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Miguel A. Haiquel Naturaleza y sociedad ACLARACION: Este trabajo es producto de la réelaboración parcial de una conferencia pronunciada en la Facultad de Biología, el jueves 8 de Enero de 1981, co- mo parte del seminario " E l biólogo y los recursos naturales", organizado por iniciativa de un grupo de alumnos de dicha facultad. De la versión oral pronunciada en esa oportunidad, a la que continúa más abajo existe, ade- más de la diferencia provocada por una necesaria modificación del lenguaje, del oral al escrito, la supresión de párrafos íntegros y reelaboración de algu- nas ideas a consecuencia de la reflexión sobre ellas a la que me obligaron las preguntas y polémicas surgidas durante y luego de la exposición. Sin embargo aún falta mucha más reflexión y estudio para considerar el tema con profundidad y este texto conserva aún el carácter de una pri- mera aproximación. INTRODUCCION Antes de entrar en tema quisiera hacer algunas aclaraciones. En prin- cipio, que no soy un especialista en Recursos Naturales y tal vez ustedes tengan una serie de expectativas sobre un enfoque social del tema que van a quedar insatisfechas. En segundo lugar, que no podemos dar por agotado el tema con una sola exposición, y este se debe a varias causas: Una, es que el tema de por sí es muy complejo para su análisis pero sin embargo, es una cuestión sumamente importante e interesante (al menos para mí) como para intentar con esta exposición una primera aproximación. La segunda es que, para tratar de comprender el problema de los recur- sos naturales, como parte de la relación sociedad —naturaleza y en particular la relación capitalismo— naturaleza, me voy a referir más a los aspectos deter- minados por lo social, que a los que dependen de las cuestiones físicas, na- turales y biológicas; y, en la medida en que ustedes estudian esta cuestión desde el segundo enfoque, creo que van a surgir una serie de inconvenientes para entendernos. Hay algunos conceptos que necesariamente deben ser usados y tal vez sean desconocidos por ustedes, además de otras dificulta-

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Miguel A. Haiquel Naturaleza y sociedad

A C L A R A C I O N :

Este trabajo es producto de la r ée l abo rac ión parcial de una conferencia pronunciada en la Facul tad de Bio logía , el jueves 8 de Enero de 1981, co­mo parte del seminario " E l b ió logo y los recursos naturales", organizado por iniciativa de un grupo de alumnos de dicha facultad. De la versión oral pronunciada en esa oportunidad, a la que c o n t i n ú a más abajo existe, ade­más de la diferencia provocada por una necesaria mod i f i cac ión del lenguaje, del oral al escrito, la supres ión de pár rafos í n t eg ros y r ee l abo rac ión de algu­nas ideas a consecuencia de la ref lexión sobre ellas a la que me obligaron las preguntas y po l émicas surgidas durante y luego de la expos i c ión .

S in embargo aún falta mucha más ref lexión y estudio para considerar el tema con profundidad y este texto conserva a ú n el c a r ác t e r de una pri­mera a p r o x i m a c i ó n .

I N T R O D U C C I O N

Antes de entrar en tema quisiera hacer algunas aclaraciones. E n prin­cipio, que no soy un especialista en Recursos Naturales y tal vez ustedes tengan una serie de expectativas sobre un enfoque social del tema que van a quedar insatisfechas. E n segundo lugar, que no podemos dar por agotado el tema con una sola e x p o s i c i ó n , y este se debe a varias causas: Una , es que el tema de por sí es muy complejo para su análisis pero sin embargo, es una cues t ión sumamente importante e interesante (al menos para m í ) como para intentar con esta expos i c ión una primera a p r o x i m a c i ó n .

L a segunda es que, para tratar de comprender el problema de los recur­sos naturales, como parte de la re lac ión sociedad —naturaleza y en particular la re lación capitalismo— naturaleza, me voy a referir más a los aspectos deter­minados por lo social, que a los que dependen de las cuestiones físicas, na­turales y biológicas ; y, en la medida en que ustedes estudian esta cues t ión desde el segundo enfoque, creo que van a surgir una serie de inconvenientes para entendernos. Hay algunos conceptos que necesariamente deben ser usados y tal vez sean desconocidos por ustedes, a d e m á s de otras dificulta-

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des creadas por el lenguaje diferente que existe en las ciencias sociales y las biológicas.

Este tipo de desentendimiento surge siempre que se abordan temas que es tán directamente relacionados con diferentes disciplinas, pero la dificul­tad no es de la realidad, del f e n ó m e n o , sino que surge de la forma en que está dividido el conocimiento, dentro de lo que es "e l conocimiento cien­t í f i c o " . E l propio "modo de conocer" dificulta el d iá logo mult idiscipl ina-rio, y crea obs t ácu los muy grandes, en ú l t ima instancia, para acceder al conocimiento de la realidad tal y como es, sin esa d is t inc ión entre " l a rea­lidad natural" y " l a realidad social" , ya que la materialidad de la realidad es una sola, en la mul t ip l ic idad de sus manifestaciones. E l intento de hacer una a p r o x i m a c i ó n , de buscar un enfoque unitario para los problemas físi­cos-naturales y los sociales, no es un problema arbitrario en b io logía , no es un intento forzado, ya que por la ub icac ión de la b io logía , dentro del mo­saico de las ciencias, se ve obligada a articular aspectos de las ciencias natura­les (física, qu ímica , etc) con el estudio del Hombre como unidad biológica. Y t a m b i é n la actividad humana, la actividad que se desprende del cuerpo so­cial , y que afecta el entorno físico —natural, actividad que está a su vez deter­minada por la naturaleza humana, por su "realidad b io lógica" . Por esto, es totalmente l e g í t i m o el interés que manifiestan Ustedes de avanzar en la c o m p r e n s i ó n de ciertos problemas no sólo desde la óp t i ca de las ciencias naturales, sino integrando t a m b i é n el enfoque social.

Y esto nos lleva a un problema más profundo y general que sólo les quiero dejar enunciado. E n este momento estamos asistiendo a una crisis mundial muy profunda de la sociedad, que se pone en evidencia y se mani­fiesta no sólo en el orden social y e c o n ó m i c o existente, sino que t a m b i é n se expresa, en el terreno del conocimiento c ien t í f i co . E l propio desarrollo del conocimiento que desde el siglo X V I I ha tomado impulso bajo la for­ma del m é t o d o c ien t í f i co , aparece hoy l imitado para abordar la realidad y dar respuesta a los problemas que la humanidad de finales del siglo X X plantea.

S in embargo, en la b ú s q u e d a de respuestas a estos problemas, tal vez se encuentre el camino a t ravés del trabajo mult idisciplinario, a t ravés de la c r í t i ca de las formas actuales de conocer, a los modelos t eór icos actualmen­te en uso que, al igual que a los creadores del m é t o d o c ien t í f i co en el siglo X V I I , permita encontrar una nueva racionalidad que se aproxime mejor, en la expl icación de los f e n ó m e n o s , al propio hecho concreto.

E n este sentido entiendo esta plá t ica , como una forma de avanzar por sobre la mut i l ac ión que de la realidad hace el conocimiento parcelado de la ciencia y, en tanto la realidad material, unitaria en su existencia y múl­tiple en sus manifestaciones se resista a ser comprendida totalmente desde una suma de conocimientos estancos y parciales, el trabajo mult idiscipl i ­nario puede ser una mejor a p r o x i m a c i ó n . Por ello este acercamiento de los estudiantes de b io logía a la facultad de sociología , el esfuerzo que sig­nifica tratar de integrar la visión del b ió logo y el de las ciencias sociales, es­pero que fructifique y se profundice. Espero t a m b i é n que en el futuro los estudiantes de b io logía que necesiten completar el análisis con elementos

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de las ciencias sociales, o los estudiantes de la Facul tad de Soc io log ía que necesitan del auxi l io del b ió logo , acuden mutuamente a ayudarse, en bene­ficio de una mejor c o m p r e n s i ó n de nuestra realidad y nuestras necesidades.

Hechas estas aclaraciones, vamos a entrar en tema. L a expos i c ión la he dividido y organizado de la siguiente manera:

I) E l concepto de naturaleza, en tres niveles de análisis: A ) C o m o objeto o como materialidad. B) E n re lac ión a la sociedad, y el por q u é del in terés actual por esta re lac ión . C) C o m o ca t ego r í a e c o n ó m i c a .

II) Re lac ión sociedad-naturaleza en la Histor ia . III) Sociedad y naturaleza en el capital ismo. I V ) Perspectivas: hacia uno de los problemas actuales.

I) E l concepto de naturaleza:

A) Como objeto, como materialidad:

E n el nivel más amplio , m á s general y m á s abstracto, la naturaleza es entendidad como un concepto fi losófico que hace referencia a " todo lo que existe materialmente", que abarca a esa materialidad que existe por fuera del hombre como ser pensante, por fuera del sujeto que conoce, aprehende y transforma esa materialidad.

Esta idea de naturaleza como objeto, aparece en opos ic ión al concepto de sujeto, y nace desde el momento en que la sociedad humana se consti­tuye como tal y se separa de su contexto natural.

Esta "naturaleza" comprende no sólo el mundo o rgán ico e inorgáni­co, sino t a m b i é n la sociedad y, ligado a ello, aparecen las ideas de sociedad natural y naturaleza social del hombre, y de que, en parte, la evo luc ión de la naturaleza se extiende a t ravés de la evo luc ión de la sociedad. Esto en dos sentidos, porque dentro de la evo luc ión de la materia que se incluye al hombre y la sociedad, no entra n i n g ú n elemento supranatural y porque en tanto, la sociedad es la forma natural de existencia del hombre, su natura­leza humana evoluciona a t ravés de las diferentes formas de existencia so­cial .

Por ello, el concepto de naturaleza como "ob je to" comprende al propio sujeto, a la sociedad. A m b o s , sujeto y objeto const i tuyen, en su unidad contradictoria, ese " todo lo que existe materialmente", c o n f u n d i é n d o s e los l ími tes de estos polos de la c o n t r a d i c c i ó n en la trascendencia del sujeto hacia el objeto, a t ravés del trabajo, del conocimiento y t r a n s f o r m a c i ó n del objeto en estructura material del sujeto al ser consumida; y en la acc ión del objeto sobre el sujeto, los procesos f í s i co -qu ímicos de la fisiología del organismo humano, la acc ión de la ene rg í a solar como elemento indispen­sable en el ciclo vi tal , etc.

Así , breve y e s q u e m á t i c a m e n t e , p o d r í a m o s ubicar este nivel de enten­dimiento de naturaleza. Pasemos ahora a otro enfoque.

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B) En relación a la sociedad.

Existen distintos conceptos y puntos de vista desde los cuales se abor­da la relación entre sociedad y naturaleza. E n el mundo pr imit ivo, cuando aún la existencia del hombre estaba más determinada por las condiciones físicas naturales —clima, cursos de agua, fauna, flora, etc.— que por sus propios recursos —trabajo y herramientas— naturaleza y sociedad eran só­lo uno en el pensamiento de los hombres. As í c o n f u n d í a n los f e n ó m e n o s t í p i c a m e n t e humanos con los físicos naturales, y la realidad estaba imbui­da de elementos mágicos . U n f e n ó m e n o mete reo lóg ico (trueno, r e l ámpago) era explicado d á n d o l e a la naturaleza una lógica humana, por ejemplo un ser superior que ordenaba un castigo por faltas cometidas a los hombres, y a la inversa, actos humanos, ritos o danzas, t e n í a n poder de influir en ese mundo mágico sobre los f e n ó m e n o s físicos. Así , en la mente de estos hom­bres del mundo pr imit ivo se r e p r o d u c í a la realidad de su existencia social confundido con la existencia natural, sociedad y naturaleza, sujeto y obje­to, eran sólo uno.

Con el desarrollo social, a través del incremento de la capacidad de tra­bajo del hombre, esta c o n c e p c i ó n fue evolucionando hasta perder casi su antigua forma pero manteniendo parte de esa confus ión , como religión o como supers t i c ión . As í se conforma el pensamiento religiosos que gober­nó en forma absoluta la conciencia de la sociedad durante siglos. E n esta c o n c e p c i ó n , la sociedad humana corresponde a un estrato superior al del resto del mundo animal, y por mandato divino el hombre debe aprovechar los frutos de la naturaleza que fueron puestos allí para que se sirviera de ellos.

Con el desarrollo más acelerado de la productividad del trabajo, el na­cimiento de las m á q u i n a s y la expans ión del comercio en los albores del capitalismo, el pensamiento evoluciona hacia el racionalismo y el empiris­mo modernos. L a naturaleza deja de ser una benefactora del hombre y se transforma en algo contra lo que el hombre debe luchar para sobrevivir. E l objeto pasa a ser algo tajante y totalmente opuesto al sujeto, la naturale­za por un lado y la sociedad por el otro e x c l u y é n d o s e mutuamente, en una lucha an tagónica . Esta es la visión del positivismo.

A este punto de vista se opone y crit ica el pensamiento de Marx , que comprende a la sociedad y la naturaleza en una relación contradictoria, son opuestos pero no excluyentes. E l hombre viene de la naturaleza, es na­turaleza modificada por el trabajo, sus antepasados son antropoides que a partir de aquella actividad por conseguirse alimentos, el trabajo, van trans­formando su naturaleza animal en naturaleza humana, su existencia animal, natural, en existencia humana, social. Pero, si bien se separa del orden del que surge, ambos niveles coexisten dentro de una relación que podemos describir como metabó l i ca , en el que el nivel superior contiene al inferior. E l orden social contiene al orden natural. L a naturaleza aparece como me­diadora del proceso de r e p r o d u c c i ó n de la existencia social del hombre. Pa­ra reponer sus energías gastadas, el hombre debe nutrirse ingiriendo la ma­teria, los alimentos que irán a parar a sus células , y que obtiene con trabajo

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de la naturaleza. As í , como ser b io lóg ico está determinado por su natura­leza física como los d e m á s animales, pero la re lac ión de la sociedad huma­na con el medio físico es diferente debido a la capacidad humana de traba­jar. Y no porque no podamos hablar de un trabajo animal, sino porque el trabajo humano tiene una ca rac te r í s t i ca , el hombre puede representarse mentalmente la actividad que va a realizar, puede razonar, planificar, crear previamente en su cerebro el objeto que luego ha rá realidad. Por ello pue­de aprender y transmitir las formas más eficaces de d e s e m p e ñ a r determi­nada actividad, por ello puede desarrollar instrumentos con los cuales au­mentar su capacidad. As í , se va apropiando del mundo físico que le rodea al ir t r a n s f o r m á n d o l o para s í , al ir h u m a n i z á n d o l o . As í aprende a encon­trar leyes que explican el comportamiento de los f e n ó m e n o s físicos y uti­lizarlos en su provecho, transformando y recreando al mundo en función de sus necesidades sociales.

E n este proceso de r e p r o d u c c i ó n del hombre como especie y de su so­ciedad como forma natural de existencia de la especie, la naturaleza apa­rece mediando, como un elemento indispensable, la r e p r o d u c c i ó n biológi­ca cotidiana del individuo, y la r e p r o d u c c i ó n de la sociedad en su conjun­to. O sea, que si bien existen como dos elementos contradictorios de una unidad, sociedad y naturaleza no son a n t a g ó n i c o s , excluyentes, sino que son dos elementos entre los que se da una re lac ión de mutua determina­ción y de intercambio.

E l hombre cuando se apropia de la naturaleza con el trabajo la tran­forma, y al transformarla se transforma a sí mismo en tanto que él mismo es naturaleza. E n la medida que ingiere alimentos cada vez más evolucio­nados está modif icando su propia naturaleza al ir a d a p t á n d o s e biológica­mente a esos nuevos alimentos; al modificar el medio físico dentro del cual vive, al crearse reparos de las condiciones c l imát icas cada vez mas evolucio­nados, al domesticar especies animales y vegetales, no sólo es tá modifican­do el medio f ís ico, alterando el ecosistema, sino que es tá modif icando t a m b i é n su propia naturaleza. Exis ten ejemplos en la evo luc ión del hombre y de estas transformaciones orgánicas desde el antropoide al hombre mo­derno, pero desde hace un p e r í o d o largo no se han detectado nuevas modi­ficaciones de importancia, y la estructura biológica permanece sin altera­ciones hasta la actualidad. A e x c e p c i ó n de casos e m p í r i c a m e n t e verifica­dos de poblaciones subalimentadas durante siglos cuyo t a m a ñ o disminuye y a la inversa, en poblaciones que pasan a estar bien alimentadas, las nue­vas generaciones dan un promedio de mayor estatura y fortaleza física. Pe­ro no es el caso al que nos referimos. Esta estabilidad a n t r o p o m ó r f i c a tie­ne que ver con que a partir de determinado grado de evo luc ión , las trans­formaciones necesarias para la a d a p t a c i ó n a la vida, ya no se dan en base a mutaciones o transformaciones biológicas sino sociales.

Pareciera que a partir de un cierto grado de perfeccionamiento, la na­turaleza llegó con el hombre a un grado en el cual ya no es posible grandes transformaciones en el nivel b io lógico de la o rgan izac ión de la materia, y

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pasa a un nivel superior que es el de la organizac ión social de los individuos de esta especie.

L a a d a p t a c i ó n del hombre al medio, como contrapartida de la trans­fo rmac ión del medio por el hombre, se da principalmente en el terreno de la a d a p t a c i ó n social a las distintas condiciones naturales.

Resumiendo entonces, para este punto de vista, la naturaleza es enten­dida como una unidad con la sociedad, en la que la c o n t r a d i c c i ó n encierra un proceso de intercambio mutuo.

El interés actual por la relación sociedad naturaleza:

A su vez, la naturaleza cambia no sólo por la acc ión del hombre, sino que tiene su propia d inámica . E l mundo en el que vivimos no es el mismo hoy que hace 100, o 10 años , su contorno, su relieve han cambiado. Y no sólo el mundo, el universo, el espacio infinito, es un permanente proceso de transformaciones, donde nuevos mundos aparecen y desaparecen, donde se dan f e n ó m e n o s que aún no comprendemos totalmente. Pero volvamos a la Tierra. Los continentes se modifican, suben m o n t a ñ a s , bajan otras, el c l ima se altera, algunas especies vegetales y animales se transforman, otras desaparecen, o se adaptan a diferentes circunstancias. Es decir, hay un per­manente estado de cambio y modi f icac ión en la naturaleza que dependen de su propia d inámica , en la que el hombre permanece ajeno.

Pero t a m b i é n está la acc ión del hombre. Este adapta y transforma las especies al domesticarlas, crea nuevas especies, modifica el paisaje, tala bosques, consume el subsuelo, cambia el curso de los r íos , crea lagos y la­gunas, seca y contamina otros, modifica el c l ima, etc. Es dentro de esta doble d inámica natural y social, que debe comprenderse al mundo natural. S in embargo falta una prec is ión . C o n el impresionante avance logrado en las fuerzas productivas de la sociedad a partir del surgimiento del capitalis­mo y con él la gran industria moderna, la acción transformadora de la so­ciedad se ha vuelto de una magnitud y una velocidad que ha aventajado en algunos aspectos a la propia d inámica natural. Esta capacidad desarrollada por la humanidad tiene sus ventajas e inconvenientes, más adelante volve­remos sobre este punto, por ahora l i m i t é m o n o s a constatar ese poder so­cial que crea p r e o c u p a c i ó n , desde hace unas décadas , a las conciencias avanzadas sobre la re lac ión que hoy mantiene la sociedad con la naturale­za.

Frente a esa capacidad de apropiarse de la naturaleza han surgido opi­niones de lo más diversas sobre las consecuencias futuras de un poder so­cial que parece haber escapado al control de sus propios creadores y, tal como le pasó a Pandora al abrir la caja, desa tó males j amás imaginados.

Hay quienes advierten sobre un " l í m i t e físico al desarrollo socia l" , al cual parece haber llegado la humanidad y por tanto sólo es posible subsis­tir en base a "crecimiento ce ro" de la e c o n o m í a . Según este enfoque esta­r í a m o s muy p r ó x i m o s al l í m i t e en la capacidad física del mundo para pro­veer alimentos, energías , agua potable y hasta o x í g e n o a la vida humana. E n este enfoque, a m i entender, se refleja sólo parte del problema, es una

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especie de maithusianismo que sólo ve la inmensa capacidad transformado­ra del trabajo social y un cierto despilfarro en su uso, constata los l ím i t e s físicos del planeta y con un contraste m e c á n i c o saca como conc lu s ión la necesidad del estancamiento social del hombre. Hay dos respuestas a esta pos ic ión . Una es que el universo es inf ini to, por tanto los l ím i t e s físicos del planeta son sólo una dif icultad a superar, un acicate para un mayor progreso hacia la conquista de un espacio más amplio que el actual. As í ha sido la e x p a n s i ó n del hombre por toda la superficie del planeta, y as í será en un futuro la e x p a n s i ó n del hombre por el universo. E n los o r ígenes de la civil ización el hombre se fue apropiando del espacio p r ó x i m o a las cuen­cas de algunos r í o s , desar ro l ló la agricultura, las herramientas, las formas sociales hasta que llegó a apropiarse de casi toda la superficie del planeta. Por eso, viendo la historia de la humanidad en los ú l t imos 2000 o 3000 años vemos que la e x p a n s i ó n geográfica es parte del desarrollo social del hombre.

Esta e x p a n s i ó n geográfica es tá l imitada por las posibilidades técnicas , por ello con el desarrollo t é c n i c o el hombre se va apropiando de diferentes recursos, va renovando las posibilidades de u t i l izac ión de los recursos ma­teriales, a p r o v e c h á n d o l o s en el sentido de economizarlos cada vez más , y junto a este proceso va extendiendo sus dominios a nuevos sectores de la naturaleza. L a segunda respuesta entonces se puede enfocar desde este punto de vista, el universo no sólo se extiende espacialmente sino a t ravés de la mul t ip l ic idad de formas en que existe la materia, factible de ser transformada y consumida por la sociedad. As í , los l ími t e s físicos del uni­verso, no e s t a r í an dados por la f ini tud de la materia en el universo, cosa que es un absurdo, sino por los l ími t e s que tiene la capacidad social del trabajo, o sea lo l imitado del desarrollo t é c n i c o , del desarrollo social de la productividad del trabajo. A q u í llegamos a esta c o n t r a d i c c i ó n . Por un la­do la sociedad con su inmensa capacidad transformadora ha llegado a un punto en que de seguir as í la p r o d u c c i ó n va a crear más problemas que so­luciones, y a la vez esa capacidad descontrolada de p r o d u c c i ó n , fuente de esta crisis h is tór ica del desarrollo social de la humanidad, es l imitada para encontrar alternativas. Frente a esta c o n t r a d i c c i ó n el crecimiento cero es una propuesta que só lo busca mantener estacionario en los niveles actua­les el grado de agudeza de esta c o n t r a d i c c i ó n , pero sin resolverla.

Entonces este problema no debe enfocarse como un problema de ago­tamiento de los escasos recursos naturales, sino de la forma social en que hoy se es tá dando la a p r o p i a c i ó n , t r an s fo rmac ió n y d i s t r ibuc ión de esos re­cursos naturales.

E n la naturaleza todas las especies, incluido el hombre tienen una ac­ción depredadora y t r a n s f o r m a d o í a de las condiciones de su existencia. To ­da especie corre el riesgo en determinadas condiciones, de socavar sus pro­pias bases de existencia, muchas especies han desaparecido en determina­das regiones en las que vivían por alterarse su ecosistema. E l hombre como especie puede llegara esos l ími t e s , en los que cambia su re lación con el me­dio o se extingue. Aunque en lo personal creo que se dista mucho, al d í a de hoy, de haber llegado a ese l í m i t e , y a d e m á s no creo que se llegue algún d í a ;

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no puedo tampoco cerrar los ojos frente a los estragos muchas veces irre­versibles que esta acción depredadora está ocasionando, y si contemplamos los riesgos de una eventual guerra a tómica , este suicidio en gran escala se aproxima peligrosamente.

Pero en este caso no estamos hablando ya de "recursos naturales", sino de las formas sociales que esos recursos y la propia naturaleza asumen. Es decir ana l i za r í amos la naturaleza en tanto ca tegor ía e c o n ó m i c a social.

C) La naturaleza como categoría económica:

E l tercer nivel en el que se puede analizar la naturaleza es como catego­r ía e c o n ó m i c a en general o específ ica de un modo de p r o d u c c i ó n . Pero em­pecemos por el aspecto más general, c o m ú n a todos los modos de produc­ción.

L a naturaleza junto al trabajo son la fuente de toda riqueza social, en­tendiendo por riqueza no sólo lo que vulgarmente es hoy la riqueza: dine­ro; sino la riqueza como elementos materiales út i les para el bienestar de una sociedad.

E n las sociedades primitivas, cuando el dinero aún no ex is t í a , la rique­za cons i s t í a en el conocimiento incipiente de la agricultura, en las herra­mientas que h a b í a n desarrollado para trabajar la tierra, en los granos que a través de siglos de domes t i cac ión desarrollaron formas cada vez más nu­tritivas, pero fundamentalmente en la tierra en la que iban a sembrar y en el trabajo que d e b í a n realizar. E l m a í z o el trigo con el que se a l i m e n t a r í a n era producto de la tierra y del trabajo, ya que todos los factores enunciados más arriba, a su vez, t a m b i é n eran producto de la tierra y el trabajo. Estos dos elementos, naturaleza y trabajo humano, han sido y son los dos ún icos elementos materiales en los que se basa la existencia de la riqueza, a lo lar­go de las diferentes formas sociales en que se desarrol ló la humanidad.

E s q u e m á t i c a m e n t e podemos distinguir entre las diferentes formas en que los hombres se relacionaron entre sí para producir, las más importan­tes y que han sido designadas con el nombre de modos de p r o d u c c i ó n . E l más antiguo, c o r r e s p o n d e r í a al comunismo primit ivo, luego una forma particular de sociedad comunitaria que algunos autores ubican como de transición al surgimiento de las clases y del estado, el denominado modo de p roducc ión asiát ico o despotismo oriental, el modo de p r o d u c c i ó n es­clavista antiguo, el feudal y el capitalismo. Habr ía una po lémica entre di­versos autores sobre la naturaleza del modo de p r o d u c c i ó n de los llamados países socialistas o del "socialismo realmente existente", pero es secunda­rio para este análisis la ub icac ión del socialismo, fase de t r áns i t o hacia el comunismo moderno, en esta sucesión his tór ica .

A los efectos de simplificar esta expos ic ión , no voy a analizar las for­mas particulares de las relaciones técnicas , es decir de la relación de la so­ciedad con la naturaleza, correspondiente a cada estadio de desarrollo de la capacidad productiva. Simplemente quiero destacar que, independiente­mente de la forma social de propiedad y de la relación técnica entre la so­ciedad y la naturaleza existentes, las dos fuentes de riqueza humana, a lo

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largo de esta suces ión h is tór ica de formas técn icas y sociales, han sido la naturaleza y el trabajo.

L a naturaleza como objeto sobre el cual el hombre vuelca su actividad creadora y transformadora, el trabajo. Que es la actividad v í n c u l o entre el objeto —naturaleza y el sujeto— sociedad, el sujeto trasciende hacia el ob­jeto, se apropia, lo aprehende, lo transforma y lo consume; el objeto es so­porte de esa actividad creadora, base material de ese trabajo, naturaleza transformada en materia pr ima y en objeto de disfrute para el hombre. As í , independiente de las complicaciones de las formas sociales y de los medios técn icos , en la base de toda p r o d u c c i ó n sólo existe naturaleza y trabajo.

De este modo, en tanto soporte material de la riqueza, la naturaleza in­gresa como ca t ego r í a de la ciencia que se ocupa del estudio de la p r o d u c ­ción , c i rculac ión y d i s t r ibuc ión de la riqueza: la e c o n o m í a po l í t i ca .

II) Re lac ión sociedad naturaleza en la historia.

Vamos a ver a c o n t i n u a c i ó n algunos aspectos de esa relación sociedad naturaleza que se han ido modif icando con la evo luc ión social y que, afec­tando el ca rác te r del trabajo, modif ican la re lac ión con la naturaleza.

E n las sociedades primitivas, en las primeras formas de agrupaciones humanas, la capacidad productiva o fuerza productiva de la sociedad era muy baja. (Entendemos por fuerzas productivas a la capacidad del trabajo, esto es a la destreza y manejo t écn ico que tiene el trabajador, y la capaci­dad de los medios e instrumentos de trabajo; o sea, calif icación del trabajo y capacidad técn ica ) .

A través del t iempo, tanto la calif icación del trabajo como los instru­mentos se han desarrollado. De la piedra y el garrote primitivos se ha pasa­do a la rueda, a las poleas y engranajes, hasta las m á q u i n a s y la e lec t rónica modernas, para citar sólo algunos ejemplos; y de la torpeza inicial del hom­bre pr imit ivo a los pulidores de piedras, al manejo del metal y el conoci­miento de la agricultura, a la habilidad del artesano medieval, hasta la ac­tual fo rmac ión t écn ica y c ien t í f ica del obrero industrial de of ic io .

Pero en las comunidades primitivas d e c í a m o s que estos dos aspectos, capacidad del trabajo y medios de p r o d u c c i ó n estaban muy pocos desarro­llados. E n este nivel o estadio del desarrollo de las fuerzas productivas la existencia social del hombre está casi absolutamente determinada por las condiciones naturales, de allí la loca l izac ión de estos grupos primitivos en zonas de c l ima benigno y una actividad recolectora que se l imi ta simple­mente a recoger lo que la naturaleza le brinda e s p o n t á n e a m e n t e . Los gru­pos humanos se desplazan de una región a otra en busca de alimentos, si­guiendo el curso de los r íos , se mueve en func ión de lo que la naturaleza les va dando. E n este nivel h i s tó r i co la sociedad está tan determinado por la naturaleza que su propia organizac ión social es una ex tens ión de la for­ma natural en que se reproduce, la estructura familiar determina los gru­pos sociales, la división del trabajo entre los hombres se hace en base a las condiciones naturales de cada uno. N o existe una división de los grupos so-

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cíales en base a las riquezas acumuladas o a la tierra que p o s e í a n , sino en base a lazos familiares y destreza personal, es decir a ú n la sociedad no se dividía en clases, n i se organizaba la gest ión de la vida e c o n ó m i c a y social en base al estado. P o d r í a m o s hablar a q u í de una sociedad natural.

A medida que el hombre va desarrollando su capacidad de trabajo, que va aprendiendo a aprovechar algunos comportamientos de la naturaleza, que va perfeccionando sus herramientas, desarrolla su capacidad de trans­formar y apropiarse de la naturaleza, que se expresa entre otros aspectos en una ex tens ión geográfica de su existencia al sobrepasar los l ími t e s que las condiciones naturales lo i m p o n í a n . A l ir superando cada vez nuevos lí­mites gracias a su creciente capacidad de trabajo y al aprovechamiento que hace de la propia naturaleza, aparece el excedente, esto es una p r o d u c c i ó n que no necesita ser consumida para la sobrevivencia, sino que puede destinar­se a mantener actividades que le pe rmi t i rán acelerar cada vez más la constitu­ción de su existencia en base a condiciones no ya naturales, "dadas", sino en condiciones sociales, esto es transformadas, "recreadas" por el trabajo.

Así la sociedad evoluciona desde el estadio de una total s u b o r d i n a c i ó n a la naturaleza a una emanc ipac ión de la misma, y tiende cada vez más ha­cia una mayor recreación humanizada de la naturaleza. Sin embargo, con el excedente comienza la historia de la escición de la sociedad en clases que luchan por la ap rop iac ión de ese excedente, y de la impos ic ión de una clase sobre otra a través del estado. Así , la organizac ión y la gest ión de la vida en la sociedad pasa de una organización natural a una ap rop iac ión de la voluntad po l í t i ca y social de las clases explotadas. Esta es la historia del esclavismo, del feudalismo y que llega con el capitalismo, hasta nuestros d ías .

Dentro de esto, junto al excedente producido por un aumento en la capacidad productiva, junto a la división de la sociedad en clases, no sólo se dan diferentes relaciones de los hombres entre sí para la p r o d u c c i ó n , es­clavos y esclavistas, siervo y señor , obrero y capitalista, sino que t a m b i é n se da, provocado por esa modi f icac ión de las relaciones entre los hombres para producir, una modi f icac ión de la relación de la sociedad con la natu­raleza. E n primer lugar y c o m ú n a todos los sistemas clasistas la t ecno log ía , determinante de los objetos que median la relación entre la sociedad y la naturaleza, está adecuada a la exp lo t ac ión . Y en segundo lugar la importan­cia que alcanza esta mediac ión técnica de la p r o d u c c i ó n compuesta como vimos bás icamente de trabajo y naturaleza, en cada sistema productivo es diferente. De allí el grado creciente de de t e rminac ión de la re lac ión socie­dad naturaleza que adquiere la técnica . Esta posic ión es abiertamiente po­lémica con quienes, aún desde el marxismo, sostienen la pos ic ión de que la t écn ica está más allá de las clases y es una adquis ic ión suprah i s tó r i ca es decir no condicionada por las relaciones his tór icas entre las clases.

Y a no es el hombre pr imit ivo escaso de recursos sociales, con un muy bajo desarrollo del la capacidad productiva, el que entabla una re lac ión productiva, me tabó l i ca con la naturaleza. Aquél t e n í a un comportamiento muy similar al de otras especies, su actividad productiva era la r eco lecc ión y la caza, y no se diferenciaba en mucho de l^s d e m á s miembros de la fau-

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na. S in embargo, otro fue el curso posterior. E l producto del trabajo hu­mano, naturaleza transformada, se irá convertiendo con el t iempo de un simple objeto út i l , que es lo sustantivo en su forma natural, en un objeto que a d e m á s contiene una sustancia creada por la p rác t i ca social : el valor. Es gracias a esa vir tud social de ser reconocida como valor, que esta natu­raleza transformada por el trabajo se convierte en soporte de esa sustancia valor, que pasa a ser expres ión del simple gasto de energ ía humana conte­nido en ella necesario para su convers ión en objeto út i l , y a partir de all í la historia de la evo luc ión humana puede ser l e ída a través del h i lo con­ductor del desarrollo de esta forma social.

As í el objeto, úti l en su forma natural, gracias al crecimiento del in­tercambio irá desarrollando esa propiedad social de ser valor, desde la for­ma más simple del valor, que se expresa en el trueque accidental, hasta la moderna forma de capital , pasando por sus formas básicas de m e r c a n c í a y dineso. E n esto reside el secreto para una adecuada in t e rp re t ac ión de la re lación entre la sociedad y la naturaleza en el moderno mundo ca­pitalista. A partir del momento en que los productos del trabajo no son sólo objetos út i les sino valores, dinero, capital , la naturaleza ya no es sólo fuente de materia que transformada satisface necesidades naturales del hombre, sino soporte material de ese valor, sea dinero o capital. De a q u í en más el metabolismo sociedad —naturaleza es ta rá subordinado y regula­do por la d inámica que rige al movimiento de esta ca t ego r í a social que es la a c u m u l a c i ó n del capital .

As í se dio un doble movimiento . A la vez que la capacidad producti­va del trabajo social se fue desarrollando y la sociedad se fue emancipan­do cada vez más de sus determinantes naturales pasando a regir su movi­miento por determinantes sociales, a t ravés de los diferentes modos pro­ductivos, las formas del valor fueron evolucionando hasta lograr, primero, su forma social a u t ó n o m a con el dinero y , luego, la s u b o r d i n a c i ó n de la sociedad y su movimiento con el capital . As í la naturaleza p a s ó , de ser el factor absoluto en la d e t e r m i n a c i ó n de todo lo que existe, a relativizar su influencia en la conducta h i s tó r i co social de los hombres, hasta subsumirse junto con los aspectos naturales de la sociabilidad humana, al nuevo rey de la c r eac ión : el valor hecho capital .

Este doble movimiento podemos leerlo en la historia a t ravés de la opos ic ión y lucha entre el valor de uso y el valor. Para ello, precisemos el concepto de valor de uso . Designamos as í a la propiedad que tienen los objetos de satisfacer necesidades humanas, de ser út i les por sus propieda­des naturales. Por ejemplo el m a í z es úti l como alimento por sus caracte­r ís t icas naturales que como planta tiene, independiente de la forma social en que fue producido y que adopte como producto . A su vez las necesida­des humanas es t án determinadas por sus necesidades biológicas, que se desprenden de su naturaleza humana, en lo que incluimos las necesidades mentales e intelectuales, y estas necesidades en esencia han sido y son bá­sicamente las mismas: alimentarse, protegerse de las inclemencias del c l i ­ma, preservar su vida y la de la especie, o sea reproducirse. Descritas as í no difieren en nada de las de cualquier otro animal , y así es.

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L a diferencia no reside en las necesidades básicas, p r imigéneas , sino en la forma en que el hombre las satisface. L a diferencia está en las carac te r í s ­ticas del trabajo humano que le permitieron construir herramientas, y tra­bajar colectivamente. Es a partir de las carac ter í s t icas del trabajo, de la ca­pacidad social del mismo y de las formas sociales que asume, como se van conformando las sociedades en los diferentes estadios. E l l o hace, a su vez, que las necesidades naturales, básicas del hombre vayan evolucionando y comple j i zándose en las formas sociales que adoptan, pues a la forma de sa­tisfacer la necesidad se corresponde la forma que adopta la necesidad, has­ta llegar casi a perderse la mot ivac ión pr imigénea que sustenta la comple­ja forma en que se man i fes tó la necesidad.

Veamos esto con un ejemplo. L a necesidad pr imigénea de ingerir l íqui­dos como necesidad biológica era resuelta al pr incipio bebiendo agua de cualquier r í o , hoy en d í a la misma necesidad se satisface abriendo el refri­gerador, destapando una botella y bebiendo un refresco. E n el primer caso a la forma natural de la necesidad, se corresponde una forma natural del trabajo y de ap rop iac ión , la recolecc ión , y por tanto de sat isfacción de la necesidad. E n el segundo caso la necesidad básica se encuentra transmuta­da por la propia respuesta, la p r o d u c c i ó n industrial lleva refrigeradores y bebidas embotelladas a los hogares, la vida se da en centros urbanos, el tra­bajo tiene la forma social de asalariado, la respuesta a la necesidad y la ne­cesidad misma son mediadas por todo el proceso social de p r o d u c c i ó n . Las formas naturales existen subordinadas a las formas sociales, el metabolismo entre la naturaleza y el hombre natural se encuentra subordinado al proce­so social.

H a b í a m o s visto que el producto del trabajo exis t ió ú n i c a m e n t e bajo su forma natural de ser simple portador de cualidades que satisfacen necesi­dades humanas. Bajo esa forma de valor de uso era producido, apropiado y directamente consumido. A l generarse un excedente, una parte reducida del mismo, en las sociedades primitivas, p o d í a cambiarse por otras en base al trueque. Pero la r e p r o d u c c i ó n del trabajo y las condiciones para el mis­mo (semillas, herramientas, etc) se hac í a directamente a través de su forma natural, del valor de uso de los productos. Los esclavos p r o d u c í a n sus pro­pios alimentos c o n s t r u í a n su vivienda, te j ían sus ropas, c o n s t r u í a n las he­rramientas y generaban el producto que era apropiado por el amo. E l co­mercio y el intercambio de valores era prescindible para la r e p r o d u c c i ó n del mecanismo social productivo. E n la sociedad feudal del trabajo rural del siervo se o b t e n í a n los principales medios de consumo y de trabajo con los que este r e p r o d u c í a sus energ ías gastadas, con lo que se r e p o n í a n las semillas y aperos utilizados y de donde salía el excedente que sos t en í a la estructura piramidal del régimen feudal. E l comercio se desar ro l ló por fuera de la unidad productiva que era el s e ñ o r í o , la forma que adoptaba el producto del trabajo dentro del mecanismo de r e p r o d u c c i ó n social seguía siendo aún su forma natural de valor de uso. E l valor o valor de cambio apa rec í a en el comercio, era predominantemente una re lac ión entre los propietarios privados del excedente.

E n la sociedad capitalista, la r e p r o d u c c i ó n se encuentra mediada por el

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intercambio. E l producto del trabajo sólo existe como m e r c a n c í a , es decir como portador s i m u l t á n e o de valor de uso y de valor, como una unidad contradictoria entre su forma natural y la forma social que a d o p t ó , de ma­nera generalizada, en esta forma particular de producir que es la sociedad capitalista.

DI ) Sociedad y naturaleza en el capital ismo:

C o n el desarrollo de la sociedad mercantil y del capitalismo, la produc­c ión y r e p r o d u c c i ó n social pasa a ser mediada por el intercambio mercan­t i l . Los obreros producen los a r t í cu lo s y reciben a cambio un salario con el que d e b e r á n comprar los alimentos, la ropa, etc, todo lo necesario para re­poner las energ ías gastadas y las de su familia, o sea que para reproducir su capacidad de trabajo, para reproducirse a s í mismo el trabajador necesita del intercambio mercanti l . L a estructura social determina que la p r o d u c c i ó n esté mediada por el intercambio, la m e r c a n c í a es la forma con que se inicia el proceso productivo y con la que termina, ya no se producen valores de uso para satisfacer directamente las necesidades humanas, sino que el obje­tivo pasa a ser el valor mercanti l , el dinero. Se producen valores de cambio para obtener más valores de cambio.

E n los o r ígenes de la era mercanti l , a los comerciantes les interesaba vender caro y comprar barato para enriquecerse, a t ravés del comercio se apropiaban del excedente social independientemente de la forma de pro­ducc ión en que ese excedente era generado. L a p r o d u c c i ó n capitalista va más allá pues su fin es la p r o d u c c i ó n de ese excedente que se apropia en el mismo acto de la p r o d u c c i ó n , el excedente toma a q u í la forma de nue­vo valor, de plusvalor. L a plusval ía o plusvalor generado socialmente perte­nece í n t e g r o a la clase de los propietarios y a t ravés de la disputa entre ellos, de la competencia por ese excedente, es apropiado bajo la forma de ganancia privada por el capitalista individual .

As í , la p r o d u c c i ó n en la sociedad capitalista tiene por ún i co fin la p r o d u c c i ó n de ganancia para los propietarios, el hecho de que para poder obtener esa ganancia se tengan que producir objetos út i les , valores de uso, está determinado por la necesidad de venderlos pues si son inút i les nadie las compra. Y deben venderse para convertir el valor contenido en la forma de o b j e t o - m e r c a n c í a en dinero, pues así es apropiado y convertido nue­vamente en más capital product ivo. Es esta forma particular de la sociedad capitalista de generar la riqueza y de ser apropiada por los capitalistas, lo que conlleva i n t r í n s e c a m e n t e la necesidad de realizar ese proceso en cada vez una mayor escala, una p r o d u c c i ó n más grande, un intercambio más grande y un consumo más grande, esto lleva a la p r o d u c c i ó n industrial en gran escala como respuesta t écn ica a esa necesidad del capital de acrecen­tarse cada vez m á s . Es evidente entonces que al modificarse con el adveni­miento del capitalismo, la forma social de producir , la forma que adopta la riqueza y el excedente, se afecta directamente la re lación básica, me tabó l i -ca, entre sociedad y naturaleza, pues, al ser ahora la naturaleza no ya un simple soporte material de cualidades ú t i les al hombre, sino un soporte

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material de esa ca t egor í a social ahora generalizado a todos los á m b i t o s , que se adhiere a todos los productos del trabajo humano: el valor. L a naturale­za es ahora materia pr ima del valor desde el momento en que existe la posi­bilidad latente de ser apropiada.

Así , la naturaleza ve cambiar su papel en la sociedad. L a tierra que his­t ó r i c a m e n t e ha sido el principal objeto de trabajo y medio de p r o d u c c i ó n , que en un principio sólo era el espacio en cual los hombres realizaban sus actividades y de quien rec ib ían sus productos; fue a p r o p i á n d o s e en forma territorial por diferentes asentamientos al desarrollarse la agricultura, fue delimitada nacionalmente y totalmente apropiada en forma privada al ser sus productos convertidos en objetos de valor. As í con la ap rop i ac ión ca­pitalista, el monopol io que ejerce la clase propietaria de tierras, le permite exigir un pago por las virtudes naturales de esa tierra que poseen en for­ma privada, dando origen a la renta capitalista de la tierra. Y así como con la tierra, con el p e t r ó l e o , los minerales, y con todos los llamados recursos naturales, pues en la medida en que son la base material, el cuerpo sobre el que se objetiviza el trabajo, la materia prima del valor, la ap rop i ac ión pri­vada de la naturaleza pasa a ser fuente de enriquecimiento privado para su propietario. Pero, a d e m á s , en tanto es poseedora del material necesario para toda co rpor i zac ión de la riqueza, la t r ans fo rmac ión de la naturaleza en gran escala a que se llegó con la p r o d u c c i ó n industrial es tá en función de valorizar el capital, de aumentar la escala de r e p r o d u c c i ó n de ese capital, de incrementar la a c u m u l a c i ó n de capitales en manos de los capitalistas.

As í los propietarios de la naturaleza y de las herramientas, disponen a su voluntad de los factores objetivos de la p roducc ión y al comprar la capa­cidad de trabajo por un salario, pasan a disponer del proceso productivo y del total del producto generado. De ese modo disponen c u á n t o debe pro­ducirse y qué debe producirse, con la ún ica res t r icción de que deben poder vender su producto, para reiniciar el proceso.

Sin embargo, aunque pareciera lo contrario, los capitalistas no contro­lan totalmente el proceso e c o n ó m i c o . Cada uno de ellos controla y dirige su propiedad, el estado puede orientar y estimular determinadas activida­des, pero en ú l t ima instancia cada capitalista se ve obligado a actuar de acuerdo a lo que el proceso de valor ización de su capital le ordena, esto es, debe tratar de obtener el m á x i m o de ganancia posible, so pena de ser elimi­nado por otros capitalistas que luchan y compiten contra él, y esto sucede aún en las ramas altamente monopolizadas. O sea que el capitalista no es más que un sirviente de su propiedad. Claro que un sirviente privilegiado pues los trabajadores, explotados por el capital, no gozan de los mismos be­neficios que un capitalista.

Pero lo que interesa es retomar el planteo de hace unos momentos acer­ca de quién maneja la sociedad, quien puede tomar desiciones sobre la ac­ción que la p r o d u c c i ó n realiza sobre la naturaleza. Los obreros, que venden todos los d ías su capacidad de trabajo a cambio de un salario con el que van a comprar los elementos m í n i m o s de subsistencia, son dispuestos por la vo­luntad privada del capitalista en el proceso productivo al igual que si fuera una m á q u i n a o un insumo. Bajo la forma de trabajo asalariado las funciones

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creativas del trabajo, la d i recc ión y control del mismo son funciones del capital y se asumen como tales. E l obrero fabril moderno só lo realiza una tarea muy sencilla del complejo proceso de trabajo para la real ización de un producto cualquiera, el alto grado de división y espec ia l izac ión del tra­bajo lleva a que sólo en los niveles j e rá rqu icos de la estructura laboral, se puedan tomar decisiones y se conozca realmente el proceso product ivo en su conjunto. E l trabajo, privado así de lo que vimos era su ca rac te r í s t i ca humana, se deshumaniza, se desnaturaliza. L a p r o d u c c i ó n capitalista no sólo subvierte la naturaleza de los objetos al volverlos simples agentes del valor, no sólo subvierte la re lac ión entre la naturaleza humana y el medio físico sino que t a m b i é n subvierte la capacidad humana de transcender hacia el objeto y apropiarse del mismo con el trabajo. E l trabajo del obrero mo­derno es r epe t i c ión mecán i ca de movimientos simples, y tiene enajenado en el capital el aspecto creativo, el aspecto humano del trabajo.

E n el capitalismo los objetos producidos por la sociedad, portadores del valor, en tanto son aceptados socialmente como valor de cambio, co­mo capital , gobiernan la voluntad de los hombres y sus acciones, ya del ca­pitalista, ya del obrero. As í la sociedad portadora hoy de una inmensa ca­pacidad transformadora, de una inmensa capacidad de trabajo, se ve im­potente para decidir sobre que hacer con esa capacidad, se encuentra atra­pada en la trama social que ha creado. Unos , los propietarios porque creen disponer de la sociedad al gozar de privilegios que obtienen con el dinero; otros, los trabajadores porque carentes de recursos se ven obligados a ven­der su capacidad creativa cotidianamente para seguir viviendo, para seguir subsistiendo. A q u í vamos a detenernos un poco para señalar algunos aspec­tos que pueden ayudar a comprender la complejidad y trascendencia de la forma social de valor que adopta el trabajo. Cuando hablamos de valor ha­cemos referencia a una forma social que pr ior iza al aspecto cuantitativo del trabajo contenido en el producto, es exp re s ión de una re lac ión de propie­dad privada del trabajo al que le interesa la magnitud del valor. Esto es, desde el punto de vista del valor, o valor de cambio , lo que le interesa al propietario privado de ese objeto con valor o, t a m b i é n podemos llamarlo así , de ese simple trabajo humano indiferenciado o abstracto, es la canti­dad que él va a entregar y recibir en cambio. Esta d e t e r m i n a c i ó n priorita­ria de la cantidad sobre la calidad que nace de la propia estructura social de la sociedad, de su estructura product iva condic iona toda la vida social dentro del capitalismo. Veamos esto un poco más detenidamente. E n la sociedad capitalista, rige un criterio cuantitativista de la u t i l i zac ión del tra­bajo y de la naturaleza a diferencia de las formas anteriores de p r o d u c c i ó n en las que predominaba los aspectos cualitativos, ya que la p r o d u c c i ó n es­taba determinada fundamentalmente por el valor de uso del objeto. L a uti­lidad del objeto es tá determinado por los aspectos cualitativos de la natu­raleza, por ejemplo si una ropa abriga más o menos, esto ser ía la cualidad de la misma, está determinado por la naturaleza de la fibra conque está te­jida, a lgodón o lana, pero t a m b i é n por los aspectos cualitativos del trabajo, abriga más o menos según la trama del tejido sea más abierta o más densa. O sea que la cualidad de abrigar depende prioritariamente del t ipo de fibra

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y de trabajo con que se c o n f e c c i o n ó la prenda, mientras que un enfoque que jerarquice el valor, t e n d r á más en cuenta la cantidad de trabajo conte­nido y la cantidad de materia pr ima medida por su costo, es decir por la cantidad de trabajo social en general, r e su l t ándo le secundario las virtudes de la fibra y las particularidades del trabajo.

Esto es as í pues, en la medida que el objetivo de la p r o d u c c i ó n es la o b t e n c i ó n de plusvalor, el propietario de los medios de p r o d u c c i ó n dispo­ne las cosas de modo de obtener ventajas de t ipo cuantitativas, más plus-valor y más ganancia; s iéndole secundario el que existan necesidades cuali­tativamente prioritarias o productos más aptos, desde el punto de vista del in te rés social, para satisfacer esas mismas necesidades. Es por esto, que al adueña r se el capital de la p r o d u c c i ó n en los siglos X V I y XVLT se c r eó la ne­cesidad, y a su vez la posibil idad, de la p r o d u c c i ó n en gran escala, que se dio ese salto h i s tó r i co que significó el paso de la a r t e san ía a la gran indus­tria. Es esta nueva re lac ión social de p r o d u c c i ó n la que hace posible, y ne­cesaria, esa revo luc ión técn ica que se l lamó revoluc ión industrial. Fue la nueva forma de la propiedad capitalista, en la que la capacidad de trabajo, o fuerza de trabajo, del hombre se vende como m e r c a n c í a a la que permi­t ió organizar la p r o d u c c i ó n en el taller de modo tal que se fuera posible la u t i l izac ión de determinados adelantos técn icos . Una vez iniciado este pro­ceso se c o n t i n u ó de modo irreversible y permanente, p e r i ó d i c a m e n t e se vuelve necesario para la p r o d u c c i ó n capitalista revolucionar los medios de p r o d u c c i ó n , la escala de la e x p l o t a c i ó n , mejorar las condiciones de la com­petencia y obtener mayor ganancia.

Esta s i tuac ión , básica de la sociedad capitalista tiende a agravarse d í a a d ía . E n primer lugar porque existe una ley que ac túa tendencialmente, que hace que al crecer la p r o d u c c i ó n y desarrollarse las técnicas productivas, aumente la c o n c e n t r a c i ó n de capital de modo cada vez más marcado en lo que se llama parte constante del capital y según la e c o n o m í a vulgar bienes de capital, y menos en la parte variable del capital o factor trabajo.

Uno de los recursos para aumentar las ganancias, o contrarrestar su ca ída , es aumentar la escala de la p r o d u c c i ó n y , por diversos factores, tien­de a mejorarse la cuota de ganancia y a compensarse su c a í d a con una ma­yor masa de ganancia. U n o de esos factores está directamente relacionado con el aumento de los recursos naturales puestos en uso. Veamos esto. E n la medida que la naturaleza, fuente de materia en la que se objetiviza el va­lor es gratis, el uso intensivo y extensivo de la naturaleza permite aprove­char mayor cantidad de material gratuito. L a naturaleza fabr icó el p e t r ó l e o con restos orgánicos sometidos a calor y presión durante siglos, el capita­lista no paga el p e t r ó l e o , al ap rop iá r se lo paga lo que cuesta sacarlo de bajo de la tierra, pero no paga a nadie por hacer el p e t r ó l e o . Por esto, al afán ló­gico del capitalista por obtener más ganancia, se agrega la necesidad his tó­rica del sistema de compensar esa c a í d a de la tasa de ganancia con un au­mento en su masa, con un aumento en la escala de la p r o d u c c i ó n y una ca­da vez mayor e x p l o t a c i ó n de los recursos naturales.

Por ello dentro de esta lógica cuantitativista que impone la ganancia, para la p r o d u c c i ó n capitalista interesa aumentar la escala de p r o d u c c i ó n y

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disminuir los costos. Disminui r los costos, en absoluto significa " e c o n o m í a de medios y recursos" para el in terés social e h i s tó r i co , sino que le salga más barato al capitalista individual . As í , una técn ica que signifique a la lar­ga un mayor bienestar para la sociedad, ya sea porque mejora las condic io­nes del trabajador o porque entabla una re lac ión con la naturaleza más ar­mónica , será desechada si le resulta más cara que otra, que produce más ganancia, aunque sea en perjuicio del in terés colectivo de la sociedad.

As í con el capitalismo la forma valor y la d e t e r m i n a c i ó n cuantitativa de lo social, se imponen de un modo completo , por encima del valor de uso y la d e t e r m i n a c i ó n cualitativa de lo social, como objetivos de la pro­ducc ión . Y la naturaleza humana creada por el trabajo y expresada a tra­vés de él, se deshumaniza con el trabajo enajenado al capital. A su vez, el objeto-naturaleza entabla una re lac ión an t agón i ca con el nuevo sujeto de la sociedad: el capital . De este modo culmina toda una etapa de la historia de la humanidad en la que las formas sociales creadas inconcientemente por los hombres rigen su destino por encima de su voluntad colectiva, con las fuerzas productivas creciendo ajenas al control social conciente del hombre, en un espiral ascendente de p r o d u c c i ó n y ganancia sin destino.

S in embargo, ese dominio si bien es general, no es absoluto. L a natu­raleza humana contenida en el trabajo se rebela permanentemente contra la exp lo t ac ión y el trabajo enajenado. L a forma natural del producto del trabajo, el valor de uso, se revela contra el valor. L a cualidad se resiste a someterse a la cantidad. L a forma irracional de la ges t ión y ap rop i ac ión privada de la p r o d u c c i ó n hace crisis al entrar en c o n t r a d i c c i ó n con la for­ma social de la p r o d u c c i ó n . Y la naturaleza-objeto devuelve al sujeto-capi­tal el trato a n t a g ó n i c o e irracional al que es sometida. As í estallan las huel­gas, nacen las crisis de s u p e r p r o d u c c i ó n , se gesta el caso e c o n ó m i c o en la sociedad y nacen, t a m b i é n así , las crisis ecológicas .

IV) Perspectivas: Hacia u n enfoque superador de los problemas actuales.

Se dice que en el planteamiento del problema es tá la so luc ión , y efecti­vamente, en la forma en que se enfocan en esta expos i c ión las causas de los problemas de la re lac ión entre la sociedad y la naturaleza, el ca rác t e r de los recursos naturales y q u é es naturaleza, se infiere directamente hacia d ó n d e debe encaminarse una posible supe rac ión de los actuales problemas. Y dejo l imitada la respuesta a los problemas actuales ya que es inevitable que, de la nueva re lac ión entre la sociedad y la naturaleza que pueda cons­truirse, surjan otros y tal vez más complejos problemas. Pero con esto no estoy proponiendo una visión de c í r c u l o vicioso donde todo, en ú l t ima ins­tancia, se repite sino una perspectiva de constante evo luc ión h is tór ica de la sociedad en su devenir, a t ravés de formas sociales que superan y contie­nen a la anterior, pero de un movimiento que carece de un f in , de un obje­tivo ú l t i m o a alcanzar. L a propia r e p r o d u c c i ó n de la forma que a lcanzó la naturaleza con el hombre, nos impone la necesidad de conservarla y repro­ducirla, tarea cada vez más compleja y difícil que debe resolverse a t ravés de la evo luc ión social y de los imponderables y arbitrarios caminos posibles.

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E l planteamiento del problema propone la necesidad de reubicar la re­lación entre la sociedad y la naturaleza desde el enfoque c r í t i co al valor y al capital como regulador de la vida social, y por ende a las relaciones so­ciales de propiedad capitalista en las que se funda en la actualidad la exis­tencia del valor. Una revisión c r í t i ca de esa re lac ión , nos lleva a destacar como predominante el valor de uso, la forma natural del producto del tra­bajo, como base para las relaciones entre los hombres. Encontrar el cami­no que permita replantear las relaciones humanas a t ravés de la ut i l idad del objeto, significa devolver al trabajo su ca rác t e r espec í f ico , humano, pro­ductor directo de cosas ú t i les , cualitativamente determinado, y en func ión de las necesidades sociales.

Este camino conlleva una reub icac ión de la sociedad con la naturaleza, significa relacionar directamente la sociedad humana en su forma natural con la naturaleza. Significa restablecer la a r m o n í a rota con la impos ic ión del valor, con el advenimiento capitalismo, como sujeto del proceso. Pero este retorno a la naturaleza como simple base material para la p r o d u c c i ó n directa de valores de uso, para la sat isfacción directa de necesidades socia­les, no significa una vuelta a las formas primitivas en las que la naturaleza era totalmente determinante sino que aprovechando la actual capacidad productiva, reva lor izándola y r e d i m e n s i o n á n d o l a , pueda construirse un orden social más a r m ó n i c o con el orden natural y la propia naturaleza hu­mana. Para ello, tarea que requiere de un proceso de t rans ic ión , la revalori­zac ión de las actuales formas y dimensiones productivas existentes d e b e r á hacerse desde la mira de jerarquizar el valor de uso. De prioritar los aspec­tos cualitativos en la existencia humana, en las necesidades sociales y en la actividad productiva por sobre las determinantes cuantitativas de las mismas.

Replantear las relaciones sociales de p r o d u c c i ó n impl ica no só lo modi­ficar la actual estructura de la propiedad, t a m b i é n , necesariamente es la modi f icac ión de la estructura de gest ión social y po l í t i ca de las formas ca pitalistas autoritarias y verticalistas, que se corresponden con la concentra­c ión de la propiedad, hacia formas más d e m o c r á t i c a s que garanticen una real expres ión de los intereses y necesidades sociales en la o rgan izac ión de la p r o d u c c i ó n .

Sobre esa base de nuevas relaciones sociales, debe rán replantearse las relaciones técnicas de p r o d u c c i ó n . Una sociedad en la que el trabajo no sea objeto de e x p l o t a c i ó n , en laque la naturaleza no sea materia para objetivar valor, la técnica necesariamente d e b e r á modificarse. Pero t a m b i é n es claro que esa nueva técnica surgirá de la experiencia acumulada bajo el capitalis­mo, de la superac ión c r í t i ca y dia léc t ica a la misma.

Ese nuevo orden de construir, que permita a la humanidad superar el actual trance de crisis, cuyo camino se está ya recorriendo, no sólo d e b e r á contemplar, según creo, los aspectos a q u í enunciados sino que más allá de ellos creará una nueva racionalidad, en la que estos aspectos es tarán expre­sados. A l igual que en los siglos X V I , X V I I y X V I I I , en los que la humani­dad, siguiendo los pasos de Europa Occidental rompe con el anciano régi­men feudal y abre una nueva era, en las p r ó x i m a s décadas se avanzará por

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el camino de la b ú s q u e d a de una sociedad en la que la existencia humana se eleve por encima de nuestra realidad de hoy.

B I B L I O G R A F I A R E C O M E N D A D A P A R A A M P L I A R E L T E M A :

Dialéctica de la Naturaleza. Federico Engels. El Capital. Carlos Marx . El pensamiento filosófico de Federico Engels. Giussepre Prestipinno. Siglo X X I , Méx ico . El concepto de naturaleza en Marx. A l f red Schmidt . Siglo X X I , Méx ico .