lucha por la audiencia- televisión basura-educación basura

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  • 7/23/2019 Lucha Por La Audiencia- Televisin Basura-educacin Basura

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    Comunicar

    ISSN: 1134-3478

    [email protected]

    Grupo Comunicar

    Espaa

    Silo del Pozo, Miguel ngel

    Lucha por la audiencia: televisin basura/educacin basura

    Comunicar, nm. 25, 2005, pp. 131-136Grupo Comunicar

    Huelva, Espaa

    Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15825018

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    http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15825018http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=15825018http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=158&numero=7647http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15825018http://www.redalyc.org/revista.oa?id=158http://www.redalyc.org/http://www.redalyc.org/revista.oa?id=158http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15825018http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=158&numero=7647http://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=15825018http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15825018http://www.redalyc.org/revista.oa?id=158
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    Comunicar, 25, 2005, Revista Cientfica de Comunicacin y Educacin; ISSN: 1134-3478; pginas 131-136

    Lucha por la audiencia:televisin basura/educacin basura

    Miguel ngel Silo del Pozo Snchez es presidente de la

    Asociacin de Consumidores y Usuarios de Medios de

    Comunicacin Social (ATR Andaluca) ([email protected]).

    1. Lucha por la audienciaSi en virtud de la multipli-

    cacin de sistemas de distri-bucin, generada por las nuevas tecnologas, las au-diencias se han fragmentado y especializado, se en-tiende el nerviosismo actual de las televisiones genera-listas y temticas, basadas en la estricta competenciapor lograr el mximo de audiencia, para as lograr elmximo en el reparto publicitario. Y se entienden susesfuerzos para atraer espectadores, tanto como porarrebatrselos a la competencia. Lo que no se entien-de, es que lo hagan al precio de degradar a esos espec-tadores con programas progresivamente ms violentosy pornogrficos, de peor gusto esttico y mnimos re-

    Miguel ngel Silo del Pozo SnchezGranada

    T E M A S

    La televisin actual, en su lucha por la audiencia, no tiene reparo en degradar a lostelespectadores con programas progresivamente ms violentos y pornogrficos, quereclaman a quienes se asoman a ellos la renuncia a la dignidad personal. Faltos delimpulso creador, los conjuntos humanos degeneran en meras colectividades, son redu-cidos fcilmente a la condicin amorfa de masas y quedan a la merced de los profesio-nales de la violencia. La movilizacin de la sociedad civil se producir cuando la pobla-cin emigrante que an conserva sus ideales y principios ocupe los centros de decisinpoltica.

    Nowadays the pitched battle for the audience degrades viewers with increasingly moreviolent and pornographic programmes. Viewers stop being individuals and become partof a community.They are reduced to insipid mass condition. Civil society change willcome when emigrant population which still preserves their ideals and principles rea-ches political pasts.

    DESCRIPTORES/KEY WORDSTele basura, educacin basura, poltica, audienciaRubbish TV, Rubbish Education, politic, audience

    Pitched battle for the audience. Rubbish TV, Rubbish Education

    (Solicitado: 19-10-04 / Aceptado: 22-07-05)

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    tamientos violentos o pornogrficos presentados en los

    escenarios de la televisin bajo la apariencia de objeti-vidad dramtica y de neutralidad periodstica, tienenun efecto perverso en los telespectadores, y en la vidasocial democrtica. Precisamente porque la objetividadnunca es moralmente neutra en cuanto a valoracionesde virtudes o vicios se refiere. Hacer espectculo delos vicios pblicos y privados, recrendolos y animan-do a recrearse en ellos, aunque se incluya su condenafuncional, puede que sea un buen negocio para algu-nos, pero no por eso deja de ser un vicio del que nose siguen bienes sociales. A no ser que se considere unbien social debilitar los fundamentos de la vida demo-crtica. Y hacer eso por afn de lucro, o porque as esms fcil lograr ms votos en las urnas, supone un

    cinismo ms desesperado queel de Mefistfeles.

    Juan Pablo II en su mensa-je para la Jornada Mundial delas Comunicaciones 2004, nosdijo que toda comunicacintiene una dimensin moral. Co-mo dijo el Seor, de la abun-dancia del corazn habla la bo-ca. La estatura moral de las per-sonas crece o disminuye segnlas palabras que pronuncian ylos mensajes que eligen or.

    En trminos globales, yanalizados datos estadsticos deuna amplia muestra de pases,llegamos a la conclusin de queel fenmeno de la violenciapresenta rasgos difciles de uni-ficar y confirma el planteamien-to inicial en trminos de valores vividos como virtudesciudadanas.

    Las correlaciones entre los datos estadsticos y lariqueza econmica, la situacin poltica o los nivelesde alfabetizacin de las respectivas sociedades noarrojan datos significativos. Osmo Wiio entiende, conrazn, que la causa de la violencia en las sociedades

    ha de buscarse en la situacin de sus respectivas cul-turas y el estado de los valores compartidos. La vio-lencia en televisin no sirve como explicacin directay general de los comportamientos agresivos de las per-sonas. Sin embargo, hay que considerar que esa vio-lencia s que tiene considerables efectos retardados,al configurarse la televisin, junto a los dems mediosde comunicacin, como vehculos e instrumentos decambio de los mismos valores culturales de la socie-dad, al incidir decisivamente en los ms jvenes, como

    factores relevantes de socializacin. Ahora ya sabemos

    con certeza que las imgenes que hacemos de noso-tros mismos en la televisin no son indiferentes conrespecto a la consideracin de nuestras mismas capa-cidades, de lo que nos parece normal, conveniente otolerable. Y esa certeza nos indica que, o somos capa-ces de representar y dar cuenta pblica de ese suple-mento espiritual del que hablaba Bergson, y del quetodos gozamos en mayor o menor medida, comocapacidad de actuar acorde con nuestra dignidad, oseguiremos engandonos con imgenes que, delibe-radamente superficiales, pretendiendo no herir anadie, terminan siendo infrahumanas y mortferas, msviolentas y brutales que cualquier imagen de la vida delas bestias (Garca-Noblejas).

    En la configuracin de los valores culturales denuestra sociedad confluyen instituciones como la es-cuela, la familia, la Iglesia, la universidad, Ahora sabe-mos que tambin la televisin coopera decisivamenteen esta configuracin, al menos desde hace 60 aos.Para los grupos sociales con mayor protagonismo en eldesarrollo de la televisin, polticos, familias, profesio-

    nales, el criterio masivamente predominante es an elde la simple eficacia a muy corto plazo. Y cuando enel contexto de la eficacia se habla de valores, es muyfcil que el valor predominante termine siendo el puroy simple valor del dinero, o el del estricto placer sensi-ble inmediato.

    La realizadora de televisin, Josefina Molina, ma-nifiesta que es urgentsimo regenerar la televisin,porque atenta contra la salud mental de los espaoles:la crueldad, la chabacanera, la falta de respeto, los

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    Los medios de comunicacin social y, en especial

    la televisin, no son, hoy por hoy, un reflejo fiel,

    neutral y asptico de la realidad social, sino una

    desenfocada imagen de ella, creada e impuesta

    desde intereses sobre todo econmicos, pero

    tambin polticos e ideolgicos y, por tanto,

    no constituyen una fuente de conocimiento

    y libertad, sino de contaminacin ymanipulacin ideolgica: un autntico

    modelo educativo.

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    atentados contra el idioma. Necesitamos una televi-

    sin que respete los valores de la Constitucin, y noestos programas que atentan contra la dignidad y ma-nipulan la verdad. Esta televisin es txica para nios,adolescentes y adultos, y creo que la sociedad lo paga-r caro.

    2. Televisin basura/educacin basuraSegn Lewis, la diferencia entre la antigua y la

    nueva educacin, entre la cultura de la palabra y lacultura de la imagen es importante, mientras que laantigua formaba, la nueva simplemente condiciona,mientras que en la antigua los hombres transmitanhumanidad a otros hombres, la nueva es simplementepropaganda, publicidad, marketing. Sin la ayuda de

    sentimientos orientados, el intelecto es dbil frente alorganismo animal.

    Platn, en su obra La Repblica, nos advierteque del mismo modo que el rey gobierna mediante supoder ejecutivo, as la razn en el hombre debe regu-lar los instintos primarios por medio del elemento es-piritual.

    Corazn, magnanimidad, sentimiento: sta es lacoordinacin indispensable entre el hombre cerebral yel hombre visceral. Es por este elemento, la magnani-midad, por lo que el hombre es hombre; por su inte-

    lecto es espritu; y por su instinto es animal. Esta cul-tura de la imagen pretende producir lo que se podrallamar hombres sin corazn. Nos empeamos enreclamar cualidades autenticas, valores objetivos, y almismo tiempo estamos hacindolos imposibles. Sehace difcil abrir un peridico sin que te venga a lamente la idea de que lo que nuestra civilizacin nece-sita, es ms empuje, o dinamismo, o autosacrificio, ocreatividad. Con una especie de terrible simplicidad,explica Lewis, extirpamos el rgano y exigimos la fun-

    cin. Hacemos hombres sin corazn y esperamos de

    ellos virtud e iniciativa. Nos remos del honor y nosextraamos de ver traidores entre nosotros. Castramosy exigimos a los castrados que sean fecundos (Lewis).

    La Asociacin ATR-Andaluca suscribi el Mani-fiesto de las Asociaciones de Telespectadores y Radio-yentes, firmado en el mbito del Congreso Iberoame-ricano de Comunicacin y Educacin, en el que sedice que en una sociedad meditica como la actual, latelevisin se ha convertido en el primer elementosocializador ocupando los espacios y los tiempos quehasta ahora tenan reservados la familia y la escuelacomo elementos insustituibles para la educacin per-sonal y social.

    Los medios de comunicacin social y, en especial

    la televisin, no son, hoy por hoy, un reflejo fiel, neu-tral y asptico de la realidad social, sino una desenfo-

    cada imagen de ella, creada eimpuesta desde intereses sobretodo econmicos, pero tambinpolticos e ideolgicos y, portanto, no constituyen una fuen-te de conocimiento y libertad,sino de contaminacin y mani-pulacin ideolgica: un autnti-co modelo educativo.

    Detrs de la pantalla deinformacin y entretenimientoque fue un da su origen, seoculta, en palabras de laUNESCO, un sistema educa-tivo universal y permanente,de modo que la actual avalan-

    cha de comunicacin meditica equivale a un cursoacelerado en valores, ideas, hbitos, costumbres, co-nocimientos y sensibilidades que forman parte delcurrculo oculto constituido por todo el conjunto deenseanzas y aprendizajes no reglados que se asimilaninconsciente o subliminalmente.

    El modelo educativo de la televisin y los mediosno es patente, no es discutido, filtrado, regulado porninguna institucin social, sancionado por nadie, sino

    que est nicamente determinado por la lgica delmercado, por la tirana de las audiencias.

    Ni la belleza, ni la verdad, ni la eficacia, ni la cali-dad, ni la democracia tienen que ver con la audiencia.El criterio de la mayora es eficaz en poltica, porqueno expresa una conducta sino un juicio. Los juicios dela mayora no expresan el comportamiento mayorita-rio. Cuando vemos un programa de televisin no ha-cemos un juicio sobre lo bueno o lo malo sino queadoptamos una conducta. No juzgamos, nos compor-

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    La publicidad promueve constituir un tipo de hom-

    bre y mujer volcado en la sensacin. Del discurso

    ideolgico se ha pasado al discurso cultural y de las

    relaciones de produccin (marxismo) a las relacio-

    nes de seduccin (capitalismo popular, sociedad

    opulenta). En tal sociedad, se convierten los

    objetos de consumo en objetos de sustitucin.

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    tamos. Por eso, la libertad de la audiencia no es un jui-

    cio poltico o moral, sino una conducta econmica omercantil.Como consecuencia de ese criterio errneo, el

    modelo educativo que transmite est plagado de con-travalores que entran en competencia desleal por elpodero subliminal de su lenguaje con el modelo edu-cativo que la gran mayora de las familias quierentransmitir o con los valores que se intentan trabajar enlos colegios bajo la tutela del estado en represen-tacin de la sociedad.

    Mientras que en todos los temas que afectan a lasalud social, es el Estado el que acta a travs de lasleyes, y as en la educacin nadie permitira producireducacin basura, en los medios todo se deja a las fras

    reglas de la rentabilidad y de la competencia y se nosexige a los individuos y a las familias que seamos noso-tros el nico control en nombre de una equivocadaconcepcin de la libertad de expresin.

    Recogiendo las palabras pronunciadas por el pro-fesor Maci Mercad en las I Jornadas sobre la in-fluencia de la televisin en nios y jvenes, referaque los mensajes fundamentales que difunden la tele-visin y que enganchan la atencin de los nios son elhedonismo, el ocio, la irresponsabilidad, la violencia yde alguna manera, la construccin de una especie derealidad irreal.

    El nuevo despotismo contemporneo, escribeEduardo Nolla, emplea ese principio prfido que con-siste en dejar en libertad el cuerpo pero oprimir el es-pritu. No es realista, podramos casi decir que es hi-per-realista, pues deja al espectador la libertad decrear su propio mundo y le convence de esa libertad.

    Ahora que la pantalla aumenta constantemente dedefinicin, el sonido en claridad y los lenguajes enmultidifusin, descubrimos que las reglas de la televi-sin consisten en que, cuanto ms definida es la ima-gen, menos realidad contiene, que a mayor difusincorresponde menor profundidad, a ms eleccin, me-nor resistencia y, a mayor especializacin, ms autis-mo.

    Esa televisin de carcter fragmental, impresionis-

    ta o epilptica provoca una aniquilacin de la integri-dad semntica. El profesor del Ro Pereda seala queel televidente no tiene un cuadro del mundo, no tieneun cuadro de s mismo, pero tiene unas grandes impre-siones; lo cual, a su vez, lleva a que, especialmente losmenores, cuando llegan a la universidad, creen quesaben las cosas porque son capaces de reconocerlas,pero no de conocerlas; es decir, no son capaces de re-construirlas, slo de reconocerlas cuando se las en-cuentran ya construidas.

    Sin duda, la televisin est ejerciendo una accin

    muy nociva sobre el desarrollo de la voluntad y la ima-ginacin en los nios y los jvenes, sufriendo las con-secuencias la creatividad resultante de aplicar la volun-tad a la imaginacin. Uno de los mayores problemasque se encuentra hoy en la sociedad a nivel de la rea-lizacin personal es la falta de voluntad y la falta decreatividad.

    El antdoto por excelencia de la manipulacin es lacreatividad, pues mediante la actividad creadora afir-man los hombres su personalidad y se estructuran encomunidades. La estructura confiere a la par ductili-dad y firmeza. Cuanto mejor estructurada en todos losrdenes se halla una comunidad, tanto mayor es sucapacidad de conservar la libertad frente a todo poder

    alienante. Faltos del impulso creador, los conjuntoshumanos degeneran en meras colectividades, son re-ducidos fcilmente a la condicin amorfa de masas yquedan a la merced de los profesionales de la violen-cia (Lpez Quints).

    La mayora de los profesores constata con fre-cuencia el bajo rendimiento de los estudiantes, en elrea de la expresin verbal: pobreza de vocabulario,errores de ortografa, incapacidad de puntuar de ma-nera correcta La incapacidad de colocar adecuada-mente los puntos y las comas en un escrito pone demanifiesto la incapacidad de reconocer un concepto,una estructura completa. Esta pobreza verbal es preo-cupante porque, segn se habla, se piensa.

    La publicidad es el combustible de los medios decomunicacin. Desde el modesto peridico local, has-ta el ms potente canal televisivo precisa del combus-tible de la publicidad para subsistir o para prosperar.La palanca de la publicidad puede mover los conteni-dos de los medios. Esta es el arma poderosa que pue-den usar los consumidores y sus asociaciones. Espaaes el quinto mercado publicitario europeo en televisiny el sptimo del mundo.

    Entre las principales leyes del marketing figura lade procurar la desinhibicin del consumidor. La publi-cidad promueve constituir un tipo de hombre y mujervolcado en la sensacin. Del discurso ideolgico se ha

    pasado al discurso cultural y de las relaciones de pro-duccin (marxismo) a las relaciones de seduccin (ca-pitalismo popular, sociedad opulenta). En tal sociedad,se convierten los objetos de consumo en objetos desustitucin.

    En algunos pases como Estados Unidos, se hansuscitado iniciativas positivas, como la presentada en elForo Anual de Publicidad en Televisin, organizadopor la Asociacin de Anunciantes Norteamericana.All se dio a conocer que un grupo integrado por las

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    firmas anunciantes ms importantes del pas, haban

    decidido aunar esfuerzos para que las cadenas televi-sivas emitieran ms programas apropiados para lafamilia.

    No se trata dijeron de una campaa moral: s-lo pretenden tener ms posibilidades de anunciarse sinpatrocinar sexo, violencia o dilogos soeces. Su pro-grama consiste en reunirse con los estudios de Holly-wood y cadenas de radio y televisin; incentivar conpremios o subvenciones a productoras, cadenas yguionistas para que creen ms programas familiares;contribuir a las campaas de promocin de programasde este tipo, y pagar tarifas algo ms altas de lo habi-tual por anuncios en espacios y programas para todoslos pblicos, aunque no alcancen tanta audiencia co-

    mo otros.

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    EnriqueMartnez-Salanova'2005para

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