lo que va el monte la terraza y el microfono

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Los verdaderos profetas tanto religiosos como otros defensores de la humanidad, laicos, se fueron dando poco a poco cuenta de que ya no hacía falta subirse a los montes, ni a los púlpitos, ni siquiera a las terrazas ni al techo de un carro. Que había un sistema inventado y perfeccionándose para que su voz llegase más clara y más lejos.

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  • Lo que va de ayer a hoy El monte, la terraza y el micrfono.

    2

    Lo que va de ayer a hoy

    Historias bblicas de ayer

    que se repiten hoy

    EL MONTE, LA

    TERRAZA Y EL

    MICRFONO ayer

    En las pocas antiguas, cuando no se haba inventado

    la electricidad los profetas lo tenan difcil.

  • Lo que va de ayer a hoy El monte, la terraza y el micrfono.

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    Uno se los imagina siempre con un vozarrn de

    trueno, subidos en la roca ms alta, haciendo temblar

    las piedras y los odos con sus gritos.

    Detrs de sus labios y su garganta estaba su corazn

    convencido del mensaje que le inspiraba hasta dar

    su vida. Estoy hablando de los profetas de verdad.

    Porque en torno a ellos haba otros, con buena voz

    como ellos, pero que se llegaron a ganar pronto la

    fama de charlatanes, de merolicos, que vendan sus

    productos y teoras a buen precio y de eso vivan.

    Algunos de estos se preocupaban tanto de su voz, de

    que se les escuchase, que se olvidaban de lo que

    tenan que decir.

  • Lo que va de ayer a hoy El monte, la terraza y el micrfono.

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    Uno de los que ms voz y conciencia tena tuvo que

    ser Juan el Bautista. El era capaz de predicar en

    desierto o con el agua a la cintura y se le entenda

    todo. Tanto se le entenda que tuvieron que cortarle la

    cabeza para que no hablara.

    Jess tena otro estilo. En ocasiones suba a una

    colinita, otras veces aprovechaba una barca, a la orilla

    del lago. l no necesitaba gritar mucho porque sus

    discursos eran ms una conversacin sembrada de

    cuentos, preguntas, dilogo con los presentes, ironas,

    a veces lamentos e imprecaciones adems no solo

    hablaba en campo abierto sino por las calles, en las

    casas de vecinos, durante una comida, en sinagogas de

    pueblos Pero estaba consciente de que eso que l

    contaba a la gente de su tiempo y pas lo tendran que

    repetir despus sus discpulos en lugares y

    circunstancias muy distintas, aunque no saba cmo

    iban a ser esas circunstancias. Se limit a

    anunciarles:

    No hay nada encubierto que no se descubra, ni

    escondido que no se divulgue. Lo que les digo de

    noche dganlo en pleno da; lo que escuchen al odo

    grtenlo desde las terrazas (Mateo 10, 36)

  • Lo que va de ayer a hoy El monte, la terraza y el micrfono.

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    Y as fue. Cuando l dej de estar pregonando su

    mensaje por los pueblos, ellos siguieron buscando

    lugares donde les pudieran escuchar, en tierras cada

    vez ms lejanas, en ambientes cada vez ms distintos:

    El arepago de Atenas donde los sabios expresaban

    sus teoras y los jueces sus sentencias; en las goras,

    plazas pblicas de las ciudades donde se cruzaban

    las palabras y las ideas; en las salas de juzgado del

    imperio romano donde los mrtires confesaban su fe a

    costa de su vida.

    Pero lleg el momento de la libertad para los

    creyentes y empezaron las conversiones masivas.

    Las catedrales necesitaron lugares altos donde los

    predicadores pudieran hacerse or de los fieles.

    De los fieles, pero dnde predicar a los infieles?.

  • Lo que va de ayer a hoy El monte, la terraza y el micrfono.

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    Recordemos que ayer no se haba inventado todava

    la electricidad.

  • Lo que va de ayer a hoy El monte, la terraza y el micrfono.

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    Hoy

    Demos el clsico salto al HOY para encontrarnos con

    el problema de comunicar los mensajes de los

    tiempos que vienen.

    Ayer, como decamos, quienes hablaban a las

    multitudes eran predicadores, profetas, tambin

    filsofos y oradores polticos.

    Pero con el paso del tiempo a muchos otros les entr

    el gusto tambin por hablar a las masas. Eso

    coincidi con que a alguien le dio un calambre. Los

    calambres ms fuertes fueron los rayos. Pero esos

    servan poco porque eran fieras sin domesticar.

    Y que tendrn que ver los calambres con los profetas

    y los oradores?

    Pues s, que cuando empezaron a domesticar los

    calambres y a convertirlos en corrientes por alambres.

  • Lo que va de ayer a hoy El monte, la terraza y el micrfono.

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    Por los cables, fjense que entonces se inventaron los

    altavoces, los amplificadores, la radio, los micrfonos

    y ms aparatos de hacer ruido.

    Los profetas tardaron tiempo en darse cuenta de la

    importancia de ese invento, para no tener que subirse

    a las terrazas ni a los plpitos. Sobre todo porque los

    profetas de verdad se preocupaban ms de lo que

    tenan que decir que de cmo gritar mejor para que se

    les oyera. Se conformaban con subirse a un balcn o

    a una silla.

    Quienes ms se dieron cuenta del invento fueron los

    merolicos, pequeos y grandes. Los charlatanes que

    vendan sus productos en las plazas y los otros

    charlatanes, los polticos, que vendan sus conciencias

    a quien ms le pagaba.

    Se invent el periodismo

    radiofnico, la

    publicidad, la

    mercadotecnia, las

    campaas electorales.

    Todo eso apoyado por

    los cables, la electricidad,

    la electrnica el

    micrfono.

    Los verdaderos profetas

    tanto religiosos como

  • Lo que va de ayer a hoy El monte, la terraza y el micrfono.

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    otros defensores de la humanidad, laicos, se fueron

    dando poco a poco cuenta de que ya no haca falta

    subirse a los montes, ni a los plpitos, ni siguiera a las

    terrazas ni al techo de un carro. Que haba un sistema

    inventado y perfeccionndose para que su voz llegase

    ms clara y ms lejos.

    Les cost trabajo aprender. No se fijaron en que no

    bastaban con acercar la boca a ese aparato nuevo y

    gritar como si estuvieran an en lo alto del monte

    Sina. No pensaron que ahora necesitaban gritar

    menos y suavizar la voz. Que el micrfono haca lo

    dems.

    Adems se fueron enredando en la competencia.

    Porque ahora ya no era uno slo predicando en un

    templo de la ciudad. Al mismo tiempo que l hablaba

    haba por las cuatro esquinas otros que profetizaban,

  • Lo que va de ayer a hoy El monte, la terraza y el micrfono.

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    o publicitaban, o politiqueaban u ofrecan productos

    que a veces hacan sombra al mensaje de los profetas.

    Cada predicador se fue dando cuenta de que ya no era

    l solo quien hablaba de Dios, sino que salan a la

    palestra muchos dioses, mezclados con ofertas y

    propagandas de todo tipo.

    Las profecas, las `propagandas, los mensajes, de los

    nuevos predicadores tenan un estilo distinto de las

    proclamas de los profetas sobre los montes. Adems

    por encima, por debajo y alrededor de los distintos

    sermones haba un extrao producto que se llamaba

    dinero.

    As estamos ahora.

  • Lo que va de ayer a hoy El monte, la terraza y el micrfono.

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    Posiblemente si Jess hubiera sospechado lo que se

    nos vendra encima siglos despus, Mateo hubiera

    tenido que escribir:

    Lo que les digo al odo proclmenlo por los

    micrfonos, ante las cmaras y televisores.

  • Lo que va de ayer a hoy El monte, la terraza y el micrfono.

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    Pero como no lo dijo, quienes se dedican a seguir

    proclamando ese mensaje, no han sabido cambiar

    mucho su estilo. Muchos siguen hablando por los

    micrfonos como si lo hicieran desde el plpito.

    Tenemos excepciones. Hay casos en todas las

    confesiones cristianas de personas fieles al mensaje y

    fieles al pueblo que les escucha. Por contar un caso

    ya histrico se recuerda al obispo Fulton Sheen que

    en su programa televisivo le quitaba la audiencia a

    Frank Sinatra.

  • Lo que va de ayer a hoy El monte, la terraza y el micrfono.

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    Cuando Mons. Romero

    hablaba en sus sermones

    por la radio, la gente lo

    escuchaba en las

    escalinatas de la catedral,

    abarrotada.

    Pero an quedan en ambientes religiosos (o socio-

    polticos) personas que confunden el micrfono con

    un helado. Se lo meten entre las fauces y no lo sueltan

    hasta que no se les gasta.

    Hay entre los llamados predicadores electrnicos

    varios estilos muy curiosos. Les cuento algunos:

    El gritn: No est muy convencido de que eso

    funcione y entonces vocea de modo que se le escucha

    igual si el aparatito est conectado que si no. No

  • Lo que va de ayer a hoy El monte, la terraza y el micrfono.

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    piensa mucho lo que tiene que decir. Dos o tres

    frases tpicas repetidas muchas veces de distinta

    manera y basta. Lo suyo es gritar (y aburrir).

    El amenazante: Tiene a los oyentes como vctimas a

    punto de condenacin. El mal, el pecado, el infierno,

    el mundo podrido y pervertido, la sociedad en el

    precipicio

    El superlisto: Quien dice cosas que todos saben con

    palabras que nadie entiende. Cuando quiere hablar de

    misa dice sinaxis eucarstica, cuando va a decir del

    cuerpo dice somtico A veces lo dice con tal tono

    de voz que comentan la abuelitas: Qu bien habl

    el predicador! qu dijo? no sabemos pero habl

    muy bien

    El milagrero: Es un tanto peligroso. La base de sus

    sermones son sucesos prodigiosos, curaciones

    milagrosas, o muertes sbitas por castigo divino,

    apariciones de vrgenes y santos Selecciona del

    evangelio solo lo milagroso sin ensear delicadamente

    el sentido simblico de muchas narraciones. El Jess

    que presenta es solo como un mago que atrae con sus

    presentaciones deslumbrantes. De sus palabras de paz,

    de sus signos de amor, del reino de Dios que

    anunciaba de eso nada.

  • Lo que va de ayer a hoy El monte, la terraza y el micrfono.

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    El negociante: este es el

    ms peligroso de los que

    manejan el micrfono. No

    es que no lo sepa usar, lo

    sabe y muy bien. Pero lo

    usa para sus negocios

    particulares. Habla solo

    del templo que hay que

    ampliar, y cuesta en

    dlares, de que Dios

    bendice a quien da con generosidad, de que se

    necesita una imagen nueva de San Epafrodito, o

    unas cortinas o simplemente d que la gracia de Dios

    cuesta 10 dlares y eso lee llenar de felicidad a

    quien aporte. Y lo triste es que mucha gente se lo cree

    y el predicador, de cualquier religin, negociante

    hace negocio.

    Hay muchos otros medios de utilizar el micrfono.

    Aqu hemos puesto sobre todo ejemplos de temas

    religiosos, pero ustedes fcilmente pueden aplicarlo a

    polticos, economistas, sanadores, inventores de

    productos variados

  • Lo que va de ayer a hoy El monte, la terraza y el micrfono.

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    Aquellos de ustedes que tengan como principal

    ocupacin escuchar, or, procuren no tragarse todo y

    les recomiendo un remedio gratuito para lo que

    escuchen detrs del micrfono: dialogar y criticar en

    comunidad lo que les dijeron; ayudarnos mutuamente

    a buscar la verdad, todos juntos, elegir como

    compaeros de camino los profetas o profetisas con

    los que se puede platicar y construir el mundo de la

    verdad que buscamos todos juntos

    *** *** ***

    Pequea explicacin: merolico : Persona que vende

    medicamentos y baratijas en las plazas pblicas anuncindolas

  • Lo que va de ayer a hoy El monte, la terraza y el micrfono.

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    con una retahla de promesas, relatos de curaciones

    maravillosas, ofertas extraordinarias, etc . Hablar como

    merolico: hablar mucho sin decir nada.