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Flavia Julieta Macías CIUDADANÍA ARMADA, IDENTIDAD NACIONAL Y ESTADO PROVINCIAL. TUCUMÁN, 1854-1870 En la Argentina, de la segunda mitad del siglo XIX, el concepto de ciudadanía erigido sobre la base del sistema representativo y del principio de soberanía del pueblo, constituyó un fenómeno moderno a partir del cual cada individuo debía mantener un vínculo directo con los poderes públicos en una situación definida como jurídicamente igualitaria. La conformación de la “nación de ciudadanos” aparecía como una de las problemáticas centrales del proceso de estructuración del Estado nacional, ya que definía la naturaleza del vínculo entre este último y los individuos. Esta relación s sostenía sobre la base d un “sentido de pertenencia al Estado-nación” y s afianzaba mediante prácticas y conductas consideradas centrales para la cultura cívica, el “patriotismo”, “la activa participación en la vía pública” y “el trabajo”. El patriotismo expresaba el sentido de la lealtad nacional en clave militar, de modo que el servicio de armas a la nación era entendido como un deber y un compromiso moral de los individuos con el Estado. Este pensamiento delineaba la imagen del “ciudadano armado” materializada en el individuo integrante de la Guardia nacional. La Guardia constituyó una estrategia del Estado nacional para incentivar en los individuos las conductas y los deberes cívicos, en especial el patriotismo y la lealtad nacional. La Guardia nacional se constituyó en un espacio que utilizaron los sectores de la elite política provincial y el mismo gobernador para la producción y reproducción de sus vínculos de poder. La militarización generalizada de la política de la época y la “legítima posibilidad de tomar las armas en defensa del orden político interno” vincularon de inmediato el accionar de la Guardia con las prácticas políticas provinciales, tornando inevitable su “faccionalización” y activa participación en el terreno electoral. El concepto de “ciudadano armado” Las atribuciones y libertades políticas de los individuos fueron objeto de las legislaciones electorales nacionales y provinciales, las cuales demostraron una concepción amplia del derecho al sufragio al no establecer límites censitarios para el ejercicio individual del voto. Sin embargo, aunque todo ciudadano tenía derecho a “elegir”, ser “elegible” dependía d atributos expresadas en la Constitución nacional como en las 1

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Flavia Julieta Macas CIUDADANA ARMADA, IDENTIDAD NACIONAL Y ESTADO PROVINCIAL. TUCUMN, 1854-1870

En la Argentina, de la segunda mitad del siglo XIX, el concepto de ciudadana erigido sobre la base del sistema representativo y del principio de soberana del pueblo, constituy un fenmeno moderno a partir del cual cada individuo deba mantener un vnculo directo con los poderes pblicos en una situacin definida como jurdicamente igualitaria. La conformacin de la nacin de ciudadanos apareca como una de las problemticas centrales del proceso de estructuracin del Estado nacional, ya que defina la naturaleza del vnculo entre este ltimo y los individuos. Esta relacin s sostena sobre la base d un sentido de pertenencia al Estado-nacin y s afianzaba mediante prcticas y conductas consideradas centrales para la cultura cvica, el patriotismo, la activa participacin en la va pblica y el trabajo. El patriotismo expresaba el sentido de la lealtad nacional en clave militar, de modo que el servicio de armas a la nacin era entendido como un deber y un compromiso moral de los individuos con el Estado. Este pensamiento delineaba la imagen del ciudadano armado materializada en el individuo integrante de la Guardia nacional. La Guardia constituy una estrategia del Estado nacional para incentivar en los individuos las conductas y los deberes cvicos, en especial el patriotismo y la lealtad nacional. La Guardia nacional se constituy en un espacio que utilizaron los sectores de la elite poltica provincial y el mismo gobernador para la produccin y reproduccin de sus vnculos de poder. La militarizacin generalizada de la poltica de la poca y la legtima posibilidad de tomar las armas en defensa del orden poltico interno vincularon de inmediato el accionar de la Guardia con las prcticas polticas provinciales, tornando inevitable su faccionalizacin y activa participacin en el terreno electoral. El concepto de ciudadano armadoLas atribuciones y libertades polticas de los individuos fueron objeto de las legislaciones electorales nacionales y provinciales, las cuales demostraron una concepcin amplia del derecho al sufragio al no establecer lmites censitarios para el ejercicio individual del voto. Sin embargo, aunque todo ciudadano tena derecho a elegir, ser elegible dependa d atributos expresadas en la Constitucin nacional como en las legislaciones electorales provinciales y en la propia retrica poltica. Los ciudadanos eran los encargados de otorgar legitimidad al sistema y de garantizar el orden establecido y su funcionamiento interno y externo. Estas responsabilidades constituan caractersticas del ciudadano armado integrante de la Guardia nacional. As, dado que el enrolamiento era obligatorio para todos los individuos, la nueva institucin militar se presentaba como una va para llevar a cabo la tarea de promocin de los comportamientos cvicos y de la identidad nacional. La ciudadana implicaba la pertenencia a una comunidad consolidada por actos del pasado que se materializaban en una historia y experiencias comunes. A estos rituales se sumaba el requisito de estar enrolado en la Guardia nacional para poder votar. Esta dimensin cvica y patritica del servicio militar reformulaba la percepcin existente en torno al servicio de armas en el Ejrcito de Lnea. ste constitua un espacio de disciplinamiento y control social en el q servicio d armas era visto como un castigo o condena. El apoyo q recibi la Guardia nacional por parte de los gobiernos tucumanos garantiz su organizacin y funcionamiento. Sin embargo, no pudo evitar q terminara siendo el escenario d los conflictos y las fricciones d la elite, as como d las problemticas polticas locales, q s trasladaron a su interior.

Guardia nacional y Estado Nacional: organizacin, dinmica interna y poltica facciosaLa Guardia nacional se cre en Tucumn en 1854. Al igual q las milicias cvicas preexistentes, la Guardia nacional mostr principios corporativos para la organizacin de sus batallones sostenidos sobre la base d criterios socio-ocupacionales. Con el tiempo estos criterios de organizacin grupales evolucionaron y se modificaron. En un principio desaparecieron las clausulas relativas al requisito de poseer un oficio til y lucrativo o propiedad conocida, y se puso el nfasis en la edad y en la nacionalidad. Hacia 1870, se plante como criterio de enrolamiento el domicilio, y se descart el principio socio-ocupacional. Asimismo, la Guardia nacional pretenda ser expresin d nociones modernas d representacin: albergaba en su normativa formas democrticas para la eleccin de la estructura de mando de los batallones. La documentacin analizada demuestra q en la mayora de los casos era el propio comandante del batalln quien enviaba las listas de los candidatos considerados idneos al gobernador, quien los nombraba en sus respectivos cargos. As, pertenecer a la estructura de mando de los batallones de la Guardia nacional otorgaba prestigio, reconocimiento social y amplias posibilidades de ascenso poltico. La Guardia nacional era un espacio de contacto directo con los electores, donde era posible promover y controlar la participacin electoral, aun cuando esto ocurriera a travs de la estructuracin de vnculos personales y de sistemas de lealtades alrededor de diferentes facciones o de clubes polticos. Las prcticas facciosas que caracterizaron la vida poltica tucumana por lo menos hasta la dcada de 1870 alteraron en gran medida la funcin original de la Guardia nacional, que no obstante no dej de contribuir con el aprendizaje de los comportamientos cvicos. La utilizacin de la institucin militar como herramienta para controlar el voto de los individuos implic la promocin de la participacin del electorado en las prcticas polticas y su acercamiento al terreno del pensamiento, las discusiones y las decisiones de la vida pblica.

Conflictos dentro de la elite y Guardia nacional. La concepcin del deber patriticoEl faccionalismo poltico en la provincia fue una expresin de los conflictos internos de la elite, y la Guardia nacional actu como escenario de los mismos. Durante la dcada de 1860, el poder casi discrecional de la familia Posse gener tensiones en el seno de la elite provincial, que se trasladaron a la Guardia nacional y modificaron su dinmica y funcionamiento interno. Dado el precario desarrollo de las estructuras institucionales, las redes de parentesco eran un mecanismo privilegiado para la acumulacin de poder poltico q, en el caso de los Posse, los llevaran a ganar puesto de autoridad a nivel provincial y nacional. En el plano nacional, esta familia adscriba al liberalismo imperante luego de Caseros, a pesar de que su relacin con el presidente Mitre se haba tornado tensa. En esta situacin haba incidido el apoyo del presidente a la familia Taboada, al cual, adems de gobernar Santiago del Estero, era el brazo armado del Ejecutivo nacional en la frontera nordeste del pas. Las incursiones armadas se convirtieron pronto en el mecanismo privilegiado por el clan santiagueo para concretar sus deseos de control poltico y militar de la regin del norte argentino. Se desarrollaron as importantes tensiones entre los Posse, el gobierno nacional y sus aliados regionales, siendo consecuencia de este conflicto la intervencin y deposicin de Wenceslao Posse del gobierno provincial en 1867. A pesar del nepotismo y de la intolerancia hacia la oposicin, los miembros de la familia Posse buscaron mantener una retrica poltica y militar legitimante y sostenida sobre el imaginario cvico y patritico de la Guardia nacional. A este discurso legitimante se sum la elaboracin de una retrica legalista de la cual se sirvieron tanto el sector gobernante como los sectores de la oposicin, para denunciar al contrincante y exaltar sus profundas virtudes. Cuando el gobernador W. Posse decidi que cada batalln de Guardias nacionales de la provincia colaborara con un cierto nmero de soldados para sofocar la sublevacin de las fuerzas de La Rioja comandadas por Felipe Varela, los grupos de la oposicin poltica respondieron indignados. Este desacuerdo se canaliz a travs del batalln Belgrano de guardias nacionales, cuyos integrantes entendan como una afrenta personal pedirles que salieran al campo de batalla. Posse denunci esto en una carta al vicepresidente Marcos Paz haciendo alusin a la falta de patriotismo por parte de los sectores de la elite provincial y, afirmaba, q la mayora prefera pagar una suma d dinero antes q cumplir con su deber militar y cvico. el gobernador hizo uso d la retrica militar sostenida desde la Guardia nacional para exaltar, en trminos negativos, los comportamientos considerados desleales d los sectores d la oposicin poltica, al tiempo q destacaba la concepcin de esto respecto de la asistencia a la guerra. La oposicin respondi con una carta que Prspero Garca, importante comerciante de la ciudad escribi a Marcos Paz en la que denunciaba la ilegalidad del accionar del gobernador, ya que ni se atena a las excepciones marcadas por la ley nacional de enrolamiento ni admita la utilizacin de personeros, recurso utilizado en todo el pas. La Guardia nacional se mostr como una estrategia del gobernador para controlar y a su vez degradar a los sectores de la oposicin. Sin embargo, la propia organizacin corporativa d la institucin militar permiti a estos sectores conspirar desde all. El batalln Belgrano, sede d la aristocracia local y polticamente excluida por el partido Posse, s rebel ante el gobernador y procur desprestigiar la imagen d Posse, apoyando la intervencin militar d Mitre, q termin por destituirlo. Resulta claro, el concepto q los sectores de la elite tucumana posean sobre la asistencia a la guerra. Tal situacin era considerada como un castigo para la gente decente, que perciba que sus deberes cvicos estaban vinculados a la industria y a la vida pblica. El servicio de armas en la frontera tb fue rechazado por los sectores subalternos. A los numerosos pedidos de excepcin por parte de los miembros de la elite, se sumaron las fugas, las deserciones y la inasistencia a los sorteos por parte de los primeros. Estas conductas mostraban un rechazo a la tarea militar y a las consecuencias q traa aparejadas: el alejamiento del lugar de origen, del trabajo, de la familia, a cambio de un destino penoso e incierto. Ante estas dificultades y resistencias, las estrategias persuasivas cedieron su lugar a la coaccin, que se convirti en un recurso constante y necesario del Estado provincial para hacer frente a las irregularidades en el enrolamiento y a los problemas de conducta vinculados a la tarea militar.

ConclusinEl estudio de la Guardia nacional y de las caractersticas de sus integrantes permite vislumbrar una concepcin de la ciudadana que vinculaba un conjunto de virtudes cvicas con la nocin de lealtad nacional en clave militar. Este perfil deba ser internalizado por los individuos, tarea que se implement desde el Estado provincial y el poder nacional. En Tucumn, la combinacin de elementos tradicionales y modernos, tanto en el plano de la normativa como en el de la prctica, constituy un recurso que posibilit la puesta en marcha de la Guardia nacional, si bien muchos de sus principios y prcticas fueron reformulados a lo largo de los aos. La nueva institucin militar fue, una clara expresin del faccionalismo generalizado en 1850 y 1860 y un escenario a nivel provincial de los conflictos dentro de la elite, al actuar como herramienta de presin y manipulacin electoral. La imagen ciudadana promovida desde la Guardia nacional implic el desarrollo de vnculos y mutuas determinaciones entre dos esferas de poder y de accin individual y grupal: la esfera poltica y la esfera militar.

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