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^uw At En esta, un mes . . . 0'70 peseta,s 0 v vin>- !'ueblo3/Jül c, íi-tfo U'-75 .» , Provincias, el tri;u .stre . 2'5Q » Eitfi'anjeró* ' : id. . sf'bü ' » Red acó ón y Á'dmin'str.ioión: ,.OTO, 6 No se devuelven los o i finales f I» t o di' % i k i. • • , Mmfn de Anuncios* en cuarta plana La pkna, un mes ». . . 12 pesetas Media id . . . . Un cuarto id. * »* octavo-id. » dieciseisavo 1 - 4 h -.2 r », S® admiten esquelas de defunción •Semanario iiide;pondle]íite y cXo intereses generales 'SIMM r h tw wv «A If .. A ÑO I , Xi'M, M 24 Junio J920 |i-„ : $e ]>ui>liea los jueves ni M O Asi es Ja que nos 4 oMpa en este asunto Ocl tabaco que, como enorme pesadi- lla, trataiñios.(ie..quitai, : Si, d^esde luego, 110 po- demos formular una queja aunque acusamosV pone- mos de rélieve tóelas las ...3Tí , I. ' V , ' — * razones, que son muchas, porque el pueblo es-et pri- mero en consentir un abu j so tan gránele, a la vez que punible, toda vez que cons- tituye una transgresión a los preceptos hacen disti- eos, y esto, que debía cons- tituir una indignación ge- neral y que debía Hacer que se pusiera en practica un mod ió—sea cual fuese— capaz de evitarlo, no sola- mente es insuficiente, sino que solícitos lós¡ consiimí- se prestan a dar prima, hasta en los día» de saca y éii las puertas de los estancos. ¿Cómo es posible, que en un pueblo donde sus hijos se amoldan a las eirc unsta ncias i m puestas K' hflíijltl *« '>t»L-í?V Lull ^OfñíilOCfl por el lucro y la explota- ción, pueda tener solución un conflicto, si así piiedtí j ~ i , j ¿ „j ¿c jj llamarse? <t Nada, es imposiblje, guant do la mayoría se desliza por una senda, sea' tual hb /üioid oh.. '¿.-¿i • m - eoowyjpñ tuere, este ulfluio ma¿meti- co de ios más, atrae los den más a la corriente, que bien puede? llamarse intermiten- te,' por su constante varia- bilidad: Asi. citando luego de llegar a c^e, pueblo, tres remedas de tabaco -se-, gtiidas 1 y (Jurar h »nis— co J nio vAía " decipe^—des- pués de ín^pec^Q^r dele- gados del Municipio la venta, y ser ésta rélativa- L nieñte pobre, así decimos: ¿por qué^ja en el taxqno, no se lleva a cabo una ins- pección foñrni!, para ver ese déficit tan coiísidera- fl luí) j sqpTCKf üyOQfl i' ble, dosde donde empieza a sentirse:' Inevidente que, 1 ya qüe la mayoría lo re- suelve todo, según una ley natural y social; y ya que de esta mayoría, varias ve- ces se pretende hacer uso O... ífc i)b 6íu>í)1<ijlt / till MiJp 1 con carácter abusivo—si- quiera por parte del prole- tariado,—y, ya que en ma- nos de este, está la solución del problema, por lo que a él compete; y ya que el despotismo del algunos su In- dependientes lo merece, que si se velara lo suficien- te, para que el tabaco no flíese' sacádo en cantidad c-'OTCiíl' 14 '.oí 6 o r i g i n ítflMP { ' ^ "• para ios particulares, no spedería tal. abuso y la necesidad se vería satis- ?JÍ J»ll JidUi Pecha. >hf. itiuvwío « ... ..... Así, ^ que, ady£rtim,o^ a esos señores .obreros, que estudian para hact^r nacer , . , aiiaoi . iol1 ü-ííi oítro6 óñiiM las huelgas en nuestro pue,- g^i Kjlf .^P^riado en e !as una blo—hasta hoy de¿moci- H^ de Ul . ,a , es P eranzl . . fátui'u de pojiií. hpras, esperanza das-que mientras que e nd ¿ - * uh ma a ri ^i de ellos duermen tranquilos . amoce5.:. - en brazos de la esperanza • • el tabaco ent'M por Cüjo/U'.S, Lle S ó ,a h o ^ deseada; la hora ccisft de alqmós particu- s ! xt : ; el soU com P lácié ; le J eri , . obeaecimiento a una orden de la lares onj.tn»in'j'> bi r , > iai naturaleza, ha tenido a bien apa- Y no dudando que esta gar un tanto su fuego. Mil seño- mayoría puede evitar este rita *' dadas del brazo y con ld ^i , ! , ' alegría,en el semblante, caminan abuso, asi lo advertimos, 1 1 con paso ríimioo, en dirección a al mismo tiempo .que t de-, s,. Sebastián, donde los aguarda mandamos la intervención música, los confites y los de las Autoridades, ^ adoradüres --• _ _ Declina pues la tarde; el cre- i, „ • ' ^ ' púsculo va tocando a su ocaso, c/ ata ae w a n perjnitiendo así ppder yadmirar .. tanto derroche de belleza., majes- Aleare tin tan de campanas; nituVal y • , - , • , soñadora es la que reina. Entre la ruido mjnanero, producido por , V , el choca, continuo de tacincs carcajada dbf ebrio, que menudos sobre el " empedrado " ^ ' e l espacio, y la Hsi'burlona de la calle y robustécido por el d e a l ^ u n a s e , V ü r Í t a r o m i n t i C 4 y las continuo gritar de mil chiquillos', H ^ r a s d e falsos amores de los que en constan.e algarabía dan- humbres - se !'» d e s u r d o silen- cioso un suspiro... el de una ma- Apretadas en nuevos corsés, dre > U madre de : un cariño ' el de una mujer que ama... Así pasa la ta'rde, que entrega das, por desembarazarse presto de obligada sus delicias al solitaria su trabajo cotidiano; despierta Y despiadado silencio de la el deseo, d liaio misterioso; un noche. sol de junio anega con él Hiego Comienza el paseo del retorno; desús rayos la población...; la nueva contusión. Car.as risueñas, hora tercia, con su pesadez ca- alegres, satisfechas. Rostros de lurosa, hace nacer y desear ver'.Venus angustiada tristes, dema- satisfecha una esperanza que en- erados cierra el enigma de la tarde/.. En la noche silenciosa y obscu- Rientp la nubil señorita* 1 des- ra del día feriado se suceden de pierta envuelta en doradas gasas, nuevo las mismas imágenes, que que abrigaron dorados sueños... cerebros jóvenes reproducen. Al contacto perezoso m desu Dia de s íeri , ado zan, esperándola deseada hor-a... Apretadas en nuevos < las domésticas no corren, sino vuelan al retorno dé sus hacien- merecido orgullo, en el paroxis- dia conocido, temido por desea do; han marcado tus impresione liadas por su triunfo amoroso ..; varías huellas imborrables, 'en la mo de un deleite se - mecéri arru do; han marcado tus impresiones varías huellas imborrables, en la se ven mujeres, y hermosas.'., y v fda 'de los ¡¿venes. Si ¡ás han se sienten amorosas y se^ sienten marcado , p^ro n 9 se sabe cuales amantes. jeres.. sienten mu- m jys: intensas, /I^ S distes de t-jda Us amo- nio- .ehem ob o-bti+fa Si I, . . R - ÍÍ I- . lian vuelto sus ojos al día que r0 sas, las fugaces de un amaneció alegr^; que amaneció mentó... radiante, y esta claridad, esta ale- .1. LÓPEZ

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^uw At En esta, un mes . . . 0'70 peseta,s 0vvin>- !'ueblo3/Jül c, íi-tfo U'-75 .» , • Provincias, el tri;u .stre . 2'5Q » Eitfi'anjeró* ' :id. . sf'bü ' »

Red acó ón y Á'dmin'str.ioión: ,.OTO, 6

No se devuelven los o i finales f I» t o di' % i k i. • • • ,

M m f n de A n u n c i o s * e n cuarta p lana

La p k n a , un mes ». . . 12 pesetas Media id. . . . Un cuarto id. * »* octavo-id.

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S® admiten esquelas de defunción

•Semanario iiide;pondle]íite y cXo intereses generales 'SIMM r h tw wv «A If

..AÑO I , X i ' M , M 2 4 J u n i o J 9 2 0 | i - „ : ; í $ e ] > u i > l i e a l o s j u e v e s

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Asi es Ja que nos4oMpa en este asunto Ocl tabaco que, como enorme pesadi-lla, trataiñios.(ie..quitai, : l í

Si, d^esde luego, 110 po-demos formular una queja aunque acusamosV pone-mos de rélieve tóelas las Jí ...3Tí , I. ' V , ' — *

razones, que son muchas, porque el pueblo es-et pri-mero en consentir un abu j

so tan gránele, a la vez que punible, toda vez que cons-tituye una transgresión a los preceptos hacen disti-eos, y esto, que debía cons-tituir una indignación ge-neral y que debía Hacer que se pusiera en practica un mod ió—sea cual fuese— capaz de evitarlo, no sola-mente es insuficiente, sino que solícitos lós¡ consiimí-

se prestan a dar prima, hasta en los día» de saca y éii las puertas de los estancos. ¿Cómo es posible, que en un pueblo donde sus hijos se amoldan a las eirc unsta ncias i m puestas K' hflíijltl *« '>t»L-í?V Lull ^OfñíilOCfl

por el lucro y la explota-ción, pueda tener solución un conflicto, si así piiedtí j ~ i , j ¿ „j ¿c jj llamarse? <t Nada, es imposiblje, guant do la mayoría se desliza por una senda, sea' tual hb /üioid oh . . '¿.-¿i • m - e o o w y j p ñ

tuere, este ulfluio ma¿meti-co de ios más, atrae los den más a la corriente, que bien

puede? llamarse intermiten-te,' por su constante varia-bilidad: Asi. citando luego de llegar a c^e, pueblo, tres remedas de tabaco -se-, gtiidas1 y (Jurar h »nis— coJ

nio vAía " decipe^—des-pués de ín^pec^Q^r dele-gados del Municipio la venta, y ser ésta rélativa-

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nieñte pobre, así decimos: ¿por q u é ^ j a en el taxqno,

no se lleva a cabo una ins-pección foñrni!, para ver ese déficit tan coiísidera-fl luí) j sqpTCKf üyOQfl i '

ble, dosde donde empieza a sentirse:' Inevidente que,1

ya qüe la mayoría lo re-suelve todo, según una ley natural y social; y ya que de esta mayoría, varias ve-ces se pretende hacer uso O... ífc i)b 6íu>í)1<ijlt/ till MiJp 1 —

con carácter abusivo—si-quiera por parte del prole-tariado,—y, ya que en ma-nos de este, está la solución del problema, por lo que a él compete; y ya que el despotismo del algunos su In-dependientes lo merece, que si se velara lo suficien-te, para que el tabaco no flíese' sacádo en cantidad c-'OTCiíl' 14 '.oí 6 o r i g i n ítf lMP { ' ^ "•

para ios particulares, no spedería tal. abuso y la necesidad se vería satis-?JÍ

J»ll JidUi Pecha. >hf. itiuvwío «... .....

Así, que, ady£rtim,o^ a esos señores .obreros, que estudian para hact^r nacer

, . , a i i a o i . iol1 ü-íí i o í t r o6 ó ñ i i M las huelgas en nuestro pue,- g^i Kj l f .^P^riado en e !as una

blo—hasta hoy de¿moci- H ^ de Ul.,a ,esPeranzl

. . fátui'u de pojiií. hpras, esperanza

d a s - q u e mientras que e n d ¿ - *uh m aa r i^i de ellos duermen tranquilos . amoce5.:. -en brazos de la esperanza • • el tabaco ent'M por Cüjo/U'.S, LleSó , a h o ^ deseada; la hora

ccisft de alqmós particu- s!xt: ; el soU c o mP l á c i é ; l e J eri , . obeaecimiento a una orden de la

l a r e s o n j . t n » i n ' j ' > b i r , • > i a i naturaleza, ha tenido a bien apa-

Y no dudando que esta gar un tanto su fuego. Mil seño-

mayoría puede evitar este rita*' dadas de l b razo y c o n ld ^i , ! , ' alegría,en el semblante, caminan abuso, asi lo advertimos,

1 1 con paso ríimioo, en dirección a al mismo tiempo .quet de-, s,. Sebastián, donde los aguarda

mandamos la intervención música, los confites y los de las Autoridades, ^ adoradüres--•

_ _ Declina pues la tarde; el cre-i , „ • ' ^ ' púsculo va tocando a su ocaso,

c / a t a a e w a n perjnitiendo así ppder yadmirar — .. tanto derroche de belleza., majes-

Aleare tin tan de campanas; n i t u V a l y • , - , • , soñadora es la que reina. Entre la ruido mjnanero, producido por , V ,

el choca, continuo de tacincs carcajada dbf ebrio, que menudos sobre el " empedrado " ^ ' e l espacio, y la Hsi 'bur lona de la calle y robustécido por el d e a l ^ u n a s e , V ü r Í t a r o m i n t i C 4 y l a s

continuo gritar de mil chiquillos', H ^ r a s d e falsos amores de los que en constan.e algarabía dan- h u m b r e s - s e !'» d e s u r d o silen-

cioso un suspiro.. . el de una ma-

Apretadas en nuevos corsés, d r e> U m a d r e d e :

u n c a r i ñ o ' e l d e

una mujer que ama...

Así pasa la ta'rde, que entrega

das, por desembarazarse presto de obligada sus delicias al solitaria su trabajo cotidiano; despierta Y despiadado silencio de la el deseo, d liaio misterioso; un noche. sol de junio anega con él Hiego Comienza el paseo del retorno; d e s ú s rayos la población...; la nueva contusión. Car.as risueñas, hora tercia, con su pesadez ca- alegres, satisfechas. Rostros de lurosa, hace nacer y desear ve r ' .Venus angustiada tristes, dema-satisfecha una esperanza que en- erados cierra el enigma de la tarde/.. En la noche silenciosa y obscu-

Rientp la nubil señorita*1 des- ra del día feriado se suceden de pierta envuelta en doradas gasas, nuevo las mismas imágenes, que que abrigaron dorados sueños... cerebros jóvenes reproducen.

Al contacto perezoso m d e s u D i a d e s í e r i , a d o

zan, esperándola deseada hor-a... Apretadas en nuevos <

las domésticas no corren, sino vuelan al retorno dé sus hacien-

merecido orgullo, en el paroxis- d i a conocido, temido por desea

do; han marcado tus impresione liadas por su triunfo amoroso ..; varías huellas imborrables, 'en la

mo de un deleite se - mecéri arru do; han marcado tus impresiones varías huellas imborrables, en la

se ven mujeres, y hermosas.'., y v fda 'de los ¡¿venes. Si ¡ás han se sienten amorosas y se^ sienten m a r c a d o , p^ro n 9 se sabe cuales amantes. jeres..

sienten mu- mjys: intensas, SÍ /I^S distes de t-jda Us amo-

nio-.ehem sí ob o-bti+fa Si I , . . R - ÍÍ I- . lian vuelto sus ojos al día que r 0sas, las fugaces de un

amaneció alegr^; que amaneció mentó.. . radiante, y esta claridad, esta ale- .1. LÓPEZ

E L E G O

Tríptico OK NUESTRO CORRESPONSAL.

/0'

i>ut

S O H I T O S A la que está en otra estrella

tía novia muerta

Murió como una ílor. Su rostro era cual un lirio marchito; celestiales expiraron sus ojos; a la cera similaban sus manos virginales.

Llevósela tras sí la Primavera. Las luces de los cirios funerales alumbraron su cuerpo: venció artera la Muerte con sus brazos espectrales.

Cuando en blanco ataúd al cementerio lúgubre la llevaban, con dulzura cantaban los canoros ruiseñores. b,. . , t . . ;

¡Triste como la imagen del Misterio parecía su lánguida figura la virgen de los últimos amores!

La de la fii

• ' • — i. ' J.i » '

B í piano mudo Está cerrado el piano. En su teclado

no se posan las manos femeninas que ritmaban cadentes sonatinas hijoa de algún artista alucinado.

Chopín, Sekubert. ¡Cuánto he admirado vuestra gloria oyendo las divinas notas, que aquellas manos marfilinas matizaban con aire delicado!

Todo pasó. La solitaria estancia ha perdido la mágica fragancia que le daba su alegre juventud.

• V : • { • "í f • ' • < \ ft • <• ir'. Todo el ayer se lo llevó la muerte.

Hoy el piano en su lugar, inerte, parece un armónico ataúd.

íiima fias sido.. Luna has sido en mis noches de tristeza.

Cuando nadie me amaba tu me amaste. En el arte divino me iniciaste inspirándome tú con tu belleza.

Siempre te admiré. Cuando en mi ensueño imagen para mi obra me forjaba, con tu belleza yo la comparaba, pues todo junto a tí era pequeño.

Hoy por el lodo de la vida errante camino taciturno; muy distante está tu alma de mí; no he de verte

nunca, nunca jamás, todo ha acabado. Sin ilusión mi corazón llagado lu<-ha contra lo adverso de la suerte.

A. RIVERA FUENTES

a

A. la simpatiea Concha Bañon; poseedora de los brazos, que la Venus de Milo envidian».

Por nadie es ignorado el célebre cuadro de Leonardo de Vince, "La Gioconda" , obra que existió en el Museo de Louvre, en Paris, y que íué robad-i. (E) raptor fue un artista distrazado de albañil que se enamoró, segün cuentan, de la mas famosa expresión de la risa).

Para nosotros, los que no tenc-mos educación artística, "La Gio-conda4 ' es una mujer que el autor procuró con su inspiración alargar los labios, hoyarlos en sus exire-mos, entornar los ojos, trazar unas cejas horizontales y vemos en e.sa maravilla ja expresión de la sonri-sa de una mujer que satisfecha ríe

' 1

con ironía del mundo, tie las cosas V de lo

s ojos inocentes que la con-templan.

E). de Vmce quiere que adivine-mos esa sonrisa.—¿Cómo?—Mire-mos sus ojos—¿Qué nos dicen? —¿Amor?... no, puesto que esa mirada no es franca, no . trasluce lo que su amia siente o mejor di-cho no es cie^a.—¿Odio?... no, tampoco porque es "dulce y nos adrada ai mismo tiempo. N o quie-ren decir penas ni alearías, ni pla-ceres. ¿Tienen algo de ironía?... Nada uemos sacudo de su mirada incomprensible. Veamos su boca. —¿Qué dice esa boca anuda para expresar sonidos y elocuente para la expresión de los sentimientos? —Parece que ríe satisfecha de alL,o que nosotros no podemóV com-prenda*. No son gaiías de besar, ni arrepentimiento de haber besa-do . . No es coquetería refinada, ¿Es gesio de burla el que lleva en Us miele:- de sus labijs de lienzo y vermeil ón?...

Al mirarla el hombre parece que dice: «¡Infeliz!, amas ciego a la mujer y no la comprendes. Es-•udMia v después comprenderás el p< i qué de mi risa». La mira una mujer y expresa: «No seas ingé-nita yo quise mucho a los hombres y hoy los compadezco. Sus pala-bra?; son para mí novelas leidas que entretienen; pe ro que sus hermosos bosques, sus noches de luna y sus frases olocuemísimas de amor ardiente, son mentira».

Yo he estudiado a la mujer. Después he mirado a la hija de

Leonardo y todavía no la com-prendo—¿Porqué ríes así?... Ar-tista, tque dice tu engendro?... jnadie contesta!... Solo una sim-pática Velezana que rie como «LA Gioconda, que al reír como esa, incomprensible mujer muestra sus iientes bhncos y alineados, supe-rando esta risa suya, a la de aqué-lla. Solo tú, Concha, cotre de perlas, manantial de arte, mujer divina.. . ¿Que es lo que dice vuestra sonrisa?

YO. Vélez Blanco. 2 0 - 6 - 9 2 0 .

n q u j i i i

De interés local

so? ,-Me concede V. su permi-

— Pase V.« caballero, • > ' Ji : <•••,-.:, •.•>,) JfitU.J. —Pluma en ristre ¿eh? —Si, señor; los miércoles a

estas horas es sabida mi ocupa-ción, limpiar de moho y orín mi pluma y poner de medio luto estas cuat lillas, a fuerza de escú-bir y borrar. A nosotros los escritores novatos nos pasa igual que a ios pescadores de caña, que, haciendo derroche de paciencia, consiguen ver clavado en el an-zuelo al pececillo incauto y sa-broso.

—V. perdone, pero no veo la comparación.

— Sí, hombre, creo que puede pasar, aunque no sea más que por la paciencia de unos y otros; pues el pescador arroja cincuenta veces el anzuelo y siempre lo arroja con la misma esperanza; cuando creemos que va a romper la caña y a no volver a ser victima más de la tarda decisión de la sardinilla codiciada, es cuando coloca el cebo con más esmero y cuando cree que ha llegado la hora de verla revolotear, pen-diente del hilo; así a nosotros, mojamos mil veces la pluma en el «atro licor de la verugosa aga-lla», que diría un predicador ilus-tre, Eray Gernudio de Campazas, escribimos una írase y la borra^ mos, volvemos a escribirla mo-dificada y volvemos a bo/rarla, hasta que a fuerza de gimnasia intelectual y de ejercicio caligrá-fico vemos con regocijo brotar de la pluma el concepto deseado. Lo que es el fliar para el pescador es el tintero el que escribe; los

E L E G O

peces de aquél , son las frases de éste; la caña en el uno es la pluma en el ot ro . . .

—¡Bien, bien! Admitido el símil ¡Mentecato de mí que me atrevo a hacer la contra para luego pasar por las horcas caudinas de la convicción forzosa!

Pero ¿nó le parece a V. que estas discusiones no son las que nos reúnen y que estamos desper-diciando un tiempo hermosísimo, que nos puede hacer falta para nuestro asunto?

—Verdaderamente, señor. Díc-teme V. sus impresiones, que pronto se verán alineadas en estos renglones, como un ejército en orden de batalla, demandando enmienda y justicia de aquellos a quienes vayan dirigidas. Empiece V. sin excitar mucho su sistema nervioso y endulzando un poco su agria y libre fraseología.

—Lo procuraré, aunque yo creo que las palabras deben co-rresponder siempre a las ideas, y , si éstas son de indignación, más pueden ser aquéllas suaves, dulces y amables. Los resoplidos feroces del auto me hicieron la otra larde entrar en gana de acudir a su lle-gada, agasajando asi ai monstruo qtae tanto ha facilitado nuestra comunicación con Loica y tan corta ha hecho la que antes era interminable distancia entre estos pueblos; pero otra casa absorvió por entero mi atención.. .

—¡Va! ¿Alguna velezanita de esas que quitan el ñipo/ ¿eh?

—¡Ca, hombre! ¡Vi aún para admirar estas flores puede uno pararse en camino de obstácu-los, desengaños y sinsabores. Fué la tapia ruinosa y destartalada que hay enfrente ¡Cuidado que resulta feo eso en sitio tan concurrido, precisamente a primera vista de todos los forasteros que visiten nuestro pueblo! Ganas me dieron de ir entonces mismo a hablar con el Sr. Ale lde, para rogarle se interesara en la desaparición de ese rótulo elocuente de abandono y suciedad, <;No podía incorporarse a la vía pública todo ese trozo, adquiriéndolo el Municipio, o que su dueño lo arreglase en debida forma, pudiendo dedicarlo aunque fuese para sembrar hierbabuena" Serí* un ornato para el pueblo y un jornal para algunos nece-sitadas.

—Lleva V. mucha razón, amigo mío, y hemos de procurar conse-

guir cosa tan razonable. Nuestra misión es esa, aunque nos llamen Quijotes.

—Iba yo antes por la calle y siempre culpaba al que caminaba delante de mi de los malos olores que se perciben; pero, extrañán-dome que tantos y tantas coin-cidiesen en el mismo dejecto, hube de fijarme y ¿cuál dirá V. que era la causa de este martirio para las narices y de este detri-mento para la salud?

— N o puedo dar en el quid, señor. ¿Cuál?

—Esos charcos cenagosos que hay en mil calles, debidos a las espesas domésticas, cuyo objeto es vaciar el cubo, sea donde sea, con tal de que sea pronto; y al poco celo de los agentes de vigi-lancia, que dan poquísimo valor a cosas que tanto tienen, si no mien-te la Higiene.

—También he de darle la ra-zón. Viene V. hoy oportunísimo. Siento mucho no tener orden de emborronar mas cuartillas, para seguir en esta charla tan amena y tan Util, si prestan oidos a ella los que deben prestarlos, puesto que solo pedimos cosas justas y en beneficio del terruño.

—Pero ¿rne impone V. ya el punto final? ¿Quiere V. terminar por hoy, precisamente cuando yo estaba poniéndome en dispo-sición?

—No es un capricho mío, se-ñor; llevamos ya siete cuartillas y este trabajo no debe pasar de cua-tro; así es que el miércoles pró-ximo anudaremos el hilo roto de estos comentarios.

—Bueno, pero nos dejaremos de discusiones al principio y aprovecharemos mejor el t iempo. V. siga bien.

—Adiós, mi caro amigo, que no falte usted. Mucha observación ¿eh? Hasta luego.

D O M I N I C O .

l o me dejes, lusa mía Para ti, Conchiea mía, encar-

nación ideal de mis sueños, esperanza de mi vida...

Siempre en mi, Musa Divina vives inspirándome poesía. ¡Oh!, Musa de mis elegías más bella que la Ondina.

M<ts bella, sí, que ninguna; por tus hermosos cabellos, porque tu rostro lo envidian

los serafines del cielo, porque en tu boca de rosa duermen caricias y besos.

No me dejes, Musa mía tirado en el arroyuelo, mira que de sed me abraso, mira que sin tí me muero, mira que el amor me mata y tú tienes el remedido.

Dame a beber en tu mano el bálsamo que deseo, que el mai de amores se cura con amorosos afectos, con palabras que son vida, con sonrisas que son besos.

Musa mía, alma mía, no me dejes un momento, que los soles de tus ojos me den vida con su fuego, que el perfume de tus labios perfume siempre mi aliento; que no es justo que entre sombras dejes de amores muriendo a quien viviendo entre abrojos de su vida hiciste un sueño.

Musa hermosa, la más bella, la de los negros cabellos, la que su cara envidian los serafines del cielo, la que en su boca de rosa duermen caricias y besos; si al fin llegas a alejarte vuelve aquí tu pensamiento, curando asi mi agotiía adoraré tu recuerdo.

ALONSO P U M I T A S Í N C H E Z

La señouia o señoritas, que acertaren la solución de ios col-mos, anagramas, adagio, etc. de esta sección recreativa,—y quisie-ran hacerlo—mandarán, a esta redacción un papelito que diga la solución, acompañado de sus res-pectivos nombres.

Combínense las letras de los anagramas siguientes y se tendrán tres distinguidas señoritas de la localidad:

Nica lío, Bailas •ar Girón | 11 M

G i l a Boina Gromo 11 - i i

Si, estalla I M

El adagio, está contenido en estas tres frases:

Simpática lectora: ¿Qué haces tan pensativa, abrasando con el fuego de tus ojos de ensueño, estas lineas inocentes, que hacen moverse tus labios de rosa y ambrosía? piensa, en que no es mala nuestra intención, para hacer que te pongas triste.

Bien sabes, ¡Oh lectora! que el adagio, que tanto buscas, lo tiene tu jóven cerebro; tú lo sabes.

Y si no quieres molestarte, no pienses más, que lo acertarás, antes que lo desaciertes.

C O L M O S

¿Cuál es el colmo de un depen-diente?

¿Y el de un albañil? ¿Y el de una nodriza?

S u e l t o s y J f o t i c i a s

Not ic ia asombrosa

¡Ja, ja, ja, ja, ja.. .! Aplastante, horripilante, archi-

despampanante, espeluznante; así es el comediante que debuta hoy en el 4 'Salón44 para divertir al pú-blico Velezano, con sus habilida-des.

[Ja, ja, ja, ja...!, y qué artista tiene que ser. Pero es lo cierto que es bueno cuando lo ha trans-portado el avión por las regiones etéreas.

Preparaos Vclezanos, a ver lo nunca visto. ¡Ai gran Aretino! a ese artista mundial, de inhabitadas regiones.

Eso es lo que aquí viene, lo que no ve nadie, y seculan seculorum, amén.

Así sea. Fel ic i tac ión

Hoy festividad de S. Juan , celebran sus onomástica fiesta los populares Juanes y Juanas. Desde estas columnas felicitamos a todos, deseándoles muchas prosperidades y dichas.

Regreso

De Granada, nuestro amigo don Juan Rubio.

—De Madrid, ai Registrador de la Propiedad de esre partido, D. José Estévez Fernández.

—Dei mismo punto, nuestro amigo D. Antonio Ibarta.

Tip. de EL ECO

Í L 5 L E C O ww - y

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