los estoicos antiguos y spinoza

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en la naturaleza no hay vacío y en Dios o -lo que es igual- la naturaleza encontramos la causa eter- na de todas las cosas, razón por la que lo que es, es en aquella El hombre es parte de la naturaleza por estar constituido de los mismos elementos del cosmos y está sujeto a las leyes que rigen en este. Dios -o el hado- es la causa de todo. En Spinoza no encontramos una cosmolo- gía; para entender qué es naturaleza, es necesario partir del concepto de la substancia infinita que, por ser tal, es omniabarcadora; por consiguiente no puede existir Dios por un lado y substancia por otro: substancia o Dios es lo mismo. La caracte- rística de infinito dice, de por sí, que tampoco pueden existir separadamente Dios y la naturale- za: esta es el ser eterno e infmito al que también llamamos Dios. En este caso, "eterno" se opone a "creación de la nada". En la naturaleza spinoziana el vacío es asimismo inaceptable. Dios es igual- mente causa de todo y lo que es, es él. Nada hay fuera de la naturaleza; el hombre es una modifica- ción de aquella. Quedan así los humanos sujetos a las mismas leyes naturales, leyes que tienen carácter necesario, tanto para los estoicos como para "el israelita". Ni para este ni para la Stoa es concebible el azar; lo que llamamos contingente es juzgado, en ambos casos, como una deficiencia de nuestro conocimiento. Cuerpo-alma pertenecen al mismo orden; son uno y mismo individuo pero entre los estoicos y Spinoza está la impronta cartesiana, de manera que para el segundo podemos concebir al sujeto bajo el atributo del pensamiento o bajo el atributo de la extensión. O ¿acaso se podrá decir con Long que "la Naturaleza estoica es cosa a la que juntamente son atribuibles pensamiento y extensión"? 134. Lo cierto es que el alma tiene una función gnoseoló- Capítulo Tercero Los estoicos antiguos y Spinoza Nos corresponde ahora comparar algunos puntos de los estoicos y Spinoza. Los términos de la comparación se reflejan en los índices corres- pondientes a los capítulos anteriores y ya están delimitados por nuestro análisis previo: para ambos, el hombre es parte de la naturaleza; de ella deriva su razón, la cual a su vez es el fundamento de la sabiduría. En el caso de la Stoa, la razón controla lo que puede surgir del impulso primero; en el caso de Spinoza la razón no puede controlar por completo lo que puede surgir del conato o deseo, pero los dos plantean una libertad que tiene como base la razón misma - enraizada ella en la naturaleza- aunque toda acción humana obedece a causas antecedentes y necesarias. Nos referiremos a lo que atañe a la naturaleza y el lugar de los humanos en ella, a los nexos entre el impulso pri- mero o el conato y la razón; a la relación entre conocimiento y libertad, kazékotua y norma recta de vida; a la conexión entre determinismo, liber- tad y responsabilidad, y al sabio, en ese orden. 11. Naturaleza Llegamos a comprender qué es la naturaleza para los estoicos mediante su cosmología. Según aquellos, de la combinación del principio activo, inteligente, que todo lo penetra (fuego creador o pnejma) con el principio pasivo, materia sin cua- lidad, surge todo lo que existe. El principio activo no aparece separado de la materia y es idéntico a razón, lógos, o Dios. De esta manera, se afirma una única realidad (el cosmos es uno, decía Zenón, DL 143); Dios no es distinto del mundo. Los principios mencionados son increados, de modo que el mundo no ha sido creado de la nada;

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en la naturaleza no hay vacío y en Dios o -lo quees igual- la naturaleza encontramos la causa eter-na de todas las cosas, razón por la que lo que es,es en aquella El hombre es parte de la naturalezapor estar constituido de los mismos elementos delcosmos y está sujeto a las leyes que rigen en este.Dios -o el hado- es la causa de todo.

En Spinoza no encontramos una cosmolo-gía; para entender qué es naturaleza, es necesariopartir del concepto de la substancia infinita que,por ser tal, es omniabarcadora; por consiguienteno puede existir Dios por un lado y substancia porotro: substancia o Dios es lo mismo. La caracte-rística de infinito dice, de por sí, que tampocopueden existir separadamente Dios y la naturale-za: esta es el ser eterno e infmito al que tambiénllamamos Dios. En este caso, "eterno" se opone a"creación de la nada". En la naturaleza spinozianael vacío es asimismo inaceptable. Dios es igual-mente causa de todo y lo que es, es él. Nada hayfuera de la naturaleza; el hombre es una modifica-ción de aquella. Quedan así los humanos sujetos alas mismas leyes naturales, leyes que tienencarácter necesario, tanto para los estoicos comopara "el israelita". Ni para este ni para la Stoa esconcebible el azar; lo que llamamos contingentees juzgado, en ambos casos, como una deficienciade nuestro conocimiento.

Cuerpo-alma pertenecen al mismo orden; sonuno y mismo individuo pero entre los estoicos ySpinoza está la impronta cartesiana, de manera quepara el segundo podemos concebir al sujeto bajo elatributo del pensamiento o bajo el atributo de laextensión. O ¿acaso se podrá decir con Long que"la Naturaleza estoica es cosa a la que juntamenteson atribuibles pensamiento y extensión"? 134. Locierto es que el alma tiene una función gnoseoló-

Capítulo Tercero

Los estoicos antiguos y Spinoza

Nos corresponde ahora comparar algunospuntos de los estoicos y Spinoza. Los términos dela comparación se reflejan en los índices corres-pondientes a los capítulos anteriores y ya estándelimitados por nuestro análisis previo: paraambos, el hombre es parte de la naturaleza; de elladeriva su razón, la cual a su vez es el fundamentode la sabiduría. En el caso de la Stoa, la razóncontrola lo que puede surgir del impulso primero;en el caso de Spinoza la razón no puede controlarpor completo lo que puede surgir del conato odeseo, pero los dos plantean una libertad que tienecomo base la razón misma - enraizada ella en lanaturaleza- aunque toda acción humana obedece acausas antecedentes y necesarias. Nos referiremosa lo que atañe a la naturaleza y el lugar de loshumanos en ella, a los nexos entre el impulso pri-mero o el conato y la razón; a la relación entreconocimiento y libertad, kazékotua y norma rectade vida; a la conexión entre determinismo, liber-tad y responsabilidad, y al sabio, en ese orden.

11. Naturaleza

Llegamos a comprender qué es la naturalezapara los estoicos mediante su cosmología. Segúnaquellos, de la combinación del principio activo,inteligente, que todo lo penetra (fuego creador opnejma) con el principio pasivo, materia sin cua-lidad, surge todo lo que existe. El principio activono aparece separado de la materia y es idéntico arazón, lógos, o Dios. De esta manera, se afirmauna única realidad (el cosmos es uno, decíaZenón, DL 143); Dios no es distinto del mundo.Los principios mencionados son increados, demodo que el mundo no ha sido creado de la nada;

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gico-moral. Para los estoicos es un fragmento delcosmos y el cosmos es directamente divino yracional; para Spinoza es nuestra mejor parte y,aunque la base de la razón no sea tan clara ni sufunción tan holgada como en aquellos, ciertamen-te de ella dependerá también la posibilidad delconocimiento y, por consiguiente, de libertad

12. El impulso primero, el conato y larazón

El impulso primero estoico y el conato spi-noziano son los que llevan a todo ser vivo a guar-darse a sí mismo o, lo que es igual, a perseveraren su ser, con conciencia de esto y de tal modoque tiende a rechazar lo dañino y a admitir lo con-veniente. Son conceptos centrales, por ser expli-cativos del comportamiento de los seres vivos,aplicables al humano en particular. Nos permitenentender que en los humanos, todas las accionesresponden naturalmente a un objetivo común (yen este sentido, comprendemos el porqué de latendencia a los intereses egocentrados, pero tam-bién por qué "los otros" pueden ser de provecho,en la medida en que contribuyan al mencionadoobjetivo). Permiten advertir que existe una cone-xión también natural entre el animal humano y supreferencia por ciertos objetos y estados. Por últi-mo, consideramos que constituyen una. buenabase para descifrar por qué el humano identificala propia conservación con la felicidad y por quéen la teoría y en la práctica echa mano a cosas tandiferentes para lograrlo. Mas tanto la Stoa comoSpinoza perciben la razón como requisito paraconservarse.

Para los estoicos impulso primero y razónnó se oponen, pues se otorga a esta un poder totalsobre lo que puede proceder de aquel. El impulsopuede desmesurarse sólo si no se ejerce la razónque por naturaleza tenemos para que lo dirija (losotros animales poseen impulso y sensación y nose "equivocan"). Por este principio es lógico queel fm del hombre sea vivir según la naturaleza,esto es, según la razón. Vivir según la razón equi-vale a la virtud, la cual es el único bien y biensupremo, además idéntica a la felicidad, y elegi-ble por sí misma y no por miedo o esperanza. Elbien se define como lo provechoso o útil y el malcomo lo que aleja al humano del logro del biensupremo. Tenemos que lo que puede conducir almal es una idea o un juicio falso acerca del bien o

del mal, un asentimiento dado incorrectamente olas "malas compañías". El mal, entonces, no esmera apariencia, por lo que si aleja al humano dela conservación de su ser, que es racionalidad,aquel debe extirparlo. El deber aquí posee su fun-damento en el poder de la razón, que llega a lacima cuando ella está bien entrenada, esto es,cuando mediante el ejercicio adecuado asientesiempre sólo a juicios verdaderos.

Justamente en el lugar de mayor articula-ción entre la Stoa y Spinoza -el impulso primero yel conatus o deseo, esencia del hombre- es dondemás se separan: para este, el poder de la razón esmuy limitado para dominar lo que puede surgirdel deseo. Y de la Stoa dice: "...creyeron que losafectos (qua pasiones) dependen absolutamentede nuestra voluntad y que podemos dominarloscompletamente" (V, Prefacio). Pero estaban equi-vocados porque sobre ellos no tenemos -y nopodemos tener- imperio absoluto. Sin embargo,Spinoza también se propone luchar contra el mal.

Es claro que con Spinoza no cabe hablar deque la naturaleza tenga fines. Es en vistas a unideal de la razón -y no a un fin natural- que defineel bien como lo útil para la conservación denuestro ser, y el mal como lo contrario, al igualque los estoicos. Lo más útil para la conservaciónes la virtud (o la potencia) que consiste en conoci-miento. De esta manera, la suprema virtud -equi-valente a la suprema felicidad- es el supremoconocimiento. La virtud, entendida como vivirbajo la guía de la razón, debe buscarse por símisma y no por otra cosa. Para Spinoza y para losestoicos la moralidad no puede depender de nadamás que de la razón: no se contempla, por estemotivo, la posibilidad de que se busque por pre-mios o castigos (esperanza o miedo, en estemundo o en otro).

Nos alejamos de la virtud, debido a quetenemos ideas confusas, por asociar caprichosa-mente lo que nos agrada o desagrada con objetosque casi nunca son las verdaderas causas de nues-tro estado; también e igualmente importante por-que la fuerza por conservarse en el ser es muyinferior a la potencia de las causas exteriores.Pero no nos alejamos de la virtud sólo por lo ante-rior; debemos recordar asimismo que las pasionesno se desvanecen ante lo verdadero y por tanto unafecto únicamente puede ser reprimido o suprimi-do por uno contrario y más fuerte y aun la fuerzadel deseo que brota del conocimiento verdadero-en tanto que es él mismo un afecto- puede ser

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LOS ESTOICOS ANTIGUOS Y SPrNOZA

superada indefinidamente por la fuerza de losdeseos que surgen del montón de otros afectosque nos embargan. Pero esto no obstante, Spinozatambién propone el poder -aunque relativo- de larazón como la base del deber. Ese es, de igualforma, el fundamento de los "mandatos de larazón" que hemos mencionado en el capítulo II.

13. Conocimiento y libertad

Tanto los estoicos como Spinoza hacendepender la libertad del conocimiento. El conoci-miento es un proceso escalonado, cuyo núcleoestá constituido por la fantasía cataléptica (basede los juicios verdaderos) y las ideas adecuadas(verdaderas) respectivamente. Para los primerosel recorrido va desde la mera representación sen-sible -fase pasiva- al asentimiento (fase activa), ala representación cataléptica y culmina en elconocimiento en sentido estricto. Según ellos laphantasia o representación debe distinguirse delphántasma o imaginación, que es una visióncomo las que tenemos soñando.!" Existe unaclase de representaciones a partir de las cuales esimposible formar un juicio falso: son las repre-sentaciones catalépticas, dotadas de una fiabilidadinmediatamente recognoscible, de evidencia pro-pía, base fmne del conocimiento y criterio de ver-dad, aunque también puede ser criterio de verdadla noción común: 'la concepción natural de lascaracterísticas generales de una cosa. La noci6ncomún permite alcanzar nuevo conocimiento y larazón las tiene por base. El conocimiento es unaaprehensión segura, indubitable, inalterable porningún tipo de argumento, s6lo poseída por elsabio. El sabio posee la verdad, mientras que elno sabio en ocasiones posee juicios verdaderos.En otras palabras, el no sabio no siempre es unnecio. Lo contrario del conocimiento es la creen-cia, la opini6n, o la ignorancia, pero la creencia esun asentimiento a veces "débil" (verdadero) aalgo, a veces falso. 'Se habla de "debilidad" por-que aunque es asentimiento a algo verdadero, elque asiente no tiene elementos para defenderlo.La ignorancia no necesita explicación. El asensodel sabio es "fuerte", sólido y voluntario. El es undialéctico y por ello reconoce siempre lo verdade-ro y lo falso y sólo asiente cuando debe hacerlo.La verdad que detenta, forma un cuerpo coheren-te, no de meras impresiones, sino de sus causas ysus nexos. Por último, cabe reiterar que, en prin-

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cipio, es posible salir de la opini6n y llegar a lasabiduría, mediante un entrenamiento preciso dela razón. y si se sale de la opinión, fuente de losjuicios falsos de donde proceden a menudo laspasiones, se puede llegar a ser virtuoso, eliminan-do aquellas.

En Spinoza también encontramos opinión oimaginación y conocimiento racional, pero él vamás allá de la razón, y la cúspide del proceso esla ciencia intuitiva. En el género imaginativo -enel cual el humano no actúa, sino que padece- estáel origen de la falsedad, privación relativa deconocimiento. Se deja el reino de las ideas confu-sas e inconexas al pasar al género racional, cuyofundamento son las nociones comunes. Talesnociones surgen porque todos los cuerpos con-cuerdan en ciertas cosas y las concordancias sonpercibidas por todos los humanos adecuadamente(es decir, en forma clara y distinta); como en losestoicos, las nociones antedichas desempeñan unpapel sumamente importante en el conocimiento.Spinoza también presenta un fundamento s6lidodel conocimiento con su noci6n de idea adecuada:aquella que considerada en sí misma, en su natu-raleza, posee todas las propiedades intrínsecas deuna idea verdadera. De esta forma el conocimien-to del segundo y del tercer género es necesaria-mente verdadero, porque está constituido porideas adecuadas. La idea verdadera es el criteriode verdad, ya que está dotada de certeza suma. Yel que tiene una idea verdadera no puede dudar deque la tiene, por lo que la verdad es norma de símisma y de lo falso.

El tránsito del primer género al segundomarca la posibilidad de sabiduría, pues no hay pasodel primero al tercero, el cual representa la verda-dera libertad y felicidad. Asimismo, la Stoa noconeibe un salto de la mera fantasía al conocimien-to. En ambos casos, la raz6n es origen de la sabidu-ría; eso sí, para los primeros ella es necesaria ysuficiente, pero para Spinoza es tan solo necesaria.

14. Kazékonta y norma recta de vida

Las kazékoma estoicas y la norma recta devida de Spinoza fueron enunciadas con el mismoobjetivo: proveer al hombre con una norma deconducta, para que prevalezca la razón mientraspersigue la sabiduría.

Las kazékonta, es decir, las acciones ade-cuadas o convenientes a la naturaleza, tienen por

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principio al impulso natural. Son las de un serracional, que puede cuidar su propia vida y laajena como, por ejemplo, honrar a la familia,velar por la salud y los sentidos. Spinoza, por suparte, propone que en tanto no tengamos un per-fecto conocimiento de nuestros afectos, conciba-mos una norma recta de vida, unos principiossólidos, y que los recordemos y apliquemos todoslos días: compensar el odio con amor, luchar con-tra la ira, vencer el miedo. Y a no dudarlo, estosprincipios tienen también su raíz en el deseo deconservamos en nuestro ser.

15. Determinismo, libertady responsabilidad

Los del Pórtico y Spinoza conciben alhumano como parte de la naturaleza ya esta regi-da por causas necesarias. "...todas las operacionesque proceden de cada ser son ejecutadas por estesegún su propia naturaleza (...) y nada de cuantouna cosa hace según su propia naturaleza puedehacedo de otra manera ..""» y "...a la naturalezade cada cosa no le corresponde más que lo que sesigue necesariamente de su causa dada...".•27 Todoen aquella obedece a causas, incluidos nuestrosactos y, por consiguiente, no cabe hablar de liber-tad como un fenómeno incausado. Los primerosdefinen la libertad como "la potestad de obrar porsí" y el segundo llama libre a "lo que existe por lasola necesidad de su naturaleza y es determinadopor sí solo a obrar". Se trata en los dos casos deaspirar al gobierno de uno mismo mediante cier-tas causas y entonces el problema estriba en esta-blecer a qué tipo de causa se obedece (y no en nosometerse a ninguna).

Crisipo propone las causas perfectas y prin-cipales (que dependen de nosotros y son internas)y las auxiliares y próximas (que no dependen denosotros y son externas). "El israelita" proponecausas eficientes, internas o externas, adecuadas oinadecuadas. Una causa es adecuada cuando suefecto puede ser percibido clara y distintamenteen virtud de ella misma; es inadecuada o parcialcuando su efecto no puede entenderse por ellasola

Se puede decir que ambos atribuyen a lascausas externas al menos parte de los maleshumanos, aunque para ninguno la naturaleza esdirectamente mala: para los del Pórtico los movi-mientos de ella nunca son torcidos y para Spinoza

nada ocurre que pueda ser atribuido a vicio de lanaturaleza. Los estoicos, recordemos, dicen que elracional se puede descarriar por el impacto de ladiversión en nuestros sentidos, las "malas compa-Mas". Según Spinoza ningún mal puede sobreve-nirle al humano si no es por causas exteriores.Pero ninguno clasifica todo lo externo como"malo".

La actividad del impulso primero, como ladel deseo, obedece a una causa externa: auxiliar ypróxima. y eficiente y adecuada respectivamente."Cuando una piedra levantada en alto es puesta enlibertad, caerá (...) por llevar en sí misma la fuer-za de la gravedad; al igual, los seres vivos tienenun movimiento natural (...) que proviene de laheimarméne:" "Una piedra recibe de una causaexterna, que la impulsa, cierta cantidad de movi-miento con la cual, después de haber cesado elimpulso de la causa externa, continuará necesaria-mente moviéndose (...); si la piedra fuera cons-ciente de su conato -e ignorante de la causa de sumovimiento- creerá que persevera en él porqueasí lo quiere..:' "21

El hado/naturaleza o la naturaleza son causadel primer movimiento de las cosas, no obstantepara la Stoa los actos de nuestra mente caen bajola dirección de nuestra propia voluntad. Nuestroasenso es voluntario: obedece a una causa perfec-ta y principal. Dado que el sabio sólo asiente aproposiciones compatibles con su virtud, es claroque su mente sólo tiene phantasias catalépticas.Está en posesión de la verdad y la verdad revisteel carácter de causa perfecta y principal de susacciones y de la liberación de las pasiones.

Spinoza afirma que son necesariamentebuenas las cosas de las que el hombre es causaeficiente y adecuada. Padecemos sólo por tenerideas inadecuadas: forjamos imaginaciones, estoes, experimentamos un afecto que implica la natu-raleza de nuestro cuerpo y la de un cuerpo exte-rior. Odio y amor, nuestras pasiones recurrentes,se relacionan con la idea de una causa exterior.Pero en la mente existen tanto ideas adecuadascomo inadecuadas y las pasiones no nos dejansólo porque tengamos un conocimiento verdade-ro, sino porque él mismo es un afecto que puedeser contrario y más fuerte que aquellas. Y aun así,recordemos, la fuerza del deseo que puede origi-narse de este último afecto sólo puede ser medidapor la razón (causa interior) en tanto que la de losotros afectos se mide por la potencia de las causasexteriores, que siempre es mayor. Por eso hemos

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dicho arriba que la razón es causa necesaria, perono suficiente, de la sabiduría. Se colige la urgen-cia del tercer género de conocimiento pues única-mente de él puede brotar el afecto más fuerte con-cebible y experimentable: el amor intelectual deDios. Vale hacer notar que la definición de amorno ha cambiado: sigue siendo una alegría acom-pañada de la idea de una causa exterior. Empero,ya no es una pasión. Sólo el que posee la cienciaintuitiva es sabio en sentido estricto y, por lotanto, libre en sentido estricto: su mente sólo tieneideas adecuadas y es merced al amor recién men-cionado que finalmente puede reprimir la concu-piscencia. Pero esas ideas adecuadas ahora con-forman un orden (el orden), un sistema, contem-plado enteramente desde una cierta perspectiva deeternidad y se comprende que todo lo que es es enDios. El alma es causa adecuada de tal tipo deconocimiento, y este, a su vez, es causa de que elsabio se autodetermine.

En lo que concierne a la responsabilidad,para los estoicos la acción no depende directa-mente del impulso primero sino del asenso; laadecuación de este sí depende del entrenamientoque le hayamos dado a la razón y este es volunta-rio; el humano es así responsable de los actos queprovienen de su asentimiento. De acuerdo conSpinoza. nadie es excusable en relación con susactos: los hombres malos son igualmente temiblesy perniciosos cuando lo son necesariamente y deigual forma necesariamente son castigados. Laresponsabilidad queda explicada en ambos casos.

16. El sabio

Para ambos la libertad es autodeterminacióny la esclavitud o servidumbre la privación deaquella. Razón y conocimiento son la base de lasabiduría, la cual es al mismo tiempo, libertad.Por la razón se distingue lo verdadero de lo falso,lo real de lo aparente, la idea adecuada de la ideainadecuada, y se comprenden los fenómenos porsus causas. Pero el conocimiento del sabio estoicocomo el del spinoziano, conforma un sistemacoherente e indubitable (no hay el menor asomode escepticismo); el sabio del Pórtico está enposesión de la verdad; el de Spinoza concibe lascosas en la naturaleza infinita y reconoce en ellala causa eterna de todas. En esta concepción desistema que comparten, orden necesario y eternodel mundo, todo tiene su lugar y nada puede

acontecer en él de otra manera que como lo hace.Y es de la comprensión de la necesidad de dondenace, finalmente, la Iibertad. Aquelse yerguelibre de pasiones, perturbaciones y dolores. Elotro, gozoso, apenas sufre conmociones delánimo. Ambos son libres y plenamente felices.

Ninguno es solitario: han llegado a com-prender que estar acompañado aprovecha y pormotivos afines: la amistad únicamente se da entrelos virtuosos por lo que tienen de parecido; laamistad es tener cosas en común, por las cualestratamos a los amigos como a nosotros mismos(DL 124). Ahora oigamos a Spinoza: entre lascosas fuera de nosotros las más excelentes son lasque concuerdan por completo con nuestra natura-leza (...) nada más útil al hombre que los que segobiernan por su razón. Estos no apetecen para sínada que no deseen para los demás (IV, 18 E).

En punto a las conmociones, o afectos, queel uno no experimenta y el otro apenas sí lo hace,hay una que deseamos destacar: la compasión. Elsabio estoico no es compasivo ni perdona. porqueeso sería apelar a sus emociones, lo cual seríacontrario a la razón (DL 123). Tanto para el queva por el camino de la sabiduría spinoziana. comopara el que la alcance, la conmiseración es por símaJa e inútil. Esto porque el que siente conmise-ración y se conmueve ante la miseria o las lágri-mas ajenas, suele hacer cosas de las que luego searrepiente: por no hacer algo que sepa con certezaque es bueno y porque las lágrimas falsas loembaucan con facilidad (IV, 50).

Ha de notarse que aunque la Stoa y Spinozaconsideran esencial al humano conservarse en elser y que esta conservación depende del desarro-llo pleno de la racionalidad, se separan en rela-ción con el final de la existencia misma, esto es,la posibilidad del suicidio. El estoico puede qui-tarse la vida sin menoscabo de su virtud Y aquí espreciso recordar que la vida, como la muerte, estáentre las cosas indiferentes (adiáphora), aquellasque ni ayudan ni dañan necesariamente en rela-ción con la virtud misma y la felicidad. Se puedesuicidar por la patria o los amigos, lo cual, enten-demos, es congruente con los supuestos éticosrecién mencionados, en los cuales se basa, a suvez, su ideario cívico. Al igual, puede quitarse lavida por sufrir un dolor insoportable, mutilacio-nes o enfermedades incurables (DL 130). Pero esque él quiere guardarse a sí mismo, aunque no acualquier precio; el precio que no pagará es larenuncia al imperio de su razón, particularmente

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ocasionada quizá por los últimos motivos citados.Spinoza. por su parte, opina que los que se suici-dan son de ánimo impotente y lo hacen completa-mente derroIados por causas exteriores, conttariasasu naturaleza (IV, 18 E). Al tomar en cuenta queaquellos son los paladines del poder de la razón y

prefieren la muerte antes que prescindir de ella-en eso les iría la libertad- Yque Spinoza no pier-de nunca de vista el poder relativo de la razónmisma -por lo que es tan difícil alcanzar la liber-tad- no hemos podido evitar pensar que, en esto,es más estoico que los estoicos.