los desafios del remanente - marvin moore

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El tema de este libro es el conflicto entre Dios y Satanás, yel papelque juega el pueblo de Dios en este conflicto. Desde el principio de la historia de la tierra, el propósito de Satanás ha sido infiltrarse en la iglesia y hacer caer a sus miembros. Y con mucha frecuencia ha tenido éxito. Sin embargo, a través de las edades, Dios ha tenido un remanente fiel en el mundo. Estas son las pocas personas que continúan siéndole fieles, mientras que la mayoría se aleja y apostata deDios. Este libro sigue al remanente de Dios desde el principio hasta elfin de la historia del mundo. El pueblo remanente no es necesariamenteperfecto, y ellos no siempre tienen la teología correcta en todoslos detalles de sus creencias, su característica más destacada es la lealtad a Dios, su fidelidad al obedecerlo, según sus conocimientos y habilidades se lo 'permiten. A menudo, el remanente de Dios ha sufridopersecución, y en varias ocasiones su lealtad le ha costado la vida(Apoc. 6: 9-11). Pero sus nombres están escritos en el libro de la vida(Apoc. 13: 8). Ellos serán reivindicados en el juicio final (Dan. 7: 21,22), Y se encontrarán entre los que adoran a Dios alrededor de sutrono en la consumación final (Apoc. 19: 1-3; 20: 4).

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  • Otros libros por Marvin Moore

    El dragn que todos llevamos dentro

    La crisis del tiempo del fin Ser que podra pasar?

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    Segunda edicin: abril 2010

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    Reina Valera revisin de 1960 Reina Valera revisin de 1995

    Lista de abreviaturas de las obras citadas de Elena G. de White

    CE Christian Experience and Teachings

    CS El conflicto de los siglos DTG El Deseado de todas las gentes EUD Eventos de los ltimos das

    Ev El evangelismo

    FE Fundamentals 01 Christian Education

    HR La historia de la redencin

    NB Notas biogrdjicas de Elena G. de White PE Primeros escritos

    PP Patriarcas y profetas PVGM Palabras de vida del gran Maestro

    RH Review and Herald

    SpT Special Testimonies, Series A, 1 b.

    ST Signs 01 the Times

    #T Testimonios, tomo #

    #SG Spiritual Gifts, vol. # #MS Mensajes selectos, tomo # 1888 Ihe El/en G. White 1888 Materials

  • Contenido

    Introduccin ................................................................................. 9

    CAPTULO 1. Las alarmantes declaraciones de Benedicto XVI ....... 11

    CAPTULO 2. Razones que provocaron el alboroto ........................ 21

    CAPTULO 3. La perspectiva adventista ......................................... 30

    CAPTULO 4. La eclesiologa ......................................................... 37

    CAPTULO 5. La primera pelea de iglesia ....................................... 42

    CAPTULO 6. Satans ataca a la primera iglesia de Dios sobre la tierra .. 55

    CAPTULO 7. La iglesia de Dios en un mundo quebrantado .......... 59

    CAPTULO 8. La iglesia de Dios en el Nuevo Testamento ............. 67

    CAPTULO 9. Daniel predice el ataque de Satans contra la iglesia

    Parte I ..................................................................... 75

    CAPTULO 10. Daniel predice el ataque de Satans contra la iglesia

    Parte II ..................................................................... 81

    CAPTULO 11. La Reforma protestante ........................................... 95

    CAPTULO 12. El Gran Despertar Adventista en Europa ............... 105

    CAPTULO 13. El Gran Despertar Adventista en Norteamrica ..... 115

    CAPTULO 14. El profeta renuente ................................................ 125

    7

  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE

    CAPruw 15. Las repercusiones del Gran Chasco ........................ 138

    CAPTULO 16. El surgimiento de una nueva iglesia ....................... 147

    CAPTULO 17. Elena G. de White ................................................. l57

    CAPTULO 18. La iglesia remanente .............................................. 172

    CAPruw 19. Qu es la "iglesia verdadera"? ............................... 186 CAPTULO 20. La misin del remanente ....................................... 199

    CAPTULO 21. El remanente durante la crisis final ........................ 217

    CAPTULO 22. La iglesia de Dios en el cielo .................................. 233

    Apndice A ............................................................................... 241 Por qu los adventistas entienden que Miguel es Cristo?

    Apndice B ................................................................................. 244 La base bblica de la prediccin de Guillermo Miller

    Apndice C ................................................................................. 247 U n recurso teolgico para salvar las apariencias? Una respuesta a los crticos de la interpretacin adventista acerca del Gran Chasco

    Apndice D ................................................................................. 253

    Evidencia bblica del cierre del tiempo de gracia previo al advenimiento y el final del ministerio mediador de Cristo

    8

  • Introduccin

    El tema de este libro es el conflicto entre Dios y Satans, yel papel que juega el pueblo de Dios en este conflicto. Desde el principio de la historia de la tierra, el propsito de Satans ha sido infiltrarse en la iglesia y hacer caer a sus miembros. Y con mucha frecuencia ha te-nido xito. Sin embargo, a travs de las edades, Dios ha tenido un remanente fiel en el mundo. Estas son las pocas personas que conti-nan sindole fieles, mientras que la mayora se aleja y apostata de Dios. Este libro sigue al remanente de Dios desde el principio hasta el fin de la historia del mundo. El pueblo remanente no es necesaria-mente perfecto, y ellos no siempre tienen la teologa correcta en todos los detalles de sus creencias, su caracterstica ms destacada es la leal-tad a Dios, su fidelidad al obedecerlo, segn sus conocimientos y ha-bilidades se lo 'permiten. A menudo, el remanente de Dios ha sufrido persecucin, y en varias ocasiones su lealtad le ha costado la vida (Apoc. 6: 9-11). Pero sus nombres estn escritos en el libro de la vida (Apoc. 13: 8). Ellos sern reivindicados en el juicio final (Dan. 7: 21, 22), Y se encontrarn entre los que adoran a Dios alrededor de su trono en la consumacin final (Apoc. 19: 1-3; 20: 4).

    Algunas palabras acerca del ttulo de este libro, Los desafos del re-manente. Como ver en los captulos sucesivos, en la actualidad el remanente enfrenta tres desafos. El primer desafo consiste en conso-

    9

  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE lidar su fe ante los ataques fsicos de Satans contra ellos. A esto le llamamos "persecucin". El segundo desafo es saber resistir los ata-ques que Satans les hace en forma de engaos. El desafo del rema-nente es reconocer todos esos engaos para no ceder a ellos. El tercer desafo es aceptar la misin especial que Dios tiene para ellos, y traba-jar para poder cumplir con esa misin.

    Los lectores que estn familiarizados con otros libros que he escrito acerca de los ltimos tiempos podrn reconocer algunas similitudes entre este libro y algunos de ellos, aunque cada uno aborda de forma diferente este tema. Este libro trata ms acerca del tiempo del fin, pero los ltimos captulos de forma particular se enfocan en la iglesia de Dios en los tiempos finales, as como en los desafos que enfrenta-,

    ra.

    Permtanme un breve comentario acerca de algunos detalles que le sern de ayuda conforme lee este libro. Les doy las fuentes de algunas citas de los escritos de Elena G. de White inmediatamente despus 'de cada cita, en lugar de incluirlas como notas al final del captulo. Hago las referencias usando abreviaturas, y usted encontrar la lista de estas abreviaturas en la pgina 6.

    Un buen editor siempre es til, y en cada situacin durante los treinta y tantos aos en los que he estado escribiendo algunos libros, me he dado cuenta que mis editores mejoran mi trabajo. Agradezco al traductor y a los editores de GEMA y la Pacific Press por hacer que este libro sea ms agradable y comprensible para todos mis lectores. Mi deseo es que usted, al leer este libro, encuentre su lugar en el re-manente de Dios en el mundo de hoy.

    10

    Marvin Moore Caldwell, Idaho,

    enero 2008.

  • CAPiTULO 1

    Las al tes declaraciones de Benedicto XVI

    EllO de julio de 2007, el Vaticano public un documento que atrajo la atencin del mundo religioso, o por lo menos del mun-

    do religioso cristiano. El documento, titulado "Respuestas a algunas preguntas acerca de ciertos aspectos de la doctrina sobre la Iglesia", indica que: "Cristo 'ha constituido en la tierra' una sola Iglesia y la ha instituido desde su origen como 'comunidad visible y espiritual'. Ella continuar existiendo en el curso de la historia y solamente en ella han permanecido y permanecern todos los elementos instituidos por Cristo mismo. 'Esta es la nica Iglesia de Cristo, que en el Smbolo confesamos una, santa, catlica y apostlica [ ... J. Esta Iglesia, consti-tuida y ordenada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia Catlica, gobernada por el sucesor de Pedro"'. 1

    El documento tambin seala especficamente que la Iglesia de Cristo "subsiste en" la Iglesia Catlica, y emplea estas palabras para indicar "la plena identidad entre la Iglesia de Cristo y la Iglesia Cat-lica".

    Este documento cita con toda claridad que las iglesias protestantes nacidas en la Reforma del siglo XVI, en realidad, "no pueden ser lla-madas 'iglesias' en sentido propio", aunque s admite que el Espritu de Cristo "no ha rehusado servirse de ellas como medios de salva-., " Clon.

    11

  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE

    En resumen, este documento, proclamado en nombre del Papa Benedicto XVI, reafirma la declaracin de la Iglesia Catlica Romana de ser la nica genuina y verdadera iglesia de Cristo Jess.

    De forma predecible, los cristianos no catlicos reaccionaron con prontitud y de manera negativa ante el documento del Papa Benedic-to XVI. Las iglesias, desde la Anglicana, la Alianza Mundial de las Iglesias, la Presbiteriana, hasta la Iglesia Cristiana Cptica de Egipto, expresaron pblicamente su consternacin y sus objeciones a las de-claraciones del Papa.

    Aunque l no escribi el documento por s solo,2 Benedicto XVI fue el objeto de casi toda la crtica, y con justa razn. El documento hace notar que Benedicto XVI "ratifica y confirma estas respuestas [ ... ] y orden su publicacin".

    Pero por qu todo este alboroto? La declaracin de Benedicto no es una sorpresa ni aun para aquellos que estn poco familiarizados con la teologa de la Iglesia Catlica Romana, la afirmacin de que esta es la nica iglesia verdadera es muy antigua y est aludida en el dQcu-mento del Papa Benedicto XVI. El documento admite que el Espritu de Cristo ha usado tambin a las iglesias no catlicas como "instru-mentos de salvacin". Pero contina diciendo que esto nicamente es posible por medio de "la plenitud de gracia y de verdad que han sido encomendadas a la Iglesia Catlica".

    En una declaracin mucho ms clara acerca de la salvacin, hecha por el Papa Bonifacio VIII en 1302, el Unam Sanctam, dice: "Fuera de ella [la Iglesia Catlica] no hay salvacin ni remisin de pecados", y "nosotros declaramos, proclamamos y definimos que es absoluta-mente necesario para la salvacin de cada criatura humana estar suje-ta al Pontfice romano".3 En 1864 el Papa Po IX declar que "la re-ligin de la Iglesia Catlica es la nica religin verdadera" y este es el error ms grande, creer que "el protestantismo no es ms que una forma distinta de la misma verdadera religin cristiana, en la cual, lo mismo que en la Iglesia, es posible agradar a Dios". 4 En su encclica, "acerca de cmo se ha de fomentar la verdadera unidad religiosa", publicada el 6 de enero de 1928, el Papa Po XI hizo la siguiente de-

    12

  • Las alarmantes declaraciones de Benedicto XVI

    claracin: "La Iglesia Catlica es la que conserva el culto verdadero. Ella [la Iglesia Catlica] es la fuente de la verdad, la morada de la Fe, el templo de Dios".5

    Examinamos la evidencia Los catlicos d,~.n varias razones para explicar porqu la suya es la ni-ca "iglesia verdadera". Una de esas razones es "la sucesin apostlica", la afirmacin de que en Mateo 16: 18, Jess asign a Pedro como el primer Papa y desde ese entonces la secuencia ha continuado de ma-nera ininterrumpida hasta el da de hoy. El "misterio de la Eucaris-ta", el poder para transformar el pan y el vino del rito de la comunin en el propio cuerpo y sangre de Cristo, es otra razn por la que los catlicos declaran ser la nica iglesia verdadera. Veamos estas declara-ciones.

    ~Fue Pedro el primer Papa? En Mateo 16: 18, Jess dice: "Yo te digo que t eres Pedro, y sobre esta roca edificar mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecern contra ella". El nom-bre de Pedro proviene de la palabra griega petra, que significa "roca". Usando las palabras griegas en lugar de las palabras Pedro y roca, el versculo dice lo siguiente, t eres Petros, y sobre esta petra edificare mi iglesia". De acuerdo con la ideologa catlica, Jess quiere decir que l construir su iglesia en Pedro, por lo tanto esta designacin declara a Pedro como el primer papa.

    Sin embargo, en un texto que emplea la misma palabra, petra, el apstol Pablo claramente design a Jess [no a Pedro] como la roca. Cuando habla del agua y del man que Dios provey a los israelitas en el desierto, Pablo dice: "Todos comieron el mismo alimento espiritual y todos tomaron la misma bebida espiritual, pues beban de la roca es-piritual que los acompaaba, y la roca era Cristo (1 Coro 10: 3, 4). Pa-blo tambin dice que "nadie puede poner unfondamento diferente del que ya est puesto, que es Jesucristo" (1 Coro 3: 11, la cursiva es nues-tra).

    Usando la misma metfora, pero con la diferencia de que emplea otra palabra griega para "roca" (lithos), Jess dijo:

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  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE

    No han ledo nunca en las Escrituras: "La piedra que desecharon los constructores ha llegado a ser la piedra angular; esto es obra del Seor, y nos deja maravillados"? (Mat. 21: 42).

    De manera clara en este versculo Jess se refiere a s mismo como la piedra [lithos} que los constructores haban desechado. Yen Efesios 2: 20, Pablo habl de los miembros de la iglesia cristiana como los que haban sido" edificados sobre el fundamento de los apstoles y profetas, siendo la principal piedra del ngulo Jesucristo mismo" (RVR 1960).

    Por consiguiente, cuando vemos la metfora de la "roca" y la "pie-dra" en la declaracin de Jess a Pedro (Mat. 16: 18), a la luz del tes-timonio total del Nuevo Testamento sobre este tema, viene a ser muy claro que la roca es Jess, no Pedro.

    El Comentario bblico adventista nos da una amplia explicacin del porqu las palabras de Jess en Mateo 16: 18 no deberan ser com-prendidas como que l estaba haciendo de Pedro la cabeza de su"igle-sia. "Es trgico que los discpulos estuvieran discutiendo acerca de la categora que ocuparan en un reino imaginario que Cristo no haba venido a establecer" (Luc. 22: 24). De hecho, la iglesia cristiana du-rante los primeros cuatrocientos aos no aplic las palabras de Cristo en Mateo 16: 18 a Pedro. El primer Papa en hacerlo fue Len 1 en el ao 445 d.C.6

    De nuevo, el Comentario bblico adventista declara: "Resulta ex-trao que si esto es realmente lo que Cristo quiso decir, ninguno de los otros discpulos hubiera descubierto ese hecho, ni tampoco nin-gn otro cristiano durante cuatro siglos despus de que Cristo pro-nunciara esas palabras. Adems, resulta extraordinario que ningn obispo de Roma descubriera este significado en las palabras de Cristo hasta que un obispo del siglo V pens que era necesario hallar apoyo bblico para la primaca papal".7

    Tenemos una base bblica e histrica, para rechazar la declaracin catlica de que Jess design a Pedro como el primer Papa.

    14

  • Las alarmantes declaraciones de Benedicto XVI

    La sucesin apostlica. Muy relacionada con la idea de que Jess nombr a Pedro como el primer Papa, se encuentra el argumento presentado vigorosamente por los catlicos de que ha existido una l-nea ininterrumpida de Papas. El Papa Benedicto XVI seal esto en su documento "Respuestas" cuando dijo: "De acuerdo con la doctri-na catlica, esas comunidades [las protestantes] no disfrutan de la sucesin apostlica en las rdenes del sacramento, y estn por consi-guiente privadas de un elemento constitutivo de la iglesia" (la cursiva es nuestra). La sucesin apostlica es la idea de que cada Papa ha se-guido al Papa anterior en una lnea continua de Papas que se remon-ta a Pedro. Para la Iglesia Catlica, la sucesin apostlica es un artcu-lo de fe, porque es una de las evidencias principales que ofrece para dar legitimidad a su afirmacin de que es la nica iglesia verdadera.

    Ya hemos visto el fundamento tambaleante para la afirmacin de que Pedro fue el primer Papa. Esto debiera ser suficiente para des-mentir la doctrina catlica acerca de la sucesin apostlica. Pero an hay ms.

    U no de los principales problemas con la nocin de una sucesin apostlica es la dificultad de identificar a Pedro como el primer Papa en la historia del Nuevo Testamento. Si Pedro en realidad fue el pri-mero, tendra que haber sobresalido con claridad en el registro del Nuevo Testamento como el lder de la iglesia temprana en el primer siglo. Sin embargo, este no es el caso. Hechos 15 nos da el nico re-gistro que existe en el Nuevo Testamento de una reunin general de la iglesia cristiana durante el tiempo de los apstoles. Esta reunin fue realizada para ponerse de acuerdo sobre si deba exigirse la circunci-sin para los gentiles. Y en esta reunin, que comnmente es conoci-da como el Concilio de Jerusaln, el que presidi fue Jacobo y no Pedro (ver Hech. 15: 13-21). Despus de este concilio "los apstoles y los ancianos, junto con toda la iglesia" -no Pedro solo-, enviaron a varios hombres escogidos con Pablo y Bernab para transmitir la decisin del consejo a la iglesia en Antioqua (ver Hech. 11: 22). Va-rios aos despus, fue Jacobo, y "todos los ancianos" quienes le reco-mendaron a Pablo que reuniera a cuatro hombres para hacer un voto

    15

  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE

    de purificacin en el templo de J erusaln (ver Hech. 21: 18-26). En ninguno de estos pasajes bblicos se seala a Pedro como el lder de la iglesia cristiana primitiva.

    Varios textos en Glatas nos orientan acerc de la pregunta de si era o no Pedro el primer Papa. Recordando el famoso encuentro entre Pablo y Pedro en Antioquia, el apstol Pablo dice que "le ech en cara su comportamiento condenable" (Gl. 2: 11). Si Pablo hu-biera entendido que Pedro fue el primer Papa, con toda seguridad le habra mostrado mayor deferencia. En la lista de los "pilares" de la iglesia de Jerusaln, Pablo menciona a "Jacobo [Santiago], Pedro y Juan", con Pedro colocado en el segundo lugar de la lista, y no en el primero (vers. 9). Al final, Pablo dijo que los apstoles en Jerusa-ln reconocan "que a m [Pablo] se me haba encomendado predi-car el evangelio a los gentiles, de la misma manera que se le haba encomendado a Pedro predicarlo a los judos" (vers. 7). De forma evidente la iglesia primitiva vio el campo de trabajo de Pedro como un ministerio entre los judos cristianos y no entre todos los cristia-nos.

    ,

    Otra dificultad con la idea de la sucesin apostlica es que faltan eslabones en la supuesta lnea ininterrumpida de los Papas a travs de la historia cristiana. En el ao 1045, el pueblo ech a! Papa Benedicto IX de Roma, por su conducta indigna, y Silvestre HI fue nombrado Papa en su lugar. Cuando Benedicto IX regres, vendi el trono pa-pa! a Gregorio VI. Pero Benedicto IX no abandon su propio derecho a! papado, de manera que tres hombres, Silvestre, Benedicto y Grego-rio de manera individual se autoproclamaban el Papa legtimo. Final-mente, en 1046, el emperador alemn Henry IH solucion el proble-ma a! convocar un snodo que depuso a los tres Papas y nombr un cuarto, Clemente H.

    El misterio de la Eucarista. La Iglesia Catlica tambin basa su reclamo de ser la nica iglesia verdadera en su forma de interpretar la Eucarista, que en otras denominaciones se conoce como la Santa Cena o el servicio de la Santa Comunin. Segn la teologa catlica, los sacerdotes catlicos y solo ellos, son capaces de transformar el pan

    16

  • Las alarmantes declaraciones de Benedicto XVI

    y el vino de la Santa Cena en el cuerpo y sangre literales de Cristo. Los catlicos defienden que el sacramento de la gracia depende de esta transformacin milagrosa que ocurre cuando el sacerdote dirige la misa. Por lo tanto, la gracia y la salvacin pueden obtenerse de mane-ra exclusiva a travs de la Iglesia Catlica. Examinemos esto con ma-yor profundidad.

    El Catecismo de la Iglesia Catlica declara que "por la consagra-cin del pan y del vino se opera el cambio de toda la substancia del pan en la substancia del Cuerpo de Cristo nuestro Seor y de toda la substancia del vino en la substancia de su sangre; la Iglesia Cat-lica ha llamado justa y apropiadamente a este cambio transubstan-ciacin".8

    En la ltima cena Jess dijo acerca del pan "esto es mi cuerpo" y en cuanto al vino "esto es mi sangre" (Mat. 26: 26-28). Los catlicos interpretan estas palabras en la forma ms literal de la expresin. Sin embargo, Jess con frecuencia hablaba a travs de metforas. Por ejemplo, l dijo que "si tu mano derecha te es ocasin de caer, crtala, y chala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno" (Mat. 5: 30, RVR 1960). Unas pocas personas a travs de la historia cristiana interpre-taron de forma literal estas palabras y se amputaron algunos de los miembros de su cuerpo porque crean que estos los tentaban a pecar, pero ningn catlico racional, los Papas y sacerdotes incluidos, argu-menta que Jess nos estaba diciendo de manera literal que debera-mos mutilarnos para evitar la tentacin y el pecado.

    En una ocasin diferente Jess habl de su cuerpo y su sangre en un sentido metafrico cuando le dijo a algunos de sus discpulos: "Que si no comen la carne del Hijo del hombre ni beben su sangre, no tienen realmente vida" Quan 6: 53). Los discpulos interpretaron literalmente sus palabras y se ofendieron (vers. 60), porque el comer la carne y sangre de Cristo de manera literal sera canibalismo, y la ley levtica prohiba comer la sangre (Lev. 3: 17). Jess dijo entonces: "El Espritu da vida; la carne no vale para nada. Las palabras que les he hablado son espritu y son vida" Quan 6: 63). l hizo ver con claridad

    17

  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE

    que las referencias a su carne y a su sangre eran metafricas. Lo mismo debera comprenderse acerca de las referencias en cuanto a su cuerpo y a su sangre en la ltima cena.

    No obstante, la teologa catlica ensea que durante la misa, el sacerdote en realidad transforma el pan y el vino en el cuerpo y la sangre literal de Cristo y por lo tanto l literalmente sacrifica de nuevo a Cristo en el altar. El catecismo de la Iglesia Catlica establece que: "El sacrificio de Cristo y el sacrificio de la Eucarista son, pues, un nico sacrificio: 'Es una y la misma vctima, que se ofrece ahora por el ministerio de los sacerdotes, que se ofreci a s misma entonces sobre la cruz. Solo difiere la manera de ofrecer': 'Y puesto que en este divino sacrificio que se realiza en la Misa, se contiene e inmola incruenta-mente el mismo Cristo que en el altar de la cruz se ofreci a s mismo una vez de modo cruento; ... este sacrificio [es] verdaderamente pro-piciatorio"'.9

    Dado el hecho que consideran que el pan y el vino son el cuerpo y la sangre literales de Cristo: Los catlicos fomentan la adoracin de estos emblemas. Bajo el ttulo: "El culto de la Eucarista", el catecis-mo catlico cita que los catlicos tienen que rendir culto al pan y al vino "entre otras maneras, arrodillndonos o inclinndonos profun-damente en seal de adoracin al Seor". 10 Adems, los catlicos en-sean que por medio de la Eucarista, ellos reciben la vida de Cristo y por ende son limpiados del pecado.

    La Iglesia Catlica tambin ensea que los creyentes reciben la gracia salvadora de Cristo por medio de sus sacramentos, en especial de la Eucarista. En otras palabras, para obtener la salvacin, el cre-yente debe participar en los sacramentos de la Iglesia Catlica, y desde luego, solo los miembros de ella pueden hacer tal cosa.

    La lgica catlica Aunque estoy en fuerte desacuerdo con la teologa catlica, una vez que se acepta la premisa de que el creyente recibe la gracia por medio de los sacramentos, la teologa catlica tiene cierta lgica. Debido a que solo un sacerdote ordenado puede dispensar los sacramentos, lle-

    18

  • Las alarmantes declaraciones de Benedicto XVI

    ga a ser de gran importancia que un sacerdote legtimo est disponible para dispensarlos. Esto se aplica particularmente a la transformacin del pan y del vino en el cuerpo y la sangre de Cristo durante la misa. Por eso, es muy importante identificar de manera clara quin consti-tuye un verdadero sacerdote. Y para esto, la respuesta catlica es la sucesin apostlica a partir de Pedro como el primer Papa.

    Esto explica porqu los catlicos creen que la salvacin solo puede obtenerse a travs de la Iglesia Catlica, y la razn por la que Benedic-to XVI insiste que las iglesias protestantes, "especficamente por la ausencia del sacramento del sacerdocio [o sea, un sacerdocio legtimo propiamente autorizado para dirigir y disponer de los sacramentos] no han preservado la esencia genuina e integral del misterio eucarsti-co, [y por tanto] de acuerdo a las doctrinas catlicas no pueden ser llamadas, 'iglesias' en el sentido propio de la palabra" .12

    Si uno acepta la premisa bsica de Benedicto XVI, su conclusin tiene lgica. Solo si uno acepta la premisa bsica. Pero los protes-tantes, incluyendo a los adventistas, rechazan la visin catlica de que la gracia llega al creyente por los sacramentos brindados por un sacer-dote legtimo. Y esta es la razn por la que nosotros los adventistas rechazamos la declaracin catlica de ser la nica iglesia verdadera, as como tambin del porqu rechazamos la declaracin de Benedicto XVI de que los protestantes y otras instituciones cristianas "no pue-den ser llamadas 'iglesias' en un sentido propio".

    Pero, por qu tanto alboroto con esto? Estas afirmaciones han sido parte de la enseanza catlica durante cientos de aos. Por qu los protestantes reaccionan de manera tan negativa ante la declaracin de Benedicto XVI? Para esto necesitamos algunos antecedentes de Benedicto XVI y de la historia de su iglesia durante la segunda mitad del siglo XX.

    1. "Respuestas a algunas preguntas acerca de ciertos aspectos de la doctrina sobre la Iglesia". http://www.vatican. val coman_curial congregationsl cfaithl do-cuments/rc_con_cfaith_doc_20070629_responsa-quaestiones_sp.html

    19

  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE 2. El documento fue escrito por William Cardinal Levada, el prefecto (di-

    rector) de la Congregacin de la Doctrina de la fe bajo la direccin del Papa Benedicto XVI.

    3. Unam Sanctam, 18 de noviembre, N1302, http://spanish.mostholyfa-milymonastery.com/outside_book_spanish.html

    4. Po IX Syllabus Errorum prrafo XVIII. http://www.papalencyclicals. netl pius09 / p9syll.htm

    5. Institucin Divina citada por el papa Po XI carta encclica del 6 de enero de 1928, "Acerca de cmo se ha de fomentar la verdadera unidad religio-sa" (Mortalium Animas) prrafo 17. http://www.papalencyclicals.netlpius 11 / P 11 morta.htm

    6. Ver el Comentario bblico adventista sobre Mateo 16:18. 7. Comentario bblico adventista, t. 5, p. 421. 8. Catecismo de la Iglesia Catlica, www.vatican.va/archive/es002/_index.

    htm, nm. 1376. nfasis en el original. 9. Ibid., nm. 1367. nfasis en el original.

    10. Ibid., nm. 1378. 11. Ibid., nm. 1392 y 1393. 12. "Respuestas a algunas preguntas respecto a ciertos aspectos de la doctri-

    na sobre la iglesia".

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  • Razones que provocaron d albOroto

    N o en balde los no catlicos estn disgustados con la reciente declaracin de Benedicto XVI en lo que concierne a la iglesia. En el captulo anterior examinamos suficiente informacin acerca de la teologa catlica de la iglesia, del sacerdocio y de la Eucarista, para reconocer la lgica que apoya la declaracin de Benedicto XVI. Pero la Iglesia Catlica ha sostenido este punto de vista teolgico durante aos. Entonces, qu hay de nuevo? Los protestantes y otros cristianos conocen todo lo que respecta a estas enseanzas catlicas. Por qu ellos reaccionan de manera negativa ante el documento de Benedicto XVI? Para poder entender la respuesta, necesitamos observar un poco los antecedentes y las fuerzas que han moldeado la vida de Benedicto XVI y su ideologa teolgica. Tambin necesitamos conocer algunos antecedentes del Concilio Vaticano II y sus repercusiones.

    Quin es Benedicto XVI? El Papa Benedicto XVI, JosephAlois Ratzinger, naci en la casa paterna a las 8:30 el 16 de abril de 1927 en Marktl am Inn, en el Estado alemn de Bavaria. Sus padres, Joseph y Mara Ratzinger, fueron buenos catli-cos y lo bautizaron el mismo da de su nacimiento. A los cinco aos de edad, declar que quera ser sacerdote cuando creciera.

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  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE

    Para cuando Joseph, hijo, alcanz los diez aos de edad, Hitler ya haba iniciado la Segunda Guerra Mundial. Al cumplir los catorce aos de edad, tena la obligacin legal de integrarse a la Juventud de Hitler, pero Joseph, padre, se opona a los nazis y Joseph, hijo, se neg a asistir a las reuniones de la Juventud de Hitler. En 1943, cuan-do cumpli diecisis aos, fue reclutado en la fuerza area del ejrcito alemn, y fue entrenado en la infantera. Un ao despus fue enviado a la frontera entre Hungra y Austria a colocar defensas antitanques. Mientras estuvo all, las escenas de judos que eran llevados a la muer-te se grabaron en su mente. Estas escenas influenciaron su posterior intento ecumnico de alcanzar a los judos.

    Cuando Alemania cay ante las fuerzas armadas de los aliados en los primeros meses del ao de 1945, el ejrcito americano levant un cuar-tel provisional en el hogar de los Ratzinger, y siendo que Joseph, hijo, era un soldado alemn, fue detenido algunas semanas en un campo norteamericano de prisioneros de guerra. En noviembre de 1945, l y su hermano Georg se inscribieron en el seminario de Saint Michael en Traunstein, Alemania. Joseph y Georg fueron ordenados juntos como sacerdotes el 29 de junio de 1951. Dos aos despus, Joseph obtuvo su doctorado en Teologa por parte de la Universidad de Munich. Su tesis, quizs como un portento del futuro, fue titulada "El pueblo y la casa de Dios en la doctrina agustina de la Iglesia". De 1959 a 1963, Joseph, ahora el padre Ratzinger, fue profesor en la Universidad de Bonn.

    Durante los primeros aos de su carrera, el padre Ratzinger fue un reformador liberal. Promulgaba la descentralizacin del papado, y re-comendaba que se hicieran innovaciones en la liturgia y la prctica catlica. Despus del colapso del nazismo, esperaba ver un reaviva-miento en la Iglesia Catlica. En su lugar, vio una iglesia que estaba paralizada por las leyes. Por eso, sinti que eran necesarios algunos cambios para reanimar a la iglesia. Ratzinger era profesor, primero en la Universidad de Bonn y luego en Tbingen, y las ideas reformado-ras expresadas en sus clases lo hicieron muy popular.

    Sin embargo, muchos universitarios se convirtieron en oponentes radicales de la fe catlica. Agitadores de entre los estudiantes comenza-

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  • Razones que provocaron el alboroto

    ron a interrumpir las clases del Padre Ratzinger, llamando al evangelio un esfuerzo para mantener el statu quo de una sociedad capitalista. Ca-racterizaron la cruz como una glorificacin sadomasoquista del dolor. Este concepto tan radical convenci al futuro Papa de que la Iglesia Catlica necesitaba adoptar medidas severas para castigar a aquellos que estaban atacando la fe catlica. Esto provoc que se convirtiera en un vigoroso (algunos dicen despiadado) defensor del catolicismo.

    En noviembre de 1981, el Papa Juan Pablo 11 nombr a Ratzin-ger como el prefecto de la Congregacin Vaticana para la Doctrina de la Fe, la ms antigua de nueve "congregaciones" de la curia romana. La Congregacin de la Doctrina de la Fe originalmente se llamaba la Congregacin Suprema y Sagrada de la Inquisicin Universal Roma-na, comnmente conocida como la Inquisicin. En Europa, durante el siglo XVI, la Inquisicin fue una de las instituciones ms temidas, porque miles de personas perdieron su vida por ella.

    Aunque la Doctrina de la Congregacin de la Fe hoyes mucho ms benigna, Ratzinger la us con mucho vigor para suprimir la disi-dencia, especialmente dentro del clero de la Iglesia Catlica y las uni-versidades. l destituy a un buen nmero de telogos catlicos, in-cluyendo a los siguientes:

    Hans Kng, a quien se le retir su licencia para dar clases como telogo catlico, ya que criticaba la autoridad papal y rechazaba la doctrina de la infalibilidad papal.

    El telogo holands Edward Schillebeeckx, quien fue acusado por negar la resurreccin de Cristo como un acto objetivo de fe y a quien se le solicit ir Roma a explicar sus puntos de vista.

    Charles Curran, quien fue obligado a renunciar a su ctedra en la Universidad Catlica de Amrica por abogar que la esteriliza-cin y la contracepcin no siempre estaban equivocadas.

    Edward Sweeney, un sacerdote jesuita, quien fue obligado a renunciar a sus hbitos por rehusarse a destruir los resultados de una encuesta de obispos norteamericanos respecto del celi-bato y la ordenacin de las mujeres.

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  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE E16 de agosto del 2000, el Vaticano public Dominus Iesus Uess,

    el Seor), documento en el cual Ratzinger tom la posicin de que la salvacin solo puede encontrarse dentro y a travs de la Iglesia Cat-lica, una declaracin que, como ya vimos, l repiti en su reciente documento "Respuestas a algunas preguntas acerca de ciertos aspec-tos de la doctrina sobre la Iglesia".

    En 1998, Ratzinger fue elegido subdecano del Colegio de Carde-nales, y en el 2002 fue elegido decano. En esta posicin, presidi el funeral del Papa Juan Pablo 11 y se encarg de todos los preparativos del mismo. Como decano, tambin presidi la misa justo antes de la eleccin del nuevo Papa en 2005. Sus puntos de vista rgidamente conservadores provocaron que muchos observadores predijeran que l no sera elegido como el sucesor de Juan Pablo 11. Sin embargo, la apasionada apelacin a mantenerse aferrados a la doctrina de la fe que hiciera durante la misa, al parecer impresion a los cardenales y fue electo papa en apenas dos das, en la cuarta votacin. Un comentaris-ta sugiri que el Cardenal Ratzinger "fue capaz de lograr un consenso notable entre los cardenales electores respecto a la importancia de te-ner un papa con su historial para defender y hacer cumplir la fe cat-lica".l Con esta informacin sobre Benedicto XVI, estudiemos breve-mente el Concilio Vaticano 11 y su repercusin.

    El Concilio Vaticano 11 De muchas maneras, el Concilio Vaticano 11 reform el semblante del catolicismo. Este fue convocado por el carismtico pensador libe-ral, Angelo Giuseppe Roncalli, quien fue elegido Papa Juan XXIII en octubre de 1958. Ratzinger particip en este Concilio como un te-logo asesor para el Cardenal Josef Frings de Colonia. En esa poca, era conocido como un reformador modernista. Durante el Concilio, colabor con varios telogos liberales, incluyendo a Hans Kng de Suiza y Edward Schillebeeckx de Holanda, admirador de Karl Rah-ner, cuya teologa liberal, (especialmente su concepto del "cristiano annimo") influenci bastante el Concilio Vaticano 11. "El cristianis-mo annimo" es la enseanza de que los individuos que nunca han

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  • Razones que provocaron el alboroto

    escuchado el evangelio, o incluso quienes lo han rechazado, pueden obtener la salvacin. Desde luego, esta idea rompe con la afirmacin catlica de que la salvacin se alcanza de manera exclusiva a travs de la Iglesia Catlica.

    Tanto los protestantes como los catlicos concuerdan en que el Concilio Vaticano 11 trajo la Iglesia Catlica Romana al mundo mo-derno. Protestantes y catlicos liberales recibieron la nueva ideologa con agrado. Los catlicos conservadores, en su mayora, la condena-ron. Algunos de los cambios que resultaron del Concilio Vaticano 11 son bien conocidos. Por primera vez en cientos de aos, la misa ahora podra impartirse en el idioma de cada nacin en lugar de llevarse a cabo en latn, una lengua muerta desde haca ms de mil quinientos aos. Otros dos cambios que fueron muy significativos para los pro-testantes fue la declaracin del Concilio sobre la libertad religiosa y las relaciones con otras iglesias. Demos un breve vistazo a ambas declara-ciones.

    La libertad religiosa. Durante varios siglos, la Iglesia Catlica se opuso al concepto de la libertad religiosa, la libertad que cada indivi-duo tiene para tomar sus propias decisiones respecto de las verdades espirituales. La idea de que la iglesia y el gobierno pueden regir la conciencia es la nocin filosfica y teolgica detrs de la Inquisicin. Po IX, en la dcada de 1860, declar que uno de los principales erro-res de los tiempos modernos es la idea de que "todo hombre es libre para abrazar y profesar la religin que, guiado de la luz de la razn, juzgare por verdadera". 2 Gregorio XVI, cuyo papado se extendi de 1831 a 1846, declar: "De esa cenagosa fuente del indiferentismo mana aquella absurda y errnea sentencia o, mejor dicho, locura, que afirma y defiende a toda costa y para todos, la libertad de concien-cia".3 Po IX la denomin una "opinin errnea, en extremo perni-ciosa a la Iglesia Catlica y a la salud de las almas, llamada por Grego-rio XVI, Nuestro Predecesor, 'locura', esto es, que 'la libertad de conciencias y de cultos es un derecho propio de cada hombre, que todo Estado bien constituido debe proclamar y garantizar como ley fundamental"'. 4

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  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE

    El Concilio Vaticano 11 cambi todo (o al menos eso le pareci a los protestantes y a otros cristianos). La Declaracin de la Libertad Religiosa del Concilio (Dignitatis Humanae) afirm que "las personas humanas tienen el derecho de la libertad religiosa. Esta libertad signi-fica que todos los hombres han de ser inmunes a la coercin de parte de los individuos o de grupos sociales o de cualquier poder humano, de tal manera que ninguno debe ser obligado a actuar de forma con-traria a sus propias creencias". La Dignitatis Humanaefue mucho ms lejos, hasta declarar que "los hombres no pueden satisfacer esta obli-gacin de forma adecuada a su propia naturaleza si no gozan de liber-tad psicolgica al mismo tiempo que de inmunidad de coaccin ex-terna".5

    Ecumenismo. El documento de la iglesia que sali del Concilio Vaticano 11, Lumen Gentium, es conocido en espaol como "La Constitucin Dogmtica sobre la Iglesia". Lumen Gentium, en una desviacin considerable de la posicin catlica histrica de la Iglesia Romana como el sendero exclusivo para la salvacin, establece lo si-guient(}:

    La Iglesia se siente unida por varios vnculos con todos los que se honran con el nombre de cristianos, por estar bautizados, aunque no profesan ntegramente la fe, o no conservan la uni-dad de comunin bajo el Sucesor de Pedro. Pues conservan la Sagrada Escritura como norma de fe y de vida, y manifiestan celo apostlico, creen con amor en el Dios Padre todopodero-so, yen el Hijo de Dios Salvador, estn marcados con el bau-tismo, con el que se unen a Cristo. [ ... ] Hay que contar tam-bin la comunin de oraciones y de otros beneficios espirituales; ms an, cierta unin en el Espritu Santo, puesto que tambin obra en ellos su virtud santificador por medio de dones y de gracias. 6

    Lumen Gentium fue ms all al afirmar:

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  • Razones que provocaron el alboroto

    La divina Providencia no niega los auxilios necesarios para la salvacin a los que, sin culpa por su parte, no llegaron todava a un claro conocimiento de Dios y, sin embargo, se esfuerzan, ayudados por la gracia divina, en conseguir una vida recta. La Iglesia aprecia todo lo bueno y verdadero que entre ellos se da, como preparacin evanglica, y dado por quien ilumina a to-dos los hombres, para que al fin tengan la vida?

    Las implicaciones son obvias. Y los protestantes a quienes el papa-do anteriormente haba condenado en trminos muy claros, de pron-to se sintieron un poco ms atrados por la jerarqua. El Concilio Vaticano n y Lumen Gentium iniciaron un periodo de tolerancia ha-cia los no catlicos. Se "rehabilit" a los protestantes de ser herejes o "hermanos separados" y se los llam "hermanos en Cristo". Miem-bros de otras religiones fueron tratados con mayor respeto. En el tiempo del Concilio Vaticano n, Joseph Ratzinger form parte de esta tendencia liberal, y la propici durante los aos siguientes.

    De alguna forma, los catlicos conservadores no estaban nada con-formes con las nuevas ideas que estaban surgiendo en su iglesia. Para ellos la poltica de tolerancia benigna iba demasiado lejos y debilitaba tanto la unidad como la primaca de la Iglesia Catlica. Y para cuando fue nombrado el prefecto de la Congregacin Vaticana para las Doc-trinas de la fe, Ratzinger se haba unido a esta causa conservadora con pasin, fuertemente influenciado por la rebelin de sus estudiantes universitarios en contra de la fe catlica.

    En el 2000, la Congregacin de la Doctrina de la Fe, supervisada por Ratzinger durante varios aos, public el documento Dominus Iesus. Este documento es, en esencia, una amonestacin para los te-logos catlicos liberales. El cuarto prrafo del documento declara:

    El perenne anuncio misionero de la Iglesia es puesto hoy en peligro por teoras de tipo relativista, que tratan de justificar el pluralismo religioso. [ ... ] En consecuencia, se consideran su-peradas, por ejemplo, verdades tales como, [ ... ] la unicidad y

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  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE

    la universalidad salvfica del misterio de Jesucristo, la media-cin salvfica universal de la Iglesia, [ ... ] y la subsistencia en la Iglesia catlica de la nica Iglesia de CristO.8

    Dominus Iesus habla de manera enrgica contra quienes ensean que "una religin es tan buena como otra".9 Esto confirma que "uno solo es su cuerpo, una sola es su Esposa: Una sola Iglesia catlica y apostli-ca".lO Intenta aclarar el documento del Consejo Vaticano 11, el cual "quiere armonizar dos afirmaciones doctrinales: Por un lado que la Iglesia de Cristo, no obstante las divisiones entre los cristianos, sigue existiendo plenamente solo en la Iglesia Catlica, y por otro lado que 'fuera de su estructura visible pueden encontrarse muchos elementos de santificacin y de verdad' ya sea en las iglesias que [existen] en las co-munidades eclesiales separadas de la Iglesia Catlica. Sin embargo, res-pecto a estas ltimas, es necesario afirmar que su eficacia 'deriva de la misma plenitud de gracia y verdad que fue confiada a la Iglesia Catli-ca'" .ll

    En otras palabras, el documento concede que las personas que es-tn fuera de la Iglesia Catlica pueden alcanzar la salvacin pero in-siste que ellos solo la alcanzan por medio de esta.

    Razones que provocaron el alboroto La reaccin negativa hacia el reciente documento,de Benedicto XVI, titulado "Respuestas a algunas preguntas acerca de ciertos aspectos de la doctrina sobre la Iglesia", solo pueden comprenderse en el contexto de las nuevas ideas del Concilio Vaticano 11. Un gran entusiasmo ecum-nico se desarroll durante las dcadas siguientes al Concilio Vaticano 11. De manera especial, el Vaticano cultiv relaciones con la Divisin Ortodoxa del Cristianismo y les hizo saber que Roma estaba procuran-do una reconciliacin completa. En 1991, despus de dcadas de estu-dio y de conversaciones entre catlicos y luteranos, las dos iglesias fir-maron una declaracin conjunta sobre la doctrina de la justificacin, el asunto clave que haba provocado la divisin entre catlicos y protes-tantes varios siglos antes. Los metodistas tambin firmaron el docu-

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  • Razones que provocaron el alboroto

    mento conjunto pocos aos despus. Y durante los ltimos aos, los anglicanos han hablado sin restricciones acerca de la posibilidad de que el Papa se convierta en la cabeza espiritual de la Iglesia Anglicana.

    Es en este contexto ecumnico que debemos comprender la fuerte reaccin negativa al reciente documento de Benedicto XVI. Las iglesias que han credo que el Vaticano haba cambiado su firme postura contra las otras iglesias fueron sacudidas al advertir que no era ese el caso. Sintie-ron que un cubetazo de agua fra haba sido derramado sobre el progreso ecumnico logrado en las dcadas posteriores al Concilio Vaticano 11.

    Curiosamente, a mediados de octubre de 2009, el Vaticano exten-di una oferta a los miembros de la Iglesia Anglicana que quisieran pasar a la Iglesia Catlica, aceptando incluso la ordenacin de los sa-cerdotes anglicanos casados.

    1. Traducido de Samuele Bacchiocchi, "Benedicto XVI: El hombre y su misin", Boletn del tiempo del fin, N 132. http://www.biblicalperspectives. com/ endtimeissues/

    2. Po IX. Syllabus Errorum, prrafo XV. http://www.papalencyclicals.net/ pius09 / p9syll.htm.

    3. Gregorio XVI. "Sobre los errores modernos", carta encclica del Papa Gregorio XVI, promulgada el15 agosto 1832. prrafo 10. nfasis en el original. http://www.papalencyclicals.netlgreg16/g16mirar.htm.

    4. Po IX. "Sobre los principales errores de la poca", carta encclica del Papa Po IX promulgada el 8 de diciembre de 1864, prrafo 3. http://www. papalencyclicals.netl pius09 / p9quanta.htm.

    5. Dignitatis Humanae. http://www.christusrex.org/www1/cdhn/v10. html.

    6. Lumen Gentium ("Constitucin dogmtica sobre la Iglesia"), prrafo 15, http://www.rc.net/rcchurch/vatican2/lumen.gen.

    7. bid., prrafo 16. 8. Dominus esus, prrafo 4. www.vatican.va/roman_curia/congregations/

    cfaith/ documents/ rc_con_cfaith_doc_20000806_dominus-iesus_sp.html 9. bid., prrafo 22.

    10. bid., prrafo 16. 11. bid.

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  • La perspectiva aGventista

    Los adventistas del sptimo da no se sorprendieron en lo ms mni-mo como algunos protestantes con las declaraciones de Benedicto XVI. Por ejemplo, el peridico semanal adventista en lnea, Adventist News Network, del da 11 de junio de 2007 (publicado un da despus de la declaracin de Benedicto XVI "Respuestas a algunas preguntas acerca de ciertos aspectos de la doctrina sobre la Iglesia"), incluy el si-guiente comentario hecho por Kwabena Donker, quien es un director asociado del Instituto de Investigacin Bblica de la Asociacin General: "No hay nada sorprendente [en la declaracin de Benedicto XVI]. Des-pus del Concilio Vaticano 11 [y] de las reuniones de modernizacin de la Iglesia Catlica en la dcada de 1960, algunas personas tuvieron la im-presin de que se haban hecho algunos cambios significativos en la Igle-sia Catlica. Pero no ha habido cambios".

    Donker est en lo cierto. Los adventistas del sptimo da han ense-ado de forma consistente a travs de los aos que el papado no cam-bia. Uno de los voceros ms destacados de esta posicin fue Elena G. de White.

    Elena G. de White Comentando en 1886 acerca de las plticas de unin entre catlicos y protestantes que se llevaban a cabo incluso para ese entonces, Elena

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  • La perspectiva adventista

    G. de White dijo: "Esta unin no ocurrir por un cambio en el cato-licismo, porque Roma nunca cambia. Pretende ser infalible". (EUD, pp. 134, la cursiva es nuestra, ver tambin RH, 10 de junio de 1886).

    Ocho aos despus, Elena G. de White hizo una declaracin simi-lar: "Los protestantes alguna vez se apartaron de esta gran iglesia de apostasa, pero se han aproximado cada vez ms a ella, y estn en vas de reconciliacin con la iglesia de Roma. Roma nunca cambia" (ST, 19 de febrero de 1894, la cursiva es nuestra).

    Elena G. de White desarroll este punto de vista a lo largo de su libro, El conflicto de los siglos, que fue publicado en 1888. All escribi: "La iglesia catlica le pone actualmente al mundo una cara apacible, y presenta disculpas por sus horribles crueldades. Se ha puesto vesti-duras como las de Cristo; pero en realidad no ha cambiado" (pp. 628, la cursiva es nuestra).

    Estas claras declaraciones hechas por Elena G. de White, quien creemos que recibi el don de profeca, han contribuido en gran ma-nera a travs de los aos al punto de vista adventista de que la Iglesia Catlica Romana sigue siendo muy parecida a lo que fue durante el oscurantismo y la Inquisicin. Esta condusin, a su vez, apoya el punto de vista tradicional de que el papado volver a perseguir a los disidentes una vez ms durante la crisis final al final del tiempo.

    Un punto de vista adventista alterno Sin embargo, despus del Concilio Vaticano 11, y debido a las impor-tantes declaraciones en apoyo a la libertad religiosa provenientes de tal Concilio, algunos adventistas del sptimo da comenzaron a cues-tionar nuestra interpretacin tradicional del papado como una poten-cia persecutoria en el tiempo del fin. Ellos sealaron correctamente que la interpretacin histrica de la profeca, de parte de los adventis-tas, se haba formado principalmente por los eventos que ocurrieron a finales del siglo XIX. En ese tiempo, un gran nmero de catlicos llegaron a N orteamrica provenientes de Europa. Esto caus una gran preocupacin entre los protestantes, quienes teman un resurgimien-to de la Inquisicin. Tambin se discutan las leyes dominicales en el

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  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE

    Congreso de los Estados Unidos de Norteamrica en el siglo XIX, a finales de la dcada de 1880 y a principios de la dcada de 1890, y debido a que los adventistas ven al papado como el principal respon-sable de los cambios del da de reposo del sbado al domingo, expre-samos gran preocupacin por esta combinacin de un catolicismo creciente y la posibilidad de leyes dominicales.

    Los adventistas que cuestionan la posicin tradicional de la iglesia respecto del papado sealan que esta visin del mundo se arraigaba en la cosmovisin del siglo XIX. Elena G. de White estaba influenciada por esta cosmovisin, dicen ellos. Y argumentan que, dado el hecho de que la consideramos una autora divinamente inspirada, hemos tendido a fundamentarnos en su interpretacin del siglo XIX de que "Roma nunca cambia", cuando en realidad han ocurrido grandes cambios en el catolicismo romano en los ms de cien aos transcurri-dos desde que ella escribi El conflicto de los siglos, en especial como resultado del Concilio Vaticano 11. Incluso nuestra interpretacin del catolicismo y el papel que desempear en la crisis final se mantiene virtualmente sin cambios. Estos adventistas dicen que hemos fallado al no actualizar nuestra comprensin proftica y ajustarla a la realidad actual.

    Es de extrema importancia que no descartemos estos desafos a nuestra percepcin tradicional del catolicism? y el papado con un "Elena G. de White dijo" o con un "la iglesia ensea". Estas son pre-guntas serias, y por lo tanto merecen respuestas serias y respetuosas. En las pginas siguientes, responder a tres preguntas: (1) Cun sig-nificativa es la idea de que nuestra interpretacin tradicional adventis-ta del papado surgi de una cosmovisin del siglo XIX, que era muy negativa hacia el catolicismo? (2) Cul es el fundamento de nuestra interpretacin de la funcin del papado en los tiempos finales? Y (3), habr cambiado Roma?

    La visin del mundo en el siglo XIX. Empezar con el reconoci-miento de lo obvio: Los comentarios de Elena G. de White sobre el catolicismo y su papel proftico reflejan una cosmovisin del siglo XIX. Con dificultad podra ser de otra forma. Lea Gnesis, xodo,

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  • La perspectiva adventista

    Levtico, Nmeros y Deuteronomio. Ah descubrir que todos estos libros fueron escritos desde la perspectiva de la cosmovisin que exis-ta entre el siglo XIII yel siglo XV a.C. Isaas refleja la cosmovisin del siglo VIII a.e. Los cuatro Evangelios, las epstolas de Pablo, y el Apocalipsis de Juan, reflejan la cosmovisin del primer siglo d.e. To-dos los profetas escribieron desde la perspectiva de los tiempos en que les toc vivir, porque escriban mayormente para sus contempor-neos, y no para las generaciones que viviran siglos o incluso milenios despus. Por ms que quisiramos que la Biblia se hubiera escrito desde la perspectiva del siglo XX, no le habra hecho ningn sentido a los israelitas en el tiempo de Moiss y en el tiempo de Isaas o a los cristianos de la poca de Cristo y de los apstoles.

    De la misma forma, la manera en que Elena G. de White entendi el papel del catolicismo durante la crisis final refleja en cierta medida no solo el catolicismo de sus das, sino algo ms importante: La per-cepcin que exista del catolicismo entre los protestantes en esos das. Sin embargo, no conozco de nadie, sino los intrpretes ms liberales, que digan que Moiss, Isaas, Mateo y Pablo no son pertinentes en nuestros das por el simple hecho de que escribieron en un tiempo cuando las personas tenan una forma de ver el mundo muy diferente de la nuestra.

    El hecho de que la manera en que Elena G. de White entendi el papel del papado durante la crisis final fue formada por una percep-cin del siglo XIX del catolicismo, no invalida sus enseanzas para quienes vivimos en el siglo XXI. La pregunta es: Cmo interpreta-mos las declaraciones de Elena G. de White acerca del catolicismo de una manera que reconozca la perspectiva protestante del siglo XIX y a la vez las aplique apropiadamente al siglo XXI? Para esto necesita-mos ir a la segunda pregunta.

    Cul es el fundamento de la interpretacin de los adventistas acerca del papado? Cuando ella escribi acerca del papado en El conflicto de los siglos, las palabras que escogi Elena G. de White esta-ban influenciadas por la hostilidad protestante que exista hacia el papado en ese periodo. Sin embargo, su posicin en cuanto al papel

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  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE del papado en los tiempos finales surge de la interpretacin adventista de las profecas del libro de Daniel y de Apocalipsis, en especial aque-llas profecas que hablan del cuerno pequeo en Daniel 7 y 8, as como la profeca de la bestia que surge del mar segn el captulo 13 de Apocalipsis. Y en gran medida, la interpretacin adventista de estas profecas no era exclusivamente adventista. Esto es lo que crean los milleritas cuarenta y cincuenta aos antes, y estos la haban aprendido de los estudiantes de la profeca que los haban precedido. De hecho, gran parte de la interpretacin de esta profeca se remonta al periodo de la Reforma. As que no es correcto decir que nuestra percepcin del papado como una potencia persecutoria surgi nicamente de la cosmovisin de fines del siglo XIX. Surgi de nuestra interpretacin de las profecas de Daniel y de Apocalipsis. Comentar sobre esta in-terpretacin proftica de forma extensa en los prximos captulos de este libro.

    Una Iglesia Catlica transformada? El catolicismo ha cambia-do en los ciento y tantos aos desde que Elena G. de White escribi El conflicto de los siglos? La respuesta corta a esta pregunta es s, por supuesto que el catolicismo ha cambiado. Todo a nuestro alrededor cambia constantemente. Nada terrenal o humano permanece igual, mucho menos en el transcurso de cien aos! Por lo tanto, deberamos esperar que la Iglesia Catlica haya cambiado.

    Entonces, qu haremos con las declaracioI}-es de Elena G. de Whi-te acerca de que Roma "no ha cambiado" y que "Roma nunca cam-bia"? Yo propongo que el asunto no es cunto ha cambiado Roma sino cmo ha cambiado. Y ms importante an, qu cosas no ha cambiado Roma? Mencionar dos formas en la que Roma no ha cam-biado.

    Doctrinas que se mantienen sin cambio. En el rea de las doctri-nas bsicas, el papado sigue siendo la misma iglesia que fue hace cien o incluso quinientos aos. Con dificultad podra ser de otra forma para una iglesia que reclama que nunca ha errado. Existe una larga lista de doctrinas sobre las cuales los protestantes, incluyendo a los adventistas del sptimo da, no estn de acuerdo con los catlicos.

  • La perspectiva adventista

    Entre estas estn la veneracin de los santos, las indulgencias, el pur-gatorio, las imgenes dentro de la iglesia, el papel que desempea la Virgen Mara en la salvacin, la misa (en especial la transubstancia-cin), la sucesin apostlica, la supremaca del Papa y la enseanza de que la salvacin est disponible solo a travs de la Iglesia Catlica y sus sacramentos. Adems de estas enseanzas catlicas, con las cuales casi la totalidad de los protestantes estn en desacuerdo, hay varias otras en las que los adventistas representan la nica oposicin. Estas incluyen la observacin del da domingo como da de reposo, el esta-do de los muertos y el castigo eterno para los malvados.

    Mi opinin es que todas estas enseanzas catlicas siguen siendo las mismas que existieron durante el siglo XIX, y en la mayora de los casos, mucho antes. No temo declarar que Roma no est en disposi-cin de cambiar su postura respecto de estas doctrinas. Por consi-guiente, en estas reas es muy apropiado y muy justo decir que la Iglesia Catlica Romana es la misma que lo que fue siglos atrs. Esta no ha cambiado.

    T eoda poltica catlica. El Concilio Vaticano II en verdad hizo algunos cambios muy notables en su visin de la libertad religiosa de los individuos. Sin embargo, existe otro detalle que necesitamos exa-minar antes de apresurarnos a emitir un juicio sobre el tema: La per-cepcin de la relacin entre el Estado y la Iglesia de parte del papado no ha cambiado. La Iglesia Catlica Romana an sostiene que en un gobierno ideal, la Iglesia y el Estado podran trabajar juntos en elabo-rar leyes morales para la nacin a fin de asegurarse que las tales refle-jan la comprensin catlica de la moralidad. Me refiero extensamente a este tema en mi libro Serd que podra pasar? 1

    Ha cambiado Roma? En muchos sentidos, s. El cambio, segn lo sealado, es una parte inevitable de la vida tanto para las personas como para las instituciones. Sin embargo, en por lo menos dos formas Roma no ha cambiado: En sus doctrinas bsicas y en su teora polti-ca de las relaciones que tendran que existir entre la Iglesia y el Estado.

    Terminar este captulo con un par de citas de un artculo de pri-mera plana que apareci en el Registro Catlico Nacional del 22 de

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  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE

    julio de 2007, menos de dos semanas despus de la declaracin alar-mante de Benedicto XVI. El ttulo establece el propsito del artculo: "Qu es la Iglesia? Nuevo documento del Vaticano aclara malenten-didos". El artculo es una respuesta de los catlicos a las crticas pro-testantes del documento de Benedicto "Respuestas a algunas pregun-tas acerca de ciertos aspectos de la doctrina sobre la Iglesia". Este artculo explica que "el documento de Benedicto intenta aclarar la doctrina catlica sobre la Iglesia. Pero poco despus de su publicacin se lo acus de perjudicar las relaciones ecumnicas". Despus de una amplia explicacin de las verdaderas intenciones del documento de Benedicto, el artculo cierra con estas importantes declaraciones:

    El mensaje es suficientemente claro: Si usted est preocupado de que el Concilio Vaticano 11 cambi las doctrinas catlicas de la Iglesia, tenga la seguridad de que no lo hizo. La misma enseanza que era, sigue siendo.2

    Elena G. de White tena razn. En sus enseanzas bsicas, "Roma nunca cambia". La Iglesia Catlica misma se complace en asegurrse-lo.

    1. Ver los captulos 7 y 8, "La teora poltica catlica antes de Vaticano II" y "La teora poltica catlica despus de Vaticano II" o

    20 Traducido de National Catholic Register, 22 de julio 2007, http://wwwo ncregister.com/site/article/3231o

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  • La edesiologla

    ZX los telogos les gusta usar largos trminos tcnicos. Quiz usted I\est familiarizado con los trminos justificacin y santifica-cin, que los adventistas del sptimo da comnmente definen como "nuestro boleto al cielo" y "nuestra aptitud para el cielo". Puede que sepa que la escatologa se refiere a los eventos de los ltimos das, y tal vez podr adivinar que la cristologa se refiere a la doctrina de Cristo. Pero, qu hay acerca de la pneumatologa? Se trata de una combinacin de dos palabras griegas, pneuma, que significa "viento", y logos que significa "conocimiento". Esto quiz no le diga mucho, a menos que sepa que pneuma tambin es la palabra griega que se tra-duce como "espritu". Por lo tanto, la pneumatologa se refiere a la doctrina del Espritu Santo. Y la soteriologa (que proviene del griego soter, ''Salvador'' y de logos), se refiere a la doctrina de la salvacin.

    Qu acerca de la eclesiologa? En el griego comn, la palabra eccle-sia se refiere a una asamblea de personas. Este era "un trmino utilizado por los griegos para hacer referencia a un cuerpo de ciudadanos que se reunqn para discutir los intereses del Estado".l El Nuevo Testamento emplea la palabra de esta manera en una instancia. En Hechos 19: 23-41, Lucas cuenta acerca de un gran motn que se form en feso duran-te el ministerio de Pablo. El versculo 32 dice que "haba confusin en la asamblea". La palabra en espaol asamblea es una traduccin de la

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  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE

    palabra griega ecclesia. Los versculos 35 al 41 nos cuentan cmo el se-cretario del concejo municipal acomod a la multitud, y el versculo 41 dice que el secretario "despidi la asamblea [ecclesia]".

    Los cristianos del Nuevo Testamento usan la palabra ecclesia en un sentido ms restringido, para referirse a la reunin del pueblo de Dios, "la iglesia". La palabra iglesia, en espaol, guarda bastante si-militud con la palabra griega ecclesia. Por lo tanto, la eclesiologa es el estudio de la enseanza bblica acerca de la iglesia.

    Con este prembulo, usted podr comprender que el documento de Benedicto XVI al cual nos hemos referido en los primeros tres cap-tulos de este libro es, una declaracin muy profunda sobre la eclesiolo-ga, "la iglesia". Durante los ltimos dos mil aos, los catlicos han desarrollado una doctrina muy detallada de la iglesia. Los catlicos creen que la salvacin proviene a travs de Cristo, pero tambin creen que es concedida por la iglesia. As, desde el punto de vista catlico, la iglesia es esencial para la salvacin, porque sin esta, los seres humanos no pueden tener acceso a la salvacin. A fin de comprender la teologa catlica, uno debe comprender su enseanza referente a la iglesia.

    Sin embargo, no nos interesa tanto el tema de la enseanza catlica sobre la iglesia. Lo que ms nos interesa es la enseanza del Nuevo T es-tamento acerca de la iglesia, especialmente segn la entienden los pro-testantes, incluyendo a los adventistas del sptimo da.

    La enseanza bblica acerca de "la iglesia" En la lengua espaola, usamos la palabra iglesia en mltiples formas. Algunas veces se refiere al edificio donde los cristianos se renen para adorar a Dios. Por ejemplo, nosotros decimos que debemos "cambiar la alfombra de la iglesia" . Tambin usamos la palabra iglesia para refe-rirnos a una denominacin religiosa, tal como "la Iglesia Metodista", "la Iglesia Bautista", o "la Iglesia Adventista". En el Nuevo Testamento no usa la palabra iglesia, porque los creyentes se reunan en hogares, no en templos, no existan divisiones denominacionales entre ellos.

    En ingls tambin usamos la palabra iglesia de dos maneras. En algunas ocasiones utilizamos la palabra para referirnos a una congre-

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  • La eclesiologia

    gacin local. Por ejemplo, mi esposa Lois y yo somos miembros de la Iglesia Adventista de Caldwell, Idaho. Si usted vive en Springfield, Missouri, quiz asiste a la Iglesia Adventista de Springfield.

    En ocasiones utilizamos la palabra iglesia para hacer referencia a todas aquellas personas alrededor de todo el mundo que creen en Jess, a lo que los telogos llaman "la iglesia universal". Algunas veces la igle-sia universal tambin es llamada "la iglesia invisible" por no tener lista de miembros. Solo Dios sabe quines son miembros. Todos los ver-daderos creyentes en Jess, no importa si son adventistas, catlicos, metodistas, bautistas, o aquellos que no pertenezcan a una denomina-cin, son parte de la iglesia invisible si han aceptado a Cristo Jess como su Salvador. Por otra parte, algunas personas que son recono-cidas como miembros de iglesias catlicas, protestantes y ortodoxas, no son miembros de esa iglesia invisible, porque a pesar de su profesin de fe en Jess, en realidad no estn convertidos. Pertenecen al grupo de personas que un da dirn: "Seor, Seor, no profetizamos en tu nom-bre, y en tu nombre expulsamos demonios, e hicimos muchos mila-gros?". Yel Seor les dir: "Jams los conoc" (Mat. 7: 21-23).

    En el Nuevo Testamento, la palabra ecclesia se utiliza tanto para la congregacin local como para la iglesia universal. Pablo escribi va-rias cartas para congregaciones locales, "la iglesia de Dios que est en Corinto", "las iglesias de Galacia" y "la iglesia de los tesalonicenses" (1 Coro 1: 2; Gl. 1: 2; 1 Tes. 1: 1). Tambin tena en mente a la iglesia en el sentido universal cuando se refiri a Cristo como "la ca-beza del cuerpo que es la iglesia" (Col. 1:18; y ver tambin Efe. 1: 22; 3: 10). Y Jess habl de la iglesia universal cuando dijo: "T eres Pe-dro, y sobre esta piedra edificar mi iglesia" (Mat. 16: 18).

    El remanente A travs de las edades, ha habido dos grupos de personas en el mun-do, los que son fieles a Dios y los que no. Con claridad vemos la divi-sin entre aquellos que profesan ser el pueblo de Dios y aquellos que no lo son. Sin embargo, la divisin tambin existe dentro del pueblo de Dios. Hay personas convertidas como no convertidas en la iglesia.

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  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE Las parbolas de Jess de las diez vrgenes, del trigo y de la cizaa, hacen especial hincapi en este punto. La divisin entre las dos clases de doncellas no fue evidente hasta que el novio lleg y se hizo claro que la mitad de las jvenes no tena aceite en sus lmparas. Y Jess dijo que el trigo y la cizaa creceran juntos hasta la cosecha, el fin del mundo.

    En la Biblia, a aquellos que mantienen su lealtad hacia Dios en me-dio de la apostasa en algunas ocasiones se los llaman el remanente. Por ejemplo, 2 Reyes 19: 31 dice: "Porque de Jerusaln saldr un remanen-te, del monte Sin un grupo de sobrevivientes" (la cursiva es nuestra). Isaas dice:

    En aquel da ni el remanente de Israel ni los sobrevivientes del pueblo de Jacob volvern a apoyarse en quien los hiri de muer-te, sino que su apoyo verdadero ser el Seor, el Santo de Israel. Yun remanente volver; un remanente de Jacob volver al Dios Poderoso. Israel, aunque tu pueblo sea como la arena del mar, solo un remanente volver (Isa. 10: 20-22, la cursiva es nuestra).'

    La idea de un remanente es un concepto que se encuentra en el Nue-vo Testamento. Juan aplica el ttulo de remanente de Dios a la ltima iglesia sobre la tierra: "Entonces el dragn se llen de ira contra la mu-jer; y se fue a hacer guerra contra el resto [remanente] de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimo-nio de Jesucristo" (Apoc. 12: 17, RVR 1960).

    El Diccionario bblico adventista dice: "El 'remanente' del AT era el resto del pueblo elegido de Dios que en generaciones sucesivas lo repre-sentaba. U na y otra vez la mayora apostat [ ... ], pero siempre haba un 'remanente' que por su fidelidad segua siendo el heredero exclusivo de las sagradas promesas, los privilegios y las responsabilidades del pacto originalmente hecho con Abraham y confirmado en el Sina. Dios de-sign a este 'remanente' como el grupo al que se propona enviar el Mesas [ ... ], y por medio del cual quera evangelizar a los paganos".2

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  • La ec1esiologia

    A Satans no le gusta la idea del remanente. l odia al remanente y ataca a este en cada oportunidad que tiene. Apocalipsis 12: 17 dice que "el dragn [Satans] se llen de ira contra la mujer [la iglesia], y se fue a hacer guerra contra el resto de su descendencia" (RVR 1960). Y muchas veces el remanente es perseguido por aquellos con creencias parecidas. Jess les dijo a sus discpulos que "viene el da en que cual-quiera que los mate pensar que le est prestando un servicio a Dios" Guan 16: 2). Encontraremos, conforme evaluemos la historia del pueblo de Dios, que la persecucin es un tema comn.

    El concepto del remanente es un aspecto importante de la eclesio-loga. He sido un miembro de la Iglesia Adventista del Sptimo Da toda la vida, y he asistido fielmente a iglesias adventistas toda mi vida, sin embargo, por alguna razn la eclesiologa (la doctrina de la iglesia) nunca me ha emocionado del todo. Las dos reas teolgicas en las que he estado ms interesado han sido la escatologa (el estudio de los eventos de los ltimos das) y la soteriologa (el estudio de la salva-cin). He escrito varios libros sobre ambos temas. Pero la declaracin que hace Benedicto XVI en cuanto a que la Iglesia Catlica es la ni-ca iglesia verdadera cambi todo esto. De repente, la enseanza b-blica sobre la iglesia me parece mucho ms importante! Empecemos analizando la iglesia en el cielo.

    1. Raoul Dederen y George W. Red. editores, Handbook 01 Seventh-day Adventist Theology (Hagerstown: Review and Herald Publishing Association, 2000), p. 54l.

    2. Diccionario bblico adventista (Buenos Aires: Asociacin Casa Editora Sudamericana, 1995), p. 983.

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  • La primera pelea de iglesia

    EstOy seguro que usted estar de acuerdo conmigo en que un fu-neral no es el lugar ms apropiado para que un profeta tenga una

    visin. Sin embargo, al parecer, Dios no opina tal cosa, porque fue ah donde le dio a Elena G. de White una de sus visiones ms impor-tantes, la visin del gran conflicto, del 14 de marzo de 1858.

    Esta visin fue dada en Lovett' s Grove, Ohio. El pueblito de Lovett' s Grove est o estaba en el condado de Wood, aunque usted no lo podr encontrar en ninguno de los mapas actuales. La ciudad grande ms cer-cana hoy da es Toledo, en el condado de Lucas, un poco al norte. Jaime y Elena llegaron a Lovett's Grove el viernes, 12 de marzo de 1858. Las reuniones del sbado y del domingo se llevaron a cabo en una escuela, y asistieron mayormente aquellos que haban sido convertidos al mensaje adventista. Jaime White report que cerca de cuarenta personas estaban guardando el sbado en esa regin, y suponemos que la mayora de ellos se haban citado en la escuela ese sbado de maana. Poco despus Ele-na G. de White inform acerca de los sucesos del domingo 14 de marzo de 1858:

    En Lovett' s Grove el Seor se encontr con nosotros y sus bendiciones descansaron sobre nosotros. La tarde del da pri-

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  • La primera pelea de iglesia

    mero habra un funeral en la escuela donde se estaban llevan-do a cabo nuestras reuniones. Mi esposo fue invitado a dar un discurso en esa ocasin. La gente no caba en la casa. Mi espo-so era bendecido con libertad y el poder de la verdad pareca llegar a los que escuchaban.

    Cuando l concluy su predicacin me sent impulsada por el Espritu del Seor a dar mi mensaje. Conforme fui con-ducida a hablar de la segunda venida de Cristo y la resurrec-cin y animar la fe de los cristianos, mi alma triunf en Dios. Beb ricos tragos de salvacin. Cielo, dulce cielo fue el imn para impulsarlIli alma hacia arriba, y qued envuelta en una visin de la gloria de Dios. Muchas cosas importantes me fue-ron reveladas ah para la iglesia (2SG, pp. 265, 266).

    La visin dur dos horas. Al parecer, interrumpi el funeral, porque el fretro no fue llevado al sitio del entierro hasta que la visin hubo terminado. Naturalmente, los presentes tenan inters en lo que Elena G. de White tena para decirles. Parte de lo que se le revel en visin contena instrucciones para los presentes. Sin embargo, la mayor parte de la visin trataba acerca del conRicto universal entre el bien y el mal, entre Cristo y Satans. Ms tarde, Elena G. de White escribi: "En la visin de Lovett' s Grove, la mayor parte del asunto del gran conRicto que haba visto diez aos antes se repiti, y se me mostr que deba escribir acerca de ello". Lo que ms le asombr era la advertencia de Dios, "yo deba contender con los poderes de la oscuridad, porque Satans hara un gran esfuerzo por obstaculizarme, pero los ngeles de Dios no me abandonaran en el conRicto, que deba colocar toda mi confianza en Dios" (2SG, p. 270).

    Ella no tuvo que esperar mucho para que Satans interviniera. En su viaje de regreso en tren hacia su casa en Batde Creek, Jaime y Ele-na hicieron planes para escribir y publicar la visin en un libro. Este libro se convertira en El gran conflicto entre Cristo y Satands, que es comnmente conocido como El conflicto de los siglos. Sin embargo, sus planes fueron interrumpidos en una escala en J ackson, Michigan.

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  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE Mientras visitaban en Jackson a la familia Palmer, al parecer Elena tuvo un derrame. He aqu la forma en que lo describe: "Mientras conversaba con la Hna. P. (Hermana Palmer), mi boca se rehus a pronunciar lo que quera decir, y pareca grande y entumecida. Una extraa sensacin y un escalofro golpe mi corazn, atraves sobre mi cabeza y luego se dirigi hacia mi lado derecho" (2SG pp.271). Su brazo izquierdo se paraliz y tuvo temor de morir.

    Tres meses despus, de vuelta en Batde Creek, recibi otra visin explicando lo que haba sucedido en la casa de los Palmer en Jackson: "Se me mostr que en el ataque sbito que sucedi en Jackson, Sata-ns se haba propuesto quitarme la vida para impedir el trabajo que tena que escribir; pero los ngeles de Dios fueron llamados a mi res-cate" (2SG, p. 272).

    El gran conflicto En qu consista esta "visin del gran conflicto" a la cual el enemigo tema tanto que quiso matar a Elena G. de White para que ella no pudiera escribirla? Esta visin trataba del mismo Satans, acerca de su rebelin en contra de Dios en el cielo y de su continuacin en la tie-rra. Apocalipsis 12: 7-9 nos cuenta la historia de la rebelin de Sata-ns: "Se desat entonces una guerra en el cielo: Miguel y sus ngeles combatieron al dragn; este y sus ngeles, a su vez, les hicieron frente, pero no pudieron vencer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo. As fue expulsado el gran dragn, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satans, y que engaa al mundo entero. Junto con sus nge-les, fue arrojado a la tierra".

    Es difcil suponer que pudiera surgir un conflicto en el cielo. En general creemos que el cielo es un lugar lleno de paz donde todos se aman. Cmo pudo iniciarse una guerra en este lugar pacfico y lleno de amor? Lo primero que debemos tener en mente es que Dios tiene un gobierno, y Lucifer se rebel.

    El principio fundamental que destaca en todas las leyes de Dios es el amor. El amor se manifiesta cuando una persona le dice a otra: "Me importas; te respeto; deseo lo mejor para ti; quiero tener una relacin

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  • La primera pelea de iglesia

    armoniosa contigo". El amor es una promesa de lealtad que dice: "Te tratar con amabilidad; siempre buscar tu mejor beneficio". El amor es un don que un ser inteligente le ofrece a otro. El caso es que un re-galo, por su naturaleza, no puede ser obligado. A fin de ser genuinos, los regalos tienen que darse libremente. Esto significa que para que el amor sea genuino, la persona que lo brinda debe gozar la libertad de darlo o retenerlo si l o ella as lo decide. Cualquier expresin de afec-to o de lealtad que tenga algn rastro de coercin, no es amor.

    A veces es difcil amar, incluso en el cielo. La razn es que algunas veces el amor requiere que nosotros coloquemos los intereses de otros por encima de los nuestros. El cielo es un lugar lleno de paz porque cada uno de los que viven all elige obedecer las reglas de amor que gobier-nan dicha sociedad, aunque esto vaya en contra de sus intereses perso-nales.

    Hay que considerar el amor por Dios. En el cielo, los mismos seres creados sostienen una relacin de amor entre s, y con Dios. Amar a Dios significa, entre otras cosas, confiar en que l es ms sabio que nosotros. Aunque no comprendemos lo que Dios hace, confiamos en l y le somos leales. Aunque sus caminos se opongan a nuestros pro-pios intereses, confiamos en l. El gobierno de Dios se basa en esta relacin amorosa con los dems y con l. He aqu como Elena G. de White describe las bases del amor y la felicidad celestial:

    Siendo la ley del amor el fundamento del gobierno de Dios, la felicidad de todos los seres inteligentes depende de su perfecto acuerdo con los grandes principios de justicia de esa ley. Dios desea de todas sus criaturas el servicio que nace del amor, de la comprensin y del aprecio de su carcter. No halla placer en una obediencia forzada, y otorga a todos libre albedro para que puedan servirle voluntariamente.

    Mientras todos los seres creados reconocieron la lealtad del amor, hubo perfecta armona en el universo de Dios. Cumplir los designios de su Creador era el gozo de las huestes celestia-les. Se deleitaban en reflejar la gloria del Todopoderoso yen

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  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE alabarle. Y su amor mutuo fue fiel y desinteresado mientras el amor de Dios fue supremo. No haba nota discordante que perturbara las armonas celestiales (PP, pp. 12-13).

    Las leyes de amor de Dios Las relaciones de amor que hacen del cielo un lugar lleno de paz y feli-cidad pueden ser colocadas como principios sobre los cuales han de fundamentarse nuestros pensamientos y acciones amorosas. Estos prin-cipios se pueden expresar como reglas de accin, como leyes de amor que deben ser obedecidas. Los Diez Mandamientos se expresan mayor-mente como normas de comportamiento, pero tambin se basan en el amor. Abajo enumero algunos de los principios de amor sobre los cua-les las leyes del cielo se basan, y despus de cada uno coloco el manda-miento en xodo 20 que declara tal principio como una regla o ley:

    1. Confa en Dios; ponlo en el primer lugar de tu vida. "N o ten-drs dioses ajenos delante de m" (xo. 20: 3, RVR 1995).

    2. Adora a Dios nicamente; no adores a falsos dioses. "No te hars imagen" (vers. 4, RVR 1995).

    3. Trata a Dios con respeto; cuida de su reputacin. "No tomars el nombre de Jehov, tu Dios, en vano" (vers. 7, RVR 1995).

    4. Dedica una sptima parte de tu tiempo a Dios y para celebrar sus creaciones. "Acurdate del sbado" (vers. 8, RVR 1995).

    5. Tus padres te dieron la vida; as que trtalos con respeto. "Hon-ra a tu padre y a tu madre" (vers. 12, RVR 1995).

    6. Trtense mutuamente con respeto; protjanse el uno al otro de cualquier dao. "No matars" (vers. 13, RVR 1995).

    7. Trata al sexo opuesto con respeto; no abusen sexualmente el uno del otro. "No cometers adulterio" (vers. 14, RVR 1995).

    8. Trata con respeto las propiedades y pertenencias de las dems personas; toma nicamente aquellas cosas que se te han permi-tido tomar. "No hurtars" (vers. 15, RVR 1995).

    9. Vive una vida que sea totalmente digna de confianza. "No dirs contra tu prjimo falso testimonio" (vers. 16, RVR 1995).

  • La primera pelea de iglesia

    10. Algrate cuando cualquier otra persona tenga algo que a ti te gustara tener. "No codicies" (vers. 17, RVR 1995).

    Estas leyes (estos principios de acciones y pensamientos guiados por el amor), son el fundamento del gobierno de Dios en el cielo. Tambin son los principios por medio de los cuales Dios quiere dirigir nuestras vidas sobre esta tierra. Dios estableci una sociedad en el cielo que se basa sobre estas leyes de amor, y su plan es que todas las sociedades sean regidas por estas leyes. Y esta sociedad es la iglesia de Dios en el cielo. Esta idea es tan fundamental que la reescribir en letras gruesas:

    Dios estableci una sociedad en el cielo que es gobernada por sus leyes de amor, y esta sociedad es la iglesia de Dios en el cielo.

    En N orteamrica y la mayora de los pases occidentales, la Iglesia y el Estado se mantienen separados. En un mundo pecaminoso, imper-fecto, este ha probado ser el arreglo ms satisfactorio tanto para la Igle-sia como para el Estado. Sin embargo, en el cielo, el gobierno de Dios es en esencia lo mismo que su Iglesia. Y debido a que el cielo es una sociedad perfecta, la unin de la Iglesia y el Estado es lo que mejor fun-ciona all.

    La rebelin de Lucifer Hay un asunto que debemos considerar: Qu pasara si alguno de los miembros de la iglesia del cielo alguna vez escogiera transgredir una o ms de estas leyes de amor? Con toda certeza, el gobierno del cielo dejara de ser un lugar lleno de paz y de amor. Es por eso que la guerra se inici en el cielo: Lucifer escogi poner sus propios intereses por encima de los intereses de Dios y de los otros ngeles. Elena G. de White escribi:

    La ley del renunciamiento por amor es la ley de la vida para la tierra y el cielo ... Esta ley fue quebrantada en el cielo mismo. El pecado tuvo su origen en el egosmo. Lucifer, el querubn protector, dese ser el primero en el cielo. Trat de dominar a

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  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE

    los seres celestiales, apartndolos de su Creador, y granjearse su homenaje (DTG, pp. 11, 13).

    Esta es una rebelin en contra de Dios y su gobierno! Y esta es la misma razn por la cual Satans fue echado del cielo, segn Isaas:

    Cmo has cado del cielo, lucero de la maana! ... Decas en tu corazn: "Subir hasta los cielos. Levantar mi trono por encima de las estrellas de Dios! Gobernar desde el extremo norte, en el monte de los dioses. Subir a la cresta de las ms altas nubes, ser semejante al Altsimo" (Isa. 14: 12-14).

    Note las alusiones a un reino en estos versculos: "Levantar mi trono por encima de las estrellas de Dios! Gobernar desde el extremo norte, en el monte de los dioses". El trono es smbolo del gobierno (Sal. 47: 8), y las estrellas son smbolos de las criaturas de Dios, tanto seres humanos como ngeles (Dan. 8: 10; 12: 3). As que la declara-cin de que Lucifer deseaba levantar su trono, "por encima de las es-trellas de Dios" quiere decir que l atentaba contra el gobierno de Dios y su soberana sobre los ngeles celestiales.

    Pero, por qu desafiara Lucifer la autoridad del gobierno de Dios sobre los ngeles? Acaso no adverta que Dios es un ser sobrenatural con poderes muy superiores a los suyos? Cmo pudo haber sido tan tonto como para pensar que poda reemplazar a Dios en el trono del universo? La respuesta es muy simple: Satans no se rebel contra Dios el Padre. l se rebel contra Dios el Hijo. Existe suficiente evi-dencia bblica para llegar a esta conclusin.

    El ataque de Lucifer hacia Cristo Apocalipsis 12: 7 dice: "Se desat entonces una guerra en el cielo: Miguel y sus ngeles combatieron al dragn; este y sus ngeles, a su vez, les hicieron frente". En Judas 9 se presenta a Miguel como "el Arcngel", y los adventistas en general consideran que el "Miguel" que

    - pele en el cielo contra Lucifer es Cristo. (El Apndice A proporciona

  • La primera pelea de iglesia

    la base bblica para llegar a la conclusin de que el Arcngel Miguel es Cristo). Si esto es cierto, aunque Cristo en el cielo era completamente divino, en cierto modo tambin se relacionaba con los ngeles como uno de ellos. Su ttulo de "Arcngel", sugiere que l era su lder.

    Lucifer, por supuesto, tambin tena una posicin muy elevada en el cielo. Refirindose a Lucifer antes de su cada, Ezequiel 28: 14 dice:

    Fuiste elegido querubn protector ... Estabas en el santo monte de Dios, y caminabas sobre piedras de fuego.

    Al parecer, Lucifer estuvo al lado del trono de Dios como su "querubn protector". Y tuvo celos de Cristo, quien se pareca a l pero tena una posicin ms elevada que la suya. La evidencia sugiere que Satans se rebel contra Cristo, quien se pareca a un ngel, y no contra el Padre, quien se habra presentado a los ngeles en su forma sobrenatural. Es por eso que el libro de Apocalipsis dice que la batalla de Lucifer en el cielo era contra Miguel, que es Cristo.

    El gran concilio celestial Qu fue lo que Dios propuso hacer con esta rebelin? Elena G. de White da una descripcin muy interesante y con gran significado:

    El Rey del universo convoc a las huestes celestiales a compa-recer ante l, a fin de que en su presencia l pudiese manifes-tar cul era el verdadero lugar que ocupaba su Hijo y mani-festar cul era la relacin que l tena para con todos los seres creados ... Alrededor del trono se congregaron los santos n-geles, una vasta e innumerable muchedumbre, "millones de millones" (Apoc. 5: 11) ... Ante los habitantes del cielo reuni-dos, el Rey declar que ninguno, excepto Cristo, el Hijo uni-gnito de Dios, poda penetrar en la plenitud de sus designios y que a este le estaba encomendada la ejecucin de los grandes propsitos de su voluntad. El Hijo de Dios haba ejecutado la

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  • LOS DESAFOS DEL REMANENTE

    voluntad del Padre en la creacin de todas las huestes del cie-lo, y a l, as como a Dios, deban ellas tributar homenaje y lealtad (PP, pp. 14-16).

    Si aceptamos que el gobierno de Dios y su iglesia en el cielo en esen-cia son lo mismo, podramos decir que Dios convoc una junta de ne-gocios de la iglesia, para resolver el asunto de la identidad de su Hijo. Pero, por qu Dios tuvo que convocar una gran reunin en el cielo para esclarecer la posicin de Cristo? Si Cristo es igual a Dios, por qu tendra que existir alguna duda de ello? La evidencia que tengo sugiere que Lucifer se rebel contra Cristo debido a que no poda distinguir ninguna diferencia externa entre l y Cristo, pero este, el Arcngel, el jefe de los ngeles, tena un cargo ms elevado que el suyo. Y Lucifer quera ese cargo! Tena celos de Cristo y codiciaba su autoridad.

    Los celos son una de esas emociones que a veces surgen cuando nuestros propios intereses se ven afectados. Cuando experimentamos estos sentimientos, Dios nos pide que lo obedezcamos mediante la educacin de nuestras mentes para que respondamos en armona con sus leyes de amor. Cuando decidimos actuar en base a nuestros celos, las leyes del cielo son quebrantadas, y la paz y el amor de la sociedad a la cual llamamos "la iglesia" se estropea. Desafortunadamente, Lu-cifer escogi responder de esta forma ante la supremaca de Cristo sobre l. He aqu la forma en que Elena G. de "White describe la lucha en el corazn de Lucifer despus del gran concilio convocado por Dios en el cielo para aclarar la posicin de Cristo sobre los ngeles:

    Los ngeles reconocieron gozosamente la supremaca de Cristo, y postrndose ante l, le rindieron su amor y adoracin. Lucifer se postr con ellos, pero en su corazn se libraba un extrao y feroz conflicto. La verdad, la justicia y la lealtad luchaban con-tra los celos y la envidia. La influencia de los santos ngeles pareci por algn tiempo arrastrarlo con ellos. Mientras en me-lodiosos acentos se elevaban himnos de alabanza cantados por millares de alegres voces, el espritu del mal pareca vencido;

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  • La primera pelea de iglesia

    indecible amor conmova su ser entero; al igual que los inma-culados adoradores, su alma se hinchi de amor hacia el Padre y el Hijo. Pero luego se llen del orgullo de su propia gloria. Volvi a su deseo de supremaca, y nuevamente dio cabida a su envidia hacia Cristo [ ... J. El Hijo de Dios ocupaba una posi-cin ms exaltada que l. Era igual al Padre en poder y autori-dad. l comparta los designios del Padre, mientras que Lucifer no participaba en los concilios de Dios. Por qu, se preguntaba el poderoso ngel, debe Cristo tener la supremaca? Por qu se le honra ms que a m? (PP, pp. 15-16).

    Estoy seguro que usted se puede identificar con la lucha de Lucifer. Todos tenemos que lidiar con este asunto. Cuando a alguien en el trabajo o en la iglesia se le da un cargo al cual nosotros aspiramos, so-mos tentados a tener celos. Cuando alguien nos rechaza, nos sentimos heridos. Cuando alguien nos critica, nos sentimos amenazados. Cuan-do creemos que estamos siendo traicionados, nos enojamos. Y enton-ces reaccionamos segn estos sentimientos. Atacamos. Chismeamos. Nos disgustamos. Huimos. Nos habra gustado tener una relacin ar-moniosa