiro y La Habana. Cfr. Archivo

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    las Cortes de Cdiz hacan circular en las colonias para tratar de mantenerlasbajo su control y recabar de ellas, el apoyo material necesario para mantener lalucha contra los franceses. Mediante el desmontaje de ese discurso y mostrandola realidad de los acontecimientos, El Colombiano pondr en evidencia la fal-

    sedad de la proclamada igualdad entre provincias de Amrica y provincias deEspaa, que interesadamente manejaba en esas difciles circunstancias el go-bierno espaol, mientras que, paralelamente, ofrecer slidos argumentos parademostrar la necesidad de la independencia denitiva de la Amrica del Sur15.

    En este sostenido esfuerzo del Precursor por crear las condiciones tantomateriales como de conjuncin de voluntades, que permitieran hacer realidadla independencia de las colonias espaolas de Amrica, la utilizacin de laprensa y de la edicin constituy, pues, un arma de tanto valor como lo pu-

    dieron ser los dieciocho caones de que estaba provisto el Leander, en elmomento de desembarcar en La Vela de Coro, en 1806, con el mismo objeto.Aunque en particular, la utilizacin de la prensa y la edicin se hizo ms inten-sa en este ao de 1810, cuando la fuerza de los acontecimientos le hace pensarque slo basta un esfuerzo nal para lograr la meta que viene persiguiendodesde hace ms de veinticinco aos, Miranda siempre supo valerse de esteinstrumento para apuntalar o facilitar sus proyectos.

    Cuando llega a Londres por primera vez, en febrero de 1785, tiene ya cla-

    ramente denida la idea de la emancipacin suramericana y est rmementedeterminado a consagrarse por entero a hacerla posible. Casi dos aos anteshaba desertado del ejrcito espaol, luego de haberle servido por diez aos yde haber participado en diversas acciones militares en defensa de los interesesde Espaa, aunque tambin en otras que le haban planteado serias interro-gantes respecto a la legitimidad de toda ocupacin colonial. En efecto y demanera paradjica, el imperio espaol se haba involucrado militarmente enfavor de las luchas de independencia de las colonias norteamericanas respecto

    del general Miranda, ed. cit., t. XXIII, pp. 489, 514 (Arch. Orig., Neg., t. XIX, fol. 240 vto.); ngelGrisanti, op. cit., pp. 143 y ss.; J.M. Antepara, op. cit., pp. 291-292.15 Aunque no estaba hecho para distribuirse en Londres, Miranda haca llegar ejemplares delperidico a ciertos personajes del gobierno ingls, con la intencin de mostrar que el deseo deindependencia era ya indetenible. Otros ejemplares cayeron en manos de los representantes es-paoles, quienes exigieron de inmediato a las autoridades inglesas que se impidiera su impresin.De all que al poco tiempo Miranda se viera obligado a suspender su publicacin: Que El Colom-biano no lo inquiete ms, hemos tomado toda la precaucin posible; y este No 5 ser el ltimo,por ahora. Carta de Miranda a Vansittart, fechada en junio de 1810.Archivo del general Miranda ,

    ed. cit., t. XXIII, pp. 424-425 (Arch. Orig., Neg., t. XIX, fol. 105).

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    mirandaylaemanCipaCinsurameriCanaXVI

    16 El peridico The Morning Chronicle, apareci en Londres por primera vez en 1769, pero se hizorealmente popular a partir de 1789, cuando fue adquirido por James Perry, un decidido partidario

    de los Whigs. Su apertura hacia las ideas progresistas pronto lo llev a tener en sus pginas a lasmejores plumas radicales de Inglaterra, entre ellas las del lsofo James Mill y ms tarde, la de suhijo, John Stuart Mill; el primero de ellos, gran amigo de Miranda. Las posiciones polticas de esteperidico le trajeron no pocos conictos con las autoridades, siendo su director llevado a juicio endiversas ocasiones, e incluso a prisin. Para 1810 la circulacin del peridico alcanzaba los 7.000ejemplares, y su inuencia se haca sentir. Cerrado en 1862, cont tambin entre sus colaborado-res con Charles Dickens, quien en 1834 comenz a publicar all sus primeros cuentos.17 The Morning Chronicle, sbado 20 de agosto de 1785. AMRICA ESPAOLA. La llama que seha iluminado en Norteamrica, como era de esperarse, ha iniciado su camino hacia los dominiosde Espaa... Estamos bien seguros de que en estos momentos se encuentra en Londres un Ameri-

    cano espaol de gran importancia, que posee la conanza de sus conciudadanos y que aspira a la

    al imperio ingls, sin medir las consecuencias que la conquista de esta inde-pendencia pudiera tener sobre sus respectivas colonias de la Amrica del Sur.Miranda form parte de esas fuerzas enviadas por Espaa y no le fue ajena laparadjica experiencia. Las reexiones que tal evento pudo haberle suscitado,

    aunado a conictos personales cada vez ms lgidos con la propia estructuramilitar y con la concepcin que la animaba, le llevaron a tomar la decisin dedesertar del ejrcito real y embarcar hacia los Estados Unidos el 1o de junio de1783. Tres rdenes de arresto por parte del Estado espaol y otra dictada por elTribunal de la Inquisicin, contribuyeron tambin a empujar su decisin.

    Luego de recorrer durante ao y medio los Estados Unidos, experimen-tando y estudiando la organizacin y consecuencias de un gobierno republi-cano sobre la vida de los ciudadanos, Miranda se traslada a Londres, donde

    se dedica a estudiar los principios y aplicacin de la Constitucin britnica,considerada entonces el modelo poltico por excelencia; pero, sobre todo,donde comienza a armar su propia estrategia de accin poltica con miras asensibilizar a Europa respecto a la necesidad de apoyar la independencia delas colonias hispanoamericanas. Se ocupa tambin de darse a conocer ante lospotenciales aliados, como el hombre llamado a dirigir ese proceso. Su primerpaso en esa direccin, a escasos meses de haber llegado y mucho antes, inclu-so, de iniciar con este mismo propsito las conversaciones o negociaciones

    con el gobierno ingls, fue el de hacer publicar una nota de prensa en TheMorning Chronicle16, anunciando que la llama de la libertad haba iniciado sucamino hacia los dominios de Espaa en la Amrica del Sur, y que esta llamaestaba siendo portada por un americano espaol de excepcionales cualidades,recientemente llegado a Londres17.

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    La nota no aparece rmada por nadie y se presenta simplemente comouna noticia del peridico, pero es indudable que el propio Miranda inuyen su redaccin, o, al menos, provey la informacin. Como hemos visto an-teriormente, no fue ste el nico caso en que el Precursor se vali de vas in-

    directas o de terceras personas para comunicar a la opinin pblica sus ideaspolticas y llamar la atencin de Europa sobre la situacin que se viva en lasprovincias espaolas de Amrica, as como sobre la necesidad en que estabanesos pueblos oprimidos de que los ayudaran a liberarse del yugo colonial.

    Tambin se valdr de notas aparecidas en algunos peridicos europeospara anunciar desplazamientos falsos, con el propsito de despistar a los agen-tes espaoles que le perseguan; o para hacer pasar informacin que no le eraposible revelar a ttulo personal. Estrategia que ya haba aplicado en Amrica,

    en 1782, en tiempos en que serva en el Caribe como soldado espaol, cuandoa travs de su amigo el abate Roland, editor del peridico, hizo aparecer enla gaceta de Cabo Francs, Afches Amricaines18, as como posteriormenteen la Gaceta de Baltimore19 un relato pormenorizado de la capitulacin delos ingleses en las Bahamas, lograda por Juan Manuel Cajigal; esto con elpropsito de reivindicar pblicamente la hazaa de su protector y amigo anteel poco reconocimiento que le haba dado a esta accin Bernardo de Glvez,comandante de las fuerzas espaolas en el Caribe.

    Puede considerarse casi una excepcin a esta manera de proceder, elperodo de cinco aos en que permanece en Francia (1792-1797), en el cualparticipa abiertamente en el proceso de cambios revolucionarios, tanto con las

    gloria de ser el libertador de su pas. Se trata de un hombre de ideas sublimes y espritu penetrante,diestro en idiomas antiguos y modernos, conocedor de los libros y familiarizado con el mundo...Este caballero, despus de haber visitado cada provincia de Norte Amrica, vino a Inglaterra, a laque considera como la madre patria de la libertad, y la escuela de la ciencia poltica... (traduc-

    cin ma).Archivo del general Miranda, ed. cit., t. V, pp. 301-302 (Arch. Orig., Viajes, t. VIII, fol.43). Ver el texto completo del artculo en esta misma obra, pp. 24-25. Aunque J.M. Antepara loatribuye a The Political Herald and Review, en realidad este peridico lo toma, varios das despus,del ya mencionado The Morning Chronicle. En la obra original, pp. 14-15. En el artculo de Mill lacita se detiene en la gloria de ser el libertador de su pas. Antepara completa el resto.18 Peridico fundado en 1766 y publicado en Cabo Francs (hoy Cabo Haitiano), en Saint-Domin-gue (hoy Hait). Dada la posicin estratgica de este puerto en relacin con las operaciones mili-tares que en ese momento estaban teniendo lugar en el Caribe, Bernardo de Glvez, comandantede la fuerza espaola en la zona, haba establecido all su cuartel general.19 Carta de Robert Smith a Miranda, 6 de diciembre de 1782.Arch. Orig., Viajes, t. XXI, fol. 58 (Ed.

    Dvila, t. V, p. 234; Colombeia, t. II, p. 350).

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    mirandaylaemanCipaCinsurameriCanaXVIII

    armas20 como en la discusin pblica. As, en 1795, Miranda publica en Pars,con su nombre, un folleto donde se atreve a recomendarle a Francia cules sonlos remedios ms convenientes a sus males21; sin embargo, no ocurre lo mismocon las cartas que de forma annima intercambia a travs de la prensa con

    Quatremre de Quincy22, sobre el despojo de las obras de arte que Napolenllevaba a cabo en Italia y, particularmente, en Florencia.

    Esta actitud de Miranda, que repetir, como ya sealamos, en su mayoresfuerzo editorial, el peridico El Colombiano, aparecido, al igual que South American Emancipation en 1810, no debe interpretarse como falta de corajepara asumir pblicamente una posicin, sino como elemental precaucin; enunas ocasiones para salvaguardar su vida y en otras, como en el caso del pe-ridico y de la obra que rma Antepara, para no enturbiar las conversaciones

    que llevaba adelante con el gobierno ingls en bsqueda de apoyo militar ynanciero para su proyecto emancipador. Es evidente que al no gurar su nom-bre en el artculo en cuestin, Inglaterra no se vera comprometida ante Espaapor admitir en su entorno a un traidor a la causa del rey; en particular, enmomentos en que las relaciones entre ambas naciones se mantenan no slo enun marco de paz, sino de estrecha alianza contra los franceses. Cabe tambinsealar que Miranda no era un hombre dado a los autoelogios ni perseguametas personales, como para asumir l mismo la autora de dichos artculos. Lo

    importante en estos casos era difundir el mensaje, no acreditar al mensajero.

    20 Nombrado, en 1792, mariscal de Francia y, luego, teniente general del ejrcito revolucionario fran-cs, Miranda participar, con suerte diversa, en las primeras batallas que tienen lugar en defensa de larevolucin contra la alianza monrquica. Para un estudio detallado, ver la obra ya clsica de Carac-ciolo Parra Prez, Miranda y la Revolucin Francesa, Caracas, Ediciones del Banco del Caribe, 1989.21Opinion du Gnral Miranda sur la situation actuelle de la France et sur les remdes convena-bles ses maux, Paris, Imprimerie de la rue de Vaugirard, No 790, An troisime de la RpubliqueFranaise, 1795.

    22 Antoine Quatremre de Quincy (1755-1849), nacido en Pars, historiador y arquelogo, partida-rio de una monarqua liberal a la manera inglesa, se mantuvo apegado a los principios contenidosen la Constitucin francesa de 1791 y rechaz la radicalizacin que se sigue con Robespierre.Diputado en la Asamblea Legislativa y luego en el Consejo de los Quinientos, participar acti-vamente en la confrontacin de ideas que sacude a la Francia revolucionaria. Detenido variasveces, condenado a muerte, logra escapar de ella, ocultndose. Viviendo en la clandestinidadconoce a Miranda, quien enfrentaba problemas semejantes. La condena de ambos a esta accinde Napolen, inicialmente dada a conocer de forma annima a travs de la prensa, es recogiday publicada por primera vez con su rma, por Quatremre de Quincy en 1796, con el ttulo deLettres Miranda. Una edicin en espaol, Cartas a Miranda, fue publicada en Caracas, en 1998,

    por el Instituto del Patrimonio Cultural.

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    La estructura de la obra

    La obra La emancipacin suramericana, bajo la rma de Jos Mara An-tepara, tiene un mrito histrico fundamental: da a conocer por primera vezdocumentos pertenecientes al archivo del general Miranda. A pesar de ello,

    este conjunto documental pareci correr casi la misma suerte que el cuerpototal del archivo, permaneciendo igualmente ignorado durante mucho tiempo,incluso por aqullos que se esforzaban en encontrar la pista de los papeles deMiranda, embarcados en La Guaira, como sabemos, en julio de 1812 y encon-trados casi ciento veinte aos despus en un castillo ingls23. A decir verdad,est pendiente una investigacin respecto al impacto que la obra pudo teneren su momento y la forma en que fue utilizada por el propio Miranda parafundamentar su proyecto emancipador.

    En la breve introduccin que hace Antepara a La emancipacin surame-ricana, se anuncia un plan de trabajo en apariencia muy simple: reproducirel artculo de Mill aparecido en The Edinburgh Reviewel ao anterior, perosoportado esta vez con los documentos necesarios para demostrar que cuantose dice all es rigurosamente cierto. Sin embargo, es tal la profusin de losdocumentos probatorios, de tan variada ndole y tan ricos en informacin, quelos mismos se convierten en un cuerpo con validez propia, al que el Sumarioque lo antecede, bien podra servirle de introduccin. En efecto, conscientes

    de esta dicultad y como una manera de asegurar que el lector no pierda laconexin entre el texto inicial y este voluminoso anexo24, Miranda y Anteparase esmeran en elaborar un ndice bastante detallado que sirve para ligar ambos

    23 El archivo de Miranda fue localizado en Inglaterra, a comienzos de los aos 20 del pasado siglo,por el historiador norteamericano William Spencer Robertson en el castillo de la familia Bathurst,descendientes de lord Henry Bathurst, ministro de la Guerra ingls en la poca en que Mirandaes detenido en La Guaira y entregado a los espaoles. El archivo, embarcado la noche antes en

    la goleta que deba transportar al Generalsimo fuera de Venezuela a n de reorganizar fuerzas yliberar nuevamente la repblica, perdida en manos de Monteverde, lleg a salvo a Curazao, enese entonces posesin inglesa. Los sesenta y tres volmenes del archivo fueron luego enviados aLondres y el ministro, precaviendo los efectos que pudiera tener el conocimiento de documentoscomprometedores para su propio gobierno, los mantuvo en resguardo. Sin embargo, Robertsonmantuvo en silencio su hallazgo y no fue hasta 1925 que Venezuela tuvo conocimiento de su exis-tencia, gracias a Caracciolo Parra Prez, quien tambin vena buscndolo con empeo. En 1926,el gobierno venezolano compr a la familia Bathurst el valioso archivo, el cual se encuentra hoyen Caracas, bajo custodia de la Academia Nacional de la Historia.24 En la edicin original, mientras el texto principal tiene cuarenta pginas, los apndices compren-

    den doscientos sesenta.

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    cuerpos y para dar una idea inicial de los documentos que integran ese anexo.Los once apndices incluidos, cada uno comprendiendo hasta catorce docu-mentos, para un total de ciento setenta y cuatro, pueden sin embargo agruparseen cuatro grandes temas: quin es Miranda; cul su actuacin en la Revolucin

    francesa; cmo y con qu intencin se hizo la expedicin de 1806; y, nalmen-te, documentos que evidencian los esfuerzos hechos por Miranda para conven-cer a sus compatriotas de que deban declararse de inmediato independientes.

    Todos estos temas se generan a partir del texto principal, en unas ocasionespara soportar la informacin dada por Mill en su ensayo, en otras introduciendoinformacin complementaria y hasta adicional. En todo caso, el propsito im-plcito es el mismo que sign las anteriores publicaciones directas o indirectasde Miranda: Amrica vive una situacin de opresin y tiene todo el derecho a

    emanciparse; Inglaterra puede y le conviene ayudar a esta emancipacin; paraello, el propio Miranda ha diseado un proyecto militar y se ha preparado a smismo para conducirlo; y, nalmente, los hispanoamericanos, aunque han es-tado sumidos en la ignorancia hasta ese momento, lo apoyarn con entusiasmotan pronto se les provea de informacin alternativa y de argumentos convincen-tes sobre la maldad de Espaa y sobre las enormes ventajas de la libertad.

    Al igual que en la referida obra de Burke, esta reproduccin del artculode Mill se inicia y se presenta como un comentario a la Carta a los espao-

    les-americanos del jesuita Viscardo; pero de las cuarenta pginas que ahoraabarca el texto de Mill, slo un poco ms de seis se reeren, reproducen ocomentan textos de Viscardo, no volvindolo a mencionar en el resto del tra-bajo25. La recurrencia a Viscardo como introduccin a su propio proyecto,puede tomarse como parte de la necesidad que tena el Precursor de mostrarque la emancipacin de las colonias hispanoamericanas constitua una aspira-cin colectiva y que hombres tan instruidos como los jesuitas, compartan susmismos argumentos. No escapaba tampoco a su consideracin, la inuencia

    que stos haban tenido en Amrica antes de su expulsin y la reputacin dela que an gozaban entre la clase ilustrada tanto de Europa como de Amrica,por lo que no dud en recomendarle a William Pitt, desde la presentacin de

    25 O a la inversa, de las cuarenta y un pginas que componen el texto original en francs de laCarta de Viscardo, se citan en este artculo slo quince prrafos. stos se transcriben sin modi-caciones, sin entrecomillarlos y sin traducirlos al ingls, por lo que en las primeras pginas delmismo ambas lenguas se intercalan sin transicin, y es slo el cambio de lengua el que indica

    cuando es Viscardo quien interviene.

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    su primer proyecto de emancipacin en 1790, que invitara a stos a venir aInglaterra para sumarse a un posible plan emancipador.

    Llama la atencin que Viscardo, residiendo entonces en Italia, escribieraaproximadamente en esa misma poca la Carta a los espaoles-americanos,

    con argumentos muy similares a los utilizados por Miranda en su propuesta aWilliam Pitt: en trescientos aos de ocupacin de Amrica por parte de Espa-a, la historia de estos pueblos se puede resumir en cuatro palabras: ingratitud,injusticia, servidumbre y desolacin, a pesar de que los americanos, genero-samente y teniendo todo el derecho del mundo a gobernarse a s mismos, porcuanto son descendientes de los que verdaderamente y con su propio esfuerzoconstruyeron esos reinos, prerieron ser leales a sus progenitores y sacrica-ron estos derechos en benecio de la gloria de la madre patria. A cambio de

    ello, ingrata e injusta, Espaa conculc toda libertad personal y someti esospueblos a una vil explotacin, esclaviz a los indgenas, impidi toda comuni-cacin con el exterior, estableci agobiantes impuestos, impuso un monopoliocomercial sobre todos los bienes de consumo, enajen propiedades y excluya los americanos del ejercicio de cargos que por derecho deba corresponder-les. Ante esta situacin de oprobio, que se repite por toda Amrica y que hasido una constante en el tiempo, se hace necesario emprender acciones quepermitan poner n a tal situacin y asumir la conduccin de los asuntos pro-

    pios. La hora de la emancipacin de esa tutela tirnica est llegando, armaViscardo, y Espaa lo sabe y lo teme, pues eso signicara su propia destruc-cin; y es por ello que redobla la opresin, fomenta la ignorancia, persuade alvulgo de que es un delito razonar sobre la propia situacin y exige obedienciaa leyes arbitrarias26.

    Al igual que Miranda, Viscardo no exime de responsabilidad a la coronapor los abusos que se cometen en Amrica, y en funcin de ello, aboga por laruptura denitiva de la relacin sbdito-soberano. Para sustentar esta ruptura,

    recurre al antiguo derecho pactista segn el cual el pueblo, en quien residenaturalmente la soberana, la cede al monarca a cambio de que ste protejasus fueros y libertades, y si no, no27. Bajo estos trminos y dado que Espaaha convertido la voluntad del rey en ley universal, y oprimido a sus sbditos deAmrica de la manera ms cruel y en todas las esferas del ser y del hacer, el pac-to ha quedado de hecho roto, pues cuando el gobierno se cree superior a estos

    26Carta a los espaoles-americanos, p. 21 de la versin original.

    27Ibid., p. 22.

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    deberes para con la nacin, la sociedad deja de ser tal. O lo que es lo mismo,al violar tal deber indispensable y al ejercer una tirana implacable, se cometeun crimen contra la nacin; de modo que, arma Viscardo, si Espaa nos ha ex-cluido de los cargos y procedido contra nuestros bienes y libertades porque nos

    considera distintos, seamos entonces distintos de ellos y recuperemos nuestrasoberana estableciendo un gobierno propio. As como el hombre no puede re-nunciar a la razn, tampoco puede renunciar a la libertad personal y colectiva28.Ms an, sera una blasfemia pensar que el Creador haya permitido el descubri-miento del Nuevo Mundo, slo para que un corto nmero depcaros imbcilesfuesen siempre dueos de desolarle y de despojar a millones de hombresde los derechos esenciales recibidos de su mano divina. Es decir, dado que lamalicia humana ha pervertido el orden natural de la misericordia del Seor,

    estamos obligados a llenar, con todas nuestras fuerzas, las esperanzas de quehasta aqu el gnero humano ha estado privado29. Por tanto, arma Viscardo,desde cualquier ngulo que se le mire, estamos obligados a emanciparnos.

    La Carta constituye, as, un razonado y urgente llamado a los americanospara que tomen el manejo de sus asuntos en manos propias y establezcan ungobierno independiente y justo que garantice su felicidad y permita el inter-cambio comercial con el resto de la humanidad.

    En la construccin de esta argumentacin, Viscardo se apoya en varios

    elementos que encontraremos igualmente presentes en Miranda. En primerlugar, se da una constante referencia a Bartolom de Las Casas, en particularen aquello que tiene que ver con la ilegitimidad del sometimiento de los in-dgenas y de la ocupacin de sus tierras. En segundo lugar, hay una apelacina la tesis expuesta por Antonio de Herrera30, segn la cual los conquistadoreshaban actuado a sus propias expensas y, en consecuencia, ninguna obliga-cin tenan para con la corona31. En tercer lugar, la referencia a ejemplos de

    28Ibid., p. 36.29Ibid., pp. 36-37.30 Antonio de Herrera y Tordesillas (1549-1625). Escritor espaol, nacido en Cullar (Segovia). Fuehistoriador ocial de las Indias y de Castilla en los reinados de Felipe II, Felipe III y Felipe IV. Fueel primero en dar a conocer textos del Padre Las Casas. Autor de varias obras de historia, Herreraes mejor conocido por su obra fundamental, Descripcin de las Indias Occidentales. Historia

    general de los hechos de los castellanos en las islas i tierra rme del mar Ocano, Madrid, 1601-1615. (En el presente caso, consultar Dec. 2, Lib. 6, cap. 6; Dec. 2, Lib. 10, cap. 15; Dec. 3, Lib.4, cap. 3).

    31 Una diferencia bsica entre Miranda y Viscardo radica en que para el jesuita los derechos de los

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    otras situaciones coloniales que haban logrado ser revertidas por quienes lassufran, crendose repblicas independientes: casos de Estados Unidos, Por-tugal y Holanda. En particular, Viscardo, al igual que lo har Miranda, resalta-r los dos ltimos casos, por cuanto se trataba de pueblos que se haban libra-

    do con xito del mismo imperio espaol que oprima a los suramericanos. Laleccin era obvia: si esos pueblos lo haban logrado, y si tambin las coloniasde la Amrica del Norte, con tan slo seis millones de habitantes, lo habanhecho con respecto a la poderosa Inglaterra, con ms razn lo poda hacer laAmrica del Sur, que posea mucho ms territorio, poblacin y recursos quela propia Espaa: imaginad el resultado, deca Viscardo, dieciocho millonesde personas disfrutando de la libertad. De modo que no hay ya excusas po-sibles, si seguimos sufriendo es por cobarda; amn de que nuestros descen-

    dientes nos condenarn duramente por haber desaprovechado la oportunidaden la que para ser libres, no tenamos sino que quererlo. El momento, pues,haba llegado32.

    Viscardo utiliza tambin, y lo veremos retomado por Mill y Miranda, un ar-gumento de gran contemporaneidad que seguramente poda llegar a ser ms con-vincente ante los ojos de los criollos: la oportunidad de romper con el monopolioimpuesto por Espaa y abrir el territorio de la Amrica del Sur al libre comercio.En esta argumentacin se nota claramente la inuencia de Adam Smith y, en

    general, del pensamiento liberal: entre las ventajas que traera la independenciaestaba el acceso a precios moderados e intercambios equitativos en el co-mercio con otras naciones; la posibilidad de que el comprador pudiera elegirentre varias ofertas; el desarrollo de la industria propia; el cese de la escasez deproductos de consumo que haca montar los precios a cantidades exorbitantes; lalibre adquisicin de instrumentos de labranza; la produccin de cualquier biende consumo y no del que Espaa impona; en n, dice, la administracin eco-nmica de nuestros intereses nos habra consolado de las otras prdidas y habra

    procurado ventajas a la Espaa. Los intereses de nuestro pas, no siendo sino los

    americanos provenan del esfuerzo hecho por los ancestros hispanos, es decir los conquistadores,en tanto que para Miranda provenan de dos fuentes: de la hispana ciertamente, pero sobre todode los ancestros indgenas que poblaban la tierra americana antes de la llegada de los espaoles yque haban ofrendado incluso sus vidas en defensa de lo que era legtimamente su territorio. Paraun estudio ms detallado de la tesis de Miranda, ver Carmen Bohrquez, Francisco de Miranda,

    precursor de las independencias de la Amrica Latina, Caracas, Universidad Catlica Andrs Be-llo/Universidad del Zulia, 2001, pp. 200 y ss.

    32Carta a los espaoles-americanos, p. 39 de la versin original.

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    nuestros, su buena o mala administracin recae necesariamente sobre nosotros,y es evidente que a nosotros solos pertenece el derecho de ejercerla33.

    La Carta no fue publicada ni hecha llegar por Viscardo a los ingleses; msan, en ella no se pide ayuda a Inglaterra ni a ninguna otra potencia, por lo

    que el documento constituye fundamentalmente una exhortacin directa a losamericanos, una apelacin a su conciencia y a sus propias fuerzas.

    Ser Miranda quien descubra el potencial de esta carta; potencial que ircobrando vigencia en la medida en que Espaa endurezca su posicin contraAmrica y reprima fuertemente cualquier intento de ejercicio del derecho a lalibertad, como fue el caso de la conspiracin de Manuel Gual y de Jos MaraEspaa en 1797, en Venezuela34. Llegada a manos de Miranda un ao des-pus de este intento de rebelin, ste la publicar por primera vez en francs,

    lengua en la que fue escrita en 1799, y en espaol, en 1801. A partir de aqula har circular profusamente en Amrica y la utilizar, como ya sealamos,como un arma ms durante su expedicin libertadora en 1806.

    En 1810, ante la difcil situacin que se le plantea a Espaa con la ocu-pacin de su territorio por los franceses y el callejn sin salida en que ha sidopuesta Inglaterra por el mismo poder avasallante de Napolen, la Carta de Vis-cardo cobra una nueva dimensin. Al retomarla y poner sobre el tapete estadescripcin de las calamidades de Amrica, dichas adems por otra persona, un

    33Ibid., pp. 7-8.34Manuel Gual y Jos Mara Espaa, criollos de Caracas, organizaron en 1797 una insurreccingeneral que deba estallar en La Guaira y en Caracas, en contra del gobierno colonial de la Pro-vincia de Venezuela y a favor de la instauracin de una repblica independiente. En esta empresaparticiparon no slo criollos, sino tambin algunos pardos. Los acompa en la preparacin delmovimiento, el republicano y revolucionario espaol Juan Bautista Picornell, quien haba sidoenviado prisionero a Amrica (Puerto Cabello), como consecuencia de sus actividades subversivasen Espaa (Conspiracin de San Blas). El movimiento, conocido hoy como la Conspiracin deGual y Espaa, fue traicionado la vspera de su ejecucin y la mayor parte de los que en l parti-

    ciparon fueron detenidos o ejecutados. Espaa y Gual lograron escapar al Caribe. Espaa regrespoco tiempo despus y fue capturado y ejecutado en la Plaza Mayor de Caracas. Gual continuconspirando desde la isla de Trinidad y posteriormente entr en contacto epistolar con Miranda,aunque no llegaron a encontrarse personalmente, pues en octubre de 1800, Gual muere envene-nado por un agente espaol. Cfr. Pedro Grases, La conspiracin de Gual y Espaa y el ideario dela Independencia, Caracas, Instituto Panamericano de Geografa e Historia, 1949; Fulgencio L-pez Castro,Juan Bautista Picornell y la conspiracin de Gual y Espaa, Caracas-Madrid, EditorialNueva Cdiz, 1955. La potencialidad de este intento de sublevacin mereci, como recoge Millen este trabajo, que Depons no pudiera dejar de calicarlo como un peligroso sacudn parala soberana de Espaa en las Indias si este espantoso proyecto no hubiese sido abortado, se

    habran perdido las posesiones espaolas. Ver pp. 40-41.

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    jesuita por dems, Miranda busca sensibilizar al pblico ingls, ponerlo a discu-tir el tema de la emancipacin de Amrica y presionar para que el gobierno sedecida nalmente a salvar a Amrica; lo que equivala a su propia salvacin.

    A su juicio, era necesario ir ms all de la Carta de Viscardo, es decir ms

    all de la mera denuncia, para pasar a la bsqueda de soluciones. Amricarequera de aliados e Inglaterra segua siendo, por el podero militar que anconservaba y por la necesidad que tena de encontrar nuevos mercados parasu comercio, el mejor aliado que se poda tener en ese momento, tanto paraemanciparse de Espaa, como para impedir caer bajo el dominio del emperadorfrancs. De all que las pginas siguientes (7 a 13 de la versin original) [16 ysiguientes de esta edicin] de La emancipacin suramericana, o lo que es lo mis-mo, del artculo de Mill y Miranda publicado por Antepara, estn dedicadas a

    describir crudamente la situacin que vive Europa y particularmente Inglaterra,ante la amenaza cada vez ms real contra su propia seguridad territorial y contrasu libertad de comercio, dado el aanzamiento del poder de Napolen y su vo-racidad de conquista; para concluir diciendo que la nica salida que le quedabaa Inglaterra era la Amrica del Sur. Salida que era no slo poltica, sino sobretodo prctica. Si en ese momento el comercio de Inglaterra con los EstadosUnidos era mayor que el que tena con Europa, bastaba pensar a cunto podrallegar el que estableciera con la Amrica del Sur, que posea muchas ms rique-

    zas, mayores ros navegables, mayores costas y, sobre todo, diecisis millones depotenciales consumidores, es decir diez millones ms que los Estados Unidos.Consumidores que si en ese momento no eran todo lo laboriosos e inteligentesque se podra esperar, se deba exclusivamente a la situacin de opresin a laque haban estado sometidos durante tantos siglos: Pero removida la causa,los efectos dejarn de seguirse. Argumento muy utilizado por Miranda en suscontinuos alegatos ante el gobierno ingls y en varias de las proclamas dirigidasa los americanos: la libertad permite el despertar del espritu industrioso de los

    pueblos y de ella se sigue la prosperidad y felicidad de la nacin35. De modoque si Inglaterra se decida a contribuir a que esa libertad fuera prontamentealcanzada, a no dudar que pasara a gozar de inmediato de ventajas que lepermitiran aumentar de tal manera su industria y comercio que no tendra rivalalguno en Europa y muy pronto hasta podra rerse del mismo Napolen36.

    35 Proclama de 1801.Archivo del general Miranda, t. XVI, pp. 104-107 (Arch. Orig., Neg., t. III, fol. 54),Colombeia, t. XIX, pp. 654-657.

    36La emancipacin, p. 9, versin original [p.18 de esta edicin].

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    La argumentacin anterior es reforzada exponiendo la factibilidad y ven-tajas de construir un canal en el istmo de Panam que permitiera interco-nectar el ocano Atlntico con el Pacco, con consecuencias sumamenteimportantes para la humanidad, pero al que Espaa se opona, incluso con

    pena de muerte, por temor a perder el control de esa parte importante de susposesiones en Amrica37.

    Tesis que ya haba sido manejada por Miranda en su primera propuestaa William Pitt en 179038, y que en este texto aparece apoyada en la obra deThomas Jefferys, Descripcin de las islas y establecimientos espaoles en lascostas de las Indias Occidentales39.

    Las ventajas de este canal, que permitira el intercambio de riquezas en-tre oriente y occidente, y acercar entre s a culturas tan diversas, son elogiadas

    de tal modo en esta obra que cualquiera que la leyese llegara fcilmente a laconclusin de que Inglaterra no poda perder, bajo ninguna circunstancia, laoportunidad que se le presentaba de apoyar a la Amrica del Sur en su inde-pendencia, y beneciarse as no slo de tan extraordinarias ventajas para sucomercio, sino de quedar ligada a un evento que sin duda habra de ocupar enadelante un gran lugar en la historia del mundo40.

    Llegados a este punto de la argumentacin, slo quedaba por determinarel cmo. Diversos proyectos, se seala, haban sido expuestos ante el gobierno

    ingls en el curso del tiempo, particularmente en momentos de tensin entreEspaa e Inglaterra. Sin embargo, todos ellos perseguan objetivos nada bene-ciosos para Amrica: conquista, saqueo, simple dominio; a excepcin de unoque, presentado ante el primer ministro William Pitt a comienzos de 1790, fueel primero en plantear un esquema general de emancipacin, y ese fue elproyecto presentado por el general Miranda.

    A partir de aqu (p. 13, versin original) [pp. 23 y ss. de esta edicin], elresto del ensayo est dedicado a Miranda, a sus acciones y a sus ideas de eman-

    37 La referencia es tomada de Antonio de Alcedo, Diccionario geogrco-histrico de las IndiasOccidentales, Madrid, Imprenta de Manuel Gonzales, 1787, 5 v. Alcedo (1735-1812), nacido enQuito, se desempe como coronel de la Guardia Real, y lleg a ser miembro de la Real Acade-mia de la Historia.38Archivo del general Miranda, ed. cit., t. XV, pp. 115 y ss.; Colombeia, t. IX, pp. 39-44 (Arch.Orig., Neg., t. I, fol. 128). En esa oportunidad, Miranda reforz su argumento con citas tomadasde la obra de Arthur Dobbs,An Account of the Countries Adjoining to Hudsons Bay, in the North-west Part of America, London, J. Robinson, 1744, 211 p.39 Thomas Jefferys, gegrafo, 1762.

    40La emancipacin..., p. 13, versin original [pp. 21 y ss. de esta edicin].

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    cipacin para la Amrica meridional. En particular, se hace un recuento generalde los diversos intentos de Miranda por obtener tanto del gobierno ingls, comodel francs, el nanciamiento requerido para armar una expedicin que ayuda-ra a los hispanoamericanos a liberarse del yugo espaol. En siete oportunida-

    des, Miranda cree estar cerca de realizar su plan y en siete oportunidades se vedecepcionado por el gobierno al que ha acudido en busca de ayuda41.

    Igualmente, asistimos en el resto de la obra a un resumido recuento delos momentos ms importantes de la vida de Miranda: su salida de La Guaira;su ingreso al ejrcito real; sus problemas con la Inquisicin; su envo como ex-pedicionario a Amrica; su participacin en la batalla de Pensacola; el efectoque esta experiencia tuvo en su vida42; su desercin del ejrcito espaol; susviajes por Europa; la llegada a Rusia y la proteccin que le brindara Catalina;

    sus conversaciones con William Pitt; la razn de su ida a Francia y su invo-lucramiento en la vida militar y poltica francesa, tema al que se le dedica lamayor atencin; la propuesta de Francia de condicionar la ayuda que podraprestarle al sometimiento de los esclavos en Saint-Domingue; el rechazo deMiranda a sacricar una empresa tan grande, tan bella y tan interesante, poruna falta de previsin en su inicio, como era la de conquistar la libertad de unpueblo a costa del sometimiento de otro43; las terribles circunstancias en quese desenvolvi su vida en Francia, la crcel y la posibilidad de la guillotina;

    el contexto en el que se da el Acta de Pars; el regreso a Londres y los nuevosintentos de conseguir apoyo para una expedicin; la decisin de armar laexpedicin por los propios medios y el desembarco en costas venezolanas en1806; la estancia en Trinidad; el nuevo regreso y el nuevo intento de obtenerapoyo del gobierno ingls; el rme rechazo a la accin de Popham en BuenosAires44 y, nalmente, una densa exposicin de sus ideas polticas, sobre lasque queremos hacer algunas consideraciones.

    41 Ver pp. 13 y ss., versin original [pp. 23 y ss. de esta edicin].42 Cabe sealar que sta es la primera referencia, casi treinta aos despus, que podemos encon-trar sobre los efectos que produjo en Miranda su participacin en las guerras de independencia delas colonias angloamericanas. Fue la comparacin de la situacin de estas colonias con lo que seviva en la Amrica hispana, lo que le hizo desear un destino similar para ellas, y tan profunda-mente le qued grabada esta impresin, que le ha dedicado a este objetivo casi su vida entera, ysta ha sido tambin el motor principal de cada uno de los planes propuestos para la emancipa-cin de las colonias espaolas en Amrica. Cfr. infra, pp. 24 y 25 de esta edicin.43 Carta a Brissot, Lige, 19 de diciembre de 1792.Archivo del general Miranda, t. VIII, pp. 69-70(Arch. Orig., Neg., t. I, fol. 142 vto.; Rev. Francesa, t. I, fol. 123), Colombeia, t. X, pp. 287-289.

    44Archivo del general Miranda, t. XIX, pp. 9-10 (Arch. Orig., Neg., t. IX, fol. 109).

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    El proyecto poltico de Miranda para la Amrica meridional

    Cierto es, como seala Mill en el texto reproducido por Antepara en Laemancipacin suramericana, que antes de Miranda diversos proyectos habansido presentados ante el gobierno ingls con el propsito de obtener ayuda

    para liberar algunas regiones americanas de la dominacin espaola. Algunosde estos proyectos contenan denidas intenciones autonomistas; otros, simple-mente apuntaban hacia el aprovechamiento de los recursos que Espaa habavenido apropindose por siglos. No escapaban de esta intencin los propiosingleses, quienes siempre estuvieron a la caza de una oportunidad que les per-mitiera sustituir a Espaa en tanto potencia colonial en Amrica, y de hecholograron hacerlo en algunas islas del Caribe como Jamaica y Trinidad. En todocaso, ninguna de estas propuestas lleg a trascender la mera accin prctica de

    expulsin de los espaoles de una determinada regin ni pareci estar acom-paada de alguna propuesta de reforma poltica. Lo que ms se aproxim a elloparece ser la peticin que hizo Viscardo a los ingleses, en 1781, cuando desdeItalia, a travs del representante ingls en el gran ducado de la Toscana, solicitapoyo para la rebelin de Tpac Amaru45. Sin embargo, tampoco en este casola propuesta tena carcter continental.

    De modo que histricamente es Miranda el primero en presentar ante elgobierno ingls un proyecto con caractersticas radical y globalmente liberado-

    ras, y argumentalmente bien sustentado. En primer lugar, encontramos all unadenuncia de la situacin colonial que como tal se haba instaurado en toda laAmrica meridional. Situacin que provena de un hecho original de violenciaque caus la muerte de millones de indgenas y el sometimiento de los quehaban logrado sobrevivir, y que constitua, en s mismo, razn suciente pararechazar y proceder con todo derecho a combatir el injusto dominio espaolen Amrica. En segundo lugar, argumenta Miranda, durante los tres siglos deocupacin del continente, la poblacin americana haba sido sometida a los

    ms crueles tratos, haba sido excluida de toda participacin en los asuntospblicos y sumida en la total ignorancia por parte de la Inquisicin; todo ellobajo responsabilidad directa del monarca, por cuanto ste lo haba autorizadoy en muchos casos estimulado. En tercer lugar, se arma el principio universalde la libertad como derecho irrenunciable de los pueblos, ante el cual ningnotro pueblo, por poderoso que sea, puede invadir, ocupar o declarar la guerra

    45 Cfr. Miguel Batllori, El abate Viscardo. Historia y mito de la intervencin de los jesuitas en la

    independencia de Hispanoamrica, Caracas, IPGH, 1953.

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    sin causa justa; como bien lo estipula tanto el derecho de gentes tradicionalcomo sus aportes ms modernos, entre los cuales est el del publicista suizoEmmer Vattel46. Todo lo cual conformaba una situacin que, a juicio de Miran-da, obligaba y justicabaperse a los americanos a emplear todos los medios

    a su alcance para independizarse de Espaa y de cualquier otro poder con lasmismas pretensiones.

    Dadas estas premisas, cuando Miranda se aproxima al gobierno ingls ensolicitud de apoyo, debi haberle quedado muy claro al primer ministro que nose trataba de otra aventura ni haba posibilidades de aprovechar la circunstan-cia para benecio propio. Quizs fuera sta una de las razones que priv paraque William Pitt y otros ministros ingleses jams se decidieran a invertir dineroy esfuerzos en el proyecto de Miranda, dado que sus rditos nunca dependeran

    de s mismos, sino de lo que los americanos estuvieran dispuestos a conceder.Al menos, Miranda tuvo mucho cuidado en dejar esto bien establecido desdeel propio inicio de sus negociaciones con Inglaterra: ...mi intencin es pura-mente Patritica, con el nico propsito de servir a mi pas y de promover elinters y las ventajas de Gran Bretaa, en tanto (ambos) sean perfectamentecompatibles; estos servicios no me podrn ser requeridos contra Espaa, conningn otro motivo!47. Es decir, el conicto de Miranda con Espaa obedecanicamente a la necesidad de libertar Amrica, y no a ninguna otra razn. Fue

    esta misma conviccin la que lo llev a rechazar la oferta francesa de apaciguarSaint-Domingue, como condicin previa para ayudarle a emancipar Amrica.

    Dada, pues, la constatacin de la situacin colonial y legitimado argu-mentalmente el derecho a la rebelin, Miranda emprende dos vas de realiza-cin de la independencia de la Amrica meridional, que dan la real dimensinpoltica de su proyecto. Por una parte, el diseo de un plan militar, cuidado-samente preparado, que permitiera enfrentar y derrotar las fuerzas espaolasen Amrica. Fuera con ayuda de los ingleses, o bien de los franceses, como

    lo intentar ms tarde durante su permanencia en ese pas, estaba previstoque un ejrcito de 15 a 20.000 hombres desembarcara en las costas de Tierra

    46 Diplomtico y publicista suizo. Su obra Le droit des gens, ou Principes de la loi naturelle appli-qus la conduite et aux affaires des nations et des souverains (Londres, Neufchtel, 1758), esconsiderada una de las fuentes del derecho internacional moderno. Miranda estudi muy bienesta obra y la utiliz con frecuencia tanto para condenar la ocupacin de Amrica por parte deEspaa, como para fundamentar el derecho de los pueblos a la rebelin.47 Nota de Miranda a William Pitt, de fecha 28 de enero de 1791.Archivo del general Miranda, ed.

    cit., t. XV, pp. 128-129 (Arch. Orig., Neg., t. I, fol. 135). Es Miranda quien subraya.

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    Firme, para desde all emprender, con el apoyo de los naturales del pas (suscompatriotas), la liberacin del resto de la Amrica meridional. Bien sabemosque este plan qued reducido a una expedicin de apenas quinientos hom-bres48, que Miranda tuvo que organizar con sus propios recursos y la ayuda de

    algunos amigos; expedicin que desembarc en las costas de La Vela de Coroen 1806, sin obtener la adhesin que esperaba y teniendo que partir pocos dasdespus, sin haber alcanzado los objetivos que tanto haba buscado.

    Ahora bien, lo que queremos destacar aqu es la segunda vertiente delplan mirandino: la concepcin poltica de una repblica continental, queuniendo en una sola nacin a todas las provincias hispanoamericanas libera-das, se regira por un mismo cdigo de leyes, por una misma Constitucin yun mismo gobierno. Esta repblica, llamada Colombia, se fundamentaba en

    la conciencia de que todas las partes que la integraban compartan un mismoproyecto histrico; conciencia que habra de llevarla, adems, a recuperar elretraso de tres siglos de coloniaje y a convertirla en una de las naciones mspreponderantes de la Tierra, a la par de potencias como Inglaterra o los EstadosUnidos, con quienes podra establecer acuerdos comerciales o nancieros degran envergadura y en igualdad de condiciones49.

    La importancia de este planteamiento viene dada por el hecho de quehasta ese momento no se haba presentado un plan que ligara unidad cultural

    y proyecto poltico de emancipacin para la Amrica meridional, ni se habaplanteado la formulacin de un plan de Gobierno que considerara necesariala transformacin misma de la sociedad americana, alegndose como raznel que sta haba sido conformada a partir de valores y principios que respon-dan a intereses ajenos y que la subordinaban como expresin de realizacinhumana. Miranda est plenamente consciente de esta realidad y de all su in-sistencia en encontrar una forma de gobierno que, como deca Montesquieu,mejor se adaptara al carcter e ndole de sus habitantes, pues el hecho mismo

    48 Cuando Miranda desembarca en La Vela de Coro el 3 de agosto de 1806, viene conduciendo una ex-pedicin compuesta de once naves y quinientos hombres, la mayor parte reclutados en Trinidad. Serste su segundo intento. El primero, ante las costas de Ocumare, fue repelido por las fuerzas realistas el28 de abril de ese mismo ao. En esa ocasin la expedicin la componan slo tres naves: la Leander,la Bacchus y la Bee, y doscientos hombres reclutados en el puerto de Nueva York. En el intento dedesembarco en Ocumare fueron capturadas las goletas Bacchus y Bee, as como los cincuenta yocho hombres que las tripulaban. De estos, diez fueron ejecutados el 21 de julio de ese ao.49 Para conocer las bases sobre las que se asentara la unin de estas provincias en una sola nacin

    y los acuerdos a los que sta podra llegar con Inglaterra y los Estados Unidos, ver la relacin

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    de la independencia no tendra sentido si la misma no iba acompaada deuna transformacin de las estructuras polticas, jurdicas y econmicas de lasociedad.

    Esta transformacin, sin embargo, deba ser racional, es decir tan alejada

    del despotismo que haba imperado en Amrica durante los tres siglos de colonia-je, como de los excesos de libertad que en Francia haban desatado un perodode terror. De all, que la mayor cantidad de los documentos que Miranda autorizaa incluir en esta obra estn relacionados con su actuacin durante la Revolucinfrancesa, buscando con ello asegurarse de que a nadie le quedara duda algunasobre cul era el tipo de revolucin y de libertad a la que aspiraba. En Amricahabra de reinar una libertad sabiamente entendida, y un gobierno que se asen-tara sobre bases slidas que permitieran realizar un cambio sin convulsiones.

    Es sobre este ltimo aspecto donde radica el mayor valor de La emanci-pacin suramericana, pues nos permite entender mejor y completar la visinde la concepcin que tena Miranda de un gobierno continental; en particularsus ideas sobre la estructura y ejercicio del poder poltico, la relacin institu-cin-ciudadano, el papel de los cabildos y, sobre todo, el grado de participa-cin del pueblo. Aunque tal concepcin es expuesta en referencia a cambiosproducidos en naciones que estuvieron sometidas a las mismas relaciones dedominacin, como es el caso de Holanda, la similitud de estas ideas con tesis

    formuladas por Miranda desde mucho antes en documentos referidos a Amri-ca, as como su reiterada valoracin del ejemplo holands, permiten atribuirlea estas nociones una legtima procedencia mirandina.

    Miranda redact varios proyectos constitucionales o planes de Gobier-no federal, destinados a ponerse en ejecucin tan pronto fuera derrotado elimperio espaol en Amrica. En ellos, particularmente en los redactados en180150 y 180851, se expresa su denitiva concepcin de Colombia y se modelala estructura poltica y jurdica sobre la cual se habra de sustentar la unidad

    de la Amrica meridional. Esta preocupacin por asegurar lo que deba ocurrirel da despus de la independencia, estuvo siempre presente en los planes delPrecursor, incluso antes de su experiencia en la Revolucin francesa, lo que

    que se hace aqu de la llamadaActa o Instruccin de Pars, escrita por Miranda en 1797; la que,a nuestro juicio, puede ser considerada el primer documento integracionista de nuestra historia,pp. 28-30.50Archivo del general Miranda, ed. cit., t. XVI, pp. 151-159 (Arch. Orig., Neg., t. III, fol. 88-93);Colombeia, t. XIX, pp. 628-632.

    51 Este plan no gura en la edicin del Archivo ya citada, pero puede encontrarse en Jos Gil Fortoul,

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    nos lleva a pensar que Miranda no busca una transformacin ordenada dela sociedad slo por temor a la anarqua o a la violencia, sino, fundamental-mente, porque est convencido de que la vida en libertad genera una energaadicional en la actividad humana que ha de traducirse masivamente en un

    cambio en las costumbres, en las relaciones sociales y hasta en las relacionesde produccin, que es necesario ordenar y dirigir acertadamente para quela nacin se consolide y engrandezca. Basta leer sus anotaciones durante elrecorrido por los Estados Unidos en 1783-1784, o durante su paso por algu-nas repblicas europeas para constatarlo. Apreciacin que se conrma en suopsculo Opinion du Gnral Miranda sur la situation actuelle de la France etsur les remdes convenables ses maux, donde, siguiendo a Rousseau, armala necesidad de establecer un poder ejecutivo fuerte que logre canalizar esa

    energa hacia vas racionales de productividad y bienestar colectivo52.En efecto, un Plan de Gobierno haba ya acompaado su primera pro-

    puesta a William Pitt en 179053, as como la enviada al presidente John Adamsen 179854, como un claro mensaje de autonoma en cuanto al destino pol-tico de la Amrica del Sur emancipada. Cierto es que en estos dos primerosplanes la nacin ideada por Miranda se asemeja ms a la monarqua parla-mentaria inglesa que a un gobierno estrictamente republicano, como s losern los proyectos de 1801 y de 1808, ya mencionados. No es el caso entrar

    a discutir aqu las razones que llevaron a Miranda a proponer inicialmenteel modelo ingls, aunque es lgico suponer que Pitt no hubiese avalado f-cilmente un modelo diferente y menos, algo que se pareciera a la repblicade los franceses55.

    Sin embargo, independientemente de estas razones y del propio modeloen consideracin, queda clara en todos estos proyectos la preocupacin deMiranda por establecer bases rmes sobre las cuales asegurar un cambio sin

    Historia constitucional de Venezuela, Caracas, Edic. del MEN, 1954 (3 v.), [1a ed. 1907], pp. 331-339.52Opinion du Gnral Miranda sur la situation, p. 11.53 Plan para la formacin, organizacin y establecimiento de un gobierno libre e independienteen Amrica meridional,Archivo del general Miranda, ed. cit., t. XV, p. 115 (Arch. Orig., Neg., t. I,fol. 128); Colombeia, t. IX, pp. 39-44.54 Segn relata el propio Adams en sus memorias, Miranda le envi un proyecto de Constitucincomo acompaamiento a una solicitud de apoyo para su plan militar de liberacin de Amrica.Esta carta est fechada el 24 de marzo de 1798. (The Works of John Adams, Boston, Little, Brownand Co. 1850-1856 (10 v.), t. VIII, pp. 569-572). Dicho proyecto se encuentra hasta el momentodesaparecido.

    55Archivo del general Miranda, ed. cit., t. XV, p. 267 (Arch. Orig., Neg., t. I, fol. 154).

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    convulsiones. Bases que en el primer caso cree encontrar en una monarquahereditaria, cuyo soberano sera llamado Inca, pero que, al igual que en elmodelo ingls, compartira el poder con una Cmara de senadores o caciques,elegidos por el inca, y una de diputados, elegidos directamente por los ciuda-

    danos, los cuales ejerceran su funcin durante cinco aos y estaran vigiladosen sus conductas y manejo de los asuntos pblicos por funcionarios llamadoscensores, cuestores y ediles, elegidos tambin por los ciudadanos.

    En los planes de Gobierno posteriores, ya maduro su pensamiento y ple-namente convencido de que la soberana no puede residir sino en el pueblocomo totalidad, y que como tal, la misma es incompatible con un rgimen mo-nrquico, Miranda cree encontrar entonces la garanta de esa transformacinpacca en los cabildos, en tanto stos constituyen la primera manifestacin

    organizada de la soberana del pueblo y la primera expresin de la vida pol-tica y social de los individuos. Ser sobre estos cabildos que se construya todala estructura de gobierno continental para Colombia; estructura que puededescribirse como una pirmide conformada por cuatro estamentos superpues-tos pero activamente interrelacionados: el pueblo, detentor de la soberana,como base de sustentacin y legitimacin de todos los poderes; los cabildos oinstancias locales, cuyos miembros son elegidos directamente por los ciudada-nos y tienen por funcin proveer soluciones a los problemas locales y legislar

    para garantizar el funcionamiento armnico y la prosperidad de la sociedadparticular de la cual son expresin56; las asambleas provinciales, elegidas enuna primera instancia por los miembros de los cabildos y cuya funcin esasegurar una visin de conjunto de la regin, atendiendo a su seguridad y ala integracin de esfuerzos y recursos en la bsqueda del desarrollo armnicode sus partes57; y, nalmente, en el vrtice, el Congreso Continental o Conci-lio Colombiano, cuyos miembros habran de ser elegidos por las asambleasprovinciales. Este Congreso estara encargado de trazar el plan general de la

    56 En general, los cabildos seguiran ocupndose tambin de sus funciones tradicionales: man-tenimiento de los edicios y la administracin de los mercados pblicos, inspeccin de pesos ymedidas, control de los precios de los productos, recaudacin de los impuestos y direccin delas estas pblicas. Cfr. Proyecto de Gobierno federal(1801). Ver tambin, Martn Prez Matos,Cabildos coloniales, Caracas, Concejo Municipal, (Crnica 14 y 15), 1953, p. 11.57 En el Proyecto de Gobierno federalde 1801, se estipula que las asambleas provinciales estarnencargadas de velar por la salud y la administracin de las provincias. A tal efecto, ellas podrn es-tablecer leyes administrativas que no se extiendan ms all de la respectiva provincia, y que, en nin-

    gn caso, obstaculicen la aplicacin de las leyes generales. Original en francs (traduccin ma).

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    nacin en su conjunto, establecer acuerdos y alianzas con otras naciones,incluidas las militares, y promulgar las leyes que deban regir para el conjuntode la nacin, aunque compartiendo responsabilidades con las asambleas y loscabildos58. Igualmente, compete al Concilio Colombiano elegir, a su vez, a dos

    ciudadanos para que ejerzan el poder ejecutivo por un perodo determinadoy sujetos a juicio posterior segn su desempeo. Estos ciudadanos no tienenen estos planes de Gobierno atributos monrquicos, como s los tenan en losplanes anteriores; pero siguen llamndose incas en homenaje, tal vez, a lo quefue la autoridad suprema y ms respetada de la cultura incaica, una de las msavanzadas de Amrica y protagonista de una de las sublevaciones ms organi-zadas y de mayor extensin contra el gobierno espaol59.

    A pesar de que estos planes de Gobierno establecen como principio fun-

    damental que la soberana reside exclusivamente en el pueblo, los cabildos ylas asambleas provinciales de esa gran repblica continental que ser Colom-bia, se presentan como una mediacin entre el pueblo y la entidad supremade gobierno, que es el Congreso o Concilio Colombiano. La explicacin laencontramos en este texto de Mill que nos presenta Antepara:

    Hay un peligro en hacer que las bases de la representacin sean demasiado amplias.Hay otro en hacerlas demasiado estrechas. Al hacerlas demasiado amplias, caemos en

    las inconveniencias del ignorante y precipitamos las pasiones de los vulgares. Si lashacemos demasiado estrechas, caemos en algo que es todava peor, las malas prcticasdel soborno y la corrupcin. Si los electores de los Cabildos en s mismos conformanuna base demasiado amplia, hay razones para temer que los propios Cabildos confor-men una demasiado estrecha. Sin embargo, la dicultad puede probablemente supe-rarse estableciendo asambleas provinciales, por [la eleccin de] cuyos miembros casitodos los habitantes del pas puedan votar, mientras que la gran legislatura nacional seaelecta slo por los miembros de los Cabildos.60

    58 Si bien se estipula que el Congreso puede elaborar leyes para el conjunto de la nacin, stasno se consideraran aprobadas hasta tanto no recibieran el apoyo de las tres cuartas partes de lasasambleas y los cabildos. De la misma manera, los cabildos y las asambleas podan proponerleyes generales que no se consideraran aprobadas hasta tanto no fueran raticadas por las trescuartas partes del Congreso. El mismo procedimiento quedaba establecido para cualquier reformade la Constitucin. Para un estudio ms detallado, ver Carmen L. Bohrquez, op. cit., cap. 4.59 La rebelin conducida por Tpac Amaru en 1781. De hecho, Miranda subray en varias oportu-nidades la importancia de esta sublevacin y se ocup de recoger en sus viajes por Europa toda ladocumentacin que all circulaba sobre este levantamiento, as como de indagar sobre la mismaa travs de sus corresponsales en Amrica.

    60 Traduccin ma. Ver pp. 48 y ss. de esta edicin.

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    Es evidente que se est hablando aqu del proyecto mirandino de gobier-no continental y la ocasin es propicia para explicar las razones que llevaronal Precursor a disear esa estructura de gobierno para Colombia; razones que

    no pudo dar en el momento de su formulacin, pero que ahora, cuando laindependencia denitiva de Amrica se presenta como un hecho inminente,le parece fundamental exponerlas a n de reunir el mximo consenso en tornoa su proyecto. En esta ocasin, su preocupacin fundamental, como ya lo he-mos sealado, est dirigida a disipar por todos los medios posibles cualquiertemor que se pudiera tener respecto al rumbo que seguira la revolucin por laque vena luchando. Esto lo podemos ver en la profusin de documentos quedecide incluir en esta obra para aclarar su participacin en la Revolucin fran-

    cesa, y se expresa en el cuerpo principal de la misma, al esforzarse en mostrarque es posible construir un proyecto poltico que al mismo tiempo asegure lasoberana y la representacin popular, evite el peligro de la promulgacin deleyes demasiado radicales o que atenten contra una sabia y equilibrada con-duccin de la sociedad. En la bsqueda del equilibrio o del justo medio entreanarqua y despotismo, lo que fue siempre su preocupacin, Miranda ensayadiversos medios de reglamentar la participacin popular y de establecer con-trapoderes, que impidan el dominio de unos sobre otros. Tan nefasta es, a su

    juicio, una absoluta libertad de los individuos como la tirana de uno solo so-bre el resto; y de all, su empeo en disear una Constitucin que adaptndoseal carcter e ndole de sus habitantes, asegure al mismo tiempo una libertadsabiamente entendida.

    En el perfeccionamiento de esta Constitucin, La emancipacin sura-mericana da razones, ilumina e introduce ligeras variantes con respecto alos Proyectos de Gobierno federal de 1801 y 1808. As, por ejemplo, mientrasen esos proyectos el voto directo del pueblo se agota en la eleccin de los

    miembros de los cabildos, aqu se revaloriza ese voto al dejar tambin enmanos del pueblo la eleccin de los miembros de las asambleas provinciales,y al establecer que sean los cabildos, que son una representacin mucho msamplia y directa que las asambleas provinciales, quienes elijan los miembrosdel Congreso continental61.

    Y para quienes tanto han especulado sobre las supuestas ideas monr-quicas de Miranda y lo que algunos han llamado Incanato, esta obra aclara

    61Ibid., p. 48.

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    el verdadero sentido en el que Miranda utiliz el trmino Inca: Falta algotodava respecto a, tal vez, una de las operaciones ms delicadas en la com-posicin del gobierno total: se trata de la designacin del primer magistrado,llmese rey, cnsul, inca, o cualquier otro nombre que sea del gusto pblico,

    a quien deben conarse los asuntos que requieren decisin inmediata y queuna asamblea numerosa no puede tomar. Para luego aclarar, en nota a piede pgina, que el nombre Inca propuesto por Miranda es un nombre muyquerido en Sur Amrica62. Es decir, la escogencia de este nombre obedece auna razn cultural y no a la de una supuesta preferencia de Miranda por el r-gimen monrquico; siendo nicamente su pretensin designar, con un nombreno europeo, al primer magistrado de la repblica naciente, tal como hoy se ledesigna con el nombre de presidente.

    En todo caso, podra decirse que hay una estructura fundamental quese mantiene en todos los planes de Gobierno de Miranda y en la que l creehaber encontrado la frmula que impedir sin duda las consecuencias fatalesdel sistema franco-republicano, que Montesquieu llama la libertad extrema63:gobierno representativo emanado directamente del pueblo (eleccin directade los miembros de los cabildos, de las asambleas, de los funcionarios encar-gados del control de la gestin pblica, as como de los que ejercern el poderjudicial)64, unido a un entramado legislativo que cubre todas las instancias y

    expresiones de la vida civil y poltica (leyes emanadas de los tres niveles degobierno), construido corresponsablemente (las leyes de una instancia debenser refrendadas por las otras dos), a objeto de asegurar el mximo consenso ytambin el voluntario cumplimiento de las mismas; acompaado todo esto desucientes mecanismos de vigilancia y control que impidan el desborde de laspasiones y el abuso y corrupcin de los funcionarios (papel de los censores,cuestores y ediles).

    Tal era el proyecto de Gobierno que Miranda haba ideado para Colom-bia, el cual, acompaado de un programa econmico dirigido a aprovecharlos cuantiosos recursos naturales en benecio colectivo, hara de esa nuevanacin una de las ms prsperas del mundo. Sin embargo, ms all de esteproyecto cuidadosamente preparado y a pesar de su clara expresin republi-

    62Ibid., p. 49.63 Carta de Miranda a John Adams, de fecha 24 de marzo de 1798. En: The Works of John Adams,ed. cit., t. VIII, p. 571. Es Miranda quien subraya.

    64 En el sistema poltico diseado por Miranda para Colombia, los jueces seran electos directa-

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    cana y democrtica, un temor se sigue percibiendo en el espritu de Miranda:el temor al pueblo. Temor que La emancipacin suramericana trata de explicary disipar.

    Cuando Miranda habla de construir sobre las fundaciones, es decir so-

    bre la organizacin bsica que son los cabildos, lo hace con la intencinde controlar al pueblo. A su juicio, mantener sin grandes cambios estas ins-tituciones, que son las que lo afectan ms directamente, permitir que elgobierno se transforme sin que el pas sufra alteraciones violentas. De otramanera, la introduccin de cambios repentinos dara pie a que el pueblo, ensu ignorancia e irritabilidad pueda ser manipulado por hombres de malasintenciones. Ms an, en momentos de crisis como la generada por un cam-bio poltico, el pueblo debe ser tratado con las ms sabias precauciones y

    no debe ser nunca llamado a interferir, y en la medida en que este plan seaconducido con prudencia, se contar con su tranquila aceptacin65. Plan queya haba sido probado con xito en Holanda, donde se evit que las pasionesdel pueblo se inamaran y produjeran hechos de violencia como los quesacudieron a Francia.

    No es nuevo este temor de Miranda, compartido adems por casi to-dos los criollos americanos, de dejar en manos de los ms ignorantes laconduccin de la nacin. Ya lo haba manifestado durante su viaje por los

    Estados Unidos en 1783, cuando critic el hecho de que la Asamblea estuvieraconformada por sastres, posaderos, calafates, herreros, etc.66; lo que no es deextraar en un hombre ilustrado como ya lo era67. Pero sern las experienciasde la Revolucin francesa y de la rebelin de los esclavos en Saint-Domingue,las que incrementen las prevenciones de Miranda en cuanto a la participacin

    mente por los ciudadanos y sus cargos seran vitalicios, a objeto de asegurar su independenciarespecto a los otros poderes. En La emancipacin suramericana, no se toca mucho el tema del

    poder y del sistema judicial, remitiendo simplemente al lector a las obras de Jeremy Bentham:Tratados de legislacin y Un fragmento sobre Gobierno (1776) (p. 49). Bentham fue tambin ungran amigo de Miranda y con frecuencia el Precursor le solicit asesoramiento tanto sobre estetema, como sobre cuestiones educativas. Poco antes de regresar a Caracas, Miranda le solicita laredaccin de una Ley de libertad de expresin, a ser puesta en prctica en la repblica libre quenacera en Amrica. Al momento de salir Miranda de Londres, Bentham no haba terminado ande elaborarla. [En el texto de Antepara, p. 49, el libroA Fragment on Governmentaparece comode autor desconocido y no de Bentham, como correctamente lo anota ac la prologuista].65 En esta obra, p. 45.66Archivo del general Miranda, t. I, p. 317 (Arch. Orig., Viajes, t. VI, fol. 93); Colombeia, t. III, p. 308.

    67 Tampoco Voltaire poda soportar que su peluquero fuera legislador.

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    del pueblo en tareas de gobierno, y, sobre todo, las que atormenten a las litescriollas, convirtindose este temor en uno de los mayores obstculos para laadhesin de stas a la causa de la independencia. Sin embargo, justo es decirque la causa del temor tena diverso origen. En Miranda, responda a la razn

    ilustrada que vea en la ignorancia un impedimento para el progreso de lahumanidad; en los criollos, a prejuicios etnosociales y de preservacin de susprivilegios e intereses hegemnicos. En todo caso, esta prevencin de Miran-da hacia el pueblo represent en su pensamiento una contradiccin que slopudo resolver parcialmente en la letra de sus proclamas68 y proyectos consti-tucionales69, o en su participacin en la defensa de la Primera Repblica. Lasmximas de la Revolucin francesa de igualdad, libertad, fraternidad chocabancon el principio ilustrado de que toda accin deba estar guiada por la razn,

    y la razn implicaba orden y no violencia; violencia que resultara inevitablecuando los sectores secularmente excluidos intentaran ejercer esa igualdad.De all que Miranda insista, en las cartas que para esa misma poca enva alCabildo de Caracas, que era necesario que los hombres capaces y virtuosostomaran en sus manos el Gobierno, antes de que el pueblo lo hiciera70.

    Hay dos cosas que no deben confundirse reza La emancipacin surame-ricana: una es formar una constitucin; la otra, muy diferente, es aplicaruna constitucin, despus de que la misma ha sido establecida. Por lo que

    respecta al primer aspecto, adoptamos, en toda su extensin, la mxima pro-verbial: Tanto como sea posible debe ser hecho para el pueblo, pero nadapor el pueblo71. La razn aducida es que el pueblo no est calicado, esdecir no posee los conocimientos necesarios, para determinar lo que mejorle conviene. Sin embargo, todo lo contrario ocurre a la hora de conducir losasuntos nacionales en acuerdo con la Constitucin ya establecida: es nece-saria la participacin del pueblo para evitar que el sector privilegiado de lasociedad se apodere de su administracin y concentre todas las ventajas de

    68 Que los buenos e inocentes indios, as como los bizarros pardos y morenos libres crean rme-mente que somos todos conciudadanos, y que los premios pertenecen exclusivamente al mrito ya la virtud.... Proclama a los pueblos habitantes del continente amrico-colombiano, 1806.69 En sus proyectos constitucionales, Miranda funda la americanidad en el ius solis, con lo cualtodos los nacidos en Amrica tienen en principio los mismos derechos, independientemente delcolor de su piel o de su origen social. Archivo del general Miranda, t. XVI, pp. 151-159 (Arch.Orig., Neg., t. III, fol. 154); Colombeia, t. XIX, p. 632.70Archivo del general Miranda, t. XXI, pp. 368-369 (Arch. Orig., Neg., t. XIV, fol. 117-125 vto.).

    71La emancipacin sudamericana, versin original, p. 33 [p. 45 de esta edicin].

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    su lado, acumulando las desventajas sobre el otro sector; lo que traera comoconsecuencia la ruina del inters mismo y la destrucc