los elementos del sistema cultural

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Centro Educativo Nivel Secundario 44 Av. Entre Ríos 1341, CBA Seguí las clases (y algo más) a través de: www.mediosyenteros.blogspot.com También en el blog de la escuela: www.comunicarte44.blogspot.com Email: [email protected] MEDIOS Y CULTURA FICHA DE LECTURA Nº 4 EL SISTEMA CULTURAL Textos extraídos (y adaptados) de: Armando Dilon- Loretta Brass- María Eggers Lan Cultura y estéticas contemporáneas Buenos Aires, ed. Maipue, 2002 1. Los sistemas culturales Hemos visto que todo el universo de lo humano está incluido dentro del concepto “cultura”. Si bien uno habla de “cultura” en singular (por ejemplo, “cultura es el conjunto de las múltiples creaciones del hombre” o, “cultura es el conjunto de tradiciones y estilos de vida socialmente adquiridos, de los miembros de una sociedad, incluyendo sus modos pautados y repetitivos de pensar, sentir, y actuar”), no se trata de una sola cultura, porque cada sociedad tiene la suya propia, con la cual se identifica. Cuando observamos las peculiaridades culturales propias de las diferentes comunidades, que responden cada una a su manera a las necesidades básicas de vivir, amar, comer, sentir, etcétera, no estamos hablando de cultura sino de culturas, en plural. La cultura universal existe solo como utilización en forma genérica del término. Por eso, para conocer mejor cada cultura, se puede analizar como sistema cuyas partes son, entre otras, el arte, la ciencia, la filosofía, la religión, la organización social, la lengua, los valores morales; todos estos elementos constituyen una compleja red de relaciones. 2. Sociedad y organización social 1

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ficha de lectura de la materia Medios y cultura del cens 44

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Page 1: Los elementos del sistema cultural

Centro Educativo Nivel Secundario 44Av. Entre Ríos 1341, CBA

Seguí las clases (y algo más) a través de: www.mediosyenteros.blogspot.comTambién en el blog de la escuela: www.comunicarte44.blogspot.com

Email: [email protected]

MEDIOS Y CULTURA

FICHA DE LECTURA

Nº 4EL SISTEMA CULTURALTextos extraídos (y adaptados) de: Armando Dilon- Loretta Brass- María Eggers Lan Cultura y estéticas contemporáneas Buenos

Aires, ed. Maipue, 2002

1. Los sistemas culturales

Hemos visto que todo el universo de lo humano está incluido dentro del concepto “cultura”. Si bien uno habla de “cultura” en singular (por ejemplo, “cultura es el conjunto de las múltiples creaciones del hombre” o, “cultura es el conjunto de tradiciones y estilos de vida socialmente adquiridos, de los miembros de una sociedad, incluyendo sus modos pautados y repetitivos de pensar, sentir, y actuar”), no se trata de una sola cultura, porque cada sociedad tiene la suya propia, con la cual se identifica. Cuando observamos las peculiaridades culturales propias de las diferentes comunidades, que responden cada una a su manera a las necesidades básicas de vivir, amar, comer, sentir, etcétera, no estamos hablando de cultura sino de culturas, en plural. La cultura universal existe solo como utilización en forma genérica del término.

Por eso, para conocer mejor cada cultura, se puede analizar como sistema cuyas partes son, entre otras, el arte, la ciencia, la filosofía, la religión, la organización social, la lengua, los valores morales; todos estos elementos constituyen una compleja red de relaciones.

2. Sociedad y organización social

El barro con que se amasa la cultura y también sus artífices se encuentran en la sociedad humana: las comunidades humanas son la base esencial para que surjan y se desarrollen las culturas.

En forma muy genérica, el concepto sociedad se refiere a todo grupo de seres vivos que comparten su hábitat y se encuentran en una relación de interdependencia para procurarse lo que requieren para sobrevivir y cubrir sus necesidades, es decir, donde los individuos pueden participar de una vida común. Si nos referimos, en cambio a las sociedades humanas, en forma muy básica: la sociedad es cualquier asociación humana que abarca “toda clase y grado de relación en que ingresen los hombres, ya se trate de relaciones organizadas o no, directas o indirectas, conscientes o inconscientes, de cooperación o antagonismo. Incluye también la trama integra de las relaciones humanas y carece de

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fronteras o de límites asignables. De estructura amorfa en sí misma, da lugar a numerosas sociedades específicas, superpuestas o interconectadas que, sin embargo, no la agotan” (Rummey, Jay y Maier, 1959).

Hay pensadores que, cuando hablan de “sociedad”, se refieren al conjunto de instituciones que forman la trama de la vida social. Las distintas instituciones (económicas, políticas, religiosas, familiares, educativas, jurídicas, recreativas) se interconectan entre sí, formando parte de la cultura, y facilitan los medios por los cuales los individuos organizan sus actividades comunes para relacionarse y vivir en el mundo que los rodea –por ejemplo las instituciones económicas se dedican a la producción y distribución de los bienes-. Las instituciones implican que existe una pauta establecida de comportamiento humano. Cuando permanecen funcionando en el tiempo necesitan legitimación, justificación y consenso de las nuevas generaciones. La necesidad de cooperación e interdependencia entre los hombres, la necesidad de reciprocidad, actúa como mecanismo de control social, que induce a los hombres a cumplir sus obligaciones sociales. La sociedad, por me-dio de la educación, induce a la gente a creer en lo positivo de sus pautas de comportamiento.

Con las palabras de Carozzi, Maya y Magrassi:“Toda sociedad construye y ordena un mundo significativo que sus participantes internalizan como objetivo y dan por sentado como real.Sus significados no son meramente considerados por los individuos socializados como útiles, convenientes o correctos sino también como inevitables, como parte integrante de la naturaleza universal de las cosas.”La existencia de una sociedad presupone un cierto grado de organización. Ésta

aparece en cuanto se explicitan los procedimientos que implican una acción coordinada para el logro de objetivos socialmente determinados. Estos objetivos pueden obedecer al interés general o bien al de alguno de los subgrupos constitutivos, que consigue imponerlos al resto (Di Tella, 1989).

El grado de complejidad de esta organización depende de la sociedad: desde la más simple, la horda primitiva, el clan (formado por varias familias), hasta las más complejas de muchos Estados actuales, que albergan en su seno multiplicidad de comunidades urbanas y rurales, de distintas confesiones y sectas religiosas, de partidos políticos, de grupos étnicos, de clases sociales, etcétera.

3. Socialización

Los niños son socializados a través de las instituciones como la familia y la escuela, e internalizan el mundo que los recibe como el único que existe: aprenden el lenguaje y se van adaptando a la vida en sociedad. Esta internalización de la visión social del mundo, que se llama socialización primaria, se desarrolla por medio de códigos lingüísticos de todo tipo –del lenguaje, que permiten la interpretación social de la realidad.

En la socialización primaria se transmiten a los niños las pautas de conducta de la sociedad; el porqué debe hacerse unas cosas y otras no. Por medio de la socialización los individuos se integran al medio social. a partir de la internalización de los contenidos que le provee la socialización, el individuo externaliza su respuesta, y a su vez recibe una respuesta a sus externalizaciones en reacción de los demás. Cuanto mayor sea la libertad para externalizar su respuesta, más contribuirá ésta en la creación continua de la cultura y la identidad individuales.

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3. El lenguaje

El lenguaje es comunicación. También los animales se comunican entre sí, pero el hombre al usar palabras, nombrar objetos, incorporó un cambio cualitativo: interpuso entre el objeto percibido y su reconocimiento, un nombre que lo designa. La palabra se convierte en símbolo de la cosa, y ese conocimiento puede ser compartido con los otros hombres. Aparece un orden objetivo común a la sociedad y la función semántica de la palabra se convierte en el principio del conocimiento.

La lingüística es la ciencia que indaga las leyes del lenguaje humano. La semántica es la parte de la lingüística que estudia la significación de las palabras.

Cuando el niño comienza a hablar y a nombrar cosas se abre el camino para tomar contacto con el mundo objetivo, luego podrá expresar su pensamiento a través del lenguaje. A diferencia de los lenguajes de las especies animales, las lenguas humanas son capaces de comunicar un infinito número de temas.

La productividad de un lenguaje es la capacidad de añadir a cada mensaje dado, otros cuyos significados no son predecibles a partir de los mensajes anteriores. Así, la productividad de los lenguajes de los animales es limitada tanto en los temas como en la información de los mensajes que puede producir.

Se llama desplazamiento a la cualidad de un mensaje de referirse a condiciones o a sucesos que no están siendo percibidos directamente ni por el emisor, ni por el receptor.

En la vida cotidiana de cualquier cultura, con su propio lenguaje, la comunicación entre las personas permanentemente se refiere a historias contadas o leídas, al futuro o al pasado, o a situaciones imaginarias o temas abstractos. Es decir que el desplazamiento es, como dice Marvin Harris, la característica que le permite al lenguaje humano transmitir “información abstracta”. La ciencia, los relatos religiosos y míticos y la literatura están basados en el desplazamiento.

La arbitrariedad es otro rasgo del lenguaje humano, y es la capacidad de producir sonidos que no están determinados genéticamente, como los de los animales. Puede entenderse esta característica, la arbitrariedad, como la libertad o creatividad que poseen los genes humanos para producir su lenguaje (si están determinados genéticamente, no es para ser fijos, sino variados, móviles y creativos).

Según Marvin Harris “un sistema de comunicación {...} puede transmitir información sobre aspectos, dominios, propiedades, sucesos pasados, presentes o futuros, tanto existentes como posibles, reales como imaginarios, próximos o lejanos”.

Los lenguajes determinan en forma inconsciente la estructura de pensamiento, que interviene en la constitución de la personalidad y de la conciencia. Diferentes cosmovisiones de distintas culturas se reflejan en sus diversas estructuras de pensamiento y en las disparidades semánticas, morfológicas y gramaticales de sus lenguas.

Cada comunidad crea un lenguaje según su entorno y sus necesidades, y el nombre con que se designa algo es una especie de metáfora para describir la cosa nombrada. Por ejemplo, la palabra luna en griego (men) denota la función de ésta para medir el tiempo, mientras que la palabra latina (luc-na) indica su luminosidad. Por eso las traducciones de un idioma a otro nunca son exactas, ya que se pierde esa intención que ha dado origen a la palabra. Las lenguas, como los demás aspectos de la cultura cambian con el tiempo y el transcurso de las generaciones.

Tanto el arte, como la ciencia, la religión y el lenguaje son sistemas simbólicos que se complementan y constituyen aspectos esenciales de la cultura, del universo simbólico de

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la humanidad. La estructura de cada uno de estos sistemas pueden entenderse como un todo entrelazado por un vínculo común, ya que todas se reducen a un mismo origen: el surgimiento del pensamiento simbólico.

El antropólogo Marvin Harris señala que la importancia de la adquisición de un lenguaje con universalidad semántica marcó el inicio del despegue cultural de la especie humana:

“cuando nuestra especie logró la universalidad semántica y cruzó el umbral del despegue cultural, completó una transición a un nivel de existencia tan momentánea como la creación de la materia a partir de la energía, o de la vida a partir de la materia. El homo sapiens no es tan sólo otro animal a estudiar, como las hormigas o los castores; somos el único animal sobre la tierra (y también al menos en doce años luz alrededor) cuyo modo principal de tratar los problemas de la supervivencia y la reproducción depende abrumadoramente de la selección cultural más que de la selección natural. La cultura no está codificada en los genes sino en la mente”. (Harris, 1996)

5. El arteLos lenguajes artísticos son creados desde y hacia los sentidos. La percepción es el

motor del arte, su origen, su vehículo y su finalidad. El arte es una relectura del mundo, una reflexión acerca de la manera de percibirlo. Puede ser crítico respecto de las percepciones e interpretaciones de una cultura. Este sentido reflexivo, crítico del arte, lo emparenta con la filosofía.

Según Marvin Harris:“Esta claro que el arte, la religión y la magia satisfacen necesidades psicológicas similares en los seres humanos. Son medios para expresar sentimientos y emociones que no se manifiestan fácilmente en la vida corriente. Transmiten un sentido de dominio o de comunión con acontecimientos imprevisibles y poderes invisibles y misteriosos. Imponen significados y valores humanos a un mundo diferente, un mundo que por sí mismo carece de significados o valores asequibles a la inteligencia humana. Tratan de desentrañar el significado verdadero, cósmico de las cosas oculto tras la fachada de las apariencias ordinarias. Y se sirven de ilusiones, trucos dramáticos para hacer que la gente crea en ellos”.El arte es una representación de la realidad. Es el acto de crear símbolos

comunicativos a partir de una actitud estética de juego. Se vale para ello de distintos lenguajes, que surgen de y apuntan a las capacidades de expresión y comunicación de los distintos sentidos humanos. Hay lenguajes artísticos que se dirigen a dos o varios sentidos a la vez, como la danza, el teatro, la ópera o el cine.

Las primeras manifestaciones artísticas de la humanidad datan de hace aproximadamente 40.000 años, y estaban probablemente relacionadas a rituales. Las pinturas rupestres más antiguas que se han encontrado, trazadas en las paredes y los techos de cuevas –como las de Cabrerets en Francia y de Altamira en España- por pintores pertenecientes a culturas de cazadores del Paleolítico superior (alta Edad de Piedra), aproximadamente hace 20.000 años, representan escenas de animales, grandes figuras de bisontes, cabras, caballos, jabalíes, renos, etcétera. Aparecen también figuras humanas, algunas de ellas con máscaras.

“A pesar de su magnífica economía de líneas y colores, tan admirada hoy en día, el arte del Paleolítico superior debe considerarse, al menos, tanto una expresión de rituales culturales establecidos como de impulsos estéticos individuales o culturales. Generalmente se supone que estas imágenes constituían alguna forma de caza mágica, pero su función precisa no se conoce con seguridad. Todo lo que se puede decir es que los cazadores estaban impresionados por la fuerza y la belleza de los animales cuya muerte hacía posible su supervivencia” (Harris, 1996)

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El arte puede ser un hecho colectivo pero siempre parte de una conciencia, una percepción y una sensibilidad individuales. Tiene siempre un carácter lúdico, de juego; involucra un lenguaje, es un hecho de comunicación. Su función, su concepción y su intención son únicas: el tipo de relaciones que produce, de descubrimientos que logra, son del orden de un tipo de pensamiento divergente, que enlaza ideas aparentemente inconexas y establece puentes intuitivos hacia el conocimiento.

El arte es parte de la cultura y como tal está sujeto al devenir histórico de la misma. Cada cultura a su vez tiene sus modalidades artísticas específicas en cada período de su historia. Estas modalidades dependen totalmente de una interpelación con todos los otros aspectos que cada cultura posee, por ejemplo su organización económica, social, política, pero sobre todo su visión del mundo, su percepción del espacio y del tiempo, su mitología, su religión, sus respuestas alas grandes preguntas existenciales, su variedad y complejidad histórica y étnica, su visión idiosincrásica y filosófica de la vida.

A manera de ejemplo puede servir la confluencia entre el arte de los pueblos llamados “primitivos”, y el de las vanguardias del siglo XX. Allí confluye el arte africano con el cubismo; el arte mesoamericano (México, Guatemala, etcétera) con la obra del escultor Henry Moore; la pintura antigua peruana, con la obra del pintor Paul Klee. Esta confluencia sigue la tendencia que ya se daba a fines del siglo XIX, con los pintores postimpresionistas como Paul Gauguin y su vuelta al paraíso salvaje de la Polinesia; rosseau y sus selvas míticas; Henri de Tolouse Lautrec y su visión de los cabarets de paris; Vincent Van Gogh y su elección de los trabajadores como tema y modelo.

A diferencia de la ciencia o la tecnología, no se puede hablar de progreso o de avance lineal en el arte, pues éste cambia con la realidad de la cual nace para cumplir con su designio intrínseco de representarla y en muchos casos, sobre todo en la actualidad, como un intento de la cultura por auto comprenderse o, como ocurrió a lo largo del siglo XX, como reflexión del arte sobre sí mismo. Entonces no se deben comparar las artes de distintos pueblos o de distintas épocas con criterios valorativos del tipo “mejor” o “peor”: cada modalidad artística es la respuesta a una realidad social y cultural determinada, y como tal (y hay infinitos ejemplos de ello) ha llegado a su máxima expresión, en muchos casos con obras de una gran importancia para toda la historia del arte. Por ejemplo, la relación que antes mencionamos entre arte contemporáneo europeo y el de pueblos africanos o el de pueblos antiguos, se debe a que hubo un acercamiento de la cultura occidental al pensamiento abstracto y a la síntesis, ritmo, trama, estilización, que encontramos en el arte “primitivo”.

A su vez, cada cultura tiene su propio paradigma; así como algunas se caracterizan en todos sus aspectos por una tendencia a la conservación de las pautas y tradiciones, lo mismo ocurre con su arte; otras, como es el caso de las vanguardias europeas del siglo XX, se caracterizaron por la permanente búsqueda de la innovación. Estas vanguardias no pertenecen estrictamente a un solo país sino a todos los países que comparten una serie de pautas culturales, más por difusión que por convergencia, sumado el hecho de que los cambios sucedidos a lo largo del siglo XX fueron acompañados por el auge de la cultura de masas, y por los continuados indicios de lo que hoy se llama globalización.

Arte y comunicaciónEn las artes plásticas las obras maestras deberían pertenecer por derecho a todo el

género humano, ya que la humanidad en su conjunto o (en muchos casos) las generaciones futuras, son el verdadero destinatario de las mismas. El legado de los grandes artistas está en su aspecto espiritual, el vínculo que une las obras de arte a la humanidad es fraternal y

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directo, más allá de las cuestiones económicas, sociales, culturales, legales o políticas que determinan que dichas obras estén en determinados países, museos y colecciones privadas.

El arte es uno de los sistemas simbólicos que componen la cultura de la humanidad, y como tal se encuentra en absoluta relación con los otros sistemas. Por ejemplo, es innegable el carácter artístico y las cualidades literarias de buena parte de los mitos, en muchos casos sobresalientes y enraizados en su poder mágico de seducción poética. De la misma manera, es notable la fuerza poética de los antiguos libros de todas las religiones, al igual que de muchos de sus dogmas.

El arte parte de la necesidad de los seres humanos de elaborar las sensaciones e informaciones recibidas por los sentidos y de generar –a partir de éstas- una creación propia. Esta creación podría dividirse en dos etapas fundamentales: el momento mismo de la creación, y el resultado, que suele ser un objeto. El objeto de arte puede servir como puente de comunicación del acto creativo, mostrando las huellas de la elaboración e interpretación del autor que lo creó.

Desde el momento en que la obra está expuesta a un espectador que la contempla, comienza un nuevo paso de la transmisión comunicativa: el observador reinterpreta la obra de acuerdo con su propia experiencia y subjetividad.

La obra de arte tiene la capacidad de comunicar, pero es, al mismo tiempo, un objeto que como tal puede combinar en algunos casos su capacidad comunicativa con determinados usos o funciones (arte utilitario). Esta doble cualidad de objeto que comunica –que tiene un significado simbólico- y de objeto útil, le otorga al objeto de arte distintas suertes en el mundo de las mercancías.

Los objetos artísticos antiguos son de una utilidad insustituible para el estudio de la historia de la humanidad, ya que muchos casos, sobre todo en los de las culturas más primitivas, son las únicas huellas con que cuentan los arqueólogos, antropólogos e historiadores para reconstruir la vida, la evolución y el destino de esas culturas.

Un elemento muy importante es la capacidad de introspección del arte: la obra no sólo muestra la elaboración de los datos sensibles del mundo exterior, sino de la misma interioridad del artista. En este sentido, el arte es un método de autoconocimiento. El autor se afirma ontológicamente a través del proceso creador que da como resultado la obra, transmitiendo ese sentimiento estético de existir, de estar vivo, de estar presente de una forma única e irrepetible –paradójicamente, como todos lo demás-.

El pensamiento estético y el arte se ocupan de esos temas de los cuales perdemos la noción de su existencia porque están sobreentendidos en la experiencia diaria, y que dejamos generalmente para la reflexión de los pensadores y filósofos. El pensamiento creador, con su carácter aleatorio, actúa como un agente de vitalidad en la vida diaria marcada por las responsabilidades y el trajín de nuestro tiempo, sobre todo en las grandes ciudades.- El arte también cumple una función social al servir para la reflexión de la sociedad sobre sus circunstancias y sus problemas.

6. MitoOriginariamente, en la Grecia antigua, el término mythos designaba en forma general

cualquier narración o relato. La primera referencia del uso de este término la encontramos en el poeta Homero. Posteriormente, se le asignó el sentido de relato de ficción que conserva actualmente. Fue Platón quien lo contrapuso a logos (pensamiento argumentativo racional), a pesar de lo cual le atribuía cierta verdad, y de hecho se valió de ellos con fines didácticos o alegóricos: es común encontrar en sus diálogos la recurrencia a historias de ficción (mythos), con el fin de facilitar la explicación de algún concepto. De este modo, la

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razón se apartó del mito, que tiene un modo enteramente distinto de expresar la realidad, muy lejos dela medida, de las relaciones causales: el mito ofrece una verdad diferente de la intelectual, una verdad poética.

Los mitos cumplen una función de explicación de los fenómenos naturales o del origen de una cultura, de un pueblo, de una religión, con la fuerza de una profunda y práctica poesía colectiva. Tiene su origen dentro de un contexto cultural y social, y definen la relación establecida entre esa sociedad y la naturaleza, en el intento de explicar temas como el origen, la muerte, la religión, etcétera.

El antropólogo argentino Adolfo Colombres afirma que el mito se relaciona con lo sagrado, con lo imaginario y con el mundo de los deseos, sin por ello alejarse de la realidad. El mito es una respuesta a las preguntas esenciales sobre el origen, el sentido y el destino de la existencia. Los mitos intentan responder al interrogante sobre ¿de dónde venimos?, ¿qué somos?, ¿adónde vamos? – como el nombre del cuadro pintado por Paul Gauguin en Tahití. Podemos decir que es una forma que encontró la humanidad de acunarse, cobijarse, protegerse a sí misma.

En los mitos se halla combinada la fuerza de lo sagrado con el dramatismo humano, que nos brinda una mirada comprensiva de las situaciones que debe enfrentar la humanidad. El mito regresa con una respuesta para el ser humano íntegro, a su inteligencia y a su emoción, a su conciencia y a su subconciencia. Es como un teatro escenificado o proyectado en el imaginario colectivo de una cultura, y a veces una ensoñación colectiva.

Ha sido preocupación de psicólogos, antropólogos, sociólogos, filósofos y artistas el encontrar una razón al pensamiento mítico, y el tratar de describirlo ha dado lugar a varias teorías. Cualquier fenómeno natural es capaz de producir una interpretación mítica. Los resultados de estas creaciones son diversos y cada sociedad tiene sus propios mitos.

Sin embargo, la función mitificadora parece común a todas ellas, al mismo tiempo que descubrimos que muchos de sociedades diferentes tienen elementos comunes. La historia del diluvio, por ejemplo, ha dado lugar a diferentes versiones que encuentran su origen en el mismo hecho.

Los mitos no sólo se refieren a la naturaleza, sino que también proyectan el modo de ser, actuar y percibir el mundo de la cultura que lo crea. El mito, entonces, refleja a la sociedad que lo ha creado y las relaciones sociales que en ella se dan. Su estructura interna provee de significado simbólico a las complejas relaciones de la cultura que lo creó.

El tiempo y el espacio en los mitosLos mitos tienen un tiempo fundacional: narran el origen de algo que ocurrió. El mito

es verdadero para la cultura que lo vive, y está ligado a su cosmovisión y a sus creencias. Es una historia que se remonta a los tiempos en que la memoria se pierde, y los tiempos a los que alude se relacionan con lo sagrado.

Según Adolfo Colombres,“La palabra ‘mundo’ implica una conjunción de espacio y tiempo, dos categorías totalmente distintas en el pensamiento occidental, pero que se unen en la concepción de muchos pueblos indígenas de América, como el quechua, el aymará y el hopi. Si para occidente el tiempo se va y el espacio queda, a pesar de las transformaciones que en él se operan, para el indígena el espacio se esfuma con y como el tiempo: un milenio no puede acontecer en el mismo espacio que otro. Si el tiempo mítico arrastra en sui distanciamiento al espacio mítico, es quizás para salvarlo del desgaste, de las humillaciones de la conquista. De este modo, el espacio que hoy hollamos nada tendrá que ver con aquel otro en el que los dioses retozaban a orillas de los ríos transparentes. Aún, más, el espacio sagrado, aquel que fue o que se sitúa más allá de lo alcanzable, es el único real. El espacio actual, la tierra que

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pisamos, es irreal, carece de densidad. Para los guaraníes se trata de una morada imperfecta, pues la única verdadera, perfecta, es el paraíso”.Es decir, esa forma de pensar el tiempo y el espacio como diferentes de lo verdadero

o lo real, les sirve para salvaguardar lo más preciado de su cultura, lo que le da fundamento. De este modo, evitan confrontar el mito con los hechos históricos; por ejemplo, con la conquista, donde fueron despojados no sólo de sus tierras, de su gobierno, de sus dioses y de su cultura en general, sino también de su honor y de su orgullo.

Según Colombres, la concepción de cada pueblo sobre su tierra y sobre el tiempo puede ser diferente. La mitología de cada cultura es difícil de comprender a fondo si no se vive cotidianamente en ella. Solemos tener la ilusión de que nuestra visión del mundo es universal. Sin embargo, esa universalidad reside en las preguntas, pero no en las respuestas que encuentra cada cultura.

Según Durkheim, el mito tiene por modelo la sociedad y, por extensión, la naturaleza toda, a la que no mira con afán de clasificar las cosas por curiosidad intelectual. Existe una solidaridad de la vida por encima de las formas singulares: el hombre no se atribuye un lugar privilegiado sino que se siente inmerso en la totalidad; forma parte de la naturaleza, como la gran sociedad de la vida. En este sentido, hombres, animales y plantas se hallan en el mismo nivel (y esto vale tanto en la simultaneidad como en la sucesión). Las generaciones de hombres forman una cadena única y no interrumpida. El presente, el pasado y el porvenir se funden uno en otro sin una línea neta que los separe.

La idea de que el hombre es mortal por naturaleza y esencia parece extraña al mundo mítico, que puede ser interpelado como una negación constante y obstinada de la posibilidad real de la muerte. Muchos relatos míticos se refieren al origen de la muerte, y la creencia mítica de la inmortalidad difiere de las creencias posteriores. En los relatos míticos, la vida del hombre no encuentra límites definidos en el espacio y en el tiempo, y se extiende sobre la naturaleza y la historia humana.

7. Religión

Religión, según la definición de Guillermo Magrassi, es el cuerpo de creencias y comportamientos en torno a seres, fuerzas, poderes o potencias suprahumanos. Es la relación esencial que una persona o una comunidad mantiene con el universo o con una instancia superior que puede ser definida como Dios, como varios dioses o como una fuerza creadora, inteligente, que le aporta sentido o al menos le provee determinadas características a su modo de vida. Los hombres, en distintas sociedades, han elaborado diferentes normas y ritos que componen su doctrina y su práctica religiosa, pero el fondo común de las religiones es la espiritualidad que trasciende la vida material. De este modo, sistemas tan diferentes como el budismo, cristianismo, hinduismo, judaísmo y confucianismo pueden considerarse religiones.

En el desarrollo de la cultura no podemos traza una división que separe realmente la mitología del comienzo del sentimiento religioso. La religión permanece conectada con elementos míticos, y en el mito se anticipan ideales religiosos que tomarán cuerpo después.

Muchos filósofos y antropólogos ubican el origen de la religión en el sentimiento de dependencia del hombre y en el reconocimiento de poderes superiores a él.

Se ha considerado el culto a los antepasados como fuente primera y origen de la religión. Muchas culturas se han preocupado por proveer a los muertos de alimentos y utensilios necesarios para que los acompañen a la nueva vida a la que han ingresado. En México, por ejemplo, muchas comunidades indígenas celebran el Día de los Muertos, adornando las tumbas con flores, velas y copal (incienso) y trazando a su alrededor caminos

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con pétalos de flores de xempazuchitl (una flor de color naranja intenso) para que los muertos puedan bajar esa noche al banquete que sus deudos les prepararon. Para ello se colocan altares, dispuestos en las casas, con los objetos preferidos del muerto: comidas, bebidas, etcétera, junto con los tradicionales panes de muerto (papeles calados con las clásicas figuras de las calaveras de Guadalupe Posada). La fiesta tiene un sentido ceremonial.

En otras sociedades, como en China, se creía que los lazos familiares con el muerto no se rompían y que éste seguía manteniendo su autoridad y dando protección a la familia. También en la sociedad romana el culto a los antepasados fue una característica básica de su religión.

Otras interpretaciones adjudican el origen de la religión al temor del hombre primitivo que se veía acosado en todo momento por peligros desconocidos. Según Rudolf Otto, la experiencia religiosa es vivida por el hombre en un contexto fascinante, que es tremendo y que lo llena de pavor.

El hombre primitivo ha contrarrestado ese temor por medio de ritos mágicos y prácticas religiosas. Se forma, entonces, un vínculo indisoluble entre los hombres y los dioses: a través de sacrificios y ritos los hombres agradecen por lo que tienen, piden por lo que no tienen e incluso calman la ira de los dioses.

El tema de la fe (adhesión de la razón y de la voluntad a “verdades” solo son accesibles por mediación de otras personas o directamente de Dios) es fundamental para las religiones: se tiene fe en un orden del mundo creado por voluntad divina, y el aceptar esa creencia supone tener la posibilidad del camino a la salvación del individuo o de la comunidad. Sin embargo, el tema de la fe no es tan sencillo. Para el filósofo Eggers Lan,

“no se trata simplemente de tener fe o no tenerla, como si fuera cuestion de contar o contar con dinero para hacer frente a una eventualidad: la fe se revive y se renueva a cada instante en el compromiso vital. Crece un momento hasta la exultación y al momento siguiente se apaga hasta la angustia o a la mismísima negación de Pedro; tenemos que juzgarla hora tras hora, y las mas de las veces no lo hacemos airosamente” (Eggers Lan, 1968)Las religiones no reveladas piden adhesión a una tradición, y ese enraizamiento llega

a constituir la justificación de su fe, que está vinculado a la cultura en que se produce. Las religiones reveladas –como el judaísmo, el cristianismo, el Islam y en ciertos sentidos el hinduismo- piden adhesión a verdades manifestadas por Dios en los libros escritos bajo su inspiración, o a través de los profetas (portavoces de la revelación divina, que la explica en forma entendible a su comunidad). La revelación puede ser directa, cuando la divinidad se revela a sí misma, su propia existencia y naturaleza, sus propios poderes, o la divinidad revela su voluntad y verdades a través de profetas para que sean accesibles a la mente humana (Diccionario Enciclopédico Lexis 22)

Religión y magia

La relación entre magia y religión es una cuestión controvertida en la que antropólogos y filósofos no están de acuerdo.

Según Mircea Eliade, la magia aparece conjuntamente con la religión. Ernst Cassirer, en cambio, no encuentra relación entre magia y religión. Dice: “Nos resistimos a encontrarles un origen común. Pensamos en la religión como la expresión simbólica de ideales morales, mientras que la magia sería una práctica supersticiosa”.

Por su parte, Guillermo Magrassi destaca algunas diferencias importantes entre magia y religión:

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Magia Religión- prevalece la manipulación de fuerzas;

- es compulsiva- utiliza fórmulas;- se utiliza en caso de un malestar

específico;- es voluntaria

- -prevalece la comunicación con seres o “el que es”;

- es propiciatoria;- utiliza plegarias;- se utiliza para el bienestar general

(“bien común”;- es obligatoria

Sin embargo, Magrassi afirma que difícilmente pueda encontrarse un solo fenómeno al que se puedan aplicar todos los primeros términos de estas oposiciones binarias con exclusión de los segundos o viceversa. Por esa razón rechaza la diferenciación de estos conceptos en el plano teórico, “sin perjuicio de que si algún investigador considera un fenómeno como uno u otro, consideremos acertada su aplicación”.

Funciones de la religiónDesde sus orígenes, la religión ha cumplido una función teórica, explicativa, y otra

práctica. Por un lado contiene una cosmogonía: nos informa sobre el origen del mundo y de los seres que lo habitan (en este sentido, se emparenta con el mito). Por otro lado, de ésta derivan los deberes y obligaciones del hombre dentro de esa comunidad.

Pero las funciones que se verifican entre religión y sociedad son múltiples. En muchas sociedades, los oficiantes del culto religiosos eran los que reunían los conocimientos de la naturaleza necesarios como para encabezar ventajosamente labores cotidianas o emprendimientos complicados, y de este modo ejercían la dirección o el control de los asuntos de su comunidad. En Chavín de Huántar, por ejemplo, en los Andes Peruanos, se había creado alrededor del 1200 AC. Un centro ceremonial de gran magnitud. Los sacerdotes, intermediarios de los dioses, eran quienes no solamente tenían los conocimientos para la construcción de los templos y obras de ingeniería, sino también los vinculados a los astros y a las fuerzas naturales de los cuales dependía el éxito de la siembra. Procuraban crear en el templo una atmósfera sobrenatural, que infundiera terror en los creyentes, a fin de asegurarse su dominación. A tal fin transportaban agua por canales subterráneos para producir ruidos misteriosos dentro del edificio del templo, que además contaba con numerosos corredores llenos de dioses de aspecto feroz, sobresaliendo los colmillos gigantescos y sus garras.

Lo sagrado y lo profanoSeñala Mircea Eliade, conocido historiador de las religiones en que todas las

definiciones del fenómeno religioso oponen lo sagrado a lo profano (lo que no es sagrado ni sirve a usos sagrados, incluso, está en contra de la reverencia debida a las cosas sagradas); sin embargo, resulta muy difícil delimitar la noción de sagrado. El estudio comparativo de algunas religiones nos puede revelar algunos aspectos o fases de su historia.

Existen innumerables situaciones en las que le hombre se enfrenta con lo sagrado; ritos, mitos, formas divinas, objetos venerados, símbolos, cosmológicas, hombres consagrados, animales, plantas, piedras y lugares sagrados.

El culto a la Madre Tierra, por ejemplo, se encuentra enraizado en muchas sociedades primitivas de estructura agraria. Encontramos testimonios de él tanto en un texto védico como en la antigua Grecia, antes de la llegada de los dioses olímpicos. También

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encontramos el culto a dioses de la fecundidad y de la fertilidad en sociedades primitivas, sean estas semíticas o del Nuevo Mundo.

En muchas culturas arcaicas se impregnaba de religiosidad su vida cotidiana: el hombre vivía su vida orgánica (sobre todo la sexualidad y la nutrición) como un sacramento. Aquello que para nosotros no son más que actos físicos se convertía para ellos en ceremonias que comunicaban la fuerza de la vida. Esta fuerza es manifestación de la “realidad última” y provee contenido y sentido a la vida, convirtiendo lo aparentemente profano en algo sagrado.

Por medio de ritos adecuados se repetía un acto que lo conectaba con los inicios, lo proyectaba fuera del tiempo, lo insertaba al mismo tiempo en lo sagrado y en la verdadera “realidad”.

8. La filosofíaLa palabra filosofía está compuesta por dos términos griegos, philos, que quiere decir

amigo, familiar, enamorado, y sophia que equivale a sabiduría. Filosofía, entonces, significa “amor a la sabiduría”, pero no en el sentido de una acumulación enciclopedia de contenidos, sino con el de intentar una búsqueda del conocimiento, de cuestionarse la realidad circundante para tratar de encontrar las causas más profundas de las cosas, no sólo de las consideradas extraordinarias, sino también y especialmente de las vistas como habituales. Es una actitud mental o tendencia hacia la explicación del universo y del hombre sumido en él; las preguntas más importantes que se hace son sobre el “qué”, el “de dónde” y el “para qué”: qué es la verdad, que es lo bueno, cual es nuestra capacidad para conocer el mundo tal como es.

Como ejemplo de la situación engañosa en que vive el hombre y su comienzo de búsqueda de la verdad, Platón (filosofo griego que vivió entre el 428 y el 347AC), escribe en su libro La República la alegoría de la caverna. En breves palabras: unos prisioneros recluidos en una caverna creen que las sombras proyectadas en una pared provenientes del exterior son el mundo real. Al ser liberados y poder salir de la caverna, se enfrentan entonces por primera vez con la realidad exterior. En esta alegoría Platón intenta diferencia al mundo de las opiniones, de los prejuicios, con el mundo del pensamiento, de la filosofía que libera al hombre.

Para otro filósofo griego, Aristóteles (384-322 AC), la filosofía es la investigación de los primeros principios; es decir que se pregunta por los fundamentos de lo que “es”, de lo que existe. La filosofía comienza, según Aristóteles, con el asombro ante lo cotidiano, “pues mediante el asombro, empiezan a filosofar los hombres”.

Las preguntas –y las respuestas- son las que se ha planteado la filosofía según los intereses de una sociedad determinada en una época específica. A grandes rasgos, en la Antigüedad y en la Edad Media la filosofía atendió más a la cuestión del “ser”; en la Edad Moderna fue la teoría del conocimiento, y en el siglo XX se abocó más a la filosofía del lenguaje.

En sus orígenes la filosofía estaba unida a la ciencia, pero más tarde se fueron diferenciando estos saberes como disciplinas particulares (la física, la matemática, la medicina, etcétera). Muchos científicos creyeron entonces que la ciencia, al estudiar fenómenos físicos, podría suplantar a la filosofía, pero las nuevas ciencias aportan nuevos problemas filosóficos. La informática crea cuestionamientos sobre la inteligencia artificial; la biotecnología sobre la naturaleza ética de los experimentos (si es correcto hacer lo que técnicamente es posible).

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También existe relación entre la filosofía y el arte: la estética es la rama de la filosofía que indaga sobre la belleza: que es lo bello, cuándo algo es bello. Es una teoría del “conocimiento sensitivo”, donde confluyen la producción artística, los valores estéticos, la imaginación y la subjetividad del artista.

9. La ciencia Concepto

Podemos definir “ciencia” como el conjunto de conocimientos objetivos que intenta describir las leyes de la naturaleza. En un sentido más amplio, se emplea para referirse al conocimiento sistematizado en cualquier campo o disciplina.

Pero la búsqueda del conocimiento de este saber por parte del hombre, no fue (ni es) un proceso lineal ni continuo. Existieron distintas culturas que obtuvieron notables avances en sus conocimientos sobre la astronomía, los materiales, la medicina, etcétera, y sin embargo se perdieron. En la medida en que una cultura no trasciende aportando sus conocimientos a otras civilizaciones, la espiral del conocimiento se detiene. A su vez, en el mundo occidental hubo largos periodos en los cuales el hombre no produjo saltos importantes en su búsqueda del conocimiento (por ejemplo, la Edad Media occidental).

Cada ciencia se diferencia no sólo por el objeto o tema de estudio sino también por el método que aplica para conseguirlo. La clasificación de las ciencias es variada, según el criterio de división que se tome. Básicamente, podeos hablar de ciencias puras y ciencias aplicadas. La “ciencia pura” se centra en el conocimiento teórico, en la investigación de un tema particular sin que necesariamente conlleve una aplicación inmediata (matemática, física, química, biología). La “ciencia aplicada” busca un aprovechamiento práctico de los conocimientos (agricultura, ingeniería, medicina, etcétera).

Técnica y tecnologíaDe la ciencia aplicada surge el concepto de técnica, de cómo hacer las cosas. Es

decir, los procedimientos, recursos y métodos para hacer o lograr algo. El termino tecnología se usa con un alcance semejante, aunque etimológicamente comprende el estudio o conocimiento sistematizado acerca de cada técnica.

Ciencia y pensamiento científicoLos griegos fueron, en el mundo occidental, los primeros que buscaron, en lugar de

las concepciones mitológicas, una explicación del mundo en términos racionales, naturalistas o materialistas. Así se desarrollaron la física, la astronomía, la matemática, la biología, etcétera. Pero para la Atenas clásica la ciencia fue considerada más un medio de conocimiento que un instrumento de acción.

En los tiempos modernos (especialmente a partir del siglo XVII), comenzó a diferenciarse especialmente el conocimiento científico del filosófico y teológico. La utilización del método hipotético-deductivo (observación, hipótesis, experimentación) en científicos como Galileo, Descartes, Bacon, Newton, fundó la ciencia moderna y gestó la posibilidad –conjuntamente con las condiciones económicas y de población para que surgiera la Revolución Industrial.

El potencial que se vislumbró con la aplicación de la ciencia en la producción hizo que dejara de ser eminentemente académica para convertirse en uno de los motores del desarrollo de la sociedad. Esto a su vez produjo un espectacular impulso en las investigaciones de todos los campos: la física, la química, la electricidad, la biología, la ingeniería, la astronomía, etcétera.

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En el siglo XIX comienzan su desarrollo las ciencias sociales y las ciencias que estudian especialmente al hombre como individuo y ser social (etnología, sociología, sicología, economía, historia, lingüística, etcétera).

El desarrollo de las ciencias ha aumentado en forma exponencial en el siglo XX, con la creación de grandes centros de investigación. El trabajo en equipos y multidisciplinario ha permitido avances y conquistas impensadas, abandonando el concepto del científico solitario en su laboratorio.

Invariabilidad y objetividad de la cienciaEn la actualidad, en este tiempo que muchos llaman postmoderno, algunas premisas

importantes de la ciencia moderna están siendo revisadas. Es importante remarcar que tanto el concepto de ciencia como el de verdad no son fijos ni inamovibles, sino sujetos a las épocas culturales y relacionados con sus paradigmas filosóficos, socioeconómicos, etcétera. Lo que en una época suele ser una verdad absoluta, puede convertirse en pocos años en una simple anécdota (por ejemplo, la teoría que consideraba a la tierra como centro del universo).

Uno de los criterios que está cambiando es la creencia en verdades y leyes fijas. El mundo es mucho más complejo que lo que nuestra simple intuición nos permite aprehender: no todo raciocinio le corresponde a la ciencia, ni todo el universo es asequible por la pura razón. La teoría de la relatividad, los fenómenos quánticos nos hablan de la dualidad y relatividad de la naturaleza.

Otro concepto que está siendo revisado es el de la objetividad del investigador: la relación de éste con su objeto de estudio, ambos en un contexto histórico y cultural determinado. El científico –como miembro de una cultura, dentro de una época, con una forma socialmente determinada de razonar, de percibir, y con un cúmulo de condiciones socioeconómicas que regulan su actividad – no puede dejar de ser otro que el producto de todos estos condicionantes.

“Quizás por primera vez el hombre puede aproximarse ya no solo con un sentido crítico a la realidad, sino también con sentido crítico a la manera de acercarse a esa realidad. El ser conciente de los condicionamientos de nuestro pensamiento es uno de los primeros requisitos para poder superarlos” (Carozzi, Maya, Magrassi, 1980)

Tecnologías y sociedadLa ciencia y su consecuencia aplicada, la tecnología, determinan en gran medida la

vida cotidiana. Los avances de la medicina han prolongado la expectativa de vida; las comunicaciones han “empequeñecido” al mundo con el uso masivo de la informática en Internet; la electrónica está cada día más presente en todas las áreas de nuestra vida. Las relaciones socioeconómicas internacionales, junto con la revolución tecnológica e informática, están provocando lo que conocemos como globalización.

El inmenso poder alcanzado por los conocimientos científicos y tecnológicos plantea en el escenario mundial nuevas relaciones e interrogantes, como la necesidad de que los conocimientos trasciendan las motivaciones del poder y puedan aplicarse a la resolución de los urgentes problemas, como son la protección del medio ambiente, la lucha contra el hambre, las enfermedades, la necesidad de vivienda, la escasez de agua potable, etcétera.

Utilización racional de la tecnologíaComo mencionamos antes, ninguna tecnología es “neutral”, ya que está condicionada

por el momento histórico, los poderes que la dirigen e impulsan. El conocimiento científico es fuente de desarrollo, de bienestar, pero también lo es de poder. Y como sabemos, uno de

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los motores de las investigaciones son los fines bélicos. Por lo tanto hay muchas tecnologías que son perjudiciales tanto para el hombre como para el entorne en que vive. Uno de los debates necesarios es la posibilidad de orientar la tecnología.

“Lo que más preocupa al hombre moderno es la velocidad y la impresibilidad del cambio {...} y el temor que se vuelva incontrolable dice Pablo Capanna en una nota en Página 12

El desastre nuclear de Chernobyl, los derrames de petróleo, la contaminación con químicos, etcétera, hacen temer el descontrol en el uso de la tecnología. El fatalismo tecnológico crea la sensación que un nuevo descubrimiento inevitablemente engendra otro sin que nadie pueda controlar su aplicación. La manipulación del ADN, con la clonación, es un ejemplo muy claro. La política es un asunto eminentemente humano, mientras que la tecnología implica la interacción entre el hombre y la naturaleza, con lo cual adquiere una dimensión ecológica. Pero siendo los hombres quienes producen y emplean y, a la vez, sufren las consecuencias de la tecnología, la interacción de política y tecnología se hace inevitable y necesaria.

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