los periodistas del sector víctor de víctor “en el ... · señuelos y cucharas. ... me gusta el...
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Cuéntenos algo sobre
su vida personal, para
conocerlo mejor…
—Me gustaría empezar por
el gran tesoro de mi vida, mi fa -
milia. Me casé joven, con María
Inés, hace 27 años. Tengo tres
hijos: Verónica (26), Florencia
(24) y Nicolás (21). Todos traba-
jan y estudian, y me dan mu -
chas satisfacciones. Los cuatro
en conjunto son lo mejor que
me pasó en la vida, soy un hom -
bre muy afortunado. En lo per -
sonal, tengo 51 años, estudié
mucho a lo largo de toda mi
vida. ¡Y lo sigo haciendo! Perio-
dismo en el Círculo de la Pren-
sa, locución en la Íbero, soy pro -
fesor de biología, me especiali-
cé en el estudio de los peces y,
además, soy li cenciado en edu -
cación. Desde hace 20 años
dirijo el Colegio del Libertador,
fui docente de aula, director de
estudios, rector y hoy soy direc-
tor general de esa prestigiosa
institución.
—Y, por supuesto, con
“alguna que otra actividad
dentro del periodismo”, ¿no?
—Efectivamente; en lo que
hace al periodismo, hice de to do.
Comencé en el año 1985 es cri-
biendo en distintos medios.
Empecé con algunos artículos
en revistas barriales hasta poder
escribir en Aire & Sol, Vida Salva-
je, Pesca, Caza y Aventura, etc. Pu -
bliqué dos libros: Ictiología para
pescadores y Guía de peces de
agua dulce, este último en coau-
toría con Carlos Chaubell y
Fulvio Razza. A principios de los
90 inicié mi romance con la radio
trabajando en radio Amé rica,
radio Splendid y en otros medios
muy importantes. En un
momento determinado empecé
a producir mis propios pro gra-
mas radiales con ciclos exitosos
como El Pescador y Campo y
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LOS PERIODISTAS DEL SECTOR
“En el periodismo, un maestro de la pesca”
Víctor de Víctor
Con 51 años de edad y casi los mismos como
pescador, docente de profesión y hoy director
general del Colegio del Libertador, el licenciado
Víctor de Víctor es uno de los periodistas
especializados de mayor trayectoria en el sector.
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LOS PERIODISTAS DEL SECTOR
la necesito, no podría vivir sin
practicarla.
—¿Tuvo maestros dentro
de la pesca?
—Sí, muchos. Juan Carlos
Tossi me enseñó mucho de
pesca y también sobre los me -
dios. Juan Martín de Yaniz…
Creo que habré leído el manual
de pesca de Yaniz unas 100 ve -
ces. También los “viejos” que ri-
dos pescadores del Club Gua zú
del que era socio y donde pasé
mi juventud aprendiendo secre-
tos de ellos, tanto de pes ca,
como de cocina. Sé que el club
tiene aún hoy una cocina que es
un aula… Aprendí a ar mar bra -
zoladas y a cocinar las pizzas de
Pepín y frituras y chupines con
don Arquímedes Doria. Hoy
tengo muchos maes tros, la gen -
te que pesca conmigo. Aprendí
de Simón, de Exequiel, de Jor -
ge Carnevale y de hasta de Fa -
cundo y Na cho, los más jóve-
nes de mis amigos de pesca.
Soy docente de raza y estoy
con vencido de que la educación
es un feedback, un proceso de
permanente ida y vuelta. El día
que no pue da aprender algo de
los que me rodean, me dedico a
otra cosa.
—Pensando a futuro, ¿có -
mo ve la pesca deportiva?
—Soy un optimista por na -
turaleza, pero no puedo sosla-
yar que si no cuidamos el me -
dio nos quedaremos sin activi-
dad. Optimista… la pesca es un
recurso natural renovable y la
vida siempre se abre paso. Tam -
bién podemos ayudar, la tarea
de repoblación de lagunas que
se ha hecho en los últimos años
ha sido maravillosa. Pero no po -
demos quedarnos sólo con eso,
hay que empezar por uno mis -
mo, respetando cupos, medi-
das, vedas y preservando el
equ ilibrio natural, tratando de
que el lugar en el que pesca-
mos no acuse evidencias de
que estuvimos por allí. Los que
tenemos un lugar en los medios
debemos enseñar y persuadir
con mensajes dirigidos hacia el
respeto por la naturaleza. Y
tam bién debemos preocupar-
nos por hacer algo para evitar
los excesos perpetrados por la
pesca comercial indiscriminada.
—¿Qué es lo que más dis -
fruta de la pesca?
—Todo, empezando por
armar mis propias líneas, prepa-
rar carnadas, comida, indumen-
taria, el propio hecho de pescar
en comunión con la naturaleza,
el silencio en el momento de la
pesca, la charla con el compa-
ñero a bordo de la lancha o en
el muelle, que casi siempre em -
pieza por una trivialidad y al ca -
bo de las horas termina en se -
cretos de estado y confidencias
fraternales. Creo que la pesca es
una forma de vida, no la vivo
como una actividad deportiva.
Agua. En 1992, de la mano de
Raúl Laino y Gabriel Martin
llegué a la tele con Deportur
2000; trabajé también con Mar -
tín Kambourian en Fin de se ma-
na y hoy hago algunos blo ques
de pesca para El Apostadero.
También produje mi propio pro -
grama televisivo. Durante cuatro
años (202 programas) es tuvimos
en la pantalla de canal Rural
Satelital con Argentina Aven tura.
En los 2000 llegó a mi vida Inter-
net. Comencé escribiendo algu-
nos artículos en Pes canet y en
Full Aventura. Lue go, necesitaba
encarar un pro yecto propio.
Junto a mi familia fundé Pesca-
nautas; luego me asocié con
jóvenes muy em prendedores a
quienes transferí mi parte para
después iniciar un proyecto nue -
vo con otras características.
—¿Y así nació Pescadores
en la Red?
—El portal de Pescadores en
la Red es hoy la última etapa de
mi experiencia en los medios de
la pesca. Mucho más tranquila,
con menos vértigo que las an -
teriores, y repito creo que va a
ser la última. Aquí eché anclas.
Con mucha dedicación y es -
fuerzo hacemos Pescadores en
la Red y Radio Pescadores, y tam -
bién hay otros proyectos en
carpeta vinculados al portal. Mi
familia y un calificado equipo
de colaboradores y correspon-
sales me acompañan en el pro -
yecto. Estoy muy feliz con este
emprendimiento, me da mu -
chas satisfacciones, trabajo en
lograr contenidos de calidad
para el lector con una actualiza-
ción prácticamente diaria y con
un mensaje educativo y respe-
tuoso hacia la naturaleza. Me
gustaría contarles también que
llevo dictadas 32 conferencias y
charlas en clubes de pesca y
exposiciones.
—¿Cuándo empezó a
pescar?
—Desde muy chico. Fue a
los 5 años cuando junto a mis
padres y hermano vacacioná-
bamos en el Delta, primero,
unas semanas en el arroyo Toro
y luego, meses enteros, desde
diciembre a marzo en el río Sar -
miento. Días y días de pesca
fueron toda una escuela. Con la
llegada de la adolescencia me
independicé de la mejor mane-
ra en la que un joven puede ha -
cerlo: comencé a trabajar y a
ga nar dinero, y en consecuen-
cia tuve la posibilidad de viajar
y pescar en lugares más aleja-
dos, en otros ámbitos y cono-
ciendo distintas especies. Y hoy
pesco en todos los momentos
que puedo, si bien viajo bastan-
te, soy socio del Club de Pesca-
dores y disfruto mucho de to -
das sus sedes. El amor por la
pes ca nació así. Hoy esta activi-
dad ocupa un lugar preponde-
rante en mi vida, respiro pesca,
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LOS PERIODISTAS DEL SECTOR
zarlos para pescar, colecciono
señuelos y cucharas.
—¿Su mejor captura?
—Es difícil brindar una res -
puesta concreta, disfruto todas
las capturas, soy de esos pesca-
dores que admiran todos los
peces, hasta los bagres. No me
agrada cuando a veces escucho
a pescadores que desprecian a
algunas especies o el poco ta -
maño de la pesca que estén ha -
ciendo. No creo que la pesca
sea una cuestión de la pieza
más grande. Mi amigo Alejan-
dro tiene escrito en su bolso de
pesca aquello de “No existen
peces chicos, sino equipos ina -
decuados”. Lo creo ferviente-
mente, me gusta el spinning
ultraliviano y, sin que parezca
una contradicción, también dis -
fruté de grandes peces que he
pescado o de algo inesperado
como la tararira azul de 6,400
kg que obtuve en el arroyo Dia -
blo en el delta del Paraná.
—¿Una anécdota entre
tantas que quiera compartir…?
—Una que si bien es gra cio-
sa expone uno de los defectos
más grandes que tienen mu chos
pescadores… Hace mu chos
años estaba en el mue lle de Mar
de Ajó pescando pe jerrey. Yo era
un adolescente y miraba mucho
lo que hacían los “viejos” para
aprender de ellos. Había un se -
ñor que era demasiado prolijo
con sus equipos y en especial
con la carnada. “Éste debe ser
concursero”, pensé. Si los presen-
tes clavábamos tres escardones,
él subía diez. En un momento,
un pescador que re cién había
llegado se le acercó y sin mediar
saludo empezó a re comendarle
anzuelos, lí neas y técnicas, sugi-
riéndole ade más que para
pescar pejerrey debía ir a alguna
laguna, que el mue lle era para la
corvina. El modesto pescador, en
absoluto silencio, sacó tres peje-
rreyes de 30 cm en el lapso que
duró el mo nólogo del moscar-
dón. Se trataba de don Nello
Príncipi, uno de los grandes
maestros de la pesca… ¡¡¡y el
otro le daba “consejos”!!!
—¿Un deseo…?
—Uno banal… Pasar los úl -
timos días de mi vida viviendo
frente al mar o frente al río. Pes -
cando, cocinando y mirando la
unión del cielo con el agua. Es
increíble el efecto que tiene la
línea del horizonte en mi cabe-
za y, en especial, en mi alma.
Y el deseo genuino de que
Dios me regale la gracia de vivir
como lo hice hasta ahora, feliz,
con mi familia, y con la posibili-
dad de en un escenario no tan
lejano… poder llevar a pescar a
mis futuros nietos ■
La pesca es antes, durante y
después del hecho de pescar,
desarrolla cualidades y destre-
zas para la vida, se aprende a
ser paciente, a relajarse, y simul-
táneamente a estar concentra-
do y atento… Si bien practico
pes ca con devolución en la ma -
yoría de las ocasiones, con el
pejerrey y con las especies mari-
nas creo que la pesca termina
en la mesa. Me gusta mucho
co cinar el pescado para mi fa -
milia y amigos. La cocina es mi
otra pasión.
—¿Cuál es su pesca predi-
lecta?
—Mi pesca preferida… la
pesca del pejerrey en todas sus
formas: táctiles (a pulso) y visua-
les (a flote). No me gusta pes -
carlo a fondo. También me apa -
siona la pesca de dorados y ta -
rariras con artificiales; y si es va -
deando, mejor. Además de utili-