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Tema 20 Tema 20 La literatura infantil. El cuento: su valor educativo. Criterios para seleccionar, utilizar y narrar cuentos orales o escritos. Actividades a partir del cuento. La biblioteca de aula.

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Tema 20Tema 20

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TEMA 20

ITEMS

20.1 La literatura infantil 20.1.1 Definición de la literatura infantil 20.1.2 Funciones generales de la obra literaria infantil 20.1.3 La literatura infantil en la primera infancia 20.2 El cuento: su valor educativo 20.3 Criterios para seleccionar, utilizar y narrar cuentos

orales o escritos 20.4 Actividades a partir del cuento 20.5 La biblioteca del aula

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1. La literatura en la etapa infantil 2. Influencia de la literatura infantil en los niños y niñas 3. Literatura infantil: Algunas posibles aplicaciones 4. Los cuentos 5. Las fábulas y el niño de la etapa infantil 6. Los poemas 7. El teatro infantil

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DESARROLLO DEL TEMA 20.1 La literatura infantil 20.1.1 Definición de la literatura infantil 20.1.2 Funciones generales de la obra literaria infantil 20.1.3 La literatura infantil en la primera infancia 20.2 El cuento: su valor educativo 20.3 Criterios para seleccionar, utilizar y narrar cuentos orales o escritos 20.4 Actividades a partir del cuento 20.5 La biblioteca del aula Bibliografía INTRODUCCIÓN El arte es una forma de la conciencia social, y como tal reproduce de manera creadora la realidad, tanto como reflejo de esta como también como actividad estética práctico - espiritual del hombre. El arte como tal no escapa a las circunstancias de la época, pues quienes lo crean son seres sociales que imprimen esa esencia a todas sus creaciones. La obra artística, por lo tanto, es portadora de ideología, en particular la literatura, que con la palabra define la expresión estética del mundo. Como portadora de ideología y como medio cognoscitivo, la obra literaria ofrece una visión del mundo que puede, de una manera eficaz, contribuir a la formación integral del hombre. Esta cualidad formadora de la obra literaria se acentúa en la medida en que posea una calidad artística suficiente como para que el grupo humano se sienta allí reflejado en algunas de sus relaciones con el mundo circundante. De ahí se infiere la trascendental importancia que posee la creación literaria en la educación de las nuevas generaciones, en la formación estética e ideológico - moral. La literatura, "arte bello que emplea como instrumento la palabra", como la define la Real Academia Española, posee dentro sí un área de creación que se refiere a todo lo creado para los niños: la literatura infantil. Como parte de la Literatura general, la Literatura infantil tiene finalidades similares y puede ser estudiada por la teoría literaria y por la preceptiva, de igual manera que la literatura dirigida a los adultos, sólo quo ella posee peculiaridades propias que dependen del publico a quien va dirigida, y que abarca desde el primer año de vida hasta la adolescencia, con todas las implicaciones que traen las diferencias de edades. Al hablar entonces de la literatura que se escribe para los niños y niñas del primero al sexto año de vida, es decir, para la primera infancia, se destaca que no son iguales los presupuestos y las técnicas que se emplean, y que incluso

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3 varían los contenidos y las formas, en relación con las obras dirigidas a los escolares de mas de seis-siete años o los adolescentes, edades que, desde el punto de vista literario se clasifican en:

- edad rítmica - edad de la imaginación - edad romántica - edad heroica

Pero como toda clasificación, a la hora de particularizar, ésta puede traer inconvenientes, por lo que los encasillamientos clasificatorios suelen ser a veces problemáticos. Por eso se prefiere hablar de literatura infantil para preescolares o para la primera infancia, una literatura que está dirigida a niños y niñas que aún no leen, pero en los que se están formando las apropiaciones del mundo que les rodea, en particular la apropiación estética, que tiene en la literatura para estas edades un valioso medio de formación y educación. Toda obra literaria brinda siempre un conocimiento, posee carácter gnoseológico; esta peculiaridad de transmisora de conocimientos puede y debe ser aprovechada en las edades en que el niño y la niña comienzan a dominar el habla y tienen sus primeras experiencias estéticas. Todo ello requiere del creador de obras para preescolares conocimientos esenciales y una orientación científica sobre el desarrollo de los niños y niñas, para poder conjugar el imprescindible talento artístico con el conocimiento de aquellos para los que escribe. 20.1.1 Definición de la literatura infantil La literatura, como creación humana y, por tanto, social, surge como necesidad de expresión estética del hombre y se fija de manera escrita junto con la aparición del signo gráfico. Un camino largo, ligado a la creciente especialización humana, conducirá al surgimiento de los géneros literarios, entre ellos la poesía lírica y épica, el teatro, la novela, el ensayo, y otros. Si bien la intercomunicación por la vía del arte escrito es a lo largo de los siglos un medio de las personas racionalmente desarrolladas, o mejor, de pensantes adultos, no por ello podemos señalar como inadmisible una literatura paralela dirigida a los niños. La poesía oral de tiempos históricos y un gran número de la del Medioevo y del Renacimiento, están marcadas por pasajes líricos o composiciones dirigidas a los niños. No es un invento reciente la nana o canción para dormir al bebé. El simple fraseo o tarareo de sílabas "inexpresivas" en su unidad, pudo constituir el inicio de tal tradición que continuaría durante siglos. Ese hecho puede encontrarse en cualquier cultura y época histórica. Quizás fue el origen de la expresión artística intercomunicativa del adulto con el niño y de los niños y niñas entre sí. La llamada literatura infantil, como hoy se entiende, se considera que nace en

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4 el siglo XIX, con la profusión de las recopilaciones de cuentos folklóricos, no siempre dirigidos a los niños y niñas.

Es cuestionable el hecho de fijar esta situación como el origen mismo de la totalidad de la literatura infantil a para niños. Es inobjetable que antes del pasado siglo XIX habían aparecido obras delimitables y expresamente creadas para los niños; la tradición oral, tanto lírica como narrativa, es tan antigua que se puede decir que la literatura escrita, dirigida y pensada para los niños, se consolida en el siglo XIX, sobre todo por vía de la narrativa. Ahora bien: ¿es la literatura infantil un género literario? La profusión de las publicaciones indiscriminadas en todo el mundo bajo este titulo genérico y los escasos (y necesarios) concursos donde se presentan diversidad de obras para un premio único, han traído la posible confusión. Hay que recordar que las divisiones que el hombre establece en ciertos planos, responden muchas veces a contraseñas y convenciones y hasta a la estandarización para evitar confusiones, y que especialmente en la cuestión de los géneros literarios, la división pudiera caer en equívocos serios, como considerar a La divina comedia lo mismo novela que ensayo en verso, o a Facundo como un mero ensayo histórico. Atendiendo a la necesaria división esquemática por la que hoy conocemos los géneros literarios, se puede estudiar de forma mas definida la literatura infantil. Un cuento, un poema para niños, una novela para adolescentes, una obra de teatro de títeres o con oradores reales, pueden ser todas literatura infantil, lo que no pueden ser todas y cada una la misma cosa. En este caso, hay un área semántica un tanto indefinida. Si se puede responder que hay una literatura infantil ya definible, se debe analizar que ella es en si misma un área, una zona de la llamada literatura universal. Es una especialidad por cuanto va dirigida a un amplio publico en formación y, por tanto, no responde a todos los patrones reconocidos para la literatura general o de adultos. Sus diferencias expresivas y hasta temáticas con la otra área de la literatura, hacen de ella una especificidad que reclama sus obras y sus propios clásicos, con independencia de las posibles adaptaciones de las obras de los grandes creadores de la literatura universal. O sea, se propone estudiar la literatura infantil como área, como zona específica dentro de la literatura universal, con relativa autonomía dentro de esta, dadas sus funciones mas centradas en la formación del niño y la niña. El problema es complejo cuando se particulariza, porque se debe tomar come base de su fundamentación la carga didáctica que en su mayoría poseen estas obras. Se entiende esta didáctica no sólo en el sentido de enseñar moralejas y reglas éticas al niño, sino también cuando se le enseña a buscar o a sentir placer estético, ante una obra de la letra que condensa en ella una emoción vital. Pero, ¿no hace lo mismo la vasta zona literaria que frecuenta el adulto? Puede hacerlo, pero no es su función principal. Ellas se dirigen a un intelecto formado (o deformado, según el lector) y lo ponen a discutir con la obra y

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5 consigo mismo, cuando no se trata de un ejercicio mental de entretenimiento. En el caso del niño y la niña, se acumulan otros elementos. Hay un agente receptivo y asimilador de proporciones diferentes de las del adulto. El entretenimiento suele tener un grano de enseñanza para el, o sea, un consejo o una mirada lírica a la vida. En una obra literaria que se le dirija o adapte, el niño descubre cosas de su experiencia personal y aprende otras que se confunden en su complejo mundo imaginativo y muchas veces suelen tornarse experiencia vital. Ello puede centrarse en el mensaje, así como en la forma en que se le ha expresado. No le será igualmente grato que se le diga: ¿El mundo es redondo?, con una cara de susto y exclamaciones de terror, que se le exprese lo mismo con suavidad y naturalidad. La diferencia puede inscribirse en el campo de lo subjetivo: el adulto se emociona y gusta de una creación para o de los niños porque su contenido poético es también poesía para él, pero sabe que es literatura infantil. El niño o la niña no pueden emocionarse ante obras no escritas para ellos y que no entienden porque no pueden hacerlo. Ello puede demostrar que las diferencias entre una y otras zonas o áreas de la literatura artística, no solo son del plano formal, científicamente probables por métodos psicológicos y estéticos, sino también del plano de lo emocional, subjetivo. Dentro de la propia literatura infantil pueden encontrarse áreas menores, atendiendo a las edades de los niños. Como el preescolar tiene especificidades que lo distinguen del escolar y ambos se diferencian de la edad juvenil, a la hora de ofrecerles literatura, hay que contar con esas diferencias. Según esto, los intereses, fines, contenidos y formas de la creación artística variarán. 20.1.2 Funciones generales de la obra literaria infantil a) En el desarrollo del lenguaje El lenguaje es el instrumento mas preciado del hombre para la comunicación con sus semejantes, y el mismo comienza a formarse desde las etapas mas tempranas, desde los primeros sonidos que el niño y la niña emiten. A esta edad seria erróneo tratar de buscarle una función a la literatura, como no sea lo tan recomendado por psicólogos y pedagogos de que se les hable reiteradamente, unido a las atenciones que el adulto debe desarrollar en su atención y cuidado. Poco a poco, en particular luego de los seis meses, el niño o la niña se acostumbran al lenguaje de los adultos y dominan ya algunos fonemas. Pronto comienza a comprender palabras y estructuras idiomáticas esenciales simples, que posibilitan que alrededor del año de vida pueda emitir sus primeras palabras significativas, lo cual está condicionado por el medio social que le rodea, así como por las características de la lengua materna. En esta etapa es cuando la literatura infantil comienza a desempeñar un papel, aunque aun no amplio.

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6 Sin embargo, se está en el inicio mismo de la educación estética directa del niño y la niña en el campo de la literatura; y lo acertado o desacertado de la dirección del adulto en este período implicará una orientación o desorientación del niño en la apropiación estética del mundo por vía literaria. Los niños y niñas desarrollan sentimientos y percepciones estéticas desde edades muy tempranas; les llama la atención lo brillante, los colores vivos, los objetos móviles y los sonidos acompasados (por ejemplo: campanadas de un reloj). De acuerdo con esto, es necesario leerles ya desde estas edades obras literarias, porque además de constituir ejemplos de lenguaje correcto y comenzar a educarlos en la apreciación estética del mundo, les ayudan a asimilar las primeras estructuras básicas de la lengua. De ahí que se plantee que la obra literaria tiene también funciones secundarias como auxiliar del desarrollo del lenguaje, aunque no sea este su misión central. Un cuento, un poema pueden ofrecerle la ampliación del vocabulario al niño o la niña, pero su función principal es transmitirle enseñanzas de tipo ético, ya sea sobre la moral, la educación formal, el amor a la patria, a los animales y plantas, la solidaridad humana, etcétera; pero todo ello a través del contenido estético que le es propio en la unidad indisoluble del contenido y a forma. M. Aguirre señaló que lo fundamental de la obra artística consiste en propiciar la humanización de los sentidos y el refinamiento de la sensibilidad, por lo que cualquier obra literaria de verdadera calidad, le llevará al niño y la niña el mensaje que se quiera por medio de la cualidad de la obra que como formadora debe tener en si, dadas las características de las edades para las que se ha escrito. La obra literaria encaminada a desarrollar el disfrute de lo estético, necesita reunir condiciones para el desarrollo intelectual del niño. Esto no quiere afirmar que la obra literaria sea la única encargada de llevar a cabo tal educación; hay otros aspectos del arte, ya sean las ilustraciones, los dibujos, los objetos con fines estéticos, que contribuyen a esta formación. Donde la obra desempeña uno de sus papeles más importantes (aunque ni determinante ni su papel fundamental) es en el desarrollo del lenguaje. Lógicamente, no habrá un desarrollo completo en el orden intelectual sin un adecuado desarrollo del lenguaje, y en este sentido esto implica también desarrollar el pensamiento del niño y la niña, lo cual es básico para la comprensión de lo estético y en especifico de la obra literaria. Otro de los aspectos que se liga a la función de la literatura en el desarrollo del lenguaje e incluso en la educación estética, por su incidencia en la creatividad y la imaginación, se refiere a la influencia de la obra literaria en la corrección gramatical del lenguaje. En este sentido, y aunque que en las edades preescolares el niño no estudia gramática, debe procurarse que la obra de literatura infantil que para el se seleccione o escriba, sea un ejemplo de lenguaje literario correcto. Aquí entran, por supuesto, otros aspectos extraliterarios que no deben

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7 descuidarse, como son la correcta dicción y entonación de lo que se lee, así como tratar de transmitir al niño o la niña las emociones que contienen en potencia las palabras, sin concederle terreno al facilismo explicativo que mata la inventiva y el razonamiento del niño y la niña, como sucede con el lenguaje autónomo (infantiloide). Una cosa es la metáfora, la jitanjáfora, la onomatopeya y los trabalenguas jitanjafóricos, y otra es la desvirtuación del lenguaje, el aniñamiento de las palabras y la destrucción de la sintaxis, todo lo cual frena el desarrollo del habla infantil. b) En la educación estética La obra artística, y en particular la literaria, contribuye al desarrollo de los sentimientos estéticos, a la visión del mundo circundante y su enriquecimiento.

material e ideológico. Por ello, debe seleccionarse con cuidado desde la más corta hasta la más compleja No es posible inculcarle al niño y la niña el amor hacia lo bello, si lo que se le ofrece carece de valores estéticos. El gusto ha de educárseles partiendo de obras cuyos contenidos y formas respondan a las especificidades estéticas. Debe haber un objetivo artístico para que la obra conmueva y despierte emociones similares o afines a las del creador. El gusto por la literatura se ha de desarrollar a partir de obras especialmente seleccionadas y siempre en dependencia de las edades. Ha de tenerse presente que el preescolar tiene ante sí, por vez primera, una creación literaria y que no sabe que es ella o cómo se ha hecho; es, quizás, su primera experiencia estética en el campo de la literatura o una de las primeras, y en este caso el gusto que se le cree, sobre la base de lo que se le ofrezca, es fundamental y marcará muchos años de su vida. Si la selección es arbitraria, se corre el riesgo de formar estereotipos de tipo intelectual, desviarlo en el gusto y cerrarle la posibilidad de experimentar placeres estéticos. A partir de obras sencillas, y de sentido claro, se va educando para la apropiación estética del mundo. De lo fácil en el contenido y la forma puede pasarse gradualmente a lo difícil. Para los niños y niñas, la poesía puede ser el genero inicial idóneo. Al preescolar mayor puede ofrecérsele cuentos que él mismo solicitará una vez que se familiarice con la narrativa; en algunos casos resulta adecuada la escenificación de relatos breves y las escenas de títeres. Cuando el niño percibe que se le lee un libro concebido bellamente, tanto en contenido como en diseño, le irá tomando amor al propio libro. Este puede poseer muchas ilustraciones propias para la familiarización visual, después los textos ganarán mas importancia. La obra artística contribuye al desarrollo multifacético del niño y la niña, en sensibilidad y conocimiento del mundo, y su contenido le ofrece una posibilidad de aprendizaje ético mediante el ejemplo que le brindan los héroes reales o literarios de la obra que se lee o relate. El más elemental de los símiles fun-

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8 ciona ya entre los preescolares: "como el niño del cuento", "como el perrito", "como papá Oso". La obra misma forma en el niño no solo cualidades estéticas o morales, sino también le brinda conocimientos, ya sea par la moraleja directa o disfrazada, o bien por la simple unión de las palabras. No sólo porque el niño aprende a adjetivar, sino también porque aprende cómo es cada uno de los elementos que integran el mundo conocido por él de forma directa. Si el poema o cuento les despierta las preguntas: "¿Cómo es?", "¿Por qué...?", "¿Qué es...?", la obra les posibilita la apertura de ese mundo y les facilita la comprensión y la asimilación del medio. c) En el conocimiento del mundo circundante y las relaciones humanas Sin duda, la obra literaria tiene aquí un papel importante, porque ella puede apoyar lo que se enseña por otras vías del trabajo educativo. Así, la obra literaria infantil posee relieve destacable en el conocimiento del mundo circundante y en las relaciones humanas, porque aquellas que posean tales temas, le facilitan al niño su visión de lo que lo rodea. Por eso el realismo es la línea adecuada para la elaboración de los cuentos infantiles en las edades preescolares La obra literaria tiene aplicabilidad en las actividades pedagógicas, en las libres, e incluso en los paseos. Claro que hay que lograr adecuación para la obra, pero también adecuación de la obra a la circunstancia, preparando a los niños y niñas previamente para la recepción del contenido y la forma literaria que se quiere hacer llegar a ellos; esto lo puede lograr mediante circunstancias propicias, explicando palabras, haciendo comparaciones simples y dirigiendo de manera tal que a la hora de la lectura del texto, en las condiciones favorables, los niños lleguen a asimilar lo fundamental, el mensaje, el conocimiento implícito en la obra. Siempre es conveniente relacionarla con el mundo del niño y la niña, con sus juegos; en los paseos, en medio de las actividades con que la obra guarde alguna relación, incluso tangencial; por ejemplo: en sitios donde se les hable a los niños sobre la vida de las aves o de los peces, un poema breve puede darle belleza a lo que se les dice, e incluso pueden llegarse a fijar más los con-tenidos educativos, por cuanto con el instrumento estético se toca la sensibilidad infantil. d) Con el juego La relación de la obra literaria con el juego es primordial; ella misma puede ser argumento para el juego infantil o apoyar el argumento de determinado tipo de juego. En este sentido, las obras que poeticen la actividad de las personas en una forma asequible para la percepción infantil ejercen también, por consiguiente, influencia sobre los juegos de los niños y niñas.

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9 20.1.3 La literatura infantil en la primera infancia Entre los tres y los seis años, el niño puede asimilar muchísimas cosas que lógicamente no comprendía cuando cumplió su primer año de vida. Luego, la literatura que a una edad u otra se le dirija, ha de ser diferente. Un libro de canciones de cuna le seria muy útil a una madre que tiene hijos de estas edades. La mera música y las onomatopeyas o jitanjáforas constituirán un placer para el niño o la niña que aun no sabe hablar o que aprende a hacerlo. Ya cuando tiene cuatro, cinco, seis años, escucha los cuentos con interés, los pide, cuando se les niegan, llora como lo haría por un objeto que desee, quiere siempre que se le haga el mismo cuento y de la misma forma, sin que se le varíe ninguna palabra, hasta que lo memoriza. En esta época, el niño comienza a hacer sus primeros intentos de lectura y escritura, y le fascina el mundo maravilloso de los libros que los adultos pueden entender sin dificultades, de la misma manera que él quisiera hacerlo. Este es el periodo para iniciarlo en la literatura y otras expresiones artísticas que ya se ha procurado hacerles familiares antes de los tres años. Para iniciar a los niños en la literatura se recurrirá a medios pedagógicos, artísticos y otros. En la edad temprana debe comenzarse, por poesías, cuentos y relatos breves, con tramas de animales, juguetes o instrumentos de trabajo. Es también el momento de iniciarlos en el conocimiento más amplio del mundo circundante por vía de la obra artística, para lo que es conveniente un considerable grado de realismo en cuanto a aquello que ven y oyen cotidianamente. Por investigaciones se conoce que los niños comprenden un mayor número de palabras que las que son capaces de emitir. Gracias a ello, es posible empezar a educarlos desde su nacimiento, y que no tengan que pasar muchos años para que comiencen a entender y a gustar de obras literarias. G. Francescatto, plantea la posibilidad de una literatura para niños y niñas menores de tres años. En este sentido, es difícil encontrar un libro de ficción directamente escrito para tales edades, pero no lo es tanto que recopilaciones y antologías no contengan finas canciones de cuna cuyos contenidos pueden ser considerados poesía. Por supuesto que a tal edad un niño no entendería nada de la "Nana de las cebollas" de Miguel Hernández, porque el gran poeta español no la escribió para el propio niño, sino sobre él. Sin embargo, gran cantidad de hermosos poemas con onomatopeyas, silabizaciones y gorjeos propios para estas edades, producirían los primeros efectos de la iniciación literaria elemental del niño y la niña. Este investigador italiano afirma que el niño y la niña están capacitados para darse cuenta de la gramaticalidad de las frases que produce, de la misma manera que está capacitado para producir nuevas frases gramaticalmente correctas.

R. Jukosvskaia afirma que mediante el juego puede conducirse al niño hacia sus primeras actividades esenciales.

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10 El juego posee un fondo agradable en el lenguaje como factor emocional y, durante él, el niño crea rimas singulares que surgen sin intermedio de nadie. No se le ofrecería primero la literatura por sí misma, sino mediante múltiples formas de juego, sobre todo en el tercer año de vida. El contenido de lo que se le ofrece, aunque libre, debe a la vez regirse por un circulo de temas afines a los niños. Algunos pedagogos y psicólogos han estado de acuerdo en que las primeras percepciones de las relaciones causales del niño suelen ser animistas: el niño considera que cada cosa se mueve como él puede hacerlo. No es nada nocivo ni raro que para el pequeño un pollito hable y pie, un gato maúlle y hable, y lo mismo haga un perro: ladrar y hablar. Cada animalito u objeto inanimado posee su sistema expresivo en las sonoridades que emite, en sus colores, etcétera; para el niño estas formas de expresión pueden traducirse en deseos y sentimientos y no le cuesta trabajo "entenderse" en un diálogo con un conejo, con un ratón de juguete, y hasta con la maquinita que rueda por el piso. La imaginación creadora puede, como ya lo ha hecho, aprovechar estos elementos para introducirse en lo que se ha dado en llamar el "mundo de los niños" o "mundo infantil". Cuando de niños muy pequeños se trata, debe tenerse en cuenta el sistema fonético que ya dominen. Ello hay que tenerlo presente a la hora de crear para estas edades. La sencillez, sin renunciar a la calidad estética, es una de las condiciones necesarias para el que escribe en función de la primera infancia. Sencillez en el sentido gramatical, lógico y psicológico, pero acompañada de la imprescindible belleza estética; que será un factor decisivo para que el niño y la niña se apropien de lo creado como cosa suya. Cada edad posee un vocabulario y un modo propio de metamorfosear poéticamente la realidad. Ello quiere decir que debe considerarse como innecesaria una batalla contra las metáforas y símiles en la literatura infantil, siempre que se correspondan con el nivel de comprensión de cada niño. A partir de los tres años, entre los cuatro y los cinco, puede ofrecérsele obras expresamente creadas para él y que ya hará suyas por los contenidos y no solo por los colores y la belleza de las ilustraciones. A partir de aquí, la ilustración no puede llenar espacios para una comprensión facilista, sino que debe dejar pie a la imaginación, no decirlo todo, no opacar con su expresividad el contenido mismo, ya sea la obra didáctica, recreativa o con otros fines determinados. Claro que puede haber libros de variados tipos de ilustraciones y de dibujos, o donde ellos sean lo fundamental y el texto secundario, pero no es este el tipo de libro que aquí se trata. Las ilustraciones, como el texto mismo, deben contribuir al esfuerzo mental del niño y no a su acomodamiento. Los niños y niñas tienen mucho que aprender en los llamados clásicos de la literatura infantil; en ellos se encuentran cuentos y relatos de la fantasía popular universalizados, que les enriquecen la imaginación; y que no hay que desechar por dañinos, lo que hay que velar es la dosis en que se suministren: ni demasiado, para que los niños no se emboten con ellos y lleguen a cambiar lo real por lo imaginario, ni demasiado poco, para que no lleguen a ser ingenieros

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11 sin inventiva o deportistas sin imaginación. Los cuentos con mucha fantasía, incluso con algún acto de magia positiva, en la que el bien se enfrente al mal y lo venza, no perjudican al niño. No se debe renunciar a lo que los siglos han ido acumulando de la cultura universal, pero tampoco debemos dejar al futuro la creación de una literatura infantil de esta época. Así se podría concluir que, la obra literaria en la primera infancia tiene tres funciones básicas:

primero: Satisfacer por medios poéticos al niño y la niña en el momento que la obra se les ofrezca. segundo: Educarles el gusto por lo bello, el sentimiento estético, para que sean futuros apreciadores, deleitadores, juzgadores y renovadores del pasado y del presente cultural de la humanidad. tercero: Educarlos en las más diversas áreas de desarrollo, en la educación ideológica y moral, en el desarrollo del lenguaje y del intelecto, y el conocimiento del mundo circundante.

Todo ello se reduce a una frase ya antigua y proverbial del poeta latino Horacio: la literatura ha de ser bella y útil, sobre todo en primera infancia. Y ser necesaria, y tan útil a los pueblos como la ciencia y la tecnología. 20.2 El cuento: su valor educativo El cuento literario puede y debe desempeñar un importante papel en la educación plena de los niños y niñas de la primera infancia, y en ello sin duda, los padres, la familia y los educadores, en general, tienen una responsabiliodad que va más allá de la selección de libros que luego se les ofrecerán a los niños. Como en esta edad los niños y niñas aún no saben leer, los adultos se convierten en narradores, nunca en meros mostradores de láminas o en fríos expositores de textos, y sobre todo, el poder adecuar a los intereses formativos todos los conocimientos que, mediante el cuento infantil hagan llegar a los niños y niñas. El cuento dirigido a los niños de las edades temprana y preescolar no cumple solo su papel con el hecho de que se le de al niño y la niña para que lo usen libremente, con frecuencia esto conduce a que solo observen las ilustraciones y pueden incluso, llegar a romper o a deteriorar sus páginas, y no cumpla su función formativa y educativa. Los padres y educadores han de cumplir un papel significativo en este particular, pero para ello han de tener conocimiento de los numerosos beneficios que traen para sus hijos y educanos el cuento infantil. Ellos son modelo de lenguaje correcto, y muy útiles en las edades en que comienzan a

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12 apropiarse de la gramaticalidad idiomática; son valiosos medios para enriquecerles el vocabulario, para ayudarlos a pronunciar correctamente sonidos y palabras, y para trasmitirles sentimientos estéticos que cooperen en la sensibilización y desarrollo de sus facultades humanas. Pero no habrá de olvidarse que también el cuento es fuente de conocimientos. Cuando la palabra adquiere para el niño un carácter generalizador, surge de manera progresiva su comprensión de aquello que se le desea comunicar o enseñar. La lectura de cuentos, adecuados a sus edades, ayuda en esta etapa a un conocimiento por vía estética del mundo que los rodea, de la naturaleza, de las relaciones sociales, de la actividad humana y, en general, de la vida en sociedad. Mediante el cuento que el adulto le hace llegar, se ayuda a despertar y desarrollar las capacidades creativas del niño y la niña, lo que coopera con el desarrollo de las capacidades generales. Puede, por medio de ellos, formárseles nociones sencillas de algunas categorías estéticas tales como lo bello y lo feo, y poco a poco abrirles la comprensiión acerca de lo justo y lo injusto, y de otros tipos de valoraciones de índole moral y ética. Nunca se debe imponer al niño un cuento y, mucho menos en momentos inoportunos, forzando la voluntad receptiva, porque el niño lo rechazaría. Para los fines educativos no es bueno hacerle cuentos con el único propósito de entretenerlo; tampoco es apropiada la lectura de muchos y diferentes textos a la vez, porque con ello no se lograría más que saturarlo de imágenes dispersas y confundirlos en un mar de anécdotas, sin que se logren fijar las esencias formativas. Si se tiene un objetivo definido, una enseñanza específica que se pretenda darles por esta vía, se pueden seleccionar varios cuentos o poemas que apunten a tal fin, y gradualmente hacérselos conocer de manera que progresivamente asimilen el mensaje. El juego es un medio eficaz para hacerles conocer los cuentos. El niño y la niña pueden relacionar las obras con sus juegos, tomarlas como argumentos y hasta figurarse que son los héroes positivos de la narración que se le ofrece. A estas edades hay que evitar lo truculento, las soluciones macabras, el pesimismo, la visión triste de la vida.Hay que tener en cuenta que ya a los preescolares mayores, de tres y cuatro años, les es posible captar el contenido moral del cuento y, además de valorar la conducta de los personajes, pueden compararla con la suya y con la de sus hermanos o amigos, y conducirlos a actuar de una forma positiva, imitando aquellos atributos valiosos que se quieren resaltar por medio de los personajes y situaciones de la fabulación. Los cuentos ayudan a desarrollar los sentimientos de solidaridad humana, toda vez que el niño y la niña se identifican con los personajes del relato. Ello puede dar lugar que en sus relaciones con los demás niños y niñas se manifieste la ayuda mutua y la alegría que les produzca el éxito de los otros, así como el deseo de ayudarlos cuando estén en dificultades. Si se saben seleccionar de manera adecuada las obras que se les ofrecen, según los

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13 intereses de su formación, se logra que mediante ellas sientan amor y respeto no sólo por los seres humanos que les rodean sino también por la actividad que realizan, entre ellas, el trabajo; y se les ayuda a pensar, a razonar, a sentir la belleza del mundo circundante y a luchar por lograrla donde no la hay. En general, sin absolutizar ni sobrevalorar sus funciones, el cuento portador de verdaderos valores artísticos contribuye a la formación estética y ética de los niños y niñas, y promueven el desarrollo de su lenguaje y la creatividad. Por eso resulta tan importante ofrecerlos de manera planificada, porque así se puede educar entreteniendo y entretener educando. 20.3 Criterios para seleccionar, utilizar y narrar cuentos orales o escritos Los criterios para la selección de los cuentos para la primera infancia, tienen que ver con aspectos psicológicos, pedagógicos y educativos. Desde el criterio psicológico, los cuentos infantiles tienen que considerar:

El nivel de desarrollo psíquico general del niño y la niña en la edad, de modo tal que se correspondan con sus posibilidades y potencialidades, y sus intereses y actividades.

Ajustarse a la estructura de la actividad intelectual del niño y la niña,

para facilitar su comprensión y asimilación.

Corresponderse con sus necesidades afectivas y motivacionales, de manera que satisfagan y propicien un buen estado emocional.

Esto implica que el cuento tiene que constituir un medio del desarrollo psicológico del niño, y no un simple elemento de entretenimiento o control de su conducta. Desde el criterio pedagógico y educativo, la selección del cuento infantil tiene que tomar en cuenta:

Colaborar a la formación general del niño y la niña, intelectualmente, estéticamente, moralmente.

Servir de vehículo para el aprendizaje de relaciones y conocimientos

que resultan difíciles de mostrar por otra vía, o que apoyen la comprensión de tales relaciones.

Ser asequibles en la práctica pedagógica cotidiana, tanto en el centro infantil como en las condiciones del hogar.

Todo cuento infantil que se utilice ha de tener un valor literario.

Al presentar a los niños obras con fines educativos, este fondo didáctico debe ir acompañado de la belleza o aspecto formal que es característico de la

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14 literatura. O sea, que una obra puede emplearse con fines educativos siempre que mantenga la cualidad de belleza que debe caracterizarla. Las particularidades de los niños y niñas en la primera infancia hace que su utilización ha de descansar en como se comportan ante la narración del cuento. Por lo general, ellos gustan de la repetición de palabras, de los vocablos rimados e incluso luego de escuchar un cuento o un poema algunos niños y niñas comienzan a jugar con las palabras o a establecer rimas entre ellas. Casi siempre los mejores cuentos para los más pequeños son muy sencillos, y se refieren a elementos propios de su medio. Estos cuentos se caracterizan por tener pocos personajes y una gran cantidad de acción, tiempo y espacio. Los personajes de los cuentos para los niños y niñas de esta edad han de ser casi siempre los propios niños, animales, plantas, juguetes..., todos conocidos y admirados por ellos. Los personajes inanimados cobran vida en el cuento: juegan, cantan, bailan, y hasta pueden hablar. También son de la preferencia infantil los cuentos en que aparecen enanos, gigantes, hadas, varitas mágicas. Casi siempre cada personaje tiene una cualidad que, llevada hasta el máximo, peculiariza un tipo. Las características de los personajes pueden ser externas e internas. Son características externas ser gordo, flaco, fuerte, débil, feo, bonito, rubio, trigueño, peludo, suave, orejón... En cuanto a las internas, el personaje es: bueno, malo, afectuoso, curioso, valiente, fiel, cobarde, bondadoso, obediente, desobediente, tierno, cariñoso. Estas cualidades, semejantes en muchos casos a las que adornan a los propios niños y niñas pequeños, casi siempre se destacan por contraposición entre los personajes y las acciones que realizan. En la mayoría de los cuentos propios para esta edad, triunfan la virtud y la bondad frente al mal, las malas acciones además, son castigadas o el personaje cambia bruscamente al final del cuento, cosa que no es de temer, pues es aceptada por los niños con naturalidad. Esto es muy importante a la hora de seleccionar y narrar, pues por su desarrollo intelectual y afectivo ellos aún no son capaces de comprender que las cosas no pueden resultar siempre bien. En la narración con los más pequeñitos, antes de los tres años, una vez narrado el cuento se les hacen preguntas que exigen de ellos una respuesta, pues en estos años de vida hay que ayudarlos a contestar, de esta manera se favorece también el desarrollo de su vocabulario. Además, mediante las expresiones que usan, comienzan a decir cómo es su medio, y empiezan a conocerlo de manera sencilla. Para los niños del cuarto año de vida (de tres a cuatro años) se plantean los

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15 mismos objetivos que para el grupo evolutivo anterior: familiarizarlos con el cuento infantil, favorecer el desarrollo de su vocabulario, habituarlos a escuchar el relato hasta el final (pues sus características de atención y memoria no han variado mucho en relación con el grupo evolutivo anterior), y favorecer su educación ética y estética; se incluye, además, la tarea de enseñarlos a narrar, en el primer semestre del año de vida, con la ayuda del educador, por medio de preguntas y si es necesario con algún material didáctico; ya en el segundo semestre la ayuda debe ir disminuyendo, aunque todavía les resulta necesaria. Para los niños del quinto y sexto años de vida (de cuatro a seis años) las tareas son un poco más complejas. Ya en este año de vida los niños narran los cuentos sin ayuda del adulto, y solo si es imprescindible se les harán preguntas que les faciliten no apartarse de la idea central. Si se ha trabajado sistemáticamente y se han ido cumpliendo los objetivos en forma paulatina, ya los niños podrán realizar esta tarea por sí mismos. Cuando los niños se acostumbran a escuchar cuentos o poemas, luego los piden con reiteración al adulto. Este momento debe ser aprovechado y complacerlos, ya sea con lo que hayan pedido, o bien con otra selección que haga el adulto. En la actualidad, no resulta difícil elegir que leer a los niños, pues se han publicado muchos títulos, y en distintas revistas aparece literatura propia para estas edades. El adulto encargado de la educación de los niños debe tener siempre presente que la literatura es altamente favorable en casi todos los aspectos de la personalidad infantil, por lo que debe emplearla al grado máximo. Cuando los pequeños aprenden a narrar y lo hacen bien se les facilitan las relaciones sociales, se expresan con corrección, y esto hace que no sientan temor cuando expresan en publico, que pierdan la timidez. En cuanto a la selección de lo que se va a presentar a los niños, debe hacerse con antelación a la fecha de la actividad. El educador ha de leer, conocer, y determinar en la medida de lo posible si el vocabulario es comprensible para niños y niñas, o si se hace necesario explicar algún vocablo. Asimismo determinará qué métodos y procedimientos ha de emplear y si es recomendable o no la utilización de determinado material didáctico. Si se va a narrar, deber memorizarse antes; si se trata de una lectura, debe practicarse lo suficiente y pensará, además, cuáles son sus valores educativos, que se va a enseñar los niños y niños con esta actividad. Estos cuentos que se seleccionen han de tener valores éticos y estéticos, han de provocar sensaciones y proporcionar conocimientos en aquellos a quienes van dirigidas.

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16 Por tanto, los textos que se elijan no deben responder sólo a valores literarios (lo que no quiere decir en ningún momento que esto no sea importante, pues siempre debe tenerse en cuenta), sino también a otros: narraciones que proporcionen alegría, placer; que satisfagan emocionalmente los intereses infantiles; que sean sugestivas; que favorezcan la creatividad infantil. Cuentos que sean ricos en imágenes bellas, en pensamientos nobles, en buenas acciones; que favorezcan el desarrollo de los diferentes aspectos que componen la educación intelectual. Narrar un cuento es hacerlo llegar a los niños y niñas, no como una mera recitación, sino llevarlo lleno de vida, como si realmente sucediera.. Para ello hay que revivirlo y transmitirlo como algo nuevo y con emoción. Una de las misiones de la narración es transmitir belleza. Cuando se narra un cuento, hay que lograr que la narración guste y sea entendida por los pequeños, por lo que deben tenerse presentes sus gustos, sus intereses, sus vivencias, pero, además, el cuento debe primero motivar al educador. El interés por las narraciones está determinado por la edad del niño o la niña. A los pequeños, hasta los cinco o seis años, les atraen los cuentos rítmicos, es para algunos la “edad rítmica”. Las narraciones para esta edad deben relatar sucesos de la vida de los niños, hechos que les interesen. Deben tener pocos personajes, que pueden ser ellos mismos, o un perro, o un gato u otro animal que les agrade. El cuento debe ser muy corto y sencillo. A los niños y niñas de esta edad les encantan los cuentos con sonidos onomatopéyicos. Sienten satisfacción al revivir las emociones una y otra vez, por lo que los cuentos con rima, con sonidos onomatopéyicos, o en los que les repiten algunas palabras, son los que más les agradan. Tanto gustan de la repetición, que es muy frecuente, cuando se cambia de frase, oírles señalar la falta cometida. Todas las narraciones deben tener objetivos definidos. Los objetivos básicos de la narración en el grupo infantil son: 1.- Los relatos tendrán fines didácticos. 2.- Desarrollarán hábitos, aptitudes y capacidades en el niño. 3.- Deben recrear, entretener. Diversos son los métodos que se pueden emplear y se emplean para relacionar los niños y niñas con la narración. El más utilizado es la narración del adulto como modelo para que ellos lo imiten. Entre otros, también están las escenificaciones, dramatizaciones, relatos de acción y narraciones con láminas. También se puede emplear el relato creador, sobre todo con los niños y niñas del quinto y sexto año de vida, en que los niños crean su propio relato, con ayuda del educador o sin ella, y basados en su experiencia personal. La ayuda del educador consiste en este caso en darles la idea sobre lo que pueden narrar.

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17 El éxito de cualquiera de estos métodos depende de la preparación del educador o maestro para esta actividad, así como de la forma en que logre motivar a los niños, de la manera en que alcance introducirlos en la actividad. La enseñanza de las narraciones a los niños de dos años, como ellos todavía no están preparados para realizar por sí mismos la actividad narrativa, pues su memoria no es voluntaria y no pueden concentrase por mucho rato, requiere de gran esfuerzo del educador, sin embargo ellos gustan mucho de la actividad de narración y son capaces de responder de manera breve y sencilla, a las preguntas que se les hagan. También son capaces de observar láminas o juguetes o figuras de colores atrayentes. En dependencia de esto hay que plantear la tarea de enseñarles a prestar atención a las narraciones que se les hagan y hacerles capaces de contestar algunas preguntas sencillas de manera correcta. En esta edad, al desarrollar actividades de literatura con los niños, el primer objetivo a proponer es el de relacionar a los niños con la obra literaria; enseñarles a amar los libros, demostrarles que un libro proporciona alegría y satisface emocionalmente; que sus láminas resultan interesantes y bonitas; que los personajes de los cuentos son algo o alguien que conocido y que en el libro se hablan de cosas que nos rodean: Esto no se tiene que decir textualmente a los niños y niñas, sino que es el objetivo planteado en la actividad de literatura, lo cual se puede valorar en la medida en que se observa que se interesan por el relato. Como los niños de dos años todavía no están preparados para narrar por sí solos, el educador tiene que valerse de diferentes medios para lograr que se interesen por la actividad, por lo que al seleccionar una obra para presentarles ha de tener en cuenta que la obra reúna una serie de condiciones o características que satisfagan los intereses de la edad y que a la vez, sean cuentos comprensibles para ellos. Los cuentos que se presentes a los niños del tercer año de vida se deben caracterizar por lo siguiente: 1.- Pocos personajes. 2.- No variar las características de éstos 3.- Referirse a hechos propios de la vida del niño y la niña 4.- Tener un lenguaje claro, rico y preciso 5.- Tener una trama lineal 6.- No ser extensos En cuanto a los personajes, en un cuento para el tercer año de vida, a veces basta con uno solo bien caracterizado. Si el personaje es honesto, veraz, sencillo, bueno, valiente, ha de mantener estas características hasta el final;

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18 resulta difícil para un niño de dos años ver que un personaje cambie de actitud en el transcurso de un cuento. El lenguaje tiene que ser claro y preciso, pues los niños de este grupo evolutivo están en una etapa de plena asimilación de la lengua y aunque su vocabulario comprensivo es bastante amplio, todavía no poseen el suficiente vocabulario para entender y expresar todo lo que se les dice. La trama lineal es necesaria, pues los niños precisamente por las características de su memoria y atención no pueden cambiar de una cosa a otra y mantenerse atentos, por lo que cualquier aclaración secundaria puede constituir para ellos un motivo para que se dispersen. Con este grupo evolutivo se plantean pocos objetivos que cumplir en la actividad de literatura infantil, los fundamentales son: 1. Iniciarles en el conocimiento de la literatura 2. Enseñarlos a prestar atención a las palabras del educador. 3. Enseñarlos a llegar al final de la actividad 4. Enseñarlos a repetir, solos o con la ayuda del educador, casi siempre

mediante preguntas, un texto oído. 5. Iniciarlos en la expresión oral, mediante la repetición de un texto o la

respuesta a una pregunta, utilizando una construcción gramatical correcta. Para enseñar a los niños y niñas a partir de los tres años se emplean diversos métodos y procedimientos:

- Conversación introductoria. - Modelo de narración. - Escenificación del cuento. - Dramatización del cuento - Indicaciones sobre la narración.

El educador debe prepararse con mucha exactitud para desarrollar esta actividad. Es muy importante esta preparación, pues tanto si el educador va a leer como si va a narrar, ha de conocer la obra, saber qué ocurre primero y qué ocurre después, cuál es el personaje principal, cuál es el tema, cuál es la idea central, qué mensaje educativo lleva implícito, qué expresiones no deben ser modificadas.

Si la obra es corta, se puede proceder como sigue: 1 Lectura de la obra

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- 2 Conversación sobre lo leído, si es necesario. - 3 Lectura de la obra por segunda vez. ( Esto no siempre es

necesario) - 4 Narración por parte de los niños, con ayuda o sin ella.

Ya a los niños y niñas a partir del cuarto año de vida, se les puede pedir que narren solos, pero si es necesario debe ayudársele con preguntas; lo mismo puede ocurrir con los del quinto año de vida, si es necesario se les ayuda, aunque la tarea planteada es la de narrar en forma independiente. No obstante esto depende de los objetivos prefijados. La actividad de literatura debe repetirse y el mismo cuento se tratará más de una vez; lo mismo ocurre si la obra es larga, pues no debe ofrecerse una vez y pensar que ya los niños y niñas lo dominan todo. Si la obra es larga se puede ir trabajando simultáneamente con láminas o conversaciones sobre el tema. 20.4 Actividades a partir del cuento El cuento provoca en el niño y la niña una serie de reacciones emocionales y cognoscitivas que no se deben concretar a la actividad pedagógica específica de la literatura, sino que la obra literaria se debe vincular con otras actividades, como por ejemplo, el dibujo, el modelado, la matemática. Es decir, que el cuento puede vincularse con cualquier contenido del currículo, y manifestarse a través de las diversas actividades, tales como los paseos, las excursiones, las visitas a lugares, la realización de actividades culturales, entre otras muchas. El cuento su vez puede realizarse no solamente de forma oral narrada, sino también a través de escenificaciones, de dramatizaciones, tratarlo con títeres, e incluso, llevarlos a una obra de teatro infantil. Pero importante es también llevarlo al juego, y en particular al juego de roles, en los que los niños y niñas asuman los distintos personajes de la obra, y que de manera libre recreen la misma, añadiéndoles acciones y hechos que se derivan de la propia esencia del juego que realizan. Es tarea del educador el enseñar a sus niños y niñas como relacionar el cuento con su actividad de juego, para lo cual puede asumir también un personaje y a partir de la actividad conjunta enseñar a sus educandos como recrear la trama del cuento en el juego. 20.5 La biblioteca del aula

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20 La afición a la lectura comienza desde las edades más tempranas, y es algo que hay que motivar y estimular. Ella comienza cuando el niño y la niña observan las primeras imágenes expresadas en una lámina, una foto, un libro. En la medida en que descubre que aquello tan bello que narra el educador está plasmado en “aquello” que lee, empieza a despertarse su interés por el libro, y consecuentemente, por la lectura. En este sentido, los niños y niñas necesitan de un espacio en el aula, con un clima apropiado, que fomente el goce de entrar en contacto con los libros. En algunos proyectos educativos y curriculares está predeterminado el lugar que ha de ocupar la biblioteca, como sucede en la organización del modelo constructivista, que organiza el aula en rincones o áreas, entre las cuales se encuentra la de la biblioteca. Otros modelos curriculares no preestablecen un área determinada, y dejan a la creatividad del educador como organizarla. Y aún hay otros que, aunque no organizan áreas, plantean la necesidad de que el niño y la niña se aproximen a la obra escrita, que se les lee o narra en las actividades cotidianas. Ello lleva al criterio de la necesidad de crear en el aula un área o espacio dedicado a la biblioteca, que motive y promueva en los niños y niñas el interés por conocer los libros, a partir de su manipulación y visualización. Este rincón de biblioteca en el aula ha de ser agradable y confortable, y debe ser ubicado en el lugar más tranquilo posible, separado de ser posible de las otras áreas o rincones de mayor actividad. Al igual que con los otros espacios, los niños y niñas podrán acudir libremente, pero la educadora ha de evitar el hacinamiento, por lo que ha de controlar que no coincidan muchos de ellos, a lo sumo tres o cuatro cuando más, no es de olvidar que la biblioteca se clasifica como una zona tranquila, en la cual el silencio y la actividad sedada deben predominar. El educador se planteará como objetivos a trabajar con sus niños y niñas: Aprender a leer imágenes. Despertar el interés por la lectura. Saber como manipular los libros y materiales Intercambiar con sus compañeros respecto a los cuentos que “leen” Enseñarles normas de trabajo conjunto tranquilo. Desarrollar la atención, la imaginación, el lenguaje.

Los niños y niñas se interesarán por la biblioteca en la misma medida en que el educador sepa despertar en ellos el interés por las narraciones, y destaque en su actividad pedagógica la función que tiene el libro. Los materiales destinados a este rincón han de ser cuidadosamente seleccionados, pues no todo lo que se narra tiene que tener una presencia en el área, y los mismos han de ser regularmente renovados, a fin de que se mantenga el interés de los niños y niñas.

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21 Como los niños y niños en la primera infancia aún no leen, los libros que se ubiquen en la biblioteca han de priorizar aquellos con bellas imágenes y poco texto, y ser los mismos que el educador utiliza en su práctica cotidiana, esto persigue que el pequeño descubra que aquello que el educador contó, estaba en el libro que leía, y que ahora está en sus manos, ello lleva a prestar interés al texto escrito y solicitar al educador que les lea lo que dice, y que muchos suelen aprenderse de memoria. Se procurará que existan los siguientes: Libros de cuentos con imágenes y de imágenes con texto, folklóricos y

generales.

Libros con imágenes relacionados con los ejes temáticos o contenidos de las actividades pedagógicas que se están trabajando.

Libros de cuentos de la literatura infantil universal, preferentemente con abundancia de imágenes (Caperucita Roja, Los tres cerditos, Blancanieves, etc.)

Ha de procurarse el buen estado de conservación del material, por lo que los libros deteriorados por el uso deben ser sustituidos. La cubierta de los libros ha de quedar a la vista de los niños y niñas. El rincón ha de ser cómodo, por lo que algunos cojines no vienen mal, a su vez podrán colocarse motivos de los protagonistas de cuentos y ser periódicamente cambiados.. En el rincón de la biblioteca, los niños y niñas han de ser enseñados a compartir y a cuidar el material, por lo que se fomentarán hábitos como pasar bien las hojas, trabajar en silencio, no arrebatar los libros, entre otros. El educador podrá realizar diversas actividades en este rincón, tanto referentes a la lengua materna como a la propia literatura infantil, algunas de las cuales han sido sugeridas en este material o en otros afines. Es importante relacionar a los padres con la actividad de la biblioteca, por lo que el educador ha de sugerirles diversas acciones a realizar en el hogar que apoyen esta tarea educativa.

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22 Bibliografía

1. Asociación Mundial de Educadores Infantiles, AMEI. La Dramatización. Curso Master, Madrid, 2000.

2. Asociación Mundial de Educadores Infantiles, AMEI. El lenguaje oral.

Curso Master, Madrid, 1999.

3. Cerver; J. La literatura infantil /en/ Enciclopedia de la Educación Preescolar. Editorial Santillana, Madrid, 1989.

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23 LECTURAS RECOMENDADAS

1 La literatura en la etapa infantil

La literatura, como creación humana y, por tanto, social, surge como necesidad de expresión estética del hombre y se fija de manera escrita junto con la aparición del signo gráfico. Un camino largo, ligado a la creciente especialización humana, conducirá al surgimiento de los géneros literarios, entre ellos la poesía lírica y épica, el teatro, la novela, el ensayo, y otros. Si bien la intercomunicación por la vía del arte escrito es a lo largo de los siglos un medio de las personas racionalmente desarrolladas, o mejor, de pensantes adultos, no por ello podemos señalar como inadmisible una literatura paralela dirigida a los niños. La poesía oral de tiempos históricos y un gran número de la del Medioevo y del Renacimiento, están marcadas por pasajes líricos o composiciones dirigidas a los niños. No es un invento reciente la nana o canción para dormir al niño. El simple fraseo o tarareo de sílabas "inexpresivas" en su unidad, pudo constituir el inicio de tal tradición que continuaría durante siglos. Ese hecho puede encontrarse en cualquier cultura y época histórica. Quizás fue el origen de la expresión artística intercomunicativa del adulto con el niño y de los niños entre sí. La llamada literatura infantil, como hoy la entendemos, se considera que nace en el siglo XIX, con la profusión de las recopilaciones de cuentos folklóricos, no siempre dirigidos a los niños.

Es cuestionable el hecho de fijar esta situación como el origen mismo de la totalidad de la literatura infantil para niños. Es inobjetable que antes del pasado siglo habían aparecido obras delimitables y expresamente creadas para los niños; la tradición oral, tanto lírica como narrativa, es tan antigua que fallamos menos con decir que la literatura escrita, dirigida y pensada para los niños, se consolida en el siglo XIX, sobre todo por vía de la narrativa. Ahora bien: ¿es la literatura infantil un género literario? La profusión de las publicaciones indiscriminadas en todo el mundo bajo este titulo genérico y los escasos (y necesarios) concursos donde se presentan diversidad de obras para un premio único, han traído la posible confusión. Hay que recordar que las divisiones que el hombre establece en ciertos planos, responden muchas veces a contraseñas y convenciones y hasta a la estandarización para evitar confusiones, y que especialmente en la cuestión de los géneros literarios, la división pudiera caer en equívocos serios, como considerar a La divina comedia lo mismo novela que ensayo en verso, o a Facundo como un mero ensayo histórico. Atendiendo a la necesaria división esquemática por la que hoy conocemos los géneros literarios, podemos estudiar de forma mas definida la literatura infantil.

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24 Un cuento, un poema para niños, una novela para adolescentes, una obra de teatro de títeres o con actores reales, pueden ser todas literatura infantil, lo que no pueden ser todas y cada una la misma cosa. En este caso, nos situamos en un área semántica un tanto indefinida. Si podemos respondernos que hay una literatura infantil ya definible, debemos analizar que ella es en si misma un área, una zona de la llamada literatura universal. Es una especialidad por cuanto va dirigida a un amplio publico en formación y, por tanto, no responde a todos los patrones reconocidos para la literatura general o de adultos. Sus diferencias expresivas y hasta temáticas con la otra área de la literatura, hacen de ella una especificidad que reclama sus obras y sus propios clásicos, con independencia de las posibles adaptaciones de las obras de los grandes creadores de la literatura universal. O sea, se propone estudiar la literatura infantil como área, como zona específica dentro de la literatura universal, con relativa autonomía dentro de esta, dadas sus funciones mas centradas en la formación del niño. El problema es complejo cuando particularizamos, porque debemos tomar como base de su fundamentación la carga didáctica que en su mayoría poseen estas obras. Entendemos este didactismo no sólo en el sentido de enseñar moralejas y reglas éticas al niño, sino también cuando le enseñamos a buscar o a sentir placer estético, ante una obra de la letra que condensa en ella una emoción vital. Pero, ¿no hace lo mismo la vasta zona literaria que frecuenta el adulto? Puede hacerlo, pero no es su función principal. Ellas se dirigen a un intelecto formado (o deformado, según el lector) y lo ponen a discutir con la obra y consigo mismo, cuando no se trata de un ejercicio mental de entretenimiento. En el caso del niño, se acumulan otros elementos. Hay en el un agente receptivo y asimilador de proporciones diferentes de las del adulto. El entretenimiento suele tener un grano de enseñanza para él, o sea, un consejo o una mirada lírica a la vida. En una obra literaria que se le dirija o adapte, el niño descubre cosas de su experiencia personal y aprende otras que se confunden en su complejo mundo imaginativo y muchas veces suelen tornarse experiencia vital. Ello puede centrarse en el mensaje, así como en la forma en que se le ha expresado. No le será igualmente grato que se le diga: ¿El mundo es redondo?, con una cara de susto y exclamaciones de terror, que se le exprese lo mismo con suavidad y naturalidad. Si para un adulto a veces el contenido supera a una forma gastada o poco estética, para el niño ello no se cumple de la misma manera. Que un lagarto se coma una mosca puede ser un hecho natural, de necesaria alimentación, o un hecho cruel, malvado y que le produzca un fuerte disguste al niño, según el punto de vista que se adopte para narrar y la manera en que se le narre. Si la mosca es el personaje central y positivo, terrible es el efecto, pero si lo es el lagarto, nada más natural, salve que este sea algo así como el monstruo de la laguna negra.

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25 Estamos de acuerdo en que la literatura para niños difiere notablemente por la forma de transmitir el mensaje, y por el mensaje mismo, de la literatura para o de adultos. En la infantil mucho menos pueden desatenderse la forma literaria ni el punto de vista con que enfoquemos los temas. En el orden de los géneros, debemos ser algo más cuidadosos. No vemos por qué no ha de hablarse de lírica infantil cuando leemos el poema de Lorca "Cancioncilla sevillana":

Amanecía

en el naranjel. Abejitas de oro

Buscaban la miel. ¿Dónde estará

la miel? Está en la flor azul,

Isabel. En la flor

del romero aquel. (Sillita de oro para el moro. Silla de oropel Para su mujer.)

Amanecía en el naranjel.

Únicamente debemos tener un cuidado especial en el caso de la poesía lírica, porque lo que de ella puede ser emocionante y hermoso para un adulto, puede ser incomprensible para el niño, pero casi nunca se da la relación inversa. Conocemos que en infinidad de casos, si no en casi todos, los poemas infantiles pueden causarle placer estético también al adulto. Igual ocurre con los cuentos y otros géneros de ese conglomerado bajo especificidad que se denomina literatura infantil. La diferencia puede inscribirse en el campo de lo subjetivo: el adulto se emociona y gusta de una creación para o de los niños porque su contenido poético es también poesía para él, pero sabe que es literatura infantil. El niño no puede emocionarse ante obras no escritas para él y que no entiende porque no puede hacerlo, digamos ante una idea brillante de Rodó o un poema admirable extraído de Versos libres. Ello puede demostrarnos que las diferencias entre una y otras zonas o áreas de la literatura artística, no solo del plano formal, científicamente probables por métodos psicológicos y estéticos, sino también del plano de lo emocional, subjetivo. Claro que a la hora de crear o seleccionar obras para la etapa infantil, no debe primar el criterio impresionista, indocumentado, sino científico, para cada circunstancia. Hay una literatura creada para los niños e incluso pudiera afirmarse que por los propios niños. Ahora bien, ¿niños es un concepto total, homogéneo?, ¿le es lo mismo a un autor crear para las edades entre cero y seis años, como entre seis

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26 y catorce? Esta problemática no se plantea en la literatura para adultos. Un novelista jamás tiene que pensar en si la edad biológica de sus posibles lectores es de veinticinco o setenta y cinco años. Pero no es probable que a un niño de catorce años le guste de igual manera un poema que se le lee a uno de cinco; una misma niña que a los siete años le encantaba "La Bella Durmiente...", no encontrara un placer de igual naturaleza en el mismo cuento cuando tenga quince años y converse sobre amor o matemáticas con sus amigos y amigas. Dentro de la propia literatura infantil pueden encontrarse áreas menores, atendiendo a las edades de los niños. Como el niño de la etapa infantil tiene especificidades que lo distinguen del de primaria y ambos se diferencian de la edad juvenil, a la hora de ofrecerles literatura, hay que contar con esas diferencias. Según esto, los intereses, fines, contenidos y formas de la creación artística variarán. Ello, desde luego, no puede conducirnos al extremismo de pensar que no es igualmente valido un poema, como el que citamos de Lorca, para edades diferentes (incluso para la nueva adolescencia de las bisabuelas), todo dependerá en este caso del tono y de la forma con que se le dé y del tono y del modo en que se apropie el receptor de la obra ofrecida. La validez artística, estética, debe sostenerse en cualquier obra, pero en cuanto a lo formal, no puede medirse de la misma manera aquello que se le ofrece a un niño de cuatro o cinco años que a un niño de ocho o diez años, incluso a un adulto. Esto nos conduce al complicado mundo de la preceptiva, de las normas y requisitos, de los qué y cómo y de las sutiles diferenciaciones de los para quién. Los consejos preceptivos que enuncian una serie de méritos y deméritos que debe o no llenar el creador para niños, suelen hacerse inválidos si no se piensa en la especificidad de las edades. También en este campo ha de cumplirse una meta social: a cada cual según sus necesidades. No hablamos con exactitud cuando nos expresamos en abstracto acerca de la literatura infantil; lo hacemos bien; o mejor, cuando la consideramos como área de la creación artístico - literaria y atendemos a las particularidades de géneros y de lo que dentro de ella necesita cada edad. Para un estudio concreto y para la creación misma. Además no son claros los conceptos "infantil" y "juvenil", porque dentro de ambos hay especificidades correspondientes a diferentes edades. Lo mismo ocurre cuando hablamos de una literatura para infantil. Habrá de recordarse que los que se ocupan de estudiar este grupo de edades, las subdividen según las características que en cada una se presentan. Los términos edad infantil menor, edad infantil mayor, etcétera, van haciéndosenos familiares a medida que aumenta el estudio y nuestro interés particular por la psicología del niño menor de seis años. Así pues, un estudio de la literatura infantil implica que no se ha de entrar en terrenos monolíticos, sino que se atenderá a todo lo que concierne a las edades de los receptores, unido a las características del género que a los niños se les presenten. Entre los tres y los seis años, el niño puede asimilar muchísimas cosas que lógicamente no comprendía cuando cumplió su primer año de vida. Luego, la literatura que a una edad u otra se le dirija, oral para ellos, ha de ser diferente.

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27 Un libro de canciones de cuna le seria muy útil a una madre que tiene hijos de estas edades. La mera música y las onomatopeyas constituirán un placer para el niño que aun no sabe hablar o que aprende a hacerlo. Ya cuando tiene cuatro, cinco, seis años, escucha los cuentos con interés, los pide, cuando se les niegan, llora como lo haría por un objeto que desee, quiere siempre que se le haga el mismo cuento y de la misma forma, sin que se le varíe ninguna palabra, hasta que lo memoriza. En esta época, el niño comienza a hacer sus primeros intentos de lectura y escritura, y le fascina el mundo maravilloso de los libros que los adultos pueden entender sin dificultades, de la misma manera que él quisiera hacerlo. Este es el periodo para iniciarlo en la literatura y otras expresiones artísticas que ya se ha procurado hacerles familiares antes de los tres años. Para iniciar a los niños en la literatura se recurrirá a medios pedagógicos, artísticos y otros. En la edad temprana debe comenzarse por poesías, cuentos y relatos breves, con tramas de animales, juguetes o instrumentos de trabajo. Es también el momento de iniciarlos en el conocimiento más amplio del mundo circundante por vía de la obra artística, para lo que es conveniente un considerable grado de realismo en cuanto a aquello que ven y oyen cotidianamente. Por investigaciones de científicos dedicados al estudio del niño, conocemos que este comienza a comprender antes de hablar. Gracias a ello, es posible que podamos empezar a educarlos en sentido general desde su nacimiento, y que no tengan que pasar muchos años para que comience a entender y a gustar de obras literarias. La creación literaria influye sobre el desarrollo del lenguaje del niño; una estudiada selección de fonemas y un léxico de gradual complejidad, lo ejercita y le proporciona mayores facilidades en el desarrollo del lenguaje socializado al egocéntrico. La obra artística comienza también a preparar al niño en su gradual desarrollo ideológico, en la asimilación esencial de nuestra ideología como posición vital. Claro, a este niño no puede leérsele el Emilio o La Celestina, por ejemplo; su nivel de comprensión no alcanza a textos de tal naturaleza, y sólo poco a poco él va desarrollando su esencia de ser social. A partir de un estudio de la especificidad del lenguaje infantil, de Guiseppe Francescatto, podemos analizar la posibilidad de una literatura para niños menores de tres años. Es algo difícil encontrar un libro de ficción directamente escrito para tales edades, pero no lo es tanto hacer recopilaciones y antológicas en las que no se desechen finas canciones de cuna cuyos contenidos no se resistan a ser considerados poesía. Claro que a tal edad un niño no entendería nada de la "Nana de las cebollas" de Miguel Hernández, porque el gran poeta español no la escribió para el propio niño, sino sobre él. Sin embargo, gran cantidad de hermosos poemas con onomatopeyas, silabizaciones y gorjeos propios para estas edades, producirían los primeros efectos de la iniciación literaria elemental del niño. El investigador italiano que citamos, afirma que el niño está capacitado para darse cuenta de la gramaticalidad de las frases que produce, de la misma manera que está

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28 capacitado para producir nuevas frases gramaticalmente correctas. A ello ha de apuntar la cooperación de parte de esta literatura inicial, que ayudaría a activar el lenguaje infantil. Hay que recordar que una de las capacidades humanas está en no depender tan sólo de la imitación, pero que un niño imite la pronunciación de un grupo de fonemas especialmente estudiado y de palabras propias para su edad, facilitaría en gran medida el desarrollo del lenguaje. El contenido de lo que se le ofrece, aunque libre, debe a la vez regirse por un círculo de temas afines a los niños, así como ideológicamente dirigidos. Algunos pedagogos y psicólogos han estado de acuerdo en que las primeras percepciones de las relaciones causales del niño suelen ser animistas: el niño considera que cada cosa se mueve como él puede hacerlo. No es nada nocivo ni raro que para el pequeño un pollito hable y pie, un gato maúlle y hable, y lo mismo haga un perro: ladrar y hablar. Cada animal u objeto inanimado posee su sistema expresivo en las sonoridades que emite, en sus colores, etcétera; para el niño estas formas de expresión pueden traducirse en deseos y sentimientos y no le cuesta trabajo "entenderse" en un diálogo con un conejo, con un ratón de juguete, y hasta con la maquinita que rueda por el suelo. La imaginación creadora puede, como ya lo ha hecho, aprovechar estos elementos para introducirse en lo que se ha dado en llamar el "mundo de los niños" o "mundo infantil". Cuando de niños muy pequeños se trata, debe tenerse en cuenta el sistema fonético que ya dominen. Algunos investigadores han determinado los primeros sonidos expresivos (no sólo biológicos) que el niño emite, las primeras sílabas y palabras que articula. Ello hay que tenerlo presente a la hora de crear para estas edades. Se ha sostenido, así lo hace Francescatto, que el sistema expresivo del niño no es similar en su estructura a la construcción gramatical del adulto. El creador de obras para niños debe ser, además, un investigador, para determinar la veracidad de estas proposiciones y afirmaciones, y a partir de ellas crear para el niño. Si para el adulto el azar del surrealismo y las dificultades de poetas como Góngora o Mallarmé, entre otros, pueden servir de acicate para reiteradas lecturas, para el niño cualquier creación de tal naturaleza puede ocasionarle aturdimiento. Quizás por eso, en romances y poemas de posible lectura para los niños, Góngora se transforma en un poeta más sencillo. La sencillez, sin renunciar a la calidad estética, es una de las condiciones necesarias para el que escribe en función de las edades de los niños. Sencillez en el sentido gramatical, lógico y psicológico, pero, repetimos, acompañada de la imprescindible belleza estética; que será un factor decisivo para que el niño se apropie de lo creado como cosa suya y, desde luego, con un contenido enfocado desde un correcto punto de vista ideológico. Cada edad posee un vocabulario y un modo propio de metamorfosear poéticamente la realidad. Ello quiere decir que debe considerarse como innecesaria una batalla contra las metáforas y símiles en la literatura infantil, siempre que se correspondan con el nivel de comprensión de cada niño. Los investigadores Stone y Church afirman que un niño de cuatro años miraba cómo se ordeñaba una vaca y enseguida comentó: "Es como una pistola de agua". Este ejemplo nos ilustra la facilidad del niño, para comparar cosas que

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29 tiene por sabidas con otras que adquiere como conocimiento. A ello deben estar atentos el educador y el creador, el primero cuando lee o relata, y el segundo cuando escribe. No cabe aquí, menos que en parte alguna, la "inspiración" pura y desinteresada, cuando el autor se propone ofrecer una obra de cualquier género para que el niño la disfrute y en algo le sea útil. A partir de los tres años, entre los cuatro y los cinco, puede ofrecérsele obras expresamente creadas para él y que ya hará suyas por los contenidos y no solo por los colores y la belleza de las ilustraciones. A partir de aquí, la ilustración no puede llenar espacios para una comprensión facilista, sino que debe dejar pie a la imaginación, no decirlo todo, no opacar con su expresividad el contenido mismo, ya sea la obra didáctica, recreativa o con otros fines determinados. Claro que puede haber libros sólo de variados tipos de ilustraciones y de dibujos, o donde ellos sean lo fundamental y el texto secundario, pero no es este el tipo de libro que aquí tratamos. Creemos que este asunto de la ilustración debe ser estudiado y tratado por verdaderos especialistas, de manera que no constituya un problema para el niño que llega a la edad escolar y se encuentra conque los textos didácticos son más "serios" porque tienen menos ilustraciones, y se produzca un rechazo hacia ellos. Hay también modos de ilustrar para cada edad, no debe dibujarse a tontas y a locas, por simple inspiración o a gusto de los adultos o niños mayores, se debe poseer como base un estudio previo que garantice que la ilustración no sobrepase al texto, porque en algunos casos el niño prescinde del contenido literario sólo por disfrutar de una lamina o lo que es más grave, no lo acepta porque resultan desagradables los dibujos. Usar en exceso ilustraciones de los propios niños o copia de ellas resulta como imitar sus defectos en el habla, lo cual no coopera al desarrollo gradual de sus habilidades. Las ilustraciones, como el texto mismo, deben contribuir al esfuerzo mental del niño y no a su acomodamiento. En el paso de la "etapa realista" a la de "imaginación" al niño no hay que hablarle solamente del piar del pollito y del salto de la rana, sino que, incluso en la etapa media de la edad infantil menor, debe comenzar a asimilar obras que le van a ser útiles de mil maneras. Una selección de cuentos de Grimm, Andersen, Perrault y los de otros creadores, sin duda alguna aportaran un mundo enriquecido al niño. Como ha afirmado el gran poeta Eliseo Diego, los niños tienen mucho que aprender en los llamados clásicos de la literatura infantil; en ellos encontramos cuentos y relatos de la fantasía popular universalizados, que les enriquecen la imaginación; no hay que desecharlos por dañinos, lo que hay que velar es la dosis en que se suministren ni demasiado, para que los niños no se emboten con ellos y lleguen a cambiar lo real por lo imaginario, ni demasiado poco, para que no lleguen a ser ingenieros sin inventiva o deportistas sin imaginación.

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30 Los cuentos con mucha fantasía, incluso con algún acto de magia positiva, en la que el bien se enfrente al mal y lo venza, no perjudican al niño. No debemos renunciar a lo que los siglos nos han ido acumulando, pero tampoco debemos dejar al futuro la creación de una literatura infantil de nuestra época. Hemos pretendido expresar algunas ideas en torno a la literatura infantil e invitar a creadores, investigadores, seleccionadores y adaptadores a definir desde sus puntos de vista las opiniones que les correspondan, de manera que un amplio intercambio de ideas ayude a aparecer en escala mayor (cualitativa y cuantitativamente) esa literatura que nuestros niños necesitan. Es un objetivo inmediato crear la literatura que los niños necesitan y como la necesitan; para ello no podemos eludir la responsabilidad del estudio, de la investigación sistemática y no eventual y continuar discutiendo qué es lo correcto y qué lo incorrecto desde firmes criterios clasistas, y que ello nos sirva para crear y alcanzar la calidad requerida.

A propósito de la iniciación literaria "Urge que el niño adquiera el amor a la literatura. Infundir ese amor es tarea que requiere amor y perseverancia. Entre nosotros, en la América española, precisa aun más: requiere sacrificio de tiempo y actividad. Creo, naturalmente, que los educadores no harían bien en limitarse a las lecturas del libro que hayan adoptado para las clases; deben, de cuando en cuando, dar a conocer a los alumnos obras diversas que sirvan para despertarle la curiosidad..." Ha afirmado Pedro Henriquez Ureña. En reiteradas ocasiones hemos oído hablar o hemos hablado acerca de lo importante que resulta iniciar al niño, desde los primeros años de vida, en el arte de literatura; afirmándonos en ello, podemos añadir que no es sólo importante, sino necesario inducir a los más pequeños en esta manifestación de arte, pues para que logren adquirir la cultura que les será provechosa, así como los conocimientos científicos que habrán de recibir en toda su vida, es imprescindible que adquieran una base cultural que la literatura puede ayudarles a formar. No debemos olvidar que la literatura abre el camino para la comprensión de la belleza, y que si el niño desde pequeño se inicia en este arte (que sienta y comprenda un cuento, que disfrute al oír o decir el mismo una poesía), será mucho más capaz de dominar el mundo, no solo de las letras, sino también el de las ciencias. De esta forma se prepara para la vida y podrá soñar, imaginar crear por sí mismo. Por eso resulta tan importante la simple acción de cantar al recién nacido, ya que así su oído se acostumbra a los "sonidos dulces y suaves", además de percibir las palabras que, aunque a esta edad no entienden, los van preparando para su desarrollo futuro.

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31 La tarea de iniciar a los niños en el conocimiento de la literatura no resulta fácil; Pedro Henríquez Ureña plantea que "requiere sacrificio y dedicación", y es cierto. No es una tarea de un día; la actividad de la literatura requiere sistematización y tiempo. Debe comenzarse, repetimos, muy temprano, desde los primeros años de vida, con la primera canción de cuna (una de las manifestaciones literarias con las que inicialmente se relaciona el hombre), con simples rimas y sencillos poemas que los vayan introduciendo en su medio, a la vez que les proporcionen placer, goce estético. Resulta, pues, sumamente importante cantarles o recitarles poemas breves desde muy pequeños. En nuestra lengua existe un sin número de canciones de este tipo, conocidas por todos; veamos algunos ejemplos:

SEÑORA SANTANA

- Señora Santana,

por qué llora el niño? - Por una naranja

que se le ha perdido. - Yo le daré una, yo le daré dos.

- El quiere la suya que se le perdió.

¿Qué niño no ha oído en sus primeros días de nacido esta u otras de las nanas que siguen?

Duérmete mi niño, Duérmete mi amor, duérmete pedazo,

de mi corazón.

Este niño lindo que nació de día

quiere que lo lleven a la dulcería.

Palomita blanca, pico de carmín, llévale besitos a mi chiquitín.

Estas nanas y arrullos, y otros como el "Pin pon", "Cinco lobitos", "Aserrín aserrán", han gustado, divierten y siguen gustando a los niños. Son muy sencillos y alegran a estos desde muy pequeños, además de que entre ellos y el adulto que se las canta se establecen relaciones afectuosas que perduraran para toda la vida. Es necesario planear que para realizar estas actividades, aparentemente tan sencillas, el educador debe prepararse con esmero al igual que si va a

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32 presentar algunas rimas u otro tipo de poema a los niños. Hasta aquí nos hemos referido a las canciones y las rimas que se presentan a los más chiquitos, fundamentalmente en las actividades programadas del centro infantil. Sin embargo, es necesario que a los niños se les den a conocer estas y otras diversas obras que despierten su curiosidad y favorezcan su educación estética en las horas de la actividad independiente. No sólo se ha de trabajar con las obras que plantea el programa educativo. A veces los niños piden al educador que cante algo, o que diga una poesía o lea un cuento, o es el propio educador el que una vez conocido un nuevo libro, elige algunos poemas o cuentos para los niños. En nuestra opinión, esto resulta muy beneficioso e importante, pues en la medida en que seamos capaces de enriquecer el horizonte cultural de los niños, en el grado en que logremos desarrollarlos polifacéticamente, podremos plantear que hemos sido capaces de satisfacer la necesidad de ese "algo más" que siente el niño como persona. Para concluir, queremos repetir que resulta muy importante realizar un trabajo sistemático y profundo en la labor de iniciar a los niños en el conocimiento de la literatura desde los primeros años de vida. Si ellos sienten la belleza de un poema, están preparándose para sentir también la de todo aquello que los rodea; si aprenden a amar un libro, una lamina; si disfrutan con un amanecer, o con una puesta de sol; si son capaces de observar y mirar como brilla el rocío, una simple gota de este sobre una flor o una hoja, se están preparando para sentir con posterioridad amor por la naturaleza, amor por las diferentes manifestaciones del arte, serán a su vez hombres capaces de trabajar por crear con sus propias manos esa belleza o de luchar por hacerla duradera. La literatura en la edad infantil. La literatura infantil es un concepto relativamente nuevo Y' como parte de la literatura general, es además un reflejo artístico de la historia y la vida humanas, adaptadas a la comprensión de los niños de etapa infantil y de primaria. Por medio de la literatura, el niño se pone en contacto con la creación artística y conoce elementos de historia, de geografía, de ciencia, muy sencillos y asequibles para su edad. Gracias a ella conoce la vida intelectual, moral y cultural de su pueblo, lo que significa comenzar a conocer la vida humana en su proceso evolutivo. Hasta hace poco la narración por si misma era considerada una actividad literaria. No estamos en desacuerdo total con este criterio. Sin embargo, cuando se trata de una actividad docente, el uso de la literatura cobra un nuevo valor, y se convierte en un excelente medio de educación y enseñanza. Quiere esto decir que una actividad de narración no consiste sólo en la propia

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33 actividad narrativa, sino que, además, requiere estudio, elaboración, interpretación, evaluación y comentario. Como parte del arte, la literatura infantil permite a los niños apreciar y valorar la vida que los rodea, a la vez que la van conociendo. Por supuesto, la literatura no estudia un aspecto aislado de la realidad; por el contrario, cuando se les dedica a los más pequeños ha de reflejar aquellos elementos de la vida más cercanos a ellos y que, por estar relacionados con la propia vida infantil, les resultan más interesantes. Entonces, cabe preguntarnos: ¿por qué enseñamos literatura a los niños de edad infantil? Es conocido que las primeras relaciones del niño con la literatura se producen en el hogar, inmediatamente después del nacimiento, casi siempre por medio de la madre, que le canta nanas y lo arrulla tan pronto como lo siente a su lado. Se hace necesario plantear otra pregunta: ¿por qué en esa etapa de la vida la madre busca tiempo, y lo encuentra, para atender esta faceta tan importante de la educación, y en la medida que crece el niño disminuye el tiempo que se le dedica a esta actividad? ¿Es que cesa esta necesidad en el niño cuando crece? Nada más erróneo. No cabe duda de que el niño guarda en su mente y en su corazón estos cantos, cuentos y poemas que por primera vez oyó. Por eso resultan tan importantes. La literatura se relaciona de forma peculiar con los otros elementos de la cultura y, por supuesto, también la literatura infantil. La historia se refleja en ella, y hechos que desde el punto de vista histórico se escapan a la comprensión infantil, resultan asimilables cuando se los presentan en forma literaria, porque la literatura narra el hecho o lo canta de una manera diferente, especial podríamos decir. La literatura refleja la vida de los pueblos, que es en esencia su propia historia, pero no se limita a mostrar externo del hecho, sino que simultáneamente muestra lo interno. De esto resulta que cuando los niños se relacionan con la literatura de su pueblo, están aprendiendo a conocer e interpretar la vida que transcurre en su medio, que no es más que su propia vida y la de los seres más cercanos de igual modo comienzan a conocer la vida de otros países cuando se relacionan con la literatura de esos pueblos. Por supuesto, la literatura que se presenta a los niños no pretende hacerlos escritores, literatos, pero si se propone interesarlos en esta rama del arte; disciplinar sus facultades intelectuales, enseñarlos a escuchar, recordar y expresar sus criterios; enseñarlos a tener iniciativas y opiniones propias, y a asimilar el mensaje estético, ético, de la obra. Simultáneamente estas actividades favorecen la educación de su atención, de su memoria, e influyen de manera positiva en el desarrollo de su agilidad mental, y a la vez los enseña a tener confianza en sí mismos.

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34 Cuando observamos una actividad de literatura en un grupo de niños, nos percatamos de que ellos sienten tanta felicidad en estas actividades, manifiestan tanto gusto por los cuentos y poemas que escuchan, que parecen verdaderos estudiantes de literatura. Sucede esto, porque en tales actividades los niños no se distraen y siguen su desarrollo con interés y placer, gracias precisamente a la obra literaria. Está demostrado que la literatura ocupa un sitio principalísimo en la educación y enseñanza del individuo. Pero a veces ocurre que no se le atribuye el lugar que verdaderamente le corresponde, y llega hasta creerse que ella se explica por si misma y no necesita de la reflexión. Gran error, sobre todo cuando se dedica a los niños de etapa infantil. Nadie lee por leer, todos perseguimos un fin. No debemos pensar que cuando los niños piden, una y otra vez, un mismo cuento, un mismo poema, lo hacen per capricho. De este modo ellos satisfacen una necesidad. Y esta necesidad puede ser, entre otras, estética, ética o intelectual. Ellos sienten placer con los cuentos o poemas que escuchan, los cuales hablan más a sus sentimientos que a su intelecto; pudiera ocurrir que ante una duda de carácter moral, consciente o no, pidan un cuento conocido para aplicarlo a la situación concreta que tratan de aclarar. También puede suceder que los niños deseen un cuento o un poema para verse retratados en el texto, ya que cuando ellos se identifican con un personaje tratan de parecerse a él. La experiencia demuestra que los niños que frecuentemente escuchan cuentos y poemas en el hogar, se manifiestan mucho más interesados en la actividad de literatura en el centro infantil. ¿Por qué ocurre esto? Porque en el hogar siempre escuchan el cuento o el poema de su preferencia. Por eso cautivan mucho más su interés cuando se les relatan nuevos cuentos, y poco a poco, con un trabajo sistemático, se acostumbran a descifrar y entender el pensamiento del autor. Se puede afirmar que los niños que desde una edad temprana han aprendido a sentir complacencia ante una obra literaria, por supuesto, no de manera casual ni esporádica, sino porque se les ha enseñado, acaban per adquirir el habito, la afición por la buena literatura, y el leer y conocer nuevas obras llega a ser para ellos una necesidad, cuando posteriormente son capaces de leer per si mismos. Resulta oportuno para aquellos que enseñan literatura a los niños de edad infantil, tener en cuenta le siguiente: cuando se les narra o lee un cuento, cuando se dice un poema, ellos no se limitan a escuchar, sine que a la vez esta actividad se ve acompañada de otra no menos importante. Se produce un intenso trabajo de lenguaje y pensamiento interiores que favorece su desarrollo intelectual. Esto ayuda, a su vez, a la mejor interpretación de lo que escuchan y se comienza su preparación para que, posteriormente, sean capaces de efectuar una lectura independiente, fructífera. cuando hayan llegado a las siguientes etapas escolares.

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35 Si seguimos analizando todo lo que la literatura proporciona a los niños, observaremos su beneficiosa influencia en la formación del carácter; o sea, el fin principal es proporcionar goce estético, pero este se acompaña con esa influencia beneficiosa que repercute en el desarrollo de los diferentes aspectos de su personalidad. Durante esta edad los niños están en proceso constante de desarrollo, asimilación y conocimiento del medio que los rodea, tanto en el orden físico, material, como en el espiritual. Uno de los medios para influir en este proceso es sin duda la literatura. La literatura les habla de animales y plantas que integran la flora y fauna de su país, o las de otros países; les evoca sus juegos y juguetes preferidos, y los que son de la preferencia de otros niños; les habla de los sueños de los hombres, irrealizables a veces, pero que con el decursar del tiempo dejan de serlo. La literatura muchas veces es un complemento de otras disciplinas, y en especial, la dedicada a los niños se relaciona con las áreas de conocimiento de la naturaleza, desarrollo del lenguaje, conocimiento de la vida social, etcétera, llegando a ser, en muchas oportunidades, un complemento indispensable de éstas. Después de conocer un cuento o un poema que hablen sobre un fenómeno de la naturaleza, por ejemplo, si los niños tienen la oportunidad de observarlo en la realidad, les resultará mucho más agradable y le prestarán más atención. Si conocen un poema que hable sobre un río y posteriormente observan un río, querrán ver detenidamente cómo se deslizan sus aguas, cómo flota en ellas un barco de papel o qué plantas adornan sus orillas. Al oír de nuevo el poema o el cuento, verán con los ojos la imaginación la escena de la naturaleza que con tanto interés observaron, y esto favorece el desarrollo de su capacidad de percepción. La literatura habla no solo a la inteligencia de los niños, sino a su corazón, y en ambos casos se favorece su educación y su formación en general. En esta etapa de la vida, los niños son como los arboles que se preparan para florecer. Todo depende del riego y el cuidado del hombre. Lo más importante es aprovechar el momento, y el árbol dará sus frutos. En toda obra literaria hay un sujeto, alguien que realiza una acción determinada. Esto no ocurre así de manera fortuita; dialécticamente hablando, siempre se debe a una causa y tiene sus consecuencias. Por tanto, estamos en presencia de un medio que puede poner a los niños en contacto con la vida política, social, económica, cultural, científica, moral... de su país o de otro cualquiera, y por supuesto siempre se les proporciona algún conocimiento.

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36 Si, por ejemplo, presentamos a los niños del quinto año de vida el cuento popular ruso "Mashenka y el oso", y les decimos que se trata de un cuento que oyen con mucha frecuencia los niños de Rusia, y nos referimos a este país con admiración y cariño, no sólo oirán y aprenderán el cuento, sino que, además, aprenderán algo en relación con ese país, lejano en distancia del nuestro, pero muy cercano en ideales y fines. Otro aspecto que debemos tener en cuenta al seleccionar los cuentos o poesías que vamos a presentar a los niños, es que por su medio ponemos al alcance de los pequeños los diferentes aspectos de la vida social, de forma agradable e interesante. La obra que les presentemos puede referirse a acciones presentes o pasadas, y cuando narremos un hecho real, aunque de forma literaria, los niños han de saber que les contamos algo que ocurrió realmente. Por eso hay que diferenciarles muy bien los cuentos de los relatos; la narración puede ser completamente ficticia o puede no serlo tanto, claro está sin entrar en explicaciones de conceptos. Pero si resulta importante para ellos conocer que a veces les contamos cosas sólo existentes en la imaginación del autor y otras veces cosas que realmente ha ocurrido. No obstante, en cualquiera de los casos, afirmarse que la literatura cumple siempre un fin educativo. Esta afirmación se puede fundamentar en los valores que ya le hemos atribuido a la literatura y en los siguientes. Ella se relaciona directa y estrechamente con el desarrollo y asimilación de la lengua materna (asimilación del vocabulario, desarrollo del lenguaje, asimilación de las estructuras gramaticales, desarrollo del lenguaje coherente), con la educación moral y con la estética. Como su forma de manifestarse resulta agradable, por su lenguaje rico y metafórico, en muchas oportunidades se emplea también en la enseñanza de la música, del dibujo, etcétera. Debido a su sencillez, su frescura, su contenido, llega mejor y más rápido al intelecto infantil, pasando primero por el corazón. El contenido de la obra seleccionada debe ser de tal naturaleza que haga posible que el niño lo comente, lo entienda y pueda relacionarlo con los hechos y experiencias de su propia vida o la vida que lo rodea. En algunas ocasiones una simple poesía puede bastar para relacionar a los niños con un hecho histórico y, en algunas oportunidades, esta resulta la única forma recomendable. La flora y la fauna de un país influyen en las tendencias y costumbres de su pueblo. Cuando narramos o contamos a los niños sobre estos elementos de la naturaleza, se les está iniciando en algunos conocimientos geográficos sencillos, que resultan imprescindibles con posterioridad, cuando arriban a la edad escolar. Los valores educativos de la literatura son incalculables, y hasta se pueden menospreciar cuando no se hace un análisis profundo de todo lo que puede

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37 proporcionar, tanto por su forma como por su contenido. Veamos:

Educa la inteligencia. Favorece el desarrollo del lenguaje y el pensamiento. Influye en la favorable formación y desarrollo de la

imaginación creadora. Educa en los niños el sentimiento humanitario. Educa moral y éticamente.

Analizando sólo estos aspectos, vemos que por sus valores extrínsecos e intrínsecos, con su empleo se favorece el desarrollo intelectual y espiritual del niño. Sobre la literatura y sus valores se ha discutido con amplitud, y son muchos los criterios que existen al respecto. Mientras para algunos sólo tiene valores formales, para otros, y este es nuestro criterio, tiene, además, valores educativos. De tal forma, para unos la literatura es un mero entretenimiento, sin otras consecuencias, y otros pensamos que a la vez que entretiene, educa.

Si nos atenemos al primero de los criterios expuestos, restaremos valores a la literatura cuando se la dedica a los niños, pues vendría a ser como ofrecer a los niños algo que no tiene aplicación practica alguna, algo que ni siquiera serviría como ejercicio formal de educación; en nuestro criterio, por el mero hecho de entretener valdría muy poco la pena ofrecerla a los niños. Pensamos que la literatura artística infantil tiene enormes valores formales y prácticos, educativos. En ella aparecen actuaciones buenas y malas, y ejemplos dignos de seguirse. Según resulten buenas o malas esas actuaciones, serán sus resultados, y cuando los niños aprenden a valorarlas, ya están aprendiendo mucho. Ya están aprendiendo que lo mejor es ser bueno y así empiezan a interiorizar una conducta moral. Si ponemos ante el niño un cuento en el que uno de los personajes, por ejemplo un perro, roba un hueso que no le pertenece, el niño conoce que el animal merece y recibe un castigo; mientras si otro perro comparte su hueso con un amigo, recibe un premio. Las actuaciones de ambos personajes, aprobadas o reprobadas por el niño, de hecho lo están educando. La literatura en sus relaciones con la historia nos presenta hechos ocurridos, o que suceden actualmente. También puede plantear cosas que pueden ocurrir, como sucede cuando se relaciona con el trabajo de los hombres o con sus descubrimientos científicos, etcétera. Son múltiples los hechos que por medios literarios se presentan a los niños. Cuando estos, con ayuda del adulto, valoran las acciones ocurridas y se identifican con los personajes positivos, empiezan a querer ser mejores, pues comprenden que las malas acciones siempre resultan reprobadas. La literatura también enseña a los niños la importancia que tiene el trabajo para

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38 la vida de los hombres y, simultáneamente, los diferentes oficios y profesiones que estos realizan; les enseña el valor del esfuerzo y la perseverancia, el valor de la cooperación y la ayuda mutua; les enseña a valorar las conductas honradas y valientes; les enseña que los pueblos trabajadores y virtuosos siempre triunfan. Uno de los principales valores que en nuestro criterio debe caracterizar a la buena obra literaria infantil es su contenido moral, en el sentido más amplio de la palabra, pues ella está presente en todas las actividades humanas. Por la literatura pasa la vida de la patria, dada en su flora, su fauna, sus hechos históricos, sus héroes ... De ahí nuestra opinión: la literatura enseña a conocer más y mejor la tierra natal, y también conduce al niño a quererla y respetarla más. En conclusión, por medio de la literatura se enseña a los pequeños las hazañas de los héroes del pasado y del presente, aprenden a conocer la existencia de lo bueno y lo bello de la vida; por ese medio también se influye favorablemente en la educación de una conducta moral acorde, con los principios que rigen en nuestra sociedad, y esto ocurre así porque el niño que se ejercita en la actividad literaria:

Valora lo positivo y negativo en las acciones de los personajes. Aprende la necesidad de cumplir con el deber que tiene todo ser humano. Conoce la vida de su país y aprende a amarlo. Entiende que no todos los hombres actúan de idéntica manera y algunos lo hacen incorrectamente.

La palabra artística en la educación de los niños. La literatura expresa la belleza por medio de la palabra, de la palabra artística, y por eso, su manifestación en cualquiera de las siguientes formas: cuentos, adivinanzas, relatos, trabalenguas, refranes, proverbios, fábulas... son consideradas como un medio de educación para los niños. La literatura artística ayuda a explicar a los niños la vida, el trabajo de los hombres y los hechos históricos más importantes, así como la vida de los demás. Sabemos que el viento mece las pencas de las palmas con más o menos suavidad. Sin embargo, no es lo mismo decir que las palmas se mecían con el viento, a decir que las palmas eran peinadas por el viento. Como vemos, la imagen que surge en nuestro pensamiento es completamente diferente, una es más bella que la otra. Los niños también notan esta diferencia. Cuando escuchan obras literarias, un cuento, una poesía, aprenden a establecer comparaciones, a decir cómo son las cosas, o qué hacen, o para qué sirven, de una forma distinta, de una manera más bella.

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39 Esto no quiere decir que pretendamos que los niños se expresen repitiendo las palabras aprendidas en todo momento, al pie de la letra, que hablen siempre con un lenguaje literario, o que sea una absoluta necesidad que conozcan todo el vocabulario de una obra. Unas veces se aumenta el léxico infantil, otras se favorece el desarrollo de su oído. Y aun hay más: sabemos que ellos se encantan con los juegos de palabras y no exigen ni necesitan su explicación. Como les gustan, piden una y otra vez cuentos o poesías que reúnan estas características. Al respecto dice Beatriz Capizzano de Capalbo en su libro Iniciación literaria:

Creo que el niño ama especialmente lo que no entiende. Hace poco que aprendió a hablar, y supone que no solo aprendió para expresar sentimientos y, sobre todo, necesidades, sino que también aprendió a hablar por hablar, a enamorarse muy temprano del simple sonido de las palabras y de sus posibilidades de juego; es la misma edad de los pueblos primitivos, que usan la palabra con un sentido mágico o como conjuro. Seleccionar los versos en la medida en que sean absolutamente comprensibles es un acto insensato.

Los niños aman los juegos de palabras, y se preocupan poco o nada por averiguar qué significan esas palabras, sobre todo en los primeros años de la vida. Si los vocablos halagan el oído, tal es el caso de "Para dormir a un negrito", de Emilio Ballagas, los niños del quinto o sexto años de vida, que gustan de oírla, saborean el: Mi chiviricoqui /mi chiviricocó, sin que se les ocurra preguntar qué significan esas palabras. Por supuesto, seleccionar versos de manera que todas las palabras sean perfectamente comprensibles, resulta harto difícil cuando no imposible, y aun más, las palabras por si solas nos dicen poco o nada, su verdadero sentido lo adquieren en el texto, y es así como las reciben los niños, en expresiones completas, relacionadas con el mundo que conocen o aprenden a conocer. Los niños a veces nos entienden mejor, mucho mejor, de lo que nosotros imaginamos.

En nuestro criterio, los niños entienden muy bien el lenguaje poético, porque su propia vida es una gran poesía. Con cuanto gusto escuchan los pequeños cuentos como "El Gallo Kirico" o "La Ratita Presumida", en los que se repiten siempre un grupo de palabras. La narración o la recitación influye y favorece el desarrollo infantil, pues de acuerdo con el análisis efectuado hasta ahora, observamos que cuando escuchan o aprenden un cuento o un poema, o sencillamente oyen un refrán, su vocabulario se enriquece con palabras nuevas, más bellas. Y esas palabras si comienzan a tener para ellos una significación concreta, a la vez amplían su manera de expresarse. Por ejemplo, al oír a un niño del cuarto año de vida (tres años) usar el vocablo gatito para referirse a un gato pequeño, y no gatico, como usualmente se dice en algunos lugares, ya observamos un enriquecimiento en su manera de expresarse. Si analizamos ambos términos,

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40 entre ellos existe un matiz que los diferencia, un matiz tal vez sólo de sentimiento de belleza, y esa es una sutileza del lenguaje que comienza a ser conocida y asimilada por un niño pequeño, de sólo tres años. Con independencia de que la literatura posee un primer fin estético, gracias a ella el niño aprende muchas cosas que tal vez de otra manera no seria posible. Ahí se cumple un fin didáctico de toda obra literaria. Por supuesto, cuando la obra literaria no lleva un nuevo conocimiento (no siempre ha de ocurrir así), también educa, pues forma estéticamente, y esa es una importante esfera de la educación de la personalidad. Por eso pensamos que el buen pedagogo, siempre que lee, recita o narra algo a sus niños, encontrará algo que enseñarles. Y además, será capaz de hacerse comprender por sus pequeños oyentes. Por supuesto, ya se ha dicho que si existiera alguna palabra incomprensible y absolutamente necesaria para la cabal comprensión del texto, siempre habrá tiempo de explicarla con antelación, de manera que cuando los niños vayan a familiarizarse con la obra literaria, ya la conozcan. En conclusión, cuando la obra ofrece un nuevo concepto, un nuevo contenido, favorece la educación intelectual; cuando es empleada para actividades en que se favorezca el desarrollo de movimientos, influye en la educación física; cuando ofrece una máxima moral, educa éticamente. En fin, que en cualquier forma que se emplee, la literatura siempre educa algún aspecto de la personalidad infantil.

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41 LECTURAS RECOMENDADAS

2 Influencia de la literatura infantil en los niños y niñas

La literatura infantil en la educación moral de la infancia temprana y preescolar. La educación moral es uno de los elementos que componen la educación integral, que es: “La formación multilateral y armónica del ser humano, mediante la conjunción de una educación física, intelectual, científico-técnica, moral y estética”. El tema que nos ocupa es la educación moral y la influencia que en su desarrollo tiene la literatura infantil. Los niños del 1er. y 2º ciclo de la etapa de educación infantil son fácilmente impresionables, y si aprovechamos esa capacidad de emoción, podemos decir, que la literatura infantil constituye un medio magnífico para favorecer su desarrollo moral, basados en la gran influencia que ejerce en sus sentimientos y en su emotividad. Sin embargo, a pesar de lo expuesto hasta aquí, no debemos pensar que resulta fácil la tarea de la educación moral de los niños y niñas desde las edades iniciales, pues debido a las características propias de estas edades, aún no son capaces de distinguir lo bueno de lo malo, y mucho menos de determinar cómo actuar correctamente. Y debido a estas peculiaridades de la edad, por lo que, la influencia del adulto, acompañada de diferentes medios, resulta tan importante en este período de la vida.

Las tareas fundamentales de la educación moral de los niños de edad temprana consiste en lo siguiente: educación de las premisas del humanitarismo, relaciones sociales de los niños con los adultos (cumplimiento de reglas elementales de urbanidad, de buena voluntad, de preocupación por los seres más cercanos, etc.), educación del colectivismo, formación de relaciones positivas entre los niños, promoción del amor a los demás, del respeto y simpatía por los adultos. Una tarea de singular importancia es la educación del amor al trabajo, que se manifiesta en el deseo y la habilidad de trabajar.

Para cumplir con estas tareas resulta beneficioso influir en los sentimientos de los niños, y la literatura infantil, por las características del lenguaje que emplea y por los personajes que se presentan en los cuentos y poesías, es sumamente recomendable. Es una verdad incuestionable la necesidad de cultivar la inteligencia infantil, pero simultáneamente ha de trabajarse por el desarrollo y la educación moral, sin olvidar que la literatura es un medio importante para el enriquecimiento mental, cultural y sobre todo emocional.

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42 Por esto a los niños de esta etapa, a la vez que se les enseña, hay que orientarlos en la diferenciación del bien y del mal, en cómo actuar correctamente,etc. Esta enseñanza y educación, así como la formación de hábitos y costumbres morales, hay que iniciarlos desde los primeros años de vida, pues son necesarios para todos los seres humanos, pero para los más pequeños revisten una importancia mucho mayor. La educación moral, por tanto, se impone como una necesidad en estos primeros años de vida. Estas tareas, a las que nos hemos referido con anterioridad, pueden cumplirse con el uso de obras literarias que, a la vez que enseñan a los niños a conocer a su medio, o su vida social ( ya que no siempre se presenta la oportunidad de observar las cosas de manera directa, y la literatura se convierte en un medio trasmisor de la realidad), los eduque moralmente en cualquiera de los aspectos comprendidos en esta área de educación. Una vez que se ha trabajado una obra literaria, se puede reforzar el trabajo si el educador se preocupa por desarrollar en los niños las buenas inclinaciones, por lograr que reciban ejemplos positivos; si vela y trabaja por desarrollar la voluntad,etc. Se ha dicho innumerables veces que la belleza está muy cerca de la bondad. De ahí, lo importante que resulta el hecho de que el educador se preocupe por lograr que los niños, confiados a él, sean sencibles a lo bello de la naturaleza, de la vida, del arte. Si logramos que los niños imiten un modelo correcto en la vida diaria, modelo que puede ser presentado en las obras literarias con que se trabaje, y que se llenen de emociones positivas ante la belleza de ese medio natural y social que los rodea, tratarán de buscar esa belleza por sí mismos, y aprenderán también a crearla. En el proceso de la educación moral es importante no sólo la palabra del educador, sino su tono de voz, su firmeza, la emotividad de su lenguaje, la dulzura de su voz, y sobre todo su propio ejemplo. Es fundamental, además, que el educador sienta lo que dice, que lo demuestre con su actitud, y por supuesto, que establezca relaciones positivas de afecto con los niños, pues esa afectividad favorece mucho la realización de las tareas de la educación moral. Veamos algunos ejemplos en relación con la influencia que la obra literaria ejerce en la educación moral. Puede ser el caso del niño que no cumple las órdenes de los adultos; el educador narra el cuento “El pollito desobediente”, de Marta E. Salotti, y destaca cómo el pollito se perdió por no atender a los consejos de mamá, y el gran susto que pasó cuando se encontró con el lobo, y lo fuerte que le latía el corazón: tic-toc, tic-toc. Sabemos que los cuentos, al igual que las poesías, satisfacen los anhelos de lo fabuloso que sienten los niños, y cómo ellos se adentran en su mundo irreal, imaginario. También podemos afirmar que la poesía es un medio eficaz cuando de los valores espirituales se trata.

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43 Por eso le damos tanta importancia a su empleo en la educación de los niños. Recomendamos que siempre que se vaya a trabajar una obra literaria en la actividad programada con fines de educación moral, se desarrolle previamente una conversación introductoria, que relacione a los niños con el tema que se va a tratar. Una vez que se ha efectuado esta conversación, se los invita a escuchar el cuento o la poesía. En el trabajo se puede seguir cualquiera de las metodologías orientadas. Queremos resaltar que decimos conversación, lo que quiere decir que el educador tratará, por todos los medios a su alcance, de lograr que todos los niños participen en la conversación, de acuerdo con las experiencias y conocimientos de cada uno sobre el tema, y relacionándola con los conocimientos adquiridos anteriormente. Veamos otro ejemplo: Queremos enseñar a los niños de cuatro años su lugar de nacimiento. Al principio presentamos láminas o carteles en los que se observen los lugares más importantes de la ciudad, aunque resulta imprescindible que además sean lugares bonitos, agradables a la vista, que atraigan la atención infantil. Se observa la lámina y a la vez se conversa con los niños sobre lo que ven y se resaltan las bellezas de los lugares que observan, así como su importancia. Es recomendable que la observación se realice simultáneamete con la conversación, pues así se fijan más los conocimientos que se ofrecen, y se desarrollan actitudes positivas ante los fenómenos sociales, lo que no debemos olvidar, pues es el objetivo fundamental de nuestro trabajo de educación moral. Con posterioridad se los invita a escuchar el poema. Veamos la primera estrofa del poema que puede servir para el desarrollo de esta actividad:

EL LUGAR DONDE VIVIMOS El lugar donde vivimos todos debemos amar, lo mismo si es en el campo o en la ruidosa ciudad

Los poemas pueden ser para escuchar o para aprender, pero que resulta importante que los niños aprendan algunos. Al finalizar cada actividad se deben plantear preguntas que serán elaboradas de antemano, sencillas, pero que hagan pensar, las que se pueden referir tanto al contenido de los poemas como al de la conversación efectuada. Esta conversación sobre el poema se realiza sólo cuando la necesitemos para cumplir con un objetivo muy específico. En general, cuando se trabaja con poemas, es más recomendable repetirlo y hacer que los niños lo sientan.No es imprescindible efectuar conversaciones.

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44 Como hemos visto, la literatura infantil ejerce ua enorme influencia en el desarrollo moral de los niños, es por ello que nuestra planificación docente debe dar cabida a una programación cuidada de la misma.

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45 LECTURAS RECOMENDADAS

3 Literatura Infantil: Algunas posibles aplicaciones

"El abate de Saint-Pierre lIamaba a los hombres niños grandes y recíprocamente pudiéramos llamar a los niños hombres chicos" Tales palabras del Emilio de Rousseau han traído consigo una secuela de errores notables en diversos campos del estudio de la infancia. Pedagogos, psicólogos pediatras han emitido sus juicios al respecto, hasta ser hoy aceptado por los especialistas todo lo contrario de la proposición rusoneana. Los niños no son hombres enanos, hombrecitos recortados o en miniatura. La infancia es un peldaño del desarrollo humano esencialmente formativo hacia la madurez biológica y psíquica. Incluso en las propias palabras de Rousseau notamos cierto matiz comparativo, como entrando en el campo del símil o de la metáfora: niño como hombre, niño - hombre chico. ¿Por qué resulta tan importante este problema? Porque cuando afirmamos que los niños son hombres chicos, sin profundización, incurrimos en el error de creer inherentes en ellos muchos aspectos; hábitos y habilidades que adquirirán en el trato social y en sus desarrollos respectivos como individuos. Los ideólogos y muchos pseudocientíficos burgueses o a sueldo de esta clase social, han tratado de hacer ver durante décadas que las habilidades socialmente aprobables o reprobables son hereditarias que el niño en forma congénita todos los atributos que luego poseerá, incluyendo las capacidades creativas, intelectuales y de otra índole en el campo de la estética. "Se nace artista", "es sensible porque su padre era poeta", múltiples son las afirmaciones subjetivas de esta naturaleza que pueden escucharse Armados de las teorías científicas de la evolución y sin que neguemos el valor del estudio de la herencia sin fatalismos preconcebidos, la refutación de tales concepciones es contundente, pues conocemos que el hombre asciende a tal tras un proceso educativo que depende del condicionamiento social. Su esencia como ser social entra en contradicción con ideas de hereditarísmo fatalista o de condición congénita de su expresión en el campo que nos ocupa: la estética, y en especial en la literatura. En el proceso de su educación, de su formación integral, junto con numerosos elementos de los bienes culturales acumulados por la humanidad, va haciendo suyo el patrimonio Social en escala gradual, según las edades que va alcanzando. Esta adquisición, desde luego, no puede hacerla por sí solo. Si llegamos a la conclusión de que la literatura puede contribuir notablemente a la formación integral del niño, tal aseveración implica una fórmula que no pocos investigadores han ayudado a deducir. Tal fórmula no debe derivar en formulismo y aplicarse a diestro y siniestro sin previo análisis, con anarquía absoluta. Sería como utilizar el abono de la caña para los naranjos. La dosificación y el estudio previo es lo científico; para cada caso o grupo social se seleccionará lo creado en literatura infantil de manera que la obra

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46 ofrecida no se convierta en un simple pasatiempo, más que engañabobos, forjabobos. En nuestras circunstancias no se concibe un creador para los niños, o un crítico de las obras creadas, que ni siquiera haya entrado nunca a un círculo infantil, que no conozca sus planes educativos, que no refuerce su información por medio de libros, revistas u otros materiales especializados en la formación integral del niño. Intentamos acercarnos aquí a la literatura infantil con el claro conocimiento de que es más lo que se nos queda por investigar y decir que lo ofrecido. Dada la gran especialización que en el estudio de la infancia se desarrolla hoy día en el mundo, y estamos convencidos de que trabajos de esta índole, no deben escapar al estudio de equipos compuestos por especialistas en literatura, psicología y pedagogía infantiles, con la colaboración de sociólogos y otros profesionales. A continuación vamos a ofrecer, a manera de ejemplo, algunas de las muy variadas posibilidades que tienen las obras literarias para su aplicación en diferentes actividades. Nos ceñimos a la creación poética, por ser más breve y fácilmente ilustrativa que un cuento. Ello indicará nuestras ideas principales acerca de cómo hacer lo bello útil en el hogar y en las instituciones infantiles con las múltiples funciones de educar y deleitar. Hacemos la necesaria salvedad de que no ofrecemos poemas ya probados, sino ejemplos; o sea, ideas de aplicación, muestrario de poesía infantil, sin preocuparnos mucho de las edades del receptor, pues no es aquí nuestro interés ofrecer una antología. Las obras de contenido poético para infantil resultan cada vez más necesarias no sólo para el "uso domestico" que de ella puede hacerse, sino también para las múltiples actividades que los centros infantiles y otras instituciones estatales y organizaciones de masas desarrollan con niños menores de seis años. Pero he aquí que no hay sobreabundancia, y el selector ha de batallar con los medios reducidos que posee y con la falibilidad de su trabajo, cuando es individual o de equipos muy reducidos que no comprueban en la práctica si su selección es o no adecuada. Por ello, no puede tomarse lo que presentamos sino como una muestra que pudiera suplir momentáneamente la selección que se necesita. Debe tenerse en cuenta a priori que en estas edades el niño aun no sabe leer, por lo cual recibe auditivamente la literatura, mediante la lectura o la memoria del adulto. Hay algunos poemas útiles para que ellos los memoricen. Este tipo de poema sencillo, con imágenes muy simples y apropiadas para la inteligencia de los preescolares, desarrolla en ellos hábitos e inclinaciones constructivas, además de llevarles pequeños mensajes, muchas veces más provechosos que largas conversaciones educativas. Cuando el niño aprende uno de estos poemas, recibe de los adultos los estímulos que necesita; los elogios y los aplausos resultan halagos que conducen al niño a comprender que ha aprendido algo hermoso. Otra de las funciones que podemos encontrar en la poesía destinada a los más pequeños, es la de servir como medio para la practica fonética o de

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47 simple juego de sonoridades que pueden divertir al niño, además de practicarlos en los aun para ellos difíciles sonidos del idioma. En esto, nada más valioso que los trabalenguas del folklore y los poemas construidos a partir de sonoridades especificas. De estos últimos el poema de Julia Calzadilla Núñez, es un ejemplo:

DOÑA COTORRA COTICA Doña Cotorra Cotica duerme duerme en camisón, Doña Cotica Cotorra sentadita en un sillón.

Doña Cotorra Cotica habla habla sin parar, Doña Cotica Cotorra habla y habla y come pan.

Doña Cotica Cotorra tiene unas plumas muy lindas, tiene plumas de colores Doña Cotorra Cotica

Con él, practicamos la oclusiva [k] a la par que le ofrecemos al niño un gracioso cuento en versos, casi al nivel del comentario. Parecido al poema anterior, pero con la oclusiva [p], es éste de la española Gloria Fuertes:

DOÑA PITO PITURRA

Doña Pito Piturra tiene unos guantes; Doña Pito Piturra, muy elegantes.

Doña Pito Piturra tiene un sombrero; Doña Pito Piturra, con un plumero. Dona Pito Piturra tiene un zapato; Doña Pito Piturra, le vino ancho.

Dona Pito Piturra tiene unos guantes; Doña Pito Piturra, le están muy grandes.

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Doña Pito Piturra tiene unos guantes; Doña Pito Piturra, Lo he dicho antes

En el plan de actividades del círculo infantil a la sazón vigente, sin mencionar el nombre del autor, se incluye este poema para apoyar el aprendizaje de los fonemas [r] y [s]:

- Carpintero mi amigo: ¡déjame trabajar contigo! - ¿Qué harás? - Las maderas aserrar - ¿Cómo harás? - Riss-Rass-Riss-Rass. - Carpintero, mi amigo: ¡déjame trabajar contigo! - ¿Y qué harás? - Las maderas cepillar - ¿Cómo harás? - Sas-Sas-Sas-Sas.

Nótese que las palabras aserrar y cepillar pudieran ser de difícil comprensión para el niño, pero ello no es un obstáculo. Los trabalenguas folclóricos son, sin duda, muy gustados por los niños; ellos resultan muy útiles para las sonoridades más difíciles:

Por la calle de Carretas, pasaba un perrito; pasó una carreta, le pilló el rabito. Pobre perrito, como lloraba por su rabito.

Aquí encontramos algunos fonemas reunidos: [p] [b] [k] [t] [r]. En otros trabalenguas se descuida un poco lo anecdótico e importa más la dificultad en la pronunciación:

Paco Peco, chico rico, insultó de un modo loco a su tío Federico. Y éste le dijo: poco a poco, Paco Peco; poco pico.

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49 Claro, todos ellos no son igualmente sencillos y se les ofrecerán a los niños según sus edades. El que sigue, del folklore español como los anteriores, parece mas adecuado a la edad infantil mayor, y aun a los mayores dentro de ella:

María Chucema su choza techaba y un techador que por allí pasaba le dijo: - Chucema: - ¿tu techas tu choza o techas la ajena? - Ni techo mi choza ni techo la ajena que techo la choza de María Chucema.

Para los menores, acude esta versión del muy antiguo:

Erre con erre cigarro, erre con erre barril, rápido corren los carros por las líneas del ferrocarril.

Y el breve, pero aun difícil para muchos adultos:

Pablito clavó un clavito un clavito clavó Pablito.

En algunos de ellos no podemos encontrar ya la flor poética, sino el ingenioso juego de las palabras cuyo significado no importa; en ocasiones, poseyendo un significado definido, solo le interesa al niño el juego de las sonoridades sin que entienda mucho de que se le habla. Tenemos una experiencia entre niños campesinos (del Escambray) y de la ciudad de La Habana, en la que constatamos cómo reciben con mucha alegría un poema cuya repetición luego exigen, sin que sepan decir de qué se trata o qué significan sus palabras:

CIZAÑA Amiga cigüeña se puso a la greña con amiga araña: que si pedigüeña, que si mala entraña, que si una castaña, que si un haz de leña, que si por trigueña,

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que si aquella seña, que si una patraña, que si tan tacaña, que si tan pequeña, ¡que si una alimaña! Amiga cigüeña con amiga araña.

En este poema de Mirta Aguirre, el niño capta la discusión entre cigüeña y araña, pero nota que en el fondo no son enemigas. Este tipo de poema se acerca más a lo que la propia autora define como de "simple querer lírico". De esta línea son innumerables los poemas de diversas cualidades y calidades que encontramos. En algunos de ellos hay un acercamiento al mundo circundante del niño, y como en el siguiente poema que ofrecemos, de la española Gloria Fuertes, puede hallarse una referencia a la organización familiar:

PÍO... PÍO... PÍOOO Gallo Cantarín es el papa. Gallina Clocló es la mamá. Y los diez pollitos sus lindos hijitos que por todo el campo cantan sin cesar: Pio... Pio... piooo gallo Cantarín Pio... Pio... piooo mamita Clocló

Así saludamos desde que asomamos nuestras cabecitas por el cascarón.

Todavía mucho más breve es la evocación de la primavera, de Juan Ramón Jiménez:

Cuando viene el mes de mayo todo el campo huele a rosas; el rayo de sol es rayo de esencias y mariposas.

Quizás, el niño no comprenda lo que se le dice, sobre todo en los dos últimos

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51 versos, pero puede captar la esencia, sentir lo bello de la evocación; lo mismo ocurre con este poema de Adolfo Menéndez Alberdi:

LA MAÑANA Luz de colores de la mañana: las mariposas en la sabana Mil flores rojas, mil amarillas, sobre la cerca las campañillas Dice uña rosa de la floresta que los colores hoy tienen fiesta.

El siguiente poema, de Germán Berdiales, puede utilizarse en algún juego infantil afín con su tema, resalta el agradable efecto de la onomatopeya:

LA TIJERA DE MAMÁ

Cuando me recorta el pelo la tijera de mamá va diciendo en su revuelo: chiqui-chiqui-chiqui-cha.... Aletea, viene y va y a mi oído cuchichea: chiqui-chiqui-chiqui-cha... Cuando el pelo me recorta la tijera de mamá charla más de lo que corta: chiqui-chiqui-chiqui-cha....

Debe apreciarse la belleza del siguiente poema de Mirta Aguirre, que favorecería a cualquier ilustración de tema afín que se le muestre al niño:

CABALLITO Caballito sin crines, caballito de mar, dime si los delfines pueden llorar. Dime si donde habitas,

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habita el colibrí: dime si hay sirenitas de ajonjolí. Dime si dan granadas Los huertos de coral; Dime si donde nadas Dulce es la sal. Caballito juguete, caballito arlequín, ¿por qué vas sin jinete, soliandarín?

De igual cualidad y diferente encanto, este poema de Nicolás Guillén que por su longitud y temática resulta discutible para ofrecerlo a los niños de la etapa, como no sea en una ocasión propicia:

¡AY, SEÑORA, MI VECINA! ¡Ay, señora, mi vecina, se me murió la gallina! Con su cresta colorada y el traje amarillo entero, ya no la veré ataviada, paseando en el gallinero, pues señora, mi vecina, se me murió la gallina, domingo de madrugada; si, señora, mi vecina, domingo de madrugada; ay, señora mi vecina, domingo de madrugada; ¡Míreme Ud. como sudo con el corral enlutado, y el gallo viudo! ¡Míreme Ud. como lloro, con el pecho destrozado y el gallo a coro! ¡Ay, señora, mi vecina, cómo no voy a llorar, si se murió mi gallina!

Podemos recordar ahora un poema de imaginación de Federico García Lorca:

CANCIÓN El lagarto está llorando.

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La lagarta está llorando. El lagarto y la lagarta con delantalitos blancos. Han perdido sin querer su anillo de desposados. ¡Ay! su anillito de plomo, ¡ay! su anillito plomado Un cielo grande y sin gente monta en su globo a los pájaros. El sol, capitán redondo, lleva un chaleco de raso. ¡Miradlos qué viejos son! ¡Qué viejos son los lagartos! ¡Ay, cómo lloran y lloran! ¡Ay, ay, cómo están llorando!

Otro poema de Mirta Aguirre puede decírsele al niño con una finalidad anecdótica:

AVENTURA Mi sortijita de oro se la llevó Rana Toro, del agua se la llevó.

Mi sortijita, sortija, se la encontró Lagartija y a Conejo se la dio. Mi sortijita de plata Conejo se la dio a Rata y a Rata se le perdió. Se la encontró Escarabajo, se la encontró y me la trajo, me la trajo y me la dio.

Estos poemas con animales son muy simpáticos al niño, contienen cuentos de los que ellos gustan y que, a la vez, los pueden introducir en el mundo de la narrativa. Este de Edwigis Barroso del Valle puede resultar útil:

EL POTRICO

Con su trotecito juguetón, ligero va andando caminos un potrico nuevo.

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La mamá lo enseña, lo enseña el conejo, lo enseñan los pájaros y el caballo viejo. La inquieta ratita, la flor, el insecto... cada quien le enseña del bosque un secreto. Y él anda que anda, juguetón, ligero, con su trotecito de potrico nuevo.

Anecdótico, pero con moraleja más evidente, es el poema de Lope de Vega, que es bueno ofrecer a los niños para irles creando una respetuosa tradición de lectura de los clásicos del idioma. Siempre es conveniente decirles algunas muy breves y adecuadas palabras sobre su autor:

LA NENA ASTUTA Un lobito muy zorro junto a un cortijo se ha encontrado a una niña y así le dijo:

Mira niña, vente conmigo a mi viña y te daré uvas y castañas. Y respondió la niña: No, que me engañas

Algunos poemas van dirigidos al amor filial, como este poema de Germán Berdiales:

EN TUS BRAZOS

Mamita, mamita, Si tu fueses árbol tu hijito en tus ramas quisiera ser pájaro.

Si tu fueses río que al mar va cantando,

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tu hijito en tus aguas quisiera ser barco. Mamita, mamita, Si fueses un río o fueses un árbol tu me acunarías igual en tus brazos.

Encontramos este poema de Tomás Allende, que también contribuye a acrecentar el cariño y el respeto por los integrantes de la familia:

ABUELITA ¿Quién subiera tan alto como la luna para ver las estrellas una por una, y elegir entre todas la más bonita para alumbrar el cuarto de la abuelita?

Hay otra vertiente de la poesía para infantil en general, que la constituyen aquellos poemas que pueden ser utilizados en los juegos, formando parte de ellos o a modo de colofón. La canción infantil que muchas veces se emplea en un juego, en ocasiones posee verdadera categoría poética. Algunos autores, han escrito poemas pensando en un determinado juego, como el de Willcy Rivero Walker:

GALLINITA CIEGA A la gallinita, gallinita ciega, juegan unos niños con su rueda - rueda. Juegan y se ríen con su rueda - rueda con la gallinita, gallinita ciega...

De igual manera, el musical "Fauna" de la argentina Yolanda Lleonart:

Que salte el conejo, que baile el ratón en la rueda - rueda de Don Borombón.

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Que baile el cordero, que ruja el león, que gire la rueda de Don Borombón.

La rana de lata, el pez de latón, el tigre de goma de Don Borombón.

Y toda la ronda de goma y latón cantando y danzando con Don Borombón.

Algunos de estos poemas, útiles en el juego, se han adaptado musicalmente, como ha hecho Teresita Fernández con el de Gabriela Mistral:

DAME LA MANO Dame la mano y danzaremos; dame la mano y me amaras Como una sola flor seremos, como una flor y nada más El mismo verso cantaremos, el mismo paso bailarás. Como una espiga ondularemos, como una espiga, y nada más. Te llamas Rosa y yo Esperanza; pero tu nombre olvidarás, porque seremos una danza en la colina, y nada más.

El poema a veces puede acompañar otra actividad no necesariamente de juego, como la alimentación en el poema de Georgina Herrera:

El PATO PERICO El Pato Perico tiene hambre ya y pide comida gritando: Cuac... Cuac... La Pata Pascuala pronto se la da y el Pato contento canta así: Cuac... Cuac.

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57 Para observar un objeto; en este caso un lápiz, puede ofrecerse este poema de la venezolana Morita Carrillo:

MI LÁPIZ Usa ropa de madera, cuello fuerte de latón, y sombrerito de goma, mi lápiz, mi borrador.

Nunca debemos perder de vista que tratamos con poesía y que ella es materia delicada; no hay que obligarla siempre a ser útil, sino que podemos convertirla en deleitosa sin que por ello deje de resultar de alguna manera educativa para el niño que la escucha. En los casos en que se le narre al niño un cuento, pudiera el narrador o la narradora apoyarse en un poema o formar un cuento breve a partir de él. Este, de Silvia Ibañez, ofrece tales características y posibilidades:

GALLITO - Gallito "Ki-ki-ri-ki", ¿qué tu buscas par aquí? - Mi gallina "Clo-clo-cló" un granito se encontró. Y mi amigo el girasol se pasea con el sol.

Igualmente este poema que encontramos en Simientes, es aplicable a variadas actividades recreativas y cuentos; véase con qué delicadeza y sencillez se muestra el movimiento continuo de la vida:

ACTIVIDAD Para hacer su nido gorrioncito va, de aquí para allí, de allá para acá. Una hojita seca,

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con el viento va de aquí para allí de allá para acá. Desde que amanece todo el mundo está de aquí para allí, de allá para acá.

De cualidades narrativas, aunque algo largo para los niños de infantil, es el siguiente poema de Dora Alonso:

VIAJE AL SOL

El payaso Pomponio soñó una noche que para el cielo iba dentro de un coche.

Caballito de nube se lo arrastraba, tenia crines de nieve, cascos de agua.

Un caballo era negro y otro era blanco. Por caminos de estrellas iban trotando.

¡Arre, caballos, arre! Llévenme lejos: Más allá' de la luna y los luceros. El carricoche daba vueltas y vueltas enredado a la cola de los cometas.

Al sol todos llegaron muy sofocados y en breve descanso dijo el payaso:

- Lo adornaré un poquito con mis pinceles. Y le pintó dos flores en los cachetes.

Un tipo de composición folclórica que a los niños de todas las edades brinda gran placer, es la adivinanza. Para las edades infantiles las adivinanzas no

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59 han de ser complejas y con preferencia deberían ser sutilmente instructivas, pues los niños poseen un gran poder de fijación para este tipo de elemento, que no se resiente en manera alguna de carecer de poesía. A veces son tan ingeniosas que nos recuerdan greguerías de Gómez de la Serna, como las que recogió del folklore español don Antonio Machado y Álvarez, padre de dos grandes poetas españoles de este siglo:

¿Cuál es la cosa que encima de todo se pone?

(El Pensamiento.)

¿Qué cosa es que mientras más grande menos se ve? (La oscuridad.) ¿Qué es, qué es, que te da en la cara y no lo ves?

(El aire.)

Si éstas son muy abstractas para el niño, inapropiadas para infantil, puede elegirse entre las siguientes que se refieren al huevo:

Blancos son, las gallinas los ponen con manteca se fríen y con pan se comen. Una arquita blanca como la sal; todos la saben abrir y ninguno cerrar. Soy blanco como un papal y frágil como un cristal; todos me pueden abrir pero ninguno cerrar.

(El huevo.)

Ligados entre los que selecciona Machado y otros que hemos encontrado en diversas publicaciones, están:

Te la digo y no me entiendes. Te la repito y no me comprendes. (La tela.)

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Lana sube y lana baja. (La navaja.) Alumbra sin ser candil, algunas veces nos quema, al atardecer se duerme, por la mañana despierta. (El sol.) Alto, alto como un pino y pesa menos que un comino. (El humo.) En alto vive, en alto mora, en alto teje la tejedora

(La araña.) Y así pudiéramos recoger cientos de ellas que convertirían nuestro trabajo en otra cosa diferente de la propuesta. Todas las adivinanzas del folklore son muy útiles. Mucho más larga y de forma poética más complicada es la siguiente adivinanza del argentino José Sebastián Tallón:

ADIVINANZA

Adivina, adivinador. Vino a casa un gran señor. ¡Tic tac! ¡Tic toc...! Cuando llama toca el timbre y es petiso y barrigón ¡Tic tac! ¡Tic toc...!

Tiene dos cuchillos negros y patitas de gorrión. ¡Tic tac! ¡Tic toc...! En la espalda tiene llaves Y ganzúa de ladrón ¡Tic tac! ¡Tic toc...!

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Se ha venido con paraguas Y no llueve ni hace sol. ¡Tic tac! ¡Tic toc...! ¡Adivina, adivinador! ¿Quién es este gran señor? ¡Tic tac! ¡Tic toc...!

Otro tipo de poema folclórico, por lo general muy breve, es aquel que se utiliza conjuntamente con algún movimiento corporal, propio para enseñarles alguna habilidad a los más pequeñitos: Para enseñar a mover la mano:

Cinco lobitos tiene la loba que los esconde detrás de la escoba. Pon, pon el dedito en el pilón.

Son de simple entretenimiento los siguientes:

¡Papá, mamá! Pepito me quiere pegar. ¿Por qué? Por nada por una cosita que no vale nada.

En algunos casos se recuerdan en forma de canciones, como la muy conocida:

Al pasar la barca me dijo el barquero: - Las niñas bonitas no pagan dinero. Al volver la barca me volvió a decir: Las niñas bonitas no pagan aquí.

Y también existe la composición absurda o disparate lírico, que a veces tiene éxito entre el auditorio infantil; por ejemplo:

A la orilla de un hombre estaba sentado un río afilando su caballo y dando agua a su cuchillo.

Pero sobre todo, para los niños menores, nada puede sustituir a la nana. Ellas

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62 por si solas merecen una detenida selección, un trabajo aparte mucho más riguroso, por cuanto es el primer tipo de composición poética que probablemente se le haga llegar al ser humano casi enseguida del momento de su nacimiento. Algunas nanas están llenas de encanto poético, como esta:

NANA FLAMENCA

Pajarillo que cantas en un almendro, no despiertes al niño que está durmiendo.

O aquella cancioncita que procede de cuna clásica (hay variantes):

A dormir, a dormir Adornado de rosas. Meceré, meceré Tu cunita de marfil. De mañana abrirás tus ojitos al sol, de mañana abrirás tus ojitos al sol.

Y toda una colección de nanas que se escapan a uno de las manos:

Mi niño chiquito no tiene cuna, su padre carpintero le va a hacer una. Duérmete, mi niño, duérmete, mi sol; duérmete, pedazo de mi corazón. Este niño lindo que nació de noche quiere que lo lleve a pasear en coche. Este niño lindo que nació de día quiere que lo lleve a la dulcería. Duérmete, mi niño, que tengo que hacer,

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me han traído el trigo y está por moler. Nana, nanita, nanita, nana, duérmete, lucerito de la mañana. Ea la nana, ea la nana, duérmete, lucerito de la mañana.

Algunos autores han escrito nanas muy hermosas, como las de Juana de Ibarbourou:

LAS CANCIONES DE NATACHA

¡Pajarito chino de color añil! canta, que mi niño se quiere dormir. ¡Pajarito chino de color punzó! calla, que mi niño ya se durmió. ................. La señora luna le pidió al naranjo un vestido verde y un velillo blanco. La señora luna se quiere casar con un pajarito de plata y coral. Duérmete, mi niña e irás a la boda peinada de moño y en traje de cola. (Fragmentos)

Amado Nervo dejó esta canción: Martinillo,

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Martinillo, ¿duermes ya? ¿duermes ya? Tocan las campanas, tocan las campanas, din, don, dan, din, don, dan,

Y Germán Berdiales dice:

A dormir va la rosa de los rosales: a dormir va mi niño porque ya es tarde: Duérmete, vida mía, duérmete sin pena porque al pié de tu cuna tu madre vela.

Y Nicolás Guillen ofrece otra, verdadera obra maestra de poesía infantil, cuya longitud parece excluirla para las edades de esta etapa:

CANCIÓN DE CUNA PARA DESPERTAR A UN NEGRITO Dórmite, mi nengre, mi nengre bonito... E. BALLAGAS. Una paloma cantando pasa: ¡Upa, mi negro, que el sol abrasa! Ya nadie duerme, ni está en su casa: ni el cocodrilo, ni la yaguaza, ni la culebra, ni fa torcaza... Coco, cacao, cacho, cachaza, ¡upa mi negro, que el sol abrasa! Negrazo, venga, con su negraza. ¡Aire con aire, que el sol abrasa! Mire la gente,

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llamando pasa; gente en la calle, gente en la plaza; ya nadie queda que esté en su casa.. Coco, cacao, cacho, cachaza, ¡upa, mi negro, que el sol abrasa! Negrón, negrito, ciruela pasa, salga, despierte que el sol abrasa, diga despierto lo que le pasa... ¡Que muera el amo, muera en la brasa! Ya nadie duerme, ni está en su casa: ¡Coco, cacao, cacho, cachaza, upa, mi negro, que el sol abrasa!

Son tantas las nanas que aparecen, que hasta nos da un poquito de sueño y preferimos dejar nuestro trabajo así, con la ventana abierta para que siga entrando la brisa de la poesía infantil. Conclusiones Hemos ofrecido una muestra bastante parcial de los poemas seleccionados sólo a modo ilustrativo y una diversidad de aplicaciones que no hacemos más que sugerir (pueden emplearse en actividades programadas o en la independiente, en juego o paseos, en el Rincón de la Naturaleza o cualquier otro, antes de irse del centro infantil). Por supuesto, se notará que no hemos diferenciado las edades para mayor fluidez de la exposición, pero debe recordarse que aquí se cumple ya la formula de dar a cada cual según sus capacidades; esencialmente nos hemos referido a los niños mayores del tercer año de vida. Queremos resaltar, sin embargo, que la obra literaria puede tener todas estas funciones educativas paralelas, pero que su función primigenia es la de llevar al niño deleite estético en su momento, o sea, ser obra que ahora, cuando tiene tres, cuatro, cinco años puede disfrutar; además, ella puede servir para educar el gusto y refinar la sensibilidad del niño. Así, podríamos concluir que, a nuestro juicio, la obra literaria en la etapa infantil tiene tres funciones básicas:

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primero: satisfacer por medios poéticos al niño en el momento que la obra se le ofrezca. segundo: educarle el gusto por lo bello, el sentimiento estético, para que sea un futuro apreciador, deleitador, juzgador y hasta renovador del pasado y del presente cultural de la humanidad. tercero: educarlo en los más diversos planos, o sea, servir para la educación ideológica y moral, en el desarrollo del lenguaje y del intelecto ofrecerle conocimientos del mundo circundante.

Todo ello se reduce a una frase ya antigua y proverbial del poeta latino Horacio: la literatura ha de ser bella y útil, sobre todo en las edades preescolares. Con palabras de nuestros días: gustar por la calidad y educar por su imprescindible contenido didáctico. Con ello, la poesía, en el amplio sentido de la palabra, será en verdad como Martí lo indicó memorablemente: "necesaria, tan útil a los pueblos como la ciencia y la tecnología".

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67 LECTURAS RECOMENDADAS

4 Los cuentos

Cuando narrar o recitar a los niños Cuando los niños se acostumbran a escuchar cuentos o poemas, luego los piden con reiteración al adulto. Este momento debe ser aprovechado y complacerlos, ya sea con lo que hayan pedido, o bien con otra selección que haga el adulto. En la actualidad, no resulta difícil elegir que leer a los niños, pues se han publicado algunos títulos, y en muchas revistas aparece literatura propia para estas edades. El adulto encargado de la educación de los niños debe tener siempre presente que la literatura es altamente favorable en casi todos los aspectos de la personalidad infantil, por lo que debe emplearla al grado máximo. Cuando los pequeños aprenden a narrar y lo hacen bien se les facilitan las relaciones sociales, se expresan con corrección, y esto hace que no sientan temor cuando expresan en publico, que pierdan la timidez. En cuanto a la selección de lo que se va a presentar a los niños, debe hacerse con antelación a la fecha de la actividad. Leerse, conocerse, determinar en la medida de lo posible si el vocabulario es comprensible para niños o si se hace necesario explicar algún vocablo. Así mismo se determinará qué métodos y procedimientos emplearan y si es recomendable o no la utilización de determinado material didáctico. Si se va a narrar, deber memorizarse antes; si se trata de una lectura, debe practicarse lo suficiente y se pensará' además, en cuáles son sus valores educativos, o sea, qué vamos a enseñar los niños con esta actividad. Consideramos que las obras que se seleccionen las actividades con los niños deben tener valores éticos y estéticos, han de provocar sensaciones y proporcionar conocimientos en aquellos a quienes van dirigidas. Por tanto, consideramos qué los textos que se elijan no deben responder sólo a valores literarios (lo que no quiere decir en ningún momento que esto no sea importante, pues siempre debe tenerse en cuenta), sino también a otros: obras que proporcionen alegría, placer; que satisfagan emocionalmente los intereses infantiles; que sean sugestivas; que favorezcan la creatividad infantil. Cuentos y poemas que sean ricos en imágenes bellas, en pensamientos nobles, en buenas acciones; que enseñen a los pequeños pero siempre basados en los intereses infantiles, o sea, que favorezcan el desarrollo de los diferentes aspectos que componen la educación intelectual la cual resulta tan importante dentro de eso que llamamos educación integral, y que es el objetivo de la educación infantil.

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68 Para concluir, podemos y queremos plantear que la literatura infantil es un instrumento pedagógico que, en manos de los educadores, tiene un objetivo especifico que vencer: educar. Educamos y a la vez proporcionamos recreación y placer a los niños. Estos objetivos se cumplen como ya dijimos, cuando aprenden algo nuevo, ya sea por el contenido o por la forma de la obra literaria. La narración de cuentos

Narrar un cuento es hacerlo llegar a nuestros oyentes, no como si fuera una mera recitación, sino llevarlo lleno de vida, como si realmente sucediera entre nosotros. Para ello hay que revivirlo y transmitirlo como algo nuevo y con la emoción que nos haya causado.

Una de las misiones de la narración es transmitir belleza. Cuando narramos un cuento, tenemos también que llevar al niño alguna enseñanza.

Para lograr que la narración guste y sea entendida por los pequeños, deben tenerse presentes sus gustos, sus intereses, sus vivencias, pero, además, el cuento debe primero motivarnos a nosotros.

Por medio de la narración desarrollamos el pensamiento, la imaginación, la memoria, la atención, enriquecemos el vocabulario, el lenguaje de los niños, es, en fin, un medio maravilloso para enseñar al pequeño la lengua materna y la belleza literaria que la misma posee. Por todo esto, es necesario que el cuento enseñe, que eduque, que le brinde al niño conceptos ideológicos, morales y sociales y que lo haga soñar. El niño, a quien enseñamos a soñar, podrá imaginar cosas, será capaz de inventar y, si tenemos en cuenta que este mismo niño será el ingeniero, el técnico, el médico, el maestro del mañana, podremos afirmar que en su vida futura le será de gran utilidad la capacidad de soñar e imaginar. El interés por las narraciones está determinado por la edad del niño. A los pequeños, hasta los cinco o seis años, les atraen los cuentos rítmicos, es para algunos la “edad rítmica”. Las narraciones para esta edad deben relatar sucesos de la vida de los niños, hechos que les interesen. Deben tener pocos personajes, que pueden ser ellos mismos, o un perro, o un gato u otro animal que agrade a los pequeños. El cuento debe ser muy corto y sencillo. A los niños de esta edad les encantan los cuentos con sonidos onomatopéyicos. Si el personaje es un perro, gustarán de oír el Guau Guau, si es un gato, el Miau Miau. Los niños sienten satisfacción al revivir las emociones una y otra vez, por lo que los cuentos con rima, con sonidos onomatopéyicos, o en los que les repiten algunas palabras, son los que más les agradan. Tanto gustan de la repetición, que es muy frecuente, cuando cambiamos de frase, oír a los niños señalarnos la falta cometida.

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Todas las narraciones que hagamos a los niños, como cualquier otra actividad que con ellos realicemos, deben tener objetivos definidos. Los objetivos básicos de la narración en una institución infantil son:

1.- Los relatos tendrán fines didácticos. 2.- Desarrollarán hábitos, aptitudes y capacidades en el niño. 3.- Deben recrear, entretener.

Diversos son los métodos que se pueden emplear y se emplean para relacionar los niños con la literatura. El más utilizado es la narración del adulto como modelo para que los niños lo imiten. Entre otros, también deben recordarse los siguientes: escenificaciones, dramatizaciones, relatos de acción y narraciones con láminas. También se puede emplear el relato creador, sobre todo con los quinto y sexto año de vida, que consiste en que los niños creen su propio relato, con ayuda del educador o sin ella, y basados en su experiencia personal. La ayuda del educador consiste en este caso en darles la idea sobre lo que pueden narrar. El éxito de cualquiera de estos métodos depende de la preparación del educador o maestro para esta actividad, así como de la forma en que logre motivar a los niños, de la manera en que alcance introducirlos en la actividad. La enseñanza de las narraciones

Los niños de dos años Estos niños todavía no están preparados para realizar ellos mismos la actividad narrativa, pues su memoria no es voluntaria, no pueden mantenerla por mucho rato y su pensamiento no se ha desarrollado ampliamente. Sin embargo gustan de la actividad de narración y son capaces de responder de manera breve y sencilla, a las preguntas que se les haga. También son capaces de observar láminas o juguetes o figuras de colores atrayentes. En dependencia de esto tenemos que plantearnos la tarea de enseñar a los niños de esta edad a prestar atención a las narraciones que les hagamos y hacerles capaces de contestar algunas preguntas sencillas de manera correcta. En esta edad, al desarrollar actividades de literatura con los niños, el primer objetivo que nos proponemos cumplir es el de relacionar a los niños con la obra literaria; enseñarlos a amar los libros, demostrarles que un libro nos proporciona alegría y nos satisface emocionalmente; que sus láminas resultan interesantes y son bonitas; que los personajes de los cuentos son algo o alguien que nosotros conocemos y que en el libro se nos hablan de cosas que nos rodean: Claro, no tenemos que decir esto textualmente a los niños, sino que es el objetivo que nos planteamos cuando desarrollamos actividades de literatura con ellos y algo que verificaremos si se ha cumplidos o no en la

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70 medida en que los niños se interesen por una obra, en que les agrade mirar un libro, observar una lámina, oír un cuento.

Como los niños de dos años todavía no están preparados para narran por sí solos, el educador tiene que valerse de diferentes medios para lograr que se interesen por la actividad, e iniciarlos en el campo de la literatura. Al seleccionar una obra para presentar a los niños de este grupo evolutivo (tercer año), debemos tener en cuenta que la obra reúna una serie de condiciones o características que satisfagan los intereses de la edad y que a la vez, sean cuentos comprensibles para ellos. Los cuentos que se presentes a los niños del tercer año de vida se deben caracterizar por lo siguiente:

1.- Pocos personajes. 2.- No variar las características de éstos 3.- Referirse a hechos propios de la vida del niño 4.- Tener un lenguaje claro, rico y preciso 5.- Tener una trama lineal 6.- No ser extensos

En cuanto a los personajes, en un cuento para el tercer año de vida, a veces basta con uno solo bien caracterizado. Si el personaje es honesto, veraz, sencillo, bueno, valiente, debe mantener estas características hasta el final; resulta difícil para un niño de dos años ver que un personaje cambie de actitud en el transcurso de un cuento. El lenguaje tiene que ser claro y preciso, pues los niños de este grupo evolutivo están en una etapa de plena asimilación de la lengua y aunque su vocabulario pasivo es bastante amplio y se vale del activo para establecer sus relaciones con los que los rodean, todavía no poseen el suficiente vocabulario para entender y expresar todo lo que se les dice. En cuanto a la temática, tiene que estar muy relacionada con la vida de los niños, pues en ellos no se ha desarrollado aún la capacidad del pensamiento abstracto; ellos piensan y entienden sobre todo aquello que ven a su alrededor. En relación con el fin educativo no podemos desperdiciar ninguna oportunidad de educar al niño, por lo que siempre que la hagamos un cuento debemos proponernos llevarle alguna enseñanza, tanto en el contenido como en la forma de expresarse, pues el lenguaje de un cuento, por muy sencillo que sea, debe diferir del lenguaje cotidiano con el que se relaciona el pequeño.

La trama lineal es necesaria, pues los niños precisamente por las características de su memoria y atención no pueden cambiar de una cosa

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a otra y mantenerse atentos, por lo que cualquier aclaración secundaria puede constituir para ellos un motivo para que se dispersen.

Si hemos dicho y repetido que su memoria y atención no se han desarrollado lo suficiente, el cuento que les presentemos no puede ser muy extenso, pues la actividad con estos niños no puede exceder de los cinco o siete minutos.

Objetivos de la actividad literaria con los niños de dos años

Con el grupo evolutivo a que nos referimos se plantean pocos objetivos que cumplir en la actividad de literatura artística, los fundamentales son:

1.- Iniciarles en el conocimiento de la literatura 2.- Enseñarlos a prestar atención a las palabras del educador. 3.- Enseñarlos a llegar al final de la actividad 4.- Enseñarlos a repetir, solos o con la ayuda del educador, casi siempre mediante preguntas un texto oído. 5.- Iniciarlos en la expresión oral, mediante la repetición de un texto o la respuesta a una pregunta, utilizando una construcción gramatical correcta.

Además en esta actividad, se les desarrolla el pensamiento, la expresión continua y se les inicia en la comprensión del lenguaje literario y del lenguaje figurado. Y recordemos que cada cuento debe llevar un mensaje educativo, aun aquellos que se les presentan a los niños de edad temprana. Métodos para enseñar las narraciones a los niños de dos años. Para enseñar a narrar se pueden utilizar diferentes métodos; pero el que más se utiliza es el relato modelo del educador. Este consiste en que el educador narra primero el cuento, sin olvidar la utilización de todos los medios de expresión: entonación, tono, ritmo, énfasis, pausas, de tal forma que los niños puedan imitar un modelo perfecto. Una vez finalizada la narración, cuando el educador da a los niños la tarea de reproducir el cuento que han oído, debe hacerles preguntas ordenadas de tal forma que reproduzcan el cuento en su totalidad.

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72 Las actividades de literatura con los niños del tercer año de vida, deben acompañarse siempre de algún material ilustrativo, juguetes, láminas, objetos del medio, etc. El educador puede presentar una lámina y, acto seguido, invita a los niños para que la observen detenidamente. Debe hacer énfasis en los aspectos que ella quiera destacar. De inmediato comienza la narración invitándolos antes a que atiendan lo que se les va a contar o leer. Para interesarlos, les puede decir que va a narrar un cuento muy bonito, que les va a gustar mucho, pero que deben prestar atención para que después puedan contestar a las presuntas que les hará. Además, les advierte si el cuento es sobre un animal o sobre cualquier otra forma de vida con que se encuentran. El educador narra el cuento una o dos veces, según el hábito que tengan los niños y el semestre del año de vida en que se encuentren, Una vez efectuada la narración, el educador invita a los niños a reproducir el cuento. Si están en el segundo semestre del año de vida, puede preguntar si alguno de ellos lo quiere contar. Si son niños del primer semestre del tercer año de vida, les dirá que les va a hacer algunas preguntas sobre el cuento, y que si alguno no puede contestar, sus compañeros lo van a ayudar. Las preguntas deben estar elaboradas de antemano y deben presentarse en el mismo orden que se narran las escenas del cuento. Además deben ser muy claras y exigir una sola respuesta. No debe preguntarse nunca: “¡Te gustó el cuento!”. Esta pregunta da la posibilidad de que algún niño responda negativamente y en este caso se habrá perdido el carácter educativo de la actividad, y pone a la persona que narra en una situación embarazosa. La respuesta a tal pregunta está en dependencia de los gustos de los niños, y por supuesto que tienen preferencia por un cuento u otro. Por ejemplo, después de haber narrado el cuento “El pollito”, el educador pregunta que niño quiere narrarlo. Una vez seleccionado el niño, se van dirigiendo las preguntas de manera que se reproduzca el cuento. Si el niño seleccionado no puede contestar alguna de las preguntas, la actividad no debe detenerse; el educador dirigirá la pregunta a otro niño para que no se rompa el hilo de la narración, pues si se detiene largo rato en espera de la respuesta, se pierde la secuencia. Al finalizar la presentación del cuento “El pollito”, el educador puede hacer preguntas como las que siguen:

- ¿Quién es éste? (Presenta la lámina del pollito.) - ¿Qué le gustaba hacer al pollito? - ¿Qué le pasó al pollito el día que caminó y caminó? - ¿Cómo lloraba el pollito perdido? - ¿Quién hacía cloc-cloc-cloc muy cerca del pollito? - ¿A qué venía mamá gallina?

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73 Esto puede hacerse preferentemente en grupos, pero no se descarta la posibilidad de narrar a solo un niño o dos. En todo caso, el método que proponemos sigue siendo útil. Los niños de tres y cuatro años Se ha planteado con anterioridad que la actividad de literatura artística se desenvuelve en el círculo infantil con el objetivo de desarrollar el lenguaje de los niños con secuencia y lógica, de enseñarlos a reproducir un texto, y fundamentalmente con la intención de familiarizarlos con la literatura artística. Este es el objetivo primordial: iniciar a los niños en el mundo mágico de la literatura, enseñarlos a amarla, a cuidar un libro, a sentir la trama de lo que se les lee o narra como si fuera algo en lo que ellos participarán. Su sentido es educativo en el concepto más amplio de la palabra. Otras tareas que cumple la narración con los niños de estas edades son las de desarrollarles la imaginación y la memoria, ayudarlos a concentrar la atención, enseñarlos a expresarse con oraciones completas, con un lenguaje lógico y gramaticalmente correcto, además de iniciarlos en la interpretación y comprensión de expresiones en lenguaje figurado. También mediante el estudio de obras literarias en la actividad de literatura artística se sientan las bases para el estudio posterior de la lectura en la escuela primaria, y el estudio de la literatura en los niveles secundarios. Para garantizar la asimilación de las obras literarias que se presentan a los niños de estas edades, es necesario que se trabaje con sistematización y que se cumpla en cada una de las actividades con los objetivos propuestos. Es fundamental que el educador domine el contenido del cuento que va a narrar o leer, que lo analice y entienda, que le guste, que lo sienta y que conozca la importancia de la actividad que realiza con los niños. Las obras que se presenten a los niños de los grupos evolutivos a que nos referiremos deben tener ciertos requisitos, que son los mismos que hemos enumerado en el capítulo anterior. Difiere la tarea planteada a este grupo de la ofrecida al anterior en que a estos niños sí se les presenta la tarea de aprender a narrar por sí solos, sobre todo a partir del segundo semestre del cuarto año de vida. Durante el primer semestre de este período evolutivo se debe continuar la ayuda mediante preguntas. Métodos para la enseñanza de la narraciones con los niños de tres y cuatro años Para enseñar a narrar a los niños se emplean diversos métodos y procedimientos:

- Conversación introductoria. - Modelo de narración. - Escenificación del cuento. - Dramatización del cuento - Indicaciones sobre la narración.

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- Conversación introductoria.

Cuando el educador determina que es importante o necesario hablar con los niños antes de la actividad de narración sobre el tema que va a tratar, desarrolla con ellos la conversación introductoria. Esto se hace con el objetivo de ofrecer algunas explicaciones sobre el texto que va a narrar, o para comprobar los conocimientos que sobre el tema tienen los niños, o para aclarar cualquier duda que puedan tener éstos. Esta conversación también sirve para preparar a los niños en la actividad que realizarán, pues los relaciona con el tema que van a tratar Durante esta conversación se realizan preguntas como: ¿Por qué?, ¿Para qué?, ¿Quién? y ¿Cómo?, etc. Veamos el siguiente ejemplo: el educador va a narrar el cuento “El Gallo de Boda”, y puede comenzar como sigue: -Niños, en días pasados hablamos sobre las aves, ¿recordais?. Hablamos sobre algunas de las características de estos animales. ¿Quién recuerda como es el cuerpo de estos animales?. ¿De qué está cubierto?. ¿Quién ha visto un gallo alguna vez?. ¿De qué color era el gallo que tú viste?. ¿A quién le gustan estos animales?. ¿Por qué te gustan?. ¿Recordais alguno de los beneficios que nos proporcionan las aves?. Pues ahora vamos a contar un cuento que habla sobre un gallo. El cuento se llama “El Gallo de Boda”. (Acto seguido comienza la narración). EL GALLO DE BODA

Pues, señor, éste era un gallo que iba muy limpio y elegante a la boda de su tío Perico.

Por el camino fue apartando las basuras que encontraba para no ensuciarse. De pronto vio un gran montón de basura y, en el mismo centro, un granito de maíz. El gallo se detuvo y pensó:

Si no pico pierdo el granito, y si pico me ensucio el pico y no podré ir a la boda del tío Perico. ¿Qué hago? ¿Pico o no pico? Al fin picó y se manchó el pico, entonces fue a pedirle a la yerba: Yerba, límpiame el pico o no podré ir a la boda

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del tío Perico. Pero la yerba le dijo: No quiero. Entonces fue a pedirle al perro: Perro, muerde muerde la yerba que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda del tío Perico. Y el perro le dijo: No quiero Entonces fue a pedirle al fuego: Fuego, quema al perro, que no quiere morder a la yerba, que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda del tío Perico. Pero el fuego dijo: No quiero. Entonces fue a pedirle al agua: Agua, apaga el fuego que no quiere quemar al perro, que no quiere morder a la yerba, que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda del tío Perico. Y el agua dijo: No quiero. Entonces el gallo miró a su amigo el sol, y le dijo: Sol, seca el agua, que no quiere apagar el fuego, que no quiere quemar al perro,

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que no quiere morder la yerba, que no quiere limpiarme el pico para ir a la boda del tío Perico. Y el sol dijo: Ahora mismo. Entonces el agua dijo: No, perdón, que yo apagaré el fuego. Y el fuego dijo: No, perdón, que yo quemaré al perro. Y el perro dijo: No, perdón, que yo morderé la yerba. Y la yerba dijo: No, perdón, que yo limpiaré el pico. Y se lo limpió. Entonces el gallo dio las gracias a su amigo el sol con su largo KI KI RI KIII. Y corrió y corrió para llegar a tiempo a la fiesta.

En este caso la conversación sirve para motivar a los niños en la actividad que van a desarrollar a continuación y, a la vez que los interesa en el tema, comprueba qué conocimientos tienen los niños sobre las aves de corral

- Modelo de narración Este tipo de método consiste en ofrecer un modelo narrativo, el cual se presentará de manera clara y comprensible. El educador debe esforzarse para lograr que todos los niños se interesen por la narración, y comprobar si todos la han entendido, utilizando algunas preguntas, pidiendo algunos fragmentos del cuento, etcétera ( Se recomienda para los de 5 años fundamentalmente)

-Escenificación del cuento Este aspecto será tratado con más detenimiento en trabajo posterior, por lo que deben remitirse al mismo para aclarar cualquier duda al respecto.

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-Dramatización del cuento También a la dramatización del cuento nos referiremos con amplitud. Queremos sólo adelantar que el requisito indispensable en la utilización de este método es que los niños tienen que conocer bien la obra que van a dramatizar, pues en este caso son ellos los que van a realizar las acciones de los personajes, y para que puedan obtener éxitos tienen que conocer muy bien aquello sobre lo que van a trabajar. Preparación del educador para la actividad de narración Es muy importante esta preparación, pues tanto si el educador va a leer como si va a narrar, debe conocer la obra, debe saber qué ocurre primero y qué ocurre después, cuál es el personaje principal, cuál es el tema, cuál es la idea central, qué mensaje educativo lleva implícito, qué expresiones no deben ser modificadas. Si la obra es corta, se puede proceder como sigue:

- Lectura de la obra - Conversación sobre lo leído, si es necesario. - Lectura de la obra por segunda vez. ( Esto no siempre es - necesario) - Narración por parte de los niños, con ayuda o sin ella.

A los niños del cuarto año de vida, a partir del segundo semestre se les puede pedir que narren solos, pero si es necesario debe ayudársele con preguntas; lo mismo puede ocurrir con los del quinto año de vida, si es necesario se les ayuda, aunque la tarea planteada es la de narrar en forma independiente. No obstante esto depende de los objetivos prefijados. La actividad de literatura debe repetirse y el mismo cuento se tratará más de una vez; lo mismo ocurre si la obra es larga, pues no debe ofrecerse una vez y pensar que ya los niños lo dominan todo. Si la obra es larga se puede ir trabajando simultáneamente con láminas o conversaciones sobre el tema. Además la obra literaria se puede vincular, con otras actividades, como dibujo, modelado, matemática. Durante la actividad independiente el educador puede referirse a la obra leída y pedir a los niños que elaboren algún elemento del cuento. Medios De Expresividad Nos referiremos con brevedad a los medios de expresión que deben tenerse en cuenta a la hora de leer o de narrar:

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Entonación: se da en la emotividad del lenguaje mediante los diferentes tonos de voz que expresan los sentimientos y pensamientos del lector y ayudan a dibujar oralmente lo que se narra o lee. Tono: depende de la propia obra y puede ser tranquilo, alegre, triste, festivo, etcétera. Acento: se denomina así al que cae directamente sobre la palabra fundamental de la frase; esta palabra principal requiere y recibe la mayor fuerza de voz, como acentuación lógica. Pausa: es la palabra que se hace entre un grupo de palabras unidas entre sí por el sentido; gracias a ella se hace más comprensible el texto.

Estos son los medios expresivos más utilizados, pero también tenemos que atender a las pautas de la respiración al ritmo del lenguaje y a los medios complementarios: los gestos, la mímica y la pose. La pose: es importante tomar una pose estética y correcta, a veces es necesario caminar y hasta cantar o bailar en dependencia del cuento o relato de que se trate. La mímica: se da con las expresiones de la cara y ayuda a los oyentes a representarse lo que ocurre en los relatos o cuentos. Los gestos: se dan en los movimientos de las manos y, como sucede con la mímica y la pose, dependen del contenido, del sentido general de la obra y de lo artístico del texto. En ningún caso se le debe exagerar la actuación o afectarla. El educador debe además, preocuparse por no cometer errores de dicción y utilizar un lenguaje literario o gramatical correcto. Si la obra literaria cumple con los requisitos que se le exigen, si el educador la selecciona correctamente, si se prepara de manera adecuada, si logra manejar con acierto los medios de expresividad (lo que depende de un trabajo sistemático), los resultados serán bueno y esto redundará en beneficio del niño, que es en definitiva a quien se dedica la actividad de literatura artística. La escenificación del cuento Uno de los medios que se emplean para relacionar a los niños de etapa infantil con la literatura lo constituye la escenificación del cuento. Un requisito fundamental para la escenificación del cuento es sin duda alguna la preparación adecuada de todo el material que se va a utilizar, además del plena dominio del relato que escenificará el educador. Para la escenificación del cuento se pueden emplear figuras de juguete o de cartón, de plástico, etcétera, pero siempre teniendo en cuenta que todas que ser del mismo material, pues resulta de mal gusto utilizar figuras de diferentes materiales a la hora de desarrollar una actividad.

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79 Las figuras que se utilizan deben guardar entre sí una adecuada relación de proporción; por ejemplo, la mamá o el papá deben ser de mayor tamaño que los hijos, tanto si son representaciones de seres humanos como de animales. Los juguetes serán más pequeños, y también los animales (personajes secundarios) que se presenten, si los personajes principales son personas. Metodología para la escenificación del cuento La escenificación se puede desarrollar sobre una mesa, que debe tener mayor tamaño que las utilizadas por los niños. Todo debe presentarse de manera que de idea del ambiente en que se desarrolla el cuento, o sea, es imprescindible crear un ambiente acorde con las escenas del cuento. Es necesario preparar todo minuciosamente, de tal forma que se pueda introducir a los niños en el mundo de la narración. Si el niño se introduce en este mundo, el mensaje llegará a él sin dificultad. Los niños deben sentarse de forma que no se molesten entre sí, por lo que se dejarán ubicados en sus sillas y sólo éstas se voltearán de manera que todos queden de frente al educador. Al finalizar la actividad, para continuar el trabajo, bastará con voltear las sillas de nuevo, y los niños quedarán en su posición correspondiente. Además así se garantiza que todos vean lo que ocurre en el escenario. El educador se sienta de frente a ellos, y junto a él, sobre una silla más pequeña, coloca las figuras o juguetes con los que va a trabajar, para ir presentándolos en forma ordenada, en la medida que intervienen en la narración. Para lograr y garantizar que sean presentados en orden riguroso y con la rapidez necesaria sin que se pierda el hilo de la narración, los situará en el orden en que deben aparecer en su desarrollo. Una vez que el personaje entra en acción, aún después de actuar, se mantiene sobre el escenario a la vista de todos los niños, hasta el final de la actividad. Si el trabajo se organiza adecuadamente, el educador podrá narrar el cuento y observar a todos los niños a la vez. Presentamos el modelo de dos cuentos para ser escenificados. El primero de ellos fue escrito por León Tolstói. RICITOS DE ORO (LOS TRES OSOS)

(Para este cuento se necesitan: tres osos, tres platos, tres sillas, tres camas, una niña de pelo rubio y una casita)

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Había una vez, una niña que se llamaba Ricitos de Oro. Un día Ricitos de Oro fue a pasear por el bosque y se perdió. (En este momento aparece Ricitos de Oro y se pasea por el bosque). De pronto vio una casita y entró. Sobre una mesa vio tres platos con sopa y miel. Se acercó y probó la sopa del plato grande. Estaba muy caliente y no le gustó. (Ricitos de Oro se acerca a la mesa, al plato grande) Entonces se acercó al plato mediano y encontró la sopa muy fría. No le gustó. Por último se acercó al plato chiquito, probó la sopa y la encontró tan sabrosa, tan rica que se la tomó toda. (La niña se acerca a un plato y otro a medida que narramos la escena) Después vio tres sillas. Se sentó en la más grande y no le gustó, se sentó en la mediana y tampoco le gustó. Por último se sentó en la más chiquita y... ¡tras!, se rompió. (A medida que se desarrolla esta escena, Ricitos de Oro se mueve de una silla a otra y finge que se sienta). Ricitos de Oro siguió caminando por la casa. Y entonces vio tres camas. Se acostó en la más grande, pero no le gustó. Fue y se acostó en la mediana, y no le gustó; se acostó en la más chiquita y estaba tan cómoda, y le gustó tanto que se quedó dormida. (Al llegar este momento de la narración, se deja a la niña sobre la cama, como si durmiera) Entonces llegaron los tres osos. (Se presentan los tres osos) Papá Oso dijo: -Alguien probó mi sopa. Mamá Osa dijo: -Alguien probó mi sopa. Osito dijo: -Alguien se tomó mi sopa (En el desarrollo de esta escena, los tres osos van de un plato a otro, mientras expresan sus sentimientos) Y empezaron a buscar por la casa y vieron las sillas. Papá Oso dijo: -Alguien se sentó en mi silla. Mamá Osa dijo:

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-Alguien se sentó en mi silla. Osito dijo: -Alguien rompió mi silla. (En el desarrollo de esta escena los tres osos van de una silla a otra) Y siguieron buscando, y siguieron buscando. De pronto Papá Oso dijo: -Alguien se acostó en mi cama Mamá Osa dijo: -Alguien se acostó en mi cama Osito dijo: -Alguien duerme en mi cama (Los tres osos van de una cama a otra) Entonces Ricitos se despertó, vio a los tres osos, y se asustó tanto, tanto, tanto, que salió corriendo. Y corrió tanto y tan rápido, que muy pronto llegó a su casa.

Ahora presentamos una versión que conocemos desde nuestra infancia. Para este cuento se necesitan figuras que pueden ser de cartón o de plástico. Las figuras deben guardar semejanzas y proporciones con el mundo real de los niños. Se necesitan figuras de un abuelo, una abuela, una nieta, un perro y un gato. EL LIMÓN. (Anónimo)

Salió el abuelo a buscar limones (El educador pone sobre la mesa la figura del abuelo) Y vio uno grande, pero muy grande. (Presenta una mata de limón, en la que hay un fruto muy grande, y la coloca sobre la mesa) Comenzó el abuelo a tirar y tira que tira, tira que tira, tira que tira, no podía arrancarlo. (Acerca la figura del abuelo al limonero), hace como que coge el limón con las manos, y trata de arrancarlo pero no puede) Entonces llamó a la abuela:

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¡Abuela, ayúdame a arrancar este limón. (Coloca a la abuela sobre la mesa, detrás del abuelo) El abuelo tras el limón, la abuela tras el abuelo tira que tira y no pueden arrancarlo. (El educador imita a los abuelos que tiran el limón, e invita a los niños para que repitan con él; “Tira que tira...”) La abuela llamó a la nieta: (Trae a la nietecita) -Ven, ayúdame a arrancar este limón El abuelo tras el limón, la abuela tras el abuelo, la nieta tras la abuela, tira que tira y no pueden arrancarlo. (El educador invita a los niños para que repitan las últimas palabras del cuento junto a él: “ Tira, que tira”...) La nieta llamó a su amigo, el perro Motica, (Trae el perrito y lo coloca detrás de la niña) -Motica, ven ayúdanos a arrancar este limón. El abuelo tras el limón, la abuela tras el abuela, la nieta tras la abuela, el perro tras la niña, tira que tira no pueden arrancarlo. Motica llamó a su amigo, el gatico Minino. (Trae al gato Minino) -Minino, ven, ayúdanos a arrancar este limón. El abuelo tras el limón, la abuela tras el abuela, la nieta tras la abuela, Motica tras la nieta, Minino tras Motica, tira que tira, tira que tira, tira que tira y al fin arrancaron el limón. (El educador tira del limón como si fuera el abuelo, hace como que lo arranca y muestra a los niños). Arrancaron el limón, con él hicieron una limonada y entre todos se lo tomaron.

Es necesario aclarar una vez más, que las figuras, ya sean de madera, cartón o juguetes, deben ser siempre del mismo material, en una actividad y que la relación de tamaño debe mantenerse también. Las figuras de seres humanos pueden medir, aproximadamente de 20 a 30 centímetros; las restantes deben ser más pequeñas, pero siempre guardando proporción entre sí. Cada figura necesita una base para que se sostenga de pie. La decoración para este tipo de escenificación no necesita de nada

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83 especial, aunque sí deben prepararse adecuadamente. Se pueden colocar yerbas, arbustos, flores, casita, etcétera. Todo de acuerdo con el ambiente que se describa en la narración. Una vez preparado el escenario el educador comienza y, poco a poco, incorpora a los niños a la narración. Una vez terminada la actividad, se puede dejar que los niños escenifiquen el cuento con libertad. La dramatización del cuento En el apartado anterior nos hemos referido a la escenificación del cuento para los niños. En éste nos referiremos a la dramatización del cuento. También la dramatización del cuento resulta sumamente interesante para los niños de edad infantil, máxime cuando son ellos mismos los que realizan la actividad, y esto es algo que les encanta, pues los emociona. La dramatización es muy importante desde el punto de vista del desarrollo del lenguaje, de la asimilación del idioma y también influye mucho y de manera favorable en la comunicación con el medio y su conocimiento. Las dramatizaciones también influyen mucho en la educación ética y estética del niño y se puede plantear que en sentido general favorecen su desarrollo integral y en especial el desarrollo de su intelecto. La dramatización de un cuento favorece también el desarrollo de la personalidad infantil. Mediante ella el niño prueba su valentía, capacidad y destreza... Al seleccionar el relato que se va a dramatizar, se deben tener estos aspectos en cuenta, pues debe contener un objetivo educativa bien definido y, además, a los niños se les exige que utilicen las formas de expresión correctas, lo mismo en la dicción como en la estructura gramatical y la expresión continua lógica. El héroe del cuento que se va a dramatizar debe estar perfectamente caracterizado: debe ser honrado, noble, veraz, firme en sus convicciones y principios; y estas características deben sostenerse hasta el final de la actividad. Esta es una manera de mostrar al niño, cómo debemos actuar en determinados momentos, y en qué medida es importante que seamos firmes en nuestras decisiones y en nuestras actuaciones; además le enseñamos que siempre debemos decir la verdad, ser honrados y firmes. Esta es una característica que debe tener el cuento dramatizado. Ya sabemos que los niños se identifican con los personajes principales de los cuentos, que los hacen suyos y sienten y viven como si fueran el propio personaje. Qué ocurrirá cuando el niño ve que es él quien encarna a su personaje preferido, conocido en una narración anterior. En esta actividad se sienten parte viva, son el personaje que tanto admiran y que tanto llegaron a querer

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84 cuando se les hizo la narración. Esto influye positivamente en el estado emocional del niño. La dramatización del cuento necesita cumplir algunos requisitos para que con ella se obtengan los logros esperados. Uno de los principales requisitos consiste en que el niño tiene que reconocer a la perfección el cuento que va a dramatizar, que se haya identificado con él, que lo quiera y lo comprenda, que sienta como si verdaderamente fuera él el personaje del cuento, su verdadero héroe. Cuando se va a dramatizar un cuento, es importante también que se cree el ambiente que más se acerque al de la descripción dada, a aquellos que los niños conocen de la obra. De aquí se desprende la importancia que reviste el hecho de que el educador conozca el cuento que se va a dramatizar, que estudie a cada uno de sus personajes y que se prepare adecuadamente para la actividad. Debe tener en cuenta la selección de los niños para la dramatización, de manera que cada uno represente al personaje que más ame, y aquel a quien más se parezca. El escenario para la dramatización debe ser preparado de antemano, poniendo énfasis en la decoración, la que debe estar en perfecto acuerdo con el ambiente en que se desarrolla la trama del cuento. Se debe tener presente además que todos los niños espectadores tengan la visibilidad requerida, de forma que todos vean lo que ocurre en el escenario, para evitar que se molesten unos a otros al levantarse para ver mejor, o que interrumpan la actividad con expresiones como: “No veo”, “no me dejan ver”, etcétera. Estas actividades de dramatización se pueden hacer fundamentalmente con los niños de cuatro y cinco años; con los de tres años se desarrollarán algunas muy sencillas. Con los más pequeños se harán algunas representaciones, pero éstas deben ser mucho más sencillas, y constituyen solo la preparación de una actividad que cada vez se hará más compleja. Durante el desarrollo de una actividad se les debe exigir a los niños que se mantengan en silencio; no puede permitírseles ponerse en pie, ni molestar al compañero. Esto es posible lograrlo cuando el cuento ofrecido resulta interesante. De ahí se desprende que también se prestará especial atención a la selección de la obra que los niños van a representar. Al seleccionar el cuento hay que tener en cuenta los intereses de los niños, en dependencia de su grupo evolutivo, tanto si van a participar como actores o si serán los espectadores. También hay que tener en cuenta si se invitarán a niños de otros grupos evolutivos.

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85 A continuación presentamos un ejemplo de obras que se puede dramatizar, sobre todo con los niños del quinto y sexto años de vida.. Veamos una adaptación en verso del cuento “La Bella Durmiente”. Es sin duda uno de los cuentos preferidos por nuestros niños y debido a su tema, lenguaje, argumento, trama, y la belleza de sus expresiones, es fácilmente comprensible, por un niño del quinto o sexto años de vida. Además se caracteriza por la frescura de su lenguaje, y por la fantasía que encierra, elementos que son muy gustados por los niños. Al dramatizar este cuento, los niños tienen la posibilidad de realizar diferentes acciones, y esto también es algo que les agrada. LA BELLA DURMIENTE.

A la Bella Durmiente, ¡ay!, a la Bella Durmiente, a la Bella Durmiente un hada la encantó. (La Bella Durmiente está sentada, y los niños salen de dos en dos, tomados de la mano. Cantan a su alrededor. El hada se acerca con su varita mágica. La niña se duerme) Un hada la encantó, La encantó, la encantó. Un hada la encantó Y cien años durmió Rodeando a la durmiente, ¡ay¡, a la Bella Durmiente, rodeando a la Durmiente un árbol se elevó. (Dos niños rodean a la Bella Durmiente. Elevan los brazos imitando al árbol que mueve su follaje mecido por el viento) Y aquel árbol grande, Muy grande, muy grande, Y aquel árbol grande De espinas se llenó (Los brazos se elevan muy altos) Y un príncipe gentil, Muy gentil, muy gentil Y un príncipe gentil Al verla se acercó Y aquel árbol grande Al verlo se quebró.

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86 Esto que nos ha servido como mero ejemplo, puede dar una idea de la dramatización en la que los niños mismos pueden decir el texto, según le corresponda y desarrollar la mímica y otros elementos de actuación. Las expresiones que empleemos, así como las acciones que deben ejecutarse, según se repita el texto, influyen favorablemente en el desarrollo de su lenguaje, y en su formación estética. Las narraciones con sonidos onomatopéyicos, son las que gustan más a los niños, sobre todo a los de menores edades. No olvidemos que la narración de cuentos favorece al desarrollo del lenguaje, de la expresión continua, la asimilación de la lengua natal, la educación moral, entre otros elementos. Los sonidos onomatopéyicos constituyen un elemento del cuento infantil. Se puede incluir en cualquier tipo de narración. El sonido onomatopéyico se puede relacionar, tanto con un animal, como con un objeto o cualquier elemento de la naturaleza. Al narrar el cuento, el educador habla sobre un animal y emite un sonido onomatopéyico: “...Y el gato hacía: miau- miau”; “...Y entonces el perro ladraba: guau-guau; “...Y se oía el sonido del viento: sss-sss; “ La gallina llamaba a los pollitos: cloc-cloc, y los pollitos le respondían: pío-pío”, Etcétera Los sonidos onomatopéyicos también se emplean en actividades programadas para el desarrollo del lenguaje. Veamos algunos de los sonidos que frecuentemente aparecen en las narraciones para los niños: el gato hace miau-miau, pero cuando está contento hace rrr-rrr y cuando está enfadado o se asusta fff-fff; el gallo hace quiquiriquí; el pato hace pac-pac; el pollito pío-pío; la vaca mu-mu; la oveja beee- beee; el viento entre los árboles hace sss-sss; la lluvia al caer chin- chin, y tantos otros. En una actividad no hay que emplear todos estos sonidos. Se elige una cantidad adecuada, según los conocidos por los niños y se incluye alguno nuevo, o sea que se repiten los conocidos y se presenta uno o varios nuevos. Cuando un niño trabaja solo, los demás escuchan. Si el niño designado no logra articular bien el sonido, el educador lo ayuda, mostrándolo el modelo expresivo o pronunciándolo juntos. Este tipo de actividad sirve no sólo para enseñar a los niños a narrar y expresarse correctamente, sino que también es útil para inducirlo a reconocer y nombrar los objetos y a pronunciar todos los sonidos. Así mismo se cumple el objetivo de enseñar a los niños a nombrar objetos o animales y a identificarlos por sus sonidos onomatopéyicos correspondientes.

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87 LECTURAS RECOMENDADAS

5 Las fábulas y el niños de la etapa infantil

La fábula que tiene como fin ofrecer una enseñanza útil o moral, puede y debe ser utilizada con los niños de esta etapa, pues muchas resultan asequibles a su edad por tratar temas acordes con los intereses infantiles. El mundo de los niños, es casi siempre un mundo fabuloso en el cual los animales y las plantas realizan las más variadas acciones. Estos seres animados e inanimados de la naturaleza cobran nueva vida para los más pequeños con mucha frecuencia. De ahí que no resulte extraño que, al observar el juego infantil, veamos y oigamos cómo hablan con los muñecos y animales o cómo trotan en su caballito de madera. Seguramente esto se encuentra muy relacionado con la actitud que asumen cuando, en un cuento o en una poesía aparece un animal que habla o realiza otras acciones humanas. Los niños aceptan esta característica de la mayor parte de las obras que para ellos se crean o de las que ellos se apropian con suma naturalidad. La fábula que pertenece a la literatura didáctica, cuenta siempre con estas características y viene a resultar la expresión de una verdad por medio del lenguaje versificado por lo general. Este tipo de poema alegórico se conoce también con el nombre de apólogo, tiene como fin ofrecer una enseñanza útil o moral, un ejemplo, y se propone hacerlo de una manera agradable. Entre sus características se encuentra la de poseer un argumento interesante; generalmente son poco extensas y, aunque, repetimos, casi siempre aparecen escritas en verso, las hay en prosa. Casi siempre las adaptaciones toman esta última forma. Muchos han sido los creadores que han escrito fábulas. Resultan mundialmente conocidos Iriarte y Samaniego, entre otros. Y aunque en su mayoría no fueron escritas para ellos, sobre todo para los más pequeños, existen un cierto número de ellas que pueden presentarse a los niños de 4 o 5años. A los niños más pequeños les encanta tener y cuidar un animal, una planta y tal vez por eso les gusta la literatura que les posibilita la relación con estos seres. Resulta asimismo curioso e interesante escuchar los relatos que ellos son capaces de crear sobre los animales de su medio y aún de aquellos que no lo son, como el lobo, por ejemplo. En estos relatos hay abundantes metáforas, imágenes y símiles. Y están presentes en el lenguaje infantil. Digamos que un niño del quinto año de vida expresa la siguiente idea: “Esa flor me mira”; o dice al escuchar el sonido de los árboles mecidos por el viento: “Oye, esa palma está llorando.” En estos ejemplos el niño está asignando cualidades humanas en franca prosopopeya.

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88 Los niños conocen diferentes obras de literatura en las que ocurren cosas que llaman su atención. Estas cosas, que no son más que las acciones que realizan los personajes, hacen que ellos se sientan atraídos casi siempre por el personaje que encarna el bien, que lucha contra el mal, o lo mal hecho. Aquí está presente uno de los grandes beneficios que puede ofrecer la literatura: el niño tratará de imitar las buenas acciones y aprenderá a repudiar las malas. Al oír hablar a los animales, ríen y se divierten, felices, al igual que cuando triunfa el bien sobre el mal. Repetimos, las fábulas tienen siempre un fin educativo y es recomendable que se ayude a los niños a encontrar esa enseñanza, aunque debemos evitar el repetir constantemente: “Fíjate lo que le ocurrió a...”, “Debes hacer como...” Esto puede resultar negativo y podría ocurrir hasta que el niño rechace la literatura. Por eso es mejor decirles las fábulas y dejar que ellos lleguen a sus propias conclusiones ofreciéndoles ayuda, pero de manera indirecta. Esto se puede hacer presentándoles algunas preguntas, o también enseñándoles la moraleja. Lo importante es que ellos no se den cuenta de que pretendemos enseñarles algo con lo que les leímos, por encima del lenguaje directo de la moraleja. Tienen las fábulas otros mensajes para los niños, y es que casi siempre, cuando se refieren a algún animal, relacionan algunas de las características externas de éste, bien sea su apariencia, su modo de vida, sus hábitos alimentarios, etcétera. Y lo mismo ocurre cuando se refiere a una planta. Sin embargo, hay que ser muy cuidadosos al seleccionar la fábula que vamos a mostrar a un niño de esta etapa, pues ella debe responder a los intereses infantiles, debe estar de acuerdo con sus gustos y a la vez, antes de presentárselas, debemos analizar cuál es la enseñanza que vamos a ofrecerles. Algunas de las obras de este tipo se pueden ofrecer a los niños en la misma forma que las concibió su autor. En otros casos necesitamos adaptarlas antes de ponerlas al alcance de ellos.

Como dijimos, por lo regular aparecen escritas en verso y eso resulta interesante para los niños de esta edad, pues ya son capaces de disfrutar el ritmo, la cadencia del verso, y también de la rima. Pero si ocurre que la fábula, cuyo argumento nos interesa, resulta inapropiada para estas edades, entonces podemos hacer una adaptación, que por lo general efectuamos en prosa. Por eso resulta muy importante comprender bien el argumento, subrayar la idea principal, y es recomendable, además, que se mantengan inalterables las frases que se repiten, las más significativas y sobre todo la moraleja. Aunque h hagamos una adaptación en prosa, la moraleja puede expresarse en verso.

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89 LECTURAS RECOMENDADAS

6 Los poemas

A los niños se les enseña a amar la belleza que los rodea, a sentirla y admirarla. Sólo aquel que es capaz de amar y sentir esa belleza será capaz de crearla con su propio esfuerzo o de transformarla.

El niño tiene que ser educado polifacéticamente. Cuando de educar el gusto estético se trata, sin duda que la literatura es un medio que podemos emplear con amplitud, y dentro de ella ocupa un lugar principal la versificada.

A continuación nos referiremos a la enseñanza de poemas, sus objetivos, tareas y métodos recomendables, así como algunas características que deben poseer los poemas dedicados a la etapa infantil. El poema seleccionado debe ser comprensible, agradable e interesante, teniendo en cuenta los intereses de aquellos a quienes va dirigido. Esto se logra cuando trata temas cercanos a la vida de los niños y lo hace con un lenguaje literario rico en imágenes apropiadas para las edades a que se dirijan. Deben reunir otras características, como estar escritos en arte menor y tener rima consonante preferiblemente, aunque no hay que desechar la asonante. Al poner a los niños en contacto con estas obras literarias, debemos cumplir algunos objetivos y tareas, entre los cuales se encuentran los siguientes:

o Enseñar a los niños a escuchar el poema hasta el final. o Enseñarlos a repetir algunos poemas sencillos de memoria. o Enseñarlos a no omitir o cambiar las palabras del verso. o Lograr que se expresen correctamente, esto es, deben repetir los

versos con entonación, tono y ritmo adecuados. o Enseñarlos a no exagerar la gesticulación, a no apurarse ni ir con

demasiada lentitud al recitar. Si los niños se acostumbran a este tipo de actividad, si se ejercitan con sistematicidad en la recitación, no es imprescindible la preparación previa. Cuando no ocurre así, o tienen pocas vivencias, es oportuno prepararlos para la actividad que van a realizar. La preparación previa puede realizarse de diferentes formas:

o Comenzar con una conversación. o Invitarlos a observar algunas láminas cuyo argumento se

relacione con el del poema que van a escuchar. o Explicar, solo cuando sea necesario, el significado de algún

vocablo desconocido y de difícil comprensión.

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90 Durante el desarrollo de la actividad, el educador dice o recita el poema de memoria. Lo hace una o dos veces, lo cual depende de su mayor o menor complejidad. Enseguida pide a los niños que lo repitan (con su ayuda). No es aconsejable exigir la memorización desde la primera actividad, y siempre que sea necesario, sobre todo en las primeras relaciones con el poema, el educador los ayuda repitiendo los versos junto con ellos. Es recomendable que las actividades para la enseñanza de poemas se repita varias veces; sobre todo ha de tenerse en cuenta quienes participan y cómo lo hacen, y quiénes se retraen, con el fin de repetirlas en días posteriores, pues si se extiende demasiado pueden cansarse física o intelectualmente. Desde la primera vez el poema debe presentarse completo. Cuando se repite a coro, es el momento de prestar especial atención para que no se repitan sólo las últimas palabras del verso, como ocurre con frecuencia. Varios son los métodos recomendables para la enseñanza de poemas, entre ellos:

- Recitación modelo. - Lúdico.

Analicemos en que consiste cada uno. En la recitación modelo, el educador recita el poema seleccionado, teniendo en cuenta las recomendaciones dadas sobre la recitación, para que los niños lo imiten. A continuación los invita a repetir el poema a coro e individualmente. El lúdico es un método muy recomendable, pues para los niños el juego es siempre una actividad muy interesante. Una de sus variantes puede ser la dramatización. En ella los niños repiten un texto de memoria en la medida en que participan y de esta manera, se logra una plena identificación con los personajes y una mejor interpretación de los argumentos. A continuación presentamos algunos poemas propios para la edad infantil. Al seleccionarlos hemos tenido en cuenta que reúnan las características que deben poseer, de las que ya hemos hablado.

ESTA ES LA PELOTA. (Canto y acción) Esta es la pelota. Tírala y verás: Avanza, rebota Y vuelve hacia atrás. Búscala, recógela,

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Vuélvela a tirar. ¡Ya has corrido mucho! Ven a descansar.

(Dulce María Borrero) Los niños más pequeños pueden realizar este sencillo juego. Se toma la pelota en las manos y se lanza contra una pared cada vez que se lanza:

Esta es la pelota Tírala y verás: Avanza, rebota Y vuelve hacia atrás.

Los dos primeros versos se pronuncian lentamente, con la pelota en la mano, y se demuestra como debe lanzarse. El niño recoge la pelota mientras escucha la segunda estrofa:

Búscala, recógela, Vuélvela a tirar: ¡Ya has corrido mucho! Ven a descansar.

Entonces se incorpora otro niño y se realiza la misma acción. Se repite varias veces.

Veamos otro ejemplo:

LOS POLLITOS AMBICIOSOS. Pío, pío, pío... ¡Cuántos pollos hay! Y tras la gallina Que contentos van. Saltando graciosos Quieren imitar Cuantos movimientos Hace ella al andar. Pío, pío, pío, No lo lograrán, Que son muy chiquitos Para empeño tal.

(Dulce María Borrero) Obsérvese que en todos los poemas que presentamos se presentan las características siguientes:

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o La temática es conocida por los niños. o Su argumento se relaciona mucho con las vivencias, con la vida

infantil. o El contenido es comprensible. o Todos son de arte menor. o Todos tienen rima consonante o asonante. o El vocabulario es asequible a la etapa infantil. o Provocan sentimientos positivos. o Cumplen con su función principal: Proporcionar goce estético,

pero en todos los casos ofrecen a la par algún conocimiento.

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93 LECTURAS RECOMENDADAS

6 El teatro infantil

El teatro infantil, llamado por algunos “teatro para niños”, refleja la vida que rodea a los pequeños por medio de personajes que actúan en un tiempo y espacio determinados, los cuales tienen que estar muy cercanos al niño. La mayor parte de las veces los personajes de estas obras son animales, plantas, muñecos, que hablan y ríen; que actúan y representan para los niños. De esta forma, las situaciones que se dan en la obra los niños las sienten más cercana de sí y reciben lo nuevo de manera agradable y comprensible. Como todo lo que ponemos al alcance de ellos, cuando les presentamos obras teatrales pretendemos algo concreto: entretenerlos e influir favorablemente en su educación. Por eso la obra que se vaya a presentar a los niños debe ser seleccionada con cuidado especial. En tal sentido, el teatro infantil es un adecuado medio para introducir a los niños de esta etapa en la esfera de las emociones y los sentimientos. El teatro no dicta leyes éticas ni estéticas, pero muestra de modo elocuente cómo se organiza y se pone de manifiesto la conducta humana en la vida cotidiana. Se hace necesario una aclaración. Algunos autores se preguntan si existe realmente el teatro infantil. Unos opinan que sí y otros que no. El conocido crítico y profesor uruguayo Jesualdo piensa que si, y nosotros somos partidarios de este criterio. Si se plantea que el teatro para niños se ha de reunir características especiales, teniendo en cuenta aquellos a quienes va dirigido, podemos afirmar que si existe un teatro infantil. Existe, y tiene sus propias características.

Características del teatro para niños. La obra de teatro infantil ha de estar acorde con la mentalidad y peculiaridades de la edad de aquellos a quienes va dirigido. La dedicada a los más pequeños debe estar permeada de fantasía. La fantasía no sólo se la proporciona el tema o el argumento. Puede estar presente en el vestuario, en las acciones, en el ambiente. Las obras de teatro para niños deben tener las siguientes características:

- Naturalidad - Sencillez - Claridad - Amenidad - Brevedad - Interés - Fantasía

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94 Naturalidad. Porque todo lo que presentamos a los niños debe estar exento de afectaciones y de exageraciones.

Sencillez. Cuando el argumento se presenta con sencillez, se ayuda a la comprensión de la obra. Por eso todas las ideas deben expresarse en forma sencilla, para que los sentimientos y las emociones sean interiorizadas por los niños. Claridad. Si las ideas se expresan con oscuridad, en expresiones que ofrezcan duda o confusión, no llegan a los niños, no cumplen su cometido. Por eso todas las ideas, las opiniones, los deseos, los sentimientos de los personajes, deben expresarse con la mayor claridad, tanto en cuanto a su contenido como al lenguaje que los pone de manifiesto. Amenidad. La obra tiene que resultar amena, agradable. Esto se debe lograr tanto en el argumento, como en la temática o en la forma de reflejarla. Es imprescindible tener en cuenta a aquellos que disfrutarán la obra, y reflejar algún hecho, algún suceso, que les resulte ameno y atraiga su atención. Brevedad. Si se presenta una obra demasiado extensa o con muchos personajes, los niños se aburren o se cansan intelectualmente y no prestan atención. Es imprescindible que la obra teatral para infantil sea corta. Interés. Sólo cuando la temática, los personajes, las acciones que se presentan tienen en cuenta al espectador, resultarán interesantes para él. Por eso los temas deben estar siempre muy cerca de la vida infantil. Fantasía. Siempre debe haber una buena dosis de fantasía en las obras para niños; esto logra despertar el interés. Todas estas características las deben tener en cuenta el creador y el seleccionador o director de teatro para niños. Hay otros aspectos que debemos tener presentes:

- El lenguaje - El contenido - El mensaje - La acción

El lenguaje empleado debe ser correcto, claro, preciso, comprensible, acorde con la edad de los niños.

El contenido debe responder a los intereses propios de la edad infantil. Esto se puede lograr con los personajes: juguetes y animales preferidos, plantas, etc.

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95 El mensaje. Toda obra teatral para niños debe tener un mensaje positivo. Este puede ser de contenido ético, estético, intelectual, pero siempre tiene que estar presente.

La acción. Es recomendable que la acción transcurra con secuencia lógica, que no vaya de un asunto a otro, sino que se relacione con una idea o asunto central que este presente de principio a fin. Sin embargo, pudiera ocurrir que un personaje que actúa incorrectamente comprenda el error que comete y cambie su actitud. Aun cuando el cambio sea brusco, los niños lo asimilan, pues ocurre lo que muchos de ellos desean, sobre todo cuando el personaje que actúa mal les resulta simpático. (Esto depende del año de vida de que se trate).

En cuanto a los personajes, ya dijimos que en obras para infantil deben ser pocos. Dos o tres a lo sumo, Estos deben estar bien caracterizados, tanto física como moralmente, y actuarán en concordancia con sus cualidades. No es necesario que el personaje “malo” sea feo; los niños sólo le otorgarán esta característica, porque no todo lo feo de la realidad es malo y no todo lo bello es bueno. Cada personaje debe, además, poseer su timbre, voz propia, que es invariable de principio a fin de la obra, y debe estar de acuerdo con aquel a quien representa. No será nunca igual la voz de una mamá que la de un niño; no será nunca igual la “voz” de un perro adulto, a la de un perro pequeño, etc.

Objetivos del teatro infantil Cuando se presenta una obra teatral, con las características que ya hemos referido, a los niños de la etapa infantil, se pretende cumplir con ellos algunos objetivos. 1. Introducirlos en ese medio contradictorio, maravilloso y lleno de movimiento

que los rodea. 2. Enseñarlos a orientarse en ese medio. 3. Enseñarlos a observar que las personas tienen sus propias características y

que son iguales o diferentes en sus maneras de ser y actuar. 4. Enseñarlos a criticar las malas acciones y a solidarizarse con las buenas. 5. Favorecer el desarrollo de su lenguaje e influir en el de su pensamiento. 6. Relacionarlos con los hábitos y costumbres de la vida que los rodea. 7. Educarlos en los sentimientos morales positivos 8. Favorecer su educación estética. 9. Enseñarlos a observar algo detenidamente 10. Favorecer el desarrollo de la imaginación, la memoria y la atención.

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¿Cuándo debe un niño relacionarse con el teatro?

Desde los primeros años de la vida es recomendable que los niños se relacionen con pequeñas obras de teatro. De esta forma comienzan a surgir los primeros sentimientos éticos y estéticos. También se favorece el desarrollo de su oído, la formación de su capacidad de atención. Muchas veces ellos recuerdan acciones o expresiones de los personajes y los emplean en su lenguaje propio, lo que desarrolla no sólo esta esfera de su capacidad intelectual, sino también su memoria. Cuando los niños se acostumbran a ver obras de teatro, aprenden a ser buenos oyentes, a comportarse en público y a no hacer ruido o conservar en lugares inapropiados, todo lo cual favorece su educación.

Los niños en esta edad son fantasiosos, y la fantasía esta presente en toda obra de teatro, por lo que soñando y viendo sus sueños reflejados en el mundo ficticio de los personajes, ellos sacian su curiosidad de conocer y comprender mejor la vida de los hombres, la vida que los rodea. Eso debe estar presente en las obras que se les ofrezcan.

Es lógico que los niños se interesen por el teatro con la misma fuerza que lo hacen por las narraciones. Muchas veces ellos escuchan un cuento y se imaginan cómo son los personajes y el medio en que se desenvuelven sus vida; todo esto lo ven en la escena.

El teatro es para los niños el mundo que ellos desean, ese en el que siempre triunfan las buenas acciones, los buenos son premiados y los malos castigados, ese en el que el trabajo proporciona bienestar.

Al presenciar una obra de teatro, el niño extrae de ella aquello que su propia experiencia le ofrece en la vida diaria, aquello que se relaciona con sus intereses y movimientos.

Importancia del teatro infantil

El teatro para los niños es importante desde todos los puntos de vista. Es capaz de despertar las fibras más sensibles del pequeño y de influir en la formación de sus sentimientos. Cuando el niño presencia una obra de teatro aprende,

- Por el contenido - Por la dicción de los personajes - Por la actuación - Por el mensaje - Por los movimientos - Por los vestidos - Por las costumbres que se ponen de manifiesto

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Las tareas que se les plantean a los creadores de teatro para niños no son nada fácil, en nada se diferencian de las que tienen ante si los que crean cuentos y poesías. Ellos tienen una gran responsabilidad. Deben plasmar cosas que eduquen y a la vez resulten interesantes; reflejen la vida y el trabajo de los hombres; cuenten la vida de los héroes, hablen de los símbolos, canten a la naturaleza, etc.

Tales obras deben posibilitar que los niños comiencen a conocer qué significan los héroes para nosotros, y la significación del trabajo, para lo cual es recomendable subrayar las cualidades positivas del carácter moral de los personajes. No obstante la importancia que tiene la actividad teatral para los niños existen pocas dirigidas a ellos, sobre todo a las edades infantiles. Actualmente se da un buen impulso al desarrollo del teatro para niños, pero por lo difícil que resulta escribir para ellos, aún hay carencia de buenas obras. La tarea de crear obras que sean un reflejo fiel de la vida y de los sueños infantiles, ya ha sido planteada a todos los interesados en cuestiones de educación infantil.

El creador de teatro para niños debe tener presente, al preparar su obra, lo difícil de la tarea emprendida, porque es el representantes de los niños, quien los puede introducir en el mundo que prefiera, y es el encargado de plantear a los pequeños no pocas exigencias; tiene que introducirlos en el mundo del teatro y hacer que por ese medio conozcan la experiencia de la vida que los rodea. La obra teatral puede ser un puente entre esa vida y el niño. Para lograr esto, el escritor ha de tener presente lo siguiente: el teatro tiene que estar lleno de bondad, reflejar lo mejor del hombre; hablar de victorias, ansias, sacrificios, o principios morales, e incluso políticos, sin perder en fantasía. El títere en la edad infantil Los niños de etapa infantil, sobre todo del tercero al quinto año de vida; gustan mucho de escuchar cuentos y poemas; pero, además, tienen al teatro entre sus preferencias. Mediante este arte se favorece su educación estética, pues se relacionan con las palabras artísticas que se emplean en los textos y con la representación que hace el títere guiado por el educador, la decoración, los muñecos, el vestuario y la música. Además, el uso del títere es un poderoso medio para desarrollar el lenguaje del niño porque, como veremos más adelante, propicia la activa participación en el desarrollo de los diálogos.

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98 Este tipo de actividad los satisface emocionalmente, debido a que en ella intervienen sus personajes preferidos: los títeres que representan a los protagonistas de los cuentos. El uso de los muñecos se remonta a épocas muy antiguas. Desde entonces fue un medio eficaz de entretenimiento y de educación. Podríamos afirmar que no sólo el niño los prefiere, sino también es favorito de los adultos. Ahora bien, como es lógico, el títere, por sí sólo, no tiene vida. Lo anima el titiritero o actor que lo acompaña en todo momento. Tal vez a esta presencia permanente del actor junto al títere se deba la gran preferencia que los niños sienten por el teatro de títeres. Es hermoso ver cómo los pequeños se introducen en estas actuaciones, se olvidan de todo lo que los rodea para entrar en el mundo que se les presenta. No nos referimos en este trabajo a los diferentes tipos de títeres, ni a las formas de confeccionarlos.

El títere y la edad del niño

Con los niños de edad infantil se pueden utilizar todos los tipos de títeres: de cono, de dedos, de guante. Sin embargo, existen algunas diferencias que dependen de la edad específica de cada grupo. Con los niños del tercer año de vida es preferible emplear los de mayor tamaño, los de guante, por ejemplo, pues así ellos se acercan más a aquel que les habla. Los niños de esta edad prefieren los muñecos y otros juguetes grandes, según resultado de investigaciones efectuadas. Para los del cuarto año de vida y sobre todo con los del quinto año se puede utilizar cualquier tipo de títeres. Cuando se trabaja con ellos es recomendable que los niños noten la presencia del titiritero, por lo que el no debe esconderse. Es precisamente el actor quien proporciona vida al títere, y los niños a esta edad prefieren esta forma de trabajar. Aun cuando se utilice el retablo, es necesario que los niños sientan la presencia del adulto que los maneja. Esto no le resta “magia” al espectáculo, pues de cualquier forma el niño sabe que no es el títere el que habla, sino una personas, y por otra parte, viendo a los muñecos actuar, es capaz de trasladarse al ambiente de aquello que se les narra. Esto no es una regla fija, si el titiritero permanece oculto, es recomendable que al final se muestre acompañado de su personaje.

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Uso e importancia del títere En actividades programadas, el principal objetivo será enseñar algo al niño, por lo que el educador debe tenerlo en cuenta al planificar las actividades; en las actividades libres, independientes, su principal objetivo es entretener y divertir al pequeño. No obstante, en ambas ellos resultan beneficiados, pues aunque en la actividad independiente no se plantea como objetivo específico desarrollar alguna capacidad determinada, se logra sin embargo en forma indirecta, porque en ella también el niño participa. El títere dialoga con los niños, les formula preguntas; contesta las que ellos le hacen y los invita a participar en las diferentes escenas del cuento. Todo esto motiva a que el niño participe en la acción y converse con el títere, lo que favorece el desarrollo de un lenguaje coherente, la amplitud del vocabulario y la formación de los primeros conceptos gramaticales. Además, se desarrollan la atención, la memoria y la capacidad de observar. Como vemos, el títere cumple a la vez las funciones de educar y entretener. Entre otras cosas, porque el niño tiene la posibilidad de participar, de expresarse oralmente o de aplaudir. Por lo tanto, resulta de gran importancia que el niño participe en la representación de las obras. Es recomendable, además, que una vez terminada la actividad, se conceda a los pequeños la posibilidad de manejarlos. Los títeres se dejarán en un lugar asequible durante los días posteriores a la representación. Cuando los niños los manipulen, el educador debe cuidar que no los rompan o deterioren, ha de preocuparse porque los manejen correctamente, y además, debe guiarlos para que, o bien reproduzcan los cuentos conocidos (los niños de cualquier grupo evolutivo), o bien creen historias (los mayorcitos). El educador debe recordar que se accionará con el títere a la vez que se simulará que éste habla, por lo que sus movimientos deben estar de acuerdo con lo que se dice mientras baila, canta, besa, salta, se tapa los ojos, aplaude, duerme.. La voz del títere debe ajustarse a la del personaje que representa y el tono se corresponderá con la significación de los contenidos literarios. Para los niños del tercer año de vida es preferible trabajar con uno solo, pero a los del cuarto y quinto años se les pueden presentar obras con varios personajes. En este caso el educador debe imitar diferentes tonos de voz, de manera que los niños comprenden e identifiquen qué personaje está hablando. Preparación del educador El educador tiene que prepararse para este tipo de actividad como para cualquier otra. Esta preparación consiste en lo siguiente:

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· Memorización del texto · Trabajo con los diálogos · Selección de los títeres y otros materiales · Elección del lugar para la presentación de la obra.

La obra puede presentarse en la misma aula del centro infantil, si se trata de una actividad programada, pero si fuera una actividad independiente, puede ser otra sala, teatro o al aire libre. Es preferible que el educador trabaje sentado, con todos los niños también sentados frente a él para que lo puedan ver, pero si la representación es en una sala o espacio abierto, puede permanecer de pie. No debe olvidarse que la coherencia del relato es fundamental y el educador debe dominarlo por completo antes de presentarlo a los niños. En este tipo de actividad no se debe leer. Los títeres se pueden utilizar durante la actividad independiente, con preferencia en horas de la tarde. La frecuencia que se recomienda es por lo menos una vez al mes en horas de la actividad independiente; en las de actividades programadas es el educador quien determina cuándo los empleará. Además, fundamentalmente para la hora de la actividad independiente, pueden hacerse coordinaciones con el organismo que corresponde y llevar el Teatro Guiñol al círculo. El educador debe conocer con antelación qué obra se va a presentar, qué grupo evolutivo participará en la actividad y si se pueden unir los niños de más de un grupo. Además, el educador puede ofrecer algunas recomendaciones, como la duración, el vocabulario, el tema.... En cuanto al tiempo, no debe exceder de quince minutos para los del tercer año, de veinte para los del cuarto y de treinta para los del quinto. A continuación veamos un ejemplo de actividad con títeres para el tercer año de vida. Asunto: Conversación sobre el Día de las Madres Objetivos: Relacionar a los niños con la fecha del Día de las Madres, y desarrollar sentimientos de respeto, agradecimiento y hábitos de cortesía. Método: Verbal Procedimiento: Conversación Medios de Enseñanza: Títeres de guantes.

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101 Desarrollo: El educador puede comenzar la actividad diciendo.

Actor: Hoy tenemos visita, es alguien que ha venido a conversar con vosotros. ¿Quieren saber quién es? Bueno, aquí está. (Muestra el títere) Títere: ¡Buenos días! ¿Cómo están ustedes? Niños: Bien Títere: ¡Qué bueno! Como ya les dijeron, yo he venido a conversar con ustedes. Quiero decirles algo muy importante: el domingo que viene es el Día de las Madres. ¿Ustedes saben qué quiere decir eso? Pues que ese día los niños van a llevar un regalito a su mamá, y después le dan un beso y le dicen: ¡Felicidades mamá! ¿Ustedes lo van a hacer? Todos van a confeccionar un regalito para mamá y el domingo se lo dan. Mamá se va a poner muy contenta. Ella cuida de ustedes y los quiere mucho, mucho; les prepara la comida, los viste, los trae al colegio; mamá trabaja mucho y es muy buena, por eso tenemos que respetarla y quererla. ¿Ustedes quieren a mamá?. Niños: (Dejar que se expresen) Títere: Bueno, como ustedes quieren mucho a mamá, siempre se portan bien, la obedecen y la ayudan en la casa; el domingo por ser el Día de las Madres, se van a portar mejor y la van a ayudar más, ¿verdad? Niños: (Dejar que se expresen). Títere: Vamos a ver, niños, ¿cómo se van a portar ustedes el domingo, Día de las Madres? Niños: (Dejar que se expresen) Títere: ¿Cómo van a ayudar a mamá? Niños: (Dejar que se expresen) Títere: ¿Quién se acuerda cómo le va a decir a mamá el domingo? (Si los niños no saben, el títere repetirá “Felicidades, mamá” Vamos a ver, todos repítanlo conmigo; así, muy bien. Ya yo me voy, no olviden portarse bien y decirle a mamá el domingo: ¡Felicidades! Y ahora, los invito a aprender un poema, para que se lo digan a mamá cuando la feliciten. (Después de presentar y repetir el poema, el títere se despide) ¡Hasta luego!