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LAS ARMAS Y SU HISTORIA - VOL. III LECTURAS MILITARES ESCOGIDAS EDICIÓN AÑO 2015 INSTITUTO SUPERIOR PARA LA DEFENSA GENERAL JUAN PABLO DUARTE Y DÍEZ (INSUDE)

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LAS ARMAS Y SU HISTORIA - VOL. III

LECTURASMILITARES ESCOGIDAS

EDICIÓN AÑO 2015

INSTITUTO SUPERIOR PARA LA DEFENSAGENERAL JUAN PABLO DUARTE Y DÍEZ

(INSUDE)

Page 2: Lecturas Escogidas-III

República DominicanaMinisterio de Defensa

Instituto Superior para la Defensa“GENERAL JUAN PABLO DUARTE Y DÍEZ

INSUDE

LAS ARMAS Y SU HISTORIA - VOL. III

LECTURASMILITARES ESCOGIDAS

EDICIÓN AÑO 2015

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CONSEJO DE EDITORES

Máximo William Muñoz Delgado Teniente General, ERDMinistro de Defensa

Edwin R. Dominici RosarioVicealmirante ARDViceministro de Defensa para Asuntos Navales y Costeros, Encargado de Asuntos Educativos de las Fuerzas Armadas

Valerio Antonio García Reyes General de Brigada, ERDRector INSUDE

Manuel Salvador Nadal Rosa General de Brigada, ERD Vicerrector Administrativo INSUDE

Nelton Baralt Blanco Coronel, ERDVicerrector Académico INSUDE

Ana Esther Espinal Echavarría Teniente Coronel, ERD Vicerrectora de Investigación, Postgrado y Extensión INSUDE

Derechos Reservados ©Instituto Superior para la Defensa “General Juan Pablo Duarte y Díez” INSUDE

Impresión: Editora Nomara

Ministerio de Defensa Av. 27 de Febrero, Esq. Gregorio Luperón Santo Domingo, D.N. República Dominicana Teléfono 809-809-531-2971www.insude.mil.do

CONTENIDO

PRESENTACIÓN ...................................................................................................... 7

INTRODUCCIÓN ................................................................................................... 11

I - LA INFANTERIA: .............................................................................................. 17

LA PICA Y EL FUSIL ..................................................................................... 17

LA FUSILERÍA: EL FUSIL. ............................................................................. 17

II - LA ARTILLERÍA................................................................................................. 23

EL CAÑÓN ................................................................................................ 23

III - LA CABALLERÍA. ............................................................................................ 37

SU HISTORIAL ............................................................................................ 37

IV - LA INGENIERIA .............................................................................................. 45

V - LA INFANTERÍA ............................................................................................... 49

‘’ LA REINA DE LAS ARMAS’’ ...................................................................... 49

VI - EL BLINDADO ................................................................................................. 53

1.-EL BLINDADO EN LA REPÚBLICA DOMINICANA .................................... 57

2.- DATOS GENERALES DE LOS VEHICULOS ................................................ 58

QUE POSEE EL BATALLON BLINDADO “27 DE FEBRERO’’ .......................... 58

Fidelio García SantosGeneral (r) Investigador de Temas Académicos y Militares

Ana Marina Méndez GómezAsimilada Militar MIDEEncargada Sistema Integral de Bibliotecas de las Fuerzas Armadas Edición y Actualización

Mary Gautreaux Diseño / Diagramación

Tomás Castro BurdiezCorrector de Estilo

Charina Mercedes Encargada de Apoyo a la Docencia Virtual / Digitadora

Luis CuevasDiagramador

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MÁXIMO WILLIAM MUÑOZ DELGADOTeniente General, ERDMinistro de Defensa.

PRESENTACIÓN

Otrora, el Instituto Militar de Educación Superior de las Fuerzas Armadas (IMES), se constituyó en un referen-te obligatorio al hablar de educación a lo interno de las

Fuerzas Armadas. En el IMES se formó toda una generación de Oficiales que rindió grandes aportes al proceso capacitación pro-fesional de los miembros de las Fuerzas armadas, cuyos frutos se cosechan hoy día.

Además de la preparación y desarrollo de programas acadé-micos, el IMES destinó parte de sus recursos a la investigación do-cente y a la posterior publicación de los resultados de las mismas, haciendo uso de diferentes medios de difusión como revistas y libros, entre otras publicaciones, que sirvieron para generar toda una cultura de investigación científica en los Oficiales de planta y en el alumnado de tan prestigiosa institución educativa.

Con gran honor y sumidos en un grato recuerdo, presentamos el “Compendio de Lecturas militares Escogidas”, una publicación realizada por el IMES en el año 1993 y que el Instituto Superior para la Defensa INSUDE rescata para el disfrute de las actuales generaciones, pasando a enriquecer la colección bibliográfica de nuestras escuelas y academias.

Con el compendio de lecturas militares escogidas: “Las Ar-mas y su Historia” se reconoce la labor del Mayor General ®José Miguel Soto Jiménez, pasado Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas, quien en la época que hoy remembramos, se desempe-ñó como Director del IMES, haciendo posible junto a un grupo de destacados colaboradores destinados como Oficiales de Planta e Instructores, que la oficialidad del momento aumentara su acervo cultural a través de esta y otras publicaciones similares.

¡Honor a quien honor merece!

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Lecturas Militares Escogidas

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Estructura física del Instituto Militar de Educación Superior (IMES), en el año 1989

Estructura física del Instituto Superior para la Defensa General Juan Pablo Duarte y Díez, INSUDE. 2015

Estructura física del Instituto Militar de Educación Superior (IMES), para el año 2002.

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INTRODUCCIÓN

Según el Diccionario Militar, se llama arma todo aquello que es útil en la lucha, como también en un sentido más concreto, a todo aquel objeto material que sirve para atacar o defender. En una forma más subjetiva se suele llamar arma

también, a todo medio que sirva para quebrantar al enemigo o que tenga injeren-cia en el auge, mantenimiento y perdurabilidad de las propias fuerzas.

En otro sentido, se suele llamar arma, a cada uno de los institutos armados los cuales de manera individual entrañan una peculiar organización, equipo y forma de combate, ejemplo: el arma aérea, el arma naval y el arma de tierra.

En lo general, existen dos significados fundamentales del término, que se di-ferencian únicamente por el uso de las minúsculas o las mayúsculas. El arma con minúscula se utiliza para designar el armamento ofensivo y defensivo, y el Arma con mayúscula para designar un núcleo especial de tropas y de combate, con ca-racteres y particularidades intrínsecas a su naturaleza.

La mayoría de los tratadistas coinciden en que el origen del vocablo nos viene del latín, donde ARMI, ARMA, Y ARMOS, servían para expresar el término brazo o instrumento de guerra a la vez. El vocablo, dentro de su derivación en el ideo-grama, parece que tiene sus orígenes en el hecho de que las armas las manejó el hombre desde el principio con las manos como una prolongación y aumento de su esfuerzo, sin embargo, en otras lenguas existen coincidencia, por así llamarlas, dig-nas de hacerlas resaltar. Por ejemplo, en el idioma hebreo parece que el término se deriva del vocablo HARAM que quiere decir matar, lo que se deriva del fin último y primordial de las armas ofensivas. En el idioma griego tenemos que la palabra viene del término ARMOS, que quiere decir, juntura o como sucede en la lengua celta, que la voz ARM, parece ser el origen de la voz inglesa ARM.

La incidencia del arma en el origen, desarrollo y evolución del arte de la guerra fue, es y será determinante ya que desde el origen mismo de la actividad bélica resulta evidente el desarrollo de la secuencia lógica que presentamos a continua-ción:

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1._ La amenaza 2._ Las armas para conjurar esa amenaza. 3._ La organización para el empleo de esas armas. 4._ Formas inteligentes para el empleo de las mismas. 5._Combinación de armas para un mayor aprovechamiento en la eficacia de su empleo.

En tal sentido, los estudiosos tienen muestras evidentes desde el punto de vista arqueológico, de armas bastante elaboradas que datan de aproximadamente 2,000 años antes de Cristo, aunque existen muestras de instrumentos bélicos rudimenta-rios varios miles de años anteriores a esa fecha. De todas maneras las armas por más rudimentarias que fuesen, siempre responden a la necesidad humana de acondicio-nar provechosamente su esfuerzo, como una proyección de los órganos del hombre, muchas veces inspiradas en la imitación de la naturaleza, ya sea desde el palo que usó el homo-sapiens de las cavernas, hasta los más sofisticados modernos armamen-tos, responden de igual manera a la idea arquetípica y primigenia de este concepto, llegando al trance de un esforzado y largo trayecto de aprendizaje a la elaboración e implementación de una compleja metodología positivista reglada por la estrategia, el arte operativo y la táctica.

El armamento ha sido el elemento esencial en la evolución del arte de la guerra y en torno a él ha girado desde siempre el desarrollo de la doctrina, a tal grado de que podemos dividir, plotear y monitorear la historia del arte de la guerra, en virtud al auge y preponderancia de determinadas armas, durante las diferentes épocas de la historia de la humanidad. Técnicamente de hecho podemos asegurar, que dentro de la historia militar, cada época ha tenido lo que los entendidos llaman el arma maestra y aunque sabemos hoy que la preponderancia absoluta del arma existió de hecho solo en los primeros tiempos de la guerra sabemos con igual certidumbre que tal predo-minio es torpe e inadecuado en nuestros días en virtud de que la excelencia es fruto del empleo combinado del armamento. Dentro del arma de tierra, podemos agrupar la multiplicidad de los sistemas, básicamente, en cuatro (4) armas fundamentales que son:

1.- Infantería

2.-Caballería

3.- Artillería

4.- Ingeniería

En estas armas fundamentales, a su vez se encuentran clasificados la diversidad de los sistemas que conforman la complejidad del arte de la guerra de nuestros días. El propósito del siguiente trabajo es proporcionar al interesado, un conocimiento ge-neral sobre el origen, desarrollo y evolución de las principales armas del arte de la guerra, siendo la primera de ellas la Infantería, dada su antigüedad.

LECTURAS MILITARES ESCOGIDAS

LAS ARMASY SU HISTORIA

TOMO III

PROGRAMA DE LECTURA PROFESIONALSELECCIONADO Y PREPARADO POR LA PLANA MAYOR DEL

INSTITUTO MILITAR DE EDUCACIÓN SUPERIORGENERAL DE BRIGADA JUAN PABLO DUARTE

Santo Domingo, República DominicanaMayo 1993

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LECTURAS MILITARES ESCOGIDAS

LAS ARMASY SU HISTORIA

José Miguel A. Soto JiménezCoronel. E.N. (D.E.M)

Trabajos de Investigación por:Santo Domingo Guerrero Clase

Capitán, E. N.

Juan Génaro L. Mota CerdaCapitán, E. N.

• NOTA: Muchos de estos trabajos de la autoría del Coronel Soto Jiménez aparecieron hace 10 años en la Revista de las Fuerzas Armadas y fueron recogidos, traducidos, rese-ñados y publicados por la Revista mar de las Fuerzas Armadas del Brasil.

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I - LA INFANTERIA:

LA PICA Y EL FUSIL

Pruebas documentales que datan de varios miles de años antes del nacimien-to de nuestra era nos hacen asegurar que la pica y la lanza fueron en los albores de los tiempos las armas por excelencia de la infantería.

El primer conflicto bélico de la historia, la lucha por las tierras irrigadas de la Mesopotamia, escenificada entre Acadianos y Semitas no solo implantó el uso de la pica como el arma preponderante, sino todo un sistema de organización y doctrina para su empleo integrada en la llamada falange babilónica. Sin embargo, la pica iba a sufrir modificaciones importantes con referencia a su concepción original, que iba a marcar significativamente la diferencia en el campo de batalla; estos detalles, que partiendo de la pértiga con punta afilada rústica, iban desde la variación en el tamaño o la longitud de las mismas hasta el material adicional, atendiendo a su dureza, no solo al cuerpo de la pica, sino también en su punta, donde se integraría el metal formado con diversas formas y no seremos muy fantasiosos o exagerados al estimar que la pica que le puso un día en las manos a sus soldados de infantería el general caldeo NARAM SIN iba a permanecer en las manos del infante por más de 3000 años y sólo sería sustituida en su predilección por el fusil de pedernal o de chispa, que de manera definitiva y oportuna impuso entre sus compañías el gran capitán español GONZALO DE CORDOVA en los albores del Siglo XVI de nuestra era.

LA FUSILERÍA: EL FUSIL.

No obstante fue en el comienzo del Siglo XVlll cuando el fusil se convirtió en el arma por excelencia de la Infantería dejando atrás, definitivamente, las armas rudimentarias como los mosquetes con mechas, pocos dignos de confianza por la

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Las Armas y su Historia

quiere decir también que, como ya vimos en el caso de la pica, la aparición y pre-ponderancia de un arma crea necesariamente una doctrina y organización para su empleo que le daba en este caso nuevos rumbos a la maniobra, a la vez que aumentaba la potencia de fuego sacrificando un número menor de tropas.

El fusil de esta época era generalmente de calibre 16, sus características eran las siguientes: para el modelo 1777, el ánima del cañón era lisa, a la vez que era cargado por la parte delantera del cañón. Su alcance máximo era de 200 metros y su efectividad de 100 metros, utilizaba bayoneta de cubo. Su cadencia de tiro era de dos disparos por minuto, utilizaba pólvora burda en cartucho de papel, incluía plomo redondo, su mecanismo de disparo era llamado piedra de chispa. Este fusil sufría los siguientes fallos: desgaste prematuro de la piedra que producía la chispa que afectaba la detonación; interrupción en el cañón debido a la mala calidad de la pólvora burda, al efectuar el disparo tenía un error de 3 metros en 200 metros.

Este fusil 1777 se usó en el país cuando Palo Hincado y a través de gran parte de la Guerra de Independencia. Las mejores marcas existentes fueron las siguien-tes: La Chessepot y Lebel de origen francés, aunque existían otras buenas de na-cionalidades españolas e inglesas.

En la época de Federico El Grande los fusileros prusianos alcanzaron gran fama y destreza en el manejo del mismo sobre pasando y rivalizando a los franceses.

España e Inglaterra alcanzaron metas parecidas en diferencia con los rusos que seguían prefiriendo en sus ejércitos la existencia de armas más rústicas.

Para el año 1792 Francia contaba con la existencia en sus arsenales de aproxi-madamente 730,000 fusiles del modelo ya mencionado, dato que nos muestra el auge y la importancia que tomó esta arma en dicho ejército.

En nuestra Guerra de Separación y anterior a ella, la táctica de fusilería sufrió deformaciones considerables para poder ser adaptada a nuestro medio; se careció casi por completo de la bayoneta, el fusil fue complementado con otra arma blan-ca desconocida militarmente en Europa, el machete. Su ascendencia en nuestra infantería se debió a razones lógicas, respondía a imperativo de tipo económico y a la falta de industria militar en nuestro medio.

La carencia de la pólvora, su carestía, obligó a la fusilería a ser un arma de momentos iniciales o de usos esporádicos, de proceder oportunista en el combate, regularmente se usaba como arma de preparación o de contención sobre el grueso de las formaciones enemigas.

El infantero recurría después de su uso al machete que siempre causaba gran efectividad por el filo cortante de su hoja y por el efecto psicológico de terror que producía en el adversario. Otro gran factor que impuso esta arma blanca, com-plemento del fusil, en la Infantería fue el hecho de que su manejo era bastante

inseguridad de su mecanismo de disparo. Tres factores habían llevado este imple-mento guerrero a la cumbre de la utilidad: el primero: su nuevo mecanismo de dis-paro pedernal o de chispas parecidos al principio a los encendedores de cigarrillos de nuestro tiempo. Este mecanismo fue utilizado por vez primera e introducido en los infantes en el año 1650 en los ejércitos del célebre comandante inglés Marlbo-rough. Este nuevo mecanismo le dio al fusil en el disparo una seguridad práctica que no tenía que estar sujeto como en los clásicos mosquetes de mecha a las incle-mencias del tiempo. Con respeto a la humedad y la lluvia, que hacían inoperante el disparo del arma.

El segundo: la embarazosa carga del viejo mosquete, elemento por elemento, o sea, cebo, pólvora, taco, plomo y taco fue suplantada por el cartucho de bala y pólvora envuelto en papel que hacía más práctica y rápida la alimentación del arma.

El tercero: lo que finalmente llevó al fusil a convertirse en el arma orgánica de la Infantería, fue la aparición de la bayoneta que vino a reforzar su ascendencia en los infantes, ya que convirtió al fusil en un arma de doble propósito táctico: el combate a distancia y la lucha de asalto cuerpo a cuerpo. La bayoneta llenó un gran vacío en la fusilería. El fusilero por lo lento del procedimiento de recargar su arma y aquejado por razones logísticas en cuanto a su parque se veía desamparado en el momento de la batalla teniendo que anular su mosquete para tomar la espada o la lanza para arribar en la lucha cuerpo a cuerpo frente al enemigo. La bayoneta cu-brió este vacío transformando así la táctica del fusil, dándole a éste otras opciones de combate, marcando de este modo la desaparición de la lanza de los ejércitos donde ocupó por siglos un lugar de preferencia. De esta manera se completó, en el Siglo XVlll, el ciclo funcional y práctico del fusil, teniendo en cuenta que un Siglo antes de esta fecha o quizás algo más de tiempo, las formaciones de mosquete-ros o de infantes con mosquetes o trabucos eran necesariamente alternados con formaciones de piqueros que se complementaban en la lucha, lo que quiere decir que el fusil como la lanza, aunque en un ciclo más corto habría de pasar también por un tortuoso camino de aprendizaje y modificaciones en sus detalles, antes de convertirse en un arma preponderante.

En Europa, el ejército que más rápido y mejor llevó a su seno este novedoso implemento guerrero: el fusil fue el ejército francés quien lo impuso a finales del Siglo XVlll y a mediados del Siglo XIX elaborando técnicas depuradas para su em-pleo y manuales de uso en base a sus experiencias guerreras. Incluso estos llegan a transformar las tácticas de la época con un novedoso ensayo para la Infantería escrito por el teórico militar Guibert titulado “Essai General de Tactique” aparecido en 1772. En él se exponía un sistema de sencillos movimientos básicos, mediante los cuales podrían formarse los fusileros de líneas a columna y viceversa, creando así nuevos principios tácticos de ofensiva y movilidad en busca de un arte ope-racional que a través de la táctica le daba nuevos rumbos a la maniobra, lo que

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Las Armas y su Historia

tial, no obstante ir de la mano sagrada del machete que complementó su uso para salvar esta arma de la tragedia de nuestra precaria situación logística.

También debemos apuntar que es bastante antigua la camadería del machete y del fusil o mosquete, ya que esta alianza comenzó desde nuestras primeras mili-cias, llegando su convivencia hasta la madurez en la Guerra de la Separación.

A medida que fue transcurriendo el Siglo XIX, el fusil como arma obtuvo gran-des adelantos y esto se debió al progreso de la llamada Era Industrial que iba a te-ner un impacto definitivo en el desarrollo de todas las armas de fuego, sobre todo en la segunda mitad de dicho siglo. Entre los cambios operados sobre este ele-mento militar encontramos el logro de la carga introducida en el arma por la parte trasera, lo que trajo a su vez como consecuencia el logro de la percusión mediante el fusil de aguja y el cartucho metálico. Este invento de la carga por la recámara se le debe a Johann Dreyse en 1839.

En 1842 los prusianos adoptaron este fusil de aguja y lo modificaron utilizán-dolo con éxito en la guerra contra Dinamarca, este fusil cargado por la recámara tenía grandes ventajas, ya que podía ser disparado con mucha mayor rapidez y fácilmente manejado por un hombre tendido en el suelo, a la vez que le abrió el camino a las armas de repetición.

En 1866 los franceses adoptaron el fusil cargado por la recámara, perfeccio-nando con notables modificaciones, como lo fueron la creación de una cámara con más estanqueidad de los gases, eliminando el escape de éste en la recámara. Su inventor lo fue M. Chassepot.

En Inglaterra fue adoptado también el sistema mediante el fusil Martini Hen-ry, introduciendo el cartucho de latón, para esa fecha la efectividad del fusil había aumentado notablemente.

Para la guerra franco-prusiana, llevada a cabo por el último de los napoleones, los fusiles implicados tenían un alcance máximo de 1800 metros con una efectivi-dad de blanco preciso a |os 600 metros, la cadencia de tiros se efectuaba a un rit-mo rápido efectuado por hombres tendidos o parapetados en una trinchera. Estos logros se llevaron a cabo también en base a la aparición del cañón rayado del arma o el estriado del Anima del mismo. Todos estos progresos dieron como origen el avance de las armas de repetición en Norteamérica. Así como las guerras napo-leónicas le dieron auge a la integración, mediante una metodología práctica de las mayorías de las armas de fuego a las operaciones en el campo de batalla, la Guerra Civil Norteamericana con su antecesora la Guerra Mexico-Americana fue, quizás, la guerra de mayor incidencia en el desarrollo tecnológico de las armas de fuego.

En 1851 fue diseñada en Bélgica una ametralladora llamada la Mitraillense Montigni que no era más que la montura conjunta de varias armas unidas por una platina de hierro perforada, la cual se cargaba de manera simultánea de cartuchos en un cierre común; esta arma fue adoptada por Francia y utilizada en la guerra franco-prusiana.

familiar en nuestras milicias, que en su generalidad provenían del trabajo campes-tre en donde el machete era el utensilio de trabajo cotidiano; nuestros hombres poseían la destreza cabal de este implemento. La técnica de su uso provenía de la faena campestre del cotidiano afán de los monteros, para ellos esta rústica arma era un viejo e inseparable amigo convertido por necesidad en una efectiva arma de infantería que llegó a alcanzar autonomía táctica después de suplementar y complementar la fusilería criolla y cavándose en las inexactitudes y problemas na-turales de la fusilería enemiga, aprovechando los momentos de recarga para caer sobre ellos, destrozando con sus tajos a los infantes enemigos.

La táctica del machete, a pesar de lo rudimentario de su origen, obtuvo en base a la práctica grandes logros de elaboración teniendo tanta trascendencia bé-lica, que no sólo se convirtió en el arma por excelencia de los infanteros dominica-nos, sino que su fama voló sobre el mar y su nombre se impuso en playas extranje-ras como el sagrado instrumento, el idóneo vehículo de la libertad antillana, como es el caso de los cubanos que tomaron del brazo de Máximo Gómez el machete campero para transformarlo en el arma primordial de la libertad de Cuba. El caso cubano es un buen ejemplo de la importancia y madurez de la técnica militar do-minicana. Podemos afirmar de voz en cuello que la Guerra de Independencia cu-bana está influenciada en grado superlativo por la técnica bélica quisqueyana im-puesta y transportada a dicho país por grandes comandantes dominicanos, notan solo por el ilustre Generalísimo Máximo Gómez, que paseó la táctica del machete criollo por los cantones cubanos, sino por los comandantes Luís Marcano Álvarez, Félix Marcano y Francisco Marcano, tres verdaderos hoplitas criollos que emigra-ron a Cuba después de la Restauración para irse a militar en el Ejército Libertador de Céspedes en la hermana isla. El mismo Máximo Gómez inmortalizó a Luis Mar-cano diciendo:”¡Ah! sino hubiera muerto el valiente Luís Marcano, de ese Máximo Gómez que nombran por ahí nadie se acordara”.

Estos adalides dominicanos llevaron a esos escenarios de combate extranjero la táctica del machete como complemento del fusil y como arma independiente, utilizando viejas maniobras de la Guerra de Independencia Dominicana como el Movimiento de Rompenueces y la interpolarización de ambas armas en el momen-to del combate.

Debe señalarse también en la historia de nuestra fusilería que ésta, a pesar de la pobreza del medio tiene ricos valores de tradición que se remontan desde el mo-vimiento de fuego y maniobra de La Limonade, como la acertada acción de los 300 fusileros de Palo Hincado, la brillante descarga de fusiles comandadas por Matías Vargas y Leger en el 19 de Marzo, los diestros hombres del fusil en el 30 de Marzo apostados en los fuertes “Dios”, “Patria” y “Libertad”, Que hicieron desaparecer tras sus disparos columnas enteras de soldados enemigos y otras muchas acciones más de nuestra Independencia que eleva al fusil en nuestra historia en un alto si-

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II - LA ARTILLERÍA

EL CAÑÓN

Como la voz arma, el término Artillería en su significado tiene clara-mente definidas dos vertientes al respecto, una de índole material que se aborda primero y una de carácter esencialmente abstracto que se

aborda después. En sentido general y en toda la amplitud del término, Artillería se llama a toda clase de armamento, sobre todo a aquel que no se puede llevar de manera individual al combate por parte de un soldado, lo que quiere decir que desde este punto de vista es un término que se opone al concepto de las armas portátiles o manuales, aunque se debe tener muy en cuenta, sobre todo el profa-no, que hay armamentos hoy en día, que sin ser portátiles no entran en la catego-ría de la Artillería, tal como es el caso de las ametralladoras pesadas, lanzacohetes y los morteros. Dada esta particularidad, se prefiere llamar Artillería a las piezas de toda clase con mucha potencia de fuego y gran calibre, lo que nos lleva nece-sariamente a interpretar como Artillería a todo aquel armamento que reúne las condiciones para llamarse cañón u obús, pero cañón en el concepto de pieza y boca de fuego, excluyendo así a los instalados o incorporados a las naves aéreas y carros de combate. Se entiende también por Artillería y es en este caso nuestra acepción preferida, alarma táctica que participa en el combate de forma principal con el formato artillero de cañón o de pieza con todas sus fornituras integradas, tantos en la actuación ofensiva como defensiva.

Es frecuente y producto de toda usanza llamar artillería a la ciencia o al grupo de conocimientos técnicos, con todas sus demás implicaciones, que de manera global concurren a la formación del artillero. Por lo que se le llama también Artille-ría al material humano con particular sentido corporativo que integra el cuerpo de Artillería, ya sea oficiales, clases y soldados.

La mayoría de los tratadistas tienen particular e interesante opinión sobre el concepto de esta terminología, pero la mayoría concurren en las dos vertientes que ya hicimos alusión anteriormente y que presupone al efecto dos cosas radicalmen-te distintas, en un plano la Artillería como ciencia donde concluyen muchas otras,

En 1862 Richard Gatling diseñó en Norteamérica una ametralladora de mejor calidad y más depurada, que llegó a alcanzar la cadencia de tiros de 600 disparos por minuto. Esta fue utilizada, también, por los dos ejércitos de la Guerra Civil Nor-teamericana (1861-65). Ya a finales de la Guerra de Sección, por lo menos el Norte, mayormente desarrollado desde el punto de vista industrial, contaba con unida-des completas dotadas de fusiles o carabinas de repetición. Es casi seguro que la primera vez que estas unidades operaron integradas en el esquema de batalla del Ejército de Norte f ue en la batalla de Chicamagua, después que el Ejército del Nor-te cruzara el río Tennesse para poner en jaque el centro ferroviario de Chatanuga y más tarde, la ciudad de Atlanta.

En nuestro país, ya para la década del60 del Siglo pasado nuestros ejércitos independentistas poseían carabina de repetición norteamericanas y otros fusiles de percusión y cerrojo como el Mauser, que hizo su debut en nuestro medio para la década del 70.

Universalmente estos adelantos llevaron al fusil a obtener nuevos empleos tácticos como en la Caballería, que en el año 1870 al 1890 se utilizaba en la carga de la caballería media. Los numerosos conflictos bélicos de finales del Siglo XlX, matizados por las guerras coloniales y el expansionismo de algunas potencias aportaron cuotas importantes en el desarrollo del fusil, tratando en todos los ca-sos de sacarle el máximo provecho a esta arma básica de la Infantería. La tendencia consistía, para la época, en un mayor número de repeticiones, mayor rapidez en la cadencia del disparo y un proceso de recargo del arma más rápido y seguro, a la par de un sistema de puntería bastante preciso. La Primera Guerra Mundial abría de marcar en gran parte el climax de esta tendencia, aunque podemos asegurar que si el fusil podría designarse como el arma maestra de los siglos XVIII y XIX, la Primera Guerra Mundial marcó el sitial de la Artillería como arma maestra, lo que acondicionaría en gran manera el concepto operacional de una modalidad de guerra con muy poco provecho para la maniobra, sacrificando la movilidad por las guerras de trincheras en un devenir táctico de nutridos fuegos artilleros, seguidos de asaltos masivos de Infantería donde el fusil con bayoneta calada nos volvía a recordar el fantasma milenario de la pica.

La 2da. Guerra Mundial traería de la mano la guerra del movimiento y con ella novedosas opciones para la fusilería. El aprovechamiento de los gases desarrolla-ría numerosos fusiles, carabinas y ametralladoras de repetición y la época de la postguerra y la guerra fría desarrollarían el máximo concepto del fusil ideal, con el imperativo de aligerar ai máximo el arma al tiempo que se alcanzaba una rapidez razonable, sin desmedro de un alcance y eficacia del disparo nunca antes soñado jamás, al tiempo que se racionalizaban los costos de un arma con un mínimo de in-terrupciones, fácil mantenimiento, sistema seguro e infalible de puntería que llegó a la mano del infante hace aproximadamente 500 años para no marcharse jamás.

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Las Armas y su Historia

Después aparecieron piezas de mayor calibre nombradas bombardas por el gran ruido que producía su disparo. Los materiales de construcción de estas fue-ron variando desde la madera sunchada hasta las chapas metálicas reforzadas con abrazaderas, pero estos resultaron poco sólidos y empezó a ulilizarse el hierro for-jado y luego la fundición y el bronce.

Las bombardas eran muchas veces de ánima cónica para poder disparar pie-dras de diferentes tamaños. Junto con la bombarda nació el mortero que era más corto y ambos eran de difícil manejo y de puntería complicada ya que estaban fijados sobre pesadas bases.

Con la aparición del cañón, la táctica y el arte operacional de la época cambia-ron notablemente, las corazas de los soldados resultaban vulnerables y los muros de las ciudades y las fortificaciones antes inexpugnables cedieron batidos ante el tronar de las bombardas y los cañones de gruesos calibres. Por esta razón se incre-mentó el alza en los calibres.

En 1408 el ejército francés sitiado en Tongres disponía de cañones que podían disparar 500 libras y Maome Ill, en el sitio de Constantinopla en 1453, utilizó piezas que desplazaban proyectiles de hasta 1,300 libras.

Los hermanos Juan y Gaspar Bureau descubrieron luego que utilizando balas de hierro se podrían destruir los muros con menor calibre. Estos también dieron a las piezas mayor movilidad montándola sobre cuatro ruedas, ampliando así la capacidad táctica de las mismas y armas como las bombardas y los morteros tro-caron su inexacto tiro indirecto por el tiro horizontal. Para esta fecha se utilizaba el cañón directamente contra las tropas y ya para el Siglo XV su empleo estaba bastante general izado.

Carlos VIII invadió Italia con una dotación artillera consistente en 36 piezas de sitio, 104 cañones de campaña montados sobre un afuste con dos ruedas y 200 bombardas.

En el combate de Granson, Carlos El Temerario perdió 113 piezas. Esto da una idea del despliegue artillero que se hacía ya en la época.

En el 1522 otra innovación vino a reforzar la eficacia de la Artillería, estos fue-ron los proyectiles incendiarios o balas enrojecidas utilizadas por los turcos en el sitio de Rodas y por los polacos en el sitio de Banzning.

Ya para el año 1627, en los tiempos de Luis XIII, Enrique de Nassao empleó proyectiles huecos llamados granadas que fueron en principio cilíndricos y luego esféricos. Para estos tiempos se empleó también el tiro de metralla y ei disparo de rebote que diezmaba a los defensores abrigados en bastiones. Estas últimas inno-vaciones se le deben al francés Vauban.

todas enlazadas y que ningún hombre sólo puede abarcar y la otra como cuerpo de tropas. De esa manera se ha hablado mucho sobre el origen del término. Los franceses, cuya voz es muy parecida a la del Castellano, aseguran que la palabra viene del término latín Artillería, derivada de Ars, Artis, Artes; haciendo referencia a toda clase de ingenios, estructuras o aparatos bélicos. Otros entendidos afirman, dándole igual origen, que el vocablo viene de las voces latinas Ars Telorum, o sea Arte de Telo, que venía a ser dardo o proyectil. Otros facultos quieren originar la voz como producto o resultado de un gentilicio, haciendo referencia al nombre del fraile que la inventó: Juan de Tillery, o sea, el “Arte de Tillery”. Otra teoría vincula el nombre con el de un ave muy rapaz, o sea, Artiglio, por la costumbre que se tenía en la antigüedad de darle nombre de ave de rapiña a las primeras piezas.

El primer comandante de la historia que utilizó en sus dos vertientes concep-tuales la Artillería y la integró al marco operativo de su ejército fue Alejandro El Grande; quien desarrolló en sus campañas las máquinas de guerra y los ingenios para batir posiciones fortificadas, teniendo gran trascendencia en la modalidad de la guerra de sitio, pudiéndose afirmar, guardando las distancias de las épocas, que hasta tal grado desarrolló Alejandro la Artillería, que él fue el primero que tuvo asignado a su Estado Mayor Especial un Oficial de Artillería o de apoyo de fuego y que además también se puede considerar a Alejandro como el precursor del con-cepto de la Artillería de Campaña, naturalmente que los romanos desarrollaron también ampliamente los antecedentes de la Artillería con la catapulta y que ade-más los griegos y los chinos se acercaron bastante al actual concepto con lo que se llamó el fuego griego y los orientales con la cohetería.

Antes del Siglo XIII, se llamaba Artillería a todas las máquinas de guerra, al-gunas de ellas de gran antigüedad, o sea, la catapulta, el ariete y la balista. En el mencionado siglo tiene su aparición la pólvora, elemento que causa una gran revo-lución en las armas dando nacimiento a armas como el trabuco y cañón.

La primera noticia importante que se tiene del uso del cañón es la actuación en la batalla de Crécy, en el 1346, en la que participaron ingleses y escoceses. En ella actuaron seis cañones que contribuyeron a la victoria de Eduardo III sobre los escoceses principalmente por el efecto psicológico.

Más tarde, para el año 1372, se usaban ya corrientemente en batalla. Du Ges-clin los utilizó en el sitio de Thonars y Carlos El Sabio en el de Ardes.

Luego estos viejos cañones fueron sustituidos por una nueva versión del arma más depurada y que se designaban por nombres de bestias: falconete, serpentina y culebrina.

Esta primitiva artillería se componía de piezas de pequeños calibres, dispara-ban proyectiles de plomo, de piedra o dardos y se utilizaba generalmente contra la carga de la caballería pesada.

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actuarían juntas, los cañones iniciarían la batalla abriendo fuego a una distancia de 1,OOO metros, bombardeando de flanco toda la longitud de la línea enemiga. A su vez el General Gribeauval unió a esta teoría su principio de los nuevos cañones ligeros de corta dimensión, que aunque menos precisos a larga distancia, fueron más manejables a corta distancia.

Estos principios operaron grandes cambios a su vez en la táctica de infantería, la cual, debido al nuevo uso de la artillería, debió aumentar su capacidad de ma-niobra mediante movimientos básicos los cuales daban oportunidad a las tropas de pasar de una formación a otra para que así hubiera facilidad al intercalar ambos elementos básicos.

Pronto estos principios de estos teóricos se convirtieron en manual de ins-trucción oficial para el ejército francés. Las cosechas de estas innovaciones que acabaron con la vieja teoría, se produjeron cuando el ejército francés, al mando de Domouriez, se enfrentó con prusianos y austríacos bajo el mando de Brunswick, en el 1792 produciéndose la victoria francesa de Valmy, llamada por la acción de los cañones “El Duelo Artillero de Valmy”. Francia poseía para esa fecha un total de 2,000 piezas de artillería del diseño Gribeauval.

No obstante, hasta esa fecha, españoles, austríacos e ingleses habían marcha-do hasta 1800 a la par con Francia en la técnica del cañón. España con su diver-sidad de tipos de culebrina (cañón largo utilizado para batir fortificaciones y muy utilizada en la artillería Naval y sus bombardas de 5 1/2 pulgadas para su artillería a caballo), y Prusia con sus cañones de grueso calibre, pero ninguna de ambas naciones poseía efectivos y renovados manuales para su uso activo, clasificación y organización estratégica, salvo España que poseía en 1743 una ordenanza artillera que fijaba algunos de sus calibres.

Francia fue la primera en acabar con una vieja dolencia logística de la artillería, la diversificación dislocada de los calibres.

Por ejemplo España tenía sumas exageradas de calibres entre sus dotaciones artilleras que citaremos a continuación: culebrinas de 40, de 24, de 12, de 8, y de 6 libras. Francia en cambio redujo el calibre de sus colizas (cañón corto y grueso montado sobre cureña) a tres calibres únicamente, facilitando así lo práctico de su abastecimiento, su clasificación y el incremento de la industria militar.

Puesta así las cosas, Francia, para el 1806, obtiene un auge artillero increíble convirtiéndose en la potencia de más supremacía en esta rama.

Napoleón Bonaparte montado sobre los hombros de los teóricos artilleros ya mencionados convierte la artillería en la base primordial de su ejército, la columna vertebral de sus divisiones y todo en base a la movilidad de su artillería de cam-paña que hace que crezca la potencia de fuego de sus ejércitos sacrificando de

En el Siglo XVI el número y la variedad del calibre produjo grandes inconve-nientes y se intentó imponer un sistema de Artillería. Carlos V hizo fundir piezas de bronce para disparar proyectiles de 45 libras únicamente.

Francia redujo el número de sus tipos a siete variedades y Carlos IX redujo sus piezas a seis tipos.

Pero fue finalmente Francia, con teóricos como Gribeauval, que creó un sis-tema de Artillería que respondía técnicamente a las.necesidades del arte de la guerra de la época.

El cañón de los Siglos XVIII y XIX correspondía generalmente a los lineamientos de las armas de fuego de la época. La carga del mismo se efectuaba por la boca del arma, su ánima era lisa y sin estriado y su sistema de disparo era en base a la mecha que se asomaba por la fogonera situada en lomo de trasero del mismo.

Para dar una visión generalizada de la Artillería de la época tomemos a Francia como ejemplo, ya que en los ejércitos de este país fue que se inició la organización táctica del mismo. Esto se debió a que Napoleón Bonaparte, el más grande de los capitanes franceses era artillero y mediante su gerencia como Comandante en jefe, Francia llevó esta arma a su máxima expresión táctica y operacional.

Por otra parte los franceses a finales del siglo XVIII habían explotado y per-feccionado el principio de la artillería móvil en base al caballo, obra del eminente comandante prusiano Federico el Grande, durante la guerra de los siete años.

Progresos técnicos como los del francés Jeans de Maritz, que había desarrolla-do un nuevo procedimiento en el que perforando una pieza de artillería hacia más fuerte el cañón y relacionaba más cabalmente el calibre con las dimensiones del proyectil. Y del matemático ingles Benjamín Robins, que demostró que una carga más pequeña y un cañón más ligero aumentaban el alcance del arma, dieron pie para que Gribeauval, inspector general de la artillería francesa y gran teórico mi-litar, acortara el cañón dándole mayor movimiento a la artillería. También Francia consiguió para esta fecha mayor velocidad en las cureñas, colocando la artillería en la marcha paralela con la infantería.

Por otra parte se logró que la artillería fuera más manejable en la batalla, au-mentándose el número de cañones en ella debido a su facilidad de transporte. A esto contribuyó el descubrimiento de un nuevo método de fundición, el de Coque, que brindó cañones de hierros mejores y más baratos, reemplazando los de bron-ce que se empleaban anteriormente.

En 1778 Francia logró también pasos gigantes en la táctica artillera rompiendo así las ideas militares de las mismas del siglo XVIII en base a su movilidad.

Du-Teil, otro teórico militar francés, proponía en su folleto titulado “Sur L’ usa-ge de I’ artilleríe Nouvelle” un sistema en el cual la artillería móvil y la infantería

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Las características del cañón de la época eran las siguientes: estaban hechos de bronce o de hierro, tenían un alcance máximo de 3,200 metros, una cadencia de tiro de dos disparos por minuto, su ánima era lisa y su mecanismo de disparo era de mecha mediante un orificio llamado lumbrera que permitía dar fuego a la carga con la misma; el modelo francés de más prestigio era el Gribeauval, los calibres usados por los franceses eran el de 12 y de 6 libras. En estos cañones el tubo repo-saba mediante unos muñones directamente sobre el afuste rígido. En las piezas de sitio se limitaba el retroceso montando el afuste rígido en un bastidor inclinado. Las piezas se valían para esa fecha de implementos para su mantenimiento tales como: atascador, cuchara, sacatrapo, escobillón y carretilla.

Existían diferentes tipos de cañones: la coliza que era un cañón montado so-bre cureña giratoria muy utilizado en la Artillería de Campaña francesa; la carrona-da, cañón corto y grueso montado sobre correderas muy utilizado en la artillería naval; la culebrina, cañón largo utilizado para batir fortificaciones que se utiliza en la defensa y piezas menores como las llamadas lantacas y botafuegos. Para fines de erudición debe señalarse que en la artillería, o sea, cuando se tenía que abandonar las piezas al enemigo se inutilizaban antes introduciendo una especie de clavos en sus fogoneras para que así no pudieran ser utilizados por el ejército contrario.

Aparte del proyectil redondo en forma de bola se utilizaba el disparo de me-tralla que no era más que un disparo consistente en pedazos de hierro y clavos que sustituían el proyectil causando un efecto terrible al adversario ya que aunque tenía menos alcance abarcaba una mayor área de efectividad.

Para dar una medida exacta de la cantidad de municiones con que debía car-garse un cañón en cada disparo se recurría a los botes de metralla que daban una medida exacta de la misma.

También en la Artillería de la época se utilizaba el cañón para disparar la grana-da sustituyendo los proyectiles sólidos. La granada de la época era como una bom-ba de mortero llena de pólvora y detonaba por medio de una espoleta de tiempo. Esta se disparaba por un cañón en trayectoria horizontal lo que proporcionaba una mayor precisión.

En 1820 este disparo fue utilizado con eficacia en la marina francesa causando grandes estragos en la marina inglesa.

Otro tipo de artillería en la época fueron las piezas de fuego indirectas, el mor-tero y la bombarda.

La artillería en nuestro país, al igual que la fusilería, sufrió importantes defor-maciones y adquirió características propias en cuanto a la táctica para poder ser adaptada en nuestro medio.

una vez, por todas, y en gran parte la maniobra, pero hace crecer de manera más práctica la consecución de la batalla.

En tal situación poco importaba que se anquilosaran entre sus tropas la capa-cidad de fuego de sus armas ligeras.

El cañón dio oportunidad a que se desarrollara a su vez la táctica de los diver-sos tipos de la caballería francesa que se lanzaba a la carga en grandes y furibundas oleadas para devorar las columnas y posiciones golpeadas sistemáticamente por la artillería.

Bonaparte elabora, en base a la experiencia, nuevas técnicas para el uso del cañón logrando una clasificación general en base a sus diversos usos, clasificación esta de tal importancia que fue adoptada por todas las potencias y ejércitos de la época, incluso por sus enemigos. Esta clasificación ha llegado hasta nuestra época y se sigue utilizando aún en gran parte.

La clasificación era la siguiente: Artillería de guarnición, de campaña y de sitio. La artillería de campaña que era la más importante por su capacidad de maniobra era aquella que tomaba parte en unión con otras armas en todas las fases del com-bate en el campo abierto y se subdividía a su vez en artillería montada, de a caballo y de montaña. La primera y la segunda para sostener y apoyar a la infantería; y la tercera para suplir la falta de ambas en terrenos accidentados donde es pobre o nula la capacidad de maniobra.

El tipo de artillería que sigue a la de campaña por su importancia es la artillería de sitio que no es más que aquella que se destinaba al ataque de plazas y puntos fortificados.

Siendo la primera en clasificación y no en importancia está la artillería de plaza y guarnición que es la que tiene por misión la defensa de guarniciones y puntos estratégicos.

También existía un cuarto tipo de artillería que es la de la costa, que es aquella que tenía por misión, desde sus baterías, repeler el ataque por vía marítima del enemigo.

Las cualidades de dichos tipos artilleros eran las siguientes: la batería de cam-paña era poseedora de gran movilidad, gran libertad de maniobra para todo tipo de terreno y la mayor potencia de fuego para batir toda clase de blancos sobre el campo en forma rápida y rasante, así sucesivamente según sus uso.

Para poseer una idea de la trascendencia y la preponderancia que tenía el ca-ñón en los ejércitos franceses citaremos la célebre frase de Napoleón Bonaparte: “El cañón es con lo que se hace la guerra”.

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No hubo en esa época participaciones artilleras connotadas, salvo en la artille-ría naval como los bombardeos que hiciera el pirata Drake a esta ciudad primada desde alta mar y otras actuaciones esporádicas de nuestra artillería naval.

Después del Siglo XVII se inició el abandono y el descuido militar de España a esta colonia, por lo tanto las innovaciones de la artillería universal del siglo XVIII y sucesivos no llegaron a nuestro lado de isla, prueba de esto es la ausencia del cañón casi por completo en combate como el de la Emboscada, La Limonade y otros. En cambio, en el lado Oeste, o sea, en la parte franco-africana, los promi-nentes avances artilleros franceses a comienzos del Siglo XVIII habían alcanzado las guarniciones en la colonia haitiana. A pesar de lo señalado España mantuvo por lo menos una compañía de artillería en la isla.

A comienzos del Siglo XIX un gran suceso había de cambiar no sólo el panora-ma artillero de ambas colonias, sino que iba a influir en toda nuestra futura artille-ría, hasta la era de la Restauración; este acontecimiento histórico, fue la expedición francesa del 14 de diciembre de 1801 que dio inicio a la campaña francesa en Santo Domingo al mando del General Leclerc con un total de 50,000 hombres y a la posterior ocupación de la parte española bajo el Gobierno del General Ferrand.

La inmensa maquinaria de guerra napoleónica tenía importantes medios de artillería, parte de la cual vino a la isla y como ya hemos dicho, las cureñas girato-rias de sus piezas y los diversos tipos de disparos y proyectiles hacían de esta arma el as de sus ejércitos. Por este panorama, la artillería de ambas colonias habían de quedar embarazadas por esta técnica artillera Francesa.

Durante la revolución de Juan Sánchez Ramírez se empiezan a cosechar estos frutos, no en la batalla de Palo Hincado, donde no hubo afilaría de ningún lado; pero si durante el sitio de la ciudad de Santo Domingo donde hubo de ambas par-tes todo tipo de participación artillera. Podemos citar la acción de la artillería de sitio criolla que bombardeó la ciudad desde su emplazamiento del fuerte de San Gerónimo, desde las trincheras de San Carlos y desde la margen oriental del Río Ozama.

Debemos resaltar también la participación en este sitio de la artillería de cam-paña francesa que asaltó brillantemente y con la infantería franca las posiciones dominicanas del suroeste de la ciudad, también su artillería de plaza que hostigó las posiciones de los sitiadores en la margen oriental del Frío Ozama.

Tenemos que destacar a la vez la artillería de costa de ambos bandos, la de los franceses que hundió varias chalupas inglesas que bloqueaban el puerto y las criollas situadas en la desembocadura del río Ozama que hostigaron las embarca-ciones francesas fondeadas en la rada interior de dicho puerto.

Después de estas evidentes realidades en que los franceses no sólo aportaron mediante la práctica su novedosa técnica sino que tuvieron que abandonar en am-

Las primeras milicias existentes en nuestro medio tuvieron una evidente in-fluencia española en cuanto a sus dotaciones artilleras. Haciendo un estudio sobre las piezas que han llegado a nuestros días como reliquias procedentes de años an-teriores al Siglo XVII encontramos que nuestras primeras piezas fueron de origen ibérico y se distinguían como tal por el gran desorden de los calibres. El tipo de artillería que más abundaba era la de plaza, que existían en gran cantidad empla-zadas en las fortificaciones que establecieron los colonizadores. El calibre de esta era en su generalidad mediano y ligero. Otro tipo de artillería española muy común en nuestra isla fue la de costa, la cual podemos encontrar en los fuertes costeros españoles custodiando con sus fuegos la desembocadura de los ríos, las gradas y los fondeaderos. En ambas artillerías, o sea, en la de plaza y en la de costa, abun-daban una gran diversidad de culebrinas, falconetes y otros cañones corrientes que aunque de gran tamaño tenían poco calibre. Pueden encontrarse además, en menor número, otros tipos de piezas como bombardas y cañones pedreros, así como lantacas (cañones pequeños) en los Siglos XV y XVI

Por las muestras de las piezas que hemos estudiado podemos darnos cuenta de la marcada deficiencia que existía en la colonia con respecto a la artillería de campaña. Afirmamos casi con seguridad que nuestra primera artillería, salvo raras excepciones, carecía de movimiento, aparte de que hay poca referencia histórica sobre ella. Los muñones de los cañones de la época en nuestro poder carecían de toda insinuación sobre cureñas, carros, etc., mientras que sí podemos observar sus condiciones aptas para el emplazamiento en las murallas y reductos fortificados. También hemos podido verificar la existencia de cierta modalidad de carronadas (cañón corto y grueso montados sobre correderas que era usado con la artillería naval), pero que puede ser un vestigio de artillería móvil en nuestro medio ya que este cañón utilizado en las líneas de fuego de los galeones y las carabelas, podían ser transportada con sus correderas sobre un rústico carro sobre pequeñas ruedas burdas.

Esta artillería existente en nuestra isla, anterior al siglo XVII, no sobrepasaba el calibre de 24 libras, abundando piezas de 6, de 12 y muchas culebrinas de kilo y medio que poseían un gran alcance en sus disparos. Según la ordenanza de 1743 sobre la artillería habían 6 calibres reglamentados: de24, de 18, de 12, de 8, de 4, de 2, calibre español.

Las características de estas piezas respondían a los caracteres de la artillería post-primitiva, o sea, a las de finales del siglo XV, XVI y XVII, su rústica construcción de bronce y hierro forjado, el desequilibrio existente entre las dimensiones del proyectil y el tamaño del ánima sin rayado, que hacía que se produjera un error muchas veces en su eficacia llamado tiro de campana, hacían de esta arma un ele-mento poco práctico.

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independentistas revelaron en su técnica la reglamentación y método de empleo francés como veremos más adelante; 3)el uso adecuado que se le dio a la me-tralla en la Guerra de Independencia y a la artillería de campaña en el asalto de posiciones y en el apoyo al asalto de la infantería y a la carga de la caballería; 4) y el material de fabricación de las piezas encontradas que en su generalidad son de hierro fundido del modelo francés Gribeauval. Las piezas artilleras utilizadas en la batalla del 30 de Marzo por las tropas dominicanas en artillería de plaza eran casi seguro de origen francés, esto nos lo demuestran los calibres que tenían las tres piezas implicadas, una pieza de a 8 en la batería derecha, una de a 4 en el centro y una de a 2 en la izquierda.

Establecidas ya las evidentes influencias, pasemos a analizar de una mane-ra superficial las acciones artilleras más destacas de la Independencia, en dicho análisis utilizaremos la clasificación artillera napoleónica que detallamos anterior-mente; así podremos darnos cuenta de las modificaciones que sufrió esta arma en nuestro medio: la acción artillera del 19 de Marzo, los dos cañones, uno al mando de Soñé y el otro bajo las órdenes de José del Carmen García, actuaron en la de-fensa de la Plaza, los cañones de José María López en el 30 de Marzo tienen igual comportamiento. En los ataques de Cachimán, Bánica y Beler la artillería actúa a la manera inversa, es utilizada para atacar fortificaciones.

Precisamente en estas acciones encontramos las primeras modalidades crio-llas de artillería ya que las mismas piezas implicadas cumplen doble función tácti-co-artillera, al mismo tiempo son artillería de sitio y artillería de campaña a la vez. En Beler por ejemplo, que yo la catalogaría como nuestra acción artillera por ex-celencia, la artillería sufre diversas transformaciones cumpliendo múltiples come-tidos en la batalla según las necesidades táctico-operacionales que se presentan: por ejemplo es artillería de sitio ya que sus fuegos comprometen la fortificación sitiándola, es artillería de campaña, ya que participa junto con la infantería en la maniobra del asalto.

En la batalla de Sabana Larga vemos un buen ejemplo de un duelo de artillería de campaña.

Debemos señalar para finalizar la parte concerniente a nuestra artillería que para la Guerra de Independencia se prescindió por completo de las piezas artille-ras de fuego indirecto como son: el mortero, el obús y otras especies; así como no he encontrado en campañas y batallas anteriores el uso de estas, salvo en el sitio de Santo Domingo, en la Guerra de Reconquista donde se hallaron implicadas de ambas partes. Al igual podemos decir de los cañones granaderos, mientras que sí abundó el uso del disparo de la metralla en nuestra Independencia.

En el orden mundial, los grandes cambios de la Artillería que hemos analizado hasta la fecha en todas sus modalidades se operaron entre 1840 y 1897; las ten-dencias en la primera parte del Siglo XIX estuvieron marcada en tres vertientes: la

bas colonias todo su material artillero, la artillería dominicana de la época quedó enmarcada dentro de las especificaciones de la artillería francesa. Debido a esto nuestra artillería en la Guerra de Independencia tuvo fuertes raíces de la artillería napoleónica.

Otra razón histórica vino a acentuar dichas influencias, los 22 años de domina-ción haitiana sepultaron en gran parte la instrucción militar española mediante la imposición de las guardias ya que tanto el uniforme, los métodos y los armamen-tos eran haitianos, por lo tanto de pura procedencia francesa.

Tomemos en cuenta que nuestras primeras piezas artilleras de cuando la Gue-rra de Independencia fueron sustraídas de los arsenales haitianos y luego nuestras fuerzas se siguieron nutriendo de los armamentos abandonados por el enemigo en las diversas derrotas sufridas por estos.

Otro incidente histórico terminó por nutrir nuestros arsenales independentis-tas de un gran material artillero franco-haitiano.

Este incidente fue el naufragio de la escuadra naval haitiana en Puerto Plata para diciembre de 1845 en que se incautaron al enemigo 3,650 libras de pólvora, 448 jarros de metralla, 1,412 proyectiles de cañón de diferentes calibres, una co-lisa de 16 libras, 6 carronadas de a 16, dos carronadas de a 8, dos carronadas de a 2, una pieza de a2, una pieza larga de bronce de a 12y 4 carronadas de a 8 calibre inglés.

Además de otros cañones que no se han podido precisar. También se incauta-ron implementos tales como escobillones para la limpieza de las piezas y cureñas.

Por otra parte tenemos razón sobrada para asegurar que la instrucción arti-llera de los ejércitos de la independencia era completamente de origen francés, ya que los oficiales de la artillería independentista, naturales instructores de las dotaciones fueron elementos como Francisco Soñé, primer artillero dominicano del 19 de Marzo que había militado en el ejército napoleónico en la batalla de Las

Pirámides y otros célebres combates. Los otros oficiales se formaron en el seno de la guardia cívica haitiana, como José María López.

Por otra parte, la última instrucción española, o sea, la anterior al movimiento de Núñez de Cáceres, sólo poseía unidades de infantería de línea e infantería lla-mados El Fijo que comandaba el Comandante Alix.

Para obtener la verificación de lo anteriormente expuesto sólo tendremos que observar los diferentes puntos que denotan la presencia de la influencia francesa sobre la artillería pre-independentista e independentista: 1) las piezas encontra-das de la época son en su mayoría colizas que nos demuestran su origen francés por su calibre y sus muñones aptos para las cureñas giratorias que constituían las piezas de campaña francesas; 2) el modo como emplearon la artillería los ejércitos

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zan en un frente más de 700 cañones que transportan hasta el enemigo 200,000 toneladas de proyectiles.

En ese mismo año, para el mes de Abril, únicamente en el sector de Ainé, las fuerzas aliadas consumieron en un período de nueve días 25 millones de granadas ligeras y 9 millones de proyectiles pesados. En esa misma área de operaciones, sie-te meses después, los franceses emplazaron un cañón por cada 5 metros de frente, lo que quiere decir, según una detallada estadística que se dispone del conflicto, que la Artillería fue la máxima responsable de la destrucción de tropas y fortifica-ciones en los combates de 1914 a 1918.

La 2da. Guerra Mundial trajo consigo no sólo la guerra del movimiento prove-chosa en la explotación de la maniobra, dándole plena opción al arte de la conduc-ción, sino que también trajo consigo el clímax del concepto del empleo combinado del armamento, lo que dio oportunidad de un avance racional del concepto del empleo del Artillería dentro del rol que esta arma juega y jugará en el éxito de la batalla con todas las opciones de empleo que le asigna claramente las llamadas relaciones de apoyo.

1 ra., hacia el motivo balístico, mayor potencia, mayor alcance y mayor precisión; la2da., el motivo táctico: posibilidad de colocar el proyectil donde haga falta de una manera precisa, en la exigencia de una pieza dotada de gran movilidad a la par de las evoluciones de las tropas, agilizando el proceso de carga y fuego en virtud de la velocidad de tiro; 3ro.: el motivo logístico en la concreción de piezas trans-portables a gran distancia de un teatro a otro, por ello enla2da. mitad del Siglo, las innovaciones trillaron esos mismos rumbos de la siguiente manera: el rallado del ánima facilitó el alcance y la precisión; la retrocarga, la velocidad del tiro, el pro-yectil cilíndrico y los explosivos reforzaron la potencia: pólvora de superior calidad aumentaron el alcance y un nuevo concepto de la metalurgia se tradujo en una mayor movilidad del material; amortiguadores, recuperadores y frenos influyeron en la velocidad de tiro y también los nuevos montajes cambiaron el concepto de la movilidad.

La Guerra de Crimea fue un indicativo del auge de la Artillería como arma por el despliegue del empleo en masa de las piezas en esta acción de guerra. La batalla prusiana de Sedan es un gran ejemplo de cómo influyen en el éxito la convergencia de los fuegos de numerosas baterías así como en el 1866 naciones como Austria y Prusia hicieron galas de las ventajas que se derivan del tiro rápido, lo que con-tribuyó en gran manera al éxito de Prusia. Francia por su parte en 1870 explota contra los prusianos las ventajas de un alcance de más de 2000 metros. La Guerra Civil norteamericana muy influenciada por la técnica militar europea puesta allí en práctica por uno y otro bando es renovada con el impacto de una crecida ten-dencia hacia la tecnocracia y fue este conflicto donde la Artillería tuvo un empleo no sólo asentado sino también diversificado, rico en organización y en proyección operacional.

La Primera Guerra Mundial, empero, marca la preponderancia de la Artillería como arma a tal grado que podemos afirmar que el cañón fue el arma maestra en este período. Hay tratadistas que opinan que durante las guerras napoleónicas la Artillería había ocupado ya este sitial, sin embargo, en tal época el uso de la Arti-llería fue bastante equilibrado con respecto a la integración de las demás armas al servicio de la maniobra de las divisiones. En la Primera Guerra Mundial la pre-ponderancia aplastante de la Artillería con una marcada tendencia hacia el empleo masivo de la misma, la obsesión de un gran alcance traducido en grandes piezas de gran calibre anquilosó la esencia de la maniobra operacional y táctica, limitando la acción a la guerra de trincheras matizada por prolongados duelos de Artillería y desesperados asaltos frontales. Los grandes consumos de municiones fueron la constante en este conflicto, arribando a cifras como las que siguen a continuación: en las ofensivas de 1915 se consumieron 300,000 proyectiles de Artillería diarios; durante el curso de la batalla de Verdum, en un frente de 15 Km., los franceses emplazaron dos mil piezas de Artillería que consumieron en una sola jornada de combate un millón de proyectiles de Artillería. Los ingleses durante 1917 empla-

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III - LA CABALLERÍA.

SU HISTORIAL

Como las demás armas básicas, es prudente por demás hacer un breve es-tudio sobre las más de 20 acepciones diferentes que tiene éste término, haciendo la salvedad que de primer plano desecharemos en el historial del

arma todo aquello que tiene relación con los cuerpos de la nobleza y otras acepcio-nes que incumben a unidades de medidas topográficas, teniendo como la central aquella que se refiere al cuerpo de soldados montados y al personal y material de guerra complementarios que forman parte del Ejército y dentro de la doctrina, de manera muy particular, como uno de los elementos integrales del llamado siste-ma de maniobra, que junto con el sistema de fuego, al que pertenece la Artillería, representan los sistemas básicos de los elementos del arma de tierra, teniendo en cuenta que todos los demás sistemas giran en torno a la complementación o sustentación de éstos dos. Al mismo tiempo no debemos perder de vista que el sig-nificado primario del vocablo proviene de la Zoología, haciendo referencia al ani-mal solípedo que sirve para cabalgar, haciendo referencia en algunos casos mayor: cuando se trate de caballo, yegua, mulo o mula y menor: cuando se trata de burro o asno. Dado el evidente progreso y alta tecnificación de los sistemas de guerra, existe un término para diferenciar el concepto antiguo del moderno, tomando en cuenta la derivación zoológica del vocablo, usando el término Caballería de Sangre cuando se habla del antiguo, y simplemente caballería cuando se habla de carros o helicópteros.

Desde el principio de los tiempos, el caballo estuvo ligado al hombre en la actividad de la guerra. Existen pruebas documentales de que 2OO0 años antes de Cristo ya el hombre usaba el caballo como transporte de los combatientes o para tirar de sus carros de combate, como es el caso de los caldeos, sumerios, babiló-nicos y de los egipcios que lo hicieron primero con mulos y luego con caballos. Sin embargo, podemos afirmar que hubo una diferencia básica entre los egipcios y los caldeos en cuanto a la utilización de sus carros. Los caldeos los usaron en masa, con el propósito fundamental de atropellar las unidades enemigas y abrirle campo a la Infantería organizada en la falange babilónica, que avanzaba sobre las estelas

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que dejaban sus carros, sin embargo, los egipcios organizaron sus carros en peque-ñas unidades de 50 que eran versátiles y respondían mejor al sistema de mando y control. La mayoría de los pueblos de esta época, incluyendo los ya mencionados, no usaron la Caballería como arma, sino como transporte.

Los verdaderos padres de la Caballería como tal fueron los asirios, que imple-mentaron su empleo táctico en grandes unidades a partir del año 1000 antes de Cristo, constituyéndola en un arma maestra que entrañaba el éxito seguro de su conquista frente a pueblos que no soñaron jamás con un concepto tan avasallador de la maniobra. Los persas, herederos del imperio asirio, convertirían la Caballería en el as de sus ejércitos y con ella no sólo consolidarían lo que fue el imperio asirio, sino también que lo expandirían hasta regiones nunca antes sometidas. Los grie-gos en realidad no usaron la Caballería como arma hasta el año 300 antes de Cristo y aún en esta fecha, su concepto operacional estaba basado fundamentalmente en la organización de la infantería pesada, evidente en lo que era, desde Troya hasta Epaminondas, la Falange Hoplita. Naturalmente que hay que comprender que cuando se inició el conflicto estratégico entre Persia y Grecia por el control del Mediterráneo, ambas naciones adecuaron sus ejércitos de acuerdo a la amenaza y en el caso griego, en notoria inferioridad numérica, condenados a sufrir la guerra en la defensa, el dispositivo consistió en el reforzamiento de la táctica Hoplita, con-sistente en la organización de compactos bloques humanos que asemejaban una impenetrable muralla erizada de lanzas, donde habían de estrellarse las oleadas continuas de la Caballería medo-persa, por lo que podemos concluir que en éste período fue por primera vez en la historia del arte de la guerra donde se enfrenta-ron, en las Guerras Médicas, la Caballería y la Infantería, lo que en término concep-tual quiere decir que se enfrentaban por primera vez y de manera dramáticamente formal la guerra estática con la guerra del movimiento.

Sin embargo la caballería, arma relativamente nueva para esa fecha, habría de llevar la peor parte frente a la infantería pesada, lo que quiere decir que la caba-llería no había desarrollado hasta esa fecha el caudal de sus posibilidades, mien-tras que la infantería contaba ya con un amplio historial, rico en experiencias. Las Guerras Médicas hasta cierto punto marcaron la preponderancia de la infantería pesada sobre la caballería, aunque se debe señalar que del lado griego la caba-llería comenzaba a tener cierta importancia, sobretodo en la seguridad de ambas alas de la formación, modalidad que iba a prevalecer por muchos tiempos en las organizaciones para el combate a través de la historia y que nos ha llegado hasta hoy, cuando la caballería sigue jugando un papel importante empeñada en ambos flancos en las tareas y misiones de la seguridad. La Guerra del Peloponeso, en cam-bio, iba a variar la preponderancia de la infantería pesada, dándole mayor opción al principio de la maniobra y sacrificando un poco el principio de masa y de segu-ridad, lo que dio cabida a que la caballería fuera tomando un lugar de importancia en el esquema de combate de los estados griegos y esto podemos evidenciarlo fácilmente cuando sabemos que el General Tebano Epaminondas, padre del orden

oblicuo dispositivo táctico que modificó el arte de la guerra, organizó en su tiempo un cuerpo de 5,000 jinetes, sin embargo, fue primero Filipo y más tarde su hijo Alejandro el Grande, los que organizaron un ejército bastante equilibrado, logran-do potencia de combate en base al empleo combinado de las armas y así vemos una formación de combate donde están presente la infantería pesada, la infantería ligera y la caballería como instrumento vital del principio de la maniobra, aunque sabemos con certeza que ya para la época de Alejandro la caballería era no sólo su arma preferida, en la que gustaba militar de manera entusiasta, sino también que era el arma maestra de su campaña, aunque este genio de la guerra conjugó todas las demás armas en su esquema operacional, siendo el pionero de muchas de ellas, como es el caso de la ingeniería y de la artillería. En la época de Alejandro se enfrentaron en el campo de batalla de manera fundamental dos ejércitos, el persa y el griego, marcados por la preponderancia de la caballería, sin embargo, paradójicamente habían de perder los persas padres del arma, frente a los griegos que la habían adoptado y desarrollado en base a tortuosas experiencias, debiendo apuntalar que la caballería fue un arma de origen asiático y que aún con el éxito de Alejandro, occidente tardaría tiempo, en adoptarla de manera cabal.

La caballería de Alejandro estaba dividida en escuadrones de 300 jinetes al mando de un oficial, estos escuadrones recibían el nombre “ilai” y al cuerpo en su conjunto se le llamaban “los compañeros”, estando armados de corazas y una lanza arrojadiza corta llamada “xyston”. Muchas veces esta célebre caballería la comandó el mismo Alejandro, derrotando con ella a la caballería persa, mucho más numerosa, pero menos organizada. Un ingrediente social digno de tomar en cuenta es el hecho de que tanto la caballería persa, como Ia caballería griega, era un arma en la que militaban las clases sociales más adineradas, lo que tuvo mucho impacto en el prestigio del arma, aunque más tarde en ambos casos se le dio paso a la experiencia y a la eficiencia.

La caballería persa estaba formada por guardias montados reales y capado-cios, al tiempo que la integraban los llamados carros de guadañas. Años más tarde el ejército romano iba a copiar el antiguo esquema militar de la falange hoplita griega, relegando a un segundo plano el legado histórico de la caballería mace-dónica, por lo que los romanos iban a adoptar como arma preponderante de su doctrina la infantería pesada, reservándole a los pequeños cuerpos de caballería que organizaron las misiones típicas de seguridad. La caballería romana también se reclutaba en la clase rica y no alcanzó ni instrucción ni solidez.

Cuando Roma y Cartago se enfrentaron militarmente por los viejos dilemas estratégicos del control del Mediterráneo y sus áreas de influencias, volvieron a enfrentarse de nuevo las dos armas fundamentales, traducidas a dos doctrinas y dos conceptos de la guerra diferentes, la infantería pesada y la caballería. Roma, como pasó con los griegos durante las guerras médicas, sustentaba en su organi-zación la táctica de la infantería pesada, Cartago en cambio sustentaba los viejos

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Detrás iban tres divisiones montadas que hacían un total de 160,000 hombres, ésta ha sido la fuerza de caballería primitiva más grande y eficaz de la historia.

En la Europa pre-medieval tuvo Roma un gran comandante de caballería, Beli-sario, que compuso un ejército montado completamente armado que venció a los vándalos en África y a los ostrogodos de la gotia oriental en Europa.

Luego los francos tuvieron al principio poca caballería; pero posteriormente al siglo IX al XVI, este cuerpo se constituyó en las más noble de las instituciones militares, era más bien una caballería pesada, hasta cierto punto invulnerable a las armas de la época, ya que tanto jinete como caballo estaban cubiertos por recias armaduras; pero la aparición de la pólvora y las armas de fuego en el siglo XIII con-virtieron éstas en un mito, desplazando por largo tiempo a la caballería de su sitio preferencial en el combate, y desde ese momento la caballería sufrió un colapso o impase de largos años hasta que grandes tácticos y estrategas se dieron cuenta que esta vieja fuerza podía volver a ser un cuerpo muy útil en la lucha como com-plemento de la artillaría y la infantería, ya fuese como fuerza de asalto, embestida o cuerpo de voraz persecución que definía la batalla contra la retirada del enemigo.

Gustavo Adolfo, Rey Sueco, la utilizó en base a éste principio con éxito en la guerra de los 30 años en el siglo XVII; pero fue Federico ll (El Grande de Prusia) quien en el siglo XVIII colocó de nuevo la caballería en un sitial de preferencia en la batalla, siguiendo los lineamientos de Gustavo Adolfo. Napoleón fue que como táctico consumado, aprovechaba todos los recursos de la lucha, quien dio nuevas y estables proyecciones militares a la caballería. Luego de grandes bombardeos y artillerías e inteligente maniobra de su guardia imperial. La caballería francesa de ésta época, o sea, de los siglos XVIII y XIX, se dividía en tres tipos: La caballería ligera, compuesta por húsares y cazadores que iban armados solamente con sables y pistolas de arzón. Los húsares llevaban ese nombre porque iban ataviados con el típico uniforme húngaro. La misión de la caballería ligera consistía en explotar la victoria mediante una tenaz persecución frustrar los posibles contra-ataques.

El segundo tipo de caballería era la media, compuesta por los dragones arma-dos de fusil, sable y pistola y su misión era, aparte de ser una infantería montada la misma de la infantería ligera.

El tercer tipo de caballería fue la caballería pesada compuesta por los corace-ros armados de sables, peto y espaldarón, no era una caballería divisionaria sino que se mantenía en formaciones masivas para ser lanzados en pesadas cargas en el momento adecuado de la batalla.

Uno de los más grandes oficiales del ejército napoleónico fue el célebre Joa-quín Murat, cuñado del emperador y quien luego llegó a ser Rey de Nápoles’ Otro gran caudillo de la caballería napoleónica lo fue el Mariscal Ney, a quien Napoleón lo bautizó con el epíteto del “más bravo entre los bravos”. También podemos en-

estandartes guerreros de los asirios, los persas y finalmente del Gran Alejandro, sustentando en su organización la táctica de la caballería. Las guerras púnicas ha-bían de marcar en ambos ejércitos la preponderancia y el triunfo de la caballería. Aníbal conquistaría a Italia con el galope avasallador de su caballería númida y destrozaría las legiones romanas en batallas como las de Cannas, en que morirían 70,000 soldados. Escipión el africano aprendería la lección y enfrentaría en Zama al ejército cartaginés con una caballería muy superior que pondría fin a la leyenda de Aníbal.

Los partos poseyeron un ejército compuesto en su totalidad por la caballería. Esta se dividía en dos clases: los nobles, montados en vigorosos caballos cubier-tos de armaduras y armados de lanzas que componían una caballería pesada, y la masa de sus séquitos, compuesta por jinetes armados de sus arcos que podían fijarse de la silla de montar para hacer disparos. Estos impusieron el famoso tiro parto que efectuaban simulando una huida regresando para disparar bajo desde la grupa del corcel. Esta caballería proporcionó una gran derrota a los romanos que comandaba Graso.

La caballería romana se formaba en las alas y sumaban cada una un total de 300 jinetes en 10 escuadrones y solo se utilizaba para misiones en cubierta y per-secución no participando en la táctica clásica de la legión, eran más bien infante-ros montados a caballo que hacían tierra para presentar batalla. En contraste con éstos estaban los Mongoles, pueblos asiáticos esencialmente guerreros, cuna del famoso Gengis, gran conquistar y célebre comandante, jinete de todos los tiem-pos. Su ejército era esencialmente montado, una grandiosa y poderosa caballería era su invencible maquinaria guerrera. Con ella conquistaron gran parte de Asia. Su unidad orgánica militar eran los llamados “Touman” compuestos por 10,OOO hombres montados, los cuales eran comandados por caudillos, príncipes o jefes de tribus, los oficiales superiores comandantes de ejércitos de caballería eran los Orloks.

Generalmente esta gran fuerza de caballería era más bien ligera, los cuales llevaban poca protección, pieles de borregos, armaduras de cuero barnizado, sim-ples camisas de seda que no atravesaban las flechas, sino que entraban con todo y tela en la carne haciendo menos peligrosa la herida. Su armamento eran la lanza ganchuda, una cimitarra curva y dos arcos, uno para disparo desde la montura y otro cuando se hacía tierra, además de un hacha colgando del cinturón.

En sus caracteres, aunque muy propios, eran parecidos a los de los jinetes par-tos, aunque alcanzaron grandes logros en cuanto a. eficacia y organización.

La horda, como se llamaba a este maremagno a caballo, era precedida por 200 jinetes en parejas dispersos como exploradores por los bosques. Luego venían tres “Touman” (30,000 jinetes con caballos de repuesto) constituyendo la vanguardia.

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A medida que transcurrió la Guerra de Independencia, en el año 1853, se re-glamentaron orgánicamente mediante un decreto del Poder Ejecutivo para la orga-nización del Ejército, un Capitán, un Teniente, un Alférez, un Sargento Primero, dos Sargentos Segundos, cuatro Cabos Primero, cuatro Cabos Segundos, un

Clarín y 38 Soldados. Los escuadrones de Caballería eran compuestos por tres compañías y estaban mandados por un Estado Mayor compuesto por tres oficia-les; estos escuadrones debían formarse en todas las comunes de la República.

Debe señalarse, para terminar la parte de este trabajo, que las unidades de caballería no estaban armadas en su generalidad de lanzas o husos; podían encon-trarse jinetes armados de sables, machetes, de fusiles y pistolas; pero estos arma-mentos no estaban reglamentados y aparecían en forma antojadiza y esporádica y a veces eran frutos de los despojos al enemigo.

La Batalla de Las Carreras en 1849, durante la 3ra. Campaña de la guerra de la separación, fue un buen ejemplo del predominio de la caballería hatera en el Ejército expedicionario Sur. Los grandes comandantes de la caballería separatista fueron todos oficiales de extracción hatera, en su gran mayoría Seybanos, tales como Eugenio Miches, Bernardino Pérez, Pascual Ferrer, Bernabé Sandoval, Mer-ced Marcano, entre otros muchos que se distinguieron también durante la llamada Guerra de la Restauración.

En el orden mundial habíamos hablado ya de como Napoleón Bonaparte le devolvió un sitial preferente a la Caballería en el campo de batalla, que había per-dido en el Siglo XIII con la aparición de las armas de fuego, sin embargo, omitimos la gran ascendencia que tuvo el caballo en los ejércitos árabes, donde el mismo profeta Mahoma infundió el entusiasmo ecuestre durante su guerra santa; duran-te la guerra de reconquista en España, la caballería habría de tener también gran ascendencia entre los ejércitos cristianos y las cuatro clases en que se dividían era una forma de integrar las diferentes capas sociales en los cuerpos de la caballería; las mismas cruzadas estuvieron matizadas por grandes choques de Caballería y así vemos como en el curso de la primera se oponen 100 mil jinetes cristianos frente a 200 mil de los infieles.

Durante el Siglo XIX, luego de un largo declive como hemos expuesto anterior-mente, fue el General Bonaparte quien restauró el poder de la Caballería, decla-rando que sin ella era imposible obtener victorias decisivas.

Desde el punto de vista operativo, el concepto francés de la caballería estaba basado en violentos choques, dinamizados en volumen y velocidad, se actuaba siguiendo el principio de masa en gran descarga y oleadas.

En la 2da. Mitad del Siglo XIX la guerra franco prusiana fue, quizás, el marco de uno de los últimos grandes choques de la caballería tradicional, viéndose enfrasca-dos más de 20 mil caballos en la batalla de Marsala-Tour. La guerra civil norteame-

contrar a otro heroico guardia imperial llamado Cambrón, célebre por su heroica actitud en la batalla de Waterloo.

La caballería dominicana correspondiente a la época de la colonia, del tiempo pre-independentista e independentista, fue una caballería que se caracterizó por ser primitivamente ligera y muy divorciada con los lineamientos de caballería de su época. Más bien era una tuerza a caballo a lo oriental, muy a lo macedonio.

Lemonnier de la Fosse cuando la Revolución de Juan Sánchez Ramírez la com-para con los jinetes Bakirs de origen mongol que formaban excelentes regimien-tos de caballería ligera, agregando que serían capaces de combatir f rente a los cosacos más hábiles. El los define como verdaderos hombres-caballos, con una destreza de jinetes, increíble. El arma tradicional de estos jinetes dominicanos era la lanza, una lanza que utilizaban los nativos para el pastoreo del ganado y para la caza del puerco cimarrón; esa lanza era llamada huzo, poseía un gran tamaño y en su punta tenía amarrada las hojas afiladas y cortantes de un machete.

Los componentes de esta caballería ligera eran los hateros, los empleados de las fincas ganaderas que llegaron a tener gran fama a todo lo largo de la Guerra de Independencia. Esta caballería estaba formada en pequeño destacamentos de caballería comandados por un sub-oficial. La primera actuación destacada de estos grandes jinetes guerreros fue en Palo Hincado, donde dos secciones de caballería situadas en ambas alas del ejército dominicano atacaron con una furibunda carga ambos flancos del ejército francés causando una terrible mortandad. Más tarde esa misma caballería de los hateros formó, al mando del General Pedro Santana, el primer ejército de la República, actuando con asombroso éxito en las primeras posteriores batallas de la guerra patria, siendo con la infantería montera la unidad más temida por el ejército haitiano. De estos hombres dice para estos tiempos el 13 de marzo de 1844, el Cónsul de Francia Saint Denis, en una carta lo siguiente: “Los seybanos que él comanda son famosos en la isla entera por su valor temerario y a veces feroz, por su agilidad y sobre todo por su destreza en el manejo de caballo y la lanza. Estos eran nuestros cosacos, ellos pueden, se dice, formar una caballería ligera excelente”.

Los hateros en nuestra caballería eran pues, un elemento bélico victorioso y tradicional desde mucho antes de la independencia. El historiador Delmonte y Tejada nos refiere que años antes de la Guerra de la Reconquista, Juan Sánchez Ramírez participó en los conflictos entre las dos colonias, cuando la guerra franco española, comandando una compañía de lanceros.

Lo primitivo de la técnica y el armamento de esta caballería hatera se debía a razones puramente socio-económicas. La clase que la componía era adicta a ella, porque esta rama de la guerra se acomodaba a su oficio cotidiano, pasando de la labor a la guerra, sin más aporte que su destreza en el caballo y su agilidad en la lanza que usaban a diario en la caza o en el pastoreo.

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IV - LA INGENIERIA

Por José M. Soto JiménezCoronel E.N. (D.E.M.)

La palabra ingeniería se usó por primera vez en la vida militar a mediados del siglo XVI, relativamente bastante parecida a la acepción que tiene en la ac-tualidad en los cuerpos castrenses, sin embargo el concepto y su aplicación

en la guerra es bastante anterior a esta fecha, remontándose a los albores mismos del arte de la guerra.

El nombre de ingeniero proviene de la palabra “ingenia”, hay autores que con-sideran el origen delos ingenieros en su concepto general, tan remoto como el de la guerra misma, ya que el que inventó armas tan rudimentarias como el arco y la flecha o como el que perfeccionó la pica fue objetivamente ingeniero y militar.

Sin embargo, podemos afirmar de una manera categórica que desde que hay noticia documental de ejércitos organizados existieron hombres especializados o de oficios técnicos destinados al servicio de los aparatos, máquinas o ingenio de guerra.

Aunque muchos autores de manera concreta relacionen el oficio a que hace-mos mención con los primeros ejércitos de la historia por allá por el año 2,000 A. C. hay una prueba irrefutable de ingeniería militar que data según el testimonio arqueológico de más de 6,000 años A. C., que son las ruinas de Jericó con ele-vadas murallas, fosos, torres y arpilleras que denuncian de manera inequívoca la actividad militar o por lo menos la necesidad imperiosa que tenían los habitantes de Jericó de defenderse de agresores sistemáticos y reiterados. Quizás la segunda muestra de ingeniería militar más antigua fue la famosa muralla Meda, artificio destinado a impedir la irrupción semita en la Mesopotamia, pero que al igual que la muralla China no pudo lograr su cometido. La guerra de Troya iba a denunciar

ricana proporcionó también importantes operaciones de caballería, en el marco de grandes batallas, donde se destacaron oficiales de caballería de la talla del General Custer, famoso por su temeridad en el manejo de la carga de la caballería ligera.

El Siglo XX trajo consigo la paulatina decadencia de la caballería tradicional, evidente en la guerra ruso-japonesa de 1905, aunque en la Primera Guerra Mun-dial de 1914, la caballería de sangre hizo sus últimas presentaciones memorables, ya que la misma presentaba todavía una ligera ventaja sobre los medios de trans-porte existente de la infantería.

La 2da. Guerra Mundial representó en si misma el mutis casi definitivo de la caballería de sangre y en los inicios de la contienda, durante las operaciones en Po-lonia, se pudo observar la imagen sub-realista de una unidad de caballería de san-gre polaca enfrentada heroicamente frente a una unidad de blindados alemanes y de infantería mecanizada, sin embargo, de manera conceptual, el espíritu arque-típico de la caballería no había muerto, empero, recién comenzaba una violenta metamorfosis en cuanto a la renovación de sus medios. El caballo sería suplantado por los medios mecanizados y motorizados que potencializaban la esencia de la movilidad que representaba el caballo en la guerra con una velocidad superior, una protección estimable contra las armas ligeras y gran potencia de fuego.

Este nuevo concepto de la caballería, adoptado rápidamente por todas las partes envueltas en esa conflagración encajaba perfectamente en el nuevo diseño operacional de la guerra del movimiento, donde el orden paralelo, la guerra esta-cionaria y la lucha en la trinchera quedaron atrás, dando paso a una dinámica de batalla sumamente móvil y letal, era una nueva época donde la caballería renace-ría de sus cenizas para en continua mutación tecnológica, sin perder su esencia, como es el caso del helicóptero, no alejarse más de su ascendencia primordial en el mundo de la guerra.

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sea la batalla de Gránico. La batalla sobre el río Hidaskpes contra los ejércitos hin-dúes del Rey Poro es repetición de Gránico, pero con la utilización intensiva de las operaciones de engaño y las balsas. Alejandro fue el primero en la formación de un cuerpo de ingenios de guerra. El sitio de tiro es otro buen ejemplo de la utilización primitiva de la ingeniería de guerra. El sitio de tiro es otro buen ejemplo de la uti-lización primitiva de la ingeniería militar para tomar ciudades amuralladas, plazas, fuertes o fortificaciones.

La construcción de una improvisada f lota para alcanzar por el mar lo que no había logrado alcanzar Alejandro tras un asedio cruento y pertinaz, es otro buen ejemplo de ingeniería Militar.

Aníbal el Cartaginés, gran maestro de la guerra, también como buen admira-dor de Alejandro iba a seguir algunas de sus enseñanzas en cuanto a la ingeniería Militar. El cruce del río Ebro en España combatiendo contra los celtas para iniciar su invasión a Italia es una prueba de ello en cuanto a la preparación de los sitios de cruce y la construcción de balsas improvisadas hábiles inclusive, hasta para el cruce de sus elefantes.

Los romanos usaron una gran cantidad y variedad de aparatos, ingenios y má-quinas de guerra, siendo muy duchos en la ingeniería de campaña, ya que la cons-trucción de sus campamentos era parte obligada y permanente de su esquema de guerra durante sus campañas y batallas. Grandes historiadores han catalogado al ejército romano como “el más grande ejercito atrincherado de la historia” y todos coinciden en designarlo como un ejército muy adicto al trabajo de pala.

Para el siglo XVIII podemos afirmar que existían ya en los ejércitos de Euro-pa, de manera orgánica, la corporación de la ingeniería en los ejércitos, o sea, oficiales y tropas dedicados de manera permanente a esta actividad, debiendo recordar el lector que anterior a esta fecha, durante la Edad Media y siguiendo el principio de la guerra de seguridad, hubo un predominio de la ingeniería Militar en los esquemas bélicos por la urgencia de las fortificaciones de los que nos han quedado memorables muestras de murallas, castillos, palacios fortificados, forta-lezas, etc. Este largo predominio de la fortificación fue perdiendo virtual vigencia con la aparición del cañón que hizo posible abordar operacionalmente el obstáculo inexpugnable que significaba los amurallamientos, sin embargo en el siglo XVIII po-demos encontrar un nuevo auge de la ingeniería Militar, en Europa y sobretodo en Francia donde teóricos como Vauvan trabajaron afanosamente en la integración de la ingeniería Militar en las operaciones. Como instrumento indispensable en la preparación de la defensa y sobretodo dentro de esta modalidad, sacarle máximo provecho al terreno como multiplicador de la potencia de combate. Napoleón Bo-naparte, como Alejandro, explotó en su época las amplias posibilidades de la inge-niería como arma dándole empleo intensivo en casi todas las vertientes que hoy conocemos. En el siglo XIX esta tendencia sobre la ingeniería Militar se explotó al máximo convirtiendo la fortificación en un verdadero arte, lo que provenía funda-

también un esfuerzo de ingeniería militar bastante apreciable, no sólo evidenciado en lo inexpugnable de las murallas o del amurallamiento de la ciudad que prolongó el sitio de los griegos por 10 años, sino también en los campamentos de los Aqueos que según el relato homérico nos habla de murallas de madera improvisada, a manera de trincheras, fosos, pasarelas y otras edificaciones de campaña. El mismo caballo de Troya supone una obra de ingeniería colosal.

Las guerras médicas entre persas y griegos iban a conceptualizar la ingeniería Militar en los entornos de uno de sus propósitos fundamentales, la preparación de la defensa, lo que quiere decir que si nos llevamos cabalmente de Herodoto en sus g libros de historia, los estados griegos ante la amenaza inminente de los persas fortificaron y prepararon para la guerra a toda Grecia. Seria en el curso de la segunda guerra médica donde también se conceptualizaría otra tarea específica de la ingeniería militar como era la de proporcionar movilidad a las tropas durante las operaciones ofensivas y vemos en el relato de Herodoto como el Rey Jerjes I, durante su invasión terrestre hacia Grecia al tratar de cruzar el Helesponto, curso de agua que divide Asia Menor de Europa, que hoy se llama el estrecho de Dar-danelos y que es vaso comunicante entre el Mar Negro y el Mar Mediterráneo o Egeo, construye el primer puente militar de la historia colocando sobre muchas embarcaciones amarradas de forma horizontal una pasarela de madera por donde según los cálculos un tanto exagerados de Herodoto transitó un ejército de más de un millón de hombres, que nosotros estimamos en unos 200,000 combatientes tomando en cuenta el dato bastante exacto de que la caballería de Jerjes I con-taba con 80,000 jinetes. De todas maneras, lo que hoy se conoce en ingeniería militar como puente de pontones recibe ese nombre en recuerdo al Helesponto, su antecedente más remoto de aproximadamente 300 años A. C. La batalla de Sa-lamina, perteneciente también a la 2da. Guerra médica, es una buena muestra de ingeniería militar y hasta de ingeniería naval si tomamos en cuenta lo ingenioso y artificioso en la preparación de esta gran victoria griega.

Si a la ingeniería militar tuviésemos que buscar un padre definitivo y legítimo tendríamos necesariamente que hacer obligada referencia al gran maestro del arte de la guerra que fue Alejandro El Grande. Con el gran Alejandro comienza la cimen-tación de la ingeniería como arma integrada en el diseño de las operaciones. De-bemos recordar que fue este gran general Macedónico el primero que dio cabida en el campo de batalla al empleo combinado del armamento para la consecución de la victoria y en tal sentido Alejandro con las limitaciones de su tiempo explotó al máximo las posibilidades de los sistemas de guerra que tuvo a su alcance, en tal sentido el genio de Alejandro integró el puente pontones no solo en el curso de movilidad en sus operaciones ofensivas sino también en la explotación de la maniobra como principio de la guerra mediante el dispositivo de orden oblicuo de epaminondas, tomando como vértice del orden paralelo la orilla cercana de los ríos, preparando efectivamente como hacemos hoy los sitios de cruce. La primera batalla de la campaña de Asia es un buen ejemplo de lo que estamos diciendo, o

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V - LA INFANTERÍA

‘’ LA REINA DE LAS ARMAS’’

Siempre se ha tenido como infantería a todos aquellos soldados o combatiente que marchan, avanzan y se repliegan fundamentalmente a pie llevando con-sigo su armamento, su equipo, sus fornituras y pertrechos.

Como arma, la infantería es definitivamente la más antigua y sus orígenes se remota al origen mismo de la humanidad, pudiéndose afirmar que el primer gue-rrero fue de la infantería y que además sigue siendo hoy por hoy la única arma cuya esencia primigenia sigue lo suficientemente intacta a pesar de los avatares de la tecnocracia.

La infantería esencialmente a pesar de lo sofisticado de los complejos siste-mas bélicos del presente ha mantenido un sitial preferencial ya que en la ofensiva conquista, ocupa y conserva el terreno y en la defensa, como dispositivo, constitu-ye el baluarte contra el que se estrellan los ataques del enemigo.

Esa preeminencia por demás preferencial al través de los tiempos, le ha he-cho ganar el nombre de la reina de las batallas, ya que su intervención ha sido siempre principal y resolutoria. Alguien le ha llamado también por su recurrencia y perseverancia en todos los conflictos, batallas y combates; “ La esclava de todas las guerras” la mayoría de los tratadistas le han dado por llamar a la infantería también como el arma que siempre ha existido y en tal razón se puede pilotear y monitorear el desarrollo del arte de la guerra y el desarrollo de la táctica mediante el estudio de su historia y en un sentido más particular se puede asegurar que su perdurabilidad en el escenario de la batalla , se debe a la complejidad de su natu-raleza que aunque no tiene propiedades exclusivas y preponderancia tópica, reúne en sí mismo la totalidad de los elementos de la taque y de la defensa reunidos en el marco de una versatilidad para todo terreno y circunstancia.

En tal virtud muchos opinan que aunque imperfecto y defectuoso la infantería por si sola constituye ejército y en realidad todas las demás armas se encuentran relativamente subordinada a la infantería tomando en cuenta que el principio de

mentalmente como herencia positivista de los siglos XVI I y XVI I l. Posiblemente el nuevo concepto de la Ingeniería de Campaña fue traída a América por los Coman-dantes franceses que participaron en la guerra de independencia norteamericana, aunque los españoles y los ingleses desde mucho tiempo antes habían injertado el arte de la fortificación de la Edad Media y el Renacimiento durante la colonia, muy ligado por cierto al tipo de arquitectura de ese período y que prevalece en muchos de los monumentos coloniales esparcidos por toda América. La muralla de Santo Domingo con la multiplicidad de sus fuertes y la Fortaleza Ozama son una buena prueba de ello. El ejército libertador de Simón Bolívar contó con oficiales y cuerpo de ingeniería, lo mismo puede decirse de San Marlín y de O’Higguins. Las Guerras del siglo IX, las últimas guerras Napoleónicas, la guerra franco-prusiana, la guerra México-americana, la guerra civil norte americana y aún la guerra española-nor-teamericana hicieron grandes aportes al desarrollo de la ingeniería Militar como arma.

El siglo XX habría de traer con la Primera Guerra mundial un gran desarrollo de la ingeniería, sobre todo en lo que se refiere a los atrincheramientos y grandes sistemas de fortificaciones a tal grado que se podría hablar de una vigencia nunca antes observada de este sistema, sin embargo la época de la post’guerra no fue menos fructíferas, sobretodo en conceptos un tanto regresioncitas como lo fue la famosa e igualmente inútil línea Manignof en la frontera Franco-Alemana.

La Segunda Guerra Mundial, con la guerra del movimiento habría sepultado el concepto medieval de la ingeniería Militar, colocándola en el sitial que actualmen-te tiene como uno de los más importantes sistemas de la guerra moderna, consa-grado a tres misiones básicas dentro del campo de batalla, la movilidad, la contra movilidad y la supervivencia.

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infantería pesada, mediante la implementación de la legión, aunque durante las guerras púnicas se enfrentarían de nuevo ambas armas, ya que el Ejército

Cartaginés era un Ejército preponderantemente de caballería, a imagen y se-mejanza del Ejército Macedónico de Alejandro, de todas formas a partir de la ba-talla de Cannas el Ejército Romano le dio una menor importancia a la infantería pesada mediante la implementación de la caballería y ya durante la Edad Media la infantería como arma sucumbiría ante la preeminencia secular de la caballería. Du-rante la guerra de los Cien Años se operó la resurrección de la infantería gracias al peso en las batallas primero de los Ballesteros y luego de los Arcabuceros, durante los siglos XVI y XVII la presencia del fusil con mecanismo de disparo más seguro y posteriormente la bayoneta habría de devolverle al personal de infantería su pre-eminencia poniéndolo casi a la par de la artillería y de la caballería. Comandantes tales como Gonzalo de Córdoba, Gustavo Adolfo, Marboro y Federico contribuye-ron grandemente a ello sin menoscabo de las demás armas y en busca de un em-pleo equilibrado o fórmula para liberar una mayor potencia de combate, pero fue definitivamente Napoleón Bonaparte quien le devolvió su prestigio a la infantería logrando igualarla a la caballería.

La segunda mitad del siglo XIX fue fructífera para la infantería, ya que la época del fusil de tiro rápido y del cañón de tiro lento marcó el predominio de los infan-tes. El desarrollo de armamento para la infantería iba a potencializar esta tenden-cia, armas como la ametralladora iban a devolverle su esplendor al infante, sin embargo en la primera Guerra Mundial el personal de la infantería iba apenas ar-mado con su fusil y su bayoneta cosa que no fue en menoscabo de la infantería, ya que fue en esta época que se acuñó el famoso concepto “La artillería conquista y la infantería ocupa” a este periodo pertenece el asentamiento definitivo de un sin número armamento, tales como generalización de las armas automáticas, cañones ligeros, morteros, lanzaminas y granadas.

La segunda Guerra Mundial marcó el predominio de la caballería, los blin-dados y del arma aérea, lo que puso en jaque la infantería clásica que no tenía muchas oportunidades frente a esta combinación sobre todo en la ofensiva, más sin embargo logró la infantería grandes éxitos en las operaciones defensivas tales como la de Leningrado, Stalingrado, Moscú, Smolensk y Briansk. En la época mo-derna pueden afirmarse que la infantería se ha enriquecido nuevamente producto de la época de la post -guerra abundante en conflictos de mediana y baja intensi-dad, que devolvieron al infante su viejo prestigio en el campo de batalla, Guerras como la de Corea, Vietnam, Camboya, fueron fructíferas en el desarrollo de nue-vas tácticas y sistemas de armas y equipos para la infantería, la Guerra irregular o Guerra de guerrillas en América Latina, Asia, y África fueron las causantes de que el infante volviera a ocupar el viejo sitial de preeminencia que le dio fama ancestral, cimentado en sus valores intrínsecos como combatiente de toda situación, de todo terreno y de todo clima, solo sujeto a una indomable voluntad para el combate.

armas combinadas requiere de un molden o de una estructura donde ensamblar la coordinación de todos los medios. De hecho ningunas de las otras armas pueden hablar de victorias o de éxitos sino coordinan su acción con la infantería.

En el principio de los tiempo la infantería fue esencialmente ligera la referen-cia más antigua con la que estamos nos da noticias de un infante casi descalzo, sin ninguna protección que no fuese el escudo primitivo y armado de la pica rudimen-taria. Esa noticia data de una antigüedad de aproximadamente 4,000 años A. C. sin embargo la primera formación de infantería y por lo tanto la primera unidad como tal, fue sin lugar a dudas la llamada falange babilónica que data de unos 2,000 años A.C. y se sabe que fue organizada como, unidad básica del ejército Acadiano por el general Naran Sin, quien la utilizó Con éxito para conjugar la invasiones Semitas hacia el alto Tigris. La imagen del infante de la falange babilónica, su esquema de combate, su armamento y su organización iba a prevalecer con muy pocos cambios por los próximos 3,000 años.

La pica, arma orgánica de la infantería hasta la aparición de la pólvora iba perfeccionándose en la forma y resistencia de su punta de metal, el personal de la infantería iba también a usar espada, hacha, honda y mazo. Iba ir cubriéndose progresivamente sus partes vitales con protectores de metal, iba a dotarse de ar-cos y rudimentarias armas eyectables, pero la esencia del arma, iba a seguir intacta sobre todo en su concepto operacional.

En toda la Era antigua, el desarrollo del arma iba a estar marcado por una fuerte tendencia hacia la infantería pesada y los griegos alcanzarían el clímax de esta tendencia, mediante la llamada falange hoplita sin lugar a dudas los mejores soldados de infantería pesada de su época.

Traducido el concepto, esto quiere decir que los primeros proyectistas de la época sacrificaron la movilidad, la versatilidad y una mayor capacidad de maniobra por ese elemento de la potencia de combate llamada protección ya que el soldado de infantería pesada lo era en virtud de su equipo consistente básicamente en cas-co de metal, Coraza, grebas y pesados escudos de hierro o de bronce, esto frente a la amenaza del armamento de la época, aseguraba hasta cierto grado una mayor supervivencia en el campo de batalla, aunque exigía de una gran capacidad física que una vez alcanzada aminoraba el impacto del peso del equipo, que degradaba el movimiento del combatiente. Sin embargo podemos asegurar que el predomi-nio de la infantería pesada fue una repuesta bastante efectiva contra la irrupción en el arte de la Guerra de la caballería y frente a ella por lo menos durante las gue-rras Médicas, la infantería pesada iba a salir gananciosa sobre todo en la defensa donde el ímpetu de la caballería de estrellaban la falange Hoplita que asemejan a una compacta muralla erizada de Picas.

Cuando transcurridas las épocas le tocé su tiempo a la caballería, tras un es-forzado y lento desarrollo, los romanos iban a mantener en alto el principio de la

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VI - EL BLINDADO

Por SANTO D. GUERRERO CLASE,Capitán, E N.

Desde los inicios mismos del Arte de la Guerra, los comandantes estuvieron muy bien claro el principio de la guerra de seguridad, primero desde el punto de vista individual y luego desde el punto de vista de unidad, de

donde nació el amplio concepto que hoy tenemos.

Desde el punto de vista ideográfico, los elementos que componen el concep-to del blindado siempre estuvieron en el marco de las operaciones, sobre todo si conceptuamos el blindado en la concepción de la movilidad, de la protección y de la potencia de fuego.

En el 1er. elemento, el antecedente más antiguo del blindado es el carro de combate, del cual nos llegan noticias desde la Mesopotamia y los egipcios aproxi-madamente 3,000 años antes de Jesucristo, debiendo significar que este modelo que sería adoptado por la mayoría de los pueblos de la antigüedad, primero estuvo tirado por mulos y luego por caballos. El efecto del carro de combate en esa época fue devastador y no está muy lejos, guardando la distancia de los medios. Con el esquema del blindado moderno, si tomamos en cuenta que el carro de guerra pri-mitivo se integró a la batalla, con el efecto de romper por atropellamiento la línea enemiga para abrirles brechas a la infantería.

El segundo elemento, el de la protección, presente también en la era antigua de la guerra, en toda la amplia gama de implementos de protección del soldado individual, tales como los escudos, los cascos o capacetes, las tachaduras de metal para cubrirse el cuerpo, que luego perfeccionaron los griegos que introdujeron la coraza, las grebas y perfeccionaron el escudo, llevándolo desde la madera al cuero tensado, y hasta el hierro y bronce. Fue en el curso de la llamada Edad de Hierro que integraron al carro la protección y así vemos como el carro griego protege lo suficiente al conductor y al comandante de los tiros bajos de las armas de eyección.

En la doctrina actual la infantería es parte integral del llamado sistema de maniobra, que comparte con la caballería, los blindados y la aviación. Se subdivide en infantería mecanizada e infantería motorizada dependiendo de los medios que utilice para cubrir el trayecto de aproximación al área de combate. Atendiendo a la naturaleza del equipo individual del soldado, la infantería se dirige también en infantería ligera, infantería pesada, desde hace algunos años se ha impuesto la tendencia de aligerar la divisiones en la búsqueda de una mayor capacidad de despliegue rápido, aunque debemos apuntar que es cada vez más notoria la des-aparición de unidades de infantería pura, sino que más bien las divisiones en la actualidad son la representación objetiva de una combinación de armas y sistema en la búsqueda de esa armonía o de ese equilibrio tan necesario en la consecución de la victoria de la batalla hoy en día.

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Las Armas y su Historia

Daimler diseño un vehículo blindado con un cañón de tiro rápido en una torreta giratoria, y en 1912 el Oficial alemán Gunther Busstyn construyó el primer carro blindado que usó oruga. Estos inventos no fueron explotados por los alemanes.

El empleo de las ametralladoras convirtió la 1ra. Guerra Mundial en una gue-rra de trincheras, hasta que apareció el arma que dio protección, movilidad y po-tencia de fuego en el frente de batalla. El Coronel inglés Ernest Swinton observó un tractor americano que se movía por el fango y la sinuosidad del terreno en donde todos los demás vehículos se atascaban. Ideó la forma de ponerle blindaje y armas con la misión de atacar los nidos de ametralladoras alemanas; este proyecto fue rechazado por el Comité de Defensa Británico, pero Sir Winston Churchill apoyó la idea y le dio el proyecto a la Armada, la cual lo bautizó como el vapor de tierra, de ahí el origen que tienen algunos términos navales del tanque: casco, cubierta, escotilla, proa, periscopio, torreta, etc. Este proyecto se desarrolló en el mayor secreto y las piezas se empacaron de Inglaterra a Francia con el nombre de piezas de tanques para agua.

Los tanques fueron usados por primera vez en septiembre del 1916 en la ba-talla de Somme, usándose 49 en un frente amplio, sorprendiendo a los alemanes, pero las fallas mecánicas los limitaron y de los 49 sólo g llegaron a su objetivo.

Los americanos comprendieron la necesidad del blindado y en enero de 1918 organizaron, principalmente con vehículos ingleses y franceses, un cuerpo de tan-ques bajo el mando del General Samuel D. Rore Bach y luego dirigido por el Gene-ral George Patton.

El empleo de tanque en la primera Guerra Mundial no obedecía a ninguna táctica ni formaciones específicas, sino al azar y a la consecución del objetivo a la vista; posteriormente para el año 1934 con la instalación de radio en las unidades los comandantes de tanques se inspiraron inicialmente en la tácticas basados en cinemática puramente naval como fue demostrado en las maniobras en Salisbury por el Coronel inglés Hobart (un teórico de la guerra mecanizada).

Finalizada la Primera Guerra Mundial, continuó la evolución del carro blinda-do y en su desarrollo se acentuaron las dos tendencias que más se han disputado la hegemonía de la batalla: una, la de los carros ligeros y con ellos la velocidad la otra, la de los carros pesados y con ellos el volumen de fuego; en el período entre las dos grandes guerras predominó el vehículo altamente móvil, y se construyeron vehículos con adaptaciones para marchar sobre ruedas en las carreteras y orugas a campo traviesa, por ejemplo, el caso del Christy T-3 americano que sirvió como modelo para muchas industrias de carros blindados europeos, este carro desarro-llaba 62 Km/h. con oruga o 10 Km/h. en ruedas y por carreteras.

Aunque por el Tratado de Versalles los alemanes tenían prohibido construir tanques, secretamente ensayaron las tácticas de los blindados utilizando carros

El 3er. elemento se integraría también al carro cuando al conductor del mis-mo, ya protegido, se agregaría también un piquero o un arquero que combata sobre su carro en movimiento.

Otros tratadistas e historiadores quieren ver en el elefante, usado por los hin-dúes desde tiempos inmemoriales y por Aníbal el Cartaginés durante las Guerras púnicas, un antecedente del blindado, pero en realidad la historia del blindado comienza cuando el hombre en su lucha contra las bestias salvajes y contra otros hombres, descubre que le falta una protección mayor que la que les proporcionan sus brazos y piernas. Desde ese momento se construye un escudo de piel tensada, de donde pasa al escudo de metal, al empleo de la fuerza animal y a los carros tirados por caballos.

El origen de los carros de guerra se puede rastrear a fechas tan remotas como el Siglo XX antes de Cristo en la Mesopotamia y en Siria, donde se usaba el vehículo de dos ruedas con lanzas; de ahí fue introducido por los Hicsos a Egipto, donde fue utilizado en gran número por los ejércitos de los faraones.

El carro de guerra primitivo, consistía en una plataforma para los hombres, ce-rrada en su parte frontal para protección de los ocupantes y montada sobre un eje con dos ruedas, al inicio con ruedas macizas y posteriormente con ruedas de radio, para disminuir el peso, aporte atribuido a los hititas; también se le acoplaban cu-chillas en los ejes de las ruedas para destruir otros carros o a los caballos enemigos y sus formaciones apretadas de infantería.

En la provincia hindú de Madrás se descubrió en los muros de un monaste-rio budista, un antiquísimo manuscrito, llamado “Kautaliya-Artha-Schastra”, en el cual se describe detalladamente cada uno de los géneros de las armas: infantería, Caballería, Carros de Guerra y Elefantes. Dicho manuscrito aconsejaba que los mo-vimientos tácticos de los infantes y de los birretes tenían que realizarse en conso-nancia con los elefantes y que los muhants (jefes de grupo de elefantes) debían ser quienes tuvieran el mando de las operaciones, pues según dicho texto, sólo ellos tenían una visión de conjunto y podían determinar cuándo y dónde la infantería o la caballería debían intervenir en su apoyo o para explotar el éxito.

Durante el Renacimiento, en los años 1482, Leonardo da Vinci diseño un carro blindado de 4 ruedas provisto de un cigüeñal movido a mano, tripulado por 8 hom-bres, los cuales podían combatir con sus ballestas por las aspilleras, siendo este el primer modelo práctico de un vehículo acorazado.

En el desarrollo de la guerra contra los Boers; los ingleses modificaron 4 trac-tores Fowler B-5 de vapor, forrándolo con blindaje y aspilleras para disparar, usán-dolo como transporte y remolque de artillería, aunque no se usó con fines tácticos.

Al comenzar la Primera Guerra Mundial, nadie tenía tanques, pero todas las potencias intuían la necesidad de su empleo. En Alemania, en el año 1905, el lng.

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Las Armas y su Historia

construidos de cartón y madera, es por eso que durante el desarrollo de la 2da. Guerra Mundial fueron las fuerzas acorazadas alemanas las que evolucionaron y Crearon las nuevas tácticas en el empleo de los blindados, moviendo sus fuerzas panzer por casi toda Europa y parte del África.

El arribo del régimen Nacional Socialista al poder en Alemania, no sólo signifi-có la ruptura del Tratado de Versalles, con sus consabidas limitaciones bélicas, sino que lanzó a Alemania a una acelerada carrera belicista que tendría impacto en el desarrollo de todas las armas tradicionales, incluyendo naturalmente al tanque, sin embargo, por la naturaleza de las circunstancias económicas se desarrolló el tanque ligero, que oscilaba entre las 6 y 7 toneladas, iba armado con un cañón li-gero y con una o dos ametralladoras, era invulnerable a las balas de los fusiles y las ametralladoras y balines de granadas de metrallas, cargaba una dotación básica de 225 proyectiles para su cañón y 4,800 proyectiles para sus ametralladoras.

Posteriormente, con el desarrollo de la guerra, se desarrollaron modelos mu-cho más avanzados y pesados, siguiendo la tendencia de un mayor calibre para el cañón, un mayor blindaje y una superior velocidad. También le fueron adaptados a los tanques modernos sistemas de comunicaciones, generadores de humo y ame-tralladoras de mayor calibre.

Debemos apuntar aquí que la capacidad del blindaje va estrechamente ligada al peso del vehículo y que regularmente se siguió la modalidad de dotar al tanque con un cañón superior a su blindaje.

Las capacidades técnicas, en otro sentido, fueron mejoradas sustancialmente en otros aspectos técnicos, tales como la capacidad de los visores y otros logros de tipo mecánico. Con el desarrollo de las tres categorías de los blindados: lige-ros, medianos y pesados, el tanque quedó totalmente incorporado e integrado al esquema operacional de la batalla, con propósitos definidos en cada caso. Se podría afirmar, sin temor a equivocaciones, que la 2da. Guerra Mundial explotó en su máximo provecho todas las posibilidades del tanque, por lo que la era de la postguerra, fructífera en conflictos de mediana y baja intensidad, serviría grande-mente en perfeccionar, con la ayuda de la tecnología, los esquemas conceptuales del arma desarrollados durante esta Guerra. Estas mejorías a la vuelta de más de 40 años se podrían resumir en sistemas mecánicos sofisticados de mayor provecho y menor consumo, sistemas de tiros totalmente automatizados, sistemas de pun-terías computarizados, sensores de guerra electrónica, protección efectiva contra el arma aérea, sistema de seguridad contra las armas químicas y nucleares y un mayor confort para las tripulaciones.

Al mismo tiempo se podría afirmar que durante la 2da. Guerra quedaron ra-dicalmente definidas las ventajas y limitaciones del arma blindada y en todo caso, sus vulnerabilidades, ya que quedó demostrado, por ejemplo, que el tanque siem-pre será el arma maestra de los teatros desérticos, será medianamente efectiva en

las zonas boscosas y muy vulnerables en las zonas urbanas, sin embargo, las once campañas que comprendieron la gran conflagración mundial, comprendida entre 1939 y 1945, demostraron abiertamente que el tanque o el arma blindada, fue sin lugar a dudas el arma maestra durante gran parte del Siglo XX, preminencia no sólo demostrada durante la 2da. Guerra Mundial, sino también en conflictos como la Guerra de Corea, las guerras árabes-israelíes del 1967 y del 1973, las guerras africanas, principalmente la de Angola, la guerra lraní-lraquí y finalmente la Guerra del Golfo Pérsico.

Aunque evidentemente el tanque ha comenzado su mutis como arma maes-tra, el arma que se deputa para inaugurar una nueva era no es otra que el arma antitanque por excelencia de los tiempos modernos: ‘el helicóptero’ lo que quiere decir, que el tanque engendré en su majestuosa preminencia, la aparición de la nueva arma maestra.

1.-EL BLINDADO EN LA REPÚBLICA DOMINICANA

El Ejército Dominicano introdujo por primera vez el arma acorazada en el año 1935, con la adquisición de un vehículo semioruga Skoda para transporte de per-sonal (al que los soldados llamaban “La Puerquita”) asignado para servicio al Regi-miento Ramfis. El 19 de Marzo de 1936 participó en la maniobra militar de

Sabana palenque, siendo esta la primera maniobra militar dominicana que empleara el blindado como apoyo a la infantería para el asalto a las posiciones enemigas.

Para el año 1942, bajo el Programa de Ayuda a los Países Americanos para la Defensa del continente, auspiciado por los Estados unidos, participó en un curso de armas pesadas en Fort Benning y Fort Bragg, el 1er. Tte. Salvador Cobián Parta, convirtiéndose así en el primer oficial que participa en un curso de blindados.

En el año 1943 el Ejército Nacional adquiere un pequeño número de unidades blindadas con la llegada al país de cuatro carros exploradores MB Ford 4x4 y dos tanques M-3A1. Con los vehículos que había en el país hasta ese momento y con la adquisición de tres vehículos anfibios del tipo Dukw, en el año 1947 se formó el 12do. Escuadrón Mecanizado, comandado por el Capitán camilo B. Almanzar. Es conveniente hacer notar que el nombre de Escuadrón le viene dado por los ante-cedentes de la caballería.

A finales del año 1949 llegaron los carros de transporte de personal mecaniza-dos Semiorugas Wite A-á. El 1O de Septiembre de 1952 se formé el Batallón Me-canizado, compuesto por dos Compañías y con asiento en Hato Nuevo de Haina.

La mayor cantidad de vehículos blindados, que en Su mayoría son los que ac-tualmente tenemos, llegaron al país en el año 1956, procedente de Europa’ pues

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fuerza, con una velocidad de 60 km/h su autonomía es de 110 km, 4.25 mts de longitud, 2.20 mts de anchura y 2.50 mts de altura.

AMX-13T M51D2:

Tanque mediano de construcción francesa, tripulación 3 hombres, un cañón de 75 mm de giro rápido con 40 tiros, dos ametralladoras, una calibre 7.62 mm con 4,OOO tiros (coaxial al cañón) y otra en la torreta de 1 2.70 mm; tiene un peso de 14’8 toneladas, motor Sofan 8GxB en línea, de 24O c/f, su velocidad es de 65 km/h autonomía de 340 km, su longitud es de 6.31 mts, ancho 2.50 mts, y la altura es de 2’23 mts. La torreta FL-10 gira 360e eléctrica y manualmente, y eleva 13e el cañón, dispone de 4 tubos para bote fumígenos.

SCANIA L-6O:

Tanque ligero de construcción Sueca. Acusa en Su diseño una marcada in-fluencia del Panzer lll alemán, tripulado por 3 hombres, con un cañón Bofor de 37 mm con 150 tiros, dos ametralladoras coaxiales al cañón de 8 mm, un peso de 9.5 toneladas, su velocidad es de 45 km/h, tiene una transmisión automática especial que con el encendido puede acelerar inmediatamente.

LINX:

Vehículo explorador de fabricación sueca. Tripulación de 4 hombres, un cañón oerlikon de 20 mm apto para fuego antiaéreo, tres ametralladoras de 8 mm, una coaxial a la torreta, una delante y otra detrás. Este vehículo dispone de dos con-ductores uno en cada extremo, con un sistema de doble mando, lo que le permite ser manejado hacia delante y atrás sin necesidad de dar la vuelta, lo que le permite abandonar rápidamente cualquier zona de peligro.

M-4I WALKER BULLDOG:

Tanque medio de fabricación americana, armamento un cañón de 76 mm, tiro rápido con deflector de boca para cubrir las llamaradas, disipar el humo y ocul-tar los efectos visibles, con 65 tiros, una ametralladora coaxial de 7.62 mm, una ametralladora en la parte superior de la torreta de 12.70 mm AA, tripulación de 4 hombres, motor Continental de Gasolina, velocidad de 72kmlh., su autonomía es de 160 km., longitud 3.2 mts, altura 3 mts.

en los Estados Unidos no pudieron conseguirse. En ese año fueron adquiridos el tanque L-60 Scania y el vehículo para reconocimiento Linx.

Es en el año 1958 cuando se implementan los cursos de blindados, los cuales se iniciaron con una duración de 6 meses, con un promedio de seis horas diarias de clases, repartidas en tres por la mañana y tres en la tarde. La instrucción de las diversas materias se realizaban mayormente en la práctica a fin de dotar a los estudiantes de la experiencia y dominio de cada una de ellas, llegando a conocer perfectamente todos los mecanismos y accesorios de sus carros, pudiendo sacar-les el máximo rendimiento, los cuales al terminar llegaban a estar capacitados para dominar las tácticas cie pelotón y compañía, con noción del empleo del batallón.

En el año 1959 el Estado Mayor General Conjunto, por recomendación de Ma-yor Alfonso León Estévez, decidió adquirir un tanque con mayor potencia de fuego que él se tenía hasta ese entonces, que era del calibre 37 mm, ya superado. El ve-hículo elegido fue el tanque francés AMX-13T, que vino a acrecentar la capacidad de combate de las fuerzas acorazadas quisqueyanas.

A finales del año 1965 fueron enviados al Batallón Blindado 24 vehículos blin-dados anfibios del tipo LVT-IV Amphitrack Alligator, los cuales provenían de la des-integrada infantería de Marina.

El Batallón Blindado “27 de Febrero” fue trasladado en el año 1970 de sus cuarteles en la Base Aérea de San Isidro (donde actualmente funciona el instituto Militar de Educación Superior “General de Brigada Juan Pablo Duarte) a las instala-ciones del antiguo polvorín en Santa Cruz de Villa Mella, en donde aún permanece.

El período comprendido entre los años 1977-81 se dedicó al ensamblaje de los vehículos R.M., que fue la ejecución de un proyecto concebido por el Mayor General Ramiro Matos González, E.N. En febrero del año 1982 llegan al país los ve-hículos de transporte de personal V-150 con lo que se adiciona una compañía más al Batallón Blindado. A mediado de este año se realiza el cambio de los tanques AMX-13T con una compañía holandesa por los tanques M-41 Walker Bulldog, de fabricación norteamericana.

2.- DATOS GENERALES DE LOS VEHICULOS

QUE POSEE EL BATALLON BLINDADO “27 DE FEBRERO’’

M-3A1 STUART:

Tanque ligero de construcción americana, Con un peso de 12’5 toneladas, una tripulación de 4 hombres, un cañón calibre 37 mm con 105 tiros, 3 ametralladoras Browning con 8,000 tiros, un motor Continental en estrella de 250 caballos de

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morteros o cualquier otro equipo que se considere pertinente. Puede adaptarse le un cañón de hasta 75 mm o ametralladoras. Sus planchas de acero permiten la protección contra municiones de hasta 7.62 mm Posee ventanillas laterales que permiten al personal disparar por ellas sus armas portátiles. El personal va cubier-to de las explosiones de las granadas encima del vehículo. Posee luces de niebla e infrarrojo para visión en la oscuridad y modernos equipos de comunicación.

CARRO MAC-LR AA:

Carro antiaéreo ideado por el Mayor General Manuel Antonio Cuervo Gómez, E.N. y el Ing. Lázaro Rosado Santana, con Lina tripulación de 6 hombres, armamen-to, un cañón triple hispano suizo tipo 804 DCA de 2,800 tiros por min., alcance máximo a 45 grados de 6,000 mts, posee dos ametralladoras calibre T .62 mm para defensa trasera. Las demás características son las del AMX-13T, pues este vehículo antiaéreo fue diseñado sobre un chasis de dicho tanque que fue inutilizado duran-te la revuelta de abril del año 1965.

SEMIORUGA WITE A-2:

Vehículo de transporte de personal de construcción americano, con un peso de 8,5 toneladas, capacidad de carga de 2,300 kg., puede acomodar 12 hombres con todos sus equipos, velocidad de 72 km/h, autonomía 340 km, motor White Continental 160 AX de 1 05 c/f, longitud 6.20 mts, altura 2.50 mts, ancho 2.1 5 mts armamento 3 ametralladoras Browning calibre 1270 mm AA.

LOS BLIDEN RM - 77:

Carros de asalto de producción nacional, diseñados por el Mayor General Ramiro Matos González, E.N., y construido en los talleres de transportación del Ejército Nacional por técnicos dominicanos. Son ligeramente semi-blindados, construidos sobre el chasis reforzado de un vehículo de 114 de tonelada y unidos con soldadura de acero blindado especial, tienen tracción en las 4 ruedas, peso 3 toneladas, motor diésel de 4 o 6 cilindros de 57.5 c/f, usa gomas especiales para combate o gomas normales para trabajo pesado, velocidad máxima 120 km/h Las ventanas tienen viseras protectoras que permiten una buena visibilidad. Hay dos tipos: el Bliden RM-77 con un cañón AT-SR Bofor 105 mm, con una tripulación de

4 hombres, y el Bliden RM-7711, con 2 ametralladoras Browning AA calibre 12.70mm y una tripulación de 5 hombres.

V-150 COMANDO:

Transporte anfibio 4x4 de infantería mecanizada de construcción americana: fabricado por la Cadillac GAGE; peso en combate de 9.55 toneladas, motor Cunin Diesel de 6 cilindros de 155 c/c autonomía 265 Km, velocidad 88 km/h, y en el agua 4.8 millas/h, impulsado por la acción rotativa de las gomas 14x2O; puede quizás obstáculos de 0.6 mts de alto y ascender pendientes de 60 %. Es un vehículo para múltiples propósitos pudiendo utilizarse la parte superior para transporte de

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INSTITUTO SUPERIOR PARA LA DEFENSAGENERAL JUAN PABLO DUARTE Y DÍEZ

(INSUDE)

MINISTERIO DE DEFENSA