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Page 1: Medardo Angel Silva

MEDARDO ANGEL SILVA

Biografía

Medardo Ángel Silva nació en Guayaquil el 8 de junio de 1898, hijo del Sr. Enrique Silva Valdez y de la Sra. Mariana Rodas Moreira, y murió de forma trágica el 10 de junio de 1919 en la misma ciudad, (dos días después de haber cumplido 21 años). Escritor, poeta, músico y compositor, es considerado el mayor representante del modernismo en la poesía ecuatoriana, a pesar de no haberse casado, dejo como

descendencia a una única hija de nombres Mercedes Cleofé Silva Carrión, quien a su vez tuvo dos, la Dra. Nancy Menéndez Silva, radicada desde temprana edad en los Estados Unidos y el Jurista Rene Colon Quevedo Silva, este último fue homenajeado por la M. I. Municipalidad de Guayaquil, siéndole entregada el primer ejemplar de la edición de Obras de Medardo Ángel Silva.

Quedó huérfano de padre a muy temprana edad y su madre, con la pequeña pensión que su esposo les había dejado, construyó una modesta casa en la Avenida del Cementerio. De niño entró a estudiar en la escuela de la Filantrópica, cercana a su casa. Por esa época todas las tardes, descansando sobre una hamaca, contemplaba el interminable desfilar de los entierros rumbo al cementerio. De allí la fijación que el poeta expresaría más tarde hacia la muerte. También de niño le gustaba mucho la música, e incluso solía practicar con frecuencia el piano en el convento de los padres agustinos.

Por el año de 1910 ingresó al colegio Vicente Rocafuerte, pero al cuarto año tuvo que abandonar sus estudios por falta de recursos. Entonces entró a trabajar en una imprenta local. Luego de abandonar el colegio, comenzó a intentar publicar sus primeros poemas. Estos fueron rechazados al principio por los diarios más importantes de Quito y Guayaquil, pero poco a poco empezaron a aparecer publicados en pequeñas revistas literarias que comenzaron a darle notoriedad.

Aunque Silva no se graduó de bachiller, su condición de autodidacta lo llevó a ser maestro escolar e incluso a leer en francés; así se le facilitó el contacto con la poesía de los simbolistas franceses (Paul Verlaine, Arthur Rimbaud, Charles Baudelaire), quienes llegaron a ser sus más grandes referentes. Las influencias en su poesía, además, fueron el modernismo de Rubén Darío y el misticismo de Amado Nervo.

Para 1915 sus poesías, que mostraban una marcada melancolía, eran ya aceptadas en todos los diarios del país; además el joven adolescente entró a trabajar como editor en diario El Telégrafo, el cual era en ese tiempo el periódico de mayor circulación nacional. En las páginas de este diario es que logra publicar por entregas su pequeña novela, María Jesús.

En 1918 publica su primer y único libro de poesías, El árbol del bien y del mal. Del mismo sólo imprime 100 copias, por falta de recursos. Aunque el libro recibió aclamación por parte de los

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críticos de su tiempo, las ventas no fueron nada buenas, llegando incluso Silva a incinerar gran parte de los ejemplares al ver que en una librería no se había vendido ni uno.

Sin embargo, la popularidad de Silva en el ámbito literario seguía creciendo. Mas entonces ocurrió la tragedia.

La muerte de Medardo Ángel Silva sigue siendo un misterio sin esclarecer: a los 21 años el joven poeta murió de un tiro en su cabeza por amor a su novia por que lo había dejado, por lo que se declaró que fue un suicidio. También influyó en esta creencia el contenido de los poemas de Silva, el cual incluso llamó a la Muerte la libertadora del horror de la vida.

Pero posteriores análisis ponen en duda la teoría de que se habría suicidado, ya que la bala entró por detrás de su oreja. Sin embargo, nunca se investigó más allá y fue enterrado sin los ritos fúnebres católicos, asumiéndose que su muerte fue un suicidio y esto ha llevado a la construcción de un imaginario popular acerca de sus últimas horas, en él se habla desde que habría estado jugando con el arma y que su muerte fue un accidente, hasta que por una decepción amorosa habría tomado esa trágica decisión.

Obra Literaria

Escribió bajo los seudónimos de "Jean D'Agreve" y "Oscar René", que adoptó en 1915. De sus obras sólo fueron publicadas María Jesús y El árbol del bien y del mal, el resto quedaron inéditas.

Entre sus famosas obras literarias están:

o El árbol del bien y del mal (poesías, 1918)o María Jesús (novela, 1919)o La máscara irónica (ensayos)o Trompetas de oro (poesías)o El alma en los labios

En el 2004, el Proyecto de Rescate Editorial de la Biblioteca Municipal de Guayaquil publicó sus “Obras Completas”, en una colección de lujo propiciada por el Alcalde de la Ciudad, Ab. Jaime Nebot Saadi, cuyo primer ejemplar fue entragdo a su nieto el Jurista Guayaquileño Dr. René Colón Quevedo Silva.

Poema El Alma En Los LabiosMedardo Angel Silva

Para mi amada

Cuando de nuestro amor la llama apasionada,

dentro de tu pecho amante contemples extinguida,

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ya que sólo por ti la vida me es amada,

el día en que me faltes me arrancaré la vida.

Porque mi pensamiento lleno de este cariño,

que en una hora feliz me hiciera esclavo tuyo,

lejos de tus pupilas es triste como un niño,

  que se duerme soñando en tu acento de arrullo.

Para envolverte en besos quisiera ser el viento,

y quisiera ser todo lo que tu mano toca;

ser tu sonrisa, ser hasta tu mismo aliento,

  para poder estar más cerca de tu boca.

Vivo de tu palabra y eternamente espero,

llamarte mía como quien espera un tesoro.

Lejos de ti comprendo lo mucho que te quiero,

y besando tus cartas ingenuamente lloro.

Perdona que no tenga palabras con que pueda,

decirte la inefable pasión que me devora;

para expresar mi amor solamente me queda,

rasgarme el pecho, Amada, y en tus manos de seda,

dejar mi palpitante corazón que te adora.

DOLORES VEINTIMILLA

Biografía

El nacimiento de la poetisa coincide con el nacimiento de la

República del Ecuador; nace en medio de una sociedad hipócrita y

falsamente moralista. Dolores Veintimilla es una de las pocas mujeres

que rompiendo los prejuicios sociales, se incorpora al movimiento

cultural de esa época.

Nació en Quito en 1830, en medio de una familia acomodada de la

capital, personas que la conocieron han ponderado sus atributos

físicos. Sus padres fueron el señor Don José Veintimilla y la señora

Doña Jerónima Carrión, ambos nacidos en Loja. A los dieciocho años de edad contrajo

matrimonio con el médico colombiano Sixto Antonio Galindo y Oroña, quien no supo

comprenderla ni apoyarla en sus anhelos culturales.

Su matrimonio fue un fracaso, Galindo estaba acostumbrado a traicionar con otras mujeres a

Dolores; principalmente por este motivo y para evitar así las habladurías de la gente, Dolores

Veintimilla, su marido y su tierno hijo salen de Quito para radicarse en Guayaquil, sin embargo

el marido no encuentra agradable este ambiente y decide trasladarse a Cuenca, ciudad que se

convertiría en la tumba de la poetisa.

Al poco tiempo de vivir en Cuenca (ciudad extremadamente conservadora) Sixto Galindo no

obtiene la clientela que esperaba tener, ha obtenido la cátedra de medicina en la Universidad

de Cuenca, pero no soporta iniciar las clases con el rezo de tres Aves Marías y un Padre

Nuestro, se cansa de la ciudad donde los chismes solo se acrecientan más; por estos motivos

Galindo decide abandonar a su esposa con su hijo para el radicarse en Panamá.

Dolores Veintimilla en Cuenca despliega una gran actividad cultural, su casa se convierte en

uno de los mayores cenáculos literarios de la época por donde pasaron algunos de los más

ilustres poetas de la época como el chileno Alberto Blest Gana.

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Se da en aquella época un acontecimiento que turbara el alma sensible de la joven poetisa,

acusado de parricidio el indígena Tiburcio Lucero fue condenado a muerte, la poetisa siente la

tragedia como suya y sale en defensa del indígena escribiendo un ensayo al que titula

"Necrología" en el cual se muestra contraria a la pena de muerte. A partir de éste escrito el

mayor de sus adversarios, el polemista Obispo de Cuenca el sacerdote franciscano Fray

Vicente Solano, no dejaría de fustigarla desde el púlpito, se encargo de mancillar su honor y su

dignidad hasta después de muerta.

El pueblo cuencano, dejándose llevar por el fanatismo religioso y por la lengua de Fray Solano,

empezó a criticar a la joven mujer, hojas sueltas tales como: "A un curioso ratoncito", "En

defensa de Madame Zoila", etc. Escritas en contra de ella por los frailes Solano, y Marchán;

todo esto, junto a las penurias económicas, el abandono de su marido y las críticas sociales

fueron hundiéndola en una melancolía profunda. La mujer hace un intento por salvar su honor

escribiendo otra hoja suelta a la que títula "Al público", la misma que nunca salió a la luz porque

"los dueños de la verdad" no le permitieron su defensa.

Bajo estas circunstancias, cansada de sobrevivir se arrancó la vida de su propia mano, como lo

indicó en sus poemas: "Y si a olvidar no alcanzas al ingrato/ te arrancare del pecho corazón".

Así desaparecía tempranamente, con apenas veintisiete años de vida, una de las más tiernas

voces del Romanticismo Hispano.

Obra Literaria

Dolores Veintimilla dejó pocas obras, las cuales fueron publicadas en conjunto por Celiano

Monge en Quito después de la muerte de la poetisa.

Entre la prosa sobresalen “Fantasía” y “Recuerdos”. Son obras en las que dialoga con el

pasado y en las que culpa al tiempo por haber dado una temprana muerte a sus ilusiones.

En el verso es donde mejor logra plasmar su dolor.

Con “Aspiración”, “Desencanto”, “Anhelo”, “Sufrimiento”, “La noche y mi dolor”, “Quejas”, “A mis

enemigos”, “A un Reloj” y “A mi madre”.

Cómo característica de estilo se puede contar que prefirió el verso rimado y musical, y que casi

no se valió de metáforas u otras imágenes literarias para plasmar su dolor en sus escritos.

QuejasDolores Veintimilla de Galindo

¡Y amarle pude! Al sol de la existencia

se abría apenas soñadora el alma…

Perdió mi pobre corazón su calma

desde el fatal instante en que le hallé.

Sus palabras sonaron en mi oído

como música blanda y deliciosa;

subió a mi rostro el tinte de la rosa;

como l ahoja en el árbol vacilé.

Su imagen en el sueño me acosaba

siempre halagüeña, siempre enamorada;

mil veces sorprendiste, madre amada,

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en mi boca un suspiro abrasador;

y era él quien lo arrancaba de mi pecho;

él, la fascinación de mis sentidos;

él, ideal de mis sueños más queridos;

él, mi primero, mi ferviente amor.

Sin él, para mí el campo placentero

en vez de flores me obsequiaba abrojos;

sin él eran sombríos a mis ojos

del sol los rayos en el mes de abril.

Vivía de su vida apasionada;

era el centro de mi alma el amor suyo;

era mi aspiración, era mi orgullo…

¿Por qué tan presto me olvidaba el vil?

No es mío ya su amor, que a otra prefiere.

Sus caricias son frías como el hielo;

es mentira su fe, finge desvelo…

Mas no me engañará con su ficción…

¡Y amarle pude, delirante, loca!

¡No, mi altivez no sufre su maltrato!

Y si a olvidar no alcanzas al ingrato,

¡te arrancaré del pecho, corazón!