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Los «buenos» tiempos de las «Relaciones Industriales»: una aproximación sociológica Miguel Ángel GARCIA CALAVIA Universitat de Valéncia t)epartamento de Sociologia y Antropología Social Miguel.A.Carcia@uv,es RESUMEN En principio, las relaciones entre empresarios y representantes colectivos de los trabajadores se exa- minan descriptiva y pragmáticamente. En las décadas centrales del siglo XX tienen lugar las primeras sistematizaciones teóricas. Se desarrolla la «teoria de las relaciones industriales» que se asienta en los presupuestos consensuales funcionalistas. Desde entonces y a medida que se intensifica el conflicto laboral en la década de los sesenta, emerge una serie de perspectivas más radicales, especialmente, de matriz marxista que suponen una (re)formulación de problemas más que de soluciones a los mismos. En el presente texto se reconstruye parcialmenle este proceso con fin de comprender mejor la deri- va actual de las relaciones laborales, asi como algunos retos actuales que ya se plantean a finales de esa época, la de los «buenos tiempos». Palabras clave: relaciones industriales, funcionalismo, marxismo The «good time» of «industrial relations»: A sociological approach ABSTRACT In a first instance, dic relations betwccn management and worker representatives were examined descriptively and in a pragmatie way During the central decades of tbe 20 century appear the first theoretieal systematisations. The «theory of industrial relations» is developed on the basis of functionalist consensual assumptions. From then on, with thc intensification of laboral conflict in Ihe 60%, several more radical perspectives, maialy of Marxist orientation, emerge; thcse perspectivcs offer a reformulation of sume problems rather than solutions to them. In the present paper this process is partially reconstructed in order <o gain a better understanding of the present-day evolution of labour relations, as well as tun undcrstand sume presení challenges that were alcrady perceived in the «good time» age. Key words: industrial relations, functionalism, marx’sni. REFERENCIA NORMALIZADA GARCÍA CALAVIA, M. A. 2004. «Los buenos tiempos de las Relaciones Industriales: una aproxima- clon sociológica». Cuade,-nos de Relaciones Laborales. Vol. 22 Núm. 1 GARCÍA CALAVIA, M. A. 2004. «The «guod time» of «industrial relations: A sociological appro- ach». Cuadernos de Relaciones Laborales. Vol. 22 Núm. 1 SUMARIO: 1. Introducción. 2. Los antecedentes históricos directos. 3. El estado de un campo de estu- dio alio. 4. Las perspectivas sistémicas: Dunlop (supuestos y limitaciones>. 5. La perspectiva pluralis- ta de la Escuela de Oxlbrd. 6. Apogeo de la nueva disciplina y primera crisis. 7. Marxismo y «relacio- nes industriales». 8. Un balance de los «buenos» tiempos. 9. Referencias Bibliográficas. ISSN: 1131-8635 Cuadernos de Relaciones Laborales 2004, 22. núm. 1 89-Itt

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Los «buenos»tiemposde las «RelacionesIndustriales»:

una aproximación sociológica

Miguel Ángel GARCIA CALAVIA

Universitat de Valénciat)epartamento de Sociologia y AntropologíaSocial

Miguel.A.Carcia@uv,es

RESUMENEnprincipio, lasrelacionesentreempresariosy representantescolectivosde los trabajadoresse exa-minan descriptivay pragmáticamente.Enlas décadascentralesdelsiglo XX tienenlugar las primerassistematizacionesteóricas.Se desarrollala «teoriadelasrelacionesindustriales»queseasientaen lospresupuestosconsensualesfuncionalistas.Desdeentoncesy a medida queseintensificael conflictolaboralen ladécadade los sesenta,emergeunaseriede perspectivasmásradicales,especialmente,dematriz marxistaquesuponenuna(re)formulaciónde problemasmásquede solucionesa los mismos.Enel presentetexto sereconstruyeparcialmenleesteprocesocon eí fin decomprendermejor la deri-va actualde las relacioneslaborales,asi comoalgunosretosactualesqueya seplanteana finalesdeesaépoca,la de los «buenostiempos».Palabras clave: relacionesindustriales,funcionalismo,marxismo

The «goodtime» of «industrial relations»:A sociologicalapproach

ABSTRACTIn a first instance,dic relationsbetwccnmanagementand worker representativeswere examineddescriptively and in a pragmatieway During the central decadesof tbe 20 century appearthe firsttheoretiealsystematisations.The«theoryof industrial relations»is developedon thebasisof functionalistconsensualassumptions.From then on, with thc intensification of laboralconflict in Ihe 60%, severalmoreradicalperspectives,maialyof Marxistorientation,emerge;thcseperspectivcsoffer areformulationof sumeproblemsratherthansolutionsto them. In thepresentpaperthis processis partiallyreconstructedin order<o gain a betterunderstandingof the present-dayevolution of labourrelations,as well astunundcrstandsumepreseníchallengesthatwerealcradyperceivedin the«goodtime» age.

Key words: industrial relations,functionalism,marx’sni.

REFERENCIA NORMALIZADAGARCÍA CALAVIA, M. A. 2004. «Los buenostiempos de las RelacionesIndustriales:unaaproxima-clon sociológica».Cuade,-nosdeRelacionesLaborales.Vol. 22Núm. 1GARCÍA CALAVIA, M. A. 2004. «The «guod time» of «industrial relations:A sociologicalappro-ach».CuadernosdeRelacionesLaborales.Vol. 22 Núm. 1

SUMARIO: 1. Introducción.2. Los antecedenteshistóricosdirectos.3. El estadodeun campode estu-dio alio. 4. Las perspectivassistémicas:Dunlop (supuestosy limitaciones>. 5. La perspectivapluralis-ta de la EscueladeOxlbrd. 6. Apogeodela nuevadisciplina y primeracrisis. 7. Marxismoy «relacio-nes industriales».8. Un balancede los «buenos»tiempos.9. ReferenciasBibliográficas.

ISSN: 1131-8635Cuadernosde RelacionesLaborales2004,22. núm. 1 89-Itt

AJigtvel Itigel García (?a/o tic Las «í,z,cnos» ticingus de las «Re/oriones hiditsl,a,Ics>,. -

1. INTRODUCCIÓN

Prontosecumpliráncincuentaañosdela publicaciónde Sistemasde 1-e/acionesindust,-iales,un texto importanteen la constituciónde un campodc estudioparticu-lar: el de las relacioneslaborales,transcripciónpeculiardel literal inglés, «relacio-nes índustriales»(industrial relations).Aunque el origende la expresiónes. ~~nterior,hacesuaparición en los EstadosUnidos,en el Congresoen l9l2~, sin embargo,suemergenciacomo ámbito académicosingularse prodL¡eecasi dos décadasdespuésy su expansióntieneItígarentrelosañoscincuentay sesentaen tín entornode fuer-te y rápidocrecimientoeconómicosobrela basedel pactokeynesiano.En susenti-do Inás genuino, surge, pues,en tín entorno peculiar, el del mundo anglosajón,dominadopor la tradición del «laissez-faire»que dificulta la activaciónestataldepolíticasrestrictivas,y en unacoyunturacaracterizadapor la existenciade la «cues-tión obrera»,derivadaentreotros hechos,de la presenciade un sindicalismofuertey estable,más en el Reino Unido queen EstadosUnidos.

En su búsquedade la pazsocial, empresariosy gobiernospromoveránjunto aprofesoresuniversitarios,institutosde formación superioren el Reino Unido y enEstadosUnidosen los quese desarrollaránactividadesde investigacióny educación.Su orientaciónes muypragmática.Y aunquelas titulacionessuperioresen la mate-ria sonrelativamenteraras,sinembargo,se impartentín buennúmerodecursosconestatemáticaparagraduadosuniversitarios.Más aún, las «relacionesindustriales»figuranen los programasde estudiode gestiónempresarial.Asimismo, se creanlasprimerascátedrasen la materiaduranteel períododc entreguerrasy despuésde laSegundaGuerraMundial.

En estetientpo, es más dificil encontrarcentroso departamentosde «relacio-nes laborales»en las universidadesdel continenteeuropeo,mucho máspreocupa-daspor construir«teorías»y además,«teorias»sobreel funcionamientogeneraldelsistemacapitalista.Ahora bien, esto no quieredecirque no existanya reflexionesextracadémicassobrela democraciaindustrial, como la efectuadapor Karl Korschen el año 1922 en Alemania queencontraránuna prolongaciónposteriora princi-píos de los setenta.Una deficienciaque se prolonga,pues,en unasituación comola quese abretras la II” GuerraMundial caracterizadapor las políticasde desarro-lío de lo quese ha dado en denominarEstadode Bienestar,por la aceleracióndelcrecimientode los sindicatoso por la institucionalizaciónde las condicionessala-riales, entreotros hechos.El lénómenoes más acusadoen aquellospaisesdel Surde Europa,bajo dictaditrasfascistas,como España.en los queseproduceun reme-do de esaconcepciónpolitizada de la economíaque se va a materializaren unaorganizaciónautocraticade la economía,en el sindicalismovertical, ... Lo que esmásfácil de hallar 50fl referenciasa la necesidadde humanizarlas relacionesen laempresa,sobretodoapartir del posicionamientofavorabledc la Iglesia2. Estasape-

De todat,~aneras si hubieraque establecerpadresfundadoresde la disciplina habriaque citar Sin

dudaa Marx interesadopor tos enfrentamientosentretrabajoy capital2 tui indicadorde este hechoen el casoespañol,bien ,ucdeser la puestaen marchade la colección

al .aempresay cl hombre»en la editorial Rialp a partir dc 1958 en la (loe SC dan a conocerlos trabajosdeetertosatroresanglosatonesquesugierenestahumansacien.

90 Cuadernos de Relacione.yLaborales2004, 22. núm. 1 59—111

/,os «buenos» tiempos de las «Relaciones Industria/es».. -Miguel Ángel Gorda Ca/aria

lacionescoincidencon unaprofusadifusiónde los planteamientosde la EscueladeRelacionesHumanas.

Por tanto, una inflexión significativa se inicia en esetiempo y en eseespaciogeográficoenel trataínientode algunosproblemasrelacionadoscon el trabajo,si semira desdela economía,o de algunosaspectospeculiaresdelas relacionessocialesen la industria,si se hacedesdela sociologia.A esterespecto,resultacomprensiblela lamentacióncon la queDunlop abresu libro:

«los hechoshan rebasadoa las ideas. La teoría integradaha quedadomuyrezagadaconrespectoa la expansiónde la experiencia.Los variosmundosdelas relacionesindustrialeshan estadocambiandocon mayor rapidezque lasideaspatainterpretarlos,explicarlosy relacionarlos»(20)

y quecoherentemente,promuevaunateoria generalde las relacionesindustrialesafinales de los cincuentaen la queintentafacilitar instrumentosanalíticosparacom-prendermejor los hechosy las prácticasqueconstituyenesasrelaciones.

Esteprocesode génesisy expansiónde un nuevoámbitode enseñanzae investi-gaciónno es extrañoal contextoen el quese vienenarticulandounasaproximacionesanalíticasa partir dc la emergenciade una seriede preocupacionesde matriz refor-mistaen EstadosUnidosdesdeprincipios de los añosveinte y queya se habíanpro-digadoen el ReinoUnido desdefinales del siglo XIX. Tampocoes ajenoal contextoen el quese llevana cabociertas investigacionessocialesde la realidadindustrial;enestesentido,una reibrenciaobligadaes el movimientode RelacionesHumanas,cuyaperspectivaresultacompatibleconel enfoquefuncionalistaque dominala sociologíaen los añoscincuenta.Lo mismo va a sucedercon la perspectivaanaliticade las rela-cionesindustrialesque se despliegaen esetiempo y que, en estecaso, respondeadeterminadasformasde racionalizarlas necesidadesde la acciónpolítica.

Porello, uno de losprincipalesobjetivosdel presenteartículoes revisarlos pos-tuladossobrelos quedescansaesavoluntad de tratar las relacionesentreel capitaly cl trabajoenel ámbitoanglosajónexaminandosusfundamentosteóricos.Con estefin, se repasanlosplanteamientosde las perspectivassistémicas,especialmentelosde la versión americana(Dunlop) perotambién,los de los pluralistasde la Escuelade Oxford. Estaaproximacióna las relacioneslaboralescoincidecon un determina-do estatusde otrasperspectivasanaliticas;concretamente,con unacíertapobrezadela investigaciónempíricamarxista,que evidencialas dificultadesparaefectuarunanálisisde la acciónobreray sindical en los paísescapitalistasavanzados,desdeunamiradaque a esterespecto,no estásuficientementedesarrollada3.El examende suestatusen esetiempo,constituyeotro de los objetivosdel articulo. En estesentido,hay queseñalarquea medidaquepasael tiempo, surgeninterpretacionesde matrizmarxista(Miliband, R., 1970;Hyman,R., 1981 —e.o. 1975 ) quecentransu aten-

Aún asi,si seefectúanalgunosestudiosaunqueno seanestrictamentede «relacionesindustriales».En Cocí is tiar life, Dennis, [lenriques y Slaughteranalizanel trabajo,eí ocioy la familiaen unacomuntdadminerade WestYorkshireutilizando los métodosde la antropologiasocial perodenotandoun conoctmíentoclaro de las nocionesmarxistasdeconflicto y concienciadeclase,

91Cuadernos de Relaciones Laborales2004. 22, núm. 1 89-111

AIigtw/ <1ugel Gcncvio (sIc; tic, íÁ,.s «/ytcc’no.v» I¡cmnpos ch ¡cts «Rc/ocic,ncts InclusO icclcs».

ción en determinadosproblemasquesuponenlas relacionesentrecapitaly trabajoyque desvelanlas limitaciones de algunasaproxlniaclonessistémicas:el papeldelconflicto laboralen la dinámicade la acumulacióncapitalista,la segmentaciónocu-pacional(queno funcional) de la claseobrera,y el significadode las diferentesfor-mas de intervencióndel Estado(Hyman,R., 1979:426-434).A esterespecto,biense puedeafirmar que constituyen manerasde reformular problemasmás que deresolverlosy cuyo alcanceseextiendehastala actualidad.

Se va a examinar,pues,la configuraciónde ttn ámbito de reflexión particularysobretodo, su consolidaciónen un período que se extiendedesdefinales de lo cin-cuentahastaprincipiosde lossetenta:son los«buenos»tiemposquevan a dejarpasoaotros en los quelos trabajossociológicosque abordanla realidadindustrial releganlapreocupacionpor la negociacióncolectiva, los sindicatosy stí acción en definitiva.las «relacionesindustriales»,parainteresarsepor el paro, la inflación, ladiscriminación,el funcionamientodel mercadolaboral, ... a medidaque el. empleose precartza.

Con estarevisión, se esperaestaren mejorescondicionesparacomprenderlosderroterosseguidospor esteámbitode conocimientoen el periodoquese abreconla crisis de los setentay queregistrael desarrollode otrasperspectivasteóricasquecentransu nitradaen la acción,yaseaen términospolíticos.,dei-elacionesentreacto-res, ya seaen térmiímsindividuales,de maximizaciónde la títi £ idad (le la mismao propuesstasde síntesis.Un periodo quesecaracterizano solo por la proliféracióntic nuevasinquietudesi ntelecttíales,no solo por una mayor especialización<le lasocíologíaacadémica(sociologíadel trabajo, sociología<leí empleo, .. ) sino tam-bién por el predominiodel discursoneolibe¡-alen cl campode las cienciassociales,entendidasen sentidoampíio. Esto suponeuna rupturacon los planteamientosdis—etírsívosquehabíanpretloniinadoen las décadasanteriores.

2. LOSANTECEDENTES HISTÓRICOSDIRECTOS

Los primeros nombrespropios títíe constituyenuna referenciaobligadaen laconstituciónde un dírbilo partieuiatsóbteiá=Ééláéibi1éÉ%bÉiáIé<eólfr%du~ti~iÁ;óblos dc J. R. Gommonsque recurrea conceptoscomo igualdad,negociación,com-portamientoracional, pragmatismo,o gobierno institucional de la industria, paraconstruirunaperspectivaen la queconvergen«mediosconservadoresparaalcanzarfines radicales»y Sclig PerImanque intenta demostrarcómo los sindicatos,cons-cIentesde la escasezdcl empleo,se esfuerzanen asegurarsu distribuciónentresusafiliados. Pronto se sumaranotros estudiososde la Universidadde Baltimore. queatribuyenun papelimportantea las fuerzasexterioresdel mercadoen la explicaciónde la distribucióndel trabajoy de suprecio y quepor ello, recibieronel nombredeinstitucionalistas.Lo quecaracteriza,pues,losprimerostrabajoses por un lado,unarevueltacontraJa esterilidaddc la teoríaeconómicaclásicaparatratarproblemasdeltrabajoy por otro, una voluntad reformadoraque seesfuerzaen legitimar el sindi-calismo, o mejor, un cierto sindicalismoy proponerun cierto númerodc reformassocíales,perotambiéncl descodeconstruirunateoríadel movimientosindical alter-nattvaa la del marxtsmo.

92 Cuadernos de Reíaciones í.al,orales2004, 22, túrn. 1 59~ III

Miguel .4ngc/ García Co/o vio Los «/,uenos» tiempos de las «Re/aciones lndusoia/es,t,.

A partir de la New Deal, pero sobretodo,despuésde la 1Ja GuerraMundial lanuevadisciplinacomienzaa levantarcl vuelo. Durante los casi veinteaños inme-diatosa la Y GuerraMundial, la investigaciónsobrerelacionesindustrialesfue fre-cuentementedescriptivay, amenudo,histórica.En estesentido,la mássingularesla queprotagonizaronalgunosjóveneseconomistasde la Universidadde Californiaque abordan,con la panopliade instrumentospropiosde su profesión,problemasdel mundodel trabajo: movilidad y procesode búsquedadel empleo,las políticassindicales,el impacto de la negociacióncolectiva, los factoresque afectana laestructurainternadc los salariosy contribuyena la emergenciade los mercadosinternos,

Así, el joven Dunlop elaboraen 1944 unaaproximación«económica»al fenó-menosindical considerandolos sindicatoscomoactoresqueaspiranamaximizarlarentade sus afiliados. Rossproponeen 1948 una aproximación«política»: cadalídersindical sepreocupapormantenerel poderde su organizacióny seesfuerzaporobtener aumentossalariales semejantesa los obtenidosen sectorespróximos.Chamberlainelaboraen 1951 la teoríade la negociacióncolectivaconcebidacomomediode contratosalarial, formade gobiernoindustrial,modalidadde management(Caire,G. 1991: 378).En esteperíodola negociacióncolectivaes vistacomoun ins-trumentodestinadoa mantenerla pazsocial y el equilibrio de fuerzasdel mercado.

En estecontexto,se lleva acabopocotiempo después,en 1960,el estudiocom-parativode Kerr, Dunlop, Harbisony Myers, El industrialismoy el hombreindus-trial, en el que entreotros aspectosse abordael impactode la industrializaciónenlostrabajadoresy su reacción,sobrela basede la conceptualizaciónquehabíaefec-tuadoDunlop dosañosantesen El sisfrmadere/acionesindustriales.

Estasperspectivasencuentrancorrelatosen otraspartesdel planetaa partir demediadosde los añoscincuenta.Especialmente,en Gran Bretaña,si bien en estecaso,la «Escuelade Oxford» estátnásabiertaa los sociólogos,másreceptivaa lospresLipuestosmarxíslas.

3. EL ESTADO DE UN CAMPO DE ESTUDIOAFÍN

Alejadosde las inquietudesde quienesdan los primerospasosen la conforma-ción de las relacioneslaboralescomo ámbitode reflexión sociológica,ciertosauto-respromueveny efectúanunaseriede investigacionessobreun aspectosingulardela realidadindustrial, la organízacion.Se tratade investigacionesqueno sóloapun-tan los catnbiosregistradosen el campode la sociologíaindustrial previo y poste-rior a la 1V GuerraMundial sino quetambiénconfiguranun contextode referenciapara quienesmanifiestanpreocupacionespor las «relacionesindustriales».A eserespecto,esobligadocitar el impactoque tuvieron algunosde esosanálisiscomo losllevados a cabo por Roethlisbergery Dickson (1939) en la planta Hawtorne deChicago de la CompañíaEléctrica Occidentalo por Warner y Low (1947) en laindustria de zapatosde Nueva Inglaterra, ambos efectuadosdentro de lo que sedenomina«Movimiento de las RelacionesHumanas»,en los que se evidencialainfluenciadediversosfactoreseconómicosy, sobretodo, sociales.

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Aiigr;el .4ngc:/ García ca/¿t vio Los «í»,c,; os., hic’tttoos dc: /c,s «R<./oeio,;csbtrlusírin/es».

A pesarde quecoexistendiferentespuntosde vistadentro del Movimiento deRelacionesHumanas,cotnpartenunaseriede supuestosquevana ínfluir en el con-tenido y la forma de la investigaciónsociológicade la industriaque tienelugaren elmundoanglosajón.A esterespectoy como yaes conocido, los trabajadoresseper-ciben comoalgo másquesimples«hombreseconómicos»:tienennecesidadessocia-les y no sólo económicasde modoqite su compoí-tamientose ve tambiénafectadopor factoressociales.Concretamente,se ven influidos por lospequeñosgruposa losque perteneceny con los quese identifican; así como, por las forínasde ejercer ladirección. Por tanto, se hacenecesarioabordary entenderla organización«infor-mal» paraco]nprenderlo queacontecerealmenteen la industria. En coherenciaconello, la investigaciónen relacioneshumanasse orientahacia la exploraciónde lasrelacionesquetienen lugaren los pequeñosgrupos,cl «liderazgo»,y/o las oportu-nidadesde participarpersonalmenteen actividadesde grupo.

En estaperspectiva,e] entornoeconómicoe institucional en cl quetienen lugartalesrelacionesse omite, así como las condicionesde mercadoen las que empresa-nosy gerentesadoptansus decisiones.Dichaotnisión facilita la asuncióndequenoexístenconflictos intrínsecosde interésdentro de la empresay la consideracióndeque cuandose producen,son debidosa comunicacionesdefectuosas,un mal lide-razgo,incapacidadpersonalo fallos entrelos miembrosde la organízacton.

El cnfoquede las «relacioneshumanas»en los estudiosde la industria y del tra-bajo resultacompatiblecon el análisisfuncionalistaquedomina la sociologíade losanoscuarentay cincuenta.La influencia funcionalistase apreciaen las referenciasque Roethilisbergery Dickson hacen en su trabajo a Durkheim, Pareto o aMalinowsky y Radcliffe-l3rown. Una influencia qite se observaasimismo en laInvestigaciónsociológicabritánicadadasu familiaridadcon la sociologíaindustrialamericana4.

Prontoserá replicadocl cnfoquede las RelacionesHumanasy el funcionalismonormatíx’o, tanto en listadosUnidoscomo en Gran [3retaña,si bien hay que señalarque en este último Estadoresultamás dificil asumir el conflicto industrial comopatologicoo que los sindicatosestánecluivucados.El entorno político británico esdiferentey¡ós<siúdi<ato=stáñttááeóñ=óiidadósijúd é.ñ Esfádói Unidosdentrodelsistemade relacioneslaborales.En las primerascriticas, ya se hacereferenciaa lamcl ¡nacióndel Movimiento hacialos círculosdirectivos,a su incapacidadparareco-nocer a racionalidaddel comportamientodiscrepantede los trabajadoresy a sunegaciónde los conflictos de interéseconómico(Watson,T., 1994: 45). Todo estoexplica quefueraigualmentereconocidala legitimidadde los interesesde las partesen Gran Bretaña.Dc todasmaneras,la perspectivade las RelacionesHumanasno esla única fuenteque inspira los planteamientose ideasmás generalesde la sociolo-gía industrial británica.En sudesarrollo,se observala ascendenciade ciertasconsí-

Susplanteat-nieníoslleganasimismoal EstadoEspañol.A medidaqueel paisseindustrialisay la per—¡51v dad sc ael-cei caía,comienzau a ser objetodc atene¿a de alganos cie ¡ti ti cos sociales, abseolle reía—

mentepsicólogos:Siguán (1959), Pinillos (1969)que elaborantextosdivulgativos con comentariosmásomenoscriticosa las ideasdefendidaspor el publicista dcl pensamientode la escuelade las relaeicneshuma-nas,Elton Mayo.

94 Cuadernos de Reictelones Lobo,ztles20<14, 2’ núm 1 59-111

Miguel Angel García Ca/avio Los «buenos» dempos de las «Relaciones Indusriales,,...

deracionesde Marx, la clasey la concienciade clase,y de Weber, la burocracia,como esperceptibleen algunostextosquealcanzarongrannotoriedaden esetiem-po: el ya citadode Dennis,Henriquesy Slaughter(1956)y el de Lockwood(1958)

Esteprocesode críticadel funcionalismonormativo,así como de recuperaciónde clásicosparaacercarsea la realidadsocial, seacentúaa finalesde los cincuenta.Dahrendorf,entreotros,critica la perspectivafuncionalistay el modeloconsensua-do de sociedada que conducea partir del recurso a Marx y Weberen Las clasessocialesy suconflicto en la sociedadindustrial. Comienzanaplantarseasí las semi-lías para el desarrollode un mayorpluralismoteórico en sociología.Poco tiempodespuésdarásusfrutos.

4. LAS PERSPECTIVASSISTÉMICAS: DUNLOP5(SUPUESTOSY LIMITACIONES)

Sobre la basede queel mundocaminairreversiblementehaciala industrializa-ción —la tesisdela convergencia—,Dunlop arrancaen el prefaciode su libro seña-lando que toda comunidadque se industrializacrea obrerosy empresariosy queentreunosy otros,se creaun entramadode relacionesqueno es independientedela acción del Estado.Es decir, reconocequelas sociedadesindustrialesdanlugararelacionesindustriales,definidas«comoel complejode interrelacionesentreempre-sarios,obrerosy organismosdel gobierno».En estesentido,el objeto explícito dellibro esproporcionarunateoríageneralde las relacionesindustriales.

En eseentramadode relacionesindustriales,establecetresáreasde experiencia:a) relacionesindustrialesdentrode una empresa,industria, u otro segmentode unpaíslo que permite comparacionesentredichosámbitos;b) relacionesindustrialesdentro del conjunto deun país quepermitencomparacionesentrepaíses;y e) reía-cíonesindustrialesen el transcursodel desarrolloeconómico.

Así pues,Dunlop pretendeanalizarel funcionamientode sistemasde relacio-nes industrialesteniendoen cuentaque independientementede su tamañoposeenciertaspropiedadesy estructurascomunes,por un lado, y por otro, queestánsuje-tos y respondenadeterminadasinfluencias.A esterespecto,consideraquetodosis-tema de relaciones industrialesestá compuestopor tres clasesde actores, losempresariosy susorganizaciones,los asalariadosy sus representantesy los orga-nismosgubernamentales,y da lugar a un complejo de reglasque tiene como fingobernarel centrode trabajoy la comunidadlaboral ya que definenel estatusdelos actoresy regulansuconducta.Por tanto, colocalas normasy las reglasde lasrelacionesindustrialesenel centrodel análisise identifica loselementosdel siste-ma queconstituyen.Asimismo,suponequelosactoresde un sistemade relaciones

Elaboradoel tcxto, llega la noticia del fatíecimientode Dunlop. Sirvan estaspáginasde reconoci-mientoa su preocupaciónporla mediaciónlaboral, tanto a nivel teóricocomoa nivel práctico.En estostiem-pos tansumbriosen los quela siniestralidadlaboral semantieneun añotrasotro,quedael ecodesu respal-do al proyectodc Ley de Emplazamientocomúnque no aprobó finalmenteel CongresoAmericano.DichaLey hubierapermitido a los sindicatosde <a construcciónparalizaruna obra en casode desacuerdocon unsubcontratista.

95Cuadernos de Relaciones Laborales2004, 22, núm. 1 89-Hl

4/igue/Angel Gatt-la (?alovic¡ l.o» «/,ttettos»tic ‘t ¡/505 de los «Rc’/c,c:iones I;tdust,iolcs,s.

industrialesexperimentanlas presionesde un entornoen el quedistinguetrescon-textos interrelacionados:el tecnológico(técnicautilizada en los puestosde traba-jo), el económico-financiero(posiciónde las empresasen el mercadodel produc-to), y el juridico-politico. Por último, el conjunto (sistema)se cimenta por unaideología, un conjunto de conviccionescomunesque definenel rol, el lugar y larepresentacióndc los actores.

La noción de sistema de relacionesindustrialeses central en el discursodeDunlop en tanto queesconsideradoun sistemaanalítico,«en la mismaesferalógi-caqueun sistemaeconóínico».Se tratade unaconsideraciónquese inscribedentrode la tradición funcionalista, deudoradc la descripciónparsonianade «sistemasocial»,sobrela que superponeesquemáticamente,subsistemaeconómico,subsis-tema de relacionesindustriales.De aquí que considereque los instrumentosparaexplicarcadasubsistemasonespecíficos.Porotro lado, entiendeque un sistemaderelacionesindustrialeses unaabstracción,como lo es un sistemaeconómico—nin-guno de los dosseocupadel comportamientototal—---. Por tanto, sudescripciónestálimitada a sertina representación.En esteentramadoteórico, proponeatendertresproblemasparticulares:el dc las relacionesdel sistemade relacionesindustrialescon el conjuntode la sociedad;el de susrelacionescon el subsistemaeconómico;yel de la estructurapropiadcl subsistemade relacionesindustriales.

La referenciaa la noción de sistemaremitea la noción de función. En estesen-tido, asumela diferenciaciónanalíticaestablecidapor Parsonsy la adaptaal campode las relacionesindustriales.Cuatroson las funcionesdel sistema.Primera, la fun-

clon Úludj,LaLIvd, quealudea 105 procesosdc regulacióny cunfeceiówdu regiasque«relacionanlosactoresconel entornotecnológicoy de mercado».Segunda,el impe-rativo de los fines que implica que la política dcl subsistemapersiguela supervi-venciay estabilidaddel sistemade relacionesindustriales,así como de la jerarquíadc determinadosactoresnecesariasparala consecuciónde los fines.Tercera,la dcintegraciónquehacereferenciaal amplio campode «entendimientoscompartidos»y a la ideologíacomúndel sistemaquerelacionalos papelesindividualesa las jerar-quíasy, a su vez, a las jerarquíasentresí. Y cuarta, la de mantenimientodel mode-lo y control de la tensiónqueesdesempeñadapor el papeldel expertoo profesionalen los tresgruposde actoresdel sistema.

En estecontexto,el sistemade relacionesindustrialestiene unasdeterminadasrelacionescon el sistemasocial. Por un lado, mientrasla función adaptativade lasociedadaportariquezay rentaal sistema,la de relacionesindustrialesaportareglasqueincluyen los indicessalarialesy otrasformasdecompensación.Porotro, las fun-cionesintegradorasde ambossistemasinteraccionanmutuamenteen una sociedadindustrial:

«un alto gradode solidaridaden la sociedadpuedereforzarel sistemade rela-cionesindustriales,y un amplio campode entendimientoscompartidosinte-grado en el sistemade relacionesindustrialespuedereforzarla sulidaridaddela sociedad...Por último, los subsistemasde mantenimientodel modeloy con-trol dela tensiónde la sociedady <le un sistemade relacionesindustriales,pue-den tambiénrelbrzarseo estaren conf] cío» fI 978: 50).

96 h¡odc.’e,;o.gde Relaciones í.aboroles2<104, 22, nón> 1 89-111

Migad Angel García Ca/ot ja Los ~cl,uenos»tiempos de las «Re/aciones Industriales,,...

Por tanto, Dunlop no asumeplenamenteel discursode Parsons.Sin embargo,resultaevidenteque sí extraeuna seriede orientaciones,formalismo,conservadu-rismo, queresultanapropiadosparala racionalizacióny legitimación de un ámbitode estudioparticularquesevaadesarrollaraceleradamenteapartirdeentonces.Lasinteraccionesentretina y otra perspectivafueron muy bien expuestaspor Hymanamediadosde los setenta:

«El análisissistémícoofreceuna alternativaideológicamenteaceptablealos quedoptansusperspectivaspragmáticas,perorechazansu lenguajey susconceptospocosofisticados.Los imperativosde eficacia,de adaptacióna lasnecesidadesy al cambio,de reformaen el orden de las relacioneslaboralespuedensertratadasen una u otra perspectiva.Las principalespreocupacionesde la sociologíade Parsonssonparalelasa las de los industrialistas»6.

Ahorabien,el discursoteóricode Úunlop no sólo abreel caminoa la expansiónde un ámbito de estudiosino que suponetambiénuna inflexión significativa res-pectoal objeto de estudioy a los planteamientosexistentesen esetiempoen el exa-men de la realidad industrial.En primer lugar, su énfasisen considerarlas normasqueregulanel centrode trabajoy la comunidadlaboral comoel núcleosubstantivode las relacioneslaboralesen la industriano solo esdificilmente rebatible,en tantoquenormasde distintostipos impregnanel mundodel empleoy del trabajo,sinoquetambiénsuponenun distanciamientorespectoa lo queconstituyeel foco analíticode dosautoresde referenciaobligada,Taylory Mayo, quecentransu atenciónen losfactoresque aumentanel rendimientolaboral de los trabajadores.A esterespecto,losplanteamientosde Dunlop amplíanla miradaen un sentidomás sociológico(yjurídico). En segundolugar, porquela consideraciónde las limitacionesde caráctertécnico,económicoy político queimponeel entornoimplica unarupturaen la con-cepciónde la empresacomounidadcerradaválidaen sí mismaparasuobservación.En tercerlugar, frente a una visión muy restrictivade la organizacióneconómicacomo suma de individuos que tienen interesesindividuales diversos,Dunlop losreconocejunto a las organizacionesque los agrupany defiendencomo interesesgrupalesdiferenciadosdando entradaasí a las asociacionesempresarialesy a lossindicatos.Estaconsideraciónsuponeun afianzamientode la miradasociológica.Ypor último, tanto en SistemasdeRe/acionesIndustriales,como en la obracolectivarealizadacon Kerr, Harbisony Myers, Dunlop planteala importanciade los estudioscomparadoscon el fin dc superarel aislacionismode los análisis norteamericanos.

Resulta evidente que los planteamientosde Dunlop suponenun importanteimpulso en el estudiode las relacioneslaborales.Lo reconocealguien muy alejadodelos presupuestosde Dunlop, como Hyman:

«estosanálisis..,son de gran importanciapor su condiciónde intentosinicia-doresde dar unidad teóricay precisiónal estudiode las relacionesindustria-les; y por estamismarazónhan resultadosumamenteinfluyentes»(1981: 21).

Citadoen Hyman. R. (1979),pág.420.

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A’f,g,¡el A ‘¡gel (¿¡rolo (‘u/o tic; Los cc/tt;vnos» tic’OtpoS de los «1?e/oriones Iodu.sIric, les> - -

Entre otras razonesporquecomo se acabade escribir,normasde distinto tiporegulanel mundodel empleoy del trabajo.Ahorabien, definir el objeto de un ámbi-to de estudioen términosde normases todavíarestrictivo, a pesarde la ampliacióny diversificaciónqueencierracon respectoa miradasprecedenteso coetáneas.Es loque señalanotros autoresbritánicos en congruencíacon la experienciabritánica.Pero además,en esaconcepcióndel objeto de estudiosubyaceuna determinadavaloración: queel fin de las relacionesindustrialesesconseguirla estabilidadeco-nómica.En estesentido,la atenciónsecentraen cómocontenery controlarlos con-flictos, másqueen los procesosquelosgeneran.

Asimismo, Dunlop reconocequeexistendiferentesámbitosnormativos,el cen-tro tic trabajo, la empresa,ramade actividadeconómica,territorio, nación, ... Ahorabien, no explica como se relacionanunoscon otros o si los procesosinternossonigualesen todosellos; tampoco,explica si los actoresse comportande igual modo,seacual seael mareode intervención.Dunlop vuelvea caercomo suspredecesoresen una concepcióncerradadci sistema,que implica a su vezuna concepciónmuyestáticadel mismo en quesólo cambianlos elementosinternosal sistema.Dc aquíse infiere otra lagunaen suargumentacionteorica: la falta de perspectivahistóricao mejor, el desplazamiento(le Sti centralidadanalíticaa favor de un tratamientoyanálisistic las relacioneslaboralesen un momentodeterminado(iS.stivi II. 1978: 13).

Y es quela concepciónde Dunlop del sistemade relacionesindustrialesseefee-táa desdesu miradasobrela sociedadestadounidense,la sociedadmás industriali-zada.Pero esta mirada no sólo es americanocéntricasino también conservadoracii a n rio en esa o.nneone. iAn st íhvacc lina apuestaporquelos procesosimn Ii eadosten-gan lugaren el sentidode mantenerla estabilidady el equilibrio, porquelas institu—cíonesy procedimientosseancompatiblesy porqueel conflicto se autorresuelva.Esta perspectivaresultamás evidentecuandoDunlop consideraquela ideologíadelos actoresdel sistemaconstituyeuna fuentede orden:

Un sislemade relacionesindt¡sírialescreauna ideologíao un cuerpo deideasy reenciascomúnmentecompartidas,relativasa la interacción y papelesole los notares it’ contrihtyc’ a mantener inicio al sistc>n~ass(353y <<la ideo—logia de un sistemade relacionesindustrialesviene a manteneruna estrecharelacióncon la ideologíade la sociedadindustrialparticularde la queconsti-tuye un subsisíema»(39); (es decir, cuandose escoraa favor del papel inte—gradorde la ideología>:«La ideologíadel sistemade relacionesindustrialesesun cuerpode ideascomunesque define el papely el lugarde cadaactor conrespectoal cargoy función de los demásactoresdel sistema.La ideologíadeun sistemaestablecomportauna congruenciao compatibilidad entreestasperspectivasy el restodel sistemas,(38).

Portanto, las ideologíasde los actoreshan tic sersuficientementecompatiblescomo parapermitir la existenciade un campocomúnde ideasquereconozcancomoaceptableslos papelesde cadaactor.

Por otro lado, los supuestosideológicos que inspiran Sistemade RelacionesIndustriales,se hacenpatentesno solo en los temasen que Dunlop vuelcasu aten-ción () en la forma de hacerlo,sino también en los aspectosqueomite, la acción

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Miguel Angel Garcic, Galo tío Los «buenas» tiempos de las «Relaciones Industria/es,,...

humanaen tanto quemotorde las relacionessocialesde la industria,y sobretodo,en las preguntasque eludecontestar:una de las principaleses la influenciade laestructurade propiedady control vigente en lasrelacionesindustriales;o más con-cretamente,si puedeserconsideradacomo fuentede conflictos. Dunlop evade larespuestaaludiendo que dicha estructuraes externaal estudiode las relacionesindustrialesqueúnicamentedebenpreocuparsede cómo losempresariosy susaso-ciaciones,los trabajadoresy sussindicatosy otras institucionesafrontantales con-flictos mediantereglas.

A pesarde todasestaslimitacionesquehacendificilmente aceptablela preten-sión de Dunlop de que constituya una teoría general,Sistemasde Re/acionesIndustriales,desencadenatodaunaseriede trabajos(Flanders,1970—co. 1965—

Derber,M., 1969 y Craig,A.WJ, 1975, ...) en los añossiguientesquetienencomoobjeto las relacionesindustrialesaunqueno coincidena la hora de delimitar lo quedebeconstituirel íiúcleo centralde la teoría: la democraciaindustrial,segúnDerber;los términosy condicionesde empleo,segúnCraig, ... O las institucionesde regu-lación del trabajo,segúnFlanderso Clegg, queya antesde la publicacióndel librode Dunlop, y en contraposiciónabierta con la Escuelade RelacionesHumanas,señalaban:

«somosconscientesde quecentrarnuestraatenciónen las institucionesfor-malesde las relacionesindustrialespuedesuscitarlas críticasde los que estáninfluidospor las enseñanzasde la nuevaescuelade relacioneshumanasen laindustria. Estaescuelaaplicalas técnicasde la sociologíay de la psicologíasocial a situacionesqueobservaen fábricasy otros centrosdetrabajo.En prin-cipio, no hay ningunarazón a priori’ por la que estemétodono seapreferibleal nuestro.Ahorabien,la Escuelaestáenunafase tempranadc su evoluciónytodavía tiene queproporcionarmaterial que pudierautilizarse para la ense-flanza.Además,la mayorpartede los trabajospublicadosmuestranunacaren-cia deplorablede rigor histórico y, a veces,falla al apreciarla naturalezade lasituación estudiadadebidoa la ignoranciade las institucionesformalesquelarodean.Así pues,el estudiode las institucionesnospareceel pasopreliminarapropiadoa la horadeutilizar métodosambiciosos»(1954: y-vi).

5. LA PERSPECTIVA PLURALISTA DE LA ESCUELA DE OXFORD

Las institucionesformalesconstituyen,pues,el objeto de estudioprivilegiadopor lo que se ha dado en denominarla aproximaciónpluralista de la escueladeOxford. Una aproximación que ha sido consideradafrecuentementecomo lavariantebritánicadel modelo sistémico.A partir de los añossesentase registrancambiosimportantesen los temasque preocupana quienesestudian la realidadindustrial en el Reino Unido como consecuenciano solo de la expansióny mayorrespetoquemerecenla enseñanzae investigaciónde las cienciassociales,sino tam-bién de la influencia de la ComisiónDonovan (Comisión Real de SindicatosyAsociacionesEmpresariales)quefuncionaactivaínenteentre1965 y 1968. En este

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A-hgz;el Angel Go,clo <o/o vic; Los eb;;c.~,;o.s-» lje;n1sos ¡.1c’ los «Re/ociooe.« ludí si; jo/c’

último año, la Comisiónreconocela existenciade un sistema«formal» de nego-ciación colectivade la gran industria materializadoen las institucionesoficialesyel sistema«informal» de negociacióndel trabajoa destajo,de complementosdelsalario minimo y de realizaciónde horasextrasa nivel de fábrica, que quedaengran medidafueradel control de las asociacionesde empresariosy de lossindica-tos. También reconoceque la evolución del sistema«informal» en un entornodepleno empleoconducea un aumentode la conflictividad y de la protestalaboral.huelgasno oficiales. La Comisiónencuentíala solución a estosproblemasen lasrelacionesindustriales,en la intervenciónde partidosy sindicatos,con la colabo-ración del Estado.Con dichasintervencionesse deberianllevar a cabo reformasconstitucionalespara establecerprocedimientosordenadosy eficacesde negocia-ción colectivade los salaríos,asi como un control bilateralde los mismosy de las

prácticaslaborales.En estecontexto,difícilmente sepuedeafirmar quelas investigacionessocio-

lógicasde la realidad industrial tienen poco o nadaque ofreceral conocimientodelas «relacionesindustriales».Se generaasi, un ambientethvorablepara el desarro-lío de la ntíevadisciplina quedebellevara la construcciónde un marcoteóricopro-pío y a la investigacióndirectade las relacionesentrecapitaly trabajo,así como.dela estructuraíííst itucional «formal»bajo la que tienen lugar. A estenuevoclima, noson ajenos los planteamientosde Alían Elandersque, en 1965, publica un folleto,«Lasrelacionesindustriales.¿quées lo queva mal del sistema?»,reeditadoen 1970,en el queno solo abordalosproblemashabitualesde las «relacionesindustrialesbri-tánicas»de esetiempo(y a los quesc ha hechoreferencia>sino que tambiénofreceargumentosparaconsiderarlas relacionesindtístrialescomounamateriaqueposeeun discursoteóricopropio porque:

«st.í desariollo debeapoyarseen el soportemutuo de la leonay la investiga-ción, - -. FI inconvenientede fiarsede la leonade cualquierade las variadasdisciplinasque abordanlas relacionesindustriales es que nunca pretendenofrecerun puntode vista integradode todaslas institucionesen esteambito.En términosteóricos,estasdisciplinasdespedazanla materiaal concentrarlaatenciónen algunode susaspectoshastala exclusióno el olvido comparativode otros y una visión parcial de cualquiercosa,aunqueseaacertadadentrodesuslímites<...~, siempreestánecesariamentedistorsionada,y por tanto,el sig-ni ficadode la noción (le ststema (le reíacionesi nolustríales,,,,» (1 970: 85).

En estesentido,Fiandersabordael contenidodel sistemade relacionesindus-trialestomandocomo referenciael libro de Dunlop y su consideraciónde que«unsistemade relacionesindustriales..,es un sistemade normas».Estasnormassurgenbajo distintasformas:en la legislacióny en losestatutos,en lasregulacionescon lossindicatos,en los convenioscolectivosy las resolucionesdel arbitraje enla «cos-tumbrey la prácticaaceptada», de modoqueaunquelas relacionespersonaleso«desestructuradas»tienen (o puedentener) importanciapara la direccióno los tra-bajadores,sin embargo,son situadasfuera del ámbitode las relacionesindustriales.De ahí queconsiderequeel objeto de estudiode las relacionesindustrialessonlasinstitucionesde regulacióndel empleo.

Cuadernosdc’ Reíocianes Laboro les201)4. 22, núm. 1 59- II

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Atig,.,el Angel Garcia (¿,lc,t’io Los «buenas» tiempos de las «Relaciones Industriales».. -

Así pues,esperceptiblequeElanderscompartealgunaspreocupacionesy con-sideracionesde Dunlop, si bien, rechazala concepciónintegradorade la ideologíayaquereconocela pluralidadde intereses.Esto explicaqueestéinteresadopor losmecanismosde producciónde reglasentanto queinstitucionesen las queorganiza-clonesquerepresentaninteresesdiferentesse enfrentany en las queel equilibrio yel acuerdonunca estágarantizadodefinitivamente.Partede la argumentaciónqueacompañaa estos planteamientosde Flandersha sido controvertiday criticada yaquesuconsideracióndel poderes formal omitiendoel poderrealquetienenlas par-tes,y por tanto sudistintacapacidadde incidir políticamente,tanto en el procesodetrabajocomo en la sociedaden general,omisiónquele permiteatribuir una legiti-midad,aceptacióny «justicia»a losresultadosde la negociaciónqueno poseen.DemodoqueaunqueFlandersaceptaqueexistenconflictosde interesesinherentesa lasrelacionesentrepatronaly empleados—y con estavisión yadifiere claramentedelpensamientode las RelacionesHumanas—-,sin embargo,sus ideasparecenteneruna fuerte afinidad con un funcionalismo normativode carácterpluralista ya queasumeque talesconflictospuedenestarreguladosy contenidosdentrode unaestruc-tura institucional configurada normativamente.Al mismo tiempo, no da cabidaexplícitaa la consideraciónde los conflictos como irresolubles,ni a las desigualda-des de poder

Todo pareceindicar que Flandersintentaconfigurarla materiade «relacionesindustriales»como unadisciplinadistintade aquellasotras,incluida la sociología,que se aproximanpreviamentea estecampode estudio.En esesentido,las «rela-cionesindustriales»debensuplantara las disciplinasqueestudianesteámbitode lavida social hastaesemomento.

6. APOGEO DE LA NUEVA DISCIPLINA Y PRIMERA CRISIS

Se expande,pues,un nuevo ámbito de conocimiento:el de las «relacionesindustriales».En esaexpansiónse dejansentir de distintasmaneras(y de mododesigual), las consideracionesque Coserhabíaefectuadosobrelas funcionesdelconflicto laboral poco tiempoantes; sobre todo, la de «institucionalizacióndelconflicto». Dicha noción es uno de los fundamentosde una buenapartede lostrabajosen sociologíade las relacioneslaboralesdesdefinales de los cincuenta.Y no sólo en los aludidos, sino también en otros coíno el diagnósticode KerrDunlop, Harbisony N4yers en El industrialismoy el hombreindustria/ sobreelimparabledesarrollode un «industrialismopluralista»en el que la protestade lostrabajadorescontra el impactodel mismo «se organiza,se canalizay se contro-la» (241) dando lugar a los sistemasde relacionesindustriales.Uno de los pre-supuestosbásicosde estetipo de análisises que los conflictos de interesesentretrabajadoresy empresarios,que desdeentonces,son claramenteexpresadosporinstitucioneslegitimasrepresentativas,puedenserfácilmentecontenidosy desac-tivados.

Este movimiento que ha tenido mucha fuerza en el ámbito de la sociología,especialmente,en la tradición angloamericana,suponeun peculiardesarrolloteóri-

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Migoel Ángel Ga,vic¡ C?;/avio Los ‘/¡t.’et;os » 1ie¡n~;o~- cíe las «Re/aciones lnclt,sO lo les,>.

co de las relacioneslaborales.En él subyaceun paradigmaquecomportados pos-tuladosfundamentales.El primero implica unaconcepciónnaturalistade los intere-ses: los actoresbásicosdel «sistemade relacionesindustriales»sonuna inultiplicí-dad de individuos y de organizacionesque representansus intereses; lascolectividadesmás amplias(las clasessociales)no tienen reconocidasu existenciamas que a través de las alianzasy sistemasde organizacionesarticuladospor (ysobre)estosactoresbásicos.El segundo—-más claroen el casode ciertosautoresque en el de otros—— refleja unavisión americanocéntídeade la naturalezay de losfines de los sindicatos:a partir de unavisión restrictivade los intereseslegítimosdelos trabajadores,se realizaunaapologíade la negociacióncolectiva, y unadefini-ción de los sindicatoscomo organizacionesde los trabajadoresqueson pornatura-leza economícistas,acomodadasy respetuosascon la jerarquiaestablecida.Estosdos postuladosllevan a considerarlas relacioneslaboralescomo una seriede insti-tuciones estables,a ti-avés de las cuáleslos fines e intereses,consideradoscomoínputs.sonconvertidosen una«redde reglas»quereviertenen la progreslonsin tro-piezosde la produccióncapitalista(Craig, 1975).

El pesoe influencia de estospostuladosen las perspectivasque estudianlasrelacionesindustrialessc comprendecuandose los sitúahistóricamente.A esteres-pecto,lo priíneroquehay queteneren cuentaes el clima ideológicode la gtícrra fríaque presionafuertementeen los universitariospara que desarrollenun cuadrodeanálisisexplicitairenteantimarxista.Esteclima tienerepercusionessobrecl análisissociológicoen general,y por supuesto,en el de aspectosparticulares,como las rela-cioneslaborales.Lo segundoquehay queconsiderares queel entornoen el quelasrelacioneslaboralesse instaurancomo disciplinaacadémicaes el del capitalismoenplenaexpansionde postguerray de hegemoniadel imperialismoamericano.Se tra-ta de una basefavorablepara una resolución«de sumapositiva»de los conflictosentrecapital y trabajo; especialmente,en los paísesdesarrollados.El modelo del«industrialismo pluralista» fue el productode la misma coyunturaque hacenacerconstruccionesdel tipo «sociedadde la abundancia»,el «fin de las ideologías»,y el«sistemade convergenciasocial».

A finales dc los sesenta,el entorno comienzaa modificarse radicalmente.Recesióneconómicay reducciónde los beneficioslimitan el margende las conce-sionesempresarialesen las negociacionesde los salarios al mismo tiempo que lasubidade preciosaumentalas exigenciasde los trabajadores.Otras formasde racio-nalizacionempresarialen la gestiónde manode obrase activan. Frecuentemente,se

pone el acentoen controlarel hechomismo del empleo;es decir, se hacehincapiéen aquellasformasque sonmenossusceptiblesde conducira compromisos.Las ini-ciativas promovidasdesdeel Estadosuponenun distanciamientode las orientacio-nes mantenidashastaentonces.

Se abreasí, un procesode inestabilidadsocial y política como resultadode unamayorradicalidadde los objetivosy (le las formasde acciónobrera.Las teoríasopti-mistasdc los especialistasuniversitariosdc postguerraen «relacionesindustriales»queconsideranfactibleconirolar el conflicto laboral sondesterradastemporalmen-te. Al mismo tieínpo, la relativacalinaque seconoceen las relacionesinternaciona-les se traduceen un cierto relajamientode las presionesquehabíaconocidola vida

(½acíe,,,oscíe Rclocionc’s tabo> -ales211114, 22, aiIm. 1 59—111

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Miguel Ángel García Co/cejo Los «buenos» tiempos de los «Relaciones Industriales»,. -

intelectualdurantela guerrafría. En estacoyuntura,tanto en el análisisde las rela-cioneslaboralescomo enel de las cienciassocialesen general,seconstataunaten-denciacrecientea buscarfundamentosteóricosen unasaproximacionesmásradica-les, y máspróximas al marxismo.

7. MARXISMO Y «RELACIONES INDUSTRIALES»

La mayorpartede estostrabajossobre«relacionesindustriales»sonrechazadospor el pensamientocrítico de esetiempo. Una muestrailustrativa es el comentarioquemerecela expresiónmisma«relacionesindustriales»:«eufemismoconsagradoparadesignarel conflicto permanente,unas vecesagudo,otras atenuado,entreloscapitalistasy lostrabajadores»(Miliband, 1970:79).La razónesgrimidaesqueayu-danal control ejercidopor las clasesdominantes.A estaprimeraacusaciónde ser-vidumbrea las gerenciasy a loscapitalistas,determinadosautoresmarxistasañadenmás tardeuna crítica dirigida a los fundamentosintelectualesde estedominio deestudio y consideranque no se puede comprendercorrectamenteel procesode«regulacióndel empleo»másqueanalizándoloenun contextodefinido,por un lado,por la dinámicade la produccióny de la acumulacióncapitalista—el entornoeco-nomico—, y por otro, por unaconcepciónmásgeneralde las relacionessocialesypolíticas—el entornosociopolítico—(Hyman, 1979:423).En estesentido,lasacti-vidadesde empresariosy trabajadoresdebenser analizadasa partir de conceptoscomo las relacionesde produccióny la lucha de clases.

Ahora bien, aún rechazandola aproximaciónacadémicaprototípica (y con-servadora)a las «relacionesindustriales»,no se puede negar que la realidadempíricaa la que se refiere tal vocablo tiene una importanciaprácticay teóricaconsiderableparacualquiertradición intelectual, y por supuesto,parala marxis-ta. Y ello independientementede que se considererelevanteincluir dos postula-dos básicosen la problemáticade las «relacionesindustriales»y en suestudio.Elprimero es que las relacionessocialesde producciónreflejany reproducenunaoposiciónestructuradade interesesentrecapitaly trabajo. El segundoes que elcapitalismoorganizaal mismo tiempo los trabajadoressobreuna basecolectiva—la del procesodc producción—y generaen consecuenciala basematerial paraunaresistenciaefectivaal capital y a los objetivosdel modode produccióncapi-talista.

Hubierasido deesperar,pues,quelosautoresubicadosen la corrientemarxis-ta hiciesenesfuerzosimportantes,no solo paracriticar, sino tambiénparareanalizar,reinterpretary reaplicarlo que esproducidobajo el vocablode «relacionesindus-triales»: los procesosde mediacióninstitucional (Hyman, 1979: 424).Y sin embar-go, sorprendenlos escasosesfuerzosque se dedicaronpara impulsar sistemática-menteen los añosde postguerra,otro cuadrode análisis de estarealidadconcretaque constituyeel campode los especialistasuniversitariosde las «relacionesindus-triales».Esto refleja la faltade basessólidasparaunateorizaciónen estesentidoenla tradición ínarxista.El entornode los trabajosdc Marx y Engelsno era el de unsindicalismorutinarizado,ni de una negociacióncolectiva institucionalizada;sus

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A-ligue1 .4nge/ Garcic, (¡¡lot la Los»l,ue,tos» tiempos de las-eReíc,cio,tc.,s hvlust;ialesí,-..

comentariossobreestostemasson respuestasa problemasinmediatosmás que unanálisisde fondo. Lo quesepuedeesperardirectamentede estostrabajos7es,pues,limitado. En sus escritosno se encuentralas noción de «relacionesindustriales».Tampocose hallanreferenciasa la institucionalizaciónde un modode regulacióndelos conflictosde interesesapesardc la atenciónquehanprestadoal mercadode tra-bajo, la empresao los primerossindicatos;y cuandose refieren a éstos,privilegianla luchacontra la explotacióny la pauperizacióny olvidan las accionesa favor deuna regulaciónde los salarioso de las condicioneslaborales.

En los añosposterioresa la II” GuerraMundial, en la épocadc compromisode clase, característicadel periodo keynesianode postguerra,tampocose desa-rrolló tina teoría de matriz marxistaen esesentido. Habrá que esperara princi-píosde los setentaparaqueel contextocambie.Porun lado,porqueel períododeestabilidad que experimentala institucionalización de las relaciones laboralesiniciada despuésde 1945 suponeun desafíopara la tradición marxistaforzandoasí, unareevaltiaciónde las primerasaproximacionesa las «relacionesindustria-les». Porotro, porquela conflictividad laboralno sólo se reactivaen esetiempo,stnoque cambiaasimismo,susformasde produccióny de expresión.Todo elloacarreaun cambiode perspectivaen los trabajosde numerososmarxistas.En estesentido,se produjeronmovimientossignificativos hacia un análisisque concedeimportanciaa la organizacióny a las luchascolectivasde los trabajadores,perotambiéna los procesosde mediacióninstitucional en los conflictosde trabajo: unanálisis quecomienzaa indagarsuscaracterísticas,su origen y suscontradiccio-tic» interna-ss---

Uno de los primerosanálisissistemáticosfue desarrolladopor R. Hymanen su«introducciónmarxista»a las relacioneslaborales.En estelibro adoptaunaposiciónclaramenteopuestaa la oferta teórica dominanteen los sesenta,la formuladaporDunlop y Elanders,especialmentea la del primero.A estosautoresoponeunaeco-nomíapolítica de las relacioneslaboralesquecuestionala definiciónestrechay uní-vocade las relacionesindustriales:«definir su objeto exclusivamenteen términosdenormas es demasiadorestrictivo y mantienedesgraciadamentetonos valorativos.Implicaque la tareadc las relacionesindustrialeses lograrcl mantenimientode laestabilidady la normalidaden la industria. La atenciónsecentraen cómo se con-tieney controlaun conflicto, másque en los procesosa travésde los que se generanlos desacuerdosy los conflictos»(l-lyman, 1981:21).

Porestarazón,el ordeny la regulaciónno constituyenmásque unapartede lasdimensionesdc las relacionesindustriales.Si se tienen en cuentalos procesoscon-tradictoriosy los interesesantagonistasque dividen a los actores,entoncesel con-ficto y el desordense conviertenen objetosde estudioimportantes.La preocupa-cion de Hyman es redefinir el campode estudioparaincluir el conflicto industrial,suscausas,susconsecuencias es dccii-, «los procesosde control sobre las rela-cionesindustriales»(198i. 22). Desdeun puntode vista teórico, tales procesosnosoncomprehensiblesy explicablesmásque ubicadosen el contextode la estructura

Recogidosendos vol ¿tenes(1 926). Estaa organizadtís alrededordc cl oscies: por aa 1 ¡ido, 1 it <coria,

la oigan¡saeión y la actividad; por otro,cl contenido y significado<le lasreivindicaciones.

Cuadernos <le Relaciones Laborales2004, 22. núm. 1 89-111

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Miguel Ángel García Ca/aria Los «buenos» tiempos de las «Relaciones Industriales»..

social, de la dinámicade acumulacióny de crisis, asi como, de las correlacionesentrefuerzassociales.

Estosplanteamientossonrealizadosen esecontextoque se configuraa partirde la rupturade la relativaestabilidaddel capitalismode post-guerraentrefinalesde los sesentay principios de los setenta.Esto constituye un estímulopara unaredefiniciónde los principiosbásicosdel pensamientomarxista,con debatessigni-ficativos,entreotros hechos,sobrelas condicionesde aplicaciónde la ley de la caí-datendencialdela tasadebeneficio.Asimismo,comienzaa examinarsela relaciónde estaúltima discusiónteóricacon el análisisde la dinámicacotidianade la con-flictividad social lo que va abriendopasoal análisis de la realidadconcreta,algoque habíaestadoausenteen las décadasanteriores.Por una parte, la resistenciacolectivade los trabajadoreses teorizadacomo fuentede crisis de la tasade bene-ficio; por otra, y relacionadacon la consideraciónanterior, las estrategiasespecífi-casde las gerenciashacia los trabajadoressontenidasen cuentaentanto queimpli-canun desarrollodesigualde modelosy de problemasen la acumulacióndecapital(l-lyman, 1979: 427>.

En estalínea de reelaboracióny revitalización del pensamientomarxista,otrode los aspectosque mereceatenciónes el procesode trabajo. A esterespecto,seimponendos precisionesprevias.Unaprimera,que a menudo,los especialistasen«relacionesindustriales»han realizadoanálisis sofisticadosde la «regulacióndetareas»y de los «sistemasnormativosde relacionesindustriales»,sin reconocerquelos procedimientose institucionessobrelos queconcentransuatenciónencuentransus fundamentosen la esferade la producción.Una segunda,que el análisis efec-tuado por Marx del procesode producción,especialmente,en lo relativo a la cues-tión de lasmodalidadesy consecuenciasde las transformacionesde la fuerzade tra-bajo compradapor el capital en trabajoefectivo realizadopor el asalariado,no essuficientementeatendidoen la literaturamarxistade postguerra.A principios de lossetenta,es centro de atención nuevamentecon la publicación de la obra deBraverman,Trabajo y capital monopolista,y con el ecoque adquiere.Resultaevi-denteque el carácterespecíficodel procesode trabajocapitalista,su funcióncomomotorde la acumulacióny del valor, su dependenciacon respectoa un sistemadecontrol obligatoriamentecoercitivo, proporcionanuna basede elucidación de losproblemasteóricosque las aproximacionestradicionalesde la sociologíaindustrialapenascomienzana formular. En primer lugar, el acentopuestosobreesteprocesoaclarael carácterconcretoy la naturalezaambivalentede lo quelos especialistasdelas relacionesindustrialesdenominan«relacionesmanageriales».En segundolugar,indicael carácterde clasede la función managerial.En tercerlugar, reconocequeladinámicainherenteal modo de produccióncapitalistase refleja asimismoen lasconstantescrisis del procesoproductivo queamenazanla estabilidadde las formasinstitucionalizadasde resoluciónde los conflictos. En definitiva, evidenciaquelasexpertencíascontemporáneasde «racionalización»empresarialhan de sersituadashistóricamente.Además,estaatenciónal procesode trabajoprovocaque la miradase concentretambiénen loscambiosprofesionalescon respectoa la producción.Loqueconducea otro aspectoimportanteen el análisismarxistade los setenta,la dife-renciacióninternade la claseobrera.

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Miguel Angel ¿Jar<.-ía (Jalo ‘-ja 1os «bueno sn lienípos dc las «Relaciones lnclttstrioles,>..

Una primeradistinción que va a dar lugar a importantesdiscusionessobrelastransformacionesde la estructurasocial es la quese estableceentretrabajadoresde«cuello blanco»y trabajadoresde «cuelloazul».Algunosautores(marxistas)inter-pretanquela proliferaciónde losprimerosestárelacionadacon cambiosen las for-masde produciry másconcretamente,con la automatizaciónde los procesosde pro-duccióny con la terciarizaciónde la economía.Sontrabajadoresmás cualificadoscon mejoressalariosqueestánengrosandolas nuevascapasmedias.Al mismo tiem-po, el númerode trabajadoresmanualesdisminuyey con ello, se reducenlas filasde la claseobreratradicional. Otros autoresson máscautosy hacenhincapiéen laheterogeneidadde loscambiosquehanocurrido en el ámbitoprofesional,ubicandoestaevolución en el interior de una dinámicacomplejade la produccióncapitalistaquerequierepor un lado, trabajadoresirás cualificados,peropor otro, tanibién tra-bajadoresmásdescualificados.La discusiónno es baladí,como se ha comprobadoposteriormente,ya qtíe afectatanto a la oi-ganizacióncolectivade ambosgruposdetrabajadores,como a los fines y estrategiasque persigtíencoleclivamenle.Por otrolado, puedeayudara la comprehensiónde la acción colectivaque protagonizanenlas décadassiguientesdeterminadoscolectivosde la oferta laboral, así como lasorganizacionessindicales.

En estemismo contextoy en esetiempo,se emprendetambién,un debateentrecientíficossocialesmarxistasy analistastradicionalesde la segmentacióndel mer-cadode trabajo. Aunque los precedentesde estosúltimos, se localizan en los añoscincuenta,sin embargo,los esfuerzossistemáticosmásconocidoslos protagonizanDoeringer-y- Riore--qtie-interpretan-globaimerrte--ia-economía-americana-en- términosde dualidaddel mercadode trabajo. Segúndichos autores,las empresassólo creanmercadosinternosde trabajosi con ello se reducensuscostes,y esoscostesse venreducidoscuandocl capitalhumano utilizado en el procesoproductivo es especifi-co; es dccii-, su perspectivadescansaen el conceptode capital humanoespecífico.

Con posterioridad,determinadosautoresmarxistas(Edwards,R. 1983 —co.1975—--)pusieronénfasisen encuadrarlas formasde segmentaciónen los mercadosnacionalesde trabajo teniendoen cuenta la configuración de las estructurasdepoder. El conflicto entrecapital y trabajono se limita al mercado,ni a ciertascues-tionescomo el precio y la cantidadde trabajo, sino que se extiendeasimismoal«centrode producción»y a cuestionesrelacionadascon el control del trabajoy delprocesode trabajo. En este sentido, incorporancomo variablessignificativas, lasestrategiasde los empresariosrespectoa los trabajadores,así como los modosdeorganizacióny de resistenciaobrera,quea su vez, puedenimplicar la persecuciónydefensade ventajascompetitivascorporatistas.

De estemodo, los debatesquetienenlugar ayudana explorar las lagunasde latradición marxista,cuestionandouna tendenciafrecuenteen su desarrollovulgari-zadoque reducela opresióneconómicay social a unapolarizaciónde clasey en laquesc postulabásicamenteque la unidadobrerase constituyea paítir de una rela-ción común de interesesde claseopuestosal capital. Suponen,pues,nuevaspers-pectivasque implican el reconocimientode la existenciade gruposcon interesesparticularesentrela fuerzade trabajo.Entreotrasrazones,porquesi no fueraasí,losdístintos movim catosobrerosno tendríannecesidadde apelara la sol claridad. Su

106 (juacleroos- cíe Relociooes Laborales2004, 22, nítnv 1 MO— lii

Miguel Ángel García (Jo/a vio Los ~cbuenos»tiempos de las «Relaciones Industriales». - -

ejercicio respondea un proyectoque buscareconciliar las diferenciasde condicio-nesy de intereses,parasostenery ayudarlas reivindicacionesde gruposo de indi-viduos, sin teneren cuentalas ventajasinmediatasen cuantoa la propiasituación.Si la solidaridad ha llegado a ser históricamentemás que una consignapara losmovimientosde los trabajadores,esprecisamenteporquela fuerzade trabajono eshomogénea(al menos,enlo quese refiere a la situaciónmaterial),porquelasdisen-siones debidasa la defensade interesesparticularesconstituyenunaamenazaentodo momentopara el conjunto, y porque ciertas experienciasmuestranque lasluchasaisladasdirigidas por gruposparticularespuedenacabaren fracaso.

Uno de los últimosproblemasimportantesabordadoses el de la intervencióndelas instanciasestatalesen las relacionesempresarios-trabajadores;unaintervenciónque suponeun cuestionamientodel principio de autonomíadel sistemade relacio-nesindustriales.Ahorabien,másallá dela críticaal planteamientofuncionalistaquesepuedederivarde estehecho,estetipo de intervenciónpropiciatodaunareflexiónsobrela interacciónentreproduccióncapitalista,luchade clasesy poderdel Estadoque estáteniendolugar y queno sepuedecaptarmediantelas sucesivasdisyuntivasde lo «político», lo «económico»y lo «laboral».En estecontexto,la ausenciade unaintervencióndirectay sistemáticadel Estadoen lasrelacionesorganizadasentretra-bajo y capital, como ha venido sucediendoen los paisesde tradición anglosajona,debeser interpretadocomo un forma de implicaciónporquela «abstención»de los«políticos»,la escasalegislación,suponeunareproducciónde un determinadodis-currir de la sociedadcivil.

Dentrode esaamplia reflexión seexaminandistintosaspectosde las relacionesentreproduccióncapitalistay Estadoy desdediferentesperspectivas.En primerlugar, la actuaciónde la administraciónpúblicacomo contratantede la fuerzade tra-bajo,por tanto,CO~() actordirectode las relacioneslaborales,de modoquesuactua-ción es importanteno sólopor lascondicionesqueofrecea susempleados,sinotam-bién, en tanto que puedeservir de referenciaal sectorprivado. Este examentienecomo mareoanalitico el rápido crecimiento del sectorpúblico en las economíasoccidentales.

En segundolugar, la intervenciónpública facilitandola reproducciónde la fuer-zade trabajo, educación,sanidad,..., lo queconstituyeunacontribución indirectaalaumentode la plusvalía,al igual quela construcciónde las infraestructurasnecesa-rias paralas empresas.Con estosexámenes,comienzaahacersevisible la interven-ción del Estadoen el ámbitode las relacioneslaboralesaunqueseaen un segundoplano.

Lo que es menos abordadoes la intervencióndel Estadoregulandoaspectossubstantivosde las relacioneslaborales,como el salariomínimo, el tiempo máximode trabajoanualy sudistribución o procedimentales,promoviendoo no, institu-ciones(más o menos)establesde representaciónde lostrabajadores abriendoorestringiendola acciónobreray sindical,cooptandosindicatosparaparticiparen laspolíticaseconómicasy sociales,... A esterespecto,Hymanseñalaqueun análisisdelos mismos,de las políticasquepermitensu materialización,suconformacióndife-rentede unosbagaresa otros, no se puedenabordarúnicamenteen el ámbito de lopolítico, sino querequierecontextualizarconcretamentelos vínculosinstitucionales,

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A/iczi.íel >1 ¡¡gel (Jarcio (alo; la Los « l,,ií’iuvs lic.,; 1/los cíe las «Re/cí.c-io¡zes lnclusii-,ale,

asi como, las tensionesque aparecenentre empresarios,sindicatosy los diversosórganosdel Estadodentrode la dinámicay las contí-adiccionesde la reproduccióncapitalista.Ahorabien,el tratamientoconcretode estacoyunturay un análisisminu-etosodc la multiformidadqueencierrala relaciónentreEstadoy «relacionesindus-triales» soncarenciasacusadasdentrode la tradiciónmarxista.

8. UN BALANCE DE LOS «BUENOS»l’IEMPOS

Una vez examinadala fundamentaciónteórica de las perspectivassistémicas,revisadoel estadode la tradiciónmarxistadeesetiempoenel mundoanglosajón,bási-camenteen el Reino Unido, sepuedeinferir que el desarrollode la teoríade las rela-cioneslaboralestropieza con problemasque,en parte,puedenserabordadoscomoproblemasde integraciónde distintosnivelesde generalización.Porun lado,porquesihayque asumirqueel estadode las «relacionesindustriales»no sepuededesentrañarsin más,a partír de tina caracterizacióngeneralde la cuyuntt.iraeconomicay pu1itica,tambiénhay quereconocerque no puedeser comprendidoplenamentemásque porreferenciaa esasdosdimensionesen las que hanhechohincapiéHyman y Miliband.Por otro, porque lo qtme sc ducida, como bien delimitaron Dtmnlop u Flanders,es laespecificidadde las institucionesy de las prácticasde mediaciónentrecapital y tra-bajo que se diferencian(le una•paísa otío. de unaramaa otra, (le tina empresaa otra,

en algtmosaspectosy ctíyas consectíencíasse puedenmodificar en el tiempo.Ahorabien, tinos pi~ocesostic medíaciunqtíe constituyenrespuestasa la diversidaddeinteresesen el ámbitode laproduccióny quereflejan ttn ámbitode resistenciay luchasrealeso potenciales;por tanto,entendidosen stí sentidomásamplio.

Precisamente,el contraste que sc observaen cl desarrollode las relacioneslaboralesen los distintospaises.en los sistemasqueconstituyen.debesercompren-dido en buenamedid t como resultatlt> (le diferenciasentrelos niveles x lot ni is ticmediacion;por tanto,como resttltado,entreotroshechos,dc las diferenciasentrelasformasdc oreanuit ion y acei oi) simit1 ica1 q tic son tina tic las principalcs II stancmas

1~tiC n~ed~ac~un.U1 t dtiUJ teclA t tCiitC. íd» CO tri Utiel u es socialógicas-a la con í1 ile

1 tensiondcl fenómenosimidica1 cian (y son) todavía modestas.IncItiso. desdela pctspectivamarxm sta.

Otrapartedc losproblemascon los qtte seencuentracl desarrollotcoíico tít estenuevo ámrmbito de comiocimientoes de matriz conceptualy estárelacionadacon clhechode qtíc la mayorpartede las versionestic las perspectivasanalizadastiendenacentrarsu atenciónen las estrtmctttrasbien seaninstitucionalesu organizacionalesoen stms resultadosya seanpercibidosen términos de integracióno en términos deregulación social,obviandoen buenamedida,la acción de las partes, la interaccióncutreactuiescomportándoseestratégicamemíte.Bien se ptiedeconsiderarquese tratade una 1 imitación tli seursivapuestadc manifiestopor las perspectivasrelacionadascon la interacciónsocial- A principios de los sesenta,Tom Burmís queacuñael térmí—tío «Micropolities», se interesapor la empresaen tanto t]uc espacíode acción ticmííodo (Irme dejatIc serconsideradatic manerasimple, bien como un sistemaarticula—do ftmncional y cuoperativamenteo biemí como sistematic domvm nación. Estosupone

los (.iicícler,ios cíe Relcicione l.cíborcíles20(14. 22, aLa, 1 59—111

A’Iigííel Angel García cc,/ot.-ia Los ci buenos» tiempos de las c<Re/cíciones Induslriales-». - -

que pasaa ser concebidacomo un conjunto de relacionespolíticasprotagonizadaspor actoresqueposeendiferentespoderesy capacidadesparadesarrollarestrategiasque puedenresultarconflictivas. En 1965, Richard Walton y Robert McKenzie sefijan en las negociacionesentrelas partesde las relacioneslaboralesy desarrollanuna teoría «behaviorista»tipificando modelosmicrosocialesde negociacióny deresoluciónde conflictos,cadauno de los cualestienefuncionesespecíficas.

Despuntanya, pues,otras perspectivasteóricas cuyo arraigo y dominio deestudiono coincidencon aquellasotrasquepredominanen al ámbitode las «rela-cionesindustriales»,si bien sus esfuerzosde conceptualizaciónno sonnecesaria-menteexeluyentes.tinas perspectivasque centransu atenciónen el ámbito mícroy en la acción.Las miradasse van abriendo.Algunascuajaránen minuciososestu-dios a partir de los ochenta.Se puedecomprobaren el quellevan a caboKochan,Katz y Mckenzie (1986). Consideranque las transformacionesexperimentadasenlas relacioneslaboralesen EstadosUnidos obligan a revisar las categoríasanalíti-casutilizadaso su lugarenel discursolo querepercuteen las sistematizacionesteó-ricasexistenteshastaentonces.En primerlugar, la centralidadconcedidaa la nego-ciacióncolectivacmi losenfoquestradicionales,especialmente,en lossistémicos,yaque la información disponibleles lleva afirmar queexisteuna política de soslaya-miento de los sindicatosen muchasempresas,al mismo tiempo, que se activanformasde participacióny/o de implicación corporativa.De aquí,derivan la necesi-dadde precisarlo ríue significa la autonomíadc los actores.Todos la poseenaun-que la de los empresariostieneun alcanceestratégicomayorya queinfluyen deci-sivamenteen la función y en el margendc acciónde los otros actores.

A finales de los setenta,se puedeobservarquese han multiplicado los esfuer-zos para sistematizarteóricamentelas relacionesindustriales,desdeque Dunlop yFlandersconstruyensusprimeros discursosde matriz sistémicaen los años cin-cuenta.Estepotencialheurísticose haceexplícito segúnel tipo de interroganteplan-teadoo segúnel objetode estudioseleccionado:sistemasde relacionesindustriales,las institucionesy su génesis,conflicto, negociación,cambios organizativos.Cadatradición teórica se puedeenriquecercon los progresosinterpretativosdc otrascorrientessiempreque se esté suficientementeatentoa la naturalezacompleja ycontradictoriade las mediacioneshabitualesentrecapitaly trabajo. Estaposibilidadse hacetantomásviable cuantoquelas interconexionesentre los nivelesy elemen-tos de la formación social se hacenmástransparentesen períodosde crisis comoelquese abrea mediadosde lossetenta.

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