libro. de parcial globo · 2018-09-18 · —amigo, para el misterio que comenzaremos a resolver...
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en una ciudad llamada Buenos aires…
en el país de argentina…
en el subcontinente de sur américa…
Había una creciente conmoción entre los
periodistas del diario El Sol.
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Mi Buenos Aires queridoooooooooooooooooo
Desde hacía una semana, todos los días recibían llamadas de personas que aseguraban haber visto a
carlos Gardel, en diferentes lugares, cantando a todo pulmón su tango “Mi Buenos aires querido”.
en El Sol pensaban que se trataba de una broma, y con toda la razón, pues el cantante y
compositor de tango había muerto muchísimos años atrás. sin embargo, al periódico llegó un video
de un pasajero que viajaba en el Tren a las nubes —llamado así por la altura de sus vías—, quien
había logrado capturar la imagen del famoso personaje. este iba sujetado de un paracaídas que
estaba amarrado a uno de sus vagones.
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El viajero, quien minutos antes había estado filmando la hermosa vista, se sorprendió al escuchar
su tango preferido fuera del tren. cuando se asomó por la ventana, vio al compositor vestido
como todos lo recordaban: con su traje, su corbata y su sombrero. el hombre se frotó los ojos
para asegurarse de que no estuviera soñando pero, al abrirlos de nuevo, la imagen seguía ahí.
no había duda, ¡era Gardel, cantando a 4.300 metros sobre el nivel del mar! Los redactores del
diario quedaron boquiabiertos y, luego de la conmoción, cayeron en la cuenta de que habían
desperdiciado una semana entera de investigación. sin explicación aparente, ¡el cantante había
regresado!
Mi Buenos Aires queridoooooooooooooooooo
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EQUIS trabajaba en su oficina en Colombia cuando se encendió la señal roja de alerta de su
computador, lo cual significaba que le había llegado nueva información sobre un caso por resolver en
algún rincón del mundo. entró a la página principal de su proveedor de misterios y leyó:
¡Argentina conmocionada! 12 de JULIO. agencia
¡Carlos Gardel se está apareciendo en distintos lugares del país, haciendo
cosas inexplicables! fue visto por última vez en el Tren a las nubes. Hasta
ahora, ¡nadie ha podido comunicarse con él!
—¡Bien dicho! —gritó el investigador emocionado—. Hasta ahora…
Pero esta vez, antes de llamar al Globo como era costumbre, encendió su minicomputador
portátil. se conectó a la página principal de El Sol y buscó la manera de que el diario le mandara,
automáticamente, información adicional sobre el caso. al lograrlo, la ardilla alzó su mirada y, junto al
computador, chifló para avisarle a su compañero de aventuras que tenían una nueva misión:
¡Fiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiif!Prop
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de E
l Glob
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el Globo llegó arrastrando sus brazos de cabuya, indicando de manera teatral su falta de
motivación para trabajar ese día en particular. sin embargo, la ardilla ignoró su actitud y le dijo
con gran entusiasmo:
—amigo, para el misterio que comenzaremos a resolver hoy tendremos un aliado muy especial: la
tecnología. Viajaremos a argentina, donde el espíritu de carlos Gardel anda suelto, cantando su
famoso tango “Mi Buenos aires querido”. el diario encargado del caso nos irá enviando información
sobre su paradero en tiempo real, lo cual nos facilitará la tarea. ¿Me ayudas? —preguntó eQuIs.
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el gigante de lona alzó una
ceja y luego la otra. no
fue necesario que
el investigador le
recordara que
argentina era famosa
por algunas de sus
cosas favoritas: la carne, el
vino, los alfajores cubiertos
de chocolate negro o blanco y el
fútbol. Precisamente, en pocos días se enfrentarían
dos de sus equipos preferidos en su capital… ¡asistir a este
partido era una oportunidad que no podía perder! Para sorpresa
de la ardilla, su compañero de aventuras lo alzó con los mismos brazos que
minutos atrás parecían sin vida, y lo metió en su canasta para que no perdieran ni un solo segundo.
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EQUIS tenía muy claro cómo funcionaba este globo. Era un personaje muy particular, porque
aunque era capaz de cruzar el planeta Tierra de punta a punta, solo aceptaba órdenes cantadas. El
Globo era quien lo había llevado al lugar inicial de todas sus aventuras, recorridos tan largos que en
ocasiones habían tomado días enteros de viaje.
Lo primero que vino a su mente fue el típico coro que los argentinos cantan durante los partidos de
fútbol. Le cambió la letra y, a los pocos segundos, comenzó a entonarlo con energía.
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—¡Llévame a Argentina, por favor! —pidió el
investigador, eufórico.
Vámonos a argentina
en Buenos aires hay Buen tango,
que allá te diVertirás
en Bariloche esquiarás,
con los gauchos en la Pam
Pa
en mar del Plata a la Playa
y con Pingüinos en el hela
do mar.
y Bajo el iguazú te mojarás.
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El Globo, quien sabía a la perfección hacia dónde debía dirigirse, salió por el techo de la oficina y se
encaminó hacia el sur del continente sin perder de vista la cordillera de los Andes, que les serviría para
orientarse. Al llegar a Argentina, el minicomputador portátil vibró indicando que había entrado un
mensaje proveniente del diario. EQUIS leyó que un guía turístico había tomado una foto de Carlos
Gardel haciendo canotaje en las cataratas del Iguazú, en uno de sus tramos más espectaculares pero
a la vez más peligrosos, llamado la “Garganta del Diablo”. Aunque la imagen no era muy nítida, se
reconocían con claridad el traje, la corbata y el sombrero del cantante.
—¡Uno de los lugares que menciona la canción será el punto de partida de nuestra investigación!
Cuando veas el Tren a las nubes, gira a tu izquierda con rumbo hacia el oriente, y busca el lugar en
donde Argentina, Brasil y Paraguay están separados por las caídas de agua del río Iguazú —explicó la
ardilla a su amigo, mientras los vientos andinos arrastraban sus palabras.
El Globo hizo señas indicando que el tren estaba debajo de ellos y tomó el camino sugerido por el
investigador. Unas horas más tarde, comenzaron a sentir la humedad de la selva que rodea esta zona
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y a escuchar un ruido estruendoso. De un momento
a otro, el torrente apareció ante sus ojos. el Globo no
pudo contener la emoción y se detuvo en seco. sentía
que le faltaba el aire al presenciar tal majestuosidad.
—¡estás estremecido con el poder de la naturaleza!
¡sabía que este viaje valdría la pena! —exclamó
eQuIs al ver a su amigo con la mano extendida hacia
las cataratas; sus ojos, humedecidos por las lágrimas,
brillaban con el último rayo de sol.
De un momento a otro, una densa oscuridad cubrió
la selva. La ardilla decidió que lo mejor sería buscar
en dónde dormir, pues era evidente que a esa hora no
encontrarían al guía, testigo de las locuras de Gardel.
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el Globo se instaló en la copa de un árbol y ambos cayeron en un profundo sueño.
Después de un largo descanso, el investigador despertó sintiendo que se encontraba en un lugar
sumamente acogedor. cuando abrió uno de sus ojos, vio que estaba rodeado de pelos de varios
tonos de color café y una que otra pluma colorida. extrañado, trató de moverse de un lado a
otro, pero estaba atrapado. Forcejeó con los codos, presintiendo lo que había sucedido. ¡un coatí,
un mono caí y un tucán habían invadido la canasta! Los codazos terminaron despertando a los
animales y estos, asustados, se lanzaron sobre la ardilla.
—¿Quiénes son? ¿Qué quieren? —preguntó eQuIs, tratando de espantarlos.
—¡shhhh! —respondieron los tres afanados y, en voz muy baja, uno de ellos continuó—: ¡solo
queríamos tener una noche en paz y calma! un jaguar estaba merodeando nuestro territorio y
pensamos que en este sitio estaríamos a salvo! a nuestro amigo, el tapir, le fue imposible trepar hasta
aquí y tuvo que quedarse abajo. ¡ojalá se encuentre bien!
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—Perdonen, ¡creí que me estaban atacando! —se excusó el investigador, pero antes de continuar lo
interrumpió la vibración de su minicomputador portátil. Miró la pantalla y leyó en voz alta:
Varias vacas de la estancia El
Rosal, en la provincia de La
Pampa, murieron súbitamente
de un paro cardíaco al ver que
un gaucho loco, parado sobre
su caballo, las arriaba mientras
cantaba “Mi Buenos Aires
querido” una y otra vez.Propied
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—¡¿Todo eso lo hizo el jaguar?! —preguntó el tucán
tembloroso, quien se había limitado a oír el principio
del mensaje.
La ardilla le aseguró que el culpable no era aquel
animal, y les contó a los demás que él y su compañero
habían viajado a Argentina para resolver un misterio.
¡Estaban buscando al protagonista de la noticia que
acababa de recibir!
—¡No hay tiempo que perder! ¡Gardel se nos ha
adelantado de nuevo! —dijo EQUIS al Globo, quien
apenas estaba abriendo los ojos. Con un leve gesto,
el investigador se despidió de sus nuevos amigos y
exclamó—: ¡Vamos ya a la tierra de los gauchos!
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