lunes, 7 de diciembre de 2009 ¿obra burbuja...

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Una selección semanal ofrecida por Copyright © 2009 The New York Times LUNES, 7 DE DICIEMBRE DE 2009 VENTANA POR GRAHAM BOWLEY y CATHERINE RAMPELL G obierNos Y empresas de todo el mundo cargan con el peso de deudas que algunos temen nunca se terminen de re- embolsar. Conforme Dubái, que alguna vez fue la maravilla del desierto, lucha por pagar sus cuentas, una pre- gunta inquietante pende sobre el mundo financiero: ¿esta última crisis financiera es un hecho aislado o un anuncio de nuevas crisis de endeudamiento? por el momento, por lo menos, los inversores glo- bales parecen estar tomándose las desgracias de Dubái con calma. sin embargo, los problemas de Dubái, una ciu- dad de islas en forma de palmeras y pistas de esquí cubiertas que se convirtió en símbolo de enorme riqueza, llevan a los economis- tas a preguntarse si puede haber otras bombas de deuda al acecho y qué tan peligrosas podrían llegar a ser. Los grandes bancos, que apenas empiezan a recuperarse de las cri- sis financieras del año pasado, ahora vigilan con nerviosismo su posible expo- sición a empresas y gobiernos muy endeudados. Desde el báltico al me- diterráneo, las cuentas de una ola de préstamos sin precedentes empiezan a vencer. en rusia y el ex bloque soviético, donde el elevado precio del petróleo alimen- ta un rápido crecimiento, debe refinanciarse una montaña de deuda en momentos en que los pagarés a corto plazo llegan a su vencimiento. Hasta en países ricos como estados Unidos y Ja- pón, que aumentan el gasto público para apuntalar la economía, el creciente déficit fiscal genera temo- MINH UONG/THE NEW YORK TIMES Sigue en la página III Tras la crisis de deuda de Dubái, los analistas tratan de pronosticar el próximo gran derrumbe. VI ARTE Y ESTILO Redescubren a Ella Fitzgerald. ¿Obra burbuja financiera? InTELIgEncIA: El gusto de Brasil por la invención, Página II. V DInERO Y nEgOcIOS El ecosistema peruano pierde valiosos árboles. Con sus increíbles home runs y su excep- cional estado atlético, podría haber sido el jugador de los sueños de cualquier entusiasta del beisbol. sin embargo, alex rodriguez era habitualmente blanco de la rechifla en el campo de juego y de críticas en la prensa. se lo calificaba de egoísta y de soberbio, y se consideraba que le pa- gaban demasiado. su público roman- ce con madonna luego de una abrupta separación de su esposa pareció afectar su imagen aún más. Cuando este año se reveló que había utilizado drogas para mejorar su desempeño, entró en la ca- tegoría de irredimible. Luego sucedió algo extraño. a-rod regresó. Todo empezó con un detallado mea culpa, sin atisbo alguno de desafío ni de negación. Después jugó tan bien como antes, pero con una eficiencia serena y modesta. se convirtió en un jugador de equipo y en el proceso contribuyó a que los New York Yankees ganaran su vi- gesimo séptimo campeonato. Los partidarios del equipo esta- ban exultantes. parece ser la fórmula para todo regreso: un honesto ofrecimiento de disculpas seguido de trabajo duro y éxito. en la búsqueda del esquivo segundo acto, sin embargo, puede no haber reglas claras a seguir. “¿en qué me equivoqué?” preguntó ad- nan Khashoggi, el ex traficante de armas saudita. “en nada”. Khashoggi, famoso por su estilo de vida lujoso, puede haber sido el hombre más rico del mundo en algún mo- mento de la década de 1980, hasta que una serie de escándalos derivó en su ruina. en la actualidad se recicla como consultor, para lo cual utiliza las relaciones que cultivó en su época de tráfico de armas, informó el New York Times. alguna vez fue propietario de un avión, pero ahora viaja en líneas aé- reas comerciales. De todos modos, sigue ha- ciendo hincapié en la imagen y la percepción de la misma. “es todo parte del mecanismo para impresionar a la gente mediante la con- versación, las opiniones y el aspecto de uno”, declaró al New York Times. imagen y percepción también fueron úti- les para el mullah omar, en este caso sin la opulencia. el líder talibán, tuerto y de bajo nivel de instrucción, huyó de Kabul en 2001 luego de un ataque estadounidense pero lle- va a cabo lo que bruce riedel, un ex oficial de la Cia, califica de “uno de los regresos mili- tares más notables de la historia moderna”. Como informó el New York Times, la “fa- Sobre las disculpas Sigue en la página II IV EL MUnDO Ve Corea del Sur boom de bebés.

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Page 1: Lunes, 7 De Diciembre De 2009 ¿Obra burbuja financiera?static.elespectador.com/archivos/2009/12/cc5c6039dc09513b88d9cd08... · Franklin, que tenía planeado vo-lar con sus padres

Una selección semanal ofrecida porCopyright © 2009 The New York TimesLunes, 7 De Diciembre De 2009

VENTANA

POR GRAHAM BOWLEY y CATHERINE RAMPELL

GobierNos Y empresas de todo el mundo cargan con el peso de deudas que algunos temen nunca se terminen de re-

embolsar.Conforme Dubái, que alguna vez fue la maravilla

del desierto, lucha por pagar sus cuentas, una pre-gunta inquietante pende sobre el mundo financiero: ¿esta última crisis financiera es un hecho aislado o un anuncio de nuevas crisis de endeudamiento?

por el momento, por lo menos, los inversores glo-bales parecen estar tomándose las desgracias de Dubái con calma.

sin embargo, los problemas de Dubái, una ciu-dad de islas en forma de palmeras y pistas de

esquí cubiertas que se convirtió en símbolo de enorme riqueza, llevan a los economis-

tas a preguntarse si puede haber otras bombas de deuda al acecho y qué

tan peligrosas podrían llegar a ser.

Los grandes bancos, que apenas empiezan a recuperarse de las cri-sis financieras del año

pasado, ahora vigilan con nerviosismo su posible expo-

sición a empresas y gobiernos muy endeudados. Desde el báltico al me-

diterráneo, las cuentas de una ola de préstamos sin precedentes empiezan a

vencer. en rusia y el ex bloque soviético, donde el elevado precio del petróleo alimen-

ta un rápido crecimiento, debe refinanciarse una montaña de deuda en momentos en que los pagarés a corto plazo llegan a su vencimiento.

Hasta en países ricos como estados Unidos y Ja-pón, que aumentan el gasto público para apuntalar la economía, el creciente déficit fiscal genera temo-

minh uong/the new york times

Sigue en la página III

Tras la crisis de deuda de Dubái, los analistas tratan de pronosticar el próximo gran derrumbe.

VIARTE Y ESTILO

Redescubren a Ella Fitzgerald.

¿Obra burbuja financiera?

InTELIgEncIA: El gusto de Brasil por la invención, Página II.

VDInERO Y nEgOcIOS

El ecosistema peruano pierde valiosos árboles.

Con sus increíbles home runs y su excep-cional estado atlético, podría haber sido el jugador de los sueños de cualquier entusiasta del beisbol.

sin embargo, alex rodriguez era habitualmente blanco de la rechifla en el campo de juego y de críticas en la prensa. se lo calificaba de egoísta y de soberbio, y se consideraba que le pa-gaban demasiado. su público roman-ce con madonna luego de una abrupta separación de su esposa pareció afectar su imagen aún más. Cuando este año se reveló que había utilizado drogas para mejorar su desempeño, entró en la ca-tegoría de irredimible. Luego sucedió algo extraño. a-rod regresó.

Todo empezó con un detallado mea culpa, sin atisbo alguno de desafío ni de negación. Después jugó tan bien como antes, pero con una eficiencia serena y modesta. se convirtió en un jugador de equipo y en el proceso contribuyó a que los New York Yankees ganaran su vi-gesimo séptimo campeonato.

Los partidarios del equipo esta-ban exultantes. parece ser la fórmula para todo regreso: un honesto ofrecimiento de disculpas seguido de trabajo duro y éxito. en la búsqueda del esquivo segundo acto,

sin embargo, puede no haber reglas claras a seguir.

“¿en qué me equivoqué?” preguntó ad-nan Khashoggi, el ex traficante de armas saudita. “en nada”. Khashoggi, famoso por su estilo de vida lujoso, puede haber sido el hombre más rico del mundo en algún mo-mento de la década de 1980, hasta que una serie de escándalos derivó en su ruina.

en la actualidad se recicla como consultor, para lo cual utiliza las relaciones que cultivó en su época de tráfico de armas, informó el New York Times. alguna vez fue propietario de un avión, pero ahora viaja en líneas aé-

reas comerciales. De todos modos, sigue ha-ciendo hincapié en la imagen y la percepción de la misma. “es todo parte del mecanismo para impresionar a la gente mediante la con-versación, las opiniones y el aspecto de uno”, declaró al New York Times.

imagen y percepción también fueron úti-les para el mullah omar, en este caso sin la opulencia. el líder talibán, tuerto y de bajo nivel de instrucción, huyó de Kabul en 2001 luego de un ataque estadounidense pero lle-va a cabo lo que bruce riedel, un ex oficial de la Cia, califica de “uno de los regresos mili-tares más notables de la historia moderna”.

Como informó el New York Times, la “fa-

sobre las disculpas

Sigue en la página II

IVEL MUnDO

Ve Corea del Sur boom de bebés.

Page 2: Lunes, 7 De Diciembre De 2009 ¿Obra burbuja financiera?static.elespectador.com/archivos/2009/12/cc5c6039dc09513b88d9cd08... · Franklin, que tenía planeado vo-lar con sus padres

The  New  York  Times  se  publica  semaNalmeNTe  eN  los siguieNTes diarios:  sÜddeuTsche zeiTuNg, alemaNia  ●  claríN, argeNTiNa  ●  der sTaNdard, ausTria  ●  la razóN, bolivia  ●  folha, brasil la seguNda, chile  ●  el especTador, colombia  ●  delo, esloveNia  ●  el país, españa  ●   The korea Times, esTados uNidos  ●  NovoYe russkoYe slovo, esTados uNidos  ●  maNila bulleTiN, filipiNas  ●  le figaro, fraNcia 24 saaTi, georgia  ●  elefTheroTYpia, grecia  ●  preNsa libre, guaTemala  ●  The asiaN age, iNdia  ●  la repubblica, iTalia  ●  asahi shimbuN, japóN  ●  el NorTe, mural Y reforma, méxico  ●  la preNsa, paNamá The observer, reiNo uNido  ●   lisTiN diario, república domiNicaNa  ●  rumaNia libera, rumaNia  ●  NovaYa gazeTa, rusia  ●  uNiTed dailY News, TaiwáN  ●  sabah,Turquía  ●  el observador, uruguaY

e l  m u Ndo

ii  Lunes, 7 De Diciembre De 2009

mosa humildad” del mullah Omar y su leyenda de aguerrido comba-tiente contra los soviéticos en los años 80, contribuyen a que inspire una perenne devoción entre sus seguidores, que lo consideran uno de los suyos.

Irónicamente, la misma di-námica de “es uno de nosotros”

puede ayudar al enemigo del mullah Omar en su propio intento de regresar. Sobre el final de su presidencia y en momentos en que su nivel de popularidad sufría una caída sin precedentes, George W. Bush se jactaba de que ganaría sumas “ridículas” de dinero en el circuito de conferencias. Hasta ahora, eso no sucedió.

A fines de octubre, sin embargo, Bush reapareció para hablar en el seminario Get Motivated, en Ft. Worth, Texas. No hubo pedido de

disculpas, pero si bien los cómicos bromearon sobre los US$19 que costaba la entrada para presenciar la conferencia, el ex presidente dio la impresión de seguir siendo capaz de concitar la atención de los asistentes.

Uno de ellos declaró al Washing-ton Post que su falta de habilidad oratoria puede parecer “incompe-tencia cuando se es presidente, pe-ro aquí puede resultar interesante. Lo hace verse como un tipo común, alguien que no es mejor que yo”.

Por KEITH BRADSHER

SYDNEY, Australia — Cuando Steve Franklin compró cuatro pa-sajes de avión en Qantas en junio pasado, se encontró con un gasto imprevisto: un recargo de 7,70 dó-lares australianos sobre cada uno de los pasajes de 136,70 dólares – simplemente por usar su tarjeta de crédito Visa.

Franklin, que tenía planeado vo-lar con sus padres y una de sus hijas mellizas de 7 años de Sydney a Ade-laide, sabía que los cambios introdu-cidos en las normas para las tarjetas de crédito habían afectado el costo de su uso, pero el 5,6% extra le pare-ció excesivo. Los cargos se debían a los cambios introducidos en las nor-mas sobre el uso de las tarjetas de crédito en Australia para reducir el costo de los cargos ocultos. Sin em-bargo, la ley –sancionada hace seis años– también permitió a los vende-dores aplicar nuevos cargos, y mu-chos sencillamente hicieron eso, en algunos casos con comisiones que superan las anteriores.

Ahora que el Congreso de los EE.UU. debate cómo frenar a las empresas de tarjetas de débito y de crédito, la experiencia australiana está siendo citada como ejemplo de lo difícil que puede llegar a resultar: en primer lugar, si los reguladores fijan una tasa o arancel tope, es pro-bable que los bancos encuentren otra forma de mantener sus niveles de ganancia.

Igual que en Australia, los ries-gos son grandes en EE.UU. y en otros países. Los comerciantes estadounidenses, como sus pares australianos, se quejan de que las altas comisiones que deben pagar a las compañías de tarjetas de cré-dito y a los bancos para que acepten sus tarjetas los obligan a aumentar los precios sobre todo lo que venden – incluso a los que pagan en efectivo – para compensar la diferencia. En EE.UU., la Oficina General de Au-ditoría (GAO por su sigla en inglés) emitió un informe en noviembre en el que muestra que los consumido-res que no usaron tarjetas de cré-dito “pueden verse perjudicados pagando precios más altos por los bienes y servicios, ya que los co-merciantes trasladan sus costos más altos por las tarjetas de crédito a sus clientes”.

La principal federación de pro-tección al consumidor en Australia, Choice, dice que si bien las regula-ciones aquí han tenido algunas con-secuencias no deseadas, crearon incentivos para que tanto los co-mercios minoristas como los con-sumidores utilicen más las tarjetas de débito, que tienen costos de pro-

Tarjetas de crédito asfixian a usuarios

sobre las disculpasViene de la página I

Comentarios a [email protected].

iNTeligeNcia/Marcelo Tas

exportadores de “gambiarra”

São Paulo

Existe una palabra clave pa-ra entender el milagro, si es que existe, de que Brasil esté entran-do en el ultracompetitivo club que mueve la economía mundial: gambiarra.

En Brasil, el término tiene to-davía cierto sentido peyorativo, pero se ha vuelto tan cotidiano y popular en la cultura brasileña como el futbol. “Hacer una gam-biarra” significa resolver de for-ma improvisada, cuando no ilíci-ta, una cuestión tecnológica.

Una de las primeras y más fa-mosas gambiarras brasileñas —que se propagó como un virus por el país— fue la técnica de col-gar un producto de limpieza, la lana de acero, en la punta de las antenas de los viejos televisores para mejorar la recepción de la imagen.

Es importante apuntar la ca-

racterística que diferencia la gambiarra brasileña de otras ma-nifestaciones gambiárricas que hay por el mundo, como el Maker Movement (movimiento del fa-bricante) en Estados Unidos o la moda del bricolaje. La gambiarra brasileña es hija exclusivamente de la necesidad unida a la falta ab-soluta de recursos.

En el diccionario Houaiss de la lengua portuguesa, gambiarra significa extensión eléctrica con una bombilla en el extremo utili-zada para trabajar en ambientes oscuros. En la misma entrada se registra además el significado informal de la palabra: extensión forzada fraudulentamente para hurtar energía eléctrica, tam-bién conocida como gato. Con la revolución digital, la travesura se amplió a otros modelos de ne-gocio como la distribución ilegal de TV por cable y de Internet de banda ancha en las periferias de las grandes ciudades.

Lejos de elogiar la ilegalidad,

pienso que es hora de que Brasil y sus socios comerciales se acuer-den del talento del brasileño para la improvisación, impulsado por la voluntad de ser alguien en la vida.

Garrincha, el jugador brasileño más popular después de Pelé, es un ejemplo clásico de esa virtud. El Ángel de Piernas Torcidas, co-mo se le conocía, nació de padre alcohólico y con disfunciones físi-cas. Tenía la pierna derecha cur-vada hacia dentro y la izquierda, seis centímetros más corta, hacia fuera.

Supo usar con destreza esa oscilación involuntaria, causada por la dislocación inusitada de su centro de gravedad, para conver-tirse en el mejor regateador de la historia del futbol. Como extremo derecho titular de la selección de Brasil, fue la gran estrella en la conquista de dos Copas del Mun-

do para Brasil: 1958 en Sue-cia y 1962 en Chile.

En lo que respecta a la tecnología, otros “garrin-chas” destacan en todo el país. Hablo de personajes como José Junior Luísa (foto), habitante de la zona rural de Taperoá, pueblo de Paraíba, uno de los Estados más pobres de Brasil. Ante la necesidad de transpor-tar leche desde su pequeña finca hasta la ciudad y la falta absoluta de fondos pa-ra comprar un automóvil, Júnior improvisó con sus propias manos una especie de Smart brasileño.

Con el motor de una moto-cicleta de 125 cc que se caía a pedazos, emprendió las ta-reas de diseñador, construc-tor y único piloto de pruebas del nuevo bólido. Sobre un chasís tubular configuró un

sistema de tracción trasera utili-zando una cadena metálica. Con donaciones de los amigos y uno que otro tesoro de las chatarre-rías, improvisó asientos, panel de control, cambio, pedales y hasta un espejito retrovisor. Equipó el vehículo con cuatro ruedas de mo-to, aunque cuidando de añadirles tapacubos de automóvil para, por así decirlo, darle un aire de segu-ridad y respeto.

Claro que no aseguro que el Smart de Junior vaya a competir con el de Swatch Mercedes. Pero a lo mejor su existencia es un buen motivo para que Brasil se replan-tee su eterna vocación de expor-tador de materias primas.

Tenemos, como se sabe, el me-jor futbol del mundo. Solo que en lugar de exportar el fútbol —los derechos de retransmisión tele-visiva, por ejemplo– exportamos la materia prima: los jugadores.

Hasta el nombre de nuestro país procede de la primera mate-ria prima que aquí se halla, arran-ca y exporta a precio de banana: la madera del tronco de Brasil.

Tal vez sea hora de invertir en el talento para la improvisación y exportar gambiarras legalizadas y de alta calidad: o sea, que Brasil exporte innovación.

Silvio meira

los brasileños son especialistas en soluciones improvisadas. José Junior luísa, derecha, se fabricó un coche con piezas de todo tipo.

Marcelo Tas, periodista, presenta el ‘show’ semanal satírico político CQC, que ofrece en directo una cadena brasileña. Enviar comen-tarios a [email protected].

cesamiento mucho más bajos, que las tarjetas de crédito. “Me vuelve loco, la gente comprando chicle con tarjeta de crédito”, dijo Christopher Zinn, vocero de Choice. “Lo paga-mos todos”.

Aunque muchos no se den cuenta, de cada dólar cargado a una tarjeta de crédito, los comerciantes en mu-chos países reciben alrededor de 98 centavos y a veces menos; los otros 2 centavos van a los bancos y a las compañías de tarjetas de crédito.

Los bancos emplean estas co-misiones para cubrir pérdidas por estafa, la pérdida del interés sobre el dinero hasta que el consumidor paga la factura, los sistemas infor-máticos y los empleados que proce-san las transacciones con tarjeta de crédito. Los bancos también les pagan a Visa y a MasterCard por sus redes digitales y de comercia-lización.

Pero las comisiones también ge-neran decenas de miles de millones de dólares de ingresos cada año pa-ra los bancos que emiten tarjetas con el sello Visa o MasterCard. En EE.UU. solamente, se calcula que los bancos que emiten tarjetas de crédito reciben entre US$ 40.000 millones y US$ 50.000 millones en ingresos cada año por tasas de in-tercambio, que son el mayor compo-nente individual de las comisiones cobradas a los comerciantes.

Los bancos y las empresas de tarjetas están ejerciendo una fuer-te presión en contra de los cambios propuestos. Advierten que comisio-nes menores llevarán a una reduc-ción del crédito y a un aumento del costo de las tarjetas de crédito en un momento en que la economía es-tá sedienta de crédito para sostener la recuperación económica.

Esto en parte ya sucedió en Aus-tralia, donde en 2003, después de años de quejas por parte de los co-merciantes minoristas, el banco central del país exigió que las tasas de intercambio que los comerciantes pagan a los bancos que emiten tarje-tas Visa y MasterCard se redujeran a la mitad, a menos del 1%.

La diferencia puede parecer mínima –¿qué es un penique?– pe-ro los bancos y las compañías de tarjetas dicen que las comisiones más bajas les cuestan alrededor de 1.000 millones de dólares australia-nos anuales. Y se han volcado a los consumidores para compensar los ingresos.

Desde que entraron en vigencia las políticas públicas, los bancos australianos redujeron los benefi-cios y achicaron los programas de recompensas, como las millas para los viajeros frecuentes. Los ban-cos ahora también exigen que sus clientes paguen sus facturas más rápido.

Dean Sewell para The new York TimeS

Steve Franklin, con sus hijas imogen, izquierda, y Sheridan, se sorprendió con un recargo del 5,6% en la tarjeta.

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e l m u n d o

Lunes, 7 De Diciembre De 2009 III

DEBTBusiness Day

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Karl Russell x-7160

12 - 1 - ’09

Eslabones frágilesLa crisis crediticia en Dubai, parte de Emiratos Árabes Unidos, ha enfocado la atención en otras eventuales crisis en gestación. Estados Unidos está expuesto a algunos países altamente endeudados.

Fuente: Banco de Pagos Internacionales THE NEW YORK TIMES

JamaicaPakistánLetoniaLituaniaUcraniaEE.UU.RusiaGrecia

0,14,30,10,00,551,28,213,4

0,71,60,00,11,313,412,613,2

Deuda exterior de estos países MiIes de millones de dólares, a marzo 2009

EstadosUnidos

Reino Unido

Resto deEuropa

0,56,031,437,740,942,0170,7209,1

Tenedoresde deuda

octubre se le retiró la oferta de trabajo. Ayya-durai volvió a Boston.

Si bien varios autores de origen indio escri-bieron detallados análisis sobre su regreso a India y existen decenas de libros de negocios para expatriados occidentales que tratan de montar empresas aquí, todavía no hay pautas para el emprendedor o el ejecutivo indio que vuelve a su país.

No es posible evitar perder gran cantidad

de tiempo para trabajar en el país, dicen los repatriados.

“En India hay tantas cosas problemáticas en lo que respecta a hacer negocios, que lle-va años entender cómo funciona todo”, dice Sanjay Kamlani, uno de los gerentes gene-rales de Pangea3, una firma de servicios legales tercerizados que tiene oficinas en Nueva York y en Bombay. Kamlani nació en Miami, adonde habían emigrado cuando sus padres decidieron abandonar Bombay, pero creó dos empresas que tienen actividades en India.

Cuando Kamlani empezó a contratar per-sonal en India, se encontró con un fenómeno por completo inesperado: algunos de los nue-vos empleados no se presentaban a trabajar el primer día. Sus madres llamaban por te-léfono y decían que estaban enfermos, situa-ción que se prolongaba varios días. Kamlani se dio cuenta de que nunca habían tenido in-tenciones de ir, pero “hay un deseo cultural de evitar la confrontación”, agrega.

POR HEATHER TIMMONS

NUEVA DELHI — En los últimos años, la madre India dio la bienvenida a decenas de miles de ex emigrados y sus hijos. Sin embar-go, muchos que pasaron la mayoría de su vi-da en América del Norte y Europa descubren que no pueden volver a vivir en su país.

Son muchos los que regresan atraídos por los lazos culturales y las oportunidades, todo lo cual se ve eclipsado por culturas laborales que ahora les resultan ajenas y que pueden ocasionarles frustraciones. En ocasiones, encuentran que –en cuanto a actitud y puntos de vista– tienen más en común con los esta-dounidenses o los británicos que con los otros indios.

Alrededor de cien mil se trasladarán de Estados Unidos a India en los próximos cinco años, estima Vivek Wadhwa, un investigador de la Universidad de Harvard que se dedica a estudiar el tema. Esos repatriados, tal como se los llama, se sienten atraídos por el pujante crecimiento económico de India, por la opor-tunidad de abordar problemas complejos y de aprender más sobre su patrimonio cultural. Se incorporan a empresas multinacionales, fundan nuevas compañías y hasta pasan a integrar la lenta burocracia gubernamental india.

Sin embargo, un estudio que efectuaron Wadhwa y otros académicos determinó que al 34 por ciento de los repatriados le resultó difícil volver a India, en comparación con apenas el 13 por ciento de los inmigrantes a quienes les costó adaptarse a Estados Uni-dos. Los repatriados se quejaron del tránsito, la infraestructura, la burocracia y la conta-minación.

Los repatriados experimentan problemas cuando “tienen aspecto indio pero una forma de pensar estadounidense”, dice Anjali Ban-sal, socia gerente en India de Spencer Stuart, la firma de búsqueda global de ejecutivos. La gente espera que conozcan el país debido a su

res respecto de la capacidad del gobierno para hacer frente a sus deudas, sobre todo una vez que las tasas de interés vuelvan a subir.

Las cifras son sorprendentes. En Alema-nia, el tradicional bastión de rectitud fiscal de Europa, la deuda del gobierno está en aumen-to y se estima que crecerá al equivalente del 77 por ciento de la producción económica del país el año próximo, mientras que había sido del 60 por ciento en 2002. En Gran Bretaña, se estima que la cifra se elevará más del doble en el mismo período y que llegará a superar el 80 por ciento.

Las cargas son aún mayores en Irlanda y Letonia, donde un boom económico impulsa-do por crédito fácil y un vertiginoso aumento del valor de la propiedad dio paso a profundas caídas. Se estima que la deuda pública de Ir-landa aumentará al 83 por ciento del producto interno bruto (PIB) el año próximo, mientras que la misma había sido de sólo el 25 por cien-to en 2007. Letonia se hunde en el endeuda-miento más rápido, dado que este llegará al equivalente de casi la mitad de la economía el año que viene, cuando era del 9 por ciento hace apenas dos años.

Al igual que Letonia, los países bálticos de Lituania y Estonia siguen en peligro, como también lo están Bulgaria y Hungría. Todos esos países tienen una deuda externa que supera el 100 por ciento de su PIB, dice Ivan Tchakarov, economista jefe para Rusia y los ex países soviéticos del banco Nomura.

La deuda externa a menudo está denomi-

nada en una moneda extranjera, lo que sig-nifica que los gobiernos no pueden recurrir a devaluar su propia moneda para reducir su deuda cuando tienen problemas, según Mau-rice Obstfeld, un profesor de economía de la Universidad de California en Berkeley.

Pocos analistas pronostican que un país importante dejará de cumplir con su deuda gubernamental en el futuro inmediato. De

hecho, muchos sostienen que los países ricos y el Fondo Monetario Internacional inter-vendrían si un gobierno necesitara rescate. Sin embargo, no hay garantías de que vaya a rescatarse a empresas de esos países, que, al igual los gobiernos, se endeudaron en tiem-pos de bonanza.

La negativa de Dubái a respaldar las deu-das de su brazo inversor, Dubai World, puede sentar un precedente para que otros gobier-nos endeudados abandonen compañías que

los inversores asumían antes que gozaban del completo apoyo del Estado.

“Hay varios motivos para temer que en algún momento de 2010 surjan más casos de ring-fencing porque los gobiernos se dan cuenta de que no pueden permitirse respal-dar las deudas de esas empresas”, dice Pie-rre Cailleteau, director del grupo de riesgo soberano global y principal economista de Moody’s.

Kenneth Rogoff, un economista de Har-vard, señala: “Creo que en este momento todo país vulnerable tiene uno o dos pilares sólidos que descartan una corrida repenti-na”. Sin embargo, estima que habrá una ola de incumplimientos dentro de dos años.

En la crisis, algunos gobiernos se endeuda-ron a corto plazo. “En un par de años, a me-dida que se agrave la deuda de países indus-trializados como Alemania, Japón y Estados Unidos, estos se mostrarán más renuentes a abrir la billetera ante mercados emergentes que gastan en exceso, o al menos países que ellos ven de esa forma, dice Rogoff.

Ante la necesidad de dilatar los vencimien-tos de su deuda, los mercados emergentes pueden tener que tomar préstamos del orden de los US$65 mil millones tan sólo en 2010, se-gún Gary N. Kleiman, de Kleiman Internatio-nal, un analista independiente.

Sin embargo, si bien la deuda gubernamen-

tal puede ser un problema, la deuda empre-saria podría desencadenar una crisis queya está en desarrollo.

El endeudamiento empresario aumentó en los últimos cinco años. Según Kleiman, este año o el que viene vencen US$200 mil millones de deuda de empresas. Estima que las compañías de Rusia y Emiratos Árabes Unidos son responsables de casi la mitad de ese endeudamiento. “Ahí está el talón de Aquiles”, afirma.

Empresas de varios países enfrentan prue-bas inmediatas. Compañías chinas tendrán que tomar préstamos por US$8 mil 800 millo-nes en 2010, mientras que firmas mexicanas necesitarán US$11 mil millones.

Según un análisis de JPMorgan Chase, em-presas rusas tomaron préstamos de US$220 mil millones en bancos o mediante la venta de bonos entre 2006 y 2008. Eso equivale al 13 por ciento del PIB de Rusia. En los Emiratos, la cifra alcanzó US$135 mil 600 millones, el 53 por ciento del PIB, mientras que en Turquía llegó a US$72 mil millones, el 10 por ciento del PIB, y en Kazajistán fue de US$44 mil millo-nes, 44 por ciento del PIB.

En el pasado, si las empresas no podían cumplir, los gobiernos habrían intervenido. Pero algunas firmas ya entraron en incum-plimiento de pagos, y las supuestas garantías gubernamentales no se concretaron.

candace feit PaRa the inteRnational heRald tRibune

en india, Shiva ayyadurai chocó con la burocracia del Gobierno. decidió volver a boston.

Recibimientos difíciles para los que regresan a India

La carga de la deuda hace temer otro derrumbe financiero blogal

Viene de la página I

Muchos se sienten como extranjeros en su propio país.

Crece de forma alarmante la deuda de países y empresas a nivel mundial.

aspecto, pero pueden no estar familiarizados con cosas habituales, agrega.

De forma similar, cuando las cosas no fun-cionan como lo hacen en Estados Unidos o en Gran Bretaña, los repatriados suelen protes-tar.

“India puede dar la impresión de tener una forma de funcionar muy ambigua y caótica, pero funciona”, señala Bansal. En su opinión, es más constructivo aceptar las costumbres que no resultan familiares.

A Shiva Ayyadurai no le fue tan fácil. Hace casi cuatro décadas, cuando tenía siete años, abandonó Bombay con su familia pero juró que algún día volvería a India para ayudar a su país.

En junio, Ayyadurai, que tiene cuarenta y cinco años, se mudó de Boston a Nueva Del-hi, con la esperanza de cumplir esa promesa. Empresario y profesor del Massachusetts Institute of Technology, fue el primer recluta de un ambicioso programa del Gobierno des-tinado a atraer de vuelta a su país a científicos talentosos de la llamada diáspora desi.

“Parecía perfecto”, dijo hace poco, hacien-do referencia a la oportunidad de trabajo. En realidad, no lo fue.

Ayyadurai considera ahora que su educa-ción occidental chocó con la famosa ineficien-cia del Gobierno indio, a partir de lo cual las cosas fueron de mal en peor. En cuestión de semanas, él y su jefe estaban enfrentados. En

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e l m u n d o

IV Lunes, 7 De Diciembre De 2009

Kabul

AFGANISTÁN

Base AéreaBagram

Área en detalle

Por ALISSA J. RUBIN

KABUL, Afganistán — Un cam-po de detención militar estadouni-dense en Afganistán aún encierra a reos, a veces durante semanas enteras, sin acceso al Comité In-ternacional de la Cruz Roja (CICR), de acuerdo con investigadores de derechos humanos y ex prisione-ros cautivos en el lugar, en la Base Aérea Bagram.

Conocido por los reos como la cár-cel negra, el sitio consta de celdas individuales de concreto desprovis-tas de ventanas e iluminadas las 24 horas del día por un solo foco. En en-trevistas, tres ex reos relataron que su único contacto humano se daba en interrogatorios llevados a cabo dos veces al día.

“La cárcel negra era el más peli-groso y temible de los lugares”, na-rró Hamidullah, vendedor de partes automotrices de Kandahar, quien dijo haber sido encarcelado allí en junio. “No permiten que funciona-rios del CICR o cualquier otro civil vea o se comunique con la gente que tienen allí. Ya que no sabía qué hora era, no sabía cuándo rezar”.

El funcionamiento de la cárcel

pone de relieve la tensión existente entre el objetivo del presidente Oba-ma de mejorar las condiciones de detención que le habían valido opro-bios a la Administración Bush y su deseo declarado de darles libertad de acción a los altos mandos milita-res. Si bien Obama firmó, en enero, una orden para clausurar los llama-dos sitios negros administrados por la CIA, no fue el caso de esta cárcel, a cargo de las fuerzas de Operacio-nes Especiales del Ejército.

En agosto, la Administración restringió a dos semanas el perio-do de detención de los reos en pri-siones militares, al modificar una política anterior del Pentágono. En el pasado, el Ejército podía obtener prórrogas.

Los reos entrevistados habían sido detenidos más tiempo, pero antes de que fuera implementada la nueva política. Hamidullah quien, como algunos afganos, utiliza un solo nombre, relató que fue liberado en octubre, después de cinco meses y medio de detención, cinco a seis semanas de ello en la cárcel negra.

Si bien dos de los reos fueron capturados antes de la entrada en funciones de la Administración Obama, uno de ellos fue apresado en junio del 2009.

Los tres prisioneros quedaron en libertad más tarde, sin cargos en su contra. Ninguno de ellos indicó ha-ber sido torturado, aunque mencio-naron haber oído ruidos sugiriendo abusos y haberse sentido induda-blemente humillados y tratados con dureza.

“Golpearon a otras personas en la cárcel negra, pero no a mí”, relató Hamidullah. “El problema era que no me dejaban dormir. Había gritos,

entonces no podías dormir”.Otros, no obstante, han reportado

abusos cometidos en el sitio, entre ellos dos adolescentes que decla-raron en The Washington Post que habían sido golpeados y humillados por guardias estadounidenses.

Bryan Whitman, vocero del De-partamento de Defensa, expresó el 28 de noviembre que el Ejército bus-caba de forma rutinaria comprobar

acusaciones de abusos contra reos e investigaba actualmente si los dos adolescentes afganos entre-vistados por The Post habían sido arrestados.

Sin comentar específicamente acerca del lugar en Bagram, que aún es considerado clasificado, Whitman indicó que la política del Pentágono requería que todos los afganos en custodia estadouniden-se fueran tratados humanamente y de acuerdo al derecho estadouni-dense e internacional.

Los tres ex reos entrevistados por The New York Times se queja-ron de haber sido detenidos duran-te meses sin la menor justificación tras ser sometidos a intensos inte-rrogatorios.

La cárcel negra está separada del más grande centro de deten-ción Bagram, que encierra ahora a aproximadamente 700 reos, prin-cipalmente en jaulas ocupadas por unos 20 hombres, y que se había convertido en un símbolo triste-mente célebre del abuso para el pú-blico afgano.

Ese centro será cerrado para prin-cipios del 2010 y los reos trasladados a un centro de detención nuevo y más amplio, en el marco de las iniciativas de la Administración por mejorar las

condiciones en Bagram.“Mantener a gente en lo que

aparenta ser una detención inco-municada va a contracorriente del compromiso de la Administración con una mayor transparencia, ren-dición de cuentas y respeto por la dignidad de los afganos”, sentenció Jonathan Horowitz, investigador en derechos humanos del Instituto Sociedad Abierta.

Agregó que entendía que “las ne-cesidades de la guerra requieren que Estados Unidos detenga a gen-te, pero existen límites a la forma de hacerlo”.

Afganos denuncian abusos en cárcel de EE. UU.

Diversidad étnica impacta en la sociedad sudcoreana

Reos detenidos sin cargos o acceso a la Cruz Roja.

Por MARTIN FACKLER

YEONGGWANG, Corea del Sur — Hace apenas unos años, el nú-mero de mujeres embarazadas en esa ciudad había declinado tanto que la escasamente equipada área de maternidad de dos cuartos, en el Hospital General de Yeonggwang, estuvo a punto de cerrar. Sin em-bargo, hoy en día vuelve a hervir de actividad.

Más sorprendente que el miniau-ge de bebés es su composición: niños de antecedentes étnicos mezclados, vástagos de padres coreanos y madres originarias de China, Vietnam y otras partes de Asia. Estas familias de repente se han vuelto tan numerosas que las enfermeras dicen que han tenido que aprender a decir “puje” en cua-tro idiomas.

Es un caso similar por toda Corea

del Sur, donde cientos de miles de mujeres extranjeras han inmigrado en años recientes, a menudo en ma-trimonios arreglados por interme-diarios. Ellas han compensado una escasez de coreanas elegibles, en particular en las áreas rurales sub-desarrolladas, como Yeonggwang, en el suroeste del país.

Ahora, estas uniones procrean grandes cantidades de niños de sangre mezclada, lo que enfrenta a esta nación orgullosamente homo-génea con el difícil reto de absorber-los sin problemas.

Por lo general, Corea del Sur se muestra más abierta a la diversi-dad étnica que otras naciones asiá-ticas con poblaciones minoritarias relativamente pequeñas, como la vecina Japón. No obstante, dista mucho de recibir con beneplácito a estos niños, a quienes peyorati-

vamente se les conoce como “ko-sians”, una combinación de corea-no y asiático.

“Traemos a estos niños al mun-do, pero a veces me preocupo”, di-jo Kwak Ock-ja, de 48 años, jefa de enfermeras de maternidad, en el Hospital General de Yeonggwang, donde una tercera parte de los 132 partos de este año han sido de ni-ños étnicamente mixtos, compa-rados con los casi cero de hace una década. “El prejuicio contra estas familias es algo que la sociedad de-be resolver”.

El repentino aumento en los na-cimientos de niños mezclados es resultado del crecimiento igual-mente explosivo en matrimonios con extranjeros, al tiempo que un exceso de solteros y el hecho de que las mujeres elegibles se muden a grandes ciudades, como Seúl, han

impulsado cada vez más a los hom-bres coreanos de zonas rurales a buscar novia en las regiones más pobres de Asia.

Además, una preferencia por be-bés varones ha ayudado a inclinar la población de tal manera que hay menos mujeres nativas con quie-nes casarse. El Ministerio de Segu-ridad Pública reporta que el total de hijos de las llamadas familias multiculturales en Corea del Sur aumentó a 107 mil 689 en mayo de este año, respecto de los 58 mil 7 en diciembre del año pasado, aunque la dependencia señaló que quizá hayan contado ligeramente menos el año pasado.

Este incremento se presenta en un momento en que la tasa de na-talidad general de Corea del Sur ha caído a aproximadamente 1.22 ni-ños por mujer en edad de procrear,

FOTOGRAFÍAS POR WOOhAe ChO PARA The NeW YORk TimeS

The NeW YORk TimeS

Para los afganos, la cárcel Bagram es símbolo de abuso.

huynh Thi huyen se mudó de Vietnam a Yeonggwang.

Eric Schmitt contribuyó con información desde Washington.

una de las tasas más bajas del mun-do. Aunque muchos coreanos dicen confiar en que el creciente número de hijos mezclados ayude a rejuve-necer a su sociedad en rápido en-vejecimiento, también temen que el fracaso para asimilarlos pudie-ra crear el tipo de subclase pobre y alienada de minorías étnicas que ven en Estados Unidos y Europa.

“La dura realidad de nuestra baja tasa de natalidad nos obliga a dar-nos cuenta de que ya no podemos ser homogéneos”, dijo Park Hwa-seo, catedrático de estudios de mi-gración en la Universidad Myongji, en Seúl. “No es fácil, pero no hay vuelta atrás, más que acoger a es-tas familias más diversas”.

Expertos dicen que la amenaza más grande para niños mezclados es que serán excluidos en una so-ciedad que empezó a lidiar con la diversidad étnica solo cuando la es-casez laboral obligó a Corea del Sur a aceptar trabajadores extranjeros, en los años noventa.

Coreanos rurales casados con mujeres de países más pobres de Asia provocan un auge en partos. haksrei mom es de Camboya.

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POR ELISABETH ROSENTHAL

ESTOCOLMO — Mientras com-praba avena, Helena Bergstrom, de 37 años, admitió que la etiqueta de la caja azul, que indicaba: “De-claración climática: 870 gramos de CO2 por kilo de producto”, la des-concertaba.

“No sé qué significa eso en este momento”, dijo Bergstrom, em-pleada de una compañía farma-céutica.

Sin embargo, si un nuevo expe-rimento tiene éxito en Suecia, ella y millones de sus compatriotas lo descubrirán pronto. Hoy hacen su aparición etiquetas nuevas que enumeran las emisiones de dióxido de carbono asociadas con la pro-ducción de alimentos, desde pasta integral hasta hamburguesas de comida rápida, en algunos artícu-los de supermercado así como en menús de restaurantes de todo el país.

Quienes viven para comer po-drían desestimar el esfuerzo como algo ridículo. Sin embargo, cambiar nuestra dieta puede ser tan efectivo para reducir las emisiones de gases

POR SIMON ROMERO

ICA, Perú — Una pequeña arbo-leda de huarangos, árbol histórico peruano que puede vivir más de un milenio, se eleva como un espejis-mo en medio de las dunas de arena en los límites de Ica. El árbol les ha proporcionado alimento y madera a los habitantes de este desierto desde antes de que la civilización de Nazca grabara geoglifos en la deshabitada llanura al sur de esta ciudad, hace unos dos mil años.

El huarango, familiar gigante del mezquite del sudoeste estadouni-dense, sobrevivió al ascenso y caída de las civilizaciones prehispánicas, y a los saqueos de los conquistadores españoles, cuyos historiadores que-daron pasmados por la abundancia

de bosques de huarango y por los ex-traños camélidos de los Andes, como guanacos y llamas, que prosperaron ahí.

Hoy, sin embargo, los peruanos presentan lo que podría ser el últi-mo desafío al frágil ecosistema sus-tentado por el huarango cerca de la costa sudoeste de Perú. Los aldea-nos están cortando los remanentes de estos bosques otrora extensos. Codician el árbol como una fuente de carbón y leña.

La desaparición del huarango pro-voca alarma entre los ecologistas y fomenta un esfuerzo naciente para salvarlo.

“No nos damos cuenta de que estamos cortando una de nuestras propias extremidades cuando des-truimos un huarango”, dijo Consue-lo Borda, de 34 años, quien ayuda a dirigir un pequeño proyecto de refo-

restación en Ica, al explicar cómo las vainas del árbol pueden ser tritura-das para hacer harina, endulzadas para hacer melaza o fermentadas para hacer cerveza.

“Los leñadores vienen en la noche, y usan sierras de mano en lugar de sierras eléctricas para evitar ser detectados”, dijo Reina Juárez, agri-cultora de maíz, de 66 años, en San Pedro, aldea de aproximadamente 24 familias. “Se llevan la madera en burro y después la venden”.

Que el huarango haya sobrevivido para ser talado bien podría ser algo así como un milagro. Después de siglos de deforestación sistemática, solamente queda alrededor del uno por ciento de los bosques originales de huarango que alguna vez existie-ron en el desierto peruano, de acuer-do con arqueólogos y ecologistas.

Pocos árboles están tan bien adap-

tados al ecosistema hiperárido del desierto Atacama-Sechura, encla-vado entre los Andes y el Pacífico. El huarango captura la humedad pro-veniente del oeste como neblina del mar. Sus raíces se encuentran entre las más largas de todos los árboles, extendiéndose más de 45 metros pa-ra aprovechar los canales de agua subterráneos.

Un equipo de arqueólogos británi-cos describió en un reciente e inno-vador estudio cómo los nazca, quie-nes grabaron sus líneas en el desier-to mil años antes de la llegada de los españoles, indujeron una catástrofe ambiental al cortar los huarangos para algodón y maíz, que expusieron al terreno a vientos del desierto, a la erosión y a las inundaciones.

David Beresford-Jones, arqueólo-go de la Universidad de Cambridge y coautor del estudio, dijo que quizá el

FOTOGRAFÍAS POR TOmAS muniTA PARA The new YORk TimeS

DeAn C.k. COx PARA The new YORk TimeS

Andrea Zárate contribuyó con reportes desde Lima, Perú.

Peligran árboles milenarios del

desierto peruano

Cambio de dieta ayuda a reducir el calentamiento global

una arboleda de huarangos se eleva en medio de las dunas de arena en los límites de ica, Perú. Arriba, los árboles con frecuencia son talados para fabricar carbón.

único fragmento de bosque primario de huarango que queda está en Usa-ca, aproximadamente a cinco horas en automóvil desde Ica.

“Se necesitan siglos para que el huarango tenga un tamaño sus-tancial, y solamente unas cuantas horas para derribarlo con una sie-rra eléctrica”, dijo Beresford-Jones. “La tragedia es que este vestigio es-tá siendo talado por productores de carbón mientras hablamos”.

Con el apoyo de los Jardines Botá-nicos Reales, en Kew, y de Árboles para Ciudades, organización de cari-dad británica que promueve la siem-bra de árboles en áreas urbanas, el proyecto de reforestación de Borda busca revertir el daño causado por los productores de carbón.

“Perú necesita replantear su tra-yectoria de desarrollo”, dijo Alex Chepstow-Lusty, paleoecologista del Instituto Francés de Estudios Andinos, quien trabajó en el estudio de Nazca con Beresford-Jones.

“En vista de que está previsto que los glaciares de Perú desaparecerán para 2050, los Andes necesitan árbo-les para capturar la humedad que llega de la Amazonia, que también es la fuente de agua que va hacia la costa”, dijo Chepstow-Lusty. “De ahí que se necesite un programa de refo-restación, tanto en los Andes como en la costa”.

un paquete de pollo en Suecia muestra una imagen del productor, así como datos ambientales.

que contribuyen al cambio climáti-co como cambiar el automóvil que se maneja o no usar la secadora de ropa, dicen los expertos científi-cos.

“Somos los primeros en hacerlo y es una forma nueva de pensar para nosotros”, declaró Ulf Bohman, di-rector del Departamento de Nutri-ción en la Administración Nacional Sueca de Alimentos, a la que se le

encomendó la tarea, el año pasado, de crear directrices alimenticias nuevas que le dieran el mismo pe-so al cambio climático y a la salud. “Solíamos pensar en seguridad y nutrición como una cosa, y en lo ambiental como otra”.

Algunas de las nuevas directrices propuestas, dadas a conocer en el verano, podrían parecer alarman-tes para quienes no estén familia-

rizados con el tema. Recomiendan que los suecos favorezcan las zana-horias por encima de los pepinos y tomates, por ejemplo.

No se les aconseja consumir más pescado, pese a sus beneficios para la salud, porque los bancos de peces de Europa están agotados.

Y de forma un poco menos sor-prendente, se les aconseja sustituir la carne roja por pollo, en vista de las enormes emisiones de gases de invernadero asociadas con la cría de ganado.

“Es difícil para los consumido-res”, admitió Bohman. “Recibes consejos ambientales y lo tienes que coordinar con, ‘¿cómo puedo comer más sanamente?’”.

No obstante, si las nuevas di-rectrices alimenticias se siguen religiosamente, sostienen algunos expertos, Suecia podría reducir sus emisiones generadas por la produc-ción de alimentos entre un 20 y un 50 por ciento. Aproximadamente, el 25 por ciento de las emisiones causadas por los habitantes de las naciones industrializadas pueden vincularse a los alimentos que

consumen, de acuerdo con inves-tigaciones recientes en Suecia. Y los alimentos varían enormemente en las emisiones generadas por su producción.

Varios estudios anteriores so-bre las emisiones de la producción de alimentos se centraron en los elevados costos ambientales de transportar alimentos y criar ga-nado. Otras investigaciones menos rígidas muestran que las emisiones dependen de muchos factores, que incluyen el tipo de suelo usado para cultivar alimentos y si un produc-tor de leche utiliza canola local o soja importada para alimentar al ganado.

Algunos productores argumen-tan que los nuevos programas son demasiado complejos y que amena-zan a sus ganancias. Las recomen-daciones alimenticias, puestas en circulación para ser objeto de co-mentarios no solo en Suecia sino en toda la Unión Europea, han sido atacadas por la industria cárnica del continente, los productores de salmón en Noruega y los de aceite de palma en Malasia, por nombrar algunos.

“Esto es prueba y error; aún in-tentamos ver qué funciona”, dijo Bohman.

e l P l A N e TA e N e VO l U C I ó N

Lunes, 7 De Diciembre De 2009 V

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a r t e y e s t i l o

Vi Lunes, 7 De Diciembre De 2009

POR FRED KAPLAN

En los últimos años salió a la venta una lar-ga serie de colecciones de jazz en CD –todo Miles Davis en Columbia, todo Charlie Parker en Savoy, todo Duke Ellington en RCA, etc.–, por lo que cuesta creer que en los archivos de algún sello discográfico puedan quedar gra-baciones importantes de un gran músico.

Sin embargo, Verve acaba de lanzar Doce noches en Hollywood, una serie de cuatro CD de Ella Fitzgerald cantando setenta y seis te-mas en Crescendo, un pequeño club de jazz de Los Angeles, en 1961 y 1962, ninguno de los cuales había salido antes a la venta.

No se trata de reciclajes. Los CD se com-pusieron con las grabaciones originales que produjo Norman Granz, fundador de Verve y representante de Fitzgerald. Los temas muestran a la cantante en su apogeo: más distendida, desenvuelta y audaz, y abordan-do un espectro más amplio de ritmos y tonos que en las decenas de discos que salieron a la venta durante su vida.

Richard Seidel, el productor de la serie, es-cuchó las grabaciones por primera vez a prin-cipios de año. Manejaba hacia Masachusets desde su casa de Nueva Jersey y había lleva-do algo de música para escuchar en el auto.

“Ese día no estaba de muy buen ánimo”, re-cuerda, “y a medida que escuchaba no pude evitar empezar a sonreír. Trabajé en decenas de proyectos de Ella en el transcurso de va-rios años, pero esto tenía algo diferente, por la alegría rítmica que proyectaba, por la crea-tividad de la improvisación”.

El experimentado crítico Gary Giddins co-incide. “Esto es lo mejor de las grabaciones en vivo de Ella”, dice. “Es insuperable”.

Las presentaciones en el Crescendo, que tu-vieron lugar del 11 al 21 de mayo de 1961 (más una nueva visita al año siguiente) se arregla-ron para llenar el tiempo entre una gira euro-pea que Fitzgerald y su cuarteto habían ini-ciado en febrero y una estancia de un mes en el Basin Street East de Nueva York, en junio.

Granz tomó la inusual medida de grabar todo. Pero tan solo en el curso del año si-guiente él y Fitzgerald grabaron seis discos de estudio, entre ellos dos de los álbumes más publicitados de la cantante, cada uno de ellos dedicado a standards de un importante com-positor estadounidense. En ese contexto, no es extraño que las grabaciones del Crescendo no recibieran mucha atención.

Granz eligió doce temas de las alrededor de catorce horas de material grabado en el Crescendo y las lanzó como un LP titulado “Ella en Hollywood”. El álbum, sin embar-go, no se vendió bien, tal vez porque sonaba raro.

Entre tema y tema, alguien incorporó aplausos que se habían grabado en una gran sala de conciertos, lo que hacía que el disco pareciera artificial. (El Crescendo era un club nocturno de doscientas localidades.)

Cualquiera fuera la razón de las reseñas poco entusiastas y las escasas ventas, los eje-cutivos de Verve, que Granz había vendido a MGM en 1960, hicieron que las grabaciones

del Crescendo quedaran en el archivo, donde permanecieron durante años en el olvido.

En 2008, Seigel, que había estado al frente de Verve desde 1982 hasta 2002, contratado a casi todos sus artistas de jazz y producido la mayor parte de los discos de éstos, se reunió con el gerente general del sello, Nate Herr, y le propuso escuchar las grabaciones con miras a un lanzamiento. Sabía que era una posibili-dad muy remota, pero Herr aceptó.

Unos meses después, los ingenieros de la compañía le mandaron a Seidel copias de las grabaciones en CD. Seidel salió rumbo a Ma-sachusets escuchando mientras conducía, y se dio cuenta de que tenía que sacarlas a la venta. “Los temas tenían un tono tan íntimo y conmovedor”, recuerda, “que parecían sali-dos de la atmósfera de un club pequeño”.

Con excepción de Ella en Hollywood y Li-ve at Mr. Kelly’s, una presentación de 1958 en Chicago (que no salió a la venta hasta 2007), no hay discos de Fitzgerald grabados en vivo en un club chico.

Doce noches en Hollywood no es un docu-mento completo (si lo fuera, constaría de más de doce CD, no solo de cuatro), pero compren-de lo que Seigel considera la mejor versión de casi todos los temas que Fitzgerald cantó

esas noches.El blues nunca fue el fuerte de Fitzgerald.

Sus escasas incursiones en el género en el es-tudio de grabación no dieron resultado por-que costaba creer que tuviera la capacidad de estar triste. Sin embargo, en estas grabacio-nes canta varios blues, en especial St. Louis Blues, y si bien nadie la tomaría por Billie Ho-liday, les da un aire desenfadado y audaz.

Cuando canta scat en estas grabaciones, puede subir, bajar, inclinarse por una veloci-dad mayor y una armonía más compleja que lo habitual. Suena como un excelente solo de trompeta de bebop, no como una afectación, como en ocasiones pasa cuando hace scat en sus discos de estudio.

En el caso de las baladas, lleva la melodía en más direcciones sin restarle ni un ápice del aire conmovedor que solía darles en el estu-dio o en una gran sala de conciertos.

El fotógrafo Herman Leonard en una oca-sión le sacó una foto a Duke Ellington sentado en una mesa de primera fila de un pequeño club nocturno de Nueva York y sonriéndole a Fitzgerald mientras ella cantaba. Doce no-ches en Hollywood nos da una idea más cabal que cualquier otro disco de aquello que hacía sonreír a Ellington.

POR GUY TREBAY

LOS ANGELES — Pensar en términos globales, actuar en términos virales. Ese concepto parece flotar en la plácida tarde a la hora de la salida del colegio secundario Alexander Hamilton. A las dos en punto, los alumnos salen en masa de un edificio de ladrillo de la década de 1930 que recuerda las películas de Andy Hardy. El que tenga ciento treinta años entenderá la referencia. Para quienes no los tengan, bastará con decir que eran películas de Hollywood en las que adolescentes audaces y ocurrentes tenían la tendencia de montar shows en al-gún establo.

¿Y la Red, con la desenvoltura del “há-galo usted mismo” que la caracteriza, no puede ser una actuali-zación tecnológica de la narrativa de Andy Hardy? ¿Y no es ese, en parte, el motivo de que los estudiantes que dan vueltas por el South Robertson Boulevard se convirtieran en grandes estrellas de Internet, dueños de una fama na-cida de los videos de YouTube del jerking, un nuevo baile que cuenta con una música propia en rápida evolución y un estilo de in-dumentaria?

Julian Goins, el quinceañero que lidera a los Ranger$, un grupo de jerking de cin-co integrantes, salta en las puntas de sus zapatillas –el “Tippy Toe”– y luego hace gi-rar el cuerpo hacia el suelo con las piernas cruzadas a la altura de los tobillos. Salta, gira y rebota, deslizándose hacia atrás en el “Reject”, un movimiento que recuerda al corredor de “Running Man”, un paso de baile de los años ochenta, pero al revés.

Los demás chicos prestan poca atención a la estrella. Hasta que sus actividades en los Ranger$ hicieron explosión y su madre decidió que siguiera estudiando en la casa, Julian era un alumno más.

El jerking, que es ingenuo, amable y de aficionados, era poco conocido fuera de la

ciudad hace un año. En los últimos nueve meses, sin embargo, inició una inesperada carrera como fenómeno de Internet. Cuan-do los New Boyz –dos adolescentes que se presentaban en auditorios de colegios se-cundarios– lanzaron You’re a jerk, el tema tuvo un meteórico ascenso en el Billboard, vendió 750 mil copias en iTunes y le permi-tió al dúo realizar una gira nacional.

“El jerking empezó en Los Angeles como un baile local”, dijo uno de los New Boyz, Earl Benjamin, que tiene 18 años y respon-de al apodo de Ben J. “Lo buscábamos en YouTube y nos dimos cuenta de que tenía muchas posibilidades de convertirse en algo más importante. Pasa lo mismo que la primera vez que ves breakdance: tiene

muchas partes dife-rentes y cuando se lo domina uno quiere es-tar haciendo eso todo el tiempo. Nos recuerda lo divertido que era el hip-hop”.

Warner Brothers/Asylum e Interscope se cuentan entre los que pronto contrataron a

grupos de jerking como Bangz, Cold Fla-mez, Rej3ctz y Audio Push. A fines de pri-mavera, Shariff Hasan, un cineasta de 30 años, empezó a filmar una película, Jerkin, y a desarrollar un documental y un reality show de jerking para MTV. “El jerking es un movimiento hoy como fue el rap en los ochenta”, dice Tammy Maxwell, repre-sentante de los Ranger$ y madre de Julian Goins. “Tiene un estilo, una música y una forma de vida, y los chicos lo abrazaron con entusiasmo”.

Lo más atractivo del jerking, sugiere Randall Roberts, editor de música del L. A. Weekly, es la soltura con la que quienes lo practican manejan la Red, generando cultura del contexto histórico y usando con libertad toda herramienta disponible. “Es como si dieran un salto hacia atrás y olvi-daran que alguna vez existió algo como el gangsta rap”, dice.

Recuperan sonidos olvidados de la cantante Ella Fitzgerald

Una intérprete en su apogeo, con una actitud mucho más distendida e intimista.

Los grupos de baile se hacen famosos a través de YouTube.

Jerkins es la nueva sensación de la danza

adolescente

YALE JOEL/REVISTA LIFE/TIME & LIFE PICTURES/GETTY IMAGES

STEPhAnIE DIAnI PARA ThE nEw YORk TIMES

Julian Goins, de los Ranger$, en una contagiosa pose del nuevo estilo.

Ella Fitzgerald cantando en Chicago en 1958. En un nuevo CD se la escucha de forma poco habitual en el ámbito de un pequeño club nocturno.