los principios de un orden social liberal -hayek-

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FRIEDRICH VON HAYEK: LOS PRINCIPIOS DE UN ORDEN SOCIAL LIBERAL. -Miguel Ángel Pardo B.- El presente informe de lectura abordará parte del sustento teórico del Liberalismo Moderno presente en la obra del economista austriaco, nacionalizado británico, Friederich von Hayek, titulado Los principios de un orden social liberal , quien destaca por sentar un cuerpo teórico-ideológico sobre el liberalismo desde el estudio de las Ciencias Sociales. Su obra es una manifiesta defensa del liberalismo de origen inglés, ideología que sustenta un orden social basado en la libertad individual. En esta dirección, Hayek propone una teoría enraizada en la cooperación entre individuos libres que no requieren de la presencia de una autoridad radicada fuera del conjunto de individuos. Por tanto, acentúa la labor de los temporales Gobiernos encargados de gestionar los asuntos públicos y proteger, por medios coercitivos, la vida y propiedad individual. En tal sentido, la labor del Gobierno desde la teoría liberal está por sobre la idea de un Estado proactivo, propositivo e interventor tanto en la vida individual como en el mercado, y que desde la visión de Hayek, se acerca al totalitarismo socialista o nacionalsocialista. 1

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El presente informe de lectura abordará parte del sustento teórico del Liberalismo Moderno presente en la obra del economista austriaco, nacionalizado británico, Friederich von Hayek, titulado Los principios de un orden social liberal, quien destaca por sentar un cuerpo teórico-ideológico sobre el liberalismo desde el estudio de las Ciencias Sociales.

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Page 1: Los principios de un orden social liberal  -Hayek-

FRIEDRICH VON HAYEK: LOS PRINCIPIOS DE UN ORDEN SOCIAL LIBERAL.

-Miguel Ángel Pardo B.-

El presente informe de lectura abordará parte del sustento teórico del Liberalismo

Moderno presente en la obra del economista austriaco, nacionalizado británico, Friederich

von Hayek, titulado Los principios de un orden social liberal, quien destaca por sentar un

cuerpo teórico-ideológico sobre el liberalismo desde el estudio de las Ciencias Sociales.

Su obra es una manifiesta defensa del liberalismo de origen inglés, ideología que

sustenta un orden social basado en la libertad individual. En esta dirección, Hayek propone

una teoría enraizada en la cooperación entre individuos libres que no requieren de la

presencia de una autoridad radicada fuera del conjunto de individuos. Por tanto, acentúa la

labor de los temporales Gobiernos encargados de gestionar los asuntos públicos y proteger,

por medios coercitivos, la vida y propiedad individual. En tal sentido, la labor del Gobierno

desde la teoría liberal está por sobre la idea de un Estado proactivo, propositivo e

interventor tanto en la vida individual como en el mercado, y que desde la visión de Hayek,

se acerca al totalitarismo socialista o nacionalsocialista.

La labor que Hayek le asigna al Gobierno encuentra fundamento en las

proposiciones de Hobbes, quien desarrolla un cuerpo de ideas sobre la delegación del poder

coactivo individual en una autoridad soberana, monopolizadora de la violencia física, capaz

de someter a los hombres a un contrato racionalmente pactado, articulado por el derecho

común de alcance universal a todo individuo de la comunidad, a fin de proveer seguridad,

resguardad la integridad de la vida y la propiedad, con objeto de resolver el problema del

orden social en un estado de naturaleza en permanente conflicto. Surge por tanto la

concepción de libertad negativa, propia del Liberalismo, que entiende al individuo como

libre, siempre que no haya nadie interfiriendo en la acción de su voluntad racional1. Es por

1 Recordemos que en contraste con la libertad negativa, Hobbes evidencia, al interior del Estado de guerra de hombre contra hombre, una

libertad positiva, en donde los deseos y ambiciones del hombre –“el hacer lo que se quiera”- sólo encuentra límite en la fuerza o inteligencia que un hombre puede tener para desproveer al otro de sus propiedades: su vida y riquezas. La libertad negativa por tanto no busca sino más que la protección de aquellas dos propiedades antes mencionadas. Ver: Thomas Hobbes, Leviatán (Madrid, España:

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ello que tanto para Hayek -así como lo fue para Hobbes-, el individuo es pieza fundamental

en el orden social liberal, debiendo, según él, ser autónomo, responsable de sus actos y por

ende racional en la consecución de los fines trazados por este, en suma, soberano de sí

mismo.

De todo lo anterior, Hayek establece el siguiente juicio sobre la base de las ideas de

Adam Smith2 en lo referido a la generación del bienestar colectivo como consecuencia del

interés y egoísmo personal: el individuo en búsqueda de la satisfacción de su interés o

beneficio personal, obtiene en conjunto con otros un resultado agregado que es funcional y

satisfactorio para sus fines, denominado “bienestar general”, sin ser necesario un

conocimiento completo del comportamiento grupal, surgiendo en tal sentido un “orden

social espontáneo”3 basado en una moral individual evolutiva de beneficio colectivo.

El orden social espontáneo, al que se refiere Hayek, se configura como un modelo

de sociedad articulado por elementos distintivos, como lo son: la tesis de la mano invisible

de Adam Smith; la racionalidad instrumental, que comprende y genera conocimientos en

base a abstracciones o reducciones de la realidad, y por ende, sujeta constantemente a ser

calculada tanto en medios y fines a modo de lograr eficiencia; y la tesis de la selección

natural de tradiciones consistente en un proceso de evolución cultural de la sociedad a

través de la selección de pautas de conducta por imitación. Según lo anterior, los

individuos, como elementos de la sociedad, alcanzarían un orden espontaneo en base a

normas halladas en la tradición e historia, sin que todo ello implique tener conocimiento de

las acciones individuales del conjunto, es por ello el calificativo de orden espontáneo, o de

Sociedad Abierta.

Editorial Nacional, 1979).2 Cfr. Adam Smith, La riqueza de las naciones (Madrid, España: Alianza, 1994)3 Hayek, inspirado en Ferguson y Adam Smith, descubre que las instituciones que constituyen el logro humano han surgido sin el diseño

y dirección de una mente. Surge en tal sentido la tesis del “orden social espontáneo”, en donde el individuo libre, no requiere de la autoridad para realizar su propio beneficio, y actúa espontáneamente, y sin proponérselo, obteniendo así el bienestar general de la comunidad.. Lo anterior, sería producto de una acción no deliberada del hombre y la suma de acciones individuales que se coordinan por la imitación de prácticas exitosas.

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Una Sociedad Abierta, que adopta reglas por voluntad propia, abre las puertas a un

“orden espontaneo de mercado” como resultado de una red sistémica de muchas

economías, este proceso es reconocido como “Catalexia”, entendido como el orden

espontaneo del mercado, donde no hay un orden preestablecido o estructurado de acuerdo a

la prioridad de fines que se busca alcanzar4. En tal sentido, Hayek señala que el liberalismo

es, entonces, inseparable de la institución de la propiedad privada, que es el nombre que

usualmente damos a la parte material de este dominio individual protegido5; indicando

además, que el materialismo no sería sustentable por sí mismo por lo que se hace necesario

que el gobierno, bajo coerción limitada, maneje una cantidad de recursos pertinentes para

su sustento.

La justicia, como custodia de la seguridad individual y de la propiedad personal, se

caracterizaría entonces por ser atribuida al Hombre, con el fin de prevenir la injustica

mediante un dominio protegido, bajo reglas de conductas justas generales, características

que permiten a la justicia la administración del mercado. Ante lo expuesto, sólo las “reglas

formales” cumplirían el fin impuesto, ya que las otras se tornan incompatibles y responden

a principios específicos y no universales, sin embargo las reglas formales no asegurarían el

que se dé un conflicto de intereses entre las mismas y el sistema de normas del derecho

público. Cabe destacar que el mismo autor indica que El desplazamiento progresivo de las

reglas de conductas del derecho privado y penal, por una concepción derivada del derecho

público, es el proceso por el cual las sociedades liberales existentes se han transformado

paulatinamente en sociedades totalitarias6.

Sobre lo antes dicho, los oponentes del liberalismo argumentan, especialmente

aquellos que bogan por la intervención del Estado en materia económica, que el libre

mercado no es capaz de resolver u ordenar “espontáneamente” la concentración de la

riqueza e ingreso, o como en el caso de Latinoamérica, cuando la preexistencia histórica de

4 Los oponentes del liberalismo argumentan, especialmente aquellos que bogan por la intervención del Estado en materia económica, que el libre mercado no es capaz de resolver u ordenar “espontáneamente” la concentración de la riqueza e ingreso, o como en el caso de Latinoamérica, cuando la preexistencia de prácticas económicas e institucionales legitimadas por la idiosincrasia, la tradición o costumbre -como lo son el nepotismo, la cooptación, el amiguismo, el “pituto”- priman por sobre los criterios de competencia perfecta, basadas en las ventajas, capacidades y meritos individuales.5 Friedrich von Hayek, Principios de un orden social liberal (Madrid, España: Editorial Unión, 2001) 184-185.6 Friedrich von Hayek, Principios de un orden social liberal, 192.

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prácticas económicas e institucionales legitimadas por la idiosincrasia, la tradición o

costumbre -como lo son el nepotismo, la cooptación, el amiguismo, el “pituto”- priman por

sobre los criterios de competencia perfecta, basadas en las ventajas, capacidades y meritos

individuales que, según Hayek, correspondería al sistema de redistribución justa, pues al

carecer de normas rígidas o preestablecidas supone un orden producto de fuerzas

ordenadoras espontaneas y no de una acción deliberada del Hombre, que ocasionaría la

dispersión de ingresos7.

La intervención del Gobierno en el espontáneo orden social y de mercado, conocida

como “justicia social”, definida como protección de intereses individuales y creación de los

privilegios de un grupo o sector de la sociedad en desmedro de otra. Por tanto, la finalidad

de la economía política no debiera asegurar el bienestar individual de unos pocos, pues

obraría injustamente. De lo último se desprende que la catalexia apuntaría -en teoría-, a la

igualdad de libres oportunidades de éxito de todos los miembros que la componen. A fin de

conseguir lo anterior, el mismo Gobierno debería estar sujeto a las normas del derecho

privado, no poseer ningún tipo de monopolio comercial8 y “minimizar” su función en

labores de gestión, ceñidas a la protección de la propiedad privada, y a la redistribución

restringida de bienes y servicios -fundamentalmente en aquellos países en donde el

mercado no haya alcanzado un desarrollo libre y autónomo-. Cualquier intervención que

sobrepase las funciones previamente planteadas pone en riesgo la competencia entre

privados y la empleabilidad, basada en la selección de los más calificados –teoría del

perfeccionamiento del mercado (¿y la sociedad?) por selección natural-, comprometiendo

por tanto el orden social espontáneo.

Pese a las recomendaciones de Hayek sobre la mínima intervención del Gobierno en

el orden espontáneo de la sociedad y el mercado, el modelo de los países del Asia-Pacífico

parece poner en entredicho el paradigma social y económico occidental, al alcanzar

notables niveles desarrollo social y éxito económico a través de la activa participación del

Estado en la promoción de empresas nacionales -que en un primer momento fueron

pequeñas y medianas empresas familiares-, y que actualmente corresponden a grandes

7 Cfr. Friedrich von Hayek, Principios de un orden social liberal, 192-193.

8 Cfr. Friedrich von Hayek, Principios de un orden social liberal, 200.

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transnacionales. En tal sentido, si aceptamos la tesis de la evolución cultural en base a la

tradición de los pueblos –al estilo inglés-, debiese admitirse, en igual medida, que si bien el

primer mundo condiciona o subordina las relaciones de intercambio en el mercado global,

obligando a muchos Estados a adoptar el sistema económico de libre mercado, estos se

adaptan a las nuevas condiciones del mercado –ante el riesgo de desaparecer-, lo que no

implica la adopción purista del modelo liberal en materia política y social, toda vez que en

muchos de esos países las tradiciones culturales forman parte de cosmovisiones milenarias

de carácter divergente al occidental en la aprehensión y abstracción racional del mundo, y

por ende, han generado un orden social deliberado, no individual, no espontáneo, y

alternativo al propuesto por Hayek.

Del análisis argumentativo de Hayek es posible identificar una ética individual que

persigue su autonomía respecto a cualquier principio de autoridad que guíe o prive su libre

conducta, pues cada individuo persigue los fines que mejor pueda alcanzar según los

medios o recursos que haya podido apropiarse. Tal ética individual parece reafirmarse

sobre si misma al asumir la libertad como una facultad individual que se alcanza cuando

nadie interfiere en la acción racional voluntaria, obviando, por ende, cualquier daño que

pudiera generar a “otro(s)” o a su medio ambiente en el acto de alcanzar el fin individual

perseguido, constituyéndose por tanto en una ética antisocial y de la irresponsabilidad9,

bajo el entendiendo que la acción social y humana se ha construido históricamente como

relación e interrelación cooperativa y solidaria entre individuos como sociedad más allá del

mero intercambio e interés individual y mercantil.

9 La ética de la responsabilidad weberiana es una acción racional calculada con arreglo a fines, siendo propia de la civilización

occidental, y clave en el éxito del capitalismo. No obstante, tanto para Franz Hinkelammert como Hans Jonas, la ética de la responsabilidad weberiana es una falsa e irresponsable ética, que desconoce que tras los intereses individuales existen creencias y convicciones que movilizan propósitos que comprometen la sobrevivencia de la Biosfera, y por ende, del mismo ser humano, a razón de conseguir los “espontáneos” fines deseados. En tal sentido, tanto Hinkelammert como Jonas realizan una profunda crítica a la indiferencia que los valores del liberalismo -cimentados en la racionalidad instrumental y dinamizadores del mercado global- tienen por el Bien Común del colectivo humano y su proyección en el espacio-tiempo presente y futuro. Cfr.: Max Weber, La ciencia como profesión, (Madrid, España: Espasa Calpe, 2001); Franz Hinkelammert, “Asesinato es suicidio: cortar la rama del árbol en la cual se está sentado”, En: El Nihilismo al Desnudo (Santiago de Chile: LOM, 2001); Hans Jonas, “El carácter modificado de la acción humana”. En: El principio de la responsabilidad: ensayo de una ética para la civilización tecnológica (Barcelona, España: Herder, 1995).

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BIBLIOGRAFÍA

- Hinkelammert, El Nihilismo al Desnudo. Santiago de Chile: LOM, 2001.

- Hobbes, Thomas. Leviatán. Madrid, España: Editorial Nacional, 1979.

- Jonas, Hans. El principio de la responsabilidad: ensayo de una ética para la civilización tecnológica. Barcelona, España: Herder, 1995.

- Smith, Adam. La riqueza de las naciones. Madrid, España: Alianza, 1994.

- Von Hayek, Friedrich. Principios de un orden social liberal. Madrid, España:

Editorial Unión, 2001.

- Weber, Max. La ciencia como profesión. Madrid, España: Espasa Calpe, 2001.

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