meditación para el jueves santo b 2015

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MEDITACIÓN PARA EL JUEVES SANTO "En la tarde del Jueves Santo comienza efectivamente el Triduo Pascual, con la memoria de la Última Cena, en la que Jesús instituyó el Memorial de su Pascua, dando cumplimiento al rito pascual judío. Según la tradición, toda familia judía, reunida a la mesa en la fiesta de Pascua, come el cordero asado, haciendo memoria de la liberación de los Israelitas de la esclavitud de Egipto; así en el cenáculo, consciente de su muerte inminente, Jesús, verdadero Cordero pascual, se ofrece a si mismo por nuestra salvación (cfr 1Cor 5,7). Pronunciando la bendición sobre el pan y el vino, Él anticipa el sacrificio de la cruz y manifiesta la intención de perpetuar su presencia en medio de los discípulos: bajo las especies del pan y del vino, Él se hace presente de modo real con su cuerpo entregado y con su sangre derramada. Durante la Última Cena, los Apóstoles son constituidos ministros de este Sacramento de salvación; a ellos Jesús les lava los pies (cfr Jn 13,1-25), invitándoles a amarse unos a otros como Él les amó, dando la vida por ellos. Repitiendo este gesto en la Liturgia, también nosotros somos llamados a dar testimonio con los hechos de nuestro Redentor" (Benedicto XVI, Catequesis del 20/04/11). Resaltemos un elemento común a las tres lecturas: se trata de la cena o comida pascual en un clima familiar y de despedida. En la primera lectura (Ex 12,3-4) se manda conseguir un animal por familia; y si la familia es demasiado reducida debe unirse con la del vecino. Y se come de pie, prontos a salir, ya que es la última cena de los israelitas en Egipto. La epístola y el evangelio nos narran parte de la última cena de Jesús con sus discípulos, cena pascual también 1 . Al respecto escribía Joseph Ratzinger 2 : “La pascua de Israel era y es una fiesta de familia. No era celebrada en el templo, sino en el hogar. El hogar aparece ya en la historia fundacional, relatada en el libro del Éxodo (12,1-14), como el espacio de la salvación y del refugio en medio de aquella noche oscura, por la que deambula el ángel de la muerte. La noche de Egipto era, por el contrario, la imagen de los poderes de la muerte, de la destrucción, de lo caótico, que irrumpen siempre de nuevo y amenazan destruir la buena creación y transformar el mundo en un desierto inhabitable. La casa y la familia protegen contra esa situación. Dicho de otra manera, 1 Nos dice J. Jeremías que por falta de espacio dado el aluvión de peregrinos, desde el s. I a.C. sólo la inmolación del cordero se efectuaba en la explanada del Templo mientras que la comida pascual se celebraba en las casas de familia, en La Última cena. Palabras de Jesús (Cristiandad; Madrid 1980) 43. 2 Miremos al Traspasado (Fundación San Juan; Rafaela 2007) 131-133. 1

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MEDITACIN PARA EL JUEVES SANTO

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MEDITACIN PARA EL JUEVES SANTO

"En la tarde del Jueves Santo comienza efectivamente el Triduo Pascual, con la memoria de la ltima Cena, en la que Jess instituy el Memorial de su Pascua, dando cumplimiento al rito pascual judo. Segn la tradicin, toda familia juda, reunida a la mesa en la fiesta de Pascua, come el cordero asado, haciendo memoria de la liberacin de los Israelitas de la esclavitud de Egipto; as en el cenculo, consciente de su muerte inminente, Jess, verdadero Cordero pascual, se ofrece a si mismo por nuestra salvacin (cfr 1Cor 5,7). Pronunciando la bendicin sobre el pan y el vino, l anticipa el sacrificio de la cruz y manifiesta la intencin de perpetuar su presencia en medio de los discpulos: bajo las especies del pan y del vino, l se hace presente de modo real con su cuerpo entregado y con su sangre derramada. Durante la ltima Cena, los Apstoles son constituidos ministros de este Sacramento de salvacin; a ellos Jess les lava los pies (cfr Jn 13,1-25), invitndoles a amarse unos a otros como l les am, dando la vida por ellos. Repitiendo este gesto en la Liturgia, tambin nosotros somos llamados a dar testimonio con los hechos de nuestro Redentor" (Benedicto XVI, Catequesis del 20/04/11).

Resaltemos un elemento comn a las tres lecturas: se trata de la cena o comida pascual en un clima familiar y de despedida. En la primera lectura (Ex 12,3-4) se manda conseguir un animal por familia; y si la familia es demasiado reducida debe unirse con la del vecino. Y se come de pie, prontos a salir, ya que es la ltima cena de los israelitas en Egipto. La epstola y el evangelio nos narran parte de la ltima cena de Jess con sus discpulos, cena pascual tambin. Al respecto escriba Joseph Ratzinger: La pascua de Israel era y es una fiesta de familia. No era celebrada en el templo, sino en el hogar. El hogar aparece ya en la historia fundacional, relatada en el libro del xodo (12,1-14), como el espacio de la salvacin y del refugio en medio de aquella noche oscura, por la que deambula el ngel de la muerte. La noche de Egipto era, por el contrario, la imagen de los poderes de la muerte, de la destruccin, de lo catico, que irrumpen siempre de nuevo y amenazan destruir la buena creacin y transformar el mundo en un desierto inhabitable. La casa y la familia protegen contra esa situacin. Dicho de otra manera, siempre de nuevo el mundo debe ser protegido contra el caos y siempre de nuevo la creacin debe ser fundada y protegida [] Tambin Jess celebr la pascua siguiendo esas prescripciones: en casa con su familia, es decir, con los apstoles, que se haban transformado en su nueva familia [] La Iglesia es la nueva familia y la ciudad nueva, que es para nosotros lo que era Jerusaln: ese hogar vivo que conjura los poderes del caos y da un espacio de paz que sostiene la creacin y nos sostiene. La Iglesia es la ciudad nueva como familia de Jess.

El directorio Homiltico n 40 actualiza este tema de las lecturas afirmando que Nosotros somos tantas familias que hemos venido al mismo lugar y nos hemos procurado un cordero.

Este largo prembulo nos invita a celebrar este jueves santo (y por qu no toda la semana santa) en un clima familiar, sabiendo que desde aqu hay que recomenzar cada ao. Y entenderemos por qu el Papa Francisco ha convocado un snodo sobre la familia.

Tambin el clima de esta Misa, como el de la ltima cena, es un clima de despedida. Jess percibe la cercana de su pasin y su muerte y por ello quiere celebrar esta comida pascual con sus discpulos. Justamente el evangelio de hoy desde el comienzo nos pone en este clima: "sabiendo Jess que haba llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, l, que haba amado a los suyos que quedaban en el mundo, los am hasta el fin" (Jn 13,1).

Como nota J. Ratzinger hay dos palabras fundamentales en este texto: el "paso" y el "amor". Es la hora del paso de Jess de este mundo al Padre, o sea de su muerte. Y es tambin la hora del amor de Jess hasta el extremo. Y "los dos trminos se explican recprocamente, son inseparables. El amor mismo es el proceso del paso, de la transformacin, del salir de los lmites de la condicin humana destinada a la muerte, en la cual todos estamos separados unos de otros, en una alteridad que no podemos sobrepasar".

En este clima Jess anticipa sacramentalmente la entrega de su vida y nos revela el sentido de la misma. En efecto, al instituir la Eucarista nos revela que entrega su cuerpo y derrama su sangre, o sea toda su vida, por los hombres, para restablecer la Alianza de los hombres con el Padre.

Adems en este clima de despedida Jess prepara, en cierto modo, su sucesin, el despus, dejando su testamento a los apstoles, a la Iglesia que est naciendo all.

Qu nos deja, qu nos transmite, qu nos entrega el Seor en este jueves santo?

( Ante todo su Presencia Real y Sacramental en la Eucarista. Por eso manda a sus apstoles hacer memoria de su entrega. Sabemos que para la Biblia hacer memoria es hacer presente el acontecimiento, la realidad del pasado es trada al presente mediante la "memoria litrgica". Pero en este caso se trata de "memoria ma", de l, de Jess. En efecto, el mandato "haced esto en memoria ma (evmh.n avna,mnhsin)" nos remite al mandato de repetir la pascua de Ex 12,26, pero con la notable diferencia de que lo que se recuerda es la persona y no slo la obra salvfica. Es decir, se supone que el Seor Jess es el anfitrin de la cena y est realmente presente en la celebracin de su obra redentora. Esta presencia de Jess slo es posible en virtud de la resurreccin, que aparece entonces en Pablo intrnsecamente vinculada a la Eucarista, como lo est en Lucas (cf. Lc 24,30-35).

La Eucarista hace la Iglesia, y la familia es la iglesia domstica, por tanto la Eucarista hace y sostiene los vnculos familiares y comunitarios.

( Nos deja tambin el sacramento-mandamiento de la Caridad con su expresin visible que es el servicio, la entrega a los dems, para que lo imitemos. Justamente el evangelio de hoy nos presenta a Jess haciendo el lavado de los pies de sus discpulos, lo cual es un servicio propio de esclavos. "Con un acto simblico, Jess aclara el conjunto de su servicio salvfico. Se despoja de su esplendor divino, se arrodilla, por decirlo as, ante nosotros, lava y enjuga nuestros pies sucios para hacernos dignos de participar en el banquete nupcial de Dios".

En este gesto simblico del lavado de los pies Jess instituye y ejemplifica el mandamiento nuevo del amor. Por tanto el sacramento-mandamiento del amor es amar con el amor de Jess y, por ello, amar como Jess, esto es, dando la vida por los dems, sirviendo a los dems. As ama Jess, vacindose de s mismo, olvidndose de s mismo, para ponerse al servicio de los dems. Servicio que es un lavado, una purificacin de los hombres que les comunica nueva vida, que les devuelve la dignidad de hijos de Dios. Con verdad se ha visto en este lavado-purificacin que obra Jess en sus apstoles una referencia al sacramento del Bautismo. Al respecto deca san Ambrosio: Qu grande es este misterio! Como un siervo lavas los pies a tus siervos y como Dios mandas roco del cielo. Tambin yo quiero lavar los pies a mis hermanos, quiero cumplir el mandato del Seor: l me mand no avergonzarme ni desdear el cumplir lo que l mismo hizo antes que yo. Me aprovecho del misterio de la humildad: mientras lavo a los otros, purifico mis manchas (El Espritu Santo I, 12-15). En el mismo sentido dijo el Papa Francisco en su homila en la Misa del jueves santo del ao 2013: "Lavar los pies es: yo estoy a tu servicio. Y tambin nosotros, entre nosotros, no es que debamos lavarnos los pies todos los das los unos a los otros, pero entonces, qu significa? Que debemos ayudarnos, los unos a los otros Ayudarse unos a otros: esto es lo que Jess nos ensea y esto es lo que yo hago, y lo hago de corazn, porque es m deber. Como sacerdote y como obispo debo estar a vuestro servicio. Pero es un deber que viene del corazn: lo amo. Amo esto y amo hacerlo porque el Seor as me lo ha enseado. Pero tambin vosotros, ayudadnos: ayudadnos siempre. Los unos a los otros."

( Nos deja tambin el Sacramento del Orden Sagrado. La Iglesia celebra la Eucarista a lo largo de los siglos precisamente en continuidad con la accin de los apstoles, obedientes al mandato del Seor. La institucin de la Eucarista reclama la institucin del Orden sacerdotal mediante el cual la misin confiada por Cristo a sus apstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos. Tambin el sacramento-ejemplo del amor-servicio hace a la esencia del ministerio de los apstoles como sacramento al servicio de la comunidad. Queda instituido, por tanto, el sacramento del Orden sagrado que el Catecismo define de esta manera: "El Orden es el sacramento gracias al cual la misin confiada por Cristo a sus Apstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos: es, pues, el sacramento del ministerio apostlico" (n 1536). Estas tres realidades ha dejado Jess a la Iglesia; ms an la Iglesia misma ha nacido all, del misterio pascual anticipado el jueves santo y consumado el viernes santo. As nos lo ensea el Catecismo: "la Iglesia ha nacido principalmente del don total de Cristo por nuestra salvacin, anticipado en la institucin de la Eucarista y realizado en la Cruz" (n 766). Y aqu est tambin la fuente de la unidad de la Iglesia: "La Iglesia nace con la Eucarista. Todos nosotros comemos del mismo pan, recibimos el mismo cuerpo del Seor y eso significa: l nos abre a cada uno ms all de s mismo. l nos hace uno entre todos nosotros. La Eucarista es el misterio de la ntima cercana y comunin de cada uno con el Seor. Y, al mismo tiempo, es la unin visible entre todos. La Eucarista es sacramento de la unidad. Llega hasta el misterio trinitario, y crea as a la vez la unidad visible. Digmoslo de nuevo: ella es el encuentro personalsimo con el Seor y, sin embargo, nunca es un mero acto de devocin individual. La celebramos necesariamente juntos. En cada comunidad est el Seor en su totalidad. Pero es el mismo en todas las comunidades".Al calor de la Eucarista debemos realizar nuestra identidad eclesial como casa y escuela de comunin, como familia de Dios. En ella debemos permanecer como en nuestra propia casa, nuestro hogar, lugar donde encontramos la firmeza de nuestra fe. "En particular, Jess nos ensea en el sacramento de la Eucarista la verdad del amor, que es la esencia misma de Dios. sta es la verdad evanglica que interesa a cada hombre y a todo el hombre. Por eso la Iglesia, cuyo centro vital es la Eucarista, se compromete constantemente a anunciar a todos, a tiempo y a destiempo (2 Tm 4,2) que Dios es amor (4)" (SC n 2).

-Pedro, me das tus pies?-Mis manos, dijeras?-No, he dicho tus piesTus pies embarrados de andar por la tierra;tus pies fracasados que lloran su espera;tus pies ya cansados de dar tantas vueltas;tus pies lastimados y con la misma piedra;tus pies asustados que avanzan a tientas,y al decirse no amados, van detrs de otras huellas.Necesito tomarlos. Que sta sea hoy tu ofrenda.He venido a aliviarlos de esa falsa purezaque es andar por el mundo sin bajar la cabeza.Mira lo que hoy yo hago, lo que tu Maestro te ensea!Y con tus pies ya lavados, lava los que a ti se acercan.nda!, levntate de la mesa;que el que humano se sabe, hermanos encuentra.

Javier Albisu sj

Nos dice J. Jeremas que por falta de espacio dado el aluvin de peregrinos, desde el s. I a.C. slo la inmolacin del cordero se efectuaba en la explanada del Templo mientras que la comida pascual se celebraba en las casas de familia, en La ltima cena. Palabras de Jess (Cristiandad; Madrid 1980) 43.

Miremos al Traspasado (Fundacin San Juan; Rafaela 2007) 131-133.

J. Ratzinger, Jess de Nazaret. Desde la Entrada en Jerusaln hasta la Resurreccin, 70-71-

J. Ratzinger, Jess de Nazaret. Desde la Entrada en Jerusaln hasta la Resurreccin, 73.

Homila de Benedicto XVI en la Misa "en la Cena del Seor", del 21 de Abril de 2011.