lina bo bardi: la vivienda y su relación con la naturaleza
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Lina Bo Bardi
Vivienda y su relación con la naturaleza
Introducción y presentación.
Hace un par de meses de manera casuística me asignaron estudiar constructivamente una vivienda
unifamiliar elevada sobre pilotes, esta era, nada más y nada menos, la Casa de Vidrio, de una
arquitecta de la que no había oído hablar hasta el momento, Lina Bo Bardi.
De origen italiano graduada durante la II Guerra Mundial, emigró a Brasil donde desarrolló casi la
totalidad de su trabajo. Su arquitectura tiene un marcado carácter social y pronto descubrí que es
difícil encontrar alguna obra suya que no sea de fin público. También es difícil clasificarla en algún
estilo, pues experimentó con libertad y es complicado encontrar dos trabajos suyos iguales como
comprobaremos a continuación en los ejemplos que describiré y desarrollaré en este artículo.
Siempre me ha gustado analizar a los arquitectos a través de sus “pequeñas viviendas”, pues creo
que ahí es donde dejan los trazos más importantes de su arquitectura en los pequeños detalles.
Antes de todo, me gustaría extraer ciertos aspectos de la arquitectura de Lina que ella siempre tenía
en cuenta a la hora de afrontar un nuevo proyecto. Pese a la diversidad de formas, influencias y
soluciones de su arquitectura podemos extraer algunas conclusiones generales de toda su obra.
La primera es que la “idea” de un proyecto sólo puede surgir de un concepto fuerte y consistente
capaz de alimentar todo su desarrollo y de responder a las diversas dudas proyectuales, ésta no es
algo técnico o formal sino más bien de tinte poético.
La segunda es la superación del formalismo y la introducción de la disonancia en la arquitectura. Lina
se aleja de los dogmas impuestos por la arquitectura moderna, se siente más próxima a los
arquitectos expresionistas de principio de siglo y a una arquitectura organicista como la de Gaudí o
Frank Lloyd Wright. Ella no busca la belleza si no la poética.
La tercera idea es la del concepto de “rigor con libertad” mirando la arquitectura desde una
perspectiva de investigación con fin social y científico, para ella sólo subsiste la arquitectura útil y
viva.
En cuarto lugar, resalta la relación entre arquitectura y teatro, arte para el que trabajó varias veces
proyectando escenografías y edificios para dicho fin.
Por último, defiende el uso del “ojo antropológico” del arquitecto, puesto que para ella la antropología
era el material imprescindible de su obra y las más importantes experiencias y anécdotas de su vida
provienen de la observación de los hechos de la vida cotidiana.
De su forma de trabajar cabe destacar su gusto por experimentar soluciones constructivas in situ, a
escala 1:1. Se conservan además muchos croquis y dibujos que realizó para explicar a los obreros
cómo quería exactamente las cosas en obra, además de los diferentes que hizo para proyectarlos.
Una vez repasados estos conceptos generales me centraré en la descripción de varias viviendas
unifamiliares de Lina. Ella no solía aceptar encargos de particulares sin embargo si hizo excepciones
con algunos amigos cercanos. Muchas de ellas se construyeron de forma póstuma, sin embargo en
este artículo me centraré en tres construidas en la misma década. La primera, mencionada al
principio de este artículo es la Casa de Vidrio, construida en 1951 como residencia particular de Lina
y su marido. La segunda, la Casa para Renato Cirell, profesor de la USP y su esposa Valeria
finalizada en 1958. Finalmente también describiré la Casa Chame-Chame, proyectada en 1959 para
Rubem Nogueira y Gilka Felloni-Mattos. Estos tres ejemplos han sido escogidos con cuidado, puesto
que además de ser parte representativa de su obra, muestran la disparidad aparente a primera vista
en su trabajo y permiten investigar los rasgos comunes en él. Además al haber sido construidas en
vida, podemos verlas tal y como se idearon con los cambios que Lina realizó en ella durante su
ejecución, costumbre muy común en ella debido a su continua experimentación. Comenzaré su
estudio con una descripción breve de cada una de ellas, destacando sus elementos más importantes
y finalmente concluiré con una comparación de los rasgos comunes a todas.
Todas ellas se desarrollaron en el post-modernismo, en un contexto social de crecimiento económico
para Brasil, en la misma época en la que surgían las grandes utopías de la ciudad moderna (Brasilia).
Casa de Vidrio, 1951
Lina muestra en esta obra su fascinación por dos grandes y arquitectos que la influyeron durante su
educación y su trayectoria profesional, siendo a primera vista ésta casa una fusión de los elementos
principales de sus obras maestras. El primero es Le Corbusier con la Villa Savoie, de la que sacamos
similitudes como la elevación de un gran volumen blanco sobre pilotis, sobre el paisaje y el segundo,
Mies Van der Rohe con la Casa Farnsworth ligeramente elevada también sobre su entorno y en
constante relación con él.
La casa se encuentra en una parcela en pendiente en un bosque de los suburbios de Sao Paulo, en la
colina de Morumbi. El modo de acceso es cuidado, la casa comparte parcela con otros volúmenes
imperceptibles desde ella pero los recorridos entre ellos son un camino cuidado en la forma en la que
se va percibiendo la casa, no se escoge el trayecto más directo o corto. Dependiendo del punto de
llegada tenemos dos accesos, uno superior a nivel de planta y otro inferior a través de una escalera
que conecta el jardín con la parte más pública de la vivienda. En este último, se trata con cautela los
pavimentos utilizados intentando respetar el terreno natural al máximo y marcando el recorrido con
piedras planas de la zona. El volumen mantiene una constante relación el exterior, no sólo a su gran
superficie acristalada de grandes ventanales si no en la forma en la que se apoya sobre el terreno y
juega con la topografía. Su sistema estructural se basa en una planta libre y una estructura de
contacto con el suelo sobre pilotes metálicos y muros de carga.
Si miramos planta y sección podemos distinguir una distribución en la que diferenciamos distintos
filtros manteniendo un contacto más íntimo con el terreno en las zonas más privadas de la vivienda y
separándose de él en las más públicas. Adentrándonos a través del acceso superior y más común
por franjas encontramos la zona de vivienda del servicio, las habitaciones y baños de la propiedad y,
por último un gran espacio abierto como zona pública de visita. Estas zonas se separan además por
distintos elementos constructivos. La zona de vivienda del servicio y la de la propiedad se separan
por un patio además de un gran muro ciego que impide la visión de un espacio a otro, así mismo las
habitaciones quedan separadas con un muro continuo también del resto de la casa. En la zona
pública se crea un hueco por el que se ve atravesar el volumen un gran árbol que refuerza el
contacto con la naturaleza.
Finalmente, los materiales utilizados en esta casa fueron el acero, el ladrillo, el hormigón, vidrio y
piedra, situándose a camino entre la prefabricación y la artesanía.
Casa Cirell, 1958.
La vivienda se sitúa en un solar en esquina, el cual cuenta también con una pequeña pendiente hacia
el sur aunque no tan acusada como en el caso de la Casa de Vidrio. Está inclinación del terreno
determina la posición de la piscina estanque en esta zona así como la evacuación de aguas y
escorrentías hacia ella.
Una vez más el acceso es proyectado con atención obligando a un cierto rodeo de la casa que se
percibe como dos volúmenes flotantes prismáticos sobre el agua de la piscina y unificados mediante
una cubierta a dos aguas ajardinada a media altura.
Toda la casa está rodeada por una galería sostenida por troncos de madera y, que apoyada sobre
pequeñas zapatas de hormigón camufladas entre las piedras del estanque sostienen la cubierta que le
da sombra y la protege del sol. La casa a primera vista evoca un poco, la estructura de templo griego
con la columnata y el peristilo que se apoya sobre un basamento, esta vez de madera a pocos
centímetros de la lámina de agua del estanque.
Los revestimientos de la casa tienen una intención de mimetizarse con el paisaje sin dejar de advertir
que es un elemento artificial dentro de él, aún así se incrustan en ellos pequeñas piedras y muestras
de vegetación mediante una técnica de marquetería, transformando el proceso de construcción en
algo muy artesanal.
La distribución exterior ya deja imaginar cómo puede ser la interior pues la vivienda una vez más se
separa físicamente por usos. El volumen más pequeño acoge las actividades de servicio, mientras
que el volumen principal contiene la zona de vivienda, siendo estos dos separados por un pequeño
patio. Centrándonos en el volumen principal podemos observar el uso de la doble altura una vez más
para separar los usos más públicos, salón, comedor y cocina, situados en el primer nivel y
biblioteca-dormitorio y baño en el segundo siendo el salón el punto de mayor altura y conexión entre
ambos espacios. No existen separaciones verticales tangibles excepto en las zonas húmedas sólo
dos elementos que configuran y caracterizan el espacio; la escalera de caracol en un lateral de la
vivienda y la chimenea como punto central de la misma.
Casa Chame-Chame, 1959.
Diseñada en Salvador de Bahía, en una de las parcelas de un desarrollo residencial de baja densidad
llamado “Jardim Salvador” en una zona de acusada pendiente y topografía. Los lotes del desarrollo
tenían como ventaja la cercanía al centro de la ciudad y la integración de los jardines en todas las
viviendas de las urbanizaciones de un modo parecido a la idea de ciudad-jardín planteado por
Ebenezer Howard.
Aunque existe poca información de esa casa ya demolida, se conservan algunos croquis que
muestran que desde un principio se intentó integrar la vivienda con el entorno. El perímetro de la
parcela se cubrió con un alto seto vegetal de 4 metros aislándose del resto de las residencias
circundantes. En el interior la casa de desarrolla en una espiral en torno a la naturaleza del jardín que
se va introduciendo y mezclando con los espacios de la casa que pertenecen en continua y cercana
relación con él. Lina define este gesto cuando se refiere a la casa con el adjetivo de “desencadenada”
ya utilizado anteriormente por Frank Lloyd Wright queriendo expresar la forma en la que la casa gira
en torno a si misma. El acceso sigue este movimiento generador recorriendo el perímetro exterior de
la casa con el automóvil a la llegada.
La casa posee un dinamismo único observable a primera vista en planta y en todos los croquis
hechos a mano por la arquitecta. Supone una ruptura con toda su arquitectura anterior, una
aproximación a las formas orgánicas y dinámicas, un gesto amable hacia Gaudí y Wright a quienes
tanto admiró. Se considera parte de su período de exploración, de búsqueda de su propio lenguaje.
Las escaleras y rampas que siguen el movimiento generador de la casa caracterizan todos los
espacios de la misma y recuerdan un poco a los de la casa La Roche de Le Corbusier. La casa de
nuevo se divide por zonas de actividad, si abstrajésemos la forma en planta hasta formar una “C”
invertida un extremo sería una zona de habitaciones, el otro una zona pública de estancia con salón,
comedor...etc. y por último en medio de los dos se añadiría un volumen hacia el exterior que sería la
zona del servicio. Por último la zona de la planta de arriba de la cual no se encuentran planos
albergaría la habitación principal con un espacio de terraza con vistas al resto de la colina.
Los materiales escogidos lo fueron para reforzar el concepto de integración con la naturaleza,
intentando crear con la envolvente un muro vegetal de piedra y gramíneas que mantuviese una
continuidad con los setos exteriores de la casa y con el resto del jardín.
Conclusiones y comparación.
Así, estas tres casas, a primera vista muy diferentes, forman parte de una búsqueda de lenguaje
propio y experimentación de la arquitecta y guardan más allá de su forma gestos comunes en su
forma de proyectar y circunstancias iniciales y nos permiten observar un cambio de actitud en
elementos constantes en todas ellas.
Como elementos constantes tenemos una topografía acusada y un juego de desniveles en todas las
parcelas, aprovechado en ellas como parte del proceso de generación del volumen de la casa. Así en
la Casa de Vidrio flota sobre el terreno dejando una gran masa de aire bajo ella manteniendo un
contacto muy delicado con él con un juego de dos niveles. En la Casa Cirell, nos encontramos una
ubicación de la vivienda dentro de la parcela condicionada por su desnivel situándola en la parte más
alta de la parcela ligeramente elevada sobre un plano de agua pero en un contacto más cercano al
suelo. Finalmente, en la Casa Chame-Chame esta separación vivienda terreno desaparece para verse
totalmente condicionada por la topografía y contacto pleno con ella.
Así mismo, podemos ver la evolución de la actitud de la arquitecta hacia el entorno y su búsqueda del
continuo contacto con la naturaleza aunque las parcelas y ubicaciones eran muy distintas, pero
tomando diferentes posturas hacia ella en los diferentes casos.
En la Casa de Vidrio, destaca la actitud de “observación de la naturaleza”, desde un plano superior y
a una distancia a considerar de ella, muy parecida a la visión que tendría un pájaro de ella. En la Casa
Cirell, se busca más la “integración con el entorno”, un contacto más directo pero separando los
espacios de vivienda y jardín todavía con un espacio perimetral y flotando ligeramente sobre ella, se
aproxima pero no interrelaciona con ella. Por último en la Casa Chame-Chame busca la plena
integración de la misma en la vivienda llevándola hasta su último espacio intentando no distinguir
entre interior y exterior. Manteniéndose al mismo nivel de suelo integrándola en los muros en cada
uno de los espacios intermedios de la vivienda y aislando la vivienda de cualquier contacto que no
sea la misma para no distraer la atención de ella. Busca un sentimiento de “vivir la naturaleza”.
Así podemos distinguir un juego de alturas común en todas ellas, cuando no es pre-existente,
provocado por ella misma, juego de alturas que aunque comienza siendo exterior y viene determinado
por ello como en la Casa de Vidrio, se extiende al interior y lo coloniza como forma de proyectar
como en la doble altura de la Casa Cirell o en el juego de rampas y escaleras de la Casa Chame-
Chame. Un camino de experimentación que encuentra una forma de llevar la naturaleza al interior de
la casa.
Artículo escrito por:
Beatriz Aedo
19.04.2013
BIBLIOGRAFÍA:
- De Oliveira, Olivia. Revista 2G .Nro 23-24. (Monográfico dedicado a Lina Bo Bardi)
- Casa de Vidrio, Sao Paulo, Lina Bo Bardi, 1951. Díaz González, Ana M.
- Coderch, variaciones sobre una casa. 2001. Arquia/tesis. Rafael Díez Barreñanda