"los 7 guerreros de la luz: etnakiel" (otros dos capitulos) version corregida

19
Los 7 Guerreros De La Luz: Etnakiel

Upload: leandro-amaya

Post on 21-Aug-2015

264 views

Category:

Education


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: "Los 7 guerreros de la luz: Etnakiel" (OTROS DOS CAPITULOS) VERSION CORREGIDA

Los

7 Guerreros

De La Luz: Etnakiel

Page 2: "Los 7 guerreros de la luz: Etnakiel" (OTROS DOS CAPITULOS) VERSION CORREGIDA

Portada del Libro “Los 7 Guerreros

de la Luz: Etnakiel”, obra del pintor

paiteño Joao Aponte.

Page 3: "Los 7 guerreros de la luz: Etnakiel" (OTROS DOS CAPITULOS) VERSION CORREGIDA
Page 4: "Los 7 guerreros de la luz: Etnakiel" (OTROS DOS CAPITULOS) VERSION CORREGIDA

Introducción

Desde que era un niño he querido escribir una historia fascinante que me hiciera soñar y

que hiciera soñar a los demás, siempre me llamó la atención este tipo de cosas, soy un poco

curioso porque me atraen las profecías, leyendas e historias que tengan algún tipo de

misterio como “Los 7 Guerreros de la Luz” que es una fusión entre lo mítico y lo

verdadero, esa mezcla de razas y guerreros que habitaron al mundo durante las épocas más

gloriosas, es una resurrección de todas mis fantasías, es algo que a veces no puedo

describir, sé cómo hacerlo pero cuando intento escribirlo me olvido de todo, creo que lo

que uno piensa jamás se debe escribir, sino decir.

Lamentablemente también pienso que la mayoría de las “leyendas” de este joven mundo

son realidad.

MARTIN LEANDRO AMAYA CAMACHO.

Page 5: "Los 7 guerreros de la luz: Etnakiel" (OTROS DOS CAPITULOS) VERSION CORREGIDA

(Protegido bajo Derechos de Autor) Creador: Martín Leandro Amaya Camacho Nacionalidad:

Perú E-mail: [email protected] Ocupación: Estudiante actual de Ciencias de la

Comunicación en la Universidad Nacional de Piura y escritor. Si está interesado en una posible

edición y publicación física o virtual contactarse directamente con el autor, vía E-mail.

Page 6: "Los 7 guerreros de la luz: Etnakiel" (OTROS DOS CAPITULOS) VERSION CORREGIDA

A Cristina Isabel Rosales, el libro que le debía y

prometí terminar.

Page 7: "Los 7 guerreros de la luz: Etnakiel" (OTROS DOS CAPITULOS) VERSION CORREGIDA

Capítulo I

Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus elegidos, de los cuatro vientos,

desde un extremo del cielo hasta el otro. Mateo 24, 31.

“…Y se escuchará en cada esquina del mundo el llanto de las trompetas celestiales,

Y de cada cielo caerán inmensas rocas de fuego,

Y seguirán cayendo aún incluso cuando el sol se haya ido

y la oscuridad reine”

La frágil balsa hecha de palillos flota tranquila en el mar, se deja llevar y traer por

las corrientes ultramarinas, las olas no aparecen, el agua es cristalina y las

gaviotas graznan ruidosamente, de vez en vez se sumergen velozmente de

cabeza para atrapar algún pez, irrumpen en el agua con una rapidez mortal que

divierte al viejo que hasta ahora tan sólo desenrolla apaciblemente su cordel,

dejando que la red haga el resto del trabajo.

El sol quema fuerte, los vientos son favorables y no hay señales de peligro, en

todas las direcciones no se divisa nada. Los cardúmenes de peces rozan los pies

del anciano que ahora hunde parte de su cuerpo en el mar sin la mayor

preocupación, sin duda es buen día para la pesca. En el pueblo su familia espera

ansiosa su llegada, él lo sabe. Desenrolla el cordel, parece que un pez ha picado,

jala con todas sus fuerzas pero no puede atraerlo a la superficie, se empeña y un

ligero viento helado le paraliza el cuerpo, es extraño que en esta estación de

verano y a esta latitud existan estas brisas tan fuertes. No toma la menor atención,

el pez aún sigue allí, se esfuerza pero no lo logra, el viejo se entusiasma

pensando que es un gran ejemplar. Las olas comienzan a nacer, rompen cada vez

Page 8: "Los 7 guerreros de la luz: Etnakiel" (OTROS DOS CAPITULOS) VERSION CORREGIDA

más fuerte, el hombre no se da cuenta de eso. La luz solar de pronto es ocultada

por unos extraños nubarrones, la sombra llama la atención del pescador que

rendido decide dejar ir a su presa, las olas están más fuertes, se admira por como

ha podido cambiar tan rápidamente el clima, decide partir, jala la red, pero una

rara sensación le hace mirar los cielos. La boca se le abre de par en par, su saliva

viscosa se escapa en finos hilillos, estupefacto mira aquel jinete negro que resurge

de entre las nubes y recuerda las leyendas del viejo mundo, susurra despacio lo

que de niño escuchó de los labios del Inmortal. Las olas ahora amenazan con

romper su frágil embarcación que se bambolea de un lado para otro, el viento

sopla, azota la vela y las corrientes parecen jalarla con más fuerza hacia las

profundidades. Cuando se siente morir escucha lejanos los relinchos y el chocar

de los cascos de miles de caballos, es un ejército, miles de legiones se avecinan.

Capas azules, rojas, amarillas y blancas logra divisar a lo lejos. Las lanzas y

espadas opacan el brillo del sol y es fácil reconocer que las leyendas se están

cumpliendo, ya moribundo susurra la extraña maldición que insistentemente

narraban los viejos: “Y del cielo ha de nacer el ultimo de los últimos, llamado el

ángel oscuro, portador de la llave que abrirá para siempre las puertas del tártaro y

desatará a las bestias que han de devorar horrendamente a los desterrados hijos

del omnipotente, y será así durante mil años tal castigo hasta que sean

despertados los hermanos de la espada y la Lanza”

El recuerdo resuena insistentemente en su mente, se le ha nublado un poco la

vista, suspira y se deja llevar por el viento y las mareas, hay tanto movimiento pero

aún siente como el sonido va poseyendo cada partícula de su cuerpo y resignado

se dibuja una cruz en la frente, una cruz de agua como el elemento de aquel ángel

que pronto tras las anchurosas habitaciones celestiales hará su magnífica

aparición. Reconoce con satisfacción que el mar acaricia su cuerpo, antes de su

muerte logra ver como el estandarte del legendario Ángel de la Muerte ondea libre,

motivado por los grandes soplidos del viento, él es, es el magnífico asesino de

demonios, el gran torturador y el hibrido del paraíso, Azrael.

Page 9: "Los 7 guerreros de la luz: Etnakiel" (OTROS DOS CAPITULOS) VERSION CORREGIDA

El pobre anciano, que aún no interpreta su tan próxima y rápida desaparición, en

un intento de lucidez piensa en los desdichados que sufrirán la cólera de los

oscuros y siente compasión por sus hijos, llora e intenta luchar contra su fatal

destino, pero ya es demasiado tarde, el canto de la primera trompeta se escucha

lejano, va despacio pero sube cada vez más hasta hacerse ensordecedor, hasta

romper los horizontes.

Cuando su cuerpo se dirige hacia los abismos azules la vista va nublándosele, el

sol ya es un pequeño punto, un halito de vida le alcanza para escuchar el rugido

infernal del legendario Leviatán, ya no logra sentir el dolor de ser devorado por las

alimañas luciferinas, está muerto.

En la superficie las olas revientan alborotadas, en los cielos el ejército marcha con

paso uniforme, el orden es claramente clasificable, delante con estandarte negro

de águila roja marcha el ángel de alas oscuras, perfil espartano y rasgos fieros,

cabellos quebrados y azabaches, piel blanca como la nieve de las montañas de

oriente. Gallardo caballero que cabalga sobre un corcel soberbio que camina

dando saltos, lleva lanza en el brazo, va vestido en oro, la armadura es hermosa,

fundida en los volcanes olímpicos, la coraza sobresale y se muestra esplendida

ante todos, en el centro de ella está grabada una enorme balanza que pesa la

justicia de los hombres, es enorme y tiene un mango que sostiene dos grandes

tazones en los que se mide la bondad o maldad de las almas, brilla como si tuviera

vida propia y fuera independiente de todo aquel armatoste, aquel brillo que

despide es enceguecedor como el del mismo sol. Alrededor de la balanza,

cubriendo casi todo el pecho, se asoman perfectamente tallados los rostros de los

ajusticiados, están apretujados, casi incómodos y con gestos confusos, algunos

alegres, otros tristes, otros con los ojos llenos de furia. Los bordes están

custodiados por gruesas líneas negras que bajan desde los hombros hasta la

cintura. Y allí van a encontrarse con la falda de malla, hecha de plata, pálida como

el brillo lunar, pero tan fuerte que ni los rayos de Zeus podrían destruirla.

Azrael, el cuarto arcángel que custodia el trono de Dios, general de 40 legiones y

gran luchador contra la oscuridad. No siente, no teme, jamás retrocede ante el

Page 10: "Los 7 guerreros de la luz: Etnakiel" (OTROS DOS CAPITULOS) VERSION CORREGIDA

enemigo que lo acecha de cerca, su espíritu esta maldito porque es un hibrido,

tiene la espada manchada de sangre pero aun así es un ser de luz, diferente al

resto de sus hermanos, admirado entre los suyos y temido por los demonios, ni

Damensel el hijo de Lucifer desearía tener frente a tan fiero soldado. Dios le

entregó la llave de los infiernos después de la gran batalla celestial, aquella donde

los dioses se masacraron entre ellos y al terminar los grandes vencedores

grabaron estas historias en enormes libros de viento que fueron repartidos en

cada rincón del inescrutable universo.

Al ser expulsada la bestia y encerrada en los abismos, Azrael fue el encargado de

custodiar la puerta de la montaña prohibida hasta el fin de las eras, el día en que

el rey rojo seria liberado. Desde ese momento los demonios le esperan, anhelan

su pronta venida con ansias de venganza.

Azrael ha mirado, escudriñado tras la niebla aquella montaña que se yergue

orgullosa, retando al cielo de manera soberbia. Cuna del mal y fortaleza de los

engendros más terribles que el universo ha de guardar. El cielo está tupido por

nubes espesas, el sol no brilla con la misma intensidad de hace unos instantes. El

viento es el que golpea fuerte los rostros de cada ángel y los estandartes se

mueven con furia dejándose llevar por los silbos del dios etéreo. Ya están las

espadas y arcos listos para ser utilizados en combate. Avanza primero el

grandioso ángel, las alas negras se escapan tras la capa dorada, el caballo

fabuloso resopla y una estela gris se dibuja tras el paso de sus cascos. El ejército

de la Luz se vuelve fantástico acompañado por el brillo solar, todos caminan

parejos, el gesto solemne de aquella marcha hace que el tiempo se detenga. Las

bestias relinchan y las trompetas siguen bramando, gritando fuerte el fin de los

días.

Los hombres están a punto de convertirse en los dioses caminantes que desde

tiempos inmemoriales con gran esperanza han aguardado. Resurgirán de las

entrañas del tiempo para levantar la espada contra aquellos nocturnos que

amenazan con la destrucción. Después que el postrer ángel abra las grandes

Page 11: "Los 7 guerreros de la luz: Etnakiel" (OTROS DOS CAPITULOS) VERSION CORREGIDA

puertas, los hombres estarán permitidos para luchar la última de las batallas, la

cruzada que ha de cerrar el libro de las leyendas.

Page 12: "Los 7 guerreros de la luz: Etnakiel" (OTROS DOS CAPITULOS) VERSION CORREGIDA

I. LES VI VENIR

Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus elegidos, de los cuatro vientos,

desde un extremo del cielo hasta el otro. Mateo 24, 31.

Un hilillo de baba se desprende del hocico, cae sobre el mar y se pierde en aquella

inmensidad, un resoplido viene a rebotar contra el viento. Unas leves pataditas del jinete

le hacen avanzar apresuradamente, sus crines saltan con prisa, con tanta rapidez que van

despeinándose y alborotándose hasta darle un aspecto cómico. La bestia siente que pisa

las nubes, disfruta al hundirse en ellas y corre cada vez más rápido. Tras ella vienen

cientos de ángeles, consciente de esto ha tomado celosamente la delantera, aunque su

vista es ciega y sufre una miopía severa logra ver con asombro la gran montaña que se

acerca cada vez más, la fascinación hace que se pare en dos patas y relinche con todas

sus fuerzas, el Ángel que va montado encima de ella tiene que hacer un esfuerzo para no

caerse, la tranquiliza sobándole el fino pelaje, la yegua puede oler el hediondo aroma de

la carne chamuscándose tras esa extraña montaña.

Son débiles ya los rayos de luz que logran colarse por entre las nubes. Las gaviotas van

huyendo hacia el norte, en bandadas se alejan de la costa, vuelan presurosas para no ser

sorprendidas por el anochecer. Se escucha lejano y triste su trinar. Abajo las olas del mar

han bajado su furia y el anciano ha terminado por hundirse, se ha muerto con las manos

extendidas y tiene en el rostro un gesto patético como pidiendo clemencia, lleva aún los

ojos abiertos con el ultimo recuerdo grabado en sus pupilas, una cardumen de peces lo

Page 13: "Los 7 guerreros de la luz: Etnakiel" (OTROS DOS CAPITULOS) VERSION CORREGIDA

acecha de cerca, ya habrán olido el olor a carne humana los tiburones y tintoreras, es

cuestión de tiempo que el viejo sea devorado hasta desaparecer.

La primera bola de fuego se desprende de los cielos, baja con una velocidad

sorprendente, rasga el firmamento y por un momento la iluminación hace que todo

parezca el amanecer. Ninguno de los ángeles voltea a mirar, sólo sienten el gas pasar

muy cerca de sus cuerpos. Cuando la gran roca impacta contra el mar grandes olas

vuelven a nacer, parece un gran foco hundiéndose de manera vertiginosa en los abisales

abismos marítimos. La balsa ha desaparecido por completo, no queda rastro de ella. En el

pueblo nadie ha advertido la caída de esta estrella, aun ignoran la muerte de su patriarca.

El jinete señala con la espada el pueblo que ha de destruir, hay una mujer observándole

desde las orillas de la playa, luce aturdida por su descubrimiento, lleva parada ahí mucho

tiempo sin sentir el frio del mar, su mirada está perdida y fascinada ante ese espectáculo

inusual, aunque a pesar de toda esa estupefacción hay algo en su actitud que denota

indiferencia, como si estuviera esperándolos desde hace mucho tiempo, como si viviera

enterada de todo lo que estaba a punto de pasar. Ahora ha ladeado la cabeza y sin previo

aviso se echa a correr, se tropieza y de pronto un chiquillo que salió de entre las arenas

va presuroso, como un perro a su dueño, siguiendo los pasos apurados de esta

misteriosa mujer. Quizá, puede que sea ella, murmura Azrael, se rasca las barbas ralas al

mismo tiempo que chasquea los dientes y un poco incomodo agita sus grandes alas que

al instante generan un remolino atemorizador que provoca la confusión en sus

seguidores, no saben si seguir la marcha o detenerse a pesar de las órdenes dadas. Al

final los generales ordenan el cese de movimiento, hay algo que ha incomodado al

vengador, debe haber sido muy grave para que perturbe el carácter estoico del ente

divino. Las sombras que van tras él se detienen confundidas pero aún siguen dando gritos

lastimeros. Los coros angelicales paran súbitamente su cabalgar, los estandartes ondean

Page 14: "Los 7 guerreros de la luz: Etnakiel" (OTROS DOS CAPITULOS) VERSION CORREGIDA

enloquecidos, motivados por ese viento nacido de las belicosas alas del arcángel. Ya son

rojos, ya son azules, verdes o amarillos, se combinan y parece un mar de colores. Son

miles los batallones que esperan la reacción de Azrael. Eran todos aquellos necesarios

para abrir la puerta infernal que estaba guardada tras las montañas de aquel puerto, quien

sabia que terribles secretos se encontraban encarcelados en el seno de esa tierra maldita.

Un viento súbito hace bailar la capa blanca que al instante cubre las infinitudes que la

vista no puede alcanzar, es tan enorme que podría cubrir buena parte del mar. El yelmo le

parece ligero y sus enormes cornamentas no impiden para nada que se deleite a sus

anchas viendo a esa montaña que se asoma tras del pueblo, ese monte perdido que

guarda una de las puertas para llegar a los infiernos., frente a él se avecina la fabulosa

puerta del infierno y siente como la emoción le embarga casi en su totalidad. Sus ojos

brillan como dos incandescentes atalayas, se asoman venciendo las sombras del universo

y traspasando la calma del lento anochecer. Una risa enorme nace de pronto de sus

entrañas. A lo lejos, encerrados en el tártaro los demonios sienten su venir, se regocijan,

maldicen y ansían su pronta libertad. Azrael les oye, calma inmundos, pronto han de ser

liberados.

Un olor a brisa, a red y a pescado fresco invade las narices de los lugareños. Sólo el

graznido de las gaviotas interrumpe la siesta que religiosamente a las 6 de la tarde todos

disfrutan. Se escuchan jadeos, bostezos y las hamacas giran de un lado a otro. Los

perritos escarban y escarban la tierra, mientras que los chiquillos corren de un lado a otro

gozando de su vitalidad pueril, indiferentes al sueño de sus ancestros. El muelle que se

interna en el mar ahora luce solitario y nostálgico, a esa hora ni un alma camina por allí,

sólo existen las cubetas abandonadas, coloreando el camino y dándole un aroma de

putrefacción por las vísceras marinas que guardan en su interior. Las maderitas del

puente están mojadas por las gotas que salpican de las olas que mueren al estrellarse

Page 15: "Los 7 guerreros de la luz: Etnakiel" (OTROS DOS CAPITULOS) VERSION CORREGIDA

contra el muro de rocas que protegen al pueblo. Todo luce calmado. Algunas mujeres ya

van desperezándose, listas para preparar la comida, echan el pescado más grande, las

yucas y papas más robustas en esas ollas negras que vomitan humo a montones. Un

olorcito de comida se filtra e interna en el sueño de los varones, el estomago comienza a

revolverse avisando que ya es hora de comer, pero nadie tiene fuerzas para levantarse.

Allá a lo lejos se escucha el chillar de las gaviotas, marchándose a los aposentos que

hasta ahora nadie ha podido descubrir.

El cielo del norte va pariendo extrañas nubes, negras como la boca de una bestia feroz.

Cargadas de agua van posándose por sobre las cabezas de los hombres, no tienen forma

pues no han sido creadas para purificar sino para destruir todo lo que encuentren a su

paso. Tic, tic, suena la primera gota que al estrellarse contra la arena seca del pueblo,

pero naufraga en las soledades áridas de la costa, y ahí nomás terminan los intentos de

lluvia. Allá en el muelle las olas aún siguen rompiendo furiosas contra las rocas y las

gotitas ya han llenado toda la superficie del puente, parece una tarde normal, pero hay

algo de raro en toda esa calma de cementerio.

Una mujer advierte que el humo de las ollas es arrojado con fuerza por un extraño viento

que ha nacido junto a esas nubes, no se impacienta mucho, pues son normales los

bruscos cambios de temperatura en esas tierras. La mujer se acomoda los cabellos y

prosigue con su tarea, pero un vago pensamiento le invade la mente, podría ser cierto que

los últimos días ya estén viniendo, tantas cosas que pasan ahora en el mundo que quizá

lo que repetían con tanto afán sus abuelitos se vaya a cumplir. Dio un enorme suspiro y

sin pensarlo comenzó a caminar hacia la playa, sentía como las huellas se le iban

perdiendo en la arena fría, a estas horas era razonable caminar porque en la tarde todo

eso ardía como las llamas del tártaro. Mientras más se acercaba para tocar al dios azul,

sentía que iba perdiéndose. Al llegar hacia el mar sintió como la espuma le besaba

Page 16: "Los 7 guerreros de la luz: Etnakiel" (OTROS DOS CAPITULOS) VERSION CORREGIDA

cálidamente de forma amigable sus descalzos y maltratados pies. Percibiendo como el

frio de las aguas le recorría se sintió libre, apartada de la corrupción del mundo. Pero ella

siempre había sido una simple mujer, sometida a los designios de su esposo y dedicada a

criar a su pequeño e inquieto hijo, entonces de dónde habían nacido esos pensamientos

tan raros y llenos de emancipación, caviló un momento y poco a poco la mirada se le

perdió en esa línea que se une entre el cielo y el mar, en sus ojos acuosos existía una

tristeza infinita que ella no podía identificar, de un momento a otro una nostalgia le había

invadido, asaltado sin apenas dejarle tiempo para defenderse. Pero qué podía

impacientarle tanto, quizá la razón de presentir la muerte ya cercana. El ruido intenso que

causaban los chiquillos jugando a las escondidas la desconcentró un poco de sus

pensamientos, entre esos vástagos que corrían por allí, reconoció a su hijo, era tan

menudito pero con el espíritu fuerte de su padre, sintió como que el corazón se le ablandó

y una amplia sonrisa se dibujaba ya en su rostro. Lo observó y cuando el chiquillo percibió

la aguda mirada de su madre le hizo fuertes adioses con las manos, volvió a sonreír pero

la ráfaga de un presentimiento desconocido le hizo voltear nuevamente hacia allá donde

el sol iba terminando de ocultarse, sin siquiera una señal su pecho parecía explotar por

tanta angustia que no sabría reconocer de donde venia, esforzó un poco las pupilas para

ver mejor, ladeo la cabeza y puso las manos en la cintura, parecía ver algo, si algo había

allí. Un leve gritito nació de su garganta, reconoció que ahí había algo extraño, se

persignó y fue corriendo a despertar a su esposo, mientras sus pies chapoteaban en el

agua, que sin saber cómo ya le estaba besando las rodillas.

Los pies se le enredaban en la desesperada carrera, iba pálida, sus antiguas facciones

habían desaparecido y en su cara solo iba dibujada la angustia de los miserables que se

enfrentan a la destrucción. Las demás mujeres del pueblo la veían pasar pero nadie se

atrevió a preguntarle nada, un leve temor también iba invadiendo, impregnándose en sus

Page 17: "Los 7 guerreros de la luz: Etnakiel" (OTROS DOS CAPITULOS) VERSION CORREGIDA

almas. El chiquillo había visto correr desesperadamente a su madre, también sintió algo o

por puro instinto se precipitó aceleradamente hacia su casa. El polvo que había dejado el

paso de la mujer se levantaba imponente azuzado por el viento. A pesar que ya

anochecía aún podían divisarse las colinas que protegían al pueblo. Quizá los animalillos

también ya habían huido. ¡Levántate, levántate! fueron los gritos que interrumpieron la

siesta del marido. Mecánicamente todos los hombres fueron despegando los flojerientos

ojos y estos tardaron mucho en acostumbrarse a la oscuridad. Unos leves bostezos

recorrieron el pequeño pueblo. La mujer miraba con desesperación al marido que aún no

terminaba de desperezarse. El hombre la miró con cierta molestia y reconoció a su

costado al chiquillo que estaba igual de desconcertado que él, no había advertido en qué

momento ambos habían llegado. La mujer le rogaba, le jalaba las ropas y lo dirigía hacia

afuera para que descubra lo que a ella le había sido revelado. A duras penas y

acomodándose la camisa salió al umbral de su puerta, los vecinos ya habían rodeado su

casa y muchos cuchicheaban, presumían hipótesis, pero en la mirada de todos existía un

miedo genuino, inexplicable para él. De pronto todos se quedaron quietos, un vientecito

fue colándose en las casitas, un silbido espectral les puso los pelos de punta, su hijo se

refugiaba y apretaba tan fuerte de sus piernas que le causó cierto dolor pero no lo apartó,

tan sólo lo miró con ternura y notó que su mujer seguía señalándole el horizonte. Ahora

todos estaban perdidos mirando hacia allí siguiendo la ruta que el dedo de su esposa

insistentemente les señalaba, pero él no podía divisar nada, tan sólo sentía como el viento

pasaba susurrando despacito esas leyendas que han rondado al mundo desde los albores

de su creación. Sentía como se escurría tímido y silencioso por las rendijas que se abren

en las paredes enclenques de las chozas, dando la impresión de no querer ser percibido.

Es una pequeña brisa, casi nadie la siente pero aún así refresca su rostro que sin saber

le da la bienvenida. Por la modestia de la llegada, sus relatos no son oídos por ninguno de

los hombres. El dios transparente silba, revuela el polvo y ahora ya es ruidoso, está

Page 18: "Los 7 guerreros de la luz: Etnakiel" (OTROS DOS CAPITULOS) VERSION CORREGIDA

furioso y azota los techitos de las casas como agudizando su mensaje. El cielo se torna

amarillento aún más que antes, como volviendo unas horas e ignorando que estaba por

anochecer, quizá tan sólo habían pasado unos minutos y la angustia colectiva les había

convertido en horas. Todo el pueblo está con la mirada fija hacia allí donde sólo se asoma

la corona del sol, están presenciado su muerte, ven como se agita gallardo, enfrentando

una batalla ya perdida ante el vasto mar que lo devorará sin miramientos.

El lento anochecer se acompaña de la fuerte ventisca que rápidamente se va convirtiendo

en una gran lluvia que baña la tierra de fatalidades, mensajera de cataclismos que los

Amenoi traen de las lejanías, de los confines del mundo. Se van haciendo de rato en rato

más ensordecedores esos sonidos cargados de destrucción. El sol ha terminado de

ocultarse y una oscuridad cerrada se abre paso en esos parajes. No hay ni siquiera una

sola estrella, ni el pálido brillo de la luna baña las costas del pueblo. Los hombres no se

pueden distinguir los rostros, algo en ellos comienza a impacientarse mientras sienten el

agua recorrer su cuerpo, todos están empapados y en el suelo comienzan a formarse

gruesas capas de barro. El viento tímido que invadía sus chozitas ahora está convertido

en un fuerte temporal, pareciera que los techos van a desprenderse repentinamente de

los palos que le sostienen. Los chiquillos lloran, los perros ladran y uno que otro lugareño

se anima a profetizar algo que aturde a los más jóvenes. Pero aún así el pueblo yace

calmo entre su silencio y pecados. A pesar de los extraños sucesos pareciera una noche

y un momento normal en aquel asentamiento olvidado por la civilización. Los niños ahora

berrean como olvidando su miedo de hace unos instantes, las olas del mar están

creciendo más y más, en los rostros de los marineros se va dibujando cierta

preocupación, los botecitos son zangoloteados a placer por las azoradas aguas. Uno que

otro se pierde de la mirada aguda de los hombres, que ya acostumbrados los ojos pueden

divisar perfectamente sus embarcaciones. De pronto sin avisar, el temporal se convierte

Page 19: "Los 7 guerreros de la luz: Etnakiel" (OTROS DOS CAPITULOS) VERSION CORREGIDA

en una tormenta furiosa, enorme. Rayos y truenos invaden el cielo, surge una iluminación

y las facciones de todos han cambiado. Que está pasando. Pareciera que los sonidos del

infierno se están desatando todos juntos en aquella comarca. Un extraño tropel se

escucha en ese horizonte apretujado por la oscuridad, qué podría ser, ahora los

pobladores retroceden asustados hacia esas casitas, algunas ya sin techo. Se esconden

temerosos pensando que el castigo divino va a caer sobre ellos. No, no podría ser cierto.

No ha habido señales, susurra un anciano encorvado, envuelto en harapos sucios y

grasientos. Se escarba el rostro con unas uñas largas, mugrosas y va auscultando el

cielo, sus ojitos de pronto se salen tanto que parece van a saltar de sus orbitas. Afina el

oído y reconoce claro, nítido el lento y fatídico cabalgar del caballero de la muerte.