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El proceso de separación- individuación tiene como precursores a las fases autísitica normal y simbiótica normal. Este proceso se divide en cuatro subfases: diferenciación, ejercitación locomotriz, acercamiento y “en camino a la constancia de objeto libidinal” La fase autística normal Durante esta fase hay un predominio de los estados somnimorfes análogos al estado que prevalecía en la vida intrauterina, parecido al modelo de un sistema monádico cerrado. Freud usaba el huevo de ave como ejemplo de un sistema psicológico cerrado, un sistema cerrado a los estímulos del mundo exterior y capaz de autoabastecerse. En la fase autística normal hay una relativa ausencia de catexia de los estímulos externos, hay una falta innata de respuesta a los estímulos externos. El niño pasa la mayor parte del día en un estado de semisueño y semivigilia. Se despierta sobre todo cuando tiene hambre u otras tensiones lo hacen llorar y se duerme nuevamente cuando está satisfecho. En esta fase hay un predominio de procesos fisiológicos mas que psicologicos; el infante está protegido frente a los estímulos externos en una situación semejante al estado prenatal, para facilitar el crecimiento fisiológico. El infante parece encontrarse en una situación de desorientación alucinatoria primitiva, en la cual la satisfacción de necesidades parece pertenecer a su propia orbita incondicionada, omnipotente y autística (Ferenczi). Es la maternación lo que saca gradualmente al infante de este estado y promueve la conciencia sensorial del ambiente. En términos de catexia esto significa que tiene que ocurrir un desplazamiento progresivo de la libido desde dentro del cuerpo hacia la periferia. En ese sentido, se podrían distinguir dos estadios dentro de la fase del narcisismo primario. Durante las primeras semanas de vida extrauterina prevalece un estadio de narcisismo primario absoluto o incondicionado, marcado por la falta de conciencia del infante de la existencia de un agente maternante. Este estadio denominado de autismo normal es seguido por un estadio de oscura conciencia de que uno mismo no puede satisfacer las necesidades, sino que

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El proceso de separación- individuación tiene como precursores a las fases autísitica normal y simbiótica normal. Este proceso se divide en cuatro subfases: diferenciación, ejercitación locomotriz, acercamiento y “en camino a la constancia de objeto libidinal”

La fase autística normal

Durante esta fase hay un predominio de los estados somnimorfes análogos al estado que prevalecía en la vida intrauterina, parecido al modelo de un sistema monádico cerrado. Freud usaba el huevo de ave como ejemplo de un sistema psicológico cerrado, un sistema cerrado a los estímulos del mundo exterior y capaz de autoabastecerse.En la fase autística normal hay una relativa ausencia de catexia de los estímulos externos, hay una falta innata de respuesta a los estímulos externos. El niño pasa la mayor parte del día en un estado de semisueño y semivigilia. Se despierta sobre todo cuando tiene hambre u otras tensiones lo hacen llorar y se duerme nuevamente cuando está satisfecho. En esta fase hay un predominio de procesos fisiológicos mas que psicologicos; el infante está protegido frente a los estímulos externos en una situación semejante al estado prenatal, para facilitar el crecimiento fisiológico. El infante parece encontrarse en una situación de desorientación alucinatoria primitiva, en la cual la satisfacción de necesidades parece pertenecer a su propia orbita incondicionada, omnipotente y autística (Ferenczi).Es la maternación lo que saca gradualmente al infante de este estado y promueve la conciencia sensorial del ambiente. En términos de catexia esto significa que tiene que ocurrir un desplazamiento progresivo de la libido desde dentro del cuerpo hacia la periferia.En ese sentido, se podrían distinguir dos estadios dentro de la fase del narcisismo primario. Durante las primeras semanas de vida extrauterina prevalece un estadio de narcisismo primario absoluto o incondicionado, marcado por la falta de conciencia del infante de la existencia de un agente maternante. Este estadio denominado de autismo normal es seguido por un estadio de oscura conciencia de que uno mismo no puede satisfacer las necesidades, sino que esta satisfacción proviene de algún ligar de fuera del si mismo. (narcisismo primario en la fase simbiótica incipiente) Este es un estadio de omnipotencia alucinatoria condicionada.El neonato normal nace con un equipo reflejo como la succión, la implantación, la prensión, el reflejo de Moro. Sin embargo, la reacción que Freud singularizó como más notable – el hecho que el bebe vuelva la cabeza hacia el pecho de la madre para lograr el placer experimentado en contactos previos con este – es de un tipo diferente, muestra una progresión en el desarrollo, mientras que los reflejos primordiales van declinando paulatinamente hasta desaparecer.La tarea de la fase autística es lograr el equilibrio homeostático del organismo dentro del nuevo ambiente extrauterino por mecanismos predominantemente fisiológicos.Aunque la fase autística se caracteriza por una relativa ausencia de catexia de los estímulos externos, hay una responsividad pasajera a estos estímulos, es esta responsividad la que contribuye a la continuidad entre la fase autística y las posteriores.

El comienzo de la fase simbiótica

La vida de vigilia de neonato se centra en torno a los continuos intentos de lograr la homeostasis. El infante no puede diferenciar entre el efecto de las atenciones de la madre que calman sus necesidades, de sus propios intentos de reducir la tensión, tales

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como defecar, orinar, toser, estornudar, vomitar, que son todas maneras de librarse de una tensión desagradable. El efecto de estos fenómenos expulsivos así como la gratificación que se obtiene de parte de la madre ayuda al infante a diferenciar con el transcurso del tiempo entre una calidad de experiencia placentera/buena y otra penosa/mala. Esta podría ser la primera base del posterior mecanismo de escisión. A partir del segundo mes una oscura conciencia del objeto que satisface las necesidades marca el comienzo de la fase simbiótica normal en la que el infante se comporta como si el y su madre constituyeran un sistema omnipotente, una unidad dual.En este período la caparazón autística que excluye los estímulos externos comienza a resquebrajarse. Se produce un giro catéxico desde adentro hacia la periferia, comenzando a formarse y a envolver la órbita simbiótica de la unidad dual madre e hijo.La necesidad que el infante tiene de su madre es absoluta, la necesidad que la madre tiene de su hijo es relativa. Se trata de un estado de indiferenciación, de fusión con la madre, en el que el yo no está aun diferenciado del no yo, y en el que lo externo y lo interno solo están llegando en forma gradual a ser sentidos como diferentes.El rasgo esencial de la simbiosis es la fusión somatopsíquica omnipotente, alucionatoria o delusiva, con la representación de la madre y en particular la delusión (idea falsa) de que existe un límite común entre dos individuos fisicamente separados. Este es el mecanismo al que regresa el yo en casos de perturbación de la indiviuduación descripto como psicosis simbiótica infantil.Dentro de esta matriz de dependencia fisiológico y sociobiológica respecto de la madre ocurre la diferenciación estructural que lleva a la organización del individuo para la adaptación: el yo en funcionamiento.Las experiencias contacto preceptúales del cuerpo total, especialmente la sensibilidad profunda de la superficie corporal total (la presión que ejerce la madre al sostener al niño) además del sentido kinestésico desempeñan también un importante papel en la simbiosis. La cara humana en movimiento es el primer percepto significativo y es en engrama mnemico que suscita la sonrisa no específica llamada social. Esta respuesta inespecífica de sonrisa señala la entrada en el estadio de la relación con un objeto que satisface las necesidades. Hay una catexia temporaria de la madre o de las atenciones que esta brinda. Esto corresponde a la entrada en la fase simbiótica, en la que si bien prevalece aún el narcisismo primario, no es tan absoluto como lo era en la fase autística; el infante comienza oscuramente a percibir que la satisfacción de sus necesidades proviene de un objeto parte – aunque todavía desde dentro de la órbita de la unidad dual omnipotente simbiótica- , y se vuelve libidinalmente hacia esa fuente u objeto maternante. La necesidad se transforma gradualmente en deseo y mas tarde en el afecto específico de anhelo ligado a un objeto.Al mismo tiempo y de acuerdo con las secuencias de placer- dolor, ocurre la demarcación de las representaciones del yo corporal dentro de la matriz simbiótica. Estas representaciones se depositan e forma de “imagen corporal” Las sensaciones internas del infante constituyen el núcleo de su si mismo.El autismo normal y la simbiosis normal son prerrequisitos del comienzo del proceso normal de separación individuación. Ninguna de estas, ni de las subfases es totalmente reemplazada por la fase siguiente. Cada fase se presenta como un período en el que se hace una contribución cualitativamente diferente al desarrollo psicológico del individuo.La fase autística sirve para la consolidación postnatal del desarrollo fisiologico extrauterino, promueve la homeostasis postfetal. La fase simbiótica normal marca la capacidad filogenética del ser humano para investir a la madre dentro de una vaga unidad dual, que constituye la tierra primordial a partir de la cual se forman todad las

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relaciones humanas siguientes. La fase de separación individuación se caracteriza por un continuo aumento de la conciencia de la separación del si mismo y del otro, que coincide con los orígenes del sentimiento de si mismo, de la verdadera relación de objeto y de la conciencia de una realidad existente en el mundo exterior.El autismo normal y la simbiosis normal son los dos primeros estadios de no diferenciación: el primero es no objetal, el último es pre objetal.

La fase simbiótica normal

Durante esta fase se produce un aumento de la percepción de estímulos del mundo exterior, pero que el infante no reconoce como de origen claramente externo. En esta etapa se va catexiando cada vez más el mundo, especialmente en la persona de la madre, pero como unidad dual con el yo aún no claramente delineado. La catexia de la madre es el primer logro psicológico de esta fase. El infante ya puede diferenciar los estímulos de dentro y de fuera, aunque la experiencia de dentro y de fuera es vaga; el objeto mas catexiado, la madre, es aún un objeto parcial.Los organizadores simbióticos del nacimiento psicológico son las conductas de sostenimiento, conductas que producen cercanía entre la madre y el bebe (sonrisas, caricias, abrazos, palabras tiernas, etc.).

La primera subfase: La diferenciación y el desarrollo de la imagen corporal