los procesos formativos universitarios lÍquidos: hacia la construcciÓn de un modelo
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LOS PROCESOS FORMATIVOS UNIVERSITARIOS LQUIDOSPRIMEROS HALLAZGOS HACIA LA CONSTRUCCIN DE UN MODELO
Xavier Vargas Beal16 Agosto 2012
Palabras claves: Liquidez, Academia, Procesos formativos, Universidad, Alumnos
Resumen: En este trabajo damos cuenta de los cinco principios que fundamentanlo que nosotros llamamos academia lquida y de los contenedores que puedenayudar a los maestros a operar los procesos formativos universitarios bajo unnuevo modelo menos slido que las prcticas educativas tradicionales, mismasque ya dan muestra, en muchos casos de ser obsoletas. La academia lquida esuna nocin que surge como uno de nuestros hallazgos ms significativos denuestras ltimas investigaciones.
En 2007 iniciamos una investigacin para comprender mejor y ms
especficamente como construan conocimiento los alumnos universitarios durante
los viajes de estudio. As, ese ao acompaamos a 69 alumnos y 4 profesores a
la India para hacer durante un mes nuestro levantamiento de campo1. Dos aos
despus de un laboriossimo proceso de anlisis, sntesis y dilogo terico-
emprico, creamos el concepto de academia lquidapara referirnos a los procesos
formativos universitarios y profesionales a travs de los cuales diversos actores
construyen conocimiento al margen de las estructuras curriculares rgidas2 y las
prcticas educativas tradicionales3. Una vez entregado nuestro reporte decidimos,
en 2010, continuar investigando este tipo de procesos formativos universitarios
que hemos llamado lquidos, mismos que nuestra universidad en avanzada- ha
comenzado a desarrollar programticamente mediante lo que la institucin
denomina Programas de Aplicacin Profesional (PAPs). Desde entonces,
1Cada ao, desde hace 14, en el Instituto Tecnolgico y de Estudios Superiores de Occidente, un
grupo nutrido siempre diferente de alumnos universitarios de distintas licenciaturas, acompaadospor cuatro o cinco maestros, han viajado a distintos pases desarrollando durante casi un mes unproyecto educativo propio alrededor del tema de entorno urbano y cultura. En 2007 el destino
fueron 9 ciudades de la India (Nueva Delhi, Amristar, Chandigarh, Haridwar, Gwalior, Khajuraho,Agra, Jaipur y Bombay), los 10 aos anteriores se haban visitado USA, Cuba, Colombia, Per,Ecuador, Brasil, Uruguay, Argentina, Costa Rica, Espaa, Portugal, Italia, Tnez, Grecia, Egipto yChina; los 2 aos ulteriores Rusia, Lithuania, Latvia, Estonia y Japn.2
Por estructuras curriculares rgidas entendemos por el momento planes de estudiopredeterminados, programas de materias, temas programados, clases prediseadas, guas deaprendizaje, etc.3
Porprcticas educativas tradicionales entendemos por el momento exposiciones magisteriales,presentaciones audiovisuales, dinmicas diversas de grupo en aula, sesiones de preguntas yrespuestas, seminarios en clase, etc.
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venimos observando y analizando este tipo de procesos en la operacin
acadmica misma de los proyectos donde, lejos del aula universitaria y al margen
en muchos sentidos de la formacin tradicional, alumnos y profesores intervienen
comunidades diversas enfrentando problemas reales que demandan acciones
profesionales concretas. Nuestro inters sigue siendo caracterizar y clarificar esta
liquidez acadmica, por lo dems en dilogo con las conceptualizaciones sobre el
tema que vamos encontrando a cuenta gotas en la literatura educativa ms
actualizada, donde todava muy pocos autores han reflexionado sobre la liquidez
acadmica (por ahora solo Sygmunt Bauman, Cristobal Cobo y Maggi Savin-
Baden), con el agravante adems- de que tales elaboraciones an son de
carcter abstracto y no fundadas en aproximaciones empricas donde la reflexin
haya emanado del fenmeno real mismo. Para Baumanpor ejemplo- existen tres
retos para la educacin4 pero no sugiere, ni menos determina, como enfrentarlos.
Maggi Savin-Baden por su parte, slo analiza la cuestin y propone el aprendizaje
lquidocomo una forma para comenzar a resolver las exigencias de la modernidad
lquida que Bauman expone, y da algunas muy valiosas sugerencias de carcter
general con el mismo fin5.
Ahora bien, conforme vamos descubriendo mediante nuevas y ms recientes
investigaciones puntuales- ms detalles sobre la naturaleza intrnseca de estos
procesos, vamos constatando, al observar su ejecucin misma que, si bien son el
resultado de esfuerzos muy meritorios de quienes han diseado curricularmente
formas innovadoras para producir aprendizaje y desarrollar competencias
profesionales en sitio, tales procesos estn siendo sometidos debido a la
insuficiencia de las estructuras acadmicas, administrativas y operativas que
pretenden regularlos- a formas de control y manejo inapropiadas, pues stas
siguen respondiendo a las viejas formas para controlar y manejar procesos mucho
ms slidos que son los que siguen sucediendo en las aulas mediante estructuras
4Baumen, Sygmunt (2008), Los retos de la educacin en la modernidad lquida, Gedisa,
Barcelona, Espaa.5
Savinh-Baden, Maggi (2011), Curricula as spaces of interruption?En Innovations in education andteaching international, Vol. 48, No 2, May 2011, 127-136, Taylor & Francis Group, UK.
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acadmicas y prcticas que no se adaptan a los procesos lquidos. Hemos
observado que tal circunstancia produce una mayor incertidumbre que la que ya
de por si genera la propia modalidad lquida que se pretende instalar y por tanto,
mucha resistencia en alumnos, profesores y autoridades acadmicas al vaco que
produce la ausencia de estructura, por lo menos en los trminos en que tal
ausencia es deseable. El hecho en s denuncia de esta manera la insuficiencia de
los modelos tradicionales y la enorme necesidad de construir un modelo que
pueda permitir que los procesos lquidos fluyan sin derramarse ni encharcarse,
sino que por el contrario, tales procesos tomen cause y cumplan el fin que se
busca conseguir con ellos. Cmo lograrlo? Nosotros, convencidos de que ya no
es posible dar marcha atrs a tales innovaciones formativas por lo dems
acordes con el talante del mundo actual- proponemos y nos adentramos
comprometidos en la tarea misma de construir un modelo que recoja
empricamente los elementos constitutivos concretos que lo hacen funcionar en la
prctica, pero que dialogue igualmente con la teora para fundamentarse en ella y
poder as continuar retroalimentndose y mejorar. En este artculo damos cuenta
de los primeros avances significativos que creemos haber logrado en este sentido
como producto de nuestros hallazgos y esfuerzo investigativo y hacemos una
primera propuesta, todava general, del modelo que creemos puede complementar
el trabajo que las universidades vienen desarrollando al implementar lo que han
dado en llamar aprendizaje situado en los mbitos mismos de la praxis
profesional.
HACIA LA CONSTRUCCIN DE UN MODELO: CINCO PRINCIPIOS
FUNDAMENTALES DE CARCTER GENERAL
Primer principio: disminucin de restricciones y aumento de posibilidades
Desconocemos como lleg Sygmund Bauman a la nocin de Modernidad lquida,
o Cristobal Cobo a la de Aprendizaje invisible, o Maggi Savin -Baden a la de
Aprendizaje lquido, o Gustavo Quiroz Arbul a l de Sociologa lquida, o Cosials
al de Organizacin lquida, o si en todos los casos tales aproximaciones slo
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fueron actos de pura intuicin genial, pero, nosotros, habiendo dado con la liquidez
de los procesos en el mbito mismo de la realidad educativa concreta, y aun
reconociendo las conceptualizaciones hechas por estos autores y su pertinencia
terica en la formacin universitaria, hemos querido ser prudentes en extremo con
este concepto (liquidez) que se sobrecarga de implicaciones filosficas al sacarlo
de su contexto fsico-qumico para transferirlo al contexto de las realidades
humanas, tanto sociales como educativas. As, buscamos, encontramos y nos
adherimos, a los atributos con que, investigadores de la UNAM, definieron el tipo
de relacin que guarda el hidrgeno con el oxigeno en el agua, misma que
produce su liquidez: la formacin de puentes de Hidrgeno en agua dicen ellos-
no restringe las elecciones posibles llevadas a cabo por las molculas, pero
maximiza las posibilidades.6 Ahora bien, estos atributos fsico-qumicos, debemos
aclararlo a ustedes, como tuvimos en su momento que hacerlo a nosotros mismos,
aunque parecen dos formulaciones lingsticas que describen lo mismo, no es as.
No es lo mismo, segn nosotros -sobre todo en el mundo humano y social o
educativo-, no restringir las elecciones posibles que maximizar las
posibilidades, porque no hay necesariamente una relacin causal o sistmica
entre estas dos manifestaciones de la naturaleza lquida en el sentido que
estamos nosotros transfiriendo el concepto a nuestro mbito de inters: el
educativo. En el mbito de los planes de estudio por ejemplo- podran
disminuirse las restricciones curriculares sin que ello significara necesariamente
una maximizacin de las posibilidades de desarrollo o mejora del currculo. La
sola disminucin de restricciones podra redundar en un caos curricular donde
las posibilidades resultaran todava ms disminuidas o entorpecidas. Por tanto, al
modificar las primeras se deben modificar intencionadamente las segundas si se
quiere ser consecuente con una determinadas aspiraciones y se quiere garantizar
una liquidez tal que la realidad formativa, en este caso-, adems de fluir, haga
cause y vaya a algn lado mejor que al simple estancamiento (quiz debiera
leerse: encharcamiento); la liquidez curricular por s misma usando el mismo
ejemplo anterior-, si no tiene un contenedor que aumente sus posibilidades
6http://aguna.fmedi.unam.mx/-evazquez/0403/teorias%20estructura%20agua%20liquida.html
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dndole forma, direccin y sentido, opuede simplemente, derramarse y
perderse.
He aqu el primer principio fundamental del modelo que proponemos: los procesos
formativos lquidos, no son aquellos que solo se encuentran sueltos de un control
normativo fuera del aula y/o alejados de las prcticas educativo-universitarias
tradicionales, sino aquellos que, dentro o fuera del aula y sin importar gran cosa
qu prcticas educativas se vean involucradas, cumplan una doble condicin: 1)
Una disminucin sustantiva de las restricciones, y 2) un aumento de las
posibilidades. Ambas condiciones han de ser simultneas y responder a una
intencionalidad formativa, a fin de que los procesos formativos slidos del pasado
rigidizados por las normas y prescripciones programticas- se licuen, pero lo
hagan en un determinado sentido y con una finalidad productiva.
De modo tal que, si queremos licuar procesos educativos que hoy son todava
slidos y por tanto limitados en sus potencialidades formativas, deberemos
disminuir las restricciones de todo tipo (normativas, programticas,
administrativas, escolares, operativas, espaciales, de horarios, etc.) pero
simultneamente disear y proveer estrategias apropiadas para que los procesos
formativos lquidos que se generen como consecuencia de la disminucin de las
restricciones no se derramen, sino que tengan de inmediato cause produciendo
con efectividad las metas propuestas.
Segundo principio: El cambio entre el estado slido y el lquido es continuo
Las metforas son extraordinariamente tiles para mediar ideas profundas, pero
todas tienen sus lmites, la nuestra tambin. La constitucin lquida del agua se
encuentra atrapada sin que su esencia se modifique entre los 0 y los 100 grados
centgrados. Antes de este rango el agua es slida (hielo) y despus es gaseosa
(vapor). La liquidez cambia a slida o gaseosa en el umbral crtico discreto de un
solo grado: de 1 a 0 o de 99 a 100. La liquidez de los procesos formativos
universitarios en cambio tiene, segn lo hemos constatado en nuestras
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observaciones empricas, una graduacin continua y no discreta como en el caso
del agua. La solidez rgida de las estructuras educativas y sus respectivas
prcticas tradicionales se puede ir licuando lentamente y el rango de este
fenmeno de licuefaccin se ha mostrado muy amplio segn fueron las medidas
que se tomaron sobre la marcha de los proyectos. Gracias a esta circunstancia,
siempre es posible retroceder o avanzar en la liquidez formativa segn se vea
necesario: ms solidez si el proceso lquido comienza a verse perdido y se quiere
conservar la seguridad, o ms liquidez si se observa que ella va ofreciendo
resultados productivos y se quiere su desarrollo. La solidez brinda seguridad pero
merma la autonoma del alumno, la liquidez por el contrario, brinda el desarrollo de
tal autonoma, pero representa siempre un riesgo de perder el proceso. Los
maestros que trabajan bajo la lgica de los procesos lquidos formativos en el
sentido del modelo que vamos ahora mismo exponiendo en sus principios
generales, tienen que irse sensibilizando poco a poco para alcanzar el dominio de
las estrategias. Los principios y las herramientas propuestas aqu son slo el trazo
del terreno y los algoritmos facilitadores bsicos, pero su entendimiento profundo y
su uso efectivo exige, como todo oficio, la praxis.
Tercer principio: El inters, y no el deber, a la base del proceso formativo
Los ros nacen justo donde el hielo slido se licuadando origen a un cause. Para
la academia lquidaque proponemos este fenmeno de licuefaccin es el punto
justo donde el alumno enfrenta un problema y en l surge el inters por resolverlo
debido a la emocionalidad que produce una necesidad. Sin una necesidad por
satisfacer y una emocin desencadenante de la energa que mover el inters del
alumno, no hay agua valiosa que circule hacia ninguna parte, nada por tanto a lo
que pueda drsele forma, direccin ni sentido. La formacin es absurda sin pre -
existir de parte del alumno un inters concreto, resultado psicolgico ste de una o
varias motivaciones (motores) con asiento todas en una o varias necesidades
desbordadas. El inters transforma la realidad educativa en accin fundamental
para que las distintas estrategias le den forma, direccin y sentido contribuyendo
as, cada uno a su manera, a la formacin del alumno involucrado en el proceso.
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En la academia tradicional, los cursos inician dando por hecho el inters
vocacional del alumno que puede o no existir, y no a todos los maestros les
importa movilizar este aspecto pues, en general, lo dan por hecho; la mirada del
profesor ms bien se encuentra tradicionalmente ubicada en la norma que le dicta
el programa de la materia y su contribucin al plan de estudios. De hecho, tales
maestros, consideran en muchas ocasiones, una sobrecarga y una prdida de
tiempo detenerse a motivar a los estudiantes a propsito de su materia pues ello,
debera estar ya dado de facto por haber elegido tal o cual carrera: nada ms
falso! La vocacin entendida socialmente como una preferencia por una carrera,
dista mucho de la nocin profunda de lo que para Heidegger constituye el llamado
de la conciencia del hombre a su propia realizacin, es decir, la construccin de s
mismo. Para Heidegger, es la conciencia la que voca dentro del hombre en
silencio, pero dando a comprender. Lo que da a comprender vocando de tal forma
dice Heidegger- es la conciencia.7Ms adelante en el mismo texto postula: la
vocacin carece de toda clase de fonacin. Mucho menos se formula en palabras
y sin embargo resulta todo menos oscura e imprecisa. La conciencia habla nica y
constantemente en el modo de callar.8 Es, en fin, el llamado profundo y sincero
que nos hacemos a nosotros mismos para ser quienes queremos ser: La
vocacindice Heidegger- viene dem y sin embargo sobremi.9As, en cuanto
tal invocacinafirma l-, es la avocacin del mismo a su poder ser s mismo y
con ello un provocar al (hombre) a sus posibilidades.10
Esta forma de llamado profundo a la autorrealizacin personal del alumno, en
tanto ser humano como todos, creemos nosotros, dista mucho de la simple y dbil
identificacin socio-profesional que un alumno pudiera sentir respecto de un rol
profesional en el marco de unas disciplinas fragmentadas y por tanto artificiales en
cierta medida, ya que no existen como tales en la realidad de los problemas
7Heidegger, Martin (1997), El ser y el tiempo, FCE, Mxico, p. 295
8Idem, p. 296
9Idem, p. 299
10Idem, p. 298
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humanos; el mundo complejo y multideterminado no se corresponde de modo
fragmentado con los cajones en que las universidades han dividido la realidad
para poder vender ttulos profesionales, tal y como si la realidad del mundo
estuviera realmente seccionada y acomodada por separado en esos cajones
llamados carreras. Edgar Morin ha sido exhaustivamente crtico a propsito de
esta fragmentacin maniquea del conocimiento: "los desarrollos disciplinarios de
las cienciaspostula l- no slo aportaron las ventajas de la divisin del trabajo,
tambin aportaron los inconvenientes de la superespecializacin, del
enclaustramiento y de la fragmentacin del saber. No produjeron solamente
conocimiento y elucidacin, tambin produjeron ignorancia y ceguera".11
As, las
disciplinas, no solo son artificios creados por la academia, sino que stas, al
fragmentarse, quedan aisladas y al margen de los verdaderos problemas, pues
enclaustradas en s mismas cierran sus fronteras a las dems disciplinas y
reducen el conocimiento al descontextualizarlo. "La frontera disciplinaria, su
lenguaje y sus conceptos propiosdice Morin- van a aislar la disciplina en relacin
con las otras y en relacin con los problemas que enlazan a las disciplinas".12 Si la
vocacin es un llamado autntico, no creemos que pueda venir de un artificio
como ste, mucho menos si tal artificio es un islote social ubicado fuera de la
realidad intrnseca del propio alumno.
En la academia lquida, en cambio, la vocacin como llamado profundo de la
conciencia que genera inters, no responde a los requerimientos de un curso, ni
de un programa, ni de un tema, etc., todos ellos adscritos a alguna disciplina y en
ese sentido a un artificio, a una fragmentacin de la realidad. Nada de eso,
creemos nosotros, por si mismo, mover a los alumnos hacia un autntico
aprendizaje, sino que son los problemas reales que los alumnos tratarn de
solucionar al sentirlos de una determinada manera, los que pueden despertar su
inters. Ciertamente, este inters emerger slo y nicamente si el proceso para
dar solucin a esos problemas elegidos satisface alguna de sus necesidades y por
11Morin, Edgar (2001), La cabeza bien puesta, Nueva visin, Buenos Aires, Argentina, p. 15
12Idem, p. 116
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tanto desencadena una emocin, si ello no sucede as, no habr agua vital que
inicie ningn cause y no habr por tanto proceso formativo alguno en el sentido
que el maestro desea (ciertamente habr otros de naturaleza distinta que veremos
en seguida pero que son nocivos a la formacin profesional). Las necesidades, las
emociones y el inters consecuente no pueden ser provedos de ningn modo por
la universidad ni an por el maestro; se les puede encontrar intencionando la
docencia pero estos motores se echan a andar, o no, al entrar en contacto el
alumno con el problema y segn se sienta ste llamado por su conciencia a
realizarse en ello. Por eso debemos asumir de manera consciente y cuidadosa, lo
que para Piaget determina el movimiento inicial de la conducta humana a fin de
aterrizar ms concretamente las nociones filosficas que ya analizamos de
Heidegger: "la afectividad postula Piaget- constituye siempre el resorte de las
acciones de las que resulta, en cada nuevo nivel, esta progresiva ascensin,
puesto que es la afectividad la que asigna un valor a las actividades y regula la
energa. ".13 Flavell, por su parte, interpretando a Piaget, postula con toda claridad
que es el aspecto afectivo-motivacional (el que) proporciona la energetique del
comportamiento, mientras el aspecto cognoscitivo proporciona la estructura,14
para l, si bien la afectividad no puede crear estructuras por s mismas, (si) influye
en la seleccin del contenido de realidad sobre el que operan (esas)
estructuras".15Son pues los sentimientos (los que) expresan el inters y el valor
conferidos a acciones cuya estructura es proporcionada por la inteligencia".16
En este mismo sentido, Vigotsky afirmacomo Piaget y como Flavell- que "ambos
factores, el intelectual y el emocional, resultan por igual necesarios para el acto
creador. Sentimiento y pensamiento mueven la creacin humana,17
sin embargo
inmediatamente despus aclara, citando a Ribot, que toda idea dominante se
apoya en alguna necesidad, anhelo o deseo, es decir, algn elemento afectivo,
13Piaget, Jean (1995), Seis estudios de psicologa, Labor, S. A., Colombia, p. 94
14Flavell, John H. (1998), La psicologa evolutiva de Jean Piaget, Paids, Mxico, p. 99
15Ibidem
16Ibidem
17Vigotsky, Lev S. (2004), La imaginacin y el arte en la infancia", Ediciones Coyoacan, Mxico, p.
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porque sera absurdo creer en la permanencia de cualquier idea que se
encontrase supuestamente en estado meramente intelectual en toda su sequedad
y frialdad.18
Maturana, ms radical todava que Piaget, Flavell y Vigotsky, funda toda accin
humana en la emocin, y llega incluso a subordinar en cierta forma- los
contenidos de la razn a aquella. Para l, decir que lo emocional tiene que ver en
nosotros con lo animal, ciertamente no es novedoso; lo que yo agrego, sin
embargo postula l-, es que la existencia humana se realiza en el lenguaje y lo
racional desde lo emocional."19
Y no deja ya duda alguna de esta subordinacin
racional a lo emocional cuando afirma: "En efecto, al invitar a reconocer que las
emociones son disposiciones corporales que especifican dominios de acciones, y
que las distintas emociones se distinguen precisamente porque especifican
distintos dominios de acciones, invito a reconocer que debido a esto todas las
acciones humanas, cualquiera sea el espacio operacional en que se den, se
fundan en lo emocional porque ocurren en un espacio de acciones especificado
desde una emocin. El razonar tambin.20
Las implicaciones de estas afirmaciones terico-constructivistas y de aquella otra
filosfico-existencial expresada por Heidegger, aunadas a nuestras observaciones
y hallazgos en investigaciones empricas realizadas durante ya varios aos,
exigen de nosotros, creemos, un cambio profundo de actitud frente a lo que hemos
estado considerando durante mucho tiempo el motor esencial de la formacin
universitaria. No es la razny menos todava el deber- el punto de partida en la
construccin de conocimientoscualesquiera que estos sean-, es la necesidad del
alumno, que desbordada se vuelve motivacin y por tanto inters emocional para
aprender y hacer propia la realidad problemtica a la que sus esquemas
insuficientes se enfrentan. Es la desestabilizacin del equilibrio afectivo-cognitivo
18Ibidem.
19Maturana, Humberto, "La realidad: objetiva o construida?", V.I., Mxico, Ed. Anthropos, UIA,
ITESO 1997, p. 23 (El subrayado es nuestro)20
Ibidem. Los subrayados son nuestros.
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lo que exige al alumno su reorganizacin como sujeto a fin de conseguir una
nueva adaptacin al mundo. Por eso Flavell afirma: "el afecto y la cognicin
pueden separarse con propsitos analticos, pero son indisociables en la vida real;
ambos se hallan forzosamente comprometidos con toda adaptacin humana".21
Debemos entonces entender que hay muy poco que hacer, formativamente
hablando, si no partimos de estas nociones de vocacin personaly emocionalidad
convertidas ambas en inters. Intencionar e invocarlas al inicio del proceso
formativo universitario, y lograrlo mediante estrategias pedaggicas y
didcticamente intencionadas, es dar con el abrevadero fundamental de todo
proceso acadmico lquido. Sin ello, nada ulterior tiene sentido porque
simplemente no hay cause. No decimos que sea fcil, y estamos lejos de dominar
el punto, pero es impostergable la tarea que como formadores universitarios
tenemos frente a nosotros si queremos conservar un lugar en este mundo
cambiante, complejo e impredecible.
Ahora bien, hemos dicho que es el encuentro del alumno con el problema lo que lo
desestabiliza de manera afectivo-cognitiva y por tanto desencadena la afectividad
y consecuentemente el inters por resolverlo como condicin de una nueva
adaptacin. Pues bien, si el problema no proviene de la realidad socio-profesional
que enfrenta al intervenir una comunidad, sino de la exigencia autoritaria del
maestro alineado con unas restricciones temticas y programticas postuladas por
la institucin, entonces el alumno, al verse obligado a adaptarse a esta situacin
escolar mudar de problema y aprender a resolver la escuela y al maestro en
tanto que estos son ahora su principal problema- y no lo que debiera aprender
profesionalmente hablando.
Ciertamente resolver la escuela y al maestro, para los alumnos, ha sido desde la
educacin bsica un problema, pero no es ste el problema que a la escuela y al
propio maestro le interesa que los alumnos aprendan a resolver. Entonces
21Flavell, John H. Op. Cit. p. 100
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conviene preguntarnos: por qu la escuela y el maestro se convierten para los
alumnos en un problema y no es la escuela el medio, y el maestro el mediador,
para aprender a resolver los problemas profesionales que su disciplina le ofrece
como formas concretas para lograr su formacin profesional? Nuestros hallazgos
nos han mostrado que las formas tradicionales de encarar la disciplina en el aula
universitaria, propicia que el programa de la materia acabe siendo el centro del
aprendizaje y no los problemas concretos referidos en el mismo. En este sentido,
en general, en nuestras universidades, el programa, y no los problemas, toma el
centro de cada clase. As las cosas, es entendible que el maestroen el mejor de
los casos- eche mano de la didcticay del recurso importantsimo de preparar sus
clases para ir avanzando en los temas planteados, sin darse cuenta que los
alumnos transfieren el centro de su aprendizaje, de los problemas reales de la
disciplina a los problemas estructurados didcticamente por l; comienzan as a
trabajar ms para cumplir con lo que l, como maestro, disea pedaggica y
didcticamente, que para sus propios intereses como aprendices de una profesin
cuya realidad es mucho ms problemtica que programtica. "Durante
generacionesafirma Perrenoud-, la escuela ha propuesto problemas artificiales y
descontextualizados.22 Esta descontextualizacin estructurada, nos parece
doblemente perniciosa, no slo porque aleja a los alumnos de los problemas
reales de la profesin, sino porque logra -en muchos casos- que el alumno
adems de aprender a resolver problemas artificiales, lo haga al modo como los
resuelve el maestro, o como el maestro le pide que los resuelva. As como
decamos antes-, el problema muda de lugar y de naturaleza: el maestro y la
escuelacomo consecuencia- ha trastocado su misin verdaderamente formativa
convirtindose en un problema para el alumno que, obviamente, tiene que
aprender a resolver para dicho en trminos Piagetanos- adaptarsea esta nueva
situacin, y lo peor, ni el alumno ni el maestro lo notan porque as ha venido
sucediendo desde la educacin bsica. Cuando Perrenoud, como otros muchos
tericos, afirma categrico que el trabajo del profesor ya no consiste, si se sigue a
22Perrenoud, Philippe (2002), Construir competencias desde la escuela, Dolmen ediciones,
Santiago de Chile, Chile, p. 75
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estas corrientes de pensamiento (constructivistas), en ensear, sino en hacer
aprender"23 incurre, aunque de muy buena fe, en lo que a nuestro modo de ver
ejemplifica esta situacin riesgosa para la educacin. La obligacin del maestro de
hacer aprender, en el aula universitaria, puede ser fcilmente asimilada por el
alumno como una obligacin y un problema: tener que aprender lo que el
maestro postula artificialmente porque el maestro tiene que lograr su cometido
programtico, en vez de desear aprender aquello que le interesa resolviendo
problemas reales. El estudiante de arquitectura no quiere aprender los contenidos
del Diseo arquitectnico segn el programa y el maestro en turno, lo que
realmente quiere es aprender a disear autnomamente. Si se mira con cuidado
esta ltima afirmacin, se ver que al alumno no le interesa tanto el tema sino la
accin profesional. Someter al alumno a las formas como el maestro disea en
cuanto que adems de maestro es arquitecto, aleja al alumno de su propia
bsqueda por tenerle que dar gusto al maestro y al programa. Cualquier
propuesta de diseo del alumno que se ubique al margen del maestro y del
programa seren general- criticada severamente, por lo que el alumno acabar
por abortar sus propias ideas de diseo para someterse a las del maestro y a las
que el programa juzgan correctas. Todo alumno de arquitectura lo sabe, y as
optan claro- por aprender lo necesario para aprobar la materia en vez de
aprender a disear. En este sentido, podemos decir que la didctica, como
recurso, es usada por los maestros de manera muy limitada pero sobre todo
maniquea- orientando al alumno a lo qu debe hacer y al cmo debe hacerlo.
Nosotros creemos que el aprendizaje pertinente corre mucho ms sobre los rieles
de los propios alumnos y de su propio inters. Los maestros, se podra decir en
muchos casos, deberan ir a remolque de las demandas de aprendizaje de los
alumnos. Esta didctica esta ms orientada como puede verse con claridad- a
generar la propia didctica del alumno que a formar, modelar o conformar las
acciones segn los criterios del maestro y del programa. Coincidimos por tanto
con Edgar Morin cuando afirma: "El trmino 'formacin', con sus connotaciones de
moldeado y de conformacin, tiene el defecto de ignorar que la misin de la
23Ibidem.
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didctica es incentivar la autodidctica al despertar, provocar, favorecer la
autonoma del pensamiento".24 En este mismo sentido, podemos postular que la
lgica que prevalece en la academia lquidaest ms orientada a resolver la vida
profesional misma que lo que la escuela y el maestro exigen. Dicho de otra
manera, en la escuela hay maestros, planes de estudio, programas, estrategias
pedaggicas y, claro, didctica. En la vida profesional, en cambio, lo que hay son
sujetos de intercambio socio-cultural, necesidades, situaciones y problemas
reales. En la escuela la experiencia se encuentra estructurada y por tanto ms o
menos en orden, en la vida profesional en cambio, la experiencia fluye como un
lquido de forma ms o menos aleatoria y catica. Agarrarla o darle alcance
requiere segn lo constatamos en nuestra investigacin- de unas competencias
que no son las que los alumnos desarrollan en la escuela.
Cuarto principio: La liquidz se contiene o se derrama
Para nosotros, la primera condicin del primer principioque ya expusimos antes-,
es decir, el simple desmantelamiento de las normas, los deberes y las
prescripciones programticas, ciertamente licanel proceso formativo universitario
al liberarlo de las restricciones que lo rigidizan, pero por ello, precisamente, es que
se requiere de inmediato la emergencia de la segunda condicin del mismo
principio que es la de crear los escenarios apropiados que permitan el aumento de
las posibilidades formativas en la accin misma de los actores involucrados en el
proceso, y ello slo puede lograrse segn nosotros- dndole forma, direccin y
sentido mediante tres tipos de contenedores: a) causes; b) remansos; y 3)
embalses. Usamos esta terminologa por su cercana semntica con la nocin de
liquidez misma que, si no se contiene se derrama; pero adems, porque el
horizonte de los procesos formativos universitarios supone un destino deseado y
todo ello, refieremetafricamente hablando- a la naturaleza de un ro.
Los contenedores de los procesos formativos universitarios lquidos, en este
mismo sentido metafrico que hemos dicho, lo son, precisamente porque debido a
24Morin, Edgar, Op. Cit. p. 10
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su naturaleza de recipientes no modifican la naturaleza lquida del proceso en
cuestin, pero si le da forma y sentido productivo. El causeorienta la direccin del
proceso, el remansocrea condiciones de interrelacin en las particularidades del
proceso y el embalse proporciona estabilidad a lo producido para dejarlo
disponible. Cada uno de estos tres contenedores, contienen valga la
redundancia-, los procesos lquidos que ahora describiremos, en el entendido que
tal listado necesariamente habr de irse incrementando conforme se vayan
incorporando otros procesos que ahora nos son todava invisibles pero que la
investigacin terico-emprica que estamos desarrollando de manera continua y
permanente ir develando.
Los tres contenedores
Lo primero que debemos decir, a propsito de estos contenedores, es que, as
como hay profesores que no estn en absoluto deseosos de abandonar las
prcticas educativo-universitarias estructuradas y slidas que les brindan
certidumbre y por tanto no quieren saber de innovaciones liberales en el sentido
que aqu proponemos, tambin hay acadmicos que afirman categricos que todo
contenedor de los procesos lquidos formativos universitarios es, en s mismo, un
contrasentido porque limita las posibilidades y vuelve a rigidizar el proceso. Estos
maestros, aunque de manera distinta y por razones ideolgicas diferentes, nos
recuerdan a Ivan Illych quin en los aos 70s propona con un radicalismo
marxista muy de su poca, la desescolarizacin de la sociedad. Para Ivan Illych
las escuelas postulaba ya desde entonces- estn en crisis y tambin lo estn las
personas a cargo de ellas.25 Para l, la construccin de conocimiento pierde sus
atributos humanos ms profundos cuando se enclaustra en la escuela para
atender los fines profesionales que los mercados necesitan. La escuela afirmaba
l- ha convertido a los maestros en administradores de programas de capacitacin
de los recursos humanos por medio de cambios de conducta bien planeados y
25Illich, Ivan (1982), Un mundo sin escuelas, Editorial Nueva Imagen, Mxico, p. 9
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dirigidos.26 De ah que propusiera la idea radical de la desescolarizacin como el
camino para liberar al aprendizaje y a los alumnos de toda estructura: La
desescolarizacin postulaba Illych- debe ser la secularizacin de la enseanza y
el aprendizaje (). Debe garantizarse al alumno su libertad sin que sea necesario
garantizar a la sociedad que tipo de enseanza adquirir y considerar como
suya. Debe garantizarse a cada hombre la condicin de obrar en forma privada al
hacer su aprendizaje, con la esperanza de que l asumir la obligacin de ayudar
a los dems a lograr su unicidad,27 y conclua esta idea con una oracin que no
dejaba ya resquicio de duda respecto de su radicalidad educativa: Una sociedad
escolarizada debe confirmar que el gozo de vivir una vida consciente es ms
importante que la capitalizacin de los recursos humanos.28
Para nosotros, los cinco principios que exponemos aqu y los contenedores que
explicaremos en seguida como estrategias orientadoras para conducir los
procesos formativos, son un intermedio entre la solidez anquilosada que las
universidades continan todava en gran medida sosteniendo en el aula, y la
radical desescolarizacin que Ivan Illych propona en los 70s. Nosotros creemos, a
diferencia de Illych, que las universidades y las escuelas en general- no deben
desaparecer para darle paso a la autoformacin profesional absolutamente libre
de la sociedad en todos sentidos, pues, aunque reconocemos las profundas
limitaciones del positivismo como paradigma cientfico y tecnolgico, no podemos
imaginarnos por ejemplo- que un cirujano cardiovascular pueda llegar a serlo
slo y por s mismo al margen de las instituciones que los forman hay da, o que
podamos confiarle la construccin de una presa a un ingeniero civil autoformado a
su libre antojo y al margen de las instituciones y reglamentos de construccin que
hoy determinan la viabilidad y pertinencia de su ejercicio profesional.
As pues, los contenedores que ahora expondremos y que hemos desarrollado en
su conceptualizacin a partir de los hallazgos empricos que hemos venido
26Idem, p. 33
27Ibdem.
28Idem, p. 34
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cosechando, adems de ubicarse en el justo medio, creemos que pueden ir
conformando las fibras ms finas e interiores del modelo propuesto.
Contenedores de cause:
Licuado el proceso formativo universitario cualquiera que ste sea- necesita de
inmediato de ser recogido por un contenedor que le de direccin a las acciones del
alumno mismas que, al ser ejecutadas, producirn una nueva adaptacin a la
realidad problemtica que le demanda soluciones nuevas y que lo obligar, como
sujeto de aprendizaje, a modificar anteriores esquemas de entendimiento y/o
accin o, en su caso, generar nuevos.
El alumno, de esta manera, al verse enfrentado a una realidad que lo desestabiliza
emocional y cognitivamente, la aprehende (con h) apropindose de ella para, por
un lado resolverla, pero por otro, reconstruirse a s mismo como sujeto. Las
soluciones que va procesando y ofreciendo, dan direccin a sus acciones
acercndolo cada vez ms a la meta del proyecto en que se encuentra involucrado
pero, al mismo tiempo, formndolo profesionalmente. En este proceso, el maestro,
como un buen acompaante, va ofrecindole, conforme va viendo la necesidad,
los contenedores adecuados, mismos que en este apartado llamamos de cause
precisamente porque producen que el alumno avance, con ms o menos rapidez,
pero siempre dndole a sus acciones una direccin determinada a fin de alcanzar
el horizonte donde se encuentran los productos planeados por l, en sintona con
los del proyecto. Son intervenciones stas del maestro, en primer lugar
oportunsimas, que adems de regenerar el inters del alumno, le invitan a ir ms
hacia delante de forma orientada e inteligente, en ocasiones simplemente
recordndole la meta, y en otras, ayudndolo a corregir rumbo o reconsiderar
opciones. Son intervenciones para que el alumno disee, confronte y/o replantee
objetivos, propsitos, justificaciones, supuestos, hiptesis, preguntas generadoras,
metas, horizontes, tareas a corto, mediano y largo plazo, programas,
calendarizaciones, etc., etc., es decir, intervenciones cuya naturaleza logra hacer
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pensar y actuar al alumno, motivndolo e imprimindole direccin a su que hacer,
de la misma manera que los causesen un ro orientan y aceleran las aguas en
direccin al mar.
Contenedores de Remanso:
Todo cause de acciones tiene su propia inercia y por eso, darle forma, direccin y
sentido, es importante y debe conservar el rumbo en la medida que las cosas
fluyen adecuada y productivamente, pero hay momentos en que la realidad
sorprende al no acontecer como uno espera o al volverse obscura en su
pronstico, entonces, es necesario detener el cause y someterlo a un anlisis
donde los ingredientes del proceso y los sujetos involucrados en l, se
interrelacionen de forma tal que la mezcla de ideas, campos de conocimiento,
posturas ideolgicas, polticas, datos de diversas fuentes, necesidades sectoriales,
visiones de otras disciplinas, etc., etc., produzcan nuevas posibilidades al cause o
los causes que se juzguen en ese momento viables y pertinentes. Son momentos
en que el cause que se vena produciendo entra en problemas y entonces se frena
intencionalmente para analizar y reflexionar las circunstancias inherentes teniendo
en el horizonte lo que se desea lograr. En estos momentos, el maestro, de forma
anloga que en los procesos de cause, va ofrecindole, conforme lo ve pertinente,
los contenedores de remanso necesarios porque son stos los que le ponen lmite
a la liquidez y al flujo del proceso para que los ingredientes del mismo se mezclen
e interacten entre s produciendo con ello una mejor comprensin de las
dificultades presentes y posibilidades futuras. Al igual que en los ros donde el
agua se frena y se revuelve por las corrientes horizontales de se generan como
turbulencia en los remansos, en los procesos formativos lquidos, el flujo de las
acciones se detiene y las operaciones afectivo-cognitivas de los sujetos
involucrados, los conocimientos construidos por ellos y por otros, as como las
mediaciones del maestro, se mezclan produciendo las interacciones necesarias a
fin de producir nuevas y mejores perspectivas de lo que ha de hacerse como
siguiente paso.
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Son intervenciones stas del maestro que invitan al anlisis y a la reflexin, en
ocasiones simplemente para recuperar el proceso en su devenir a fin de conocerlo
ms pormenorizadamente, pero otras para resolver situaciones, necesidades o
problemas de fondo. En estos casos el maestro promueve la interdisciplinariedad
sin forzarla, la interculturalidad, la revisin de factores cruzados, el anlisis, la
sntesis, la revisin de los contrastes, el debate, el dilogo, el coloquio, la toma de
decisiones conjunta, etc., etc., es decir, intervenciones que logran articulaciones e
interrelaciones de muy diverso orden para obtenerde la mezcla- ms riqueza en
la construccin del conocimiento y mejores causes para las acciones que siguen.
Contenedores de Embalse:
Logrados los productos y las construcciones de conocimiento es muy importante,
para mantener la liquidez del conocimiento, guardar en embalses aquello que
constituye el saber de los procesos desarrollados. Son productos stos que el
maestro solicita a fin de ponerlos a disposicin de nuevas acciones acadmicas
y/o profesionales. Nos referimos a aquellos documentos que dan estabilidad al
conocimiento construido y que quedan ah a resguardo, pero disponibles para otro
momento, es decir: reportes de investigacin, resultados, artculos, libros,
procedimientos, protocolos, algoritmos, ponencias, presentaciones, videos,
grabaciones, bibliotecas, hemerotecas, etc., etc. Los llamamos contenedores de
embalse, precisamente porque guardan el conocimiento construido, fijndolo y
ubicndolo, para ponerlo al servicio de nuevos procesos.
Quinto principio: Del poder del maestro al poder de los alumnos
Una vez explicados los contenedores y su uso por los maestros durante los
procesos formativos universitarios lquidos, puede verse con claridad, como al
optar el maestro por esta forma de conduccin, est de hecho optando por un tipo
de liderazgo distinto al tradicional. Evitar la normatividad, la instruccin directiva, el
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deber ser, la verticalidad, la obligatoriedad, las amenazas, los castigos, las
consecuencias, etc., supone, necesariamente, que el maestro se sacuda el
liderazgo legtimoque la institucin le otorga por ser innecesario, y mude, de una
posicin centrada en movilizar por la legalidad, la recompensay la coercina una
posicin donde sea considerado por los alumnos como un referentey un experto;
esto no es sencillo, pero es lo conducente.
Para Ronald Napier y Matti Gershenfeld, el poder puede tener cinco distintas
caras:
El poder referente. Primero est esa clase de influencia que ni siquiera consideramoscomo poder. Es posible que imitemos la forma de vestir de una persona que pensamos
que est a la moda ()Estas personas ejercen poder referente sobre nosotros, nosidentificamos con ellas en ciertas reas y nos influyen sin que nos sintamosmanipulados.El poder legtimo. La segunda clase de poder es el poder legtimo. Este es una relacinde autoridad en la que una persona, por su posicin, recibe el derecho de tomardecisiones que afectan a los dems.El poder del experto. Frecuentemente aliado al poder legtimo est el poder del experto.Con el tiempo una persona puede hacerse experta en un rea ()Se basa en elconocimiento, la informacin o las habilidades especializadas de la persona.El poder de recompensa. En la situacin de recompensa, la persona poderosa da aquienes lo ameritan zanahorias, ascensos, estrellas de oro, calificaciones sobresalientes,etc. ()La recompensa significa ser obediente, bailar al son que le toquen a uno.El poder coercitivo. ()en situacin coercitiva generalmente el individuo intenta primero
escapar del castigo.29
Para nosotros, a partir de nuestras observaciones en campo, ha sido evidente el
contrastante entre estas dos formas de ejercer la autoridad como maestros: el
poder legtimo, de recompensa y coercitivo, lo hemos encontrado mucho ms
asociado a la conduccin docente slida fundada en programas, temas, clases,
normas y formas de evaluacin; en cambio, el poder referente y de experto, lo
encontramos muy presente en la conduccin de los procesos lquidos debido a
que en ellos prevalece la reflexin y la flexibilidad necesaria para adecuarse a las
condiciones que la realidad exige. Nuestra investigacin ha mostrado que tales
formas de poder se encuentran ligadas a las situaciones de aprendizaje segn
29Napier, Rodney& Gershenfeld, Matti (1990), Grupos: teora y experiencia, Trillas, Mxico, pp.
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sean estas ms rgidas o ms lquidas en los trminos que hemos venido
definiendo. Aquellas actividades de aprendizaje que, an durante el viaje a la India
o en la ejecucin de los Proyectos de Aplicacin Profesional (PAPs), se parecen
ms a las formas de educacin tradicional30, el poder legtimo, de recompensa y
coercitivo emergen por sobre los otros dos como estrategias para la movilizacin
del trabajo docente; en las actividades francamente lquidas, en cambio, el poder
referente y de experto aparecen por sobre los tres anteriores. De hecho hay
actividades de aprendizaje propias de esta tipo de procesos lquidos donde los
maestros ni siquiera estn presentes: son los alumnos lo que los refieren y citan.
Lo interesante de esta cuestin es que son los mismos maestros quienes ejercen
el poder de forma distinta segn sean los ambientes ms o menos estructurados o
lquidos acadmicamente hablando. Encontramos pues una clara relacin entre
liquidez acadmicay el ejercicio del poder referente y de expertodebido a que las
actividades de aprendizaje no son como las que tradicionalmente se llevan al cabo
en el campus universitario. Segn nuestros hallazgos, actividades de aprendizaje
ms tradicionales favorecieron siempre el uso del poder legtimo, de recompensa y
coercitivo, en tanto que las actividades de aprendizaje ms propias de la
experiencia lquida, favorecieron el ejercicio del poder referente y de experto.
Encontramos tan sorprendente este hallazgo que nos dimos a la tarea de
preguntarnos y respondernos por qu suceda consistentemente de esta manera.
Extendimos entonces nuestro dilogo terico-emprico hasta los territorios de la
antropologa filosofa encontrando que la nocin de poder tiene relacin con la
nocin de autoridad en un sentido ms profundo que el obvio, es decir, en el de
ser autor de las propias acciones. De inmediato supimos que esta nocin de
autoridad aportaba mejores posibilidades para el anlisis que nos ocupa que la
sola teora del liderazgo y los grupos humanos.
30 Durante el levantamiento de campo encontramos 28 situaciones de aprendizaje distintas,
misma que clasificamos en tres apartados: 1) las que eran similares a las que se realizancomnmente en el campus; 2) las que se ubicaban en momentos tursticos; y 3) las que eranpropiamente nicas de este tipo de experiencias de estudio en el contexto de un viaje de estudios.
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En este sentido, Xavier Zubiri, postula que uno de los sentidos del poder es el de
serposibilitante: Es postula l- el tercer sentido del : junto al poder como
potencia y junto al poder como facultad, el poder como posibilitante.31
Este poderposibilitante es entendido por nosotros como el poderque permite la
apropiacin por parte del alumno de una posibilidad entre muchas de ser en el
mundo de un modo especfico: el poder dice Zubiri- abre al hombre un mbito de
distintas posibilidades32
Es una posibilidad que al ser elegida por el alumno lo
posibilita. Dicho de otro modo ms simple, al actuar el alumno de un determinado
modo, siempre optando por construirse a si mismo de determinada manera, se
devela no slo como actorde sus actuaciones, sino que al actuar en forma de
apropiacin deliberada, se devela tambin y principalmente como autorde estas
mismas actuaciones, es decir, como autor de s mismo. Somos -
postula Antonio Gonzlez- que vamos inexorablemente escribiendo el papel de
nuestra biografa.33 Pensamos por tanto que esta autora respecto del modo de
seren cada alumno-, es autoridad propia para optarpor aquellas actuaciones
que habrn de definirlo en la vida de un modo concreto. Todos los otros poderes
que hemos estado mencionando aqu: (legtimo, de recompensa, coercitivo,
referente y de experto), son poderes relativos que habrn de ser asimilados por
este primersimo poder personal, precisamente porque este poderes desde el que
se opta libremente para construirse como persona de un modo concreto, an
incluso frente a los otros poderes, mas mundanos, por cierto. Es un poder que es
personal en tanto que es, finalmente, autora de la propia construccin como
persona.
Ahora bien, por ser un poderpersonalno es individual ni menos individualista, sino
que es ejercido para construirse a s mismo con otros, con los pares. En este
31Zubiri, Xavier (1982), Siete ensayos de antropologa filosfica, Universidad de Santo Toms,
Bogota, Colombia, pp. 153 y 15632
Idem, p. 14633
Gonzalez, Antonio (1997), Estructuras de la praxis, Trotta, Madrid, Espaa, p. 157
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sentido, observamos que en aquellas actividades de aprendizaje que no fueron
llevadas al cabo de forma tradicional, los maestros lograban desentenderse de
ejercer los tres tipos de poder tradicional (legtimo, de recompensa y coercitivo)
dejndose ser ms libremente como pares en la relacin educativa donde eran
los alumnos quienes otorgaban a stos, desde su propio poder personal, un poder
referente y de expertos que ellos asuman y ejercan en un clima de conversacin
y no de discurso magisterial.
A partir de estos hallazgos, camos en cuenta que el poderreferentey de experto
son poderes que no se pueden ejercer por los maestros sino gracias al poder
personal del alumno, pues son ellos quienes determinan quienes son para ellos
referentes o expertos. Creemos que eso lo hacen desde s mismos por razones
que le son fundamentales para construirse como personas de alguna manera
especfica. Si vemos con ms detalle, veremos que estos dos poderes slo
pueden ejercerse por los maestros sin son vistos as por los alumnos desde su
propio poder personal, desde la autoridad con que optan por definirse a s mismos
de una forma especfica. En este sentido, es claro que un maestro no puede
declararse experto o referente de un alumno si ste no lo ve de esa manera. No
son poderes pues que le pertenezcan del todo a los maestros y que ellos puedan
ejercer a voluntad, en cambio el poder legtimo, el poder de recompensa y el poder
coercitivo, son poderes que pueden ser ejercidos por el maestro a pesar del
alumno. De modo que lo que nos aparece aqu como el motory fundamentode los
procesos formativos lquidos que nos ocupan y esto es lo relevante de nuestro
anlisis-, no es tanto el ejercicio del poder referente o de experto de los maestros,
sino la autoridad de los alumnos en el propio ejercicio de constituirse como
personas, es decir, la autoridadde los alumnos al elegir ellos aquellas actuaciones
que los definen y mediante las cuales se construyen como personas, aquellas
actuaciones de las que son autores.
Si nuestro anlisis es correcto, tendremos que admitir que, en estas experiencias
lquidas, los maestros ms bien dejan de ejercer el poder que les confiri la
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institucin y ello facilita que el poder personal de los alumnos, es decir, la
autoridad desde donde se asumen cmo autores de sus actuaciones, tome el
escenario de sus vidas. Los maestros han de comportarse entonces de tal forma
que los alumnos los identifiquen como referentes y expertos.
Ahora bien, no es que el poder personal de los alumnos desaparezca al ejercer los
maestros el poder formal, coercitivo o de recompensa; por supuesto que tal poder
personal sigue presente porque siempre existe en el corazn mismo de toda
persona, y por tanto de los alumnos como tales, aun incluso en aquellas
actividades de aprendizaje tradicionales y muy propias del campus universitario,
pero creemos que entonces el poder personal del alumno tiene mucho menos
espacio y se encuentra dentro de un mbito de posibilidades ms restringido. Lo
que observamos en nuestra investigacin es que el mbito de posibilidades
educativas se abre notablemente al volverse lquido y el poder personal de los
alumnos se encuentra entonces con muchas ms opciones para optar por
actuaciones propias puesto que se han disminuido notablemente las restricciones
(recurdense el primer principio) y aumentado el mbito de posibilidades. Los
aprendizajes, como consecuencia, son mucho ms propios y por tanto ms
personales de los que pudieran haber sido si hubieran sido elegidos por el
maestro en la lgica del programa de una materia o del plan de estudios. El
aprendizaje ahora tiene la fuerza de constituirse como parte de la identidad del
alumno en tanto persona.
Ahora bien, todo esto suena muy utpico, lo sabemos, por eso recordamos el
segundo principio del modelo que estamos construyendo, es decir: siempre es
posible y legtimo deslizarnos en el continuo que ya hemos explicado antes, hacia
territorios ms slidos y ganar seguridad, a condicin nicamente de mantener la
mira puesta en volver, lo antes posible, a la liquidez.
Una ltima palabra
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