miradas de san josé 1era ed

MIRADAS DE SAN JOSÉ

2 MIRADAS DE SAN JOSÉ

1ERA

. EDICIÓN

PRESEN

TACI

ÓNMiradas de San José surge como una respuesta a la cultura mediática en la que el individuo común se obvia. Existe una exigencia de los productores por retratar esa vida que sostiene esa ciudad de poca altura pero turbulenta. La primera edición se centra en presentar a los in-dividuos que hemos llamado “inamovibles”. Los inamovibles son estas personas que día tras día forman parte del escenario casi estático del tran-sita cantón central. Los fotógrafos que participaron en la presente pub-licación son estudiantes de la Escuela de Comu-nicación Colectiva, Universidad de Costa Rica.

Mariela Bolaños | Carolina González | José Pablo Hernández | Katherine Vargas | Jessica

Rojas | Paola Jinesta

FOTÓGRAFOS

¿Qué le vendo?................................................................... 4

Que la suerte esté con usted............................................. 28

Dos tejas por La Extra....................................................... 52

Con buena escoba, bien se barre...................................... 80

Acérquese para la foto....................................................... 98

El circo urbano................................................................... 124

ÍNDICE

3MIRADAS DE SAN JOSÉ


MARIELA BOLAÑOS

¿QUÉ

LE

VEND

O?

Contra el sol, las lluvias y el viento, con el fin de llevar día a día comida a sus hogares, decenas de vendedores insta-lan en San José sus pequeños puestos de frutas y verduras. Su locación no es fija; todo depende de las circunstancias del día. Sus productos son cultivados dentro y fuera del país; sin embargo, para cada vendedor, algo es seguro: la calidad de su producto será siempre su-perior, y de su venta dependerá su feli-cidad al final de la jornada. Existe un miedo muy grande entre ellos, y es la Policía Municipal, que si los atra-pa, les decomisa la mercancía. No es ex-traño ver camiones repletos de mercad-ería circular las calle josefinas en busca de una nueva víctima. Si en medio de una venta su vendedor sale corriendo, no se asuste. Mire para todos lados, y quizá pueda ver a los policías con su uni-forme negro y su imponente caminar.


MARIELA BOLAÑOS

¿QUÉ

LE

VEND

O?


CAROLINA GONZÁLEZ

LA S

UERT

E ES

TÉ C

ON U

STED

Le dicen “la china”, sus rasgos escon-den los antepasados italianos. Tiene más de cincuenta años y desde an-tes de cumplir los 10, trabaja como vendedora de lotería en el Mercado Central. Cuenta que hay días buenos y malos; en diciembre se puede ga-nar hasta más de un millón de colo-nes, pero el día anterior tuvo pérdidas. Trabaja todos los días, desde las 6am hasta las 7 e incluso 8pm; las horas de la tarde son las que pre-sentan mayor cantidad de ventas.Corazza es madre de cinco hijos, tiene nietos e incluso una bisnieta, y según ella, todos se dedican a la venta de loter-ía; a uno de sus nietos, de 16 años tam-bién le gustaría dedicarse a este negocio.

Durante su jornada, toma pequeños espacios para “visitar” a su hijo, quien labora en un puesto cercano, y a su cu-ñado, quien trabaja en un negocio en el mercado, así como para hablar con otros trabajadores cercanos e incluso para fumar un cigarrillo. Es una mujer afable y también re-cibe visitas en su pequeño puesto.“Que me dice chinita” dice un tran-seúnte de San José, ella solo son-ríe, y le devuelve el saludo con la mano en la que sostiene el cigarrillo.


CAROLINA GONZÁLEZ

LA S

UERT

E ES

TÉ C

ON U

STED


JOSÉ PABLO HERNÁNDEZ

DOS TE

JAS PO

R LA

EXT

RA

Las 5am. Juan Carlos ya está ahí, en esa esquina casi al final del boulevard sobre la avenida central. Está ahí jus-to antes de que salga la luz. Se prepara para tantas personas que atenderá en el día que apenas amanece. No es an-tes o después. Tiene que estar en el momento indicado si no quiere que sean pocos los que necesitaren de él.

Cientos de transeúntes pasan desde esa hora a su lado y muchos se le acercan, pero no dicen buenos días porque van de prisa.

¡Deme La Teja! ¿Cuánto por La Extra! ¡La Nación! ¿Al Día?

Casi estático en esa esquina, pasa por 7 horas, mientras a su alrededor un río de personas corre apenas mar-cado por pausas que se sincronizan con la luz roja del semáforo peatonal.

Juan Carlos tiene un carro azul, pero es prestado y solo para poner los periódi-cos. El amable amigo es el intermedi-ario entre las empresas de prensa es-crita y el periódico al servicio de quien lo pida. ¡A cuentagotas las ganancias!



DOS TE

JAS PO

R LA

EXT

RA


KATHER

INE VARGAS

CON BUEN

A ES

COBA

, BI

EN SE BA

RRE

En la Avenida Central de San José la basura se ha vuelto parte del paisaje. Tanto las personas que caminan por la avenida y cada uno de los negocios comerciales, incrementan la cantidad de basura en San José. A pesar de que hay basureros ubicados al paso de las personas la basura se apodera de cada rincón de la cuidad. Doña Olga Hernández es una barren-dera de la Municipalidad de San José, asegura que su trabajo es muy agotador, cada vez que hace su recorrido recolec-ta gran cantidad de basura, mucha de

esta se encuentra fuera de los basure-ros. Sin embargo, pese a las condicio-nes climáticas, la actitud de la gente, y el constante acumulamiento de basura, mientras doña Olga tenga una buena escoba ella hará su trabajo. Así como doña Olga existen muchos otros operadores de la limpieza que velan por ofrecer a los ciudadanos ac-eras, calles y parques agradables. Mu-chas veces estos grandes trabajadores pasan desapercibidos y no se les valora su tan importante labor.


KATHER

INE VARGAS

CON BUEN

A ES

COBA

, BI

EN SE BA

RRE


JESSICA ROJAS

ACÉR

QUES

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RA LA FO

TO

Un grupo de fotógrafos de la calle, como ellos mimos se nombran, son los en-cargados de retratar a las personas que se acercan a la plaza de la cultura. Con cámara e impresora portátil llegan to-dos los días a cumplir con su trabajo, a esperar que algún niño o adulto quiera alimentar a las palomas para captar el momento e inmediatamente entregarle la foto. “¡Es un lindo trabajo! Llama-mos a las palomas para que acompañen la foto y la gente sonríe para la cámara”. Desde temprano alistan bolsitas con maíz que venden y muchas veces rega-lan a los visitantes de la plaza de la cul-tura; todo con tal de ver a la gente acer-cándose para la foto. Carlos Sequeira, quien tiene este oficio desde hace 18 años, cuenta que ha ganado buenos amigos, pero también ha sido difícil: los policías, las personas apresuradas y gruñonas. “A pesar de todo es una di-cha tener este trabajo”.


JESSICA ROJAS

ACÉR

QUES

E PA

RA LA FO

TO


PAOLA JINESTA

EL C

IRCO U

RBAN

O En los semáforos y en las esquinas, los artistas callejeros se roban las miradas de quienes transitan la ciudad, pero su show no termina ahí…

Con largos tubos que maniobran a la perfección y bolas de colores, los mala-baristas se apoderan del Templo de la Música. Los acróbatas por su parte, in-stalan sus llamativas telas en los árbo-les del Parque Morazán. Todos juntos, sin conocerse o ponerse de acuerdo, convierten el parque en un espectáculo fijo para todo aquel que desee detener su ajetreado día y disfrutar por unos minutos de la función.

El parque está casi siempre lleno de son-risas, colores y arte urbano. Casi, pues cuando menos se lo esperan, la Policía autoritariamente los fuerza a dar por terminada la función, olvidando que “el arte es un arma cargada de futuro”.


PAOLA JINESTA

EL C

IRCO U

RBAN

O

FOTOCURSO

miradas de san josé 1era ed

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