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Leslie Bethel, TOMO II. CAP 6: LA CONQUISTA ESPAÑOLA Y LAS COLONIAS DE AMÉRICA. Los antecedentes de la conquista. Francisco López de Gómara, uno de los primeros historiadores de las Indias, da a conocer la filosofía de Hernán Cortés, al señalar que para poder llevar a cabo el proceso de conquista era imprescindible poblar, para así además poder convertir a la gente. Los antecedentes de la conquista en América se encuentran principalmente en la España medieval, en el proceso de RECONQUISTA, es decir, la lucha contra los moros para volver a ocupar el sur de la península ibérica. Este proceso fue una típica “guerra de frontera”, caracterizada por los asentamientos y la colonización controlados, donde se establecían ciudades bajo privilegios de la corona. Conquistar, en un sentido se entiende como colonizar, ocupando y explotando la tierra, pero por otro lado también se puede entender como invadir, saquear o avanzar, a través de la posesión de objetos portables (oro, botines o ganado) y el establecimiento de señoríos sobre vasallos. En este sentido, en la Castilla medieval existía una especie de conciencia del honor, donde ganar honra y valer más era una de las principales ambiciones, sobre todo en el mundo militar y, para llegar a obtener tales recompensas, el camino más corto se forjaba con la espada. Al final des s. XIII se completa la reconquista por parte del mundo cristiano en la península y la sociedad ibérica ahora busca nuevas fronteras en los mares. Catalanes y aragoneses hacia Sicilia, Cerdeña, norte de África y el este del Mediterráneo; los castellanos y portugueses, hacia África y las islas del Atlántico. Estos movimientos expansionistas se llevan a cabo durante el s. XV, momento en el que la sociedad europea

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Leslie Bethel, TOMO II. CAP 6:

LA CONQUISTA ESPAÑOLA Y LAS COLONIAS DE AMÉRICA.

Los antecedentes de la conquista.

Francisco López de Gómara, uno de los primeros historiadores de las Indias, da a conocer la filosofía de Hernán Cortés, al señalar que para poder llevar a cabo el proceso de conquista era imprescindible poblar, para así además poder convertir a la gente.

Los antecedentes de la conquista en América se encuentran principalmente en la España medieval, en el proceso de RECONQUISTA, es decir, la lucha contra los moros para volver a ocupar el sur de la península ibérica.

Este proceso fue una típica “guerra de frontera”, caracterizada por los asentamientos y la colonización controlados, donde se establecían ciudades bajo privilegios de la corona.

Conquistar, en un sentido se entiende como colonizar, ocupando y explotando la tierra, pero por otro lado también se puede entender como invadir, saquear o avanzar, a través de la posesión de objetos portables (oro, botines o ganado) y el establecimiento de señoríos sobre vasallos.

En este sentido, en la Castilla medieval existía una especie de conciencia del honor, donde ganar honra y valer más era una de las principales ambiciones, sobre todo en el mundo militar y, para llegar a obtener tales recompensas, el camino más corto se forjaba con la espada.

Al final des s. XIII se completa la reconquista por parte del mundo cristiano en la península y la sociedad ibérica ahora busca nuevas fronteras en los mares. Catalanes y aragoneses hacia Sicilia, Cerdeña, norte de África y el este del Mediterráneo; los castellanos y portugueses, hacia África y las islas del Atlántico.

Estos movimientos expansionistas se llevan a cabo durante el s. XV, momento en el que la sociedad europea sufría las desarticulaciones sociales y económicas de la peste negra, además de la inseguridad y el temor hacia los avances del Islam y del imperio turco-otomano. También se caracteriza por ser una sociedad curiosa en cuanto a descubrir nuevos horizontes; además de adquisitiva, sobre todo hacia el oro y los lujos exóticos.

En este contexto, la península ibérica se encuentra en una ventajosa ubicación geográfica para expandirse hacia el oeste, además, ya se había desarrollado toda una tradición marítima a través de los pescadores en el Mediterráneo y el Atlántico.

Se habla de una raza de marineros, que sacan partido a los avances técnicos y de navegación. Dentro de los principales instrumentos que comenzaron a utilizarse están el astrolabio, el cuadrante y el compás magnético.

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Las necesidades que imponía la exploración en el Atlántico al mundo ibérico eran cada vez mayores y, si bien la experiencia obtenida en el Mediterráneo fue fundamental, no fue suficiente, teniendo que generarse toda una evolución en la construcción de los barcos y en las técnicas de navegación, además de recurrir a la astronomía para orientar los viajes, lo que anteriormente solo se hacía en base a estimaciones.

Dentro de la empresa ibérica de exploración en Ultramar, destaca la superioridad y el rápido avance de los portugueses por sobre los castellanos. En este sentido, hay que señalar que el gobierno portugués, en manos de la casa de Avis, fomentó la exploración marítima, motivado por un afán de encontrar riquezas como también un ideal de cruzada en las nuevas tierras.

Hacia 1460, cuando muere Enrique el Navegante, los portugueses habían penetrado en la costa occidental de África y además, en el Atlántico se habían asentado en Madeira, las islas Azores y en Cabo Verde. En relación a la ocupación territorial llevada a cabo por los portugueses, el método utilizado era el establecimiento de feitorias (factorías), plazas comerciales fortificadas que les permitían mantener su presencia en grandes extensiones del globo sin la necesidad de profundas penetraciones en las regiones continentales. Este era el tipo de colonización portuguesa.

En cuanto a los castellanos, siempre iban detrás de las acciones portuguesas, caracterizándose además por mostrar una mezcla entre individualismo y sentido comunitario, que eran dos aspectos que se fusionaban por lo general en todas las empresas de conquista y a los cuales el jefe o caudillo de éstas debía responder de la mejor manera. Sin embargo, la iglesia y la corona se suman a todo el proceso, asumiendo también un rol protagónico: la iglesia, a través de su influencia moral, elevaba cualquier expedición a la categoría de cruzada, mientras la corona legitimaba hasta cierto punto los señoríos y la adquisición de tierras.

La presencia real se hace sentir de tal forma que, a pesar de que el conquistador goza de gran autonomía por el factor de la distancia, de todas formas es un gobernante para el rey, lo que deja ver que el éste está en el centro de la sociedad castellana, siendo su “señor natural”, quien detentaba una relación contractual con sus vasallos. Esta Monarquía, supuestamente no cae en la tiranía, ya que el rey otorga recompensas (mercedes o favores) a aquellos vasallos que le brindan sus servicios.

Se habla entonces de una sociedad patrimonial con obligaciones mutuas que se desmoronó a fines de la Edad Media, pero que se reconstruye en Castilla durante el reinado de Fernando e Isabel (1474-1504) y que además es llevada a través del océano para implantarla en América.

La unión de los reyes de Castilla y Aragón era una representación (nominal) de la unión de España, lo que se traducía en que todo el poder político y económico de la nación estaba en las manos de estos dos personajes. Esto, sumado a la influencia del humanismo renacentista y de la religión (que presentaba sugerencias escatológicas), llevó a que se resaltara la

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figura de la monarquía como los líderes de un pueblo designado a llevar a cabo la purificación de la península al eliminar todo vestigio de influencia árabe para posteriormente llevar el evangelio a los lugares más remotos de la tierra. Esto deja muy claro cuán fuerte es el factor de evangelización, aunque sea sólo un cuento teórico.

En relación con los aspectos legales de cada expedición, hay que mencionar que la CAPITULACIÓN era el documento que establecía los derechos de la corona en cuanto a los territorios así como también otorgaba privilegios y recompensas para los conquistadores, todo bajo un marco formal de lo que conocemos como un contrato.

Una de las capitulaciones más conocidas es la de Santa Fe, de abril de 1492, entre los reyes católicos y Colón. En ésta se autorizaba a Colón a “conquistar” en el sentido de buscar y ocupar tierras deseadas. Además, se le daba el título de virrey (título utilizado en el Aragón medieval) y de almirante. Sumado a esto, Colón podía nombrar oficiales y recibir el 10% de las ganancias comerciales.

Colón, en su viaje de vuelta a España (1493), fue recibido con escepticismo sobre si realmente había llegado al Oriente como el insistía tenazmente.

La empresa castellana, gracias a la complacencia del papa español Alejandro VI, fue elevada al grado de “empresa santa”, que tenía exclusividad tanto en los derechos como en la obligación de ganar a los paganos para la fe. De esta forma, se le da el carácter de “empresa misionera”, quedando bajo el amparo de toda una justificación moral para llevar a cabo la conquista y la colonización.

Desde 1493 en adelante, las expediciones tendrán un énfasis mucho más marcado en lo que respecta a la evangelización, lo cual es impulsado directamente por la corona.

Se habla a esas alturas de empresas colonizadoras, aunque el rescate (trueque con los indios) seguía siendo el interés central de la empresa, caracterizada ahora por ser mucho más numerosa, pero que prácticamente no incluye a mujeres.

Todas estas primeras expediciones de la corona castellana se llevan a cabo en zonas como las Antillas, dándose una gran similitud con el proceso de reconquista de la península: se enfrentaban a pueblos no cristianos y que además poseían oro. Ante tal situación, Castilla decide poner en práctica métodos provenientes de la tradición medieval, como lo es la dominación extensiva de las tierras y de las personas. Pero lo que más caracterizó a estas empresas fue la poca organización y la incertidumbre en cuanto a qué forma de conquista sería la que prevalecería.

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El modelo de las islas.

El primer gran problema con el que se encontraron los conquistadores en América fue: ¿cómo imponer estabilidad en un mundo donde casi todo estaba cambiando rápidamente? En relación se señala que Colón y sus hombres convirtieron el paraíso caribeño que encontraron en un espacio estéril, lo que demostraba una gran incapacidad de parte de los conquistadores.

Desde la segunda expedición en adelante los conquistadores venían con una motivación mucho más fuerte: querían oro, sueño que al pasar no mucho tiempo se iba desgastando cada vez más. Es por esto que Colón, al ver que no podía enviar las cantidades de oro que se esperaba que enviara a España, quiso suplir tal deficiencia con otra mercancía: los indios como esclavos. Desde aquí empezarán fuertes debates en relación a la condición de los indígenas.

La “barbarie” justificaba la esclavitud y, desde el punto de vista cristiano medieval, se empezó a asimilar el concepto de bárbaro con el de “infiel”, pero gracias a la intervención de los teólogos se consideró que era más apropiado el término “paganos”, ya que el infiel era aquel que rechazaba la fe, pero los indígenas ni siquiera habían oído hablar del mensaje cristiano.

Hacia 1500 la corona declara que los indios son “libres y NO sujetos a servidumbre”, pero en la práctica, se seguía esclavizando a los indígenas “rebeldes” y a los caribes caníbales. Esto demuestra que los conquistadores se valieron de cualquier argumento para legitimar la esclavitud indígena. Solo hasta 1542 con las “leyes nuevas”, la esclavitud quedó definitivamente, aunque no universalmente, abolida.

La familia Colón demostró gran ineficacia en sus gestiones, además la corona poco a poco iba limitando todas las atribuciones que le había otorgado en un principio.

Se adjudica al fray Nicolás de Ovando el título de verdadero fundador de La Española, llegando a ser gobernador hacia 1521. Una de sus obras fue la reconstrucción de Santo Domingo, considerada como la “primera auténtica ciudad del Nuevo Mundo Español”, donde se instauró la primera Audiencia y que además estaba planificada de acuerdo a las concepciones europeas, las que poco a poco se irán imponiendo en el paisaje americano.

La permanencia de los españoles en el territorio implicaba aprovechar los recursos naturales y humanos propios del lugar, lo que a su vez requería de trabajo; y en este sentido, Colón había implantado un sistema de trabajo forzoso, en un mundo donde el mismo concepto de trabajo como lo entendían los europeos era totalmente extraño.

La corona aprueba en 1503 un sistema de mano de obra forzosa, en el cual Ovando tenía la atribución de asignar una cierta cantidad de indios a los españoles para que trabajaran y además, para que fueran cuidados e instruidos en la fe católica. Se habla de que los indios son “depositados” o “confiados” a los españoles, lo cual era una réplica en América del sistema de asignación o ENCOMIENDA de los pueblos moros a los militares en la España

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medieval, pero con la diferencia de que esta nueva encomienda americana no incluía el reparto de tierras o de rentas. Era una asignación pública de mano de obra obligatoria, ligada a responsabilidades especificadas a los indios asignados al encomendero.

En relación a esto, se encontraban por una parte los indios encomendados y por otra, los “naborías”, que eran aquellos que prestaban servicios domésticos a las familias españolas.

Ovando, ante la escasez de oro, procuró que los colonos se vincularan a las labores agrícolas, además, fomentó los asentamientos de pequeñas comunidades urbanas de españoles, cada una con su cabildo.

La imposición del trabajo forzado y los malos tratos, sumado a las enfermedades transmitidas por los españoles, provocó una caída demográfica prácticamente total en La Española, lo que se fue repitiendo en diversos lugares del continente, a medida que el flujo de españoles hacia América aumentaba.

Esta situación fue provocando un fuerte rechazo por parte del mundo religioso principalmente. Antonio de Montesinos, representante de los domínicos, era uno de los mayores exponentes del reproche hacia el abuso para con los indígenas, al que posteriormente le seguirá Bartolomé de Las Casas.

Las Leyes de Burgos, en 1514 fueron un intento por parte de la corona por regularizar el funcionamiento de la encomienda, el cual no tuvo los resultados esperados.

La masacre fue tal, que las poblaciones aborígenes prácticamente desaparecieron por completo, obligando a los españoles a buscar mano de obra en los esclavos negros que comerciaban los portugueses.

Otro efecto de esta situación, además del exterminio de la población nativa, fue la sobrepoblación de colonizadores, lo que los obligó a expandirse y dispersarse más allá de los territorios explorados hasta el momento, es decir, adentrarse en las zonas continentales y explorar otras islas (descargar la tierra).

Tal es el caso de la ocupación de Puerto Rico en 1508, de Jamaica en 1509, posteriormente Diego Velásquez se aventura en la isla de Fernandina (Cuba), en donde el puerto de La Habana remplaza al de Santo Domingo en cuanto a la conexión hacia las Indias.

En el año 1519 Pedrarias Dávila funda la ciudad de Panamá, Cortés se interna en México y Magallanes zarpa en el viaje de circunnavegación que le da a España, demasiado tarde, su ruta marítima hacia el este por el occidente.

Se habla del “período de las islas” (1492-1519), un período de intensa actividad de descubrimiento, conquista y colonia.

Toda esta experiencia en La Española se concibe como una advertencia de los estragos que provocarán los efectos de la mentalidad conquistadora, que se ve libre de escrúpulos morales o del control institucional.

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La organización y el avance de la conquista.

El período que va desde 1519 a 1540 es el momento en que recién se puede hablar (según los europeos) de una “América española continental”, ya que solo hasta estas alturas se pudo afirmar la soberanía española en América.

Se puede hacer una comparación de la superficie de la península (exceptuando a Portugal) y la de la América dominada: la primera alcanza los 500.000km2, mientras la segunda llegaba a los 2.000.000 km2. Lo mismo se puede hacer en relación a las cantidades de súbditos de la corona en ambos lugares: en Castilla y Aragón éstos bordean los 6 millones y un millón respectivamente, mientras que en América la cifra alcanza los 50 millones de “súbditos”, lo cual deja muy claro que el territorio en el que se encontraba el particular era algo que superaba con creces a los territorios europeos peninsulares.

Se señala que existieron dos grandes arcos de conquista, que permiten percibir la expansión española; el primero partiría desde Cuba (1516- 1518), de ahí hacia México entre 1519 y 1522, donde se desintegra al mundo de los aztecas. Posteriormente (1524) se explora hacia el norte y sur de la meseta central de México; ese mismo año también se explora Guatemala y Salvador; entre 1529 y 1536 Nuño de Guzmán funda Nueva Galicia, hacia el Noroeste de México. Los fracasos de las expediciones hacia el norte marcaron los límites de la expansión septentrional española.

El segundo arco tiene su origen en Panamá, desde donde explorarán hacia el norte (Nicaragua); luego se orientarán a través del Pacífico hacia el sur (imperio Inca entre 1531 y 1533); desde Perú se dirigen hacia el norte (Quito, en 1534); hacia Bogotá en 1536, mismo año del viaje de Almagro a Chile (Valdivia llega hacia 1541), en donde se encuentran más tarde con la guerra interminable contra el pueblo araucano; Pedro de Mendoza intenta colonizar en Río de la Plata y luego en Paraguay; también hay un intento en Buenos Aires (1536).

Uno de los aspectos más relevantes de todo el proceso de conquista es la RAPIDEZ con que logran dominar a la población americana, sobre todo en las regiones más pobladas, donde obtienen el éxito en un tiempo equivalente a solo una generación.

En este sentido, no se puede hablar de una sola visión indígena, ya que son muy diversas. Pero lo que sí existe en común es un cierto sentido de “lo inevitable” en cuanto a la conquista española, marcado por un fuerte misticismo y variados presagios.

Para los españoles, el hecho de encontrar riquezas y mano de obra disciplinada era motivación suficiente para justificar el gran esfuerzo que representaba la expedición de conquista.

En cuanto a la rapidez de la conquista en los sectores más poblados del continente (los imperios), la existencia de un gobierno central previo a la llegada de los conquistadores se convierte en un aventaja para estos últimos,

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ya que la población en general estaba acostumbrada a un sistema de dominación. Lo que hacen los españoles es aprovecharse del sentimiento de rechazo por parte de los indígenas hacia sus gobernantes, haciendo que se produjeran luchas internas en estas sociedades más organizadas. Sin embargo, hacia los sectores mas “periféricos” de este tipo de sociedades, la resistencia indígena fue mucho más dura, ya que no estaban acostumbrados a ningún tipo de dominación.

Tal situación, en algunos casos era ignorada por los conquistadores, pero cuando había riquezas en las zonas de indígenas más “rebeldes”, la situación no podía ser ignorada.

Si se quiere hablar de las ventajas que encontraron los españoles en la población indígena, hay que mencionar el sedentarismo, la dominación previa y el desconocimiento del caballo. Además, la superioridad tecnológica de los españoles (acero y pólvora vs. piedras), aunque no fue una ventaja tan determinante, de todas formas terminó por imponerse a las incesantes flechas envenenadas de los indios, quienes, aunque superiores en número, se vieron en la necesidad de recurrir a mejores estrategias para enfrentar al dominador extranjero que poseía mejores armas.

El factor geográfico (clima y relieve) fue una ventaja para los indígenas, ya que para los españoles eran elementos nuevos a los que debieron adaptarse por la fuerza.

En general se puede observar que en regiones diferentes se presentaron problemas diferentes, ante los cuales debían existir respuestas diferentes, lo que deja ver que el proceso de conquista está lleno de casos particulares a lo largo del territorio (recordemos el caso de Chile y la guerra interminable).

No se puede hablar de que hubo modelos únicos de conquista, sin embargo, hubo algunos que marcaron ciertas tendencias. Tal fue el caso de las COMPAÑÍAS, en donde guerreros se asociaban a comerciantes (quienes poseían capital). Este tipo de modelo se realizaba cuando la movilidad de la compañía era reducida y, por consiguiente, los gastos también lo eran.

El otro caso es el de las SOCIEDADES, que podían ser asociaciones entre capitanes o entre algún capitán y un inversor ($). Este tipo de sociedad se realizaba cuando las expediciones eran más distantes y había que aportar más recursos para lograrla (ej.: la sociedad entre Pizarro, Almagro y de Luque).

En cuanto a los financiamientos, se señala que la conquista de América fue posible gracias a toda una red de créditos, sobre las bases de las deudas como también de la confianza mutua entre los conquistadores y los inversores.

Dentro del mundo de los conquistadores, hay que mencionar que los principales enemigos no eran solo los indígenas “rebeldes”, sino también los funcionarios reales que frenaban y limitaban sus atribuciones, además de los rivales locales, quienes buscaban frustrar los triunfos del otro. De todas formas, la resistencia indígena provocaba que se diera mayoritariamente un sentimiento de compañerismo, ya que era mejor luchar juntos que morir solo.

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Lo que sigue es un relato un tanto comparativo de las experiencias vividas en Mesoamérica con los aztecas, en Andes Centrales con los incas y más al sur con el caso de Chile, caracterizado por la gran rebelión de los indígenas, lo que les complicó totalmente los planes a los españoles. Todo esto para dar una visión comparada de lo particulares que fueron los avances de la conquista en el territorio, donde la organización social de los aborígenes jugó un papel importantísimo: a mayor organización, más rápida fue la conquista de los pueblos. Lo que no pasó en Chile, ya que los araucanos no tenían este sentido de organización social.

La consolidación de la conquista.

Hernán Cortés utiliza el eufemismo “pacificación” para referirse a los territorios dominados.

Se habla de la conquista de América como un proceso altamente complejo: conquista militar, conquista espiritual (evangelización) y además, conquista demográfica, al momento en que la migración española hacia América se masifica.

Los conquistadores sentían un derecho a recibir premios por parte de la corona, ya que según ellos los merecían por estar ganando tierras para el rey, pero la realidad era que la corona no quería que se establecieran señoríos feudales en América, por lo que constantemente le estaban restando poder al particular. Solo Cortés y Pizarro obtuvieron títulos de nobleza por parte de la corona.

La encomienda, aceptada finalmente por la corona, sumada a la fundación de ciudades, representaban las bases de la colonización española, primero en México y luego en Perú. En ella se establecía una obligación doble para el encomendero: defender el país (evitándole el gasto a la corona) y además, cuidar del bienestar espiritual y material de los indios a su cargo. En este sentido, la encomienda fue el ejemplo de cómo la intervención del estado apuntaba a la disminución de atribuciones del particular, ya que, por ejemplo, se oponía al hecho de que fueran hereditarias.

La evangelización es otro de los factores clave del proceso de conquista, ya que era uno de los principales argumentos de los españoles para justificar su accionar. En relación a este proceso, en el texto se señala que se provocó todo un sincretismo, ya que los indígenas, al ver desmoronadas las imágenes de sus propios dioses y templos luego de ser sometidos, quedaron con una suerte de “vacío espiritual”, lo que fue clave para que asimilaran (a su manera) rápidamente las doctrinas que los españoles traían.

En un primer momento se habla (exageradamente) de una gran capacidad por parte de los indígenas para asimilar la nueva fe, lo que genera en los europeos un deseo de comprensión y curiosidad hacia ellos. Pero poco a poco esta actitud va cambiando hacia la tendencia de condenar, marcada por la exageración ahora de una supuesta incapacidad de los indígenas.

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En otro ámbito, poco a poco se va dando una migración cada vez mayor de población española hacia América. La migración femenina, casi nula en un primer momento, fue aumentando paulatinamente. Sin embargo, las mujeres europeas en América seguían siendo un bajísimo porcentaje de la población total, lo que provocó la unión de españoles con mujeres indígenas, ya fuera a través de matrimonios o por concubinato o violación, que en realidad era lo más común entre estos enfermos.

Todo este proceso generó el mestizaje, que ya en el s. XVII se había masificado de tal manera, que los mestizos constituían una casta o grupo social aparte, al que se le asignaba una connotación de vagabundaje y marginalidad por su origen ilegítimo, que amenazaba todo el orden y las jerarquías que trataba de imponer la sociedad española del momento. De esta manera, América estaba generando su propio tipo de población.

Pero en relación a la población nativa, ésta sufrió una caída demográfica demasiado rápida y violenta. Los factores se encuentran por ejemplo en las imposiciones laborales brutales por parte de los españoles, los cambios alimenticios debido a la introducción de nuevos cultivos, las enfermedades contagiadas por los europeos (como la viruela), entre otros. Lo que deja un saldo casi nulo de población aborigen, desmoralizada por completo, que buscaba la evasión en los narcóticos o licores (pulque mexicano o coca andina) y sin ningún interés por la propia vida. A mediados del s. XVI, el panorama en América era totalmente distinto del que existió previo a la llegada de los invasores.

También se menciona la tendencia hacia la ruralización a partir de mediados del s.XVI, ya que el aumento poblacional aumentaba las necesidades nutricionales, por lo que la tierra comenzó a ocuparse en los cultivos de trigo principalmente. Todo esto coincide con el descenso de mano de obra encomendada, después de la abolición de la encomienda en 1549.

Finalmente, se menciona el tema de la intervención cada vez mayor del estado tanto en España como en América. Desde un principio, con los reyes Católicos, la corona había tratado de limitar el poder del particular; luego, con la llegada de Carlos V y posteriormente Felipe II, la presencia estatal en todos los asuntos de España era cada vez más fuerte, lo que derivó en una mayor presencia estatal también en América.

En Nueva España (México) desde la década de 1530, en Perú desde la de 1550, la hora del conquistador había pasado. Se llegaba así a una etapa en donde las audiencias y los virreinatos son las únicas autoridades legitimadas por la corona, por sobe todos aquellos conquistadores, frailes o colonos que se sintieron con atribuciones en un primer momento. En otras palabras, se estaba ante la presencia de una nueva conquista, ante la ETAPA DE ADMINISTRACIÓN, en donde las Indias empezaban a ocupar su lugar dentro de la amplia estructura institucional de la monarquía española.

Espero que les sirva…y que nos valla bien a tod@s! atte…aRieL

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