los antiguos métodos de profilaxis de las enfermedades animales

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Rev. sci. tech. Off. int. Epiz., 1994, 13 (2), 343-360 Los antiguos métodos de profilaxis de las enfermedades animales M. RAMÍREZ VALENZUELA * Resumen: El autor hace una relación histórica de algunos de los métodos que han sido empleados en la profilaxis de las enfermedades contagiosas de los animales domésticos, desde los tiempos más remotos hasta el siglo XIX. PALABRAS CLAVE: Animales domésticos - Enfermedades contagiosas - Historia - Profilaxis. INTRODUCCIÓN Los métodos de profilaxis de las enfermedades animales han sido empleados por el hombre desde la Antigüedad más remota y constituyen una parte importante del desarrollo histórico de la medicina veterinaria. Este estudio considerará los hechos más importantes desde el período neolítico hasta el siglo XIX, es decir hasta el desarrollo de los métodos de prevención biológica derivados del descubrimiento de los agentes microbianos causantes de las enfermedades. PERÍODO NEOLÍTICO El hombre del neolítico competía con los animales carnívoros en la caza de herbívoros, que eran fuente de su alimentación y abrigo; además de medios prácticos de preservación de éstos, o indirectamente al cazar los carnívoros, empleaba ritos mágicos para la protección de los animales que capturaba y utilizaba cercados para mantenerlos en cautiverio. En la cueva de Montespán, en Francia, se han interpretado unas líneas verticales en las pinturas rupestres como cercas a las que se conducen caballos (16). El totemismo, es decir la prohibición para los miembros del clan de dar caza, matar o comer carne de animales considerados sagrados o invulnerables, fue otra forma de preservación de los animales. De esta práctica se originó la deificación de varias especies animales; también nació el culto a divinidades antropomórficas, algunas benéficas, otras responsables de plagas y enfermedades en los cultivos y en los animales. En el neolítico, el hombre se alimentaba con frutos y hierbas que colectaba y de la carne de animales que cazaba; al inicio de la domesticación alimentó con esas hierbas a los rumiantes capturados y observó que el perro, asociado o ya domesticado, y que habitualmente comía los restos de carne, en ocasiones mascaba o comía hierbas; este * Profesor emérito por la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, Universidad Nacional Autónoma de México, Ap. Post. 114, Teziutlan, Puebla 73800, México.

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Rev. sci. tech. Off. int. Epiz., 1994,13 (2), 343-360

Los antiguos métodos de profilaxis de las enfermedades animales

M. R A M Í R E Z V A L E N Z U E L A *

Resumen: El autor hace una relación histórica de algunos de los métodos que han sido empleados en la profilaxis de las enfermedades contagiosas de los animales domésticos, desde los tiempos más remotos hasta el siglo XIX.

PALABRAS CLAVE: Animales domésticos - Enfermedades contagiosas -Historia - Profilaxis.

INTRODUCCIÓN

Los métodos de profilaxis de las enfermedades animales han sido empleados por el hombre desde la Ant igüedad más remota y consti tuyen una par te impor tan te del desarrollo histórico de la medicina veterinaria. Este estudio considerará los hechos más importantes desde el período neolítico hasta el siglo XIX, es decir hasta el desarrollo de los métodos de prevención biológica derivados del descubrimiento de los agentes microbianos causantes de las enfermedades.

P E R Í O D O NEOLÍTICO

El hombre del neolít ico competía con los animales carnívoros en la caza de herbívoros, que eran fuente de su alimentación y abrigo; además de medios prácticos de preservación de éstos, o indirectamente al cazar los carnívoros, empleaba ritos mágicos para la protección de los animales que capturaba y utilizaba cercados para mantenerlos en cautiverio. En la cueva de Montespán, en Francia, se han interpretado unas líneas verticales en las pinturas rupestres como cercas a las que se conducen caballos (16).

El totemismo, es decir la prohibición para los miembros del clan de dar caza, matar o comer carne de animales considerados sagrados o invulnerables, fue otra forma de preservación de los animales. De esta práctica se originó la deificación de varias especies animales; también nació el culto a divinidades antropomórficas , algunas benéficas, otras responsables de plagas y enfermedades en los cultivos y en los animales.

En el neolítico, el hombre se alimentaba con frutos y hierbas que colectaba y de la carne de animales que cazaba; al inicio de la domesticación alimentó con esas hierbas a los rumiantes capturados y observó que el per ro , asociado o ya domesticado, y que habitualmente comía los restos de carne, en ocasiones mascaba o comía hierbas; este

* Profesor emérito por la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, Universidad Nacional Autónoma de México, Ap. Post. 114, Teziutlan, Puebla 73800, México.

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hecho quizás lo interpretó como un modo de calmar o prevenir un malestar, y lo habrá tomado como ejemplo para prevenir o calmar los suyos propios, or iginándose así probablemente el primer tratamiento preventivo o curativo.

CIVILIZACIONES D E LA A N T I G Ü E D A D

MESOPOTAMIA

En la Mesopotamia se creía que las enfermedades eran causadas por dioses y demonios. Nergal producía las epidemias, Namtar la peste, Asharku la tuberculosis; el demonio Pazuzu, causante de muchos males, era representado con alas de águila, garras en los miembros y una cara repugnante (Fig. 1). Para prevenir los males que estos dioses y demonios causaban en gentes y animales, se colgaban tabletas de arcilla con plegarias y conjuros (5,13). En una tableta bilingüe sumerio-arcadia se encuentra una plegaria al dios Eridu, para que libere a la gente y al ganado de siete demonios que han causado enfermedad (11).

F I G . 1

El demonio mesopotámico Pazuzu, causante de enfermedades (5)

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Los sacerdotes ashipu o masmashu, careciendo de bases prácticas para curar o prevenir enfermedades, sólo realizaban ritos mágicos: conjuros (Fig. 2), hechizos, exorcismos, sacrificios y adivinaciones por el examen de visceras animales; sólo en ocasiones purificaban establos como un medio para prevenir enfermedades del ganado (11).

FiG.2

Sacerdotes mesopotámicos practicando un conjuro (5)

Antes de la destrucción de las poblaciones humanas y animales por la divinidad mediante el Diluvio, el dios Ea de los asirios y Yahvé de los israelitas o rdenaron respect ivamente a Utnapisht im y a Noé la construcción de naves y que en ellas introdujeran parejas de cada uno de los seres vivos, y a sus propias familias, para salvarlas del desastre. Esta protección se menciona en tabletas de arcilla encontradas en la biblioteca de Nínive, construida por Assurbanipal en el siglo VII a.C. y en el Génesis del Antiguo Testamento. Son éstos los primeros ejemplos de protección masiva de seres vivos contra desastres; la evidencia de la ocurrencia del diluvio se demostró en las excavaciones arqueológicas realizadas en Ur (3).

EGIPTO

Eran numerosas las divinidades del panteón egipcio; en una lista encontrada en la tumba de Tutmosis III se mencionan cerca de 740 divinidades; algunas de éstas estaban relacionadas con la medicina: Hathor, con cabeza de vaca, también representada como Sekhmet, con cabeza de león, causaba enfermedades; otra como Isis, con cabeza de vaca o de buitre, instruía en el arte de curar; el dios Apis, con cabeza de toro, también estaba

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relacionado con la curación; Thot, con cabeza de babuino o de ibis, poseía el poder de curar e inventó la escritura hieroglífica; la diosa Bast, con cabeza de gato o de león, protegía contra las enfermedades contagiosas; y el dios Anubis , inventó los ritos funerarios y el embalsamamiento (11).

Los animales sagrados tenían en los templos personas encargadas de su alimentación y manejo y de la prevención y curación de sus enfermedades. Estos primitivos zootecnistas y veterinarios eran sacerdotes, que no sólo practicaban ritos mágicos sino que empleaban una medicina racional, basada en conocimientos anatómicos y fisiológicos. Uno de sus conjuros se encuentra en el papiro Ebers: «Oh Isis, gran hechicera, líbranos de todas las cosas malas, funestas y rojas de fiebre del dios y de la diosa.»

Los sacerdotes de menor rango, los uab (purificados) examinaban los animales para el sacrificio; los de mayor categoría o hemunefer (servidores del dios) cuidaban de los animales (Fig. 3) y eran videntes, maestros y dominaban la escritura (11).

La importancia del ganado en los templos está indicada por las cifras del papiro Harris: en el templo de Amón en Tebas, durante los 31 años del reinado de Ramsés III, había 421.362 cabezas de ganado, y 455.444 en el templo de Heliópolis (11).

Existe poca evidencia de que los sacerdotes ejercieran la medicina en el pueblo o en animales fuera de los templos, con la excepción de los sacerdotes de Sekhmet, que en ocasiones trataban el ganado (11).

Los swnw eran prácticos laicos, aunque algunos también eran sacerdotes uab; sus funciones eran la inspección del ganado y de la carne y la supervisión de los sacrificadores de animales sagrados en los templos. Los sacerdotes rara vez ejercían personalmente , sino que instruían y supervisaban a los prácticos que real izaban operaciones quirúrgicas y obstétricas y que administraban remedios preventivos y curativos, como lo muestran los grabados, pinturas y cerámica del arte egipcio. En el papiro veterinario de Kahun se encuentran descripciones de enfermedades del ganado y su tratamiento, así como de enfermedades de los perros, gatos, aves y peces. Además de

F I G . 3

Sacerdote egipcio administrando un remedio a un vacuno

(11)

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ritos mágicos y religiosos, los tratamientos preventivos y curativos de enfermedades de los animales incluían baños fríos y calientes, fricciones, cauterizaciones, sangrías, castración, reducción de fracturas, etc.

La administración de remedios vegetales y de otras drogas por medio de cataplasmas, ungüentos, pociones o bolos nos muestra la importancia de las plantas medicinales en la prevención y en el t ra tamien to de las enfermedades humanas y animales en Egipto.

Por la observación de qué plantas comían o no los animales, por pruebas en esclavos o en sí mismos, los egipcios desarrollaron una gran cantidad de remedios vegetales; en el papiro Ebers se mencionan cerca de 900 recetas. Se considera que una tercera parte de las plantas medicinales relacionadas con la farmacología moderna ya eran conocidas por los egipcios.

Practicaban la fumigación quemando incienso, además de otras plantas aromáticas, y como también conocían el azufre, es posible que lo emplearan en la desinfección.

Debido a la importancia de los animales sagrados en los templos, de los caballos en el ejército y de las aves en la al imentación (ya que los egipcios tenían incubadoras y engordaban a los gansos en granjas), se contaba con un personal de alto nivel para supervisar la cría, al imentación y manejo de estos animales y la prevención de enfermedades . Algunos de estos supervisores se conocen, como Amenemhe t , superintendente del ganado de Amón; Ahy, superintendente de las caballerizas reales; Ay, supervisor de caballos en Amarna que llegó a ser faraón; y Thay, superintendente de las casas de las aves (11).

Los métodos de prevención y tratamiento de las enfermedades de los animales en el antiguo Egipto pasaron posteriormente a Grecia, Roma y el Islam pero fueron luego olvidados casi por completo en Europa durante la Edad Media.

G R E C I A

La mayor parte de los dioses griegos tuvieron origen en las religiones mesopotámica, egipcia e hindú. Los dioses relacionados con la salud y la enfermedad eran: Apolo, el médico de los dioses; Hygeia, diosa de la salud; el centauro Quirón, fundador de la medicina y preceptor de Esculapio, dios de la medicina. Otros discípulos de Quirón fueron Aristaios, protector de los rebaños , y Melampus, que aprendió la medicina veterinaria y curaba tanto a personas como a animales (11).

Los templos de Esculapio, los asklepieiones, eran lugares de curación y de enseñanza; se preparaban remedios a partir de plantas en su mayoría procedentes de Egipto y se curaban personas y animales. Los sacerdotes practicaban en estos templos sacrificios de animales, por lo que obtuvieron una base anatómico-fisiológica para la prevención y curación de enfermedades humanas y animales.

En la Ilíada de Homero se menciona una enfermedad, causada por Apolo, que se presentó en el campamento de los griegos durante el sitio de Troya, afectando a hombres y animales, y que sólo fue eliminada arrojando al mar todo lo que era impuro.

El culto a Esculapio y las creencias mágicas y religiosas fueron decayendo con los filósofos presocráticos, que dan una explicación racional a los fenómenos naturales como la salud y la enfermedad. Se destacan, entre otros, Tales, Pitágoras, Alcmeón, Filolao, Herácli to, Empédocles (que desarrolló la doctrina de los cuatro elementos:

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aire, agua, fuego y t ierra, y que combatió una epidemia mediante la desecación y fumigación), y Demócri to, cuya teoría consideró el universo formado por átomos y espacio y trató de descubrir las causas de las epidemias.

Hipócrates (460-377 a .C) , el nombre más famoso de la medicina griega, consideraba que los humores del organismo como la sangre, la flema, la bilis y la atrabilis eran, por su falta, abundancia o por un desequilibrio en su proporción, el origen de las enfermedades, y que el estado de salud dependía de ese equilibrio; en síntesis, la enfermedad era un fenómeno natural, debido a causas naturales y en su prevención y cura se empleaban remedios racionales, desprovistos de magia y religión (1).

En una de sus obras (Historia de los animales, libro VIII), Aristóteles (384-322 a.C.) menciona las enfermedades de las abejas, de las aves, del cerdo, del buey, del caballo, del asno y del elefante; indica su nombre, sus síntomas y en algunos casos la prevención y la curación requeridas (15).

Las ideas filosóficas de Sócrates y Platón, al considerar a los animales como entes simples, carentes de alma y por lo tanto merecedores de poca atención, posiblemente contribuyeron muy poco al avance de la medicina veterinaria en siglos posteriores.

El historiador Xenofonte (445-354 a .C ) , en su obra De la equitación menciona conceptos sobre la higiene preventiva del caballo, que aún son válidos en la actualidad (10).

En el período alejandrino, se destacan los veterinarios Fridoros, Práximos y Bolos de Mendes. Este último indicaba que, siendo desconocidas las causas de la mayor parte de las enfermedades del ganado, se debe dar mayor importancia a la prevención (11).

En Grecia las personas que se dedicaban a la medicina de los caballos eran los hippiatros, de lo que se derivó la palabra «hipiatra».

ROMA

Los etruscos, primitivos habi tantes de Italia, hacia el siglo IV a . C , creían en demonios protectores y sanadores , los pars familiaris, y en otros que causaban enfermedades, los pars hostilis. La diosa Salus era la divinidad protectora de la salud; muchos de los dioses de la religión griega pasaron a la romana con nombres latinos. Los sacerdotes llamados lucomones realizaban augurios por el examen de las visceras de animales y otras prácticas mágicas.

Los primitivos curanderos romanos, los medici, así denominados a partir del nombre de la diosa Meditr ina, divinidad de la viticultura y de la curación, eran más bien artesanos, con un rudimentar io conocimiento de plantas medicinales, y más bien practicaban ritos mágicos. Los que curaban a hombres libres, a los esclavos o a los animales se llamaban medicus.

Después de la caída de Corinto en el año 146 a.C. la cultura griega pasó a Roma, y con ella la medicina, lo que liberó a las ciencias médicas latinas de la magia y de la superstición.

En la lucha contra la enfermedad se ofrecían plegarias y sacrificios a los dioses; con motivo de una epizootia ocurrida en Roma el año 399 a.C, el Senado romano hizo inscribir en los libros sibilinos: «Es necesario, a todo precio, calmar la cólera de los dioses.»

En t re los siglos III y I a.C. los agrónomos y veterinarios latinos Catón, Varro , Columella y Paladio hacen mención, además de los cultivos agrícolas, de la cría de los

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ganados, de sus enfermedades , y de la prevención y el t ra tamiento de éstas. Catón (234-149 a .C) , en su obra De re rustica, aconseja: «...a fin de que a los bueyes no se les afecten las pezuñas , cubrirlos con pez líquida...» Con respecto a un t ra tamiento preventivo y curativo de la sarna y para prevenir los piquetes de garrapatas, recomienda «una maceración de semillas de a l t ramuz [Lupinus albus], un vegetal l lamado amurco [?] disuelto en agua o en vino, con lo cual se cubre el cuerpo de las ovejas, se repite por dos o tres días y se lavan luego los animales con agua de mar o con sal...» (7).

Varro (116-27 a .C) , en su obra Rerum rusticarum, previó la existencia de microbios como causa de enfermedad: «Pequeñas criaturas, invisibles al ojo, llenan la atmósfera de los lugares pantanosos y con el aire aspirado por la nariz y la boca penetran en el cuerpo, causando graves enfermedades...» (9,11).

En su obra Re pecuaria, escribió sobre el origen de los animales domésticos y su cría, poniendo mayor énfasis en la higiene de los alojamientos, en el buen manejo del ganado y en la prevención de enfermedades.

Columella (42 a.C.-?), en su obra De re rustica, refiriéndose al sacer ignis (el fuego sagrado, identificado como la erisipela), indica: «Si se percibe el menor enrojecimiento [en la piel], para impedir la propagación del mal es necesario sacrificar al animal y enter rar lo con su piel; el fuego sagrado que los pas tores l laman puscum es una enfermedad incurable; efectivamente, si no se le detiene cuando una de las ovejas del rebaño está afectada, el contagio en el rebaño lo haría perecer por completo...» (7).

Menciona la prevención y el t ra tamien to de enfermedades del ganado vacuno: «...evitar que los cerdos o las gallinas defequen en los pesebres, porque sus excrementos, mezclados con el forraje, les causan la muer te ; los de una cerda enferma son particularmente capaces de ocasionar el contagio en el rebaño; si el mal llega, es preciso cambiarlos de clima, enviarlos a lugares alejados y separar perfectamente los sanos de los enfermos...» (7).

Paladio (hacia el siglo II), en su obra De re rustica menciona un remedio que ha de aplicarse después de la castración de novillos: «...cubrir la her ida con cenizas de sarmiento y espuma de plata y al cabo de tres días aplicar pez líquida mezclada con cenizas y aceite». Y para prevenir la sarna en las ovejas después de la trasquila recomienda «aplicar en el cuerpo un cocimiento de lupinus en vino y aceite; tres días después, se moja a los animales con agua de mar; se pretende que el ganado así tratado quedará libre de la sarna por un año...» (7).

Remedios absurdos y supersticiosos se encuentran en la obra de Plinio Segundo (25-79), Naturalis historiae, como aquel para prevenir la rabia en el per ro : «...es necesario darle la leche de una nodriza que esté amamantando a un niño... Para las mordeduras de perros rabiosos, se preserva de la hidrofobia aplicando en la herida las cenizas de una cabeza de perro, o también en bebida...» (6).

En las obras de Dioscórides (40-90) y de Galeno (129-199) son mencionados remedios para la prevención de las enfermedades del hombre y de los animales; la Materia medica de Galeno comprende 540 plantas, 180 remedios de origen animal y 100 de origen mineral.

Galeno amplió la teoría hipocrática, que persistió durante siglos (9).

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IMPERIO ROMANO D E ORIENTE - BIZANCIO

En el siglo IV se destaca Abssyrtus , veter inar io en jefe en el ejército de Constantino I, quien menciona en su obra Sobre la medicina del caballo que el muermo se transmite de un caballo a otro; lo diferencia de otras enfermedades del caballo e indica que la cuarentena es un método útil en su prevención (2,11).

Un resumen de la obra de Abssyrtus se encuentra en la Hippiatrika, compilación de autor desconocido ordenada por Constantino VII en el siglo X, con citas de veterinarios grecolatinos, entre otros de Hierocles y Theomnes tus . También es mencionado Abssyrtus en la obra Artis veterinariae sive mulo medicina, del veterinario romano del siglo IV Vegetius, en la cual se refiere a enfermedades de caballos y de vacunos e indica que en las enfermedades contagiosas se debe «...aislar a los animales enfermos, tratar como sospechosos o amenazados a todos aquellos con que se sospeche han tenido contacto, abandonar por algún tiempo sus lugares y en caso de muerte sepultarlos en fosas profundas». Para la fumigación recomienda el azufre y plantas aromáticas como el orégano y el cilantro (Coriandrum L.) (8).

INDIA

En la religión hindú, los dioses estaban asociados con animales: Indra y Ganesha con el toro, Lakshmi y Parvati con la vaca. Los dioses podían causar enfermedades y muerte en hombres y animales; las flechas de Rudra las producían y de él también dependía su curación; Takman causaba las fiebres y Neruti era el dios de los demonios malos. Los sacerdotes de la época védica ofrecían plegarias y sacrificios a los dioses y exorcismos y ritos mágicos a los demonios.

En el Athar Veda, se menciona una plegaria probablemente contra la malaria: «Oh dios del fiero elemento, siente con nosotros y perdónanos, Takman; le rindo homenaje al frío Takman y a Takman el caliente; ríndase homenaje a Takman que regresa por la mañana, que viene dos días sucesivos y que al tercer día...» (14).

La importancia de la herbolaria medicinal hindú en la prevención de la enfermedad queda de manifiesto en la siguiente plegaria en la que se menciona la planta Kushta: «Tú has nacido en las montañas como la planta más curativa; baja, oh Kushta , y destruye a Takman, arroja a Takman de aquí... Todo lo cura la planta Kushta...» (13).

Los curanderos practicaban la medicina tanto en gentes como en animales, pero eventualmente separaban la medicina de los caballos, de los vacunos o de los elefantes.

Uno de los veterinarios fue Palakapya, considerado hijo de un santón y de una elefanta; otro fue Salihotra, su nombre fue dado al caballo y a los veterinarios de los caballos: salihotrasastra (11).

En Ceilán, a partir del siglo IV los veterinarios cuidaban de los caballos y elefantes del ejército (10).

El valor que en la India se dio a los animales, por su importancia no sólo utilitaria sino también religiosa, consagró a la medicina veterinaria y a su part icipación fundamental en la prevención y curación de las enfermedades de las especies animales. En el siglo III a .C , en una roca cercana a Junagarh, están grabados varios edictos del rey Asoka o Piyadasi; en uno de ellos figura la pr imera referencia conocida de un hospital veterinario y se menciona la producción de plantas medicinales: «...en todas

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partes el rey Piyadasi construyó dos clases de hospitales: hospitales para las personas y hospitales para los animales; donde no existían hierbas curativas para el pueblo o para los animales, ordenó que las trajeran y fueran sembradas...» (14).

Los hospitales para los animales en la India eran llamadospasoukicisa (10).

CHINA

En la antigua religión china se adoraban varios dioses antropomórficos: Tao T'Leh, como búfalo con dientes de tigre; Shen Tung, el dios vacuno; Pan Hu, representado como un perro y del cual se originaron doce tribus primitivas. La antigua medicina china estaba imbuida de la creencia de que las plagas y las enfermedades eran enviadas por los dioses y los demonios (13).

El emperador Kien Lung encargó la recopilación de escritos médicos de la dinastía Han, en cuarenta volúmenes , Los espejos dorados de la medicina, que data del siglo III a.C. En esta obra se mencionan los elementos tierra, agua, aire, fuego, madera y metal , y los principios fundamentales Yang y Yin, que intervienen en todos los fenómenos, inclusive la salud y la enfermedad. Estas últimas dependen de un equilibrio entre el Yin y el Yang y entre los elementos. De esta doctrina se originó probablemente la teoría hipocrática de los humores (15).

En el siglo IV a . C , el veter inar io Ma Shi Huang curaba caballos y «dragones», nombre que en la literatura china se daba a los caballos celestiales que sudan sangre, es decir a caballos padeciendo de lo que en la actualidad se considera una parasitosis por Parafilaria multipapilosa.

En el siglo VIII a .C , el veterinario Wang Tao escribió una obra sobre enfermedades del hombre, del caballo, de los vacunos y de los perros (11).

Según muestran los hallazgos arqueológicos, el caballo era un valioso auxiliar en los ejércitos de los emperadores; en una pintura de la época del emperador Shi Huang Ti, hacia el año 221 a .C , se observan jinetes y caballos tirando de carros de guerra, en un combate contra señores feudales (14).

Es probable que en esa época ya existieran veterinarios militares para prevenir y curar enfermedades del caballo, y que empleasen remedios vegetales y quizás la acupuntura y la moxibustión.

Fue en China donde se pract icó la pr imera inmunización contra la viruela, la enfermedad denominada «capullo del cielo»: los médicos chinos observaron que una persona que ya había sido afectada por la enfermedad no la adquiría posteriormente y que tomando costras de casos benignos y aplicándolas a personas sanas se las protegía contra la enfermedad. Quizás esta práctica se originó de la observación de la viruela del ganado lanar.

EL ISLAM

La unidad de los pueblos semitas de la península arábiga fue realizada por Mahoma (570-642). La fuente de todo lo creado es Alá, cuya doctrina figura en el Corán, en el cual se encuentran normas higiénicas para la prevención de enfermedades. Alá puede causar enfermedades si se infringen los preceptos del Corán.

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El auge de la medicina árabe coincide con el del Imperio Musulmán, extendido desde la India hasta la península ibérica durante los siglos VII a XII.

Se inicia con la traducción de las obras grecolatinas de medicina por orden del califa de Bagdad Mamun (786-833); la obra de medicina del caballo del veter inar io Theomnestus, escrita en el siglo V, fue traducida al árabe por Hunayn ibn Ishaq en el siglo IX. La cultura islámica fue muy importante para la medicina veterinaria, no sólo por las traducciones de escritos griegos, sino porque gracias a esas traducciones y copias pudieron conservarse textos cuyos originales desaparecerían durante la Edad Media. Al méri to de los t raductores y compiladores se junta la contr ibución personal de los veterinarios árabes.

El albéitar hispano-árabe Abuzacaria Jahya Abenmohamed Benehmed escribió el Kitab al Felahah en el siglo XII, cuyos capítulos I a XXXV tratan de la cría, la higiene, y el tratamiento y prevención de las enfermedades de animales domésticos. El albéitar granadino Aly ben Abderrahman Ben Odeil escribió un tratado de albeitería dedicado al califa de Granada Mahomed (10) (Fig. 4).

Al principio del siglo XIV, Abu Bakr ibn Badr al Baitar escribió el Kitab al Nasiri de medicina equina, «obra no superada por autores europeos antes del siglo XVIII» (11).

El nombre al Baitar significa en árabe «médico de caballos»; pasó al castellano como albéitar, por extensión veterinario.

El caballo en el ejército contribuyó a la expansión del Imperio Musulmán; en las caballerizas reales existían miles de equinos. Indudab lemente la selección, cría,

F I G . 4

Práctica de la sangría en la vena yugular de un caballo en el siglo XIV

(10)

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alimentación, manejo, prevención y t ra tamiento de enfermedades, actividades que fueron factores impor tantes en el desarrol lo de la raza del caballo árabe , fueron realizados por albéítares.

Los árabes, con la alquimia, iniciaron el desarrollo de la química y establecieron las primeras farmacias; introdujeron y popularizaron diversos medicamentos, entre otros el alcanfor, el ruibarbo, la sen, la casia, la nuez moscada y vómica y el tamarindo (9).

LA E D A D M E D I A

Después de la caída del Imper io R o m a n o , se olvidó en Europa , en el per íodo comprendido entre los años 400 y 1200, la cultura grecolatina, que sólo fue conservada por la cultura árabe . Con el abandono de las ciencias, la superstición y la magia ocuparon la medicina, de tal modo que las plegarias, hechizos y encantamientos fueron comunes en la prevención y en el tratamiento de las enfermedades tanto en el hombre como en los animales.

Con la carencia de médicos y de veterinarios, eran los monjes y sacerdotes que los suplían; se invocaba a San Roque y a San Sebastián contra la peste; a San Huberto y a Santa Quiter ia contra la rabia; San Eloy curaba las fracturas y era el pa t rón de los mariscales y de los herradores; San Blas era el de todos los animales y San Antonio protegía a los cerdos y al ganado menor. También las reliquias de los santos tenían propiedades preventivas y curativas, como era el caso de la «Llave de San Huberto» contra la rabia. La palabra mágica «abracadabra» tenía la propiedad de eliminar a los demonios causantes de enfermedades. En una epizootia del ganado vacuno, ocurrida en Europa en el año 376, fue necesario para proteger o curar a los animales «aplicar con hierro al rojo, sobre la frente, el signo de la Cruz» (8).

Gregorio de Tours menciona que una epizootia, ocurrida en Turena en el año 581, sólo terminó «cuando los animales fueron frotados con el aceite y agua de las lámparas de la iglesia de San Martín» (8). Como medida preventiva contra la peste, «rebaños de vacunos se conducían en las calles, con el propósito de que su aliento pudiera neutralizar la acción». También se afirmaba que el olor de las cabras tenía un efecto similar (18).

No todo era oscurantismo: las universidades de Salerno y de Montpellier inician la formación de médicos y en París un teólogo y enciclopedista dominicano de origen alemán, Albert von Bollstaedt (1193-1280), Alberto Magno, menciona que «la divinidad no era causante de las plagas, sino el principio contagioso presente en la sangre corrupta de las bestias enfermas, que pasa de una a otra mediante mordeduras o heridas, por contacto íntimo, por fomites o por el aire, siendo ésto lo más importante...» (11).

En el siglo IX se int roduce el he r rado de los caballos y aparece el oficio de «herrador», en el que a través de la práctica se adquirirá un conocimiento empírico sobre la prevención y el tratamiento de las enfermedades del casco del caballo. También aparece el «mariscal»; los germanos denominaban marashskalk al poseedor de doce caballos, y de este nombre se originó el de «mariscal» para designar al que practicaba la medicina en los equinos, lo que en el siglo XVIII se extendió al ganado vacuno.

Durante el reinado de Federico II en Sicilia y Napoles (1184-1250), Jordanus Ruffus, mariscal de sus caballerías, escribió la obra Medicina equorum, en la que menciona cincuenta y siete diferentes enfermedades y lesiones y señala que el éxito del tratamiento se basa en el análisis de los signos observados y en el cariño y buen manejo que se proporcione a los caballos (11).

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Los campesinos y los señores feudales propietarios de ganado recurrían a curanderos empíricos que con magia, brujería y el uso de brebajes, in tentaban prevenir y curar enfermedades; además los pastores realizaban el mismo propósito con el empleo de plantas que según la tradición tendrían algún valor.

EL RENACIMIENTO

De los años 1500 a 1700 renacen en Europa las ciencias, las artes, la filosofía; se desprende la medicina de la magia y de la superstición y alcanza un notable desarrollo gracias al papel, a la imprenta y al microscopio.

Un médico italiano, Girolamo Fracastoro (1478-1553), en su obra sobre el contagio indica que éste se efectúa por el contacto directo, por fomites o por el aire a distancia, en el cual «muy pequeñas partículas se juntan y así generan nuevas corrupciones».

Recomienda, como medida preventiva, durante una epizootia ocurrida en Venecia y en Verona en 1541, «separar prontamente los sanos de los enfermos, si no el contagio no tardará en alcanzar todo el rebaño» (8).

En 1598 C. Ruini publicó en Bolonia la obra «Dell' anatomica e dell' infermitá del cavallo» (2) con grabados atribuidos a Leonardo de Vinci (12).

El albéitar español Francisco de la Reyna en el Libro de albeytería, escrito hacia 1552, en el cual estudia la circulación de la sangre en el caballo, es un precursor en el conocimiento de la misma (10).

En la Nueva España, un albéitar mexicano, Juan Suárez de Peralta, en el manuscrito Libro de albeytería, escrito hacia la segunda mitad del siglo XVI, menciona un remedio «para que los cascos crezcan y emparejen bien, tomen buena forma y quiten dolor».

SIGLOS XVII Y XVIII EN EUROPA

Principalmente en la segunda mitad del siglo XVII ocurrieron epizootias en diversos países de Europa pero pocos fueron los remedios preservativos empleados; en la epizootia de 1698, «...los lanares y los cerdos a los cuales se les dio cenizas de habas o de trigo con orina humana, o bien un ja rabe de saúco, en su mayoría lograron escapar...» (8). La mayoría de las obras de medicina veterinaria publicadas en el siglo XVII tratan de las enfermedades del caballo pero es raro lo relativo a la prevención.

Es en el transcurso del siglo XVII I , al ocurrir en Europa graves epizootias (identificadas en la actualidad como peste bovina, fiebre aftosa, p leuroneumonía bovina, viruela ovina, carbunco bacteridiano y muermo), los gobiernos de los países afectados recurrieron a los médicos más famosos de la época para conocer las causas, síntomas y lesiones de estas enfermedades y sus tratamientos curativos y preservativos. Entre otros, se destacan: en Italia, Lancisi; en Francia, Drouin, Sauvages y Vicq d'Azyr; en Inglaterra, Layard; en Holanda, Leclerc; y en Alemania, Goelicke y Cothenius. Los remedios curativos y preservativos indicados, fundamentados en las teorías hipocráticas y galénicas, no dieron resultado, en parte porque no eran destinados a ser aplicados en animales, o si no, por su insuficiente dosificación o por su efecto nulo en los agentes morbosos que aún eran ignorados. Lancisi, Ramazzini, Drouin, Sauvages y Cothenius,

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en vista del fracaso de los remedios contra la peste del ganado (peste bovina), indicaron la necesidad de aplicar medidas rigurosas, entre otras el sacrificio.

El primer país europeo en aplicar el sacrificio fue Inglaterra; en la epizootia de 1745 «se sacrificaron seis mil vacunos, por lo que el contagio se extinguió en menos de tres meses» (8).

Un t ra tamien to prevent ivo, r ecomendado por la Facultad de Montpel l ier en la epizootia de 1745, fue el de «tratar a los vacunos sanos que hubiesen habitado con los enfermos como si ya estuviesen infectados, por lo tan to separar los sanos de los enfermos, frotarlos y almohazarlos diar iamente , no tenerlos en la humedad de sus excrementos; se cambiarán sus camas f recuentemente , los establos se fumigarán quemando madera de junípero, de laurel y hierbas aromáticas y sobre todo quemando vinagre sobre una badila enrojecida al fuego; en verano es necesario b lanquear o cuando menos raspar los locales.

«Reconocido un vacuno enfermo o cualquier contacto con alguno, se sangrará en el cuello, aun en aquellos que parezcan sanos, obteniendo de una y media a dos libras de sangre... El día de la sangría se dará un purgante con sen, hojas de gratiola, iris, brionia, ásaro o áloes, una onza y media en polvo de una de estas drogas y dos puñados de harina de trigo o de cebada y se harán tres o cuatro bolos que se colocarán en el pesebre... Al día siguiente conviene dar medicamentos para promover la transpiración y el sudor, se dará una onza de triaca con nuez moscada, clavo, canela y pimienta, una pizca del polvo de cada una en una pinta de vino... Después del sudorífico se perforará con un cuchillo o un fierro al rojo la papada en dos sitios y se introducirá una rama de heleboro negro o de euforbio, para atraer a esta par te un depósito saludable; se dejará diez a doce horas. Éstos son los remedios preservativos, durante los cuales se dará agua de salvado, heno y paja secos, la mitad de lo común...» (8).

Los tratamientos preservativos y curativos practicados en el curso de las grandes epizootias en el siglo XVII I y la pr imera mitad del siglo XIX fueron más o menos similares y todos fracasaron, por lo que los gobiernos de la mayor parte de los países aplicaron estrictas medidas de prevención basadas en la legislación.

En Francia, el Consejo de Estado del Rey expidió diversos decretos (Fig. 5), en 1746, 1774 y 1775, en los que se ordena la declaración obligatoria de las enfermedades, el marcado de los animales, y se legisla sobre t ranspor te y comercio de animales y productos pecuarios, y sobre los problemas relativos al sacrificio, enterramiento de cadáveres, indemnización de ganaderos , cordones de t ropas y penas impuestas a propietarios, comerciantes o autoridades (8).

SIGLO XIX

Debido a la necesidad de sustituir las legislaciones incompletas del siglo XVIII y de la primera mitad del siglo XIX por otras que comprendieran todas las enfermedades epizoóticas, se promulgaron primero en 1840 en Polonia, y posteriormente en la mayor par te de los países europeos , leyes que contenían «una nomencla tura de las enfermedades contagiosas, la declaración obligatoria de todos los casos sospechosos o comprobados, después de la confirmación del diagnóstico, la aplicación de medidas específicas para cada enfermedad, consistente en ocasiones en el sacrificio de enfermos o contaminados e indemnización total o parcial». Para el Doctor Leclainche, estas leyes,

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que «incluyen los viejos contactos endémicos de siglos pasados en Europa , dieron resultados decisivos; las afecciones combatidas desaparecieron totalmente o fueron fácilmente controladas» (4).

Los descubrimientos del iodo por Courtois, del fenol por Runge y del formol por Hoffman, además del cloro descubierto en el siglo XVIII por Scheele y el azufre y la lechada de cal empleados desde la Ant igüedad, permit ieron contar con poderosos recursos de desinfección.

Pero de mayor trascendencia aún fueron los descubrimientos de Pasteur en la segunda mitad del siglo XIX, en Francia, que se iniciaron con los medios de control de la enfermedad del gusano de seda en 1865-1869 y prosiguieron con las vacunas contra el cólera de las aves en 1880, el carbunco en 1881 y la erisipela del cerdo en 1882, culminando con el descubrimiento de la vacuna contra la rabia en 1885.

Como un ejemplo clásico de los antiguos métodos de profilaxis de las enfermedades contagiosas, se describe a continuación el descubrimiento de la vacuna contra el carbunco bacter idiano (Fig. 6). Pasteur y sus colaboradores Chamber land y Roux habían observado que la bacteridia del carbunco, cultivada a 42°C-43°C, no esporula y al término de ocho días de cultivo pierde por completo su virulencia para el cobayo, el conejo y el carnero, y que los animales vacunados con esta bacteridia atenuada soportan la inoculación con una bacteridia violenta.

«El 5 de mayo de 1881, en una granja de Poully-le-Fort, Pasteur, Chamberland, Roux y el joven veterinario Thuillier inyectaron a cada uno de veinticinco carneros en la cara

A R R E S T DU CQNSEIL D'ESTAT D U R O Y .

Qui indique les précautions à prendre contre la maladie

épidémique sur les Bestiaux.

D u 19 Juil let 1 7 4 6 .

Extrait des Registres du Conse i l d'Estat.

LE R O I étant informé que la maladie épidémique

sur les Boeufs & sur les Vaches , qui depuis quelque tems

s'étoit ra l len t ie , se fait sentir de nouveau dans quelques

Prov inces du R o y a u m e ; q u ' i l y a lieu de penser qu'elle

s'y est communiquée , soit parce que des Propriétaires

de Bestiaux , dans la crainte de vo i r périr chez eux ceux.

FIG. 5

Decreto del Consejo de Estado del Rey de Francia, expedido con motivo de una epizootia ocurrida en 1745

(8)

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FIG. 6

Pasteur vacunando carneros contra el carbunco en Poully-le-Fort, el 31 de mayo de 1881

De un dibujo de Renouard en L'Illustration (1881)

interna del muslo derecho cinco gotas de un cultivo bacteridiano atenuado que Pasteur denominaba primera vacuna; además cinco vacas y un buey se vacunaron en el lomo.

«Los días del 6 al 9 de mayo, Chamberland y Roux tomaron la temperatura de los animales vacunados, sin encontrar nada anormal.

«El 17 de mayo se practicó una nueva inoculación de un virus atenuado, pero más virulento, ya que si se hubiese aplicado a los carneros sin haber aplicado el primero, hubiera muerto el 50%.

«El martes 31 de mayo, escribe Pasteur a su yerno: 'Se hará la tercera y última inoculación, en esta ocasión con cincuenta carneros [que incluían los veinticinco ya vacunados] y diez vacas [que incluían los seis animales ya vacunados]; tengo gran confianza, porque las dos primeras, del 5 de mayo y del 17, han sido efectuadas en las mejores condiciones, sin la menor mortalidad en el lote de veinticinco vacunados. El 5 de junio el resultado definitivo será conocido, es decir veinticinco sobrevivientes en los veinticinco vacunados y seis vacas; si el resultado tiene éxito, será uno de los hechos más hermosos de la aplicación de la ciencia en este siglo, consagrando uno de los más grandes y de los más fecundos descubrimientos.'

«El 31 de mayo de 1881 se inocularon todos los animales, vacunados y no vacunados, con un cultivo muy violento de bacteridias carbuncales, terminándose a las tres y media de la tarde.

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«Del 2 al 3 de junio, de los carneros no vacunados veintidós habían muer to , dos estaban en trance de morir y el último presentaba síntomas característicos de infección carbuncal; en cambio, todos los vacunados estaban sanos. Los bovinos vacunados continuaban paciendo, sin mostrar perturbación alguna; los sin vacunar tenían enormes edemas. . . El 5 de junio de 1881, escribió Pas teur a su hija: 'El éxito es seguro, los animales vacunados siguen admirablemente, la demostración es decisiva. El miércoles se levantará un acta de lo efectuado y de los resultados; el lunes haré una comunicación en la Academia de Ciencias y el martes en la de Medicina... '» (17).

Terminaba así lo que fue el inicio de los métodos de profilaxis biológica de las enfermedades contagiosas de los animales vacunos, causadas por bacterias.

Cerca de una década después, en los Estados Unidos de América, Theobald Smith, Frederick Kilborne y Cooper Curtice, en otra enfermedad del ganado vacuno, la «fiebre de Texas», descubrirían el agente causal (Babesia bigemina), la intervención de las garrapatas (Boophilus bovis) en la transmisión, y los medios de prevención, de control y de erradicación. En 1896, Curtice, que estudió el ciclo de la garrapata B. bovis, presentó el plan de erradicación del parásito. Los métodos de prevención propuestos por Smith y Kilborne eran los siguientes: «Para que el ganado del sudeste que se transporta al norte quede libre de garrapatas y pueda transportarse todo el año, podría sujetarse a lavados desinfectantes o pasar por baños desinfectantes que expongan todo el cuerpo a la acción del líquido usado.»

El método para eliminar las garrapatas sin desinfectar es el siguiente: «Se cercan dos grandes campos en territorio libre de garrapatas; el ganado que las porta se introduce en el primer campo y se mantiene por quince días, luego se pasa al segundo, también por quince días; treinta días después del inicio del confinamiento puede considerarse al ganado libre de la infección.»

Los autores indican el fundamento del método: «Las garrapatas caen del ganado en los campos cercados, cuando maduran; al ser transferido el ganado al segundo campo (o a un tercero), se le ha librado de un posible peligro de reinfección por la progenie de las garrapatas que maduras han caído en el primero.. . Estos campos sólo pueden ser utilizados una vez al año, puesto que las garrapatas jóvenes, subsecuentemente incubadas, permanecen vivas en la tierra por tiempo indefinido; los campos no deben localizarse donde hay posibilidad de que las garrapatas puedan sobrevivir en el invierno.»

Con respecto a un ganado sano que es introducido en un terr i tor io infectado, aconsejan lo siguiente: «...conservarlo completamente libre de garrapatas, en establos o en potreros libres de ellas, o si no, exponerlo también a la infección, para hacerlo no susceptible... Esta infección se puede producir diseminando garrapatas en un potrero o colocando garrapatas jóvenes en el ganado hasta el final del año.»

Dan recomendaciones a los ganaderos para prevenir una epizootia: «Evitar durante todo el verano que los potreros sean infectados por ganado del sudeste o por garrapatas presentes en las camas o el estiércol de los carros infectados. Conocemos que las garrapatas jóvenes pueden permanecer vivas sin alimentarse por dos a tres meses; en los potreros las condiciones pueden ser diferentes, todo parece indicar una larga permanencia en los campos infectados, hasta después de las pr imeras heladas. El per íodo durante el cual las áreas infectadas permanecen peligrosas varía con la latitud y es más corto en los climas más fríos.

«La infección con garrapatas en los establos, pesebres y otras construcciones debe evitarse mediante su desinfección y los huevos deben destruirse. Sabemos poco de los

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agentes que destruyen los huevos de las garrapatas, pero el empleo de agua caliente al punto de ebullición puede ser suficiente para destruir los embriones , si se aplica l iberalmente en camas o estiércol. Se puede llenar el mismo objeto, si se mezcla un ácido mineral diluido; puede recomendarse la cal viva o apagada, para esto habrá que asperjarla fuertemente hasta formar una capa continua en los lugares infectados; se puede esperar la incrustación lenta del carbonato de cal en las masas de huevos, con tal que el estiércol esté bajo cobertizo... En regiones fuera del área enzoótica, un invierno riguroso puede implicar la ausencia de garrapatas; la desinfección no es necesaria en los lugares descubier tos al acabar el invierno; pero puede ocurrir que en los lugares protegidos los huevos invernen y que las garrapatas reaparezcan en la pr imavera siguiente. Si éstas son capaces o no de producir una seria afección en ausencia del ganado del sudeste, no estamos en condiciones de afirmarlo; todo lo que sabemos es que la enfermedad puede ocurrir cuando el ganado del sudeste del año anterior está en el potrero , como fue demost rado accidentalmente en la investigación de 1891. Por lo tanto, todo material infectado debe exponerse libremente a la helada, aun cuando antes se haya tratado con desinfectantes...» (13).

El descubrimiento de la maleína en 1888 por Helmann y de la tuberculina por Koch en 1890 permi t ie ron realizar el diagnóstico masivo del muermo equino y de la tuberculosis bovina, lo que fue la base de la prevención y de la erradicación de estas enfermedades, por el sacrificio de los animales reactores, de acuerdo con los programas sugeridos por Nocard y Bang.

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LES ANCIENNES MÉTHODES DE PROPHYLAXIE DES MALADIES ANIMALES. -M. Ramírez Valenzuela.

Résumé : L'auteur décrit quelques-unes des méthodes utilisées pour lutter contre les maladies contagieuses des animaux domestiques, depuis les temps les plus anciens jusqu'au XIXe siècle.

MOTS-CLÉS : Animaux domestiques - Histoire - Maladies contagieuses -Prophylaxie.

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EARLY METHODS OF ANIMAL DISEASE CONTROL. - M. Ramírez Valenzuela.

Summary: The author presents a historical account of some of the methods used to control infectious diseases of domestic animals, from the most ancient times until the 19th century.

KEYWORDS: Disease control - Domestic animals - History - Infectious diseases.

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