los sucesos de los penales de 1986 y su repercusión en izquierda unida_ tesis.doc

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Introducción El presente trabajo abordará las repercusiones que tuvo en Izquierda Unida (IU) el debelamiento de los motines protagonizados por los presos de Sendero Luminoso en las cárceles de Lurigancho, El Frontón y Santa Bárbara, entre el 18 y 19 de junio de 1986. Como se sabe, Izquierda Unida era un frente político que durante la década de 1980 reunió a la mayoría de los partidos de la izquierda legal peruana para participar en las elecciones, luego del regreso a la democracia. Desde entonces, había obtenido varios resultados favorables. El más notable de ellos fue lograr que Alfonso Barrantes sea elegido como alcalde de Lima en 1984. Sin embargo, a pesar de los éxitos electorales, IU tenía muchas dificultades debido a los distintos liderazgos que se pretendían ejercer en su interior, lo que hacía difícil que tomara posiciones unitarias sobre las distintas coyunturas por las que atravesaba el país. Uno de esos momentos fue cuando los presos senderistas se amotinaron simultáneamente en los penales de El Frontón, Lurigancho y Santa Marta, precisamente, cuando se realizaba una reunión de mandatarios de la Internacional Socialista, buscando provocar una reacción violenta del presidente aprista Alan García Pérez. Como se sabría después, el líder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, quería quitarle la “careta democrática” al 1

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Introduccin

El presente trabajo abordar las repercusiones que tuvo en Izquierda Unida (IU) el debelamiento de los motines protagonizados por los presos de Sendero Luminoso en las crceles de Lurigancho, El Frontn y Santa Brbara, entre el 18 y 19 de junio de 1986. Como se sabe, Izquierda Unida era un frente poltico que durante la dcada de 1980 reuni a la mayora de los partidos de la izquierda legal peruana para participar en las elecciones, luego del regreso a la democracia. Desde entonces, haba obtenido varios resultados favorables. El ms notable de ellos fue lograr que Alfonso Barrantes sea elegido como alcalde de Lima en 1984.Sin embargo, a pesar de los xitos electorales, IU tena muchas dificultades debido a los distintos liderazgos que se pretendan ejercer en su interior, lo que haca difcil que tomara posiciones unitarias sobre las distintas coyunturas por las que atravesaba el pas.

Uno de esos momentos fue cuando los presos senderistas se amotinaron simultneamente en los penales de El Frontn, Lurigancho y Santa Marta, precisamente, cuando se realizaba una reunin de mandatarios de la Internacional Socialista, buscando provocar una reaccin violenta del presidente aprista Alan Garca Prez.

Como se sabra despus, el lder de Sendero Luminoso, Abimael Guzmn, quera quitarle la careta democrtica al joven mandatario que tena un ao de haber sido elegido y prometa una poltica antisubversiva respetuosa de los derechos humanos. Los amotinamientos buscaban alentar el genocidio, provocando una reaccin violenta por parte de la Fuerzas Armadas, y tratando de polarizar el clima poltico para enviarle un mensaje al presidente Garca de que el grupo poda tocarlo en la propia capital.Con este claro desafo el Gobierno de Alan Garca orden la tarea de frenar los motines Fuerzas Armadas, cuyos comandos actuaron con una fuerza desproporcionada, causando un elevado nmero de muertos, cometiendo ejecuciones extrajudiciales, ocultando muchos de los cadveres en tumbas clandestinas e ignorando las disposiciones judiciales de respetar las vidas de los internos.El hecho causara un remezn en el sistema poltico debido a la actitud que tom el Gobierno al dar estas disposiciones. Tomando esto en cuenta el presente trabajo tiene como objetivo revisar la postura de la IU con respecto a la violencia poltica luego de los sucesos de los penales.

Por ello planteamos la hiptesis de que un hecho tan violento como el ocurrido entre el 18 y 19 de junio de 1986 hizo notar las diferencias existentes al interior de la Izquierda Unida, sobre cmo posicionarse con respecto a tal evento. El hecho no poda pasarse por alto y exiga una toma de posicin y una condena hacia lo ocurrido, a pesar de que para el lder de IU, Alfonso Barrantes, esto significara un alejamiento de la relacin que tena con el presidente Alan Garca.

Otra consecuencia de los sucesos de los penales sera que varios sectores de la IU tenderan a radicalizarse, al suponer que la decisin del Gobierno aprista de debelar el motn abra la posibilidad de un retorno al autoritarismo militar, lo cual haca que el discurso dentro de la izquierda se fuera contagiando del clima de violencia.

Asimismo, planteamos que este hecho hizo que IU impulsara el trabajo en derechos humanos que vena desarrollando desde el inicio de 1980, convirtindolo en un asunto de importancia mayor, especialmente en el mbito parlamentario, donde se impuls la investigacin de los hechos a travs de la denominada Comisin Ames.

Los parlamentarios de IU criticaron firmemente al Gobierno por los sucesos de los penales, pero ello tambin gener que plantearan alternativas sobre cmo resolver el problema de la violencia que viva el pas.De esta manera, las consecuencias de los hechos del 18 y 19 de junio de 1985 son como una radiografa acerca de cmo reaccionaron los partidos polticos peruanos en una coyuntura en que se polarizaron las opiniones. Sin duda, el caso de las repercusiones de los motines de los penales en la izquierda legal no tiene una bibliografa muy extensa; sin embargo, hay algunos libros importantes que se pueden mencionar en este periodo.

Un libro bsico para entender esta poca es, Sendero:Historia de la guerra milenaria en el Per, del periodista Gustavo Gorriti, en el que elabora una descripcin detallada del surgimiento de Sendero Luminoso en Ayacucho, y cmo algunos militantes universitarios provincianos de izquierda se convierten en uno de los grupos ms peligrosos del Per. Gorriti, como reportero de la revista Caretas estuvo durante esos primeros aos en este departamento y reconoci el potencial destructivo de esta organizacin subversiva, descubriendo a una agrupacin indita con respecto a los movimientos insurreccionales de la poca.

Probablemente quien haya analizado mucho ms profundamente a Sendero Luminoso es Carlos Ivn Degregori, con su libro Qu difcil es ser Dios, un texto fundamental para entender este fenmeno, al que se ve como un grupo marginal de la izquierda peruana cuya figura central era Abimael Guzmn, quien intent aplicar el maosmo ms ortodoxo en Ayacucho para repetir la experiencia china en los Andes.

El libro muestra tambin cmo esta organizacin funcionaba como un grupo cerrado que haca na interpretacin acrtica de los manuales de marxismo de entonces, anulando cualquier individualismo, llevando a muchos de sus integrantes a cometer todo tipo de atrocidades y masacres al considerar que aplicaban de manera cientfica el pensamiento ms vanguardista del socialismo.

Un referente importante para analizar a Sendero Luminoso en las crceles lo hallamos el texto de Jos Luis Rique, La voluntad encarcelada. Las luminosas trincheras de combate de Sendero Luminoso del Per, que constituye uno de los primeros acercamientos, sobre la manera en que este grupo subversivo empleaba las prisiones como parte de su juego poltico, en cuyos espacios se continuaba con el adoctrinamiento y la lucha contra el Estado.Rique da cuenta de que las crceles y los sucesivos enfrentamientos que libraran los internos senderistas contra las autoridades dejaran testimonios, documentos y textos, en los que los militantes expresaran muchos de los aspectos ideolgicos de esta organizacin desde las prisiones.

Sobre la izquierda peruana y su relacin con Sendero est el texto del historiador Ivn Hinojosa, Sobre parientes pobres y nuevos ricos: las relaciones entre Sendero Luminoso y la izquierda radical peruana, en el que traza el lugar de este grupo subversivo dentro del gran rbol de la izquierda radical peruana. En este artculo, Hinojosa trata de hacer un recorrido ideolgico de la izquierda radical peruana, especialmente del PUM y Sendero Luminoso, viendo cmo ambas organizaciones van tomando caminos diferentes, adoptando la democracia o la va armada.

Este texto es muy importante para observar cmo Sendero Luminoso era percibido con un poco de indiferencia por la izquierda legal y cmo haba una constante competencia por tratar de demostrar quin era la verdadera vanguardia de esta corriente poltica.Probablemente el que ha reflexionado ms sobre el marxismo en el Per sea Guillermo Rochabrn, quien en Batallas por la teora hace un balance sobre la izquierda en nuestro pas. De l se puede extraer algunas ideas, como el que una caracterstica de la izquierda legal fue la fragmentacin y el enfrentamiento mutuo. Segn interpreta esta nunca fue una fuerza con iniciativa, ms bien reaccionaba a partir del contexto.

Por otro lado, seala las grandes posibilidades electorales que en su momento tuvo la IU, convirtindose en la segunda fuerza electoral del pas en la dcada de los ochenta. A pesar de esas oportunidades, sin embargo, las propias contradicciones de la izquierda, que pasaba a la democracia sin resolver su debilidad interna, contribuyeron a su disolucin aos despus, con la cada del Muro de Berln, la crisis econmica y el avance de la violencia poltica.

Como ya se ha mencionado, IU es una fuerza poltica de gran importancia en la dcada de 1980, al lograr unir a los distintos partidos de izquierda para participar en la arena electoral con gran xito.La incursin en los distintos comicios consolid la figura de Alfonso Barrantes, quien logr ser elegido alcalde de Lima y posteriormente, en 1985, compiti con el APRA, siendo elegido presidente Alan Garca Prez con quien hubo un inicial acercamiento debido al discurso renovador que transmita el mandatario. Sin embargo, esta sera tambin una coyuntura en que al interior de IU los enfrentamientos aumentaron, y las dificultades de fijar posicin con respecto al gobierno y a la violencia poltica, hacan que IU viviera momentos de mucha tensin.CAPTULO I Izquierda Unida y el APRA en el poder (1985)

Para 1985, el escenario poltico en el Per estaba marcado por la crisis. El presidente de la Repblica, Fernando Belaunde, junto a su partido Accin Popular (AP) no haban podido resolver las grandes expectativas generadas por el proceso de apertura democrtica de 1980. As, el pas afrontaba una situacin econmica precaria con una alta inflacin, corrupcin, narcotrfico y la arremetida constante del grupo terrorista Sendero Luminoso, que gener, a su vez, una respuesta de las Fuerzas Armadas con un alto costo en lo que a derechos humanos se refiere.Por otro lado, Izquierda Unida, el frente que reuna a la mayora de los partidos de izquierda, mostraba una creciente presencia en la ambiente poltico y era la tercera fuerza poltica del pas jugando el rol de oposicin a Belande, a quien le criticaban el mal manejo de la crisis econmica, el excesivo pago de la deuda externa, y la estrategia antisubversiva contra Sendero Luminoso, que haba causado escandalosas masacres por parte de las Fuerzas Armadas contra campesinos al interior del pas.

La historia de este frente se remonta a las elecciones generales de 1980, con el retorno a la democracia. En ellas, los partidos de izquierda postularon separados a estos comicios, sufriendo duros reveses.

La diversidad de partidos de izquierda dispers el voto hacia esta tendencia en el electorado, sin que ninguno de sus candidatos tuviera mayor posibilidad de llegar a la presidencia. Despus del 29 .4% obtenido en 1978 por el conjunto de partidos de izquierda, la suma de los votos de los cinco candidatos izquierdistas en 1980 alcanz el 14.4%. En el Congreso, la izquierda obtuvo 19 de 240 lugares, es decir, el 7.9 %. En resumen, en la cmara de diputados tuvo 10 escaos de 180, y en la de senadores 9 de 60.

De esta manera, en 1980 no solo ninguno de los candidatos presidenciales izquierdistas gan, sino que los distintos partidos de izquierda tampoco llegaron a obtener un porcentaje que los acercara al poder, producto no solo de campaas electorales poco efectivas sino tambin de la fragmentacin de este sector poltico.La evaluacin que hicieron los lderes de izquierda era que solo uniendo los diversos partidos sus posibilidades electorales seran mucho mayores. Por esta razn, ese mismo ao se forma la IU, conformando as una alianza que lograra unir fuerzas para participar en las elecciones del nuevo proceso democrtico que viva el Per.

Es a partir de las elecciones municipales de 1981 que IU aparece en el escenario poltico y va ganando varios gobiernos locales, limpiando algo la derrota de los diversos partidos polticos que intentaron llegar al Poder Ejecutivo.

En las elecciones municipales de 1981, obtuvo el 23.3% de la votacin nacional y el 28.3% en Lima Metropolitana. Por primera vez la izquierda se hizo cargo del gobierno de importantes municipios del pas. Gan la alcalda de la segunda ciudad del pas, Arequipa, y en otras cinco capitales departamentales, donde algunas de sus organizaciones eran importantes como el UNIR en Arequipa y Moquegua, el FOCEP en Pasco y Tumbes, y la UDP en Ayacucho y Piura. La IU obtuvo el gobierno en 33 concejos provinciales y en 238 distritos del pas. En Lima gan los gobiernos municipales de cinco importantes distritos populares y obtuvo el segundo lugar en otros cuatro. Como resultado, se incorporaron promociones de dirigentes y militantes izquierdistas en los municipios, sin formacin previa y sin soportes poltico-institucionales, expuestos a lidiar con pragmatismo los retos del gobierno municipal.Con esa capacidad de movilizacin y de convocatoria ante la crisis que viva el pas IU consigue que su presidente y candidato, Alfonso Barrantes Lingn gane las elecciones municipales en la capital en 1983 y se convierta en el primer alcalde de Lima de izquierda, un hecho indito hasta entonces.En las elecciones de 1983, Barrantes ganaba la alcalda de Lima, pero IU obtuvo el 29% de los votos a nivel nacional, perfilndose como una fuerza poltica importante y cuyo desempeo en las elecciones fue sorprendente, considerando su juventud como organizacin y el hecho de que la cultura poltica izquierdista no tena a este espacio como escenario natural. Sin embargo la izquierda logr un importante xito, y con l la figura de Barrantes pudo desarrollar un liderazgo ms inclusivo, que sobrepas en mucho a los militantes de izquierda. 1.1.-Barrantes y la Izquierda Unida.-

Para 1984, al final del mandato de Belande, la Izquierda Unida y su lder, Alfonso Barrantes, venan de ganar un ao antes las elecciones municipales, y de iniciar una gestin que dara algunos frutos, como el Vaso de Leche, el cual es hasta ahora considerado uno de los principales legados de su gestin, y que en ese momento benefici a miles de familias en un momento de crisis y gracias al cual cosechara un capital poltico.Otro rasgo que distingui a Barrantes fue el de buscar una administracin concertada con otras agrupaciones, como Accin Popular y el APRA, asignndoles a los regidores diferentes a IU algunas responsabilidades, dando muestra de colaboracin con otros partidos y un enfoque social. Trat as de responder a los temores de un sector conservador que crea que la izquierda en el poder municipalidad se convertira en un feudo personal.Si bien la gestin de IU podra considerarse exitosa, el verdadero jale de este frente se deba a Alfonso Barrantes, cuyo carisma y moderacin hizo que la izquierda peruana, muchas veces criticada por su sectarismo fuera percibida mucho ms positivamente.

El denominado To Frejolito fue aceptado he incluso convertido en una figura relevante por algunos medios, como Caretas o La Repblica, que lo denominaron El hombre del ao en 1983. Esta percepcin hacia Barrantes se deba, en parte, a los muchos gestos polticos que realiz durante su carrera, llamando la atencin que alguien que provena de la izquierda, tuviera actitudes como visitar al Papa Juan Pablo II durante una gira por Europa y diera declaraciones con sentido del humor. Estas acciones, sumadas al hecho de tener una vida sencilla y honesta, lo convirtieron en un poltico con grandes posibilidades de xito electoral.

Sin embargo, la popularidad a mediados de 1980 era consecuencia de una larga e intensa trayectoria poltica, que se origin desde su juventud.El alcalde de Lima, era una abogado de origen cajamarquino, que inicialmente era aprista y dirigente universitario en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en la dcada de 1950, hasta que decidi ingresar a las filas del Partido Comunista Peruano, convirtindose en un militante activo de izquierda y sufriendo prisin tanto en la crcel del Sepa -en la selva peruana- y como El Frontn, a inicios de 1960, durante el rgimen del general Ricardo Prez Godoy.Luego de que el PCP se rompiera en 1962, Barrantes culminara su carrera de Derecho y se dedicara al trabajo en sindicatos, as como a la docencia en la Universidad Juan Luis Gonzaga de Ica.

Sin duda los acontecimientos del pas marcaron su rumbo especialmente en la dcada de 1970, cuando se convirti en presidente del partido de izquierda Unidad Democrtica Popular (UDP).Sin embargo, su gran surgimiento poltico sera a partir del retorno a la democracia en 1980, cuando se fund Izquierda Unida, y fue candidato de este frente en las sucesivas elecciones que atraves el pas, quedando su carrera poltica fuertemente ligada a esta organizacin.1.2.- Elecciones y ascenso del APRA.-

En el escenario de aquel momento, luego de las elecciones municipales de 1983 el frente fue ganando posiciones entre el electorado, al sumar una gran cantidad de alcaldes en distintos departamentos del Per. La figura de Barrantes como un personaje muy popular, adems de la presencia de la bancada de IU en el Congreso, mostraban a una organizacin que tena posibilidades de competir en las elecciones generales de 1985.

Por otro lado, en su ltimo ao, el Gobierno de Fernando Belande tena un balance negativo: la crisis econmica, la corrupcin y la violencia poltica daban la imagen de un pas sin rumbo. Con tanto desaliento y un rgimen de derecha que no haba resuelto las demandas de la mayor parte de la poblacin, la dirigencia de IU no dud en que era una oportunidad de la izquierda para llegar al poder.IU, en pocos aos, haba logrado convertirse en un frente electoral que acumul logros electorales; sin embargo, esa historia de xito para afuera contrastaba con la situacin interna, en la que los diferentes partidos que la integraron tenan opiniones divergentes en temas como: la democracia, la violencia poltica y la propia organizacin interna. Por esta razn, era notorio que IU tena distintas tendencias en su interior.El Informe Final de la Comisin de la Verdad y Reconciliacin menciona que haba una tendencia radical dentro de IU que agrupaba a partidos de la denominada nueva izquierda, como UNIR, PUM y FOCEP, que sin estar exentos, de contradicciones sus integrantes denunciaban a los gobiernos de turno, y desconfiaban de las instituciones democrticas, aunque sin dejar de participar en ellas. Por otro lado estaban el PCR y el PSR, que eran comnmente llamados reformistas, y emitan crticas ms atenuadas hacia la democracia y una mayor cercana con el APRA, siendo respaldados por el presidente de IU, Alfonso Barrantes. Sin embargo, con el transcurso de los aos, se conform una tercera tendencia con partidos como PCP Unidad, Accin Poltica Socialista y Movimiento de Afirmacin Socialista, cuya principal caracterstica sera la de impulsar un proyecto que reuniera tanto a radicales como a reformistas.Los partidos de izquierda legal que ya haca mucho se haban integrado a la democracia haban aceptado que la forma ms efectiva de competir polticamente era a travs de las elecciones, debido a eso pertenecer a IU les garantizaba el xito, sin embargo, la convivencia interna era difcil y las disputas entre los distintos grupos eran moneda corriente.Pero, a pesar de las discrepancias en IU, hubo un consenso de que era necesario que Barrantes postulara a las elecciones generales de 1985, pues con el Gobierno de Belande tambalendose en medio de la crisis, y, en general, con la derecha retrocediendo, esta era una gran oportunidad para que la izquierda compitiera unida por primera vez en una eleccin presidencial.El presidente de IU y alcalde Lima, Alfonso Barrantes, acept el encargo de su partido y lanz una campaa austera pero con gran capacidad de movilizacin. Tena el carisma, muchas crticas al modelo econmico y la experiencia en la administracin pblica en la Municipalidad de Lima. El principal rival de IU sera el APRA, liderado por un joven treintaero llamado Alan Garca, quien era el heredero del mximo lder aprista, Vctor Ral Haya de la Torre, y que mostraba una imagen fresca y renovadora de un partido cuyos principales dirigentes no haban podido reemplazar la influencia de su fundador.Las dos corrientes polticas del Per, que tuvieron una serie de diferencias desde los debates entre Haya de la Torre y Jos Carlos Maritegui en el siglo XX, y que haba sufrido sucesivas persecuciones en varios gobiernos, ahora se encontraban en una democracia que admita su participacin, compitiendo ambas por el mismo electorado, al cual haba que ofrecer propuestas de cambio luego del mandato de Belande, que tanta esperanza haba generado, pero que se iba en medio de acusaciones de corrupcin y una fuerte crisis.

IU inici su campaa electoral proponiendo la nacionalizacin de la Southern Per Copper Corporation, la revisin de los contratos petroleros con el extranjero y la nacionalizacin de la banca. As buscaba mostrar una imagen de cambio profundo en el Per, en medio de las dificultades econmicas.

El discurso que para muchos sera bastante radical estaba destinado, sobre todo, a sectores ms afines como sindicatos y pueblos jvenes, y buscaba recoger el descontento que haba generado el Gobierno saliente. Mientras que IU destin su discurso al electorado que tena una inclinacin hacia la izquierda, el enfoque que dio el APRA a su campaa apuntaba a ganar en todos los sectores sociales, teniendo un discurso mucho ms amplio.Debido a esto, el voto aprista de 1985 provena de todos los sectores sociales: desde las lites hasta los habitantes de los pueblos jvenes y las comunidades campesinas, pasando por las clases medias y los sectores obreros. El partido haba llegado a representar una verdadera alianza de todas las clases.

Al ampliar su base de apoyo, el candidato del APRA fue ms precavido en sus discursos, prometiendo reformas, pero con moderacin. En otras palabras: Alan Garca supo capitalizar la necesidad del cambio, pero sin los riesgos que-objetiva o subjetivamente- podra representar el giro que propugnaba. As, bajo el lema El futuro diferente, los dotes de oratoria de Alan Garca y la fortaleza de su partido, el APRA logr despertar la esperanza entre un gran sector de votantes, quienes probablemente no se sentan representados por la IU.

Al colocarse Alan Garca al centro poltico, gan la eleccin, dando como resultado final de porcentaje de votos emitidos: el 45.745 % para el APRA y el 21.263 % para la IU. Sin embargo, pese a la distancias, el candidato aprista no poda cantar victoria hasta superar la valla electoral que rega en aquella poca, por lo que habra una segunda vuelta.Casi de inmediato, IU entr en una discusin interna entre los que queran apoyar a que Barrantes fuera una segunda ronda y los que preferan su renuncia. Por un lado, el sector ms radical consideraba que era una oportunidad para obligar al APRA a definirse ms, por otro lado, estaban los que consideraban que era mejor salir de la contienda, entre ellos el propio candidato de IU. Finalmente, Barrantes declin a continuar en la segunda vuelta alegando que deseaba preservar la estabilidad nacional luego del intento de asesinato del presidente del Jurado Nacional de Elecciones, Domingo Garca Rada. En una ceremonia simblica, el lder de IU, le entreg la banda presidencial a Alan Garca, quien de esta forma se converta en el presidente del Per por cinco aos.

Sobre la renuncia de Barrantes a la segunda vuelta se tejieron muchas especulaciones, una de ellas sobre el temor del lder izquierdista de llegar a la presidencia y repetir la experiencia del presidente chileno Salvador Allende, quien termin siendo derrocado por el ejrcito. Sin embargo mayor certeza tendra la hiptesis de que el candidato de IU tena pocas posibilidades de remontar al APRA, as como limitados recursos para realizar una campaa que pudiera vencer a Alan Garca.Ninguno de los partidos al interior de Izquierda Unida pensaba que Barrantes tena oportunidad alguna de vencer en segunda vuelta al APRA. No obstante, muchos opinaban que seguir en la contienda era una oportunidad para consolidar sus votos y definir su rol de oposicin ante el nuevo gobierno. De esta manera, ante la falta de recursos y de posibilidades de xito lo que, ms bien, podra traer consecuencias negativas para el futuro poltico de Alfonso Barrantes, el lder de IU declin su candidatura a la presidencia, aunque sin dejar la sensacin de que se haba soslayado una oportunidad de consolidacin. Al hacer un balance sobre la campaa presidencial el dirigente de IU, Javier Diez Canseco opinaba: Yo creo que uno de los problemas centrales fue la fractura interna de la campaa () Yo encar la dificultad de una participacin en el proceso que nos permitiera un trato igual y equitativo.Haba serias dificultades para participar en los mtines con Alfonso, dificultades que provenan de una objecin suya a una participacin nuestra y particularmente ma en esos mtines y eso condujo a que, en mucho casos, llevramos una campaa parlamentaria, diferenciada de la otra. Creo que esto afect al conjunto de la propuesta y el proyecto y, objetivamente nos hizo dao.

Las dificultades de la IU para consolidar fue un factor que caus su derrota ante el APRA. Sin embargo, tambin haban otros factores que obstaculizaron su desarrollo. Uno de ellos fue el no haber logrado interpretar los cambios que ocurran en el pas ni un claro deslinde con el APRA.Como menciona un documento del Partido Comunista Peruano al hacer un balance sobre la derrota electoral de IU de 1985:

El triunfo se vio facilitado por nuestra incapacidad para apreciar los cambios ocurridos en la estructura social del pas, y, en consecuencia, poder ofrecer una alternativa que ganara tambin la adhesin de los nuevos sectores emergentes; adems de la imagen de una IU que, principalmente y a travs de su presidente, no fue capaz de deslindar claramente con el Apra.Pero, a pesar de una mala campaa y de una derrota en la eleccin presidencial, el resultado de IU en el Congreso tena un cariz distinto y se notaba un crecimiento significativo al convertirse en la segunda fuerza poltica en este poder del Estado, ya que obtuvo 15 de los 60 escaos del Senado y 48 de los 180 en la Cmara de Diputados. Adems, si se tomaban en cuenta las alcaldas ganadas, el frente de izquierda se converta en una fuerza poltica en expansin.

La declinacin de Barrantes dej el camino libre a Alan Garca, quien empez su gobierno en medio de un clima de esperanza para un pas que afrontaba una situacin econmica difcil, as como los efectos de la violencia. 1.3.- Las primeras medidas de Alan Garca.-

Las primeras medidas que dio Garca, al asumir como nuevo presidente, despertaron la sorpresa de IU, pues los anuncios mostraban una serie acciones audaces y propias del programa del frente izquierdista. De esta manera, Garca anunci que limitara su pago de la deuda externa, critic al sistema econmico mundial liderado por el FMI y anul el contrato con la petrolera Belco. As mismo, el Gobierno aprista dio gestos de querer avanzar en la lucha contra Sendero Luminoso, pero respetando los derechos humanos. Incluso cre el Consejo por la Paz, el cual reuna a una serie de personalidades independientes que tenan como misin evaluar las condiciones que favorecan el surgimiento de la subversin y plantear medidas sociales y polticas para poner una solucin al conflicto interno.

Muchos sectores de la IU desconfiaban de Garca porque tomaba medidas y daba gestos que correspondan al sector de la izquierda, quitndole los temas que tradicionalmente defenda. La irrupcin de Garca en el escenario sembr las dudas entre los militantes de IU sobre cul debera ser su rol: si deberan ocupar el sector de oposicin junto a Accin Popular y el Partido Popular Cristiano o ser aliados del APRA.

A esto se suma que Alan Garca inici una serie de acercamientos con la IU, especialmente con Barrantes, con quien la relacin se volvi cada vez ms estrecha. Estas condiciones plantearon un problema para la IU, que no solo perda sus principales ideas, sino que teman, adems, quedar secuestrados por el APRA, que haca gestos para buscar un acercamiento.

1.4.- Alfonso y Alan.-Al inicio del mandato de Alan Garca, los encuentros con el alcalde de Lima, Alfonso Barrantes, se incrementaron y la relacin se hizo ms estrecha, generando una clara sensacin de que haba un fuerte vnculo entre ambos personajes.Las reuniones entre ambos lderes fueron constantes y sus declaraciones tenan detrs el inters de ambos actores de beneficiarse con la presencia del otro en el poder; por un lado, Garca, quien era un poltico nuevo en el escenario, necesitaba de todo el apoyo posible, as como tranquilizar a la izquierda, que tena influencia en los sindicatos, las centrales campesinas y un vnculo muy estrecho con la sociedad civil organizada. Por lo tanto, su acercamiento a Barrantes tendra la intensin de moderar a la IU y bajar un poco su tono opositor para, por lo menos, tener un inicio de gobierno en calma, con respecto al escenario de entonces, donde la derecha haba retrocedido. El principal contendor del Gobierno aprista era la IU y por ende, este vnculo inicial intentaba sortear sus crticas, buscando un acercamiento a travs del alcalde de Lima.

Por su parte, Barrantes tena una cercana privilegiada con el Poder Ejecutivo, lo que le podra asegurar una suerte de va preferencial para garantizar fondos o apoyo para su gestin en la Municipalidad.

Sin embargo, la estrecha cercana entre Barrantes y Garca, pareca ms bien beneficiar al segundo, quien intentaba manipular al alcalde a su favor. Tal como menciona una persona cercana al lder de IU, el presidente aprista saba manejar muy bien sus demonios, sus miedos y sus enemigos, sembrando dudas en Barrantes acerca de su entorno. Como mencionaba el teniente alcalde de Lima, Henry Pease: Luego de varias de las conversaciones, muchas veces hasta el amanecer con Garca, el burgomaestre de Lima empezaba a dudar de muchos de los funcionarios de izquierda que estaban en el municipio.

Ese acercamiento con Garca gener dentro de IU muchas crticas y se convirti en un verdadero tema entre sus militantes: entre quienes buscaban darle al frente un perfil propio opuesto al del APRA y aquellos que esperaban una colaboracin ms estrecha con el Gobierno.La moderacin de Barrantes se debera a que la derrota del 1985 lo haba marcado, luego de un gran xito en las elecciones municipales de 1983. Esta situacin lo llev a ser sumamente conservador en cuanto a clculos polticos y a no buscar la confrontacin con el APRA.Por otro lado, dirigentes de IU como Jorge Hurtado Ludovico, al explorar la personalidad de Barrantes, indicaban que su actitud caudillista, formacin aprista y su afiliacin no muy slida con el marxismo, hacan que tomara actitudes vacilantes, eclcticas y conciliadoras cuya consecuencia era que la izquierda peruana perdiera imagen y perfil, y dentro de ella la izquierda marxista con relacin, por ejemplo, al APRA de Alan Garca.

El vnculo entre ambas organizaciones sera complejo y como un pndulo que se mova de acuerdo con las circunstancias y a cmo iban evolucionando los hechos. En algunos momentos coincidiran en muchas medidas econmicas, pero en otros casos chocaran, especialmente en los temas sobre cmo pacificar al pas.

1.5.- Mensaje a la Nacin.-

El inicial entusiasmo que despert Alan Garca lleg a su momento cumbre durante su discurso de toma de mando del 28 de julio. El tono del discurso iba enfocado a proponer una nueva forma de enfrentar a Sendero Luminoso y la violencia poltica que viva el pas. En el mencion:"...En nombre de un Estado popular, de un Estado que sin temor llamo revolucionario, identificado con la mayora, con quienes sufren la miseria; en nombre de un Estado de transformacin descentralista, afirmo que la democracia tiene que ser autoridad y energa y que no puede permitir la subversin y mucho menos la muerte. Frente al terrorismo, cualquiera sea su origen o inspiracin, de derecha o izquierda, no daremos ni un paso atrs. Los grupos subversivos no tendrn ms consideraciones del Gobierno que aquellas a las que nos obliga nuestro credo democrtico y nuestra fe cristiana.

La prueba de que en la propia democracia puede alcanzarse justicia social, es nuestra presencia aqu y nuestro compromiso para luchar por el pueblo, y la Ley ser aplicada con severidad tambin para quienes violen o hayan violado los derechos humanos mediante la muerte, las ejecuciones extrajudiciales, la tortura y el abuso de funcin, pues para luchar contra la barbarie no es preciso caer en la barbarie.

Con esto, Garca quera dar a entender que su Gobierno no pondra tanto nfasis en el aspecto represivo y entenda que no sera posible vencer a Sendero Luminoso tolerando los excesos que venan cometiendo algunos miembros el Ejrcito especialmente en Ayacucho y otros departamentos de la sierra del Per.Asimismo, el nuevo presidente anunci que formara una Comisin de Paz, que reunira a varias personas notablesque revisaran los casos de inculpados injustamente por terrorismo y, por otra parte, hacer propuestas para facilitar que los senderistas depusieran las armas, dejando en claro que la nueva direccin del Gobierno privilegiara los medios pacficos, tal como mencion en su discurso: Estamos dispuestos a agotar todas las medidas en favor de la concordia y la paz. La democracia tiene que ser pedaggica, convocatoria, persuasiva y ejemplar.Con estas medidas Alan Garca pareca estar avanzando en sus acciones para garantizar que la lucha contra Sendero Luminoso sera a travs del respeto de los derechos humanos, un aspecto que hasta 1985 haba sido monopolizado por la izquierda, y que era la principal crtica en la lucha antisubversiva.

Para la izquierda, el discurso de Alan Garca representaba un estilo nuevo, lo que gener una mezcla de entusiasmo y cautela. En un comunicado das despus de asumir el mando, el Comit Central del Partido Comunista Peruano, miembro de IU, calific los anuncios como importantes y destac la reorganizacin de la Polica, la actitud de combatir a la subversin sin violar los derechos y seal que la Comisin de Paz era una iniciativa que poda resultar positiva si era correctamente aplicada

Por otro lado el senador Enrique Bernales, lder del PSR y ex candidato a la vicepresidencia de IU, indic que varios de los temas expuestos en el mensaje presidencial eran coincidentes con los puntos que plante IU. Los puntos en general los considero positivos y alentadores, seal.Otro sector, representado por el PUM y Patria Roja, fue ms escptico. Sus miembros dieron el beneficio de la duda, al asegurar que, si bien aprobaban las medidas del presidente, indicaban que faltaba convertir esas promesas en hechos concretos. Los primeros anuncios de Alan Garca parecan una ola de aire nuevo para lo que se viva hasta el momento en el pas, aunque generalmente los gobiernos electos inician con un clima de esperanza, en este caso, el joven presidente encabezaba un discurso que recoga muchas de las opiniones de la izquierda y haca una serie de gestos con los que pareca que rompera con el pasado.1.6.- La masacre de Accomarca.-Durante los primeros meses de su gestin, Alan Garca tuvo que afrontar las consecuencias del conflicto armado que se estaba viviendo, poniendo a prueba su compromiso de luchar contra la subversin sin caer en la barbarie. As, el l4 agosto de 1985, un mes despus de que el presidente prometiera una nueva poltica antisubversiva, una patrulla del Ejrcito, liderada por el subteniente EP Telmo Hurtado, asesin a aproximadamente 62 personas en la localidad ayacuchana de Accomarca, siendo uno de los primeros casos de excesos cometidos por los militares en el recin estrenado Gobierno aprista. El hecho fue denunciado el 1l de septiembre de 1985 por el senador de IU, Cesar Rojas Huaroto en el Congreso de la Repblica, que ante la magnitud de este hecho conform una comisin investigadora en el Senado. Por su parte, el joven presidente reaccion al da siguiente exigiendo a las Fuerzas Armadas brindar toda informacin al Poder Legislativo y afirm que sancionara cualquier arbitrariedad o violacin de derechos humanos, que pudiera ser o haber sido cometida.

El Gobierno explic das despus en un comunicado que la matanza se debi a que los miembros del Ejrcito continuaban siguiendo las directivas del mandato anterior, manteniendo el espritu de ocultar lo que ocurra en la lucha antisubversiva.

Mientras iniciaban las investigaciones en el Congreso, el presidente Garca tom la iniciativa y orden el 15 de septiembre la destitucin del jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, general del aire Csar Enrico Praeli, y nombr dos das despus a Luis Abram Cavallerino, de la misma institucin armada; asimismo, el Comando Conjunto relev de sus cargos a los generales responsables en la zona de emergencia, Sinesio Jarama y Wilfredo Mori.La medida del presidente era un gesto de que no aceptara los excesos de las FF.AA y de que estaba dispuesto a enfrentar a sus los altos mandos si se seguan cometiendo excesos, con lo que demostraba con un hecho concreto de que no era un discurso vaco su promesa de que en su rgimen no se luchara contra Sendero Luminoso permitiendo matanzas por parte de las Fuerzas Armadas.Tocar directamente a los militares era una medida dura y temeraria, en un momento en que an conservaban una cuota grande de poder, luego de 10 aos de dictadura, y en el que un golpe de Estado era posible.

En trminos polticos, la respuesta de Garca tambin era una demostracin de que el poder civil se impona sobre el militar y una forma de mostrar su vala a los escpticos, quienes dudaban de que fuera capaz de enfrentar a las Fuerzas Armadas.

Asimismo, la actitud del mandatario era una demostracin de que l encabezara la lucha a favor de los derechos humanos, arrebatndoles ese compromiso a los partidos de izquierda, que tradicionalmente asuman tal tema, quedndose sin poder tomar la iniciativa.

Por su lado, la Comisin de Investigacin del Congreso, al iniciar sus indagaciones tuvo varios choques y gener mucha resistencia por parte de las Fuerzas Armadas, que preferan que no se siguiera ahondando en lo ocurrido.

El grupo parlamentario indag en informes del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, as como en testimonios de militares y de vctimas en bsqueda de esclarecer los hechos. Sin embargo, la conclusin desde el principio era que las FF.AA. una vez ms haban cometido una masacre en la lucha contra Sendero Luminoso, sin importar el costo en civiles.La investigacin del Congreso toc un tema sensible, y muestra de que haba preocupacin hacia las indagaciones fue que, das antes de la presentacin de los informes, un grupo de personas sin identificar ingresaron, a la fuerza, el 21 de septiembre a la oficina del presidente de la Comisin, Javier Valle Riestra, destruyendo el mobiliario, en su bsqueda de las pruebas que se recabaron.Si bien el hecho puede considerarse un acontecimiento menor, sin dudas la informacin y las recomendaciones que se revelaban despertaba temores entre las FF.AA., pues muchos de sus mandos consideraban que la guerra contra Sendero era un asunto solo de los militares.

Das despus el senador de IU, Javier Diez Canseco, denunci que haba presiones polticas para impedir el esclarecimiento total de lo ocurrido en Accomarca. Una muestra de ese nimo fue que al da siguiente, el 24 de septiembre, el ministro de Guerra, Gral. Jorge Flores Torres, declar que los responsables deban ser juzgados en el fuero militar dejando en claro de que no quera que los civiles indagaran ms en el tema.La declaracin ministro de Guerra tuvo un efecto inmediato cuando el 26 de setiembre, el principal acusado, el Subteniente Telmo Hurtado, no se present a declarar ante la Comisin Investigadora y los otros implicados se negaron a responder a las preguntas referidas directamente a lo sucedido en Accomarca.

Ms adelante aparecieron declaraciones de Luis Cisneros Vizquerra, General en retiro quien fue conocido por su inclinacin hacia una solucin en extremo represiva del problema terrorista. Seal que se senta orgulloso por la forma como las Fuerzas Armadas se venan comportando en las acciones antiterroristas y, refirindose a Telmo Hurtado, afirm: "Es un hombre que ha vivido all, jugndose la vida en defensa del derecho de la sociedad peruana para poder mantener un sistema de gobierno".

Por su lado, la Comisin de Investigacin del Congreso, en su dictamen en mayora en octubre de 1985, concluy que las matanzas ocurridas eran parte una poltica contrainsurgente violadora de derechos humanos y se sumaban a otros crmenes inspirados por la misma metodologa.El grupo parlamentario seal, adems, que lo ocurrido constitua un crimen comn y no castrense, por lo que debera ser investigado para ayudar a descubrir ms ejecuciones y desapariciones en el pas, pues los informes del Comando Conjunto mostraban un propsito de encubrimiento. En medio de ese debate, la Comisin opin que el suboficial Telmo Hurtado, si bien era el principal involucrado en la matanza, solo formaba parte de un engranaje ms complejo, por lo que era necesario investigar si actu por rdenes directas o debido a su formacin para la lucha contrasubversiva.Por otro lado, el dictamen en minora de la Comisin lleg igualmente a la conclusin de que lo ocurrido era un homicidio contra los campesinos de Accomarca, sealando que se trataba de un delito destinado al fuero comn, aunque indic que a la Comisin no le corresponda pronunciarse sobre este punto, sino al Poder Judicial.La investigacin del Congreso haba tocado temas sensibles para las FF.AA., por un lado, mostr cmo los excesos en la lucha antisubversiva seguan siendo moneda corriente y, por el otro, dejaba en claro que el poder civil deba juzgar los crmenes cometidos por los militares, con lo que podra sentarse el precedente de un mayor control en las operaciones contra Sendero Luminoso.

Respuestas tan firmes de altos mandos mostraban, por otro lado, el deseo de cubrir a Telmo Hurtado y de favorecer la impunidad de los actos que cometi, el espritu de cuerpo era entendido por los militares como una demostracin de solidaridad.El tema haba generado un debate entre autoridades civiles y militares, con declaraciones como las del ministro de Guerra, Gral. Flores Torres, que afirmaba que las denuncias buscaban desprestigiar al Ejrcito e, incluso, llegando a decir que Telmo Hurtado era un luchador de la democracia. Esta afirmacin desafiaba abiertamente al presidente Garca, quien intervino en el debate al reunirse con los pobladores de Accomarca a los cuales prometi que se hara justicia y que, en su opinin, los militares deban ser juzgados en un tribunal civil, tomando as parte por las recomendaciones de la Comisin del Congreso.Luego de estos cruces de declaraciones entre autoridades civiles y militares, el Senado acord que el caso debera ser investigado por el Poder Judicial como delitos comunes, con lo que dio por terminada la Comisin Investigadora, a lo que la bancada de IU protest abandonando las sesiones y, acusando de que exista una maniobra del Gobierno para ocultar la verdad sobre lo sucedido y evitar ms investigaciones. La forma como termin el caso Accomarca despert el recelo por parte de algunos miembros de IU, que empezaban a desconfiar del discurso oficial de Alan Garca a favor de los derechos humanos. Aunque la luna de miel con el APRA continuaba, los hechos de Accomarca no tardaron en generar desencanto entre la izquierda. Una muestra de este escepticismo la adverta el socilogo Sinesio Lpez que opinaba que el APRA no tena una propuesta poltica para afrontar a la subversin. Con la masacre de Accomarca, el Gobierno ofreci otra estrategia que hasta el momento es bsicamente la anterior con nfasis en el desarrollo econmico y con respeto a los derechos humanos. Habr que ver si esto es posible con una solucin poltica. El cambio de estrategia y el respeto consecuente de los derechos humanos encuentran serias resistencias en las FF.AA. y en el mismo partido aprista, puntualiz.

Por otro lado, en un anlisis sobre los 100 das de Alan Garca en el poder, el teniente alcalde de Lima de IU, Henry Pease, reconoca que por primera vez el presidente exiga una investigacin sobre los sucesos de Accomarca que no tocaban a los peces chicos, adems resaltaba la instalacin de una Comisin de Paz, la cual deba aportar a replantear la solucin de la violencia poltica.

De esta manera, tenemos dos opiniones desde la misma IU; Pease, quien representaba al sector ms independiente, fue cauto en sus apreciaciones y no tan crtico con las primeras medidas de Garca, evidenciando que an exista un grado de aprecio por los intentos del presidente de cambiar el enfoque.

Por otro lado, Lpez, quien estaba vinculado al PUM y por lo tanto era un opositor al Gobierno, se mostraba ms escptico: para l haba motivos de preocupacin con respecto al APRA en materia de pacificacin pues evidenciaba que no eran reales sus intenciones de plantear una nueva estrategia para afrontar la subversin, ya que el verdadero poder tras el trono eran los militares.

Hubo en los primeros meses del rgimen de Alan Garca una mezcla de sorpresa y de neutralidad por parte de IU ante las medidas que fue tomando el APRA, lo que signific ganar las expectativas de los sectores moderados de la izquierda, aunque no gener un acuerdo o un compromiso sobre las intenciones reformistas del Gobierno.

El empeo por diferenciarse no alej del todo la atraccin que ejerca el liderazgo de Alan Garca en algunos sectores de IU, reflejado pblicamente en la relacin que tenan Barrantes y el jefe de Estado. Sin embargo, el asunto de la subversin y cmo afrontarla, era un tema espinoso en el que la decepcin no se hizo esperar, especialmente luego de la investigacin del caso Accomarca, tras la suspensin de la Comisin del Congreso y de que el Poder Judicial terminara favoreciendo a los militares al ordenar que Telmo Hurtado y otros oficiales fueran juzgados en un tribunal castrense.

Para partidos como el PUM y Patria Roja la incapacidad de sancionar a los militares demostr en los hechos la complicidad del Gobierno con los excesos, lo que traa por los suelos la retrica del respeto irrestricto de los derechos humanos en la lucha contra los subversivos, segn haba anunciado Garca. Por otro lado, un asunto de discrepancia con el Gobierno fue el destino de 360 presos de Izquierda Unida que permanecan recluidos en distintos penales acusados de terrorismo y por los cuales varios sectores al interior de IU pedan una amnista.Debido a la polarizacin durante el conflicto interno las autoridades muchas veces detenan a militantes de izquierda inculpndolos como miembros de Sendero Luminoso, confundiendo su discurso radical y sus prcticas con las del grupo subversivo. Por esta razn IU hizo varios pedidos para liberar a muchos de sus miembros y considerarlos presos polticos.La respuesta de Garca fue la de prometer una amnista para estos internos, y que sta tendra que ser mediante las revisin de sus casos en el Poder Judicial, al que le peda acelerar las sentencias.El mandatario adems se anim a decir que se deba diferenciar entre los detenidos de Izquierda Unida y Sendero Luminoso, reconociendo de esta manera que hubo arrestos en muchos casos apresurados por parte de las fuerzas del orden.El tema era por cierto bastante complicado, especialmente por parte del sector militar en el gobierno, como del ministro de Guerra, el General Jorge Flores quien haba mostrado su preocupacin ante la posibilidad de una amnista para estos presos.

En trminos castrenses, para nosotros es muy riesgoso. Habra que estudiar caso por caso porque si liberamos a los senderistas ellos volveran a actuar, seal el militar, quien entenda que todo detenido era de por s un senderista, a pesar de que hubieran casos de activistas no vinculados con SL. Su opinin era sintomtica en el periodo de violencia poltica que vivi el pas, en donde cualquier consideracin humanitaria o distincin entre subversivos y activistas de izquierda era entendida como un acto de otorgarle ventaja al enemigo.

La cultura de la sospecha ya se haba instalado en el Per de la dcada de 1980 y ser confundido por terrorista era algo muy constante entre las fuerzas del orden que vean a cualquier miembro de un movimiento social como un posible senderista.El trmino terrorista empez a usarse consciente y deliberadamente, tanto referirse a los miembros de Sendero Luminoso y el MRTA como para estigmatizar a quienes eran considerados sospechosos de ser miembros o simpatizantes de los grupos subversivos, lo que contribua a infundir el miedo en la poblacin para desacreditar a los opositores polticos. Las declaraciones del ministro, en este contexto, tena la intencin de alertar a que se estaba flexibilizando el combate contra los senderistas, contribuyendo a despertar el temor y la paranoia.

Sobre este tema, varios partidos de IU reprocharon la falta de voluntad del APRA en distintos tonos, UNIR-Patria Roja, por ejemplo, critic que en el Parlamento los apristas no hubieran votado por una amnista poltica, ni cumplido con los acuerdos a los que haba llegado Garca con Barrantes, ni mucho menos haber aceptado la existencia de presos polticos. Este sector sealaba que el APRA, pese a su retrica segua manteniendo una serie de leyes antiterroristas que facilitaban los excesos de los agentes del Estado, lo que contribua al argumento de que el Gobierno no buscaba una solucin integral al conflicto.

En sus denuncias tambin se llam la atencin al Comit Directivo de IU para que fijara una posicin al respecto, lo que en la prctica era una invocacin a Barrantes a mostrarse ms ms firme con el APRA.

La respuesta de Barrantes sera moderada. En ella invocaba a liberar los presos, calificando su encarcelamiento como una ligereza del Poder Judicial y prometiendo que pronto los 300 presos estaran gozando de su libertad. No hubo crticas directas al APRA ni a los compromisos hechos por Alan Garca.

El presidente por su parte, mostraba poca predisposicin a cumplir con su compromiso con IU y posterg el asunto interminablemente, pues a pesar de tener un discurso muy favorable el tema no era una prioridad para l. 1.7.- IU y APRA, una difcil convivencia.- El ascenso del APRA haba sido una sorpresa para IU, y muchos de sus temas tradicionales fueron tomados por Alan Garca, quien se cre una imagen de lder cercano a las propuestas de la izquierda.Para entonces, el APRA tena un discurso de cambio hacan pensar en su cercana con la izquierda, por lo que las medidas en materia econmica, las crticas al FMI, el tema de la deuda externa y la reforma policial coincidan con muchas de las posturas en IU. As, al menos en el discurso, exista una cercana entre ambas organizaciones.De esta manera, el escenario en 1985 era percibido a la izquierda, tal como menciona un artculo de la revista Zorro de abajo: En un mismo momento en 1985 hay tres izquierdas, dos de ellas ejerciendo el poder y otra buscando tomarlo, desde la ms radical hasta la ms moderada, el mismo texto agrega: Por qu pueden coexistir en el Per actual la distensin con la insurreccin de Sendero Luminoso? Qu pas es este que puede hacer convivir la serenidad y la esperanza con la irritacin y la desesperacin?. La paradoja que haba surgido luego de las elecciones de 1985 era un problema en IU que tena dificultades para tomar una posicin unitaria con respecto al APRA, sumado a los continuos acercamientos entre Barrantes y Garca, que generaban mucha tensin al interior del frente. As, una definicin de su rol era necesaria, pues las elecciones municipales de 1986 en donde Barrantes iba a la reeleccin por Lima se acercaban, y por lo tanto haba que definir qu rol se debera tomar ante el APRA. Sin embargo, conforme pasaron los meses IU finalmente emiti un comunicado en noviembre de 1985 en el que planteaba su posicin hacia el APRA; de esta manera el frente indicaba que: el APRA era una alternativa de modernizacin con propsitos caudillistas y autoritarios, y sin el menor nimo de modificar la estructura capitalista de nuestra sociedad. El Gobierno aprista fue caracterizado como limitado por su identificacin con el gran capital industrial y la burguesa agraria; su estrategia basada en la teora de la pirmide social [...] encubre y deforma las verdaderas contradicciones que se dan en nuestra patria.Al marcar sus distancias con el Gobierno, anunciando que no haba que abrigar muchas esperanzas de cambio porque el APRA continuara fortaleciendo sus vnculos con el capitalismo que le impedira realizar cualquier reforma estructural, IU determin que s era la verdadera alternativa que requera el Per y tal como menciona: era la expresin organizada del movimiento social, democrtico, popular y antiimperialista. El documento seal con nitidez la incompatibilidad con el APRA, por considerarse que es un portavoz de los intereses del imperialismo, y del capitalismo. As al analizar la poltica econmica, en particular sobre la deuda externa, IU concluy que el rgimen aprista no ofreca ninguna perspectiva de solucin a los problemas del pas.

Esta toma de posicin es significativa porque hasta ese momento IU no haba elaborado un balance de ese primer ao sobre la situacin del pas y no tom un rol de oposicin firme frente al Gobierno. Si quisiramos hacer un resumen de cmo era Izquierda Unida la principal observacin sera que a su interior haba mucha diversidad y constantes enfrentamientos, lo que haca difcil tomar posiciones institucionales y unitarias con respecto al APRA.

Como bien resuma una publicacin de izquierda: Para que la oposicin de la IU al APRA sea eficaz no es suficiente el desplazamiento al nivel de una escala ampliada de la poltica partidaria sino que debe hacerlo en forma coherente y unida, potenciando su fuerza y afinando puntera. A diferencia del reaccionario Gobierno accionpepecista que ofreca mltiples flancos dbiles y constitua un blanco fcil en el que impactaban sin dificultad todo los dardos lanzados por la IU, el Gobierno de Alan Garca es un blanco mvil que desubica a la IU y burla sus disparos con gestos teatrales y audaces con discursos antiimperialistas y hasta con algunas medidas radicales expropiadas de su programa.

Definitivamente, el ascenso del APRA fue una presencia mucho ms complicada para IU, ante el cual tuvo problemas de definicin; la habilidad de Alan Garca para los gestos populistas, as como para tener muchas caras segn las circunstancias creaba confusin entre los miembros del frente y evitaba que se convirtieran en una oposicin ms fuerte.

Por otro lado, el ascenso del APRA al poder dej en evidencia que IU poda participar en las elecciones y, ser una fuerza importante polticamente; pero que en el fondo tena una crisis de identidad que le impeda fijar posiciones lo que gener que tuviera constantes disputas internas.

1.8.- Una nueva etapa en materia de derechos humanos.-El primer ao de Alan Garca despert las expectativas por parte de la comunidad de defensores de los derechos humanos, as como de gobiernos extranjeros por el giro que anunci el presidente. Un caso fue el de Estados Unidos, cuyo Departamento de Estado en su informe anual sobre esta materia seal que el nuevo rgimen haba dado pasos sin precedentes en materia de derechos humanos. Esta opinin significaba un respaldo importante de parte de Washington a la nueva administracin mejorando la imagen exterior del Per.

El informe vea con buenos ojos que el Gobierno aprista hubiera relevado a militares de altos rangos luego de la masacre de Accomarca y de esta manera respaldaba la posicin de Garca de que haba un cambio en la poltica con Sendero.

Otro hecho significativo fue la visita de una comisin internacional presidida por el premio Nobel de la Paz, Adolfo Prez Esquivel, cuyo objetivo era hacer una investigacin sobre la situacin de los derechos humanos en el Per.

El balance esta comisin, en abril de 1986, fue de lo ms elocuente, al determinar que la situacin era muy dramtica y la poltica contrasubversiva que exista al iniciar la administracin de Garca tena un fuerte enfoque represivo y discriminador, segn explicaba el informe: No exageramos en decir que existe un priori racista en juego. El militar est persuadido de representar a la civilizacin all donde los campesinos aparecen como atrasados e incultos. Por lo tanto son percibidos como delincuentes potenciales.Sin embargo, a pesar de estas observaciones, el informe da algo de esperanza al mencionar que el cambio de gobierno de 1985 da lugar al nacimiento de nuevas perspectivas, y en un estado de dominacin y de explotacin, el pueblo peruano tiene razones para recuperar las esperanzas.

De esta manera, la comisin internacional vio indicios de que el Gobierno de Garca iba por el camino correcto, y fue un factor que contribuy a mantener cierta expectativa hacia el nuevo rgimen. Como bien resea la revista Quehacer: El documento de la comisin Prez Esquivel se ha constituido en una suerte de dramtica acta del deterioro de los derechos humanos en nuestro pas hasta julio de 1985. Queda ahora por ver si los responsables directos de los dramticos deterioros sern debidamente sancionados o si habr un penoso borrn y cuenta nueva.

El informe Esquivel coincida con una serie de expectativas de la comunidad de derechos humanos peruana que pensaba le dio el beneficio de la duda, especialmente por la creacin de la Comisin de Paz, lo que dio seales de que la situacin podra cambiar. Una muestra de este clima es que por ejemplo la recin estrenada Coordinadora de Derechos Humanos fue un organismo asesor y contribuy a las propuestas de este grupo.Sin embargo, a inicios de 1986, seis miembros de los cuatro se retiraron de esta comisin explicando uno de sus miembros que las renuncias se debieron a que no haban tenido el respaldo poltico del presidente a quien deban aconsejar en materia de pacificacin.La desarticulacin de este grupo mostraba que el Gobierno, a pesar de que mostraba gestos de querer pacificar el pas en la prctica prefera no asumir las recomendaciones del grupo, que sin duda implicaran un costo poltico.

La comisin fue reorganizada con nuevos miembros y volvi a funcionar, pero sin el mpetu de la anterior y su presencia en casos como el de los motines en los penales solo dej evidencia de los lmites de sta.1.9.- La ofensiva de Sendero Luminoso.-Durante los primeros meses del gobierno de Alan Garca hubo un retroceso en la cantidad de vctimas en casi todo el pas, sumado a la tregua que declar el MRTA. Dio la impresin de que la estrategia de Garca estaba dando resultados, luego de las ofensivas del Ejrcito de 1983 y 1984 contra Sendero en Ayacucho y otras zonas del pas.Tras la arremetida sufrida por las Fuerzas Armadas en la sierra en los aos previos el Comit Central de Sendero Luminoso reaccion ante estos golpes retomando la iniciativa en un plan que empezara a partir de junio de 1984 y cuya fase se denomin El Gran Salto

De acuerdo con sus planes, Sendero no solo mantuvo presencia en Ayacucho sino que proyect sus atentados a otros departamentos de la sierra peruana, con renovada confianza, desplegando sus fuerzas a partir de 1986 y llegando a poner a la defensiva al Estado peruano. As, desde 1984 Sendero Luminoso inici sus planes para una extensin del conflicto ya no solo en Ayacucho sino en departamentos como Huancayo, Puno, Cerro de Pasco, parte La Libertad e incluso Lima, aumentando los atentados.

La estrategia de SL era crear dos zonas de influencia, una en la sierra central en Cerro de Pasco y Hunuco, y otra en la sierra sur en Huancavelica y Ayacucho. La intencin era ir cercando ciudades como Huancayo para privar a Lima de servicios bsicos como el agua, la electricidad y otros abastecimientos.Ambas zonas deberan contar con corredores que permitieran a los insurrectos entrar o salir del pas y eventualmente introducir armamentos, cuando no vveres y medicinas. Dichos corredores seran Yurimaguas o Moyobamba en el norte y en el sur, Puno, lo que permitira cruzar a Bolivia, como una lnea de abastecimiento.A partir 1985, tambin empieza un inters muy claro de SL de actuar en Lima, por lo que se registran ms atentados en diversos lugares de la capital siendo el ms importante el intento de asesinato del presidente del Jurado Nacional de Elecciones, Domingo Garca Rada en abril de ese ao, en medio de las elecciones generales. Sobre Lima Abimael Guzmn opinara lo siguiente:

As, la capital no puede ser descuidada en la guerra popular, mxime si tenemos presentes las lecciones internacionales sobre el punto; y lo que ella demanda es un trabajo mejor organizado, cada vez ms apto para conjurar golpes e infiltracin, potenciar la preparacin ideolgica para enfrentar todo riesgo y preocuparse por desarrollar el trabajo ligndose a las masas obreras y de barrios y barriadas. Estas son las condiciones que tensando fuerzas permiten tambin librar la guerra revolucionaria en la capital elevndola y no ningn supuesto repliegue del trabajo en otras zonas.Lima ser un centro no solo de atentados sino tambin de labor poltica. Es as que SL intensificar su activismo en espacios como los pueblos jvenes, por lo que aument su inters por copar las dirigencias barriales, sindicales y universitarias, evidenciando que la situacin del movimiento era preparar el camino para una ofensiva.

El intento de retomar la iniciativa de SL se reflej tambin en que uno de sus organismos de fachada, Socorro Popular, a partir de 1985 empez a cumplir tareas ya no solo de asistencia mdica, asesoramiento legal y propaganda, sino que comenz a ser considerado como un comit partidario que dependa directamente de la direccin central y empezo a actuar militarmente. Esto se debi a la importancia que tuvo Lima para Guzmn que apost por el fortalecimiento de esta organizacin, la cual pas a contar con sus propios destacamentos y milicias. Por su lado Alan Garca tom varias medidas para contrarrestar la subversin. Una de ellas era fomentar el desarrollo social y econmico en la sierra. La idea, pues, era alejar a la poblacin de SL.

Por esta razn el presidente emprendera una campaa llamada Rimanacuy, con la que se promovieron una serie de dilogos directos entre el Gobierno y los presidentes de las comunidades campesinas en la sierra, acompaados por un conjunto de medidas sociales y econmicas que se enfocaran en resolver problemas de larga data en las zonas rurales del pas.Uno de los escenarios que sirvieron de experimento fue el departamento de Puno, una regin complicada que pareca ser la candidata a convertirse en el segundo Ayacucho y que sera uno de los lugares a los que mayor esfuerzo le pondra el Gobierno.Puno en la impetuosa visin de Garca apareca como el caso piloto de la recuperacin de la sierra para la democracia, en que el Per dara la batalla contra la subversin. Garca Prez conoca bien las complejidades del problema: la red de intereses creados en torno a las EE.AA. , el intrincado trasfondo de las demandas de las comunidades y parcialidades, el dinamismo de los gremios campesinos, la presencia de su antiguo rival, - la izquierda marxista-, el compromiso de la Iglesia en la lucha comunal. Parte de la nueva poltica aprista consisti en repartir ms de un milln de hectreas de la sierra peruana, as como una serie de programas de empleo de emergencia, prstamos y varios reconocimientos a las comunidades. En el caso de Puno, la experiencia fue fracasando debido al cuestionamiento a los tcnicos encargados de la reestructuracin, as como la constitucin fraudulenta de comunidades en formacin fantasmas. A fines de 1985 el campesinado, cansado de engaos y dilaciones, comenz una oleada de tomas de tierras espontneas que se extendi a lo largo de 1986 especialmente en las provincias de Azngaro y Melgar.A su vez, en Puno hubo una rivalidad entre los funcionarios apristas y los militantes del PUM que se disputaban su influencia en la lucha por la tierra. En medio de esos dos bandos SL increment sus acciones a partir de 1985, aumentando notoriamente los atentados, asesinatos y la destruccin de empresas agrcolas.Sendero reprobaba los mtodos reformistas del PUM y de los funcionarios del APRA y buscaba utilizar las reivindicaciones campesinas ofrecindoles tomar las tierras empleando la violencia armada.El grupo recurri la movilizacin forzada o voluntaria para causar la destruccin de instalaciones, matar el ganado y ajusticiar a las autoridades apuntando a radicalizar el movimiento por la tierra y obligar a declarar el estado de emergencia, para as atraer la represin a las comunidades, y animarlas a integrarse a SL.

Otra regin en la que tambin tendran inters los senderistas sera el departamento de Cerro de Paso, donde contaba con presencia desde prcticamente el comienzo de la lucha armada. Al ser una zona de actividad minera y mltiples problemas sociales SL pens que sera posible lograr ganar bases de apoyo para continuar con su ofensiva. Sin embargo, a pesar del deterioro social y ambiental, as como las duras condiciones a causa de la intensa actividad minera, esto no se tradujo necesariamente en apoyo a los senderistas y ms bien hubo mucha resistencia debido a los constantes ataques a dirigentes sociales, funcionarios pblicos y todos aquellos individuos que fueran un contrapeso para su presencia.

Segn un testimonio tomado por una publicacin a pesar de la dureza del ambiente, los mineros no parecan interesados ni en el discurso ideolgico de los partidos en general, ni en los problemas urbanos, en particular. Pese a esto SL se esforzaba en crecer y ganar adeptos a su causa creyendo que habra condiciones para la radicalizacin de los obreros.Una de las razones de la resistencia se deba a la propia historia de la zona, en la que hubo presencia de partidos de izquierda - como Vanguardia Revolucionaria en la dcada de 1970 - que ayudaron a conformar los sindicatos de mineros y que al ingresar SL en la zona se convirtieron en sus principales opositores.

A pesar de que en los planes de expansin de este grupo haba algo fuera de la realidad en los anlisis de su dirigencia, pues los mismos documentos de SL delataban que no contaba con los medios suficientes como para iniciar una ofensiva militar.Prueba de esto es que el propio Guzmn en un balance que hace en 1985 sobre sus fuerzas se notaba su reducida capacidad militar al mencionar al Comit Zonal Cangallo-Fajardo en Ayacucho, el que se supona que era la fuerza principal de este grupo terrorista, pero que solo contaba con 48 combatientes con armas y capacidad de realizar acciones como asaltar un puesto policial o emboscar una patrulla del Ejrcito, mientras que sus fuerzas locales tenan armas elementales y sus fuerzas de base estaban desarmadas.La reducida capacidad militar de SL se explica en su propia organizacin que empleaba solo los cuadros indispensables para dirigir acciones de sabotaje, mientras que el resto tenan funciones de propaganda, planificacin y se concentraban en la lucha ideolgica, un rasgo que los distinguira de otras experiencias insurreccionales.

Tal como los dirigentes de SL vean el conflicto, cada atentado, asesinato o sabotaje era una operacin capaz de enfrentar directamente al Estado peruano. De esta manera aunque los ataques que cometan los senderistas parecieran actos fanticos o irracionales, tenan la lgica de que eran una manera de golpear al rgimen al que buscaban derrocar.Y es que para SL no importaba tanto el control territorial sino afianzar el Partido en las zonas en las que intervena, para el pensamiento Gonzalo no eran tan importantes las batallas sino la expansin de su ideologa.

De acuerdo con su pensamiento si las fuerzas del orden arremetan contra la poblacin, esta no tendra otra opcin que formar rondas, huir a ciudades como Lima o Huancayo -donde habra una vida sin futuro ni esperanzas - o rebelarse contra las injusticiales sociales y los excesos de los militares con lo que finalmente apoyara a SL. Por eso la estrategia de Sendero buscaba radicalizar la poltica de estos lugares y exterminar a cualquier actor distinto que se le opusiera utilizando la violencia y dejando una gran cantidad de vctimas. De esta manera, expandir el conflicto y generalizarlo sera su estrategia para eventualmente tomar el poder.Como la dirigencia senderista vea en cada atentado una victoria contra el Estado, su tena una interpretacin sobredimensionada que conclua que estaban en una situacin que los favoreca.

Una muestra de esa visin poco crtica se distingue en un documento interno de SL que consideraba que entre junio de 1984 y junio de 1986 se comprobaba el desarrollo no solo de la cantidad de sus operaciones sino principalmente de la elevacin de su calidad y la amplia gama en la que se desenvolvan; lo cual era muestra de una guerra popular se daba tanto en las ciudades como en el campo.Bajo su forma de percibir el conflicto, Abimael Guzmn consider que esta etapa era un xito poltico y militar, pues la reaccin del Gobierno era tal como la pronostic al responder los militares con extrema brutalidad, lo que contribua a lograr un enfrentamiento final que posteriormente desencadenara en la toma del poder.Conclusiones.-

En este periodo podemos ver a dos actores polticos; el APRA y la Izquierda Unida ambos con logros electorales y proyectos distintos. Por un lado, est Alan Garca, quien es elegido presidente en 1985; y, por el otro la izquierda legal liderada por Alfonso Barrantes, quien logr la alcalda de Lima un aos antes, obteniendo el mayor xito poltico de este frente.El Gobierno aprista inici su mandato con un discurso esperanzador en medio de la crisis econmica y la violencia poltica que viva el pas, prometiendo que la lucha contra Sendero Luminoso se dara respetando los derechos humanos.

Entre los miembros de la IU hubo un inicial entusiasmo hacia el nuevo presidente que se tradujo en un acercamiento entre el alcalde de Lima Alfonso Barrantes y Alan Garca, por lo que hubo especulaciones sobre una eventual alianza. Sin embargo las medidas que fue tomando el gobierno en asuntos relacionados con el conflicto armado y la posicin de los militares hizo que creciera el escepticismo hacia el rgimen aprista.Aquel recelo hacia el APRA qued confirmado cuando los presos senderistas de los penales de Lurigancho, El Frontn y Santa Brbara se amotinaron en junio de 1986 lo que provoc una reaccin violenta del aparato estatal. El debelamiento del motn encontr a la IU en medio de fuertes disputas internas lo que se expres en las distintas posiciones que tomaron varios de sus dirigentes al interior del frente. CAPTULO II LOS SUCESOS DE LOS PENALES Y LA IZQUIERDA UNIDALos motines en los penales de El Frontn, Lurigancho y Santa Brbara ocurridos entre los das 18 y 19 de junio de 1986 en Lima, fueron uno de los hechos ms impactantes durante el conflicto armado interno, y dejaron una marca indeleble en el primer Gobierno del presidente Alan Garca Prez.

El principal trauma de estos das radic en que el mandatario orden a las Fuerzas Armadas a debelar el levantamiento de los presos senderistas a sangre y fuego, dejando un gran nmero de vctimas y generando crticas tanto por la desproporcin como por la sospecha de que ocurrieron ejecuciones extrajudiciales.

Con este hecho el mandatario despert ms de una duda sobre su promesa inicial de combatir a la subversin sin violar los derechos humanos, pues dej en claro que ante una situacin extrema en la propia capital prefera respaldar los mtodos que antes criticaba, cayendo en el clima de violencia sembrado por Sendero Luminoso.Las repercusiones de los sucesos de esos das mostraron que a pesar de la existencia de un rgimen democrtico, prim la opcin de exterminar al enemigo sin importar los costos polticos, morales o legales.Este fue un acontecimiento que tambin tuvo incidencia en la Izquierda Unida, que se encontraba en medio de disputas internas, y con el que se acentu el clima de tensin entre el presidente del frente Alfonso Barrantes y los sectores del PUM y Patria Roja, que criticaban su cercana con el Gobierno.En medio de esta disputa, IU tuvo dificultades para tomar una posicin unitaria, lo que aceler y, adems, agrav el clima de radicalizacin de un sector que vio la intervencin de las Fuerzas Armadas como una prueba de que la situacin de violencia se extendera en el pas.2.1.- Sendero Luminoso en los penales.- La relacin de Sendero Luminoso con las crceles se remonta prcticamente al inicio de su lucha armada. Ya el 2 marzo de 1982 un centenar de senderistas atacaron la prisin del Huamanga, logrando la fuga de 78 internos de este grupo, y generando a su vez una respuesta violenta por parte de los miembros de la Guardia Republicana, quienes asesinaron a tres heridos de esta agrupacin que se encontraban en el hospital de la ciudad.

La desafiante incursin hizo dar un giro a la poltica penitenciaria del presidente Fernando Belaunde, quien orden el traslado de los presos senderistas a Lima ante la precariedad de las prisiones en provincias.

De esta manera, durante los primeros aos del conflicto armado, crceles como Lurigancho, la prisin de mujeres de Santa Brbara y la reabierta isla penal El Frontn, fueron los establecimientos donde se concentraron la mayora de los detenidos acusados de terrorismo en el pas.Sin embargo, las prisiones en la dcada de los ochenta eran sinnimo de precariedad y deterioro, por lo que cuando llegaron los presos de Sendero Luminoso lo que encontraron fueron espacios en condiciones hacinamiento, con problemas de alimentacin, poca agua potable, maltrato a las visitas y deficiente atencin mdica. En este contexto era casi imposible llevar a cabo el rol que debi cumplir el sistema penitenciario de buscar rehabilitar y resocializar a los internos.Esta precariedad y ausencia de control estatal gener que conforme fueron arribando los senderistas, se organizaran en medio del caos reinante y terminaron controlando muchas veces los pabellones en los que se establecieron. Las propias autoridades favorecieron esa situacin al clasificar a los prisioneros, como era la costumbre. A esto se sum la propia administracin de las crceles limeas en la que tanto los miembros del INPE como de la Polica prcticamente reducan su labor a evitar las fugas pero no a establecer un control estricto sobre la forma de vida de los presos al interior de los establecimientos.De esta manera, varios pabellones de las crceles antes mencionadas se fueron convirtieron en zonas que los senderistas virtualmente administraban, ante los ojos de la Polica y los funcionarios del INPE, quienes se limitaban a mantenerlos dentro del recinto penal. En contraste con la actitud del Gobierno que no tena claro cmo enfrentar el problema carcelario en el Per, para Sendero Luminoso los penales se convirtieron en un espacio propicio para la lucha contra el Estado peruano, pues de acuerdo con su ideologa las prisiones eran las luminosas trincheras de combate, donde la guerra continuaba, por lo que eran lugares donde el militante segua con la lucha, viviendo en estricta disciplina y orden.A diferencia de los internos comunes, los miembros del PCP-SL le dieron un significado poltico a la reclusin. Por eso, desde casi el principio los internos no solo se excluyeron del resto de la poblacin penal sino que tambin se autodenominaban prisioneros de guerra, de manera que quedara muy claro que lo que suceda era un conflicto contra el Estado y ellos constituan una fuerza beligerante.Otro hecho que distingua a SL en la crcel fue el carcter disciplinado y metdico de sus militantes, tanto as que los pabellones en los que vivan tenan programados horarios de lecturas y estudios, as como talleres, huertos y granjas de animales menores para garantizar su autosostenimiento.

De acuerdo a un testimonio dado a la CVR: SL organizaba su vida como partido y tena una frrea disciplina bastante eficaz, al interior () Diariamente se podan ver grupitos pequeos que se encerraban y haban escuelas militantes, que lean, discutan y desarrollaban lo que ellos llamaban formas de lucha, pues consideraban la prisin como la luminosa trinchera de combate, segn lo cual as como haba combatientes que luchaban en el campo, en la ciudad ellos lo hacan dentro de la prisin contra el Estado.

Como lo mostraba un reportaje de la poca, los militantes de esta organizacin daban una apariencia de orden y disciplina al interior de la prisin: Hoy, es da de visita, los colchones han sido enrollados alineados y convertidos en largusimos sofs recubiertos de frazadas azules. Mi gua me ofrece asiento: Espere aqu un momento, por favor. Una mirada en redonda me permite seguir reconociendo el pasaje: la mayora son jvenes de aspecto universitario y provinciano. Algunos conversan entre ellos. Otros con los que parecen sus padres o parientes. Casi se dira que el tono general es el del murmullo. El contraste con mis escenas de ingreso a Lurigancho no puede ser mayor. Aqu, uno se siente en el reino del orden. Con un poco de esfuerzo- recogiendo memorias de lecturas y especulando con la imaginacin-podra decirse que es casi un ambiente de monasterio oriental. Las observaciones sobre el orden y la disciplina en estas zonas de las crceles, corresponda al plan de SL de mantener el adoctrinamiento y la mstica de los militantes.Como relata un testimonio de una visitante al penal: uno ve distintos tipo de personas y al traspasar un portn grande me encuentro con diferentes tipo de personas y haba una cara de alguien sonrindome, era un compaero, tampoco saba que iba a ser as el recibimiento, me llev al pabelln y al entrar veo una fila de compaeros en ambos lado dejando un espacio libre al centro, cada fila con banderitas en alto, yo me qued sorprendida yo me quera ir por un costado y me dijeron no, anda por el centro, ah es donde yo dije ah ya esto es algo ms serio me haca pensar que las cosas eran mucho ms serias de lo que uno poda pensar Fue un recibimiento bonito, caluroso y amable de parte de los compaeros.

La ideologa para este grupo era muy importante por lo que las crceles eran lugares idneos en donde adems se poda recrear el tipo de sociedad que planeaba este grupo cuando tomara el poder.Junto a estas actividades de adoctrinamiento se daba un abierto culto al lder de la organizacin el Presidente Gonzalo, por lo que los murales, cnticos y desfiles fueron captados por la prensa. Si bien era una estrategia de propaganda, resultaba claro que se realizaba una constante mencin e interpretacin de las enseanzas de su lder supremo.

Parte de esta devocin implicaba promover un discurso en el que se justificaba la inmolacin a la causa, buscando crear una mstica entre ellos, dndoles una razn para continuar en la guerra y aceptar la dureza de la vida revolucionaria. De ah nace el concepto de partido como mquina de guerra que alcanzaba su expresin ms depurada, en virtud de la eliminacin de los espacios individuales.

Observar las prisiones controladas por SL da cuenta de cmo tantos jvenes radicalizados fueron seducidos por esta ideologa que les dio un sentido de pertenencia y orden en medio del desaliento, la crisis, la exclusin y falta de perspectivas de la sociedad peruana de la dcada de los ochenta. Dentro de este sector, la idea de que Sendero Luminoso podra tener xito, fue una tentacin y en medio de un contexto con oportunidades limitadas resultaba seductor para muchos que buscaban un punto de estabilidad es su azarosa vida, una salida ante la incertidumbre en la que se encontraban.De esta manera, la doctrina de Sendero Luminoso pretendi crear hombres rojos, militantes devotos a la causa, personas capaces de matar o morir en funcin de las rdenes del partido, del Presidente Gonzalo. La propuesta era: Dame tu libertad, entrgate a la causa, s consecuente. A cambio logrars una elevada autoestima, un sentimiento de seguridad sobre tu propio valor. Te sentirs como un hroe, un hombre, o mujer, bueno y noble.

Sin embargo, la otra cara de ese orden y la disciplina era su dogmatismo extremo por el que muchas veces los senderistas excluan, acosaban y rechazaban a todos aquellos que no compartieran sus ideas.

Sendero Luminoso en las crceles se comportaba de la misma manera como en el resto del pas, con una visin jerarquizada y casi religiosa que pona hincapi en que todos los individuos asumieran una lnea correcta, anteponindola a cualquier tipo de discurso poltico individual, que era llamada la lnea individual, la cual deban combatir y desvanecer.

De esta manera, las personas que no compartan su ideologa eran marginalizadas, separadas o en muchos casos confrontadas abiertamente, de esto dan cuenta los choques entre los presos no senderistas que provenan del MIR, Patria Roja y otras organizaciones de izquierda, quienes llegaron a formar un comit de presos polticos de IU, que los representara con el que lograron que las autoridades los trasladaran a otros pabellones y los separaran de los senderistas debido al acoso y coaccin por parte de sus miembros. Segn un testimonio: Haba mucha presin psicolgica por imponer su mvil y gnero de vida De esta manera, en medio del conflicto interno que viva el pas, las crceles tambin fueron terrenos de lucha en los que se reprodujeron los enfrentamientos entre la izquierda legal y SL que ya existan en el escenario poltico fuera de estos recintos.En un contexto como el descrito queda entonces claro que los senderistas aprovecharon el abandono del Estado en las crceles, y fueron acumulando recursos, fortaleciendo su organizacin y sus conocimientos para continuar con la lucha armada.

Al ir obteniendo cada vez ms autonoma los senderistas, las autoridades empezaron a tratar de recuperar su presencia en estos lugares, ante lo cual los internos se resistieron, generando que, inevitablemente, hubiera choques entre ambos.2.2.-Las crceles durante el gobierno aprista.-

Con el inicio del Gobierno aprista el asunto de los penales se convirti en una fuente constante de problemas, dndose sucesivos motines y enfrentamientos entre los internos senderistas y las autoridades.

Los levantamientos en los penales fueron constantes a partir de 1985, se registraron seis motines solo en ese ao, principalmente en El Frontn y Lurigancho, siendo las demandas desde las protestas por los cortes de agua hasta ser declarados prisioneros de guerra.Los motines aumentaron como parte del plan de Sendero de continuar la guerra en esos recintos y de su estrategia de iniciar la expansin del conflicto en otras zonas del pas. Los levantamientos, pues, eran una forma de hacer sentir su presencia en la capital. Teniendo en cuenta que la mayora de presos subversivos se encontraban en Lima, llamar la atencin no fue una tarea difcil.

Uno de los primeros motines de 1985 ocurri en el penal El Frontn, en donde los reclusos senderistas se sublevaron y tomaron como rehenes a ocho funcionarios del INPE, exigiendo mejores condiciones de vida. Sin embargo, tras una negociacin con las autoridades los secuestrados fueron liberados retornando una precaria paz.

Entre los motines ms notorios se cuentan los que ocurrieron simultneamente en las crceles de Santa Brbara, El Frontn y Lurigancho, el 13 julio de 1985, en los que se tomaron rehenes y armas de fuego. La estabilidad se logr tres das despus con la firma de un acta suscrita entre internos y funcionarios.

En el documento firmado el 16 de julio entre miembros de Ministerio Pblico, funcionarios del INPE, el director del penal Juan Bautista (El Frontn), familiares y abogados de internos y el jefe del Destacamento de la Guardia Republicana de dicho establecimiento se llegaron a algunos acuerdos, entre los que se fijaba que los internos acusados de terrorismo seran presos especiales sujetos a un rgimen diferente, que las crceles permitiran pabellones separados del resto de la poblacin penal, mantenindose los existentes en Lurigancho, El Frontn y Santa Brbara. Asimismo, hubo el compromiso por parte de las autoridades de que la crcel de Canto Grande no sera empleada para albergar a procesados por terrorismo.Los reclusos por su parte, liberaron a los cautivos y entregaron las armas. Sin embargo, los compromisos que asumieron las autoridades competentes dieron muestra de que quien tena objetivos claros y la iniciativa eran los senderistas, quienes logrando obtener condiciones favorables para su causa y lo ms importante, el reconocimiento de presos especiales, un hecho sin precedentes que evidenciaba que los representantes del Gobierno cedieron sin considerar el significado poltico que esto tena para SL. Por otro lado, los acuerdos firmados en las actas se constituyeron en documentos que el grupo empleara como argumento contra el Estado, lo que mostr ser una estrategia poltica mucho ms elaborada que la de las autoridades.Otro motn emblemtico en la historia de los levantamientos de SL ocurri el de 4 de octubre de 1985 en el penal de Lurigancho, luego que la Guardia Republicana intentara realizar una requisa de armas a la que los internos de Senderos Luminoso respondieron con una fuerte resistencia.

El hecho fue ampliamente cubierto por la prensa de entonces y criticado por la cantidad de muertos. Las evidencias mostraban que hubo una reaccin desproporcionada y excesiva por parte de la Guardia Republicana a la que se le atribua el asesinato de 30 presos en el denominado Pabelln Britnico. La dirigencia de SL le dio un uso poltico a esa fecha y declar el 4 de octubre como el Da del Prisionero de Guerra, en un claro intento de crear una mstica y una sensacin de martirio entre sus militantes. La revolucin requera de hroes y se estaban obteniendo fcilmente en el espacio penitenciario.Luego de esta masacre el 30 de este mismo mes, los presos del Lurigancho se volvieron a amotinar en protesta por la muerte de los treinta presos por la incursin pasada y exigieron que las autoridades firmaran una nueva acta en la que se comprometieran a respetar los acuerdos del 16 de julio, a la vez que evitaran su traslado a otros establecimientos penitenciarios.

El motn tuvo como resultado el que los funcionarios penales y judiciales firmaran un nuevo documento cuyos compromisos eran: que no habra represalias contra los internos y sus familiares, as como cumplir el acta del 16 de julio y nuevamente el hincapi de no trasladar a los presos de SL.En resumen, notamos que los senderistas tenan el objetivo claro de evitar un traslado que podra desarticular la organizacin que tenan y no poder repetir las condiciones que tenan en otro penal que tendra mucho ms control. En cinco aos de conflicto interno haban convertido las crceles en territorios prcticamente controlados por ellos, en donde incluso tenan la posibilidad de contar con sus propias construcciones y de ser auto sostenibles, evadiendo el control policial.

Por otro lado, haberle arrancado a las autoridades varios compromisos con los cuales negociar era una muestra de que los senderistas tenan ventajas ante los funcionarios, quienes no manejaban la situacin y se enfrentaban a un enemigo que poda amotinarse las veces que quisieran, mientras que ellos solo se limitaban a mantener la frgil calma con acuerdos que saban no podran cumplir. Las autoridades denunciaron despus que firmaron estas actas bajo presin sin un plan coherente propio, ni las previsiones de fondo ante una situacin muy crtica, lo que gener conflictividad y contribuy a acentuar los enfrentamientos en los penales.

Sendero Luminoso, por su parte, saba que el Gobierno no cumplira sus compromisos y por ello tena la necesidad de llegar a acuerdos, para luego mostrar que el Estado no cumpla sus palabras y era poco confiable. De ese comportamiento se puede notar que para esta organizacin la poltica era un aspecto tan importante como lo militar.De acuerdo con esto podemos ver que mientras los senderistas vean este asunto como poltico, el Gobierno se enfrentaba a l como si fuera un tema de presos comunes, dado lo indito de la situacin no se supo cmo enfrentar a un tipo de internos.

Posiblemente las autoridades peruanas no se imaginaron por la falta de experiencia en el control carcelario de grupos armados altamente politizados, que estos sucesos iran dando forma a lo que posteriormente se conocera como las Luminosas Trincheras de Combate, que seran para los senderistas un espacio de resistencia y desarrollo poltico.

Al amotinarse los internos tenan la ventaja de que ellos dominaban estos espacios sin temer a los costos polticos. En cambio el Gobierno quera superar rpidamente la crisis cediendo a los reclamos de los reclusos, pero sin tener un plan para resolver a fondo el problema.

En ese sentido si bien SL no posea la fuerza de las armas s tena el tiempo para prolongar un motn, la capacidad de negociacin y el poder de generar una repercusin poltica. El tema carcelario sera para Sendero Luminoso una de las formas de golpear en la sociedad peruana de entonces, probando que era una fuerza que con un objetivo claro y una frrea disciplina podra asestar golpes que terminaran teniendo repercusiones polticas en la coyuntura nacional.

2.3.- Provocar el genocidio.- Sendero Luminoso intensific sus acciones en Lima paralelamente a sus acciones en penales durante los primeros meses de 1986. De esta manera los sabotajes y atentados en la capital aumentaron, desatando un clima de paranoia y temor.

Al respecto, durante la reunin de dirigentes y cuadros de esta organizacin subversiva realizada el 23 de marzo de 1986, Abimael Guzmn Reynoso se expresaba en los siguientes trminos: "Hay que inducir al genocidio. Ese es el acuerdo de la IV Plenaria. Y eso es propiciar la muerte, porque es la reaccin la que la lleva todos los das. Hay que volarles su plan. Cuanto ms volemos su plan: aplicarn genocidio!". La intencin de Sendero era incrementar la violencia para buscar quitarle la careta progresista a Alan Garca, estimulando que hubiera una fuerte represin de parte de las Fuerzas Armadas. El objetivo poltico tena la intencin de desprestigiar al presidente que hasta entonces haba prometido luchar contra la subversin pero sin afectar a los derechos humanos. La ofensiva del PCP-SL de 1986 en Lima consisti, entre otras cosas, en una serie de asesinatos selectivos, que tenan como objetivo a persona