manual de uso cultural 16

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John Huston, Hermann Hesse, Jean-Luc Godard, Agusti Villaronga, Cat Power, 'Luther', Per Barclay.

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MÁLAGA Café Negro, Café con Libros, Café del Viajero, Librería Luces, Centro Cultural Provincial, Galería Alfredo Viñas, Ancora, CAC Málaga, Cincoechegaray, Galería Isabel Hurley, Hotel del Pintor, Café Citrón, Ateneo, La Casa del Libro, Fundación Picasso, Café Alamos 38, Clandestino, Galerías Goya

UNIVERSIDAD DE MÁLAGA Comunicación, Filosofía y Letras, Psicología y Educación, Empresariales, Industriales, Informática, Telecomunicaciones, Medicina, Derecho, Bellas Artes, Biblioteca General, Rectorado.

SEVILLA Librería especializada en arte Un gato en Bicicleta.

JAÉN Librería Metrópolis, Café Deán, Biblioteca municipal.

RONDA Museo Joaquín Peinado.

FRIGILIANA Casa de la Cultura, Galería Krabbe.

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Tema del mes John Huston 04.Perfil Javier Calleja 14.

Cine 'Vivir su vida' de Godard 16.Serie Institut R. Llull A. Villaronga 20.

Escenas La familia de P. Duarte 22. Televisión ‘Luther’ 26.Música Cat Power 30.

Literatura Hermann Hesse 34.Entrevista A2lenguas 38.

Arte Per Barclay 40.El Cierre 44.

Manual de Uso Cultural es una publicación gratuita de la asociación Think Again.No se hace responsable de la opinión de sus colaboradores. Prohibida la reproducción total o parcial de sus contenidos.

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Asociación Think Again / Edición Miguel Pradas, Jesús Peña, Sergio Sánchez / REdAcción

Sergio Sánchez (behance.net/diecinueve) / disEño

/ colAboRAdoREsAntonio Gómez Hueso, Juan Gabriel Pelegrina, Emilio Perianes, María Sánchez,

Nacho Gutiérrez, Laurent Wauquier, Irene Urbano, Miguel Blasco, Nacho Sánchez, Antonella Montinaro, Fran Sánchez, Sergio Contreras, Sara G. Cortijo, Isabel Bono,

Carmen Alcaraz, Rocío Yuste, Remedios García, Estanislao M. Orozco, David Dueñas, Xero Fernández, Manuel España Arjona, Francis Moriel, Marietta Gedda, Virginia Rota,

Isabel Moreno Caro, María José Moreno Peinado, Marisa Carmona.

MA 3069-2009 / dEpósito lEgAl 2171-3979 / issn

/ contActo [email protected] / Miguel Pradas (650 963 622), Jesús Peña (645 623 693)

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'El halcón maltés'POR maRIsa caRmOna.

John Huston elige para su ópera prima un film-noir, que sienta las bases de su estilo hasta mediados de la década de los cuarenta. La cinta se basa en la novela homónima de Dashiell Hammett publicada en 1930 y la adaptación es impecable, incluso podemos decir que logra superarla: ya habían intentado adaptarla a la gran pantalla sin dema-siado éxito. Algo a lo que contribuyó la presencia de una de las grandes estrellas del momento, Humphrey Bogart, que encarnaba perfectamente las caracterís-ticas de su protagonista, un inteligente y misterioso detective que mantiene ese halo de los grandes galanes del cine clásico, envuelto en el humo del cigarro y juegos de sombras que contribuyen a crear el ambiente místico propios de este genero cinematográfico. Pero todo personaje masculino necesita la presencia en escena de una verdadera femme fatale: la elección de Mary Astor fue clave para el éxito y lograr la atención del espectador. Los primeros planos de

la actriz aumentan el misterio y le dan un toque de elegancia, llenando la pantalla con una luz fría de gran belleza propia de las protagonistas del género negro.

El uso del flashback es un elemento vital de la investigación, así como la construcción de guiones circulares con numerosos giros de trama que aumentan la sensación de incertidumbre y mantienen la expectación hasta el final. Los aspectos más controvertidos se tratan con brillantez, incluyendo pautas narrativas y estéticas que influirán en films posteriores como 'Chinatown', 'Lau-ra', 'El sueño eterno' o 'Sed de mal'.

Huston consigue una obra maestra conjugando elementos tales como una revolucionaria narración fílmica y ex-presivos juegos de luces, que hacen de este film uno de los imprescindibles de la Historia del Cine y que se mantenga imperecedero con el paso de los años.

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«El rostro de Mary Astor aumentael misterio»

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'El hOnOR DE lOs PRIZZI', amOR 'nOIR'POR maRIEtta GEDDa.

El honor de los Prizzi es amenazado por Irene Walker, una bella asesina a sueldo que se encuentra con Charley Partan-na, ahijado y mano derecha de Don Corrado Prizzi. Ambos se buscan, se enamoran, se casan y se mienten. Pero el terreno aún es desconocido. Tanto así que Charley sorprende a su musa convertida en la mujer que ha robado dinero a los Prizzi, a quien debe asesi-nar. Pero el amor lo frena. Todo vuelve a tomar su lugar, cada cual es quién es y su relación se torna cada vez más real. Y

quizá la ame aún más al descubrir en ella a su alter ego

perfecto, su opuesto complementario, el reflejo de su mano fría y letal.

Maerose Prizzi, nieta de Don Co-rrado y eterna enamorada de Charley mueve otra pieza del juego al delatar a Irene ante su abuelo diciéndole que el dolor de Charley «no será nada en

comparación al honor de los Prizzi». Nuestra heroína le da una oportunidad al amor, pero su héroe imperfecto, para su desgracia, juró hace años con su sangre proteger a la familia. Por un efímero instante Charley decide romper su vínculo con la mafia, pero muy a nuestro pesar nada es más importante para él que el honor de los Prizzi, quienes le encargan asesinar a su propia esposa. Él los increpa por su riqueza, tan inmensa como su soledad, pero cede a su poder y renuncia a Irene para siempre. Como en la vida, el amor irrumpe con una fuerza demoledora que puede cambiarlo todo: liberar a sus víctimas de una existencia noir o ser ab-sorbido por un poder mayor –el dinero, más que el honor– llevándose alguna vida a cambio. Ella, cuya naturaleza es en el fondo idéntica a la de él, intuye su traición y está preparada para matarle. Pero esta vez, la que primero baja de las tablas es nuestra bella dama de vestido color malva.

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«como en la vida, el amor irrumpe con sufuerza demoledora»

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a d

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es06

«Mi vida se compone de episodios fortuitos, tangenciales y dispares: Cinco esposas, muchas aventuras –algunas más memorables que los matrimonios–, la caza, las apuestas, los pura raza, pintar, coleccionar, boxear, escribir, dirigir e interpretar más de 60 filmes». Así se presentaba John Marcellus Huston (1906-1987), uno de los cineastas más singulares que ha dado el Cine. Singu-laridad por su obra, que ha servido de inspiración para directores de renombre, como Scorsese, Eastwood, Jarmusch, los Coen, Boyle o Freaks; singularidad por su vida: aventurero, mujeriego, proscrito, autoexiliado; singularidad, sobre todo, por una parte genial de su cine, plagada de obras maestras que han pasado al Olimpo de los clásicos; singularidad por-que nadie como él adaptó difíciles textos de sobresalientes escritores (Kipling, Williams, Joyce, Capote, Miller, Melville, Hammett), y nadie como él contó con todos los grandes actores de la época (Bogart, Bacall, Marilyn, Gable, Bette Davis, Newman, Deborah Kerr, Hayden, Gardner, Wayne, Hepburn, Peck, Mit-

chum, Liz Taylor, Brando 0 Nicholson).Empezó como guionista para Wyler,

Hawks, Litvak y Walsh, hasta que decidió afrontar su primera película como director, 'El halcón maltés', una historia de Hammett que ya había sido llevada al cine en dos ocasiones. Huston consigue, con un impresionante guión, su primera obra maestra, que recoge fielmente el espíritu de la novela y sienta las bases del Cine Negro. A partir de entonces comien-za una imparable carrera como director, que culminó con otra obra genial: 'Dubli-neses', llegando a dirigir 37 películas y 3 documentales de guerra. Si bien realizó algunos títulos de encargo ('Annie', 'Evasión o victoria', 'La Biblia'), la mayor parte de su cine lo componen indiscuti-bles obras maestras como, aparte de las citadas, 'El hombre que pudo reinar', 'La jungla de asfalto', 'Moby Dick', 'Fat City', 'Sangre sabia', 'The Misfits', 'El tesoro de Sierra Madre' (Óscar al Mejor Direc-tor), 'La Reina de África', 'La noche de la iguana', 'Paseo por el amor y la muerte', 'El juez de la horca'. Pese a habérsele prohibido sus documentales para el ejér-

cito americano en la II Guerra Mundial y manifestarse contra la 'Lista Negra' de McCarthy, Huston contó siempre con el apoyo de las grandes productoras, pese a su autoexilio en Irlanda, que no dudaron el encargarle superproducciones y que le financiaron sus films más personales, pese a que algunos no contaron con el éxito popular. Fue siempre considerado un director sólido, brillante, garantía de calidad para cualquier proyecto.

Éstas son algunas claves que configu-ran a Huston como uno de los grandes nombres del Cine:

–Gran adaptador de obras literarias, algunas veces en colaboración con los escritores, otras realizando variaciones sobre la obra original y otras sirviendo fielmente al texto con una rigurosidad exquisita. La inmensa mayoría de sus películas procede de obras literarias; sólo seis fueron guiones originales. Lo bordó filmando, además, algunas obras consi-deradas dificilísimas y poco comerciales, como 'Dublineses' o 'Bajo el volcán'.

–Rodó casi todos los géneros (con la única excepción de la ciencia-ficción).

L u c e s , c á m a r a , ¡ a c c i ó n !

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–Fue un excepcional guionista. Para él el guión era el principal elemento. Elabo-raba diálogos cargados de significado, precisos, ingeniosos, reveladores.

–Un leitmotiv de su cine fue el quebran-tamiento de la moral, el crimen, en sus diferentes manifestaciones, no todas de índole policíaca. Quería desentrañar los motivos ocultos de la actitud delictiva, denunciando la avaricia, la pasión por el poder y la riqueza de las personas, lo que las inducía a cometer actos violentos. Huston siempre miró con ternura a los criminales, al tiempo que presentaba a la Policía y a la Justicia como instrumentos de un poder político corrupto.

–La aventura es otro leitmotiv. Termina en fracaso, decepción y desastre. No hay ganadores en sus tramas, sólo perde-dores, seres atormentados que buscan una felicidad esquiva, pero terriblemente consecuentes con ellos mismos, con un destino cruel e irremediable.

–Su técnica cinematográfica es sencilla, sirve para contar con más efectividad la historia, sin alardes de cámara ni trave-llings espectaculares.

El gran maestro de barbas blancas nos transmitió una lúcida obra, que se man-tiene vigente en toda su plenitud y que nos muestra la pasión del ser humano por conseguir metas que, al final, se tornan inalcanzables y nos enseñan que vale más la acción que el resultado de la misma. Por eso Clint Eastwood terminó 'Cazador blanco, corazón negro', homenaje a Hus-ton, con estas palabras: «Luces, cámara y... ¡acción!». | Antonio gómez Hueso | Pieza gráfica: Irene Urbano

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'The misfits', el ocaso de los dioses, o la enésima y placentera revisión de una película maldita, que en todas las enci-clopedias figura como drama, romance y western, no siendo ninguna de esas tres cosas.

Aparenta ser el salto de un director especializado en el cine de aventuras hacia la intelectualidad metafísica. O quizás sea simplemente el resultado del montaje apresurado, forzado por los productores, sobre los restos de una película que no pudo ser. Evidente-mente es teatro filmado, firmado por Arthur Miller. Diálogos tan espléndidos como inconexos a lo largo de una obra fragmentada por los avatares de un rodaje caótico. El ausente, o quizás falso final, sin títulos que lo certifiquen, ni epílogo que lo justifique; nos confir-ma la sospecha del combate cotidiano entre guionista y director a lo largo del rodaje; ayudados en el común objetivo hacia la catástrofe, por estrellas que, a punto de desaparecer, están prestando a la pantalla los últimos rayos de ener-gía que preceden a su extinción. Una producción de lujo en la que los textos del dramaturgo estarían bordados por alumnos destacados del Actor´s Stu-dio, entre los cuales intentaba infiltrar-se Marilyn, asesorada por una profeso-ra de la academia, experta en coaching, y que fue la primera en rendirse.

Clift sólo necesitaba prestar su mag-nífico rostro de juguete roto, literal-

mente, al intentar ocultar con afeites y encuadres el lado malo, paralizado, de su cara: secuelas de una reciente re-construcción. Gable, que estaba perdi-do entre actores como Wallach o Clift, había adelgazado más de lo saludable para poder asumir un papel pensado para Robert Mitchum. Y ninguno de ellos, pese al desinterés del alcoholiza-do Huston, que dormitaba durante el rodaje, en los ratos perdidos entre una y otra noche loca, consiguió aparente-mente salvar del desastre esta película inclasificable. Fiasco aparente, porque su contemplación no deja indiferente al cinéfilo, en absoluto.

Los títulos de crédito ya previenen al espectador sobre su contenido, un puzzle que tendrá que armar con bas-tante cariño y paciencia, muchísima paciencia; dando por bueno el que le sobren algunas piezas, y le falten otras en la zona vital del cuadro, aquéllas que deberían cerrar de manera cohe-rente la imagen, en espléndido blanco y negro, de una naturaleza salvaje a punto de convertirse en carne enlatada para animales de compañía. Un canto al conservacionismo y a la protección medioambiental, como esbozo eco-logista, echado a perder por el senti-mentalismo histérico del personaje de Marilyn, en la escena cumbre de su carrera, según algunos fanáticos.

Afortunadamente, el exceso de medios empleados, los recursos obsce-

the misfits o el ocaso de los dioses

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namente invertidos en su producción, nos ofrecen escenas imprescindi-bles para comprender la historia del séptimo arte. Me refiero a aquellas en las que aparece un personaje, apa-rentemente menor, pero que quizás sea el más elaborado, el más redondo de la película, encarnado –la palabra interpretado no hace justicia– por esa actriz que oscurece inevitablemente todos los repartos en los que ha estado incluida. Thelma Ritter, incluso con el brazo en cabestrillo, y sólo con la media docena de frases que le han asignado, nos hace olvidar cualquier intento más o menos logrado, de esce-nificar la carga psicológica, en cuatro personajes poseídos por el mismo pesimismo crepuscular que los asfixia-ba en la vida real. Thelma Ritter nos demuestra que se puede, y se debe, prestar un poco de humanidad a los que te rodean, cuando todo a tu lado es cabeza perdida, como en los versos de Kipling. Comprobadlo (en el film y en la vida real).

Huston lograría dirigir al menos una película con evidente trascenden-cia psicológica, y textos de Joyce, la espléndida 'Dublineses', que aquí se tituló 'Los muertos', más que nada por incordiar. Y continuaría, octogenario y enfisematoso, con el habano en la boca, junto a la mascarilla de oxigeno-terapia en la nariz, demostrando que la fortuna, el azar, y nadie más, es quien puede escribir los guiones de eso que llamamos destino. | Emilio perianes| Pieza gráfica: Laurent Wauquier

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El cine, desde sus orígenes, recurrió a la literatura como fuente de inspiración y entre ellos es posible encontrar di-versos puntos de contacto, préstamos, paralelismos y diferencias imposibles de tratar, incluso malentendidos y mutuos recelos, aunque habrá directo-res que apelarán por una convivencia pacífica. Existe una enorme variedad de películas que provienen de fuentes lite-rarias aunque los críticos afirmen que hay textos imposibles de filmar,donde la distancia entre el texto y la pantalla parece abismal.

Durante su prolífica carrera como director, John Huston adaptó varias obras literarias, algunas que son ver-daderas joyas cinematográficas como 'Moby Dick','Bajo el volcán' o 'El halcón maltés', entre otras. 'Dublineses' es su gran testamento cinematográfico, que rodó en silla de ruedas y con másca-ra de oxígeno eligiendo el soberbio relato de James Joyce para realizar una película excelente, llena de clasicismo hollywoodiense en una década nefasta para el cine americano.

La obra está basada en la homónima novela y tenemos la sensación que el director quiera sentarnos en la mesa de las señoritas Morkan como a uno más para disfrutar de la celebración de la noche de Reyes, que ocupa casi toda la historia y mostrarnos detalladamente un retrato crepuscular de la sociedad irlandesa de la época, atrapada en sus

viejas convenciones donde el lector se convierte en espectador .

La película se tituló en España 'Dubli-neses' por deseo de la distruibuidora, que veía 'Los muertos' demasiado os-curo como título. Huston hizo una cui-dadísima ilustración del texto de Joyce, que está prácticamente reproducido en la película, manteniendo muchas líneas de diálogo idénticas.

Desde la idea original del relato se ha conseguido hacer una película del todo fiel aunque existan algunas alteraciones como la definición de algunos perso-najes secundarios, que en el relato sólo son mencionados y la utilización de la voice-off: Joyce en su relato lo describe todo con una precisión milimétrica, de-talla los gestos de los personajes y cada particular de las estancias; Huston y su equipo lograron plasmar en la película todos esos detalles y gracias a una la-bor meticulosa de casting consiguieron actores que encajaban perfectamente en los personajes de la novela, especial-mente Donal McCann (Gabriel Conroy) y Donal Donnelly (Freddy Malins).

Tras una larga velada en la que aparentemente apenas sucede nada, se llega a la secuencia final en la que el matrimonio formado por Gretta y Gabriel, tras la animada cena, llegan a su hotel y ella le confiesa el drama de la muerte de su primer amor de la juventud. Gabriel, entonces, compren-de que siempre ha sido el sustituto de

dublineses: cine y literatura, una historia de amor

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un muerto, la incarnación del Amor con el que jamás podrá competir. El muerto está más vivo que él y su peso en la memoria de su esposa es más sincero, más verdadero y más noble que el que él podrá tener nunca.

La película finaliza con un homenaje a la prosa de Joyce, que se convierte en una invención de guión, con el grande acierto de utilizar la voice-off como recurso para introducirnos en el lirismo de Joyce. Mientras Gretta se queda dormida tras su confesión, Gabriel observa por la ventana la nevada que cubre Dublín. La inmovilidad del paisa-je irlandés bajo la nieve y el extraordi-nario texto de las dos últimas páginas del relato de Joyce se convierten en un monólogo en voice-off.

La nieve, como símbolo de la muer-te, de la inmovilidad, la resignación de Gabriel y su melancolía, se convierten en la metáfora de la sociedad irlandesa de la época: un sepulcro de muertos ilustres y vivos mediocres, quizás por eso el relato de Joyce tenga una tras-cendencia superior a la de la película ya que Joyce está describiendo la conclu-sión de la época en la que vive, lo que justifica la búsqueda de nuevas formas de narra.

Por el contrario, Huston carece de esa visceralidad, de esa urgencia narra-tiva personal, y su magnífica película es más un homenaje a Joyce que una declaración íntima de claustrofobia hacia la inmovilidad de sus tiempos. | Antonella Montinaro| Pieza gráfica: Sergio Sánchez

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«tully insiste en su sueño de recuperar la forma: 'the shape'»

fat city y la existencia abandonada

El cuarto en madrugadora penum-bra que enmarca la presentación del personaje de Stacey Keach y la inútil búsqueda de esa cerilla miserable que dé fulgor a un último y arrugado pitillo le sirven a John Huston para esbozar, en apenas un par de minutos –lo que dura un paseíllo en calzoncillos por una estancia minúscula y enmarañada–, el contorno del derrotado que tanto gustaría en el cine norteamericano de los setenta.

Siempre existió el recurso del antiguo boxeador para contar la historia de la frustración, desde el que encarnara Wallace Beery para King Vidor en 'The Champ' (1931) hasta ese luchador cuyo canto de cisne sólo podría haber en-tonado Mickey Rourke ('The Wrestler', Darren Aronofsky, 2008), tan cerca, tan lejos. Aquí, Huston, abrazado a la foto-grafía cruda de Conrad L. Hall, vuelve a dar una oportunidad al eterno apalea-do; Keach, con ese rostro que parece

haber presen-ciado cientos de batallas emba-rradas, ve la luz a través del perfil

impetuoso de un Jeff Bridges (Ernie Munger) de 18 años. Keach interpreta a Billy Tully, un boxeador que fue profe-sional, pero que «ya no está en forma», e imagina, en ese gimnasio de eco cre-puscular, una prometedora carrera para Munger: «¿Que no has pisado nunca un

ring? Tienes lo necesario, chaval». Más tarde, Tully aparece en solitaria espera junto a la copa de rigor en un bar de atmósfera sombría y olor a vino de Jerez: «¿Nunca vas a casa?», le pregun-tan. «Ya estoy en ella», acierta a decir. Y resuena: «Ese chico era extraordinario; sólo uno entre un millón sale así».

La existencia abandonada de Billy Tully transcurre entre trabajos que no fructifican en cocinas destartaladas y el fatigoso tránsito por campos de cebo-llas a ocho dólares la hora. Ahí, en Stoc-kton, California, nowhere, el desencanto lo empapa todo, como el sudor, como la desalentadora melodía escupida por esa jukebox que no es silenciada ni a cabezazos. En una estampa brumosa, de resaca infatigable, de descampados que se encadenan, de pintadas en las que se desea una feliz Navidad, Tully se encuentra con que a los cinco minutos le dicen un «te quiero» entre lágrimas, surgido al aliento de unos labios sin pintar y apabullados por el alcohol. En Stockton abundan los solitarios y los exboxeadores que no pueden respirar en días húmedos: cuando dos de ellos se encuentran, las miradas se suavizan. «Si me pongo en forma, sé que puedo volver a boxear». Risas.

Mientras tanto, Ernie Munger busca seguir la senda del futuro campeón, con el mismo entrenador que guió a Tu-lly durante años, el que le vería crecer y le dejaría caer: «–Di que vas de parte de

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Billy Tully. –Oh, sí, una vez vi una pelea tuya. –¿Ah, sí? ¿Gané? –No». Brota el sueño de un peso pesado blanco, el mismo que anhela la América profun-da; un diamante se va puliendo, su carácter se va tallando. Es derrotado en su primer combate, gana los tres siguientes, pierde el quinto, deja emba-razada a su novia, le pide matrimonio, coincide con Tully en un trabajo para la recogida de nueces. «¿ Sabes Ernie?, hay mujeres que te quieren por cómo eres, pero duran poco. Cuida a esa mujercita tuya».

Tully insiste en su sueño de recuperar la forma, «the shape», a los 30 años. Ahora no le queda nada, pero es que deberíamos haber visto lo que tenía: coche, casa, todo. Conserva la foto de la mujer que le abandonó en el ocaso de su carrera, siempre la llevó en la car-tera. Su reaparición, por fin, se produ-ciría un 17 de diciembre, ante Lucero, decadente boxeador que ya meaba sangre. Cien míseros dólares es lo que le quedaría finalmente, eso es lo que costó su esfuerzo. «No vale la pena», gritaría. En el pasillo, justo antes de la pelea, parecía retumbar aquello de «en un tiempo fui intocable. Intentaban golpearme, pero en un momento ya no estaba ahí...». Después, en ese mismo pasillo, sólo negritud y silencio, luces que se apagaban a cada paso. Más tar-de, meses o años después, Tully com-partiría un café en un antro cualquiera: «–Me tengo que ir. –Quédate un poco. Habla conmigo...». | Miguel pradas| Pieza gráfica: Fran Sánchez

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Adentrarse en el estudio de un artista significa traspasar la puerta de un lugar mágico. De un espacio privado, íntimo, subjetivo. Del sitio donde todo ocurre. Donde las ideas pasan a ser realidad. Un territorio que desprende una vitalidad proporcional a las horas de trabajo entre esas cuatro paredes. Por eso, el estudio de trabajo de Javier Calleja está vivo, se mueve e incluso hace sonreír. Da la sensación de que uno va a encontrarse en algún rincón un grupo de susuwataris –aquellas bolitas de hollín que surgieron de la mente de Hayao Miyazaki y que tanto ayudaron a Chihiro– divirtiéndose, correteando, jugando con pinceles, rotu-ladores y acuarelas. Ayudando, propo-niendo e incluso inspirando al autor. Pero no, no es posible: Los susuwataris sólo habitan espacios abandonados y el taller de Calleja está más que vivo.

El estudio de este malagueño posee una luminosidad de la que también se ha impregnado su trabajo. Una obra gene-ralmente pequeña, casi diminuta, llena de trazos y frases sencillas, habitualmen-te en inglés («ese inglés que todos los que no somos ingleses hablamos, que es

tan básico y universal»). Y que esconde, sin embargo, una amplitud enorme, una ardua elaboración, una gran paciencia. Con un significado que va mucho más allá de los límites del papel, de la libreta, del lienzo, de las paredes.

Tras estudiar Magisterio, Calleja se de-cidió a añadir a sus estudios la carrera de Bellas Artes. Y el nuevo rumbo vital que tomó entonces este artista malagueño le ha ido muy bien: El Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, el CAB de Burgos o la Fondation Suisse de París ya le han visto trabajar, porque Calleja suele crear sus exposiciones in situ, trasladan-do prácticamente su estudio al museo, interviniendo cada espacio según las cualidades y características del mismo. «Es algo arriesgado para comisarios y galeristas. Fue difícil empezar con ese modo de trabajo, pero ahora funcio-na muy bien», cuenta el artista, que también ha expuesto en ciudades tan dispares como Nueva York o Granada, y cuyo trabajo también forma parte de una muestra colectiva que recorre las diferentes sedes del Instituto Cervantes a lo largo del planeta.

VIajE al cEntRO DE jaVIER callEjaPOR nachO sÁnchEZ.

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erfi

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Pero mientras su obra se puede ver por medio mundo, el espacio reducido de su estudio es el alma creadora de Calleja. Es ahí donde se siente más cómodo: Disfru-ta más del proceso que del resultado que su trabajo. «El camino es lo más bonito», cuenta el malagueño. Y, por eso, su día a día está compuesto por una suerte de dis-ciplinas variadas: La pintura, la escultura y el dibujo, pasando de una a otra casi sin pensarlo. «Me gusta cambiar, hacer cosas diferentes», añade un Javier Calleja cuyo estudio se conforma prácticamente como un repaso a su carrera artística, con dimi-nutas piezas de madera intercaladas en las estanterías con pequeñas piezas escul-tóricas, grandes lienzos guardados en grandes carpetas y hasta frases y dibujos en las propias paredes de la habitación. Muros donde cuelgan listas con cosas por hacer, ideas por desarrollar: Puntos de inicio de un nuevo trabajo.

Y las herramientas le esperan, casi le miran con ansia. Botes de pintura, viejas acuarelas, modernos rotuladores, lápices de colores... Útiles varios que cobran un nuevo significado cuando Javier Calleja los complementa con papeles, lienzos, piezas o hasta un fardo de billetes de dólar. Y la inspiración de su vida diaria culmina el círculo artístico enseñándole el camino hacia un nuevo trazo. Un nuevo concepto que nace como garabato pero que va tomando vida hasta convertirse en nuevo punto de partida para la obra de Calleja, propietario de libretas que escon-den lo que es y lo que será su trabajo. Que le sirven para seguir creciendo. Seguir creando. Seguir siendo artista.

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Cin

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‘Vivir su vida' es el regalo de un ena-morado a su pareja. 'Vivir su vida' es la ofrenda de un pintor a su musa, un pintor que sabe bien que el pincel es un instrumento ineficaz para captar tanta belleza y utiliza la cámara y la filma a ella: a Anna-Nana. Filma Godard a Anna sabiendo que filmar-la es renunciar a todo lo que no se puede filmar. Hay una elección clara y la elección es Karina. Su rostro, sus gestos, su nuca, sus manos. Con eso basta. Desde todos los campos, desde todos los ángulos, planos fijos y en movimiento, con penumbra y con luz. Es el amor el que enseña a hablar a este pintor.

Resulta sorprendente que 'Le petit soldat' esté rodada al año siguiente ya que parece el acercamiento de un tipo tímido a una chica guapa. ¡Con qué

pudor está filmada Anna en 'Le petit soldat'! Una vieja inquietud, nuevas preguntas. En realidad, la película puede leerse como un ligoteo, como una toma de contacto, como una charla de cafetín entre un hombre con ganas de cambiarlo todo y una mujer que va a ser –que está siendo– su catapulta… Si fuéramos terriblemen-te malos (pero Godard, a veces, nos enseña a ser malos) diríamos que es la coincidencia entre el chulo y su puta.

Después (aunque el concepto antes y después es un poco absurdo en una filmografía como la de JLG) vendrían 'Bande à part', 'Alphaville' o 'Pierrot, le fou'. Todas ellas son una radiografía del binomio Godard-Karina, películas que dan claves para la hipótesis de una pareja y son, progresivamente, un descenso, un hartazgo, algo que se

5 0 a ñ o s

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«A lo Vinicius de Moraes: el amor es eterno mientras dura»

rompe. Conforme avanza el tiempo la relación deviene en director-actriz. Pero 'Vivir su vida' también es el cine. Es un descubrimiento de lo que puede ser el cine. El cine es Anna-Nana y es una forma que piensa. Un arte minus-valorado, prostituido, reducido en oca-siones al barracón de feria… Un arte que tiene la capacidad (como algunos cuadros de Manet, como algunos cuadros de Velázquez) de trascender la imagen y cuestionarse a sí mismo. Es el cine hecho por un alquimista (por un enamorado de ella y del cine) que revela la alquimia (al cine y a ella). Observemos a Nana en la oscuridad del cine viendo 'La pasión de Juana de Arco' de Dreyer. Una lágrima.

El negocio sigue a las películas, se nos dice en 'Historie(s) du cinema'. En el inicio del cine había hombres que filmaban historias de amor y luego llegaron los productores/los distri-buidores –la Mafia– y vieron que eran rentables y las explotaron hasta la sa-ciedad, hasta hoy, donde parece que todo está explotado o todo va a ex-

plotar. ¿Pero qué negocio puede haber en el deseo de un hombre de inmortalizar a su

amada? ¿Qué negocio hay en la since-ridad de un hombre que proclama que ama al cine?

Cine y amor. Godard vive su vida. Rompe con Karina –porque el amor es eterno mientras dura– y conoce a otras Anas pero ya no las filma igual.

Con Anne Wiazemsky hay amor mez-clado con revolución (fijémonos en la larga entrevista de 'One plus One' o en las tomas del piso franco de 'La Chinoise') y con Anne-Marie Miéville es un amor maduro, teórico, un amor de montaje o un amor detrás de la cámara. Discernir si este es el amor más 'verdadero' nos llevaría otro artí-culo entero, así que mejor dejarlo a lo Vinicius de Moraes: el amor es eterno mientras dura. Como el cine.

UN REFLEJO DEL CINEProstitución y películas. Temas intere-santes para Godard. Está '2 ó 3 cosas que sé de ella' en la que una burguesa decide ser prostituta para sacarse un dinerillo extra más por tedio –como en 'Belle de jour'– que por otra cosa. Y después 'Salve quien pueda la vida' en la que, tras la resaca revoluciona-ria, vemos a un Godard más agresivo. La prostitución ya no es un entrete-nimiento o una opción. Ahora es un reflejo del cine. Un negocio terrible en manos de monstruos. Una fábrica en la que se explotan imágenes. Proxe-netas y patrones –la Mafia– con una mirada inmoral que soslaya todo lo que puede ser interesante y sólo busca el provecho económico, la rentabili-dad, el espectáculo. Con eso choca la poesía. Lo perdurable de una mirada. La única verdad: en la oscuridad, 50 años después, cuando Nana mira a cámara te está mirando a ti. Y a mí. A nosotros. | Miguel blasco| Piezas gráficas: Xero Fernández

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Dicen que en la venganza el más débil, es siempre el más feroz. Un joven con proble-mas; un hombre confinado quince años en una celda sin conocer el motivo; una madre. En ellos se esconde una fiera que el deseo de venganza alimenta, haciendo jirones cada célula a la espera de una oportunidad que nunca será casual. Probablemente el mayor aliciente de esta saga dirigida por Park Chan-wook, además de la belleza visual y poesía propia del cine asiático, es que conecta con un instinto íntimo y oscuro del espectador, una pulsión que clama resarcirse más allá de la ética o la razón. Ellos lo saben y tú, que observas desde otra esfera, otro plano físico y temporal, también. No se trata de una venganza épica, no son caballeros ni guardianas, sino víctimas que aguardan el momento de convertirse en verdugos. Bellísimas personas. | carmen Alcaraz

tRIlOGÍa DE la VEnGanZaPark chan-wook, 2002-2005

El remake de Carpenter merece más de un visionado para aquellos amantes del cine de terror y, yendo más allá, para todo aquel que disfrute, cuanto menos, de algún susto aislado o de una atmósfera de tensión contínua que en esta ocasión se vio aderezada con la lograda banda sonora puesta en escena por el gigante Ennio Morricone. Kurt Russell lidera el reparto en una historia que comienza cuando extraños sucesos se suceden en una base científica en la Antártida: la aparición de una extraña presencia pone en jaque a la confianza de los miembros de la expedi-ción estadounidense quienes, agobiados por las circunstancias, no dudarán en llegar a sus límites para sobrevivir. Los efectos especiales no desentonan para nada con la calidad del guión en este clásico del cine de terror. | Sergio Sánchez

‘la cOsa’john carpenter, 1982

La soledad del que pierde lo importante, la tristeza del que queda sin consuelo, la angustia del que comprende lo doloroso de lo inamovible... Coixet destroza el alma de sus personajes para avivarla frente a nuestros ojos destapando la enrarecida fortaleza de los seres humanos cuando encaran lo agrio de la vida pese a la densidad de la agonía. Veintisiete años del séptimo arte en manos de una catalana que arrastra cinco goyas a sus espaldas, veintisiete años de mujeres a las que la suerte llegó tarde –o no arribó–, de inmigran-tes que malconviven en tierras muertas, de patéticos encuentros, de enfermedades que matan, de recuerdos que peregrinan a oídos de un joven que aún no entiende de lo nocivo del amor. No es pues una oda al sufrimiento, es una oda a la vida viva, una dádiva invernal, un fragor plomizo, una maravillosa apología a los que aprendieron a convivir consigo mismos sin ahogarse en la soledad que merodea a lo intrascendente.

El ElEGantE DRama DE cOIXEtPOR VIRGInIa ROta.

«destroza el alma de sus personajes para avivarla a nuestros ojos»

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aGustÍ VIllaROnGa. lOs InVIsIBlEs.sERIE InstItut RamOn llull.lOs tRaZOs lIBREs DE la cultuRa catalana (I)

Si se puede hablar de un cine contem-poráneo con sello propio, introspectivo y personal, es el de Agustí Villaronga, director y guionista de películas como 'Pa negre', 'Tras el cristal' o 'El mar'. Entre la marabunta de producciones nacionales (más de cien películas al año), manidas, ñoñas y temáticamente repetidas hasta la saciedad destaca su cine crudo, desnudo de estereotipos y maniqueísmos, no exento de alguna que otra extravagancia –licencia del autor– con la intención de reflexionar sobre la verdadera condición humana, aquella que la sociedad oculta y recha-za por ser siniestra y grotesca. Autor maldito, aislado por las productoras y olvidado por sus propios colegas de profesión, políticas academicistas y opiniones a favor y en contra aparte, era necesario un reconocimiento a su trayectoria como cineasta. Aunque quizá un poco descompensado haya sido premiarle en nueve categorías por

'Pa negre' al convertirlo en el ganador indiscutible de la Gala de los Goyas de 2011.

El cine de Villaronga posee una mirada poco habitual en la cinemato-grafía nacional. Se trata de una mirada propia, con extremo cuidado de no in-currir en convencionalismos y clichés. Cuando nos acercamos a sus películas estamos ante un universo personal en el que los verdaderos protagonistas son esos personajes grises que siempre pasan desapercibidos. Su atención como director y guionista se centra en contar historias secundarias: los daños colaterales de una guerra que ha des-truido la sociedad, la visión de la pos-guerra desde la perspectiva de un niño, la pérdida de la inocencia como con-secuencia de las mentiras. Sus perso-najes se caracterizan por una dualidad moral que los debate entre lo lícito y lo instintivo. Se deslizan como sombras por un mundo que no les reconoce,

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son los olvidados, los que no merecen ser recordados. El cineasta mallorquín se ha propuesto mostrar a través de sus invisibles aquellos sombríos instintos que ocultos bajo la hipocresía de una sociedad tradicionalista que los encu-bre y amonesta, sin embargo, viven soterrados en las profundidades del ser humano. Su forma de contar remite a una reflexión ya extendida en otros autores como Park Chan-wook en su Trilogía de la venganza que han tratado en sus películas temas como los deseos ocultos, la venganza, la pérdida de la inocencia, donde desarrollan su tesis acerca de los motivos que impulsan a la venganza cuando el ser humano se libera de su parte social, se desprende de sus ideales y actúa desde su interior más salvaje que no deja de ser también su condición más humana.

Con el visionado de 'Pa negre' se experimenta en primera persona un cúmulo de emociones que va desde la ternura, la compasión y la pena que inspiran sus personajes desangelados hasta la repulsión, la ira y la violencia que provocan momentos puntuales de la historia que culmina de forma devastadora con la pérdida emocional de Andreu, el niño protagonista. De alguna manera, desmitifica la figura del idealista y sus principios para bajarlos de su pedestal, desposeerlos de su carácter místico, desbancar el concepto de divi-nos que se les atribuye y devolverlos a la tierra. Todo el mundo tiene un doblez, un punto de inflexión, en definitiva: un precio. | María José Moreno peinado

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Cuando Camino José Cela puso el punto y final a su libro 'La familia de Pascual Duarte' fue en busca de un editor, pero en tres ocasiones le rechazaron el manuscrito. Incluso Pío Baroja, quien posteriormente halagara la novela, rechazó la petición de Cela para escribir el prólogo: 'No, mire, si usted quiere que se lo lleven a la cárcel vaya solo, que para eso es joven. Yo no le prologo el libro'. Y algo de razón no le faltaba, el libro recibió duras críticas de la Iglesia y en 1943 fue censurada su segunda edición; sin embargo, volvió a ser autorizada dos años después.

Aunque la terrible historia de Pascual Duarte tuvo una versión cinemato-gráfica en 1975 –dirigida por Ricardo Franco y protagonizada por José Luis Gómez–, ha necesitado setenta años

para que alguien se atreviera a lle-varla al teatro. Tomás Gayo Bautista (adaptador y El Capellán, en la versión teatral) y Gerardo Malla (director) han sido los valientes.

Aunque en esta época Gayo y Malla ya no tengan que esquivar la censura, deben enfrentarse a la posible apatía de un público que leyó la obra en algún momento de su educación secundaria. Junto a 'La Celestina', 'El Cantar de Mío Cid' o 'El Lazarillo de Tormes', 'La Familia de Pascual Duarte' es otro de esos libros que asustaban, más que atraían, a los adolescentes a la lectura. Conocedor de la relevancia de la obra a nivel educativo, Tomás Gayo invita «es-pecialmente a ese público joven que se ve obligado a estudiarla». Al público adulto, los actores les invitan a asistir a

(Re) conoceR a cela

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«la miseria del lugar en el que vivió, la miseria de espíritu y moral»

la obra «abiertos, sin prejuicios».Olvidados los rencores, ésta es una buena ocasión para (re) conocer esta excelente obra del Premio Nobel, fundadora del género 'Tremendismo'. Una corriente literaria heredera de la tradición realista española –la novela picaresca, el naturalismo y la novela social de los años 30– y contextua-lizada en una nueva época negra, la Postguerra.

Mientras espera la ejecución de su sentencia de muerte, Pascual Duarte, un campesino de un pueblo extre-meño, narra su historia a modo de última confesión. Explicación más que arrepentimiento, de cuáles fueron los hechos que llevaron a convertir su vida y a él en una serie de desgracias insalvables. La miseria del lugar en el que vivió, la miseria de espíritu y moral de la gente que lo rodeaba y la mala suerte hace que el propio prota-gonista termine aceptando su destino fatal como si de una tragedia griega se tratara. «Yo no soy malo, aunque no me faltarían razones para serlo», es

la primera línea del libro y una introducción a este pensa-miento deter-

minista. De este modo, a lo largo de la historia y sabiendo que el protagonis-ta es culpable de varios asesinatos, se le identifica como víctima de su propio entorno de marginalidad y de la socie-dad que lo genera.

Aunque en el libro existían hasta

cuatro narradores, en la versión teatral se ha optado por dar prioridad al monólogo de Pascual Duarte (Miguel Hermoso); intercalando escenas con los diferentes personajes cuando el protagonista los menciona. Como en la novela, el lenguaje apegado al habla rural, el uso de metáforas relaciona-das con la naturaleza y del refranero popular sitúan el relato en el ambiente social e histórico de entre 1882 y 1937, años de gran inestabilidad política en España y periodo en el que se desarro-lla la vida de Pascual.

SENTIMIENTO DE ACTUALIDADSin embargo, Hermoso ha menciona-do la vigencia del texto más allá de su contexto histórico, como seres que llevamos el gen de la violencia dentro y que buscamos desesperadamente la felicidad. Para Tomás Gayo, la decisión de adaptar la obra va ligada también a un sentimiento de actualidad concreto, la de la España profunda, aparente-mente inmutable e instintiva que se vio representada en los sucesos ocurridos en 1990 en el pueblo extremeño de Puerto Hurraco.

Para dar vida a los personajes pose-sivos y envenenados de la madre y El Estirao, el director ha elegido a Lola Casamayor y Paco Manzanedo. Ana Otero (Lola), Ángeles Martín (Rosario) y Lola Doval (Esperanza) completan el elenco de mujeres que amarán y trai-cionarán a Pascual entre los días 28 y 29 de septiembre en el Teatro Echega-ray de Málaga. | María Sánchez

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En relación al artículo 'Elegetebéfest' publicado en la sección 'Escenas' del número 15 de Manual de Uso Cultural y en el que se manifestaba que la asociación Ojalá «organiza desde 2009 'Elegetebéfest', un festival teatral que recupera y difunde obras de personajes claves en el desarrollo de la cultura homosexual», la Redacción de esta publicación aclara que se incluyeron varios errores: 1) La asociación Ojalá nunca ha sido la organiza-dora de 'Elegetebéfest' o de ninguna otra manifestación relacionada con el trabajo de la Compañía Ennio Trinelli. La asociación Ojalá colaboró en 2009 en 'Ojalá festival', organizado por la Compañía Ennio Trinelli. 2) 'Elegetebéfest' no es un festival teatral, es un evento cultural global de cultura LGTB denominado 'Elegetebéfest, la fiesta de la cultura LGTB de Málaga', promovido por la empresa De Inutilitate Culturae SL, con la dirección artística de la Compañía Ennio Trinelli. Ni la asociación Ojalá ni ninguna otra asociacion ciudadana ha tenido que ver con la organización de este evento; asimismo, ninguna colaboración se prevé en el futuro.

fE DE ERRatas'ElEGEtEBéfEst'

En 'Se ha escribido un crimen', un hombre es asesinado dentro de un teatro ante la presencia del público, que se convierte en sos-pechoso y testigo. La policía entra en escena para resolver el crimen. Dicho así parece muy simple, sin embargo la torpeza del teniente Martín y sus hombres, irán compli-cando una historia aparentemente sencilla convirtiendo la investiga-ción de un crimen en una delirante comedia. Con Juanma Lara, Maria José Parra, Álvaro Carrero y Salva Reina. | teatro Alameda

‘sE ha EscRIBIDOun cRImEn’teatro alameda (20 a 23/09)

Cádiz 1812. La ciudad está sitiada por los franceses y las bombas comienzan a caer tras las mura-llas de Puerta Tierra. Dentro de ellas, que acogen a los miembros de las Cortes Constituyentes, el viejo caserón familiar del Conde de Casagrande se cae a pedazos. Una divertida comedia de crítica social donde el teatro de másca-ras y el carnaval se mezclan para dar nueva vida a los personajes de la commedia dell´arte y acoger un nuevo género, 'La comedia del ánge´ gaditana'. | t. cervantes

‘una casasIn GOBIERnO’teatro Echegaray (21 a 23/09)

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«Love is like a sin, my love…» Massive Attack.

Con apenas dos temporadas y diez capítulos, 'Luther' se ha convertido, junto a 'Wallander', 'The Hour' o 'Sherlock', en una de las series actuales más interesantes y entretenidas de la BBC. Creada por Neil Cross y protagonizada por un fantástico Idris Elba ('The Wire'), la cadena británica apuesta por un drama policial complejo que mezcla lo mejor de la psicología conflictiva del ser humano con los casos criminales más retorcidos y desafiantes.

Todo el peso de la trama recae en John Luther (Idris Elba) y los homicidios que él y su equipo deben resolver. Luther es un inspector jefe londinense cuyo oscuro

pasado alcanza su punto álgido en los primeros minutos del serial, justo cuando deja caer al vacío a un despiadado asesino de niños. Tal forma de proceder le costará su puesto y su ingreso en un centro psiquiátrico del que es liberado meses después por falta de pruebas. Pero este incidente, lejos de abandonarlo, estará latente durante varios capítulos (el asesino no murió al caer y ahora está en coma profundo), minando de tensión y desconfianza su vuelta al trabajo.

Lo genial de 'Luther' es su doble perspectiva de deleite, una moneda de dos caras que gira en torno a su indis-cutible protagonista, que con solo su presencia inunda la pantalla. Por un lado, hay una amalgama de conflictos satélites

El último asidEro no sErá pEcado, ¿o sí?

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«'Luther' es una serie de tramas bien urdidas y acción galopante»

al protagonista que mantiene en pie cada episodio cuyo nudo se sustenta en los típicos casos criminales de este tipo de series: sádicos impotentes, psicópatas que nutren sus egos con macabros desafíos de inteligencia, exsoldados resentidos, terroristas religiosos, policías corruptos, etc. Para que la ciudad londinense pueda dormir tranquila –siempre el reloj apremia y amenaza con cobrarse nuevas víctimas–, el detective Luther despliega una peculiar intuición y rapidez mental con cierto aroma a Sherlock Holmes, unos discutibles procedimientos policiales –no tan macarras y violentos como los del detective Vic Mackey en 'The Shield'– que ladean una y otra vez los códigos legales y una obsesión desmedida por resolver los casos. De ahí que Luther sea la clave esclarecedora de cada desafío, aunque a su vez sea pura nitroglicerina para sus superiores que siempre andan en la duda de si seguir o no con tal inversión de riesgo.

Por otro lado, quizás lo más sobresaliente del producto, asistimos

a un conflicto psicológico constante que pone en la cuerda floja la verdadera

naturaleza del protagonista. Luther es un personaje pasional cuyos valores de amor y vida chocan con el oscuro mundo en el que se desenvuelve. Lidiar con la banalidad del mal desestructura su jerarquía moral hasta tal punto que el mal se instala en ella como una necrosis.

Es así como poco a poco se alejó en el pasado de lo que él más quiere, su mujer Zoe, un artesonado vital que se apolilla por su culpa, por su caminar hacia el abismo, por su enfermiza manía de hacer suyos los desequilibrios del mundo. Con este espejismo de pérdida, de Zoe y de sus valores, Luther huye hacia una constante autodestrucción, convirtiendo su oficio en una temeridad adictiva, una tentativa ruleta rusa, una azarosa vía con la que descubrir si aún sigue vivo o ya llevaba muerto un tiempo.

Pero no todo está perdido y, curiosa-mente, de ello se da cuenta cuando conoce a Alice Morgan, una psicópata narcisista y superdotada que establece con Luther una peculiar relación de enemistad buscada. Entre ambos hay una balanza en pugna –ingeniosamente chispeantes sus disputas dialécticas– con la que buscan confirmar dos visiones opuestas del mundo: el mal es inherente a la naturaleza humana, postura que defiende Alice y que intenta ejemplificar con Luther; el amor es siempre el último y verdadero asidero al que uno puede aferrarse, postura que defiende el protagonista.

Hasta ahora no sabemos cuál de los dos ganará el pulso, pero lo que sí es posible afirmar es que 'Luther' es una serie de tramas bien urdidas y de acción galopante, con un retrato de un Londres atmosférico y opresor delicioso, con personajes de trazo grueso, bien definidos, y con agudas vueltas de tuerca que hará que nos quedemos anclados al sillón de casa. | Manuel España Arjona

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Con más asiduidad se está cumpliendo en España una de las reivindi-caciones más demandadas por el público serial: el recorte de la deno-minada 'ventana' de tiempo entre el estreno de una serie en EE UU con respecto a nuestro país. Sin embargo, esto es un arma de doble filo, pues podemos sufrir de la misma manera la desagradable sensación de ver nuestra nueva serie favorita cancelada a los pocos capítulos sin que podamos hacer mucho al respec-to. Lo que es absolutamente increíble es lo que ha pasado en varias ocasiones y que parece obra de programadores televisivos malvados que estrenan en España series que ya han sido canceladas o retiradas en Usamérica, haciéndonos que nos enganchemos a personajes e historias con fecha de caducidad inmediata y sin un final adecuado o acelerado o incluso de lo más abrupto, como ha ocurrido en los últimos meses con ‘The Event’ ('El evento'), ‘Alcatraz’ o ‘Flash-Forward’, por citar sólo algunas.

PROGRamaDOREs malVaDOsPOR fRancIs mORIEl.

«Nos enganchamos a historias con final acelerado o abrupto»

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Matt LeBlanc hace de si mismo en esta inteligente comedia coproducida por la cadena americana Showtime y por la prestigiosa BBC. Así, los británicos Stephen Mangan y Tamsin Greig –con humor exquisito en determinados momentos– interpretan a dos guionistas que llegan a regañadientes a suelo californiano tras vender la idea de su serie de éxito a una network yanqui. La mecla, interesante: situaciones desconcertantes para hacerse mucha risa encima.

‘EPIsODEs’D. crane y j. Klarik, 2011showtime / BBc, 2 temporadas

Regresa uno de los guionistas más relevantes de la historia a la palestra catódica. Pero esta vez, Aaron Sorkin viene de la mano de la HBO. En ´The Newsroom’, el ganador de un Oscar por la historia que narró los entresijos de Facebook rompe de nuevo las barreras y los cimientos de uno de los pilares básicos de la sociedad del siglo XXI, como ya lo hizo con la política en ‘El Ala Oeste de la Casa Blanca’: los informativos de televisión y la prensa. Muy recomendable.

‘thE nEWsROOm’aaron sorkin, 2012hBO, 1 temporada

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Una mirada al Sol

Cat power«¿Está usted segura?». Ésa fue la primera pregunta sin más con la que me asaltó la peluquera de turno. Había organizado mi día. Cortarme el pelo. Bueno, aquella fue la segunda pregunta. La reacción a una petición de corte radical. ¿A alguien que pueda estar seguro de verdad alguna vez en su vida? Y no me refiero a creerse seguro. Estarlo es algo bien distinto.

Me reconoció en seguida como la vocalista de Cat Power. Había leído muchas cosas –malas– sobre mí. Dijo que creía que estaba casi moribunda y que prácticamente mi carrera sólo parecía que tenía el camino y la trave-sía de los centros de desintoxicación para alcohólicas. Por una vez no me dijo nada de centros mentales como empezaba a ser habitual. Menos mal.

También comentó que se alegró al sa-ber de que en septiembre de 2012 edi-taría nuevo material, 'Sun'. Un trabajo después de seis años sin componer absolutamente nada. Y ella no es la única que se alegra.

Habían pasado casi veinte años desde que agarré mi guitarra desde Atlanta en el estado de Georgia con rumbo y punto final en la ciudad de Nueva York. No direction home. Y a ella llegué a través de la escucha de clásicos tan contrastados como Otis Redding, la Creedence Clearwater Revival, Bob Dylan o los Rolling Sto-nes. Nada especial. Aunque esté mal decirlo, tuve mucha suerte musical-mente con el divorcio de mis padres. Mi padrastro me lo enseñó todo.

Los chicos de Sonic Youth, en

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«cat power viene con un sonido poderoso y con todo su optimismo»

especial Steve Shelley, me ayudaron en mis inicios y gracias a ellos grabé mis dos primeros discos. 'Dear Sir' (1995) y 'Myra Lee' (1996). Cataloga-dos como indie-folk. La verdad sea dicha, siempre he preferido que digan que mi estilo es el de una persona que escribe sus canciones y nada más.

Seguí trabajando duramente dando a luz discos como 'What Would the Community Think' (1996), 'Moon Pix' (1998) o el disco de versiones que incluía a mis queridos Velvet Under-ground o Moby Grape, 'The Covers Record' (2000). También desfilé mos-trando mi imagen como modelo neo-grunge por pasarelas. Es tremendo volver la vista atrás y analizar todo lo hecho. Hasta que se rompe la baraja. Nombres como Eddie Vedder de Pearl Jam, Warren Ellis de los Bad Seeds o Dave Grohl de Foo Fighters y Nirvana colaboran en lo que sería mi definitiva consolidación. En 2003 aparece 'You Are Free' con un marcado color instru-mental y el éxito internacional que da para girar casi un año y medio por

medio mundo: América, Euro-pa, Australia. Qué sé yo...

Rápidamente tuvimos que sacar un nuevo LP. Tenía que ser el mejor. 'The Greatest' en 2006. Grabado en Memphis. Estuve acompañada de músicos legendarios de la música soul y sureña de todos los tiempos. Maboon Teenie, guita-rrista de Al Green, o Steve Potts el

batería de Booker T & The MG's. Este disco superó el éxito comercial del anterior y, como siempre ocurre, la crítica no fue de la mano. La canción que da nombre al álbum fue usada como himno –sobre todo a raíz de la repercusión de la película donde tuve un papel, 'My Blueberry Nights'– y aquí hubo un antes y un después.

Piano y guitarra han sido siempre mis compañeras. A veces amigas, otras, enemigas. Pero con ellas diría que soy quien soy. Hay mucho mito con la fama. No es la panacea. Es una mierda. Pero no es justo decir que mis problemas vinieron desde ahí. Ya había estado habituada a vivir entre las aguas del valor y el miedo. Es por eso que siempre he usado la máscara del nombre de otra persona. De un animal. De un gato.

Pero, ¿quién puede soportar y dige-rir el éxito tan fácilmente? ¿Convivir con el pesimismo y la melancolía? Ya estaba cansada después de cuarenta años de luchas y decidí pensar en romper con todo. Mirar al frente, dis-frutar de lo que me gustaba hacer. La música. Sonreír. Hablarle a la vida.

«Yo aseguro que Cat Power viene con un sonido muy poderoso y con todo el optimismo posible», le dije a mi peluquera. Pero... ¿estar seguro? Nadie puede estarlo... | sergio contreras

«Pero, ¿quién puede digerir el éxito tan fácilmente?»

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Cuando el pop se agota es preciso hacer algo. Si la música se convierte en un imitar-cada-vez-peor estilos y fórmulas, es nece-sario que los propios músicos busquen con urgencia nuevos caminos para encontrar sonidos, texturas y melodías que expliquen y emocionen la sensibilidad contemporá-nea. Y en esas están el grupo liderado por el vídeoartista Matthew Mehlan. Como unos Radiohead sin dinero, Skeletons exploran todas las posibilidades rítmi-cas y sonoras sin salirse del pop ni de las canciones estrofa-estribillo-estrofa, pero con algo más. Un pie dentro y otro fuera. Parece que hay algo común en la música contemporánea más interesante: esa especie de desarraigo cultural, de rechazo y un fuego contenido en una frialdad su-perficial. Y si no me creéis, escuchad todos esos grupos… Ya veréis. | Nacho gutiérrez

'PEOPlE'skeletons, 2011

El 25 de septiembre será publicado 'Down In The Flood', un DVD documental que girará sobre la relación entre Bob Dylan y The Band dando cobertura a uno de los momentos mas significativos y diferenciadores en la prolífica carrera del bardo de Minnesota. Una pieza jugosa para todo aquel que quiera acercarse a ese momento en que Dylan decidió electrificarse dando la espalda a todo lo que había significado su propia figura hasta entonces. Forzando al folk y al rock a un maridaje que daría a luz a una nueva corriente que sería el punto iniciático de todo lo que vino después. Un docu-mental que recoge testimonios de primera mano de los que secundaron a Dylan en su primer tour eléctrico en 1966 hasta ese mítico concierto de despedida en 1975 de The Band. En definitiva, un reportaje que arroja luz sobre una parte fundamental de la música moderna. Una gavilla de años que significaron un punto y aparte en el devenir de lo que hoy entendemos como rock.

'DOWn In thE flOOD'POR DaVID DuEÑas.

Frente al aburrido y mercantilista revival soul británico, quisiera hablar de uno de los grupos que más me gustan: Tok Tok Tok. Estos sí hacen soul y, fíjate, son alemanes. Los críticos los definieron como funk acústico o algo así. NO. Hacen soul y se acabó. Y casualmente lo hacen mejor que casi todo el mundo. Asimilando el lenguaje pero utilizándolo para explicar su entorno y su época. (Hoy estoy con eso de que la música debe asimilarse a su entor-no). Y no por eso suenan menos auténti-cos: al revés. Liderados por la guapísima Tokumbo Ankiro (una autentica dama del soul) y el saxofonista Morten Klein, Tok Tok Tok prefieren las formaciones peque-ñas de no más de cuatro músicos y apenas se acompañan de un contrabajo y un te-clado eléctrico para potenciar otro tipo de matices y sensibilidades… | n. gutiérrez

'aBOut...'tok tok tok, 2005

«para acercarse al momento en que Dylan se electrificó»

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Hermann Hesse nace en la localidad de Calw el 2 de julio de 1877. Su padre ejerció de misionero evangelista en la India, por lo que el escritor es criado en una familia religiosa pero, también, abierta al mundo. En 1892, con quince años, se escapa del seminario de Maulbronn donde estudiaba. Sus pro-genitores deciden llevarlo a Bad Boll, un centro hospitalario dirigido por un amigo teólogo llamado Blumhardt. En ese hospital Hesse trata de suicidarse. Blumhardt recomienda el traslado del todavía adolescente a un manicomio en donde es diagnosticado, según su ficha, de 'Melancolía'.

Con esta primera gran crisis co-mienza para el escritor la búsqueda de su propio yo. Durante el resto de su vida perseguirá, con la literatura

como herramienta para teorizar sobre sus hallazgos, su auténtica identidad. En 1904 aparece su primera novela, 'Peter Camenzind', y dos años después la segunda, 'Bajo las ruedas', que le otorgan reconocimiento. En 1911, can-sado de Europa, persiguiendo quizá las huellas que dejó su padre, viaja a la India. Cuando regresa su país se está preparando para entrar en guerra. En esos difíciles momentos tuvo el ánimo de seguir sus convicciones que, finalmente, le llevaron a exiliarse en Suiza harto del ostracismo al que lo habían sometido por no apoyar la par-ticipación de Alemania en el conflicto armado. Sólo Romain Rolland le tiende la mano. Ambos sueñan que la guerra, al menos, propicie la derrota de los nacionalismos y de esta manera pueda

E l b u s c a d o r d e l y o

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«perseguirá, a través de la literatura, suauténtica identidad»

surgir la «unión sagrada del espíritu europeo», en palabras de Rolland.

Otra herramienta fundamental de autoconocimiento para el escritor será el psicoanálisis, al que recurre para es-capar de la terrible depresión a la que la muerte de su padre en 1916, la grave enfermedad de su hijo y los proble-mas psíquicos de su esposa le habían conducido. Es J. B. Lang, discípulo de Jung, quien a lo largo de setenta y dos consultas le ayudó a superar esta segunda gran crisis.

En los años posteriores a la Gran Guerra es cuando Hesse publica las obras que le convierten, a día de hoy, en un escritor de cuyos libros se han vendido más de ciento cincuenta millones de ejemplares y que están traducidos a más de sesenta idiomas. Y estos números siguen creciendo. Nos referimos a 'Demian' (1919), 'Siddhar-ta' (1922) y 'El lobo estepario' (1927). Sin embargo, la verdadera eclosión de estos títulos aconteció unos cuarenta años después. Los movimientos sur-gidos en los años sesenta en EE.UU.,

principalmente el movimiento hippie, vieron en Hesse a un escri-tor que difundía

en sus libros unos valores (inconfor-mismo, pacifismo y espiritualidad sin iglesias ni dogmas) muy distintos a los que se fomentaban en suelo america-no por la maquinaria gubernamental. Mas esa conexión con los hippies, tan importante, ha supuesto también, por

otra parte, que en ciertos círculos in-telectuales la obra de Hermann Hesse haya quedado reducida a esos libros, olvidándose de todo lo demás. Y todo lo demás, en este caso, es mucho, pues escribió también grandes ensayos, poesías, cuentos y narraciones, como 'El último verano de Klingsor' (1919). Además, esa visión miope ningunea a las novelas de su etapa más madura, 'Narciso y Goldmundo' (1930) y 'El juego de los abalorios' (1943), obras de una profundidad, matices e ingenio muy por encima de las anteriores, pero poco leídos por esa masa que sí devora los primeros títulos.

Tres años después de la aparición de 'El juego de los abalorios', en 1946, le conceden el Premio Nobel de Lite-ratura. A partir de entonces apenas publica nada más. Algunos poemarios de tono nostálgico, de oscuridad latente. 'El juego de los abalorios' queda, pues, como el último gran legado del escritor: una obra total, ciertamente densa y complicada, pero que es testimonio (y testamento) de su vida interior, de sus anhelos, que seduce y estimula a la inteligencia y propone y propugna la armonización de poder y espíritu.

Hermann Hesse muere en Suiza, el 9 de agosto de 1962, con 85 años. Se cumplen ahora cincuenta años de su fallecimiento. Una buena oportunidad para sacar de las bibliotecas a sus per-sonajes, esos solitarios amantes de la verdad que buscan fervorosamente su propio yo. | Estanislao M. orozco

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Tomando como cimiento un estilo agilísimo y una estructura eminente, 'Libertad' recons-truye el espíritu contemporáneo de los nor-teamericanos burgueses de mediana edad, representados por la competitiva Patty, el contradictorio Walter y el impostor Richard; 'Libertad' es espléndida, la cúspide del genio de Illinois Jonathan Franzen, idóneo para lle-gar al tuétano psicológico de sus personajes, tocar el nudo de sus anhelos, descubrir sus máscaras y paradojas, zarandearles incom-pasivo y hacerles consecuentes de sus actos en el ejercicio de la sobreestimada libertad. Plagada de temas apasionantes, tales como la ambición o las frustraciones generadas en el seno de un país de valores enfermizos, 'Libertad' acaricia los entramados de la con-dición humana de una manera descarnada, divertida, sórdida... ¿Qué más se le puede pedir a una novela?. | Isabel Moreno Caro

‘lIBERtaD’jonathan franzen, 2011salamanDRa. 25€. 672 PÁGInas.

Un nombre, José. Un oficio, funcionario de la Conservaduría General del Registro Civil. Una actividad, coleccionar retazos de vidas ajenas. Mientras se crean, completan y languidecen colmadas por el polvo de los años en un ciclo natural las carpetas que resumen la existencia de cada ciudadano, José se limita a ver pasar el tiempo de otros, los sueños de otros, la historia de otros. Una realidad gris de la que se evade a través de una afición que pasa a ser obsesiva, poniendo a prueba los propios límites del protagonista. Esa mujer no es un expediente más, es la punta del hilo de Ariadna a través de la que encontrarse a si mismo o perderse en el infinito de la nada. Una obra tan difícil como gratificante, original e imperecedera, que crea fotogramas imborrables a través de la pluma eterna de un genio. | carmen Alcaraz

‘tODOs lOs nOmBREs'josé saramago, 1997PuntO DE lEctuRa. 9€. 304 PÁGInas.

Cuando están a punto de cumplirse los 50 años del asesinato de John Fitzgerald Kennedy, un día de noviembre de 1963 en Dallas, conviene acercarse a 'Libra' (1988), la mayúscula obra de Don DeLillo que entreteje personajes reales y hechos de ficción para ofrecer la lectura de un complot de infinitos ramales. A ojos de Nicholas Branch, un archivero de la CIA, sospechosos, fechas, lugares y razones se cruzan y se mezclan para llenar de sombras un episodio aún no aclarado. Lee Harvey Oswald, huérfano, carne de reformatorio, más tarde marine, desertor en la Unión Soviética, trotskista, castrista, lector empedernido y tirador experto es quien ajusticia a JFK ante miles de miradas. Detrás, una vida de 24 años de duración e intensidad insoportable, oscuros individuos que sueñan con las cañas de azúcar cubanas, que quieren una revancha de la catástrofe de Bahía de Cochinos, que planean cambiar el orden del mundo escudados en una oxidada placa del FBI.

'lIBRa', mIlEs DE sOmBRasPOR mIGuEl PRaDas.

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«Personajes y fechas se mezclan para llenar de sombras a JFK»

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La tentación literaria es un deseo que hipnotiza, y yo he pecado. ¿Conoces esos momentos en los que no puedes cerrar la página? No sé si será por el rojo de la portada, o por el blanco de los ojos del gato: profundos, cautivadores y exóticos… Tanto, que la visita a Gema Martínez, Agurtzane Atencia y Enrique Bernal es inevita-ble. Los conductores de Cuento a2lenguas (www.a2lenguas.com) además de editar 'La sal del sur', éxito de ventas en el aeropuerto de Málaga, han creado el eBBi Book, un libro electrónico bilingüe en forma de app. | Jesús peña

Si les pidiera una frase para describir A2lenguas... Cuento a2lenguas es una editorial de textos bilingües para el aprendi-zaje de idiomas.

todo comenzó… En una comida entre dos amigas que hacía un año que no se veían. Yo había estado en Londres intentan-do mejorar mi inglés y Gema, en Madrid haciendo un curso de escritura creativa. Casualmente, un amigo me regaló un libro bilingüe, traducido en paralelo, que resultó ser una útil herramienta para seguir con el estudio del idioma cuando salía de clase. Podía leer sin consultar el diccionario perma-nentemente porque tenía la traducción en la página de al lado. Sin embargo, echaba de menos el audio, para conocer la pronunciación exacta de cada palabra, y que los textos fue-ran más actuales, con un lenguaje más fresco. Gema lo tenía claro, ella había descubierto el talento de muchos autores de relatos con interesante historias que dar a conocer. Así nació A2lenguas, como una perfecta combinación en la que a la vez que accedes a nuevas y modernas propuestas literarias, aprendes idiomas. También tienes la posibilidad de descubrir expresiones y giros idiomáticos a los que solo tienes acceso

cuando te relacionas con nativos. Además, cuentas con el contexto que te da la historia entera.

¿Cómo funciona esa combinación? El lector combina el disfrute literario y el aprendizaje, con el apoyo de la traducción y el resto de herramientas, del que extraerá el partido que su nivel y dedicación le permitan.

¿papel; internet? El papel sigue vigente y pensamos que aún le queda camino. Para nosotros fue un principio, pero en un iPad, en una tableta Android e, incluso, en los nuevos móviles, con pantallas grandes y con buena resolución, las posibilidades se multiplican. La experiencia es radicalmente distinta, mucho más enriquecedora, cómoda y provechosa.

'Maldito Gato': ¿Qué es un eBBi Book? 'Maldito Gato' (origi-nalmente se llamaba 'Fucking Cat', nombre que Apple rechazó) ha sido la primera toma de contacto con las aplicaciones de textos bilingües. Es uno de los relatos que aparecen en 'La sal del sur'. En principio lo llamamos enhanced bilingual book (Libro bilingüe avanzado) pero nos pareció complicado, por lo que lo simplificamos en eBBi Book, algo así como un electronic bilingual book. Así es más fácil de identificar y encontrar en internet. Más que un acrónimo, es una marca.

¿son satisfactorios los primeros resultados? Este eBBi Book nos ha servido para presentar al proyecto y las primeras impre-siones han sido inmejorables. Existe mercado, y es global.

Ahora, ¿con qué se pondrán? Con el nuevo eBBi Book, que saldrá en septiembre, 'Una palabra tuya', de Félix J. Palma.

«El lector puede combinar el disfrute literario y el aprendizaje de idiomas»Entr

evis

ta A2lenguas

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rte

Todos hemos comprobado lo raro que es mirar a alguien del revés. Cuando los ojos aparecen abajo y la boca arriba, la belleza de ese ser querido que tanto admirábamos se convierte en una extrañeza que repele. Y esto da que pensar acerca de lo importante que es mantener las formas. Al cam-biar la orientación de la cama o al mu-darse a un piso nuevo, se produce, por muy pequeño que sea, un desajuste en nuestras vidas. Esos aspectos superfi-ciales que forman parte de la cotidiani-dad cobran una mayor importancia en la psiquis cuando se alteran.

Un ejemplo de ello son esas perso-nas, que aun trabajando desde casa, después de desayunar, se visten y se calzan para sentarse delante del orde-nador, porque mantener las formas es importante, ayuda a separar el tiempo

de trabajo del de ocio, ese que pasa-mos en pijama tirados en el sofá. Eso también lleva a pensar que cuando las formas se pierden, lo cotidiano se con-vierte en desconocido, las perspectivas se pierden y la belleza se transforma en algo desagradable, y eso puede llevar al caos más absoluto. Por ello, todos estamos abocados a mantener unas formas determinadas, aunque a veces dé pereza conservarlas o verbal-mente las rechacemos. Incluso cuando alguien sufre un hecho traumático se recomienda que siga trabajando, que mantenga su rutina, es decir, hasta en los peores momentos las formas son necesarias.

Esas formas que tanto equilibrio aportan al ser humano son precisa-mente las que el artista noruego Per Barclay quiere desmontar con su obra

LA IMPORTANC IA DE LAS FORMAS

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‘Admiración’, 1899. Museo de Arte Moderno (MOMA), Nueva York.

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«El fin es modificar la percepción de objetos que nos rodean»

'Fluido', con la que ha ocupado la sala central del Centro de Arte Contempo-ráneo de Málaga metiendo alrededor de siete mil litros de aceite en un contenedor. Barclay pretende que el líquido haga de espejo de la estructu-ra del edificio y el espectador pueda contemplar su reflejo. Su objetivo es cambiar las formas de los objetos que nos rodean, modificar por completo la percepción que tenemos de ellos y hacer reflexionar acerca de la tensión e inquietud que genera en nosotros ese contraste resultado del cambio.

Incluso cuando somos conscientes de que nuestras vidas están toman-do un rumbo que no nos gusta y nos proponemos ordenarla, empezamos por las formas, reorganizando la forma física del lugar en el que vivimos, adecentando la casa, como si resolver el caos de la habitación fuese a poner en orden las ideas. Chéjov decía: «En cualquier vida, lo esencial es su forma. Lo que pierde su forma finiquita». Argumentaba que los romanos eran hombres sanos porque su vida

transcurría según formas deter-minadas, pues sabían trabajar y descansar, de lo

contrario aparecería la angustia.Sin embargo, Barclay busca la angus-

tia mediante la ruptura de las formas, algo que es una constante a lo largo de su trayectoria y que se puede compro-bar en la llamativa obra que se exhibirá en el CAC hasta el 4 de septiembre.

Barclay empezó a formarse en Italia, donde entró en contacto con el arte povera, una corriente de finales de los sesenta que pretendía alejarse de la comercialización del objeto artístico mediante la utilización de materia-les de fácil adquisición como madera, hojas, rocas o desechos. Sus obras, cuyo principal objetivo era ocupar el espacio, exigían la intromi-sión del público tratando de reflexionar entre el objeto y su forma. Carl Andre, Mario Merz o Miguel Segura son algu-nos de los artistas que pertenecen a esta corriente, que supuso una impor-tante reflexión estética acerca de la relación entre el material, la obra y su proceso de fabricación.

El vino, la sangre o el agua son otros de los elementos que este artista uti-liza para sus trabajos en su constante preocupación por ocupar los espacios. Esta realidad alternativa creada por Barclay, en la que lo que no se ve es tan importante como lo que se muestra, permite al espectador mirar más allá, ver los objetos que nos rodean desde una perspectiva diferente y experi-mentar verdadera angustia, esa misma que se siente cuando la almohada está a los pies de la cama o cuando la cara del niño guapo se convierte en la de un monstruo si lo miramos mientras hace el pino. En definitiva, la que se tiene cuando se pierden las formas. | sara g. cortijo

«Barclay busca la angustia mediante la ruptura de las formas»

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La exposición 'Paraísos y paisajes en la Colección Carmen Thyssen. De Brueghel a Gauguin' presenta un interesante recorrido por la pintura de paisaje, desde el siglo XVII hasta mediados del siglo XX a través de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza. La muestra pretende analizar la representa-ción de la naturaleza como lugar idílico a través de una cuidada selección de obras de artistas que han jugado un papel fundamental en la configuración de la historia del arte. | Museo Thyssen Málaga

'DE BRuEGhEla GauGuIn'thyssen málaga (hasta 07/10)

¿Qué es lo grotesco en el arte? Unas veces descrito como exa-gerado, en ocasiones asimilado a lo deforme, otras cercano a lo satírico e incluso a lo incongruen-te… El Museo Picasso Málaga se adentra en este terreno con 'El factor grotesco', una exposición que abordará el significado y la evolución de esta categoría estética en diferentes momentos de la historia del arte occidental. Podrán verse obras de Picasso, Da Vinci, Goya, Paul Klee 0 Fran-cis Bacon. | MpM

'El factOR GROtEscO'mPm (desde 22/10)

La publicación reciente de 'Caravaggio. Una vida sagrada y profana' de Andrew Graham-Dixon sirve para, apenas un par de años después de la conmemoración del cuarto centenario de su muerte (en 1610), explorar de nuevo la figura de un artista alejado de las convenciones, no sólo en términos pictóricos, sino también vitales: asiduo de tabernas, duelista, señalado por un asesinato, objeto de atenta-dos, «omnisexual». Caravaggio es el pintor del espacio eternamente teatral y estanco, con personajes de trazo visceral, sombrío, amargo, de intensidad eterna, en un entorno de contrastes (Milán, Roma, Nápoles), repleto de violencia y religiosidad. Entre lo sagrado y lo profano le sitúa Graham-Dixon y siempre viene a la cabeza su 'Baco', ese dios del vino con cara de lascivia, manos tostadas y uñas sucias: «El modo en que Caravaggio contemplaba el mundo devo-rándolo le impedía pintar formas idealizadas».

El mÁs famOsO PIntOR DE ROmaPOR mIGuEl PRaDas.

Centro concertado de atención temprana, educación infantil, educación primaria, educación especial y rehabilitación del lenguaje y la audición.

Calle Doctor Escassi, 12. CP 29010 MálagaTel. 952 30 57 46 Fax 952 61 32 51

[email protected] www.lapurisimamalaga.com

En Facebook: Colegio La Purísima (Málaga)

Matrícula abierta todo el año

«caravaggio presenta personajes de trazovisceral y sombrío»

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la sEcta DE lOs PumBYtROnEsPOR IsaBEl BOnO.

Ya hace un año que falleció José Sanchis Grau (1932-2011). Dicho así, es posible que a pocos les suene. Si digo que era el santo padre del gato Pumby quizá toda mi generación (alimentada por pastelitos Bimbo, chicles Dunkin y tebeos semana-les) exclame un pequeño y sentido Oh!

La misión de Pumby, en este mundo carcomido por lo real, fue encargarse de captar y espolear mi dormido cerebro hasta el punto de hacerme querer vivir sólo en viñetas como si de una extrava-gante secta se tratase. Mis recortables no eran mariquitinas cabezonas con vestidos cursis sino personajes recorta-dos de los tebeos. Después me dibujaba, coloreaba y recortaba yo, a su imagen y semejanza, para unirme a aquellas estrambóticas aventuras.

El gato Pumby nació en el 54, cuando la historieta española tendía a la denun-cia social y a la sátira costumbrista, para llenar de insólitas pamplinas las cabezas de los niños. Sanchis Grau fue criticado

por sus colegas por resultar demasiado infantil y poco realista. Yo le agradezco de todo corazón que mis mejores amigos de la infancia fueran un gato infatigable-mente feliz y su amigo el profesor Chive-te, un chivo bípedo y además científico. Salvarnos de la realidad toda una tarde de domingo, no estar en este mundo hasta la hora de la cena, huir del colegio en un coche volador. ¿Qué más prodigios podríamos pedir?

De aquella profunda educación sen-timental vinieron después otros gatos (Félix, Benito Bodoque, Doraemon) y otras devociones como la que siento por Federico del Barrio (ese dulce santo ere-mita canonizado como Silvestre). Vivir en 3D está sobrevalorado.

La cruz de Pumby era llevar un enor-me cascabel al cuello. Siempre esperé el milagro de escuchar su sonido, sobre todo por las mañanas, para despertar en su insólito y maravilloso mundo. Aún lo espero.

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En 'Una declaración autobiográfica', John Cage recordaba su estancia en España: «En la esquina de una calle de Sevilla me di cuenta de la multiplicidad de acontecimientos simultáneos, visua-les y auditivos, que se dan junto en una experiencia y producen goce».

Entre tantos acontecimientos, puede verse por las calles de Sevilla a una an-ciana empujando un carro de supermer-cado cargado de chicles y caramelos. Se desplaza girando sobre la órbita que ella misma mantiene. La acera, llena de personas, mesas de cafés y farolas, no permite los giros centrípetos, por lo que ocupa el asfalto. Sin embargo, ningún coche se atreve a romper ni su gravi-tación ni el silencio que la acompaña. Monta el pequeño puesto siempre en el mismo lugar, y a la vuelta, el mismo camino y los mismos giros. Es un pere-grinaje lento, la ciudad no está prepara-da para ser transitada en círculos. Dicen que la recta es la distancia más corta

entre dos puntos. Por eso, introducir len-tos movimientos circulares en recorridos rectilíneos es una tarea agotadora.

En la misma ciudad, bajo el puente de Calatrava, un hombre hojea atlas con grandes fotos y aguarda su partida para Rusia. Antes del invierno, esperaba sentado y durmiendo en un banco de hormigón frente al puente. Allí, al lado de la rotonda por las que diariamente pasan cientos de coches, cientos de acontecimientos, el hombre hacía tiempo con sus planos de carreteras y un plan. Llegar a Rusia. Como si nunca se decidiera a la partida, permanecía allí sentado. A veces se aproximaba al borde de la acera, pero volvía pronto al banco.

Dos experiencias, una estática y otra dinámica. Encontradas en un múltiple espectáculo. Observadas desde esos lugares que se quedan fuera de los acontecimientos. Qué grandes son aquellos que nos recuerdan el valor de la esquinas.

las EsquInas DE caGEPOR juan GaBRIEl PElEGRIna.

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Me pregunto: «¿Quién soy?». Al otro lado de esta mansa burbuja vacacio-nal se imponen los recortes y otros azotes de una dictadura frenética; las élites totalizantes en su pantomima democrática se empeñan en desatomi-zarnos identitariamente al tiempo que pulverizan nuestro impulso gregario, siempre desviviéndose por minimizar-nos, anhelantes de hacer de millones de hebras un jersey de una única franja gris, dirigible como una bomba.

Los abanderados del mimo, entre-gados afanosos a la bipolarizarización del conjunto, perseveran en adelga-zar la complejidad del ser, y suspiran en sueños por silenciar al otro, lo que pasa por enflaquecer la gama pronominal, disminuyéndola drásti-camente a un nosotros versus voso-tros, o mejor dicho, al ideal supremo del postizo nosotros, que nos sitúa ilusoriamente a todos en un mismo barco de beneplácito. La multiplicidad y riqueza de ideas de nuestro tiempo

caminan amordazadas hacia el limbo de la internalización, pues del embudo público converge en supuesta verdad un simulacro verbal que se eleva sobre nuestras cabezas como sombrero negro.

Frente a esto, nos queda a los pa-ladines de la elisión el margen como cinturón de resistencia, un oasis con palmeras cargadas de libertad de elección secreta; si los intendentes expropian al hombre de los elementos sobre los que forja su imagen median-te el ejercicio del igualamiento, esto es, evaporan el pasado y nos privan del abanico de alteridades, de dife-renciación, sobre los que construimos nuestro yo, partiendo de la abolición de la primera persona, no debieran pasar por alto que quizá nos estén alentando a robustecer en la sombra la individualidad del fragmento, que con-tradiga turbulento en diálogo oculto, que resignifique el silencio… Identidad tránsfuga en la noche del verbo.

IDIOsIncRasIa afónIcaPOR IsaBEl mOREnO caRO.

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