mara palazzoli selvini

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Vida de una de las pioneras de la Terapia Familiar en Europa.

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MARA PALAZZOLI SELVINI: UNA EMBLEMATICA HISTORIA DE RESILENCIAMatteo Selvini (2002)EN: I PIONIERI DELLA TERAPIA FAMILIARE(a cura de Maurizio Andolfi) Traduccin: Mara de Jess Albuerne Fentanes

Con este trabajo tengo la ambicin de no limitarme a narrar la vida de mi madre, sino intento utilizarlo como ejemplificacin de ideas relacionales ms generales.Mi mam y su padre, o sea mi abuelo materno, han sido tpicos sujetos resilientes.Resiliencia es un trmino psicolgico relativamente reciente. Nace como referencia a la resistencia o a la elasticidad de un material sometido a golpes no previstos. En psicologa son resilientes aquellos individuos que sobreviven a eventos fuertemente estresantes y traumticos: graves duelos, fuertes desatenciones o rechazos, violencia, enfermedades, etc., Estos mismos eventos traumticos son con facilidad conectados en la casustica clnica a sucesivas y posteriores tragedias de la vida adulta de los pacientes y de sus familias (disturbios mentales, suicidios, homicidios, graves sufrimientos hechos a otros) delineando las trgicas cadenas intergeneracionales de transmisin del sufrimiento que estamos habituados a encontrar en nuestros consultorios. Pero he aqu que la realidad nos pone frente a importantes excepciones: personas, que igualmente han vivido dramas an peores que algunos de nuestros pacientes, y aparecen serenos, normales o an ms particularmente creativos.Los resilientes son una excepcin totalmente frecuente que no pueden ser consideradas como tales. De aqu la pregunta terica que est en la base de mi discurso diario.Qu factores permiten al resiliente sobrevivir o an ms de prosperar?Pregunta muy importante para un terapeuta porque los factores de resiliencia no son otra cosa que aquellos que en otro contexto llamamos factores de proteccin o factores teraputicos, esto es, aquellas dimensiones individuales no relacionales que en nuestras terapias buscamos construir, valorar o descubrir.LA INFANCIA DE MARA: OTRA PERTENENCIAPuedo definir a mi madre como resiliente porque cuando nia fue rechazada y olvidada por sus padres.En la primavera de 1916, mi abuela Italia, descubri estar encinta por cuarta vez (tena ya dos hombres, Constante y Peppino, de 9 y 8 aos, y una nia, Alba, de 3 aos). Estbamos en plena guerra mundial y la abuela se senta cansada, sin fuerzas. Reconoca que su trabajo de administradora de las actividades industriales y comerciales tenan un ritmo frentico por parte de su marido, Daniel Palazzoli: Comercio de animales, produccin de embutidos, una cadena de tiendas, entre las cuales el primer supermercado/gastronmico de Miln, una importante comercio de peces en Miln y as sucesivamente. La situacin familiar era tensa, pesada. Mi abuelo Daniel es muy autoritario, trabaja frenticamente, la abuela es parte fundamental de su equipo empresarial, aunque est aterrorizada por sus gastos locos (de sus granjas, caballos de carreras, etc) y ofendida por sus frecuentes escapatorias. Los negocios prosperan, el clan familiar de mi abuela (es la tercera de nueve hermanos) est involucrado en varias actividades de mi abuelo Daniel, toda la administracin se encuentra complicada y catica.Un famoso gineclogo aconseja a la abuela abortar. Ella, catlica, lo rechaza. Tambin su hermana Nene que siempre la ha ayudado, y ms con esta ltima hija, Mara, considera el no poderlo hacer ms. En un minsculo pueblito agrcola sobre las mrgenes del lago de Varese vive Rosa, una campesina, que por tercera vez ha visto morir entre sus brazos un hijo apenas recin nacido. Mara an enrollada en un paal es enviada al campo: recibir la leche y ser destetada por Rosa. All la nia es prcticamente olvidada, no solo por toda la guerra, sino tambin por otros: a los dos aos ocho meses, en la primavera de 1919, un chofer es enviado al lago de Varese para recuperarla. A su llegada a Miln, a la gran casa junto al Duomo, la nia se refugia bajo un escritorio. No entiende quienes son esos desconocidos que estn a su alrededor. Si alguno prueba sacarla fuera de ah abajo, grita desesperada. Un da logra evadir la vigilancia de los sirvientes y huye hacia la calle. En dialecto Varese pide ser llevada con su mam Rosa. Con un gesto que mi madre siempre ha descrito como fruto de inteligencia amorosa, la familia decide mejor regresarla con la nana, pero no ir sola: la acompaar la hermanita Alba, de seis aos. De este modo, despus de seis meses, los padres lograrn finalmente regresar a ambas a la casa.El clima familiar es pesado, los hermanos hombres sufren los maltratos del padre y buscan desquitarse con las hermanitas. La abuela Italia est siempre presionada por el negocio y es imposible tener atendido al marido. Este contina haciendo dinero, pero el acumularlo no le interesa: adquiere centenares de caballos de carreras, corre como un gentleman driver. Es el primer criador de caballos Europeo en importar de los Estados Unidos un crack de trotones, que en 1936 vencer en Paris el Gran Prix de Amrica, hasta hoy la ms importante competencia de trotones del mundo. LA ADOLESCENCIA: EL ESTUDIO COMO REFUGIOMara crece odiando los negocios y las carreras de caballos, era del todo extraa a la cultura familiar. Fue inscrita en la escuela femenina ms Chic de Miln, frecuentada por hijas de nobles familias con caractersticas muy milanesas y administrada por monjas tambin ellas casi todas de origen aristocrtico.En aquel ambiente Mara permanece como la hija del vendedor de embutidos, crecida en una trastienda. La nia se defiende de las humillaciones (incluida la de su baja estatura, por la cual se cuelga de la escalera Sueca para alargarse como las compaeras aristocrticas) estudiando fuertemente. Saca siempre nueves y dieces, gana muchas veces la medalla de oro como la mejor alumna de la escuela. Ni una sola vez sus padres presenciaron una ceremonia de premiacin. Se une fuertemente a una monja, tambin ella en problemas con quin dirige la institucin: sor Marie.Tiene una memoria prodigiosa. Ahora en edad avanzada recordaba perfectamente las ms clsicas poesas Italianas y latinas y enteros cantos de la Jerusaln libertada. Propiamente esta visceral pasin por los clsicos nos lleva a uno de sus factores de resiliencia: en la familia hay soledad, marginacin y violencia. Si no puede escapar fsicamente, por lo menos lo puede hacer mentalmente sumergindose totalmente en otro mundo, lejano y misterioso. Con esta actividad notable pudo amar aquello que casi todos los estudiantes sufren como un penoso deber. Esta fuga de la realidad, a diferencia de otras, provoca un crculo vicioso, que constituye por tanto un posterior factor de resiliencia: los miembros del grupo de enseantes manifiestan con satisfaccin las dotes intelectuales que la pequea Mara demuestra.Una vez al ao su nana, Rosa, se viste de fiesta y viene a encontrarla a Miln cargada de productos del campo.JAMAS SENTIRSE VICTIMALa de mi mam es una historia de resiliencia: no es deseada, nace en una familia fuertemente disfuncional, su madre no se ocupar jams de ella, su padre la ignora totalmente hasta un cierto punto, casi recibida en Medicina, sucede que su padre la presenta con frecuencia a los invitados de trabajo en las grandes comidas familiares como mi abogada. Pero Mara encuentra dentro de s una indescriptible fuerza para no cesar en combatir, para ser activa protagonista de su vida, como demostr huyendo en la bsqueda de su mam-nodriza. Sin duda la salvaba la capacidad de no ser pasiva, de no sentirse victima impotente.Ciertamente esta experiencia personal la ha hecho una grande terapeuta individual, capaz de trasmitir a los pacientes una parte muy importante de s misma. Sentirse una extraa en su propia familia le ha dado un sentimiento de libertad. Logra ser siempre s misma, porque aquello que ha elegido lo ha elegido solo ella y lo ha elegido por s misma. Sentirse contraria a los suyos le da el sentido y la motivacin. Otro factor de resiliencia.De aqu una capacidad de luchar no solo sobre el plano profesional, por la afirmacin personal, sino tambin para hacerse respetar en las relaciones ms importantes, como veremos a propsito en la relacin con su padre.Cmo ha sido posible todo esto?Mi mam recordaba siempre la mirada brillante de amor y de conmocin de su nana Rosa (los ojitos la defina), y sostena haber buscado ms tarde el equivalente en los ojos de mi padre.Una base segura, para quin ha tenido la fortuna de gozarla, es aquella chalupa de salvamento que permite mantenerse a flote en las tempestades de la vida. Esto, aunque cronolgicamente, es seguramente el primer factor de resiliencia. Quin no ha podido gozar con la madre biolgica, desesperadamente lo buscar en otro lugar toda la vida. Tapar, aplacar, aunque tardamente, este deseo primario, como en la psicoterapia, es otro factor de resiliencia.LA HUMANIZACIN DEL RESILIENTE: LA REPARACION DEL PADRERegresando a la vida de mi madre, hay otro pasaje importante. Mientras se estaba graduando de Medicina, en 1941, su madre se enferma de tumor en el seno. Con las terapias de entonces no haba escape. Mara, la hija no querida, por meses no se separar del lecho de la madre. La abuela Italia, le expresa su admiracin por esta decisin que ella no esperaba, tambin porque no crea habrsela merecido. Logra pedirle disculpas llorando, y por haber hecho tan poco por ella. En su lecho de muerte, su madre le jura que desde el cielo estar cerca de ella. Frente a cada dificultad Mara podr pedir su ayuda. Mara conservar por toda la vida el retrato de mam en su recmara, recurrir a ella en todos los momentos ms difciles, sintindose confortada y ayudada. La reparacin del padre. He aqu otro factor bsico de resiliencia que es al mismo tiempo, un factor y un regalo grandsimo: propio de aquella capacidad autocrtica y que en lo sucesivo Mara sabr vivir como madre y que ha buscado trasmitir a tantos padres encontrados en el curso de su carrera.Haber conocido el amor incondicional de una madre (o de un sustituto materno) es por tanto un primer factor de resiliencia, jams sentirse vctima es el segundo, pero es cierto, la capacidad autocrtica de un padre (al menos uno) es un tercer factor crucial, que refuerza potentemente los dos primeros. Las lgrimas de la mam le han representado una fundamental reparacin, pero Mara la ha conquistado gracias a haber sabido dar lo mejor de s misma, fugndose de la insidiosa trampa de la venganza: he aqu otro factor importante de resilincia. Esta experiencia ciertamente ha exaltado tambin en sentido afectivo su sentimiento de valor personal: precisamente para muchos resilientes el gran riesgo es aquel de la aridez afectiva, el exceso de individualismo, del total dominio e independencia. Riesgos que mi madre ha corrido.Con gran dolor, posteriormente, mi madre recordaba cuando se hizo una seorita rica y snob, que comenz a avergonzarse de las visitas de su nana Rosa, tan ridculamente campesina. De la misma manera en las ltimas semanas de vida, en un extremo de lucidez, revocaba con verdadera desesperacin, episodios de insensibilidad frente a la familia de un viejo jinete de su padre.No es casual que con tan solo treinta aos, despus del regalo recibido de su madre en su lecho de muerte, Mara lograra establecer su primera relacin sentimental verdaderamente importante, con mi padre Aldo, con el que se casa en octubre de 1947.LA CAPACIDAD DE LUCHAR SIN ODIARPero, mucho tiempo atrs, encontramos otro factor de resiliencia: la capacidad de manejar la personalidad violenta y colrica de su padre.El abuelo Daniel daba miedo a todos. Tambin a su esposa que en definitiva tuvo que someterse. Pero no a Mara (a propsito de aquellos tringulos donde el hijo busca sustituir o dar el ejemplo al padre).Mara estaba en sintona con la madre al menos en el odio por los caballos de carreras y por otros caprichos del padre. Pero solo ella, de todo el clan familiar, logr afrontarlo de frente, y llega a gritarle, estas tonto. El primero se defiende y despus gritaba que la desheredara. La abuela se desvanece, los sirvientes huyen aterrorizados, Mara replica y se mantiene firme en sus cuatro. Tambin de este hombre difcil lograra ms tarde estar cerca de l. El abuelo ha perdido el equilibrio de la esposa, Mara se ha casado, y en los ltimos aos de su vida, cae en una depresin que combate disipando su enorme patrimonio en locas aventuras empresariales. Mi madre tal vez no pudo o no quiso detenerlo, pero permaneci cercana a l, dejando que sobreviviera como pudiera. Desperdiciaba su dinero, tuvo paciencia, en definitiva era solo su dinero, pensaba. Trat de salvar lo que se pudo y de evitarle excesivas humillaciones.LA CADENA INTERGENERACIONAL DE LA RESILIENCIATambin el abuelo fue ciertamente un resiliente. Cuarto hijo de una familia Milanesa de pequeos comerciantes que vendan aves de corral en Verze, el mercado alimentario al aire libre actualmente en Va Larga, fue al nacer francamente rechazado por su padre. El bisabuelo que seguramente era deforme, estaba convencido que no era hijo suyo. La bisabuela muri de tisis cuando Daniele tena tres aos. El nio anduvo varios aos por la calle, porque su padre le prohiba el acceso a la casa. Sobrevivi gracias a una hermana de trece aos, que le llevaba de comer afuera, en los escalones de la casa y que de tiempo en tiempo le permita escurrirse dentro. Este nio no amado, llego a ser el increble hombre de negocios del cual les he hablado.PERTENECER A UN VNCULO Y A UNA ESCUADRAPara concluir, llego a aquello que considero es el otro factor fundamental de resiliencia: aquello que ha permitido a mi madre convertirse en uno de los grandes pioneros de la Terapia Familiar.Mi madre fue capaz de construir fortsimos vnculos de pertenencia, vale decir construir vnculos de afiliacin alternativos a los familiares. En estos vnculos, Mara resultaba extremadamente dependiente, pero de modo fundamentalmente sano.Mi madre le daba mucha importancia a su nodriza, a la pasin amorosa con la que haba sido acogida. A veces he pensado que la suya fuese una reconstruccin un poco idealizada. Pero es cierto e impresionante pensar que mi padre, encontrado treinta aos despus en la Universidad, fuese originario propiamente de la misma rivera del lago de Varese, tambin l fue hijo de campesinos transformados en constructores en Francia, igual que el marido de la nodriza Rosa. Regresando a la familia de Mara, Rosa logr finalmente tener a Mario, un nio sano, que lleg a ser un hombre dulcsimo con el cual tambin yo he pasado memorables das de pesca en el lago. De adulta, mi madre recuper el afecto de su nodriza y lo hizo propiamente en el momento del nacimiento de Michele, su primognito. Rosa y su familia han llegado a ser una parte muy agradable de nuestra familia.Tal vez la nodriza por s sola no poda representar un imprinting suficiente.Tambin el amor de Sor Marie, la maestra de la cual les he hablado es el resultado de algo muy importante. Pero nada puede ser teraputico como un matrimonio bien logrado. Es aquel que con mi padre fue indudablemente un vnculo fortsimo. En aquel vnculo mi madre logro adems una regresin. Por muchos aos redimension la veleidad profesional y se vivi como mam. En un cajn he reencontrado un viejo y conmovedor diario, escrito propiamente en los aos de sus tres maternidades (Michele 1948, Anna 1950, Matteo 1954) Es verdaderamente sorprendente lo que ella escribi durante mi gravidez: Paso en los jardines pblicos gran parte de mis das, los viernes hago un poco de psiquiatra con Bertha Neumann.Tena 38 aos y su carrera de psicoterapeuta prcticamente deba ahora iniciar.Ahora no deseo pintarles un cuadro demasiado idealizado. Mara no fue una dedicada sper-mam. Nosotros, los tres hijos, fuimos todos confiados a la edad de tres aos a una nana fija que habitaba con nosotros. Una afectuosa seora brianzola que se ocupaba de tiempo completo de nosotros, an los sbados y domingos. Tambin de m, curiosamente, se cuentan episodios que muestran como era ms apegado a la nana Giuseppina que a mi madre. Cuando se habla de las cadenas trigeneracionales.Mi padre apoya fuertemente la carrera profesional de su esposa, facilitndola constantemente y de manera posible. De nio, recuerdo a mi madre, empeada en leer y escribir durante todo el da. Tal vez se podra decir que de este modo mi padre senta tener a Mara toda para l: Pero esto no era un punto alcanzable. Mi madre precisamente logr crear en el campo profesional vnculos afectivos muy potentes. Primero en un crculo de amigos psicoanalistas no convencionales, despus sobre todo con Luigi Boscolo, Gianfranco Cecchin y Giuliana Prata. Fueron ciertamente estos los aos ms explosivamente creativos, vividos en un clima de equipo muy intenso. Grandes vnculos cercanos con sus amigos de la Catlica, con el grupo de Dante Ghezzi, Carmela Martino, Milena Lerma y otros, con los cuales escribe Il mago smagato. Despus viene el grupo con Luigi Anolli, Paola Di Blasio, Valera Ugazio y otros, con los cuales public Sul frente dellorganizzazione. Despus ha estado el turno de su ltima familia profesional: los diecisiete aos transcurridos conmigo, Stefano Cirilo y Ana Mara Sorrentino.RABIA Y CREATIVIDADDentro de todos estos equipos, Mara no fue jams un jefe en un sentido tradicional, ni se mostraba competitiva en afirmar su poder. Ha sabido ciertamente dar mucho, pero tambin escuchar y apreciar aquello que reciba. Una dimensin cooperativa y colaboradora que la terapia familiar busca trasmitir a las familias y que ella ha sabido vivir a todos los niveles: un ltimo y decisivo factor de resiliencia.Los resilientes no son sabios. Es evidente cuan poco sabio haya sido mi abuelo. Aunque la reconstruccin ms meticulosa no podr jams resultar armnica como un edificio construido sobre bases slidas. La desesperacin, es aquel potente y peligroso combustible que lleva lejanamente a los individuos normales.El resiliente, es un sujeto a quin le cuesta mucho trabajo encontrar un punto de equilibrio. Corre el riesgo de oscilar entre un exceso de dependencia cuando siente finalmente haber encontrado el amor y un exceso de autosuficiencia cuando teme contar solo con sus propias fuerzas.En su bello testimonio publicado en la Terapia Familiar (no.64, p.86), Ginfranco Cecchin ha descrito muy bien como Mara en su relacin con l puede mostrarse camalenica, pasando rpidamente de una actitud autoritaria a una de casi infantil disponibilidad.En la historia profesional de mi madre reconocemos sus famosos cambios o discontinuidades, as como personalmente recuerdo los repentinos saltos y berrinches de su estima frente a las personas y en un abrir y cerrar de ojos poda pasar de la beatificacin al desprecio. Mientras tanto improvisaba algunas breves flexiones depresivas que inclinaban su actitud solamente de pronto hacia el entusiasmo.La disposicin a pensar en equipo, como mente colectiva, elemento fundamental de su visin de la psicoterapia, nace primeramente como algo personal y fundamental de su necesidad de equilibrio.El resiliente sabe tambin ser ms malo del normal. Lo testifica Stefano Cirillo en sus testimonios sobre la crueldad amorosa de Mara (Terapia Familiar, no. 64, pp. 97-99).El resiliente ha vivido en su propia piel la comprobacin de que no solo el amor es el combustible que lo ha movido para vivir como protagonista. Tambin la rabia, el odio, el desafo y la provocacin han hecho de l aquel que es. Este ejemplo ayuda al psicoterapeuta familiar a ser capaz de trabajar sobre sus registros emotivos, no solo sobre aquello de la comprensin emptica.Para que resulte eficaz la provocacin debe ser autntica, integra. No puede reducirse a un msero juego. El terapeuta debe creer hasta el fondo en aquello que est diciendo. Es lo que tambien toma Valeria Ugazio en su testimonio (Terapia familiar, n.64, pp. 93-95). Mara de nia era llamada la boca de la verdad: jams en su vida ha sabido (o querido) distinguir entre el propio rol y la propia persona. Poda ser siempre solo s misma, en cualquier contexto que se encontrara. Haba aprendido en su fuerte soledad infantil, reaccionando a los golpes y violencias de sus hermanos y a la ausencia de sus padres. De adulta su integridad ha llegado a llegado a ser la matriz de su creatividad. Ninguna relacin de dependencia frente a la autoridad constituida, como por ejemplo Sigmund Freud, pero era prioritario creer en las propias ideas, aprendiendo de la experiencia construida junto al propio equipo. En resumen su principal dote ha sido aquella de exaltarse dentro de una pertenencia. Esta es la muy caliente locura que todos nosotros quisiramos buscar de imitar.

BIBLIOGRAFIA1.- Selvini Palazzoli M. (1981), Sul frente dellorganizzazione, Feltrinelli, Milano.2.- Selvini Palazzoli M. et al. (1976), il mago smagato, Feltrinelli, Milano.3.- Cirillo S. (2000), In memorian: Mara Selvini Palazzoli-Opinioni a confronto, Terapia Familiare, 64: 97-99.