mecanismos causales y economía política de la desigualdad...
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Mecanismos causales y economía política
de la desigualdad. Reflexiones a partir del
caso de Chile a mediados del siglo XX
Javier E. Rodríguez Weber - Programa de Historia Económica y Social-Udelar
Resumen
En el presente trabajo se adopta la perspectiva filosófica según la cual para explicar un
fenómeno deben identificarse los mecanismos que lo generan. A partir de la misma, y
utilizando una perspectiva que se identifica con la Economía política, se identifican algunos
mecanismos causales que pueden tener consecuencias distributivas. Finalmente, se recurre a
ellos para explicar las tendencias asumidas por la distribución del ingreso en Chile a mediados
del siglo XX.
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1- Inroducción
Formular hipótesis que pretendan explicar los fenómenos a estudio constituye un
objetivo principalísimo de la actividad científica. Sin embargo, desde las críticas de Hume a la
noción de causación, las condiciones que debe cumplir una explicación para resultar
satisfactoria han constituido un problema filosófico mayor, que está aún lejos de resolverse.
Durante años la respuesta estándar se basó en el modelo de ley de cobertura, según el
cual se explica un fenómeno si se lo subsume lógicamente bajo una ley de tipo general y
determinadas condiciones iniciales. Sin embargo, esta posición se ha ido mostrando
problemática, especialmente, aunque no sólo, en el ámbito de las ciencias sociales y la
historia1. Así, en los últimos años ha retomado cuerpo el modelo de explicación mecanísmico,
según el cual explicar un fenómeno consiste en señalar y describir los mecanismos que lo
producen. Aunque el modelo mecanísmico plantea también abundantes problemas,
entendemos que el mismo resulta más adecuado para la explicación histórica en general, y de
las tendencias de la distribución del ingreso, problema que constituye nuestro objeto de
investigación. Así, el objetivo del presente trabajo consiste en presentar una serie de
mecanismos económico-políticos que median entre el proceso de desenvolvimiento
económico2 y la distribución del ingreso, moldeando las tendencias que ésta puede asumir a lo
largo del tiempo a partir de las características cambiantes de aquél. Para ello, en la sección 2
se discute el modelo de explicación mecanísmica, y en la sección 3 se presentan una serie de
mecanismos distributivos desde la perspectiva de la economía política. Seguidamente, en la
sección 4, se recurre a alguno de ellos para explicar tendencias estimadas recientemente de la
distribución del ingreso en Chile entre 1940 y 1956. Sin embargo, el objetivo del trabajo no es
tanto explicar dichas tendencias, como presentar un caso que sirva para ilustrar sobre la
potencialidad de la explicación mecanísmica en el ámbito de la investigación histórica de la
desigualdad económica. Finalmente, el documento cierra con las conclusiones.
1 Aunque hay quienes han argumentado que la función de la historia no sería la explicación,
sino la comprensión; aunque esa es otra discusión. 2 Por desenvolvimiento económico aludimos al proceso productivo que se da históricamente, y
las características que va adoptando a lo largo del tiempo. La intención es disociarlo del concepto de crecimiento –centrado exclusivamente en los aspectos cuantitativos-, y la de desarrollo, fuertemente asociado a la noción de progreso; aunque la noción de desenvolvimiento se emparenta con la perspectiva clásica del desarrollo económico como un proceso de transformaciones estructurales de tipo productivo e institucional.
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2- Mecanismos
La discusión sobre qué requisitos debe cumplir una explicación científica es aún un
tema abierto para la filosofía de la ciencia. La respuesta clásica, defendida entre otros por
Popper (1962) y Hempel (2005), sostiene que explicar un fenómeno supone enmarcarlo en una
ley general, razón por la cual se denomina a éste “modelo de ley de cobertura” o covering law
model. Sin embargo, y más allá de su aplicabilidad a las ciencias sociales en general y a la
historia en particular3, este modelo ha recibido una serie de críticas que han minado en forma
importante su aceptación entre filósofos y científicos. Entre las mismas destaca su incapacidad
para distinguir entre correlación y causación4. En este contexto, ha ido tomando fuerza la idea
de que para explicar la ocurrencia de un fenómeno es necesario identificar los mecanismos
que lo generan. Se trata de transparentar la “caja negra”, a fin de señalar las “tuercas y
tornillos” que unen el explanans con el explanandum5.
Esta última es la posición que se adoptará en el presente trabajo. Es decir que a fin de
brindar una explicación satisfactoria de las tendencias en la distribución del ingreso que
resultan de nuestra estimación; deberemos identificar y describir los mecanismos que las
generan, aportando evidencia que sustente nuestras hipótesis sobre el accionar de los mismos.
Aunque la literatura sobre la explicación mecanísmica ha crecido en forma abundante
en los últimos años, especialmente en las ciencias sociales6, no existe consenso sobre qué
debe entenderse por mecanismos7, ni si estos constituyen una categoría ontológica o
3 La utilidad de la aplicación del modelo de ley de cobertura a la explicación histórica –al menos
en un sentido limitado-, fue defendida por Hempel (2005: 307-324). Ello desató una importante polémica en la filosofía analítica anglosajona entre los años cincuenta y setenta.
4 A modo de ejemplo, una explicación de las tormentas en función de determinados
movimientos del barómetro; o la ausencia de embarazo en un hombre que toma píldoras anticonceptivas, satisfacería las condiciones impuestas por el modelo de cobertura. Un resumen de las críticas en Salmon (1989: 46-50)
5 “The search for mechanisms means that we are not satisfied with merely establishing
systematic covariation between variables or events; a satisfactory explanation requires that we are also able to specify the social ‘cogs and wheels’ (Elster 1989:3) that have brought the relationship into existence”. Hedström and Swedberg (1998b: 7)
6 Ejemplos de esto son: Bunge (1997, 2000, 2004); Elster (1989, 2010); Hedström & Swedberg
(1998a); Little (1998, 2010); George & Benett (2005), Mahoney (2001), Mayntz (2004) , Hedström & Ylikoski (2010)
7 Hedström & Ylikoski (2010: 51) presentan una lista con nueve definiciones diferentes. En lo
personal, considero particularmente útil la definición de Bunge (2000: 55), para quién un mecanismo es “un proceso en un sistema concreto, capaz de producir o impedir algún cambio en el sistema en su conjunto e en alguno de sus subsistemas”.
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solamente epistemológica8. Sí existe algo similar al consenso en que la explicación
mecanísmica permite abrir la “caja negra”, superando así alguno de los problemas que el
modelo de ley de cobertura era incapaz de resolver (Hedström & Ylikoski 2010). De lo que se
trata, se señala, es de elaborar una “reconstrucción causal” cuyo objetivo no sea tanto
establecer relaciones estadísticas entre variables, sino explicar los fenómenos sociales
identificando los procesos que lo generaron (Mayntz 2004). En palabras de filósofo Daniel
Little, “to identify a causal relation between two kinds of events or conditions, we need to
identify the typical causal mechanisms through which the first kind brings about the second
kind” (Little 1998)
Sin embargo, esto no debe interpretarse como un rechazo a las metodologías
cuantitativas9, y menos aún de la pretensión de generalidad. De hecho, la mayoría de los
autores que defienden el modelo de explicación mecanísmica sostienen que para tener poder
explicativo, los mecanismos sociales deben ser procesos recurrentes, en tanto su uso analítico
supone generalizar a partir de los mismos. Lo que se señala es que el recurso a metodologías
cuantitativas, amparados en el modelo de ley de cobertura, no aporta una explicación en tanto
no se identifiquen los mecanismos que generan la correlación. En este sentido, para Elster
(2010: 50) una explicación es más creíble si las leyes generales se enuncian en forma de
cadena causal, reduciendo –aunque nunca eliminando- la posibilidad de que el efecto se deba
a “terceros factores” no tenidos en cuenta. Es decir, la explicación mecanísmica supone
describir los pasos intermedios entre el explanans con el explanandum, identificando la cadena
causal que los une. En palabras de Renate Mayntz (2004: 241), “the specification of causal
chains is what distinguishes propositions about mechanisms from propositions about
correlations”.
Según la mayoría de los autores, los mecanismos sociales actuantes son entidades no
observables, de modo que deben ser hipotetizadas10; correspondiendo a la presentación de
8 Por ejemplo, mientras algunos sostienen que los mecanismos son modelos analíticos
(Hedström and Swedberg 1998b), los filósofos adherentes al realismo crítico asumen su existencia en el mundo real (Bunge 1997, 2000, 2004; Little 1998, 2010, Mayntz 2004).
9 Statements about mechanisms can therefore well complement an analysis based on statistical
correlations. In fact, this is how they are often discursively used, though mostly more ad hoc than in a systematic manner. (…). The contrast between correlational (multivariate) and mechanistic approaches is by no means as stark as some of the latter’s advocates maintain. To pit analysis in terms of mechanisms against the search for correlations is mistaken. (Mayntz 2004: 253-254)
10 Existe una discusión sobre si en ocasiones pueden ser observables. Bunge (1997, 2004) y
Mahoney (2001) son ejemplos de autores que incluyen la no observabilidad en su definición de mecanismos, algo innecesario en opinión de Mayntz (2004)
5
evidencia empírica el tornar un mecanismo posible en uno plausible11. Una forma satisfactoria
de hacer esto es describir la cadena causal mediante el método de “process tracing” (George &
Bennett 2005: 205-232). Se trata de un procedimiento adecuado tanto para los estudios de
caso como para los análisis comparativos de pocos casos que se tratan en profundidad12. El
método tiene por objetivo testear las hipótesis relativas a los mecanismos causales al
contrastarla con la evidencia existente relativa a los procesos históricos actuantes. Se presenta
el problema, sin embargo, de distinguir entre diversos mecanismos actuantes. Por ello, el
proceso causal debe describirse en forma selectiva, identificando los mecanismos que tienen
relevancia causal en el caso concreto de estudio, y distinguiéndolos de los que aunque puedan
estar presentes, no contribuyen al resultado.
Como lo anterior supone recurrir al razonamiento contrafactual,13 la mejor estrategia
consiste en presentar las implicancias contrafácticas en forma explícita, aportando argumentos
a favor de la idea de que las cosas habrían sido significativamente distintas en ausencia del
mecanismo causal imputado como relevante. Para ello puede recurrir a argumentos teóricos
(Elster 2006), al análisis comparativo (Koka 2002), o a simulaciones o intervenciones ideales14
(Ylikoski 2010).
Una característica de la explicación mecanísmica de particular interés para la
estrategia de investigación elegida, es que la reconstrucción causal es históricamente situada.
Así, aunque los mecanismos refieren a regularidades, éstas no son de aplicación universal, sino
que constituyen teorías de rango medio, de aplicabilidad espacial y temporal limitada15. De lo
que se trata, entonces, es de analizar la acción de los mecanismos en situaciones históricas
11
“By presenting evidence in support of the assumptions of one mechanism and showing the absenceof evidence for the assumptions of competing mechanisms, we increase the plausibility of the explanatory hypothesis. What separates proper mechanism-based explanations from mere mechanism-based storytelling is this kind of rigorous checking of the assumptions upon which the mechanism schemes rest”. (Hedström & Ylikoski 2010: 53)
12 Denominados “case oriented comparative research” en la aproximación de Ragin (1986)
13 Según Elster (2006: 220) “cualquier declaración sobre causalidad implica una declaración
contrafáctica”. Ver también Ylikoski (2010) y Hedström & Ylikoski (2010). 14
“An ideal intervention I changes the value of effect variable Y only via changing the value of cause variable X” (Ylikoski 2010: 166)
15 “…the mechanism perspective sets some important constraints for an acceptable theory of
causation. For example, the idea of productive causal activities associated with the mechanism perspective implies a commitment to the locality of causal processes: Whether a is a cause of b depends on facts about spatiotemporally restricted causal process, not on what would happen in other similar situations. This means that theories that attempt to define causality in terms of regularities (such as Hume’s constant conjunction theory and many probabilistic theories of causation) are not compatible with mechanism-based theories” (Hedström & Ylikoski 2010: 53) Ver también Elster (2010) y Mayntz (2004).
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concretas, identificando cómo y porqué la interacción entre diversos mecanismos da un
resultado específico.
Desde el punto de vista ontológico, la acción causal de los mecanismos debe ubicarse
al nivel de las acciones e intenciones de los individuos. Aunque esta condición supone rechazar
las explicaciones holísticas o funcionalistas, no supone necesariamente adoptar el
individualismo metodológico; ya que puede sostenerse que las estructuras tienen capacidad
causal al condicionar la acción de los individuos. Esta posición, alternativa tanto al holismo
como al individualismo metodológico, es lo que propone Daniel Little (1998, 2004, 2010) bajo
el nombre de “localismo metodológico”16. Se trata, como él mismo reconoce, de la clásica
definición de Marx según la cual los hombres hacen la historia, pero en circunstancias que no
pueden elegir. Así, el localismo metodológico afirma que, aunque no existen fuerzas sociales
autónomas de los individuos, éstos están “embebidos” de una serie de reglas e instituciones
que no eligen y condicionan su accionar17.
En resumen, una explicación satisfactoria requiere en primer lugar, formular hipótesis
plausibles sobre los mecanismos causales que unen el explanans y el explanandum. Éstas
deben fundarse en la acción de individuos y grupos que actúan condicionados por la existencia
de estructuras sociales macro, las que, al influenciar en su comportamiento, tienen poder
16
Bunge (2004b) desarrolla una propuesta similar a la que denomina sistemismo. 17
“This perspective [methodological localism] affirms that there are large social structures and facts that influence social outcomes, but it insists that these structures are only possible insofar as they are embodied in the actions and states of socially constructed individuals. With individualism, the moderate position embraces the point that individuals are the bearers of social structures and causes. There is no such thing as an autonomous social force; rather, all social properties and effects are conveyed through the individuals who constitute a population at a time. Against individualism, however, methodological localism affirms the “social-ness” of social actors. ML denies the possibility or desirability of characterizing the individual pre-socially. Instead, the individual is understood as a socially constituted actor, affected by large current social facts such as value systems, social structures, extended social networks, and the like. In other words, ML denies the possibility of reductionism from the level of the social to the level of a population of non-social individuals; rather, the individual is constituted by social facts, and the social facts are constituted by the current characteristics of the persons who make them up. Furthermore, ML affirms the existence of social constructs beyond the purview of the individual actor or group. Political institutions exist, and they are embodied in the actions and states of officials, citizens, criminals, and opportunistic others. These institutions have real effects on individual behavior and on social processes and outcomes —always mediated through the structured circumstances of agency of the myriad participants in these institutions and the affected society. This perspective emphasizes the contingency of social processes, the mutability of social structures over space and time, and the variability of human social systems (norms, urban arrangements, social practices, etc.). (...) On this perspective, large social facts and structures do indeed exist; but their causal properties are entirely defined by the current states of psychology, norm, and action of the individuals who currently exist. Systems of norms and bodies of knowledge exist — but only insofar as individuals (and material traces) embody and transmit them. So when we assert that a given social structure causes a given outcome, we need to be able to specify the local pathways through which individual actors embody this causal process. That is, we need to be able to provide an account of the causal mechanisms that convey social effects. (Little 2006 346-47)
7
causal. Seguidamente, deben identificarse los pasos intermedios que unen el explanans con el
explanandum, llevando a cabo una reconstrucción causal selectiva del fenómeno a explicar, la
que debe contrastarse con la evidencia disponible, intentando no sólo corroborar la hipótesis
mecanísmica presentada, sino también rechazar hipótesis alternativas.
3- Economía política de la distribución del ingreso: algunos
mecanismos actuantes.
En esta sección se identifican una serie de mecanismos que actúan en la relación entre
desenvolvimiento económico y distribución del ingreso. A efectos del análisis, se distinguirán
entre mecanismos de mercado, institucionales, y mixtos. Los mecanismos de mercado refieren
a los cambios en la oferta y demanda de bienes y factores. Sin embargo, los agentes que
participan de los mercados nunca actúan en el vacío. Así, junto a los mecanismos de mercado
actúan una serie de mecanismos institucionales que contribuyen también a modelar la
distribución del ingreso. Más aún, mecanismos de mercado e institucionales no actúan en
paralelo, sino que interactúan entre sí, haciendo más compleja su incidencia en la desigualdad.
De hecho, en algunos casos la interacción es tal que la distinción deja de tener sentido y
conviene hablar de mecanismos mixtos. Pero debe tenerse presente que, aunque por razones
de exposición y análisis mecanismos de mercado e institucionales se presenten en apartados
diferentes, ambos tipos nunca son puros, e interactúan entre sí; tratándose más bien de
mecanismos económico-políticos.
3.1- Mecanismos de mercado
Un primer conjunto de mecanismos que moldean la distribución del ingreso son
aquellos asociados con las fuerzas del mercado; en especial el de factores. Ello porque las
características que asumen la oferta y demanda de factores inciden sobre su retribución, y por
tanto en la distribución del ingreso. De central importancia resultan los cambios en la
especialización productiva. Efectivamente, la aparición y crecimiento de nuevos sectores, más
dinámicos, suele modificar la estructura de la demanda de factores productivos, en tanto la
mayor productividad de éstos permite retribuciones más altas que en el sector tradicional.
Este constituía el punto central en los trabajos clásicos de Lewis (1954) y Kuznets (1955) sobre
la relación entre desarrollo y distribución del ingreso. En ambos casos, los cambios
distributivos son consecuencia del cambio estructural que incrementa la demanda de trabajo
8
calificado y retribuye mejor a los trabajadores del sector moderno –de mayor productividad-
respecto del tradicional18.
En ocasiones los cambios en la estructura productiva tienen su origen en el frente
externo. En este sentido, Stolper & Samuelson (1941) señalaron que una política de apertura
comercial inducirá cambios en la estructura productiva, ganando peso los bienes intensivos en
el factor productivo que el país posee en abundancia. Como consecuencia, la retribución
relativa entre factor abundante y factor escaso se modificará a favor del primero, conduciendo
a una redistribución del ingreso19.
Por otra parte, no sólo interesan los cambios en la demanda de factores, también
importan los cambios en su oferta. Así, las mismas fuerzas globales que provocaron la
expansión del comercio en la segunda mitad del siglo XIX, favoreciendo la especialización
productiva en bienes intensivos en el factor abundante; alimentaron un formidable
corrimiento de la frontera productiva en diversas partes del Globo (Jackson Turner 1976;
Prescott Web 1964; Harley 2007). En muchos casos, países abundantes en recursos naturales
no sólo vieron un incremento en la demanda de los bienes en que gozaban de ventajas
comparativas, sino también un incremento de su stock de recursos naturales como resultado
de la incorporación de nuevas regiones anteriormente poco pobladas y/o subutilizadas para la
producción de mercancías para la exportación20. Entonces las consecuencias distributivas de
los cambios en la especialización productiva son difíciles de prever, requiriéndose su estudio
en cada caso21. A esto hay que agregar los fenómenos migratorios, tanto nacionales como
internacionales, que inciden en la abundancia/escasez relativa de factores; con las
consiguientes consecuencias distributivas. Si la noción de frontera se define básicamente por
la subutilización económica de los recursos naturales allí presentes, entonces su explotación
supone atraer mano de obra y capital de otras regiones, lo que a su vez altera la dotación
relativa de factores productivos en las regiones de origen.
18
De allí Kuznets (1955) derivaba la hipótesis de una evolución de la distribución del ingreso en forma de U invertida. Sin embargo, no es necesario adoptar dicha hipótesis para reconocer el mecanismo básico señalado por Kuznets, a saber que los cambios en la estructura productiva afectan las retribuciones relativas y por tanto la distribución del ingreso
19 Esta línea argumental se ha utilizado con gran provecho para el análisis de la distribución del
ingreso durante la primera globalización, en particular por Jeffrey Williamson (1998, 1999, 2002, 2011). Ver también O’Rourke & Williamson, (1999); Lindert & Williamson (2001) y Bértola & Williamson (2006)
20 Lo que conduciría a una caída del precio de la mercancía intensiva en el recurso abundante
respecto a aquellas intensivas en el recurso escaso. (Rybczynski 1955: § 9 - §11). 21
Algo característico de la explicación mecanísmica, la que, a diferencia del modelo de ley de cobertura, disocia explicación de predicción. V. gr. Elster (2010; 45-46)
9
El aumento en el stock de capital, derivados de la inversión en capital físico y humano,
constituye otro factor que incide en la oferta de factores. Se trata además de un fenómeno
que suele ocurrir en paralelo al incremento en la demanda de los mismos. Así, un cambio en la
estructura productiva hacia bienes intensivos en capital físico no sólo aumenta la retribución a
este factor, sino que genera los incentivos para una mayor inversión, conduciendo a un
incremento de su oferta. De manera similar, los procesos de modernización que incrementan
la demanda de trabajo calificado habitualmente han estado asociados a una expansión de la
educación, y por tanto inciden también en su oferta. En este caso, además de los efectos que
esta “carrera” entre oferta y demanda pueda tener en la remuneración al trabajo calificado, el
cambio estructural de la fuerza de trabajo constituye otro mecanismo que impacta en la
distribución del ingreso, en la medida que pierden peso los trabajadores no calificados y de
bajos ingresos, a favor de sectores medios. De esta forma, y al igual que en el caso de la
expansión de la frontera y la globalización; los cambios asociados a los procesos de
modernización generan efectos no previsibles en la distribución del ingreso. Su resultado neto
dependerá de cómo se articule el crecimiento de la demanda y la oferta de los factores en las
diferentes circunstancias históricas.
El mecanismo de la “carrera” entre la oferta y demanda de trabajo calificado nos
conduce a la centralidad del cambio tecnológico, un factor de influencia capital en los efectos
distributivos de los mecanismos de mercado. En este sentido, se ha argumentado que el
cambio tecnológico aumenta la demanda por trabajo calificado y sería esperable por tanto,
que condujera a un aumento de la desigualdad; salvo que la oferta educativa permitiera
incrementar la oferta de calificación en medida igual o superior a la incidencia del cambio
tecnológico sobre la demanda (Timbergen 1975; Goldin & Katz 2009; Kahhat 2010). En otro
ejemplo, las nuevas tecnologías de transporte y comunicaciones introducidas en el siglo XIX
permitieron una mejor utilización de zonas ubicadas bajo la influencia europea desde hacía
siglos. En este sentido, los cambios en el transporte permitieron la comercialización
internacional de bienes con una baja relación entre su valor y su masa, y supusieron la
incorporación productiva de regiones que, aunque conocidas y gobernadas por los imperios
europeos, se encontraban subutilizadas. Se trató de una suerte de expansión de la frontera
“hacia dentro” del espacio económico y político conocido que, como consecuencia, modificó
en forma importante las regiones de interés económico. Se favorecieron así las regiones
productoras de alimentos que competían con la producción europea, sobre aquellas
productoras de metales preciosos o alimentos exóticos. Más aún, tanto la expansión de la
frontera hacia nuevas regiones, como las migraciones internacionales necesarias para su
10
incorporación efectiva a la producción de mercancías para la exportación, hubieran sido
imposibles sin las innovaciones tecnológicas antedichas. De forma similar, el cambio
tecnológico puede hacer económicamente viable la explotación de recursos conocidos pero
inexplotados. Así, la introducción de nuevas técnicas en la minería, o el uso de fertilizantes,
permiten incrementar la productividad de los recursos naturales, sea porque viabilizan la
explotación de yacimientos de peor calidad, o porque aumentan el rendimiento de tierras
agotadas. El progreso tecnológico se constituye así en una suerte de mecanismo catalizador o
inhibidor de procesos que inciden sobre la oferta y demanda de factores y por tanto de su
retribución; de lo que se derivarán, nuevamente, consecuencias distributivas difíciles de
prever, pero factibles de explicar.
Finalmente, y en la medida que los mecanismos de mercado inciden en la distribución
básicamente mediante la dinámica de oferta y demanda de factores, debe tenerse en cuenta
que muchas veces los mismos se encuentran subempleados, algo particularmente notorio en
el caso del trabajo. La existencia de capacidad ociosa constituye la norma, y no la excepción, e
incide en la remuneración al factor que la presenta22.
En resumen, existe un conjunto de mecanismos relacionados con la oferta y la
demanda relativa de factores que tienen consecuencias distributivas, siendo la dinámica que
asumen dichos mecanismos en distintos contextos históricos, lo que más importa. En muchas
ocasiones esta dinámica resulta a su vez de los caminos que adopta el progreso tecnológico, lo
que contribuye a hacer imprevisibles el signo y la magnitud de sus consecuencias distributivas.
Sin embargo, aún teniendo en cuenta la multiplicidad de resultados posibles de los
mecanismos de mercado, estos nunca son puros, y por tanto no son suficientes para explicar
las tendencias de la distribución del ingreso. Debe prestarse atención además a los
mecanismos institucionales que interactúan con ellos y son decisivos para determinar sus
consecuencias distributivas.
3.2- Mecanismos institucionales
Si los mercados de competencia perfecta tuvieran la misma importancia en los
procesos económicos reales que la que tienen en los manuales de economía, entonces quizá
bastaría con los mecanismos de mercado para explicar la evolución de las tendencias en la
distribución del ingreso. Sin embargo, a la hora de estudiar la relación entre desenvolvimiento
y distribución desde una perspectiva empírica, resulta evidente que se hace necesario
22
Como es sabido, la existencia de una reserva ilimitada de factor trabajo era el punto central del análisis de Lewis (1954)
11
introducir otro tipo de mecanismos. Entre estos, los institucionales juegan un rol central
(Robinson 2010).
En primer lugar porque definen las relaciones de propiedad, y de esta manera inciden
en los efectos distributivos del mercado23. Así, no debe olvidarse que para analizar los efectos
distributivos, por ejemplo de una mayor integración comercial, se hace necesario conocer
cómo se distribuye la propiedad de los distintos factores; sin olvidar que el hecho de que
algunos se valoricen gracias a dicha integración incrementa los incentivos para apropiarse de
los mismos. Como consecuencia, los efectos distributivos de la globalización son mediados por
instituciones políticas que determinan quién se beneficia de ella (Robinson 2001).
Esto último es particularmente evidente en los casos de expansión de la frontera. En
primer lugar, porque no siempre las regiones de frontera se encuentran deshabitadas. Por ello,
la expansión de la frontera suele conducir al desplazamiento –habitualmente por la fuerza-, de
las poblaciones originarias, con la consiguiente violación masiva de sus derechos de propiedad
y/o uso sobre dicho territorio. A ello debe agregarse que instaurar nuevos derechos de
propiedad supone definir quién se queda con qué y cómo; proceso en el cual las relaciones de
poder ex-ante resultan cruciales. Si es posible que en algunos casos la expansión de la frontera
haya favorecido la constitución de una clase media de propietarios (Jackson Turner 1976),
también puede sostenerse que en aquellos lugares en que primaban instituciones de tipo
“extractivas”24, la expansión de la frontera vino a reforzar el poder de las oligarquías
dominantes (García-Jimeno & Robinson 2009). En otros casos, la explotación de los recursos
existentes en la zona de frontera queda en manos de capitales extranjeros, por lo que sus
consecuencias distributivas se internacionalizan (Rodríguez Weber 2009).
Pero incluso en los casos en que se ha definido qué pertenece a quién, aún queda un
amplio espacio a definir referido a qué derechos tiene el propietario sobre su propiedad. Así,
mientras en algunos casos la propiedad sobre recursos naturales se supone igual a la de un
bien cualquiera; en otros se limita, sea restringiendo los derechos al usufructo, imponiendo
23
Aunque esto no será tan importante si nos concentráramos exclusivamente en la distribución funcional; pero ese no es nuestro caso.
24 La noción de “instituciones extractivas” ha sido desarrollada por Acemoglu, Johnson y
Robinson en sus estudios sobre el rol de las instituciones para el crecimiento económico. La misma refiere a aquellos casos en que una elite tiene el poder suficiente –sea éste de facto y de jure- para incidir en la creación de instituciones que le favorezcan, aún a costa de afectar el crecimiento económico de largo plazo. Así, los autores se ubican en la corriente -relanzada en los últimos años por Douglas North-, según la cual el funcionamiento de las instituciones constituye el mecanismo central para explicar los diferentes niveles de renta per cápita entre países (Acemoglu, Johnson & Robinson 2001, 2002, 2004; Acemoglu & Robinson 2012). Ver también Engerman & Sokoloff (1997, 2000, 2002)
12
una política impositiva diferenciada, instaurando límites respecto a las cantidades que pueden
poseerse, o incluso procediendo a su confiscación y reparto.
En segundo lugar, se encuentran las instituciones que regulan los mercados de
factores, las que pueden asumir distintas formas y tener diversas consecuencias distributivas25.
Destacan aquí las normas que regulan el mercado de trabajo. Mientras en algunos casos se
entiende que la relación entre el capital y el trabajo debe dejarse enteramente a lo que
“acuerden” los interesados, en otros se entiende que deben imponerse límites a lo que los
interesados pueden “acordar”. Así, en ocasiones la ley establece un máximo de horas de
trabajo, se imponen descansos obligatorios, remuneraciones mínimas, indexación de salarios,
o fórmulas de legislación colectiva; todas ellas reglas que interfieren en el mercado de trabajo
restringiendo los acuerdos al que las partes puedan llegar26. Naturalmente las distintas
características que estas instituciones pueden asumir suponen distintas consecuencias
distributivas. Por ejemplo, es probable que la instauración del salario mínimo eleve el ingreso
de los trabajadores menos calificados y reduzca la desigualdad; aunque si este es demasiado
bajo dejaría de tener efecto alguno. De manera similar, es probable que una legislación sobre
negociación colectiva también tenga efectos distributivos, en la medida que fortalece el poder
de negociación de los trabajadores. Pero nuevamente, las diferentes formas que la institución
puede adoptar –si es para todos los trabajadores o sólo algunos, si se negocia por rama o
empresa, etc.- tendrán diferentes consecuencias.
Pero no sólo importan las regulaciones que puedan establecerse; para tener incidencia
estas deben cumplirse. Por ello junto con las reglas suele establecerse un cuerpo inspectivo de
funcionarios encargado de hacerlas cumplir, variando enormemente la capacidad efectiva del
mismo. Así, las consecuencias distributivas del cambio institucional pueden deberse no a la
introducción –o remoción- de reglas, sino a un mayor o menor celo en cumplir las existentes.
Los arreglos institucionales no sólo son determinantes a la hora de regular el mercado
de trabajo. También cumplen un papel crucial en la resolución de conflictos, especialmente
entre empresarios y trabajadores. El Estado puede regular la existencia y actividad de las
organizaciones sindicales. Así, formar un sindicato puede ser un derecho o un delito, pueden
formarse libremente o con restricciones, y la actividad huelguística puede ser libre, regulada, o
prohibida. Es decir que la acción del Estado puede adoptar múltiples formas, desde una
25
Estas sí son cruciales para la distribución funcional 26
De hecho, es la crítica al supuesto de que las partes contratan libremente, y el reconocimiento de las asimetrías de poder entre ellos, lo que justifica este tipo de regulación
13
postura básicamente distante y a lo sumo mediadora, hasta la intervención directa, incluso con
la fuerza pública, a favor de alguna de las partes en pugna.
Finalmente, los mecanismos institucionales afectan el ritmo y sentido del cambio
tecnológico, y de esta forma favorecen –o inhiben- cambios en las pautas distributivas. Por un
lado porque las instituciones pueden favorecer o estimular el progreso técnico. Así, se ha
sostenido que algunos entornos institucionales tienden a impedir las innovaciones porque
éstas afectan intereses en ocasiones muy poderosos (Acemoglu & Robinson 2012). En forma
similar, los arreglos institucionales que limitan la libertad de la mano de obra serían
contraproducentes para la innovación, algo que se ha señalado en particular para el caso de la
esclavitud (Finley (1984). Se trataría en los casos anteriores de situaciones en que las
instituciones afectan el ritmo de la innovación. Pero también pueden incidir en la forma que
esta adopta y su incidencia en la retribución a los factores. Por ejemplo, algunos arreglos
institucionales formales o informales –como la negociación colectiva, sea derivada de normas
legales o impuestos por las organizaciones sindicales-, tienden a elevar el costo del trabajo no
calificado y reducir las diferencias de retribución entre éste y el trabajo calificado. De esta
forma se introduce un sesgo en el tipo de tecnología que se adopta y en la forma en que ésta
incide en la demanda relativa por los distintos tipos de trabajo (Acemoglu 2000).
En resumen, los efectos distributivos de los mecanismos de mercado –asociados
principalmente a los cambios en la oferta y demanda relativa de factores-, son mediados por
una serie de factores institucionales que pueden amplificar, reducir o invertir las tendencias
que se derivarían exclusivamente de los primeros. Ello conduce nuevamente a la pertinencia
de un abordaje que sea sensible a los procesos históricos concretos a fin de analizar qué
mecanismos actúan en cada caso y cómo lo hacen.
3.3- Mecanismos mixtos
La mayor parte de los mecanismos que hemos analizado afectan las tendencias en la
distribución del ingreso por la vía de modificar los precios relativos de los factores. A estos
debemos agregar otros en que la relación entre aspectos institucionales y de mercado son tan
estrechas, que pierde sentido la distinción.
Un primer caso refiere a los impactos distributivos que puede tener la política
monetaria. Por ejemplo, una política monetaria restrictiva probablemente tenga efectos
regresivos, tanto porque eleva la tasa de interés –y de esa forma la retribución al capital, que
suele estar en manos de personas acomodadas-, como por sus efectos sobre el desempleo,
que tienden a deprimir el salario. Sin embargo, de ello no debe seguirse que una política
14
expansiva tenga efectos progresivos. Ello dependerá del contexto económico general –
especialmente del nivel de desempleo- y la forma en que aquella incida sobre la inflación.
Y es que las consecuencias distributivas de los procesos inflacionarios –cualquiera sea
su causa- son sumamente complejas, ya que dependerá de la capacidad de los agentes de
indexar sus ingresos, o aprovechar incluso los desequilibrios de precios para incrementarlos en
términos reales, probablemente a costa de otros sectores27. A nivel general, es razonable
suponer que ello es más sencillo para las empresas que para los trabajadores, aunque esto
dependerá del poder de mercado que uno u otro tenga. Así, es probable que empresas
oligopólicas puedan incrementar sus ingresos reales en contextos inflacionarios, en tanto que
trabajadores organizados en sindicatos poderosos o protegidos por la legislación
probablemente consigan mecanismos de indexación que les permitan evitar pérdidas en su
salario real. La situación será distinta muy probablemente para las empresas pequeñas y/o
sujetas a competencia, así como para trabajadores menos organizados o protegidos. Ambos
tipos de agentes tendrán serios problemas para mantener el nivel real de sus ingresos.
Por otra parte conviene distinguir entre en nivel de inflación –medido por la tasa de
crecimiento de los precios-, y su variación –medida por la diferencia en las tasas anuales de
inflación. Esta distinción puede ser muy importante en particular para los trabajadores que
cuentan con mecanismos de indexación. Así, si los salarios se ajustan por la inflación pasada,
procesos de aceleración inflacionaria conducirán a pérdida de salario real, en tanto una caída
en las tasas de inflación tendrá el efecto contrario. De esta forma, empresas con capacidad
oligopólica podrán reducir sus costos laborales reales durante períodos de aceleración, aun
cuando deban indexar sus salarios.
4- Mecanismos distributivos en Chile a mediados del siglo XX
4.1- Dos períodos en la distribución del ingreso en Chile
Según resultados de estimaciones recientes28, la desigualdad del ingreso en Chile
habría descendido durante la década de 1940, seguida por un incremento en la primer mitad
de la década de 1950 (Gráfico 1)
27
Ello dependerá del ritmo de crecimiento económico 28
Las mismas forman parte de mi tesis de doctorado, en la cual se basa el presente documento. El lector que desee informarse sobre los procedimientos realizados para la estimación de las series de desigualdad y salarios puede encontrar un resumen con cierto nivel de detalle en Rodríguez Weber 2012
15
Gráfico 1 Distribución personal y funcional del ingreso en Chile (1935-1958)
Fuente: Estimación propia. Los procedimientos metodológicos se describen en Rodríguez Weber 2012
En esta sección se intentará mostrar que ambas tendencias pueden explicarse a partir
de la incidencia de alguno de los mecanismos esbozados en la sección anterior.
4.2- Mecanismos actuantes en la reducción de la desigualdad
Al igual que en muchos países del continente, los años treinta significaron para Chile
un período de grandes convulsiones, y alumbrador de diversos cambios, tanto en la esfera
económica como en la política y social. Fue en ese contexto que se activaron una serie de
mecanismos que condujeron a la caída en la desigualdad.
Movilización social y desigualdad en el medio rural 29
El que los años cuarenta fueran la década de la industrialización chilena, no debería
hacernos olvidar que hacia 1940 el 40% de los perceptores de ingreso en Chile vivía en el
medio rural; y si bien su importancia decrecía, los mismos superaban aún a los industriales
hacia 195030. Por ello lo ocurrido con la desigualdad de ingreso rural importa para explicar lo
observado a nivel nacional; y la primera se redujo entre 1937 y 1945 (Gráfico 2)
29
Este apartado se basa en Rodríguez Weber 2013 30
Los primeros representaban el 30% en tanto los segundos eran el 20% del total. Claro que, dada la bajísima productividad del trabajo agrícola, la historia era muy distinta en términos de porción del ingreso. Así, en la década de 1940 la porción del ingreso agrícola representó, en promedio, el 18% del total, en tanto la industria, más pequeña en términos de cantidad de trabajadores, representó el 23%.
30%
40%
50%
60%
70%
0,300
0,400
0,500
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0,700
GIn
i R
em
un
eració
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ajo
Distribución personal total Distribución funcional
Distribución personal urbana
16
Gráfico 2: Desigualdad y salario en el medio rural
Fuente: Rodríguez Weber 2013
¿Qué mecanismos provocaron esta caída en la desigualdad agrícola? La misma se
debió, probablemente, a una serie de cambios institucionales originados en la victoria del
Frente Popular en 1938.
Con el cambio de gobierno accedió al control del Ejecutivo una coalición de partidos de
izquierda y centro izquierda, conocidos por su posición crítica respecto al tradicional sistema
de hacienda. La coalición gobernante no cumpliría sin embargo, las promesas de
transformación profunda en el medio rural que tanto habían preocupado a la elite tradicional.
Así, el nuevo gobierno mantuvo la suspensión del derecho de sindicalización agrícola, en lo que
ha sido visto como el resultado de un pacto con la elite tradicional en que la “paz” rural se
concedió a cambio del apoyo de los legisladores conservadores y liberales a la creación de la
CORFO (Muñoz & Arriagada, 1977).
Y sin embargo, aunque mucho siguiera como antes, las cosas estaban cambiando. Las
relaciones laborales al interior de la Hacienda ya no eran como poco tiempo atrás, un asunto
exclusivamente privado. Aunque la sindicalización agrícola permaneciera suspendida por
decreto, los hacendados debían ahora lidiar con inspectores del departamento del trabajo. E
incluso la acción gubernamental era más bien ambigua; recordemos que el mismo presidente
Aguirre Cerda, quien mantenía la suspensión del derecho de sindicalización agrícola, financió –
aunque en secreto-, el primer congreso de campesinos chilenos en 1939 (Loveman, 1977: 158).
150
175
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225
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19
60
Distribución personal del ingreso agrícola
Salario real agrícola
17
Gráfico 3: Movilización campesina
Fuente: Número de Huelgas, Santana Ulloa (2006: 138); Reclamos laborales (Loveman 1976: 130)
Que las cosas estaban cambiando lo muestra el Gráfico 3, donde se documenta un
fuerte crecimiento de la movilización social en el medio rural. Así, el triunfo del Frente Popular
coincide con una ola de huelgas, las que pasan de ser virtualmente inexistentes a contarse por
cientos. El mismo gráfico documenta la intención por parte de los trabajadores rurales de
recurrir a los medios institucionales que poco antes le estaban vedados. Así, las peticiones
rurales al Departamento de Trabajo no sólo se incrementan en números absolutos, sino
también relativos.
De modo que el cambio producido en la situación política parece haber tenido impacto
en el medio rural; aunque este fuera menor de lo que algunos esperaban y otros temían. La
mayor parte de los analistas han subrayado la enorme distancia entre las abundantes
promesas de transformación agrícola del Frente Popular y sus escaseas realizaciones; y no
cabe duda que esta imagen es, en lo central, correcta. Sin embargo, también es cierto que la
evidencia disponible muestra un fuerte incremento de la movilización en el medio rural, y es
probable también que la presencia de los inspectores del Departamento de Trabajo se haya
incrementado31. Sugestivamente, ello coincide con un incremento del salario real, lo que, dado
31
Los datos del Gráfico 3 hablan de las peticiones presentadas por trabajadores agrícolas, pero nada dicen sobre la respuesta del Estado. Es sabido, por otra parte, que el Departamento de Trabajo tenía carencias de recursos materiales y humanos para inspeccionar el medio rural (Loveman 1977). Sin embargo, y a diferencia del período anterior a 1930, esa presencia existía, y parece razonable pensar que, aunque fuera incapaz de responder en proporción al incremento de las peticiones, la misma aumentara.
0
5
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50
(Nº)
(%)
Número de Huelgas de trabajadores agrícolas
Número de Peticiones agrícolas al Departamento de Trabajo
Porcentaje de peticiones de trabajadores rurales en relación al total
18
el estancamiento del producto agrícola durante el período, debía conducir a una reducción de
la desigualdad.
En síntesis, los mecanismos causales que habrían dado lugar a una reducción de la
desigualdad habrían sido la nueva orientación política en el ejecutivo y una mayor movilización
de los trabajadores agrícolas. Ello habría conducido a un incremento del salario real lo que,
dado el estancamiento productivo, suponía una reducción de la desigualdad. Dada la
importante cantidad de personas involucradas, esta reducción de la desigualdad sectorial
aportó a la reducción de la desigualdad global, a la vez que el crecimiento del salario rural
disminuía la brecha entre los trabajadores agrícolas y urbanos, constituyendo éste otro
mecanismo conducente a una mejora en la distribución total.
Sin embargo, como el gráfico 1 muestra, en la medida que la desigualdad urbana
también decrece, lo ocurrido en el medio rural no brinda una explicación satisfactoria de la
caída de la desigualdad total. Para ello debemos buscar mecanismos que incidan en el medio
urbano.
Igualdad creciente en la República Mesocrática
La creciente importancia de los sectores medios en los diversos ámbitos de la vida
chilena es un fenómeno conocido, y que ha sido frecuentemente señalado. Éste adquirió un
nuevo impulso con la primacía política del Frente Popular durante los años cuarenta. La misma
supuso la presencia en el Ejecutivo de presidentes radicales, un partido tradicionalmente
asociado a ese sector social (Angell 1972).
A la mayor importancia e influencia de los sectores medios se asocian al menos dos
mecanismos que contribuyeron a la reducción de la desigualdad que muestra el Gráfico 1. En
primer lugar, su crecimiento supuso un cambio estructural en la fuerza de trabajo que redujo
el peso de sectores de bajos ingresos (obreros) e incrementó la cantidad de personas con un
ingreso cercano a la media (empleados). Efectivamente, impulsados por la expansión de las
actividades del estado y del sector servicios, la proporción de empleados en el conjunto de la
fuerza de trabajo pasó de 13% a 20% entre 1940 y 1950; en tanto la de obreros se reducía de
64% a 56%. Naturalmente, el fenómeno se aprecia más si nos limitamos a la población urbana.
Allí, los empleados pasaron del 17% al 27%, y los obreros de 58% a 49%.
El Gráfico 4 muestra una estimación de la incidencia que el mecanismo del cambio
estructural pudo haber tenido en la reducción de la desigualdad urbana. Para ello se realizó
una simulación, en que se mantienen estables todas las variables excepto los cambios en las
19
proporciones entre empleados y obreros32. Se observa que mientras que el índice de Gini del
ingreso urbano estimado se reduce en 10 puntos –de 0,53 a 0,43- la medida simulada cae 3 –
de 0,43 a 0,40-, por lo que el mecanismo de cambio estructural daría cuenta aproximadamente
del 30% de la reducción de la desigualdad urbana.
Gráfico 4: Desigualdad urbana estimada y simulada, suponiendo que sólo existe cambio estructural en la fuerza de trabajo
Fuente: Estimación propia. Los procedimientos metodológicos se describen en Rodríguez Weber 2012
La introducción del salario mínimo para empleados en 1937 probablemente haya sido
otro mecanismo que condujera a una reducción de la desigualdad. En efecto, aunque el mismo
no parece haber incidido en el salario promedio de los empleados, es posible que sí lo haya
hecho sobre los salarios más bajos; algo que era de esperar. Es posible también que haya
contribuido a elevar el salario de obreros, en la medida que éstos podían razonablemente
acceder a los puestos de empleados que más se veían afectados por la introducción del
mínimo –dependientes de comercio, choferes, etc.
El Gráfico 5 muestra que el salario medio de los empleados creció apenas durante los
años cuarenta, en tanto desde el punto de vista relativo incluso decrece algo.
32
Los ingresos se mantuvieron fijos en el promedio de la década
0,35
0,37
0,39
0,41
0,43
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0,53
0,55
1940 1941 1942 1943 1944 1945 1946 1947 1948 1949 1950
Gini urbano estimado Gini urbano simulado
20
Gráfico 5: Ingreso de empleados. Índice de salario real e ingreso relativo a la media
Fuente: Estimación propia. Los procedimientos metodológicos se describen en Rodríguez Weber 2012
De modo que no puede afirmarse que la introducción del salario mínimo haya
supuesto una mejora para ese sector en su conjunto. Sin embargo, durante los años del primer
gobierno del Frente Popular, el sueldo vital real creció en forma importante, superando al
crecimiento del salario de empleados y del ingreso per cápita (Gráfico 6).
Gráfico 6: Indicadores de crecimiento del sueldo vital.
Fuente: Sueldo Vital Escala “A” del departamento de Santiago, INE Chile. Sueldo de empleados e
ingreso medio, Rodríguez Weber 2012
En consecuencia, si el salario mínimo de empleados fue uno de los mecanismos
actuantes que condujo a la reducción de la desigualdad global –y particularmente urbana-,
debió hacerlo por su incidencia en la desigualdad entre los empleados, tanto privados como
-
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= 1
Salario real 1938=100
Salario en relación al ingreso medio
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19
58
Variación del salario vital
Sueldo vital en relación a dueldo de empleados
Sueldo vital en relación al ingres per capita
21
estatales33, algo que se evidencia en la escaza información disponible. El Gráfico 6 presenta
estimaciones de desigualdad entre empleados particulares y estatales realizada a partir de
información publicada en el anuario de las Cajas Sociales. Se observa allí que la desigualdad
entre empleados particulares cae en los años en que el sueldo vital crece más que el promedio
(1940-43 y 1947-50).
Gráfico 7: Desigualdad entre empleados públicos y privados
Fuente Estimación propia a partir de datos presentados en Anuario Estadístico de Cajas Sociales
Finalmente, puede plantearse también que la introducción del salario mínimo para
empleados benefició no sólo a aquellos peor pagos dentro de esta categoría, sino también a
los obreros. Al menos eso podría sugerir la evidencia disponible sobre el ingreso de éstos
últimos, que se incrementa en los años de mayor crecimiento del sueldo vital (Gráfico 7). Por
otra parte, es posible también que dicho crecimiento se debiera al incremento de la demanda
de obreros producido por el empuje industrializador. Naturalmente, también es posible que se
combinaran ambos efectos. En todo caso, no contamos con evidencia que nos permita elegir
de entre estos mecanismos aquellos que tengan efectiva relevancia causal34. Por otra parte
ambos fenómenos –industrialización y sueldo mínimo- forman parte del mismo proyecto de
desarrollo impulsado por los gobiernos del Frente Popular, por lo que, cualquiera haya sido el
mecanismo, éste forma parte de una misma orientación.
33
Si bien la ley de creación del sueldo vital afecta a empleados particulares, dentro de éstos se consideraban los funcionarios de entidades parafiscales, las que fueron las grandes impulsoras del crecimiento público en esos año. De todos modos, la introducción del salario mínimo en la esfera privada debía afectar el precio en la esfera pública por un efecto de sustitución
34 En forma sencilla, la relevancia causal se basa en la dependencia contrafactual. Deberíamos
poder estudiar qué pasa con el salario de obreros si “quitamos” la mayor demanda generada por la industrialización, o los efectos del sueldo mínimo sobre el salario
0,000
0,050
0,100
0,150
0,200
0,250
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0,450
1937 1938 1939 1940 1941 1942 1943 1944 1945 1946 1947 1948 1949 1950
Empleados Particulares Fuerzas Armadas Ferrocarriles
22
Gráfico 8 Ingreso de obreros urbanos. Índice de salario real e ingreso relativo a la media
Fuente: Estimación propia. Los procedimientos metodológicos se describen en Rodríguez Weber 2012
4.2- Reversión en la desigualdad: mecanismos que actúan y otros que se
detienen
Inversión y Detención de los mecanismos actuantes en la década anterior
La reversión hacia 1950 de la tendencia asumida por la distribución del ingreso durante
la década anterior se explica, en primer lugar, porque dejan de actuar los mecanismos que la
habían generado35.
Comencemos con la desigualdad rural. En el apartado anterior se argumentó que el
nuevo clima político generado por la victoria del Frente Popular animó un crecimiento de la
movilización de los trabajadores rurales, lo que habría tenido impacto sobre el salario. Sin
embargo, el ambiente político cambió radicalmente a partir de 1947. Alarmado por el
incremento de la movilización rural que en 1946 y 1947 promoviera el Partido Comunista, el
Presidente González Videla impulsó la aprobación de dos leyes que acabarían con la
movilización campesina por diez años: la ley de sindicalización agrícola de 1947 y la de
proscripción del Partido Comunista en 1948. La primera venía en los hechos a legalizar la
prohibición de formar sindicatos agrícolas; bajo la segunda, se persiguió a los militantes
comunistas, hasta poco antes aliados del presidente. En la medida que muchos dirigentes del
movimiento campesino pertenecían a dicho partido, el golpe contra los comunistas lo tuvo a él
también como víctima. En suma, el mecanismo institucional que a principios de los años
35
Algo que, por otra parte, habla a favor de la explicación propuesta para el período anterior.
0,20
0,30
0,40
0,50
0,60
60
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140
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Sala
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93
8=1
00
Ingre
so m
ed
io =1
Salario real 1938=100 Salario obrero en relación al ingreso medio
23
cuarenta había jugado un papel progresivo, actúa ahora en el sentido opuesto (Rodríguez
Weber 2013).
Respecto al crecimiento de las capas medias y el cambio en la estructura de la fuerza
de trabajo que supone, el mismo prácticamente se detiene durante los años cincuenta. Así,
entre 1950 y 1960 los empleados apenas crecen del 20% al 22% de la fuerza laboral nacional, y
del 27% al 30% entre los trabajadores urbanos. Se cierra así, durante ese período, la
posibilidad de mejoras de ingreso debidas a ascenso social36.
En tercer lugar, el salario mínimo, que amplía su cobertura, se reduce fuertemente en
términos reales y respecto del ingreso medio, reduciéndose su incidencia efectiva en el salario.
Ello se debe, sin embargo, a la acción del principal mecanismo regresivo de este período: la
aceleración inflacionaria.
Mecanismo regresivo: aceleración inflacionaria
La inflación fue una presencia estructural para Chile a lo largo de casi todo el siglo XX,
por lo que en ningún modo se trata de un fenómeno que entra en escena en los años
cincuenta. De hecho, durante la década anterior, período de reducción de la desigualdad, la
inflación se había mantenido en niveles elevados (Gráfico 9).
Gráfico 9: Tasa de inflación. Nivel y aceleración
Fuente: Díaz et. al. La aceleración inflacionaria se mide como la diferencia entre la tasa de inflación de
un año y del año anterior.
36
Al menos en términos absolutos, naturalmente es posible que en casos concretos éste si existiera, pero sin cambiar las proporciones totales
-60%
-40%
-20%
0%
20%
40%
60%
80%
100%
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19
58
Tasa Inflación Aceleración inflacionaria.
24
Sin embargo, aunque elevado, su nivel se había mantenido estable, lo que permitió
que, gracias a la creciente regulación del mercado de trabajo, continuos ajustes por encima del
mismo condujeran a un incremento del ingreso real de algunas categorías de trabajadores –
obreros y empleados de menores ingresos. Por otra parte, en la medida que el sistema de
ajuste de se basa en la inflación pasada, el crecimiento de la tasa de inflación tenderá a reducir
el ingreso real de los trabajadores (Gráficos 9 y 10).
Gráfico 10. Correlación entre aceleración inflacionaria y crecimiento del salario real
Fuente: Inflación, Díaz et. al. 2010; salario obrero Rodríguez Weber 2012
Mejor pertrechados para defenderse, e incluso aprovecharse de la aceleración en el
crecimiento de los precios, los empleadores, muchos de ellos propietarios de empresas con
poder oligopólico37, vieron reducirse sus costos laborales, e incrementarse sus ingresos
(Gráfico 1).
En suma, además del cambio de tendencia, o desactivación de los mecanismos que en
la etapa anterior habían promovido la equidad, durante los años cincuenta se desató un
mecanismo de tipo regresivo: la aceleración inflacionaria. La misma redujo el salario mínimo
real (Gráfico 6), neutralizando los efectos que había tenido sobre el ingreso de los
trabajadores. Indexado según la evolución pasada, éste se redujo también como consecuencia
del crecimiento de la tasa de inflación. Más allá de su influencia política y sindical –afectada
por otra parte por la ley que había proscrito al Partido Comunista-, los trabajadores fueron
incapaces de conseguir que sus sueldos siguieran el ritmo acelerado del crecimiento de los
37
Como notoriamente ocurría en el sector industrial, lo que llevó a la CEPAL (1967: 28) a preguntarse sobre las implicancias en término de eficiencia e ingresos de la protección arancelaria.
-30%
-20%
-10%
0%
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30%
-50% -30% -10% 10% 30% 50%
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re
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e o
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Aceleración inflacionaria (diferencia entre inflación en t y t-1)
25
precios38. Así, la aceleración inflacionaria de los primeros años cincuenta actuó como un
formidable mecanismo regresivo.
5- Conclusiones
El presente trabajo ha intentado situar el problema de la explicación histórica,
adoptando una perspectiva que hace de los mecanismos causales, la herramienta explicativa
central. Así, en la sección 2 se ha argumentado que explicar un fenómeno consiste en señalar
y describir los mecanismos que lo generan, aportando evidencia que demuestre –o por lo
menos sugiera-, que los mismos han actuado efectivamente con la relevancia causal que se les
imputa.
La perspectiva de la explicación mediante mecanismos se ha aplicado al estudio de la
distribución del ingreso. Para ello, en la sección 3 se presentaron una serie de mecanismos a
los que se les imputan consecuencias distributivas. En función de clarificar el análisis, se ha
distinguido entre mecanismos de mercado, institucionales y mixtos, aunque desde una
perspectiva sustantiva u ontológica, debe considerase que todos pertenecen a la misma
categoría de mecanismos económico-políticos.
Finalmente, en la sección 4 se ha recurrido a algunos de ellos para explicar las
tendencias asumidas por la distribución del ingreso en Chile a mediados del siglo XX, con la
esperanza de establecer la utilidad del recurso a las herramientas filosóficas para clarificar y
hacer más sólidos los argumentos que se emplean en el ámbito científico en general, y de la
historia económica en particular
38
En el caso de los trabajadores agrícolas, se presenta la paradoja de que las características arcaicas del sistema hacendal, que suponía una porción importante de pago en especie, los protegió en alguna medida. Sin embargo, ello tampoco impidió la caída de sus ingresos, favorecida además por el clima político adverso a partir de 1947 (Rodríguez Weber 2013)
26
Bibliografía
- Acemoglu D. & Robinson J. (2012) “Why nations fail. The origins of power,
prosperity, and poverty”, Crown Business New York
- Acemoglu, D, Johnson, S., & Robinson, J., (2004) “Institutions as the
fundamental cause of long-run growth” NBER Working Paper, 10481
- Acemoglu, D, Johnson, S., & Robinson, J.,., (2002). “Reversal of Fortune:
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