me llamo verónica

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  • 8/17/2019 Me Llamo Verónica

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    Me llamo Xiomara, Mi verdadero despertar al sexo comenzó cuando conocí a Oscar. Lo conocí en

    las prácticas de la carrera. El trabajaba en el hospital donde yo empecé con esas prácticas. Al

    principio no me pareció nada del otro mundo, pero comenzamos a hablar, y su personalidad y

    carácter poco a poco me cautivaron.

    Salimos un par de veces, fuimos al cine, otro día a cenar, e incluso con algunos amigos míos. En

    esas primeras citas no pasamos de besos apasionados y manoseos al despedirnos.

    Yo no podía ni imaginar que Oscar conseguiría sacar la puta que había en mi, ni que me iba a llevar

    a límites insospechados….

    La primera noche que fuimos a cenar, yo ya había organizado con una amiga el plan para poder

    dormir fuera de mi casa. Oscar me había insinuado que podía quedarme a pasar la noche en su

    casa y yo tenía muchas ganas.

    La cena fue perfecta, romántica, colmada de atenciones. Llegamos a su piso, y me dijo que me

    pusiera cómoda. Se fue un momento a la cocina y yo me senté. Estaba algo nerviosa e incomoda,

    pues me daba vergüenza la situación.

    Empezamos a besarnos. De repente el paró y me dijo:

    quiero que te pongas de pie y te desnudes lentamente, quiero verte desnuda, ver cada parte de tu

    cuerpo.

    Yo le respondía que si estaba loco y que vaya tontería, que iba muy rápido para mí.

    Bien, -respondió-vístete, vete a tu casita y no vuelvas a llamarme nunca más.

    Pero Oscar, que dices, no puedes hacerme eso.

    Mira preciosa, yo puedo hacer lo que quiera, no me vas a decir que puedo o no hacer o decir. Ya me

    has oído, si quieres te desnudas y seguimos o te vas y se acaba todo.

    Yo no podía entender nada, el corazón me latía a mil por hora. Fui por mi bolso para marcharme, lo

    miré a los ojos, y me día la vuelta para ir a la puerta, pero no podía irme. Algo en el me volvía loca.Por otro lado no perdía nada, si vencía mi timidez, mi cuerpo no estaba mal, y ya había tenido

    relaciones con mis otros dos novios. Me di la vuelta, dejé el bolso y comencé a desnudarme. El se

    sentó en el sofá tranquilamente y con una sonrisa de victoria en su cara.

    Bien, veo que te quedas. Quiero que me escuches antes de desnudarte. Sólo te lo quiero decir una

    vez. Me gusta que me respetes y que hagas lo que yo te pida. No me gusta pedir las cosas dos

    veces. y quiero que me hagas caso en todo. ¿lo tienes claro?

    Asentí con la cabeza, pero sin mirarle, pues me daba vergüenza, en el fondo me sentía mal y

    asustada.

  • 8/17/2019 Me Llamo Verónica

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    Llevaba una blusa blanca y una falda vaquera. Primero desabroché los botones de la camisa. Me

    pidió que me diera la vuelta para ver mi espalda. Después me quité la falda vaquera y me quede con

    la ropa interior y unas botas de tacón. Desabroché mi sujetador de encaje blanco. Oscar me dijo que

    en adelante no usaría sujetador, que al fin y al cabo mis tetas no eran muy grandes. Me quité las

    botas. Ya solo me quedaban las braguitas blancas también de encaje. Me las quité y me pidió que

    se las diera. Las olió. Luego me dijo que me sentara junto a él.

    Empezó a tocarme, a observar todo mi cuerpo, me obligo a abrirme la vulva y después me arrodillé

    para chuparle la verga. Era bastante grande, sobre todo su diámetro. La metí en la boca y comencé

    a chupar. Enseguida me dijo que tenía que enseñarme a chupársela y la sacó de mi boca. Después

    de jugar un rato con mis pezones y mi clítoris, me tumbó en su cama y me penetró. Yo sentí un

    placer inmenso, pues aunque no lo esperaba, estaba muy mojada. Me folló como nunca me habían

    follado mis novios. Estaba tan excitada que aunque no lo había hecho nunca antes, comencé a

    gemir como una loca. Llegamos al orgasmo al mismo tiempo. Se tumbó a mi lado y me dijo que

    estaba loco por mí, pero que tenía que educarme. Quería que yo fuera su mujer perfecta. Cuando sedurmió, no pude aguantar más y me puse a llorar hasta que me quedé profundamente dormida.

    A la mañana siguiente, Oscar me despertó besándome por todo el cuerpo. Me trajo el desayuno y

    una preciosa rosa roja. Yo estaba aturdida, pues me parecía una actitud diferente. Cuando

    terminado de desayunar, me dijo que me tenía preparado un juego. Me pidió que cerrara los ojos. No

    estaba muy segura, me asustaba un poco. Al final, por supuesto accedí. Me sujetó ambas muñecas

    con unas esposas al cabecero de la cama. Luego me vendó los ojos. De esa manera, todo lo que

    hacía debía sentirlo. Primero me besó todo el cuerpo, cuando llegó a mi pubis, me separó las

    piernas y pasó suavemente la lengua por mi clítoris, luego los labios, entró y salió de mi vagina. No

    tardé en llegar al orgasmo. Tal y como estaba, Oscar me dio la vuelta, separó mis piernas y con mis

    propios flujos mojó mi ano. Y me penetro una y otra vez, el placer que sentía era increíble.

    ¡cállate ya! Voy a follar tu culo quieras o no, así que va a ser más fácil para los dos si colaboras un

     poco. No quiero que grites más ¿entendido?.

    Asentí con la cabeza. Sabía que no quedaba otra opción, pero las lágrimas de rabia caían por mis

    mejillas. Puso la punta de su glande en mi culo, separó un poco más mis nalgas, y de un golpe la

    metió entera dentro de mí. Aullé de dolor, pero de nada me sirvió. Se corrió tras un par de minutos

    de mete y saca. Luego se fue a la ducha, dejándome allí sola. Al rato regresó, me desató las manos

    y me dijo:

     vístete que vamos a dar una vuelta. Quiero ir a ver a un amigo mío que hace unos tatuajes geniales.

    Oscar, no puedo ir. Mis padres me esperan a comer.

    De eso nada. Llámales y di que no puedes, invéntate lo que quieras, pero ahora vamos a ver a mi

    amigo.

    Yo sabía que se iban a enojar pero aun así llamé y me inventé un rollo. No se quedaron muy

    contentos, pero por lo menos Oscar no se enojaría conmigo.

  • 8/17/2019 Me Llamo Verónica

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    Oscar me pidió que me pusiera una minifalda muy corta, y una camisa entallada sin sujetador. Había

    comprado muchas cosas para mí, pero ninguna era de mi estilo. Me sentía incómoda. Salimos a la

    calle, y me daba la sensación de que todo el mundo me miraba. Llegamos a un local en la zona 1

    por la sexta. Tenía un aspecto un tanto cutre. Oscar saludo a un señor y le dijo que yo era su novia.

    Mario, que así se llamaba, me miró de arriba abajo. Oscar le comentó lo que quería, pero yo no

    pensé que era para mí.

    Le dije a Oscar que bajo ningún concepto me iba a hacer un tatuaje. A mi no me gustan, pero

    aunque me gustaran, mis padres me matarían si me vieran uno.

    Salimos de allí y Oscar no me dirigía la palabra. Le dije que lo sentía, que haría muchas cosas por

    el, pero un tatuaje no. Llegamos a mi casa, y no me dijo ni adiós. Yo le dije que me llamara al día

    siguiente, para vernos un rato.

    Cuando vi a mis padres, tampoco estaban muy contentos. Me preguntaron que de donde habíasacado esa ropa. Mi padre incluso me dijo que tenía pinta de fulana. Les dije que era para una fiesta

    de disfraces, aunque no parecieron muy convencidos. Me metí en mi cuarto, y pensé en todo lo

    ocurrido.

    Oscar no llamó ni al día siguiente, ni en toda la semana. Tampoco atendía a mis llamadas. Yo la

    verdad lo extrañaba mucho. Me presenté en su trabajo. No le quedó más remedio que hablar

    conmigo. Me dijo que no quería seguir conmigo, que el no toleraba tener una novia que no le diera

    gusto en esas pequeñas cosas.

    ¡pequeñas cosas, pensé yo! … pero no quiero a Oscar.

    Oscar, dime que quieres que haga, haré lo que quieras.

    No me lo creo. No tienes mayor interés por mí. Búscate uno de esos novios de tu universidad, uno

    que no sabe lo que quiere, pues un hombre como yo te queda grande.

    Oscar, te quiero a ti. De verdad haré lo que me pidas.

    Bien, si es así. Vamos a ver a mi amigo. Esta vez te harás un tatuaje en la nalga, y también un

     piercing en el ombligo. También quiero que hagas dieta. Creo que te sobran unos kilos. Por último,tu ropa la compraré y elegiré yo. No quiero que me contradigas nunca. ¡no lo soporto!. ¿Qué me

    contestas?

     ¿Qué dices? No te oigo.

    He dicho que si, que esta bien haré todo lo que me pides.

    Lo pasé fatal haciéndome el tatuaje. Oscar me obligó a quitarme las bragas y tumbarme en la

    camilla. Mario se aprovecho de la situación y me sobó a conciencia. Cuando terminó, Oscar le pidió

    que nos dejara unos momentos solos. Oscar me beso la nalga, me dio la vuelta y me sentó sobre el.

    Se desabrochó el pantalón y metió su verga dentro de mí. Estaba segura que su amigo estaba

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    mirando, pero eso me excitó bastante, para mi gran sorpresa. Me levantó la camiseta y pellizcó los

    pezones. Fue un polvo muy intenso y pasional. Nos besamos y abrazamos, y Oscar me dijo que me

    había echado de menos. Entonces entró Mario y Oscar le dijo que mirara que tetas tenía. Yo estaba

    totalmente ruborizada. Mario me tocó las tetas, y le pregunto a Oscar si quería que me pusiera el

    piercing en un pezón. Le dijo que no, que me tendría que hacer algún arreglillo más adelante. No

    daba crédito a lo que oía, pero en ese momento me alegré de que el piercing no fuera a ser en un

    pezón. Al final me lo colocó en el ombligo, tal y como había dicho. Yo lo pasé fatal, pero al menos

    me lo podría quitar para que no lo vieran en mi casa. Lo que no sabía es que iba a hacer con el

    tatuaje.

    Nos fuimos a casa de Oscar y cuando entramos me dijo que me quitara toda la ropa, que quería

    deleitarse de su obra. Así lo hice. Cuando me tocaba, sus ojos mostraban deseo. Me puso entre sus

    piernas de rodillas, se bajó la bragueta y me metió su pene en la boca. Esta vez procuré hacerlo

    mejor. No se corrió, y me puso a cuatro patas, para follarme, al tiempo que veía el tatuaje de mi

    nalga.. Todavía me dolía un poco por la follada del fin de semana. Se movía despacio. Me pellizcabalos pezones, y yo cada vez me sentía más cachonda. Me dejé hacer, pues estaba mojada, y con

    ganas de correrme. También sacó del cajón una especie de pinza, que yo nunca había visto, y la

    puso en un pezón. Luego en el otro. Me dijo rápidamente que no quería oír ninguna protesta.

    Parecía imaginar mis pensamientos. ¡Que dolor tan intenso y que ricooo se sentía!!!. Oscar

    intensificó el ritmo, y cuando notó que estaba llegando al orgasmo, me dio unos azotes, que lo

    hicieron aún más intenso. Enseguida se corrió el también. Se tumbó a mi. Me dijo que también

    quería que le limpiara la polla. Después me beso en la boca, pasando la lengua por mis labios, y

    metiéndola dentro de mi todo lo que podía.

    Me gusta sentir que eres totalmente mía. Si sigues igual que hoy, podemos seguir juntos. ¿Estás de

    acuerdo Xiomara?

    El ya sabía la respuesta. Me sentía muy enganchada a el, como que lo extraño cada vez que no

    esta conmigo…