metodologia de analisis funcional de instrumentos tallados en silex (2)

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Universidad de Deusto Jesús Emilio González Urquijo Juan José Ibáñez Estévez Metodología de análisis funcional de instrumentos tallados en sílex

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Metodlogía de Analisis Funcionales Líticos

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  • Jess Emilio Gonzlez Urquijo / Juan Jos Ibez EstvezMetodologa de anlisis

    funcional de instrumentos tallados en silexEn este libro se recoge una metodologa para el anlisis de la funcinde las herramientas prehistricas talladas en slex. Despus de realizaruna valoracin de las aportaciones sobre el tema desarrolladas hasta la

    fecha, se elabora un programa de experimentacin en el que sereproducen los diversos trabajos que se pudieron llevar a cabo con

    utensilios de piedra en poca prehistrica. A partir de las piezasexperimentales se describen las huellas de uso sobre los filos activosque resultan de cada una de las labores. Los atributos consideradossignificativos, una vez especificados, son agrupados dentro de unsistema de decisiones que permite abordar de forma sistemtica y

    coherente el anlisis funcional de los tiles prehistricos.

    Universidad de Deusto

    Universidad de Deusto

    Jess Emilio Gonzlez UrquijoJuan Jos Ibez Estvez

    Metodologade anlisis funcional

    de instrumentos tallados en slex

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  • Metodologa de anlisis funcional

    de instrumentos tallados en slex

  • Jess Emilio Gonzlez UrquijoJuan Jos Ibez Estvez

    Metodologa de anlisis funcional

    de instrumentos tallados en slex

    1994Universidad de Deusto

    Bilbao

  • Cuadernos de Arqueologa, n. 14

    Portada: Enmangamientos de las puntas de dorso

    Universidad de Deusto - Apartado 1 - 48080 Bilbao

    I.S.B.N.: 978-84-9830-864-8

  • Agradecimientos

    Agradecemos al Dr. Juan Mara Apellniz Castroviejo el inters queha mostrado por el presente trabajo, tanto durante su desarrollo desde1986 como en el momento de su publicacin. Este reconocimiento es ex-tensible a la Universidad de Deusto que toma a su cargo la publicacinde una parte sustancial de los resultados de nuestras investigaciones, quehan constituido sendas tesis doctorales presentadas en dicha Universidad.El trabajo de estos aos se ha llevado a cabo fundamentalmente en elMuseo Arqueolgico, Etnogrfico e Histrico Vasco de Bilbao a cuyopersonal queremos manifestar nuestra gratitud. En este tiempo hemossido beneficiarios de la beca de Arqueologa de la Diputacin Foral deVizcaya y de la beca predoctoral de Formacin de Personal Investigadordel Gobierno Vasco. Adems el trabajo ha sido parcialmente financiadopor la Direccin General de Investigacin Cientfica y Tcnica del Minis-terio de Educacin y Ciencia, en el apartado de dotacin de infraestructu-ra de investigacin y en el de proyectos de investigacin (PB87-0186).

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  • INDICE

    INTRODUCCION .............................................................................................. 11

    1. PLANTEAMIENTO DEL PROGRAMA EXPERIMENTAL ...................... 15

    1.1. El mtodo ............................................................................................... 151.2. Las variables independientes ................................................................. 19

    1.2.1. La actividad ................................................................................. 201.2.2. La materia trabajada .................................................................... 281.2.3. El tiempo de trabajo .................................................................... 311.2.4. La sujecin del til ...................................................................... 311.2.5. Otras variables experimentales.................................................... 35

    1.3. Las variables dependientes y atributos................................................... 36

    1.3.1. Desconchados.............................................................................. 361.3.2. Pulido........................................................................................... 421.3.3. Estras y huellas lineales.............................................................. 581.3.4. Embotamiento ............................................................................. 60

    1.4. Programas experimentales complementarios......................................... 61

    1.4.1. Programa experimental de huellas de talla.................................. 621.4.2. Programa experimentalde alteraciones postdeposicionales ........ 631.4.3. Programa experimental de alteraciones arqueolgicas ............... 63

    2. RESULTADOS DEL PROGRAMA EXPERIMENTAL.............................. 65

    2.1. Desconchados......................................................................................... 69

    2.1.1. Morfologa................................................................................... 692.1.2. Cantidad....................................................................................... 722.1.3. Longitud y anchura...................................................................... 762.1.4. Terminacin................................................................................. 832.1.5. Disposicin.................................................................................. 912.1.6. Posicin ....................................................................................... 97

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  • 2.2. Pulido ..................................................................................................... 108

    2.2.1. Disposicin en las caras activas .................................................. 1082.2.2. Distribucin del pulido................................................................ 1132.2.3. Extensin transversal del pulido.................................................. 1152.2.4. Relacin desconchados/pulido .................................................... 1172.2.5. Superficie del pulido ................................................................... 119

    2.3. Redondeamiento..................................................................................... 1352.4. Estras y componentes lineales .............................................................. 137

    3. EL PROCESO DE INFERENCIA FUNCIONAL......................................... 141

    3.1. Los elementos del proceso de inferencia ............................................... 1413.2. Las huellas de uso .................................................................................. 143

    3.2.1. Fenmenos de alteracin diferentes al uso.................................. 1433.2.2. Confianza de los criterios funcionales......................................... 1453.2.3. Acciones que no producen huellas .............................................. 147

    3.3. El sistema de decisiones......................................................................... 147

    3.3.1. Zonas activas lineales.................................................................. 1503.3.2. Zonas activas puntuales............................................................... 1583.3.3. Zonas activas en bisel.................................................................. 164

    3.4. Aplicacin del proceso de inferencia ..................................................... 165

    4. APENDICES .................................................................................................. 169

    1. Fotografas de huellas en piezas experimentales ....................................... 1712. Lista de experimentos ................................................................................ 2013. Planos de zonas activas en piezas experimentales..................................... 211

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  • Introduccin

    La preocupacin por el conocimiento de la funcionalidad del utillajeltico prehistrico ha acompaado al desarrollo de la disciplina arqueol-gica desde los primeros momentos de su creacin.

    Si bien es cierto que hasta finales del pasado siglo el inters de losinvestigadores estuvo orientado principalmente a demostrar la gnesishumana y la antigedad de los artefactos lticos, podemos detectar en es-tos precursores inquietudes sobre el significado funcional de las herra-mientas. La propia denominacin de los tiles con morfologas concretascomo raspadores, puntas o cuchillos refleja el intento de aportar datossobre el sentido funcional de las piezas.

    Sin embargo, estas consideraciones funcionales, basadas en compara-ciones etnogrficas o deducciones a partir de la morfologa del til, pron-to cayeron en desuso. Se hizo evidente que no exista ningn mtodo decontrastacin de este tipo de hiptesis, por lo que los esfuerzos de los in-vestigadores se dirigieron al anlisis de la forma de los tiles, que fueroncategorizados en diversas listas tipolgicas.

    A partir de los aos 30, el sovitico S. Semenov llev a cabo una se-rie de investigaciones sobre la funcionalidad de las herramientas prehis-tricas mediante el anlisis de las alteraciones en las zonas activas de lostiles producidas por el uso. Las investigaciones de este autor apenasfueron conocidas en Occidente hasta la publicacin en ingls de los re-sultados (Semenov, 1957/1981).

    Tal publicacin tuvo una fuerte repercusin en la investigacin euro-pea y americana, potenciando una serie de trabajos que pretendan desa-rrollar los hallazgos de Semenov. En buena parte, el papel revulsivo de laobra de este investigador se debi a la coincidencia de su aparicin con

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  • el desarrollo de nuevos planteamientos metodolgicos e interpretativosque afectaban a toda la disciplina arqueolgica.

    Los aos 60 fueron los momentos de desarrollo de la Nueva Arqueo-loga, que supuso una cierta ruptura con las tendencias anteriores. Estacorriente pretenda reconocer las claves de interpretacin del registro ar-queolgico como resultado de un comportamiento humano. Los estudiosde huellas de uso incidan directamente en este intento.

    Paralelamente, se generaliz la aplicacin de las tcnicas de fechacinabsoluta a los conjuntos arqueolgicos, lo que debilit la importancia delaporte de los estudios tipolgicos como definidores de una cronologa re-lativa. Ello puso de manifiesto el agotamiento de la prctica exclusivadel anlisis morfolgico del utillaje y abri la posibilidad de nuevos en-foques en el estudio del material ltico.

    Sin embargo, los resultados de los primeros estudios funcionales fue-ron poco satisfactorios. La obra de S. Semenov incide fundamentalmenteen el conocimiento de la funcionalidad de ciertos tipos de tiles, peropresenta claras lagunas en el plano metodolgico. As, no se especificanlos criterios de interpretacin funcional que permitan aplicar su tcnicade anlisis a otros conjuntos arqueolgicos.

    En Occidente, hasta finales de los aos 70, los estudios funcionalesfueron limitados, ante la carencia de un sistema de anlisis fiable. Lostrabajos de R. Tringham et al. (1974) y G.H. Odell (1977), por una parte,y los de L.H. Keeley (Keeley, 1974; Keeley y Newcomer, 1977; Keeley,1980), por otra, abrieron nuevas posibilidades. A partir de programas ex-perimentales establecieron las caractersticas de las huellas de uso obser-vables en las herramientas lticas que permitan la identificacin de lasformas de empleo y las materias trabajadas por los tiles.

    Durante algn tiempo estos enfoques se presentaron como antagni-cos debido a que el sistema de Tringham et al. basaba las atribucionesfundamentalmente en los desconchados presentes en el filo despus deluso, mientras el mtodo Keeley se centraba en las apariencias de las su-perficies pulidas por el contacto con la materia trabajada.

    El mtodo Keeley, llamado de altos aumentos por el tipo de ele-mentos pticos empleados, ha sido el ms extendido a lo largo de la d-cada de los 80. Las razones de este dominio se basan en dos factores. Poruna parte, la observacin de los pulidos permite determinar materias tra-bajadas especficas madera, piel, hueso, mientras los descon-chados slo reflejan la dureza relativa del material de contacto. Por otraparte, se ha sealado la dificultad de distinguir los desconchados causa-dos por uso de los originados por otros fenmenos.

    En la actualidad, la integracin de los dos mtodos ha potenciado losestudios funcionales. A pesar de ello, el sistema de anlisis de las huellas

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  • de uso no deja de presentar limitaciones. En trminos generales se cono-cen los criterios que permiten reconocer la actividad y la materia trabaja-da a partir de las huellas. Sin embargo, tales criterios no se han especifi-cado de forma precisa, por lo que la capacidad de interpretacin se basaen la propia experiencia del analista, que ha sido educada previamente apartir del desarrollo de un programa experimental de uso.

    De esta forma, la credibilidad de las interpretaciones desarrolladaspor un investigador se basan ms en su prestigio personal que en el cono-cimiento crtico de los medios de anlisis. Este hecho dificulta enor-memente el desarrollo de la disciplina, ya que ralentiza la fase de aprendi-zaje de la tcnica e imposibilita la depuracin y perfeccionamientopaulatino del sistema de interpretacin.

    Por tanto, se echa de menos, en primer lugar, el establecimiento deunos criterios precisos de interpretacin funcional. Adems, es necesarioque estos criterios queden integrados coherentemente dentro de un siste-ma de anlisis, en el que se plantee de forma ordenada el mecanismo deargumentacin que debe seguir el analista hasta llegar a la inferencia de laactividad y la materia trabajada.

    En los ltimos 10 aos el mtodo de anlisis funcional ha sido apli-cado a numerosas cuestiones planteadas sobre el material arqueolgico.Las posibilidades del mtodo no se restringen a conocer las formas deutilizacin de ciertas herramientas sino que puede responder a problem-ticas ms generales sobre los modos de vida prehistricos (Gonzlez Ur-quijo, 1993; Gonzlez e Ibez, 1991).

    As, mediante el anlisis funcional se han aportado valiosos datos so-bre el comienzo de la agricultura en Prximo Oriente (Anderson-Ger-faud, 1982; 1983; Unger-Hamilton, 1988), las causas de la variabililidadde las facies musterienses (Anderson-Gerfaud, 1981; Beyries, 1987),la organizacin espacial de los campamentos magdalenienses (Plisson,1985; Moss, 1983; Keeley, en Cahen et al., 1980) o la funcionalidad delos asentamientos (Donahue, 1988; Ibez et al., 1993; Gonzlez e Ib-ez, 1993).

    El amplio nmero de trabajos llevados a cabo desde principios de losaos 80 muestra que el estado actual de desarrollo terico y metodolgi-co permite aportar valiosos datos sobre la economa prehistrica. Sin em-bargo, al mismo tiempo, consideramos que el avance en el mtodo deanlisis funcional, que conlleva la fijacin de los criterios de interpreta-cin y la especificacin del sistema de inferencia, contribuir a la obten-cin de resultados ms precisos y a la generalizacin del sistema de an-lisis.

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  • Captulo 1

    Planteamiento del programa experimental

    1.1. El mtodo

    El acercamiento a la funcin de las herramientas se puede intentardesde diversas perspectivas. Una de las ms comunes ha sido la analogaformal entre los tiles que se quiere estudiar y otros de funcin conocida.Tambin se ha pretendido identificar la funcin analizando la potenciali-dad de la herramienta para realizar una actividad o transformar una mate-ria concreta.

    El inconveniente principal de ambos mtodos reside en que si bienpermiten plantear hiptesis de uso, stas no pueden ser contrastadas.

    En algunos casos el contexto en el que se encuentra la herramienta estan evidente que es posible realizar una identificacin funcional. Este es elcaso, por ejemplo, de las puntas de flecha incrustadas en huesos de ani-males. Sin embargo las circunstancias en que se pueden realizar estasidentificaciones son excepcionales.

    Las huellas de uso de las herramientas ofrecen una nueva va deacercamiento. Durante el trabajo de cualquier materia con un til de slexse producen alteraciones en la zona de la herramienta en contacto con lamateria trabajada. La observacin microscpica de estas alteraciones ohuellas de uso puede reportar informaciones sobre el trabajo que llev acabo la pieza.

    Para que esta identificacin sea posible es necesario conocer cules sonlas caractersticas de las alteraciones que cada uno de los trabajos genera.

    Tal objetivo puede ser alcanzado mediante el mtodo experimental.En la experimentacin, se reproducen diferentes labores, se controlan lasalteraciones que se crean en cada una de ellas y a partir de ah se estable-cen las huellas que son propias de cada labor.

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  • Posteriormente se analiza el material arqueolgico, utilizando lospatrones de huellas significativos como criterio en la identificacin fun-cional.

    Se establece as un sistema inductivo-deductivo con una primera faseen la que se construyen las claves de interpretacin a partir de la realidadexperimental observada, y una segunda en la que el reconocimiento delas mismas alteraciones en piezas prehistricas permite una equiparacinde causas por la analoga de consecuencias.

    Para que la experimentacin cumpla estos objetivos debe organizar-se como programa experimental. Esto supone cumplir una serie de re-quisitos.

    En primer lugar, se debe definir de la forma ms precisa posible elmarco experimental, es decir, las caractersticas de las actividadesprehistricas que se estudian. En esta definicin participan:

    1. Las informaciones conocidas sobre el paleoambiente referidas alas materias primas disponibles.

    2. Los restos de actividades conservados en el registro arqueolgico.3. Las referencias etnogrficas de pueblos con un nivel similar de

    desarrollo tecnolgico.4. Los resultados de estudios funcionales ya realizados y otras de-

    ducciones llevadas a cabo a partir del material arqueolgico.5. Los conocimientos sobre el comportamiento humano en general:

    racionalidad, efectividad, capacidades motoras...

    En segundo lugar, los experimentos deben formar un conjunto orga-nizado, sistemtico y coherente. Esto quiere decir que la experimenta-cin de uso incluir labores sobre todas las materias que es posible quese hayan realizado en el contexto estudiado. Esta condicin asegura quelas relaciones que se establecen entre las huellas y las caractersticas deluso son pertinentes y que no hay otra utilizacin distinta que cause lasmismas huellas. En otro nivel, la realizacin de un programa experimentalpermite ms tarde construir un sistema de interpretacin ms completo.

    Por ltimo, en los experimentos deben controlarse las variables queintervienen durante el uso y, ms tarde, las alteraciones que se producen.Para ello, es preciso llevar a cabo una definicin previa de las labores quese van a realizar y tambin de los atributos de las huellas resultantesque se van a tener en cuenta.

    La plasmacin prctica del mtodo experimental en los estudios dehuellas de uso ha seguido dos caminos diferentes, que denominamos re-plicativo y analtico (Gutirrez, 1990).

    En el primer sistema se definen los diferentes trabajos que se lleva-ron a cabo en poca prehistrica, se reproducen experimentalmente y se

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  • observan los resultados. De esta forma las acciones practicadas son deltipo de adelgazar una piel, apuntar una madera, crear un surco en un asta,etc. El investigador conocera las huellas que produce cada uno de lostrabajos experimentados, de forma que cuando observar las trazas en until arqueolgico podra asociarlas a uno de los tipos de trabajos realiza-dos.

    En el sistema analtico el objeto de conocimiento no es el conjuntodel trabajo, sino cada una de las variables que lo componen. La finalidades establecer relaciones entre estas variables y las huellas formadas porel uso.

    En la experimentacin replicativa se pretende reproducir los trabajosllevados a cabo por el hombre prehistrico de la forma ms fiel posible.En la experimentacin analtica, la necesidad de mantener un estrictocontrol de las variables conduce al desarrollo de experimentos mecnicos.

    Los problemas de la experimentacin replicativa parten de la mismaeleccin de las labores que se van a reproducir. En este sentido, ya se hansealado los lmites de las referencias etnogrficas y los peligros de lasutilizaciones supuestas (Kamminga, 1982: 82; Unrath et al., 1986: 170;Unger-Hamilton, 1988: 29).

    A ello se aade que el sistema replicativo presenta el inconvenientede que no permite reconocer ms trabajos que los planteados en el pro-grama experimental. Esto es debido a que el patrn de huellas produci-do en la experimentacin se asocia a una labor concreta. El reconoci-miento del uso en un til prehistrico se basa en la analoga entre lashuellas que presenta y las que se han observado en una pieza experi-mental.

    El hecho de que en las piezas arqueolgicas no se encuentren huellasexactamente idnticas a las experimentales produce tres tipos de proble-mas. En primer lugar, fijar en qu aspectos y hasta qu punto pueden di-ferir las huellas sin afectar a la interpretacin. En segundo lugar, cmoestablecer niveles de interpretacin parciales. Por ltimo, cmo elaboraruna hiptesis de uso alternativa cuando las huellas son diferentes de lasconocidas por la experimentacin, dado que no se ha controlado la in-fluencia de cada variable.

    El sistema analtico ofrece una respuesta ms adecuada a esta proble-mtica. Ante un conjunto de huellas desconocido, el tracelogo puede es-tablecer hiptesis sobre la labor que las origin a partir del conocimientoque tiene sobre el comportamiento de cada variable de uso.

    Adems, la experimentacin analtica permite crear una herramientade interpretacin funcional ms sistemtica y flexible. Como veremosms adelante, el nmero de variables que determinan las caractersticasde las huellas es muy amplio, por lo que el sistema de deduccin es com-

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  • plejo. Este se debe realizar en diferentes fases, desde las deduccionesms sencillas a las ms complejas. En este proceso, las huellas que se ob-servan en algunas piezas permiten desarrollar la inferencia hasta el nivelde conocimiento ms profundo y detallado, mientras en otros casos la de-duccin debe quedar en un nivel ms general. Este tipo de anlisis, siste-mtico a la vez que flexible, slo se puede practicar partiendo de una de-finicin detallada de las variables que intervienen en el trabajo y de lostipos de huellas que generan.

    Sin embargo, existen una serie de dificultades para llevar a cabo unsistema de estudio estrictamente analtico. Por una parte, la cantidad de va-riables que influyen en las huellas es amplia, por lo que el nmero de ex-perimentos que resultara de la combinacin de todas ellas sera tan altoque no se podran llevar a cabo.

    Una combinacin exhaustiva de la variables funcionales llevara a larealizacin de actividades poco efectivas, que con toda seguridad no sedieron en las pocas estudiadas (Keeley, 1980: 7; Grace, 1989: 12).

    Adems, el tipo de experimentacin mecnica, justificado en el con-trol estricto de las variables, no es adecuado para los estudios funciona-les. El hecho de que pretendamos reconstruir un comportamiento humanoimplica que dentro de cada gesto tcnico existe un cierto grado de varia-bilidad inherente al trabajo. Por tanto, los patrones de huellas que resul-ten de una actividad humana van a resultar menos definidos que los obte-nidos en la experimentacin mecnica.

    Ante estos condicionantes se ha optado por una experimentacinmixta, procurando evitar los inconvenientes de cada sistema. Hemospartido de una definicin analtica de las variables que intervienen en eltrabajo, planteando los experimentos a partir de la combinacin de va-riables. Sin embargo, se han desechado las combinaciones de variablesque producen trabajos poco efectivos. Los experimentos se han realiza-do directamente por nosotros, pero manteniendo constantes las varia-bles que definen la actividad a lo largo del tiempo en que se desarrollla labor. Este tipo de experimentacin es similar a la practicada porTringham et al. (1974), Olausson (1983), Vaughan (1985) o Unger-Ha-milton (1988).

    El programa experimental nos ha permitido disponer de un conoci-miento relativamente detallado sobre el modo en que las variables expe-rimentales influyen en las huellas de uso. Adems, hemos intentado quelos patrones de huellas significativos queden definidos de la forma msprecisa posible, mediante la cuantificacin de los atributos, hasta dondelo permite la naturaleza del estudio.

    Sin embargo, el esfuerzo que ha de dedicarse a la experimentacinno termina con el establecimiento de los patrones significativos de las

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  • huellas de uso. El utillaje ltico se ve sometido a muy diversos procesosde alteracin desde el momento en que es fabricado por el artesanoprehistrico hasta que es observado a travs del microscopio. Por ello elanalista de huellas de uso debe conocer la repercusin de otros agentesnaturales o antrpicos diferentes al uso, ya que pueden dificultar o tergi-versar la interpretacin funcional.

    Estas alteraciones se producen en tres momentos principales: la fa-bricacin del instrumento, el tiempo en que la pieza se encuentra en de-posicin arqueolgica y el momento en que es recuperada, estudiada yalmacenada por el arquelogo. Por tanto, hemos completado el programaexperimental de huellas de uso con otros sobre las huellas generadas porla talla y retoque, las alteraciones postdeposicionales y las creadas por eltratamiento arqueolgico.

    En la exposicin del programa experimental de uso comenzaremosestableciendo las variables independientes consideradas. Posteriormentesealaremos los tipos de huellas y los atributos que se han tenido encuenta. En una tercera parte plantearemos la relacin entre las variablesindependientes y las huellas de uso. Una vez que se complementen estosdatos con los que proporcionan los programas de huellas tecnolgicas,alteraciones postdeposicionales y modificaciones causadas por el estudioarqueolgico, estableceremos las caractersticas y las diferentes fases delproceso de anlisis funcional.

    1.2. Las variables independientes

    Consideramos como variables independientes aquellos factores queinfluyen de forma significativa en las huellas resultantes del trabajo. Lasvariables independientes se pueden dividir en dos grupos en relacin conel estudio de las huellas de uso. El primero incluye aquellas cuyo recono-cimiento es el objeto del anlisis funcional (actividad, materia trabajada,tiempo de uso y forma de sujecin de la herramienta). En el segundo gru-po se integran las variables que influyen significativamente en las hue-llas de uso (ngulo y delineacin del filo, naturaleza de la zona activa ytipo de slex en el que se elabor la pieza) pero que son evidentes a partirde la observacin del til.

    Cada opcin posible dentro de una variable es una categora. As, lavariable forma de aplicacin de la fuerza se divide en las categoraspresin y percusin, o el movimiento del filo en longitudinal otransversal.

    En nuestro programa, no se han registrado otras como la experien-cia del trabajador (Moss, 1983: 80; Plisson, 1985: 26), la longitud del

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  • movimiento (Odell, 1975: 227), la velocidad del trabajo (Odell, 1975;Keeley, 1980) o la posicin relativa del trabajador respecto al til(Tringham et al., 1974: 188; Keeley, 1980) por considerarlas poco rele-vantes en la formacin de las huellas o por ser dificilmente controla-bles.

    1.2.1. La actividad

    La actividad es la forma en que el til ha transformado la materia,la cinemtica del trabajo. El reconocimiento de la actividad, junto alde la materia trabajada son los objetivos principales del anlisis fun-cional.

    En trminos de anlisis funcional, sta es una variable compleja quepuede ser dividida en otras subvariables menores: la morfologa del filoactivo, la forma de aplicacin de la fuerza, la posicin del filo respecto almovimiento y el ngulo de trabajo.

    El tratamiento que esta variable ha tenido en los diversos progra-mas experimentales publicados es dispar, siendo poco numerosos aque-llos en los que se han descrito las actividades de una forma sistemticay coherente (ver, sin embargo, Mansur-Franchomme, 1983a; Gutirrez,1990 y 1993).

    Esta variable contempla el tipo de relacin que se establece entre eltil y la materia trabajada. Sin embargo, son comunes los casos en losque en la descripcin de la actividad se incluyen factores tales como lasconsecuencias del trabajo sobre la materia trabajada o el tipo de materiaque se transforma.

    Segn Grace (1989: 112-113), las diferencias entre boring y pier-cing se encuentran parcialmente en la dureza de la materia trabajada,mientras que dentro de la ltima actividad incluye actuaciones realizadascon movimientos giratorios y movimientos de empuje. Para Anderson-Gerfaud (1981: 8-10), la diferencia entre racler raer y gratterraspar es la resistencia del material al que se aplican.

    Por nuestra parte consideramos que la definicin precisa de las acti-vidades permite un mejor conocimiento de las relaciones existentes entrelas variables independientes y las huellas de uso, como veremos msadelante, adems de facilitar el intercambio de informacin entre dife-rentes investigadores.

    Para el control y registro de las actividades experimentadas se hanutilizado unos elementos descriptores, similares a los establecidos porotros investigadores (Unrath et al., 1986: 123; Mazo, 1991: 63) como seve en la ilustracin 1.1.

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  • Ilustracin 1.1.

    Elementos de descripcin de la actividad

    Angulo de la zona activa (): El formado por las dos caras quedefinen el filo activo o las aristas activas del til.

    Angulo de contacto (): El formado por la superficie de la mate-ria trabajada y la cara del til que queda ms cercana a esta materiadurante el trabajo.

    Cara de mayor contacto (A) y de menor contacto (B): Describenla posicin de las caras del filo activo en relacin con la materiatrabajada. Esta distincin es vlida para los trabajos en los que elngulo de ataque es menor a 90, ya que si este ngulo es perpen-dicular ambas caras presentan un grado de contacto similar con lamateria trabajada.

    Cara conductora (A) y cara conducida (B): Por cara conductoraentendemos aquella que va delante durante el movimiento, siendola opuesta la cara conducida. Tales conceptos son aplicables a lostrabajos en los que el filo o arista activa se mueve transversalmen-te con respecto a la materia trabajada, no siendo vlidos para losmovimientos longitudinales.

    A. Cara conductora y de menor contacto.B. Cara conducida y de mayor contacto.. Angulo de la zona activa.. Angulo de trabajo.. Angulo de contacto.

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  • 1.2.1.1. La morfologa de la zona activa

    Las posibilidades que ofrece un til concreto de transformar una ma-teria se relacionan en primer lugar con la morfologa de la zona con laque se va actuar. Esta puede presentar cuatro morfologas principales:

    Puntual: cuando las aristas activas confluyen en un punto.Bisel de buril: cuando la zona activa es un bisel de tipo buril, sea

    natural o creado por retoque.Lineal: cuando la zona activa es un filo.Masiva: cuando la zona activa es una superficie.

    En los tres primeros grupos se podran englobar la mayora de las ac-tividades desarrolladas con tiles de slex. Los trabajos con zonas activasmasivas, como podran ser los de abrasionado o machacado, se realizangeneralmente con otro tipo de rocas mejor adaptadas que el slex. Portanto, nuestro trabajo se va a centrar en la utilizacin de zonas activaspuntuales, lineales o de bisel de buril.

    La subvariable morfologa de la zona activa es denominada por Man-sur-Franchomme (1983a, tabla I: 59) contact du tranchant, considerandolas variantes de lnea y punto. Gutirrez (1990: 104) la incluye como con-formacin de la zona activa que puede ser lineal o polidrica. Por su par-te, Kamminga (1982: 4) seala la geometra de las superficies de contactodel til como una variable relevante en la caractersticas de las huellas.

    1.2.1.2. El ngulo de trabajo

    Es el ngulo formado por el eje central de la zona activa y la materiatrabajada (ilustracin 1.1,). Se ha elegido el eje de la zona activa y no elde la pieza porque define de forma ms apropiada tanto la naturaleza deltrabajo como la gnesis de las huellas. Aunque sta es una variable conti-nua, por economa y por la dificultad de un control ms estricto durantela experimentacin, se han establecido dos categoras: ngulos de trabajooblicuos, alrededor de los 45 grados, y rectos, los cercanos a 90 grados.

    El ngulo de trabajo, junto al ngulo del filo, es determinante del n-gulo de contacto.

    1.2.1.3. La forma de aplicacin de la fuerza

    La forma en que se transmite la fuerza muscular a la materia trabaja-da a travs del til es uno de los elementos ms caractersticos de la ac-cin. A grandes rasgos se divide en dos grupos: presin y percusin. Enla presin, la fuerza se aplica de una forma continuada y el til se apoya

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  • en la materia trabajada mientras se desarrolla la actividad. En la percu-sin, la fuerza se aplica de forma instantnea, generndose un contactotraumtico con la materia trabajada. Tanto la presin como la percusinpueden llevarse a cabo con zonas activas de morfologas puntuales, enbisel de buril o lineales.

    A su vez, las actividades de percusin pueden clasificarse en tres ca-tegoras dependiendo del tipo de relacin que se establece entre el origende la fuerza y la materia trabajada:

    Percusin directa: cuando el til con el que se ejerce la fuerza es elmismo que el que transforma la materia (ilustracin 1.2, figura 1).

    Percusin indirecta: cuando el til con el que se ejerce la fuerza esdiferente al que transforma la materia trabajada. En este caso el ins-trumento de slex acta como un elemento intermediario, ejercin-dose la fuerza sobre l con un percutor (ilustracin 1.2, figura 2).

    Percusin lanzada: cuando existe un espacio que es recorrido porel til entre el punto donde se aplica la fuerza y el punto donde serealiza el trabajo.

    Ilustracin 1.2.

    Actividades de percusin.Figura 1: percusin directa. Figura 2: percusin indirecta

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  • M.E.Mansur-Franchomme (1983a, tabla I: 59) llama a esta subvaria-ble modo de accin y considera en sus experimentos la presin y lapercusin indirecta. C. Gutirrez (1990: 104) incluye presin, percusindirecta e indirecta y las define segn la continuidad del contacto y de lafuerza aplicados.

    Movimientos ejercidos mediante presin

    Dentro de los movimientos ejercidos mediante presin se considerandos nuevas variables: la posicin de la zona activa respecto al movimien-to del til y el nmero de sentidos del movimiento.

    La morfologa de la zona activa va a condicionar el tipo de trabajosque se pueden practicar presionando con el til. Cuando la zona activa esun filo, ste puede moverse sobre la materia trabajada de forma longitu-dinal (ilustracin 1.3, figuras 1 y 2) si la direccin del movimiento esparalela al filo, o transversal (ilustracin 1.3, figuras 3 y 4), cuando ladireccin del movimiento es perpendicular al filo activo. En el primergrupo quedaran englobadas las actividades que se han denominado cor-tado y serrado, mientras que en el segundo se integraran las de raspado,cepillado, alisado, afilado, etc. (Gutirrez, 1990).

    Esta variable no puede definir los movimientos de percusin ya queen stos el filo acta en un plano perpendicular o tangente al de la mate-ria trabajada, ni tampoco los trabajos realizados con zonas activas pun-tuales ya que en stas no hay un filo que pueda determinar la longitudi-nalidad o transversalidad de la accin.

    Esta misma clasificacin de los movimientos desarrollados con filosha sido utilizada por otros investigadores (Tringham et al., 1974; Keeley,1980; Mansur-Franchomme, 1983a). Sin embargo, en algunos casos sepueden observar utilizaciones inadecuadas de tales categoras. As sucedecuando se clasifican las actividades segn el tipo de huellas que produ-cen. Vaughan (1985) y Grace (1989) diferencian los trabajos longitudina-les de los transversales segn las estras que generen sean paralelas operpendiculares. Esto les lleva a considerar las acciones de perforacin ypercusin como transversales, a pesar de que este concepto slo tienesentido cuando existe desplazamiento de un filo sobre un plano.

    En otros casos se utiliza en la definicin del tipo de movimiento fac-tores escasamente significativos, como la morfologa y posicin de lamateria trabajada con respecto al filo (Anderson-Gerfaud, 1981).

    Como ltima variable dentro de las actividades de presin con filoconsideramos el sentido del trabajo, que puede ser de un slo sentido(ilustracin 1.3, figuras 2 y 3) o de dos (lmina 1.3, figuras 1 y 4), segnsi el movimiento que se practica es de ida o de ida y vuelta. Esta categora

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  • Ilustracin 1.3.

    Actividades de presin con zonas activas lineales

    es similar a las que se han definido como uni o bidireccional y que haservido para distinguir las acciones de cortar de las de serrar en los mo-vimientos longitudinales (Tringham et al., 1974: 181) y para definir al-gunas de las acciones transversales. Aqu se elige la palabra sentido envez de direccin por ser la que, en castellano, expresa correctamente elconcepto sealado.

    Cuando la zona activa es puntual interviene una nueva variable, el tipode desplazamiento del til. Este puede ser de traslacin, si el til cambia suposicin en el plano, o de rotacin, si la herramienta gira sobre su propioeje. En el primer apartado se integraran los trabajos de grabado y en el se-

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  • gundo los de perforacin. Estas actividades puntuales, tanto de grabar comode perforar, tambin pueden ser realizadas en un solo sentido o en dos.

    Las clasificaciones sealadas para las zonas activas puntuales tambinson vlidas para las que presentan morfologas en bisel de buril. Con estaszonas activas se pueden practicar acciones de perforacin (ilustracin 1.5,figura 2) o de grabado. El grabado se puede realizar de cuatro maneras di-ferentes: empleando el ngulo diedro con movimiento longitudinal (tipo A;ilustracin 1.4, figura 1) o transversal (tipo B; ilustracin 1.4, figura 2) yempleando un triedro con una arista (tipo C; ilustracin 1.4, figura 3) ouna cara como zona conductora (tipo D; ilustracin 1.5, figura 1).

    Ilustracin 1.5.

    Actividades desarrolladas con bisel de buril.Figura 1: grabar tipo D. Figura 2: perforar

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  • Ilustracin 1.4.

    Actividades desarrolladas con bisel de buril.Figura 1: grabar tipo A. Figura 2: grabar tipo B. Figura 3: grabar tipo C

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  • Movimientos ejercidos mediante percusin

    Los trabajos en los que la percusin directa es la forma de aplicacinde la fuerza pueden ser realizados con tiles que presenten zonas activasde cualquiera de las morfologas sealadas (puntual, lineal, en bisel deburil) y con las dos variantes de ngulo de trabajo (recto u oblicuo).Cuando el ngulo de trabajo es oblicuo, la actividad puede tener una odos direcciones, correspondiendo este ltimo caso a los trabajos en losque la cara de mayor contacto vara alternativamente.

    El conjunto de actividades realizadas mediante percusin directa co-rresponden a las que se han denominado como golpear con hacha(zona activa lineal, ngulo de trabajo oblicuo, dos direcciones de traba-jo), percusin con azuela, tajar, pinchar o punzar, etc. En los programasexperimentales publicados suelen incluirse experimentos con zonas acti-vas lineales pero raramente con zonas activas puntuales, excepto los usoscomo proyectil.

    Las variantes que se pueden practicar en la percusin indirecta se re-fieren al ngulo de trabajo, adems de la posibilidad de que vare el tipode percutor con el que se golpea sobre la pieza intermediaria piedra,asta, madera. Esta forma de percusin ha sido poco experimentada(cf. Keeley, 1980; Gutirrez, 1990).

    En cuanto a la percusin lanzada, ofrece variedades dependiendo deltipo de propulsin del til. Una primera clasificacin se puede establecerentre los lanzamientos efectuados con arco, los realizados con propulsoro los llevados a cabo directamente con la mano. La experimentacin re-ferida a este tipo de accin es bastante extensa debido al inters que des-pierta la forma de uso de las puntas (Ahler, 1971; Bergman y Newcomer,1983; Moss, 1983; Fischer et al., 1984; Odell y Cowan, 1986; Jardn etal., 1990).

    1.2.2. La materia trabajada

    Las caractersticas de la materia con la que entra en contacto el tilinfluyen considerablemente en el tipo de huellas que se generan duran-te el trabajo. Esto ha llevado a que el control de esta variable sea elms atendido en la mayora de los programas experimentales. A esteinters hay que aadir el hecho de que el conocimiento de la materiatrabajada es una de las informaciones ms relevantes sobre la economade los grupos humanos estudiados y se convierte en la base para la re-construccin de las estrategias de aprovechamiento del medio, sobre lafuncionalidad del yacimiento o sobre las grandes etapas de desarrollotecnolgico.

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  • La cualidad de la materia trabajada que ms se relaciona con las hue-llas de uso es la dureza, aunque se ha sealado tambin la influencia defactores como la ductilidad, flexibilidad, deformabilidad, viscosidad oelasticidad (Holley y del Bene, 1981: 342; Dumont, 1982: 211-2; Kam-minga, 1982; Yamada, 1993).

    El grado de humedad de la materia resulta un aspecto relevante a te-ner en cuenta, ya que influye sensiblemente en las caractersticas de lashuellas de uso (Dumont, 1982: 210; Gysels y Cahen, 1982: 222; Mansur-Franchomme, 1983b: 226; Plisson, 1985: 59; Unger-Hamilton, 1983 y1988: 39).

    Otros autores han considerado tambin la textura o rugosidad de lasuperficie de la materia trabajada (Kamminga, 1982: 4; Yamada, 1993) yla estructura interna, sobre todo en aquellos materiales que son anisotr-picos (Anderson-Gerfaud, 1981; Vaughan, 1985; Plisson, 1985). Por lti-mo, P. Anderson-Gerfaud (1980: 190 y 1981: 102), dentro de la teora dela formacin de pulido por disolucin y deposicin de gel de slice, haremarcado el contenido de slice y la presencia de pH extremos comofactores que influyen en la creacin de los pulidos.

    La carne y el pescado, la piel, los vegetales, la madera, el asta, elhueso, las conchas y la piedra estn presentes en casi todas las series ex-perimentales publicadas. Otras materias como los dientes (Van Gijn,1989), el cuerno (Pawlick, 1993) y el marfil aparecen menos a menudo,y son extraos los experimentos sobre tierra (Shea, 1988; Gutirrez, 1990),mbar (Plisson, 1985), pluma (Sussman, 1985), pelo (Shea, 1988), cor-teza (Kamminga, 1982; Grace, 1989) o lana (Unger-Hamilton, 1988).Tambin se ha experimentado, aunque ya para otros contextos, sobre me-tales y cermica (Shea, 1988; Unger-Hamilton, 1988; Van Gijn, 1989;Gassin, 1993).

    Las materias experimentadas en este programa son:Madera: Hemos trabajado sobre maderas de pino, roble, avellano y

    boj. La mayora de las experiencias se han practicado sobre madera fres-ca y seca, aunque tambin se han realizado trabajos sobre madera que-mada y madera seca humedecida, remojando la madera a medida que sedesarrollaba el trabajo.

    Hueso: Se ha actuado sobre diferentes tipos de huesos de vaca y ca-bra escpulas, tibias, costillas..., en estado fresco, seco, remojado ycocinado, ya sea mediante asado o cocido.

    Asta: El asta trabajada ha sido de ciervo, que fue transformada en es-tado seco o remojado.

    Carne: Se han realizado actividades de descuartizado de varios tiposde animales (conejos y cabras de diferentes edades), adems de habersecortado carne fresca, seca y cocinada de vaca, cerdo y cabra.

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  • Piel: Para esta materia se han elegido pieles de cabra de varias edadesy de conejo. Dada la complejidad y variedad de los procesos de trata-miento de la piel que se pueden observar etnogrficamente, hemos bus-cado realizar un amplio nmero de experimentos abarcando la gama deestados de la piel y la presencia de aditivos usados en su tratamiento. He-mos trabajado la piel fresca, seca, seca humedecida, aadiendo agua du-rante el trabajo, y seca remojada, introduciendo la piel en agua 24 horasantes de ser trabajada. Adems, hemos experimentado el trabajo de pielcon sebo y ocre. De ello han resultado las siguientes combinaciones:piel seca ensebada, seca con ocre, remojada con ocre, remojada enseba-da, y remojada con ocre y ensebada.

    Las pieles no slo se han trabajado por la cara interna, sino que,para comprobar si la presencia de pelo puede afectar a las caracters-ticas de las huellas, hemos raspado las caras exteriores, estando la pieltanto en estado seco como remojado. Adems se cort el pelo con unfilo agudo.

    Tambin se trabaj con cuero, obtenido tras un proceso industrial, yaque los experimentos de curtido intentados no dieron resultados satisfac-torios.

    Vegetales: Los vegetales elegidos para el trabajo han sido gramneasfrescas, helechos frescos y secos y mimbres.

    Piedra: Se han elegido piedras de diferentes durezas, que son comu-nes en el mbito que estudiamos. Las variedades de piedra sobre las quese ha actuado han sido caliza, arenisca y pizarra.

    Tierra: Aunque el trabajo de tierra con instrumentos de piedra no pa-rezca muy probable en estas etapas, hemos incluido tal materia ante laposibilidad de que se utilizaran este tipo de tiles para la recogida de ra-ces o actividades similares. Se cav en un terreno arcilloso y seco que in-clua piedras de pequeo tamao.

    Pescado: Sobre esta materia se ha experimentado el desescamado ytroceado. Las especies elegidas eran de mediano tamao (20-30 cms.).

    Conchas: Se han perforado ejemplares de monodonta lineata ycardium.

    Tendones: Raspamos tendones de cabra con el fin de obtener ligadu-ras para el enmangue. Durante el raspado el tendn quedaba apoyado so-bre madera.

    Comnmente se han dividido las materias segn su dureza en blan-das carne, piel, tendones, ciertos vegetales, media madera princi-palmente y duras asta, hueso, piedra, concha (Tringham et al.,1974). Sin embargo, nosotros no asumimos esta clasificacin apriorsti-ca, sino que agruparemos las materias segn dureza en funcin de los re-sultados del programa experimental.

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  • 1.2.3. Tiempo de trabajo

    Como veremos ms adelante, el tiempo de uso es un factor fundamen-tal en el desarrollo y caractersticas de las huellas. R. Grace (1989: 44)considera que es, junto a la materia trabajada, la principal variable queinfluye en la formacin del pulimento.

    El control de la duracin del trabajo se ha hecho en minutos y no ennmero de golpes/movimientos. La diferencia de precisin entre ambossistemas puede considerarse desechable.

    El programa experimental comenz por la realizacin de un primerprograma de base, que fue complementado posteriormente por otros ex-perimentos.

    El principal objetivo del programa experimental de base estaba enreconocer los atributos que resultan significativos para el diagnsticode la accin y la materia trabajada por el til. Por esta razn optamospor realizar los experimentos durante un tiempo constante como sepropona en Unrath et al. (1986: 171), y prolongado una hora,de forma que nos permitiera aislar la influencia del factor tiempo y ob-tener unos patrones de huellas claros relacionados con las otras varia-bles de uso.

    Para conocer las caractersticas de las huellas en otros momentos delproceso de formacin y en trabajos de duracin ms restringida, hemosdesarrollado otro conjunto de experimentos en tiempos ms cortos. Laduracin de estos experimentos depende de la accin, de la materia tra-bajada y de la efectividad demostrada por el til.

    Por ltimo, hemos llevado a cabo un programa experimental espe-cfico para conocer el proceso de formacin de las huellas a lo largodel tiempo de uso. Para ello hemos practicado cuatro tipos de trabajoserrar, raspar, perforar y grabar sobre diversas materias maderafresca y seca, asta y hueso remojados y piel seca remojada. Cadauna de las piezas fue limpiada y observada despus de 1, 2, 4, 7, 10,15, 20, 25... minutos de trabajo, finalizando la actividad cuando la pie-za presentara huellas bien desarrolladas. Una organizacin similar delos experimentos puede encontrarse en Vaughan (1985) y Gutirrez(1990) .

    1.2.4. Sujecin del til

    En el programa experimental, la mayor parte de las herramientas em-pleadas las que forman el programa de base y el de desarrollo de tiem-pos fueron tenidas en la propia mano durante el trabajo, unas vecesdesnuda y otras protegida por hojas o cuero. Sin embargo, otro conjunto

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  • de piezas fue utilizado despus de ser enmangadas, para lo cual se utili-zaron mangos de madera, a los que se fijaron los tiles con resina depino, cera natural, tendones y tiras de cuero.

    Un primer grupo de piezas enmangadas corresponde a un conjuntode raspadores empleados en el trabajo de la piel. Utilizamos dos tiposde insercin de la pieza en el mango de madera. En el primero practica-mos una incisin central en el extremo del mango, donde fue insertadoel raspador, de forma que la zona distal de la pieza quedaba sujeta tantoen la cara ventral como en la dorsal por dos lenguetas de la madera. Enel segundo caso seccionamos el mango por la zona central en toda sulongitud, introduciendo el til entre las dos mitades en el extremo delmango. En los dos casos el conjunto fue asegurado atndolo con tirasde cuero. Adems, en uno de los raspadores en el que se emple el pri-mer tipo de insercin, se utiliz tambin almciga como aglutinante.Esta se consigui mezclando tres partes de resina de pino y una de ceranatural de abeja, aadiendo adems ocre molido para fortalecer el con-junto.

    Tambin se enmangaron dos grandes lascas usadas como hachas paradescuartizar una cabra. El sistema de enmangue fue similar al de los ras-padores.

    Los enmangues de las puntas experimentales merecen una descrip-cin ms detallada. Para esta experimentacin empleamos dos tipo depuntas, un conjunto de puntas grandes, elaboradas por retoque simple yotro de puntas de dorso. El primero fue enmangado mediante el sistemade pinza, ya descrito. La punta se asegur a la incisin del vstago me-diante almciga y un atado de tiras de cuero o tendn. El cuero y el ten-dn se aplicaron remojados, de forma que se cieran al conjunto una vezsecos. De esta manera, dos tercios de la punta quedaban exentos, mien-tras que el tercio distal quedaba insertado (ilustracin 1.6).

    Las puntas de dorso se ajustaron al vstago mediante dos sistemas di-ferentes: un enmangamiento profundo y otro superficial. El enmanguesuperficial consista en la insercin del tercio basal de la punta en el vs-tago, aadiendo mastique y liado con tendones o tiras de cuero (ilustra-cin 1.7, figura 2). En el profundo, la mayor parte de la pieza quedabaengastada, quedando expuesta la punta y el filo longitudinal no retocado.En este caso se aadi almciga, pero no atado de ningn tipo (ilustra-cin 1.7, figura 1).

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  • Ilustracin 1.6.

    Enmangamiento de las puntas de retoque simple

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  • Ilustracin 1.7.

    Enmangamientos de las puntas de dorso.Figura 1: enmangue profundo. Figura 2: enmangue superficial

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  • 1.2.5. Otras variables experimentales

    Se incluyen en este apartado una serie de variables cuyo conocimien-to no es el objetivo del estudio funcional , pero cuyo control es necesariodado que influyen en la formacin de las huellas.

    1.2.5.1. Tipo de slex

    A lo largo del proceso de desarrollo de los estudios funcionales se hadiscutido sobre la influencia de la materia prima en la que se fabrican lostiles sobre las caractersticas de las huella de uso resultantes (Tringhamet al., 1974: 178; Keeley, 1980: 168; Odell, 1981: Moss, 1983; Plisson,1985; Vaughan, 1985; Bradley y Clayton, 1987; Shea, 1988: 71; Guti-rrez, 1990; Rodrguez, 1993). En lo que respecta a la variabilidad de lashuellas dependiendo del tipo de slex en el que se elabora el til, se haconstatado que este factor condiciona la rapidez del desarrollo del pulido(Gutirrez et al, en prensa).

    Con el fin de evitar la variabilidad que introduce este factor, se hatendido a elegir para los programas experimentales tipos de materia pri-ma ltica procedentes de los mismos afloramientos o con caractersticassimilares a los usados por los grupos prehistricos que iban a ser estudia-dos en la fase de anlisis arqueolgico.

    Por esta razn, en la confeccin de las piezas del programa experi-mental se han empleado tres variedades de slex. La primera es un slexde color negro y grano fino, procedente de los afloramientos de Barrika(Vizcaya). Existen afloramientos de un slex similar a este en diversospuntos de la costa vizcana y guipuzcoana, como en Sukarrieta Peder-nales, Bermeo o Mutriku. La apariencia visual del slex de Barrika,tanto macroscpica como microscpicamente es muy similar al encontra-do en el yacimiento de Santa Catalina (Lekeitio).

    La segunda variedad de slex proviene de Albardn (Alava). Es unslex marrn, que en alguno de sus ndulos presenta estructuras de ani-llos Lesengang. Es de grano fino y de buena calidad para la talla. Sus ca-ractersticas coinciden con las del slex en que se elabor la mayora delutillaje de Berniollo.

    El tercer tipo de slex, de color negro, aparece en afloramientos cer-canos a Cucho (Trevio, Burgos). El grano de este material es ms grue-so que el anterior y es similar al que hemos denominado slex 1 en el ya-cimiento de Berniollo.

    Para el programa experimental de base se ha recurrido exclusivamen-te al slex de Barrika, mientras que en el resto de los experimentos se harecurrido tambin al de Albardn y Cucho. En el programa de control de

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  • la variable tiempo de trabajo hemos empleado slex de Kurtzia y deAlbardn, con el objeto de observar el proceso de formacin de las hue-llas de uso en ambos tipos de material ltico.

    1.2.5.2. Angulo del filo

    El ngulo del filo acta como variable independiente y tiene una fuer-te influencia en la formacin de las huellas, como se ver ms adelante.

    Este dato se ha registrado como variable continua, aunque en muchosanlisis hemos agrupado la medida de los ngulos en intervalos para ob-tener un nmero de casos suficiente. Se ha trabajado con filos que pre-sentan ngulos entre 20 y 110 grados.

    1.2.5.3. Naturaleza de la zona activa

    La parte del til con la que se acta puede ser un filo natural aunquetambin puede estar conformada mediante retoque o bien tratarse de unafractura. Adems de las piezas no retocadas, han sido empleados raspa-dores, buriles, perforadores, lminas y lascas retocadas, puntas de dorsoy de retoque simple y laminillas de dorso.

    Tambin se ha tenido en cuenta la delineacin de la zona activa. Seha registrado la forma del perfil del filo visto en planta considerndoselos tipos recto, cncavo, convexo e irregular.

    1.3. Variables dependientes y atributos

    Las variables dependientes y los atributos que se exponen son las al-teraciones que provoca el uso sobre los instrumentos lticos. Estas hue-llas son susceptibles de ser organizadas en patrones que permitan recono-cer la funcionalidad de los tiles analizados.

    El cuidado que merece su control y registro se debe a que la validezdel sistema de inferencia funcional que se construya depende, en buenamedida, del rigor con que se tomen los datos. Los tipos de huellas que sehan registrado son los desconchados, las estras, el pulido y el redondea-miento.

    1.3.1. Desconchados

    La fuerza ejercida por el trabajador con la herramienta de slex sobrela materia trabajada genera el desconchamiento de la zona activa. La g-nesis de esta huella deriva de las propiedades fsico-mecnicas del slex,

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  • entre las que se incluye la isotropa, que favorece la fractura concoidea(Tsirk, 1979). La resistencia que ofrece la materia que se transforma alos esfuerzos de traccin, compresin, cortadura y torsin crea una seriede tensiones en la materia silcea que, en determinadas condiciones, pue-den llegar a esquirlar el filo (Prost, 1988).

    Los elementos principales que van a condicionar la naturaleza del es-quirlamiento son la dureza de la materia trabajada, la fuerza desarrolladapor el trabajador, la posicin y el movimiento del til durante el trabajo yla resistencia de la zona activa a la fractura.

    La relacin entre las caractersticas de la materia trabajada y de laaccin llevada a cabo con respecto a la formacin de desconchados enlos filos activos ha llevado a un cierto nmero de investigadores a consi-derar que se puede realizar el diagnstico funcional a partir, casi exclusi-vamente, de la informacin que proporcionan los desconchados (Tringhamet al., 1974; Odell, 1977; Odell y Odell-Vereecken, 1980; Roy, 1983;Shea, 1988).

    Otro grupo de investigadores (Keeley, 1980; Anderson-Gerfaud,1981; Mansur-Franchomme, 1983a; Moss, 1983; Plisson, 1985 y, so-bre todo, cf. Vaughan, 1985: 11-23) ha puesto en cuestin esta posibi-lidad basndose en tres razones principales. En primer lugar, por nohaber documentado en sus programas experimentales relaciones clarasentre las variables independientes ms interesantes accin y materiatrabajada y los patrones de desconchados observados. En segundolugar, a causa de la convergencia en formas y disposiciones entre losdesconchados causados por el uso y los producidos por otros fenme-nos; por ejemplo durante la fabricacin, el transporte de las piezas opor alteraciones postdeposicionales. Y en tercer lugar, por la dificul-tad de reconocer los desconchados de uso en filos previamente reto-cados.

    En el programa experimental de base se ha realizado un control deta-llado de los desconchados producidos por el uso. Se han registrado losatributos que se consideraban a priori significativos en los ms de 4.000desconchados producidos en los experimentos. Los criterios de interpre-tacin que se han derivado del anlisis se han contrastado en el conjuntodel programa experimental a fin de comprobar su fiabilidad. En toda laobservacin slo se han considerado los desconchados que tuvieran algu-na de sus medidas longitud o anchura superior a una dcima de mi-lmetro.

    Los desconchados se han registrado uno a uno y no por secciones(Odell, 1977: 231) o por piezas (Unger-Hamilton, 1988: 35; Vaughan,1985; Gutirrez, 1990) para aumentar la precisin del anlisis y apurar larelacin con las variables independientes. La observacin comenzaba

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  • con la realizacin de un plano a 10X sobre papel milimetrado de todaslas caras de la zona activa. Sobre l se dibujaban los desconchados, quese observaban posteriormente a 25X para registrar las terminaciones. Laobservacin era repetida en el microscopio petrogrfico a 100X y 200Xpara resolver las dudas de las primeras observaciones.

    Los atributos considerados en los desconchados han sido los siguientes:Nmero de desconchados: Hemos contabilizado el nmero de es-

    quirlamientos en todas las caras de la pieza afectadas por el uso. Se haobtenido un ndice de cantidad relativa dividiendo el nmero total dedesconchados entre la longitud en milmetros de la zona activa. Tal lon-gitud se ha medido considerando la parte del filo o arista activa en la queaparecen huellas de utilizacin. Este ndice permite la comparacin entrepiezas que han realizado actividades diferentes.

    La principal hiptesis a comprobar en lo referente a esta variabledependiente es que el nmero de desconchados aumenta de forma direc-ta en relacin a la dureza de la materia trabajada (Tringham et al., 1974;Anderson-Gerfaud, 1981; Odell y OdellVereecken, 1980; Unger-Hamil-ton, 1988; Grace, 1989; Gutirrez, 1990). Se ha sealado tambin larelacin entre el nmero de desconchados y el ngulo del filo msdesconchados en ngulos agudos (Keeley, 1977, 1980; Grace, 1989;aunque en contra Kamminga, 1982: 10), el tiempo de uso (Odell y OdellVereecken, 1980; Unger-Hamilton, 1988), el tipo de movimiento del tilms abundantes en las acciones transversales que en las longitudina-les (Akoshima, 1987; aunque en contra, Van Gijn, en prensa) y el tipode slex ms desconchados en los slex de grano fino (Unger-Ha-milton, 1988).

    Posicion: El registro permite conocer el nmero y las caracters-ticas de los desconchados producidos en cada cara de la zona activa.

    La posicin de los desconchados se ha relacionado con el tipo de mo-vimiento que desarroll la herramienta. Su utilizacin se ha centrado enla distincin entre movimientos longitudinales y transversales, en zonasactivas lineales. R. Tringham et al. (1974: 188-189) sostienen que en losmovimientos transversales los desconchados aparecen predominante-mente en la cara conductora. Sin embargo, L.H. Keeley (1980: 36) afir-ma que en los movimientos transversales tambin se crean desconchadosen la cara de contacto.

    En trminos generales, la disposicin unifacial de los desconchadosquedara asociada a los movimientos transversales, mientras que los mo-vimientos de corte generaran desconchados en las dos caras de la zonaactiva (Odell y Odell-Vereecken, 1980: 98).

    Sin embargo, han sido varios los autores que han sealado sus dudassobre la existencia de una relacin tan directa entre la posicin de los

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  • desconchados y el tipo de movimiento del filo (Vaughan, 1985: 20; Bin-der y Gassin, 1988: 103; Akoshima, 1987).

    Por nuestra parte, consideramos que este atributo puede ser de utili-dad para reconstruir la cinemtica de la herramienta, especialmente elngulo de trabajo, ya que la posicin de los desconchados permitir infe-rir la direccin de la fuerza durante el momento de trabajo. Esta conside-racin es vlida para todo tipo de zonas activas, no slo para las lineales.Se observar tambin la influencia del ngulo del filo activo y del movi-miento en uno o dos sentidos.

    Distribucin: Se refiere a la continuidad o discontinuidad de laszonas de filo afectadas por los desconchados. Para reconocerlo hemoscontabilizado el nmero de desconchados aislados y el nmero de agru-paciones en cada una de las zonas activas, considerando adems la canti-dad de desconchados que aparecen en cada grupo.

    R. Tringham et al. (1974: 192) piensan que una distribucin regulares caracterstica de los desconchados debidos al uso, frente a la aleatoria,que sera propia de los originados por alteraciones naturales, aunque estaconsideracin ha sido discutida (Grace, 1989: 84-85).

    Por otra parte, R. Tringham et al. (1974: 188-189) consideran que losmovimientos transversales producen desconchados con una distribucinms continua que los longitudinales, sin embargo P.C. Vaughan (1985:141) estima lo contrario. Tambin se ha relacionado este atributo con lamateria trabajada, de forma que a medida que sta aumenta en dureza, ladistribucin de los desconchados es ms continua (Shea, 1988: 68).

    Disposicion: En este apartado tenemos en cuenta la colocacin decada desconchado en relacin a los dems. Estos pueden quedar: 1) aisla-dos, 2) alineados, cuando hay desconchados adyacentes en sus laterales,y 3) superpuestos, cuando la base conservada del desconchado no estsobre el filo sino sobre otros desconchados, formados probablemente conposterioridad (ilustracin 1.8).

    Ilustracin 1.8.

    Disposicin de los desconchados

    Aislado Alineado Superpuesto

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  • Morfologa: Se refiere a la forma definida por los bordes del des-conchado. Hemos utilizado la clasificacin propuesta por Tringham et al.(1974), que ha sido seguida por muchos investigadores (Odell, 1975:232; Kamminga, 1982; Gutirrez, 1990: 162) (ilustracin 1.9).

    Ilustracin 1.9.

    Morfologa de los desconchados

    Es necesario sealar que en algunos casos existen dificultades a lahora de clasificar la morfologa de los desconchados, por presentar algu-nos de ellos formas intermedias a las categorizadas (Kamminga, 1982).

    La morfologa de los desconchados se ha relacionado con el movi-miento de la pieza y la materia trabajada. Por ejemplo, se cree que en losmovimientos transversales los desconchados presentan menor variedadde formas, son muy escasos los triangulares o los trapezoidales y pre-dominan los semicirculares (Tringham et al., 1974: 189). Sin embargo,K. Akoshima (1987: 71) considera que las acciones transversales produ-cen mayor proporcin de rectangulares y trapezoidales. P. Anderson-Ger-faud (1981: 51) relaciona los desconchados escamosos y los de medialuna con la actividad de serrar.

    R. Grace (1989: 95) opina que la aparicin de desconchados en me-dia luna indica que se ha realizado una tarea de corte o longitudinal; lamisma observacin hace P. Anderson-Gerfaud (1981: 51). Sin embargo,L.H. Keeley (1980: 36) sugiri que estas formas estn relacionadas conlos ngulos de filo agudo y no con el tipo de movimiento del til.

    El trabajo de materias blandas se ha asociado con la presencia dedesconchados semicirculares, mientras que en las materias de durezamedia apareceran tambin formas triangulares y trapezoidales, siendo

    A. Semicircular B. Cuadrangular C. Trapezoidal

    D. Triangular E. Media luna F. Irregular

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  • estas ltimas exclusivas de este tipo de materias (Tringham et al., 1974:188-189). Para Akoshima (1987: 71) a medida que aumenta la dureza dela materia, los desconchados rectangulares y trapezoidales son ms co-munes.

    Terminacin: Este apartado recoge la seccin que presenta el des-conchado en su zona distal. Segn la clasificacin del HoHo Comitee(Hayden ed., 1979), hemos considerado las terminaciones afinadas, refle-jadas, en escaln y las transversas (ilustracin 1.10).

    De nuevo la terminacin se ha relacionado tanto con la actividaddesarrollada por el til como con la materia trabajada. Por lo que res-pecta a las actividades, las terminaciones reflejadas y en escaln seasocian a acciones de percusin (Odell y Odell Vereecken, 1980: 98;Grace, 1989: 95 y 139). Las terminaciones afinadas seran propias deltrabajo de materias blandas y las terminaciones reflejadas y en escalnde las duras (Unger-Hamilton, 1988: 37; Tringham et al., 1974: 189-191; Shea, 1988: 38; Odell y Odell-Vereecken, 1980: 101; Keeley,1980: 45).

    Ilustracin 1.10.

    Terminacin de los desconchados

    Afinada Reflejada

    En escaln Transversa

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  • Hay que precisar que en la observacin tanto con estereomicroscopiocomo con microscopio de luz incidente la distincin entre los desconcha-dos de terminacin reflejada o en escaln a veces no es posible, como yaha sealado Unger-Hamilton (1988: 37). En los anlisis que siguen seapreciar que no se ha atribuido significatividad al comportamiento deuna sola de estas dos modalidades y que, en general, se han estudiadojuntas como terminaciones abruptas.

    Longitud y anchura: Para obtener mayor precisin, ambas se hantratado como variables continuas. Se ha considerado como longitud ladistancia entre los dos laterales del desconchado, una medida aproxima-damente paralela al filo; como anchura, la distancia entre el comienzodel desconchado que se conserva y su extremo distal, en sentido aproxi-madamente perpendicular al filo. Las dos han sido registradas con preci-sin de media dcima de milmetro.

    El tamao de los desconchados se ha puesto en relacin principal-mente con la dureza de la materia trabajada. Los desconchados pequeosse asocian a las materias blandas y los grandes a las duras (Tringham,1974: 188-189; Anderson-Gerfaud, 1981: 60; Odell y Odell-Vereecken,1980: 101; Shea, 1988: 68; Unger-Hamilton, 1988: 137; Grace, 1989: 96y 121; Akoshima, 1987: 73).

    Por otra parte, es probable que actividades de mayor violencia, comoes la percusin frente a la presin, generen desconchados de mayor tama-o (Keeley, 1980: 38; Gutirrez, 1990).

    1.3.2. Pulido

    La friccin de la superficie del slex contra otra materia crea una al-teracin conocida como micropulido. El proceso de pulido provoca unaregularizacin de la superficie silcea y un aumento de la reflectividad delas zonas alteradas.

    El conocimiento de esta huella es de especial importancia, ya que seha podido relacionar rasgos de la superficie del pulido con el tipo de ma-teria con la que el slex estuvo en contacto. Sin embargo, su estudio ofre-ce dificultades en cuanto a 1) la explicacin del mecanismo de formacindel pulido y la naturaleza del mismo y 2) la descripcin objetiva y lacuantificacin de sus caractersticas.

    1.3.2.1. Los mecanismos de formacin del pulido

    Para el analista de huellas de uso el pulido es el aspecto de una su-perficie observada a travs del microscopio metalogrfico. Por la experi-mentacin, se ha llegado a constatar de una forma emprica que existe

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  • cierta relacin entre las caractersticas del pulido y el tipo de materia conla que fricciona la herramienta. Sin embargo, el mecanismo de formaciny la naturaleza de esta huella no son directamente evidentes, y se han rea-lizado numerosos esfuerzos para su comprensin.

    Las diferentes lneas de explicacin que se han planteado se puedenagrupar en dos tendencias principales1.

    La primera propone un origen abrasivo del pulido (Diamond, 1979;Kamminga, 1979; Masson et al., 1981; Meeks et al., 1982; Levi-Sala,1988; Yamada, 1993). Este se formara por una prdida progresiva demateria y la consecuente regularizacin de la zona alterada. Los agentesabrasivos consistiran en pequeas partculas de arena, esquirlitas de s-lex, etc., que se introduciran entre la superficie del til y la materia tra-bajada mientras se desarrolla la actividad.

    En la segunda hiptesis se plantea la disolucin de la slice como cau-sa de la aparicin del pulido. Esta disolucin quedara posibilitada por elcalor generado en la friccin, la abrasin creada por partculas intrusivas,la estructura y dureza del material trabajado, la presencia de agua, condi-ciones extremas de ph y, en su caso, ciertos cidos y componentes silceosde los vegetales (Anderson-Gerfaud, 1981: 33). A raz de la disolucin seformara una capa de gel de slice amorfo, que, junto a restos de la mate-ria trabajada, constituira el pulido. Durante el uso se dara un procesocontinuado de disolucin/deposicin, siendo el gel no estabilizado modi-ficado por efectos mecnicos (Mansur-Franchomme, 1983a).

    En otra lnea, J. Witthoft (1967) supuso que el calor producido por lafriccin fundira la slice. Esta explicacin ha quedado marginada porlas otras dos, ya que se duda que el calor producido por el frotamientollegue a ser suficiente como para fundir la slice (Anderson-Gerfaud,1981: 105; Del Bene, 1979: 174).

    En algunos casos se ha visto un origen diferente a los pulidos segn elmaterial de contacto. Esta explicacin mixta supone dos tipos de pulido,uno aditivo cuando la materia trabajada por el til es rica en slice y otroabrasivo en el resto de materias (Del Bene, 1979; Mazo, 1991: 48-49).

    Una nueva variante ha sido sugerida recientemente por Christensenet al. (1991), para quienes los pulidos seran depsitos de la materia tra-bajada incrustados en las irregularidades de la superficie del til. Estosautores no descartan que a este fenmeno se aada otro de prdida demateria del til por abrasin.

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    1 Aqu slo se seala brevemente la hiptesis central de cada corriente. Discusiones msdocumentadas pueden encontrarse en Anderson-Gerfaud, 1981; Masson et al., 1981; Meekset al., 1982; Mansur-Franchomme, 1983a; Unger-Hamilton 1984; Gutirrez, 1990 y Yama-da, 1993.

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  • A pesar de los esfuerzos realizados, no se ha podido llegar a una ex-plicacin totalmente convincente sobre el origen del pulido, siendo untema an en discusin. Esta indefinicin genera ciertas dificultades en eldesarrollo del mtodo de anlisis funcional de huellas de uso.

    Desde los trabajos de L.H. Keeley, los anlisis sobre el pulido se hanbasado nicamente en criterios de apariencia de la superficie alterada,desarrollados a partir de generalizaciones empricas, sin que la diversi-dad de apariencias de los diferentes pulidos queden convenientementejustificadas. Por tanto, los anlisis funcionales se ha desarrollado ms deuna dcada a pesar de carecer de una teora cobertora, lo que supone unproblema desde el punto de vista de la coherencia interna de la disciplina.

    Sin embargo, es probablemente ms grave la limitacin que imponeel desconocimiento del mecanismo de formacin para el desarrollo desistemas de diagnstico ms fiables y para la consolidacin o reformade los actuales.

    En este contexto, las investigaciones sobre el origen y formacin del pu-lido han adquirido nuevo vigor en los ltimos tiempos, especialmente comoun intento de responder a las dudas que se han presentado sobre la fiabilidaddel mtodo funcional (Christensen et al., 1991; Gutirrez et al., en prensa).

    1.3.2.2. Descripcin y cuantificacin de rasgos del pulido

    La superficie pulida presenta una serie de caractersticas que varanen funcin de los factores de uso que definen el trabajo. Sin embargo, laobservacin y la descripcin de estas caractersticas ha generado nume-rosos problemas. Una parte importante de ellos se deriva del sistema deobservacin, basado en los microscopios metalogrficos. Por sus caracte-rsticas tcnicas, estos microscopios estn mal adaptados para el examende superficies irregulares como las que presentan las rocas silceas. As,la profundidad de campo es pequea y el campo de observacin reducido.

    Ello repercute en las posibilidades de reproducir fotogrficamente lashuellas, que es el medio habitual de documentar los datos en los que sebasa la interpretacin.

    Pero otra parte de los problemas procede de la propia naturaleza delanlisis que se practica. Este se basa en la observacin microscpica delas superficies, por lo que el pulido ha de ser descrito en trminos de suapariencia visual (Vaughan, 1985: 29; Mansur-Franchomme, 1983b: 223).De esta forma, las caractersticas de la superficie alterada no pueden sermedidas como variables continuas, sino que han de ser consideradascomo meros atributos. Ello debilita la precisin del anlisis y dificulta latransmisin de conocimientos adquiridos, ya que las descripciones pre-sentan cierta carga de subjetividad.

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  • En algunos casos este hecho queda agravado al utilizarse en las des-cripciones atributos que representan ms ilusiones pticas que autnticasrealidades fsicas. As, se han descrito pulidos de acuerdo a su volumen(Vaughan, 1985: 17), cuando el nico elemento del que disponemos paraconocer esta huellas es la apariencia de una superficie y no el espesor deun posible lecho de slice.

    La eleccin de atributos inadecuados ha ido acompaada del empleode categoras de atributos poco rigurosas. En la bibliografa especializa-da se pueden encontrar trminos de descripcin de pulido tales comograsiento (Keeley, 1980: 49; Anderson-Gerfaud, 1981: 55) o aparien-cia lquida (Unger-Hamilton, 1988: 69), categoras que evidentementeno son elementos de descripcin precisa. En este sentido ha quedadoacuada la imagen creada por Keeley (1980: 56) para caracterizar el pu-lido generado por la friccin con asta, que compar con nieve fundida(melted snow).

    Estos problemas son consecuencia de haber diseado el programa ex-perimental ms como un sistema de aprendizaje basado en la memoriavisual del analista que como un medio de comprobacin de la significati-vidad de los atributos.

    Pero por otra parte, tambin ha habido diversos intentos por objetivi-zar y cuantificar los rasgos del pulido.

    Ya L.H. Keeley, en la publicacin de su tesis doctoral (1980: 62-63)intenta cuantificar el brillo del pulido a travs del medidor de intensidadde luz del sistema de fotografa. Sin embargo, la superficie medida erademasiado amplia y abarcaba tanto zonas pulidas como no pulidas.

    Otro intento se ha realizado mediante la aplicacin de la tcnica de lainterferometra, empleada para constatar variaciones en la microtopogra-fa de superficies (Dumont, 1982). Sin embargo, el mtodo presenta unaslimitaciones tcnicas (Dumont, 1988: 31-32) que han dificultado su apli-cacin al problema que nos ocupa.

    Tambin se ha utilizado la profilometra (Akoshima, 1981 y Knutsson,citados en Grace, 1989: 46; Levi-Sala, 1989: 646-7). La escasa precisindel profilmetro impidi reconocer las variaciones en la topografa de lazona pulida. Un intento similar llevado a cabo por S.Beyries et al (1988),con un rugosmetro tridimensional, ha permitido reconocer diferenciasentre diversas zonas pulidas, pero este sistema de anlisis ha quedado afalta de un desarrollo posterior.

    Las experiencias de R. Grace sobre tratamiento artificial de imagen(Grace et al., 1985; Grace, 1989) pueden enmarcarse en este intento decuantificacin. Este autor estudia las frecuencias y distribuciones de gri-ses a partir de imgenes fotogrficas de superficies pulidas, sin que elsistema le permita, segn sus interpretaciones, apreciar diferencias sig-

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  • nificativas entre pulidos creados por el trabajo de diferentes materias.A. Vila (Vila y Gallart, 1991) ha iniciado con ms xito un estudio simi-lar a partir del anlisis de los tonos de gris.

    Por ltimo, a raz de la teora del gel de slice sobre formacin de pu-lidos, se han buscado en las zonas pulidas restos de las materias trabaja-das por medio de anlisis de componentes qumicos con microsonda.

    F. DErrico (1987) y S. Beyries et al. (1988: 131) localizaron compo-nentes qumicos atribuidos a la materia trabajada en las zonas activas detiles prehistricos. P. Anderson-Gerfaud (Anderson, 1980; Anderson-Gerfaud, 1981) y M.E. Mansur (Mansur-Franchomme, 1983a) encontra-ron residuos en zonas pulidas de tiles experimentales y prehistricos.

    M. Christensen et al. (1991) han utilizado varias tcnicas de anlisisbasadas en el microscopio electrnico IBA, RBS, NRA y PIXE gra-cias a las cuales han detectado elementos qumicos diferentes en tipos depulido causados por el trabajo sobre materias distintas.

    En una serie de anlisis que llevamos a cabo, junto a C. Gutirrez, enla Universidad de Clermont-Ferrand II, los resultados fueron negativos,ya que en las superficies pulidas slo se detect la presencia de silicio.En una de las muestras, que no haba sido tratada con cidos y bases des-pus del uso, se detectaron calcio y fsforo, procedentes, sin duda algu-na, de los restos de materia sea que haban quedado adheridos en la su-perficie del til durante el trabajo (Gutirrez, 1990: 136-138).

    Los anlisis de pulido en que se detectaron componentes qumicosdiferentes al silicio se realizaron en piezas que no haban sido lavadascon cidos y bases. Por ello consideramos, en coincidencia con A.L. vanGijn (1989: 5-6), que en esos casos se han analizado restos de la materiatrabajada adheridos al filo activo ms que el propio pulimento.

    En lo que respecta a la cuantificacin del pulido, nos hemos plantea-do a medio plazo la aplicacin del sistema de anlisis de imagen para lacaracterizacin de superficies pulidas. Sin embargo, en el estado actualde nuestra investigacin, slo podemos recurrir a la caracterizacin delpulido a partir de su apariencia visual, a pesar de las dificultades ya des-critas. Intentando disminuir al mximo estos inconvenientes, hemos pre-tendido eliminar la subjetividad de las descripciones, atendiendo a losatributos directamente observables en la superficie y precisando los con-ceptos que manejamos.

    1.3.2.3. Los atributos registrados

    Los atributos de pulido que se consideran en las descripciones se hanelegido teniendo en cuenta la naturaleza del fenmeno estudiado. A tra-vs de un microscopio ptico, el pulido se observa como una regulariza-

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  • cin de la microtopografa original del slex. La superficie alterada sedispone generalmente a partir de un filo o una arista. Estas superficiespulidas estn limitadas por zonas no alteradas.

    El aspecto de la superficie del pulido

    LA TRAMA

    Con este atributo se registra el grado de encadenamiento entre diferen-tes zonas pulidas, a la vez que la proporcin de rea pulida por unidad desuperficie. Tericamente ambos rasgos son diferentes, pudiendo aparecerpulidos no encadenados que cubran la mayor parte de la zona de friccin yviceversa. En la prctica, ambos evolucionan paralelamente ya que a medi-da que la proporcin de rea pulida es mayor tambin aumenta el encadena-miento (ilustracin 1.11, p. 48). La trama puede ser (ilustracin 1.12, p. 49):

    Compacta: Cuando la prctica totalidad de la superficie consideradaqueda pulida (ilustracin 1.12, figura 4).

    Cerrada: Las zonas pulidas estn enlazadas entre s y ocupan ms deun 50% de la superficie considerada (ilustracin 1.12, figura 3).

    Semicerrada: Las zonas pulidas comienzan a ligarse y ocupan menosdel 50% (ilustracin 1.12, figura 2).

    Abierta: Cuando hay puntos aislados de pulido no relacionados entres (ilustracin 1.12, figura 1).

    El concepto de trama es muy parecido al que emplea H. Plisson(1985: 17), considerando la relacin entre zona pulidas y no pulidas, ysimilar a los de desarrollo de R. Grace (1989: 60-61 y 70), grado deencadenamiento (Vaughan, 1985: 17) o distribucin de P. Anderson-Gerfaud (1981: 32).

    Este atributo se ha relacionado con la naturaleza de la materia traba-jada, las caractersticas de la microtopografa de la zona activa y el tiem-po de uso.

    R. Unger-Hamilton (1988: 52) considera que en el trabajo de materiasduras quedarn pulidas las zonas altas de la microtopografa, generandotramas abiertas, las de dureza media producirn tramas reticulares, mien-tras que las blandas pulirn toda la superficie, resultando tramas cerradas.

    La relacin ms repetida entre un tipo de trama concreto y una mate-ria trabajada ha sido la vinculacin de la madera con pulidos reticulares,es decir, de tramas intermedias (Anderson-Gerfaud, 1981: 47; Unger-Hamilton, 1988: 69). Sin embargo, esta vinculacin no es exclusiva, yaque han resultado tramas reticulares del trabajo de vegetales (Anderson,1981: 47) y asta (Unger-Hamilton, 1988: 72).

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  • Ilustracin 1.11.

    Proceso de pulido de un filo por trabajo de madera.Figura 1, tres minutos. Figura 2, siete minutos. Figura 3, quince minutos

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  • Ilustracin 1.12.

    Tramas de pulido. Los tres primeros casos son pulidos de trabajo de madera y el cuarto, de hueso (200X).

    Figura 1, abierta. Figura 2, semicerrada. Figura 3, cerrada. Figura 4, compacta.

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  • R. Grace considera que no se puede establecer una relacin de trama yla materia trabajada, ya que, dependiendo del tiempo de trabajo, la friccinde cualquier materia puede producir todos los tipos de tramas (Grace,1989: 70). Esta relacin entre el tiempo de trabajo y el grado de encadena-miento de las zona pulidas ya haba sido sealada por Vaughan, quien ob-serva la existencia de procesos paulatinos de encadenamiento para el puli-do creado por el trabajo sobre asta y sobre madera (Vaughan, 1985: 33).

    En cada pieza experimental se han considerado indicativos dos as-pectos de la trama.

    En primer lugar se ha estimado la trama mxima que aparece en laszonas pulidas, es decir, la ms cerrada.

    Tambin se ha considerado la asociacin de tramas. Durante el traba-jo hay partes de la zona activa que entran en contacto con la materia tra-bajada ms a menudo y con mayor intensidad que otras. Esto ocurre conlas partes ms salientes de los filos, las zonas elevadas de la microtopo-grafa del slex, las aristas o los bordes de los negativos del retoque. Porello, en un mismo filo aparecen zonas pulidas que muestran diferentes ti-pos de tramas (ver fotos 1, 11, 12, 13 y 15).

    En la asociacin de tramas consideramos la sucesin de zonas condiversos grados de encadenamiento del pulido. Este atributo no ha sidoconsiderado explcita y sistemticamente por otros investigadores, aun-que se ha sealado que la alteracin por trabajo de madera est caracteri-zada por la presencia de pulido en diversos estados de encadenamiento(Vaughan, 1985: 33). Este atributo se encuentra recogido, en parte, en laconsideracin de los contornos de pulido, establecido por H. Plisson(1985: 20), que registra el tipo de contacto que se produce entre el finalde la superficie pulida y las zonas no alteradas.

    RETICULACIN

    Como hemos sealado, las superficies alteradas por el uso presentanzonas pulidas ms o menos encadenadas. La medida de la reticulacinregistra la anchura de las zonas pulidas cuando la trama es cerrada o se-micerrada. En una misma zona activa la anchura de las zonas pulidas noes uniforme, por lo que consideraremos la medida que sea dominante.

    Para el control de este atributo hemos establecido cuatro categorasprincipales (ver fotos 2 y 3):

    Ancha: Cuando las zonas pulidas del rea alterada por la friccinpresentan una anchura mayor a 15 micras.

    Media: Con anchura entre 10 y 15 micras.Estrecha: Anchura entre 5 y 10 micras.Muy estrecha: Anchura inferior a 5 micras

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    Universidad de Deusto - ISBN 978-84-9830-864-8

  • Este rasgo, segn creemos, ha sido recogido a menudo describiendoel pulido que nosotros denominamos de reticulacin estrecha y muy es-trecha como picado o con abundantes microagujeros.

    Los pulidos picados o con abundantes microagujeros han sido re-lacionados con el trabajo de hueso (Keeley, 1980: 43; Unger-Hamilton,1988: 70; Plisson, 1985: 52), aunque P. Vaughan especifica que ello se daespecialmente cuando se desarrollan movimientos longitudinales (Vaug-han, 1985: 31). Al practicar esta misma actividad sobre asta tambin apa-recen abundantes microagujeros (Anderson-Gerfaud, 1981: 61; Vaughan,1985: 32; Unger-Hamilton, 1988: 70), como en cualquier tipo de trabajossobre piel seca (Anderson-Gerfaud, 1981: 55; Moss, 1983: 86; Unger-Hamilton, 1988: 71; Vaughan, 1985: 38). En esta clasificacin, se consi-dera que este tipo de trabajos generan reticulaciones estrechas.

    MICROTOPOGRAFA

    En este apartado se toma en cuenta la regularidad de las superficiespulidas. La microtopografa del slex es irregular antes de ser alteradapor el uso. A medida que la zona activa fricciona con la materia trabaja-da, la microtopografa del slex comienza a regularizarse, en funcin delas diversas variables que definen el trabajo.

    Este atributo slo se puede clasificar con seguridad en pulidos contrama compacta o cerrada, ya que en los otros casos la superficie pulidano es lo suficientemente extensa como para apreciarlo. Puede ser:

    Lisa: cuando la superficie ya pulida apenas presenta irregularidades(ver fotos. 4, 8, 13 y 15).

    Ondulada: cuando la superficie pulida forma elevaciones y depresio-nes suaves (ver fotos 2 y 5).

    Irregular: la superficie original queda escasamente alterada y la apa-riencia de la zona pulida es an bastante rugosa (ver fotos 6, 13, 17 y 18).

    Este atributo ha sido denominado de diferentes formas segn los in-vestigadores, como textura (Vaughan, 1985: 17) o penetracin (Du-mont, 1982: 209). Grace lo denomina microtopografa, estableciendounas categoras similares a las nuestras (Grace, 1989: 70).

    H. Plisson utiliza el concepto de coalescencia, parcialmente identi-ficable con el de microtopografa usado por nosotros, que, segn su defi-nicin, est determinada por la modificacin del microrrelieve original(Plisson, 1985: 15).

    Este atributo ha sido relacionado con el tipo de materia trabajada, re-flejando su