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LOS PROFESORES DE LAS UNIVERSIDADES Y ESCUELAS POLITÉCNICAS PÚBLICAS DEL ECUADOR AL GOBIERNO, A
LA ASAMBLEA NACIONAL Y A LA CIUDADANÍA
CONSIDERANDO
1. Que la Universidad Ecuatoriana a lo largo de una historia de enseñanza, de investigación y de servicio, al igual
que de trabajo y lucha, ha sido el soporte sobre el que se han levantado las bases del desarrollo socio-
económico-político del país, el sistema de justicia y la democracia; ella ha contribuido a la inclusión social, a la
mejora de las oportunidades y a la equidad entre ecuatorianos fortaleciendo su identidad, incorporando y
potenciado los valores culturales del país. No obstante, la Universidad enfrenta en la actualidad múltiples
problemas y limitaciones, sobre todo en lo referente a recursos, cuya escasez ha determinado que los
proyectos y programas de alto nivel, así como la investigación, queden relegados. Hay una situación de crisis
multifactorial que requiere de acción y cambio urgentes; pero ese cambio tiene que hacerse desde la
universidad, en diálogo con la sociedad y el Estado a fin de avanzar rápido y con paso firme hacia una
universidad que responda con excelencia al ser humano y a la sociedad ecuatorianos,
2. Que la Ley Orgánica de Educación Superior –LOES, promulgada en octubre del 2010, fue impuesta a la
Universidad y al País y el cambio que pretende, aunque aparentemente ligado a criterios de eficiencia y
calidad, está bajo un régimen disciplinario y de control que, por un lado, coloca a la universidad al servicio de
un modelo económico que no responde ni a la realidad ni a las necesidades del Ecuador sino más bien
constituye una aventura académica extranjerizante que concibe a la universidad funcional a la globalización
capitalista y, por otro lado, vulnera principios fundamentales e innalienables de la universidad: autonomía,
democracia, libertad,
3. Que la LOES es inaplicable porque no parte de las condiciones reales de la universidad ecuatoriana, tanto
positivas como negativas, ni establece un proceso de tránsito hacia las nuevas condiciones. Por el contrario, en
sus artículos y reglamentos contempla metas a largo plazo como disposiciones a aplicarse de inmediato. Tal el
caso, por ejemplo, la exigencia de tener el título de PhD para el 70% de los profesores de una universidad que
tenga la posibilidad de investigación, sin el recurso, ni el tiempo, ni las condiciones para su obtención; o el caso
del reglamento para la tipología de las universidades, que establece requisitos inalcanzables en el plazo
dispuesto para prácticamente todas las universidades, ubicándolas sin excepción en la categoría de
instituciones de educación continua; o la obligación a los profesores de jubilarse,aun en contra de preceptos
constitucionales, sin prever recursos ni tiempo para el recambio,
4. Que la inaplicabilidad de la LOES ha patrocinado la violación permanente de la autonomía universitaria, al
grado de permitir el autoritario capricho de personal subalterno que se permite menguar sus recursos
económicos, sus procesos académicos y hasta irrespetar sus normas legales internas,
5. Que la tipología de las universidades incluida en la LOES propende a una estratificación más profunda de la
educación y la hace más elitista y excluyente, en una sociedad donde la inequidad es uno de sus graves
problemas. La intención de estrechar, en lugar de flexibilizar las áreas de estudio, sobre la base de estándares
internacionales, contradice la necesidad de hacer una universidad más incluyente, atendiendo a las
necesidades de responder a la interculturalidad y plurinacionalidad características de nuestro estado,
6. Que la investigación sobre los problemas del país y ligada a la construcción del conocimiento, el desarrollo de
la tecnología y la generación de soluciones para esos problemas debe pensarse a través del aprovechamiento y
la potenciación de las capacidades ya existentes en las actuales universidades, mas no como un borra y va de
nuevo: una novelería alrededor de un proyecto inconsulto, Yachay, cuyos intereses y necesidades no están
claros,
7. Que todo proceso de cambio debe tomar en cuenta a los seres humanos involucrados y actuar respetando su
integridad y sus derechos,
8. Que la universidad tiene que concentrarse en la formación de un ser humano integral, socialmente responsable
y ubicado históricamente. Un sistema de educación superior debe responder a la pregunta: ¿Para qué país
formamos qué tipo de ciudadano? En el caso del Ecuador, estimamos que la LOES no lo ha hecho,
9. Que estamos y estaremos dispuestos a brindar toda nuestra colaboración, al grado del sacrificio, como lo
hemos hecho hasta la presente fecha, en procura de una verdadera, viable y concertada reestructuración del
Sistema de Educación Superior, que siendo inédita, responda a las exigencias auténticas de la patria y no a
modelos extraños que la tornen inviable como está ocurriendo en la actualidad.
En ejercicio de nuestros mandatos estatutarios DEMANDAMOS:
1. La reivindicación del respeto, la dignidad y el significado histórico de la universidad ecuatoriana, por su honesto
compromiso y responsabilidad con la sociedad,
2. La restauración inmediata de todos los derechos vulnerados a los profesores y demás miembros de la
comunidad universitaria, como resultado de la aplicación de un proyecto punitivo, autoritario e impositivo que
los ha conculcado,
3. La construcción de un proyecto de reforma integral de la universidad ecuatoriana, cuyo sujeto de cambio sea la
comunidad universitaria en diálogo con la sociedad y el estado,
4. La convocatoria a todos los actores del Sistema de Educación Superior y del Sistema Nacional de Ciencia y
Tecnología para construir un nuevo marco legal que potencie las fortalezas de las instituciones de Educación
Superior y mitigue sus debilidades,
5. Que el proyecto que se construya incorpore en el debate y consenso a los actores universitarios, respondiendo
a los principios de autonomía, democracia, libertad de cátedra e investigación, que le permitan definir los
objetivos y valores universitarios vinculados a su responsabilidad social; que persiga recuperar el papel de la
educación superior en el desarrollo integral del ser humano-profesional crítico y ético, del país y de la región;
que reconstruya la comunidad universitaria crítica, autocrítica y propositiva; que se centre en la gestión de lo
académico, no en lo administrativo; que incorpore nuevos criterios y una cultura de calidad; que recupere la
dimensión política de la educación; que integre nuestros valores multiculturales, los potencie, sea también
constructora de cultura y cimente nuestra identidad; que finalmente nos permita alcanzar una universidad
comprometida con la libertad, la verdad, la belleza y la virtud.