luis garcia jambrina - en tierra de lobos

7/30/2019 Luis Garcia Jambrina - En Tierra de Lobos

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Annotation

Marzo de 1953, una mujer es atropellad

en una carretera comarcal de la provincia dSalamanca. Pocas horas despus, el camillerdel hospital de la capital llama por telfonoAurora Blanco, una conocida reportera ducesos de Madrid, para comunicarle que l

vctima ya estaba herida antes de ser arrolladaCuando la periodista llega al hospital, la mujeha desaparecido. As comienza una novela llende intrigas y de crmenes que es tambin uetrato de la Espaa turbia y gris de los ao

cincuenta, un pas donde, segn la propagandde la poca, nunca pasaba nada, y, cuandpasaba, las cloacas del Estado se ocupaban mu

bien de ocultarlo. Conmovida e intrigada poas circunstancias que rodean el caso. Auror

Blanco tratar de hacer justicia a las vctimasdar a conocer la verdad, aunque para ello teng

que poner en riesgo su vida y su trabajo.


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EN TIERRA DE LOBOS


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Luis Garca Jambrina

1. edicin: junio 2013 Luis Garca Jambrina, 2013

Ediciones B, S. A., 2013

Consell de Cent, 425-427 0800Barcelona (Espaa)

www.edicionesb.comDepsito legal: B. 13.799-2013

ISBN DIGITAL:978-84-9019-463-8

Todos los derechos reservados. Bajo laanciones establecidas en el ordenamienturdico, queda rigurosamente prohibida, si

autorizacin escrita de los titulares de


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copyright, la reproduccin total o parcial desta obra por cualquier medio o procedimientocomprendidos la reprografa y el tratamient

nformtico, as como la distribucin dejemplares mediante alquiler o prstampblicos.

A la memoria de la periodista Margarit

Landque me inspir el personaje de Auror

Blancopara la hispanista francesa Marie Franco

por su investigacin acadmica sobre ECaso

[...] hombre

con diminutos ojos triangularecomo los de la abejalegitimando oficialmente el fraude

la perfidia, y haciendla vida negociable; las mujere


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de honor pulimentado, liquidadapor cese o por derribo

su mocedad y su frescur

cristalizadas eansiedad, rutinvitalicia, encogiend

como algodn. S, s, la vieja historia[...

CLAUDIO RODRGUEZ

Por tierra de lobos


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Provincia de Salamanca, 10 de

marzo de 1953

Cunto tiempo llevaba corriendo? No er

capaz de precisarlo. Y cunto ms podresistir? En qu momento caera fulminadobre la tierra hmeda, bajo los rbole

cargados de sombra? Eso pareca ms fcil d

predecir. En cualquier caso, lo mejor era npensar. Seguir corriendo con fuerza, con rabiacon determinacin, como si ya no fuera a paranunca en la vida de huir. Correr, si fuer

necesario, por toda la eternidad. A lo lejos, soa el ladrido tenso de los perros. Ella estabdescalza y casi desnuda, pero ya no senta efro del relente, ni los golpes de las ramas en lcara, ni menos an los araazos en los muslo


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y las pantorrillas, ni siquiera el filo de lapiedras en las plantas de los pies. Lopulmones le ardan, eso s, como un incendi

que se avivara con cada inspiracin, como uncaldera siempre a punto de estallar.Haca rato que haba comenzado

amanecer, pero una espesa niebla haba idustituyendo la oscuridad de la noche, lo qu

haca an ms difcil la huida. Correr, corrercorrer; no pensar, no pensar, no pensar.Confiar solo en el instinto, en la capacidad desistencia y en ese inmenso caudal de rabi

acumulado durante tantos aos. No pensar, npensar, no pensar, ser solo un animal heridoque huye entre los rboles para intentaponerse a salvo.

Por un momento, dej de or a superseguidores. Sin detenerse, vente hacia uado y hacia el otro, como si se sintiera capa

de olfatearlos, al tiempo que aguzaba las oreja

y miraba con el rabillo del ojo. No percibi


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eal alguna de peligro. Pero, en lugar de darsun respiro, eso la puso todava ms alerta. Y se estuvieran tendiendo una trampa? En u

principio, haba decidido correr en lnea rectapara no desorientarse y evitar as volver apunto de partida. Y lo cierto es que habogrado poner bastante tierra de por medio. Dodas formas, no poda relajarse; por e

contrario, tena que redoblar esfuerzos. Correno pensar; correr, no pensar; correr, nopensar... Hasta que, de repente, una alambradde espino la detuvo. El impacto fue tan violent

que, en un primer momento, sinti como si unde los alambres la hubiera partido en dodesgarrndole a fondo las entraas.

Fue entonces cuando volvi a or a lo

perros; seguramente estaran olfateando sangre, babeando ante la proximidad de

banquete. Tena que salir de all como fuerahacer un ltimo esfuerzo, aunque le costara l

poco que le quedaba de vida; mejor mori


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desangrada en una acequia que devorada poesos malditos perros. Sin levantarse del sueloe volvi de espaldas y se arrastr como pud

bajo la alambrada, mientras la mantena en altcon una mano; despus, cruz sus brazos sobrel vientre y se dej caer por una pequependiente. Al final, fue a parar a una cunetlena de agua sucia y helada. Alz la vista

descubri que estaba junto a una carretera, lque quera decir que estaba fuera, y eso lanim. Pero el dolor y el fro eran tan intensoque ya no senta nada. Tras varios intento

fallidos, logr ponerse en pie y empez a andacomo una sonmbula. No haba dado ni diepasos sobre el rugoso asfalto, cuando oy alga sus espaldas. Gir la cabeza y vio cmo do

conos de luz se abran paso entre la nieblantent apartarse, pero no le dio tiempoaltar, y un coche negro y fantasmal l

embisti. Qued tendida y semiinconsciente e

medio de la carretera. El vehculo se detuv


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ms adelante, a pocos metros, y luegcomenz a dar marcha atrs.

Mierda alcanz a decir, tant

esfuerzo para nada.Mientras sus prpados se cerrabaentamente, en el cielo comenzaba a brillar eol.


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adrid, 10 de marzo de 1953

Era el da de cierre en el semanariCrnica de Sucesos,el ms importante de sgnero en Espaa, el nico, en realidad, quhaba logrado salir adelante en un momento d

penuria y prohibicin. Como de costumbre, loedactores se haban reunido con su directorEduardo Gonzlez, responsable de muchaotras publicaciones y revistas, en las oficinaque este tena en la calle del Desengao, detrde la Gran Va. La ltima en llegar fue AuroBlanco, que vena con un nuevo reportaje bajel brazo. Era la nica mujer de toda la plantilli exceptuamos a Dulce, la secretaria de

director. Tambin era la nica periodista d


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ucesos de toda Espaa, lo que le habgranjeado gran fama entre los lectores deemanario, la admiracin de muchos policas

guardias civiles y hasta el respeto de algunodelincuentes, que se negaban a hablar con nadique no fuera ella. Para todos, era uespectculo verla llegar al escenario decrimen en su propio coche, un deportivo negrque ya se haba hecho clebre, con su melenubia y rizada, su aire desenvuelto y su mirad

alegre y, a la vez, penetrante.En ese momento, estaba ya ms cerca d

os treinta y cinco que de los treinta, si bieaparentaba algunos menos, aunque no tantocomo los que ella se quitaba a la menooportunidad. Se deca que haba enviudado mu

oven y eso la haba obligado a buscarse eustento dentro del periodismo, donde ten

muchos contactos gracias a su familiaPrimero, haba trabajado en varias revistas d

moda y crnica social, como La Moda e


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spaa, lo que la llev a ser muy conocida edeterminados ambientes de Madrid, hasta quun da, por casualidad, la directora de una d

esas revistas le pidi que escribiera ueportaje sobre el robo de un collar de perlaen el domicilio de una marquesa muy famosa, don Eduardo, que tena un gran olfatperiodstico y acababa de poner en marcha eemanario Crnica de Sucesos, se fij en e

artculo y la mand llamar a su despacho, parofrecerle un contrato.

Y qu pinto yo en un semanario com

este? pregunt ella con fingida ingenuidad.Pues escribir reportajes sobre aquello

ucesos que nos parezcan de ms inters laclar el director.

Pero si aqu en Espaa nunca pasa nadreplic ella.

Eso es lo que proclama todos los das lpropaganda del Rgimen repuso l. Por n

pasar, aqu ni siquiera hay catstrofes naturale


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o accidentes de trfico. Pero vaya si pasacosas!

Entonces, por qu no hablan de ella

os peridicos o las emisoras de radio?Porque la mayora siguen las consignadel Rgimen y se limitan a reproducir las notaoficiales que les envan los organismocorrespondientes. O es usted de las qupiensan que todo aquello de lo que no socupan los peridicos del Movimiento nexiste? En tal caso, no me diga que no tienmrito que nosotros llenemos diecisi

pginas todas las semanas hablando de ello.Vista as, la cosa tiene su aliciente

econoci Aurora.Y tanto! Como que el nic

periodismo autntico que se hace hoy da eEspaa es el del Crnica de Sucesos.Por qucree usted, si no, que tiramos doscientos mejemplares de media? Y conste que la difusi

eal es todava mucho mayor, pues hay lugare


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en que se lee de forma colectiva y, cofrecuencia, el mismo nmero pasa de mano emano varias veces.

De todas formas concluy ellaengo que pensrmelo.El caso es que Aurora no acababa de verl

claro y, durante algn tiempo, estuvo dndolargas. Pero don Eduardo era muy tenaz

persuasivo y no par hasta que ella aceptformar parte de la plantilla. Al principio, eso simultane como pudo ambos gnero

periodsticos. Por el da tena que acudir a la

ecepciones, bodas, bautizos, puestas de largo ifas benficas de la alta sociedad madrilea

mientras que por las noches se adentraba en lobajos fondos en busca de la noticia o pasab

por los calabozos para entrevistar a algcriminal sanguinario o visitaba lugares remotode la Espaa rural y profunda. Cuntas vecehaba tenido que acudir al levantamiento de u

cadver en un callejn oscuro vestida de fiest


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o acudir a una ceremonia en una lujosa mansiin haberse acicalado y con los zapatos lleno

de barro! Pero, al final, fueron los sucesos lo

que la sedujeron y acabaron convirtindola euna estrella del periodismo; de hecho, era unde las figuras ms populares y controvertidadel momento, algo que, por cierto, ellfomentaba siempre que poda. Haca un par demanas, sin ir ms lejos, haba provocado u

gran escndalo por salir fotografiada en unevista con una pipa humeante en una mano

una pistola de gran calibre en la otra, do

atributos tradicionalmente masculinos qucontrastaban, de forma clara, con su rostratractivo, risueo e inocente. Pero lo mejor erel pie de foto: Aurora Blanco, una muje

frente al crimen.Por otra parte, gozaba de cierta simpat

entre la Polica y la Guardia Civil, sobre toden la Brigada de Investigacin Criminal, m

conocida como la BIC, donde la trataban co


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mucho cario y algo de condescendenciancluso, la dejaban participar en sus pesquisa

asistir a los interrogatorios e intervenir e

ellos y, por supuesto, entrevistar a lodetenidos; de manera que estaba mufamiliarizada con los mtodos policiales y lerga de la delincuencia. Con frecuencia, haste ponan un coche para que fuera ella l

primera periodista en llegar al escenario decrimen. De todas formas, sola ser Aurora lque se adelantaba por su cuenta, gracias a llamada de aviso de algn lector, sobre tod

desde que dispona de vehculo propio. De ahque, en los ltimos aos, se hubiera convertiden una investigadora oficiosa, a la que lomiembros de la BIC apodaban, familiarment

el subinspector Gutirrez, pues tal era segundo apellido. Claro que toda esa famambin le haba granjeado la envidia d

muchos de sus colegas, que aprovechaba

cualquier oportunidad para meterse con ella


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ntentar ponerla en ridculo.A ver que nos trae hoy la rubia de

deportivo, la reina de los sucesos, la nica, l

rrepetible... anunci el redactor jefe, no sicierta irona, cuando Aurora se sent a la mesde trabajo.

Menos cachondeo, que vengo dedepsito de cadveres.

Aurora era una asidua visitante de esiniestro lugar, situado al final de la calle d

Santa Isabel, a espaldas del Hospital Generapues tena bastante amistad con uno de lo

celadores, y este sola avisarla cada vez quentraba un nuevo husped que pudiera suscitau inters.

Y qu es lo que nos traes? pregunt

don Eduardo.Un nuevo crimen pasional en la call

Huertas.Ya sabes le record el director qu

no se nos permite sacar ms de un crime


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Seores, seores, haya paz intervinel director. Si no se calman ahora mismome ver obligado a sacar la pistola.

Todos, sin excepcin, rieron la graciapero en el fondo saban que no lo decotalmente en broma. An recordaban el da e

que su jefe haba disparado al aire en presencide un conocido dramaturgo, porque este lhaba dicho que quera dejar de escribir paruna revista de actualidad de la que don Eduardera tambin dueo y director. Si mabandonas le advirti este, maana cuent

a toda pgina que te has meado de miedo en mdespacho. Al forzado y atribulado colaboradono le qued ms remedio que aguantarse eguir mandando artculos para la revista.

En ese momento, llamaron por telfonoLo cogi Dulce, la secretaria, desde una mescontigua.

- Crnica de Sucesos, dgame.

Quisiera hablar con Aurora Blanco


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La mujer estaba medio desnudaexplic el otro y todo su cuerpo era una purlaga, y no precisamente a causa del atropello

eso est claro.Ha muerto? pregunt Aurorcambiando de actitud.

An sigue viva. Pero debe darse prisEn este asunto, hay algo que huele mal; cramno suelo equivocarme.

Est bien. Ahora mismo salgo para alldijo ponindose en pie. Por quipregunto cuando llegue?

Por Emilio, el camillero.Despus de colgar, Aurora se dirigi a

perchero para coger su abrigo.Qu sucede? le pregunt el directo

. Te vas ya?!Tengo un asunto en Salamanca qu

promete ser interesante.En Salamanca?! Pero si vamos

cerrar ya la edicin.


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Por m no te preocupes; sea lo que seo dejaremos para el siguiente nmero. T

mismo has dicho que ya hemos cubierto e

cupo de sangre por esta semana. Te llamarcuando vuelva, no te preocupes.Pero oye...Era intil insistir; Aurora ya se haba ido.


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alamanca, 10 de marzo de 1953

El Hospital de la Santsima Trinidad estaben el Paseo de Carmelitas, no muy lejos de Plaza Mayor. Se trataba de un edificio antiguo desangelado que peda a gritos una reforma o

mejor todava, un traslado urgente a un lugams saludable. Aurora dej su coche junto a lpuerta principal y se adentr por un pasillo qupareca no tener fin, hasta que se encontr coun celador.

Buenas tardes le dijo, estobuscando a Emilio, el camillero.

Y quin quiere verlo? pregunt coecelo el empleado.

Aurora, una amiga.


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parricida de Bjar, aquel que mat a su padrebastonazos hace unos meses por no dejarlescuchar la radio; supongo que los recordar.

Cmo podra olvidarlos! exclamella, sorprendida por ese despliegue derudicin periodstica.

Emilio, a pesar de todo, no pareca tontoal vez un poco raro y estrafalario, pero n

carente de luces ni de modales.Y tambin tengo una foto de usted

faltara ms aadi, sealando ahora hacia lpared que estaba detrs de ella, pero ahor

veo que es muchsimo ms guapa al naturavaya que s.

No me habr hecho venir slo pardeclararme su admiracin? pregunt Aurora

escamada.No, seorita, qu va replic e

hombre. Mis intenciones son honestas. Yolo he querido hacerle a usted un peque

favor, por el mucho cario y respeto que l


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engo y para ver si as... reconoci, tras ueve titubeo me saca en uno de sueportajes. Venga, acompeme.

El camillero la condujo con celeridad a lprimera planta del edificio. A esa hora de larde, el hospital estaba tranquilo, como si e

dolor, la muerte y la enfermedad les hubieraconcedido una pequea tregua a los pacientes,os mdicos y a las enfermeras, y todo e

mundo estuviera descansando antes de volvera brega. Por fin, se detuvo delante de un

puerta.

Esta es inform. Por favor, pasusted.

Aurora abri la puerta muy despacio, comiedo a encontrarse con algo desagradable

pero result que la habitacin estaba vaca.Aqu no hay nadie! exclam

perpleja.No puede ser! Djeme que... le rog

Emilio, adentrndose en la habitacin. E


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cierto! No lo entiendo. Pareca realmentdesconcertado. La habrn llevado a otrhabitacin o tal vez la estn interviniendo

aunque, en tal caso, lo sabra, pues me habralamado para ayudar a trasladarla.No obstante, quiso cerciorarse y s

dirigi al ala oeste del edificio. Pero tambios quirfanos estaban vacos, as como laalas contiguas.

Le juro que es cierto, seoritacomenz a disculparse el buen hombre, cadvez ms desconcertado, yo mismo la traslad

en una camilla con ruedas, desde el coche en eque la trajeron a la sala de urgencias y luegoa habitacin. Era una mujer joven, morenirando a alta y muy guapa, dicho sea de paso

aadi para dar credibilidad a su informacin.Supongo que alguien ms la vera...Naturalmente, el mdico de guardia

una enfermera. Venga conmigo, que ellos n

me dejarn mentir.


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Cuando doblaban la esquina, vieron a uhombre que se diriga a la escalera principal.

Es l anunci Emilio con entusiasm

, don Federico, el mdico que la atendi.El hombre, al escuchar su nombre, sdetuvo en seco y se dio la vuelta. Era altodelgado, con el pelo muy negro y la tez mublanca.

La seorita le explic enseguida ecamillero ha venido a ver a la mujer qurajeron esta maana.

Es usted de la familia? pregunt e

mdico, interesado.No.Una amiga, tal vez?En realidad, soy reportera del Crnic

de Sucesos.Ya entiendo. Y qu puedo hacer po

usted?Quisiera saber qu ha sido de ella.

El hombre la mir con inters, como


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quisiera hacerse una idea cabal de la personque lo estaba interrogando, antes de decir nadaAl final, el diagnstico debi de ser favorable

pues se decidi a hablar:Como ya le habr contado Emilio, rajeron a primera hora de la maana. Un cocha haba atropellado a unos veinticinc

kilmetros de aqu, en una carretera comarcaSegn el conductor, el golpe no fue mufuerte, pues no iban a mucha velocidad, a causde la niebla y el mal estado de la carretera. Nobstante, su cuerpo estaba totalment

ensangrentado y lleno de heridas.Qu clase de heridas? inquiri.Eran, sobre todo, cortes, araazos

desgarros, algunos de ellos muy profundo

fundamentalmente en el vientre y en lomuslos. Pero estos no fueron producidos poel atropello, eso se lo aseguro. En realidadeste tan solo le haba causado alguna

contusiones.


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Entonces a qu cree usted que sdeban las heridas?

Lo ignoro.

Consigui hablar con la mujer?No hubo ocasin, la verdadeconoci el hombre con pesar. Hab

perdido mucha sangre; as que solicit courgencia una transfusin. Mientras tanto, unhermana y yo la curamos y le desinfectamopidamente las heridas. Fue entonces cuandlegaron ellos.

Quines? pregunt Auror

ntrigada, aunque no tanto como el camilleroque se qued con la boca abierta.

Eran dos enfermeros y dos policas dpaisano. Supongo que los enviaran desd

comisara, adonde el conductor del vehculo u esposa haban ido a prestar declaracin. E

caso es que venan a llevrsela prosiguiras una breve pausa. Me aseguraron que s

encargaran de ella en una clnica privada. Yo


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pregunt el mdico a Aurora.Hasta ahora, no. Al parecer, es u

admirador. Me lee todas las semanas en e

Crnica de Sucesos.Ya habr usted observado que yo no loy, lector del semanario, quiero decir

precis l, con una sonrisa. Le ruegdisculpe mi ignorancia.

Bastante tiene usted con trabajar en uhospital, como para leer luego historiaruculentas.

Eso tambin es verdad reconoci l.

Cuando llegaron a la oficina, el mdiccogi el registro de altas y bajas y enseguidencontr el dato en cuestin.

Mire le dijo a Aurora, mostrndole l

hoja. Al parecer, se trata de un matrimonioesta es su direccin.

Aurora sac una pequea libreta de sbolso y tom nota de las seas.

Le estoy muy agradecida.


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Si puedo serle de ms utilidad, ya sabdnde puede encontrarme.

Lo tendr en cuenta.

Y si averigua algo ms sobre esa mujeno dude en venir a contrmelo.Si de verdad quiere enterarse, podr

eerlo en el Crnica de Sucesos, tan solcuesta dos pesetas le explic ella desde eumbral.

As y todo, me gustara mucho conocea noticia de primera mano, ya sabe l

explic el mdico con un guio cmplice.

Si es por eso, le llamar, no spreocupe.

Y por qu no viene a decrmelo epersona? le propuso. La invitar a come

el mejor jamn y la mejor ternera dSalamanca.

Sepa usted que el mejor jamn y lmejor ternera de Salamanca se puede

conseguir en algunas carniceras y restaurante


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de Madrid.Pues ms a mi favor. Ir yo mismo a l

capital para comprobar si ese bulo tiene algo d

cierto.Ustedes los mdicos no se dan nuncpor vencidos?

Solo cuando se trata de la vida de lodems brome l.


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La comisara estaba en la plaza de Colnen esquina con la calle de San Pablo, frente palacio de La Salina. No era la primera vez quAurora Blanco la visitaba. Haca poco ms d

un ao que haba estado en su interior parentrevistar a una clebre asesina. El comisarie haba permitido que conversara con ella e

uno de los calabozos, ante la mirada atenta duna pareja de policas. Bautizada por eemanario como la envenenadora del Arrabaa mujer estaba encantada con la gra

notoriedad que haban alcanzando suasesinatos y se mostr deseosa de hablar. E

esultado fue una larga entrevista, publicada e


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varias entregas, en la que la convicta dabcuenta de su vida y de sus crmenes sin omitiun solo detalle. Ello le vali a Aurora u

notable aumento en su popularidad y tambiuna pequea reprimenda de su jefe. Porque nodo, querida amiga, puede contarse leproch este. Hay cosas que es mejognorar o dejar en la sombra. Pero Aurorigui sin querer aprender esa leccin.

Quisiera hablar con el comisarioSigue sindolo don Pascual? le preguntuno de los agentes que se encontraban en l

entrada.As es. Motivo de la visita?Dgale que soy Aurora Blanco

eportera del Crnica de Sucesos; l m

conoce de sobra.Un momento, voy a avisar.Al poco rato regres el agente con l

orden de dejarla pasar.

El despacho est al final del pasillo


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comisario con aspereza.Djeme entonces ver el cadver s

atrevi a pedir Aurora.

Es que no se fa de lo que le digo?El que parece que no se fa es usted.Yo solo quiero evitarle un espectcul

desagradable. Por otra parte, en este caso nhay nada de lo que informar. Se trata de unmuerte puramente accidental.

Est seguro?Por quin me toma?! replic e

comisario, ofendido.

Y qu es lo que ha dicho la familia?Lo nico que me han pedido es que s

preserve su intimidad.Y no han hecho ninguna pregunta?

nquiri Aurora, con suspicacia.Afortunadamente, no todo el mundo e

an desconfiado como usted.Vaya, lamento mucho haberl

mportunado se disculp ella.


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se despidi, con fingida cortesa. Y tengusted cuidado con la carretera, que a estahoras puede ser muy peligrosa.

Un agente la aguardaba a pie firme en epasillo, para hacerse cargo de ella y conducirlhasta la calle. Una vez fuera, Aurora respirprofundamente varias veces, antes de dirigirshacia el coche con ganas de huir de all. En unde los bancos de piedra de la plaza, estabentada una mujer, con el semblante triste y l

mirada fija en la puerta de la comisara. Cuandpas a su lado, la mujer se volvi hacia ella.

Yo a usted la conozco exclam dpronto, usted es Aurora Blanco, verdad?

Me temo que me confunde con otrabalbuce, al tiempo que apretaba el paso.

No habr visto usted a mi amigPatricia? prosigui la mujer, ya convencidde que se trataba de la famosa reportera.

Aurora se detuvo y se gir hacia la mujer.

No s quin es Patricia.


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Patricia es una compaera de profesinY qu pasa, la han detenido? quis

aber Aurora.

Es posible. Vine hace unas horasdenunciar su desaparicin, pero no me haquerido atender. As que aqu estoy, esperandoa ver si me entero de qu es lo que ha podidpasarle.

Y cundo dice que desapareci?Anoche mismo ha tenido que ser. Yo

haba quedado con ella esta maana, pero nacudi a la cita. Despus he ido a su casa y a

bar donde trabaja y he preguntado a todo emundo por Patricia, pero nadie la ha visto nabe darme razn de su paradero. Por eso h

venido a comisara. No la habr visto o habr

odo usted algo sobre ella ah dentro?Al parecer la inform Aurora, est

madrugada encontraron a una mujer herida euna carretera, a unos veinticinco kilmetros d

aqu. Por lo que s, era una mujer joven


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morena, ms bien alta y muy guapa.Ay, Dios mo, que va a ser ella!

exclam la mujer, alarmada.

Usted cree?Lo que no entiendo es qu haca taejos argument. Claro que a lo mejo

alguien se la llev a la fuerza y luego quisdeshacerse de ella o la maltrat, y ella sescap; hoy da una est expuesta a todo tipo dpeligros. Son gajes del oficio, como sueldecir Patricia.

A qu se refiere? inquiri Aurora.

A que ella ejerce de puta, igual que yo.En un primer momento, a Aurora l

orprendi el dato. Pero, de repente, todcomenz a cuadrar. Por su trabajo de reporter

de sucesos, haba conocido a muchaprostitutas y saba los riesgos que corran y lpoco que les importaban a la Polica.

Y dgame: dnde est ingresada? l

pregunt la amiga.


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adnde? la increp la mujer.A Madrid, all es donde vivo.Pero no puede irse, antes tiene qu

ayudarme a descubrir qu es lo que le hahecho a Patricia. Se lo debo, ella siempre sport muy bien conmigo, era como una hijpara m. Y usted es una reportera de sucesosas que supongo que sabr cmo se averiguaestas cosas.

Se equivoca, para eso est la Polica.Y desde cundo la Polica se interes

por la suerte de una prostituta? Y eso si no ha

ido ellos los que la han matado aadi evoz ms baja.

Usted lo cree posible?Yo creer no creo nada. Pero hoy d

odo puede pasar.En todo caso, no s qu quiere que y

haga.Para empezar, podra usted hablar con l

madame para la que trabajaba Patricia o co


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La Terraza, Columba, Florida, Edn ConcertAurora estaba verdaderamente sorprendidams habra sospechado que, en una ciudad ta

ecatada como Salamanca, hubiera tan ampliurtido de locales para disfrute de las llamadagentes de mal vivir. Algunos de ellos, eso spodan pasar totalmente inadvertidos para loque no los conocieran, pues se caracterizabapor no exhibir ningn tipo de letrero ndistintivo en la puerta; en otros era una simplbombilla de baja potencia en medio de ucallejn oscuro y poco accesible la qu

ndicaba que all haba vida despus de las diede la noche.

Ah es donde trabajaba Patricia nform Amanda de repente, sealando haci

un bar llamado Platera, al otro lado de la call. La mujer mayor que est junto a la barraaadi es doa Geli, la madame. Tengcuidado, tiene muy malas pulgas.

El Platera era uno de esos bares en lo


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Crnica de Sucesos.Una periodista?! exclam l

madame con tono despectivo.

As es. Querra hablar con ella.Pues llega usted tarde, hace ya das quesa pjara no para por aqu.

Quiere decir que ha desaparecido?Digamos que se ha marchado si

despedirse precis la mujer.Y no sabe usted adnde ha podido ir

inquiri Aurora.Ni lo s ni me interesa, bonita. Aqu la

chicas van y vienen sin dar demasiadaexplicaciones. Para la mayora, esto no es mque un lugar de paso.

He odo que uno de sus clientes era u

estudiante que quera redimirla.Redimirla, quin, ese pelagatos que s

dejaba caer por aqu de vez en cuando?! Pero sni siquiera tiene ni donde caerse muerto!

Y no sabr usted cmo se llama?


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Ya le he dicho que Patricia ya no vive nrabaja aqu. Las pocas cosas que dej la

arroj yo misma a la basura.

Y qu da exactamente se march?Me est usted cargando ya con tantpreguntita replic la madame, sin molestarsen disimular su enfado. Por qu no se vadar la matraca a otro sitio?

Prefiere que sea la Polica la quvenga a interrogarla?

Y por qu iba a venir aqu la Polica?En ese momento, se hizo un silenci

enso; aunque lo disimulaban, mirando parotro lado, todos estaban pendientes de lconversacin.

Patricia podra haber desaparecid

contra su voluntad e incluso estar muerta eeste momento conjetur Aurora.

Y si as fuera, qu tengo yo que vecon eso? La Polica sabe de sobra que este e

un establecimiento muy decente, dentro de


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esplendor. Haba paseado por ella muchaveces, a todas las horas del da, pero an nhaba dejado de sorprenderla la perfeccin d

u trazado y su majestuosa elegancia. Antes dr al hotel, tuvo que acercarse al coche parecoger una pequea maleta que llevabiempre consigo con algo de ropa y tiles d

aseo, por si tena que quedarse a hacer nochde forma inesperada en el curso de alguno dus viajes de trabajo. Al pasar por la comisara

no pudo evitar sentir un estremecimiento, dmiedo en este caso.

Cuando lleg al hotel, eran ms de ladoce. En la recepcin, el empleado estabeyendo un libro de derecho; probablemente srataba de un estudiante que se pagaba la carrer

haciendo el turno de noche. Cerca demostrador, haba una escalera y, junto a ellauna armadura y un tresillo enorme. En la paredcolgaba un cartel que deca: Telfono y ba

en todas las habitaciones. Categora: Primer


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dirigi a la plaza Mayor por la Ra, que a esahoras rebosaba de estudiantes que iban venan. Era uno de esos das soleados qu

presagiaban la inminente primavera; as qudaba gusto dejarse llevar por la marea humanaodeada de voces juveniles y caras sonriente

con el entusiasmo y la inconsciencia propiode quien tiene toda la vida por delante.

El caf Novelty era uno de los cafs mantiguos y conocidos de la ciudad. En l tenaertulia los escritores de Salamanca y no eraro encontrar entre sus asiduos a alguna qu

otra eminencia local. Aurora reconoci a Jaimenseguida, pues era el nico que, en esmomento, estaba leyendo algo que no fuera eperidico. Era guapo, con una de esas mirada

que enseguida despertaban la ternura y enters de las mujeres.

Es usted Jaime Alcalde?Eso dicen los papeles respondi e

oven con tono cordial.


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aqu, que unas horas despus muri en unclnica de la ciudad. Y su amiga piensa que, poa descripcin, podra tratarse de Patricia.

Pero los peridicos de hoy no hablan deso objet l.De estas cosas no suelen ocuparse lo

peridicos; ya sabe que en Espaa nunca pasnada.

Y usted cmo se ha enterado? nquiri l.

Un poco por casualidad y otro poco pomi costumbre de dejarme arrastrar adonde n

me llaman.Aurora le cont la llamada de Emilio, s

visita al hospital, la conversacin con ecomisario y su posterior encuentro co

Amanda, de la que, al parecer, le haba habladen alguna ocasin Patricia.

Por los datos que usted me da, podrratarse de ella, en efecto reconoci

entonces Jaime. Si es as, es muy posibl


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Cuando por fin lleg a Madrid, comenzabya a anochecer. Al pasar por la plaza de Espaae encontr con que la calle estaba cortada a l

altura del inmenso rascacielos que estaba

erminando de construir en uno de sus lados, eque conectaba la calle Princesa con la GraVa. Antes de girar a la derecha, pudo ver emedio de la calzada una ambulancia en la quvarios enfermeros introducan una camilla coapidez, mientras los agentes de polic

dispersaban a los viandantes que se agolpabadelante del edificio.

Circulen, por favor, no se detengan

Aqu no hay nada que ver.


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Pero qu ha pasado? se atrevipreguntar un hombre.

Nada que a usted le importe contest

el polica con tono desabrido.Seguramente, se trataba de un nuevaccidente laboral; tal vez de un obrero que shaba cado al vaco desde alguno de loltimos pisos, los que en esos das estabaerminando de rematar. Por supuesto, no era l

primera ni iba a ser la ltima vctima de lnegligencia, la precipitacin o las precariamedidas de seguridad de la obra. L

construccin del edificio se haba iniciado e1948, y en l trabajaba una media de quinientoobreros al da. De ellos, cuntos habramuerto ya a esas alturas, nunca mejor dicho,

habran quedado invlidos para el resto de svida?

Desde el otro lado de la plaza, Aurorcontempl la inmensa mole del rascacielos a l

uz de los ltimos rayos del sol. Segn hab


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edo en un peridico, tena ciento diecisietmetros de altura, unos treinta ms que el de lTelefnica, su inmediato rival, repartidos e

veintisis plantas; se levantaba sobre unuperficie de casi cinco mil metros cuadradoy ocupaba un volumen de unos doscientos mmetros cbicos. Entre otras cosas, contaba coquinientas ventanas y treinta y dos ascensorey albergaba ciento ochenta y cuatrapartamentos, trescientas oficinas, variagaleras comerciales, un hotel, un restaurante una piscina. Pero lo que ms impresionaba er

a peculiar fisonoma de su fachada: con sdisposicin escalonada y su lujosa y barrocdecoracin. De hecho, el edificio ya empezaba ser conocido entre los madrileos como e

Coo o, dicho ms finamente, como el Tacopues, al verlo por primera vez, raro era que noltaba uno de admiracin. Saludado por l

prensa del Rgimen como un smbolo de l

econstruccin y la modernizacin de un


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espaola, Bienvenido, Mister Marshalldirigida por un joven y desconocido realizadoe interpretada por Lolita Sevilla, Manol

Morn y Jos Isbert.Por un momento, Aurora tuvo la sensacide que todo lo relacionado con Patricia eralgo remoto; as que decidi irse a dormir olvidarse de ella, al menos hasta nueva ordenDe repente, se le ocurri algo mucho mestimulante y atractivo que meterse en la camcon una novela policaca. Se tomara una copacharlara de temas frvolos con algn conocid

en la barra de Chicote, que por las noches solestar muy concurrido y no quedaba lejos deapartamento que tena alquilado en la Gran Va

El Museo Internacional de Bebidas d

Perico Chicote, del que se deca que era emejor barman de Espaa, el que atenda dforma personal al propio Generalsimo, ercomo un faro en medio de la noche madrilea

como una isla a la que iban a refugiarse todo


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Pues mira, ests de suerte, hoy no tdigo que no le respondi Aurora.

Sigues haciendo sucesos?

Se me da mejor que hacer calceta, lverdad.Pues es una lstima apunt l. Un

periodista de raza como t debera dejar eensacionalismo y dedicarse a temas de mayo

calado.Te refieres a entrevistar a actores d

res al cuarto?No, exactamente puntualiz l, alg

dolido. Y tampoco quera molestarte. Dobra s yo que, en esta vida, cada uno hace l

que puede. Pero me da pena que malgastes talento en un semanario como ese, el diari

de las porteras, no es as como lo llaman?Ser por eso por lo que a m me dice

reportera! repuso ella con irona. Perolvidas que a m me gusta mucho este trabajo.

Precisamente, esa era una de las cosas qu


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crmenes para contar lo que realmente sucediY qu gracia tendra eso? objet e

director. Con lo bonito que es inventar

dejarse llevar por la imaginacin, despus dhaberle echado un simple vistazo al escenaridel crimen.

En eso tienes razn reconociAurora, ponindose seria.

Y ahora a trabajar la anim edirector, que el semanario no se hace solo.

Aurora se fue a su mesa, y all cogi eelfono e hizo varias llamadas para recaba

nuevos datos sobre el caso de la calle HuertaDespus, se sent ante su mquina y reescribiel artculo de cabo a rabo. Lo hizo de formdistrada y casi mecnica, pensando vagament

en otras cosas ms acuciantes.Ya eran ms de las dos cuando abandon

a redaccin. En el portal, dud entre acercarsa casa para descansar y comer algo o pasarse

como era su costumbre, por la Brigada d


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con el que a veces la trataba, como si ella fueruna pobre nia ingenua e ignorante de las cosadel mundo y l, un hombre curtido y bregad

que estuviera de vuelta de todo.Y por qu, cuando tus colegas ldescubrieron, no la dejaron en el hospitadonde habra estado mejor atendida? objetella.

Ya te lo dijo el comisario: por uncuestin de seguridad.

Por otra parte arguy Aurora, nquiso darme detalles sobre su muerte

dejarme que viera el cadver.Lo hara para preservar la intimidad d

a familia argument l. Imagnate quPatricia fuera una hermana tuya, es solo u

uponer, a ti te gustara que saliera su caso eos peridicos?

Desde luego que no.Pues entonces?

Y qu me dices de las sospechas d


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Amanda?Desde cundo las palabras de un

prostituta merecen nuestra credibilidad? E

que acaso no las conoces?Qu tienes t contra las prostitutas?Personalmente, nada, te lo aseguro

pero, como polica, debo advertirte de que nuelen ser trigo limpio.

Como si los dems furamos udechado de virtudes.

A m me lo vas a decir!De todas formas, me gustara que t

nteresaras por el asunto.Pero si sabes de sobra que yo no pued

nmiscuirme en los asuntos de un colega dotra comisara, y menos an de una ciudad d

provincias, pues menudos son.Y por qu no?Pues porque no sentenci l, a punt

ya de perder la paciencia. Cmo crees qu

me lo tomara yo si el comisario d


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aunque solo sea para que puedas quedaranquila, pero no te prometo nada.

Con eso para m ya es suficiente.

Y, naturalmente, de todo esto no quieroque salga ni una sola palabra en el Crnica dSucesos ni en ninguna parte, de acuerdo?

Lo que te estoy pidiendo no tiene nadque ver con mi trabajo le explic AuroraEs solo una cuestin de conciencia.

Pues vers cmo no tienes ningmotivo para preocuparte.

De hecho reconoci ella, m

iento algo mejor despus de hablar contigo.No sabes cunto me alegro. A vece

eres demasiado estricta y puntillosa contigmisma y ms todava con los dems l

eproch l, sin poder evitarlo.Ah, s?! T crees? pregunt ell

hacindose la ingenua.Desde luego. Y ahora deberas irte l

orden Mario ponindose en pie, que aqu


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Y qu tal se llevaba con doa Geli, lmadame?

Con esa bruja nadie se lleva bien,

menos an sus pupilas sentenci l. Poqu lo pregunta?Al igual que Amanda, yo tambin cre

que esa mujer oculta algo.Eso seguro.Se sabe ya cundo va a ser el entierro?Maana a las doce del medioda l

nform.Tiene usted algn nmero al que yo l

pueda llamar si es necesario?Puede llamarme al Novelty o a

pensin en la que estoy hospedado.Aurora anot los nmeros y luego s

despidi, recomendndole calma. Pocdespus de colgar la llamaron del semanariopara que fuera a los calabozos de la DirecciGeneral de Seguridad, a entrevistar al jefe d

una banda de falsificadores que acababa de se


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entrevista, para que luego no vayan diciendmentiras por ah.

As lo har le prometi ella.

Lo que no le cont fue que esa entrevistnunca saldra publicada. Si hubiera sido ufalsificador normal, de los que lo hacan podinero, no habra ningn problema, pero unque actuaba exclusivamente por motivopolticos era algo inconcebible para eRgimen. No obstante, la escribira dprincipio a fin y la guardara luego en sarchivo personal, como haca siempre. En

ba atesorando todos aquellos reportajes entrevistas que, por una razn u otra, no habapodido ver la luz. Era una especie destamento para la posteridad, aquello que, d

alguna forma, justificara su paso por el mundoA lo mejor algn da, cuando todo cambiara...

Despus de tomar un caf en un bar de lPuerta del Sol, Aurora decidi acercarse a

ede de la Brigada para ver si Mario hab


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Cuando Aurora lleg a Salamanca era mde medianoche. Despus de salir de la sede da Brigada, haba ido a casa para preparar e

equipaje y llamar por telfono a Amanda, con l

que haba quedado en el bar del Gran Hotel. Eviaje se le hizo eterno a causa de la lluvia que lacompa durante casi todo el trayecto. En lecepcin estaba el mismo empleado de l

noche anterior, que se sorprendi mucho averla llegar de nuevo sola y a una hora tantempestiva. Una vez hechos los trmites digor, subi a la habitacin para asearse u

poco, antes de bajar al bar, donde Amanda ya l

estaba esperando. Despus de saludarse y d


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Pues estamos apaadas.En cualquier caso, est claro que l

clave de todo esto es la madame.

Mirar a ver qu puedo averiguar, perme temo que no va a ser fcil. Qu sabes della?

Creo que su nombre completo engeles Gonzlez Corral, y por ah se dice qufue la querida de un conocido ganadero deses bravas y que, por ello, tiene bueno

protectores, gente importante de la ciudad.Si eso es cierto, deberamos andarno

con cuidado advirti Aurora.Lo que faltaba que me dijeras; como

no tuviera una ya bastante canguelo.No creo que vaya a ocurrirte nada, per

ms vale que no hables con nadie de estasunto, salvo que sea necesario.

Lo tendr en cuenta. Y qu crees tque va a pasar ahora con el nio de Patricia?

Me imagino que lo darn en adopcin


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alvo que los abuelos quieran quedrseloclaro.

A lo mejor ni saben que existe

coment Amanda. Por qu no hablas t coellos? Intenta convencerles de que se hagacargo de su nieto. Toma, ensales esta fotque me dio hace poco Patricia, verdad que eun encanto de nio?

Aurora asinti, despus de contemplar lmagen de un nio sentado en una tronaonriendo a la cmara.

Si ves que tal, intercede por l; es ya l

nico que podemos hacer por PatriciaOfrceles dinero, ayuda, lo que sea... Ten, aquienes un adelanto aadi, poniendo e

manos de Aurora un sobre arrugado

amarillento, pero no les digas que te lo hdado yo. En un papel que hay dentro estn laeas; me lo entreg hace poco la propi

Patricia para el caso de que fuera necesario.

Har lo que est en mi mano l


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prometi. T crees que ella presenta algo?A m nunca me dej traslucir nada. Per

ahora que lo dices...

Al entierro de Patricia acudieron mupocas personas, y estas, adems, formaban dogrupos irreconciliables. De un lado, estabaalgunas de sus compaeras de trabajo; del otrou familia. El padre, que pareca ausente, ten

el semblante duro y los puos metidos en lobolsillos de la zamarra; la madre, sin embargoa duras penas poda tenerse en pie y contener elanto; junto a ellos, sollozaban una mujer d

cierta edad, tal vez la hermana de alguno de lodos, y otra bastante ms joven, con un nio ebrazos. A cierta distancia, Aurora puddistinguir a dos policas de paisano, mu

atentos a lo que all suceda, y, algo ms lejosimulando rezar ante una tumba, un hombre co

el cuello del abrigo completamente levantadque no dejaba de mirar por encima del hombr

hacia donde se encontraban. De repente, hiz


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ninguno de los policas dio muestras de habeobservado nada extrao. Tampoco los otrofamiliares acusaron ninguna reaccin.

Sin decir palabra, Aurora se apart dellos y se dirigi al grupo en el que estabAmanda, que, despus de darle un abrazo, lpresent a sus compaeras. Se las vea tristesazoradas, sin saber muy bien cmcomportarse o qu comentar. Desde donde sencontraban, Aurora observ cmo lofamiliares se dirigan hacia la salida decementerio a paso firme y sin volver la vist

atrs, como si quisieran dejar, para siempre, us espaldas un pasado que les resultaba mu

doloroso.Una vez en la calle, Aurora se ofreci

levar a algunas de las mujeres en el cochepero todas declinaron la oferta, ya qupreferan ir dando un paseo. Despus, volvientrar en el camposanto para tratar de habla

con Jaime, pero este ya haba desaparecido


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Cuando descubri que se haba quedado soldecidi hacerles una visita a los padres dPatricia. As que sac el sobre que le hab

dado Amanda, para ver las seas. En realidadno se trataba de una direccin, sino de un planbastante rudimentario de una zona muconcreta de las afueras de Salamanca, al otrado del ro. De modo que cogi el coche y s

dirigi hacia all.Despus de cruzar el puente y girar a l

derecha, se adentr en una barriada de laafueras por calles cada vez ms miserables

destartaladas que alternaban con escombreras grandes descampados. Los padres de Patricvivan justo en el lmite, all donde la ciudaperda su nombre, sin haber alcanzado e

derecho a llamarse de otra forma; una tierra dnadie, en fin, donde la urbe como tal ya haberminado, pero el campo no haba empezadodava. De hecho, el lugar poda verse com

un terreno baldo en el que slo creca l


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nmundicia y la degradacin o como un soladesolado en el que, de un da para otrobrotaban nuevas viviendas, pues de todos er

abido que, si stas se levantaban en una solnoche, la autoridad ya no poda demolerlas.La que buscaba Aurora, sealada en e

plano con un aspa, estaba pegada a la ladera dun pequeo cerro que le serva de abrigo. Asque se aproxim cuanto pudo a su objetivo poun camino sinuoso y embarrado que discurrentre varios grupos dispersos de casas chabolas. Cuando por fin lleg, dej el coch

detrs de un cobertizo lleno de chatarraContemplada de cerca, la vivienda de la familide Patricia pareca slida y bien proporcionada pesar de la gran variedad y precariedad de su

materiales, lo que indicaba que el padre era unpersona maosa y con recursos. De lchimenea sala en ese momento un penacho dhumo negro que lo tiznaba todo. Auror

ecord una de las consignas oficiales de


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Rgimen: Ni un hogar sin lumbre, ni uespaol sin pan.

En ese momento, se dio cuenta de que l

estaban espiando; los delataba el excesivilencio que reinaba en el lugar. Al fin y acabo, no era la primera vez que visitaba uno desos barrios annimos. Por eso saba que lhabitual, incluso en las fras noches dnvierno, era la algaraba y el ajetreo incesante

Sin perder un segundo, llam a la puerta dchapa con los nudillos. Pero no obtuvespuesta. As que prob de nuevo, ahora co

mayor insistencia. Por fin, sali a abrir epadre.

Es usted dijo este, sin mostrarsdemasiado sorprendido, como si en realidad l

estuvieran esperando, pero dejando bien clarque la visita no le resultaba agradable.

Me permite pasar? exigi, ms quog, Aurora.

Por qu habra de hacerlo? replic


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Dgame: qu desea? pregunt epadre.

Saban ustedes que Patricia tena u

hijo? pregunt Aurora.Ese nio es hijo del pecado comentde repente la madre, sin dejar de darle vueltaal enigmtico contenido de la cazuela de barro

As y todo es su nieto, sangre de sangre les record Aurora.

Mezclada con la de algn malnacidopuntualiz el padre, con aspereza.

Para bien o para mal arguy ella

eso es algo que ya no se puede remediar. Perhay una cosa continu, antes de que lnterrumpieran a la que ustedes s puede

poner solucin, y es a la orfandad de ese nio

u nieto, que ahora tanto los necesita. Mirenaqu tengo una foto suya les dijo, sacndoldel bolsillo del abrigo, lo que no suscitninguna reaccin. De verdad no quiere

verlo?


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Si es por el bien de ese nio, lo mejoes darlo en adopcin. Cualquier cosa, mejoque esto, no le parece? aadi el hombre

nvitndola con un gesto a contemplar bien enterior de la casa, para que se percatara, de unvez por todas, si es que todava no lo habhecho, de las condiciones en las que malvivan

Y si yo les consiguiera algo de dinerpara los gastos?

Dinero, de quin? pregunt el padrcon desconfianza.

De una buena amiga ma y de Patrici

Tengan aadi, sacando el sobre, aqu lienen.

Patricia no tena amigas; si las hubierenido, no habra muerto as. Por otra parte, n

podemos aceptar ese dinero la inform epadre, rechazando de forma ostensible el sobrque Aurora le tenda, ya es demasiado tardpara ello. Esta misma maana he firmado l

autorizacin para que el nio pueda se


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adoptado.Por un momento, Aurora se sinti ridcul

en medio de la habitacin, rodeada de gent

extraa que la miraba con indiferencia hostilidad.En ese caso, ya no tengo nada que hace

aqu se despidi, dirigindose hacia lpuerta.

Cuando sala, vio clavadas en la parealgunas fotos. En una de ellas se vea a unoven de unos dieciocho aos sonriendo a l

cmara. Tena el pelo algo revuelto y los ojo

vivos y alegres, y, en efecto, era muy guapams de lo que haba imaginado.

Es esta Patricia? pregunt Aurorin poder evitarlo.

Antes de que un cabrn apareciera y lechara a perder precis el padre.

Yo ni siquiera la conoca comentAurora, sin saber por qu. Esta es la primer

vez que le veo la cara.


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Son ya fotos antiguas le explic ehombre. Tambin est en esa de ah. Ella ea primera por la derecha.

La imagen mostraba el interior de un tallede costura. Alineadas en varias filas, a lo largde la sala, las muchachas posaban trabajando eus mquinas de coser, ante la mirada atenta das encargadas.

Era muy buena trabajadora y una gracosturera.

Y por qu lo dej? quiso sabeAurora.

Un da pas por el taller un viajante y lofreci un buen puesto en una fbrica textil dBjar. Pero lo nico que ese malnacido queren realidad era aprovecharse de ella, y lueg

dejarla tirada. Cuando regres, en el taller dcostura no quisieron readmitirla, y ella debide sentirse tan sucia y avergonzada que ya nquiso volver a casa. As que comenz a hacer l

calle.


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Y el nio?El nio es hijo de ese cabrn que l

desgraci.

Tambin lo es de su hija le recordAurora.Eso no tiene marcha atrs replic e

hombre, y, crame, es mucho mejor as. Ncreo que ella hubiera querido que viviera eestas condiciones.

En eso se equivoca; su amiga me hdicho que su deseo era que el nio viviera coustedes, si ella faltaba.

Ya le he dicho que es demasiado tardinsisti el padre, tozudo.

Les ha informado la Polica acerca da muerte de Patricia?

El comisario nos ha explicado que latropellaron en una carretera y que en la clnicno pudieron hacer nada para salvarla. No nos hdicho nada ms ni yo le he querido preguntar

Total, para qu? Eso tampoco tiene march


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atrs.Aunque no estaba de acuerdo con es

actitud, Aurora no tuvo ms remedio qu

admitir que el hombre tena sus razones paractuar de la forma que lo haca.Adems aadi el hombre tras un

pausa. La Polica se ha portado muy bien conosotros. Han conseguido arreglarnos lopapeles para que nos paguen el entierro y noconcedan una indemnizacin.

Una indemnizacin? preguntAurora extraada, por qu motivo?

Y eso qu ms da! Es dinero, no?nosotros no podemos permitirnos el lujo dpedir explicaciones, y menos an dechazarlo.

Comprendo dijo Aurora, convencidde que, a cambio de ese dinero, esa pobrfamilia haba renunciado a su derechoeclamar justicia.


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alamanca y provincia, 13 de marzo de 1953

Aurora regres al centro de Salamanca siaber muy bien qu es lo que iba a hacercontinuacin. Por un lado, el comportamientde la Polica le resultaba cada vez m

ospechoso. Pero quin era ella parnmiscuirse en un asunto como ese cuando niquiera a los propios padres de la vctim

pareca importarles lo ms mnimo cmo habmuerto su hija! De buena gana habra cruzadde nuevo el puente y se habra dirigido hacia lcarretera de Madrid. Sin embargo, la imagen dPatricia que acababa de ver en una de lafotografas se lo impidi. Por ms que l

ntentaba, no se le iba en ningn momento de l


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cabeza. Ahora la vea con su propio rostroandando por una carretera en plena nochemedio desnuda y totalmente ensangrentada

hasta que de repente todo desapareca en medide un intenso resplandor.Despus, mientras coma en un reservad

del restaurante El Candil, situado en uestrecho callejn al lado de la plaza Mayor, shizo el firme propsito de regresar a MadridAl da siguiente, pasara por la redaccin parponerse al da en su trabajo, y luego irapeinarse a la peluquera de costumbre, que y

ba siendo hora, o llamara a alguna amiga parr de compras, algo que siempre le hac

olvidar sus problemas y la pona contenta. Nobstante, cuando sali de nuevo a la calle, su

ntenciones se fueron diluyendo poco a pocen el aire fro de la tarde.

La imagen de Patricia ensangrentadegua all: en medio de la calzada, esquivand

os coches, o en la acera de enfrente


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esperando a que ella la llamara para ir a sencuentro. Pero Patricia era tambin esa mujeelegante que acuda, ilusionada, a una cit

amorosa en algn hotel; o esa mendiga queaterida y hambrienta, corra a refugiarse en uportal; o esa moza recin llegada del pueblque atenda con diligencia el puesto de fruta da esquina; o la joven dependienta que, en es

momento, se dispona a vestir un maniqu en enterior del escaparate de una tienda de ropa

Mirara donde mirara, tan solo vea a Patriciencarnada de manera insistente en cada muje

con la que se cruzaba. Por supuesto, ninguna dellas le deca nada ni le haca ningn gesto deproche; sin embargo, tena la impresin d

que todas, sin excepcin, le pedan cuentas co

u silencio por no querer hacer nada paresclarecer su muerte.

Se acord entonces de Amanda y de Jaimy de ese nio hurfano al que no conoca

eguramente no conocera nunca. Tampoco


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ellos poda quitrselos de la cabeza, por mque tratara de pensar en otra cosa, hasta que, depente, se oy el frenazo de un coche que

punto estuvo de atropellarla.Seora, est usted loca?! Por qu nmira por dnde va? aull un hombre, sacanda cabeza por la ventanilla.

Por un momento, no supo dnde estaba necordaba cmo haba ido a parar all. Tena qu

hacer algo para salir de ese atolladero. Erpreciso acabar con esa angustia como fuera, para ello no le quedaba ms remedio qu

ntentar conocer la verdad, costara lo qucostara y pasara lo que pasara. Ya no era uncuestin de trabajo ni de justicia ni dconciencia, sino de pura y simple salud menta

De perdidos, al ro, se dijo, tratando dorientarse para dirigirse a la calle en la quhaba dejado el coche.

En primer lugar, tena que entrevistars

cuanto antes con el matrimonio que hab


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encontrado a Patricia. Su casa estaba comienzo del paseo de la Estacin, cerca deparque de la Alamedilla. Se trataba de un

vivienda de dos plantas con garaje propioAurora se dispona a llamar a la puerta, cuandleg al portal una mujer que pareca venir d

alguna iglesia prxima, pues llevaba en la manuna especie de misal. Era menuda y tena la pieamarillenta, como si estuviera enferma dehgado. Probablemente, fuera ms joven, peraparentaba unos cincuenta aos.

Qu desea? le pregunt a Auror

con amabilidad.Quera hablar con la familia Ramo

Sabe usted si estn?Yo soy la duea de la casa la inform

a mujer, con cierta timidez, y mi maridest en ella, esperndome. En qu podemoervirla?

Le importa que hablemos dentro?

Si es cosa de poco... Tenemos que sali


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le explic la mujer.No les robar mucho tiempo l

prometi Aurora.

La mujer abri la puerta y la dej entraDespus, llam al marido. Este tendra cincoeis aos ms que ella. Era ms bien alto

cargado de espaldas, con el pelo cortadocepillo y unas grandes ojeras.

Esta seora dice que quiere hablar conosotros le coment su esposa.

El hombre observ a Aurora codesconfianza, como si recelara algo de ella o

implemente, no le gustaran las visitantempestivas.

Usted dir la apremi, sin invitarliquiera a sentarse.

Vern. Me llamo Aurora Blanco y soamiga de la mujer que atropellaron el otro da.

El hombre y la mujer se miraron entoncecon inquietud, incapaces ya de disimular s

angustia. l pareca pedirle explicaciones a s


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epente.Le ruego, por favor, que abandone est

casa le exigi el hombre, con cierta durez

, si no quiere que llame ahora mismo a lcomisara.Por casualidad, les han contado que

despus de que ustedes se fueran del hospital,esa pobre mujer la trasladaron a una clnicadonde probablemente la dejaron morir? lepregunt Aurora de forma atropellada.

Le he dicho que se vaya de una vez!grit el hombre, empujndola hacia la salida.

Aurora no opuso ninguna resistencia, pueo que menos quera, en ese momento, er

provocar un escndalo y acabar en un calabozoAdems, estaba totalmente convencida de qu

haban sido aleccionados por la Polica parque no hablaran del asunto. As que pens quo mejor sera aguardar en la calle a qualieran y tratar de seguirlos, en espera de qu

urgiera una mejor oportunidad de hablar co


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ellos.Una vez fuera, se encerr en el coche, qu

haba estacionado no muy lejos de la vivienda

La espera dur algo menos de lo que habmaginado. De repente, se abri el portn degaraje y apareci un pequeo vehculconducido por el hombre. Despus sali lmujer, que, tras cerrar, se sent junto a l.

Aurora arranc el motor y se mantuvouna cierta distancia, para que no ldescubrieran. Tras atravesar la ciudad y cruzael ro, el matrimonio sigui por la carretera d

Bjar. A unos veinte kilmetros, tomaron udesvo que sala a la derecha.

Pendiente como estaba de no perderlos dvista, Aurora no pudo leer el indicador qu

haba en el cruce. Ahora la calzada estaba emuy mal estado y no tena arcn; los bacheadems, eran tan numerosos y profundos quamenazaban con destrozar la suspensin de

vehculo, por lo que tena que ir muy despacio


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De repente, el coche del matrimonio comenza acelerar. Se habran dado cuenta de que loegua? No lo crea, pues se encontraba

bastante distancia. Sera entonces all donduvo lugar el atropello? Tras consultar ecuentakilmetros, calcul que ese puntestara, ms o menos, a la distancia que lhaban dicho. A su izquierda, paralela a lcarretera, se extenda una alambrada de espinartificial. Del otro lado, haba una seal drfico muy deteriorada que adverta de l

presencia de animales en la zona.

En ese momento, Aurora tuvo quaumentar la velocidad para no perder de vista ecoche del matrimonio, y lo mismo hizo evehculo que vena detrs, lo cual la llev

ospechar que a ella tambin la seguan,aberse por quin y con qu intenciones. Parerminar de agravar la situacin, en es

momento surgi un rebao de ovejas que

conducidas por un pastor, comenzaba a cruza


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a carretera delante de ella. Si no se daba prisaendra que parar, con lo que no slo perderu objetivo, sino que sera alcanzada por s

upuesto perseguidor. As que aceler dnuevo, con el fin de pasar por donde estaba eebao antes de que este ocupara toda l

calzada. Y lo hizo a tal velocidad que las ovejae asustaron y se dispersaron por el asfalto

obligando al vehculo que vena detrsdetener su marcha.

Aurora se puso tan contenta por haberldado esquinazo que comenz a dar gritos d

alegra. Ahora solo faltaba volver a contactacon el coche que iba por delante. Perenseguida cay en la cuenta de que no tenmucho sentido continuar; seguramente, s

perseguidor ya habra adivinado hacia dnde sdiriga, y no tardara en aparecer por all. Asque decidi hacer algo mucho ms sensato provechoso. Sin pensrselo dos veces, gir

hacia la derecha y se meti por un camin


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de una prenda femenina, tal vez de una blusa oncluso, de un camisn. En esa zona, ademe vea la tierra removida y la hierba aplastada

como si alguien hubiera intentado deslizarspor debajo de la alambrada. Todo parecndicar, pues, que Patricia, en su desesperad

huida, haba intentado cruzar al otro lado, siconseguirlo; de ah sus heridas o al menos unparte de ellas. De todas formas, no era ese emomento ni el lugar ms adecuado para seguihaciendo especulaciones, pues, en cualquienstante, podra aparecer de nuevo s

perseguidor. As que regres al coche continu su recorrido hacia Salamanca. Hablegado la hora de dejarse caer de nuevo por e

Hospital de la Santsima Trinidad para tratar d

ecabar nuevos datos.En la recepcin, estaba el mismo celado

con el que se haba encontrado la otra vez, quenseguida la reconoci.

Podra ver a Emilio, el camillero?


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pregunt Aurora.Emilio ya no trabaja aqu se apresur

a contestar el hombre.

Es que ha cambiado de hospital?nquiri ella, sorprendida.Lo han largado recalc el otro.Por qu razn?Por meterse donde no lo llaman

contest el hombre con tono desabrido.Aurora se qued desconcertada.Tiene eso algo que ver con mi visit

del otro da?

Usted sabr coment el celador coetintn.

Y el doctor Maldonado?Tampoco est.

Tambin a l lo han despedido?No; a ese simplemente lo ha

rasladado.Y el motivo?

Yo solo soy un simple celador


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epuso el hombre. Si tanto le interesa sabeo que ha ocurrido, pregunte usted e

direccin.

Puede indicarme dnde est?En el piso de arriba; al fondo, a lderecha.

Mientras suba a toda prisa las escalerapens con cierta preocupacin en Emilio, snformador y admirador incondicional, y en lriste situacin a la que lo habra conducido s

desmedida aficin a leer el Crnica dSucesos. Al fin, lleg al lugar indicado; a l

zquierda, estaba la capilla; y, a la derecha, sabra un pequeo pasillo, por el que se adentrEn l haba varias puertas; la ms prximestaba abierta, y, en el interior, se vea a un

mujer haciendo punto detrs de una mesamientras escuchaba la radio.

Podra hablar con el director?pregunt Aurora, desde el umbral.

El director no se encuentra aqu l


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nform la mujer sin dejar su labor. Tan solviene por las maanas.

Y algn otro responsable del hospita

que pudiera atenderme?Ahora mismo solo est el gerenteQuiere que lo avise?

De acuerdo acept Aurora; si mhace usted el favor.

Faltara ms.La mujer dej las agujas y la lana encim

de la mesa, se quit las gafas de cerca y, comucha parsimonia, sali al pasillo y se dirigi

una de las puertas del fondo. Tras llamauavemente con los nudillos, entr en e

despacho y volvi a cerrar. Al poco rato salionriente.

Me ha dicho don Alberto que puedusted pasar.

Al contrario que el pasillo, el despachera amplio y luminoso, pero a Aurora l

pareci demasiado fro y asptico y, desd


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uego, muy poco acogedor. El gesto adusto degerente y su aspecto un tanto marcial nayudaban tampoco a mejorar las cosas.

Buenas tardes salud Aurora, un pocntimidada.Dgame, qu se le ofrece? pregunt

l, sin levantar la vista de los papeles que estabexaminando.

Vena a preguntar por Emilio, ecamillero respondi. Abajo me han dichque lo han despedido.

En efecto reconoci el gerente

mirndola por primera vez, con un gestciertamente desafiante, ese hombre ya nrabaja aqu. Se le ha acabado su contrato, y n

hemos tenido a bien renovrselo.

Podra saber por qu?Es usted acaso de la familia? Un

amiga, tal vez? inquiri el gerente couspicacia.

Soy una amiga, s, y me resulta mu


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extrao que lo hayan despedido se atrevidecir. Estuve con l el otro da y no me dijnada. Es ms, quedamos en volver a verno

aqu.A lo mejor, l contaba con que, al finae lo renovaramos. Pero, como ya le hndicado, no ha podido ser.

Est usted dicindome que, antes ddespedirlo, no le hicieron ninguna advertencini le dieron ningn aviso?

No haca falta le explic el gerent; su amigo saba de sobra que no estbamo

en modo alguno satisfechos con su trabajoPero eso no pareca preocuparle demasiado, lprueba es que a usted no le dijo nada.

Tiene algo que ver su despido con l

lamada que me hizo hace dos das? quisaber Aurora.

No s de qu llamada me est ustehablando contest l.

De la que me hizo para comunicarm


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que acababan de ingresar a una mujegravemente herida en el hospital.

Se refiere usted a aquella a la qu

atropellaron? Aqu Aurora asinti. Lverdad es que ignoraba tal llamada continuel gerente. En todo caso, es irrelevante paro que aqu estamos tratando.

Est insinuando acaso que no sabquin soy?

Debera saberlo? replic el gerentecon fingida ignorancia. Que yo recuerdusted no se ha presentado. Tan solo me h

dicho que es amiga de Emilio.Y, como amiga de Emilio que soy

quiero que me d ahora mismo su direccinnecesito hablar con l.

Esa es una informacin confidencial, ypor lo tanto, no se la podemos dar. Crame quo siento. Si, como dice, es usted su amiga, ne costar conseguirla por otros medios.

Y el doctor Maldonado? pregunt


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Aurora de pronto.Tambin es usted amiga del docto

Maldonado?! repuso l, con irona.

Me lo present Emilio le explicFue el mdico que atendi a la mujeatropellada.

Respecto a ese caso, debo comunicarlque haca ya tiempo que el doctor Maldonadhaba pedido traslado a otra ciudad, ycasualmente, se hizo efectivo ayer.

Y supongo que tampoco va a facilitarma direccin de su nuevo destino, no es as?

Supone usted bien. Imagnese razonel hombre que fuera usted una pacientdescontenta con el resultado de algunntervencin quirrgica que le hubier

practicado el doctor Maldonado y quisiera poello vengarse, causndole algn perjuicio. Syo le diera a usted esa informacin, mconvertira de alguna manera en cmplice d

os hechos. Crame concluy, m


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obligacin es mantener la confidencialidad poencima de todo.

En ese caso coment ella co

esignacin, no lo molesto ms. Lamentmucho haberle hecho perder el tiempo.Ms lamento yo no haber podid

ayudarla.Aurora sali del despacho completament

desconcertada. Nunca se haba sentido tantil ni tan impotente ni tan desvalida. Al pasa

por el despacho donde antes estaba la mujevio que en ese momento no haba nadie. D

epente, sinti miedo, un miedo agudo paralizante que apenas le permita andar. Tenque salir de all enseguida. Pero debi dmeterse por donde no era y ahora no lograb

encontrar las escaleras que conducan a lplanta baja. Trat de volver entonces sobre supasos, lo que muy pronto le pareci unmaniobra intil, ya que los pasillos del hospita

e le antojaban cada vez ms labernticos


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nterminables. Despus de dar muchas vueltavio al fondo de un corredor una puerta de la quala luz. As que se acerc a ella para ver s

dentro haba alguien que pudiera indicarle lalida. Cuando entr, descubri que se tratabde un quirfano. Al ver sobre una mesa enstrumental quirrgico, todo reluciente

afilado y listo para una posible intervencin, sasust y sali corriendo. En el pasillo se dio dbruces con alguien y no pudo reprimir un gritoEra el celador, que al parecer estabbuscndola.

Pero qu hace usted aqu? lpregunt.

Me he perdido balbuce Aurora.Est bien dijo el hombre, agarrndol

fuertemente por el brazo. Venga, yo misma acompaar hasta la salida.

Durante el recorrido, el hombre no smolest en disimular su enfado por habe

enido que abandonar su puesto para acudir a


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encuentro de esa maldita entrometida. Tena egesto hosco y la mirada turbia, y no dejaba dabrir y cerrar los puos, como si le costar

eprimir el impulso de golpearla. Ya en la calleAurora not cmo las manos le temblaban y ecorazn quera salrsele del pecho. Hasta quno subi al coche y se alej del hospital nconsigui tranquilizarse.


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Cuando al da siguiente se despert en sapartamento de Madrid, a Aurora le pareci quodo lo que haba vivido el da anterior e

Salamanca haba sido una pesadilla; de ah qu

a reconfortara or el ruido del trfico en lcalle, el sonido de los clxones, las protestade los conductores o los pitidos del guardiurbano. Se senta feliz en medio de la algarabciudadana. Mientras se duchaba, comenzararear una cancin que acababa de ponerse d

moda. No recordaba la letra ni el ttulo ni enombre del intrprete; tan solo una parte de lmeloda, que, por lo dems, era muy pegadiza

Despus de desayunar en un caf de la Gra


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Va, lleno de ruido, de humo de tabaco y dolor a fritanga, se dirigi a la redaccin deCrnica de Sucesos. En la escalera de

edificio, se encontr con el padre Julin, easesor moral y religioso del semanario. No eque la Direccin General de Prensa exigiera presencia de un miembro de la Iglesia en lplantilla. Se trataba ms bien de unestratagema ideada por don Eduardo, qualarmado por las constantes amenazas dprohibicin que pesaban sobre el semanariocausa de la censura eclesistica, hab

ecurrido al ardid de solicitar al obispado dMadrid-Alcal un sacerdote para que revisaros contenidos de los artculos desde el punt

de vista de la ortodoxia catlica; de esta forma

ena la garanta de que todo aquello que iba a lmprenta cada semana estaba dentro de los m

estrictos principios de la moral y la doctrincristianas. Y esa importante misin hab

ecado en un conocido cannigo de l


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dicesis, que de cuando en cuando se pasabpor la redaccin para ejecutar su delicada tarea

Cmo tan tarde usted por aqu? l

pregunt Aurora, intrigada.Vengo ahora de discutir con el botaratde tu jefe explic el hombre, muy sofocad. El muy ladino se empea en colarmciertas informaciones que ms tienen que vecon lo sicalptico que con lo luctuoso, y yoclaro, me he cerrado en banda. l, comiempre, enseguida se ha sulfurado y h

empezado a blasfemar a diestro y siniestro

hasta que no he tenido ms remedio que pararlos pies y advertirle de que, si la cosa contin

por esos derroteros, hablar con el seoobispo para incluir este dichoso semanario e

el ndice de publicaciones prohibidas, y, desta forma, se acabar el problema. As que nveas cmo se ha puesto. Al final, lo harreglado dndome un sustancioso donativ

para las benditas nimas del Purgatorio


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prometindome que no volver a ocurrir; dmodo que no me ha quedado ms remedio quabsolverlo y concederle el nihil obstat.

Entonces, estar contento.No te creas, ya sabes los humos que sgasta. Pero y t, dnde te metes, que nunca tencuentro por aqu?

La labor de reportera es muabsorbente se justific ella.

Ser por eso por lo que hace tiempque no vas a misa ni te confiesas.

Y usted cmo lo sabe?

Es que ignoras que Dios lo ve todo?eplic l, muy digno.

Pues dgale de mi parte que, en vez despiarme a m, ya poda fijarse en otras cosa

ms sangrantes y tratar de ponerles remedio.Cuestionas acaso los designio

divinos?Dios me libre de hacer tal cosa

Bueno, le dejo, que el jefe me est esperand


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se despidi ella de repente.Ve con Dios, pues te va a hacer falta s

ayuda para enfrentarte con ese diablo.

Tras subir las escaleras, Aurora intentdeslizarse hasta su mesa de trabajo sin que ldescubriera el director.

Puede saberse dnde has estado? lgrit don Eduardo, desde su cubil. Llevo n cunto tiempo sin saber de ti.

Estoy siguindole la pista a un bueeportaje se limit a responder ella.

Sabes de sobra que no me gusta que t

metas en nada serio sin mi autorizacinAdems aadi, cambiando de tono, estomuy preocupado por algo de lo que acabo denterarme.

A qu te refieres? pregunt Auroraalarmada.

Pasa y cierra la puerta, por favor.Aurora hizo lo que su jefe le haba pedido

cada vez ms escamada.


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Sabes que me ests asustando?coment.

Me han dicho de buena fuente qu

acaban de soltar al Turronero.Al Turronero?! Y eso qu tiene quver conmigo?

Pues me temo que mucho. O es que ne acuerdas de que lo detuvieron gracias a t

colaboracin?Te refieres al hecho que los de l

Brigada me utilizaran como cebo paratraparlo? pregunt ella, un tanto confusa.

Pues claro! confirm l. As ques muy posible que el Turronero quiera ahorvengarse y completar la faena que dejmedias contigo.

Y cmo es que lo han soltado tapronto? pregunt Aurora, preocupada.

Misterios de nuestro sistempenitenciario y judicial coment do

Eduardo con irona. Unos dicen cuatr


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Recuerda que es tu pellejo o el suyo. Ybuscaremos luego la manera de justificar lenencia. Lo importante es que no corra

ningn peligro y puedas defenderte en el casde que se presente el Turronero. Adems, ne llaman los de la Brigada el subinspecto

Gutirrez? Pues, a mi modesto entender, eso tda derecho a portar armas de fuego, aunquolo sea de forma oficiosa. Por lo dems, n

creo que tenga que ensearte a utilizarla. Seghe odo por ah, ya has hecho prcticas de tiralguna vez con el comisario, a quien por ciert

deberas llamar; de algn modo, l eesponsable de esta situacin.

Aunque no estaba muy convencida, Aurorguard la pistola y el cargador en el bolso

como si fuera un talismn.Alguna cosa ms que, en tu opinin

deba saber? pregunt.No eras t la que vena a hablarme a m

de no s qu asunto?


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Si era as, ya lo he olvidado contestAurora, que, sin saber muy bien por qu, habdecidido no ponerlo al corriente del caso po

el momento. En todo caso, carece dmportancia al lado de lo que acabas dcontarme. Voy a tomarme una tila en el bar denfrente. Ya te ver luego.

Cudate, por favor le rog l. Npuedo permitirme ahora el lujo de perdertedespus de lo mucho que he invertido en ti.

Hombre, gracias.Aurora sali a la calle bastante peor qu

como haba entrado, cargada con una pistolque no tena intencin de utilizar y con unpreocupacin ms encima. Desde luego, lo deTurronero no era para tomrselo a la ligera. S

rataba de un sujeto que ya haba asesinadovarias mujeres, y Aurora no crea que en lcrcel se hubiera arrepentido de lo que habhecho, ni mucho menos regenerado. Tampoc

haba tenido demasiado tiempo, la verdad.


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Al parecer, a Antonio lvarez Cifuentealias el Turronero, lo excitaba mucho matamujeres. De ah que a los de la Brigada se le

ocurriera utilizarla, en su da, como cebo, sinformarla de la verdadera gravedad del asunty del gran riesgo que corra si algo sala maPor entonces, Aurora estaba buscando una graexclusiva para darse a conocer y aquello lpareci una excelente oportunidad. Lo malo eque el Turronero se oli la tostada y a puntestuvo de llevrsela por delante. Si no hubierido porque Mario se dio cuenta en el ltim

nstante de que las cosas no estaban sucediendcomo haba planeado, Aurora habra muerto. Dhecho, ya haba comenzado a estrangularla cous enormes manos de fabricante de turr

cuando el comisario irrumpi en el escenaridel crimen y le dispar un tiro en el costado, lque hizo que por fin la soltara.

Al da siguiente, los tres fueron portada d

odos los peridicos: La periodista Auror


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Blanco salvada en el ltimo segundo, deca ediario Arriba. Una trampa que pudo acabamal, poda leerse en ABC. Aurora Blanc

ayuda a atrapar a un peligroso asesinoproclamaba Pueblo. La bella, la bestia y ecomisario Cepeda, se atrevi a titularYa . Ncontenta con eso, Aurora consigui que laautoridades competentes la dejaran hacerle unarga entrevista a su frustrado asesino para e

Crnica de Sucesos. Esta tuvo lugar en ehospital, en presencia de varios policas. En unde las imgenes que la acompaaban, e

Turronero apareca con las manos alrededor decuello de la periodista, que, con los ojos eblanco y la lengua fuera, simulaba que estabiendo estrangulada. Por suerte, estab

esposado, deca el pie de foto.Lo cierto es que el caso del Turronero l

haba dado a Aurora mucha ms fama de la quhubiera podido soar, pero nada de lo que, co

el tiempo, pudiera enorgullecerse. Por fortun


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con los aos todo se olvida y, sobre todo, lque sale en la primera plana de los peridicosque por lo general es flor de un da y, co

frecuencia, ni eso. Pero, al final, esvergonzoso episodio de su pasado amenazabcon retornar en el momento ms inoportunoSin poder evitarlo, comenz a preguntarse si nhabra alguna conexin entre la inesperadexcarcelacin de un asesino que se la tenurada y su obstinado empeo en investigar u

oscuro asunto que podra salpicar a la propiPolica. Si era as, haba que reconocer que s

rataba de un plan realmente retorcido, casmaquiavlico, propio de una mente calculadory sin escrpulos. Por otra parte, le pareca upoco exagerado semejante despliegue par

ratar de impedir que

luis garcia jambrina - en tierra de lobos

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