maría rosa neufeld 1

17
83 Cuadernos de Antropología Social Nº 19, pp. 83-99, 2004 © FFyL - UBA - ISSN: 0327-3776 * Licenciada en Ciencias Antropológicas. Programa de Antropología y Educación, Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Correo elec- trónico: [email protected]. ** Licenciado en Psicología. Programa de Antropología y Educación, Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Correo electrónico: [email protected]. Fecha de realización: marzo de 2004. Fecha de entrega: marzo de 2004. Aprobado: junio de 2004. “Vino viejo en odres nuevos”: acerca de educabilidad y resiliencia María Rosa Neufeld * y Jens Ariel Thisted ** RESUMEN En este artículo, nos referimos a dos conceptos ampliamente utilizados en la actua- lidad en ámbitos educativos: “educabilidad” (por qué la educación no es igualmente exitosa con todos los niños), y “resiliencia” (factor que explicaría por qué unos —en situaciones adversas debido a la violencia familiar o social, o la pobreza— salen adelante y se integran socialmente de manera activa, mientras que otros, en las mismas situaciones, no lo logran). Nos preguntamos qué nuevos problemas introduce su puesta en uso, propiciada desde organismos y autores prestigiosos: cuando se habla de “educabilidad” se mira al niño y se culpabiliza a su familia, pero se dejan entre paréntesis las prácticas pedagógicas y los con- textos escolares en que suceden los éxitos y fracasos; en el plano conceptual, se racializa el concepto de cultura o se supone la transmisión intergeneracional de la pobreza. La tram- posa transformación de una problemática colectiva, vinculada con las condiciones sociales de desigualdad, en una problemática individual hace posible que se proponga la búsqueda de “resilientes” (aquellos que muestren condiciones que les permiten resistir los problemas de su medio). De este modo, se oculta el origen social de las problemáticas singulares. Palabras claves: Educabilidad, Resiliencia, Contexto familiar, Socialización, Cultura de la pobreza.

Upload: roberto-dacuna

Post on 02-Oct-2015

21 views

Category:

Documents


3 download

DESCRIPTION

Educacion

TRANSCRIPT

  • 83

    Cuadernos de Antropologa Social N 19, pp. 83-99, 2004 FFyL - UBA - ISSN: 0327-3776

    * Licenciada en Ciencias Antropolgicas. Programa de Antropologa y Educacin, Instituto deCiencias Antropolgicas, Facultad de Filosofa y Letras, Universidad de Buenos Aires. Correo elec-trnico: [email protected].** Licenciado en Psicologa. Programa de Antropologa y Educacin, Instituto de CienciasAntropolgicas, Facultad de Filosofa y Letras, Universidad de Buenos Aires. Correo electrnico:[email protected]. Fecha de realizacin: marzo de 2004. Fecha de entrega: marzo de 2004.Aprobado: junio de 2004.

    Vino viejo en odres nuevos: acercade educabilidad y resiliencia

    Mara Rosa Neufeld * y Jens Ariel Thisted **

    RESUMEN

    En este artculo, nos referimos a dos conceptos ampliamente utilizados en la actua-lidad en mbitos educativos: educabilidad (por qu la educacin no es igualmente exitosacon todos los nios), y resiliencia (factor que explicara por qu unos en situacionesadversas debido a la violencia familiar o social, o la pobreza salen adelante y se integransocialmente de manera activa, mientras que otros, en las mismas situaciones, no lo logran).Nos preguntamos qu nuevos problemas introduce su puesta en uso, propiciada desdeorganismos y autores prestigiosos: cuando se habla de educabilidad se mira al nio y seculpabiliza a su familia, pero se dejan entre parntesis las prcticas pedaggicas y los con-textos escolares en que suceden los xitos y fracasos; en el plano conceptual, se racializa elconcepto de cultura o se supone la transmisin intergeneracional de la pobreza. La tram-posa transformacin de una problemtica colectiva, vinculada con las condiciones socialesde desigualdad, en una problemtica individual hace posible que se proponga la bsquedade resilientes (aquellos que muestren condiciones que les permiten resistir los problemasde su medio). De este modo, se oculta el origen social de las problemticas singulares.

    Palabras claves: Educabilidad, Resiliencia, Contexto familiar, Socializacin, Cultura de lapobreza.

  • 84

    Vino viejo en odres nuevos... / Mara Rosa Neufeld y Jens Ariel Thisted

    ABSTRACT

    In this article, we explore two concepts widely used today in educational milieux:educability (why education isnt equally successfull with every children) and resilience(which explains the reasons for differences: some people, in adversity social or familialviolence or poverty, go ahead while others, in the same situations, fail to do so).Prestigious agencies and authors foster these concepts, and we ask for the new problemsthey introduce. Those who talk about educability look at the child and put the blame atthe family, but dont take care on the context of schools and pedagogic practices. Wepoint on the racialization of the culture concept, and the supposition of the intergenerationaltransmision of poverty. And the deceitful way in which a collective problem associated toinequality is thought as individual capabilities, make it possible to look for resilients:those who are able to cope with their milieu. At the same time, it hides the social origin ofsingular problems.

    Key words: Educability, Resilience, Familial context, Socialization, Culture of poverty.

    INTRODUCCIN

    En este artculo desarrollamos una serie de cuestiones que ltimamente nospreocupan. Mientras que en algunos mbitos acadmicos se festeja el fin delneoliberalismo, observamos que no hay razn para tal jolgorio, dado que no handesaparecido los efectos de sus polticas. Ciertas justificaciones, surgidas en suclima intelectual pero propiciadas desde mbitos respetados eventualmente pro-gresistas, contribuyen una vez ms a explicar y justificar por qu la educacinno llega a todos. Revisando textos usados tanto por docentes como en el mundoacadmico, propiciados desde organismos internacionales inclusive, encontramosque abundan las explicaciones que no problematizan las condiciones sociales altiempo que cuestionan o responsabilizan (sea denostando o exaltando) al sujetoindividual.

    En este artculo, haremos referencia a dos de estos conceptos:educabilidad (que es una manera de explicar por qu la educacin no esigualmente exitosa con todos o imposible en algunos casos) y resiliencia(que explicara por qu unos en situaciones adversas debido a la violenciafamiliar o social, o la pobreza salen adelante y se integran socialmente demanera activa, mientras que otros, en las mismas situaciones, no lo logran).

  • 85

    Cuadernos de Antropologa Social N 19, 2004, ISSN: 0327-3776

    Postulamos que los mismos contribuyen a desentenderse de la responsabi-lidad por el cambio de las condiciones sociales, al tiempo que exhuman viejascategoras re-nombradas, que remiten a viejos y no mencionados programas pol-ticos, con sus correspondientes anclajes tericos.

    En la Argentina, desde muchos lados, se les dice a los maestros que su tareaes un fracaso. Por ejemplo, desde los diarios, donde semanalmente se contabili-za alguno de estos desastres... el ingreso a la Universidad de La Plata, para mencio-nar un caso. A partir de aqu, comienza la bsqueda de culpables: la Reforma y elcambio del Polimodal, las familias y, en definitiva, quizs esos jvenes sujetos,reluctantes al estudio.

    Pero el discurso de los medios, esos convidados no buscados, se une a lapercepcin profusamente difundida en los contextos en que se desarrolla la ense-anza, de distintas situaciones que implican dificultad, escollos vividos comoinsalvables, y tambin aqu, culpas cruzadas. Situaciones, a su vez, exacerbadas enestos complejos aos iniciados con los 2000, y que quizs justifiquen la difusinalcanzada por ciertas explicaciones que vienen dadas con el peso y la autoridad delos referentes mximos en el campo de la educacin.

    No se hablaba de educabilidad ni de resiliencia, pero estos trminos se hanvuelto lugares comunes en mbitos vinculados principalmente con la gestin de lapobreza, por medio de planes sociales (alimentarios, de inclusin social, de educa-cin).

    Por qu dimos vuelta la expresin bblica en nuestro ttulo? Esta referenciase realiza para mostrar que la nueva enseanza rompe con viejos ritos. Ella diceno se pone vino nuevo en odres viejos (Nuevo Testamento, 1960: 943), porquelos rompera. Nosotros decimos que los viejos contenidos no se pueden ponersencillamente en palabras nuevas. Al disimular contenidos como adaptacin,desarrollo de comunidad, supervivencia en una nueva palabra como resiliencia,sta no resiste pese a su primera aceptacin por lo novedoso del envase, se leva escapando por los costados lo que no quiere decir.

    El antroplogo argentino Eduardo Menndez se ha preocupado, en unaserie de trabajos recientes, por los procesos que hacen que tendamos a olvidar odirectamente ignorar la existencia de conceptos estrechamente vinculados con losque estamos usando. Seala este autor que los conceptos se constituyen paratratar de interpretar, explicar, dar cuenta de un problema planteado (Menndez,1999: 148). En sntesis, plantea que un concepto es un instrumento para serusado; por medio de su uso se generan buena parte de sus transformaciones, altiempo que los conceptos mismos se erosionan.

  • 86

    Vino viejo en odres nuevos... / Mara Rosa Neufeld y Jens Ariel Thisted

    EDUCABLES Y NO EDUCABLES?

    Educabilidad, en esta perspectiva, es un concepto que determinados au-tores parecen querer imponer para reemplazar, con sentidos algo modificados,conceptos anteriores. Lo encontramos en textos recientes de socilogos de la edu-cacin; los que lo usan trazan vinculaciones con sus antecedentes, que sintetiza-mos a continuacin. Siguiendo a Menndez (1999), nos preguntamos en qudiscusiones se inscribe, qu conceptos eventualmente erosionados sustituye, qunuevos problemas introducir su puesta en uso, propiciada desde organismos pres-tigiosos.

    En primer lugar, destacamos una vinculacin indiscutible entreeducabilidad y resultados esperados del proceso de socializacin, que segura-mente hubiera sido el concepto evocado en aos anteriores.

    Entre los textos que hemos consultado, el de Nstor Lpez y Juan CarlosTedesco (2002) aporta una definicin de educabilidad entendida como el con-junto de recursos, aptitudes o predisposiciones que hacen posible que un nio oadolescente pueda asistir exitosamente a la escuela (pg. 7), que se despliega delsiguiente modo:

    se apunta a la nocin de educabilidad como una construccin social que (...)da cuenta del desarrollo cognitivo bsico que se produce en los primeros aosde vida vinculado a una adecuada estimulacin afectiva, buena alimenta-cin y salud y la socializacin primaria mediante la cual los nios adquierenlos rudimentos de un marco bsico que les permite incorporarse a una situa-cin especializada distinta de la familia, como lo es la escuela (pg. 9);

    todo nio nace potencialmente educable, pero el contexto social opera, enmuchos casos, como obstculo que impide el desarrollo de esta potencialidad(pg. 9).

    Luis Navarro, uno de los autores vinculados a este grupo, considera quehay un mnimo de equidad social, el que subyace en la nocin de condiciones deeducabilidad, que a su vez comprende el conjunto y la dinmica de factores ycondiciones socioculturales y familiares que juegan en la relacin entre escuela,familia y sociedad (Navarro, 2003: 2). Las preguntas que se formulan tienen quever con la posibilidad de educar en cualquier contexto, y con los mnimos deequidad necesarios para el xito de las prcticas educativas. Remiten a la filosofade la educacin, que sostiene que todo hombre en tanto ser es perfectible puesto

  • 87

    Cuadernos de Antropologa Social N 19, 2004, ISSN: 0327-3776

    que tiene potencia y, por lo mismo, es educable; sealando asimismo que enAmrica Latina el uso de este concepto ya cuenta con cierta tradicin (Navarro,citado en Lpez y Tedesco, 2002: 8). En principio, se observan antecedentes en elcampo de la educacin especial; la nocin de educabilidad se asocia aqu a facto-res de carcter biolgico, vinculados al desarrollo de la psicologa evolutiva clsicay a las nociones de normalidad/anormalidad (Castaeda, citada por Lpez yTedesco, 2002: 8). En este medio se clasifica a las personas con diagnstico deretardo mental moderado y severo como educables o entrenables, respectiva-mente, para aludir al pronstico o expectativa que normativamente se asigna a laintervencin educativa en cada caso (Lpez y Tedesco: 2002, 8).

    Formalmente, Tedesco y Lpez renuncian a las tradiciones que apelan afactores hereditarios, de carcter biolgico o genticos independientes del contex-to social o cultural (p. 9), apuntando, tal como se seal, al carcter construidode la educabilidad. En los escritos que abordan este concepto hay un fuerte focopuesto en las familias y en cules son hoy sus caractersticas: la experiencia esco-lar, tal como la conocemos hoy en nuestros pases, presupone un nio con unconjunto de predisposiciones desarrolladas previamente en el seno de su familia(pg. 10). Las condiciones de educabilidad se suponen como relacionales, entanto se definen en la tensin entre lo que el nio trae y lo que la escuela espera oexige (pg. 13).

    Los autores continan diciendo: el problema de la educabilidad apunta ala calidad de un arreglo institucional entre Estado, familia y sociedad civil, y elfortalecimiento o deterioro de las condiciones de educabilidad resulta de cambiosen la relacin entre estas esferas, desajustes entre lo que el nio trae y lo que laescuela exige (pg. 13).

    La tesis central del documento es que

    ...en vastos sectores de la sociedad que haban logrado incorporar a susnios y adolescentes al sistema educativo, las condiciones de educabilidadse estn deteriorando porque las familias ya no pueden asumir el compro-miso de garantizar su preparacin para las exigencias de la escuela, y por-que la escuela no modifica su oferta de un modo que permita compensarestos dficits en las capacidades de las familias (pg. 14).

    Debemos, en primer lugar, marcar los fuertes supuestos en que se apoyanestos textos:

  • 88

    Vino viejo en odres nuevos... / Mara Rosa Neufeld y Jens Ariel Thisted

    1) La educacin antecede en importancia y centralidad al papel asignado alos antagonismos de clase. Los autores centran la atencin en la educacin comouna condicin indispensable para el logro de una sociedad ms equitativa, y lapiensan como instancia previa a la equidad (p. 7) considerando que: a) sin acce-so a la educacin, no hay habilitacin para inserciones laborales exitosas; b) comoconsecuencia, los sujetos excluidos del sistema educativo son adems marginados[...] del mercado de trabajo, conformando una de las claves de la desigualdad en lasociedad; c) quienes no reciben educacin tienen limitadas las posibilidades deun pleno ejercicio de sus derechos y de participacin (pg. 7). Si seguimos esterazonamiento, llegaremos a afirmar que no son las relaciones de produccin y laasignacin desigual de tareas, con retribuciones desiguales, y la realidad de lasclases sociales en las sociedades capitalistas, lo que dificulta o imposibilita el acce-so a la educacin, sino la distribucin inequitativa del conocimiento lo que esten la base de la concentracin de la riqueza, la fragmentacin social y el incre-mento de la pobreza (pg. 7).

    2) Supuestos acerca de lo que la escuela (naturalizada en su carcter sin-gular) necesita para funcionar: la escuela necesita que hayan internalizado unconjunto de representaciones, valores y actitudes que dispongan favorablementepara el aprendizaje escolar. Dicho conjunto alude a la capacidad de dialogar, co-nocer el idioma en que se dictan las clases, tratar con extraos, reconocer la auto-ridad del maestro, portarse bien, respetar normas, amn de que este conjuntode disposiciones (...) requiere de tiempo (pg. 10).

    3) Supuestos acerca de la capacidad de las familias, para hacer frente aexigencias materiales y no materiales y mantener condiciones de estabilidad enel funcionamiento del hogar. (...) La composicin del grupo familiar, la trayecto-ria social y educativa de sus miembros adultos y el capital social de los mismos sonfactores determinantes del lugar que ocupan en el mundo del trabajo (pg. 12).En consecuencia, se afirma que uno de los principales motivos por los cuales seestn deteriorando las condiciones de educabilidad de los nios es porque lasfamilias ya no pueden asumir la responsabilidad que se les asigna desde el sistemaeducativo (p. 15).

    Lo que se dice acerca de los cambios en las estructuras y dinmicas familia-res no tiene ms fundamento que textos de divulgacin, que insisten en sealarque actualmente conviven matrimonios que terminan en separaciones y divor-cios, hogares encabezados por jefas mujeres, hogares monoparentales de mujerescon hijos que alguna vez tuvieron un cnyuge y que hoy no lo tienen por separa-cin o divorcio (pg. 15).

  • 89

    Cuadernos de Antropologa Social N 19, 2004, ISSN: 0327-3776

    4) El supuesto acerca de la transmisin intergeneracional de la pobreza: porms que se expanda la cobertura, sigue existiendo el problema de la transmisinintergeneracional de la pobreza debido a que los nios de hogares pobres, tanto alinicio del proceso educativo como durante su trayectoria, cuentan con fuertesobstculos para mantener continuidad a lo largo del ciclo de educacin formal(Hopenhayn y Ottone, citado por Jacinto y Freytes, 2002: 3).

    Para hacer frente a estas afirmaciones, proponemos descotidianizar los dis-cursos acerca de familia y escuela, al sealar que la relacin no se da entre escue-las y familias, sino que est corporizada en los/las docentes y los padres-madres ygira en torno de una cuestin amplia y central: las perspectivas de mejoramientoestn puestas en la educacin de los nios, en el intento de transmisin de saberesy bienes, y en la reproduccin de lo que se posee o no se posee.

    Educabilidad lleva tambin a la cuestin del capital cultural familiar.1 Eneste sentido, es indispensable destacar el proceso de racializacin, naturalizacin,al que est siendo sometido el concepto de cultura: como sabemos, la cultura hasido el concepto distintivo de la Antropologa en sus estudios acerca de la diversi-dad del comportamiento humano, y queremos hacer una breve reflexin crtica.

    Dentro de la problemtica educativa, el relativismo culturalista norteame-ricano trat de explicar por qu fracasaban en la escuela los alumnos que prove-nan de minoras tnicas o raciales, que coincidan con los sectores ms pobres dela sociedad; para ello utiliz los conceptos de deficiencia cultural y diferenciacultural. En este sentido, las escuelas con poblacin escolar perteneciente en sumayora a sectores subalternos, se convierten en espacios de prcticas y articula-ciones culturales especficas; fueron conceptualizadas como un mbito donde seproducen conflictos culturales, basados en diferentes cdigos, lenguajes y repre-sentaciones pertenecientes a esas minoras, los otros nios y los representantes dela escuela (Sinisi, 1999).

    No podemos evitar vincular recuperando esta cuestin de los reempla-zos de conceptos la formulacin mencionada anteriormente acerca de la trans-misin intergeneracional de la pobreza con formulaciones clsicas, antiguas ya encuatro dcadas. Para Oscar Lewis, el autor de Antropologa de la Pobreza, las causasde la pobreza deban buscarse en los mismos pobres, quienes reproducen, en lasocializacin de sus hijos, la costumbre, hbito o como queramos llamarlo, de viviren condiciones promiscuas e inadecuadas. Esta afirmacin se asentaba en el su-puesto que el ambiente en que desarrollan sus vidas impacta en el comportamien-to individual, contribuyendo al mantenimiento de la pobreza y a determinadaspatologas sociales: crimen, embarazos precoces y extra-matrimoniales, baja

  • 90

    Vino viejo en odres nuevos... / Mara Rosa Neufeld y Jens Ariel Thisted

    escolarizacin, etc. El concepto de cultura de la pobreza, entonces, haca refe-rencia a un estilo de vida, que se transmite de generacin en generacin porsocializacin familiar, primando una visin en la cual una vez que los nios ad-quieren esos valores, difcilmente puedan salir de la situacin de pobreza. Estasrelaciones entre pobreza y cultura siguen vigentes en los contextos escolares ycotidianos, y hemos visto que los textos que estamos analizando tampoco se pri-van de continuarla.

    Los autores que hemos consultado (por ejemplo Bello), sitan su trabajoemparentndolo, por un lado, con la problemtica de las necesidades bsicas deaprendizaje, y por el otro, con resiliencia la capacidad humana universal quepermite a las personas hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e inclu-so ser transformadas por ellas, al que definen como muy prximo al deeducabilidad (Bello, citado por Lpez y Tedesco: 2002: 9).

    LOS RESILIENTES

    Llegamos as al segundo concepto que nos preocupa: resiliencia, que inten-ta dar cuenta de las causas por las cuales, sujetos que estuvieron en condicionesampliamente desfavorables en su niez, lograron, como adultos, una adecuadaadaptacin a la vida social. Se entiende por situaciones desfavorables una diversi-dad de condiciones que pueden converger o no: situaciones de violencia familiar,guerras nacionales o internas, separacin o muerte de progenitores, pobreza, aisla-miento extremo o promiscuidad, abusos, violaciones y aislamiento afectivo, situa-ciones de stress, violencia personal.

    El punto de partida del concepto de resiliencia fue el descubrimiento deE. E. Werner que tuvo lugar durante un prolongado estudio de epidemiologasocial realizado en una isla de Hawai, donde sigui durante treinta y dos aos eldesarrollo de la vida de una cohorte de quinientas persona aproximadamente(Melillo, 2001: 15). Se afirma que la investigadora observ durante esos aos que,pese a condiciones extremadamente duras, un tercio de la poblacin lograba so-breponerse a las adversidades.

    Lo que pudimos rastrear sobre Hawai nos dice algo acerca del posible ori-gen de esos padecimientos. Hawai es un estado de los EE.UU. desde 1959. En1968 tiene 780.000 habitantes. (...) La poblacin es heterognea, la mayora deorigen japons (...) seguidos de cerca por los blancos. (...) La antigua poblacinindgena (canacos) es cada vez ms reducida (...) a causa de la colonizacin euro-

  • 91

    Cuadernos de Antropologa Social N 19, 2004, ISSN: 0327-3776

    pea y sus consecuencias (genocidio, esclavitud, nuevas enfermedades infecciosas,alcoholismo, crisis de las culturas tradicionales). Hasta 1832 haba en Hawai unos330.000 canacos, en 1872 eran slo 56.900 y en 1948 sumaban 11.000 (Diccio-nario Enciclopdico Salvat, 1972: 1648). En su sobriedad de diccionario el Salvatnos sita descarnadamente en lo que no se nos dice acerca de la poblacin estudia-da: son los sobrevivientes (en el siglo XIX hablaramos de los ms aptos; dentro decontextos tericos caractersticos de la primera mitad del siglo XX, los considera-ramos los ms adaptables?) de un tpico genocidio de la expansin colonial. Unapoblacin que se reduce numricamente de forma brutal, en consonancia con lapresencia europea y luego norteamericana. Y unas investigadoras que eligen unacohorte en este caso son personas, podran ser wallabies o koalas cuya de-gradacin, con excepcin de los resilientes, van siguiendo con frialdad cientfica,a la que denominan a veces enfoque etolgico, otras natural.

    De dnde proviene el vocablo utilizado? Resiliencia es un concepto quese deriva de una analoga formulada sobre un aparato de medicin tcnica, que seutiliza para ponderar la resistencia que oponen los cuerpos a la rotura por cho-que. (...) En el ensayo usual de traccin se aumenta lentamente la carga, lo queocurre pocas veces en la prctica. (...) En los ensayos ms comunes se rompe unaprobeta entallada en una mquina especial. (...) Se mide la energa absorbida porla probeta al romperse (Diccionario Enciclopdico Salvat, 1972: 2856).

    Seguramente, cuando se elige (utilizamos este tiempo impersonal porqueno pudimos precisar quin o quines optan por la misma) una analoga, la inten-cin es lograr una mayor claridad en la explicacin de aquello que se quiere mos-trar. Pero an as, nos parecen relevantes algunas caractersticas del dispositivoelegido para la comparacin:

    1) El objeto a ser probado es pasivo. Est all para que constatemos qu leproducen los golpes.

    2) El instrumento mensura las variaciones de 1., asla las variables internasde las que provienen del exterior pero que son parte del experimento.

    3) Por lo tanto, hay un componente externo que somete a presiones y gol-pes al probado.

    4) El observador, que registra el efecto sobre lo probado, es quien coloca elobjeto en el instrumento y el que lo desecha, cuando se rompe.

    Algunas de las limitaciones que presenta este modelo es que no muestra lascausas que llevaron a esta situacin de precariedad. En la analoga mecnica, setrata de una relacin entre un objeto material sometido a una violencia imperso-nal. En la extrapolacin a las situaciones sociales, se trata de sujetos que transitan

  • 92

    Vino viejo en odres nuevos... / Mara Rosa Neufeld y Jens Ariel Thisted

    por una larga historia de situaciones precarias vinculadas a la ocupacin de sushbitats por inmigrantes provenientes de Japn y otros pases asiticos, y fun-damentalmente, la ocupacin y anexin norteamericana. Cuestiones tratadascomo hechos observables (la desunin de la familia, la fragmentacin social, laprecariedad econmica, las condiciones de riesgo en parto, la agresividad y ladelincuencia), no son otra cosa que algunos de los efectos de esas condicioneshistricas.

    Por esta razn, lo menos pertinente es la elogiada observacin etolgica,como la destacan algunos autores (Kotliarenko et al., 2000). Sin embargo ste hasido el acercamiento a los sujetos durante aos, observando cmo se deterioranbajo las condiciones mencionadas, mirados como animales en sociedades natu-rales, cuando en realidad, las observadoras son parte de uno de los gruposocupantes que propinan los golpes que destruyen a los observados.Luego, miran los restos para ver por qu han resistido.

    Destacamos, adems, que la votacin para la anexin a EE.UU. fue impug-nada por estar viciada por el fraude que acompa su realizacin. Por supuesto,acarre conflictos internos y con los colonizadores. Hubo derrocamientos, muer-tes, huidas y familias y lugares abandonados, que seguramente afectaron a estassociedades en su desintegracin acelerada.

    Con relacin al objetivo del reciente trabajo, interesa destacar que las au-toras sealan que los resultados mostraron fehacientemente que los efectosde adversidad, que muestran mayor huella y persistencia en el tiempo, sonaquellos ocurridos en los diez primeros aos de vida (Kotliarenco et al.,2000: 55-56).

    Una de las proposiciones que son caras a los estudios de resiliencia refiere ala manera en que se afrontan situaciones de riesgo. Al respecto cabe explicitar queno definieron a qu se refieren con poblaciones o grupos en riesgo, aunqueejemplificaron con pobreza, precariedad en el trabajo y partos conflictivos.Entre nosotros, tenemos una serie de trabajos que han marcado la tendencia ofi-cial que suele denominar como grupos de riesgo a personas que resultan serjvenes, desocupados, relacionados a veces con alcohol y drogas.

    No resultan claras las fuentes de la aptitud resiliente. Primeramente, el acen-to estuvo en las cualidades individuales, a veces genticas. A medida que intervi-nieron nuevos especialistas se agregaron los aspectos psicosocioculturales yecolgicos. Pero siempre mantuvieron una clara separacin entre los estudiados y

  • 93

    Cuadernos de Antropologa Social N 19, 2004, ISSN: 0327-3776

    los investigadores. En los intentos de generalizar a los propios investigadores apartir de expresiones que abundan en los textos, como todos tenemos crisis ymomentos difciles en la vida, se pierde la especificidad de las condiciones deadversidad en cuestin.

    Walker una de las autoras citadas con ms frecuencia describe el Pro-yecto Kauai:

    En 1955, la isla hawaiana de Kauai provey la cohorte de nacimiento de unimportante estudio de resiliencia conocido como el Estudio Kauai. EmmyWerner, profesora de desarrollo humano de la Universidad de Californiaen Davis, y Ruth Smith, una psicloga clnica de Koloa, Kauai, siguieronlas vidas de 505 personas nacidas en Kauai en 1955. Alrededor de la terceraparte de la cohorte fue designada como nios de alto riesgo porque habannacido en la pobreza (sus padres eran trabajadores de plantaciones, conescasa o nula especializacin) y haban experimentado desde grados mode-rados a severos de stress perinatal, o vivan en un ambiente perturbado porla discordia, el divorcio, el alcoholismo de los padres o la enfermedad men-tal (Werner y Smith, 1992: 192). Aunque uno de cada tres de la cohortehaba nacido con las posibilidades de no desarrollarse exitosamente, unode cada tres de estos nios de alto riesgo (aproximadamente el diez porciento de la cohorte total), se haban convertido a los 18 aos en jvenesadultos competentes, confiables y cuidadores (id.: 2). Con pocas excep-ciones, los nios resilientes se convirtieron en adultos competentes, confi-dentes y cuidadores cuyos cumplimientos educacionales y vocacionales eraniguales o superiores a los de los nios de bajo riesgo de la cohorte, quehaban vivido en ambientes ms provistos, seguros y estables (id.: 192)(Walker, 2000: 1).

    En las definiciones y descripciones acerca de la resiliencia, los aspectos con-flictivos no son evidentes, se pone el acento en que la resiliencia es esa capacidadpara resistir, tolerar la presin, los obstculos y pese a ello hacer las cosas correctas,bien hechas, an cuando todo parece actuar en nuestra contra, se ha convertidoen un concepto que integra ingredientes psicolgicos, social, cognitivos, cultura-les, tnicos... etc. por lo que su inters se extendi no slo a la psicologa, sino a laeducacin, la salud y las empresas (Centro de Formacin en tcnicas de evalua-cin psicolgica, s/f: 5).

  • 94

    Vino viejo en odres nuevos... / Mara Rosa Neufeld y Jens Ariel Thisted

    Podemos extendernos ampliamente sobre los objetivos de este enfoque,que pone el nfasis en la creatividad, el autocontrol, la autoestima, la posibilidadde pedir ayuda, ver las cosas con optimismo y muchas otras cualidades de la vidasocial. Desde ya que tanto las pedagogas de la escuela activa, como la dinmica degrupos y otras varias concepciones del trabajo con conjuntos humanos, coincidentotal o parcialmente con estos objetivos.

    Lo que no tienen en cuenta los que proponen este modelo, son las causasque llevaron a esta situacin de precariedad, como hemos sealado con anteriori-dad. Ser por eso que no se encuentran como esperables otras actitudes? No seespera una actitud de rebelda, de defensa, ni la posibilidad de la constitucin defamilias distintas a la occidental, entre otras posibles.

    Males sociales, que no se reconocen en su carcter de tales ni en su magni-tud, frente a los cuales algunos, reconocidos en los ttulos de los libros comoinvencibles (que aparece como sinnimo de resilientes) por sus caractersticasindividuales, logran sobreponerse, o an convertirlos en positivos.

    DESDE DNDE HABLAMOS

    Argentina de 1999, o del 2001, o del 2004... nios que, junto con suspadres o hermanos mayores, empujan cargas de cartn que duplican su altura.Nios que pululan entre los autos, pidiendo monedas. Nios que se desplomanen los umbrales, por cansancio, por aspirar bolsitas, por rebuscarse la sobrevida,por pelear con otros coetneos o mayores por sus lugares en la calle. Nios que novan a la escuela, que quizs nunca la pisaron. Y otros, que s asisten, pero de formadiscontinua.

    Frente a ellos, docentes, trabajadores sociales, expertos procedentes de di-versas ciencias sociales vinculados con ambientes educativos, de la salud, judicia-les, que se formulan preguntas. Qu ser de esos nios? Qu haremos con ellos?Cmo explicarse que algunos de estos nios tienen ganas de vivir, se los ve distintosde sus mismos hermanitos mientras que los otros fueron?

    Aparecen entonces, disponibles, estas explicaciones, divulgadsimas, en lasque cada vez ms se habla de la mayor o menor resiliencia o educabilidad de niosy jvenes.

    Y aqu queremos plantear un deslinde. En este artculo tratamos de poneren discusin estos conceptos educabilidad y resiliencia antes que juzgar lasprcticas que en su nombre se desarrollan en varias instituciones concretas. No

  • 95

    Cuadernos de Antropologa Social N 19, 2004, ISSN: 0327-3776

    nos resulta desconocido que algunas personas especficas actan apropindose deestos conceptos, y que a la vez sus prcticas traen aliento y espacios de igualdadpara nios y adolescentes que viven en situaciones de extrema precariedad comoconsecuencia de procesos de exclusin social. Incluso, que muchos de los queimpulsan como herramientas estos analizadores, lo hacen de buena fe y tratan deconstruir dispositivos que consideran compensadores de la desigualdad.

    Pero no podemos minimizar la forma en que este concepto crece, alentadopor el financiamiento de fundaciones y organizaciones no gubernamentales (Fun-dacin Van Leer, Universidad de Lans, etc.). Esta es una de las cuestiones quetambin menciona Eduardo Menndez:

    es importante subrayar que el uso de conceptos an reconociendo de-terminadas problemticas, pueden contribuir no slo al opacamiento de sucausalidad, sino a favorecer el uso de interpretaciones y acciones que con-tribuyen al mantenimiento del problema.(...) En el uso de este tipo deconceptos inciden (...) hasta la presin directa o indirecta de utilizar determi-nados conceptos por instituciones financiadoras de proyectos especialmente deintervencin, pasando por la posibilidad de generar acciones puntuales anivel de sujetos y microgrupos para problemas generalmente lacerantes, locual refuerza la orientacin hacia lo local (Menndez, 2002: 293).

    Como decamos, las propuestas prcticas que se hacen para trabajar lo quese denomina resiliencia no se apartan de lo que se encuentra en los libros deautoayuda, trabajo con dinmica de grupos y enfoques gestlticos, as como los traba-jos utilizados por las empresas en sus actividades de entrenamiento, diferentes alas de capacitacin.

    Estamos en una lnea que podemos considerar semejante a lo expuesto porJulia Varela (1991) con respecto al triunfo de las pedagogas psicolgicas. Laautora cuestiona estas orientaciones, porque si bien sus objetivos explicitan elrespeto del ritmo de cada alumno, y su intencin de evitar fracasos escolares, loque resulta tiende a producir una socializacin que est distanciada de su origen yse encamina a producir personas adaptadas y conciliadoras, no crticas.

    En sntesis, hay una cercana notable entre los planteos del Instituto Inter-nacional de Planeamiento de la Educacin (IIPE)2 respecto de la educabilidad, ylas afirmaciones que circulan entre los docentes, que resume tanto las caracteriza-ciones estigmatizantes que pesan sobre los grupos familiares, como el nfasis en suresponsabilidad inicial en el acompaamiento de la escolarizacin infantil. Nos

  • 96

    Vino viejo en odres nuevos... / Mara Rosa Neufeld y Jens Ariel Thisted

    preguntamos, con preocupacin, por el efecto que tendr la sancin positiva,prestigiada por la Organizacin de las Naciones Unidas para la Educacin, laCiencia y la Cultura (UNESCO), de estas afirmaciones, considerando todos lossupuestos y problemas conceptuales involucrados en esta formulacin, y que po-demos sintetizar recordando el anclaje en lo biolgico del concepto inicial deeducabilidad (renegociado por conceptos culturalistas racializados), as comopor la negacin explcita, por la inversin de los argumentos de la centralidad delas desigualdades econmicas y sociales, a las que hicimos referencia. La tramposatransformacin de una problemtica colectiva, de los conjuntos socialessubalternizados y dominados en la sociedad de clases, en una problemtica indivi-dual la del nio educable, hace posible que uno de los autores involucradosproponga la bsqueda de resilientes, identificar y promover los factores o me-canismos protectores que son observados en los sujetos resilientes (Navarro,citado en Lpez y Tedesco, 2002: 10), es decir, aquellos que muestren condicionesque, al igual que los metales resilientes (no susceptibles fcilmente de ser quebra-dos), resistan los problemas de su medio.

    Por ello proponemos recuperar el nivel de la actividad de los eventualeseducables, partiendo del dinamismo de los sujetos, pensando la cultura comoproceso activo, y no como lo trasmitido, lo heredado.

    Proponemos, adems, escuchar lo que dicen los maestros: no fuimos pre-parados para esto y resituarlo en el contexto histrico y social (no es una simplequeja respecto de su formacin sino una percepcin respecto de la transformacinde las condiciones de la propia cotidianeidad). Antes de la explosin de los efectosde la pobreza y la desocupacin, se saba que los maestros sealaban los problemasque tenan para ensear a una parte importante de los nios que asisten a lasescuelas. Hoy, el no fuimos preparados eventualmente alude a otra cuestin: ladel trabajo de los docentes prcticamente en todas las escuelas. Qu porcingigantesca de la sociedad argentina entra en los sectores eventualmente noeducables si sus universitarios con dedicacin semi-exclusiva no superan la lneade pobreza?

    Acordemos que la cuestin de las condiciones de educabilidad y resilienciaplantea una cuestin relacional. Para ello, hemos sealado la necesidad de no darpor supuesto, sin investigacin, quines y cmo son las familias a las que se colocaen uno de los polos de la relacin, y del otro lado, hemos tratado de plantear queel campo escolar al que estos sujetos deberan articularse de ninguna maneraaparece como un mbito simple ni directamente receptivo, que tampoco puedeser supuesto sin investigacin.

  • 97

    Cuadernos de Antropologa Social N 19, 2004, ISSN: 0327-3776

    NOTAS

    1 En el texto de Tedesco y Lpez se usa reiteradamente a Bourdieu, pero no se locita, dado que sus conceptos aparecen referenciados como de Tenti Fanfani, Dubety Martucelli, etctera.2 El IIPE est dirigido por Juan Carlos Tedesco. El proyecto en cuyo curso seformulan las apreciaciones a que nos referimos se denomina Equidad social yeducacin en los aos 90, recibe financiamiento de la Fundacin Ford, y tieneconvenios con la fundacin Restrepo Barco, de Colombia, la Universidad CayetanoHeredia (Per) y el CIDE (Chile).

    BIBLIOGRAFA

    Bello, Manuel (2003). Escuela y condiciones de educabilidad. Ponencia presen-tada al Congreso Internacional Reformas y Escuelas para el Nuevo Siglo,Foro Educativo y REDUC, Lima.

    Carro, Silvina et al. (1996). Las familias en la escuela primaria: transformacionesrecientes en la vida cotidiana. En: Propuesta Educativa, ao 7, N 14,FLACSO, Buenos Aires, pg. 60 a 66.

    Castaeda, Elsa (2002). Colombia. Equidad social y educacin en los aos 90. IIPE-UNESCO, Buenos Aires.

    Centro de Formacin en tcnicas de evaluacin psicolgica (s/f ). La resiliencia.En: http://www.geocities.com/centrotecnicas/resiliencia.html.

    Diccionario Enciclopdico Salvat (1972). Buenos Aires.

    Grassi, Estela (1998). La familia: un objeto polmico. Cambios en la dinmicade la vida familiar y cambios de orden social. En: Mara Rosa Neufeld etal. (comps.). Antropologa Social y Poltica. Hegemona y poder: el mundo enmovimiento. Eudeba, Buenos Aires.

    Jacinto, Claudia y Ada Freytes (2002). La escuela media: polticas y estrategias parael mejoramiento de las oportunidades de los jvenes. Estudios de caso en BuenosAires. IIPE-UNESCO, Buenos Aires.

  • 98

    Vino viejo en odres nuevos... / Mara Rosa Neufeld y Jens Ariel Thisted

    Kotliarenco, Mara Anglica et al. (2000). Actualizaciones en resiliencia. Universi-dad Nacional de Lans, Fundacin Bernard Van Leer, Coleccin SaludComunitaria, Lans.

    Levinson, Bradley y Holland, Dorothy (1996). La produccin cultural de lapersona educada: una introduccin. En: Bradley Levinson, Douglas Foleyy Dorothy Holland (eds.). The cultural production of the educated person.Critical ethnographies of schooling and local practice. State University of NewYork, New York.

    Lewis, Oscar (1961). Antropologa de la pobreza. Cinco familias. Fondo de CulturaEconmica, Mxico.

    Lpez, Nstor y Juan Carlos Tedesco (2002). Las condiciones de educabilidad delos nios y adolescentes en Amrica Latina. IIPE, Buenos Aires.

    Melillo, Aldo y Nstor Surez Ojeda (2001). Resiliencia. Descubriendo las propiasfortalezas. Paids, Buenos Aires.

    Menndez, Eduardo (1992). Grupo domstico y proceso salud/enfermedad/aten-cin. Del teoricismo al movimiento continuo. En: Cuadernos mdico-sociales, N 59, Mxico.

    (1999). Uso y desuso de conceptos: dnde quedaron los olvidos? En:Alteridades, 9 (17), Mxico, 147-164.

    (2002). La parte negada de la cultura. Relativismo, diferencias y racismo.Bellaterra, Barcelona.

    Navarro, Luis (2003). La nocin de condiciones de educabilidad como expresinde la demanda por un mnimo de equidad social para la educacin. Notaspara una discusin. Documento IIPE-UNESCO, Buenos Aires.

    Neufeld, Mara Rosa y Jens Ariel Thisted (comps.) (1999). De eso no se habla...Los usos de la diversidad sociocultural en la escuela. Eudeba, Buenos Aires.

    Neufeld, Mara Rosa et al. (2002). Sociabilidad y micropoltica en un barrio bajoplanes. En: Luciano Andrenacci (org.). Cuestin social y poltica social en elgran Buenos Aires. Al Margen/UNGS, Buenos Aires.

    Nuevo Testamento (1960). Evangelio de Lucas, Captulo 5, Versculo 37. Versinde Casiodoro de Reina, revisado por Cipriano de Valera, Buenos Aires.

  • 99

    Cuadernos de Antropologa Social N 19, 2004, ISSN: 0327-3776

    Rockwell, Elsie (1996). La dinmica cultural en la escuela. En: Amelia lvarez(edit.). Hacia un currculum cultural: la vigencia de Vygotski en la educacin.Madrid, Fundacin Infancia y Aprendizaje.

    Silva, Giselle (1999). Resiliencia y violencia poltica en nios. Universidad Nacio-nal de Lans, Fundacin Bernard Van Leer. Coleccin Salud Comunitaria,Lans.

    Sinisi, Liliana La relacin nosotros-otros en espacios escolares multiculturales:estigma, estereotipo y racializacin. En: Mara Rosa Neufeld y Jens ArielThisted (comps.). De eso no se habla... Los usos de la diversidad socioculturalen la escuela. Eudeba, Buenos Aires.

    Varela, Julia (1991). El triunfo de las pedagogas psicolgicas. En: Cuadernos dePedagoga, N 198, Madrid, 4-15.

    Walker, Lorenn (2000). Conferencing: a group process that promotes resiliency.En: http://iirp.org/library/t2000/t2000-walker.html. International Institutefor Restorative Practices.