mariología

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 Síntesis Teológica Mariología 7. MARIOLOGÍA 7.1. María en el Nuevo Testamento En el primer kerigma cristiano, centrado en la figura de Jesús, no aparece la figura de María. Siguiendo la tradición judía veterotestamentaria, Jesús se rodeó de un grupo de discípulos, que son los testigos que Dios había escogido para la formación de la “nueva familia”. Ni María, ni las otras mujeres pertenecen a ese grupo de personas depositarias de la propagación de la Nueva Buena. La Virgen no desempeña papel directivo alguno en la nueva comunidad ni posee especiales funciones. Aparece citada explíci tamente una sola vez en la narración de los primeros pasos de la Iglesia nacient e, cuando san Lucas atestigua que los discípulos del Señor, después de la Ascensión, “perseveraba n en la oración con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres, de maría, la madre de Jesús y sus hermanos”. (Hch 1,14). El papel importante que desempeña la madre de Jesús en la tradición cristiana quedó esbozado desde la revelación escrituraria. Si la primera generación cristiana centró su interés en el misterio de Jesús, desde su bautismo hasta Pascua (Hch 1,22; 10,37ss; 13,24ss), fue porque debía responder a lo más urgente de la misión apostólica. Era normal que los relatos sobre la infancia de Jesús aparecieran sólo tardíamente; Marcos los ignora, contentándo se con mencionar sólo dos veces ala madre de Jesús (Mc 3,31-35; 6,3). Mateo los conoce, pero los centra en José, el descendiente de David que recibe los mensajes celestial es (Mt 1,20s; 2,13.20.22) y da el nombre de Jesús al hijo de la Virgen (1,18-25). Con Lucas sale María a plena luz; ella tiene en los orígenes del Evangelio el primer papel con una verdadera personalidad; en los orígenes de la Iglesia ella toma parte con los discípulos en la oración del Cenáculo (Hch 1,14). Finalmente Juan encuadra la vida de Jesús entre dos escenas mariales (Jn 2,1-12; 19,25ss): en Caná, como en el Calvario, define Jesús con autoridad la función de María, primero como creyente, luego como madre de sus discípulos 1 . 1 Léon-Dufour, Xavier (2001). Vacabulario de teología bíblica. Barcelona: Herder. Pág. 508. 149

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Síntesis TeológicaMariología

7. MARIOLOGÍA

7.1. María en el Nuevo Testamento

En el primer kerigma cristiano, centrado en la figura de Jesús, no aparece la

figura de María. Siguiendo la tradición judía veterotestamentaria, Jesús se rodeó de un

grupo de discípulos, que son los testigos que Dios había escogido para la formación de

la “nueva familia”. Ni María, ni las otras mujeres pertenecen a ese grupo de personas

depositarias de la propagación de la Nueva Buena. La Virgen no desempeña papel

directivo alguno en la nueva comunidad ni posee especiales funciones. Aparece citada

explícitamente una sola vez en la narración de los primeros pasos de la Iglesia naciente,

cuando san Lucas atestigua que los discípulos del Señor, después de la Ascensión,

“perseveraban en la oración con un mismo espíritu, en compañía de algunas mujeres, de

maría, la madre de Jesús y sus hermanos”. (Hch 1,14).

El papel importante que desempeña la madre de Jesús en la tradición cristiana

quedó esbozado desde la revelación escrituraria. Si la primera generación cristianacentró su interés en el misterio de Jesús, desde su bautismo hasta Pascua (Hch 1,22;

10,37ss; 13,24ss), fue porque debía responder a lo más urgente de la misión apostólica.

Era normal que los relatos sobre la infancia de Jesús aparecieran sólo tardíamente;

Marcos los ignora, contentándose con mencionar sólo dos veces ala madre de Jesús (Mc

3,31-35; 6,3). Mateo los conoce, pero los centra en José, el descendiente de David que

recibe los mensajes celestiales (Mt 1,20s; 2,13.20.22) y da el nombre de Jesús al hijo de

la Virgen (1,18-25). Con Lucas sale María a plena luz; ella tiene en los orígenes delEvangelio el primer papel con una verdadera personalidad; en los orígenes de la Iglesia

ella toma parte con los discípulos en la oración del Cenáculo (Hch 1,14). Finalmente

Juan encuadra la vida de Jesús entre dos escenas mariales (Jn 2,1-12; 19,25ss): en Caná,

como en el Calvario, define Jesús con autoridad la función de María, primero como

creyente, luego como madre de sus discípulos1.

1 Léon-Dufour, Xavier (2001). Vacabulario de teología bíblica. Barcelona: Herder. Pág. 508.

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Síntesis TeológicaMariología

En la carta a los Gálatas (4, 4-5) san Pablo muestra en los primeros capítulos sus

credenciales de apóstol, que son su vocación divina y su unión con Pedro, cabeza de laIglesia. Hace también una defensa de su doctrina, al manifestar que “Santiago, Cefas y

 Juan, que eran considerados columnas, nos tendieron la mano en señal de comunión a

mí y a Bernabé ”. (2,9). Después de recordar el episodio de Antioquía, donde recrimina

la actuación de Pedro, comienza la parte doctrinal, donde aborda la divergencia radical

entre la falsa justificación por las obras de la ley mosaica y la justificación por la fe. La

 justificación se apoya en las promesas hechas a Abraham y no en la Ley promulgada

430 años después. Este texto, que es fundamentalmente cristológico, contieneconsecuencias mariológicas muy interesantes; existen varias interpretaciones marianas

de esta perícopa, que pueden agruparse en dos:

a) Algunos mariólogos y exegetas han visto en estos versículos una declaración

sintética de la virginidad, de la maternidad divina y de la maternidad espiritual. En

efecto: es obvio que la mujer de la que nace Cristo es la Madre del Hijo preexistente

enviado del Padre al llegar la plenitud de los tiempos. La utilización del término

 genomenon (nacido) y no del genomenon (engendrado) expresa, según estos teólogos, laconcepción virginal, ya que “este Hijo nacido de una mujer, no obstante no fue

engendrado por un hombre, o sea, no tuvo padre carnal”.

  b) Otros estudiosos no son tan optimistas, Afirmando la maternidad divina

declarada en esta perícopa, no ven en ella una manifestación de la virginidad. Para éstos

 genomenon ek gynaikos ( Katun ex muliere) indica solamente la condición humana de

Cristo, pues se sabe que la expresión hebrea ’adam yelud ’issah (el ser humano nacido

de mujer), es común en el judaísmo. Además expresiones muy semejantes a ésta se

utilizan en el NT, y en la literatura judía del Qumram como giro semítico, par indicar 

simplemente el carácter humano. De aquí que no pueda obtenerse ninguna conclusión

rigurosa sobre la virginidad. La no explicación de la virginidad de María en esta

 perícopa, no la excluye; antes bien, según otros teólogos, este texto, por el género

adoptado, está abierto a afirmaciones complementarias que otros escritores

neotestamentarios pueden ofrecer del nacimiento de Cristo.

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Síntesis TeológicaMariología

7.2. María en los santos Padres

Los Padres de la Iglesia desde el siglo II en adelante hasta el VIII-IX se

comprometen a laboriosa actividad de dar a conocer el texto original y la interpretación

de la Palabra revelada y recibida frente a la necesidad de defender la doctrina y de

aclarar los contenidos cristianos con respecto a las distintas culturas religiosas de la

época. Norma primaria de la tradición es la Palabra de Dios que constituye y regula la

tradición de la fe en la Iglesia. La norma subordinada se centra en la vinculación entre la

tradición interpretativa y explicativa de la fe católica. La presencia continua de Cristo yde la asistencia del Espíritu Santo a la Iglesia le permitirá a los Padres de la Iglesia

mantener su indefectibilidad así como Cristo lo había anunciado (cf. Mt 16, 18).

Los primeros textos mariológicos que han llegado hasta nosotros se deben a San

Ignacio de Antioquía. Se trata de afirmaciones encaminadas a defender la realidad de la

Encarnación y la verdad de la carne de Cristo. La doctrina mariológica se encuentra

insertada en este contexto antidoceta: Cristo pertenece a la estirpe de David por nacer 

verdaderamente de María Virgen; fue verdaderamente concebido y engendrado por Santa María; esta concepción fue virginal, y esta virginidad pertenece a uno de esos

misterios ocultos en el silencio de Dios. Estas primeras afirmaciones en torno a la

verdad de Santa María aparecen ya como una incipiente reflexión teológica sobre las

afirmaciones marianas contenidas en la Sagrada Escritura2. 

En san Justino la reflexión mariana aparece remitida a Gen 3,15 y ligada al

 paralelismo antitético de Eva-María. Se trata de un paralelismo que servirá de hilo

conductor a l más rica y constante teología mariana de los Padres. En el  Diálogo conTrifón, Justino no insiste en la verdad de la naturaleza humana de Cristo y, en

consecuencia, en la realidad de la maternidad de Santa María sobre jesús y al igual que

san Ignacio de Antioquia recalca la verdad de la concepción virginal, e incorpora el

 paralelismo Eva-María a su argumentación teológica3.

2 Bastero de Eleizalde, Juan Luis (2004). María, Madre del Redentor (2ª edición). Pamplona: Eunsa. Pág.40.

3 Ibid. Pág. 41.

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Síntesis TeológicaMariología

Este paralelismo Eva-María que remite a Gen 3,15, no está, sin embargo, en

dependencia de la interpretación mariana que se de a este pasaje, sino que encuentra endependencia de la afirmación paulina contenida en Rom 5, concerniente al paralelismo

Adán-Cristo. En efecto, la forma en que san Justino aplica el paralelismo Eva-María,

implica la afirmación de una coherente economía divina de la salvación basada en la

capitalidad de Adán y Cristo y en la centralidad de cada uno en la obra que realiza.

En san Ireneo de Lyon el paralelismo Eva-maría adquiere su pleno desarrollo

teológico hasta el punto de que a su título de “padre de la teología católica” cabría

añadir el de primer mariólogo. A él se debe, además, el descubrimiento de la analogíaexistente entre María y la Iglesia. En un ambiente polémico contra los gnósticos y

docetas, Ireneo, al igual que san Ignacio y san Justino, insiste en la realidad corporal de

Cristo, y en la verdad de su generación en las entrañas de María, y hace de la

maternidad divina una de las bases se su Cristología y Soteriología: es la naturaleza

humana asumida por el hijo de Dios en el seno de María la que hace posible que la

muerte redentora de Jesús alcance a todo el género humano. La lucha de san Ireneo

contra los gnósticos le lleva a destacar el papel maternal de Santa María en su relacióncon el nuevo Adán y, en consecuencia le lleva a destacar el papel activo de la Virgen en

su cooperación con el Redentor 4.

En Occidente, el paralelismo Eva-María es utilizado por Tertuliano en un

contexto antignóstico. La cuestión que se plantea es si Cristo “tomó sustancia de la

matriz humana”. Y tras afirmar que convenía que el Verbo recibiese carne de una

virgen, ya que Adán había sido hecho de tierra virgen, prosigue: “La palabra del diablo

había entrado en Eva, edificando la muerte; la palabra (verbum) de Dios, edificador de

la vida, debía introducirse también en una virgen para que lo que había corrido hacia la

 perdición por el sexo (femenino), fuese devuelto a la vida por el mismo sexo. Eva había

creído a la serpiente; María creyó a Gabriel. El pecado que aquélla cometió al creer, ésta

lo corrigió creyendo”.

El paralelismo Eva-María se seguirá repitiendo en una maravillosa coincidencia

teológica a lo largo de toda la patrística. Las líneas fundamentales de este paralelismo

4 Ibid.

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Síntesis TeológicaMariología

son las ya esbozadas por san Justino y san Ireneo. Es a partir del siglo IV cuando la

verdad de la maternidad divina expresada sobre todo con el título de Theotokos, sedespliega mostrando toda su fuerza y toda su riqueza doctrinal. También en esta época

se despliega en todo su esplendor la piedad popular mariana hasta el punto de que

algunos mariólogos, al escribir la historia de la Mariología, hacen comenzar un nuevo

 período de la Mariología en el concilio de Éfeso, precisamente por el gran desarrollo de

las fiestas marianas que ha comenzado un poco antes y que alcanzará su apogeo después

de él5.

El título Theotokos aparece por primera vez en la oración Subtuum praesidium,que es la plegaria mariana más antigua conocida. El mismo título se utiliza en la

  profesión de fe de Alejandro de Alejandría contra Arrio. A partir de aquí cobra

universalidad y son muchos los santos Padres que se detienen a explicar la dimensión

teológica de esta verdad, hasta el punto de que el título de Madre de Dios se convierte

en el más usado a la hora de hablar de Santa María.

La descripción de los comienzos de la Mariología quedaría incompleta si no se

mencionase un tercer elemento básico en su elaboración: la firme convicción de laexcepcionalidad de la persona de Santa María y que se sintetiza en la afirmación de su

total santidad, de la  panaghia, de lo que se conoce con el calificativo de “privilegios”

marianos. Conviene destacar que junto al paralelismo Eva-María y en atención a la

relación de la virgen con Cristo, ya desde san Ignacio de Antioquia, en un plano más

discreto, pero no menos contundente, se va reafirmando la consideración de los

 privilegios marianos como algo perteneciente a la integridad de la fe6. 

La afirmación de la virginidad de Santa María, tanto ante Jartum como in partu,

se torna universal. Así, frente a las negaciones de Joviano, san Ambrosio, san Jerónimo

y san Agustín defienden la virginidad en el parto. Par san Gregorio de Nisa y para otros

Padres de esta época, la virginidad in partu es un signo específico de la encarnación del

Verbo. Metodio exalta a la “siempre virgen María”. San Efrén delinea los rasgos de la

virginidad de María y san Epifanio introduce en su símbolo de fe este título mariano. El

5 Ibid. Pág. 43.6 Ibid. Pág. 44.

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Síntesis TeológicaMariología

II concilio Ecuménico de Constantinopla recogió este título en su declaración

dogmática.San Ambrosio hace una apología de la Virgen, adornándola con todas las

virtudes y excluyendo de ella cualquier defecto. San Jerónimo relaciona la perfecta

santidad de María con la maternidad divina. Después de la definición dogmática de la

maternidad divina, la prerrogativa de la santidad plena se va consolidando y se

generaliza el título de “toda santa”. A partir del siglo VI, y en conexión con el

desarrollo de la afirmación de la maternidad divina y de la total santidad de Santa

María, se aprecia también un evidente desarrollo de la afirmación de las verdades y prerrogativas marianas7.

7.3. La perpetua Virginidad

Desde un punto de vista científico se entiende por virginidad la integridad

corporal de una persona que no ha tenido comercio sexual; desde una perspectiva

neotestamentaria, la virginidad comporta la entrega total de la persona, alma y cuerpo,mente y corazón a Jesucristo. Es un don brindado por el Señor, no impuesto (cf. Mt

19,11), que supone una llamada y una elección previas, que consagrada a la persona al

servicio de Dios. Esta donación completa de la persona comporta: 1) La virginidad del

cuerpo, elemento material de la virginidad, considerada como algo accidental o

secundario al hecho mismo de la virginidad. 2) La virginidad del alma, decisión

consciente y libre de pertenecer exclusivamente a Dios y aparta todo aquello que atenta

la castidad perfecta

8

.La doctrina católica sobre la virginidad de María incluye indiscutiblemente la

corporalidad. Paulo IV censura como contrarias a “los fundamentos de la fe”

  proposiciones de los unitarios, que “afirmaron, dogmatizaron o creyeron […] que

[nuestro Señor] no fue concebido del Espíritu Santo en el seno de la bienaventurada y

siempre virgen María, sino como los demás hombres de la semilla de José […] y que la

7 Ibid. Pág. 46.8 Ibid. Pág. 212.

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Síntesis TeológicaMariología

misma bienaventurada virgen María […] no perseveró siempre en la integridad de la

virginidad, es decir, antes del parto y perpetuamente después del parto”. Por tanto, loque la Iglesia enseña como verdad revelada sobre la virginidad de María es lo siguiente:

a) la absoluta y perpetua integridad corporal de la Virgen; b) su virginidad de alma, es

decir, la plena y exclusiva unión esponsal de su alma con el Señor. Por lo que María,

dice Pío IX, es más santa que la santidad y sola santa y purísima en el alma y ene l

cuerpo, que superó toda integridad y virginidad. Este dogma de la fe supone: 1.° que

María concibió milagrosamente y virginalmente por el poder omnipotente de Dios, por 

lo que Jesús no tuvo padre humano; 2.° que dio a luz sin perder su virginidad en elnacimiento de su Hijo; 3.° que María después del nacimiento de Cristo,  permaneció

virgen durante toda su vida terrestre9.

Los Padres más primitivos afirmaron en sus escritos la maternidad virginal de

María. Haciendo un resumen de la tradición eclesiástica hasta el año 200, se puede decir 

que la “concepción virginal activa fue considerada por la Iglesia como indiscutible

 patrimonio doctrinal y fue puesta al servicio de la defensa de la divinidad del Redentor”.

La virginidad de María se contiene también en todos los primitivos Símbolos de fe. Enel siglo VII debemos mencionar de manera especial a san Ildefonso de Toledo que se

distingue por su apasionada devoción a Santa María y por la eximia defensa de su

virginidad perpetua.

Según la tradición eclesial y la doctrina del Magisterio no basta admitir la sola

concepción virginal de Jesús, sino que también hay que profesar su virginidad

nacimiento. La Enseñanza de los Padres de la Iglesia dice que la permanencia de la

integridad corporal de María al dar a luz a Jesús no es algo meramente somático, sino

que considera como  signo de realidades sobrenaturales. Además la integridad física,

como constitutivo esencial de la virginidad , está explícitamente indicada en el canon

3°. Del Concilio Lateranense: “La siempre Virgen […] concibió así sin semen por obra

del Espíritu Santo […] e incorruptiblemente lo dio a luz permaneciendo ella aun

después del parto en su virginidad indisoluble”.

9 Ibid. Pág. 214.

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Síntesis TeológicaMariología

El Concilio Vaticano II, en la constitución   Lumen Pentium, ha reiterado la

misma doctrina: María “por su fe y obediencia engendró sobre la tierra al mismo Hijode Dios sin conocer varón, cubierta con la sombra del Espíritu Santo”; “y ene l

nacimiento, cuando la Madre de Dios, llena de gozo presentó a los pastores y a los

Magos a su Hijo primogénito, que, lejos de menoscabar, consagró su integridad

virginal”10.

La virginidad perpetua de María es un milagro obrado por Dios y un privilegio

concedido e íntimamente ligado al de la maternidad divina. Este dogma mariano se

explicita en tres grandes momentos: antes, en y después del parto. Virginidad antes del parto: Esto significa que María antes de concebir a Jesús no tuvo ningún comercio

carnal humano y, además, que concibió al Señor milagrosamente, esto es, sin concurso

de varón. La acción del germen viril fue suplida milagrosamente por Dios, "por obra del

Espíritu Santo". La virginidad en el parto: Esto significa que María dio a luz a su Hijo

 primogénito sin menoscabo de su integridad corporal y, además, que su parto fue sin

dolor alguno. A Ella no le alcanzó el castigo que Eva recibió: "parirás a tus hijos con

dolor" (Génesis 3,16). El parto, en consecuencia, fue milagroso y de carácter extraordinario. La virginidad después del parto: Esto significa que María, después de

dar a luz a su Hijo primogénito, virginalmente, permaneció siempre virgen hasta el final

de sus días en la tierra, sin tener contacto alguno de varón y, en consecuencia, sin

engendrar otros hijos.

7.4. La Inmaculada Concepción

La doctrina sobre la inmaculada concepción de Santa María, es el resultado de

un largo proceso en el que a lo largo de los siglos el pueblo cristiano primero y los

teólogos después han ido tomando una conciencia cada vez más clara. En los primeros

siglos del cristianismo, los Santos Padres no se propusieron el problema de la

Concepción Inmaculada de María. Pero la doctrina sobre el privilegio de María está

10 Ibid. Pág. 218-228.

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contenida, como el árbol en la semilla, en las enseñanzas de los mismos Padres al

contraponer la figura de María a la de Eva en relación con la caída y la reparación delgénero humano; al exaltar, con palabras sumamente encomiásticas, la pureza admirable

de la Virgen; y al tratar sobre la realidad de su maternidad divina. Tres principios de la

ciencia sobre María que dejaron firmísimamente sentados los primeros Doctores de la

Iglesia.

1.º   El principio de recapitulación: Con estas palabras: principio de

recapitulación, recirculación o reversión, es conocida la doctrina patrística sobre el

  plan divino de la salvación del género humano. A los antiguos Padres llamó poderosísimamente la atención, no menos que a nosotros, el bello vaticinio sobre la

Redención humana contenido en el Protoevangelio. Y habiendo escrito San Pablo que

Cristo es el nuevo Adán, completaron sin esfuerzo el paralelismo, contraponiendo María

a Eva. Apenas podrá hallarse un Santo Padre que no eche mano de este recurso al hablar 

de la Redención. Y es tan constante la doctrina, tan universal el principio, que no es

 posible no admitir que arranque de la misma tradición apostólica.

2.º  Exaltación de la pureza de María: Un coro unánime de voces proclama aMaría  purísima, sin mancha, la más sublime de las criaturas, etc. En esta universal

aclamación de la pureza de María ha de haber, necesariamente, un principio general que

la impulse. Los Santos Padres de la antigüedad no estaban mucho más informados que

nosotros sobre la vida de la Virgen. ¿Qué les mueve, pues, a afirmar con tanto énfasis,

con tanta seguridad, que María no admite comparación en su grandeza y elevación

moral con criatura alguna? Su divina Maternidad. Evidentemente, sus alabanzas

arrancan del principio que más tarde formuló San Anselmo: «La Madre de Dios debía

 brillar con pureza tal, cual no es posible imaginar mayor fuera de la de Dios». Ahora

  bien, para admitir su Concepción Inmaculada, caso de proponerse la pregunta, no

necesitaban cambiar de rumbo. Bastaba sacar las consecuencias del principio sentado y

admitido11.

A partir del siglo IV, la Iglesia occidental no corre parejas con la oriental en

  profesar la Concepción Inmaculada de María. La herejía nestoriana que atacó

11 Ibid. Pág. 233.

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directamente, única en la historia, la prerrogativa máxima de la Virgen, su divina

maternidad, y que iba extendiéndose en el siglo V, ofreció más frecuente ocasión y aunnecesidad de exaltar la soberana figura de la Bienaventurada Madre de Dios; al paso

que en Occidente, en esta misma época, el hereje Pelagio desfiguraba el concepto de

 pecado original y sus funestas consecuencias en los hombres, por lo que los Padres se

ven constreñidos a tratar antes de la universalidad del pecado que de la gloriosa

excepción que representa la Virgen.

En la Iglesia oriental encontramos el esforzado defensor de la maternidad divina

de María, San Cirilo, que escribe: “¿Cuándo se ha oído jamás que un arquitecto seedifique una casa y la deje ocupar por su enemigo?”. No se puede expresar más

claramente la idea de la Concepción Inmaculada. En el siglo VI, leemos en un himno

compuesto por San Jaime Nisibeno: “Si el Hijo de Dios hubiera encontrado en María

una mancha, un defecto cualquiera, sin duda se escogiera una madre exenta de toda

inmundicia”. Y a la santidad de María la califica de “Justicia jamás rota”. Y así en el

siglo VIII podemos leer estas palabras tan claras de San Juan Damasceno: “En este

 paraíso (María) no tuvo entrada la serpiente, por cuyas ansias de falsa divinidad hemossido asemejados a las bestias”. En los siglos IX y X se contornea aún con mayor 

claridad la Concepción sin mancha de María. San José el Himnógrafo: “Inmune de toda

mancha y caída, la única Inmaculada, sin mancha, sola sin mancha”, dice de la Virgen.

En la Iglesia occidental, el proceso hasta llegar a la confesión clara y paladina de

la Concepción Inmaculada de María resultó más lento debido a circunstancias

especiales que lo entorpecieron. Pero el concepto que los Santos Padres manifiestan

tener de la grandeza espiritual y moral de la excelsa Madre de Dios no desmerece ni

cede en nada al de los orientales. La admisión de una mancha en María hubiera

 producido en Occidente, al igual que en el Oriente, un escándalo entre los fieles, y

hubiera chocado con la idea que se profesaba sobre la santidad eximia de la

Bienaventurada Virgen. Y en efecto, de ello echó mano el hereje Pelagio para atacar a

su contrincante San Agustín, en la discusión sobre el pecado original que aquél

negaba12. 

12 Ibid. Pág. 240.

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Los siglos XIII y XIV son los del máximo esplendor de la ciencia divina llamada

Teología. Los que la cultivaron se llaman Escolásticos, y hubo varios centros deimportancia, entre los más ilustres, la Sorbona de París y la Universidad de Oxford, en

Inglaterra. Al comentar los Escolásticos el “Libro de las Sentencias” de Pedro

Lombardo, que les servía como de manual y guía para dar sus lecciones, se toparon con

la cuestión de la Concepción de María. Los Doctores de París se inclinaron por la

opinión maculista, y los de Oxford por la inmaculista, es decir, excluyeron a María de la

común caída del pecado de origen. La victoria quedó por éstos últimos, y concretamente

 por el Beato Escoto, su más alto exponente y representante.El Papa Pío IX, se decidió a dar el último paso para la suprema exaltación de la

Virgen, definiendo el dogma de su Concepción Inmaculada. Y el día 8 de diciembre de

1854, rodeado de la solemne corona de 92 Obispos, 54 Arzobispos, 43 Cardenales y de

una multitud ingentísima de pueblo, definía como dogma de fe el gran privilegio de la

Virgen: “La doctrina que enseña que la bienaventurada Virgen María fue preservada

inmune de toda mancha de pecado original en el primer instante de su Concepción por 

singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos deJesucristo, Salvador del género humano, es revelada por Dios, y por lo mismo debe

creerse firme y constantemente por todos los fieles”. Estas palabras, al parecer tan

sencillas y simples, están seleccionadas una por una y tienen resonancia de siglos. Son

eco, autorizado y definitivo, de la voz solista que cantaba el común sentir de la Iglesia

entre el fragor de las disputas de los teólogos de la Edad Media13.

7.5. La divina maternidad

El relato de la Anunciación en el Evangelio de San Lucas, contiene indicaciones

inequívocas acerca de quién sería el hijo que María concebiría en su seno: el Hijo del

Altísimo que reinaría sobre la casa de Jacob por los siglos, y su reino no tendría fin (Lc

1, 32 s), cuyo nombre sería Hijo de Dios. Lo mismo afirma el comienzo del Evangelio

13 Ibid. Pág. 249.

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de San Juan, donde al Hijo de Dios se da el nombre de Verbo de Dios (Jn 1, 1. 9. 14.

18). Jesucristo es, pues, el Hijo unigénito de Dios Padre, Dios como el Padre y elEspíritu Santo, eterno y todopoderoso en su naturaleza divina, y que en el tiempo toma

naturaleza humana en las purísimas entrañas de la Virgen María. María da al Hijo de

Dios la naturaleza humana, mediante la cual se realiza nuestra salvación. Cuando el

Hijo de Dios se hace hombre en el tiempo, en el seno de María, recibe el nombre de

Jesús, que significa Salvador. Jesús es, pues, verdadero Dios y verdadero hombre. Pero

el hombre verdadero que es Jesús no es una persona humana: la naturaleza humana de

Jesús pertenece al verbo de Dios, al Hijo de Dios, y por eso las acciones que realizaJesús en su naturaleza humana ( como comer, dormir, sufrir, morir), son acciones del

Hijo de Dios a través de la naturaleza humana tomada del seno de María 14.

El Hijo de Dios es creador, como el Padre y el Espíritu Santo, mediante su

naturaleza divina; el mismo Hijo de Dios es redentor, a través de su vida, muerte y

resurrección, mediante su naturaleza humana. Pero tanto las acciones que proceden de

la naturaleza divina, como las que se realizan a través de la naturaleza humana, son

acciones del Hijo de Dios, porque en Jesucristo no hay dos personas, sino una sola, ladivina y dos naturalezas: la divina y la humana. Esta explicación, enseñada en los seis

 primeros Concilios Ecuménicos, es necesaria para comprender en qué sentido se dice

que la Virgen María es la Madre de Dios. No en el sentido de que la Virgen de origen

a la naturaleza divina del Hijo de Dios, porque esa naturaleza es eterna y anterior a Ella,

sino en el sentido de que, quien proporciona al Hijo de Dios su naturaleza humana, es

Madre de Dios porque lo que sucede a esa naturaleza humana tiene como sujeto, como

“yo” a la única persona divina, la del Hijo o Verbo de Dios15.

En el fondo se trata aquí de la doctrina católica sobre Cristo. Si se afirmara que

en Cristo hay dos personas , divina y humana, ya no se podría decir que la Virgen es

Madre de Dios, ni que el Hijo de Dios se encarnó y murió por nosotros. Si se dijera que

la naturaleza humana de Cristo es una pura apariencia, tampoco podría decirse que

María es Madre verdadera de Dios, ni que el Hijo de Dios tomó carne humana. A fines

14 Ibid. Pág. 195.15 Ibid. Pág. 200.

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del siglo III y a comienzos del IV, se usa en la Iglesia el título de Theotokos, o sea

Madre de Dios: en el año 325, el obispo Alejandro de Alejandría constituye el primer testigo incuestionable de esta afirmación.

Va a ser el Concilio Ecuménico de Efeso (año 431), el que, reivindicando la

verdad católica sobre Cristo, va a enseñar al mismo tiempo la legitimidad del título de

Madre de Dios dado a María: “... Así (los Santos Padres) no dudaron en llamar a la

sagrada Virgen 'Deipara' ( en griego Theotokos = la que da a luz a Dios, o Madre de

Dios), no porque la naturaleza del verbo o su divinidad hubieran tomado el principio de

su nacimiento de la Santa Virgen, sino porque (el Verbo) obtuvo de Ella aquel sagradocuerpo perfeccionado por el alma, al cual está unido el verbo de Dios en persona, que

afirmamos que nació según la carne”. A esta enseñanza del concilio se agregaron los

anatemas de San Cirio de Alejandría, el primero de los cuales dice: “Si alguno no

confiesa que Dios es verdaderamente Emmanuel (o sea, Dios con nosotros) y que a

causa de esto la Santa Virgen (es) Madre de Dios, puesto engendró en la carne al que es

hecho carne, el Verbo de Dios; sea anatema”.

La maternidad divina, o sea, la afirmación de que María es verdaderamenteMadre de Dios, no es sólo un dato corporal o material. La Iglesia ha visto siempre en

esta maternidad una profunda adhesión de la Virgen al designio salvador de Dios, el

origen de la plenitud de gracias que el Señor le concedió para poder acoger dignamente

en su seno al Verbo de Dios, e incluso de la asociación de María a la tarea salvadora de

Jesús mediante la oración y la interseción. El hecho de que la Virgen es la Madre de

Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la razón profunda de por qué Ella es Madre de

la Iglesia; la Iglesia es el Cuerpo de Cristo.

Las fiestas litúrgicas del 1° de Enero, solemnidad de Santa maría, Madre de

Dios; del 25 de Marzo, solemnidad de la anunciación de la Santísima Virgen María; y

del 25 de Diciembre, solemnidad del nacimiento de Nuestro señor Jesucristo, se refieren

en forma expresa a la maternidad divina de María. En ellas la Iglesia celebra,

indisolublemente unidas, la Encarnación del Verbo de Dios y la divina maternidad de la

mujer en cuyo seno purísimo el Hijo de Dios tomó carne.

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7.6. La Asunción

La primera referencia oficial a la Asunción se halla en la liturgia oriental; en el

siglo IV se celebraba la fiesta de “ El Recuerdo de María” que conmemoraba la entrada

al cielo de la Virgen María y donde se hacía referencia a su asunción. Esta fiesta en el

siglo VI fue llamada la Dormitio (χοίμŋσις) o Dormición de María, donde se celebraba

la muerte, resurrección y asunción de María. El emperador bizantino Mauricio decretó

que la fiesta se celebrara el 15 de agosto en todo el imperio; conviene aclarar que sólo

fijó una fecha, no “inventó” la fiesta, ya que esta se celebraba desde antes. Otrotestimonio que evidencia la celebración la da San Gregorio de Tours quien en su obra

“ De Gloria Martityrum” señala que esta fiesta la celebraban en Jerusalén al final del

siglo VI16.

Debido a factores políticos y lingüísticos, ya que las relaciones con oriente eran

tensas y el griego no se dominaba todavía, la doctrina de la Asunción de María no fue

desarrollada sino hasta el siglo XII donde aparece el tratado Ad Interrogata, atribuido a

San Agustín, el cual aceptaba la asunción corporal de María. Santo Tomás de Aquino yotros grandes teólogos se declararon en su favor. Pío V en el siglo XVI al momento de

reformar el Breviario quitó las citas del "Seudo-Jerónimo" y las sustituyó por otras que

defendían la asunción corporal. Benedicto XIV señaló la doctrina de la asunción como

 pía y probable pero sin señalarla aún como dogma.

La influencia del libro llamado el Seudo-Jerónimo el cual ponía en duda si María

fue asunta al cielo con o sin su cuerpo (aunque manteniendo la creencia en su

incorrupción) hizo surgir la duda de si la asunción corporal estaba incluida en lacelebración de la fiesta. A esto se sumó otro libro que gozó de fama entre los conventos

y cabildos llamado el “Martirlogio” del monje Usuardo, el cual alababa la reserva de la

Iglesia de aquella época que prefiriría no saber "el lugar donde por mandato divino se

oculta este dignísimo templo del Espíritu Santo y nuestro señor el dios ".

En 1849 llegaron las primeras peticiones al Vaticano de parte de los obispos para

que la Asunción se declarara como doctrina de fe, estas peticiones aumentaron

16 Ibid. Pág. 251.

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conforme pasaron los años. Cuando el Papa Pío XII consultó al episcopado en 1946 por 

medio de la carta   Deiparae Virginis Mariae, la afirmación de que fuera declaradadogma fue casi unánime.

Así el 1 de noviembre de 1950 se publicó la bula Munificentissimus Deus en la

cual el Papa, basado en la Tradición de la Iglesia Católica, tomando en cuenta los

testimonios de la liturgia, la creencia de los fieles guiados por sus pastores, los

testimonios de los Padres y Doctores de la Iglesia y por el consenso de los obispos del

mundo como "Magisterio Viviente", declaraba como dogma de fe católica la doctrina de

la Asunción de la Virgen María: {{cita|Por eso, después que una y otra vez hemoselevado a Dios nuestras preces suplicantes e invocado la luz del Espíritu de Verdad,

 para gloria de Dios omnipotente que otorgó su particular benevolencia a la Virgen

María, para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la

muerte, para aumento de la gloria de la misma augusta Madre, y gozo y regocijo de toda

la Iglesia, por la autoridad de nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados

Apóstoles Pedro y Pablo y nuestra, proclamamos, declaramos y definimos ser dogma

divinamente revelado: Que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María,cumplido el curso de su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial 17.

7.7. El fundamento del culto a la Santísima Virgen María en la

LG, la Marialis cultus y la Redemptoris mater

7.7.1. Lumen Pentium

El capítulo VIII de la constitución dogmática Lumen Pentium trata sobre Maríacon el título de “La Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, en el misterio de

Cristo y de la Iglesia”. Versa este capítulo sobre la persona de la Virgen estrechamente

relacionada al plan divino de Cristo y el misterio de la Iglesia, cuerpo místico de Jesús.

El concilio Vaticano II puntualiza que la Virgen María fue predestinada para Madre de

Dios desde toda la eternidad juntamente con la encarnación del Verbo.

17 Ibid. Pág. 261.

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El numeral cincuenta y dos de este documento, haciendo una interpretación de la

Sagrada Escritura en relación con los escritos paulinos, nos dirá: “Queriendo Dios,infinitamente sabio y misericordioso, llevar a término la redención del mundo, por 

nosotros los hombres y por nuestra salvación descendió de los cielos y por obra del

Espíritu Santo se encarnó en María, este misterio se nos revela en la Iglesia a la que el

Señor constituyó como su cuerpo”18.

Al ser Madre de Cristo, la cabeza, lo es del cuerpo: la Iglesia. Por tanto, la

Iglesia le debe culto de modo particular. Culto memorativo de su presencia en el

misterio de la Iglesia. El concilio retoma significativamente Gálatas 4, 4-5 y losconcilios de Éfeso, Calcedonia y II de Constantinopla, destacan que esta maternidad es

 biológica y al mismo tiempo ha tenido lugar por la fe. Se trata de una maternidad que se

extiende desde la concepción y el parto hasta la crianza del niño y su acompañamiento

en el calvario, donde el fiat de la anunciación sigue resonando con una nueva

aceptación19.

La teología de la Lumen Pentium quiere destacar el papel que juega la Virgen

María en la economía de la salvación. Existe una realidad misteriosa en María , realidad por la que puede y debe llamarse Madre nuestra. Ella es verdaderamente Madre de

todos los miembros de Cristo por haber cooperado con los miembros e aquella cabeza.

Ella es su modelo u prototipo en la fe y caridad y a quien la Iglesia católica, enseñada

 por el Espíritu Santo, honra con filial afecto. Siendo ella. Madre de Dios, está adornada

con todas las gracias especiales de que el Señor quiso dotarla para que fuese “Digna

Madre de su Hijo Divino y la generosa cooperadora con Cristo en la obra de la

Redención”20.

El acento de ésta maternidad divina lo pone en los numerales 55-59, porque hace

el énfasis desde el anuncio profético en el AT hasta la Asunción de la Virgen María. Al

hablar de las sagradas escrituras se dirá. Los textos del AT y del NT manifiestan en

forma más clara el oficio de la Madre del Salvador en la economía de la salvación. En el

AT se prepara el advenimiento del Señor al mundo, en ellos se esboza proféticamente,

18 Concilio Ecuménico Vaticano II. Constitución dogmática Lumen Gentium nº. 52.19 Bastero de Eleizalde, Juan Luis (2004). Pág. 207.20 Orozco, Antonio. Madre de Dios y Madre Nuestra. Pag. 88.

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son leìdos en la Iglesia y entendidos con la luz de ulterior y más plena revelación

iluminan poco a poco y de forma más clara la figura de la mujer Madre del Redentor 21.La Virgen se encuentra asociada de un modo particular a la obra de su Hijo, dice

el concilio: “ La asociación de la Virgen a la obra redentora de su Hijo. Este oficio de

la Madre del salvador en la economía de la salvación lo muestra claramente la

Sagrada Escritura en el AT y NT y la venerable Tredición de la Iglesia ”. Más que

explorar el misterio de la corredención mariana, el concilio nos asegura la realidad y nos

asoma a u misteriosidad22.

7.2. Marialis cultus

El Papa Pablo VI, quien fue el que continuó del concilio Vaticano II a la muerte

del Papa Juan XXIII, tomando en cuenta lo señalado por el Vaticano II, sobre lo que

significa la persona de María en la vida de la Iglesia dice: “La Virgen María ocupa un

 puesto importante en el culto cristiano principalmente en la sagrada liturgia. Además de

un rico contenido doctrinal, posee una incomparable eficacia pastoral y un reconocidovalor de ejemplo para las diversas formas de culto. Ella juega un papel importante en la

vida de la iglesia en las diversas expresiones de veneración a la persona de la Madre del

Señor”23. En ella se encuentran ciertas virtudes que la identifican; la iglesia centra su

atención en las características de la Virgen madre, orante, oferente. Un tiempo fuerte

que vive la Iglesia en el que vemos presente en las celebraciones litúrgicas, la figura

maternal de María es el Adviento y la Navidad: “ La solemnidad de la Inmaculada

Concepción de María es una preparación a la vida del Salvador, se hace resonar la

 figura profètica sobre la Virgen María. El adviento Advierte el considerar a aquella

que esperó con inefable amor de mare y el tiempo de Navidad que se prolonga en una

larga memoria dela maernidad divina virgnal salvífica de Aquella, cuya virginidad 

intacta dio a este mundo un Salvador; efectivamente, La Iglesia al celebrar la

21 Concilio Ecuménico Vaticano II, Lumen Gentium nº. 55.22 Lamera, Marceliano (1967). María, Madre de Cristo y de la Iglesia. España: Selección OPE 3. Pág. 22.23 Pablo VI (1974). Exhortación Apostólica Marialis Cultus. Vaticano: Ediciones Typo Políglotas

Vaticano. nº1.

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Solemnidad del nacimiento de Cristo, venera a su gloriosa Madre”24. En la misma

octava de la celebración de Navidad celebramos la Epifanía, la Sagrada Familia, lasolemnidad de la Madre de Dios, escudriñando la figura de María como Madre y como

Esposa.

Fija el Papa la mirada en los aspectos litúrgicos que el misal romano ofrece en

las plegarias eucarísticas, las que contienen una significativa memoria de la Santísima

Virgen, por ejemplo lo que dice el canon III: “En comunión de toda la Iglesia veeramos

ante todo la memoria de la gloriosa Virgen María, Madre de Jesucristo, nuestro Dios y

Señor…” Esto expresa el anhelo y deseo de los que oran y comparen con l Madre, loshijos de adopción. “Que él nos transforme en ofrenda permanente para que gocemos de

tu heredad junto con tus elegidos con María la Virgen” es puesta en el centro del Santo

Sacrificio, debe ser tenida como forma particular expresiva del culto que la Iglesia rinde

a la Bendita del Altísimo25.

En la segunda sección de esta exhortación, encontramos las notas peculiares que

señala la doctrina conciliar sobre María y la Iglesia y que de modo particular relacionan

a la Virgen y la Liturgia, es decir: “María como ejemplo de la actitud espiritual con quela iglesia celebra y vive los divinos misterios. En este sentido la Virgen es reconocida

como mdelo extraordinario de la Ilgesia en el orden de la fe, de la caridad y de la

 perfecta unión con Cristo”. Ella es la Virgen Oyente, que acoge la Palabra de Dios, esta

misma palabra es premisa y camino hacia la Maternidad divina, ya san Agustín intruía

que la Bienaventurada Virgen María concibió a Jesús creyendo y lo dio a luz creyendo;

la Iglesia hace esto mismo, sobre todo en la Sagrada Liturgia, escucha con fe, agoge,

 proclama, venera la Palabra de Dios, la distribuye a los fieles como Pan de Vida y

escudriña en ella los signos de los tempos26.

A us vez, María es la Virgen Orante, así aparece en la visita a la madre del

 precursor en donde abre expresiones de glorificación a Dios de humildad, de fe, de

esperanza como es el canto del Magnificat (Lc 1, 46-55), que es la oración por 

excelencia de la Virgen María. Ella misma intercede en las bodas de Caná de Galilea

24 Ibid. nº. 4-7.25 Ibid. pág. 10.26 Ibid. nº. 17.

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 por los novios que se les acababa el vino. Es la Virgen Madre, es quella que por su fe y

obediencia engendró en la tierra al mismo Hijo de Dios Padre, sin contacto con hombresino cubierta por la sombra del Espíritu Santo, es modelo para la Iglesia en la

fecundidad27.

Por último, hemos de notar a María como la Virgen Oferente, recordando la

Presentación de Jesús en el templo, en ello, la iglesia ha vislumbrado, más allá del

cumplimiento de las leyes relativas a la oblaci´n del primogénito y de la purificación de

la Madre, es un misterio relativo a la historia salvífica.

 7.7.3. Redemptoris mater 

Juan Pablo II, para desarrollar su teología, retoma la doctrina propuesta por sus

 predecesores y el Magisterio del concilio Vaticano II. Así mismo, su magisterio va

enriqueciéndose al retomar documentos propuestos por el mismo. El papa inicia la carta

encíclica Redemptoris Mates así: “ La Madre del Redentor tinene un lugqr en el plan de

la salvación, porque al llegar a la plenitud de los tiempos, enviò Dios a su Hijo, nacidode una mujer… (Gal 4, 4-5). Palabras que el concilio Vaticano II, tomó al iniciar el 

capítulo VIII, al exponer su reflexión sobre la Bienaventurada Virgen María y el 

  significado que tiene ella en relación de su Hijo Jesús y el poder contemplar su

 presencia y modelo en la vida de la Iglesia, La plenitud de los tiempos ha irrumpido

con la prsencia de Jesús, celebrada con gozo la Misión del Hijo, el don del Espíritu

Santo, la mujer de la que nació el Redentor, nuestra filiación divina, en el misterio de

la plenitud de los tiempos”28.

El papa reafirma el papel que juega en el misterio de Cristo y en el misterio de la

Iglesia; la carta contiene tres partes:

1- María en el misterio de Cristo, enmarca el misterio de Cristo y María, en el

camino que va desde la encarnación hasta la exaltación de la cruz. En la

encarnación, la llena e gracia con su sí, es introducida en el misterio de

27 Ibid nº. 18-19.28 Juan Pablo II (1987). Carta encíclica Redemptoris Mater . nº. 1.

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Cristo y con la gracia que ella es colmada, colma a todos los hombres, es una

 bendición que no se le da a maría, sino también a todo el genero humano. Lallena de gracia será el nuevo nombre que le dará el Creador a la Sierva del

Señor, la madre del Hijo.

2-  La madre de Dios en el centro de la Iglesia , la vurgen María ocupa un lugar 

 preponderante en la vida de la Iglesia, el cuerpo de su Hijo en el peregrinar 

de la comunidad eclesial en el tiempo y el espacio. Ella está presente en

todas las circunstancias de ésta, porque es modelo de fe, ella es la “dichosa

que creyó y esperó siempre y nunca titubeó”. Esta parte resalta la vida de laIglesia y la búsqueda consecutiva de la unidad de todos los cristianos.

“María está presente en la predicación y el culto y a su vez atrae a todos los

creyentes hacia su Hijo y su sacrificio y también los atrae al amor del 

 Padre”.

3-  La mediación materna, Dirá san Pablo que Jesús es el único entre Dios y los

hombres. La msión maternal de la Virgen María para los hombres no

oscurece ni disminuye en modo alguno esta mediación única de Cristo, antes bien sirve para demostrar su poder, su mediación es mediación en Cristo. Y

lejos de impedir la unión inmediata de los creyentes con Cristo, la fomenta.

La mediación de María está íntimamente unida a su maternidad y posee un

carácter específicamente materno que distingue de las demás criaturas. Esta

mediación que realiza María es en virtud de la misma relación que la vincula

a Jesús, su maternidad natura con respecto a Cristo cabeza y la maternidad

espiritual con la Iglesia, cuerpo de Cristo. Ella la experimenta y la

recomienda a los fieles por medio de la experiencia de la piedad de los fieles,

 para que apoyados en esta protección maternal se unan con mayor intimidad

al mediador y salvador 29.

29 Ibid. nº. 18-38.

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