tecprod77ms.itesm.mx/podcast/ccl/mi_principessa.pdfmetros, kilómetros y distancia de fe no era la...

135

Upload: others

Post on 31-Mar-2021

2 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros
Page 2: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros
Page 3: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros
Page 4: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros
Page 5: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

Alejandra Franco Guevara _______________________________

MI PRINCIPESSA

Page 6: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros
Page 7: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

Un amor que un montón de kilómetros o un océano nunca

podrán romper

Page 8: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros
Page 9: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 1 -

Metros, kilómetros y distancia de fe

No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la

diferencia, la distancia, los kilómetros o hasta el miedo. Era

inevitable ese sentimiento, ese dolor y esa pesadez que sentía

poco a poco por falta de sus ojos, sus suspiros. Todo seguía

igual, la vida continuaba, el reloj seguía dando vueltas sobre su

mismo eje, la gente caminaba, corría a la misma velocidad de los

minutos. El latido de mi corazón seguía el ritmo como una

melodía, como una sucesión de sonidos que se van

desenvolviendo en secuencia lineal con ciertos acordes, notas

agudas, graves, sonidos fuertes y bajos. Yo no quería ser

nombrada nada más en la introducción de su vida o solamente en

una sección de todo el contenido de su historia. Quería ser un

propósito, un objetivo y un elemento que tuviera cierta

continuidad.

Todo era como un rompecabezas, siempre con cierta

dificultad y delicadeza para poder hacer embonar las piezas y

poder descubrir la imagen oculta. Por más que trababa de unir

mis ideas para poder llegar a una conclusión en mi situación, no

podía. Con los minutos, los días o el cambio de las estaciones del

año, sentía que me iba difuminando o hasta desapareciendo.

Page 10: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 2 -

Las hojas vino, secas, caían lentamente de los Álamos.

Aquellos arboles de altura elevada y hojas color amarillo o

dorado durante el otoño. El propio aire de finales del otoño y

principios del invierno barría las hojas que caían lentamente sin

tocar el piso y sin tener algún destino final. El polvo entraba en

mis ojos y tenía dificultad para ver con claridad, sin embargo, sí

tenía claro lo que quería, quería ser un personaje que tuviera

cierta repetición en su vida.

Mi cabello se revolcaba junto con el viento formando un

remolino y mi rostro se escondía tras mis rizos castaños.

Mientras el viento y las nubes se movían sin camino y dirección,

me reclinaba en la pared de un tono muy claro con un poco de

manchas de agua que escurría desde metros arriba , hasta el piso.

Al tocarla con los dedos sentía la textura y el zarpeado.

Probablemente necesitaba una serie de pasos o

instrucciones, pero esa no era mi solución. El amor no tiene

instrucciones ni reglas. No pueden ser todas las historias de amor

como la tragedia de William Shakespeare. Quizá mi historia sí

podría ser un poco parecida a la de Romeo y Julieta, la historia

de dos jóvenes enamorados que a pesar de la oposición de sus

familias, rivales entre sí, decidieron luchar por su amor hasta el

punto de casarse de forma clandestina, sin embargo, la presión de

esa rivalidad y una serie de fatalidades condujeron al suicidio de

Page 11: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 3 -

dos amantes. Definitivamente solo la parte en la que luchaban

por su amor coincidía con la mía.

El querer ser arquitecta de mi destino o de mis sueños

pudiera haber sido mi error. Todos los sentidos de mi alma tenían

a veces coherencia o a veces simplemente no concordaban.

Querer construir los capítulos de mi vida tal como quería era

imposible y absurdo.

Mi hombro derecho apoyado sobre el muro, viendo el

viento pegar en el vidrio de las ventanas con tanta fuerza que el

material duro, frágil y transparente se movía y llegaba a pensar

que se iba a romper. El agua seguía su trayecto, caía del cielo,

hacia una pausa en las azoteas de los edificios, escurría por los

muros de ladrillo rojizo hasta llegar al piso y empezaba su

recorrido para llegar a la alcantarilla.

La gente corría, se protegía de la lluvia, se aislaba de ella

y buscaba donde refugiarse. Lo único que escuchaba era una

combinación de sonidos que creaban un ambiente tenso. Niños

gritando, los tacones de las señoras tocando el pavimento y el

sonido del claxon de un gran número de automóviles, cuyos

conductores intentaban utilizar la misma avenida para salir del

tráfico.

Page 12: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 4 -

Seguía caminando sobre la banqueta de concreto,

inundada, llena de baches, en donde ciertas partes ya se habían

llenado de agua y se habían convertido en espejos. Era la única

persona que estaba caminando sin miedo, sin prisa y sin que nada

me detuviera. El agua cada vez se apoderaba más de mi cabeza y

gotas caían sobre mis mejillas. Recliné lacabeza y vi mi rostro en

esa superficie clara por unos cuantos segundos, unos ojos que

reflejaban confusión y desconcierto. Mi cabello empapado que

tapaba gran parte de mi cara y un cielo gris, oscuro y sin color.

Una gota cayó y empezó a formar ondas de vibración alejando la

claridad de mi rostro.

Page 13: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 5 -

Yo

Mexicana, arquitecta y trabajadora. Nací el 19 de Marzo

del 1983 en la Ciudad de Guadalajara. Estudié la carrera de

arquitectura en la Ciudad de México. Después de haberme

graduado, me quedé trabajando en varios despachos haciendo

diseños en la misma ciudad. Mi gran gusto en el área de

restauración en obras antiguas e históricas me ha hecho viajar y

recorrer diferentes lugares del mundo, alejándome de mi familia

y de Guadalajara.

Almaceno todas mis ideas, recuerdos y mis inquietudes.

De una manera u otra, con fantasía los transformo en laberintos y

con mi creatividad encuentro soluciones. Soy apegada a las

experiencias y emociones que vivo día a día y los convierto a

sentimientos nobles y profundos. Me gusta viajar en la memoria

y en la imaginación, dibujar todo lo que veo para guardar los

recuerdos de todo lo que vivo. En fin, todo esto crea mi

identidad, crea mi yo.

Page 14: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 6 -

Un ambiente húmedo, un poco de luz y dudas alrededor

Veintidós de noviembre en la Ciudad de México, esa

tarde húmeda y fría no había sido como cualquier otra. Una serie

de momentos la habían formado y transformado en una tarde

llena de sabiduría, hechos y filosofías. Había reconstruido mi

pasado a través de los recuerdos. No eran mis sueños

encarcelados, ni el olor a esa cantidad de vapor de agua presente

en la atmósfera, sino esa carta de papel rosado que

probablemente tendría la ortografía perfecta, que encontré bajo la

puerta de mi casa. Esa cubierta de papel en la que adentro venía

una carta que resaltó a mi vista y de las vetas oscuras de la duela.

Tres, cuatro y cinco cuadras caminé, cruzando avenidas,

unas con semáforo y otras no. La luz roja estable de un lado y

por el contrario luz verde parpadeando. Sentía como el frío

entraba por mis pies y cuello, pero seguía mi camino sin destino.

Los truenos y los relámpagos empezaron a acompañar la lluvia y

decidí terminar mi trayecto, el cual parecía no tener fin. Todas

las cafeterías, restaurantes o cualquier lugar cubierto estaban

saturados. El fuerte olor a café y la variedad de aromas me atraía,

me llamaba la atención saber que algo caliente podía parar el frío

que sentía dentro de mí.

Page 15: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 7 -

Zucchero es uno de los cafecitos en donde a veces

pasaba mis tardes de invierno, donde preparan el café mejor que

en ningún otro lugar. Lo sirven tan rico que no hay diferencia

con uno italiano. El dueño era romano, así que saben preparar el

café de tal manera que hasta puedes sentirte en Italia, y el

complemento de la música de Laura Pausini, la iluminación y la

decoración es lo que hace a ese lugar acogedor.

Dentro del café, seis personas más también querían

alejarse un poco de la baja temperatura. Veía a la gente indecisa,

sin saber qué iban a ingerir. Unos temblando, otros secos y otros

que desviaban sus ojos hacia la vitrina donde estaban todas las

delicias. Una gran variedad de pan dulce y panes elaborados con

alguna particular característica. El espacio del mostrador estaba

repleto, desde mexicanos hechos de harina de trigo, levadura,

huevos, canela y azúcar morena, hasta italianos como patenones

cubiertos de azúcar, nuez molida y pasas. Unas repisas de

madera llenas de botes de grano de café y una variedad de tés,

como rojos, negros, verdes y blancos.

Un tapiz abrigaba tres de las paredes del cafecito, hecho

a mano con hilos de todos los colores formando el puente en arco

elíptico más antiguo del mundo; El Puente de la Santa Trinidad

reflejándose en el Río Arno. La otra pared estaba cubierta por

imágenes y retratos de diversos viñedos del sur de Italia.

Page 16: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 8 -

Cappuccino, café latte, latte macchiato, americano,

corretto, ristretto, romano, granita de café, mocha, frappé, café

espresso entre otros, servían ahí. La especialidad era el espresso,

por ser el más italiano. Ese café color avellana, un poco rojizo y

de sabor intenso y concentrado. El conjunto de aromas que salían

de la taza me revivían recuerdos, asociaciones y evocaciones que

viví con él.

Unos cuantos sorbos de café con un toque de azúcar y

unas mordidas al pastelito de chocolate cubierto de vainilla con

un poco de chispas. Aunque me quemaba un poco la lengua, lo

seguía tomando, ya que cada trago hacía que disminuyera mi

debilidad por el frío. Otros más fueron necesarios para empezar a

sentir cómo el calor entraba en mi cuerpo. Una sensación de

limpieza, equilibro y satisfacción empecé a experimentar con esa

diversidad de esencias. Permanecí sentada en esa silla

acolchonada con una tela floreada rosa viejo con verde pistache y

un descansabrazos de gamuza. La pequeña vela de cera

iluminaba mi mesa con su mecha que iba ascendiendo con unos

colores azules, morados y amarillos y su material iba

descendiendo lentamente cayendo sobre la mesa.

Page 17: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 9 -

Page 18: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 10 -

Sensaciones y recuerdos con el aroma a café

Por la altura en que se encuentra sobre el nivel del mar,

el Distrito Federal, tiene climas que van desde el templado hasta

el frío húmedo. Por más que llevara años viviendo ahí, mis

huesos no se acostumbraban a esos cambios climáticos

repentinos y mucho menos se adaptaban cuando dentro de mí,

circulaban una serie de preguntas, dudas y al mismo tiempo

nostalgia y melancolía.

Parecieran años desde la última vez que tuve sus ojos

frente a los míos. Esos ojos claros, rodeados de pestañas

alargadas, enchinadas, reflejando pureza, alegría, calma y al

mismo tiempo desconsuelo. En realidad no sabía cómo había

comenzado todo. Se oía la campana que estaba colgada en la

chapa dorada rústica de la puerta, cada vez que alguien entraba o

salía del café, era inevitable voltear a ver. Era una distracción, no

sé si el sonido o la gente.

Entre todas las conversaciones se oía una pieza de jazz.

Era difícil oírla en su totalidad, ya que el resto de los diálogos y

murmullos me distraían, además de los ruidos que se creaban al

chocar las tazas o el molino al estar moliendo el montón de

granos de café. El sonido de la trompeta, el piano, el saxofón y

Page 19: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 11 -

las palabras italianas me hacían recordar tiempos. Momentos de

alegría, momentos con él.

Ya era una confusión, no sabía si era realidad o

simplemente estaba soñando con los ojos abiertos. De pronto se

acercó un hombre con una barba larga, puedo decir que ya era un

hombre mayor por el color de su cabello. Con una voz suave y

baja me preguntó el camino para llegar a la colonia Roma.

Rápidamente le respondí. Le quería preguntar el camino para

llegar al amor de mi vida. Pero no. No era tan fácil, no era una

simple pregunta y mucho menos respuesta. Nadie sabía más que

posiblemente yo. Después de que la manecilla del reloj pasó de

las siete y el segundero dio más de seis veces vueltas, pedí la

cuenta.

Page 20: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 12 -

Un toque de saliva en el sobre

La lluvia disminuía pero la humedad incrementaba, al

igual que el volumen de mi cabello. Mis rizos se ondulaban y se

esponjaban. Salí del café y por última vez volví a escuchar como

el badajo retumbaba en la boca de la campana de metal.

Caminando bajo los árboles de Polanco, con la ropa

mojada y mi cabello ya seco. Una zona residencial de la Ciudad

de México, junto a la Condesa, los Jardines del Pedregal del

arquitecto Luis Barragán, Lomas de Chapultepec y Santa Fe. Una

zona ubicada en el centro de la ciudad. No solamente un área

residencial, sino conocida como el Soho de la Ciudad de México.

Un lugar lleno de vida, alegría, movimiento, actividad, cultura y

sensaciones compuestas por una gran cantidad de residencias,

comercios, cafés, restaurantes, galerías, boutiques, bares y

parques. Continué caminando con la mirada hacia abajo para

saber dónde daba mis pisadas, no quería meter dentro de un

charco lospies, los cuales estaban cubiertos de unos zapatos

negros forrados de terciopelo y unas hebillas doradas. La mayor

parte de mi trayecto seguí pensando. No todas las novelas tienen

finales perfectos.

Page 21: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 13 -

Mi abrigo de tela de rompe vientos rozaba con los brazos

de las personas que se dirigían al sentido contrario y hacía un

sonido peculiar. Las gotas en forma de lágrima volvían a caer del

cielo, un cielo grisáceo, oscuro y sin salidas de luz. Los

prevenidos con objetos con superficie cóncava desplegable, de

plástico, de distintos tonos, lisos o estampados, sujetados con una

estructura delgada de varillas dispuestas alrededor de su eje

central. Todos tomando sus paraguas del mango con su mano y

los que no checaron el pronóstico del tiempo antes de salir de su

casa con un libro, un plástico, o una bolsa para no mojarse.

Otra vez volví a oír la campana retumbar. Sin embargo,

no era la misma campana del café, sino las campanas que

colgaban del campanario. Era tan fuerte el sonido que te

ensordecía. A lo lejos se oían los cantos y los rezos de aquellas

mujeres con manto negro, mostrando su cara sobria, pura y en

Page 22: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 14 -

paz. Era el convento Reina del Cielo, una comunidad religiosa

bajo la Iglesia católica.

Las calles cada vez se iban vaciando, ese espacio lineal

adoquinado, esa circulación se iba deshabilitando por el mal

tiempo. Los vendedores de frutas y frituras llevaban sus carros a

las estaciones de metro para esperar que pasara la lluvia y poder

regresar a salir a vender. En su espera preparaban chicharrones

con salsa roja, chile en polvo, crema blanca y un toque de limón.

La gente se resguardaba en el metro, ya que era uno de los

lugares donde te podías proteger de las inundaciones y no caer en

un charco y terminar empapado. La tela velluda y los hilos que

formaban un pelo corto de mis zapatos de terciopelo ya habían

perdido su suave sensación.

Alejándose de mí y yo de él, y sin mirar hacia atrás,

hacia lo que ya habíamos vivido, decidió redactar una carta. Por

ese medio de comunicación expresó sus sentimientos y la envió a

un receptor. Ese recetor era yo. El nombre y la dirección del

remitente aparecían al reverso del sobre. Leí la primera palabra y

ahí pare. Ya sabía la dirección. Sabía que venía de un lugar de

2080 habitantes, del territorio de la provincia de Potenza.

Perdí la cuenta de la cantidad de preguntas que me hice.

¿Sería cortés y amable? ¿Buscaría impresionarme positivamente?

¿Redactaría favorable a mis intereses? No me imaginaba lo que

Page 23: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 15 -

había dentro de ese pequeño sobre, el cual estaba sellado con un

toque de su saliva. ¿Habrá sido enviado por avión? ¿De

urgencia? ¿Será larga? ¿Precisa? ¿Tendrá precisión, exactitud y

me dará información completa? Por más que lo conociera, era

todo un misterio. Nada más me hacía preguntas, que con sus

respuestas podría llegar a resolver mis dudas y secretos y poder

hacerme aclaraciones.

Page 24: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 16 -

Un olor y un sentimiento que persiste durante horas

La lámpara alumbraba el cuarto, pero aumentaba la

iluminación el candil con piedras cristalinas que colgaba

exactamente arriba de mi cama. La pintura de los cuadros

brillaba como si estuvieran recién pintados. En mis mejillas caían

unas gotas de agua. Esta vez no era lluvia, eran mis lágrimas

como símbolo de consterno, debilidad y posiblemente fracaso.

Las palabras, las oraciones, los puntos, las comas que

componían la carta eran un trabajo hecho con el corazón. Un

trabajo sincero y sin errores. Un vocabulario exacto y cortés. Una

redacción completa y ordenada con puntuación adecuada.

Empezaba por un saludo y terminaba con su despedida,

escribiendo su nombre en la parte inferior de la carta y para

terminar su firma: Galluchi.

El dulce olor de leche quemada con azúcar penetraba

hasta mi cuarto. La Sra. Cristina Gorojovsky, mi vecina, una

mujer católica casada con un judío. Siempre con un rosario en la

mano, la veías caminando por la calle amplia y alargada, hacia la

capilla del Convento de Reina del Cielo. La puerta de su casa se

ubicaba frente la mía. Con una pequeña diferencia, en la parte

superior derecha de su puerta de caoba había una mezuzá. Una

Page 25: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 17 -

pequeña caja hueca de aproximadamente 10cm que se fija en las

entradas principales de las casas con una posición inclinada,

cuyo significado es compromiso a la religión judía. Una vez a la

semana, la Sra. Cristina preparaba cremé brulee durante las

noches. Una exquisita y fina combinación de yemas con crema

de leche y con su último toque de una ligera capa de azúcar

quemada, dejando una textura crocante, deliciosa y dulce. A

veces un poco de chocolate o simplemente solo. Ya era un hecho

que una noche a la semana cenara la especialidad de la Sra.

Cristina con una taza de té de manzanilla o hasta un vaso de

leche descremada fría.

Mis pies descalzos al pisar el tejido de lana que cubría mi

cuarto me calentaban. Las flores naranja rojizo con un toque de

ámbar amarilloso y las ramas café claro de la alfombra, le daban

color y vida a mi recámara, haciéndola más acogedora. Se

empezaban a escuchar ruidos en mi panza, tenía hambre, el café

y el pastelito de la tarde no habían sido suficiente.

Page 26: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 18 -

Las palabras nunca serán suficientes ni con una creme

brulee

Era un consterno el sentimiento dentro de mí. Era

indescriptible e inexplicable. Un conjunto de pensamientos

mezclados, positivos y negativos. Las palabras no eran

suficientes para describir sus ojos brillosos, claros, que reflejaban

y expresaban un cierto cariño y afecto. Las palabras que salían de

su boca, con esa voz suave, dulce y tierna, que la mayoría de las

veces quería callar con un beso. Su presencia, sus brazos que

rodeaban mi cuerpo. El ritmo de mis palpitaciones incrementaba,

se aceleraban con el simple hecho de ver su sonrisa, ver sus rizos

rojizos. No sabía cómo llamar lo que sentía en el momento

cuando mis labios tocaban la suavidad de los suyos. No podría

describirlo, aun no lo sabía. Lo único que sabía era que lo

extrañaba, que quizá aun era amor sin importar la distancia.

El sonido del timbre se escuchó y al segundo la voz de

una mujer gritó mi nombre. La Sra. Gorojovsky y su cremé

brulee me hicieron la noche ese 22 de noviembre. Me cambió el

estado de ánimo, borró por completo mi día y eliminó los

pensamientos que en ese segundo tenía. Esa noche no acompañé

esa receta culinaria con leche. Abrí el cajón y saqué la pequeña

bolsita sellada de nailon con hojitas de té, el cual tenía una

Page 27: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 19 -

pequeña etiqueta de papel unida con un trozo de cordel que decía

Chamomilla. Fue una perfecta combinación esa infusión con la

deliciosa receta de mi vecina.

Definitivamente tenía una buena memoria . Conservaba

mis ideas y mis experiencias. Todo se quedaba grabado en mí, se

iba creando una suma de emociones que cada vez era mayor. Si

el azúcar no había borrado mis pensamientos, esperaba que el

sueño sí.

Page 28: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 20 -

Galluchi Crechenzo Rubinetti

Italiano, ojos verdes, pelo rizado rojizo. Joven de familia,

trabajador y estudioso. Nació el 27 de octubre de 1983 en

Pescopagano, Italia. De muy pequeño desarrolló su gusto por la

política. Toda su infancia la pasó en el pequeño pueblo donde

nació, en donde su madre es la doctora del pueblo. En su

adolescencia estudió en Roma su carrera profesional de Ciencias

Políticas. Estudió en España por unos cuantos meses y fue donde

aprendió hablar muy bien el español. Muy apegado a sus abuelos

paternos y a su abuela materna.

Además del agrado por su carrera, tiene un gran gusto

por la cocina y los vinos. Prepara las mejores pastas y combina

con los mejores vinos. Su amabilidad, su cortesía y

principalmente su caballerosidad forman su modo de ser. Su

manera de pensar y opinar en cualquier tópico, ya sea política,

religión o economía lo hace único y lo caracteriza. Nunca se

deja vencer por nada y lucha por lo que más quiere.

Page 29: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 21 -

Ortografía perfecta

Sinceramente esa tarde nada más había leído la

introducción y el final de las palabras de Galluchi. No sé porqué

no había leído el desarrollo. Quizá era miedo o inseguridad al

futuro o simplemente temor al siguiente capítulo de mi vida. Esa

era la razón de mi inquietud, intranquilidad y nerviosismo.

Después de haberle dado brillo a las hebillas de mis zapatos

negros y haberle quitado el polvo a los cabellos finos, abrí el

sobre rosado y extendí la carta tamaño oficio. Aprecié y sentí la

textura donde la pluma de tinta negra había hecho su recorrido

hasta llegar al final con letra cursiva y la G mayúscula que decía

Galluci.

Darle la vuelta a las cosas no era la mejor manera de

enfrentarlas. Cómo iba a saber que entre el saludo cordial y la

despedida cortés y educada hubiera algo que no me agradara.

Quizá me iba a contar acerca de su nuevo amor, tal vez sobre sus

diplomados, sobre política, religión, o hasta del carro que tanto

había querido comprarse.

Mis manos inquietas temblaban. Las múltiples medallas

de vírgenes y santos que colgaban de mi pulsera de oro hacían un

ruido al chocar una con otra, un sonido que solo en el silencio se

Page 30: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 22 -

podía percibir. Un ambiente tenso y melancólico dentro de esas

paredes de concreto, una luz amarilla y serena que trataba de

remplazar el agobio por la sensatez y madurez. La sensibilidad

de mi oído me hacía escuchar cualquier cosa y hacía que me

distrajera y no pudiera leer con tranquilidad y serenidad.

Mi vista pasó por la primera oración. Se escuchaba como

movían los muebles de un lugar a otro en el departamento de

arriba. Leí la segunda y la tercera. Si me pusiera un espejo

enfrente podría ver una sonrisa enrome delineada con mis labios

con un toque de labial rojo carmesí y unos ojos deslumbrantes

como los que ponía cuando me tomaba de la mano.

Era inexplicable el efecto que estaba haciendo la carta en

mí. La alegría que iba adquiriendo al leer cada palabra. Contadas

veces me había sentido así. Esa sensación ya la había vivido,

justo el día que lo conocí, en el mismo momento que lo vi.

Cuando con su voz, con un toque de italiano y español, me

llamó. No sé si fue su acento, su entonación, la manera de verme

o su pelo rojizo. Lo único que sabía era que me había encantado

y fascinado.

La cuarta, la quinta, sexta y séptima oración leí. Seguían

moviendo los muebles de arriba. Cada vez el sonido se iba

desvaneciendo. Sin embargo, ese ruido que creaban las patas de

los muebles al deslizarse en la madera me distraía y no me

Page 31: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 23 -

dejaba disfrutar lo que leía. Pero no quería dejar de leer sus

oraciones tan completas como las imaginé. Empezaban con letra

mayúscula, las palabras se dividían por medio de comas y

finalizaban con un punto. Oía su voz en mi mente, su acento, sus

risas que probablemente existieron a la hora que las escribía, en

la pausa entre oración y oración.

Page 32: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 24 -

Un cielo nublado y un par de botas para la lluvia

El aroma del incienso penetraba en las paredes rugosas

de las cortinas, por los espacios donde no vestían la ventana

entraban los rayos de luz. Las resinas aromáticas vegetales con

aceites esenciales de origen animal despertaban mi olfato de una

manera muy sutil. Abrí las puertas del clóset y en seguida el

penúltimo cajón de arriba hacia abajo. Mis pies cubiertos con los

calcetines grises tocaban mi ropa interior. Levanté las manos lo

más que podía para alcanzar mis botas de lluvia. No quería

volver a tener mi mirada hacia abajo, brincarentre los charcos y

mucho menos ensuciar otro par de zapatos. Esta vez quería ver

hacia arriba, ver como las hojas secas de los arboles estaban

listas para caer. Seguí estirando los brazos, pisando mis calzones

y convirtiendo mis brasieres de copa C a B. Hasta que finalmente

alcancé.

Tomé mis botas de plástico de suela negra, con un fondo

negro y unas líneas beige perla. Mi rompe vientos y una bufanda

negra con unos cuantos tonos de dorado, puesta sobre mi cuello

con cierta soltura como si fuera un collar. Mis rizos habían

quedado atrapados por la bufanda, agarré un broche dorado,

saqué el cabello y lo recogí.

Page 33: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 25 -

Del mango de madera sintética, tomé el paraguas.

Guardé la carta en uno de los compartimentos de mi bolsa y me

aseguré que la cremallera hubiera unido las dos partes. Cerré la

puerta, metí la llave en el ojo de la cerradura y bajé las escaleras

sosteniéndome del barandal de hierro que formaba siluetas

redondas y figuras orgánicas que probablemente eran del art

nouveau.

Me dirigí hasta la casa de Luis, caminando por los

anchos camellones de Masaryk, viendo la cantidad de árboles,

unos con hojas y otros no. En ese mismo momento me di cuenta

que algo faltaba y estaba ausente. Faltaba él y las flores de color

azul violáceo de las jacarandas en primavera.

Tenía que leerle la carta a Luis y anunciarle lo que estaba

pasando. Él sabía toda mi historia y la cronología de mi relación.

Era como mi diario, a él le contaba todo, mis sucesos, aventuras

o cualquier tipo de anécdota interesante, graciosa, preocupante o

hasta aburrida. Él con gusto prestaba atención, las reflexionaba y

me hacía observaciones y comentarios. Lo mejor eran sus

consejos y sugerencias.

Page 34: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 26 -

Diferente religión, diferentes costumbres, pero misma

emoción

De origen Colombiano, nacido en Cali, Luis Lozano-

Paredes. Alto, delgado, de pelo muy rizo, negro, ojos grandes y

con unas facciones exquisitas. Aquel judío con el que me

identificaba perfectamente. Unos pocos meses más pequeño que

yo. Nos habíamos conocido en el despacho de arquitectura.

Cuando comencé a trabajar, él ya llevaba unos meses, así que fue

mi guía, ayuda y orientador durante casi un mes. Terminamos

conociéndonos cuando las tardes de primavera nos reuníamos en

mi departamento, abríamos las ventanas para que el aire corriera

y juntábamos ideas convirtiéndolas en espacios y en arquitectura.

Formábamos un excelente equipo, ya que me especializaba en la

restauración de obras antiguas de arquitectura y él en los

espacios interiores. Cuando el estrés se llenaba en nuestras

mentes y nos bloqueábamos, poníamos un poco de jazz para

tranquilizarnos y poder continuar trabajando. Luis siempre

ayudándome, apoyándome y más que todo consintiéndome.

Nunca llegaba con las manos vacías a mi casa, siempre con una

bolsa llena de panes rellenos de dulce de leche, café caliente o

hasta manzanas.

Page 35: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 27 -

Después de haber cruzado cuadras y cuadras llegue a su

edificio. Un departamento pequeño de una recámara, pero con

una cocina muy amplia. El portero no me conocía, ya que

siempre me volvía a preguntar mi nombre. Probablemente fuera

que la mayoría de las veces, las juntas de trabajo eran en mi casa.

Aprovechando mis días libres y que tenía una gran noticia toqué

la puerta de su casa. Puerta similar a la de la Sra. Gorojovsky, ya

que también tenía la mezuzá, pero con diferente inclinación.

Sentada en el sillón de piel negro con unos cojines verde

limón, tejidos, rellenos de pluma, veía desde el séptimo piso

como la gente pasaba y como hojas secas caían en su balcón.

Luis detenía con sus dos manos la carta. Detenidamente la leyó.

Cada dos oraciones se detenía y hacía gestos de sorpresa y

entusiasmo.

Mi principessa

No puedo creer lo rápido que pasa el tiempo. Cuánto ha pasado

desde la última vez que te vi, la última vez que nos despedimos

hasta el día de hoy. Recuerdo perfectamente, bajabas las

escaleras y yo en el comienzo de ellas viéndote bajar. En ese

preciso momento sentí que todo lo nuestro iba a morir para

siempre, que ese sería ya nuestro final y que te iba a tener que

Page 36: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 28 -

borrar de mi mente. Después de ese adiós no pase muy buenos

períodos. Esos chocolates que me diste fueron mi compañía.

Caminé todas las calles de Florencia con la caja plateada llena

de chocolates rellenos de caramelo, recordando todo lo nuestro.

Creía que sería una lástima dejar todo atrás, perder todo y

olvidarlo. Esa misma tarde me comí todos los chocolates,

dejándome un dulce sabor en mi boca que me recordaba a ti.

No es lo mismo estar sin ti. Tantas cosas han pasado y creo que

muchas han sido por tu ausencia, tu falta, por la separación y

ese apartamiento que hay entre los dos. Por otra parte, te quería

decir que hice la mejor inversión con mi dinero. Cada centavo,

cada peso y cada billete que recibí durante mi trabajo en verano,

lo ahorré para poder comprarte el pasaje para que vengas a

verme al país en donde casi el noventa por ciento de la

población es católica, en donde se cocinan las mejores pizzas y

más que todo, pastas. Sin olvidar que es el país en donde están

los mejores viñedos y donde crecen las mejores uvas que son

transformadas en vinos.

Así que prepárate ya que pronto estarás en Pescopagano.

Comiendo una pasta bañada de salsa roja de tomate, una pasta

ya sea spaghetti, tagliatelle, fettuccine, linguine o tu pasta

favorita, esa pasta rellena en forma de paquetito cuadrado:

ravioles.

Page 37: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 29 -

Me imagino que tienes tu agenda repleta de pendientes y

trabajos, así que tienes pocas semanas para organizarte. En

menos te lo esperes estarás aquí conmigo. Durante esta semana

te llamaré.

Un fuerte abrazo. Con cariño.

Galluchi.

Un poco de música mizrahit de la cantante israelí Sarit

Hadad, que Luis oía y bailaba cuando estaba de buen humor,

cuando alguna de sus conquistas le marcaba, cuando había una

buena notica o cuando cocinaba cuscús, el plato tradicional árabe

hecho a base de sémola de trigo. La carta ameritaba bailar un

poco de mizrahit, esa música de influencia árabe. La típica

música que combina elementos de Europa, África y países

transportados a Israel por los judíos migrantes. Aunque no

entendía nada de lo que decía, yo bailaba y daba vueltas

alrededor de la sala. Luis cantaba algunas de las frases en árabe,

griego y turco y yo giraba sobre un mismo eje. Mi falda negra se

movía con el ritmo del sonido del violín, cuando una de sus

cuatro cuerdas flexibles ocasionaba una sonoridad afinada.

El descorcho de una botella y el fin de ella

Page 38: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 30 -

Aun no sabía que estaba pasando o que iba a suceder,

todo era un misterio. Mi futuro no estaba claro y poco a poco lo

tenía que ir descubriendo. Era una duda y una incertidumbre el

saber que iba a transcurrir entre nosotros el día de mí llegada a

Pescopagano. No solamente iba a llegar a uno de los pueblos

mágicos de Italia, sino donde él nació y donde vivió toda su

infancia.

Las setenta y dos horas de libertad, de independencia y

de mi tiempo libre habían terminado. Ya era el comienzo de la

semana, el inicio de mis trabajos, la llegada de nuevos planes, el

principio de una nueva etapa y el arranque de mi cuenta regresiva

para llegar a sus brazos . En fin, era lunes, el primer día de la

semana laboral.

Lo único que hacía era contar las horas, los minutos y los

segundos para poder dejar de estar sentada en esa silla de oficina,

viendo una pantalla llena de líneas que creaban arquitectura. La

música rock que salía de las bocinas del compañero de al lado,

oír que el teléfono sonaba cada cinco minutos, las hojas salir de

la copiadora, la arquitecta moviendo el pie y el tacón de su

zapato retumbando en el piso de mármol. Los perros ladrando a

las seis de la tarde cuando todas las señoras los sacaban a pasear.

Era un poco difícil concentrarme y centralizarme en el trabajo.

Page 39: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 31 -

Sin embargo siempre pensaba en las dos palabras que aprendí de

Luis, que dicen poco y al mismo tiempo dicen todo: paz mental.

Cuando había estrés, complicaciones, problemas u obstáculos la

unión de esas dos palabras eran suficientes para tranquilizarnos.

Las seis horas con treinta minutos se pasaron un poco

lentas. Ya lista con un pie fuera del trabajo, para ir al parque

México y relajarme un poco con Laura. Laura, mi mejor amiga

desde que estaba pequeña, con la que tengo todos los recuerdos

de mi infancia, la que iba a mi casa a jugar a las escondidas o a

las muñequitas y después que pasaron los años, crecimos y

coincidimos en irn a estudiar y a trabajar al mismo lugar, donde

fortalecimos nuestra amistad.

Camine tranquilamente, pisando la sombra de las copas

de los árboles y oliendo el café cada que pasaba por un cafecito

en la Avenida Masaryk. Una calle ubicada en la colonia Polanco,

una lujosa avenida en donde se encuentran las más prestigiosas

boutiques que hay en la Ciudad de México, además de los

mejores restaurantes.

Pasaba por las largas filas que se hacían afuera de los

puestos de churros rellenos de chocolate y azúcar. Niños jugando

por toda la calle sosteniendo un churro envuelto de un papel café,

donde se veía la mantequilla que se traspasaba. Así como

disminuía la temperatura, aumentaban los adornos brillantes por

Page 40: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 32 -

las avenidas. Las calles estaban empapadas de decoraciones e

iluminaciones, tapizadas de verde y rojo que eran mi fascinación

y encanto. Sobre todo mi felicidad. La mejor época del año:

navidad.

Era un poco difícil llegar hacia el parque, ya que la calle

estaba repleta de tiendas de ropa. Lacoste, Marc Jacobs, Roberto

Cavalli, Max Mara, DKNY, Zara y mucho más. Era inevitable

entrar a las tiendas y ver la ropa,sobre todo si era de temporada

nueva. Entraba a las tiendas, buscaba por dentro de las prendas el

pedazo de papel que indicaba el precio con un signo de pesos con

unos cuantos dígitos y salía con una bolsa extra. No había

ocasión en la que no llegara con Laura a presumirle y modelarle

lo que acababa de comprar unas cuantas cuadras antes de llegar.

Siempre me decía que debía buscar otra ruta u otro trayecto para

evitar ese tipo de compras, o sencillamente no llevar ningún

centavo para evitar tentaciones. Sin embargo, yo siempre le decía

que la mejor solución era cambiar de punto de reunión.

Me tenía prohibido entrar a tiendas que se relacionaran

con moda, vestimenta o calzado. A la única que tenía derecho a

entrar era a Las uvas moradas. Una vinoteca un poco pequeña,

un cuadrado de 4 x 4 en donde las paredes estaban forradas y

cubiertas de botellas de vinos clasificados dependiendo de la uva,

color, región y viñedo. Vinos espumosos secos, blancos, con

Page 41: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 33 -

sabores a frutas, añejados en barriles, rosados, tintos, aromáticos,

en fin, podías encontrar cualquier tipo de vino. Pisaba un pie en

la duela que cubría los 16 metros cuadrados y una voz suave me

preguntaba si quería la misma botella de todos los lunes. Me

envolvía dentro de una bolsa de papel café con unas asas

salientes, la botella de vidrio rodeada con una etiqueta blanca con

azul que decía Montepulciano D'Abruzzo. Al salir volvía a oír

esa voz, la misma frase de casi todos los lunes: “deleite el vino

como se debe y la veo pronto”.

Mis zapatos empezaron a pisar un material suave, vivo y

natural. Entraba al espacio verde con detalles Art Decó. En sus

bancas, una estatua de una mujer de dimensión monumental con

dos relieves a los lados y unos cuantos espejos de agua, fuentes,

cascadas y un pequeño lago. Un puesto móvil de tacos. Un carro

de cuatro llantas con un toldo de colores, de plástico, cubría a la

gente que comía tacos de carnitas en una tortilla de harina o

maíz, bañados de salsa roja molcajeteada, acompañado de

refresco gaseoso en lata fría.

Ya era una tradición juntarnos los lunes. Comenzábamos

la convivencia y también la cata del vino. Experimentábamos el

vino a través de la vista, el olfato y el gusto. No había nada

mejor que acompañar una buena plática y compañía con la

bebida alcohólica elaborada por la fermentación del jugo de

Page 42: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 34 -

uvas. Mientras yo le daba tragos a la botella, recibía consejos,

recomendaciones y lecciones de Laura. Si no hacia una pausa y

seguía hablando, podía terminarme la botella completa de un

litro y medio de vino italiano de la región Abruzzo. Unas cuantas

rebanadas de jamón serrano junto con un toque de queso gouda,

ese queso holandés, suave, cremoso, en forma de rueda y otras

cuantas rebanadas de queso brie de cabra. No nos bastaba con las

rebanadas de jamón, queso y las mordidas de pan sino que

terminábamos la plática siempre en mi casa o en la suya,

haciendo el cierre y las conclusiones de lo que habíamos

platicado esa tarde con unas rebanadas y mordidas de pan.

El regreso fue por el mismo corredor repleto de árboles y

gente. Niños, señoras, ancianos que iban a diferentes direcciones.

Caminando bajo ese techo ya oscuro, lleno de objetos

astronómicos que brillaban con luz propia y una luna llena. Las

luces se reflejaban en el asfalto. Las luminarias no eran

necesarias, ya que las naturales eran suficientes para iluminar el

camino a casa. Un viento frio corría en la misma dirección que

yo, del norte al suroeste. La fuerza del viento era fuerte y venía

acompañado con polvo, el cual ya había entrado a mis ojos y

hacia que no tuviera visibilidad. No me permitía ver los objetos

que se encontraban a distancia, más que la sombra de Laura y su

cabello largo, negro, brillante, volándose. Ese lunes decidimos

terminar la noche ahí. Ya era tarde y hora de llegar a casa.

Page 43: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 35 -

Preparándome para estar a tu lado

Mañanas, tardes y noches llenas de felicidad habían

pasado. Minutos y segundos que eran restados a mi cuenta

regresiva para el viaje. Con tantos preparativos navideños,

Page 44: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 36 -

fiestas, posadas y demás se iba a pasar el tiempo tan rápido, que

en un abrir y cerrar de ojos iba a estar en Pescopagano. En las

últimas llamadas con Galluchi me había comentado que

esperaban uno de los fríos más fuertes para ese invierno, frío que

no había hecho desde 1995. Así que aproveché las ofertas

navideñas para comprar todo lo necesario, para poder luchar

contra el fríode Italia. Abrigo de lana, guantes para proteger las

manos de hielo y vientos, bufanda de acrílico, botas de piel para

la nieve y unas cuantas térmicas para calentar mi cuerpo .

Al salir del trabajo Luis me acompañó a comprar lo que

me faltaba. Era el acompañante indicado, ya que me ayudaba a

escoger y aprobar las compras. Entrabamos al centro comercial

y no salíamos de ahí hasta entrar a todas las tiendas y salir con

mínimo una bolsa en mano. Mi tarjeta pasó por las terminales

una, dos, tres y cuatro veces. Trecientos pesos, quinientos

cincuenta pesos, doscientos cuarenta y seis pesos y setecientos

doce pesos, firmé. Cuatro veces con una letra cursiva escribí mi

nombre en un papel pequeño donde números y signos de pesos

aparecían.

Tenía ya la mayoría de las cosas, pero faltaba el pino de

navidad para mi casa. Un jueves por la tarde, cuando el sol ya no

iluminaba, el termómetro marcaba once grados, la sensación

Page 45: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 37 -

térmica siete, y cuando faltaban dos semanas, catorce días para

Navidad, salí a la feria del pino a comprarlo.

Una probadita de mi cultura mexicana

La feria llena de árboles altos, bajos, robustos y

delgados. Era difícil seleccionar el mejor, ya que había diversas

Page 46: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 38 -

opciones. Tardaba tanto en escogerlo que podría pasar horas ahí

observando uno por uno. De pequeña gozaba mis idas a la feria,

donde podía disfrutar estar oliendo las ramas, midiendo el

diámetro de las copas y encontrando el que más me gustara.

Rondé por toda la feria, varias veces sin prisa alguna. Un

chocolate caliente en un vaso de plástico sostenía con mis manos,

oliendo el aceite con azúcar y canela de los churros que vendían.

Nacimientos elaborados manualmente en madera o algún

material sintético, de una variedad de tamaños y precios. Metros

de cable con más de cien focos pequeños emitiendo luz y gente

gastando su aguinaldo. Más tarde, después de casi dos horas

decidí cual era el pino indicado para mi casa y salí con algún

antojito mexicano.

Después de haber hecho la compra, me dirigí hacía el

mercado El Chorrito, que se ubicaba a dos cuadras de la feria del

pino. Un mercado establecido en uno de los barrios más

conocidos en el D.F.; Tacubaya. Una gran cantidad de piñatas

como representación de la fé y de la virtud por vencer al pecado,

con picos de colores de papel maché colgadas de una cuerda

desde lo alto de la estructura metálica del mercado. Picos

representando los siete pecados capitales y los brillantes colores

como amarillo, rojo, verde, naranja y celeste simbolizando la

tentación.

Page 47: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 39 -

Un espacio que transmitía la cultura y el arte popular

mexicano. Canciones rancheras, corridos y mariachis como

símbolo de la identidad cultural mexicana. Más de veinte locales

repletos de frutas y verduras que creaban un ambiente colorido, y

puestos de comidas empapadas de grasa y manteca lo cual le

daban el sabor a cualquier paladar. Bolsas de plástico rellenas de

zanahoria, pepino y jícama con chile en polvo y limón, tomates

rojos, granada dulce, plátanos maduros, mangos ácidos, entre

más, era lo que vendían. El olor y el humo de elote asado,

preparado con queso amarillo, crema blanca que abarcaba todo el

mercado. Era inevitable salir de ahí sin darle una mordida a una

quesadilla caliente con queso derretido y flor de calabaza.

Page 48: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 40 -

Arlequines y recuerdos que iban formando laberintos y

relatos

Terminando la semana, después de haber hecho un

montón de planos de iluminación en planta, alzado y detalles, y

Page 49: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 41 -

de diseño de interiores, llegue directo a casa a adornar el pino.

En el instante en que abría la puerta olía lo fresco y lo natural

del pino. Con música navideña de fondo y una copita de vino,

empecé a decorarlo. Cantando Noche de Paz y colgando esferas

de vidrio, adornos de fieltro, luces en forma de perlas, listones

dorados, noche buenas con brillantina y arlequines, aquellos

personajes clásicos de la comedia del arte de un tipo de teatro

aparecido en Italia en el siglo XVI con un traje de rombos

multicolores, atractivo y elegante, colocando en la punta del

árbol como símbolo de fe y de guía el elemento más importante

de la decoración: la estrella. De alguna manera, todo me

recordaba a Galluchi, faltaba muy poco para poder verlo, entre

más se acercaba la fecha más feliz estaba.

Empecé a recordar esa navidad, cuando me preparaba de

comer y cenar comida italiana, sin hablar del desayuno, ya que él

nada más se toma una pequeña tacita de café espresso que no

supera los 30ml. Un sorbo de pocos mililitros que dejaba fluir

por toda la cavidad bucal, encontrando el adecuado equilibro

entre lo dulce y lo amargo. Esa bebida compleja de una

concentración de notas aromáticas era lo que lo mantenía

despierto y era lo que me conservaba enamorada.

Recuerdo perfectamente cómo fue la primera vez que lo

vi, como lo conocí y como me enamore de él…

Page 50: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 42 -

Un millón y medio de habitantes y tú

El invierno pasado había conocido a Galluchi, en uno de

los viajes que realicé para tomar cursos de arquitectura. Pasé

Page 51: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 43 -

todo el período de diciembre en la ciudad situada al norte de la

región central de Italia, capital y ciudad más poblada de la

provincia homónima y de la región de Toscana, de la que es su

centro histórico, artístico, económico y administrativo: Florencia.

Dentro del millón y medio de habitantes me había topado con él,

una noche días antes de navidad, en una tienda de vinos junto a

La Piazza della Signora. Faltaban pocos días para las fiestas y

antes que se terminaran todos los buenos vinos fui a comprar.

Mi italiano no era muy bueno, hacía todo lo posible para

hablar lo más que pudiera. El pasado, presente, futuro y

pospretérito los combinaba, pero al final de cuentas siempre me

entendían. Esa noche tuve dificultad para que me entendieran.

Un señor de la tercera edad me recibió al entrar a la tienda, no

me escuchaba y yo no sabía lo que me decía. De pronto sentí un

soplo frio y húmedo, alguien había entrado a la tienda. Un

pelirrojo, un italiano. Era Galluchi.

“Principessa, come ti posso aiutare?” Las primeras

palabras, la frase inicial que salió de su boca. Un gorro grisáceo

de estambre resguardaba gran parte de sus rizos rojizos que muy

apenas se apreciaban. El cargaba una caja llena de botellas de

vino y con una mirada hacia mí dirigió esas palabras. Por un

momento mi mente quedo en blanco. Las pocas palabras italianas

que sabía se me habían borrado por completo. En un instante lo

Page 52: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 44 -

único que oía era el viento que retumbaba en la puerta y la

conversación entre el anciano y él.

El Sr. Fabrizzio, su abuelo paterno, el dueño de la

vinoteca. De raíces italianas, pelo castaño, ojos rasgados azules.

Con anteojos redondos, barba larga blanca, ceño fruncido y con

problemas para oír. Galluchi, durante las vacaciones aprovechaba

las tardes del invierno para estar con sus abuelos. Viajaba

kilómetros para llegar de Pescopagano a Florencia, para deleitar

las diferentes uvas, ayudarle a su abuelo a vender y pasar las

celebraciones decembrinas en esa encantadora ciudad

renacentista, repleta de alegría, aliento y espíritu.

Después de escuchar toda una conversación en italiano,

Galluchi me atendió de una manera muy especial, ayudándome a

escoger el vino perfecto. Primero que nada me preguntó para qué

ocasión y evento lo quería, y después, detenidamente y sin prisa

me ayudó. Una serie de preguntas me hizo, preguntas sin sentido

y preguntas innecesarias, lo único que queríamos hacer era seguir

viéndonos el uno al otro. Después de más de media hora salí de

ahí.

No solamente salí de la vinoteca con una Amarone della

Valpolicella del año 1997, sino también con una invitación a una

cena navideña con una familia italiana. Cuando se enteró que la

Page 53: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 45 -

botella la quería para celebrar una navidad sola, me hizo la

invitación de inmediato sin pensarlo dos veces.

Me emocionaba el saber que iba a vivir la experiencia de

celebrar una navidad sola fuera de casa con una familia de

diferente cultura. Principalmente estaba entusiasmada ya que lo

volvería a ver. Jamás voy a olvidar como salí de esa vinoteca.

Tomando fotos de toda la arquitectura, como una turista, con una

sonrisa inmensa que se apoderaba de mi rostro.

Page 54: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 46 -

Una sonrisa y una rebanada de panetone

Abrigada con un saco negro largo de lana, que cubría mi

vestido rojo grueso con botones plateados al frente y cuello de

tortuga. El frío entraba por mis piernas. Las medias de nylon y

las botas de piel no eran suficientes para los menos tres grados

centígrados. Recorriendo una de las plazas del casco antiguo de

la ciudad, la plaza en forma rectangular con elegantes palacios

del siglo XVI. Palacios bañados de historia, de pasado y

alumbradas con postes altos decorados con guirnaldas. Un pino

de navidad de más de tres metros de altura frente a la iglesia de

Santa María Croce, junto a la estatua de Dante Alighieri; el gran

poeta florentino.

Page 55: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 47 -

El aire circulaba del Norte al Sur, el viento helado que

seguramente nada más yo lo sentía. Un conjunto de pequeños

cantando villancicos navideños alrededor del árbol. Cargando en

sus manos un libro con partituras, con letras de canciones y

palabras que eran transformadas en música. Los catorce de ellos

uniformados, con un abrigo café oscuro y con un moño azul

marino en la parte inferior del cuello con pespunte dorado,

entonados, cantando una melodía clásica. El coro interpretando

piezas musicales, vocales de manera coordinada dividido en

sopranos y contraltos.

Me pare frente a la iglesia, observando los detalles

arquitectónicos de la fachada neogótica y escuchando la gran

sintonía de los cantos y el viento. Saqué de mis bolsillos el recibo

de la compra de la botella, en cuya parte trasera Galluchi había

Page 56: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 48 -

escrito la dirección de casa de sus abuelos, donde celebraríamos

la navidad.

Esa mañana, al salir a comprar la harina, los huevos, la

mantequilla y el chocolate para hacer las galletas para llevarlas a

la cena, había pedido que me explicaran con detalle cómo llegar

al sitio. Permanecí por un par de minutos observando su

caligrafía y el trazo de su letra. Via Guelfe 11. Crucé los brazos y

continué mi trayecto.

Tras varios minutos de caminata por las calles desoladas

de la ciudad, iluminadas con faros, empecé a distinguir las casas

que el señor de la tienda me había detallado por la mañana. Me

aproximé a la puerta con el número once mientras me componía

mi cabello que había sido despeinado en el recorrido. La neblina

no me dejaba ver en su totalidad, pero sabía que era Galluchi el

que me había abierto la puerta en seguida de haber tocado dos

veces el portón de madera.

En ese preciso segundo todas las ideas daban vuelta por

mi cabeza, no sabía en qué instante había decidido llegar a casa

de unos desconocidos, unos extraños y unos italianos. No

solamente llegar a su casa, sino pasar una fecha muy importante:

la Nochebuena Sinceramente nada más quería volver a verlo .

Page 57: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 49 -

Muy atento, respetuoso y caballeroso me pidió mi saco y

las galletas que se encontraban en una caja blanca con figuras

navideñas. Detenidamente me iba quitando el saco, ya que no

podía dejar de ver los muros que estaban forradoss con retratos

de su familia. Mis ojos se desviaban para todos los lugares,

apreciando cada detalle.

Todo era diferente para mí, sin embargo, la temperatura

dentro del hogar, el olor, las risas y la música era lo que me hacía

sentir en casa. Unos cuantos tragos de vino, degustando el sabor

suave del vino italiano, de frutos rojos, cerezas amargadas con un

gran olor. Un brindis, haciendo todas las copas chocar de manera

muy sutil una con otra. Conversaciones agradables y atractivas

con gente encantadora, interesada por mi cultura y por mí.

Hablando sobre las tradiciones mexicanas, el tequila y la historia.

Sentados en una mesa acompañando la plática con un aperitivo.

En seguida saboreamos un delicioso espagueti con almejas,

pescado, verduras y fruta fresca y para finalizar una rebanada de

panetone, el postre tradicional de navidad en Italia.

Page 58: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 50 -

Un souvenir para México

Después de esa noche de navidad no sabía si iba a ser la

última vez que lo vería. No sabía si sería una amistad de un día o

si seguiríamos en contacto. Los días continuaban cada vez más

fríos, mi cuerpo se cubría totalmente por la bufanda, el abrigo,

los guantes y el gorrito. Lo único que se veían eran mis ojos. Era

necesario ponerme todo eso para poder sentir un poco de calor.

Page 59: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 51 -

El curso de arquitectura ya no era mi prioridad. Lo único

que pensaba era en Galluchi, ya que quiera volver a verlo. Quería

terminar para poder gozar Florencia.

Después de la cena en casa de sus abuelos y de haber

pasado un tiempo inolvidable habíamos quedado en hablar. Pasó

el veinticuatro, veinticinco, veintiséis y veintisiete de diciembre

y no había hablado con él. Habíamos quedado en hablar, pero

ninguna señal de él había recibido. Para el tercer día ya me había

dado por vencida y pensaba que todo había terminado y que

solamente sería un italiano como cualquier otro que veía en cada

esquina de Florencia. Probablemente mi souvenir para México

iba a ser mis recuerdos con él en esa noche de navidad.

Fotografiando mi presente

La tarde del veintiocho de diciembre, después de haber

salido del último día del curso de la Universidad de Florencia,

caminé hacia el hotel para dejar todos mis libros y poder salir a

turistear. Terminar de ver todo lo que me faltaba y tachar de mi

lista todos los lugares artísticos y turísticos que debía conocer.

Tomando fotos por toda la plaza, apreciando toda la arquitectura,

la gente, el clima y sobre todo la vida italiana. Gente acogedora y

Page 60: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 52 -

divertida. Haciendo vida social con la familia y los amigos,

normalmente en lugares alrededor de una mesa, un restaurante o

una casa, donde pudieran disfrutar de las tradiciones de la cocina

italiana.

Con tan solo haberle picado a un botón varias veces

almacené y registre imágenes. Capturando escenas con el lente,

bloqueando la luz directa y controlando la cantidad de luz que

estaba en la cámara durante un período de tiempo. Llegando al

límite de la tarjeta de memoria tenía que parar y empezar a

fotografíar con mi cabeza. Sin embargo sentía que mi cabeza

también ya estaba en el límite de espacio, ya que él abarcaba

gran parte.

Un veintinueve de diciembre en Florencia

Tenía el tiempo contado para poder conocer todo antes

de que oscureciera. Llegué al hotel a dejar mis libros, me puse un

poco de color en los labios y salí rápidamente del cuarto para

salir a la ciudad. Con cámara en mano y una lista de lugares por

conocer, entré al elevador y me empecé a preparar para el cambio

de temperatura. Cuando se abrieron las puertas metálicas del

Page 61: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 53 -

ascensor lo primero que vi fue a Galluchi sosteniendo unas

rosas.

No sabía cómo reaccionar, ya que no estaba segura si iba

a verme a mí. Se dirigió directo hacia mí y me abrazo

fuertemente como si no quisiera que nunca me fuera de su lado.

Los recepcionistas y el resto de los huéspedes que estaban en el

recibidor del hotel no dejaban de observar la alegría que

transmitíamos por los ojos brillosos y las sonrisas alumbrantes.

Caminábamos para poder conocer cada rincón mágico de

Florencia. La alegría de la navidad seguía por todas partes, los

pinos iluminados frente a cada iglesia. Pasábamos horas y horas

platicando y conociendo diferentes lugares. El Domo Florentino,

el Baptisterio de origen mítico, la Capilla de los Médici, el David

de Miguel Ángel, aquella escultura de mármol blanco y el Museo

Bardini fueron algunos de los lugares que taché de mi lista.

Era inevitable pensar qué iba a suceder dentro de dos

semanas, catorce días, y un montón de horas cuando tuvieraque

regresar a México. En realidad no sabía si había sido buena idea

conocerlo. Lo único que me preguntaba era si podría reescribir

mi historia, si podríaolvidarlo o simplemente desligarme de esa

amistad.

Page 62: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 54 -

Una lluvia fuerte hizo que nos resguardáramos en la

Basílica de Santa María del Fiore, una de las obras maestras del

arte gótico y del primer renacimiento italiano. Una de mis

iglesias favoritas de Florencia, en la que podía pasar horas

observando cada detalle de la arquitectura. Sentados en una

banca de madera, viendo los pasillos divididos por anchos arcos

angulares con columnas compuestas, las vidrieras de las aves con

figuras de santos, el suelo recubierto de mármol de colores que

formaban un laberinto de formas y texturas y lo más importante,

la inmensa cúpula de más de cuarenta y cinco metros de ancho.

Dibujando cada detalle en mi mente y en una de las hojas blancas

de mi libreta. Al fondo se oía la lluvia caer, el silencio que

transmitía paz y tranquilidad y su voz suave.

Page 63: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 55 -

La lluvia dejo de caer después de unos cuantos minutos.

Ya había empezado a oscurecer, caminando en el puente viejo, el

puente medieval sobre el Río Arno, el cual conecta las dos orillas

de la ciudad antigua. La luna y las luces se reflejaban en el río, la

calle llena de turistas y unas cuantas maravillosas y pequeñas

joyerías antiguas, joyas que resplandecían y brillaban desde las

vitrinas que daban a la calle.

Page 64: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 56 -

Llegamos al restaurante de comida regional italiana, Alle

Murate, uno de los restaurantes más elegantes que se encuentra

en el centro de la ciudad, en un palacio medieval reformado. Sus

techos abovedados, decorados con frescos dándole un toque

teatral. Un restaurante que combina la comida gourmet con el

patrimonio histórico-artístico de las excavaciones arqueológicas

de la época romana. Una mesa para dos personas, una vela a su

centro, un florero con dos rosas rojas y dos copas de vino en

forma de tulipán, con un ligero alargamiento y una suave forma

esférica. Una servilleta de tela doblada en múltiples formas y de

fondo un suave jazz que le daba un toque perfecto a la cena

romántica.

Page 65: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 57 -

Una variedad de entradas, platos fuertes, postres y

bebidas, la mayoría de los platillos de comida basilicata y

toscana. Una exquisita sopa de espárragos, unos ravioles hechos

a mano, rellenos de salmón, anchoas y salsa de eneldo, una

chuleta de ternera en costra de almendras con mostaza

acompañado de un vino italiano Chianti. Una botella de cuello

delgado y de panza prominente, protegida por una canasta, a un

milímetro menos de la línea de donde el vidrio realiza el cambio

de rumbo. Nuestra conversación no terminaba, no sabía en qué

momento me había enamorado de él. Pasamos horas platicando,

comiendo y tomando vino, y para terminar comimos un pastel de

chocolate bañado de salsa de uva morada. Compartimos

historias, anécdotas y demás. Por un instante pensé que esa iba a

ser la última vez que lovería, ya que era hora de que él fuera a

ver a su familia a Pescopagano.

La noche de San Silvestre, el último día del año, el

treinta y uno de diciembre. Un evento en el que los italianos se

reúnen en familia. Galluchi todos los años pasa año nuevo en

Pescopagano, siguiendo las tradiciones de su raíz y su cultura.

Se comen lentejas sobre todo en la zona de Roma y sus

alrededores, porque la tradición dice que quién las come, contará

con dinero todo el año. Galluchi seguía el rito de sus ancestros

romanos y los napolitanos, que al llegar a la media noche,

Page 66: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 58 -

arrojaban los trastos viejos como símbolo de acabar con el

pasado y empezar un nuevo año.

Page 67: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 59 -

Subiendo escalones para alcanzar la luna

Después de la cena subimos cuatrocientos veintiséis

escalones para poder llegar a la cúpula de ese conjunto edilicio

en donde fue bautizado Dante Alighieri. Una cúpula que se

construyó con la idea de superar los edificios de Grecia y de la

Roma imperial. Un gran número de escalones y peraltes.

Subíamos unos pocos, descansábamos unos cuantos y

continuábamos. Imposible era subir todos al mismo tiempo y

menos después de una apetitosa cena. Una vista espectacular de

la ciudad, con una luna menguante y el fresco pintado por

grandes pintores italianos. Se establecía un equilibro entre el

cielo nocturno y las estrellas solitarias o agrupadas. Estrellas con

mismas temperaturas, tamaños y luminosidades muy diferentes.

Reposando la cena y descansando la subida. Mirando todo el

espacio con grandes vistas al exterior.

Trazando y proyectando mis ideas en el cielo.

Reflexionando y sospechando que todo podría ser ficticio e

irreal, o lo contrario; verdadero y real. Era un panorama natural y

artificial, saturado de cúpulas de distintos diámetros y materiales,

con un alumbrado especial, singular, único y particular.

Exclusivo de Florencia.

Page 68: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 60 -

Galluchi me entregó una pequeña bolsa transparente de

celofán con un papel dorado. No tenía la menor idea de lo que

me estaba regalando. Nerviosa y con intriga empecé a quitarle el

moño vino que cerraba la envoltura. Una pantaleta roja.

Sorprendida y con mis mejillas rojas lo miré a los ojos. Con su

cara de felicidad que radiaba alegría me invito a pasar fin de año

a Pescopagano. Otra de la tradiciones de la noche de fin de año

en Italia es regalar lencería roja para ponérsela esa misma noche

y ser afortunado en el amor el siguiente año.

Page 69: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 61 -

Tú y yo juntos 579 km

La ruta de carretera de Florencia a Pescopagano era una

distancia de quinientos setenta y nueve kilómetros. Mis

vacaciones continuaban y más sorpresas y emociones llegaban. A

la mañana siguiente ya estábamos en la estación de Santa María

Novella. La línea ferroviaria más grande de la ciudad y de toda la

región que conecta ambas ciudades de Florencia y Roma. Tras

unas cuantas horas de viaje, con una vista hermosa a paisajes

llenos de montañas, algunos pedazos rurales con carreteras

bastante estrechas e incluso tortuosas y en buen estado, llegamos

a Roma donde tomamos su pequeño automóvil rojo Fiat 500 de

dos puertas para irnos directo a Pescopagano. Cantábamos

canciones en italiano, las típicas y clásicas conocidas

internacionalmente: Vivo per lei, Non me lo so spiegare y

Volaree. Las risas y las carcajadas cancelaban el silencio. Un

elemento que nunca estuvo presente en todo el trayecto. Una

variedad de temas de conversación, anécdotas personales,

cuentos, leyendas de Pescopagano y más. Una complicación para

ver quién tomaba la palabra, quién narraba algo y quién

permanecía callado.

Esa poca cantidad de días de vernos no eran suficientes

para ir a su pueblo natal a conocer a su familia y gran parte de él.

Page 70: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 62 -

Prefería no pensar, divertirme y disfrutar cada esquina, escondite

y maravilla de ese lugar. No pensar el futuro y en lo próximo que

podría pasar con mi vida. En los últimos cuarenta kilómetros

antes de llegar, Galluchi me definía como era cada uno de los

miembros de su familia. Describiéndome una parte especial de

cada uno, puntualizando a su Nonna.

Page 71: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 63 -

2080 habitantes alrededor de la nieve

Un pueblo lleno de vida, maravilloso y pequeño;

Pescopagano. Tan chico que la mayoría conocen y saben los

nombres de todos de los habitantes. Entre dos mil ochenta

personas, solamente existe un pelirrojo: Galluchi, el cual es

llamado Rosso. Toda su niñez vivió en una casa de tres plantas,

en la cual la planta baja es el consultorio de su madre y las otras

dos su hogar. Antonietta, su madre, la doctora del pueblo atiende

cualquier enfermedad, accidente o gripe. Solamente carros de

pocas dimensiones son manejados por sus calles muy angostas,

empedradas, de un solo sentido. Un pueblo donde hacen

actividades como tarantelas, el baile popular del sur de Italia de

origen napolitano que tiene movimiento muy vivo. Una danza de

galanteo entre parejas con una música acompañada de

castañuelas que va aumentando su velocidad.

Su abuela materna, que es llamada por sus nietos

“Nonna” vive con ellos. Una señora tierna, atenta, cariñosa y

amable de estatura baja, cabello corto, blanco y piel clara. Para

Galluchi, es la mejor cocinera de todo Pescopagano. Cada vez

que él salía a Roma a estudiar lo que más extrañaba era la

comida de ella. Pero al regresar por las vacaciones le preparaba

toda la comida que no le había cocinado por meses, tanto así que

Page 72: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 64 -

subía de peso en cuestión de días. Sin embargo Galluchi sabía

cocinar, ya que cuando vivía ahí, se acercaba con su Nonna a la

hora de la comida para aprender. En fin, él era muy consentido

por ella y disfrutaba los días ahí y más cuando iban a su casa de

campo. Esa cabaña hecha de madera con una vista a un paisaje

hermoso, lleno de árboles que era interrumpida por crestas

rocosas y áridas colinas.

A cualquier hora del día se sentía la calma y la serenidad

en el pueblo. Aunque no hubiera tantas actividades por hacer, era

el lugar perfecto para reposar o vacacionar. Los Rubinetti, una

familia unida, muy trabajadora, generosa, educada y llena de

valores. Con todos los miembros de la familia podías tener una

conversación seria, profunda y completa, además de su gran trato

a pesar de que fuera mexicana y no italiana. Con gusto me

recibieron el día de mi llegada y me atendieron, cuidándome y

estando al pendiente de que no me faltara nada y que fuera mi

viaje una experiencia inolvidable.

Salíamos al patio cuando todavía había un poco de sol

para no sentir tanto el frio. Nos tirábamos en la nieve por mucho

tiempo, hacíamos ángeles en la superficie blanca, conversábamos

de todos los temas hasta que el sol se escondía. Empezaban a

salir las estrellas, nos moríamos de frío y entrábamos a su casa.

La Nonna ya nos tenía preparado un chocolate caliente en una

Page 73: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 65 -

taza de porcelana blanca que le salía humo de tan caliente que

estaba. La plática continuaba y no se terminaba, acabábamos la

noche frente a la chimenea de piedra con un montón de leña y

carbón prendidos en fuego.

Los días eran increíbles, diferentes y llenos de júbilo.

Una cultura totalmente desemejante a la mía, costumbres y

hábitos no conocidos en México. Cada día conocía más a su

familia, a sus amigos y todos los lugares que él recorría de niño.

Por otra parte, también aprendía recetas de comida italiana y

recetas secretas de la Nonna.

Page 74: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 66 -

Un montón de lentejas para empezar un nuevo año

El último día del año era una celebración total. Toda la

familia desde que abrían los ojos en la mañana se preparaba para

esa celebración. Era la noche de San Silvestre, cuando se dice

adiós al año y se da la bienvenida al nuevo. Era toda una serie de

tradiciones que se hacían ese día, desde la abundancia de lentejas

hasta el arrojamiento de los platos. Yo no me sentía tan

preparada, ya que no sabía exactamente como era, sin embargo,

sí traía puesto lo que me había regalado en Florencia Galluchi, la

ropa íntima roja.

Ya cuando no había sol y las manecillas del reloj

marcaban las siete de la tarde, todo el festejo estaba listo.

Esperando al resto de los familiares a que llegaran para poder

empezar con la famosa cena y el resto de los ritos. Una mayor

cantidad de fuegos artificiales durante toda la noche los cuales

los podíamos observar desde el balcón del segundo piso de su

casa. Me sentía en una fantasía, pero todo era parte del festejo.

Nunca voy a olvidar esa noche. Los juegos artificiales

seguían alumbrando todo Pescopagano. Galluchi y yo inclinados

en el barandal del balcón, percibiendo el olor a la pólvora y el

cigarrillo que él había prendido. Veíamos como el resto de las

Page 75: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 67 -

casas alumbradas también celebraban en familia ese gran día. Mi

bufanda de cachemira, sedosa, suave y ligera que me había

regalado la Nonna, envolvía mi cabeza y cubría parte de mi boca.

Mi cuerpo no lo sentía, mis manos temblaban y muy apenas

podía sostener la copa de vidrio llena de vino. Prefería tener mi

boca tapada en lugar de darle un trago al vino espumoso.

Con sus brazos arropados me abrazaba y seguíamos

conversando. No lo podíamos creer que en tan poco tenía que

estar de regreso en México y seguir mi vida de arquitecta.

Galluchi trataba de convencerme de quedarme en Italia y

empezar mi vida laboral ahí. Sin embargo, era difícil, era una

situación que no tenía sentido o solución y a la vez lo tenía.

Sonaba algo erróneo el estar enamorada de alguien que había

conocido por unos días y cambiarme de domicilio para estar

cerca de él, sin conocerlo en su totalidad.

No tenía más palabras que decir, por más que trataba de

dar razones para no quedarme a vivir en su país y regresar al

mío, no podía. Volvía a repetir y a repetir los mismos motivos,

pero no bastaba con lo que decía. Sus ojos se empezaron a

acercar lentamente a los míos, descubrió mi boca dejando la

bufanda en mi cuello, me agarró de la cara, con unas manos

heladas, que al segundo se me olvidó qué era el frío. Sus suaves

labios se acercaron a los míos y me dio un beso. Me abrazaba

Page 76: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 68 -

con ternura y delicadeza, y me decía al oído que me quedara,

que me amaba y que quería estar conmigo.

Fue la mejor manera como pudimos terminar la noche,

sin embargo, una tristeza, un desánimo y una angustia no dejaban

descansar mi corazón. La noche fue eterna, sentada en la cama

viendo las sombras que hacía cada mueble del cuarto y pensando

en qué pasaría. No quería que terminara ahí, no quería que

solamente fuera un amor de invierno y mucho menos un amor de

poco tiempo.

Bajé las escaleras cuidadosamente para no hacer ningún

ruido. Me senté frente a la chimenea, tratando de robarme un

poco del calor de la habitación. Era inevitable aguantar las

ganas de llorar y dejar mi corazón descansar. Con una cobija en

la espalda y mi libreta de bocetos, con un lápiz HB empecé a

dibujar. No quería olvidar como era ese lugar, ese espacio

familiar donde cada detalle me iba a recordar a Galluchi.

Bosquejando los muros de piedra, y todas las partes del fogón

como la campana, la repisa, la base y su leña ya color carbón, los

floreros de cristales venecianos y los retratos de Galluchi de

pequeño sobre los muebles rústicos. Trataba de transmitir todo a

ese pedazo de papel pero era absurdo, ya que solo a base de

recuerdos iba a poder revivir esos días ahí.

Page 77: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 69 -

Justo cuando decidí regresar a la cama, escuche un ruido

y un murmullo. No sabía si había despertado la Nonna o eran

sonidos que se estaban creando en mi imaginación. Quería volver

de inmediato a mi cuarto para que nadie viera que había llorado.

En plena oscuridad oí: Principessa, me detuve y me di cuenta

que era él. Se acercó, me abrazo fuertemente y más lágrimas

empezaron a salir de nuevo de mis ojos.

Page 78: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 70 -

Primer día del año, otro año y mismo amor

Las tradiciones aún siguieron después del año nuevo.

Como primer almuerzo del año, degustamos un apetitoso y

elaborado plato de lentejas, ya que según la fantasía popular, los

italianos asimilan la imagen de las legumbres con la abundancia

y el dinero.

Quizá sería más fácil desprenderme de él sabiendo que

todo lo que habíamos vivido juntos había sido un año anterior.

Pero no, solamente me hacía ilusiones falsas que ni yo las creía

por un segundo. Ya era otro año, en el que tenía nuevas

expectativas, quería cumplir otros logros y tenía un objetivo

nuevo: Galluchi.

Page 79: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 71 -

Una exquisita salsa de tomate

Renuncié a todos esos sentimientos y concluí que debía

guardarlos como acostumbraba. Decidí disfrutar la poca duración

que me quedaba en Italia con él y ponerme a cocinar. En esas

regiones de Italia, los tomates al madurar y al estar desarrollados,

rojos y sabrosos se recolectan para ser transformados en salsa de

tomate. Es todo un proceso, un ritual y un evento familiar

preparar ese extracto de tomate. Prepararlo con orégano, ajo,

laurel, albahaca, sal, pimienta y chile seco, y contenerlo en un

recipiente de vidrio después de haber sido licuado. Después de

tener más de cien litros de salsa, se guardan en una despensa de

la casa de campo y se almacenan por el resto del año.

Recorrimos unos cuantos kilómetros para llegar a su casa

de campo y ponernos a cocinar. Ya teníamos todos los

ingredientes necesarios para poder hacer unos ravioles, mi pasta

favorita con una receta casera, tradicional y de la familia

Rubinetti, bañada con esa salsa suculenta.

Cociéndose en una olla con agua hirviendo, un poco de

cebolla y sal y después calentándolos con un poco de aceite de

oliva y ajo picado. En seguida de su cocimiento los bañamos con

salsa de tomate y los horneamos por pocos minutos a una

Page 80: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 72 -

temperatura alta. Mientras que Galluchi salía por leña para la

chimenea, yo acomodaba la mesa. Los cubiertos, dos copas de

vino, un plato con pan bruschetta caliente, tostado y rebanado

con ajo y aceite de oliva, la bandeja para la mantequilla y dos

platos cada uno con cinco cuadros de ravioli rellenos de carne

molida con queso parmesano y un poco de perejil encima.

Una placentera y agradable comida junto a él. Viendo

desde las ventanas como la nieve bajaba del cielo y se

acomodaba en la superficie de cualquier objeto. Un silencio se

apoderaba del exterior y del paisaje, nada se movía más que los

copos de nieve. Entre más pasaba el tiempo, más se iba

acumulando la nieve y se iban creando pequeñas montañas. Una

perfecta combinación de un diálogo interminable, eterno y

perene con unos ravioles. Para cerrar la comida, un espresso

preparado al momento en una pequeña taza de cerámica. Era

todo un proceso la preparación la cual Galluchi disfrutaba.

Llenaba con agua fría la caldera de la máquina de café, le

agregaba una cucharita de café molido, ponía el café en el filtro y

lo prensaba con fuerza y por último lo extraía por unos segundos

dejando una crema de color avellana en la superficie.

Page 81: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 73 -

Page 82: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 74 -

Una idea, una ilusión y un adiós a ese rincón del mundo

Lejos de casa, con un montón de sueños que quería

fueran realidad. Sentía que todo era una ilusión y que nunca se

iba a poder convertir en verdad. No sabía si era el comienzo de

algo importante en mi vida o si simplemente iban a ser

recuerdos. Podía crear toda una lista de sentimientos. Nostalgia,

melancolía, nerviosismo, desconcierto y el primero en mi

enumeración: desesperanza.

Viajamos de regreso a Pescopagano para estar lista para

mí regreso a Roma y de ahí a Florencia para poder salir a tiempo

al vuelo a México. Era una lástima el no poder alcanzar a estar

en otra de las tradiciones más conocidas en Italia, la llegada de la

Befana. Una anciana sonriente que vuela sobre una escoba

llevando un saco lleno de dulces y regalos. La leyenda dice que

la Befana visita a los niños la noche anterior al seis de enero para

llenar sus calcetines con dulces. Sin embargo, no solamente se

reciben regalos, sino se hace toda una convivencia familiar.

Mi última noche con Galluchi, en Pescopagano y quizá

la última vez que volvería a ese pueblo fantástico. Pensando que

iba a ser una noche de tristeza fue todo lo contrario. Una reunión

de despedida de parte de toda la familia. Para consentirme,

Page 83: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 75 -

prepararon mi platillo preferido con el toque italiano, salmón. Un

salmón fresco y rosado con especias, cubierto de espinacas

verdes y una vinagreta agridulce, con cariño y un afecto de parte

de todos, en especial de la Nonna. Me sentía en casa, con esa

confianza y familiaridad. Una convivencia la cual me hacía tener

menos ganas de regresar a México.

Me despedí de Pescopagano, el gran pueblo lleno de arte,

ocio, cultura y gastronomía. Gozando cada metro, cada

kilómetro, cada segundo y cada minuto con Galluchi, con una

sonrisa sincera que reflejaba adoración y ternura. Una respuesta

y una contestación a mis dudas, pero al mismo tiempo una

confusión. Esas semanas de convivencia se convertiríanen una

relación. Una relación que no tiene nombre, ya que noviazgo era

una palabra muy fuerte para la distancia, la lejanía y la

separación.

Page 84: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 76 -

Hasta luego Italia, hasta la vista Florencia y adiós mi

amor

Un adiós, un hasta luego, un misticismo y un miedo al

futuro. Una duda y curiosidad a qué pasaría entre los dos. Una

experiencia que no tiene palabras para describirse. Recuerdo

todos los detalles de ese día, principios de enero. Dos grados, un

día nublado con poca neblina, la gente pasaba a nuestro lado y

nosotros parados en medio de la calle, a unos pasos de la estación

de tren. Un momento en que lo tuve cerca de mí por un par de

segundos en un abrazo que parecía que no tenía fin y al segundo

ya estaba lejos de mí. Tomándonos fuerte de las manos, una

última sonrisa, un último beso. Teniendo las caras a centímetros

de distancia, tocando con sus dos manos mi cara diciéndome:

“principessa, principessa”.

Sus ojos llorosos, rojos, tan fuertes como su cabello.

Lágrimas bajando de su mejilla. Quería seguir abrazándolo, no

quería dejarlo ir, tenía miedo de no volver a verlo. Un

sentimiento indescriptible, una emoción que no tenía palabras

para narrarlo ni contarlo. Las lágrimas tomaban gran parte de

mis ojos, representando sufrimiento y angustia por la separación.

Page 85: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 77 -

Era hora de irme y decir adiós. Nunca hubiera pensado

que de mi viaje al curso de arquitectura no solamente iba a

regresar con conocimientos, buenas ideas, libros de arquitectura,

miles de fotografías y unos cuantos kilos de más por tanta

comida, sino con un amor, un italiano.

Un sobre con letras en mayúscula que decía:

PRINCIPESSA. Lo guardé en la bolsa de mi abrigo, tomé mi

maleta, me envolví la bufanda en el cuello, le di un último beso y

di la vuelta. No podía dejar de llorar y de pensar en él. Bajé las

escaleras de la estación. Entre más bajaba, cada vez lo veía

menos. En el último escalón nada más alcanzaba a ver una parte

de su abrigo negro. Me quedé un par de segundos con la

esperanza de volver a ver su cara. Se puso de rodillas y me gritó:

“te quiero Principessa”.

Page 86: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 78 -

Lo único que quería hacer era leer su carta, saber qué

pensaba, saber qué pasaba por su cabeza, saber lo que quería

decirme.

Hola principessa,

Cuando leas esta carta, probablemente tú ya estarás lejos, muy

lejos. Lejos físicamente, porque después de estas tres semanas en

Italia, donde compartimos todo (mucha fiesta, momentos felices

y también momentos tristes) será imposible sentirte lejos, estas

tres semanas han creado una conexión tan fuerte y especial que

tampoco un océano de distancia podrá romper. Fuiste una parte

demasiado importante de mí esta navidad en Florencia, seguro

la más dulce y amable, la más sensible y linda. Eres la

principessa, y no hacen falta más palabras. No sé si mi español

sea tan bueno para explicarte todo lo que quiero… pero lo

espero de verdad.

Te quiero y siempre estarás en mi corazón y pronto nos

volveremos a ver, este no es un adiós, es un hasta luego.

Un beso gigante

Galluchi.

Page 87: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 79 -

Seguramente toda la gente permanecía viéndome, era la

única persona sollozando en todo el metro. Leía y volvía a

observar la carta, no la quería guardar y la quería tener en mis

manos. Llevaba cuatro minutos lejos de él y ya lo extrañaba,

quería volver a oír su voz y sus risas. En tan pocos días se había

creado un lazo y una unión muy fuerte. Se había formado una

relación sincera con una atracción de aprecio de delicadeza y de

amor. La imagen que tenía era la de él peleándose con la

escalera, ya que no solamente en ese momento servía como una

construcción para llegar a diferentes alturas de algún lugar, sino

como una obra que disponía de varios tramos, los cuales se me

habían hecho largos, extensos y profundos; y cada vez que él

bajaba un peldaño, lo veía más lejos.

Page 88: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 80 -

Después de haber cruzado todo el océano

Horas después mi fantasía había terminado, ya estaba en

La Ciudad de México, dentro de una nube de esmog que hacía

que el Ángel de la Independencia muy apenas se apreciara. Esa

contaminación originada a partir de la combinación del aire con

contaminantes durante un largo período de altas presiones

provocando el estancamiento del aire me impedía ver el

monumento inspirado en las columnas honorarias de los romanos

como la Columna de Trajano. Volvía a la misma situación,

cualquier elemento me hacía viajar tiempo atrás y recordar todo

de él. La pregunta era si todo continuaba o ahí acababa.

Page 89: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 81 -

La última esfera y a celebrar

Podía pasar horas y horas recordando todo esos

momentos de hace un año. Nuestra historia era como una novela

de amor, sin embargo todavía no tenía fin. Podía contar la

historia un millón de veces pero hasta cierto punto ya que aún no

había un final. Dejando el pasado y terminando de decorar el

árbol de Navidad.

Unos días de preparativos, unos días de ajetreo, de

emoción y de andar recorriendo todas las tiendas para comprar

las últimas cosas para la cena de Nochebuenay para el viaje. Las

calles estaban llenas de personas haciendo sus últimas compras,

gente llena de espíritu navideño.

Después de haber decorado toda la casa de navidad y

recordar mi navidad pasada junto a él, me senté en un sillón de

piel y me tapé con una cobija de estambre. Un bostezo y un

cerrar de ojos no eran suficientes para poder terminar con mi

cansancio, sin embargo, unos cuantos tragos de un café

americano lo podían disminuir un poco. Mi cuerpo cubierto

completamente con la cobija de colores oscuros. Mis pies

estaban ligeramente destapados. Después de haber puesto todos

los adornos navideños tenía que seguir con el trabajo para poder

Page 90: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 82 -

irme a Pescopagano. Leyendo todos los artículos de la

arquitectura sustentable para hacer el reporte de la semana

mientras que esperaba su llamada. Esa llamada que todos los días

esperaba, que corría del trabajo y de todas partes para poder

llegar a mi casa a oír su voz.

Mi Nochebuena había sido una noche especial. Las

cuatro horas en la cocina habían valido la pena. Con un delantal

puesto y con música navideña al fondo. Laura y yo cocinamos el

pavo, y el relleno con nueces, apio y aceitunas, sin faltar la

ensalada de manzanas con trozos de duraznos, piñas y cerezas en

almíbar, y al final añadiendo nuez quebrada y un poco de pasas.

Para rematar unas suculentas galletas finas con un baño de

chocolate y esencia de vainilla.

Sentadas en la mesa rectangular, Laura y yo, frente al

pino y al ventanal que daba hacía la ciudad. Contándonos

anécdotas como siempre, gozando de la navidad, de la alegría y

de la armonía. Nuestros trabajos nos habían alejado de nuestra

ciudad y de nuestras respectivas familias. No nos gustaba pasar

esos días importantes solas y alejadas de nuestros seres queridos.

Nos hacíamos compañía, ya que tenemos una gran amistad,

aprecio y apego. Mientras cenábamos la Sra. Gorojovsky llegó a

desearnos una feliz navidad y a comer el postre, ya que en su

casa no se celebraba ese día por la diferencia de religiones. Los

Page 91: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 83 -

últimos tres años que había pasado navidad con Laura nos

habíamos regalado cosas. Laura pensando en mi viaje me regaló

un saco gris de lana, corto, para poderlo estrenar en Italia.

Page 92: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 84 -

A unos días de estar en su país

Ya estaba a punto de terminarse mi cuenta regresiva, y

mis ganas de verlo incrementaban. Esperando esa fecha especial,

ese día en el que iba a a verlo. Un año había recorrido, un año

sin vernos, un año sin él.

Unas cuantas llamadas fueron necesarias hacer a Italia

para poder llegar a acuerdos de horas de llegada y de actividades

que se iban a realizar, además de la felicidad que queríamos

expresar. Entre llamadas, pendientes y trabajo, ya solo falta un

día para viajar y cruzar todo el océano Pacífico que

aproximadamente eran ocho mil kilómetros.

El itinerario y todos los datos referentes a mi viaje como

dirección, descripción de camino, recorrido, lugares y paradas ya

estaban definidos. Todo estaba perfectamente organizado y en

orden para llegar sin problema. Mi maleta estaba casi completa

llevando lo necesario como ropa, zapatos, cosméticos, libros y

unos cuantos dulces regionales mexicanos como dulce de leche,

obleas, mazapanes y palanquetas para Galluchi y su familia, sin

llevarle los picosos como los de tamarindo ya que ellos no comen

eso. Cada uno de los compartimentos interiores y exteriores

Page 93: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 85 -

estaba ocupado. Más de la mitad de mi ropa de invierno llevaba,

ya que no quería tener problemas por falta de ajuares.

Page 94: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 86 -

Un viento que volaba mis planes

En la radio, en la televisión y en todas partes escuchaba

como la gente comentaba acerca del gran frío y la tormenta que

había en algunos países de Europa. Las noticias anunciaban que

solamente iba a ser por unas cuantas horas o hasta un día, sin

embargo, no estaban seguros. Gran parte del Sur de Europa

estaba siendo afectada. El viento era tan fuerte que había tirado

cables, anuncios y partes de edificios antiguos que estaban en

reparación.

España, Francia e Italia eran de los países más afectados.

Todas las líneas telefónicas en esos países estaban muertas y no

había comunicación. Faltaba un día para volar cientos de

kilómetros para llegar a Italia y yo no estaba segura qué pasaría o

si mi vuelo podría despegar. No dejaba de ver las noticias y de

llamarle a Galluchi. Sentía que todo era el destino y que no debía

irme al viaje.

Después de pasar toda una noche con la televisión

encendida, con mi maleta ya lista y en la puerta, anunciaron que

los vientos habían terminado.

Page 95: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 87 -

Terminal 2, sala C, asiento 22 A

Llegando al Aeropuerto Internacional Benito Juárez de la

Ciudad de México con la maleta arrastrándose sobre sus cuatro

llantas, mi abrigo gris, la bolsa colgando de mi hombro y boleto

en la mano. No podía creer que estaba en el aeropuerto para

viajar a Italia; no de estudios o de trabajo, sino de vacaciones a

ver al italiano.

Después de haberme registrado y haber documentado mi

maleta de casi 25 kilos, esperé sentada en esas sillas incómodas

de la sala fría de espera. Observando cada minuto las pantallas en

donde indicaban la hora y la salida de los vuelos. No quería que

por ninguna razón se hiciera tarde, se retrasara y no llegara a

tiempo; sin embargo, era probable por los vientos de un día

antes. Era impresionante y asombroso el movimiento que había

en el aeropuerto. Niños, jóvenes, adultos, abuelos, parejas,

personas solas y de todo pasaban frente a mí. Cada uno con

diferente camino y objetivos. Me preguntaba cuál era su destino

final o cuanto habían viajado para llegar a mi ciudad.

Definitivamente diciembre era una temporada alta.

Épocas navideñas, cuando la gente sale a visitar a su familia o

simplemente salen de vacaciones. Permanecí unos cuantos

Page 96: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 88 -

minutos sola observando cada detalle. La gente se movía con

gran fluidez y yo me sentía en pausa o en cámara lenta.

Escuchaba conversaciones ajenas las cuales no les entendía pero

me entretenía.

Volví a observar la pantalla y solo cinco minutos habían

pasado. Faltaban exactamente cincuenta y cuatro minutos para

abordar. Minutos, los cuales no podía esperar sentada sin hacer

nada. Me levanté a buscar una cafetería o tienda donde pudiera

comparar frituras o alguna botana picosa para distraerme. Todos

los anuncios que hacían por el micrófono que se oía en cualquier

parte del aeropuerto los escuchaban con atención para afirmar

que no dijeran nada de mi vuelo a Roma.

Una botella de agua fue necesaria para calmar lo

enchilada. De nuevo me levanté para ver que todo estuviera en

orden y que no hubiera ninguna modificación en mi itinerario.

Era hora de abordar y de pasar a seguridad. Justo a tiempo, como

lo indicaba la pantalla. Todo estaba calculado y de acuerdo a

nuestros planes tenía que llegar a las seis de la noche a la fuente

de la Plaza Navona en Roma.

Page 97: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 89 -

Page 98: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 90 -

Volando hacia a ti

Solo podía permanecer dormida o con los ojos cerrados

unos cuantos minutos. Observaba el reloj a cada segundo y el

tiempo se pasaba muy lento. Quería aterrizar ya en Roma, al

municipio más poblado de Italia, la más grande capital europea

en cuanto a la grandeza de su territorio. Volando a treinta mil

metros sobre el nivel del mar me sentía más cerca de Italia, ya

que dentro del avión el idioma italiano predominaba.

Un avión de dos pisos de aproximadamente cuatrocientas

personas. Asientos cómodos, ergonómicos y reclinables con un

tapiz verde oscuro. Un gran número de aeromozas uniformadas,

con una falda roja que les llegaba debajo de las rodillas con

medias de nylon. El logotipo de la Alitalia bordado en la camisa

blanca cuyo cuello se salía por encima del sweater rojo con

botones redondos dorados. Una pañoleta de seda que rodeaba sus

cuellos, bien maquilladas y presentadas.

Asiento 22A, al lado de la ventana, donde tenía una vista

perfecta a las nubes de masa formadas por cristales de nieve o

gotas de agua, los rayos de sol y las alas de superficie

aerodinámicas. Viendo la magnitud del cielo, su infinidad y su

color que poco a poco iba perdiendo intensidad. Comiendo una

pechuga de pollo con salsa blanca, una pequeña porción de

Page 99: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 91 -

linguini y un pan, acompañado con un agua fría gaseosa.

Leyendo una de las revistas de la aerolínea Alitalia y

averiguando el tamaño de sus aviones y las rutas que recorren

cruzando todos los océanos existentes. Recorridos por el Océano

Pacífico, Atlántico, Ártico, Antártico e Índico, con una velocidad

de más de mil metros por hora para llegar a todos los destinos

deseados.

Para entretenerte en las largas horas de vuelo, brindaban

pan dulce, café y botana para acompañar la selección de películas

de todos los géneros. Una calientita manta roja con una pequeña

almohada para poder descansar la cabeza de una manera más

cómoda.

A mi lado una pequeña niña de siete años, de ojos claros,

pelo alisado y güero. Cuando mis ojos estaban abiertos platicaba

con ella y practicaba mi italiano, ya que Galluchi siempre

hablaba en español. Definitivamente fue mi salvación en todo el

vuelo, ella me ayudo que las doce horas se pasaran más rápidas.

Me contaba con lujo de detalle acerca de su vida en Italia y del

pueblo donde vivía, que de casualidad era uno muy cerca de

Pescopagano.

Jugamos cartas por un par de horas, conversamos y

aproveché para hacer algunos bocetos. Unos trazos con

diferentes calidades de línea, de una enamorada que transmitía

Page 100: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 92 -

mucho y a la vez poco. Unas nubes sin fin y sin inicio, formando

vías y figuras orgánicas, formas geométricas y abstractas.

Recuerdos plasmados en una hoja blanca y delgada, que podrían

ser interpretados con un suspiro o descifrados con inspiración.

Finalmente faltaba una hora, y de tanto cansancio y agotamiento,

caí rendida y dormí. Mi cabeza apoyada en la almohada con un

rayo de luz sobre mi cara. De pronto empecé a sentir como el

avión iba descendiendo, mis oídos sentían la diferencia de la

presión atmosférica y las aeromozas anunciaban que se

aproximaba el aterrizaje.

Page 101: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 93 -

Benvenuti a Roma

Benvenuti a Roma, fue la primera oración que escuché en

las tierras italianas. Lo único que quería era acabar esa fila para

salir del avión, correr por todos los anchos pasillos del

aeropuerto, recoger mi maleta de la banda eléctrica, subirme al

taxi y salir de ahí directo a la Plaza Navona donde vería por fin a

Galluchi.

Anuncios por todas partes, indicando las salas de espera,

área de revisión y de seguridad. Sentía las vibraciones del piso

cuando un avión aterrizaba o despegaba. Respiraba el aroma de

Italia, el cual quería que nunca terminara. Otras cuantas filas más

hice, las habituales y las necesarias para poder entrar al país. Mi

pasaporte en mano, identificándome como mexicana que haría

todo lo posible por ser italiana. Esperaba ansiosamente por que

saliera mi maleta de las bandas eléctricas. Maletas de todos los

tamaños, colores y pesos salían, pero la mía no. Esperé minutos

hasta que salió. Unos cuantos documentos más para salir al

exterior, romper con mis predicciones y conocer el escenario tan

esperado.

Page 102: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 94 -

Una gran cantidad de personas esperaban taxi. Una fila

de más de ocho personas había y pocos carros de taxis llegaban.

Lo único que hacía era ver mi reloj, ya que no quería que se

hiciera tarde para poder llegar a la hora que había quedado. Un

taxi, otro taxi y otro llegaban y las personas lentamente subían

sus maletas a la parte trasera del carro y después subían ellos. En

ese momento todo lo que veía alrededor se me hacía lento y mi

reloj rápido.

Diez minutos más pasaron y los taxis dejaron de llegar.

Solamente faltaban cuatro personas más para que me tocara a mí.

Page 103: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 95 -

No quería experimentar y no me quería subir a otro medio de

transporte, ya que las indicaciones de Galluchi habían sido que

esperara un taxi, el cual era seguro.

El segundero de mi reloj dio unas cuantas vueltas más,

aproximadamente cien personas salieron del aeropuerto, cuatro

taxis más llegaron y por fin llegó un carro para llevarme con

Galluchi.

Page 104: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 96 -

Una probadita de Roma al aire libre

Mi cara pegada a la ventana del taxi, viendo cada uno de

los edificios históricos de arquitectura Romana. La ciudad repleta

de basílicas, arcos triunfales, termas, anfiteatros, circos, puentes

y acueductos, con columnas de orden toscano, dórico, jónico,

corintio y compuesto. Estaba disfrutando mi trayecto, era mi

fascinación estar viendo obras en restauración. Sabía

exactamente cuánto faltaba para ver a Galluchi. Mi corazón

palpitaba rápidamente, sentía que mis latidos se escuchaban y

que mi respiración también. Estaba preparada para verlo,

abrazarlo, gozar su presencia.

…………………………………………………

Después de haber viajado de Pescopagano a Roma

trescientos veinticinco kilómetros en automóvil, lo único que

quería hacer era darle la bienvenida a mi Principessa. Había

contado los días y las horas para verla, no podía esperar un

minuto más. Ese día me había levantado con una sonrisa inmensa

como siempre lo hacía cada vez que pensaba en ella. Manejando

esos kilómetros, se me hicieron eternos para llegar a la Plaza

Navona, en donde iba a volver a ver esos cabellos rizados, esos

ojos oscuros y esa mujer que me llenaba de alegría. Cantaba al

Page 105: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 97 -

ritmo de la música a un nivel muy alto, canciones que solamente

me recordaban a ella. Melodías que escuchamos juntos la última

vez que estuvo conmigo.

Tenía que seguir el itinerario al pie de la letra, para que

todo estuviera en orden como lo había esperado. Llegué

finalmente a Roma y antes de llegar a verla llegue a comprar

unas cuantas rosas, tal como lo tenía contemplado.

…………………………………………………

Finalmente llegué a la Plaza Navona. Una plaza de estilo

barroco muy elegante, una de las más bonitas y populares en

Roma, a mi gusto. Bajé rápidamente del taxi, viendo que aún

faltaban unos cuantos minutos para que fueran las seis de la

tarde, tal como había quedado con Galluchi. Tenía el tiempo

justo para poder arreglarme un poco, ya que después de tantas

horas de vuelo había perdido la compostura. A lo lejos percibí

unos restaurantes con terrazas y cafés y decidí entrar a uno para

que me prestaran el baño.

Los italianos tan amables y caballerosos como siempre,

me cuidaron mi maleta y tranquilamente me acomodé mis rizos,

pinté mis mejillas y labios de rojo carmesí con un poco de brillo.

En ese instante no me afectaba el frío, cerré mi abrigo gris y salí

a sentarme a la fuente más cercana del restaurante para esperarlo,

Page 106: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 98 -

la Fuente del Moro, perfeccionada por Bernini, ubicada en la

parte sur de la plaza.

………………………………………………

Con un ramillete de rosas rojas y una botella de

champaña Cuvee Dom de la casa vinícola Perignon Moet et

Chandon de 1995, ingresé a la plaza de grandes dimensiones.

Habíamos planeado brindar después de la bienvenida, era algo

que ella siempre había soñado, bajo la luna y las estrellas,

tomando directamente de la botella. Sentía que todo era mentira

y que no estaba ocurriendo. No sabía cómo reaccionaría mi

principessa, que pasaría después de casi un año sin vernos.

Únicamente sabía que se me había hecho eterna y perpetua la

espera y que daba todo por volver a estar con ella. La luna llena

brillaba y alumbraba perfectamente toda la plaza, creaba una

atmosfera romántica y un ambiente fantástico. Unos solistas y

unos violinistas formaban la escena agradable, tal como a ella le

gustaba. Sin embargo, me intranquilizaba el frío que iba a pasar,

ya que ella no estaba acostumbrada a tan bajos climas. Un

montón de ideas, preocupaciones y emociones se apoderaban de

mí. Probablemente era el nerviosismo.

Page 107: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 99 -

Las tres fuentes, el Palazzo Pamphili, la Iglesia de Santa

Agnes y tú no estabas

Conocía absolutamente a Galluchi y se me hacía extraño

que no hubiera llegado a la hora como habíamos quedado, cuatro

minutos después de la hora que habíamos concordado y no se

había presentado. Entre más pasaba el tiempo más se desolaba el

área de las fuentes y se llenaban poco a poco las terrazas. No

podía moverme de lugar tan fácil, ya que mi maleta pesada me lo

impedía. Me asomaba a un lugar y al otro y no veía a Galluchi.

Dieciséis minutos más pasaron y no sé aparecía. El frío

cada vez se apoderaba más de la temperatura de mi cuerpo y el

abrigo no era suficiente para protegerme. Empecé a sentir miedo,

soledad y desconfianza. Gente desconocida llegaba a la plaza,

pero Galluchi no . Volteaba a ver el reloj y cada vez se iban

sumando los minutos, hasta que se completó la hora.

…………………………………………………

Parado frente a La Fuente de Neptuno donde iba a ser

nuestro reencuentro. Rodeé la fuente una y otra vez y ella no

estaba. Recorrí la plaza, camine por el Palazzo Pamphili, la

Iglesia de Santa Agnes hasta llegar al centro de la Fuente de los

Page 108: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 100 -

Cuatro Ríos. Me empezaban a entrar dudas si había entendido

qué fuente y principalmente qué plaza. Sabía perfectamente que

si había entendido, ya que era su plaza favorita, siempre hablaba

de ella porque le encantaba el barroco.

No sabía qué pensar, si había decidido no verme, se

había querido desaparecer o simplemente se había perdido.

Dentro de Roma con 2, 765,230 habitantes iba a ser imposible

encontrarla o contactarla. Mi estado de ánimo había cambiado,

una desilusión, una confusión y un desencanto se habían robado

mi felicidad y alegría.

Mi reloj marcaba las ocho de la noche, exactamente dos

horas después de la hora indicada. El ramo de rosas ya se había

deshecho. Durante la caminata y la búsqueda las rosas habían

estado cayendo, una por una hasta que terminé con trece de ellas.

Me volví a asomar a La Fuente de Neptuno y a lo lejos observe

la Fuente de Moro para no alejarme de esa y asegurarme que no

estuviera ahí.

…………………………………………………

Dos horas más y él no aparecía. Sin dejar mi maleta tanto

tiempo sola me asomaba rápido y regresaba a ella. Me sentaba en

el pavimento empedrado recargada en el basamento de la fuente.

Cruzaba los brazos para poder abrigarme y escondía parte de mi

Page 109: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 101 -

rostro con la bufanda para resguardarme del frío. No quería

pensar, pero me daba miedo que todo fuera una mentira, una

farsa o una invención. Tenía miedo estar sola en una ciudad que

muy apenas conocía, con un idioma diferente y principalmente

sin él.

El cansancio le ganaba a mis energías. El agotamiento y

la debilidad vencían mi cuerpo. Quería ya estar junto a Galluchi

y no entendía porque no lo estaba. Mis ojos lentamente se iban

cerrando, hasta que no pude más y caí rendida bajo la fuente que

tiene un moro de pie sobre una concha que lucha con un delfín,

rodeado de cuatro tritones.

…………………………………………………

Una ansiedad rodeaba todo mi cuerpo. No era posible no

encontrar a mi Principessa. Desesperado descorché la botella con

una de las llaves de mi automóvil y empecé a tomar sentado en la

fuente de forma de estrella en donde Neptuno se encuentra en el

centro. Uno, dos, tres y cuatro tragos le di. Nada más quedaban

siete de las veinticuatro rosas que llevaba. Me empecé a marear

un poco, el viento y la champaña no habían sido buena

combinación. Mis fuerzas empezaron a desvanecerse. Diez, once,

doce tragos, hasta que perdí la cuenta, y cuando quise dar otro

más, ya se había terminado. Sentía mis ojos pesados y se

Page 110: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 102 -

cerraban lentamente, ya no tenía energías ni para gritar su

nombre. Caí de rodillas junto a la Fuente de Neptuno y me quede

profundamente dormido, con la mitad de mi cuerpo afuera y la

otra adentro. Mis brazos dentro del agua y yo sin fuerzas para

sacarlos.

Page 111: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 103 -

Una levantada no esperada

Escuché una voz masculina, unas palabras en italiano.

Mis melenas cubrían mi vista y mi maleta estorbaba el panorama.

Me sentía perdida, no sabía la hora, el lugar, en donde estaba o lo

que estaba sucediendo. Con mi mano desaloje mi cara para poder

distinguir quién me llamaba. Exactamente no esperaba que fuera

Galluchi, ya que esa no era su voz, pero no me esperaba que

fuera un carabinero de un cuerpo de seguridad de Roma.

El miedo que sentía sí era en realidad. Era todo un

escenario de temor, absolutamente sola, con una maleta a media

noche en Roma y caminando hacía uno de los vehículos de la

policía Romana. Recordaba las anécdotas que Galluchi me

contaba de los carabineros y los problemas que tenían con las

fuentes. Me acordaba de todas esas historias contadas por él,

cuando arrestaban a gente por vandalismo a las grandes obras y

herencias artísticas Romanas, por robarse las monedas que día

con día los turistas van arrojando con los ojos cerrados pidiendo

deseos y también por hacer actos inapropiados dentro de las

fuentes. Sin embargo estaba segura que no podían detenerme, ya

que solamente me había quedado dormida. Pero no me

convencía, ya que sabía que dormir en un lugar público es contra

la ley.

Page 112: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 104 -

…………………………………………………

De repente me tomaron de la chaqueta por mi espalda y

desperté completamente. Mi mejilla apoyada sobre el muro bajo

que delimitaba la fuente y mis brazos dentro de ella. Era un

carabinero. Lo primero que se me vino a la mente fue mi

Principessa, no podía dejar de preocuparme por ella. Al mismo

tiempo no sabía que estaba sucediendo. Las mangas de mi

chaqueta mojadas por el agua helada, unidas con unas esposas,

ese elemento de seguridad para tener juntas las muñecas. Uno de

ellos me sostenía de un hombro y caminábamos los tres hacía su

vehículo.

…………………………………………………

No era posible lo que me estaba aconteciendo, en

México nunca había tenido contacto con la policía y en Roma

que no era mi ciudad ni mi país, sí. Con dificultad pude decir que

no se llevaran mi maleta. Desplazándola con la asa extraíble,

tratando de esquivar rosas que había tiradas en el piso que uno de

los carabineros iba recogiendo una por una hasta que terminó

recolectando todo un ramo.

Estábamos frente a la Iglesia barroca de Santa Agnes. Se

quedaron por un momento conversando entre ellos. No me podía

Page 113: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 105 -

concentrar, ya que me distraían los detalles de la fachada

cóncava diseñada por el arquitecto suizo-italiano Borromini.

Solamente alcanzaba a diferir unas cuantas palabras, ya que mis

nervios me impedían entender la rapidez de su italiano. A lo lejos

de la plaza alcanzaba a distinguir dos lámparas que nos

apuntaban y nos enfocaban la cara. Evitando que esa luz tuviera

acercamiento con mis ojos, ponía parte del brazo en mi rostro.

Uno de los carabineros que se encontraba del lado derecho junto

a mí, estaba sumamente ocupado contando las rosas. El otro

levantó su lámpara y les contestó a los otros con unos cuantos

movimientos de luz creando una señal, la cual era desconocida

para mí. No podía estar temblando más, tenía que sacar de mi

maleta una bufanda o gorra para taparme los oídos. Con mi

corazón palpitando empecé a quitar el candado que juntaba dos

de los cierres.

…………………………………………………

Hacía lo posible por pelear y luchar por mi libertad.

Sabía que cualquier acto inadecuado en una de las fuentes en

forma inmoral era razón para un arresto; sin embargo, no iba a

dejarme. Solamente quería que me quitaran las esposas que poco

a poco estaban dañando mis muñecas, quitarme esa chaqueta

empapada que lo único que hacía era darme frío y seguir

buscando a mi Principessa. Cada vez nos aproximábamos más al

Page 114: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 106 -

otro par de carabineros y al otro sospechoso que andaba por la

plaza.

Antes de llegar con ellos, pude convencerlos de que me

quitaran las esposas. Yo no quería perder el tiempo con el

pandillero y los carabineros, solo quería que me dejaran ir. Uno

de los policías sosteniendo el montón de rosas que había tirado

alrededor de las tres fuentes de toda la plaza, el otro recargado en

su automóvil y otra persona de espaladas inclinada en el piso que

no podía ver.

…………………………………………………

Localicé de inmediato mi gorro de estambre oscuro que

encontraba en uno de los compartimientos interiores y me lo

coloqué enseguida. Con un nudo en la garganta y una lágrima

resbalándose sobre mi mejilla, cerré rápido la maleta y me

levanté con valentía, coraje y desesperación, lista para lidiarlos.

En cuanto volteé para discutir, lo primero que tenía en mi vista

era Galluchi. Me quedé atónita, boca abierta y sin palabras. Una

voz fuerte exclamó: “¡PRINCIPESSA PRINCIPESSA!”

Page 115: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 107 -

Page 116: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 108 -

Una sonrisa que llevaba un año esperando

Ambos corrimos sin importar quienes estaban alrededor.

Me dirigí hacia sus brazos que estaban esperándome con

emoción y aprecio. Un abrazo efusivo y sensible que reflejaba

amor y cariño. Los carabineros confundidos de la situación,

desorientados de la relación que teníamos los dos; los vagos que

habían encontrado dormidos en las fuentes. No dejábamos de

abrazarnos y de vernos mutuamente. En cuanto volteamos, los

carabineros ya se habían retirado, y lo único que nos habían

dejado era la maleta y las rosas sobre ella.

Era imposible dejar de observar cada detalle de su rostro,

su exquisita nariz y las pecas que revestían parte de su cara. Un

año sin verlo, sin estar con él y cientos de kilómetros que nos

apartaban. Un día tan soñado y una espera tan delirada. Todas las

piezas que formaba mi vida, ya empezaban a embonar, la pieza

faltante que no dejaba que fuera terminado mi rompecabezas, ya

lo tenía frente a mí, cerca de mí.

Juntos tomados de la mano caminamos por última vez la

Plaza Navona, hasta llegar a su automóvil, que estaba

estacionado a unas cuadras de ahí. Aún tenía dudas de porqué no

había llegado a tiempo, y de porqué un par de carabineros lo

Page 117: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 109 -

habían detenido al igual que a mí. Mientras que el frio pegaba en

mi cara y él no llegaba, pensé que ya nunca iba a volver a verlo.

Sinceramente tuve miedo de perderlo y de no estar junto a él

como lo había deseado desde el primer día que lo conocí. Por

más que fuera a distancia nuestra relación, siempre había sido

estable y firme. La palma de su mano tocaba la mía y sentía que

llevaba una vida eterna con él.

Su itinerario se había desfasado por seis horas. Sin

embargo íbamos a continuar con las siguientes actividades ya

organizadas. Galluchi conquistándome de todas las maneras

posibles, haciendo todas las cosas que me gustan, como los

planes inesperados y lo imprevisto para causarme asombro. La

guía ya se había terminado y lo que seguía ya era sorpresa.

Las preguntas de los acontecimientos, las perdidas y las

preguntas de las detenidas, ya habían sido resueltas. Cada uno

dando su versión, riéndonos de cómo podríamos haber terminado

arrestados dentro de una celda sin saber el uno del otro.

Exactamente no sabía nuestra ubicación, ni mucho menos a

donde nos dirigíamos. Los últimos meses se había creado un

encadenamiento de eventos y acontecimientos que habían hecho

enamorarme más y más. Definitivamente él había rentado la

libertad de corazón, se había adueñado de él. Quería que ese

principio del reencuentro fuera para siempre y que nunca

Page 118: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 110 -

terminara. Aunque faltara tiempo, quería evadir la despedida,

quería prolongar los días y estar acompañada de su sonrisa para

siempre.

Page 119: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 111 -

Un anfiteatro del Imperio Romano

Paseando por la zona turística de Roma. Luminarias

apuntando a los detalles más importantes de las fachadas

antiguas, las cuales habían sido conservadas y formaban parte del

Patrimonio de la Humanidad y de la Arquitectura. El centro de la

cuidad saturado de atracciones, la mayoría, obras arquitectónicas

históricas de la época del imperio romano, construidas en el siglo

I. Monumentos y obeliscos colocados por todas partes, dándole

cierta identidad a la atmósfera Romana. Finalmente llegamos a la

mayor atracción: El Coliseo Romano. Un anfiteatro en forma de

elipse con arcadas y una combinación de órdenes clásicos en las

columnas como dóricas, iónicas y corintias.

Page 120: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 112 -

Los últimos grupos turísticos acababan el tour a media

noche y ya había pasado una hora después de eso. Buscamos el

ingreso por una de sus ochenta entradas, sin que la seguridad nos

viera para no volver a tener problemas de nuevo con los

carabineros. A un paso veloz, tomados de la mano nos perdíamos

en ese espacio con gran magnitud entre los pasillos. Subíamos y

bajábamos escaleras, circulábamos por los pasillos y nos

transportábamos a dos mil años atrás. Percibía la complejidad de

la estructura, dentro de ese conjunto deteriorado, imaginándome

los espectáculos navales, de fieras o de gladiadores.

El ruido ausente creaba una atmósfera fría, de libertad y

terror. Sintiéndonos dueños de todo lo que estaba a nuestro

alrededor. Después de haber conquistado todo el territorio nos

sentamos en una de las bancas en donde poca luz nos iluminaba.

La sombra de las arcadas nos cubría y nos dejaba hacer nuestro

ambiente romántico. Una manta extendida en la superficie de las

ruinas y una vela alargada nos iluminaba con una luz oscura.

Por fin íbamos a poder celebrar nuestra unión con

champaña. Aunque Galluchi ya se había tomado toda una

completa, le quitó el corcho cilíndrico y brindó conmigo.

Dándole tragos directo de la botella con un panini relleno de

rebanadas de mozzarella, el queso lechoso de pasta blanda,

fresco, y hojas de espinacas. No quería que se terminara ese

Page 121: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 113 -

momento, quería fotografiarlo para volverlo a revivir cuantas

veces quisiera. La vela cada vez se hacía más pequeña y su

mecha se volvía más larga. Nada detenía nuestra felicidad, ni el

miedo a que nos encontraran ahí, ni mucho menos la hora.

Dando vueltas alrededor de la vela mientras él me

cantaba al oído con una voz suave y baja. Sin música, bailando a

un ritmo lento, siguiendo el mismo patrón de equilibrio y

permaneciendo enlazados.

Nuestro secreto y nuestra aventura habían sido

interrumpidos por un ruido. Ya no éramos los únicos en ese gran

espacio bajo la luz de las estrellas. Con un soplido apagamos la

vela, nos tomamos de la mano y nos arrancamos corriendo. Las

manos no las sentía del miedo que corría por mi sangre. Sin

importar, abandonamos la manta, los restos de la comida y la

botella. Lo único que me interesaba en ese momento era lo que

sostenía con mis manos.

Page 122: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 114 -

Un posible mañana, el destino y mi porvenir inesperado

Habían sido unos días increíbles y extraordinarios que no

había palabras para describirlos. Tardes en Roma, noches en

Pescopagano, y mañanas en diversos lugares de Italia. Un viaje

que parecía que había sido mandado hacer a la perfección,

ayudándome a confirmar lo que sentía por él. Día con día le

aprendía algo nuevo. Lo valoraba y lo apreciaba, a pesar de saber

que iban a volver a pasar días, meses y posiblemente años hasta

la próxima vez que lo volviera a ver. No solamente había sido un

viaje alrededor de Italia con la persona que quería. Había sido un

viaje de dos enamorados con una unión fuerte que reflejaba amor

y pureza. A pesar de que existían varios elementos que nos

diferenciaban, pudimos estar juntos sin complicación alguna.

Cuando estaba con él sentía un acobijo y una confianza

llena de vínculos y de concordancia. Ya había entrado a un túnel

sin luz y sin salidas. Un corazón aferrado y atrapado al de otro.

Nada me iluminaba como él y no veía otro camino con alguien

más. Desde el día que lo vi por primera vez, con un alejamiento

lleno de seguridad, certeza y firmeza, seguí adelante hasta un año

después que lo vi por segunda ocasión. Ahora podía decir que mi

nombre ya había aparecido en el clímax de la historia de su vida

y no solamente en un índice o introducción.

Page 123: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 115 -

Ni lo segunderos de un reloj ni mucho menos un péndulo

podían indicar si ya era tiempo de dejar todo atrás o de avanzar.

Podía ser el intermedio de la exhibición de la función de mi vida

o posiblemente mi teatro, representando historias frente a la

audiencia usando una combinación de discursos, gestos, música

y sonidos. No solamente cuando el destino ya está hecho es

cuando debes seguir las reglas al pie de la letra, sino cuando una

distancia crea lazos resistentes, valientes y eternos.

La vista, el olfato, el oído, el gusto y el tacto eran

necesarios para darle sentido a mi vida. Le dan una precepción

de recordatorio a lo que es sentir con el tacto su corazón latir,

oler con su esencia natural, oír palabras de aliento y de

consolación. Mirando lo que más adoras y lo que más quieres en

ese instante. Con ganas de asaltarlo para que se quede junto a ti

para siempre.

A pesar de los enredos que se forman y el caos que

brotan, se puede sobrevivir. Más cuando el día tiene treinta y seis

horas, las cuales las efectivas son pocas, y con el resto de las

escenas te ciegas, siendo valiosas solamente las que estuviste

junto a él.

Si era lo que más deseaba, tenía que arriesgarme para

entender perfectamente lo que era mejor para mí. Una lucha

Page 124: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 116 -

eterna iba a tener contra mí si no me daba la oportunidad de

hacerlo. Definitivamente iba a ser un porvenir inesperado.

Page 125: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 117 -

Arquitecta de mis sentidos y de mis encantos

Conviví más de siete días, una semana y un millón de

segundos la última vez que estuve con él. Juntos diseñado la

crónica y el futuro de nuestras vidas antes de regresarme. No

podíamos permitir volver a separarnos, ni alejarnos como lo

hicimos la primera vez. Era necesario encontrar la forma de

unirnos después de haber llegado a la decisión de no apartarnos.

Mi apartamiento con él no duró más de dos semanas.

Regresé al tráfico, al movimiento y a la vida cotidiana de La

Ciudad de México. Capté que a esa altura no era necesario

recordar, sino volver a revivir. Para el decimosexto día, después

de tardes en que la lluvia prevalecía en el cielo oscuro, tenebroso

y sobrio capacité mi visión. No me conformaba con unas

vacaciones y aventuras con él. Menos si él permanecía dentro de

mí. Con solo viajar rumbo al este, en donde mi delirio se

encontraba, todo iba a volver a tener sentido. Era suficiente mi

lenguaje patético donde me había percatado del extrañamiento.

No podía dejar mi relación volar y no tener una fecha límite para

alcanzar. Teníamos que indicarla para mantenerla y no llegar a su

vencimiento. Poder conseguir nuestros objetivos y logros que se

habían estado prolongando por nuestra valentía y esfuerzo. Los

pendientes, mi trabajo pesado y mis responsabilidades personales

Page 126: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 118 -

no eran suficientes para poder entretenerme y dejar de pensar en

él. Mi cabeza no dejaba de hacer laberintos como acostumbraba

hacerlo. Repetía una y otra vez lo que quería sin titubear.

Necesitaba ser importada a Italia como los vinos.

El aire que respiraba no era el que debería, no estaba en

el lugar donde pertenecía o correspondía. Me atreví a salir de ahí,

de mi ciudad y de mi país. Evocando cada de detalle de lo que

iba a dejar por lo que iba a ganar.

Page 127: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 119 -

Restaurando mi vida

No me había percatado de la culminación de mi historia.

Trabajando como restauradora en Italia y cursando diplomados

de Historia de la Arquitectura Griega y Romana, para estar más

familiarizada con el territorio. Mientras que Galluchi estudiaba

su maestría en Economía y trabajaba con el gobierno en el área

de las Ciencias Políticas, yo iba almacenando nuestro amor sin

dejarlo ir. Conservando las fachadas y lo histórico de la

arquitectura romana. Reviviendo la vida a las grandes obras

antiguas del patrimonio de arquitectura y manteniendo la misma

estética con los métodos y técnicas de restauración. Además de

reunir una serie de actitudes y conocimientos para apreciar la

herencia monumental, con un buen conocimiento constructivo

para poder valorar y respetar lo existente.

Durante los fines de semana visitábamos a la Nonna,

viajábamos del Norte al Sur y del Este al Oeste. Aquellas obras

que estudiaba, que veía que estaban plasmadas en los libros, las

analizaba y las veía en la realidad, entendiendo la esencia de su

espacio. Mi italiano había mejorado hasta llegar a la perfección.

Las pastas que cocinaba me quedaban casi igual a las de la

Nonna, Sabiendo que era imposible, por la falta de su toque final.

Sabía bailar con Galluchi tarantelas y tomaba espresso

Page 128: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 120 -

diariamente. En fin, ya era toda una italiana, obviamente sin

perder mis raíces natales y permaneciendo con mi cultura

Mexicana.

Durante los meses de primavera y el comienzo del

verano, ayudaba a la familia Rubinetti a recolectar todos los

tomates que se habían cosechado para hacer la famosa salsa de

tomate. Corríamos entre las uvas plantadas en parra por los

viñedos y gozábamos estar deleitando las diferentes uvas

transformadas en vino. La tercera navidad llegó y recordábamos

cada detalle de las anteriores. Principalmente cuándo comenzó

todo lo nuestro en esa navidad en Florencia. Mi placidez no tenía

palabras para detallar como me sentía. El puro brillo e

irradiación de mis ojos y de mi sonrisa lo decía todo.

Page 129: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 121 -

El vencimiento de mi alegría

Meses completos había vivido en Italia como una turista,

sin embargo el vencimiento de mi visa estaba a poco de

terminarse. Podía estar en ese país pero ya no como una

mexicana turisteando por toda Italia. Un montón de trámites y de

papeles necesitaba firmar para poder hacerme residente de ahí,

sin embargo como había permanecido varios meses fuera de mi

país trabajando en un despacho de arquitectura, tenía problemas.

Pasé horas y horas tratando de resolver el problema. A

pesar de que contaba con el apoyo de la Embajada de México mi

problema no se solucionaba. Tenía que pagar una multa por

haber perdurado tanto tiempo ahí. Me habían dado un acta de

infracción y una multa; tenía que pagar, pero antes de eso tenía

que salir del país.

Acontecimientos seguían ocurriendo y me hacían pensar

que era el final de toda mi historia. Probablemente sería el último

capítulo de mi historia de amor; sin embargo, no tenía un final

perfecto ni feliz como todas las novelas que yo leía.

No quería regresar a México porque sabía que en ese

momento todo lo podía perder, todo lo que más quería estaba

justo conmigo y no quería separarme. Una red de problemas iba

Page 130: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 122 -

creciendo más y más con el paso de los días y nada podía

resolver. En mi mente ya tenía pensado todo lo que iba a pasar,

tenía que estar preparada otra vez a la separación o hasta el adiós

que probablemente sería para siempre.

Mi segundo país

Page 131: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 123 -

Unos días nada agradables, en el que no sabía si estar

contenta y disfrutar los últimos días con él o pasármela en la

Embajada de México tratando de solucionar el problema.

Durante el tiempo que esperaba hablaba con Luis y le

comentaba sobre mi situación. Luis acongojado y preocupado

trataba de ayudarme dándome opciones para una solución.

Estaba totalmente negada a sus alternativas. Luis siempre tan

romántico y siempre hablando con el corazón me dijo que le

contara mi historia de amor a uno de ellos para ver si causaba

lástima y sorpresa, y me ayudaban un poco.

Empecé a contarle mi historia de amor a una de las

señoras que trabajaba ahí, de pronto más empleados se

empezaron a acercar, más y más hasta que más de la mitad de las

personas que trabajaban en la Embajada estaban escuchando mi

historia. Por suerte, la idea de Luis ayudó. Causé un poco de

piedad y ternura y me empezaron a ayudar.

Unas cuantas firmas y muchas visitas a la Embajada tuve

que hacer para que Italia fuera mi segundo país y pudiera vivir

tranquilamente junto a Galluchi.

Un billete y unas cuantas monedas para un vino fino

Page 132: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 124 -

El verano se acercaba, los días calientes llegaban y

empezaban a nacer y brotar por todos los huertos y campos las

flores. Un sol radiante lucía por los cielos claros con nubes

suaves y blandas. Un clima agradable y encantador. Aves

volando por los cielos celestes, rosas de diversos colores en

jardines amplios y verdes. Aprovechando la libertad, la

temperatura y la felicidad salimos a la ciudad. Llegamos a la más

famosa y monumental fuente de Roma; la Fuente de Trevi.

Cientos de turistas y visitantes arrojando monedas, lanzándolas

con la mano derecha por encima del hombro izquierdo a la

fuente, asegurando su regreso a Roma. Definitivamente había

tenido suerte, nunca había aventado nada y no solamente estaba

de vuelta, sino vivía ahí. Cuenta la leyenda que dos monedas

llevan a un nuevo romance y tres aseguran un matrimonio.

Page 133: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 125 -

Me encantaba como la ciudad siempre tenía vida ya fuera

invierno, otoño, primavera o verano. Sentados, tomando el sol en

una de las terrazas de los restaurantes frente a la fuente en la

Plaza de Trevi, con una taza de agua hirviendo y té blanco.

Observando a la gente pasar, música por cualquier lugar y

turistas fotografiando cada objeto, edificio o persona que hablara

italiano. Escuchando el sonido del agua caer de sus esculturas y

la diosa romana. Vendedores de flores rojas y azules por todas

partes y yo disfrutando de la compañía de Galluchi y de su

cercanía. Permanecimos dos tercios de hora, conversando y

riéndonos sin apuro alguno. Con la llegada del sol, las pecas de

Page 134: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 126 -

la cara de Galluchi incrementaban y aún más pelirrojo se veía.

Por todas partes era conocido como el Rosso.

Entramos a una tienda de delicatesen culinario, donde

los precios no eran tan elevados. Una gran variedad de quesos

como gorgonzola, ricota, romano, parmesano, asiago y más y

salami felino, milano, fabriano, napolitano, veronés entre otros.

Compramos pan ciabatta, crujiente y con miga suave,

queso parmesano y salami felino con dulzura. El menú de la

comida de nuestro sábado ya estaba completo, unos bocadillos,

acompañándolo con una ensalada capresse bañada de aceite de

olivo y albaca. Sin embargo faltaba el elemento más importante

de una comida italiana; el vino.

Galluchi me entregó un monedero de terciopelo color

negro con el dinero exacto para comprar la botella de vino tinto.

Mientras que él hacía el favor de tomarle una foto a una pareja

de ancianos suizos enfrente de la fuente de Trevi, me dirigí hacia

la vinoteca dentro de la misma plaza. Entré buscando un vino

fino y diferente. Me dirigí hacia la sección de los vinos

Mexicanos. Un muro repleto de botellas, y después de repasar

todos los nombres, regiones y uvas escogí uno, Casa Madero, del

tipo de uva de Cabernet Sauvignon, del año del 2003 de Parras,

Coahuila. Galluchi no tardo más de dos minutos en entrar a la

tienda, nos acercamos a la caja y nos dieron el total de la compra.

Page 135: Tecprod77ms.itesm.mx/podcast/CCL/Mi_principessa.pdfMetros, kilómetros y distancia de fe No era la falta de tiempo ni de esperanzas. Quizá era la diferencia, la distancia, los kilómetros

--Mi Principessa--

- 127 -

Galluchi volteó a verme y con una voz tierna me pidió que

pagara con el dinero que se encontraba en el saco de tela velluda.

Saqué el monedero con esa textura blanda del bolso de mi

pantalón, abrí mi mano y vacíe lentamente las monedas de un

euro formadas por níquel. No solamente salieron unas cuantas

monedas con la cara nacional de Italia y un billete delgado de

cinco euros, sino también una sortija plateada con un diamante

brillante de estructura cristalina al centro.