martin barbero-jesus- -debates-sobre-el-sujeto.pdf

18
Debates sobre el sujeto Perspectivas contemporáneas " \t't'" 'l'" , " , " I \ I \ \ I , i' tr BIBLIOTECA UNIVERSITARIA Ciencias Sociales y Humanidades , ! 019740 / .... ~f(' '1.. 11 . ji A,., Univer~idad Central DeplU1llfficnto de Investigaciones , .~. , , ¡ < ~. , t~ ;- . í " Serie Encuentros :""'->": ':' ~ I I \ t I i , i b:.: ~ "" y gL\'!~ " Editoras María Cristina Lm'erde Toscano Gisela Daza Nava.rrete Móhica. Zuleta Pardo t $Iglo del Hombre Editores , I " \ ,

Upload: rafaspolob

Post on 05-Dec-2014

200 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Martin Barbero-Jesus- -Debates-Sobre-El-Sujeto.pdf

Debates sobre el sujetoPerspectivas contemporáneas

"

\t't'"

'l'", ", "

I\

I\\I,i'

tr

BIBLIOTECA UNIVERSITARIACiencias Sociales y Humanidades

,!

019740

/....~f('~'1..11. jiA,.,

Univer~idad CentralDeplU1llfficnto de Investigaciones

,.~.,,

¡•<~.

,t~;- .

í"

Serie Encuentros

:""'->": ':' ~

I

I\tI

i,

i

b:.:

~ ""ygL\'!~

"

Editoras

María Cristina Lm'erde ToscanoGisela Daza Nava.rrete

Móhica. Zuleta Pardo

t$Iglo del Hombre Editores

,I

"\,

Page 2: Martin Barbero-Jesus- -Debates-Sobre-El-Sujeto.pdf

Oen;ltes sobre el SUf210. I'crspectiV<l5 contemporáneas / JeslIs Marlín.8arb ••ro . <el aL>. EdilOr~> M;¡ríaCri5tina 1.,lV(lrd,~':osr:ano, Mórlica Zulel;! f';¡rdo; Gisr.la Oaza Navarretf) - Hogotá: Siglo del Hombre Euito-res, Departamento d.) Invesligacionl.'~ de la Univcr,id;ld Central, 2004,

)'11 '"

i!

"

, '

312 p.; 24 cm.

1. Psicología sllciai .. Ensayos, coníelEllcias, etc, 2. Subjetividad - Ensayos, conferenci;¡s, elC. 3. Duelo -Ensayos, confcl\.'f1cias, etr.. 4. Tecnología de la información - Ensayos, conferencias, clC. S. Identidarl mas-culin¡¡ _ EnsJ)'os, conferencias, ele. 6. Violf!ncia - Colombia - Ensayos, conferencias. elc. 1.Martín-Barbero,Jesú, 11.laverdi! T05[;1110, MariJ Cristina, ed. 11:,Zulet;¡ P.¡rdo, Mónica, ed, IV. O;¡.za Navarrete, Gisela, ed.V.Tít

301.1 cd.20 cd.AHW415t1

íNDICE "

ir

CEI;-Banco de la República-Biblioteca L.uis-Állgel Arallgo

Crisis identitarias y transformaciones de la subjetividad .....Jesús Martin-Barbero

El duelo, la seducción y la coacción: mecanismos para forjarla ide!1tidad en la Colombia del siglo xx .Mónica Zuleta .P.

t

,

j.:

.t,

11 DI

33 u':S

21 '.)"2,

61 ".l

47 ¿, ~

"

Las subjetividades: eje articulador de un proyecto.A manera de presentaciónMada Cn"stinaLaverde T

Intervenciones estéticas del yo. Sobre estético-política, subjetividady corporalidad .....Za ndra Pedraza G.

1. SUBJETIVIDAD Y SOCIEDAD

Yo es otroitlichel Majfesoli

"( "

'O Siglo del Homb¡e EditoresCra. 32 N" 25-46 BogotiÍ O. C'Tels.: 3377700 (PBXj.344.0042

FilX: 3377665www.siglodclhombre.com

la presente ediciÓn, 2004

ISBN: 958-665-069-)

Diseno de colecciónMauricio Mela González

Diseno de portnda r armada uleclról1iCilÁngel David Keyes Durán

o Fundación Un¡ver~idild Central,Departamt:nto de lnvestigacione~, Diuc

Calle 75 N"'15.91 p. ÓBogotá D. C.

Tel$.3211804.3211805Fax 3211804

diuc@uCt:ntral.edu.co

,~.

~

--~";(""'~, i_,'l .•,\.cpl,

~,~ .~.

,. ,~~:

'.

i

•¡!'l,,

ImpresiónP'.lnamericana Fürma~ e Impresos S. A.

Calle 65 N° 95-28Bogotá D. C.

Entre el estigma y la melancolía. Pistas sobre subjetividadescontemporáneas en la Región SurcolombianaWilliam Femando(ITorres S

73 a (,

lmp"u:!so en Colombia-l'rintt0 in Colombia

Jodos Ill>derecho; ft;'servados. bla puulicación no puede ser reprodllcida ni iln su todo ni en sus panes, ni registrada eno IransmilidJ. 11<)run sist¿rna de recu~rac¡ón dI! información, en ninguna f\>rma ni poI ningún medio sea mecánico,í(ltÜ(IUíltliCo,¡~I('ClrÓnico,Inagn~tico, e1ec¡ro6pti¿o, por fotoc.opia o cualquiur olro sin el permiso previo por escrilo de laEditorial

11. SUBJETIVIDAD Y CONOCIMIENTO

En torno de la potenciación del ~ujeto como constructor dela historia .Hugo Zemelman M

91 p.:t

.i!.,1

Page 3: Martin Barbero-Jesus- -Debates-Sobre-El-Sujeto.pdf

'1I;¡.

}

,1

¡\,

rf~..,•",

"TI.,

!

1

:

;¡! 1I1

1'1', ~

:I[

dl,i1

I1

,\"l'i I

":!:

i,"1-

1:

r

,

"-:=

=. __~ a_.',_~_~~";",

"" e.

.,.;¡ ,=.:%::"".., ;.~ ¿

!'~

J;{

i'<';"-¡,i.~,,-

+'11~~-r"

J~~-f.'

.=,!t~.!'f;'¡,~tfV~'t#1'1~~/il(

f.';~

~

1TI

l~"~(1

-~

'",

.~~-.~

1i.~

CRISIS IDENTITARIAS y TRANSFORMACIONESDE LA SUBJETIVIDAD

Jesu.s Martín-Barbero

MOVIMIENTOS SOCIETALES DE LA GOBALlZACIC)N: ESTALLIDO COLECTIVOY FRAGILlZACI6N DE LA IDENTIDAD INDIVIDUAL

En la velocidad y brutalidad de sus movimientos, la globalización hacecada día más visibles.los rasgos societarios del cambio que atravesamos.Cambio que nos está llevando de una sociedad integral en el sentido deque era una sociedad que buscaba integrar en ella al conjunto de la pobla-ció~, a todos aun cuando fuera para explotarlos, pues eso significaba queles hacia trabajadores, les daba un trabajo, sin lo cual no había manera deexpropiar su plusvalía. Así se veía a sí misma la sociedad occidental hastala caída qel muro de Berlin, acontecimiento que marca la desaparición delmundo socialista y a partir de la cual la globalización se destapa exhibien-do el nuevo modelo de sociedad de mercado neoliberal, que es la sociedaddual-de integrados y exclUldos- en la que el mercado pone las lógicas ymueve las claves de la conexión/desconexión, inclusión/exclusión social(Giménez y -Pozas 1994 y Mato 2003). Si la sociedad integralse caracteri-zaba por ser eminentemente salarial, industrial, regulada, conilictual ynegociadora, la sociedad dualpuede ya caracterizarse como terciaria, infor-matizada, dcsregulada, me.nosconf1ictualy muchísimo menos negociadora.Es la sociedad que Margaret That_cherfue l~ primeraen legitimar, después(le gana} la larga batana contra los sindicatos mineros, al afirmar que dostercios de la sociedad inglesa podrían seguir llevando una vida digna. deingleses sólo si el otro tercio quedaba fuera. Lo que si bulliera sido __~icho

~ para América Latina "habria significado que nuestra s-ocTédaddebe excluir' "dos tercios para que el otfO tercio lleve una vida digna de humanos .

Estamos pues ante una sociedad estructuralmente fracturada) y en laque el divorcio entre Estado y sociedad se hace cada dja. más fuerte y vi-sible. Pues el Estado está. hoy mucho má.s moldeado por las reglas dejuego del Fondo Monetario Internacional, In Organizaci.ón Mundial delComercioy el Banco Mundial que por las demandas de su propia sociedud.

33

Page 4: Martin Barbero-Jesus- -Debates-Sobre-El-Sujeto.pdf

En America Latina nos queda así un Estado no sólo reducido y medio im-pOll~nte sino además incapaz e incoherente. Y ello frente a una sociedadque se degrada día a día en terminas de crecimiento de la exclusión, y eledisolución de la poca clase media que teniamos (Chossudovsky 2002; Svam-pa 2000 y López Maya 1999). Pues aunque el divorcio entre Estado y so-ciedad no es un problema solo laiinoamericano, aquí se agrava porque setrata de un divorcio viejo que ha venido ahondándose y que torna a buenaparte de nuestros países ingobernables.En un Se6'1.ll1doplano, encontramos la imposibilidad que hoy tiene la

politica parH mediar entre las lógicas de la ecanom[a y las dinámicas de losmundos de vida. La política, nos advierten desde hace tiempo A. Touraine(19(,)8), Ch. Mouffe (.1999) YZ. Bauman (2001), ha traducido el proceso deraclóna.lización moderna de que hablara Weber, identificando el mundo delo publico con el del hombre y el de lo pn'uado con el de la mujer, con eldomestico. De esa forma el racionalismo machista reserva lo seno n lastarcas del hombre colocando el resto de la vida en un afuera de la racíona~lidad, y privando ele racionalidad propía a las dinámicas fuertes de las iden-tidades cotidianas, de los mundos de vida de la gente. Hoy día, y no sólo enAmi-rica Latina, la politica se ha vuelto también dual incapaz de mediaremre la econoJ11i~y las fuerzas de la identidad cotidiano. El e.jercicio de lapolítica se ve reducido a una actividad administrativa y publicitaria, atra-pado ('ll un di::;curso altamente masturbatorio. Esto es en el que los politi-cos hablan de lo que les importa a ellos, entre ellos y pata ellos~rhismos. Yla sociedad les va quedando cada día más lejos, mas ancha y ajena, tantocomo el vocabulario con que intentan nombrarla.En un lercer plano esta la sensación creciep.te de impotencia entre los

individuos, o mejor, la mezcla df: frustrac.ión, desconfianza social e impo-tencia política. Cada dia más dimensiones de la propia vida no dependend£' mi, y ademas no entiendo de quién dependen. Pierdo el trabajo porque3lguien en otro lejano pais tomó decisiones que provocaron la reducción oel cierre dE-:la empresa en que trabajaba, alguien a quien no he conocido niconocl'ré nunca. Ya no tengo acceso a la salud porque cambiaron las re-glas c1C,'.juegode quiénes tienen derecho a la sa!ud y quiénes no. Ycomo yael presupuesto nacional no alcanza para pagar las pensiones ... Cada vezmas lI1divlduos vivcn esa profunda sensación que liga la imposibilidad detrubnJar, o de gana!" un salario digno, a la otm imposibilidad, la de entenderqué es lo que de veras f':stá pasando, y por qué. Ypodemos poner alIado deesos interrogantes esa otra pregunta que nos hacemos tantas veces enColumbla: ¿Por qué, sí Ecuador o Panama, no son países menos excluyen-tes, l1l~nos injustos y desiguales que Colombia, no tienen ni el diez porclc.lliu de In violencia, de los muertos y secuestrados que tiene CoJombía?¿Por qué? Y las Ciencias Sociales (Pecaut 2001) lo tienen bien dificil paradu! nos algunas plstas que nos aclaren tanto aquello como esto; bastantetienen con suos propios enreclos para ponerse a responder las ingenuas

34

,-'-

inquietudes del pobre individuo que trajina con ellas por la calle. Todo locual se agrava para los de cierta edad, que aderoas sienten que el mundose viene abajo pues "esta cambiando todo"; cambia la mayoria de las cos-tumbres que ya ni siquiera se llaman así, ahora se llaman estilos de Vida.Cambian las razones por las cuales se hacen las cosas, cambia 10 queestaba bien visto y ahora está mal visto y viceversa.M. Castells completa ese mapa de cuestiones vitales, trástornado por

los movimientos de la globalización, planteando que si la mayoría de lagente ya no puede buscar el sentido de su vida en lo que hace, o sea en eltrabajo y en In.política, no tiene mas remedio que buscarlo en lo que es,que es lo único que le queda: hombre, mujer u homosexual, blanco, indígenao negro, budista, cristiano o musulmán, La identidad, que fuera durantelos últimos dos siglos una dimensión del lazo social, amenaza hoy ese lazodesde su exacerbación individual e implosiva: sólo me siento yo desalojan-do al otro, rebajándolo, expulsándolo de mi mundo de pertenencia. Laemergencia de los fundamentalismos identitarios hace parte de la formaen que los sujetos individuales y colectivos reaccionan a la amenaza quesobre ellos hace caer una globalización más interesada en los "instintosbásicos" -impulsos de poder y calculas estratégicos- que en las sociabili-dades. Esto es una globalización que pretende disolver la sociedad en cuantocomunidad de sentido y sustituirla por un mundo hecho de mercados,redes y flujos de información. Y de modo especial los paises de la periferiadonde la desconexión se traduce cada día más abiertamente en exclusiónsocial y cultural, en el empeoramiento de las condiciones de vida de lamayoría, en la ruptura del contrato social entre trabajo, capital y Estado.

Lo compartido por hombres, mujeres y niños es un miedo, profundamente asenta-do, a lo desconocido, que se vuelve más amedrentador cuando tiene que ver con labase cotidiana de la vida personal: están aterrorizados por la soledad y la incerti-dumbre en una sociedad individualista y ferozmente competitiva. (Castells 1999:491.

Son esas las coordenadas de un fundamentalismo que está hecho a lavez de enfurecidas resistencias y de afiebradas búsquedas de sentido. Resis-tencias al proceso de individualización y atomización social, a la intangibi-lidad de unos flujos que en su interconexión difuminan los límites de per-t.enencia y tornan inestables las contexturas espaciales y temporales deltrabajo y la vida. Y bG.squedas de una identidad social y personal que, aunbasandose en imágenes del pasado, proyectan en el futuro la necesidad desuperar todo lo que el presente tiene de insoportable. Frente a la elite quehabita el espacio atemporal de las redes y los flujos globales, las mayoriasen nuestros paises habitan aún el espacio/tiempo local de sus culturas, yfrente a lógica del poder global se refugian en la lógica del poder comunaLDe un lado, nos hallamos ante la explosión de los fundamentalismos

identitarios, y del otro ante la fragilidad de la identida~ individual, una

3S

Page 5: Martin Barbero-Jesus- -Debates-Sobre-El-Sujeto.pdf

II

~I .i ~,

::1

II¡,1

creciente fragilización de la identidad {Martín-Barbero 2002a y 2002b). Almismo tiempo que la identidad desata formas de aglutinación sociál fortí-simas -que en buena parte tienen su justificación histórica en la falta dereconocimiento y las humillaciones a las que han !lido sometidas histórica-mente ciertas minorías-, la identidad individual se fragmenta y debilita,se torna precaria. Con lo que la idea, tantos siglos mantenida, de que lamedida de una personalidad era la fidelidad a si misma, está dejando detener sentido hoy. Pues ¿fiel a qué? ¿Fiel a cual de los referentes que mefragmentan? La idealizada unidad del sujeto cartesiano moderno, que teniacomo único referente a la razón, hace tiempo se perdió, y lo que tenemoshoyes una enorme dificultad para ella, sobre todo entre la gente joven ten-sionada por una identidad polimorfa y flexible, que les permite ser a la vezlocalesl nacionales, globales, pero que a la vez los expone a los desanclajesy las desgarraduras mas paralizantes. Pues el transitar por diferentes iden-tificaciones a lo largo del dia les es más fácil a los jóvenes que a los adul-tos, pero esa facilidad no les ahorra las tensiones y los desgarros, la confu-sión y la incoherencia.

¿QUE QUEDA DE SUJETO EN EL TRABAJO?

Apartir de ese mapa social enunciaré dos ambitos de transformaciones dela subjetividad: el campo de las condiciones del trabajo y el "nuevo" mun-do de la técnica.

A partir de mediados de los años setenta, y especialmente con la crisisdel precio del petróleol comienzan a hacerse visibles una serie de cambiosque trastornan el mundo del trabajo: el aum~nto en la terciarizacián delempleo y la legitimación de su precan"edad. Desciende drásticamente elnúmero de trabajadores en los ámbitos de la gran industria tradicional-minerial acerías, metalmecá.nica, agricola, etc,- mientras se acrecientanlos puestos de trabajo en los campos de la educación, la salud, la seguri-dad, el comercial y se abren o potencian otros campos: la informatica, laasesoría, la investigación, la gestión. Sólo que los empleos creados en losúltimos cuatro campos no pasan a ser ocupados por los desocupados delas industrias tradicionales ya que se trata de nu~vos ofiCIOS.

La idea que sintetiza los contradictorios movimientos que atraviesa eltrabajo y la empresa es lajlexibilidad laboral. Estamos, en primer lugar,ante un nuevo estatuto social del trabajador (Sennet 1999 y Beck 2000)que, de un ladol implica el paso de un trabajo caracterizado por ra ejecu-ción mecanica de tareas repetitivas al de un trabajo con un mayor compo-nente de iniciativa de la parte del trabajador al desplazar el ejercicio de lapredominancia de la mano a la del cerebro mediante nuevos modos delhacer que exigen un saber-hacer, un despliegue de destrezas con un ma-yor componente mentaL Pero de otro lado, ello no significa una verdaderaliberadón de la iniciativa del trabajadorl de su capacidad de innovación y

36

creatividad, sino fiU cr'Jllfrolpor la lógica de la rent"abilidC:ldempresarial quela supedito a la "evaluacioll de los resultados". Al mismo tiempo qUf' lajlexib¡hdad denomina un proceso de emancipar ión -el pase cie la poten.cia muscular a la destreza mental- ella nomhra la precarización del em-pleo en términos de la duración del contrato de trabajo tanto ("amoen lasprestaciones salariales en salud, p('nsión, educ<lcion, vacaciones, ctc. Laflexibilidad se convierte asi en el dispositivo de enganche del'trabajo en lasnuevas figuras de empresa. Pues 01 trabajador o empleado no se le dejalibre para que de veras invente sino sólo parn que tenga la posibilidad r1ecompetir mejor con sus propios compañeros dt. trabajo, y lo.competitivi ..dad es elevada al rango de condición pn'mera de existencia de las propiasempresas. y sometido a la férrea lógica de la competitivIdad, el trabajosufre una fuerte mengua, del vínculo societa! -espacial y temporal- entreel trabajador y la empresa, afectando profundamente la f'stabilidad psíquicadel trabajador: al dejar de ser un ámbito clave de c:omunicac:ión social, delreconocimiento social de sí mismo, el trabajo pierde también su capacidadde ser un lugar central de significación del vivir personal, del proyecta y elsentido de la Vida (Dubar 2000).

Estamos ante una desconcertante paradOJa: las empresas reclamanprofesionales con proyecto e iniciativa ('uando lo que produce la sociedaden su conjunto son individuos inseguros llenos de incertidumbre y confuertes tendencias a la depresión, 0.1 estrés afectivo y mental. Hasta elambito mismo de trabajo está dejando de ser un ámbllo clave de comunica-ción, del reconocimiento social de si mismo. y por tanto de afirmaciónpersonal. Ahi están los cada día mas frecuentes glUpOS/pruyccto, los "circu.los de calidad", en los que el empleado es puesto a competir con sus pro-pios compañeros dentro del grupo, y cada grupo con otros grupos, no sólopor fuera sino aun dentro de la misma empresa. En la estructura profesio-nal de la empresa "tradicional" no habia dos equipos haciendo lo mismoen situaciones que permitieran evaluar permanentemente cuál de ellosera el mas competitivo. Ahora podemos afirmar que la libertad de hacer, lainventiva y la creatividad son incentivadas y a la vez puestas permanente-mente a prueba bajo el baremo de la competitividad. Yen condiciones decompetitividad cada vez más fuerte, la creatividad se transforma, se tra-duce en fragmentación no sólo del ofido sino de las comunidades de afino.El nuevo capitalismo (Drucker 1999) no puede funcionar con sindicatosfuertes, a los que vuelve no solamente innecesarios sino imposibles ya quela verdadera iniciativa ahora otorgada al individuo consiste en responsabi.lizarlo en cuanto tal de las actividades que antes eran asumidas por laempresa: desde la formación ci adquisición de competencias y destrezashasta de la duración del contrato de trabajo. En la actual sociedad demercado, la nueva empresa, organizada por las competencias de los gru-pos-proyecto, hace imposible el tiempo largo, tanto el de la pertenencia auna colectividad empresarial como el de la carre:ra profesional, dejando

37

Page 6: Martin Barbero-Jesus- -Debates-Sobre-El-Sujeto.pdf

sin sentido a la empresa como comunidad y a la carrera profesional comotemporalidad individual. En Silicon Valley, que no es nuestra sociedadpero constituye la puma de lanza de los cambios en este campo, el promediodí" contratación de profesionales es de ocho meses, y aunque no sea nues-tra rNdidad, sí ('sta ya siendo visto como modelo por no POCtl~ de las em-presas transnacionales ubicadas en nuestros paises. Como sucede actual-ln('llk con el nivel salarial que cada vez tiene menos que ver con los añosde trabajo en la empresa y más con la Rdquisición de las competencias re-querida;.; pür la reingenjeri:J de la gestión. Y a lo que corresponde la nuevapalflbrita magica: empleah/Ildad ¿Cuál es su grado de emplf'abilidad? Pre-gut1wn :os encm.gados dl' escoger al personal a contratar, Fuera quedan oen gntn medida devaluados, si no es que invalidados, los años trabajadosy los grados adquiridos en escuelas de oficio o universidades. Ahora lo que¡'(¿/es es ]0 que sra mesurable en competencias el/aluables en términos deempleabtlldad por las empresas.

Aquí hay un cambio radical en lo que significa ser sujeto, el sujeto deltiempo largo en el estudio, y tiempo largo en el oficio así sea de tornero ocIt' maestro de escuela, pues resulta que el tiempo largo era sinónimo deÚempo dI' la {){da, y era por eso que uno podia hacer proyectos, porque"lama qUE-' iha, que con eL {lempO iba ganando en la escala de trabajo y lasü:ari<tI Eso era lo que se entendia por segundad sodal. y cuando es elsentIdo de la seguridad lo que se quiebra, el sujeto se rompe, se extravia,es t~llla.

i.Y 31 LA TÉCNICA HICIERA PARTE DE NUESTRA MAs ENTERACOHPORALIDAD?

La tecnología es hoy una ele las metMoras mas pOlen tes para entender eltcjido ---las redes e interfaces- de que está hecha la subjetividad, Perocontra la potencia de esa metáfora se alzan dos aguerridos adversarios:ios que aún creen en la ex;stencia del sujeto moderno dotado de un yoautónomo, identificado con la razón'y capaz de dominar las'pasiones, lasemociones, los deseos; y los que se hallan convencidos de que la tecnologia,espf'C'Íalmente la audiovisual y la digital, son el último avatar de la deca-denda y desmorallzación de Occidente.

Los primeros profesan aún el racionalismo que identifica el sujeto hu.mano con el SlijCto del conocimiento acu1iado por Descartp.s al identificar asn vez el conocimiento con aquello que da "realidad y sentido" a roda laexistencia humana. En tal sujeto la capacidad de renexionar sobre su pro-pIO saber proviene de un gesto de separación radical entre mente y cuerpo:el axioma ('pienso, tuego eXisto" es la postulación de un yo ir,dependientede todas las demas dimensiones de la vida y en especial de las corporales,sean pasiones o sentimientos, fobias o afectos. El sujeto moderno del co-nocimiento es asi defmido en un espacio de relaciones geométricas pero

'18

._-

sin profundIdad de campo, Similar al efecto de realidad que se produce ~nla pintura de la perspectiva renacentista, la racionalidad del conocimientopropicia una sensación de realidad más fuerte que la realidad misma: o¿no identificó Hegel lo real con lo racional y viceversa? Ycomo en la pintura,en la medida en que lo que se ve es lo real, el ojo del pintor desaparece delcuadro que mira el espectador y pareciera que allá no hubo un punto devista ni un sujeto que mirara, Con lo que el mundo, lo real, resulta cons-tituido por el sujeto en su propia capacidad de pensar, de razonar. Es esapretendida autonomía la que hoy hace crisis convirtiéndose en rechazo ala razón totalizunte y su sujeto: el cogito fundante de la modernidad,

Esa, en apariencia, divagación filosófica, pone sobre el tapete, y en de-bate, la soterrada base sobre la que aun buena parte de los adultos, yespecialmente de los maestros, construyen la visión que tienen de losjóve-nes y los alumnos en cuanto sujetos del aprender. Y ello hoy, cuando elslyeto reaL que habita nuestras ciudades, nuestros hogares y escuelas sehalla a anos-luz de la estabilidad del sujeto cartesiano. La identidad delsujeto que habita nuestro mundo occidental es la de un individuo quesufre de una constante inestabilidad identitaria y una fragmentación de lasubjetividad cada dia mayor. Hasta gente tan poco posmoderna como J.Habermas acepta que en nuestras sociedades, donde ya no hay una ins-tancia central de regulación y autoexpresián -como lo fueron la Iglesia yel Estado- las identidades individuales tanto como las colectivas se ha-llan sometidas a la oscilación del flujo de los referentes y las interpretacio-nes, ajustandose a la imagen de una red frágil, sin centro y en continúamovilidad. E igualmente Stuart Hall, el gran heredero de la investigacióncultural de izquierda en Inglaterra, plantea la necesidad de asumir estecambio estructural que está fragmentando los paisajes culturales de clase,pues "¿"qué es la identidad de clase cuando la identidad de género, de et~ni a, d{~nación y región, que en el pasado nos habían proporcionado sólidaslocalizaciones corno individuos sociales, hoy día se ven transformadas enla experiencia que de ella tienen los individuos?" (Hall 1999), Es decir,estamos ante un sujeto cuya auto~conciencia es enormemente problemá-tica porque el mapa de referencia de su identidad ya no es uno solo, porquelos referentes de sus modos de pertenencia son múltiples, y por tanto esun sujeto que se identifica desde diferentes proyectos, con diferentes espa-cios, oficios, roles. Hoy dia, una mujer no es sólo la madre de sus hijos nila esposa de su marido, es adema s una profesional que tiene su propiavisión del mundo, su propia posición en términos políticos, ideológicos oestéticos, y cada una de esas afiliaciones significa una desestabilizaciónde aquella mismidad del sujeto desde el que hablaba un yo de ama decasa-marlre oe familia, De ello da cotidiano testimonio la crisis de muchasmujeres que hoya los 45 aii.os, y con los hijos ya grandes, se encuentranen un mundo para el que no se prepararon, y aun teniendo mucha vidapor delante no saben qué hacer con ella, ¿Qué significa ser mujer solamente

39

Page 7: Martin Barbero-Jesus- -Debates-Sobre-El-Sujeto.pdf

¡¡i!

1

:11

!:¡

,~,i'

~'1

en términos de reladón familiar cuando los hijos ya no responden a lafamilia patriarcal y la figura del padre se desdibuja como referente aplas.tante y constructor básico de la identidad del hijo? Hoy nos encontramoscon un sujeto mucho mas frágil, mas roto, y sin embargo, paradójicamentemucho más obligado a hacerse responsable de si mismo, en un mundodonde las certezas tanto en el plano del saber como en el plano ético opolítico son cada vez menos.Los sujetos con los que vivimos, especialmente entre las nuevas genera-

ciones, perciben y asumen la relación social en cuanto una experienciaque pasa básicamente por su senszbilidad, su corporelda~ya que es através de esa experiencia que los jóvenes ---que en su mayoría hablan muypoco con sus padres- les estan diciendo muchas cosas a los adultos através de otros idiomas. los de los rituales del vestirse, del tatuarse y ador-narse, o del enflaquecerse conforme a los modelos de cuerpo que les pro-pone la sociedad a través de la moda y la publicidad. No son sólo lasmujeres o los millones de adolescentes en el mundo que sufren gravisimostrastornos orgánicos y psiquicos de anorexia y bulimia, atrapados en laparadoja señalada de que mientras la sociedad más les exige que se hagancargo de sí mismos esa misma sociedad no les ofrezca la minima claridadsobre su futuro laboral o profesional.De ahí que los jóvenes se muevan entre el rechazo a la sociedad y su

refugio en la fusión tribal. Millones de jóven{'s a lo largo del mundo sejuntan sin hablar, sólo para compartir la música (Ferraroti 1995; Maffesoli1993; Cruces 1998 y Vila 2000), para estar juntos a través de ella y ele laempatia corporal que ella genera. Esa palabrita que hoy denomina unadroga, el extasis, se ha convertido en el simbol,oy metáfora de una sl~uaciónextática, esto es del estar fuera de si, del estar fuera del yo que le asigna lasociedad y que los jóvenes se niegan a asumir. No porqlJe sean unos des-viados sociales sino porque sienten que la sociedad no tiene derecho apedirles una estabilidad que hoy no confiere ninguna de las grandes insti-tuciones modernas, pues la política, el trabajo y la escuela atraviesan sumás honda y larga de las crisis ... de identidnd. ¿Qué es la política hoycuando la corrupción ha venido a llenar el vacio ideológico, la ausencia dedensidad simbólica de los partidos y la incapacidad de convocatoria? Lospartidos se corrompieron cuando se vaciaron ideológica y simbólicamente,y no fue al revés como pretende una fuerte corriente politicista. ¿Y quéejemplo le estan dando las generaciones mayores a los jóvenes en términosde ética, de fidelidad, de solidaridad cuando lo que sus hijos ven crecer yreinar por todas partes es el afán de la riqueza fácil y el conformismo irres-ponsable?

Mientras el sujeto emerge hoy de un entorno fuertemente imaginal yemocional, la casa, y sobre todo la escuela, se aferran aun a una ra,ciona-!idad que, a nombre del pn.ncipio de realzdad, expulsa el cuerpo de su sen-sibilidad Deahí que el mundo donde el sujeto joven habita sea mayormente

40

el del grupo de pares, la pandilla, el parche, o el ghetto y la secta, y clmun.do de la droga. Desde ahi nos miran y oyen unos sujetos Íntima y estruc_turalmente mediados por sus interacciones desde y ron la tecn%gfa. Setrata de un sujeto ya no pensable de adentro para afuera sino al revés, deafuera para adentro. Un Sl.ljeto tanto más formado cuanto más densa vfuerte sea la trama de las interacciones que mnntiene con otros sujetos. yes en esa trama de interacciones entre sujetos donde Ins mediaciones tec-nológicas revelan su potencial por más que para los actuaks apocalípticoslas mediaciones tecnológicas signifiquen todo lo contrario: la tendencia delos adolescentes al ensimismamiento, el computodor volvi€'ndolos agarofó_bicos, domimindolos como una adicción que los aisla, qu("JosdesvlnC'llla dela realidad. Algo de cierto hay en esos temores, algo dicen de ciertas ten-dencias, pero lo que revelan las investigaciones sobre los usos que losjóvenes hacen del computador muestran otro panorama. Empezando porla investigación en la que lJevoun año en Guadalajara. México, sobre Losusos jóvenes de Internet (Martin~Barbcro, Amczquita. Medina y Aréchiga2002-2004}, y en la que ni la adicción, ni el <dslamiento, ni la perdida delsentido de la realidad son la tendencia. La gente joven que usa frecuente~mente internet sigue igualmente frecuentnndo la calle, gozando la fiestade fin de semana y prefiriendo la compaúía al Aislamiento. Hay una ciertaadicción, pero esa ni es la única ni la más fuelte. y desde luego no es eSade la que se muere, sino de otras bien distintas. Un ejemplo entre otros dela sociabilidad no perdida: muchachos que tienen computador en casa ysin embargo van al ci.bercafé a ver ciertos programas y jug8r porque es allídonde pueden compartirlos hallazgos de la na\'cgación y las aventuras deljuego con los amigos presentes.

La mayoría de la visión apocaliptic8 sobre la manera ('omo se insertanlas mediaciones tecnológicas en las interacciones sociales parte ele unavisión de lo normal identificado con lo natural. Y como muy bien Jo haplanteado Arturo Escobar (1999: 233-317), la idea de naturaleza que seconserva en los pliegues de la moderna racionalidad cs su último residuometafisico: muchos adultos y profcsores piensan las tecnnlogias ('{Jlno loartificial, oponiéndolo en cuanto tal a unas relaciones sociales que .',,'cn'annaturales. La pregunta es, ¿cuándo han sido naturales las relaciones so~ciales? Quizás antes de que saliéramos de las cavernas. porque después elanimalito en pie empezó a. comunicarse haciendose humano al ritmo enque se socializó. y ~iel sujeto humano tiene. daro está, una naturaleza,ella es social y tan artificial como la tecnologia con Inque se viste, conslnlyey sueña, tanto lo..naturale7.Hcorporal como la espiritufl1. Pero esa oposiciónes tan vieja como la pesadilla que metaforiza Frankenstein: la maquinalmonstnlO que nosotros creamos y se devuelve contra'nosotros rlevoníndo-nos: l';'S la mas clara ven,ión moderna de la visión met<1!is¡cadel mundo.Si bay algo que testimonie la creatividad humana, 10 mas profunda-

mente, y lo más largamente humano, es la inn-:nción dt' tcC'nologias.dr~de

41

Page 8: Martin Barbero-Jesus- -Debates-Sobre-El-Sujeto.pdf

11~

1\(

~

\

"

~II,!

'11,

\\I

I'1

("1arado del neolítico hasta el cOl1lputadür de este siglo. Si hay algo mara-villosamente humann es la invención (Sticgler 200 1 YMaldonado 2002l. dela rueda ul satélite, del alfabeto a la imprenta, del telescopio al computa-dor. y esto no tien(~ nada que ver con la fetichización de la tecnologia nicon la aceptaC'lón de los determinismos tecnológicos, hoy tan de la manode los inmovilismos políticos. Pues si no sabemos a dónde nos conduce lau::cnologia, sí sabemos al menos Lo que no podernos esperar de ella: quepor sí misma no nos va a solucionar los problemas sociales, ni nos va arenovar la democracia ni nos va a hacer inmortales. No hay potencia en latecnología que no se halle moldeada, mediada, por tendencias socialesprofunc\;ls, tanto las que van hacía la emancipación como hacia la domina-ción y In exclusión, Es una sociedad estIucturalmente excluyente la que,neutralizhndo las posibilidades de conexión que la tecnología digital entrai'la,hace de mtuella un medio de agravación de la desigualdad social. Pero noes la tecnología la que crea desigualdad, la tecnologin refuerza la exclusiónque la propia sociedad genera en sus relaciones para mantener el poder yel saber en su sitio y reproducir la sumisión.

Ademas, lo que hoy nombramos como tecnologia necesita ser pensadopor fuera del tiempo de la máquina, ya que el computador no es una má-quina sino una tecnicidad cognitiva {Lévy 1990; Jacob 1997 y 2002] Y portanto, lejos de In relación cuerpo maquina, lo que la virtualidad digitalinstaura es una aleación entre cerebro e información. Claro que podemos ydebemos preguntarnos que le pasa al cuerpo cuando pasa tantas horasfrente a una pantalla, pero el problema no es que le hace el computador alcuerpo como si se tratara de una maquina. El problema es qué entende-mos por saber en la sociedad de la información, o mejor a que llamamosconocimi~nto cuando su producción es mediada ya no instrumental sinoestructumlmente por la interacción entre cerebro e información digital.No es extraúo que la pesadilla se resuelva en pánico, como el que produceel cybotg (Pican 1998) porque el cyborg no es un hombre con un brazomecánico o un pulmón electrónico, es un hombre con cerebro electrónico.y esto nterra a lOdos los adultos de mi generación porque es la aleaciónmás desafiante al curnto racionalista que nos hemos contado en Occidente,al menos desde Platón. Mientras toda la historia de la evolución de lo hu-mano ha sido una historia de hibridaciones, de transfusiones de lo naturalen lo artificial, y de lo artificial en natural, el racionalismo en que se con-virtió el Idealismo antiguo ha pretendido mantener en mundos separadosepl:"rf'me y techllé, el conocimiento y la técnica, dotando al primero de todapotencialidad y creatividad y reduciendo la tecnica a mero in.st.rumento o'.ltf'nSíllO Lo qlle nos impide radicalmente pensar las relaciones constiluti-I'c1S, qu~ siempre hubo pero que nunca como hoy se hicieron patentes,entre ciencia y tér.nica, y la existencia de la tecnociencia desafiandonos apensar ya no la singularidad del "mundo de la técnica" 5100, como advinieraI-lcideggt'r, la tecnicidad del mundo} esto es la tecnica como dimensión cons-

42

•tituyente de lo humano (Heidegger 1997). Es a ese desafio al que van diri-gidos los esfuerzos por pensar la técnica como entorno tecnológico (Eche-verría 1999) y ecosistema comunicativo, hoy socialmente tan estratégicocomo el ecosistema verde. Y si el entorno verde ha sido rediseñado por elhombre, para bien y para mal, ha sido transformado, tanto que hasta laAmazonia ya es en buena medida un pulmón artlficia~es el entorno técnicoel que se nos vuelve aceleradamente natura~ pues cada vez hace más par.te de nuestra corporeidad, de nuestra movilidad y de nuestra cognitividad.

En esto se basa mi reflexión sobre la subjetividad mediada por la tec-nicidad comunicativa. Me refiero en particular al fenómeno del chat(Mayansi Planells 2002; Castells 2001 y Flichy 2001), convertido en una de lasmas precisas y preciosas metáforas de la pesadilla de los "viejos" y lossueños de las nuevas generaciones. En la comunicación que posibilita elchatse diluyen, en primer lugar, las lineas de demarcación entre oralidady escritura. El chatear no es ni enteramente escrito ni enteramente oralsino una hibridación que moviliza al escrito desde la temporalidad e infor-malidad de 10oral. En segundo lugar, a lado y lado, alguien se inventa unpersonaje para hablar con gente a la que no conoce sino por el chato Estoes, alguien aprovecha el anonimato-del-ehatpara escapar a las constriccio-nes sociales de que le carga su identidad individual mediante la invenciónde otro yo tras el cual vivir una singular experiencia de libertad. Estamosante la posibilidad de una subjetiVidad sin ldenndad, o mejor, de una sub-jetividad que se dota de una identldad completamente construida, ficeional.En el chat yo puedo ser una chica de dieciocho años o un anciano desetenta. Crear ese personaje y que los otros me escriban como a una chicade dieciocho años sólo depende de mi capacidad imaginativa y mi creativi-dad comunicativa. La identidad se devela ahi como pura creatividad na-n-ativa, como expresividad interactiva.

Según un antropólogo catalan, el chatsale al encuentro de la necesidadde anonimato que produce una sociedad donde la gente se siente cada diamas uniformada, vigilada, teledirigida. El ehates un modo de comunicaciónque nos permite interactuar desde el espacio del anonimato. Un espaciode anonimato que puedo habitar desde mi propia casa, sin salir a la calleo ir al aeropuerto, al supermercado. O sea, uno de los mayores lujos quetrajo la modernidad, el anonimato en medio de la muchedumbre de lagran ciudad (Baudelaire 1995 y Benjamin 1980: 21-122) en el espacioprivado, doméstico,l'de la casa, que es donde la identidad es mas densa ypesada, donde todos saben quién, qué y cómo soy. Y el chat me permiteescapar justamente a ese peso, a esa carga de mi identidad desplegandolas potencialidades de mi subjetividad. En las investigaciones que esta.mas haciendo en Guadalajara hay muchachitas de catorce años que estánchateando diariamente con japoneses y con suecos desde identidades quevan moldeando a medida que la comunicación avanza, esto es rehaciéndo-la en función de los derroteros que coge la interacción.

43

Page 9: Martin Barbero-Jesus- -Debates-Sobre-El-Sujeto.pdf

'1

II1

I

i

!

Pero la metáfora del sujeto~de¡-chatencubre una tramposa contradic-ción. Pues si la tecnología posibilita nuevas experiencias de subjetivacióny no sólo a través del chatsino en muchas otras maneras de interactividad,al mismo tiempo se trata de una expresividad .funcional, en la direcciónque proyecta el mercado. Nada mas engañoso en esta sociedad que ¡sentirseun personaje juera de control! Es eso justamente lo que buscan el marke-tingy la publicidad: hacernos sentir dueii.os de nosotros mismos con baseen los gadgets -aparatos, espejos, cremas, autoayudas- con los que elmercado nos moldea hasta la intimidad mas interior. El inseguro y depri-mido individuo, sintiéndose libre y dueño de si mismo en la soledad de suimagen que proyecta la pantalla de su propio computador: ¿qué mas pue-de querer eso que antes llamábamos el sistema? La paradoja no puede sermás cruel, pues la misma tecnología que nos posibilita nuevas experien-cias de creatividad puede crearnos la ilusión mas ilusoria de una autono-mía que nada tiene que ver con la inercia y la sumisión cotidianas que nosrigen en la vida social.

BIBLlOGRAFlA

BAUDELAlRE, Ch., (1995), Elpintordela vida moderna, Bogotá, El Áncora.BAUMAN, Z., (1998), En busca de lapolltica, Buenos Aires, FCE.BECK, U., (2000), Un nuevo mundo feliz. La precariedad del trabajO en la

era de la globalización, Barcelona, Paidós ..BENJAM1N, W., (1980), "El Paris del Segundo Imperio en Baudelaire", en

Iluminaciones 2. Poesía y capitalismo, Madrid, Taurus, pp. 21-122.CASTELLS, M., (1999), La era de la información, Vol. 2, Madrid, Alianza.--, (2001), La galaxia Internet, s.l., Areté ..CHOSSUDOVSKY, M., .(2002), Globalización de la pobreza y nuevo orden

mundia4 México, Unam y Siglo XXI.CRUCES, F., (coord.), (1998), El sonido de la cultura. Textos de antropolo-

gía de la música, Madrid, Revista AntropologíaJ N° 15-16.DUBAR, c" 12000L La cnse des ldentités: interprétation dJune mutation,Paris, PUF.

DRUCKER, P., (1999), La sociedadpostcap"alista, Buenos Aires, Sudame-ricana.

ECHEVERRíA, J., (1999), Los señores del aire: Telépo/¡~<y el Tercer Entor-no, Barcelona, Destino.

ESCOBAR, A., (1999), "De quién es la naturaleza?" y "El mundo postnatural:elementos para una ecología política anti-esencialista", en Elfinal delsalvaje, Bogote., lean y Cerec, pp. 233-317.

FERRAROTI, F., (1995), Homo sentiens. Giovani e música: la n/lacita dellacominitá dallo spidto del! nuova música, Nitpoles, Liguore.

FLICHY,P., (2001), L'imaginaire d>z'nternet,París, La Decouvertc.

44

>,,

!

GIMÉNEZ, G. YPOZAS, R. (cooreis.), (1994), Modernización e ldentidadessociales, Mexico, Unnm.

HABERMAS. J., (1989), El dIscurso filosófico de /0 modermdnd, Madrid,Taurus.

HALL,S., (1999), A ldentldade cultural napostmodenudade, Rio de Janeiro,D.P & Editora.

HEIDEGGER, M., (1997), FllosoJlQJ ciencia y técwca, Santiago de Chile.Editorial Universitaria.

JACOB, O., (1997), Clbercultllre. Paris, Jacob.---, (2002), Ciberdemocratie. Essa.i de phtlosophie pofitique, París. s.e.L£VY, P., (1990), Les technofogies de l'infelligence, París, La Dccouverte.LOPEZ MAYA,M., (ed.), (1999), Lucha populal,' demoerncia y ncolrbcralis-

mo, Caracas, Nueva Sociedad.MAFFESOLl, M., (1993), La contemplation du monde. Figures du style

communitaire, París, Grasset.MALDONADO, r., (2002), Técnicaycultum. Eldf'batea!emán entreBismarck

y Weimar, Buenos Aires, Infinito.MARTiN-BARBERO, J., (2002a), "Idenlities: traditions and new commu-nities", en Media Culture & Society, Vol. 24, Londrf's.

---, (2002b), "Desencuentros de la socialidad y reencantamientos de laidentidad", en Anállsls, N° 29, Barcclona.

MARTiN-BARBERO, J., AMÉZQUITA, l., MEDINA, D_ Y ARÉCHIGA, Y.,(2002-2004), Usosjóvenesde Internet. Cibernautas.ll clbercreadores. Pro-yecto de investigación inscrito en el Departamento de Estudios Socio~culturales del !TESO, Guadalajara.

MATO, D. (coord.) (2003), Politieas de idenlldad y diferencias sociales. Ca-racas, Faces y UCV.

MAYANSi PLANELLS, J., (2002), Género chol. Ensayo antropológico sobresodalidades clber-textu.ales, Barcelona, Gedisa.

MOUFPE, Ch., (1999), El retorno de [opoNtico, Barcelona, Paidós.PECAUT,D., (2001), Guerra contra la sociedad, 13ogota, Espasa.PlCON, A., (1998), La ville, tem'toire des cyborgs, Resanscon, L'Tmprimeur.SENNET, R., (1999), A CO!TOsaodo carácter. Consecucndas pessoais do

trabatto no novo capitalismo, Rio de Janeiro, Record.STIEGLER, B., (2001), La techmquc et le temps, Vol. él, La question du mal-

etre, Pans, Galilée.SVAMPA, M., (eel.), t2000), Desde abajo. La transformación de las identida-

des sociales, Buenos Aires, Biblos.TOURAINE, A., (2001), Qué es la democracia, Mfxico, FCE:.VTLA,P., (2000), "Música e identidad, La capacidad interpelad ora y narrativa de los sonidos. las letras y las actuaciones musicales", en M. PiccinLA. Rosas Mantecon y G. Sehmilehuk lcoord.), Rec(Jpción artística y con-sumo cultura!, México, Conacu)ta y Casa Juan rablos.

Page 10: Martin Barbero-Jesus- -Debates-Sobre-El-Sujeto.pdf

..,.11

••

Page 11: Martin Barbero-Jesus- -Debates-Sobre-El-Sujeto.pdf

Zan.drn Pedraza G.

INTERVENCIONES ESTÉTICAS DEL YOSOBRE ESTÉTICQ-poLfTICA., SUBJETIVIDA.DY CORPORALIDAD

Recientemente la medicina ha conseguido una. vi.ctoria que pone de mani-fiesto y me sirve de pretexto para introducir el problema' que discutiré acontinuación: el Ministerio ele Salud dispuso que el terreno de acción delos oficios que tradicionalmente ofrecen tratamientos estéticos ha de limi-tarse a ofrecer procedimiento~ superficiales, es decir, que todo procesoque suponga inyectar, hacer una incisión o penetrar la piel con instrumentosy. sustancias, no importa con qué fin, es del arbitrio exclusivo de la medi-cina por los riesgos que implica para la salud. Se trata de una lucha por elderecho exclusivo a practicar procedimientos estéticos no-quirúrgicos ycuya prin9ipal ya veces única orientación es estética. Con esto, los proce-dimientos más eficaces y socorridos para el. tratamiento corporal y facialhan entrado a ser parte de las formas médicas de obtención de salud ybienestar y la.medicina ha sumado a las interve~ciolles cstético-quirú rgi-cas el campo de las intervenciones estéticas menores.

De ello me interesa destacar la dimensión de modelado de la subjetivi.-dad contenida en las intervenciones estéticas y la forma como finalmentese asienta, en el inasible y fluctuante terreno de la corporalidad, la condi-ción de posibilidad de la subjetividad contemporánea. susceptible de serestéticamente intervenida.

'-== A.riesgo de incurrir: en cierta simplificación de la relación entre el yo y la, subjetividad, la tesis a desarrollar encuentra en la conformación del yo con-

temporáneo un vínculo primordial con el cuerpo del cual resulta la noción•de subjetividad. A esta noción le.esjntrínseca la experiencia, la conscicn- .-c-=;-~om-orazón se~sible (Maffesoli 1996J; no una consciencia que se agotaen la mera constatación racional de la propia existencia -pienso luegoexisto-, sino cuya consciencia de si mismo proviene del ejercicio cons-ciente de la experiencia de si mismo, como se reconoce en la corporalidad.Así, la corporalidad constituye una de las variables definitivas de la subje-tividad contemporanea.

jilj.¡•.'It,

:1,1:~~:I

'1

:Jj,1

;}!,

,(,:-

.~¡

',1'

~, ¡

, ,

'¡I¡;!l:1,

~

!

:r'(~ '

¡!!,. :+.:;""1"~ I'{I:III:11, '.11'1",

"1 : 1"1, I:J!'iI :~ ::¡",',::¡I 1. :!~.~.:~

i '; 1I1'1

! I ':"~ Jj" lil,I:"lil,ill I:II~'I,!l

'1" , • i;~''':"

"j"" t',¡1;:1., trE .Ii,

i:: ': ; }lli!::~':'1,,: ,'¡II,:I'I! 'e}'!'

':1', ': ':1', !'~

1: :,;.:

"'\"

11

'! ,~ I!II!:. ;'l' ': 1111:

I! ::.;:' 'I}:j'~."b-_~_~

,111"":"l' H

•• 1"I'"! •

',1: :f"1'1 .,

[lli ,¡, 1

'Ii¡, ;',1

"[:"

,1

1'1 i ",J'1

1"'1"'ll ,1: ,¡-., I

1FI.:¡i'¡ . ,:~ !

1,"

fr"""".,1 11,1: :.t'i;~I'::¡I'\; /:~::

'"'"

i.~--"~ -

,i

t,'c- =.~..~",

'1'"

1•1

61

.",.'';¡;;- .-..::r ","-'ió"":

Page 12: Martin Barbero-Jesus- -Debates-Sobre-El-Sujeto.pdf

"

I¡l'.

t,

¡1

\'ti,

Las formas de intervención y acondicionamiento corporal disponiblesbajo f'.\ réglmcn posmoderno deben entenderse entonces en la confluenciadel desarrollo de los conocimientos expertos y sus tecnologias asociadas;de ¡as ideologias que propician subjetividades fuertemente vinculadas conprinCipios estéticos y del doble juego en el que los efectos del disciplina.miento incllVidualy del control poblacional constituyen oondiciones de posi-bilidéld,acción y reacción para los individuos y las sociedades contempora-lleílS. En este horizonte es posible comprender las condiciones simbólicasy el uso culturaJ de formas de modelado del cuerpo cuyo alcance trasciendesu mera conformación somática}' cabe más bien entender como intencionesde transformación personal y de modela.dodel yo. Este trabajo sitúa, en elcontexto esbozado, algunos alcances que las formas de intervención esté-tica tit>nen~n la conformación de la identidad individual contemponinea ysu relación con los vaivenes de la subjetividad y la corporalidad.

LA CONQUISTA MÉD1CA DE LA ESTÉTICA CORPORAL

La indusión de procedimientos estéticos, distintos de los quirúrgicos, enel campo de acción de la medicina cientifica se hace realidad con el diseño,ID aprobación olida! y la puesta en marcha de programas acad.émicos queforman espel'ialistas en el área. Estos hechos demuestran que las inlerven-<;lOl1CS esh~ticas no sólo se aceptan como procedimientos y tratamientospropios de salas de belleza y consultorios de esteticistas y cosmetólogos,sIno que han recibido el aval de la comunidad médica, también interesadaen practicarlas.Se pone asi en evidencia el acercamiento. experimentado por los campos

de la belleza y la salud, cada vezmás homólogos, en virtud de la compleji-dad y el riesgo implícitos eu lf\&técnicas y en los productos empleadospara la obtención y el mantenÍÍniento de la belleza, pero también por el~ülimoexpallsionista propio de la mediCina científica (Pedraza 1996: 135).En su impetu colonizador, la medicina ha sumado a, y en ocasiones reem-

plazado, SUH propósitos paliativos por los preventivos y éstos a su turnopor los curativos a traves, por ejemplo, de las intervenciones genéticas perotambién de las esteticas. Con este espíritu incursiona en el modelado de lasubjetividad y en la transformación del yo. En ambos ('asas se acerca a loque de manera creciente se considera una necesidad del bienestar indivi-dual y> en algunos casos, social, a. saber, la coincidencia entre modelosl ambiantcs del cuerpo y la imagen del propio cuerpo. Lanoción de bienes-tar que le sirve de fundamento sobrepasa la sola consecución del equilibrioorganico para destacar lo que parece aun mas importante: la capacidad devivir armoniosamente con la propia imagen y de ofrecer al otro una impre-¡.;jón que se <1justea cánones de bellf'za y perfección fisica cada vez másexigentes. Esta argumentación reconoce asimismo el imperativo de paliarlos signos de envejecimiento por cuanto se asimilan a la pérdida del poder

62

de seducción y de la fortaleza, e indican que ya se recorre el camino haciJla muerte. Las intervenciones estéticas ofrecen una solución a los proble-mas que el envejecimiento acarrea a la persona.Para atender estas inquietudes, la medicina ha debido ampliar su noción

de salud y pensar en el cuerpo desde perspectivas hasta ahora excluidasde su ra,ciohalidad, más concentrada en los problemas orgánicos que enlos de la personalidad. Con ello da un paso importante para insertarse enel complejo engranaje de las consideraciones que reconocen en el cuerpofacetas inmateriales capaces de afectar la salud individual, sin limitarla ala de índole fisiea.Es pertinente recordar que este desplazamiento se ve favorecido por

cuanto muchos sistemas de salud han modificado la condición de pacientepor la de cliente o usuario. Así, también el médico esteticista inaugurauna relación con quien acude a la consulta, no en calidad de enfermo, depaciente, sino como sujeto que sin padecer una dolencia o afección somá-tica, demanda un sen'icio concreto a fin de tratar un malestar cuya etiolo-gia carece de origen orgánico. Se trata, en cambio, de armonizar la imagencorporal, de hacer desaparecer "una imperfección adquirida o la secuelade una enfermedad, de un accidente Olas huellas irrefutables del paso deltiempo".La imagen corporal, a diferencia del cuerpo que ausculta e interviene la

medicina clínica, no se constituye por el conocimiento experto acumuladoen la anatomía, la fisiología, la genética y la patología; aquélla cobra vidaen la intéracción de miradas y reacciones -la auto-percepción, el reflejoespecular, la mirada ajena, la propia reacción a ellas, la percepción de losotros-, en el ir y venir incesantes que perfilan activamente la propia ima-gen del cuerpo. Se trata sin duda de un fenómeno estético,

!NTERVENCION MEDICO-ESTÉTICA DE LA SUBJETIVIDAD

Las especialidades esteticas de la medicina, si bien recurren tanto a la ci-rugia como a otro tipo de técnicas no quirúrgicas y a productos cosméticosy farmacéuticos, hacen necesario precisar la condición exacta de su terrenode acción y justificar su adopción en la medicina, si no competen al logroo al mantenimiento de' la salud. Aparte de los casos que obedecen a lanecesidad o el interés de tratar secuelas relativamente graves de acciden-tes, por cuanto deslizah al individuoa la categoría de anormal omonstruoso,en la maYOIíade las consultas los especialistas deben responder a necesi-dades subjetivas sobre el aspecto personal. El principal argumento demedicos y pacientes apela a motivos como mejorar la autoestima, sentirsebien, tener una buena apariencia personal, sentirse joven, hermoso, reci-bir halagos, captar la mirada y la atención ajenas. Aellodebe sumarse queel criterio ético por excelencia para precisar la conveniencia médica de unainlet-vencióno tratamiento estético es proteger el yo. Esto se entiende con

63

W t:'7" __ . :.=z:==..:..-"- ....",- e

Page 13: Martin Barbero-Jesus- -Debates-Sobre-El-Sujeto.pdf

"¡!li'

111'

relación a la necesidad individual de reconocerse en el propio cuerpo. Así,la razón fundamentalpara desaconsejar una intervención es que ésta puedaalterar el yo, modificar la esencia fisica del paciente, al punto que estepudiera dejar de reconocerse en su imagen. En la capacidad de identificary evitar semejante riesgoyace una de las principales habilidades éticas yestéticas del especialista. El paciente satisfecho sera aquel que encuentreen su nueva imagenel correlato exacto de su yo, aquél en quien coincidansubjetividad Ycorporalidad.

El asunto de armonizar los modelos corporales de circulación global conapetencias subjetivas provenientes también de formatos igualmente glo-bales, en ocasionesmatizadas por interpretaciones estéticas particulareso locales en 10que se conoce como la imagen corporal, es un esfuerzo quedebe salvar el obstaculo que interpone la vida misma con las huellas quedeja.en el cuerpo. Buena parte de los procedimientos estéticos apuntan amenguar, ojalá a eliminar, las trazas del tiempo, el trabajo, et cansancio, elsol, la maternidad, el dolor, la tristeza, pero también las de la alegría, tarisa o la expresividad,La tersura de la piel sólo es posible a costa de lashuellas de la viday el congelamiento de la expresión, Se trata de proyectoscorporales que modelan a un sujeto incapaz de reconocerse por fuera depatrones corporaleshomogéneos. Con todo, la pretensión ética de no trai-cionar un yoverazcon transformaciones fisicas incompatibles, desconoceque la imagen del yo que busca armonizarse con la corporal ya ha sidointervenida: su subjetividad se declara incapaz de reconocerse en la rela-ción que la experienciaguarda con el cuerpo, en su identidad. Noobstante,insiste en constituir un sujeto fiduciario, aquél en quien se articulan eficaz-mente un cuerpofisicounitario y una autoconciencia unitaria (Stone 1992:514), pero esta vezbajo el efecto del simulacro del yo, intervenido previa-mente por el deseo de identificarse y ser en un cuerpo modelado por lasimulaciónYla tecnología.

CONSCIENCIA y EXPERlENCIA

Bajoel régimenconsciente, postmoderno e hiperestésico, la interpretaciónde la experiencia se refina en extremo al punto que la relación individualcon ella se tensa hasta constituir una paradoja. Si, por una parte, la pri-macía de la experiencia y la sensación (Welsdi. 1996: 13-16) funda desdela Ilustración la epistemologíaoccidental y ambas se exacerban en la vidacotidianacontemporánea (Maffesoli1996: 218-219) para cimentar los prin-cipios de la condición postmoderna, por otra, y en abierta contradicción,sus resultados deben incidir en los sentidos y en la subjetividad, sin dejarhuella material. Con esto, la experiencia adquiere el singular carácter delovirtual,en cuanto su correlato material, carnal, es efimero y comprometede manera ideal sólo losámbitos sensorial, sensitivo y sensible. La preocu-pación por sentirse bien, satisfecho con la propia imagen y lo que ésta

64

'r

1I

~•!~

suscita en los demás, ha ele combinarse con el anhelo por la experienciavivida, la cual debe, a su turno, proveer sensaciones impactantf's, comoconviene a la condición hiperestésica dC'este régimen.

El saber sobre si mismo que constituye la consciencia no es racional,sino sensorial. En esta noción --estar consciente, ~er consciente de algo,perder la consciencia- es imposible disociar la mente del cuerpo, pues laconsciencia, así entendida, opera corno los sentidos, en un cuerpo vivoque se experimenta como tal y remite necesanamente al orden sensorial.La tarea de la subjetividad contemporánea impone al sujeto la necesidadde definirse con respecto a sí mismo, al hecho de que saberse es sentirse.Yen ello quedan comprometidos consciencia, sentido y sensación. Elorga-nismo humano es posible por cuanto se relaciona mediante la consciencia('onsigo mismo y funda allí su yo. Como lo subraya Morin, en el si, en laentidad corporal "están incluidos el yo y el mí" (Morin 1994; 74). La idea deconsciencia ha pasado entonces de designar un saber compa.rtido a nom-brar el saber sobre si mismo.

El sujeto moderno, frente a la tarea de definirse con respecto a su natu-raleza -su sensibilidad- debe ser fiel a sí mismo. Esa construcción esposible siempre que el individuo sea consciente de sí mismo, SE' remita asus propias sensaciones y percepciones. Enfrentado al agotamlento desistemas trinitarios o duales para comprenderse. se vuelca sobre si mismoy en esa tarea lo afectan fuerzas sociales y politices, sa.beres y prácticas,que intervienen su tarea autoreferencial.

La esencia del sujeto contemponineo es por tanto .flotante'y fiucluante.L9 consciencia no puede f~arse a una entidad cuya esencia es la transfor-mación, de manera que en el intento de serle fiel a tal naturaleza. no tieneotra posibilidad que pendular entre el cuerpo y el yo, e intentar constituiruna unidad a traves de intervenciones estéticas. Debe entonces, estilizarel cuerpo para adecuarlo a la autoerotizaóón (ButJcr 2000). El trabajo deautorreguladón vira decididamente hacia el cuerpo, 0('1'0 ahora. [as tecno-logias de la vida, que en este caso provee la medicina estetica, son uno delos principales instrumentos disponibles para intentar equilibrar al sujeto.El incontenible avance de estas tecnologías impide sin embargo el sosiego,por 10cual, aún bajo tos imperativos cstésicos, prima el fundamento biopo-litico legado por el régimen moderno. El modelarlo del yo en el quc el cuer-po intervenido adquiere un papel central, pro\'Íene de un efecto de simula-ción inevitable, en tahto la medicina estética ofrece servicios en los queuna imagen real es imposible y se simula un proceso <,'omoel de envejecercon naturalidad y armonia, en el cual lo que se en tiende por natural ybello proviene de los cánones de la estética clásica y de la constitución tar-domoderna de lo joven.

65

Page 14: Martin Barbero-Jesus- -Debates-Sobre-El-Sujeto.pdf

¿CUERPO O CORPORALIDAD?

Habida cuenta de la gran compenetración que la condición estesica delrégimen postmoderno ha cbnsegllido entre el yo y el cuerpo, pero tambiéndel hecho de que este proceso ocurre bajo efectos del biopoder, la nociónde corporalidad cobra particular importancia para comprender la situacióndel sUjeto contemporáneo, de su subjetividad en relación con el cuerpo.La necesidad, que muchos autores contemporáneos subrayan, de intro-

ducir la noción de corporalidad, proviene de la aparente imposibilidad deencontrar en ia sola idea de cur-rpo la salida a los regimenes duales defuerte arraigo en la tradición de pensamiento occidental. El cuerpo seguiríaestando mRrcado por una materialidad inerte y conceptualmente sólo funge('0010 operador lingüístico para poner de manifiesto la escisión que carac-tenza la antropologia de la modernidad, en cuya epistemología el cuerpoes sustancia fisica --.soma, res extensa-- sujeta a reglas que examinan ydetermlllan 18sciencias exactas'y las disciplinas biomédicas. En la palabracuerpo sólo podríamos reconocer, pese a todos lo esfuerzos, las dimensio-nes fisicas, somáticas del cuerpo, aquellas producidas por conocimientosexpertOs como la física, la qUimica, la fisiolog~a, la anatomía y la biología,y ~.llYOprincipal fuente de saber son el cadaver y la materia inerte.Corporalidad es un termino capaz de aprehender la experiencia corporal,

la condición corpórea de la vida, que inmiscuye dimensiones emocionalesy, en general, a la persona, así como considerar los componentes psíquicos,sociales o simbólicos; en ella habitan las esferas personal, social y simbó-lica, a saber, el cuerpo vivo y vivido. La corporalidad remite a la dimensióndel cuerpo en la que se realiza la vida corporal, más allá de sus cualidadespuramente orgánicas, por cuanto le permite al ser humano ser conscientede ella a traves de la cenestesia y, luego, establecer vínculos emocionalesmediante el cuerpo. Por su parte, la sociologia contemporánea destaca coneste concepto la medida en que la construcción social del cuerpo determi-na la percepción social de su forma fisica, es decir, la experiencia social delcuerpo. A la vez, la experiencia y la percepción individuales del cuerpo seforjan en consonancia con categorías sociales, resultado de lo cual es lapreservación de una forma particular de organización social (Douglas 1970y Bourdieu 1977). El termino corporalidad se ha acuñado en la SOciología'..'on la Intención de poner de manifiesto el carácter estrictamente social delcuerpo. En él, la aparente natuf81idad que le confiere su esencia malerial,es decir, animal, proviene en realidad de las prácticas que este realiza y lainvestidura que ello le otorga (in*colpo-raj. En estas dimensiones se ad*viene clar~menrf'. ~aintervención de determinadas percepciones sociales y0:>:1 resultado de $U aCCión en cuanto hecho fundamental para el ordf'na-miento Simbólicoy social. Así, el conceplo sociológico de corporalidad hacet'xplíeito que la corpon'llidad es 1" historia misma del orden (Falk 1994).

66

•• b

•La corporalidad definida como experiencia del cuerpo o vivencia fenome-nológica deviene una categoria intrínseca a la antropología contemporánea(López-Tbot 1974; 16) que, pese a eIJo, no tiene cabida en las perspectivaspsico-corporales que insisten en el carácter unitario del cuerpo, del cualse. deriva una visión bio-psicológica del ser humano.l En estas disciplinas,la corporalidad designa exclusivamente la percepción individual del Cuer-po, posíble por un atributo del mismo cuerpo, el sentido de la cenestesia.La cenestesia, corno todos los sentidos, se distíngue de los órganos, porquesólo pueden usarse en vida. La vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfatosólo son posibles para el ser humano vivo; con su uso, se hace a una pri-mera subjetividad, aquella que le confirma su propia existencia, asimiladaaquí, especialmente por intermedio de la cenestesia, a la experiencia delcuerpo, esto es, a la consciencia corporal de la existencia del propio cuer-po y, por tanto, del individuo. En esta constatación confluyen el esquemacorporal que reconoce la neurologia y la experiencia del cuerpo que proveela cenestesia.

Tal vez, más que cualquier otra cosa, el término corporalidad pone depresente el cuello de botella que surge si se piensan el ser humano y suexistencia exentos de su condición corporal y la medida en que dicho carác-ter prefigura toda antropología. Es imposible para el ser humano sustraerse,siquiera Como ejercicio racional, de su corporalidad, pues este mismo ejer-cicio, en la forma que lo conocemos, es factible gracias a que disponemosdel cuerpo (Lyotard 1989). Incluir el concepto de Corporalidad en el léxicocontemporáneo de las disciplinas humanas y sociales desplaza a primerplano el rasgo relacional del término, al que subyace la noción de excentri-cidad y, con ella, el carácter reflexivo primario de todo orden antropológicoILevy 1993: 2).

Lo que busca destacar el concepto de corporalidad es que se tiene uncuerpo, se reconoce que se lo tiene y entonces se es un cuerpo; en Conse-cuencia, esta consciencia establece una relación especifica Con el cuerpoque invita a adoptar una posición respecto a él que haga imposible excluirlo.En las disciplinas interesadas en el canicter bio-psicológico del sujeto, lapalabra corporalidad busca transmitir Jo que en la palabra alemana Leib,por ejemplo, hay de percepción individual y experiencia del propio cuerpo,a diferencia de aquel cuerpo que en inglés, por ejemplo, designa al cadáver(cmps<j.

El galimatias que pjl.oduce el uso de la noción de corporalidad sólo esexplicable en términos históricos; proviene, por un lado, de la escisión epis-temológica del ser y el tener un cuerpo, y por otro de la escisión ontológicadel cuerpo y el alma. Ambas son fundamento de la modernidad. Por otra

Algunas dl' las tendencias bio-psicológicas y bio-psico.sodales en boga pueden consultarseen: Alsenson Kogan (l9B1); Bernard (1976) (tr.1985); Denis (l9731 (tr. 1980); Gentis(l980) (tr. 1981). Kesselman (1989); Le Du (l976) (tr.l 981J y Picard (1983) (tr.1986).

67

Page 15: Martin Barbero-Jesus- -Debates-Sobre-El-Sujeto.pdf

f:•(!. ~f¡.úTi'1(;

1\It

1:1:,

"'~!'\

1"1,

•,1

i1

1

" :1.1

I

!!l1'1I:!!

:\i:¡'!:1

IJ;¡, :~

parte, a través de la incorporación de principios psicoanalítico s H18nociónde cuerpo, se invita a superar la escisión con una noción de individuo quelo define desde una concepción antropológica integral, que desde una a!1-tropologia compleja reconoce la dimensión corporal de la vida humana y lamedida en que ésta, a la vez que supone resolver necesidades básicas, nosustrae tal hecho de la gestión social y cultural.

La corporalidad es un concepto al que recurre entonces la sociologíapara subrayar el contenido social del cuerpo, para hacer comprender unadimensión del cuerpo mas compleja donde bullen las percepciones, lasensitividad, las emociones y la sensibilidad en tanto producto social y con-dición de posibilidad del sujeto.

Se impone reconocer que, pese a la buena intención, el recurso es falaz,o cuando menos no deja de ser una argucia académica. Aceptarla supone,entonces, acordar que el término cuerpo corresponde al orden materialdel régimen ilustrado y moderno, aquél definido y explicado por la quimi-ca, la fisica y una suerte de medicina exclusivamente atenta a fenómenosfisiológicos Y rasgos anatómicos -más limitada aún que aquella de cuyosconsultorios desertan en la actualidad los pacientes en busca de compren-siones integrales- y, de la que necesariamente se excluirían procesos depercepción sensorial y otros que ocupan actualmente a las neurociencias,porque ya caeríamos en el terreno de lo vivencial para lo cual se requeri-rían disciplinas no del cuerpo sino de la corporalidad. Acaso a esto leapuntan muchas de las medicinas alternativas que fuerzan a la medicinaacadémica a ocuparse de ese caracter contenido en el término corporalidad.

Es conocido hace mas de un siglo en el saber occidental sobre el cuerpo,que éste no tiene sus límites en lo que disciplinas que gozan del prestigiodel rigor científico pueden describir y explicar respecto suyo. Hoy compren-demos que este sesgo ha sido legado por las disciplinas académicas mo-dernas empecinadas en producir realidades independientes que respondencada una a su propia y limitada capacidad ana1itica. No es osado dedr quesabemos que nuestro vocablo cuerpo, lo mismo que comprende fenómenostérmicos, eléctricos, magnéticos, químicos) bioquímicos o genéticos incluyelos sensoriales, afectivos y cognoscitivos. ninguno de los cuales es concebibletal como lo comprendemos por fuera de 10 que denominamos cuerpo. Asílas cosas, cabe insistir en la redundancia implicita en el término corpora-lidad, concepto del que, sin embargo, vale destacar el esfuerzo que encierrapor robustecer el estatus vivencia! del cuerpo y el hecho de que por éldisponemos de la noción actual de subjetividad. A esta condición apelanprecisamente la intervenciones estéticas para fundar su necesidad en unacondición antropológica nueva para ella, en tanto apunta a un bienestarde origen estético. En este sentido es posible formular no solamente unaética política como:

68

T

Wayr; m which the ethos of human t'xistence -the scntimeLlts, mornl nature orguiding beliefs of persoos, groups, or institutions- llave come to prO\ide the 'medium'within which the sc1f-government of lhe autonomous individual can be conoe<'tedup with the imperatives of gaad government. In ethopolitics. life itsclf, as i! is Ii\'ed inits everyday manifestations, is the abject of adjudication. {Rast"2001: IBI.

Una estética-politica, en la cual, a más del disciplinamiento anátomo-político, el control biopolítico y el autogobierno ctico-polilico de una indivi-dualidad somática, el sujeto busca armonizar su condición corporal y elautomodelado del yo. Las intervenciones estéticas pueden entonces consi-derarse una especialidad cuyo campo de acción es la corporalidad.

SUBJETIVIDAD y ESTÉTICO-POLÍTICA

Hasta este punto he procurado construir un marco interpretativo para elsobrecogedor auge de las intervenciones estéticas y de su sentido para lasubjetividad individual, así como de su pertinencia simbólica. No obstante,los asuntos tan explícitamente esteticos, tan imbuidos en las formas másbanales y politicamente censurables del consumo y el sometimiento a susimperativos y modelos, dan pábulo a la sospecha intelectual. Frente a losacucian tes problemas sociales y las flagrantes injusticias y desigualdadesque ocupan al pensamiento social, quienes se someten a procedimientosestéticos, a menudo en silencio y secreto, son abierta o soterradamente ccn~surados y llevan consigo la vergüenza que roe n quien se preocupa excesi-vamente de su apariencia, de su carne y de un bienestar politica y morrl1.mente cuestionable. Algo de esta censura puede salpicar n quien se ocupade ellos y busca acaso elevarlos a la categoría de fenómenos susceptiblesde analisis juiciosos.

¿Cómo entender estos fenómenos que en l&rminos económicos repre-sentan uno de los más importantes rubros para las poderosas economíasmédicas, farmacéuticas y cosmetológicas? ¿Es posible y tiene sentido ofre~cer, más allá de una explicación acerca de su valor para la subjetividadindividual, un esbozo de lo que este fcnómeno de masas ofrece como rccursopara la comprensión de las sociedades y las subjetividades cont.cmpl~rá.neas? ¿Cómo darle una perspectiva critica y revestir este asunto de fOrmé\que lo haga apto y dígno del debate académico? Los esfuerzos se alineanprincipalmente en dos grupos: aquellos que desde la estética formulanexplicaciones sobre lb importancia del cuerpo para la comprensión de fenó-menos modernos y actuales y, los feministas. en general bastante críticosrespecto del carácter ideológico de las intervenciones estelicas y de susmecanismos para cooptar la voluntad femenino, que, pes(' a lodo, es conmucho la principal victima de los embates estetiristns.

Desde mi punto de vü;ta, que reconoce la utilidad y la validez dI" buenaparte de los argumentos que ambas orientaciones esgrimen, encuentroqu(' las intervenciones estéticas son uno mas de I!)s fr~lÓlllCnO':i biopoliticus

69

"

Page 16: Martin Barbero-Jesus- -Debates-Sobre-El-Sujeto.pdf

rla.:

"..,\t1¡f1

ff'kti

t6n!1

~..,;

\I~

I~.

IrL~

propios del mundo moderno)', en especial, dt'¡ tinte particular que estosfenómenos mu~stran desde cuando la discusión sobre la vida se ha am-pliado hasta considerar aspectos que obligan a revisar las categorías conlas que se han analizado en las últimas décadas estos asuntos. Es claroque allí no sólo tienen cabida los procedimientos estéticos a los que me hevemdo refiriendo. Mayor atención reciben en la actualidad las intervencio-nes genéticas, la bioingeniería o las discusiones sobre los cyborgs y lacomprensión y uso actuales de la naturaleza. En este marco vale la penainsinuar cuando menos algunos de los aspectos que están por discutir:

l. Las formas actuales del biopoder se diferencian de las formas de go~lJierno de la vida. propias de la moderni.dad, en primer lugar, porque noestan atadas a la constitución y el fortalecimiento del Estado-nación.

2. Si bien se fundan en los avances logrados por la anátomo y la bio~politica, lo que ha cambiado entretanto es la noción misma de la vida. Lavida que se controla no se agota en las definiciones de las modernas cienciasexactas y naturales. La biología particularmente, pugna por una amplísi-ma definición de la vida que engloba prácticamente todos los procesos,incluidos los mentales y afectivos. En este sentido, Hardt y Negri señalancon mucho aClerto, entre los tres lipos de trabajo inmaterial propios de lapnsmodernización de l8 cconomia, el trabajo en el modo corporal "queimplica producción y manipulación de afectos" y supone contacto huma-no virtual o real. Creo que esta de mas sobre insistir en la coincidencia deltrabajO estético sobre la corporalidad con esta definición.

3. En cuanto las formas de disciplinamiento y control no responden anecesidades nacionales, no es el estado su agente; 10 son saberes exper~tos, especialidades de circulación global (genética, cirugía, clonación), queno se someten a lecturas locales ni se ajustan a necesidades nacionales.No hay una apropiación nacional de estas modalidades del biopoder como,se las vio en las álgidas reilllerpretacíones caractcristicas de los procesoslk colonízaClón interna en todos los estados-nación que adoptafCll1 ctisposi-r:vns ¡:omo la higiene, la psiqlJiatria, la reclusión de anormales o la escuela\. qUf'. aun hoy ocupan a los funcionarios de los aparatos nacionales de~alud y bienestar, quienes t<l.mbiénadecúan políticas sociales globales como:dS ele genero, infancia o raza a las condiciones y necesidades nacionales ylocales. Las tecnologías contemporáneas con las que opera la biopolítica"c;e bajan" directamente de la red global.

4. La acción de la biopolitica posmoderna no se ejerce a través de unaparato como el social, ni a traves de la escuela, el establecimiento psiquiá.trico. el medico o el fabril. como solemos comprender el funcionamientoeH biopodt'r moderno. Aqui hay Ul18. relación a traves del experto, llámese.IH~dico,genetista, patólogo, cirujano, estilista, con un conocimiento espe-cializadu que no tiene en general anclajes nacionales. Esto permite quedf:sC'uel1enlos cirujanos plasticos brasileros o colombianos, lo mismo que

)0

~

•grupos de investigación genética del tercer mundo que no tendrían opor-tunidad en el ordenamiento geopolitico moderno.

5. Se establece una disponibilidad permanente a exponer el cuerpo aintelvenciones: estéticas, intercambio de órganos, fertilizaciones, engendra-mientos, alquiler de vientres, criogénesis, clonaciones, producción de ór-ganos. Si en el régimen biopolítico moderno se naturalizaron la mediciónconstante del cuerpo y su rendimiento en aras de diversas formas de pro-ductividad y acumulación de capital, la auscultación anatómica de alcancemoral, si nos familiarizamos con los anáJisis de laboratorio, con las anaro-nesis, al punto de echarlas de menos en los servicios actuales de medicinahiperespecializada, el biopoder posmoderno, la ético-politica de la vidanos enfrenta a ser interpretados directamente de nuestro código, a la clona-ción quirúrgica de la apariencia (de hecho, buena parte de las intervencio-nes no se hacen bajo el auspicio de la belleza, como del de la homogeniza-ción), a disponer de y ser dispuestos como bancos de información genética,de órganos, de sangre, de médula, y en poco tiempo de memoria y de cono-cimientos. Creo que, ante todo, nos vamos familiarizando con esta perma-nente disponibilidad. El ejercicio de las intervenciones estéticas nos vaacostumbrando de la misma forma como en otros momentos asimilamoslos preceptos higiénicos, las vacunas y las intervenciones quirúrgicas quetambien alteraron el cuerpo, pero ese otro cuerpo, ajeno a la corporalidad,en el que no habitaba nuestro yo. Ahora que nuestra naturaleza residebien en los genes, bien en la subjetividad, las intervenciones estéticas afec-tan el nacedero mismo de la subjetividad. Claro, en el caso particular delas intervenciones estéticas, no es casual que el hombre proponga y lamujer se disponga.

BlBLIOGRAFIA

AISEN SON KOGAN, A., (1981), Cuerpo y persona:filosofia y psicologia delcuerpo viu/do, México, F'CE.

I3ERNARD, M., (1976}. Elcuerpo, Barcelona, Paidós, 1985.BOURDIEU, P., (1977), "Remarques provisoires sur la perception sociale

du corps", en Actes de la Recherche en Sciences Sociales, N° 14, pp. 51-54.

BUTLER, J., (2000¡,""Agencies of S!yle for a Liminal Subject", en WithoutGuarantees. In Honour o/ Suart Hal4 Londres-Nueva York, Verso, pp.30-37.

DENlS, D., (1973), El cuerpo enseñado, Barcelona, Paidós, 1980.DOUGLAS, M., (1978), Símbolos naturales. Exploraciones en cosmología,

Madrid, Alianza.FALK, P., (1994), The Consuming Body, Londres-Thousand Oaks-Nueva

Delhi, Sage.

71

Page 17: Martin Barbero-Jesus- -Debates-Sobre-El-Sujeto.pdf

! .

_:~

,,:~

William Fernando Torres S,

ENTRE EL ESTIGMA Y LA MELANCoLfAPistas sobre subjetividades',contemporáneas-en la Región

Surcolombianal

Este trabajo presenfa primeros resultado!! de la inve"tigAción ."Procesos_culturales. vconstrucción de subjetividades ei11a Re'gion Surcóloinb¡O:na~, au-spiciado por el Minist;.rio de Cultura, y en el que participa como coinvestigadora Hilda Soledad Pachón Fnrias,Asumimos aquí como la zona oriental de la Región SurcolombiAlUda comprendida por el.''''':,Departamento del Huila, el noroccidcnte del Cauea, el occidente del Caqueta y el nortedel Medio Putumayo, puesto que sus territorios cuentan con unos procesos socialescomunes desde mediados del siglo anterior, per:ceptibles afinidades culturales, una si-tuación de periferia excluida y una reciente integración vial.Estas afirmaciones se basan en el nnitlisis ele In bibliogralin patrimonial sobre la Regiónque estamos construyendo para el Centro de DOcumentación de la Fncultad de CienciasSociales y Humanas de la Universidad Surcolombiana,

73

Sobre los territorios y culturas que integran la zona.oriental de la llamadaRegión Surcolombiana existen hoy estudios que caracterizan algunas desus comunidades o abordan dinámicas cconóm.icas, connictos politicos ycatástrofes sociales.2 Sin embargo, no encontramos muchos trabajos queexaminen cómo los habitantes se conciben a si mismos en el conjunto delterritorio referido.3 Por esta causa, en las páginas que siguen, queremosexplorar la constitución de las subjetividades que se han ido dando a111durante las dos últimas décadas del siglo xx,

En un trabajo anterior que se ocupaba de tejidos comunicativos, memo-rias e imaginarios de futuro en Nciva,Florencia, Mocan, Pi.taJitoy La Plata,señalábamos que el territorio bajo sus influencias no sólo estaba atravesadopor la guerra -como es de conocimiento común para Jos colombianos-sino que presentaba un panorama desolador: abandono estatal, altos ín-dices de desplazamiento, desemple'o, corrupción administrativa, dcteriorodel medio ambiente, violación de derechos humanos, problemas de saludmental, suicidios, homicidios y anuncios de la compulsión ,consumista(Torresy otros, 2003). En este contexto, resulta ent.oncespertinente pregun-tarse cómo hacen sus habitantes -en medio del ataque a su confianzabásica y el riesgo de sufrir atentados contra su integridad~ para construirse

.~ '.=

~,

j,j'~

,ii•~íH,'ll:~¡-,-¡

,~~

~

i,t,~l

;1"

~ji

~

:~:

Ji

r-~

.~.f.~t¡f.,'1'ti,1;~i}'"

"",t;;'--

-==,~::

-:~r;

-,:.:=--'~"""'-i':':i:,'"""

72

~'"

GENTIS,R., (1980), Lecciones del cu.erpo: ensayo crítico sobre las nuevasterapias corporales, Barcelona, Gedisa, 1981.

HARDT,M, YNEGRI, A., (2002), Imperio, Buenos Aires, Paidós.KESSELMAN,S" (1989), Elpensamiento corporal, Buenos Aires, Paidós,LEVY, D. J.; (1993), The Measure o/ Man. /ncursions in Philosophical and

PoliticalAnthropology, St. Alban, Claridge Press,LE DU, J., (1976). El cuerpo hablado:psicoanálisis de la expresión copo-

ral, Barcelona, Paidós, 1981.LOPEZ-180R,J, J. y LOPEZ-IBOR ALlÑO, J. J., (1974), El cuerpoy la

corporalidad, Madrid, Gredos~~ 'T • ~ • -'"

LYOTARD,J. F" (1989), "Ob man ohne Karper denken kann", en DasInhumane: Plaudereien über die Zeit, Viena, Passagen, pp. 23-49.

MAFFESOLI;M., (1997), Elogio de la razón sensible. Una visión intuitivadel mundo contemporáneo, Barcelona, Paidós, pp. 217-270,

MORIN,E., (1998),"Lanoción de sujeto", en Nuevos paradigmas, cultura ysubjetiVidad, Buenos Aires, Paidós, pp. 67-85.

PEDRAZA,Zandra, (1999), En cuerpo y alma. Visiones del progreso y de lafelicidad, Bogotá, Universidad de los Andes.

PICARD,D., (1983), Del código al deseo: el cuerpo en la relación social,BuenosAires,Paidós. 1986.

PRIEST,S., (1994), Teorias yfilosojias de liz-rnente, Madrid, Cátedra.ROSE,N., (2001), "The Politics of Life Itself', eRoTheory, Cultilre and Society,

W 18(6), pp. 1-30. .STONE,A. R., (1996), "Sistemas virtuales", en Incorporaciones, Madrid,

Cátedra, pp. 511-532,WELSCH,W.,(1996),"AestheticizationProcesses. Phenomena, Distinctions

and Prospects", en Theory, Culture & Society, WI3(1), pp. 1-24,

l' ,t., ~~ "', r

":--,

1, ::: : ~ljl~i~:'1 "~h,,!t:.

':1' ::1'.",:'.'f~'',.~,.~:~,-fr "1':' i°''1''''1'l'li'" ',' '1, .

1:1 :1 ';"

~',IIJ.':l'l~

J!; ,,;~::'~::'~;~!Ii;':¡."I!ifI'!f :'¡II,.\';t" "1":F. 1,: ," ¡'l~

". ',,',

j ~ 'i ~,:,;:: ",:!ifl:;;(¡¡1, !'¡"'il".

1,,' .',,1 l'.'1 " ~i',I,"

, '. ',1" '11'I j, 1,,:,: V"

1,1: ¡:~:i,!I:I ' ,.'W¡J;

i :1, ::,:,,/:,1[! ,\:¡I:: i

"1' ¡:,':',

'¡'I.III:lil:'\'.)1,1'1 ".

!" :}

"i!1

,1,' .11: '1'!,,'

I~,;, "..~,j'''"'Hi¡''rt",~~~

1

1:1 fi I ').'::J,,' 1,1", ~

1': ; 'l~,i ','

~i:;I~~~~\'~,1".'"

hl,

1".

1

,:'.', "'/'

" l',l"~j:! ' • j.I¡,!ir;

" H

1"'1'-:':""' ,l.",!," 'I~;'~.I:l-~,..¡,.t:.; ; ~

",,' :z, ¡t~1.it;1: :b~:jr,¡

o.

,,:,

'l

;p=~'r

¡

Page 18: Martin Barbero-Jesus- -Debates-Sobre-El-Sujeto.pdf

:11

11

11"

-.

,0::;-

-'