«miles de emociones». disfruta, vibra, siente… arde. · 2020. 6. 1. · me llamo valentina y...

378

Upload: others

Post on 26-Jan-2021

7 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • MellamoValentinaysoydeLaRioja.CrecíentreviñedosymimundoeralabodegayVíctor.

    Imaginoque tepreguntarásquiénesVíctor,yyopodría respondertemuchascosas,demasiadas,supongo,asíquemejoroptopordecirtequeélfuetodo.

    Recuerdo que de pequeña soñaba con que algún día trabajaríamos juntos en labodega, bueno, eso y muchas cosas más, pero los sueños cambian y los míos lohicieronparallevarmelejosdeesteterruñoy,porsupuesto,lejosdeVíctor.

    Yahoraestoyaquídenuevo,encasa,enmipequeñotrocitodemundo,pensandoqueélnoestaríayresultaque,contratodopronóstico,meencuentrofrenteafrenteconelúnicohombrequeprovocóenmímilesdeemociones.

    ¿Quéhaceélaquí?¿Noestabadeviaje?¿Quépuedohacer?Supongoquelaopciónmás lógica sería largarme, pero también podría quedarme y sostenerle la mirada,arriesgándomeaquemimundosedesmoroneyqueelfuegoqueundíasentíregreseconfuerza.

    Déjame que te invite a una copa de vino, ponte cómod@y adéntrate en el primervolumendelabilogía.

    «Milesdeemociones».DISFRUTA,VIBRA,SIENTE…ARDE.

    Página2

  • AnaForner

    MilesdeemocionescontunombreMilesdeemociones-1

    ePubr1.0Titivillus25.04.2020

    Página3

  • Títulooriginal:MilesdeemocionescontunombreAnaForner,2019Editordigital:TitivillusePubbaser2.1

    Página4

  • Página5

  • Dedicadoamishijos,PaulayVíctor.Ojalásiempresepáiscuántoosquiero

    Víctor,queríastulibro,¿verdad?Aquílotienes,cariño.

    Página6

  • CasaSeñorialenlabodegaTorredeOña,cuyapropiedadesdelabodegaTorredeOña,S.A.pertenecientealgrupobodegueroLaRiojaAlta,S.A.

    Página7

  • CAPÍTULO1

    Llegoacasaconlasprimeraslucesdelalbay,mientrasmipadresehacecargodelequipaje, detengo mi mirada en los dos altos cipreses que, a modo de soldadoscurtidos en cientosdebatallas en formade tormenta, se encuentran flanqueando laentrada,comoprotegiéndoladefuturasamenazas,aunque,porelcontrario,parecendarte la bienvenida meciendo sus ramas si eres del bando aliado; eso piensodeslizando mi mirada hacia la enorme casona de piedra de sillería con sus doceventanasdemaderayelgranbalcónqueseencuentrajustoencimadelapuertaquedaaccesoalavivienda…,esebalcónenelque,depequeña,mesentíaenloaltodelmundo,rememoroconunasonrisacargadadeañoranza.

    Aquí,entreviñedos,olivos,castañosyencinas,dimisprimerospasos,recuerdodirigiendomimiradalentamentehaciaelextensopaisajequemerodea.

    Aquíaprendíacorrer,airenbici,amontaracaballoeinclusoavendimiar.Eneste pequeño trocito del mundo, que a mis ojos infantiles era un universo entero,conocí el dolor de la muerte, pero también descubrí que la vida podía brillarintensamentecuandoalguienenciendeesaluzentumirada.Aquídejédeserunaniñavivarachaconcoletaspara convertirmeen lamujerque soyahora,y aquí estoydenuevo,enlafincayenlosviñedosdemifamilia…enLaRioja,enmicasayenmihogar.

    Sigoamipadrealinteriordelacasay,duranteunossegundos,bajoelmarcodelapuertaprincipal,observolasvigasdemaderadeltecho;elsuelodebarrococidoenelqueaprendíaandar;elmuebledelaentrada,herenciademisabuelos,repletodefotografíasnuestrasinmortalizandomomentosfelices,ysonríoacordándomedecadaunodeellosmientraslasuaveluzdelamanecersefiltraentrelascortinas,dándomela bienvenida, como esos cipreses, abrazándome a su manera, y respiroprofundamentelasensacióndeestarencasa;esasensaciónquetereconfortayquetehacesentirenpaz,encalmayasalvodetodo.

    —Quéganasteníadetenerteaquídenuevo,hija.Además,hasvenidoenunadelasépocasmásbonitasdelaño—medicemipadrerodeandomicuerpoconunodesus brazos, y apoyo mi cabeza en su hombro, cerrando los ojos durante unossegundos,absorbiendocadaunodelosmaticesdesuvoz.

    Siempre he pensado que hay voces que son capaces de transportarte a lugaresconcretos, voces que consiguen que te detengas simplemente para escuchar lo quetenganquedecirteyquetienenlaexperienciadelavidaencadaunodesusmaticesy,lademipadre,esunadeellas,puescadavezquelaoigo,estédondeesté,mialmavuelveaestemismolugar,alviñedo,alremontadodelvino,alastrasiegasconlaluz

    Página8

  • de lavela iluminandoesevasoenbuscadeposos, alolordel calao, al saborde lafrutamadura,alavendimiayasusexplicaciones,puessuvozeslavozdequienhadedicadosuvidaenteraaunarte,alartedehacervino,yestambiénlavozdelsaberydequienhavividomultituddevidasenunasola.

    —Y en la de más trabajo también, ¿verdad? ¿Ya habéis empezado con lavendimia?—lepregunto.

    —Todavíanos faltandossemanasmásomenos.¿Tequedarasparahacerlaconnosotros?

    —Nolosé;yasabesque,conmitrabajo,avecesesdifícilhacerplanes.—Eso es porque no has elegido el oficio correcto—me replica, arrancándome

    unasonrisa,yabrolosojosparamirardirectamentealossuyos.—Eltrabajocorrectoseríaeldeenóloga,¿noesasí?—¿Vescomotúsolitahasllegadoalaconclusiónacertada?Llevaselvinoenla

    sangre,hija;estoformapartedeti,aunquerenieguesdeello.—Pero¿aquiéntenemosaquí?—oigolavozdeCasi,ysonríomásabiertamente

    cuandolaveosalirdelacocinaconsuvestidodeflores,suszapatosnegrosysupelocortoyrizado,comosiempre,puesmiCasinocambiapormuchosañosquepasen.

    —¿Qué haces ya despierta, Casilda? —inquiero, zafándome del brazo de mipadreparacorrerhaciaellaydarleunenormeabrazodeoso.

    —¡Ay,nomeaprietes tantoquemedesmontas!—mepide,haciéndome reír—.¡Desde las cinco ymedia que estoy de pie! Amedida queme hago vieja, menosduermo; cualquier día seré yo la que despierte al gallo de las narices. ¿Tieneshambre?, ¿estás cansada? Ayer fui a comprar ese té pijo que tanto te gusta, ¿tepreparounataza?Aunquenoséparaquétepregunto,vasacomeralgosíosí;anda,vamosalacocina.

    —No es pijo —me defiendo, siguiéndola sin dejar de sonreír—. Papá, ¿nosacompañas?

    —Llevolasmaletasatuhabitaciónyvoyenunminuto.Vetomándoteesetépijo—mesueltaguiñándomeunojo.

    —¡Noloes!—insisto,guiñándoleelmíoyvolviéndomeparaseguiraCasi.—Porsupuestoqueloes.Untéquesabeacarameloyaunmontóndecosasmás

    tienequeserloalafuerza—sereafirmaesta,poniendoelaguaahervir,mientrasmesientoenunodelostaburetesquerodeanlaisla.

    —Cuánto tiempo sin estar aquí sentada—musito observando el paisaje que sevislumbraatravésdelasventanas.

    —Vergüenzatendríaquedarte.¿Cuántohacequenovienes?—Ni lo sé—susurro encogiéndome de hombros, experimentando la agradable

    sensacióndesentirmequeridayarropada—.Meencantaestacocina,siempremehagustado —prosigo, admirando los azulejos biselados blancos en contraste con lamaderaoscuradelosmueblesylasvigasdeltecho.

    Página9

  • —Tupadrequeríareformarla,yasabes,hacerlamásmodernayfuncional,comoéldice. ¡Menudachorrada!—mecuentamezclando lamielconelaguacaliente—.Imaginadóndelomandé,¡vamos,quemicocinanolatocaniDios!Yoquieroesto,una cocina de campo, rústica, como yo, una cocina, ¡cocina!—continúa, con esegenio tan suyo, sirviéndome el té con unas galletas—. Esas cocinas que se llevanahorade…¿cómoes?,¿indurión?

    —Inducción—leaclaramipadreentrandoenlaestancia—.¿Atiquéteparece,hija?Encimadequepiensoenella,yunpocomásymemandaadondemejornotedigo—añade,haciéndomereírconganas.

    Como echaba esto demenos, estar en casa, las conversaciones en la cocina, lacomplicidad conmi padre y la compañía de Casi, esta mujer que llegó a nuestrohogar cuando yo era un bebé para ayudar en las tareas domésticas y terminóconvirtiéndoseenunapartefundamentaldelafamilia.

    —¡Eso!¡Inducción!Paraelcaso,¡quedeesonada!Yoquierounacocinaagas,de las de toda la vida, y una campana extractora como esta, bien grande; esascampanasescondidasque subencuandopulsasunbotón…¡no,no,no!—continúahablando, negando con la cabeza—. ¡No me la colarán a mí! Las campanasextractorastienenquesercomolos…bueno,yasabes,biengrandesypotentes,amíquenomedigan…

    —¡Casi!—exclamo escandalizada, con las sonoras carcajadas de mi padre defondo.

    —¡Yojo,quenolocritico!—prosiguesudiscurso,ylesonríoamipadre,puesambos sabemos que, cuando coge carrerilla, no hay quien la detenga—. Que yasabéisqueyonuncacriticonada,¡Diosmelibre!Perosíopino,esosí,queparaesosomos personas libres, para opinar y debatir. ¿Tú qué dices, hija?—me pregunta,apoyándoseenlaencimera.

    —Puesesomismo,quetienesrazón—musitoocultandomisonrisatraslatazadeté,dándoleacontinuaciónunsorboysaboreandolamezclademielycaramelo.

    Deberíarenunciara lamielyacostumbrarmea tomarlosinnada,pero…«ya loharé», me digo postergándolo, como siempre, pegándole otro sorbo y sintiendo elsabordulzóndeslizarsepormigarganta.

    —¿Quieresalgomásparacomeroconestasgalletasyatienesparatodoeldía?—plantea,pinchándome.

    —¡Casi!¡Perosi tengomássueñoqueotracosa!Nosécómopuedoseguirconlosojosabiertos,conlocansadaqueestoy.

    —Túsiempreconuncuentouotro.¿Sepuedesaberquécomescuandoestásporahí?

    —Lo que tienes que hacerle a la niña es un buen plato de cocido con tocino,morcilla, carne y verdura, que está flaca como una caña —interviene mi padre,poniendomásleñaalfuego.

    —Eseplatoespuragrasa,papá;yo,conunapechugaalaplancha,voybien.

    Página10

  • —Deesotienescara,depechugaalaplancha.¡Perosieresunsaquitodehuesos!De verdad, debo de ser un bicho raro o tonta de remate, porque no entiendo estamodadehoyendíadequererestartandelgadas.Cuandoyoerajoven,lasmodelostenían pechos, caderas y un buen trasero, y, en lugar de desfilar caminando comocabrasyconcaradeindiocabreado,sedeslizabansutilmenteporlapasarela.

    —¿Sutilmente?Quérefinadatehasvuelto,Casi—memetoconellaentrerisas.—Averquétecrees,¿queporquemepaseeldíarodeadadevidesyanimalesno

    voyasaberhablar?¡Queaquíunaesmuyfina,aunquenoloparezca!—Buenoyotambiénsoyfinayteaseguroquenocaminocomosifueraunacabra

    —ledigo,sonriéndoleamipadre,quememiraconorgullo.—Amínovengasavendermelamoto,queheidomuchasvecesavertedesfilary

    parecequeencualquiermomentovayasasoltarleunsopapoalprimeroqueseatrevaa mirarte. ¿Es necesario que pongáis esa cara de leche agria? —me replica conaplomo—.¡Yhazelfavordecomerteesasgalletas!Pedro,estahijatuyamefrustra,de verdad. ¡A ver! Dime qué quieres comer hoy y ni se te ocurra mencionar unapechugaalaplancha,quesoycapazdesacarunadelcongeladorydarteconellaentodalacabeza.

    —¿Comer?Casildademisamores,loquevoyahaceresdormirdurantehoras;dehecho,mevoyalacamaya.

    —De eso nada, ¡ni pensarlo! ¡Pedro, di algo, hombre! ¡Que esta niña ni tienecarneni tienena!Luego tequejas,pero, si cuandohayquehablar, te callas, comoestás haciendo ahora, pues la niña coge alas y vamás a la suya que los patos delestanque…Siesquetodosloshombressoisiguales,puñetas.MiTomás,queenpazdescanse,hacía lomismoconmiSandra.Siesquemehepasado lavidabregandoconunosyconotros—bufa,cogiendocarrerillaensudiscurso,ymiroamipadrepidiéndoleayuda.

    —Déjala,mujer,¿novesquenopuedeconsualma?Anda,veaacostarte—meproponemipadrealfin,yvocalizoun«gracias»enormemientrasmelevantoysalgodisparadadelacocinaantesdequeCasipuedaañadiralgomás,aunquealmarcharmelaoigodefondoseguirrefunfuñandoconmipadrepormifaltadeapetito.

    Llego a mi habitación y, tras cerrar la puerta suavemente, me apoyo en ella,observandolaestancia.Lacamadehierroforjado,conlasguirnaldasquecolguéhaceunaeternidad;lasmesitasdenoche,demaderaoscura,conlaslamparitasenformadeflor;lacolchaverdeyloscojinesblancos,ajuegoconlascortinas;eltocadorconelespejoovaladoylafotografíaquedescansasobreél,unafotoquenostomómipadreen el viñedo amimadre, ami hermanaAlana y amí cuando yo tendría unos dosañitos;enellaestoyenbrazosdemimadremientrasmihermana,desumano,lesacalalenguaamipadre.Sonrío,acercándomeaellaparacogerla.

    Cuántotiempohapasadodesdeentonces…Tantoquemecuestareconocermeenlaniñitadelafotografía,piensoacariciandolacarasonrientedemimadre.

    Página11

  • —Ojalápudieratenerteconmigoahora,mamá;ojaláfueracapazderememorarelsonidodetuvoz,eltactodetumanoolacoloniaqueutilizabas,parapoderolerlayrecuperarrecuerdos…Ojaláfuerastúquienmeriñerapornocomer,comohaceCasi,yojalánotehubierasidotanpronto—musitopegandolafotografíaamipecho,paraluego descorrer las cortinas y abrir la ventana de par en par, viendo cómo el solcomienzasuascensohastaelcielo,hastaeselugardondedepequeñamedecíanqueestabamimadreydondeyohubieraidovolandosihubiesepodido.

    Con la añoranza abriéndosepaso en formade lágrimas, contemplo estas tierrasquepertenecieronamisabuelosyanteriormenteamisbisabuelos;estastierrasquenosaben nada de desfiles, fiestas y, en ocasiones, falsas sonrisas, y que han visto unsinfín de amaneceres y atardeceres manteniéndose fértiles año tras año, dandocontinuidadallegadodemifamilia,allegadodelosDomínguez.

    Sindespegar la fotodemipecho, inspiro la frescabrisadel amanecer, esaquetraeconsigolosaromasdemiinfancia,esosaromasquehacenmásvívidosyrealesmisrecuerdos,ysientocómomilesdeemocionesaleteanenmiinteriorcomoloharíaunamariposadecientosdecolores…

    Lamuerte demimadre cuando yo todavía era una cría; el dolor, la rabia y laimpotencia que sentí y que, aunque en menor intensidad, nunca he dejado deexperimentar.Recuerdolaslágrimas,esasquenosacompañabanaAlanayamídíaynoche,ylosintentosinfructuososdeCasi,denuestroabueloEnriquey,mástarde,deVíctorporconsolarnos.Recuerdocómomihermanayyocorríamoshacialosviñedosparaescondernoscadavezquenecesitábamosestarasolas,yelolordelatierraydelasvidesentremezcladoconelsaborsaladodenuestrollanto.Recuerdoquesiempreeranuestroabueloquiennosencontraba…

    Lorecuerdosentadoenelsueloconnosotrasencimadeél,eltactodesusmanoscallosas al secarnos las lágrimas, sus palabras de consuelo, sus besos en nuestrafrente, el calor que desprendía su cuerpo y que tantome reconfortaba, y el olor atabaco negro y a la colonia Brummel que emanaba de su camisa. Recuerdo cómohundíamirostromojadoporelllantoensupechomientrasconmisbracitosabrazabaaeseabueloqueamisojosinfantileseraunserinvencible…y,conesosrecuerdos,siento cómomi alma vuela a esos días…El ambiente pesado que se respiraba encasa,casiahogándote;lamiradaperdidademipadremientrasintentabaasimilarquenuncamásveríaamimadre;elcalorsofocantequeapenasnosdejabarespirarylasensación de querer despertar de esa pesadilla y volar hacia ese cielo donde medecíanquesehabíaidomamá.Rememorotodoesosintiendocómoelnudoseformaenmigargantahastadolerme,einspiroprofundamenteenunintentoporserenarmicorazón, perdiendomimirada por estas tierras queme vieron crecer, soñar, reír ytambiénsufrir…y,conlosrecuerdos,llegaelsuyo,eldeesejovenquellegóundíaalviñedoparacambiarsuviday,sinpretenderlo,tambiénlamía…

    —¿Quéhacesahíescondida?—mepreguntómirándomeconternura.

    Página12

  • —Noquieroqueelabuelomeencuentre—lerespondíconmivocecillainfantil,secandomislágrimas.

    —¿Quieresquememarche?—inquirió, sacandounpañuelodesubolsilloparalimpiarmirostrosucioporlatierrayelllanto.

    —¿Quiéneres?—indaguéconcuriosidadmientrasobservabacómosesentabaamilado.

    —MellamoVíctoryempecéayeratrabajarenlabodega,¿ytú?—Valentina—susurré,admirandoelcolorverdedesusojos,quemerecordóal

    demiplastilina.—Puesencantandodeconocerte,Valentina.¿Tegustaríasermiamiga?Apartirdeesedíameconvertíenalgomásqueensuamiga,casidiríaqueme

    convertí en su sombra,pues, alládondeél iba, ibayo.Enmicabeza,Víctoreraelregaloquemimadremehabíaenviadodesdeelcieloparasuplirsuausenciay,sinsabercómo,seconvirtióenelhermanoquenuncatuve.

    Loacribillabaapreguntas,lecontabatodaslaschorradasquemesucedíanenelcolegio,lehablabademisamigas,mecolabaensucasaalaprimeradecambio,loayudabaenlosviñedos…Sinceramente,creoque,desdequeabríalosojoshastaqueloscerraba,nomedespegabadesulado…

    —¿Qué es hacer el amor, Víctor?—le pregunté una tarde de veranomientrasestábamosenelporchedesucasa,decorandolaparraconguirnaldas.

    Creoque,poraquelentonces,yo tendríaunosnueveodiezaños,por loqueéltendría veintiuno o veintidós. Recuerdo que esa temporada me había dado pordecorarlotodoconguirnaldas,asíquesuparranoibaalibrarseyél,comosiempre,accedióencantado,másquedispuestoacomplacerme.

    —¿Cóóóómo?¿Dedóndetehassacadoeso,Val?—Me lo mencionó mi amiga Adri antes de irnos del colegio, pero se lo he

    preguntado a papá y me ha dicho que hacer el amor es como hacer vino, que senecesitatiempo,amorypaciencia,yCasimehadichoqueescomohacercocido,quese necesitan todos los ingredientes para que el caldo salga espeso y con sustancia,peroesonoesloquemecontóAdriana—ledijearrugandoelceño,viendocómosurostrosetornabarojopormomentos.

    —Soismuypequeñasparahablardeeso—mereprendió,dándomelaespaldaysiguiendoconlalabordecolocarlasguirnaldas.

    —¿Tú sabes loque es eso,Vic?—lepregunté, empleando la abreviaturade sunombreconlaquesolíallamarlo,decididaaconseguirunarespuestaquemedejarasatisfecha,puespornadadelmundoibaapermitirquemiamigasupieramásqueyo.

    —Algo sé. ¿Qué sabes tú?—me contestó algo perdido, o eso capté yo en esemomento. Ahora, con la perspectiva que te dan los años, tengo claro que en eseinstanteestabamuertodevergüenza.

    —Adrianadiceque, cuandodospersonasvanahacer el amor, elhombre tienequeponersupalitoenelagujerodelamujer.Quéasco,¿no?Siesoesasí,yocreo

    Página13

  • quevoyahacermemonjaymiamigaAdridicequetambién—afirméconvencida—.¿Túhashechoeso?—planteéconinocencia,poniendomimejorcaraderepugnanciamientrassurostropasabadelcolorrojoalgranateintenso—.Notepreocupessinolosabes;sialfinalnomehagomonja,yoteloexplicarécuandolotengamásclaro.HeintentadoqueAlanameloaclarara,peromihermanasolosabedibujarvestidosynomehacecaso.Suertequetetengoati,¿verdad?Bueno,tútambiéntienessuertedetenermeamí,¿aquesí,Vic?

    —Aquesí—merespondió,sonriéndomeydándomeuntoqueconundedoenlanariz…

    —¡Sube el volumen! Me gusta mucho esa canción —continúo rememorando,dandounsaltoeneltiempo,sonriendoysindarmecuentadequeloestoyhaciendo.

    Estábamosendiciembre.AlanayyohabíamosregresadodelinternadoparapasarlasvacacionesdeNavidadconlafamiliayyo,comosiempre,corríhaciasucasaencuantopuseunpieenelviñedo.Creoqueentoncestendríaunosdoceotreceaños.

    —¿Conocesesacanción?—mepreguntó,divertido.—Puesclaro.Además,misamigasyyonoshemosinventadounbailemuychulo,

    ¿quieresverlo?—Porsupuesto—afirmó,yseapoyóenlaparedcruzándosedebrazosmientras

    yoempezabaconelbailecito.¡Dios,todavíameacuerdodetodoslospasos!—¿Te ha gustado? ¿Quieres que te enseñe? —le propuse cuando finalizó la

    canción.—¿Quiéntehaenseñadoabailarasí?—inquiriófrunciendoelceño.—Las niñas mayores. ¿Sabes que algunas ya salen con chicos? —añadí,

    repantigándomeenelsofádesusalón.—¿Y tú sabes que estás creciendo demasiado rápido? ¿Por qué no te quedas

    pequeñita todo el rato?—replicó, acercándose amí y poniéndose de cuclillas parapodermirarmealosojos.

    —Porque, simequedopequeñita todoel rato, serámuyaburrido—lecontesté,sintenermuyclaroaquéveníaesodequemequedarasiempreigual,conlasganasqueteníayodecrecerparapoderhacerlasmismascosaschulasquehacíanlasniñasmayores,comoyolasllamaba…

    Quésencilloeratodoentonces,piensoinspirandoprofundamenteeloloratierraentremezcladoconeldelafrutamadura.Anadieleextrañabavernosjuntosatodashorasynadieloviovenir,nisiquieraéloyomisma…y,undía,empecéafijarmeenlosmúsculosdesusbrazosycomencéapensarenéldeunaformadistinta.Misrocesya no eran inocentes ni accidentales, y apareció esa sensación que experimentabacadavezqueestabaconél,esanecesidadacucianteporsaberquésentiríasilobesaraosinuestrapielsetocara.Apartirdeesemomento,micuerpoempezóaarderdeunamaneraquemeimpedíadormireinclusocomer,conunfuegoqueseiniciabaenmivientre y se expandía por todomi cuerpo, de dentro hacia fuera…Como si de un

    Página14

  • mecanismodedefensasetratara,mimentebloqueaelrecuerdodeesanocheantesdequemehieradenuevo.

    —Suficiente —mascullo endureciendo el rostro y cerrando la ventana de lamismaformaenquecierroelpasoamisrecuerdos.

    Tras dejar la fotografía de nuevo sobre el tocador, sustituyo mi ropa por unsencillo pijama de punto y, con él puesto, me dirijo al baño, donde me lavo losdientesconcienzudamente.Unavezlista,meacuestoenlacamademiniñezmientraslosbrazosdeMorfeocomienzanamecermeycaigorendidaenunsueñoprofundo.

    Despiertocasialastresdelatardey,trasdeshacerelequipajeydarmeunalargaducha,mevistoconmisviejosvaquerosyunasencillacamisetay,casiahurtadillas,para que Casi no me oiga y me obligue a comer, salgo de casa directa a lascaballerizas,alasquellegodandounlargopaseo.

    —¡Hola, Trueno! Cuánto tiempo sin verte, guapetón. ¿Cómo está mi caballopreferido?—musito frotandomimejillacontra la suya—.Sí,ya lo sé, séquéhacemucho que nome ves, pero ya sabes cómo es mi trabajo…He estado en Greciahaciendounshootingparaunaimportantefirmaderopa;tendríasquehabermevisto,Trueno,fuemuyguay—lecuentomientrasvoyensillándolo—.Ytú,¿quétal?¿Tehansacadoacorrerúltimamente?Seguroquenotanrápidocomotegusta—prosigo,sonriendo,mientraselanimalrelinchaencantando,sabiendolacarreraque tenemospor delante—.Venga, campeón, vamos a estirar las patas—le indico ya sobre él,espoleándolo.

    Corremoscomosinosfueralavidaenello,conlacordilleraCantábricadándonosabrigo, protegiéndonos de los vientos del norte, y los viñedos y la tierra, fértil enocasiones,yermaenotras,vigilandonuestrospasos,y lohacemoscon lacompañíadel silencio…Esesilencioque tantoañorocuandoestoy fuerayquesoloaquí soycapaz de escuchar, pienso mientras atravesamos laderas ondulantes salpicadas dematorrales,encinasycastañoscuandolosviñedoslescedeneserarohonor,sintiendoellatirdela tierra,el latirdelacontinuidadyel latirdelavidafluyendoportodaspartes.Espoleodenuevoalanimal,llevándoloallímite,corriendohaciaesedíaqueestandistintoaldelasciudadesenlasquesueloestar,pues,aquí,elruidodeltráficoessustituidoporelsilenciodelasvides,yelsolpuedeiluminarlatierrasinquehayaningún rascacielos que se lo impida… y disfruto del momento mientras el vientoazotami rostroyesabolade fuego llamada solbesacon sus rayoscada rincóndeestastierras.

    Conlarespiraciónacelerada,voyaminorandolavelocidadpaulatinamentehastaconvertir nuestra arriesgada carrera al galope en un simple trote y, llenando miinteriordepaz,dirijoalcaballohacialasbodegas,admirandoelpaisajequeantes,enmilocura,mehabíaperdido,absorbiendocadadetalleeinspirandoprofundamentelacálidabrisadelmesdeseptiembre,esaquetraeconsigoelaromadelafrutamaduraydelatierra,estatierraqueformapartedemíydemiesencia.

    Página15

  • Cabalgando mi querida montura, recuerdo a ese abuelo que fue una partefundamentaldemivida.Lovisualizosentadoamilado,fumándoseuncigarro.

    ¡Dios,todavíameacuerdodeeseolorfuertequeseimpregnabaensuropayenlamía!,esecigarroqueibaconélatodaspartes,consumiéndoseentresusdedosoensus labioscuandoestaba trabajando…Recuerdocómomemolestabaeseolor,perocómocallabaporquenohabíanadamásmaravillosoqueestarasulado…Recuerdosus manos, grandes, callosas y ásperas; su cara y sus brazos, siempre llenos dearañazospornotenercuidado…Recuerdosusonrisaycómolegustabacuidaraloscaballosyatodoslosanimales…Lorecuerdosentadoenuntaburetemirandoalasgallinasoa losconejos, comosi fuera lomás fascinantedelmundo,y lo recuerdotambién trajinando entre los viñedos, pues no sabía estarse quieto un instante.Aunqueahorayanoestéamilado,continúaestandopresenteenmí,puesnohayunsolodíaenquenolorecuerde.

    —Vaya —musito para mí con una triste sonrisa, negando con la cabeza,deteniendoaTrueno frentealporchede lacasadeVíctor,percatándomedequemisubconscientemehatraicionado,absortacomoestabaenmispensamientos.

    Alomosdemicorcel,observosucasa,esaqueseencuentraennuestrastierrasyquemipadre le«cedió»ensudíay,denuevo, los recuerdos llegan,arrasandocontodo; nuestras charlas a la sombra de la parra, nuestras risas porque sí, nuestroscómodossilencios,lasmuchísimasvecesquemedormíensusofá…

    —Vamos,Trueno, aquí no tenemos nada que hacer—mascullo con sequedad,espoleandoal animal,que,obedeciendomiorden, inicia elgalopehasta llegar a laentrada de la bodega, donde espero encontrar a mi padre—. Quédate aquí, ¿vale?Vuelvoenseguida—musitoatandolasriendasenlaramadeunárbolycontemplandolas líneasdevides extenderse infinitashastadondemivista abarca, como si deunmarondulantesetratara.

    —¡Holaaaaaa! —saludo a mi amiga Adriana, que trabaja en la tienda de labodegadesdehaceunosmeses,encuantolaveo.

    —Pero¿quéhacesaquí?—mepreguntasaliendodelapequeñarecepción,queseencuentra integrada en la tienda, paradarmeun fuerte abrazo—.Tía, no sabíaquevenías.

    —Ha sido todo un poco improvisado; he llegado hace apenas unas horas—lecuento,dándoleunbesoalaireaMarta,otradelaschicasquetrabajanenlatiendayqueestáhablandoporteléfono—.¿Quétaltodoporaquí?

    —Puescomosiempre,yasabes…El teléfonosindejardesonaren todoeldía,haciendolasvisitasguiadas,atendiendoenlatienda…Vamos,lotípico.¿Ytú?¿Teapuntasahacerunaoprefieresunvinito?Porcierto,noveascómosemedaestodelasvisitasguiadas,hastadurmiendopodríaexplicártelotododecaboarabo;vamos,queme lo estoy creyendo tanto que cualquier díamemonto yo una bodega ymepongoahacervino—medicebromeando.

    Página16

  • —Quién te ha visto y quién te ve, maja, ¡con la vergüenza que te daba alprincipio!—lerecuerdoconcomplicidad.

    —Yquelodigas,esodehablarleatantagentemeteníaaterrada,pero,bueno,atodoseacostumbraunayal finalessiempre lomismo,parezcoun lorito—replicaentrerisas.

    —Cualquierdíameapuntoauna,avercómolohaces—ledigo,riendoconella—.Oye,¿hasvistoamipadreporaquí?

    —Hasalidohaceunrato,peronosabríadecirteadóndehaido.—Bueno,pues,si lovesotravez,dilequemellamealmóvil,¿vale?Ytúyyo

    tenemosquequedar,nena,quetengomuchascosasquecontarte.—Cuandoquieras, aquíme tienes, que entre el curro ymis estudios tengo una

    vidasocialnula.Miabuelasalemásqueyo,telojuro.—¿Cómoestá?—¿Ella?Mejor que yo; de hecho, parece que nos hayamos intercambiado los

    papelesyseayolajubilada,perojubiladadepacotilla,notecreas,porque,entreunascosasyotras,nodoyabasto—mecuentaponiendo losojosenblanco—.Perdona,tengoquedejarte,quetengoaungrupoesperando…¿Teapuntasalavisitaoqué?

    —Otrodía…Teconcedounpocomásdemargenparaquesigaspracticando,noseaquemeapunteahoraytesalgamalytengaquedespedirte—bromeo,guiñándoleun ojo y soltando una carcajada cuando me muestra, disimuladamente, su dedocorazón.

    Salgo de la bodega todavía con la sonrisa instalada en el rostro y, a lomos delcaballo, voy recorriendo las filas de vides que, interminables, parecen abarcarlotodo… y entonces lo veo, a ¡¡¡él!!!, aVíctor, y siento cómomimundo trastabillahastacasihacermeperderelequilibrio.

    Está hablando por teléfono, caminando haciamí con lamirada gacha, y sientocómomicuerpotiembla,cómomicorazónsedetieneduranteunoseternossegundosycómosoyincapazdealejarmimiradadesucuerpo.Tienelosprimerosbotonesdela camisa desabrochados y puedo ver el vello que asoma de su pecho y, con esavisión,mivientresecontraesuavementealrecordarlasmuchísimasvecesquelovisincamisayconlapielperladaporelsudor.Desupecho,mimiradaviajahastalosmúsculos de sus brazos, ceñidos ahora por la fina tela de la camisa que llevaremangadahastaloscodos,ydeahíhastasuvientre,dondelatelaquenorozasupielasomainsolenteporencimadelacinturilladesusvaqueros,esosquetocanloqueyo,en el pasado, tantas veces deseé tocar… y, antes de que alce su mirada y puedaverme,espoleoaTruenoparasalircuantoantesdesucampodevisión.

    —¡Valentina!—oigo su voz, ronca y oscura, llamándome, pero no detengo alanimal;alcontrario,loespoleohastallevarloallímitecomoantes,casivolandohacialascaballerizas.

    «¿Qué hace aquí? —me pregunto, emprendiendo una precipitada carrera,sintiendocómotodomicuerpotiemblaporlaañoranzaylosrecuerdos—.Sesuponía

    Página17

  • queestabaenSegovia, lohabíaconfirmadoconAlanay,encambio,estáaquí,estáaquí,estáaquí,estáaquí…».Micabezareproduceesafraseenbuclemientrassientolarespiraciónagitadadelanimalenconsonanciaconlamíay,cuandollegamosalascaballerizas,creoquelosdosnecesitamosunbuenrespiro.

    Bajode lamontura sintiendomi cuerpo temblary, apoyando lasmanos enmisrodillas, inspiro profundamente, llenando mis pulmones de aire y necesitandoencontrarelpuntodeequilibrioqueheperdidocuandolohevisto.

    —¿Te has vuelto loca? —brama Víctor entrando en las caballerizas, y meincorporo,sorprendidayconlarespiracióntodavíahechauncaos.¿Mehaseguido?—. Pero ¿a ti qué te pasa? —me pregunta con la furia instalada en su mirada,acercándose a mí—. ¿No hay en tu contrato de modelo ninguna cláusula que teimpidaromperteelcuello?

    Tres años, tres largos años desde la última vez que nos vimos; tres añosimaginandoqué lediría si lo tuviera frenteamíy,ahoraque lo tengodelante, soyincapazdearticularpalabraoinclusomoverme.

    —¿Quéhacesaquí?—musitocuandoconsigoreaccionar,dándomelavueltaparadesensillaraTrueno,sintiendoquememuevoacámaralenta.

    —¿Porquéhashuidocuandomehasvisto?¿Porqué?—meplanteaconseriedad,sincontestaramipregunta,cogiéndomedelbrazoyobligándomeagirarme.

    —Porque no tengo nada que decirte —mascullo, sintiendo que mi alma sequiebra,soltándomedeuntirónparaseguiratendiendoalcaballo.

    —En cambio, yo creo que tenemos muchas cosas que decirnos —me rebate,clavandosuimponentemiradasobremicuerpomientrasyocontinúoconmilabordeatenderalanimal.

    —Ya estás listo, campeón.Descansa, te lo has ganado—le digo con cariño alcaballo,necesitadadevolcarmiatenciónenalgoquenoseaély,sobretodo,quemicorazóndeje de latirme en la garganta—.Tengoque irme—susurrogirando sobremis talones, para empezar a salir del recinto, sintiendo cómomi pecho se llena demilesdeemocionesdistintas.

    —Esta vez no —masculla con voz ronca, cogiendo mi brazo de nuevo ydeteniéndome.

    —Suéltame,Víctor—leexijocon todoestoque llenamipechopresionándomehastadolerme—.Te lodigoen serio,no tengonadaquedecirteni tampocoquieroquetúlohagas;déjalocomoestá,¿vale?Eslomejor.

    —Yunamierda—farfulla,ypercibocómolapieldemibrazo,esaporciónquerodeasumano,empiezaaquemarmeconsutacto,conesefuegoquesentíhaceañosyquenuncaha dejadode arder dentro demí—.Mírame a los ojos;mírame—meordena entre dientes, atrapando finalmentemimirada con la suya y, durante unossegundos,mepierdoen ella, en esosojosdeunverde imposiblequehan sidomiscompañerosdeviajedurantetodoestetiempo.

    Página18

  • Maldita sea, estámás guapo que antes,muchomás hombre y cientos de vecesmásatractivo.

    Y,aunquemegustaríanohacerlo,finalmentemerindoamisdeseosmásíntimosposando mi mirada en su pelo, oscuro y algo rizado, cepillado hacia atrás,completamenteseguradeque,sienterraramisdedosenél,seríasuaveyespeso;ensuceñofruncido,esequepermaneceperenneensurostro;ensubarbarecortada,esaquemepicaríasinlugaradudassimebesara,yensuslabios,esosqueduranteañosansiéprobar…ysientocómo,esoquemeenvolvíacadavezqueestaba juntoaél,regresaconmásfuerza,conmásviolenciayconmásintensidad.

    —Suéltame—musito,sintiendocómolasmanosmehormigueanporlanecesidaddetocarloyenterrarmisdedosensucabello.

    —No —sisea obcecado, intensificando su agarre y provocando pequeñasdescargaseléctricasportodomicuerpo—.Noquieroquetemarches,Val;hablemos,porfavor.

    —Suéltame —mascullo de nuevo, liberándome y saliendo finalmente de lascaballerizas,clavandomimiradaenlasmontañas,que,majestuosas,sealzanfrenteamí.

    —Novoyadejarteenpazhastaquevolvamosaserlosquefuimos—mediceentonoamenazante,ymevuelvoparaencararlo.

    —No importa quiénes fuimos, importa quiénes somos ahora y quién está ennuestravidayquiénno,yteaseguroquetúhaceañosquedejastedeestarenlamía—le espeto con frialdad, sintiendo cómo mi alma se queja con cada una de mispalabras.

    —¿Quieres huir? Hazlo, venga, huye y vete; evítame como llevas haciendoduranteestosaños,pero,almenos,notemientasatimisma.Sabesperfectamentequenuncahedejadodeestarentuvidayquetenemosunaconversaciónpendiente—merecalca,conlaobstinacióninstaladaensumirada.

    —Fuiste tú quien huyó y se largó antes de que yo lo hiciera —susurro,perdiéndome en las laderas ondulantes de sumirada—, nome lo recrimines amíahora.

    Antesdequepuedarebatirmispalabras,echoaandarconlaimagendesurostroydesucuerpograbadaafuegoenmisretinas.

    Nadahacambiado;noimportaquenolohayavistoenaños,noimportaquemehaya obligado a no pensar en él, no importa nada de lo que he hecho hasta estemomento… porque mi cuerpo continúa reaccionando al suyo de la misma forma.¡Malditasea!Creíaque,conlosaños,estefuegodesaparecería,perosigueardiendodentrodemíconlamismaintensidadqueantes.¿Dequéhaservido,entonces,queme fuera?Decidí convertirme enmodelo para salir de aquí, para vermundo, paraconocerotrasculturasysí,tambiénparaconoceraotroshombres,pero,sobretodo,mefuideaquíporquenecesitabaampliarmiuniversoparaqueéldesaparecieradelmío…yalfinalnohaservidodenada.

    Página19

  • Y,ahora,¿quévoyahacer?Estáaquí,tancercayalaveztanlejosdemí.Despuésdetresañossinvernos,finalmentehemosvueltoacoincidirenelmismo

    terruño, aunque enviñedos distintos, unos viñedos quenuncapodránunificarse enunosolo,porquelosseparandemasiadascosas…

    Página20

  • CAPÍTULO2

    Camino durante lo que amíme parece una eternidad a través de las tierras demifamilia,puesnomeapeteceregresaracasaniencontrarmeconnadie,y,finalmente,cansada,mesientoalasombradeunaencinaconlaañoranzayeldeseolatiendoconmásfuerzaquenuncadentrodemí.

    ***

    —Creíaquenoestabasencasa—ledije,admirandosutorsodesnudo.Llevaba la toallaanudadaen tornoasucinturay recuerdoque lomiré llenade

    curiosidad,conlacuriosidadqueteproducenlashormonasdelaadolescenciaaplenorendimiento.

    —Meestaba duchando. Pasa, ahora salgo—me contestó guiñándomeun ojo ydándomeuntoquecilloenlanarizconeldedo, talycomoacostumbrabaahacer,yrecuerdoque lesonreímientrassentíacómoesoque llenabamipecho lohacíaconmásfuerza.

    —¿Vas a salir? —le pregunté, apoyada en la pared, viendo la puerta de suhabitaciónentreabiertaeintentandoatisbaralgoatravésdeella.

    —He quedado con una amiga —me respondió, saliendo finalmente con losvaquerospuestosylacamisaabierta.

    —Yesaamiga,¿estunovia?—inquirícuriosa,acercándomeaél.—Digamosqueesunaamigaespecial.—¿Tanespecialcomoyo?—planteécelosa,empezandoaabrochársela,rozando

    conmisdedossupechoapropósito.—Diferente—mecontestó,yporprimeravezlosentíincómodoamilado…

    ***

    Cierrolosojosintentandoalejaresosrecuerdosdemimente,avergonzadapormicomportamientoposteriory, sí, tambiénunpoquitoconeste, e, incómodaconmigomismayconmipasado,melevantofinalmenteparadirigirme,estavezsí,haciamicasa,ylohagoconlacompañíadelasuaveluzdefinalesdelatardeacariciandomicuerpo, como queriendo darle un poco de consuelo; con la de su voz, oscura ycavernosa, resonandonítida enmi cabeza; con el olor de su colonia y de su jabón

    Página21

  • revoloteando,muyamipesar,todavíaenmisfosasnasales,ycontodoestoquellenamipechocolmándoloconunpocomásdefuerzaqueantes.

    —Casi,¿sabessiharegresadopapá?—lepreguntoentrandoenlacocinaporlapuerta traseramientrasellabuscaalgoen laalacena,maldiciendopor lobajosobrealgoquenoconsigoentender.

    —Estáensudespacho—merespondesindejarderebuscaryderenegar.—Vale… Gracias… Me voy, ¿me oyes? —demando, empezando a sonreír

    mientras ella continúa refunfuñando sobre la harina que se supone que dejó y queahorayanoestáensusitio.

    Duranteelbrevetrayectodelacocinaaldespachodemipadre,lasonrisaquesehabía dibujado en mi rostro se borra por completo mientras me estrujo la cabezapensandoencómovoyadecírseloparaquenosecabreedemasiadoy,entonces,denuevoél,copandotodosmispensamientos.

    Si todofueracomoantes,aquiense lohubieracontadoprimerohubiesesidoaVíctor.Estoyseguradeque,antesdehablarconmipadre,habríaidoasucasa,mehabría sentado en los escalones de su porche con las filas de vides extendiéndoseinterminablesfrenteamíyconlaparradándonoscobijo,lehabríapedidoconsejoapesar de haber tomadoya la decisión.Lohabría escuchadoy luego, como él solíadecirme, habría hecho lo que me hubiera dado la gana… pero todo cambió entrenosotrosy, ahora, a él sería a laúltimapersonaa laque le contaríamisplanes;dehecho,casiprefieroquenolossepa…Puedequeseasimplementeparamolestarlooparaintrigarlo,yoquésé,nomeapetecehurgareneso…,simplementequierodejarlofuera,excluirlodemivida,comollevohaciendodesdehacetresaños.

    —¿Papá?—Abrolapuertadesudespachosinmolestarmeenllamary,entonces,mimiradaquedaatrapadaporlasuya,denuevo,y,denuevo,sientocómomicuerpoymividase tambaleanhastacasihacermeperderelequilibrio—.¿Quéhacesaquí,Víctor?—musitoarisca,aferrandoconfuerzaelpomodelapuerta.

    —¿Así es cómo saludas a un amigo? —me pregunta mi padre, claramentemolesto.

    —Lo siento, papá; esperaba encontrarte solo —farfullo, sintiendo cómo micorazón tiemblaycómo todas lascélulasdemicuerpovibrande formadistinta—.Además,Víctoryyoyanoshemossaludadoantesenlascaballerizas,¿verdad?—medirijoaél,forzandounasonrisa.

    —Asíes—merespondeescueto.—Oye,Víctor,¿porquénotequedasacenarydescorchamosunabotelladeese

    vinotanespecial?VaavenirmihijaAlanaconesechicoquelasigueatodaspartesyporfintenemosamipequeñaencasadenuevo.

    —¿Ese chico?—planteo, riendo abiertamente—. ¡Papá, es su novio! ¿Todavíaestásasí?Dejadehacereltonto,¿quieres?

    —Perdona,hija,peroamínomelohanpresentadocomotal:silepreguntasatuhermana,essolamentesuamigoy,simepreguntasamí,eselmoscónquelaronda

    Página22

  • alládondeellava.—Oye,papá,vasasersimpáticoconJoséyvasatomárteloenseriodeunavez;

    tienes prohibido llamarlo «ese chico» o cualquier apodo que se te ocurra en esemomento —le digo con decisión, entrando finalmente en el despacho, más quedispuesta a sacar las uñas por mi hermana—. Alana lo quiere, aunque lo llame«amigo»,yéllaquiereaella.¿Quémáspuedespedir?Alfinal,esoesloqueimporta,quesequieranyquesecuiden.

    —Loque importaes la familiaydarleacadaunoelpuestoquesemerece.Tuhermanalollama«miamigo»,nolollama«mipareja»nimelohapresentadocomotal,yélhacelomismocontuhermana,asíque,paramí,eselsinvergüenzaquesebeneficiaamihija…ynomevengasconmodernidades,queteveovenir.

    —Osdejoasolas.Yahablaremos,Pedro—seexcusaVíctor,intentandosalirdelaestancia.

    —¡Tú tequedas!—leordenamosa lavezmipadreyyo,ydirijomimiradaalfrente,confundida.

    «¿Por qué le he pedido que se quede?», me pregunto frunciendo el ceño,intentandoentenderelmotivoporelquelohehecho.

    —¿Quéopinastú,hijo?¿NomedirásquecoincidesconValentina?—Totalmente,Pedro.Simelopermites,creoquetehasquedadounpocoantiguo

    eneseaspecto—leresponde,aliándoseconmigo.—Escuchadme los dos, sobre todo tú, Valentina: si quieres que te respeten,

    primerotienesquehacerterespetartú.Tuhermanasefueavivirconelcantamañanasesecasialdíasiguientedeconocerlo,sinnisiquieramolestarseenpresentármelo.Nosoyantiguo,soypadre,y,cuandotúestésenmilugar,loentenderás.

    —Papá,llevanjuntoscasiunañoy…—¡Casi un año! ¡Ya ves tú! Mira, hija, cuando lleven una vida, entonces ya

    hablaremos.Tegusteono,paramícontinúasiendoelmoscónquenodejaderondaratuhermana—insisteconvencido,ybufoalavezquepongolosojosenblanco—.Quenomeentereyodequetúhaceslomismoqueella.

    —¿Por qué?SiAlana lo hace, ¿por qué no he de poder hacerlo yo?—planteoasombrada.

    —Porquelecortaréloshuevosalcapulloqueterondesinmiconsentimiento,¿lotienes claro?—me suelta con su vozarrón llenando cada rincón de este despacho,levantándosedesusillayapoyandolasmanosenlamesa.

    SientolamiradadeVíctorquemándomeenlaespalday,aunasí,aprovechoparadejar las cosas bien claras ahora que acabo de llegar, para evitarme futurosproblemas.

    —Mira,papá,tengodiecinueveañosysoyindependienteeconómicamentedesdelosdieciséis.Tequiero,ymucho,peronovoyatraerteamisliguesacasaparaquelesdeselconsentimiento—leaseguroconseriedad.

    —¿Tusligues?¿Quéliguestienestú?—brama,yalzoelmentón.

    Página23

  • —Se terminó, papá; no he regresado a casa para discutir contigo —masculloenfadada, dándome la vuelta y saliendo de allí, sinmolestarme enmirar aVíctor,dandounsonoroportazo.

    Cuando llego a mi habitación, cierro con otro portazo, si poder creer que, sinllevarnisiquieraundíaencasa,yaestédiscutiendoconmipadre.

    —Lamanoizquierdanoeslotuyo,¿verdad?—mepreguntaVíctorentrandoenmicuartocomosinada,ymedoymediavuelta,sorprendida.

    —¿Perdona? ¿Sepuede saber quéhaces aquí?Vete, solome faltas tú ahora—siseoyendohacialapuerta,queabrodeparenparparaqueselarguedeunavez.

    —Cumplo órdenes de tu padre, así que haz el favor de cerrar. Nome apetecehacerpartícipeatodalacasadeloquetengoquedecirte.

    —Sí,hombre,yquepiensequeestamoshaciendoalgoqueélconsiderequenoescorrecto;mejorladejoabierta.Oye,¿porquénonoshacesunfavoryledicesqueyahashabladoconmigo?Invéntatequealfinheentradoenrazónyqueletraeréatodosmisliguesparaqueleslealacartillaantesdequeosenrozarme—añado,negándomeaponérselofácil.

    —Nopiensometermeeneso,aunquetupadremelopida.—Entonces, ¿qué haces aquí? ¿Estás desobedeciéndolo? Uyyy, que atrevido te

    hasvuelto—masculloconsarcasmo,arrancándoleunasonrisa.—Tu padre entrará en razón con el tiempo. Te hiciste modelo y terminó

    aceptándolo,asíqueestonoesnadacomparadoconeso…Tendríasquehaberleoídoesosdías—mecuentasindejardesonreír,sentándoseeneltaburetedemitocadoryemanandomasculinidadyfuerzaportodoslosporosdesupiel;tengoquevolvermehacialaventanaparanomirarlomásdelacuenta—.Sinolediouninfartocuandovioesereportajetuyodesnuda,conelperroylasjoyasdeCartier,yanoselodaránunca.

    —¡Pero si no se veía nada! —me defiendo, volviéndome y encarándolo conorgullo.

    —Ese reportaje no se hace solo y tú estabas desnuda; te aseguro que eso fuesuficientemotivocomoparaquemontara en cólera.Sinooíste susberridosdesdeMadridfueporqueelvientonosoplabaenesadirección—sueltaguiñándomeunojo,ytengoquefrenarmemuchísimoparanosonreír.

    —Nohizofaltaelviento,perdílacuentadelasvecesquemellamóporteléfonoparaprohibirmequesiguieratrabajandocomomodelo—leexplico,sintiendocómoesaconexiónconélregresadenuevo.

    —Escúchame, Val: en estos momentos el problema lo tienen Alana y José;déjalosaellosqueloresuelvancontupadreyaprendeanoretarlocontinuamente.

    —Con lo bien que me lo paso—mascullo cruzándome de brazos, haciéndolosonreírmásabiertamente.

    —¿Notedascuenta?—mepreguntaponiéndoseserioderepente—.¿Deverdadtodavíanoloentiendes?

    Página24

  • —¿Quétengoqueentender?—demando,poniéndomealadefensiva.—Quenopodíaser—afirma,conlaintensidadcargandosuvozysumirada—.

    Meconoces,Valentina,creoquemásquenadie,ysabesloquesignificótupadreenmivida.Sisoyquiensoyytengotodoloquetengoesgraciasaél.SinohubierasidoporPedro,posiblementehabríaterminadoenlacárcel,enelmejordeloscasos,oasaberdónde,enelpeordeellos.

    —Esonuncase sabe.Además, lehaspagado tuvidaamipadreconcreces.Sinuestrovinoestanreconocidoesgraciasatuesfuerzo;nocreoquedebascontinuardándoleexplicaciones—sentencioconsequedad.

    —No se trata de dar explicaciones, se trata de respetarlo como lo respetaría sifueramipadre.Joder,teníasdieciséisaños,¿deverdadmecreíascapazdehacerlo?—mepregunta,levantándosedeltabureteyacercándoseamí.Lomirosintiendoqueesa noche llega para quedarse entre nosotros—. Además, aunque no lo entiendas,paramísiempreserásesaniñitaqueencontréllorandoenelviñedo.

    —Yanosoyesaniñita,Víctor,haceañosquedejédeserlo.¿Porquéeresincapazdevermecomolamujerquesoyahora?—inquiero,encarándolo.

    —Porqueparamícontinúassiendounacría.—¡Genial!Siyamehasdichotodoloqueteníasquedecirme,puedeslargarte—

    mascullodirigiéndomehacialapuerta,deseandoperderlodevista.—Val—sisea,cogiéndomedelbrazoyfrenandomiavance.Mevuelvoparaenfrentarlo apesardeque sientocómo lapieldemibrazome

    ardedondeélestátocandoy,aunquelosrecuerdosdeesanocheestántanpresentescomomienfado,meacercounpocomásasucuerpo,atrapandosumiradaconlamíaysintiendocómomipechosellenadenuevoconmilesdeemocionesmientrastodosevuelvedemasiadoeléctricoydemasiadovivoanuestroalrededor.

    —¿Quiénseestámintiendoahora?¿Quién?—susurroenunhilodevoz,viendocómo su mirada se oscurece por momentos—. Deberías pensarlo, ¿no crees? —murmuro, soltándome finalmente a pesar demis deseos de hacer justo lo quemeprometí no volver a hacer—.Necesito ducharme; vete, por favor—le pido, yendohastalapuertayaferrandoelpomoconfuerza.

    —¿Quéesloquequieres,Valentina?—preguntaposandosumanosobrelamía,cerrándolayhaciendoquememuevaconél.

    —Quieroqueseassincerocontigomismo,soloeso.Quieroquemeveascomolamujer que soy ahora y que dejes de pensar en mi padre de una vez, para pensarexclusivamenteenloquedeseas.Hazlo,piénsalo—musitoenunhilodevoz.

    —Yalohehechoylarespuestacontinúasiendolamisma—siseaentredientes.—¿De verdad? Entonces, si te beso, no sentirás nada, ¿cierto? —susurro

    acercándomemás a él, regresando conmis palabras a ese pasado que enterré haceañosypisoteandotodasesaspromesasquemehiceamímisma.

    Sientomispechosrozarsucuerpo;surespiracióntrabajosamezclarseconlamía;elcalorqueemanadesupielfusionándoseconelmío;misdeseos,máslatentesque

    Página25

  • nunca,entremezclándoseconlossuyos,yestasensación,quehastaahorasolocreíaquemeafectabaamí,traspasarsuférreocontroldeunamanerafulminante.

    —Valentina, déjalo estar—murmura con voz ronca, con la mirada fija en miboca.

    —Demuéstramelo,Vic;demuéstramequeerescapazdemantenertefríositebeso—susurroencendida.

    —No se trata de mantenerse frío, se trata de que todo esto no es normal —masculla enterrando sus dedos en mi pelo, apoyando su frente sobre la mía yencendiendomultituddefuegosenmiinteriorconesesimplegesto.

    —Lanormalidadladamosnosotros—lerebato,conlarespiraciónentrecortada,sintiendo la suya acariciar mis labios y el ambiente cargarse de una electricidadimposible de ignorar—. Olvida quiénes fuimos y mira quiénes somos ahora —susurroborrandodeunplumazoestostresañosenlosquehemosestadoseparados.

    —¡Suficiente!—farfulla enfadado, alejándose demí, y lo observo percibiendocómolaelectricidadquenosenvolvíayelsinfíndesentimientosquealeteabanenmipechodesapareceny,ensulugar,llegadenuevoladecepción.

    —Vete, Víctor —exijo con dureza, siendo yo quien lo echa esta vez—. Oye,trabajasenlabodega,formaspartedeellaymipadretetratacomosifueraspartedelafamilia;mientrasestemosrodeadosdegente,tratémonoscomoenelpasado,perosoloeso.Noquierovolveravertesinoesestrictamentenecesario.

    —Val…—Val,¡¿qué?!—lepreguntoalzandolavoz—.Mira,estoycansadadetodoesto

    —leconfiesoenunsusurro,maldiciéndomeporhaberrotolaspromesasquemehiceenelpasado—.Noteníaquehabertedejadoentrar,nomehagasecharte.

    —Yamehasechado—mascullaarisco.—Túlohicisteantes—musito,enlazandomimiradaconlasuya.Incapazdesostenérmelayderebatirmenada,abandonamihabitación,dejandoun

    vacíoenormeenellayenmiinterior.Mesientoen lacamaexperimentandocómoesevacío,esequeélhadejado,se

    llena de añoranza, tristeza e impotencia, como si se tratara de una vasija llena dedemasiadascosastristes.Yotambiénlovicrecer,yotambiénlovicomounhermanocuandoerapequeña…perocrecíyempecéaverloconlosojosdequiendescubreunmundoenteroysolodeseaadentrarseenél;empecéaverloconlosojosdeldeseoydelanhelo,yviesosmismossentimientosreflejarseenlossuyos,comoloshevistoahora…«Entonces,¿porquénonosdaunaoportunidad?¿Porquénoseolvidademipadre, de su deuda y de quiénes fuimos para, simplemente, vernos ahora? —meplanteodesolada,yendohacialaduchayempezandoadesnudarme—.Yyo,¿porquésoyincapazdeolvidarloydeseguirconmivida?¿Porquéestedeseomepersigueconstantemente,añotrasaño,negándoseadesaparecer?».

    Cierro los ojosmientras el agua caliente se desliza suavemente pormi cuerpo,arrastrandoconellaelpolvo,quemi locacarrerahahechoadherir amipiel,y las

    Página26

  • lágrimasprovenientesdemialma,lágrimasqueconviertenladecepciónylatristezaqueemanademicorazónenalgotangible,pues,denuevo,sientoquehesalidodesucasasinnecesidaddehaberentradoenella.

    Mevistoconunsencillovestidoblanco,unassandaliasplanasyunospendientesétnicos,preguntándomesivolveréaverloono,puesmipadrelohainvitadoacenar,y,sinsabersiserécapazdefingirdelantedetodamifamiliaesanormalidadqueestáaañosluzdenosotros,meobligoaborrarlatristezayladecepcióndemirostroparacubrirloconesamáscaradeindiferenciaqueutilizoamenudoenmitrabajo,antesdeaccederalcomedordeverano,situadoenelpatiotraserodelacasa.

    —¿No ha llegado nadie todavía?—le pregunto, extrañada, ami padre, que seencuentrasentadosolo,presidiendolamesa,fumándoseunpuroyconunacopadevinotintofrenteaél.

    —Tuhermanamehallamadoparadecirmequeseretrasaránmediahora,yCasiestáen lacocina terminandodehacer lacena—merespondeconseriedadconesavoz,cargadadematices,llenadotodoelpatioy,derepente,sientomuchísimapenaalverlotansolo.

    —¿YVíctor?—musitoprudente,acercándomeaél.—Hadeclinadolainvitación—meresponde,ysientocómo,porenésimavez,la

    decepciónseinstalaenmipecho.Pero¿quéesperaba?Alfinyalcabo,estáhaciendoloquelehepedido…,pero,entonces,¿porquémedueletanto?

    —Siéntateami lado,hija;quierohablarcontigosinque teenfadesy tepongashechaunafuria—mepide,sacándomedemispensamientos.

    —Lamentohabermeenfadadoantes, papá—meanticipoa él, sentándomea sulado y cogiendo una de sus manos, que acuno entre las mías—, pero tienes queentenderqueyanosomosunasniñas,quelostiemposcambianyquenoesmaloirconellos.

    —Y tú tienes que entender que yo soy vuestro padre y, por desgracia, tambiénvuestramadre,ymedebéisunrespeto.Entiendoquelostiemposcambian,peroparaabrazarelfuturohayquerespetarelpasado,yvosotrasnolohacéis.Tútehashechomodelo y olvidas los valores que te inculcamos de pequeña, y tu hermana vive suvidacomosinotuvierafamilia,yeso,hija,duele.

    »Vosotras venís aquí siempre que os place y siempre os encontráis las puertasabiertasdeparenpar,peronuncaospreguntáissiyonecesitoverosantes.

    »Tomáis vuestras decisiones amparándoos en que sois mujeres independienteseconómicamente, pero la economía no lo es todo en esta vida; también están lafamilia,losvalores,elamoryelrespeto,ynitúnituhermanatenéisencuentanadadeesoyyosientoquehefracasadoenmipapeldepadre—meconfiesaconseriedad,ysientocómo,denuevoaunquedeformadistinta,lapenapresionamialma.

    —Papá, lohashechomuybiencomopadre;nunca te sientas así, porquenoescierto, y sé que tienes razón en muchas cosas, pero entiende que nosotras no lo

    Página27

  • veamoscomotú.Mitrabajoconsisteenserunaperchayvenderloquellevopuestoenesemomento,peronoporelloolvidolosvaloresquemeinculcaste.

    —Hasposadodesnudavariasveces,¿puedesdecirmequéestásvendiendoenesemomento?—me rebate, decepcionado—. ¿Así es cómo respetas los valores que teinculcamos?¿Deverdadnecesitasquitartelaropaparaquetetenganencuenta?Enesecaso,mástevaldríahabertequedadotrabajandoaquí,aunquefueraenelcampo.

    —Papá,noeseso…Además,nuncasemehavistonada.—Entonces,¿creesquedeberíasentirmeorgullosoporquenuncasetehayavisto

    nada?—Exacto, papá… Deberías sentirte muy orgulloso de que una firma tan

    importante como Cartier me eligiera entre cientos de modelos para posar con susjoyasydequeelfotógrafoStefanHelberg,unodelosmásprestigiososdelplaneta,me seleccionara, posteriormente, entre miles de modelos para hacer otro reportajeque, por cierto, fue todo un éxito. Aunque no lo entiendas, sí, deberías sentirteorgulloso,porqueyoloestoy,ymucho—lerespondo,dolida.

    —Pues,aunquenoloentiendas,noloestoy.Noestoyorgullosodeveramihijadesnuda, lleve o no lleve joyas deCartier, ymenos aún de verla en cueros en laspáginascentralesdeunarevistademáximatirada.TúeresValentinaDomínguez,laheredera,juntocontuhermana,detodoesto…ynosolodelosviñedosylabodega,ereslaherederadellegadoquecorreportusvenas.Nomehablesdeorgullocuandotúolvidaseltuyo—mascullamirandoalfrente,obcecado.

    —Siento que lo veas así, papá—musito secando mis lágrimas—, pero es mitrabajoynovoyarenunciaraélahoraqueestoyempezandoaconseguirmissueños.

    —Puescuidabientussueñosparaquenoterminendañándote.—¿Tantotehedecepcionado?—lepreguntocondolor,empezandoalevantarme,

    puesnecesitoalejarmedeél.—No tevayas—mepidecon lavozcargadade sentimiento,posandosumano

    sobre lamía—;no tevayas,hija…Escúchame,séqueestás trabajandoduroyquedesdemuyjovenhasluchadoporhacerrealidadesossueñosdelosquetantohablas,peroentiendequeyonomesientaorgullosodeciertosaspectosde tuvida.Solo tepidoquenoolvidesquiénerescuandovayasaaceptaruntrabajo,queentiendasquetusdecisionesmarcarántuvidaparasiempreyqueseasresponsableconellas,porqueluegonopodráscambiartupasado.

    »Equivócate,perosoloparaaprender.Entiendequeelrespetoloestodoyquelafamiliaperdurasolosimantenemoslasraícesarraigadasalatierra,comolascepas.Vivetuvida,peronolavivaspensandoexclusivamenteenti,porquenoestássola…,estamosnosotros,están tusantepasadosyestarán tusdescendientes.Séresponsablede tus actosparaqueelpasadonopueda regresarnuncaparaabofetearte—musitaparaluegoguardarsilencioduranteunosminutos,meditandosuspalabrasydejandoquecalenenmí.

    Página28

  • »Lajuventudesatrevida—prosigue—,imprudenteeimpulsiva,ycreequepuedeconlavidasinpensarquelavidaeslargaysetomasutiempoparahacertetropezarenesehoyoque tú solocavaste; sémás listaqueellayno locabesnuncaparanotropezarjamásenél—mediceaferrandomimanoconfuerza,conlaexperienciadesuvidallenandosumirada.

    —Vale,papá,lotendréencuenta—susurroabrazándoloconfuerza,sabiendoquetengomuchascosasenlasquepensar.

    —Esoespero,portubien—medicemientrasyoguardosilencio.—Papá,tengoquecontarteunacosay,porfavor,necesitoquemeapoyesenesto

    —leruegoenunhilodevoz,conscientedequenohabráunmomentomejorqueeste.—¿Quésucede?—mepregunta,frunciendoelceño.—Antestehedichoqueestabanempezandoacumplirsemissueños,¿verdad?—

    mearranco,yasienteensilenciomientrassientomicorazónempezaralatirmeenlagarganta—.Vale…Bueno…Ahíva…—ledigoantesdesoltartodoelairedegolpe—.Haceunassemanas,unosscoutersvinieronamiagenciaenbuscadenewfaces,nuevas caras —le aclaro, atropelladamente—. El caso es que les gusté y mepropusieroniraNuevaYork.Heaceptado,papá.

    —Vaya,estosíquenomeloesperaba—meconfiesaconvozneutra.—Es una gran oportunidad para mí. Allí al fin podré cumplir mi sueño de

    convertirmeenunatopmodel.Esahoraonunca.—¿Yquépretendesquetediga?Porloqueveo,hastomadoyatudecisión;sigue

    conella,entonces.—Paramí es importante que la apruebes—musito cogiendo sumano entre las

    mías,acariciandosupielcurtidaporeltrabajoenelcampo.—Hace unos días estabas enGrecia.Vives como los nómadas, sin arraigarte a

    nadanianadie.Túmismaacabasdedecirquetutrabajoconsisteenserunapercha;porlotanto,solotequedanlosvalores…Nolospierdasporelcaminoytendrásmiaprobación.VivasenNuevaYorkoenMadrid,queellosseantuguíay, tufamilia,esasraícesquenopermitesquetomenfuerza.

    —Papá,vosotroslosoistodoparamí.—Pues demuéstralo—me pide con rotundidad—.Recuerda quién eras cuando

    correteabaspor aquí y recuerdaquiénes sujetaron tumano cadavezque caías y telastimabas;recuérdaloparanoperderteenesavidaquetantotegusta.

    —TehavenidobienqueAlanayJoséseretrasasen,¿eh?Joder,papá,meestáshaciendosentirquelohagotodomal,ynoesasí—replico,secandomislágrimasdenuevo.

    —Si no fuera así, no estarías llorando aquí sentada. Las lágrimas son solo elrecordatoriodequealgono funcionacomodebería;piensaquéesyponle remedioantesdequeseademasiadotarde.

    —Las lágrimas también pueden ser sinónimo de impotencia. Soy responsable,papá, y, aunque es cierto que vivo como los nómadas, no olvidomis raíces nimi

    Página29

  • legado; de hecho, voy a empezar a estudiar la carrera de enología —le confiesofinalmente.

    —¿Cómo?—mepregunta,sorprendido.—Siempremehagustadoesto,puedequeseaporqueformabapartedemíincluso

    antesdequeyonacieraoporquemeloinculcasteiselabueloytúdesdequefuiunacría,peromifuturomáslejanonoeslamoda,sinolabodega.Quieroseguircontulegado,papá,peronoahora.

    —Perohija, sideverdadesto tegusta,olvídatedeNuevaYorkyquédateamilado; déjame transmitirte todo lo que sé y trabaja codo con codo con Víctor parallevarnuestrosvinosatodaslaspartesdelmundo—mepideentusiasmado,y,duranteunossegundos,me imagino trabajandoconVíctor,viéndoloadiario,compartiendocomidasyeventosconél,ysientocomosimepellizcaranelcorazón.

    —De eso ya se encarga Víctor y nadie mejor que él para hacerlo. Papá, noprecipitemoslascosasydejemosquetodosigasucurso,sinpresionesdeningúntipo.Amíme gustamuchomi vida en estosmomentos…Quiero desfilar para losmásgrandesyquieroseguirposandoparalosprincipalesfotógrafosdemoda;quieroqueelapellidoDomíngueznoseasociesolamentealvino, sino tambiénaun rostro,almío.Antesderegresarparaquedarme,quierocumplirmisueñodeserlamejor topmodeldetodoslostiemposyesosolopuedoconseguirloenNuevaYork.

    —Como quieras… Al menos sé que no está todo perdido, con eso tengosuficientedemomento—sueltaconalivio.

    —Papá, aunque no fuera a estudiar enología, mi vida no estaría perdida—lerecrimino.

    —¿YtuamistadconVíctor?¿Vasadecirmeque tampocosehaperdido?—mepregunta clavando sumirada en lamía, sin permitirme liberarme de ella—.Mira,hija, no séqué sucedió entrevosotros, peropasasteisde seruñay carne a alejarospocoapocoelunodelotrohastallegaraperdertodoelcontacto.

    Siempre pensé que algún día vendrías a contármelo y por eso decidí nopresionarte,peroeltiempohapasadoytúnohasvenido,yquierosaberquéocurrióparaqueélhoynoestéaquísentado.

    —Sinoestáaquísentadoescosasuya,nomía—replicocontristeza—.Supongoquecrecíyqueladistanciafuemotivosuficientecomoparaquenuestraamistadseenfriara.

    —Lascosasnoseenfríansinosoplamospreviamente.—Pruebaadejarunplatodesopahirviendosobrelamesaytómalapasadauna

    hora;pormuycalientequeestéalinicio,teaseguroquepasadoesetiemposehabráenfriadosinnecesidaddequesoples.

    —Eso es porque no tiene un calientaplatos comoDiosmanda debajo. Tanto laamistad como el amor semantienen con constancia,manteniendo el calientaplatossiempreencendidoparaquenollegueelmomentoenelquetelleveslacucharaalabocayteencuentresconlacomidafría.Teaseguroqueluego,aunquelacalientes,ya

    Página30

  • no está igual de buena. No pierdas amistades por el camino por no mantener tucalientaplatos encendido.Te lohedicho antes, hija, las raíces lo son todo; permitequelastuyasarraiguenyarrastrenconsigolasdelaspersonasquefueronysonunapartefundamentaldetuvida.

    —Buenconsejo,papá,lotendréencuenta.Detodasformas,notepreocupes,yoestoybien,másquebien,yéltambién,queesloimportante—musitodeseandodejardehablardeesetema.

    Página31

  • CAPÍTULO3

    —Pero ¿a quién tenemos aquí? Si es la famosísima supermodelo ValentinaDomínguez —oigo la alegre voz de mi hermana y me vuelvo para verla llegarcorriendohaciamí.

    —¡Que no corras! ¡Que te vas a dar un tortazo! —le grita Casi, que vieneacompañada de José, ambos cargados con la cena—. ¡Siempre igual, estas niñas!¡Corriendoatodaspartes!Muchodiseñoymuchamodaysinmodales.Loqueyotediga,Pedro:dondeestélamujerdeantes,quesequiteladeahora,queparecentodascaballos desbocados. Deja aquí la fuente, hijo —le indica a José, que la miradivertido.

    —¡Tía,quépasadaelreportajedeCartier!¡Estabasguapísima!¡Noparecíastú!—mediceAlanasindejardedarmebesos.

    —¡Hombre, muchas gracias! ¡Ten hermanas para esto! ¡Y suéltame, que meahogas!—exclamoriendo,apesardequeese reportajehaprovocadomis lágrimasunosminutosatrás.

    —¡Teaguantas!¡Quéganasteníadeverte,pequeñaja!—Perosisoymásaltaquetú,¡taponcitodebotella!—lerespondo,haciendoaun

    lado la conversación que acabo demantener conmi padre y queme ha tocado elalma.

    —¿Taponcitodebotella?Másbienperfumedelbueno,nocomotú,queparecesunabotelladecoloniadelitro—merebate,pinchándomeysoltándomeparadirigirseapapá—.¿Cómoestámipadre favorito?—lepreguntacolgándosedesucuello—.Tengomilcosasquecontaros—nosanunciallenadeentusiasmo.

    —Comosituvierasotropadre—leresponde,abrazándola.—¿Cómoestás,Valentina?—sedirigeamíJosé,dándomeunpardebesos.—¡Genial! ¿Y tú, cuñado? —inquiero, haciendo especial énfasis en la última

    palabraparaquemipadrelocaptedeunavez—.Esperoquehayastraídocontigoesaguitarratuyaparaambientarlacena,quetengoganasdemarcarmeunbailecito.

    —Laguitarravaconélatodaspartes,poresonotepreocupes—seanticipamihermana,sentándosealladodemipadre.

    —Pedro,buenasnoches.¿Quétalestás?—lepregunta«micuñado»,tendiéndolelamanoquegraciasaDiosmipadreacepta.

    —Pues aquí sigo, viendo cómo vuestra amistad perdura—masculla sin podercallarse.

    —¡Papáááááá!—se quejaAlana—.No le hagas caso, José. Ven, siéntate amilado.

    Página32

  • —Contentometienes—farfullamipadre,dandoluegounsorboalacopadevino—.Creíaquenoseríascapazderecordarelcaminoacasa.

    —Papá,heestadomuyliada.—Yono,yomepasoeldíasentadoalasombra.—Hoy lo tenemosguerrillero, hermanita—la advierto, guiñándoleunojo ami

    padre,quemesonríeyledevuelvolasonrisa.—Estehombreonollegaosepasa—intervieneCasi.—Vamos a tenerlaaaaa… lo veo venirrrrrr —canturrea la recién llegada,

    sirviéndoseunacopadevino.—Oye,Alana, ¿por quénonos cuentas todo lo que tenías que contarnos?—le

    demando,intentandoaligerarelambiente.—Eso, hija, cuéntanoslo, que estoy hasta elmoño de oír hablar de vino—me

    secundaCasi,empezandoaservirlacena.—Hetomadounadecisión—noscomunicaconvehemencia.—Casarte—pronunciamipadre,provocandoque José se atragante conelvino

    queestababebiendo.—¡Papá!—protestaellamientrasyomeríoconganas.—¿Quépasa?¿Notepareceunabuenadecisión?Asísabríacómollamaraeste

    chico,quenoesnimiyernonitampocotupareja,pero,encambio,vivecontigo.—Somos más que amigos, Pedro, y puedes llamarme José —le aclara este

    sonriendo,haciendohonorasusantapaciencia.—Papá,yaestábien,¿quieres?—lepidemihermana.—Eso,dejémosloestar,queporhoyyahetenidosuficiente—aceptamipadre—.

    Chico,¿tegustaestevino?—leplanteaaJosé,ypongolosojosenblanco.¡Dios,quéganastienedeponérselodifícilalpobre!

    —Muybueno,Pedro.Estenolohabíaprobadonuncao,almenos,nolorecuerdo.—Si lohubierasprobado, lo recordarías, te loaseguro—sentenciaél,orgulloso

    comounpavo real—.Vamos, haced la cata—nos pide, recostándose en su silla ypaseandosumiradaportodosnosotros.

    Cojomicopay,trasagitarlasuavemente,llevominarizaella,cerrandolosojosypermitiendo que sus matices inunden mis fosas nasales, sintiendo el picor de lasespeciasinicialmenteyeldelafrescuradelbalsámicodespués.

    —Roblefrancés…Esunvinoconmuchísimafuerza,muyintensoybalsámico…Lasespeciasestánmuypresentes,perodeunaformasuave,comounapimientarosaoblancajuntoconelclavo,lacanelaylanuezmoscada—musitoabsorbiendotodoslosmatices antes de llevarme la copa a los labios y retenerlo en la boca, donde lopaseo por mis encías antes de tragarlo, sintiendo de nuevo las especias que anteshabía percibido en la nariz, notando la inconfundible sensación de los taninos yfrenándomeparanollevarmilenguaalasencíasparaeliminarla—.Detragolargo,con mucha textura, es muy cremoso y muy envolvente… La uva negra está muypresente,juntoconelregalizdepalo.Esunatempranillo,sinduda…

    Página33

  • —¿Quémás?—meinterrogamipadre,volcandotodasuatenciónenloqueestoydiciendo.

    —Tienemuchocuerpoyesmuy frescoymuy intenso, tantoennarizcomoenboca. Los taninos son muy expresivos, pero no de manera negativa; al contrario,estánmuy equilibrados y… ¿barrica nueva?—inquiero, saboreándolo de nuevo—.Estábuenísimo,papá,ytienetodoloquemegustaenunvino.Esunvinoquepidemás, que te pide seguir bebiéndolo. ¿Es nuevo? Yo tampoco recuerdo haberloprobadonunca.

    —¿Recuerdascuandotefuiste?Eseañosalióelmirtoenelcampo;yasabes loraroqueesqueesosucedaytambiénque,cuandoesteaparece,significaquevamosatenerunabuenaañada,algoquenosconfirmóposteriormenteelConsejoReguladorcuando la calificó como excelente. Con esa vendimia nació este vino. En esemomento, Joaquín, nuestro enólogo, y yo llevábamos años haciendo pruebas ycoupages,¿teacuerdas?—mepreguntayasiento—.Puesdeesaspruebasycoupagesnació este vino, tu vino, porque se llama como tú, Valentina Domínguez —meconfiesaconorgullo—.Tuhermanatieneyaelsuyoyhallegadolahoradequetútengaseltuyo.Poresoestevinoesunreflejodeti…Losbalsámicosquetanbienhasdetectado reflejan tu juventud y tu frescura, y el roble y la tempranillo le dan esepuntoelegantequevacontigo.Reflejatuesenciaytuyomásíntimo,loqueperdurarácuando la juventuddépaso a lamadurez…y, aunque con esta luzno sé si podrásapreciarlo,lalágrimaqueseformacuandoagitaselvinonoestransparente,sinoquetienecolor,comotú,hija…,túestásllenadecoloryestevinoestufielreflejo.

    —¡Hala, qué bonito, papá!—exclamaAlana, entusiasmada,mientras yo sientocómolaemociónmeimpidehablar.

    Siemprehabíadeseadoqueunvino llevaraminombre; eraunode esosdeseosquesolocompartesconciertaspersonas,enmicaso,Víctor;unodeesosdeseosquenoteatrevesaformularenvozaltaportemoranomerecerloyunodeesosdeseosque,cuandosehacenrealidad,sobrepasantodastusexpectativas.

    —Víctorme lopropusocuando temarchaste—meconfirmamipadre,ysientocómo otra vez mi pecho se llena de miles de sentimientos— y, aunque tenía misreservas,élinsistióeinsistió…,yasabesloconvincentequepuedellegaraser,yalfinal accedí. Esa vendimia y la posterior crianza, en barrica nueva de roble, comobien has detectado, se hicieron pensando en lo que queríamos conseguir, y Víctorestuvo trabajando incansable con Joaquín y conmigo con los batonnages que lepracticamos estando en crianza; de ahí, esa lágrima con color.Queríamos que estevino reflejaraa laValentinamásauténtica,¿creesque lohemosconseguido?—mepreguntami padremirándome con ternura y, de nuevo, seco las lágrimas que hanempezadoafluirfrutodedemasiadossentimientos.

    —Lohabéisconseguido,papá.Muchasgraciasporeste regalo,queeselmejordelmundo—musitolevantándomeparaabrazarlo,todavíaasimilandoquefueVíctor

    Página34

  • quien insistió para que tuvierami vino, algo que yo tanto había deseado, y que lohicieradespuésdeesanoche.

    —Esperoque, en el futuro, tú creesmivino—mesusurra al oído,provocandoqueelnudodemigargantameduelahastaloindeciblealtragar.

    —Te lo prometo, papá; te prometo que crearé elmejor vino delmundo y quellevará tu nombre, como tú has hecho con nosotras —murmuro solo para él,intensificandoelabrazo.

    —Ese chico vale millones; solo espero que no lo pille una lagarta y nos loestropee—oigocómodiceCasiy,porenésimavez,milesdesentimientosaparecenparaestrujarmialma.

    —Venga,brindemospormihijayporelvinoquellevarásunombre—proponemipadre,levantándoseyrodeandomicuerpoconunodesusbrazosmientrasqueconla otra mano sostiene su copa de vino—. Por la familia y por la continuidad—prosigue,alzandosucopamientrastodosloimitamos—;porlasangrequecorrepornuestrasvenas,rojacomoestevino.Portodosvosotros,miorgullo,mifuerzaymilegado, y por ti, hija mía. Nunca olvides lo que hemos hablado y lleva nuestroapellido por todo el planeta con fuerza y con garra. Por Valentina Domínguez—sueltaconrotundidad,acercándomeasucuerpoybrindandoprimeroconmigopara,seguidamente, unir su copa a la de todos los demás, y lo imito sin dejar de llorarmientrasoigocómotodoscoreanminombre.

    —Menudanochecitameestásdando,papá—murmurosonriendoentrelágrimas.—Eldíaque te tengaaquíconmigo, seréelhombremás felizdelmundo—me

    susurra con su voz, llena de matices, llenando mi alma—. Cumple tus sueños yregresaprontoacasa;losviñedosyyoestaremosesperándote.

    —Loharé,papá—leprometo,abrazándolodenuevo.—Venga,yaestábien,queaestepasoterminaremostodosllorandoylacenase

    enfría,todalatardeguisandoparanada—mascullaCasi,sacandoesebríosuyoqueutiliza cuando quiere ocultar sus sentimientos—. Hala, todos a cenar —nos casiordena,ymirosonriendoamipadre,quemesostienelamiradaconorgullo.

    —Hepensadoque,aprovechandoqueestásaquí,podríamoshacerlapresentacióndelvinoanuestrosprincipalesclientesyamigosviticultores.

    —Pero, papá, solo voy a estar un par de semanas y tenéis que empezar aorganizar la vendimia; es demasiado precipitado, no creo que os dé tiempo aprepararla.

    —¿Osdé?—mepreguntasonriendo—.Másbientedé.—¿Amí?¿Quieresquelaprepareyo?—planteoasombrada—.Estásdebroma,

    ¿no?—Nuncahehabladomásenserio.Estuvino,Valentina,asíquenadiemejorque

    túparapresentarlo.—Pero papá, escúchame —replico con seriedad, intentando hacerlo entrar en

    razón—:Yo no trabajo en la bodega, no conozco a los clientes, ni tampoco a los

    Página35

  • viticultoresquetrabajanconvosotros;nosénadadenada…Puedequemedejealgúnclientepotencialyosarruineunaventaimportantísima.¿Notedascuentadequenosoylapersonaapropiada?

    —Deloquemedoycuentaesdequehallegadoelmomentodequeteinvolucresydequeaprendas.Además,tieneslasuertedepodercontarconVíctor.Pregúntaleaél todas tus dudas; el chicoha estado en todo el procesode creaciónde este vino.¡No!¡Mejor,aún!Preparadlajuntos,asímatasdospájarosdeuntiro:porunaparteaprendes a utilizar el calientaplatos y, por otra, tienes unaoportunidadde oroparaconocerunpocolabodegayasusclientes.Tevendrábienparatusplanesdefuturo,¿no te parece? —inquiere mientras siento que todo comienza a darme vueltasdemasiadorápido.

    ¿Quierequepreparelapresentación…conél?¡¡¿Conél?!!—Papá,deverdad,nocreoque seaunabuena idea…—intercedemihermana,

    cruzandounamiradapreocupadaconmigo.—Encambio,yoopinoqueesunademismejoresideas.Dossemanasestiempo

    másquesuficienteparaprepararlayahoraeselmomentoperfecto,justoantesdelavendimia,cuandolosracimosmadurosimpregnanelaireconsuaromaycuandolabrisa de finales de septiembre comienza a refrescar el ambiente.Este vino empezóconlavendimiaylopresentaremosjustoantesdeella.

    —Alananopresentósuvino—recuerdorecomponiéndome,másquedispuestaanegarmetodoloquepuedaaestasoberanaestupidez.

    —Porqueatuhermananuncalehainteresadoestemundo.Dilequetehagaunacata,venga,díselo…Lomáximoquevaasercapazdecomentaressilegustaono.

    —Esoesverdad,noentiendocómopuedeshaberdetectadoqueerabarricanuevaylodelregalizytodoesoquehassoltado.Francamente,paramílacatadeunvinoseresume en pésimo, malo, bueno, buenísimo o superior—afirma, encogiéndose dehombros.

    —Noparecesdelafamilia;hasta«tuamigo»hacelascatasmejorquetú—lariñemipadreconcariño.

    —Bueno, no sabré hacer catas, pero voy a convertirme en una de lasmejoresdiseñadoras del panorama actual. ¿Queréis saber mis planes? —nos preguntaentusiasmadamientrasyopermanezcomudayparalizada.

    Élinsistióparaquetuvieramivino,éltrabajóensucreaciónyconélvoyatenerque colaborar para presentarlo…, justo cuando le he dicho que no quiero volver averlo…

    Durantelacena,Alananoshabladesusnuevosproyectosmientrasyomantengola mirada fija en mi cena, que finalmente se ha enfriado. A mis oídos llegandistorsionados sus proyectos de crear su propia colección de ropa mientras soyincapazdedejardepensarenél,enestevinoyenlasdossemanasquemeesperan.

    —¿Quieres hacer el favor de comer?Deja demirar la comida como si fuera ahablarteencualquiermomentoyllévatelaalabocadeunavez—meriñeCasiala

    Página36

  • vezquesientomisnerviosatodogasarrasandocontodo.—Casi, déjame, ¿quieres?No tengo hambre,más bien tengo náuseas. Papá, lo

    siento,peronopuedohacerlo—afirmo,enfrentándolo.—Claroquepuedes,llevasestoenlasangreyunaintuiciónquemuchosquisieran

    parasí;solotienesqueverlacataquehashecho,sindudahasheredadolanarizdetuabuelo—meelogiaconorgullomientrasAlanaempiezaahablarconJoséyconCasi—. Tu abuelo también era capaz de detectar matices que al resto nos pasabandesapercibidos; sigue tu intuición,disfrutade estasdos semanas conociendomás afondoestemundoqueenelfuturoseráeltuyoyrecuperaesaamistadqueperdisteenelcamino—meaconsejaconcariño,yasientosabiendoquemicorazónpendedeunhilo.Unhiloquesujetaél.

    Terminamos de cenar, omás bien terminan ellos, porque yo no he conseguidoprobarbocado,y,traselcaféylacharlaposterior,mihermanamehaceungestoconlacabezaindicándomelapuerta.

    —Voyalbaño,¿meacompañas,hermanita?—mepregunta,levantándose.—Claro—musitosaliendodelmutismoenelquemehallosumidadesdequemi

    padrehatenidosufabulosaidea.—Quéganasteníadehablarcontigoasolas—mediceunavezdentrodelacasa

    —.Estáaquí…CreíaqueestabaenSegovia,telojuro,peroharegresadoantes—meconfiesacomosiestuvierarevelándomeunaltosecretodeEstado—.Tehellamadoantesalmóvil,peronomelohascogido.

    —Nomeheenterado.Detodasmaneras,noimporta,yalohevisto—lerespondoentresusurrosmientrasnosdirigimosalservicio.

    —¿Y?—planteaimpaciente.—Quetepodíashaberinformadomejor,maja.Llegoasaberqueestabaaquíyno

    aparezco;porsifuerapoco,miraquémarrónmehacaídoencima.—Ya lo sé y lo siento. Casi me había dicho que no estaba, y yo misma lo

    confirméconpapá…peronoséporqué lechesha regresadoantes, se suponíaqueteníaparatodounmes—mecuentaapurada.

    —Ya, puesmira qué bien vamos a pasarlo los dos juntitos—suelto agobiada,cerrandolapuertadelbaño.

    —Perocuéntamequehasucedidocuandolohasvisto.¿Quélehasdicho?¿Quétehadicho?¿Qué…?

    —Para—leordenoconautoridad.—Vale,paro,¡perocontéstame!—insiste,impaciente.—¿Quéquieresquetediga?Aunquememoleste,ymucho,continúagustándome

    igualqueantes;tejuroquemehatembladotodocuandolohevisto.—Estáguapo,¿eh?Joder,tieneunamiradabajabragasquetemueres.—Tú ayúdame…Venga, ponmás leña al fuego—la amonesto de mala gana,

    sentándomeenelbordedelabañera.

    Página37

  • —Es laverdad:estáguapísimoy tieneesavozde…nenaaaaaa…Noquieroniimaginármelollamándome«nena»ymirándomeconesosojosquemetienenloca;enserio, te juro que me quito las bragas y se las entrego en ofrenda —suelta,arrancándomeunacarcajada.

    —Voyacontárseloa Joséencuantopueda—bromeo riendo—.YhablandodeJosé,bueno,no…,vamosconlomío,quetienemástelaquelotuyo.

    —Sí,eso,vamosconlotuyo—mediceansiosa—.¿Quétehadicho?¿Quélehasdicho?

    —Lehe dejado claro que noquiero saber nada de él y que noquiero volver averlo—leexplicomientrasellaabrelabocaexageradamente.

    —¿Yporquéquerríashacersemejanteestupidez?—Porquecontinúaviéndomecomounacría,porqueestoyhartadeesadeudaque

    creequetieneconnuestropadreyporqueestoymásquehartadeseryolainsistente.—Bueno,laverdadesquefuistemuyfuerte;hayquetenerunpardeovariospara

    hacerloquehiciste.—Yniasífuecapazdevermecomolamujerquesoy.Paso,tía…Pormuchoque

    meguste,voyatratarlocomoauntrabajadormásdelabodegay,encuantohagalapresentación,melargoaNuevaYork.

    —¿Selohasdichoyaapapá?—Sí.¡Noveasloquehadadodesílamediahoraqueoshabéisretrasado!—¿Yeso?—mepregunta,yrápidamentelapongoenantecedentes.—Bueno,lodelosdesnudosteníaquesoltártelo;estabamuycabreado,Valentina.

    QueríairabuscarteaMadridparatraertedelaorejaalviñedo,asíquehazelfavorypiénsatelo bien antes de hacer otro o lo vas a matar de un disgusto antes de quepuedastomarleelrelevo—meconfiesamientrassalimosdelbaño.

    —Vengaya,tampocoseríaparatanto.—¿Queno?ConeldeCartier,Víctortuvoqueestarhorashablandoconélpara

    quesetranquilizarayentraraenrazón,¡noveascómosepuso!—¿Cómolosabes?—meintereso,deteniéndome.—Porque me lo contó Casi, básicamente se le escapó mientras mirábamos la

    revista y, aunque luego intentó callarse, fui tirando de la cuerda hasta que acabócontándomelo todo conpelos y señales…Oye, ¿puedodecirte una cosa sin que teenfades?

    —Por supuesto que sí, sabes que puedes decirme lo que quieras —aceptofrunciendoelceño.

    —EnparteentiendoaVíctor,élsiemprehacuidadodeti.Teconociócuandoerasunamocosay te aguantó las chorradasqueni yomisma te aguantaba;debede serraroparaélverteahoradeotraforma.

    —Pues yo lo veo y sin ningún esfuerzo, la verdad —objeto cruzándome debrazos.

    —Yyo,peroigualparaélesdistinto…ypapátienemuchoquevereneso.

    Página38

  • —Ya lo sé.En fin, que, comoes lo de siempre, paso.Ojalá estas dos semanastranscurranrapiditoypuedalargarmecuantoantesalaGranManzanaparadarleunbuenmordisco—ledigo,guiñándoleunojoantesdereunirnosconelresto.

    Cuando Alana y José se marchan, me despido de mi padre y de Casi, quecontinúancharlando,paradirigirmeamihabitación;sinembargo,unavezenella,medoycuentadequeestoydemasiadonerviosayansiosacomoparapoderdormir,porloque,siguiendounimpulso,salgodecasaparaencaminarmealasuya.

    Hay luna llenay, con la luz plateadade sus rayos, que se filtran suavemente atravésdelasramasdelosárboles,yconlacompañíadelamultituddeestrellasquedecoranel firmamentoenfilomispasoshacia ese senderoque enel pasado recorríinfinidadde veces.Mientras lo hago, intento vaciarmimente ymi corazónde losmiles de sentimientos que pueblan mi pecho, casi abarrotándolo, llenando mispulmonesconlafraganciademisrecuerdos,queestransportadaporlafrescabrisadelanoche,colmandomiinteriordelapazquesoloencuentroenestastierras.Tratodehallarlacalmaquetantonecesitoparaaferrarlaconfuerzaynodejarlaircuandolotengafrenteamí.

    Detengomispasosencuantollegoasuporchetrasero,dejandolasinterminablesfilas de vides detrás de mí y, durante unos segundos, contemplo las luces de lasguirnaldas encendidas, esas guirnaldas que colgamos juntos, y siento cómo losrecuerdoslleganconmásfuerzadelaquemegustaríaparallenarmipechoconunpoquitomás de demasiadas cosas. Suspiro bajitomientras desciendo lentamente lamiradahastalahamacadondeélestáacostado,conunbrazodebajodelacabezayelotrocolgandoconunacervezaen lamano,y sientocómoestoque llenamipechopresionamásymásfuerteyquemicorazóncomienzaalatirdeprisa.

    Vavestidoúnicamenteconunosvaquerosrasgadosyeslomássexyquehevistoenmivida,yporDios,juroquellevotresañosviendohombressexissinparar.

    Página39

  • CAPÍTULO4

    —¿Víctor?—preguntointentandoquemivozsuenelomásfirmeposible.Veocómoseincorporaenapenasunsegundoycómolasorpresasevislumbraen

    sucara.Losaludoconlamano,sinmovermeuncentímetro,esperandoaserinvitadayobligándomeamirarsolosurostro,solosurostro.

    —¿Quéhacesaquí?—meplanteadejandolacervezaenelsuelo,levantándoseyacercándosealosescalones,ymeencojodehombros,sintiendocómoloslatidosdemi corazón incrementan su ritmo hasta casi llegar ami garganta, donde retumbanmultiplicándose pormil, como si fueran un eco de todo lo que siento…, uno quevuelveunayotravezpararecordarmequetodosiguetanvivocomoantes.

    —Supongoquetengoquehablarcontigoy,cuandoantesmeloquitedeencima,mejor.¿Puedopasar?—inquiero,obligándomedenuevoanodesviarmimiradadesurostro.

    —Quépregunta,sabesquesiemprepuedespasar—merespondeconseriedad,ysuboelprimerescalón,elsegundoyeltercerohastaquedarfrenteaél.

    —¿Quierestomaralgo?—mepropone,sosteniéndomelamirada.—Acabo de cenar, solo quiero hablar contigo —musito en un hilo de voz,

    sentándome en el último escalón, dándole la espalda a esa puerta por la que salíllorando hace tres años, y viendo cómo se sienta a mi lado—. Todavía tienes lasguirnaldas puestas —musito perdiendo mi mirada en las filas de vides que seextiendeninfinitasfrenteanosotros,esasqueesperoquemedevuelvanlacalmaqueloslatidosdemicorazónseestánllevandoconsigo.

    —¿Creíasquelashabríaquitado?—indaga,ymeencojonuevamentedehombrossin contestar a su pregunta, pues, a veces, cuando tienes tantas cosas que decir, esmejorcallarapermitirqueunasfrasessolapenlasotrasyalfinalnopoderexplicartecorrectamente.

    —¿Qué sucede, Valentina? —quiere saber, y absorbo los matices de su voz:oscura,ronca,fuerte,sexy,enocasionesacerada,cavernosa,profunda…

    Definitivamentedebodetenerunproblemaconlasvocesdeloshombres,sobretodo con la suya, porque podría escucharla durante horas y horas y siempreencontraríaalgonuevoyatrayenteenella.

    —Supongo que demasiadas cosas—murmuro observando el sinfín de estrellasque, desde el firmamento, parecen contemplarnos en silencio—.Esta nochehemosprobado mi vino—susurro volviéndome hacia él y perdiéndome en su mirada—.Eraselúnicoquesabíalailusiónquemehacíatenerunvinoyahoralotengoycreoqueesgraciasati—murmuro—,ytambiénmeheenteradodeque,denuevogracias

    Página40

  • a ti,mipadreno fueabuscarmeaMadridpara traermede laorejacuandohiceelreportajeparaCartier—prosigo,consiguiendoqueunadiscretasonrisaasomeensurostrocubiertoahoraporlassombras—.¿Tengoquesabermáscosas,Víctor?

    —Supongo que, si las hay, ya irás enterándote, como has hecho con estas—musitaenigmático,dirigiendosumiradaalfrente,dondeestabaposadalamíaantes,yguardamossilencioduranteunosminutos.

    —Mi padre quiere presentar el vino antes de que me marche —le cuento,sintiendocómolasuavebrisadeprincipiosdeotoñoenvuelvemicuerpo,moviendomifaldaasuantojo.

    —¿Cuándotevas?—seinteresa,yabsorbosusmatices:durayacerada.Sindudaestáfrunciendoelceñoymevuelvoparacomprobarlo.

    —Endossemanas—susurrocaptandosugestoceñudo,sintiendocómoelanheloregresaconfuerza.

    —¿Y?—mepregunta,girándoseparamirarme.—Quierequelopresenteyo—musitopasandomidedoporsuceño,dejándome

    llevarporlosrecuerdos,alisándoseloypercibiendocómotodosucuerposetensaalsentirelcontactodemipielsobrelasuya.

    »Losiento,supongoquecuestadesprendersedelasviejascostumbres—susurroavergonzada, retirando rápidamentemi dedo de su rostro, levantándome y bajandolos escalones, pues necesito alejarme de él—. También quiere que prepare yo lapresentación… —anuncio finalmente, guardando mis manos en los bolsillos yvolviéndomeparamirarsurostro—…contigo;quierequeestemosjuntosenesto—añado fijándome en su rostro, completamente inexpresivo—. De verdad que heintentadodisuadirlo,peroyasabeslotozudoqueescuandocreequetienerazónenalgo.Siquieresintentarlotú,adelante,estodotuyo—ledigocasiatropelladamente,maldiciendoamipadreporponermeenestasituación.

    —Notengoningúnproblemaenprepararesapresentacióncontigo,Valentina—afirma posando sumirada sobre la mía y consiguiendo quemi corazón pierda unlatido.

    —Pero,silohacemos,tendremosquevernostodoslosdías—farfullofrunciendoestavezyoelceño.

    Casi conteniendo la respiración, veo cómo se levanta, baja los escalones hastallegarhastadondeestoyyposasudedoíndicesobremiceño,alisándolocomoanteshe hecho yo con el suyo, y contengo un suspiro, sintiendo cómo mi corazón sedetieneymiinteriortiembla.

    —Haycostumbresqueesmejorquenosepierdan—musitaacariciándomelo—,yesta presentación es importante, así que supongo que podemos intentarlo, ¿quéopinas?—mepreguntaconseriedad,retirandoeldedofinalmente.

    —Pero…—Intentemos ser amigos, Val; podemos serlo, lo fuimos durante años…

    Olvidemos lo que sucedió esa noche y recuperemos lo que perdimos —me pide

    Página41

  • colocandosusmanossobremishombros,conla intensidadllenandosumirada,esamiradaqueescapazdehacermeperderelequilibrio.

    Sincontestarle,meliberodesusojosydesusmanosparaempezaraalejarmedeél y de todas estas emociones que invadenmi pecho cuando lo tengo cerca, unasemocionesquenosécómogestionaryquesonunpopurrídedemasiadascosas.

    —Nosvemosmañana—respondocon sequedad, encaminandomispasoshaciaesesenderoqueconectasucasaconlamía.

    —¡Espera!—megrita entrando en su casa, yme vuelvo hacia el sonido de suvoz;veolapuertaentreabierta,esaquesiempreestuvoabiertaparamí—.Noquieroque regreses sola—comenta saliendo de nuevomientras, sin dejar de avanzar, sepasaunacamisetaporlacabezahastacubrirsucuerpoydirijomimiradaalfrente,sintiendomisdeseosarañarmialmasincompasión—;teacompaño.

    —Nohacefalta,puedoirsola—mascullotirante,sintiendolaurgenciadetomardistancia con él, casi necesitando echar a correr para aligerar esta presión quemeimpiderespirarconnormalidad.

    —Estáslocasicreesquevoyadejarquetevayassolaenplenanoche—replicaempezandoaandar.

    —Hellegadosolayteaseguroquepuedomarcharmetambiéndelmismomodo.Vete,nohacefaltaquemeacompañes—lepidosinmoverme,consiguiendoquesedetenga.

    —Nopiensodiscutircontigo;voyaacompañarteypunto—afirmaconseriedad,echandoaandardenuevo,yniegoconlacabeza,sabiendoloobstinadoquepuedellegaraser.

    Caminamosensilencio,enunpesado,incómodoytensosilencioquemeproduceganas de gritar, pues siento cómo, de su mano, llegan todas las cosas que nosdiríamossipudiésemos.

    —¿Recuerdas la primera vez que te acompañé a casa?—plantea rompiendo elmutismo finalmente, y siento que los recuerdos regresan para abrazarnos yreconfortarnos…oparaherirnoshastahacernossangrar.

    —No quería volver y me cargaste sobre tu hombro —musito deteniendo mimirada en la piscina de la finca, iluminada ahora por las luces que la rodean,retrocediendoatravésdelosrecuerdoshastallegaraesedía.

    —Todavía puedo oír tu vocecita diciéndome que no querías ir, que queríasbañarteenlapiscina.

    —Ynostirastealosdosvestidosenella,haciéndomellorar.—Erasunalloronamalcriada—recuerdahaciéndomesonreír.—¡Mehabíaentradoaguaenlanariz!—medefiendo,sintiendocómolatensión

    quenosenvolvíasedisuelvecon losrecuerdos—.Casiqueríamatarteporhabermetiradovestida.

    —Casiqueríamatarmeporqueleestábamosmojandoelsuelodelacocina—merebatesonriendoabiertamente,conlasmanosguardadasenlosbolsillos.

    Página42

  • —Decíaqueerasunamalainfluenciaynuncaqueríaquefueraajugarcontigo—leconfieso,devolviéndolefinalmentelasonrisa,viendoenélal jovenquefuehaceaños.

    —Suertequeluegoconseguímetérmelaenelbolsillo—afirma,guiñándomeunojo y provocando que mi interior tiemble con fuerza y, creo que por purasupervivencia,echoaandardenuevo,sumiéndomeenesesilenciopesadoqueparecenoquererabandonarnos.

    —¿Te ha gustado el vino? —demanda, rompiéndolo, y otra vez absorbo susmatices:seriedad,preocupación…¿anhelo?

    —Mucho—musito,y,duranteunos segundos, estoy tentadadecontarlequehedecididoestudiarlacarreradeenologíaytodosmisplanesdefuturo,pero,sinsaberporqué,memantengoensilencio,guardándolosparamí—.Hemosllegado,graciaspor acompañarme —le agradezco deteniendo mis pasos cuando tengo la enormecasona frenteamí,mientrasmantengomismanosen losbolsillos, cerrándolasconfuerza,supongoqueparanotocarloquenomepertenece—.Nosvemosmañana…,¿a las nueve? —le pregunto, volviéndome hacia él y frunciendo el ceño sinpercatarmedeello.

    —Estás de vacaciones, no hace falta que madrugues si no quieres… Total,tampocoes tanto trabajo—merespondemirandomigesto,y lodesfrunzoantesdequepuedahacerloélconsudedo.

    —Nomeimportamadrugary,cuantoantesestélistalapresentaciónypodamospresentar el vino, mejor —susurro perdiéndome otra vez en la intensidad de sumirada,deseandocorrerbienlejosparapoderalejarmedeella.

    —Acabas de llegar y ya estás deseando largarte —masculla con sequedad,alejandosumiradadelamíayanclandosuspulgaresenlosbolsillosdesusvaqueros.

    —Noeseso—susurro,incapazdeexplicarleloquesiento.—¿Yquées?—merebatecondureza,enfrentándomeconlamiradayfrunciendo

    suceño;cierromismanosconmásfuerza.—Nada…Hastamañana,Víctor—farfullodándomelavueltaparaentrarenmi

    casa,sabiendoqueese«nada»encierrademasiadosmiedos.Miedoasentirmás,miedoasuamistad,miedoaacostumbrarmeasussonrisas,

    miedoamisrecuerdos,miedoalosrecuerdosquecrearemosjuntosymiedoaseguirconmividaunavezquemealejedelasuya.Miedo,enm