Mills Fox Edgerton

A LA VUELTADE LA PRÓXIMA ESQUINA

Prólogo de Antonio J. Antequera

EDITORIAL CUADERNOS DEL LABERINTO—ANAQUEL DE POESÍA, nº87—

MADRID • MMXVIII

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De la obra © MILLS FOX EDGERTON

De la edición © EDITORIAL CUADERNOS DEL LABERINTOwww.cuadernosdelaberinto.comDirección de la colección: ALICIA ARÉS

Prólogo © ANTONIO J. ANTEQUERA

Diseño de la colección © Absurda Fábulawww.absurdafabula.com

Ilustración de cubierta © TITHI LUADTHONGFotografía del autor en solapa © JULIO SANTIAGOIlustración página 13 © ANTONIO J. ANTEQUERA

Todos los derechos reservados.Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier procedimientoy el almacenamiento o transmisión de la totalidad o parte de su contenido pormétodo alguno, salvo permiso expreso del editor.

Primera edición: Octubre 2018I.S.B.N: 978‐84‐948608‐1‐2Depósito legal: M‐29341‐2018

Impreso en España.

www.cuadernosdelaberinto.com

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Agradezco

a mi querida amiga doña Milagros Montoya

su eficacísima colaboración en la preparación

del manuscrito de este libro. Sin su ayuda,

este poemario no hubiera visto la luz del día.

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P R Ó L O G O

MILLS FOX O CUANDO LA VIDARENACE A CADA INSTANTE…

Por Antonio J. Antequera

Decía don Miguel de Unamuno que cuando quería leerpensamientos y contenidos profundos que le hicieranverdaderamente reflexionar sobre la vida, no recurríaa filósofos ni ensayistas, sino que iba a los libros depoesía que atesoraba en su biblioteca. Unamuno noconoció a Mills Fox, (compadezco a don Miguel), perono me cabe la menor duda, de que su obra habría sidoobjeto del máximo interés por parte del autor de Niebla.

Y es que la obra de Mills Fox en general, y este libroen particular, apelan directamente al núcleo mismo dela vida, a nuestros anhelos, ansias, amores, sueños, te-mores, soledades, pesares y, también, incluso a nuestravis cómica. (Sí, ese sentido del humor tan sano e inteli-gente, y que en los últimos tiempos está tan olvidadoy tan poco practicado para mayor desgracia de nuestra

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grisácea sociedad actual). Parafraseando el célebre pro-verbio latino, podemos decir que nada de lo humanole es ajeno a Mills Fox, y todo, absolutamente todo,está contenido en sus poemas.

De modo que este libro se asemeja al inolvidableAleph descrito por Borges, al mostrarnos desde todos lospuntos de vista inimaginables y al mismo tiempo, casi demanera simultánea, todos los ángulos y aspectos de lavida, que como mágicos cristales facetados, nos deslum-bran a lo largo de cada una de las páginas de esta obratan singular. Así, desfilan por este libro los aspectos mássensuales y carnales de la vida (el recuerdo de los pri-meros escarceos amorosos, el sexo, la lujuria, el ero-tismo, el deseo, la prostitución, etc.), pero tambiénaquellos más nostálgicos, como aquellos relacionadosindefectiblemente con el paso del tiempo: el tiempo quese nos va, el tiempo que nos queda. El tiempo que nosdisuelve y el que se nos enreda en el presente. La vidaque fue, la que pasa y no vuelve, pero también la quedebe ser vivida como Carpe diem.

Recuerdo perfectamente cuando conocí a MillsFox, hace ahora mismo casi un año, en la presentaciónde su libro «Que son dos días…», en la biblioteca PabloNeruda del madrileño barrio de Ciudad Lineal unatarde de mayo. De Mills, me impresionaron su arrolla-dora vitalidad, su torrencial jovialidad y su curiosidadinagotable por todo… a sus ya casi 90 años. Toda una

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lección magistral sobre la vida la que recibí aquella tarde.Un año después de aquello y tras conocerle mejor, sólopuedo decir que mi admiración sólo ha ido en aumento.También en este tiempo, he llegado a una conclusiónque me dispongo a desvelar aquí por vez primera. An-toine de Saint-Exupéry achacaba a la gente adulta(entre los que ya me tengo que contar aunque sólo porcuestión de edad), su excesiva seriedad y su tendenciaa no prestar atención a lo verdaderamente importanteen la vida. Para confirmar este punto, les hacía la fa-mosa prueba de enseñarles aquella boa con el elefantedentro, que todo el mundo identificaba con un simplesombrero para decepción de Saint-Exupéry. Pues bien,después de este año conociendo a Mills, estoy con-vencido de que él no sólo habría visto a esa boa conese elefante dentro, sino que yendo más allá, segura-mente habría visto algún exótico animal que ni el mis-mísimo Saint-Exupéry conociera, tales son la lucidez yla genialidad de mi amigo Mills.

Antes que poeta, los pasos de Mills iban encami-nados al parecer a la pintura. Él afirma que dejó su fa-ceta de pintor abandonada para siempre, pero lo ciertoes que sus poemas se me asemejan mucho a la pinturade un pintor experimentado. En efecto, y como podrácomprobar el lector, con lo mínimo, con cuatro pince-ladas podríamos decir, es capaz de armarnos unmundo de evocaciones, de recuerdos, de imágenes per-

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durables en nuestra memoria, llevándonos a contem-plar nítidamente (e incluso oír) el viento entre unosabedules del Volga, el harén de un bajá «barrigudo y po-llicorto» rodeado de sus huríes, los voluptuosos pechosde un amor de juventud en un sombrío pinar de Esta-dos Unidos, las ruinas de Elefantina y Tebas, el mur-mullo de las fuentes de un palacio, el lóbrego pasillode una inquietante cárcel, o el reflejo de la luna en unaespalda desnuda sobre un lecho…

Además de todo esto y para corroborar que Millsnunca ha dejado de ser todo un pintor, sino que es unpintor-poeta, tenemos su característico y peculiar usodel sfumato en sus poemas.

Efectivamente, al lector le llamará al principio po-derosamente la atención el hecho de finalizar todossus poemas con puntos suspensivos. Pero este hecho,(inusual por otro lado en la poesía), debemos inter-pretarlo como un claro gesto de su proceder incons-ciente como pintor. Los especialistas en arte coincidenen que la mayor aportación del sfumato, (técnica sur-gida en la Italia del Renacimiento y cuyo máximo ex-ponente fue el genial Leonardo), fue la de disolver loscontornos y los límites entre lo aparente y lo interpre-tado, abriendo el campo a la ambigüedad, a las múlti-ples interpretaciones, a una suerte de pintura abiertay siempre cambiante, susceptible de incorporar nuevasvaloraciones o sensaciones al contemplarla cada vez.

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Ahí tenemos la Mona Lisa como ejemplo, unas vecesparece que ríe, otras parece melancólica… en realidadnunca lo sabremos, esa es la genialidad de esa obra.

En los poemas de Mills, con sus finales «difumina-dos» o abiertos, incorpora irremediablemente al lector,interactúa con él, lo busca y lo arrastra a que completeesos poemas con sus sensaciones, sus evocaciones, susexperiencias personales, su propia memoria. De ma-nera que no sólo nunca vamos a leer el mismo poemade Mills dos veces, sino que cada vez éstos cobran unadimensión diferente, abriendo un vasto e inagotablemundo de posibilidades para el lector. He aquí lo quepara mí ha sido la más grata sorpresa a la hora de des-cubrir la poesía de Mills Fox.

La otra ha sido, como ya apuntaba anteriormente,su sabiduría de la vida, su atención a la poética de locotidiano, su exaltación de la vida desde la perspectivay la experiencia de una persona de casi 90 años, ahí esnada. En los tiempos de hoy, donde se tiende a la uni-formidad, a lo anodino, a la rutina más asfixiante ydespersonalizada, a la exclusión de cualquier atisbo devisión crítica (se acorrala a la filosofía y la poesía en lasaulas, en definitiva a todo lo que represente el «pensa-miento profundo» que diría don Miguel de Unamuno),la obra poética de Mills Fox constituye un oasis de luz,de inteligencia, de lucidez. En definitiva, entre sus poe-mas hallamos las verdades del barquero, que diría el

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dicho castizo, algo de lo que estamos tan necesitadoshoy.

Puede decirse por tanto, que este libro constituyedesde el principio hasta el final, toda una celebraciónde la vida. Y tras su lectura, no he podido dejar de pen-sar en el bello monólogo final de la maravillosa película8 ½, de Fellini: «La vida es una fiesta, vivámosla juntos».O como dice el propio Mills:

— ¡¿Qué más da?!Todos vamos

a morir…—Sí, pero hoydéjate seducirpor la vida…

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A LA VUELTADE LA

PRÓXIMAESQUINA

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Ayercayeroncuatrogotas

delluvia —

tres de ellassobre mí...

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—¿Y tú quién eres?—El poeta.

—Y ¿qué haces aquí?—Te traigo vida…

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El nácar del albasobre

tu cuerpo dormidoa mi lado…

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Ojos fríosal otro lado

de la mesa—ave carroñeraque espera…

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Viento y lluvia:en la casa de enfrente,

luz ambarina…

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A orillas del Volgacanta

al atardecerun coro de abedules…

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Al albaabrí la ventana—

entróun poema

aleteando…

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Estuviste pasandolas puntas

de los dedos

por el plátanoque te acababa

de brindar…

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TRES AÑOS

Un pellizcoa su hermanita—

—¡Papáes

mío!

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TU CURIOSIDAD

Es omnívora;como un gato

miras, escudriñas,observas—

luego sintetizasy aprovechas tu saber

para salir airosode aprietos y peligros…

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INOCENCIA PERDIDA

¿Era tan sóloeso?

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La gata no arañaal bebé—

sabeque es

un gatito…

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SIN DESEO

Me brindastu cuerpo,

mirándome con ojos de acero,¿a cambio de qué?

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Mis dedos sueñan—ahí estás

palpitante,al alcance de la mano,

a años luzde ese sueño…

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PLENILUNIO

Mar plateado,mantel azul,

aceitunas grises,copa negra,

traesal

la brisaque sosiega…

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